PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - CONCLUSION

CONCLUSION


69. No queremos poner fin a esta enciclica sin antes dirigirnos al clero y a los fieles cristianos todos, y mostrarles sobre todo el agradecimiento de nuestro corazon. Sabemos que nuestros hijos han aumentado considerablemente también en este ano la aportacion material en ayuda de las Misiones. Verdaderamente que vuestra caridad en ninguna otra obra puede ejercitarse mas fructuosamente que en ésta, ya que se trata de extender mas y mas el Reino de Cristo y de procurar la salvacion de tantos que carecen de la fe; toda vez que el mismo Senor "encargo a cada uno tener cuidado de su projimo" (Eclo 17,12).


70. Movidos por una nueva solicitud, queremos recomendar con mayor insistencia lo que escribiamos en la carta a nuestro querido hijo, el cardenal presbitero de la Santa Romana Iglesia, Pedro Fumasoni Biondi, prefecto de la Sagrada Congregacion de Propaganda Fide, el 9 de agosto de 1950: "Que todos los fieles cristianos... perseveren en la empresa comenzada de ayudar a las Misiones, que multipliquen sus iniciativas en bien de las mismas, que sin cesar eleven a Dios fervientes plegarias y presten su cooperacion a los llamados a la obra misional, ofreciéndoles los recursos necesarios segun las posibilidades de cada uno.


71. Porque la Iglesia es el Cuerpo mistico de Cristo, en el cual "si hay un miembro que padece, todos los miembros se compadecen" (1Cor 12,26). Por lo cual, estando hoy tantos de estos miembros atormentados por los dolores acerbisimos y graves heridas, pesa sobre todos los fieles de Cristo el sagrado deber de unirse a ellos con vinculo de colaboracion y de amor. En algunas tierras de mision el furor bélico ha devastado y destruido horriblemente no pocas iglesias, casas de mision, escuelas y hospitales. Para resarcir tantos danos y para reconstruir tantos edificios, ofrecera liberalmente los subsidios necesarios todo el orbe catolico, el cual debe ciertamente especial solicitud y caridad a las Misiones"


72. Bien sabéis, venerables hermanos, que casi toda la humanidad tiende hoy a dividirse en dos campos opuestos: con Cristo o contra Cristo. El género humano se ve hoy en un momento sumamente critico, del cual se seguira o la salvacion en Cristo o la mas espantosa ruina. Es verdad que la actividad y el esfuerzo eficaz de los predicadores del Evangelio luchan por propagar el Reino de Cristo; pero hay también otros heraldos, quienes, reduciendo todo a la materia y rechazando toda esperanza en una existencia feliz y eterna, trabajan por llevar a los hombres a una vida incompatible con la dignidad humana.


73. Con toda razon, la Iglesia catolica, madre amantisima de todos los hombres, llama a todos sus hijos, diseminados por toda la tierra, para que se esfuercen, segun las propias posibilidades, por cooperar con los intrépidos sembradores de la verdad evangélica, ayudandolos con limosnas, oraciones y vocaciones misioneras. Con insistencia materna los invita a que "se revistan de entranas de misericordia" (Col 3,12); a que tomen parte en el trabajo misional, si no personalmente, al menos con el deseo; a que, finalmente, no dejen irrealizado aquel deseo del benignisimo Corazon de Jesus, el cual "vino a buscar y salvar lo que habia perdido" (Lc 19,10). Si cooperan en alguna manera a que al menos una familia sea iluminada y recreada con la fe cristiana, sepan que de alli nacera un impulso de gracia divina que ha de crecer continuamente para la eternidad; si ayudan al menos en la formacion de un misionero, en ellos redundaran abundantemente tantos frutos de sacrificios eucaristicos, de trabajos apostolicos y de santidad. Pues todos los fieles de Cristo forman una misma y grande familia, cuyos miembros participan mutuamente de los bienes de la Iglesia militante, purgante y triunfante. Nada, pues, parece mas eficaz para inculcar en la mente y en el corazon del pueblo cristiano la utilidad y la importancia de las Misiones que el dogma de la Comision de los Santos.


74. Con estos paternales votos, habiendo dado oportunas normas y directivas, confiamos en que todos los catolicos tomen este vigésimo quinto aniversario de la publicacion de la enciclica Rerum Ecclesiae como punto de partida para procurar que las Misiones avancen con paso cada dia mas acelerado.


75. Entre tanto, animados con esta suavisima esperanza, tanto a cada uno de vosotros, venerables hermanos, como al clero y pueblo todo, especialmente a aquellos que o en patria, con oraciones y limosnas, o en naciones extranjeras con su accion personal, promueven esta santisima empresa, de todo corazon damos, la bendicion apostolica, presagio de los dones celestiales y testimonio de nuestra benevolencia paterna.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el 2 de junio, en la fiesta de San Eugenio, ano 1951, decimotercero de nuestro pontificado.




INGRUENTIUM MALORUM

Carta Enciclica

PIO XII Sobre el Rosario en familia 15/9/1951


1. Exhortaciones anteriores del Papa y la correspondencia del pueblo. Ante los males inminentes, ya desde que por designio de la Divina Providencia fuimos elevados a la suprema Catedra de Pedro, nunca dejamos de confiar al valiosisimo patrocinio de la Madre de Dios los destinos de la familia humana, dando a menudo para tal fin, como bien sabéis, Cartas de exhortacion. Bien conocéis, Venerables Hermanos, el gran celo y la gran espontaneidad y concordia con que el pueblo cristiano ha respondido doquier a Nuestras exhortaciones: repetidas veces lo han atestiguado grandiosos espectaculos de fe y de amor hacia la augusta Reina del Cielo y, sobre todo, aquélla universal manifestacion de alegria que Nuestros propios ojos pudieron en cierto modo contemplar cuando, en el ano pasado, rodeados por corona inmensa de la multitud de fieles, en la plaza de San Pedro proclamamos solemnemente la Asuncion de la Virgen Maria, en cuerpo y alma, al Cielo.

