PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - TITULO SEGUNDO

TITULO SEGUNDO

Parte dispositiva

I. Introduccion: La extension de la migracion y de las organizaciones exige un arreglo general


78. Los motivos que impulsan a una nueva regulacion: Creciente numero de emigrantes y sus necesidades espirituales.

Las frecuentes noticias que estos ultimos tiempos hemos recibido, Nos directamente por correspondencia y todas las que cada dia se registran en los periodicos y revistas indican que cada vez crece mas el numero de extranjeros en Europa y América y recientemente en Australia y en las Islas Filipinas. Ahora bien, si es verdad que muchas asociaciones e instituciones civiles, nacionales e internacionales se han esforzado y se esfuerzan con emulacion por ayudar a los extranjeros en sus necesidades materiales y morales, Nos, en virtud de Nuestro supremo y universal ministerio apostolico, no podemos dejar de intensificar Nuestro gr ande amor hacia estos hijos, que se hallan en tribulaciones y en las calamidades del exilio y sin dejar aparte, dentro de lo que Nos es posible, el socorro material, Nos esforzamos con todo Nuestro interés en procurarles principalmente el consuelo de la asistencia espiritual.


79. Peticion de los Obispos.

Se da, ademas, felizmente la circunstancia de que muchos Venerables Hermanos Nuestros, Arzobispos y Obispos, entre los cuales no faltan varios eminentisimos Cardenales, los cuales urgidos por el celo de las almas, por tramite de Nuestro hermano el Cardenal de la S. I. R., Adeodato Juan Piazza, Obispo de Sabina y Poggio Mirteto, secretario de la Sagrada Congregacion Consistorial, Nos han pedido que promulguemos nuevas disposiciones con el fin de que se organice mejor dentro del régimen de las diocesis la cura espiritual de los extranjeros.


80. Deseo del Papa de un nuevo arreglo. Tales demandas coinciden plenamente con Nuestras intenciones, pues esperabamos con deseo una ocasion oportuna para impartir a los ordinarios normas adecuadas y no opuestas a la legislacion del Codigo de Derecho Canonico, sino concordes a su espiritu y tradicion y para dar ademas a los Ordinarios las facultades oportunas para que puedan atender a la cura espiritual de los extranjeros, extranos y peregrinos en una forma proporcionada a sus necesidades y no menos eficaz que aquella de la cual gozan los demas fieles en su diocesis.


81. Resumen general y esquema de lo expuesto.

Por lo cual hemos creido que aprovechara mucho al bien de las almas y al incremento de la disciplina eclesiastica el dar una breve sintesis historica de las obras mas importantes realizadas en este campo por la Santa Madre Iglesia catolica y de las normas hasta ahora vigentes promulgadas sucesivamente desde finales del siglo XIX hasta nuestros dias para la cura espiritual de los emigrantes.


82. Ultima razon: Coleccion sistematica de todas las disposiciones existentes.

Pero, sobre todo, es necesario presentar en una coleccion sistematica las leyes -acomodadas a las circunstancias actuales de tiempo y lugares, previa la abrogacion, modificacion o integramiento de la precedente legislacion- con las cuales intentamos proveer a la cura espiritual de los emigrantes e inmigrantes de cualquier condicion, cuidado que queremos que permanezca peculiarmente confiado a la Sagrada Congregacion Consistorial, segun su competencia en los fieles de rito latino. Tratada ya la primera parte pasamos ahora a la exposicion de la segunda.

II. Las disposiciones

NORMAS SOBRE LA CURA ESPIRITUAL DE LOS EMIGRANTES

(Se omiten las Normas: paragrafos 83 a 88)

EPILOGO


89. El decreto.

Considerada muy atentamente toda esta cuestion y movidos por los ejemplos de Nuestros Predecesores, tomado el consejo de Nuestro Venerable Hermano el Cardenal de la S. I. R. Adeodato Juan Piazza, Obispo de Sabina y Poggio Mirteto, secretario de la Sagrada Congregacion Consistorial, establecemos y prescribimos todas estas cosas, decretando que las presentes disposiciones y todo lo en ellas contenido no puedan ser impugnadas ni siquiera en el caso de que alguien no esté de acuerdo con ella por tener o creer tener de alguna manera intereses creados en este asunto y que no hayan sido consultados u oidos, o por otra razon cualquiera; sino que siempre y perpetuamente permanecen y permaneceran firmes, validas y eficaces y produci ran y obtendran todos sus efectos plenos e integrados y deberan ser sufragadas y respectiva e inviolablemente observadas por todos aquellos a quienes corresponde o corresponda por determinado tiempo, y sera nulo y sin valor todo lo que contra estas letras se haga por cualquiera, aun dotado de autoridad, a sabiendas o por ignorancia.


90. Confirmacion de estilo.

No obsta en contrario, dentro de lo que es posible, ninguna de las constituciones y ordenaciones apostolicas dadas por los Romanos Pontifices Predecesores Nuestros, segun arriba hemos dicho, y las demas, aun las dignas de particular y especial mencion y derogacion.

