PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - CONCLUSION:

CONCLUSION:

Exhortaciones


15. Obedecer a Dios mas que a los hombres.

Exhortamos, pues, vivamente en las visceras de Cristo(19), a los fieles de los que antes Nos hemos lamentado, a volver al camino del arrepentimiento y de la salvacion. Recuerden que si hay que dar, cuando es necesario, a César lo que es de César, con mayor razon hay que dar a Dios lo que es de Dios(19); y cuando los hombres mandan cosas contrarias a la voluntad divina, entonces es necesario poner en practica la maxima del Apostol PEDRO: Es necesario obedecer a Dios mas que a los hombres(20). Recuerden, ademas, que es imposible servir a dos senores, si estos mandan cosas opuestas entre si(21); y también que es imposible a veces satisfacer a Dios y a los hombres(22). Y si en alguna ocasion ocurre que debe sufrir graves danos quien quiere permanecer fiel al Divino Redentor hasta la muerte, tolere esto con espiritu fuerte y se reno(23).


16. La fidelidad heroica es necesaria.

Queremos, en cambio, repetida mente congratularnos con los que, soportando penosas dificultades, se han a distinguido en la fidelidad a Dios y a la Iglesia Catolica y, por lo tanto, han sido dignos de padecer contumelias por el nombre de Jesus(24); con animo paternal los alentamos a continuar fuertes e intrépidos por el camino emprendido, teniendo presentes las palabras de Cristo: ...No tengais miedo a los que matan el cuerpo, que al alma no pueden matarla temed mas bien a aquel que puede perder el alma y el cuerpo en la Gehenna... Los cabellos de vuestra cabeza estan contados. No temais, pues... Pues, a todo el que me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que esta en los cielos; pero a todo el que me negare delante de los hombres, yo le negaré también delante de mi Padre, que esta en los cielos(25).

Ciertamente, ¡oh, Venerables Hermanos y Amados Hijos, no es leve la lucha que os es impuesta por la ley divina! Pero Cristo Nuestro Senor que ha declarado bienaventurados a los que sufren persecucion por la justicia, les ha mandado gozar y exultar porque abundante sera en los cielos su recompensa(26).


17. Plegaria al cielo por la Iglesia china.

El mismo benignamente os asistira desde el cielo con su poderosisima ayuda, con el fin de que podais combatir el buen combate y conservar la fe(27); a todos, igualmente, os asistira con su eficacisima proteccion la Madre de Dios, MARIA Virgen, que es también la Madre amantisima de todos. Ella, Reina de la China, os defienda y os ayude en modo especial en este Ano Mariano, con el fin de que con constancia perseveréis en vuestros propositos; que os asistan desde el Cielo los Santos Martires de la China, los cuales salieron serenos al paso de la muerte por su verdadero amor a la patria terrenal, y sobre todo por su fidelidad al Divino Redentor y a su Iglesia.


18. Bendicion Apostolica.

Mientras tanto, séanos auspicio de celestiales gracias la Bendicion Apostolica que, como testimonio de Nuestra especialisima benevolencia, impartimos con mucho afecto en el Senor tanto a vosotros, Venerables Hermanos y Amados Hijos, como a toda la queridisima Nacion China.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el 7 de Octubre en la festividad del Smo. Rosario de la Bienaventurada Virgen MARIA en el ano 1954,16º de Nuestro Pontificado.

PIO PAPA XII.



Notas

(8) Ver Juan 13,35.

(9) Rm 15,26.

(10) Ver 1 Coro 16,1-2.

(11) Juan 7,16. volver)

(12) ITm 6. 20.

(13) IITm 1,14.

(14) Ver Mt 28,19-20.

(15) Galatas 1,11-12.

(16) Galatas 1,8.

(17) Ver Juan 15,6.

(18) A.A.S. 44 (1952) 155: CUPIMUS IMPRIMIS: Subtitulo 5.

(19) Ph 1,8.

(20) Ver Lc 20,25.

(21) Ac 5,29.

(22) Ver Mt 6,24.

(23) Ver Ga 1,10.

(24) Hechos 5,41.

(25)) (25) Mal. 10,28. 30-33.

(26) Ver Mt 5,10-12.

(27) Ver 11Tm 4. 7.






SACRA VIRGINITAS

Carta Enciclica

PIO XII Sobre la sagrada virginidad 25 de marzo de 1954

INTRODUCCION

La santa virginidad en la Iglesia de Cristo

La santa virginidad y la castidad perfecta, consagrada al servicio divino, se cuentan sin duda entre los tesoros mas preciosos dejados como en herencia a la Iglesia por su Fundador.