Mas, si el recuerdo de estas cosas Nos es tan grato y Nos consuela con la firme esperanza de la divina misericordia, al presente no faltan, sin embargo, motivos de profunda tristeza, que solicitan a la par que angustian Nuestro animo paternal.


2. Calamitosa condicion de nuestros tiempos.

Bien conocéis, Venerables Hermanos, la triste condicion de estos tiempos: la union fraternal de las Naciones, rota ya hace tanto tiempo, no la vemos aun restablecida doquier, antes vemos que por todas partes los espiritus se hallan trastornados por odios y rivalidades, y que sobre los pueblos se ciernen amenazadores nuevos y sangrientos conflictos; y a ello se ha de anadir aquélla violentisima tempestad de persecuciones que ya desde hace largo tiempo y con tanta crueldad azota a la Iglesia, privada de su libertad en no pocas partes del mundo, afligida con calumnias y angustias de toda clase, y a veces hasta con la sangre derramada de los martires. Innumerables y muy grandes son las asechanzas a que contemplamos sometidos, en aquellas regiones, los animos de muchos de Nuestros hijos, ¡para que rechacen la fe de sus mayores y se aparten miserablemente de la unidad con esta Sede Apostolica! Finalmente, tampoco podemos pasar en silencio un nuevo crimen llevado a cabo, y contra el cual vivamente deseamos reclamar, no solo vuestra atencion, sino también la de todo el clero, la de cada uno de los padres y la de los mismos gobernantes: Nos referimos a determinados designios perversos de la impiedad contra la candida inocencia de los ninos. Ni siquiera se ha perdonado a los ninos inocentes, pues, por desgracia, no faltan quienes, temerario, osan hasta arrancar aun las mismas flores que crecian como la mas bella esperanza de la religion y de la sociedad en el mistico jardin de la Iglesia. Quien meditare sobre esto no se extranara de que por todas partes los pueblos giman bajo el peso del divino castigo y vivan temiendo desgracias todavia mayores.


3. En las dificultades, acudid con viva confianza a la Madre de Dios

Ante peligros tan graves, sin embargo, no debe abatirse vuestro animo, Venerables Hermanos, sino que, acordandoos de aquélla divina ensenanza: "Pedid, y se os dara; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrira"(1), con mayor confianza acudid gozosos a la Madre de Dios, junto a la cual el pueblo cristiano siempre ha buscado el refugio en las horas de peligro, pues Ella ha sido constituida causa de salvacion para todo el género humano(2).

Por ello, con alegre expectacion y reanimada esperanza vemos acercarse ya el proximo mes de octubre, durante el cual los fieles acostumbran acudir con mayor frecuencia a las iglesias, para en ellas elevar sus suplicas a Maria mediante las oraciones del santo Rosario. Oraciones que este ano, Venerables Hermanos, deseamos se hagan con mayor fervor de animo, como lo requieren las necesidades cada dia mas graves; pues bien conocida Nos es la poderosa eficacia de tal devocion para obtener la ayuda maternal de la Virgen, porque, si bien puede conseguirse con diversas maneras de orar, sin embargo, estimamos que el santo Rosario es el medio mas conveniente y eficaz, segun lo recomienda su origen, mas celestial que humano, y su misma naturaleza.


4. La sencillez y fuerza de esta oracion.

¿Qué plegaria, en efecto, mas idonea y mas bella que la oracion dominical y la salutacion angélica, que son como las flores con que se compone esta mistica corona? A la oracion vocal va también unida la meditacion de los sagrados misterios, y asi se logra otra grandisima ventaja, a saber, que todos, aun los mas sencillos y los menos instruidos, encuentran en ella una manera facil y rapida para alimentar y defender su propia fe. Y en verdad que con la frecuente meditacion de los misterios el espiritu, poco a poco y sin dificultad, absorbe y se asimila la virtud en ellos encerrada, se anima de modo admirable a esperar los bienes inmortales y se siente inclinado, fuerte y suavemente, a seguir las huellas de Cristo mismo y de su Madre. Aun la misma oracion tantas veces repetida con idénticas formulas, lejos de resultar estéril y enojosa, posee (como lo demuestra la experiencia) una admirable virtud para infundir confianza al que reza y para hacer como una especie de dulce violencia al maternal corazon de Maria.


5. El rezo familiar del Santo Rosario y sus frutos para la familia,

especialmente para los hijos.

Trabajad, pues, con especial solicitud, Venerables Hermanos, para que los fieles, con ocasion del mes de octubre, practiquen con la mayor diligencia método tan saludable de oracion y para que cada dia mas lo estimen y se familiaricen con él. Gracias a vosotros, el pueblo cristiano podra comprender la excelencia, el valor y la saludable eficacia del santo Rosario.

Y es Nuestro deseo especial que sea en el seno de las familias donde la practica del santo Rosario, poco a poco y doquier, vuelva a florecer, se observe religiosamente y cada dia alcance mayor desarrollo. Pues vano sera, ciertamente, empenarse en buscar remedios a la continua decadencia de la vida publica, si la sociedad doméstica -principio y fundamento de toda la humanna sociedad- no se ajusta diligentemente a la norma del Evangelio. Nos afirmamos que el rezo del santo Rosario en familia es un medio muy apto para conseguir un fin tan arduo. ¡Qué espectaculo tan conmovedor y tan sumamente grato a Dios cuando, al llegar la noche, todo el hogar cristiano resuena con las repetidas alabanzas en honor de la augusta Reina del Cielo! Entonces el rosario, recitado en comun, ante la imagen de la Virgen, reune con admirable concordia de animos a los padres y a los hijos que vuelven del trabajo diario; ademas, los une piadosamente con los ausentes y con los difuntos; finalmente, liga a todos mas estrechamente con el suavisimo vinculo del amor a la Virgen Santisima, la cual, como amantisima Madre rodeada por sus hijos, escuchara benigna, concediendo con abundancia los bienes de la unidad y de la paz doméstica. Asi es como el hogar de la familia cristiana, ajustada al modelo de la de Nazaret, se convertira en una terrenal morada de santidad y casi en un templo, donde el santo rosario no solo sera la peculiar oracion que todos los dias se eleve hacia el cielo en olor de suavidad, sino que también llegara a ser la mas eficaz escuela de la vida y de las virtudes cristianas. En efecto: la contemplacion de los divinos misterios de la Redencion sera causa de que los mayores, al considerar los fulgidos ejemplos de Jesus y de Maria, se acostumbren a imitarlos cotidianamente, recibiendo de ellos el consuelo en la adversidad y en las dificultades, y de que, movidos por ello, se sientan atraidos a aquellos tesoros celestiales que no roban los ladrones ni roe la polilla(3); y de tal modo grabara en las mentes de los pequenos las principales verdades de la fe que en sus almas inocentes florecera espontaneamente el amor hacia el benignisimo Redentor, cuando, al reverenciar -siguiendo el ejemplo de sus padres- a la majestad de Dios, ya desde su mas tierna edad aprendan el gran valor que junto al trono del Senor tienen las oraciones recitadas en comun.