A ningun hombre le sea licito atacar o contrariar con audaz temeridad alguna pagina de Nuestra constitucion, ordenacion, abrogacion, mandato, copilacion, admonicion, inhibicion, precepto o voluntad. Y si alguno presumiere atentar contra esto, sepa que incurre en la indignacion del Dios Omnipotente y de los bienaventurados apostoles Pedro y Pablo.

Dada en Castelgandolfo, junto a Roma, el ano del Senor 1952, el 1º de agosto, en la fiesta de San Pedro Apostol Ad Vincula, el ano 14 de Nuestro Pontificado.

Pius pp.XII








FULGENS CORONA

Carta Enciclica

PIO XII Se decreta la celebracion del Ano Mariano en todo el mundo con motivo del I Centenario de la definicion del dogma de la Inmaculada Concepcion de la Santisima Virgen Maria 8 septiembre 1953

Venerables hermanos, salud y bendicion apostolica.

INTRODUCCION


1. La definicion de hace cien anos.

La refulgente corona de gloria con que el Senor cino la frente purisima de la Virgen Madre de Dios parécenos verla resplandecer con mayor brillo al recordar el dia en que, hace cien anos, nuestro predecesor, de feliz memoria, Pio IX, rodeado de imponente numero de cardenales y obispos, con autoridad infalible declaro, proclamo y definio solemnemente que "ha sido revelada por Dios y, por lo tanto, debe ser creida con fe firma y constante por todos los fieles la doctrina que sostiene que la Santisima Virgen Maria, desde el primer instante de su concepcion, por singular gracia y privilegio de Dios Todopoderoso, fue preservada inmune de cualquier mancha del pecado original, en vista de los méritos de Cristo Jesus, Salvador del género humano"(1).

La Iglesia catolica entera recibio con alborozo la sentencia del Pontifice, que desde hacia tiempo esperaba con ansia, y reavivada con esto la devocion de los fieles hacia la Santisima Virgen, que hace florecer en mas alto grado las virtudes cristianas, adquirio nuevo vigor y asimismo cobraron nuevo impulso los estudios con los que la dignidad y santidad de la Madre de Dios brillaron con mas grande esplendor.


2. Las apariciones de Lourdes como confirmacion de la Virgen santisima.

Y parece como si la Virgen Santisima hubiera querido confirmar de una manera prodigiosa el dictamen que el Vicario de su divino Hijo en la tierra, con el aplauso de toda la Iglesia, habia pronunciado. Pues no habian pasado aun cuatro anos cuando cerca de un pueblo de Francia, en las estribaciones de los Pirineos, la Santisima Virgen, vestida de blanco, cubierta con candido manto y cenida su cintura de faja azul, se aparecio con aspecto juvenil y afable en la cueva de Massabielle a una nina inocente y sencilla, a la que, como insistiera en saber el nombre de quien se le habia dignado aparecer, ella, con una suave sonrisa y alzando los ojos al cielo, respondio: "Yo soy la Inmaculada Concepcion".

Bien entendieron esto, como era natural, los fieles, que en muchedumbres casi innumerables, acudiendo de todas las partes en piadosas peregrinaciones a la gruta de Lourdes, reavivaron su fe, estimularon su piedad y se esforzaron por ajustar su vida a los preceptos de Cristo, y alli también no raras veces obtuvieron milagros que suscitaron la admiracion de todos y confirmaron la religion catolica como la unica verdadera dada por Dios.

Y de un modo particular lo comprendieron asi también los Romanos Pontifices, que enriquecieron con gracias espirituales y favorecieron con su benevolencia aquel templo admirable que en pocos anos habia levantado la piedad del clero y de los fieles.


3. La Carta Apostolica recoge la voz de los Santos Padres y de toda la Iglesia

En la citada carta apostolica, pues, en la que el mismo predecesor nuestro establecio que este articulo de la doctrina cristiana debe ser mantenido firme y fielmente por todos los creyentes, no hizo sino recoger con diligencia y sancionar con su autoridad la voz de los Santos Padres y de toda la Iglesia, que siempre se habia dejado oir desde los tiempos antiguos hasta nuestros dias.

Notas

(1) Bula Ineffabilis, d. IV idus decembris, a. 1854..




4. Fundamento de la doctrina en las Sagradas Escrituras.

Y en primer lugar, ya en las Sagradas Escrituras aparece el fundamento de esta doctrina, cuando Dios, creador de todas las cosas, después de la lamentable caida de Adan, habla a la tentadora y seductora serpiente con estas palabras, que no pocos Santos Padres y doctores, lo mismo que muchisimos y autorizados intérpretes, aplican a la Santisima Virgen: "Pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya..." (Gn 3,15). Pero si la Santisima Virgen Maria, por estar manchada en el instante de su concepcion con el pecado original, hubiera quedado privada de la divina gracia en algun momento, en este mismo, aunque brevisimo espacio de tiempo, no hubiera reinado entre ella y la serpiente aquélla sempiterna enemistad de que se habla desde la tradicion primitiva hasta la definicion solemne de la Inmaculada Concepcion, sino que mas bien hubiera habido alguna servidumbre.