Por eso los Santos Padres afirmaron que la virginidad perpetua es un bien excelso nacido de la religion cristiana. Y con razon notan que los paganos de la antigüedad no exigieron de las vestales tal género de vida sino por un tiempo limitado(1), y si en el Antiguo Testamento se mandaba guardar y practicar la virginidad, era solo como condicion preliminar para el matrimonio(2). Anade San Ambrosio(3) : Leemos, si, que también, en el templo de Jerusalén hubo virgenes. Pero, ¿qué dice el Apostol? Todo esto les acontecia en figura(4) para que fuesen imagenes de las realizaciones futuras.

Ciertamente, ya desde la época de, los apostoles vive y florece esta virtud en el jardin de la Iglesia. Cuando en los Hechos de los apostoles(5) se dice que las cuatro hijas del diacono Felipe eran virgenes, se quiere significar, mas bien, un estado de vida que la edad juvenil. Y no mucho después San Ignacio de Antioquia, al saludar a las virgenes de Esmirna, refiere(6) que, a una con las viudas, constituian una parte no pequena de esta comunidad cristiana. En el siglo segundo -como atestigua San Justino son muchos los hombres y mujeres, educados en el cristianismo desde su infancia, que llegan completamente puros hasta los sesenta y los setenta anos(7). Poco a poco crecio el numero de hombres y mujeres que consagraban a Dios su castidad, y al mismo tiempo fue adquiriendo una importancia considerable el puesto que ocupaban en la Iglesia, como mas ampliamente lo expusimos en nuestra constitucion apostolica Sponsa Christi(8).

También los Santos Padres como San Cipriano, San Atanasio, San Ambrosio, San Juan Crisostomo, San Jeronimo, San Agustin y otros muchos, escribiendo sobre, la virginidad, le dedicaron las mayores alabanzas. Esta doctrina de los Santos Padres, desarrollada al correr de los siglos, por los Doctores de la Iglesia y por los maestros de la ascética cristiana, contribuye mucho para suscitar en los cristianos de ambos sexos el proposito, de consagrarse a Dios en castidad perfecta y para confirmarlos en él hasta la muerte.

No se puede contar la multitud de almas que desde los comienzos de la, Iglesia hasta, nuestros dias han ofrecido a Dios su castidad, unos conservando intacta su virginidad, otros consagrandole para siempre su viudez, después de la muerte del esposo; otros, en fin, eligiendo una vida totalmente casta después de haber llorado sus pecados; mas todos conviniendo en el mismo proposito de abstenerse para siempre, por amor de Dios, de los deleites de la carne. Sirvan a todos estos las ensenanzas de los Santos Padres sobre la excelencia y, él mérito de la virginidad, de estimulo, de sostén y de aliento para perseverar inconmovibles en el sacrificio ofrecido y para no volver a tomar ni la mas pequena parte del holocausto ofrendado ante el altar de Dios.

Esta castidad perfecta es la materia de uno de los tres votos que constituyen el estado religioso(9); la misma se exige a los clérigos de la Iglesia latina para las ordenes mayores(10) y también a los miembros de los institutos seculares(11). Pero florece asimismo entre muchos que pertenecen al estado laical; ya que hay hombres y mujeres que, sin pertenecer a un estado, publico de perfeccion, han hecho el proposito o el voto privado de abstenerse completamente del matrimonio y de los deleites de la carne para servir mas libremente al projimo y para unirse mas facil e intimamente a Dios.

A todos y cada uno de estos amadisimos hijos nuestros, que de algun modo han consagrado a Dios su cuerpo, y su alma, nos dirigimos con corazon paterno y los exhortamos con el mayor encarecimiento posible a mantenerse firmes en su santa resolucion y a ponerla en practica con diligencia.

No faltan hoy dia quienes, apartandose en esta materia del recto camino, de tal manera exaltan el matrimonio, que llegan a anteponerlo practicamente a la virginidad y, por consiguiente, a menospreciar la castidad consagrada a Dios y el celibato eclesiastico. Por eso la conciencia de nuestro oficio apostolico nos mueve hoy a declarar y sostener ante todo la doctrina de la excelencia de la virginidad y defender esta verdad catolica contra tales errores.

PRIMERA PARTE: NATURALEZA, EXCELENCIA Y VENTAJAS, DEL ESTADO DE VIRGINIDAD

Castidad perpetua

En primer lugar, debemos advertir que lo esencial de su doctrina sobre la virginidad lo ha recibido la Iglesia de los mismos labios de su Divino Esposo.

Pareciendo a los discipulos muy pesados los vinculos y las obligaciones del matrimonio, que el Divino Maestro les manifestara, le dijeron: Si, tal es tal es la condicion del hombre con respecto a su mujer, no tiene cuenta el casarse(12). Y Jesus les respondio que no todos eran capaces de comprender esta palabra, sino solo aquéllos a quienes se les ha concedido; porque algunos son inhabiles para el matrimonio por defecto fisico de nacimiento, otros por violencia y malicia de los hombres; otros, en cambio, se abstienen de él espontaneamente y de propia voluntad, y eso por amor del reino cielos. Y concluyo Nuestro Senor diciendo: Quien sea capaz de tal doctrina, que la siga(13).