6. El remedio para los males de nuestros tiempos.

De nuevo, pues, y solemnemente afirmamos cuan grande es la esperanza que Nos ponemos en el santo Rosario para curar los males que afligen a nuestro tiempo. No es con la fuerza, ni con las armas, ni con la potencia humana, sino con el auxilio divino obtenido por medio de la oracion -cual David con su honda- como la Iglesia se presenta impavida ante el enemigo infernal, pudiendo repetirle las palabras del adolescente pastor: "Tu vienes a mi con la espada, con la lanza y con el escudo; pero yo voy a ti en nombre del Senor de los ejércitos..., y toda esta multitud conocera que no es con la espada ni con la lanza como salva el Senor"(4).

Por cuya razon, Venerables Hermanos, deseamos vivamente que todos los fieles, siguiendo vuestro ejemplo y vuestra exhortacion, correspondan solicitos a Nuestra paternal indicacion, en union de corazones y de voces y con el mismo ardor de caridad. Si aumentan los males y los asaltos de los malvados, crezca igualmente y aumente sin cesar la piedad de todos los buenos; esfuércense éstos por obtener de nuestra amantisima Madre, especialmente por medio del santo Rosario a ella tan acepto, que cuanto antes brillen tiempos mejores para la Iglesia y para la humana sociedad.


7. Instrumento de la pacificacion colectiva.

Roguemos todos a la poderosisima Madre de Dios para que, movida por las voces de tantos hijos suyos, nos obtenga de su Unigénito el que cuantos por desgracia se hallan desviados del sendero de la verdad y de la virtud, se vuelvan a ésta por la conversion; el que felizmente cesen los odios y las rivalidades que son la fuente de toda clase de discordias y desventuras; el que la paz, aquélla paz que sea verdadera, justa y genuina, vuelva a resplandecer benigna asi sobre los individuos y sobre las familias, como sobre los pueblos y sobre las naciones; el que, finalmente, asegurados los debidos derechos de la Iglesia, aquel benéfico influjo derivado de ella, al penetrar sin obstaculos en el corazon de los hombres, en las clases sociales y en la entrana misma de la vida publica, aune la familia de los pueblos con fraternal alianza, y la conduzca a aquélla prosperidad que regule, defienda y coordine los derechos y los deberes de todos sin perjudicar a nadie, siendo cada dia mayor por la mutua union y por la comun colaboracion.


8. El Rosario, medio eficaz para ayudar especialmente a los perseguidos y a la Iglesia del silencio.

Tampoco os olvidéis, Venerables Hermanos y amados hijos, mientras entretejéis nuevas flores orando con el Rosario, no os olvidéis -repetimos- de los que languidecen desgraciados en las prisiones, en las carceles, en los campos de concentracion. Entre ellos se encuentran también, como sabéis, Obispos expulsados de sus sedes solo por haber defendido con heroismo los sacrosantos derechos de Dios y de la Iglesia; se encuentran hijos, padres y madres de familia, arrancados a sus hogares domésticos, que pasan su vida infeliz por igNotas tierras y bajo ignotos cielos. Y como Nos les envolvemos a todos con un afecto singular, asi también vosotros, animados por aquella caridad fraterna que nace y vive de la religion cristiana, unid con las Nuestras vuestras preces ante el altar de la Virgen Madre de Dios y, suplicantes, recomendadlos a su maternal corazon. No hay duda de que con dulzura exquisita Ella aliviara y suavizara sus sufrimientos, con la esperanza del premio eterno; y de que no dejara de acelerar, como firmemente confiamos, el final de tantos dolores.


9. Esperanza de renovada correspondencia y Bendicion Apostolica.

No dudando, Venerables Hermanos, de que vosotros con el celo ardiente que os es acostumbrado, llevaréis a conocimiento de vuestro clero y de vuestro pueblo, en la forma que mas conveniente creyereis, esta Nuestra paternal exhortacion, y teniendo asimismo por cierto que Nuestros hijos, diseminados por todo el mundo, responderan de buen grado a este Nuestro llamamiento con efusion de corazon concedemos Nuestra Bendicion Apostolica, testimonio de Nuestra gratitud y prenda de las gracias celestiales, asi a cada uno de vosotros como a la grey confiada a cada uno -y singularmente a los que durante el mes de octubre de modo especial recitaren piadosamente, en conformidad con Nuestras intenciones, el santo Rosario de la Virgen.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el 15 de septiembre, fiesta de los Siete Dolores de la Bienaventurada Virgen Maria, en el ano 1951, decimotercero de Nuestro Pontificado.



Notas

(1) Lc 11,9.

(2) San Irineo M. Adversus Haeres, III,22.

(3) Lc 12,33.

(4) I Reyes 17,44 y 49.