Ademas, al saludar a la misma Virgen Santisima "llena de gracia" (Lc 1,18), o sea "kecharistomene" y "bendita entre todas las mujeres" (Lc 42) con esas palabras, tal como la tradicion catolica siempre las ha entendido, se indica que "con este singular y solemne saludo, nunca jamas oido, se demuestra que la Virgen fue la sede de todas las gracias divinas, adornada con todos los dones del Espiritu Santo, y mas aun, tesoro casi infinito y abismo inagotable de esos mismos dones, de tal modo que nunca ha sido sometida a la maldicion"(1).


5. La Iglesia primitiva.

Los Santos Padres en la Iglesia primitiva, sin que nadie lo contradijera, ensenaron con claridad suficiente esta doctrina, afirmando que la Santisima Virgen fue lirio entre espinas, tierra absolutamente virgen, inmaculada, siempre bendita, libre de todo contagio del pecado, arbol inmarcesible, fuente siempre pura, la unica que es hija no de la muerte, sino de la vida; germen no de ira, sino de gracia; pura siempre y sin mancilla, santa y extrana a toda mancha de pecado, mas hermosa que la hermosura, mas santa que la santidad, la sola santa, que, si exceptuamos a solo Dios, fue superior a todos los demas, por naturaleza mas bella, mas hermosa y mas santa que los mismos querubines y serafines, mas que todos los ejércitos de los angeles(2).


6. Deduccion logica: Ella fue siempre limpia de todo pecado.

Después de meditar diligentemente como conviene estas alabanzas que se tributan a la bienaventurada Virgen Maria, ¿quién se atrevera a dudar de que aquélla que es mas pura que los angeles, y que fue siempre pura (cf. ibidem), que estuvo en todo momento, sin excluir el mas minimo espacio de tiempo, libre de cualquier clase de pecado? Con razon San Efrén dirige estas palabras a su divino Hijo: "En verdad que solo tu y tu Madre sois hermosos bajo todos los aspectos. Pues no hay en ti, Senor, ni en tu Madre mancha alguna"(3). En cuyas palabras clarisimamente se ve que, entre todos los santos y santas de esta sola mujer es posible decir que no cabe ni plantearse la cuestion cuando se trata del pecado, de cualquier clase que éste sea, y que, ademas, este singular privilegio, a nadie concedido, lo obtuvo de Dios precisamente por haber sido elevada a la dignidad de Madre suya. Pues esta excelsa prerrogativa, declarada y sancionada solemnemente en el Concilio de feso contra la herejia de Nestorio(4), y mayor que la cual ninguna parece que pueda existir, exige plenitud de gracia divina e inmunidad de cualquier pecado en el alma, puesto que lleva consigo la dignidad y santidad mas grandes después de la de Cristo. Ademas de este sublime oficio de la Virgen, como de arcana y purisima fuente, parecen derivar todos los privilegios y gracias que tan excelentemente adornaron su alma y su vida. Bien dice Santo Tomas de Aquino: "Puesto que la Santisima Virgen es Madre de Dios, del bien infinito, que es Dios, recibe cierta dignidad infinita"(5). Y un ilustre escritor desarrolla y explica el mismo pensamiento con las siguientes palabras: "La Santisima Virgen... es Madre de Dios; por esto es tan pura y ,tan santa que no puede concebirse pureza mayor después de la de Dios"(6).


7. Razon teologica: privilegio que Dios podia y quiso darle.

Por lo demas, si profundizamos la materia, y sobre todo, si consideramos el encendido y suavisimo amor con que Dios ciertamente amo y ama a la Madre de su unigénito Hijo, ¿como podremos ni aun sospechar que ella haya estado, ni siquiera un brevisimo instante, sujeta al pecado y privada de la divina gracia? Dios podia ciertamente, en prevision de los méritos del Redentor, adornarla de este singularisimo privilegio; no cabe, pues, ni pensar que no lo haya hecho. Convenia, en efecto, que la Madre del Redentor fuese lo mas digna posible de l; mas no hubiera sido tal si, contaminandose con la mancha de la culpa original, aunque solo fuera en el primer instante de su concepcion, hubiera estado sujeta al triste dominio de Satanas.

Notas

(1)Bula Ineffabilis, d. IV idus decembris, a. 1854 . .

(2) Ibidem, passim..

(3) Carmina Nisibeta, ed. Bickell,123.

(4) Cf. Pius XI, enc. Lux veritatis; A. S. S., vol. XXIII, p. 493 ss.

(5) Cf. Summa T h., I, q. 25, a. 6 ad 4um.

(6) Corn. a Lapide, in Math., I,16.




8. Refutase la objecion que se mengua la Redencion de Cristo.

Y no se puede decir que por esto se aminore la redencion de Cristo, como si ya no se extendiera a toda la descendencia de Adan, y que, por lo mismo, se quite algo al oficio y dignidad del divino Redentor. Pues si examinamos a fondo y con cuidado la cosa, es facil ver como Nuestro Senor Jesucristo ha redimido verdaderamente a su divina Madre de una manera mas perfecta al preservarla Dios de toda mancha hereditaria de pecado en prevision de los méritos de l. Por esto, la dignidad infinita de Cristo y la universalidad de su redencion no se atenuan ni disminuyen con esta doctrina, sino que se acrecientan de una manera admirable.


9. La devocion a la Santisima Virgen redunda en honor a Jesus.

Es, por lo tanto, injusta la critica y la reprension que también por este motivo no pocos acatolicos y protestantes dirigen contra nuestra devocion a la Santisima Virgen, como si nosotros quitaramos algo al culto debido solo a Dios y a Jesucristo, cuando, por el contrario, el honor y veneracion que tributamos a nuestra Madre celeste, redundan enteramente y sin duda alguna en honra de su divino Hijo, no solo porque de l nacen, como de su primera fuente, todas las gracias y dones, aun los mas excelsos, sino también porque "los padres son la gloria de los hijos" (Pr 17,6).


10. El testimonio de los siglos cristianos

Por esto mismo, desde los tiempos mas remotos de la Iglesia esta doctrina fue esclareciéndose cada dia mas y reafirmandose mayormente ya en las ensenanzas de los sagrados pastores, ya en el alma de los fieles. Lo atestiguan, como hemos dicho, los escritos de los Santos Padres, los concilios y las actas de los Romanos Pontifices; dan testimonio de ello las antiquisimas liturgias, en cuyos libros, hasta en los mas antiguos, se considera esta fiesta como una herencia transmitida por los antepasados. Ademas, aun entre las comunidades todas de los cristianos orientales, que, mucho tiempo hace, se separaron de la unidad de la Iglesia catolica, no faltaron ni faltan quienes, a pesar de estar imbuidos de prejuicios y opiniones contrarias, han acogido esta doctrina y cada ano celebran la fiesta de la Virgen Inmaculada. No sucederia, ciertamente, asi si no hubieran admitido semejante verdad ya desde los tiempos antiguos, es decir, desde antes de separarse del unico redil.


11. Refirmase el dogma.

Placenos, por lo tanto, al cumplirse los cien anos desde que el Pontifice Pio IX, de inmortal memoria, definio solemnemente este privilegio singular de la Virgen Madre de Dios, resumir y concluir toda la cuestion con unas palabras del mismo Pontifice, afirmando que esta doctrina ha sido, "a juicio de los Padres, consignada en la Sagrada Escritura, transmitida por tantos y tan serios testimonios de los mismos, expresada y celebrada en tantos monumentos ilustres de la antigüedad veneranda y, en fin, propuesta y confirmada por tan alto y autorizado juicio de la Iglesia"(1), que no hay en verdad para los sagrados pastores y para los fieles todos nada "mas dulce ni mas grato que honrar, venerar, invocar y predicar con fervor y afecto en todas partes a la Virgen Madre de Dios, concebida sin pecado original"(2).


12. La estrecha relacion del dogma de la Inmaculada Concepcion con la Asuncion a los cielos.

Parécenos, ademas, que esta preciosisima perla con que se enriquecio la sagrada diadema de la bienaventurada Virgen Maria brilla hoy con mayor fulgor, habiéndonos tocado, por designio de la divina Providencia, en el Ano Santo de 1950, la suerte -esta todavia vivo en nuestro corazon tan grato recuerdo- de definir la Asuncion de la Purisima Madre de Dios en cuerpo y alma a los cielos, satisfaciendo con ello los deseos del pueblo cristiano, que de manera particular habian sido formulados cuando fue solemnemente definida su Concepcion Inmaculada. En aquélla ocasion, en efecto, como ya escribimos en la carta apostolica Munificentissimus Deus, "los corazones de los fieles fueron movidos por un mas vivo anhelo de que también el dogma de la Asuncion corporal de la Virgen a los cielos fuera definido cuanto antes por el supremo magisterio de la Iglesia".

Parece, pues, que con esto todos los fieles pueden dirigir de una manera mas elevada y eficaz su mente y su corazon hacia el misterio mismo de la Inmaculada Concepcion de la Virgen. Pues por la estrecha relacion que hay entre estos dos dogmas, al ser solemnemente promulgada y puesta en su debida luz la Asuncion de la Virgen al cielo -que constituye como la corona y el complemento del otro privilegio mariano-, se ha manifestado con mayor grandeza y esplendor la sapientisima armonia de aquel plan divino, segun el cual Dios ha querido que la Virgen Maria estuviera inmune de toda mancha original.