CUPIMUS IMPRIMIS

PIO XIISobre la situacion en China18 de enero 1952

Venerables Hermanos y amados hijos: salud y bendicion Apostolica


1. El Cristianismo ha dado esplendor a la cultura china y no se opone a su idiosincrasia

Deseamos ante todo manifestaros Nuestro ardiente afecto para con todo el pueblo de China, que ya desde los tiempos mas remotos se ha distinguido por sus empresas, por su literatura y por el esplendor de su civilizacion, y que, después de haber sido iluminado por la luz del Evangelio, la cual supera inmensamente da sabiduria de este mundo, saco de ellas riquezas mayores para su espiritu, es decir, las virtudes cristianas que perfeccionan y consolidan las mismas virtudes naturales. En realidad, la Religion Catolica, como sabéis, no contradice a ninguna doctrina que sea verdadera, a ninguna institucion publica o privada que tenga como fundamento la justicia, la libertad y la caridad, sino que todo esto resulta realzado y perfeccionado por ella. No se opone a la indole natural de ningun pueblo, a sus costumbres peculiares, ni a su civilizacion, que benévolamente las acoge y con ellas como con nuevos y variados adornos se embellece.


2. La persecucion de la Iglesia china.

Por este motivo Nos ha entristecido sumamente el saber que entre vosotros la Iglesia Catolica es considerada, presentada y combatida como enemiga de la nacion, que sus Obispos y los demas ministros sagrados, los religiosos y religiosas, con mucha frecuencia, por desgracia, o son alejados de sus sedes o se les estorba el libre ejercicio de sus funciones, como si la Iglesia no estuviera al servicio de las cosas del cielo, no se cuidara de cultivar la virtud en las almas, de ilustrar las gentes fundando escuelas, de aliviar finalmente los sufrimientos humanos en los hospitales y de consolar a los ninos y a los ancianos en asilos, sino que, por el contrario, obedeciera a los intereses humanos y a la ambicion por el poder terreno.


3. Su fidelidad.

Por esto, si bien ya en la reciente Enciclica Evangelii praecones(1), hemos dirigido la palabra a todos los fieles de las ultimas regiones del Oriente que han sufrido y sufren precisamente porque fueron y son fidelisimos a su Religion, con todo a vos otros de nuevo abrimos Nuestro corazon y de una manera particular deseamos dirigiros la presente Carta, para consolaros, exhortaros paternalmente, sabiendo bien vuestras angustias, vuestras ansiedades y vuestras adversidades. Y puesto que no Nos es menos conocido lo grande que es vuestra firmeza en la fe y el amor ardiente a Cristo y a su Iglesia, damos gracias a Dios Padre por medio de su Unigénito Hijo y Redentor nuestro Divino, el cual desde lo alto os ha con cedido y os concede la energia con que sostener las batallas por su gloria y la salvacion de las almas.


4. Los catolicos oran por ellos, y el Papa los exhorta.

Los catolicos de todas partes del mundo dirigen hacia vosotros con admiracion sus pensamientos y sus afectos; vuestra fe es conocida en todo el mundo(2), y a vosotros también se os puede aplicar cuanto escribe el Apostol de las Gentes: Fueron tentados, desprovistos de lo necesario, atribulados maltratados... de quienes no era digno el mundo(3). No en deshonra vuestra, por lo tanto, sino que en vuestra gloria cede si os ha sido otorgado no solo creer en Cristo sino también padecer por El(4).

Ya que se trata también de la causa de Dios y de su santa Iglesia, sin aterraros por nada ante vuestros enemigos(5), permaneced fuertes con aquélla fortaleza de animo que le se apoya no sobre las fuerzas humanas sino sobre la gracia divina, obtenida con la plegaria. Ofreced a Dios, como un suave holocausto, vuestras angustias, vuestros dolores y vuestros sufrimientos, a fin de que El quiera, en su benevolencia, conceder finalmente la tranquilidad y la libertad a la Iglesia en China y hacer comprender a todos -lo que por lo demas es mas claro que la luz del sol- que ella no busca las cosas terrenas sino las celestiales y se esfuerza, como deber propio, por dirigir a todos sus discipulos hacia la patria celestial con la practica de la virtud y con las buenas obras.


5. Los fines de la Religion y de la Iglesia; amor y no politica.

No faltan ciertamente -como todos saben y facilmente pueden ver- quienes tratan de aduenarse del poder terreno, buscando aumentarlo y dilatarlo cada dia mas; pero la Iglesia ni aspira a esto ni lo busca. Ella, por el contrario, se esfuerza por propagar la verdad del Evangelio, con el cual adorna los corazones de los hombres, los mejora y los hace dignos del Cielo, trata de promover la concordia fraterna entre los ciudadanos, consuela y alivia, en cuanto le es posible, a los miserables y consolida y refuerza los fundamentos mismos de la convivencia humana con las virtudes cristianas que son mas poderosas que cualquiera otra arma. Los que a ella adhieren, no son inferiores a ningun otro en el amor a la patria; obedecen a las autoridades publicas por deber de conciencia y segun las normas establecidas por Dios; dan a cada uno, y sobre todo a Dios, aquello que es debido. La Iglesia no llama a si a un solo pueblo, a una sola nacion, sino que ama a todas las gentes, de cualquier raza que sean, con aquel amor sobrenatural de Cristo que necesariamente une a todos con un vinculo de fraterna y mutua solidaridad. Por eso nadie puede afirmar que ella esté al servicio de una determinada potencia, ni se puede pedir a la misma que, rota la unidad de la cual su Divino Fundador la ha querido adornar y, constituidas Iglesias particulares en cada nacion, éstas se separen desdichadamente de la Sede Apostolica, en la que Pedro, Vicario de Jesucristo, sigue viviendo en sus sucesores hasta el fin de los tiempos. Si una comunidad cristiana cual quiera quisiera hacer esto, perderia su vitalidad, como un sarmiento arrancado de la vid(6), y no podra producir frutos saludables.

Vosotros, Venerables Hermanos y amados hijos, conocéis bien todo esto y por ello oponéis la firmeza de vuestra voluntad a todo género de insidias, aunque os las presenten de una manera enganosa, escondidas y disfrazadas bajo apariencias de verdad.