Por ello, con estos dos insignes privilegios concedidos a la Virgen, tanto el alba de su peregrinacion sobre la tierra como el ocaso de su vida se iluminaron con destellos de refulgente luz; a la perfecta inocencia de su alma, limpia de cualquier mancha, corresponde de manera conveniente y admirable la mas amplia glorificacion de su cuerpo virginal; y Ella, lo mismo que estuvo unida a su Hijo Unigénito en la lucha contra la serpiente infernal, asi también junto con l participo en el glorioso triunfo sobre el pecado y sus tristes consecuencias.

Notas

(1) Bula Ineffabilis Deus

(2) Ibidem.


13. Imitacion de Maria y devocion.

Es necesario que la celebracion de este centenario no solamente encienda de nuevo en todas las almas la fe catolica y la devocion ferviente a la Virgen Madre de Dios, sino que haga también que la vida de los cristianos se conforme lo mas posible a la imagen de la Virgen. De la misma manera que todas las madres sienten suavisimo gozo cuando ven en el rostro de sus hijos una peculiar semejanza de sus propias facciones, asi también nuestra dulcisima Madre Maria, cuando mira a los hijos que junto a la cruz recibio en lugar del suyo, nada desea mas y nada le resulta mas grato que el ver reproducidos los rasgos y virtudes de su alma en sus pensamientos, en sus palabras y en sus acciones.

Ahora bien, para que la piedad no sea solo palabra huera, o una forma falaz de religion, o un sentimiento débil y pasajero de un instante, sino que sea sincera y eficaz, debe impulsarnos a todos y a cada uno, segun la propia condicion, a conseguir la virtud.


14. Inocencia e integridad de costumbres.

Y en primer lugar debe incitarnos a todos a mantener una inocencia e integridad de costumbres tal, que nos haga aborrecer y evitar cualquier mancha de pecado, aun la mas leve, ya que precisamente conmemoramos el misterio de la Santisima Virgen, segun el cual su concepcion fue inmaculada e inmune de toda mancha original.


15. Maria repite: "haced lo que l os diga". Cumplimiento de la voluntad de Jesus t vuelta al recto camino.

Parécenos que la Beatisima Virgen Maria, que durante toda su vida -lo mismo en sus gozos, que tan suavemente le afectaron, como en sus angustias y atroces dolores, por los cuales fue constituida Reina de los martires- nunca se aparto lo mas minimo de los preceptos y ejemplos de su divino Hijo, nos parece, decimos, que a cada uno de nosotros repite aquellas palabras que dijo a los que servian en las bodas de Cana, como senalando con el dedo a Jesucristo: "Haced lo que l os diga" (In 2,5). Esta misma exhortacion, usandola, desde luego, en un sentido mas amplio, parece que nos repite hoy a todos nosotros, cuando es bien claro que la raiz de todos los males que tan dura y fuertemente afligen a los hombres y angustian a los pueblos y a las naciones, esta principalmente en que no pocos "han abandonado al que es la Fuente de agua viva y se han cavado cisternas, cisternas rotas que no pueden contener las aguas" (Jr 2,13); han abandonado al unico que es "el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6). Si, pues, se ha errado, hay que volver a la via recta; si las tinieblas han envuelto los montes con el error, cuanto antes han de ser eliminadas con la luz de la Verdad; si la muerte, la que es verdadera muerte, se ha apoderado de las almas, con ansia y con prisa, hay que acercarse de nuevo a la vida; hablamos de esa vida celestial que no conoce el ocaso, ya que proviene de Jesucristo, siguiendo al cual confiada y fielmente, en este destierro mortal gozaremos con sempiterna beatitud, a una con l, en la eterna. Esto nos ensena, a esto nos exhorta la bienaventurada Virgen Maria, dulcisima Madre nuestra, que ciertamente nos ama con genuina caridad mas que todas las madres de la tierra.


16. Las consecuencias del abandono que se hace de Jesus.

De estas exhortaciones e invitaciones, con las cuales se amonesta a todos para que vuelvan a Cristo y se conformen con diligencia y eficacia a sus preceptos, estan, como muy bien sabéis, venerables hermanos, muy necesitados los hombres de hoy, ya que son muchos los que se esfuerzan por arrancar de raiz la fe cristiana de las almas, sea con astutas y veladas insidias, sea también con tan abierta y obstinada petulancia, cual si hubieran de considerarse como una gloria de esta edad de progreso y esplendor. Pero resulta evidente que, abandonada la santa religion, rechazada la voluntad de Dios, que determina el bien y el mal, ya casi nada valen las leyes, nada vale la autoridad publica; ademas, suprimida con estas falaces doctrinas la esperanza y anhelo de los bienes inmortales, es natural que los hombres espontaneamente apetezcan inmoderadamente y con avidez las cosas terrenas, deseen con ansia vehemente las cosas ajenas y, a veces, también se apoderen por la fuerza de ellas siempre que se les presenta ocasion o posibilidad de ello. Asi nacen entre los ciudadanos los odios, las envidias, las discordias y las rivalidades; asi se originan los desordenes de la vida privada y publica; asi poco a poco se van socavando los cimientos mismos del Estado, que mal podrian ser sostenidos y reforzados por la autoridad de las leyes civiles y de los gobernantes; asi, finalmente, por todas partes se deforman las costumbres con los malos espectaculos, con los libros, con los diarios y hasta con los crimenes.