6. El por qué de los Misioneros; el clero indigena y la propia Jerarquia.

No ignorais que los misioneros de las naciones extranjeras se os mandan unicamente por este motivo para que atiendan a las inmensas necesidades de vuestras gentes en aquello que toca a la religion cristiana, y den su ayuda al clero indigena, que numérica mente no es todavia suficiente para estas mismas necesidades. Y asi apenas esta Sede Apostolica ha tenido la posibilidad de confiar esas diocesis a Obispos que fuesen vuestros conciudadanos, lo ha hecho de muy buen grado. Han transcurrido ya en efecto veinticinco anos desde que, Nuestro Predecesor Pio XI, de feliz memoria, en su gran amor hacia la Iglesia de China, consagro él mismo, en la majestad de la Basilica de San Pedro, a los seis primeros Obispos, de entre vuestra gente; y Nos mismo, no deseando otra cosa que aumentar y hacer siempre mas duraderos los progresos de vuestra Iglesia, hace pocos anos instituimos la Sagrada Jerarquia en China y un connacional vuestro, el primero en los anales de la historia, ha sido por Nos elevado a la dignidad de la Sagrada Purpura. Y si se impone a todos los Misioneros, que, abandonada su propia patria, han trabajado con fatigas entre vosotros, en el campo del Senor, el que se alejen de vuestros lugares, como si fuesen nocivos a ellos, por esto mismo se les exige, cosa no solo ingrata, sino también danosisima para el mismo desarrollo de vuestra Iglesia. Por el hecho de que los mismos no son ciudadanos de una sola nacion extranjera, sino que se eligen de entre otras muchas, mas aun, de entre las naciones, donde la Religion catolica esta floreciente y se ha desarrollado la llama del apostolado, resulta evidente que la Iglesia Catolica manifiesta asi la nota de su universalidad y estos heraldos del Evangelio no buscan otra cosa, ni desean mayormente que escoger vuestra tierra como su segunda patria, iluminada con la luz de la doctrina evangélica, introducir alli las costumbres cristianas, llevaros la ayuda sobrenatural de la caridad, y, poco a poco, aumentando en medio de vosotros el numero del clero indigena, conducirla a aquella plena madurez que haga que no sean necesarias la ayuda y la colaboracion de los misioneros extranjeros.


7. La obra de las religiosas.

No menos evidente debe aparecer ante todas las personas justas que las religiosas, las cuales también en medio vosotros, como angeles consoladores, realizan su trabajo en las escuelas, en los orfanatos, en los hospitales, se mueven a obrar de este modo virtud de aquel amor divino por el que, renunciando a un matrimonio terrestre por unirse con el Esposo Celestial, toman como propios a vuestros hijos, especialmente a los pobres y abandonados, y con espiritu de dulce y sobrenatural maternidad, en cuanto esta en su mano, los alimentan, los instruyen convenientemente y los educan.


8. Mision divina de la Iglesia y las persecuciones.

Como bien sabéis, la Iglesia Catolica hace todo esto por mision propia y en virtud del mandato de su Divino Fundador, y no pide otra cosa sino la debida libertad para poder realizar en todas partes sus fines en pro del bien y salvacion de los mismos pueblos.

Y si se ve atacada con falsas acusaciones, sus Pastores y sus discipulos no deben desanimarse por ello, sino mas bien apoyarse confiadamente en las promesas de Jesucristo expresadas con tas solemnes palabras: Las puertas del infierno prevaleceran contra ella(7): He aqui que yo estaré con vosotros siempre hasta la consumacion del mundo(8). Elevad por el contrario a Dios fervorosisimas oraciones por perseguidores mismos, a fin de que El en su bondad, con su luz y con su gracia, ilumine sus mentes y los mueva y dirija hacia las verdades celestiales. Continuad obrando asi, Venerables Hermanos y amados hijos, sin temor a los peligros y a las dificultades, recordando aquella sublime sentencia del Divino Redentor Bienaventurados los que lloran; porque ellos seran consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia; porque ellos seran saciados. Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan y con mentira digan contra vosotros todo género de mal, por mi. Alegraos y regocijaos, porque grande sera en los cielos vuestra recompensa(9). Como los Apostoles en los primeros tiempos de la Iglesia se fueron contentos... porque habian sido dignos de padecer ultrajes por el nombre de Jesus(10), asi también vosotros no os asustéis, sino que, puestos en el Cielo vuestros ojos, vuestro corazon y vuestra alma, llenaos de aquélla alegria y de aquellos consuelos celestiales que nacen de la buena conciencia y se alimentan de la firme esperanza del premio eterno

Ya otras veces, a lo largo de los siglos, vuestra Iglesia ha debido sostener crueles y acerbas persecuciones; vuestro suelo ha sido ya enrojecido con la sangre sagrada de los martires; y sin embargo podéis con mucha razon aplicaros a vosotros mismos aquellas famosas palabras: Somos mas cuantas mas veces se nos siega...; semilla es la sangre de cristianos(11).


9. La Iglesia vencera

Ciertamente, como cualquiera lo puede ver, todas las cosas humanas, tristes o alegres, débiles o poderosas, tarde o temprano deberan desaparecer; pero la sociedad que Cristo Nuestro Senor ha fundado, continua bajo la asistencia del Dios Eterno hasta el fin de los tiempos, a través de dificultades y de contrastes, asechanzas y triunfos, luchas y victorias, siguiendo su camino y realizando su mision de paz y de salvacion: podra, en efecto, ser combatida, pero jamas vencida.

Confiando, pues, firmemente en las divinas promesas, de ningun modo os dejéis atemorizar; de la misma manera que el sol vuelve a brillar después de la tempestad, asi también después de tantas angustias, trastornos y sufrimientos, con la ayuda de Dios resplandecera al fin sobre vuestra Iglesia la paz, la tranquilidad y la libertad. Entretanto de la manera mas intensa se unen intimamente a vuestras plegarias, tienden a conseguir del Padre de las misericordias que todo esto se realice de la manera mas rapida y mas feliz.