17. No bastan los remedios naturales; solo la gracia y la ley cristiana para las dolencias del mundo de hoy.

No negamos, ciertamente, que puedan hacer mucho en esto los que gobiernan los pueblos; sin embargo, la curacion de tantos males hay que buscarla en remedios mas profundos, hay que llamar en auxilio una fuerza superior a la humana, que ilustre las mentes con una luz celestial y que llegue hasta las almas mismas, las renueve con la gracia divina y con su influencia las haga mejores.

Solo entonces podemos esperar que florezcan en todas partes las costumbres cristianas; que se consoliden lo mas posible los verdaderos principios en los que se fundamentan las naciones; que reine entre las clases sociales una mutua, justa y sincera estimacion de las cosas, unida a la justicia y caridad; que se apaguen los odios, cuyas semillas son gérmenes de nuevas miserias y que frecuentemente impulsan a los animos exacerbados hasta el derramamiento de sangre humana, y que, finalmente, mitigadas y apaciguadas las controversias que reinan entre las clases altas y bajas de la sociedad, con justa medida se compongan los justos derechos de ambas partes y de comun acuerdo, y con el debido respeto, convivan armoniosamente para utilidad de todos.

Es evidente que solo la ley cristiana, que la Virgen Maria Madre de Dios nos anima a seguir pronta y diligentemente, puede lograr plena y firmemente todas estas cosas, con tal de que sea puesta en practica.


18. La proclamacion.

Considerando todo esto, como es razonable, a cada uno de vosotros, venerables hermanos, os invitamos, por medio de esta carta enciclica, a que, segun el oficio que tenéis, exhortéis al pueblo y clero a vosotros encomendado, a celebrar el Ano Mariano, que decretamos se celebre en todo el mundo, desde el proximo mes de diciembre hasta el mismo mes del ano siguiente, con motivo del primer centenario de la fecha en que la Virgen Maria Madre de Dios, con jubilo de todo el pueblo cristiano, brillo como una nueva perla, cuando, como hemos dicho, nuestro antecesor de inmortal memoria Pio IX, solemnemente la declaro y proclamo totalmente limpia de la mancha original. Y confiamos plenamente que esta celebracion mariana pueda dar aquellos deseadisimos y saludables frutos, que todos vehementemente esperamos.


19. Expongase el dogma.

Para que facilmente y con mas éxito se consiga esto, deseamos que en todas las diocesis se tengan oportunamente sermones y conferencias por medio de las cuales este articulo de la doctrina cristiana sea conocido amplia y claramente por las almas, para que se aumente la fe del pueblo, se excite mas cada dia el amor a la Virgen Madre de Dios, y de ello tomen todos ocasion para seguir gozosa y prontamente las huellas de nuestra Madre celestial.


20. Peregrinacion y preces.

Y puesto que en todas las ciudades, pueblos y aldeas en que florece la religion cristiana hay una capilla o al menos un altar en que se expone la imagen de la Virgen a la veneracion del pueblo, Nos deseamos, venerables hermanos, que se reunan alli sin cesar multitudes de fieles y que no solo en privado, sino también en publico, se eleven, a una voz y con una sola alma, preces a nuestra dulcisima Madre.

Y dondequiera que -como ocurre en casi todas las diocesis- haya un templo en el cual la Virgen Madre de Dios es venerada con especial devocion, alli acudan en determinados dias del ano piadosas muchedumbres de peregrinos con publicas y edificantes manifestaciones de la fe comun y del comun amor a la Virgen Santisima.


21. Particularmente a Lourdes y Roma.

No dudamos de que asi sucedera de una manera particular en la gruta de Lourdes, donde con tan ferviente piedad se venera la bienaventurada Virgen Maria, concebida sin mancha de pecado. Preceda a todos con el ejemplo esta Ciudad Santa, que desde los primeros tiempos del cristianismo honra con peculiar veneracion a su celeste Madre y Patrona. Hay aqui, como todos saben, no pocas iglesias en las cuales esta ella expuesta a la piedad de los romanos, pero la principal de todas es la basilica Liberiana, en la cual todavia descuella el mosaico puesto por nuestro predecesor de piadosa memoria Sixto III, insigne monumento de la maternidad divina de Maria Virgen; y en ella, también benignamente, sonrie la imagen de la "Salus populi romani". Ahi, pues, principalmente, deben acudir los fieles a rezar y ante esa sagrada imagen todos expongan sus piadosos votos, pidiendo principalmente que esta ciudad, que es la capital del orbe catolico, sea también para todos maestra de fe, de piedad y de santidad. A vosotros, romanos, os hablamos con las palabras de nuestro predecesor de santa memoria Leon Magno: "Si toda la Iglesia esparcida por el mundo entero debe florecer en todo género de virtudes, vosotros debéis aventajar a los demas pueblos con los frutos de vuestra piedad, ya que, fundados en la base misma de la piedra apostolica, fuisteis redimidos con todos por Nuestro Senor Jesucristo, y con preferencia a los demas fuisteis instruidos por el bienaventurado apostol Pedro"(1).