10. Intercesion de los martires y de Maria Santisima.

Alcancennos tales gracias aquellos Santos Martires que ya dieron ejemplo de heroismo a vuestros antepasados y que ahora gozan de gloria inmortal: os lo obtenga principalmente la Virgen Maria, Madre de Dios, Reina de China, que vosotros amais y venerais con tanto amor y piedad. Sea Ella el poderosisimo consuelo principalmente a todos los que se hallan en medio de los peligros, en angustias, en carceles, en el destierro, y a aquellos especialmente que entre vosotros, habiendo constituido una pacifica asociacion, se han consagrado al servicio de Ella y se glorian de su nombre, les sea propicia y les dé fuerza, consuelo y ayuda.


11. Bendicion Apostolica.

Mientras Nos elevamos al Cielo Nuestras oraciones e impetramos para vosotros la divina gracia, portadora de cristiana fortaleza, en prenda de ésta y como testimonio de Nuestra benevolencia, a todos y a cada uno de vosotros. Venerables Hermanos, y a todos los fieles confiados a vuestros cuidados pastorales, de corazon impartimos la Bendicion Apostolica.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el 18 de enero de 1952, en la fiesta de la Catedra Romana de San Pedro, ano 12 de Nuestro Pontificado.

PIO PP. XII

Notas

(1) 2-VI-1951; A.A.S. 43 (1951) 467-528.

(2) Rm 1,8.

(3) He 11,37-39

(4) Ph 1,29

(5) Ph 1,28

(6) ver Jn 15,6

(7) Mt 16,18

(8) Mt 28,20

(9) Mt 5,5-12

(10) Ac 5,41

(11) Tertul., Apolog. 50; Migne, P.L. 1,534 volver)






DAL NOSTRO CUORE

Discurso

Pio XII


10 de febrero de 1952 Exhortacion a los fieles de Roma y al mundo

1. Un grito de alarma: ¡a la accion!

Desde Nuestro corazon, amados hijos e hijas de Roma, os llega esta paternal exhortacion: desde Nuestro corazon intranquilo, de una parte, por la prolongacion de las peligrosas condiciones exteriores, que no logran permanente claridad; de otra, por una tibieza demasiado difundida que a muchos impide el emprender aquélla vuelta a Cristo, a la Iglesia, a la vida cristiana, que tantas veces hemos senalado como definitivo remedio de la crisis total que agita al mundo. Pero la confianza de encontrar en vosotros el consuelo de la comprension y la firme prontitud para la actuacion, Nos ha movido a abrirnos Nuestra alma. Grito de alerta es el que hoy escuchais de los labios de vuestro Padre y Pastor; de Nos, que no podemos permanecer mudos e inertes ante un mundo que inconscientemente prosigue por aquellos caminos que conducen al abismo almas y cuerpos, buenos y malos, civilizacion y pueblos. El sentimiento de Nuestra responsabilidad ante Dios exige de Nos el intentarlo todo, el emprenderlo todo, para que al género humano le sea ahorrada desgracia tan grande.


2. En la fiesta de Nuestra Senora de Lourdes, progresiva renovacion religiosa

Para confiaros estas Nuestras angustias hemos escogido la festividad -que manana se celebra- de la Virgen de Lourdes porque conmemora las prodigiosas apariciones que casi cien anos ha, fueron, en aquel siglo de desbordamiento racionalista y de depresion religiosa, la respuesta misericordiosa de Dios y de su Madre celestial a la rebelion de los hombres, la irresistible llamada a lo sobrenatural, al primer paso para una progresiva renovacion religiosa. Y ¿qué corazon de cristiano por tibio y olvidadizo que fuera, podria resistir a la voz de Maria? No ciertamente los corazones de los Romanos; de vosotros que habéis heredado, transmitido durante largos siglos, junto con la fe de los Martires, el filial afecto a Maria, invocada en sus venerables imagenes con los amorosos titulos , de lapidaria elocuencia, "Salus Populi Romani", "Portus Romanae Securitatis" y con aquel otro mas reciente de "Madre del Divino Amor" todos los cuales son monumentos de la constante piedad mariana, y con mayor verdad aun, dulce seco de una historia de probadas intervenciones de la Virgen en las calamidades publicas, que hicieron temblar estos viejos muros de Roma, siempre salvada gracias a la proteccion de Ella.


3. Frente a los graves peligros examina que se debe hacer

Mas no ignorais que mucho mas extendidos y graves fueran las pestes y los cataclismos terrestres son los peligros que sin cesar se ciernen sobre la presente generacion, bien que su permanente amenaza ha comenzado a hacer a los pueblos casi insensibles y apaticos. ¿Seria, tal vez, este el mas infausto sintoma de la interminable pero no decreciente crisis que hace temblar a las mentes conscientes de la realidad? Renovado, por lo tanto, el acudir a la benignidad de Dios y a la misericordia de Maria necesario es que todo fiel, todo hombre de buena voluntad, se torne a examinar, con una resolucion digna de los grandes momentos de la historia humana cuanto personalmente pueda y deba hacer, como contribucion suya a la obra salvadora de Dios, para venir en socorro de un mundo, que hoy se haya camino de la ruina.


4. Después de la floracion religiosa del Ano Santo, sacudir el funesto letargo

La persistencia de una situacion general, que no dudamos en calificar de explosiva a cada instante y cuyo origen tiene que buscarse en al tibieza religiosa de tantos, en el bajo tono moral de la vida publica y privada, en la sistematica obra de intoxicacion de las almas sencillas a las que se le propina el veneno después de haberles narcotizado -digamoslo asi- el sentido de la verdadera libertad, no puede dejar a los buenos inmoviles en el mismo surco; contemplando con los brazos cruzados un porvenir arrollador.

El mismo Ano Santo, que consigo trajo una prodigiosa floracion de vida cristiana, abierta primero entre vosotros y luego en los rincones todos de la tierra, no ha de mirarse como un meteoro resplandeciente pero fugitivo, ni como un esfuerzo momentaneo ya cumplido, sino como el paso, primero y prometedor, hacia la completa restauracion del espiritu evangélico que, ademas de arrancar millones de almas de la ruina eterna, es el unico que puede asegurar la convivencia pacifica y la fecunda colaboracion de los pueblos.

Y ahora ha llegado el tiempo, amados hijos. Ha llegado el tiempo de dar los otros pasos definitivos, es tiempo de sacudir el funesto letargo; es tiempo de que todos los buenos, todos los preocupados por los destinos del mundo se reconozcan y aprieten sus filas; es tiempo de repetir con el Apostol: Hora est iam nos de somno surgere(1): ¡Ea es hora de que nos despertemos del sueno, porque ahora esta proxima nuestra salvacion!.


5. Un mundo entero que rehacer

Es todo un mundo, que se ha de rehacer desde los cimientos, que es necesario transformar de selvatico en humano, de humano en divino, es decir, segun el corazon de Dios. Millones y millones de hombres claman por un cambio de ruta, y miran a la Iglesia de Cristo como fuerte y unico timonel que, respetando a la humana libertad, pueda ponerse a la cabeza de empresa tan grande, y le suplican la direccion de ella con palabras claras y mas aun con las lagrimas ya derramadas, con las heridas todavia sangrantes, senalando los inmensos cementerios que el odio organizado y armado ha extendido sobre la faz de los continentes.


6. La responsabilidad del Papa y de Roma

¿Como podriamos Nos, puestos por Dios, bien que indignos, luz en las tinieblas, sal de la tierra, Pastor de la grey cristiana, rechazar esa mision tan saludable? Como aceptamos, en un dia ya lejano, porque a Dios asi plugo, la pesada cruz del Pontificado, asi Nos sometemos al arduo oficio de ser, en cuanto lo permite nuestros débiles fuerzas, heraldos de un mundo mejor, querido por Dios, y cuya bandera deseamos entregar primero a vosotros, amados hijos de Roma, mas vecinos a Nos y mas particularmente confiados a nuestros cuidados; y por ello mismo puesto es, también vosotros como luz sobre el candelabro, levadura entre los hermanos, ciudadela sobre el monte; a vosotros, de quienes con razon esperan los demas mayor valor y mas generosa prontitud.


7. Exhortacion a Roma a volver a sus realizaciones historicas de salvacion

Acoged con noble impetu de entrega, reconociéndola como llamada de Dios y digna razon de vida, la santa consigna que en el dia de hoy os confia vuestro Pastor y Padre: Dar comienzo a un poderoso despertar en el pensamiento y en la actuacion. Despertar, que obligue a todos, sin que nadie pueda evadirse al Clero y al pueblo, a las autoridades, a las familias, a los grupos, a cada una de las almas, en el frente de la renovacion total de la vida cristiana, en la linea de la defensa de los valores morales, en la realizacion de la justicia social, en la reconstruccion del orden cristiano, de tal suerte que hasta el mismo esfuerzo de la Urbe, centro -desde los tiempos apostolicos- de la Iglesia, aparezca en breve tiempo resplandeciente en santidad y belleza.

La ciudad de Roma, sobre la cual cada edad ha impreso la huella de gloriosas actuaciones, convertidas luego en herencia del mundo entero, reciba de la actual generacion, de los hombres que hoy la pueblan, la aureola de promotora de la salvacion comun en un tiempo en que fuerzas opuestas se disputan el mundo. Todo eso esperan de ella los pueblos cristianos, y, sobre todo, esperan de ella accion.


8. Accion y ya no discusion

Este no es el momento de discutir, de buscar nuevos principios, de senalar nuevos ideales y metas. Los unos y los otros, ya conocidos y comprobados en su sustancia, porque han sido ensenados por el mismo Cristo, iluminados por la secular elaboracion de la Iglesia, adaptados a las inmediatas circunstancias por los ultimos Romanos Pontifices, tan solo esperan una cosa: la realizacion concreta.

¿De qué serviria el investigar las vias de Dios y del espiritu, si en la practica se eligieran los caminos de la perdicion y con docilidad se doblegase la espalda al flagelo de la carne? ¿De qué saber y decir que Dios es Padre y que los hombres son hermanos, cuando se temiese toda intervencion de Aquel a la vida privada y publica? ¿De qué serviria el disputar sobre la justicia, sobre la caridad, sobre la paz, si la voluntad estuviese ya resuelta a rehuir la inmolacion, el corazon determinado a encerrarse en glacial soledad, y si ninguno osase ser el primero en romper las barreras del odio separador, para correr a ofrecer un sincero abrazo? Todo esto no haria sino convertir en mas culpables a los hijos de la luz, a los cuales les seta menos perdonado, si han amado menos. No es con esa incoherencia e inercia como la Iglesia transformo en sus comienzos la faz del mundo, y se extendio rapidamente, y perduro bienhechora en el correr de su siglos y conquisto la admiracion y la confianza de los pueblos.


9. El principal enemigo es la indiferencia e inercia

Quede bien claro, amados hijos que en la raiz de los males actuales y de sus funestas consecuencia no esta, como en los tiempos precristianos o en las regiones aun paganas, la invencible ignorancia sobre los destinos eternos del hombre y sobre los verdaderos caminos para conseguirlos: sino el letargo del espiritu, la anemia de la voluntad, la frialdad de los corazones. Los hombres, inficionados por semejante peste, intentan, como justificacion, el rodearse con las tinieblas antiguas y buscan una disculpa en nuevos y viejos errores. Necesario es, por lo tanto, actuar sobre sus voluntades.


10. Como proceder: conocer los males y atacarlos

La accion a la que hoy llamamos a Pastores y fieles, sea reflejo de la de Dios: Sea iluminante y clarificadora, generosa y amable. A este fin, enfrentandoos con el estado concreto de vuestra y Nuestra ciudad, esforzaos por que estén bien comprobadas las necesidades, bien claras las metas, bien calculadas las fuerzas disponibles, de suerte tal que los presente recursos iniciales no presenten inutiles por ser ignorados, ni se le emplee desordenadamente, ni se les malgaste en actividades secundarias. Invitese a las almas de buena voluntad; ofrézcanse ellas mismas espontaneamente. Sea su ley la incondicional fidelidad a la persona de Jesucristo y a sus ensenanzas. Sea su oblacion humilde y obediente; unase su trabajo como elemento activo a la grandiosa corriente que Dios movera y conducira por medio de sus ministros.