22. Reforma de costumbres.

Muchas son las cosas que en las actuales circunstancias es necesario que encomienden todos a la tutela de la bienaventurada Virgen y a su patrocinio y potencia suplicante. Pidan en primer lugar que cada uno ajuste cada dia mas, como hemos dicho, sus costumbres a los preceptos cristianos, con el auxilio de la divina gracia, ya que la fe sin las obras es cosa muerta (cf. Sant 2,20 y 26), y ya que nadie puede hacer nada, como conviene, por el bien comun, si antes él mismo no es un ejemplo de virtud para los demas.


23. La pureza e integridad de la juventud.

Pidan con insistencia que la juventud generosa y gallarda crezca pura e integra y no permita que la flor lozana de su edad se inficione con el aire de este siglo corrompido ni se aje con los vicios; que sus desenfrenados deseos y sus impetuosos ardores sean gobernados con justa moderacion y apartandose de toda insidia no se vuelvan hacia las cosas danosas y deshonestas, sino que se eleven a todo lo que es bello, santo, amable y excelso.


24. La bondad y fortaleza de la edad madura.

Pidan todos en sus oraciones que la edad viril y madura se distinga particularmente por su cristiana bondad y fortaleza; que el hogar doméstico resplandezca por una fe incontaminada y florezca con una descendencia santa y rectamente educada, que se fortalezca por la concordia y la ayuda mutua.


25. La paz interior para los ancianos.

Pidan, finalmente, que los ancianos gocen los frutos de una vida honesta, de tal manera que cuando lleguen por fin al término de su carrera mortal nada tengan que temer y no se atormenten con ningun remordimiento o angustia de conciencia ni tengan nada de que avergonzarse, sino que se sientan seguros porque van a recibir en breve el premio de su largo trabajo.


26. Alivio para los que padecen.

Pidan ademas en sus suplicas a la Madre de Dios pan para los hambrientos, justicia para los oprimidos, la patria para los desterrados, cobijo acogedor para los que carecen de casa, la libertad debida para aquellos que han sido injustamente arrojados a la carcel o a los campos de concentracion; el tan deseado regreso a la patria para todos aquellos que, después de pasados tantos anos desde el final de la ultima guerra, todavia estan prisioneros y gimen y suspiran ocultamente; para aquellos que estan ciegos en el cuerpo y en el alma, la alegria de la refulgente luz, y que a todos los que estan divididos entre si por el odio, la envidia y la discordia, los obtengan por sus suplicas la caridad fraterna, la concordia de los animos y aquella fecunda tranquilidad que se apoya en la verdad, la justicia y la mutua union.


27. Libertad para la Iglesia.

Deseamos de un modo especial, venerables hermanos, que en las fervientes plegarias que sean elevadas a Dios durante la celebracion del proximo Ano Mariano, se pida humildemente que bajo el patrocinio de la Madre del divino Redentor y dulcisima Madre nuestra la Iglesia catolica pueda por fin gozar en todas partes de la libertad que le es debida y que siempre hizo servir, como magnificamente ensena la historia, al bien de los pueblos y nunca a su perjuicio, siempre al establecimiento de la concordia entre los ciudadanos, las naciones y los pueblos y nunca a la division de los animos.


28. Por los perseguidos y silenciados.

Todos conocen las tribulaciones con que vive la Iglesia en algunas partes y las mentiras, calumnias y usurpaciones con que es vejada; todos saben como en algunas regiones los sagrados pastores estan tristemente dispersos o encerrados sin causa justa en las carceles o de tal manera impedidos, que les es imposible ejercer libremente, como es necesario, sus ministerios; todos saben, finalmente, como en tales lugares no se pueden tener escuelas propias, ni ensenar, defender o propagar la doctrina cristiana por medio de la prensa, ni educar convenientemente segun sus ensenanzas a la juventud. Todas las exhortaciones que sobre este asunto os hemos dirigido mas de una vez y siempre que ha habido ocasion, de nuevo os las repetimos con sumo interés por medio de esta carta enciclica. Confiamos plenamente que durante todo este Ano Mariano en todas partes se eleven suplicas a la poderosisima Virgen Madre de Dios y suavisima Madre nuestra, con las cuales se consiga de su actual y valioso patrocinio que los sagrados derechos que competen a la Iglesia y que son exigidos por el respeto que se debe a la civilizacion y a la libertad humanas sean por todos reconocidos abierta y sinceramente, para utilidad universal e incremento de la comun concordia.

Esta palabra Nuestra, que Nos la dicta un ardiente sentimiento de caridad, deseamos que llegue en primer lugar a aquellos que, obligados al silencio y rodeados de toda clase de asechanzas, contemplan con animo dolorido su comunidad cristiana afligida, perturbada y privada de todo auxilio humano. Que también estos queridisimos hermanos e hijos nuestros, estrechamente unidos a Nos y a los demas fieles, interpongan ante el Padre de las misericordias y Dios de toda consolacion (2Co 1,3) el potentisimo patrocinio de la Virgen Madre de Dios y Madre nuestra y le pidan la ayuda del cielo y la consolacion de lo alto; y perseverando con animo esforzado e inquebrantable en la fe de sus mayores, hagan suya en esta grave situacion, como distintivo de cristiana fortaleza, la siguiente sentencia del Doctor Melifluo: "Estaremos en pie, combatiremos hasta la muerte si fuese necesario por (la Iglesia) nuestra Madre, con las armas de que podemos disponer: no con escudos y espadas, sino con lagrimas y oraciones al Senor"(2).


29. con los que viven en el cisma.

Y ademas, también a aquellos que estan separados de nosotros por el viejo cisma, a los que, por otra parte, Nos amamos con animo paterno, los invitamos a unirse concordemente a estas oraciones y suplicas, ya que sabemos muy bien que ellos sienten grandisima veneracion hacia la Santa Madre de Jesucristo y celebran su Concepcion Inmaculada. Que vea la bienaventurada Virgen Maria que todos los que se glorian de ser cristianos, unidos al menos con los vinculos de la caridad, vuelven a ella suplicantes sus ojos, sus animos y sus plegarias, pidiéndole aquella luz que ilumina las mentes con la luz de lo alto y la unidad con que finalmente se forme un solo rebano y un solo Pastor (Jn 10,16).


30. Anadanse obras de penitencia.

A estas suplicas comunes anadanse piadosas obras de penitencia, pues el amor a la oracion hace "que el alma tenga valor y se pertreche para las cosas arduas y se eleve a las divinas, y la penitencia hace que tengamos imperio sobre nosotros mismos, especialmente sobre nuestro cuerpo, a consecuencia de la antigua culpa, gravisimo enemigo de la razon y de la ley evangélica. Estas virtudes, como claramente se ve, estan estrechamente unidas entre si, se ayudan mutuamente y tienden al mismo fin de apartar al hombre, nacido para el cielo, de las cosas caducas y de llevarle casi a un trato celestial con Dios"(3).


31. Por la paz.

Y ya que todavia no ha brillado sobre las almas y sobre los pueblos una solida, sincera y tranquila paz, esfuércense todos por alcanzarla plena y felizmente y consolidarla con sus piadosas suplicas, de tal manera que asi como la bienaventurada Virgen Maria dio a luz al Principe de la Paz (cf. Ir 9,6), Ella también, con su patrocinio y con su tutela, una en amigable concordia los hombres, que solamente pueden gozar de aquélla serena prosperidad que es posible obtener en esta vida mortal cuando no estan separados entre si por las envidias mutuas, desgarrados miserablemente por las discordias e impelidos a luchar entre si con amenazadores y terribles designios, sino que, unidos fraternalmente, se dan entre si el osculo de la paz, "que es tranquila libertad"(4), y que bajo la guia de la justicia y con la ayuda de la caridad forma, como conviene, de las diversas clases sociales y de las distintas naciones y pueblos una sola y concorde familia.


32. Deseos finales.

Quiera el divino Redentor, con la ayuda y mediacion de su benignisima Madre, hacer que se realicen con la mayor largueza y perfeccion posibles todos estos ardentisimos deseos nuestros, a los que, como plenamente confiamos, no solamente corresponderan gustosamente los deseos de nuestros hijos, sino también los de todos aquellos que se interesan con empeno por la civilizacion cristiana y el progreso de la Humanidad.


33. Bendicion Apostolica.

Mientras tanto, sea prenda de los divinos favores y testimonio de nuestro paternal afecto la bendicion apostolica que a todos y cada uno de vosotros, venerables hermanos, y también a vuestro clero y pueblo, gustosisimamente impartimos en el Senor.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el dia 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la bienaventurada Virgen Maria, del ano 1953, decimoquinto de nuestro pontificado.

PIUS PP XII

Notas

(1) Serm. III,14; Migne, P L., LIV,147-148.

(2) S. Bern., Epist. 221,3; Migne, E L. CLXXXII,36,387.

(3) Leon XIII, enciclica Octobri mense, d. 22 sept., a. 1891; "Acta Leonis XIII,11, p. 312.

(4) Cic., Phil.,2,44.






PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - TITULO SEGUNDO