11. Primero Roma y después la humanidad entera: las clases de almas y la secular mision

Para ello, invitamos a Nuestro Venerable Hermano, el Senor Cardenal Vicario, a que asuma su alta direccion, en la diocesis de Roma, de esta accion regeneradora y salvadora. Estamos seguros de que no faltaran, ni en numero ni en calidad, los corazones generosos que acudiran a Nuestra llamada y que llevaran a la realidad este Nuestro deseo. Hay almas ardientes, que con ansia esperan ser convocadas; a su anhelo impaciente se les senale el vasto campo de roturar. Hay otras somnolientas, y sera preciso despertarlas; pusilanimes otras, y sera necesario animarlas; desorientadas otras y habra que guiarlas. A todas se les requiere un prudente encuadernamiento, un acertado empleo, un ritmo de trabajo que corresponda a la apremiante necesidad de defensa, de conquista, de positiva construccion. Asi es como Roma revivira en su secular mision de maestra espiritual de los pueblos, no solamente como lo fue y lo es, por la catedra de verdad que Dios establecio en su centro, sino por el ejemplo de su pueblo, de nuevo ferviente en la fe, ejemplar en las costumbres, concorde en el cumplimiento de los deberes religiosos y civiles, y, si pluguiere al Senor, prospero y feliz. Esperamos de buen grado Nos que este potente despertar, al que hoy os invitamos, promovido sin tardanza y continuado tenazmente segun el plan trazado, y que otros podran ilustrar en sus detalles, sera imitado muy presto por las diocesis vecinas y por las lejanas de suerte que se ha dado a Nuestros ojos el ver volverse a Cristo, no solo las ciudades, sino también las naciones, los continentes, la humanidad entera.


12. La mano en el arado

Manos, pues, al arado: Os mueve Dios que asi lo quiere, os atraiga la nobleza de la empresa, os estimule su urgencia; y que el justificado temor de tremendo porvenir que seguira a una culpable inercia venza todo titubeo y vigorice todas las voluntades.


13. Oracion y ayuda divina: el auxilio de Maria

Os apoyaran las oraciones de los humildes y de los pequenos, a quienes van vuestras mas tiernas preocupaciones, los dolores aceptados y ofrecidos de los que sufren. Fecundaran vuestros esfuerzos por ejemplo, y la interseccion de los Martires y de los Santos, que ha este suelo hicieron sagrado. Bendecira y multiplicara el feliz éxito, por el cual ardidientemente oramos, la Virgen Santisima, la cual, si en todo tiempo estuvo pronta a extender su mano protectora sobre sus Romanos, no dudamos que querra hacer sentir estos hijos, que tan afectuosa piedad demostraron en su reciente glorificacion, cuyo potente grito de hosana aun resuena bajo este cielo.


14. La Bendicion apostolica

Os sirva, en fin, de consuelo y firmeza la paternidad Bendicion Apostolica que, con ilusion de corazon, impartimos a todos vosotros que nos Escuchais, a vuestras familias, a vuestras obras y a esta Ciudad Eterna, cuya fe, ya desde los tiempos del Apostol, es anunciada en el universo mundo(2), y cuya cristiana grandeza, faro de verdad, de amor y de paz se perpetua constante a través de los siglos. Asi sea.





Notas

Aqui, Pio XII manifiesta su voluntad de ver propagado el Movimiento por un mundo mejor, anunciado primero en Roma, a todo el orbe cristiano. La alocucion del Papa no estaba "llena de formulas menudas; queria, ante todo, suscitar aliento; era una invitacion a revisarlo todo para organizar mejor el campo catolico y con él la humanidad. El fundamento del Movimiento se halla en su primera enciclica Summi Ponificatus, del 20/10/1039, sobre las necesidades de la hora presente -en su primer Mensaje de Navidad 24/12/1939, entre las cinco premisas para la paz anuncia luego una "Cruzada espiritual", la cual es llamada en su discurso a los Universitarios del 20/4/1941, la "Cruzada mas noble y santa", para lograr, como dijo a los hombres de la Accion Catolica Italiana,20/9/1942, el "nuevo orden" de cosas en el mundo; para ello se exige también "un nuevo orden social, como dice en su discurso sobre la civilizacion cristiana con ocasion del quinto aniversario de la guerra, el 1/9/1944, al cual han de colaborar todos los obreros, segun las palabras del discurso por la Paz del mundo dirigido a los trabajadores de Italia, el 13 /6/1943, el cual orden comprende tanto la "restauracion material" como la "curacion espiritual" segun explica en el Mensaje radial de Navidad,24/12/1943. Fundamental para este "mundo mejor" es la santificacion del clero en su persona y en su ministerio, como Pio XII senala a los sacerdotes en su "Exhortacion" Menti Nostrae,23/9/1950. Después del "Pregon" explicito del "Mundo Mejor" 10/11/1952 dirigido a los romanos lo hace extensivo como "consigna de la Accion Catolica" a todo el mundo al hablar sobre la accion iluminadora y vivificante a los Hombres de la Accion Catolica Italiana, el 12/10/1952. Para este "Mundo Mejor" no es suficiente que se depure la "técnica" (Radiomensaje navideno,24/12/1953) sobre la paz como plenitud de verdad; ni basta "deplorar los males" documento sobre la Television al Episcopado de Italia,1/1/1954; se han de actualizar y movilizar para ello todas las fuerzas (Alocucion en la proclama de la fiesta de Maria Reina,1/11/1954), y en que ha de figurar todo lo "social" que no es ajeno a lo "religioso" y a la Iglesia misma (Alocucion al Sacro Colegio y al Episcopado Catolico sobre el Sacerdocio y el Gobierno pastoral,2/11/1954), y asi Pio XII sucsivamente; en una palabra, el Movimiento por un Mundo Mejor es una renovacion de toda la vida humana y cristiana.

(1) Rm 13,11.

(2) Cf. Rm 1,8. 1/8/1952.


PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - CONCLUSION