Con estas palabras el Divino Maestro no trata de los fisicos del matrimonio, sino de la resolucion libre y voluntaria de abstenerse para siempre de él y de los placeres de la carne. Al comparar a los que renuncian espontaneamente al matrimonio con los que se ven obligados a tal renuncia o por la naturaleza o por la violencia de, los hombres, no es verdad que el Divino Redentor nos ensena que la castidad, para ser perfecta, tiene que ser perpetua?

Por otra parte como los Santos Padres y los Doctores de la Iglesia ensenan, la virginidad no es virtud cristiana sino cuando se guarda por amor del reino de los cielos(14), es decir, cuando abrazamos este estado de vida para poder mas facilmente entregarnos a las cosas divinas, alcanzar con mayor seguridad la eterna bienaventuranza y, finalmente, dedicarnos con mas libertad a la obra de conducir a otros al reino de los cielos.

No pueden, por tanto, reivindicar para si, el honorifico titulo de la virginidad cristiana los que se abstienen del matrimonio o por puro egoismo o, como advierte San Agustin(15), para eludir las cargas que él impone, o tal vez para jactarse farisaicamente de la propia, integridad corporal. Por lo cual, ya el Concilio de Gangres reprobaba que la virgen o el continente se apartasen del matrimonio por reputarlo cosa abominable y, no por la belleza y santidad de la virginidad(16).

Ademas, el Apostol de las gentes, inspirado por él Espiritu Santo, advierte: El que no tiene mujer, anda solicito, de las cosas del Senor, y en que ha de agradar a Dios... Y la mujer no casada y la virgen piensan en las cosas del Senor para ser santas en cuerpo y alma(17). ste es, por lo tanto, Este es por tanto el fin primordial y la razon principal de la virginidad cristiana: el tender unicamente hacia las cosas divinas, empleando en ellas alma y corazon; el querer agradar a Dios en todas las cosas, pensar solo en El, consagrarle totalmente cuerpo y alma.

Cuerpo y alma consagrados a Dios

De este modo interpretaron siempre los Santos Padres las palabras de Jesucristo y la doctrina del Apostol de las gentes: desde los primitivos tiempos de la Iglesia entendieron ellos la virginidad como una consagracion del cuerpo y del alma a Dios. Asi, San Cipriano exige de las virgenes el que ya no quieran adornarse ni agradar a nadie sino al Senor, puesto que se han consagrado a Cristo y, apartandose, de las concupiscencias de la carne, se han entregado a Dios en cuerpo y alma(18). El Obispo de Hipona va mas adelante cuando afirma: No es que se honre a la virginidad por ella misma, sino por estar consagrada a Dios... y no alabamos a las virgenes :porque lo son, sino por ser virgenes consagradas a Dios por medio de una piadosa continencia(19). Los principes de la sagrada teologia, Santo Tomas de Aquino(20) y San Buenaventura(21), apoyados en la autoridad de San Agustin, ensenan que la virginidad no goza de la firmeza propia de la virtud, si no nace del voto de conservarla siempre intacta. Y sin duda los que mas plena y perfectamente ponen en practica la ensenanza de Cristo sobre la perpetua renuncia al matrimonio son los que se obligan con voto perpetuo a guardar continencia; ni se puede afirmar con fundamento que es mejor y mas perfecta la resolucion de los que quieren dejar una puerta abierta para poder volver atras.

Una suerte de matrimonio espiritual

Este vinculo de perfecta castidad lo consideraron los Santos Padres como una especie de matrimonio espiritual, mediante el cual el alma se une con Cristo; y por eso algunos llegaron hasta comparar con el adulterio la violacion de esta promesa de fidelidad(22). San Atanasio escribe que la Iglesia catolica acostumbra llamar esposas de Cristo a quienes poseen la virtud de la virginidad(23). Y San Ambrosio, escribiendo sobre la santa virginidad, se expresa con esta concisa frase: Virgen es quien se desposa con Dios(24). Mas aun, segun aparece en los escritos del mismo doctor de Milan(25), el rito de la consagracion de las virgenes ya en el siglo IV era muy semejante al que usa hoy la Iglesia en la bendicion nupcial(26).

Por esa misma razon, los Santos Padres exhortan a las virgenes a amar a su Divino Esposo con mas afecto que el que tendrian a su propio marido, si estuviesen, unidas en matrimonio, y a conformar sus pensamientos y actos a la voluntad de El(27). San, Agustin, dirigiéndose a ellas, escribe: Amad con todo vuestro corazon al mas hermoso entre los hijos de los hombres: libre esta para ello vuestro corazon; desligado se halla de todo lazo conyugal... Si, pues, caso de estar casadas, hubierais debido tener grande amor a vuestros maridos, cuanto mas no deberéis amar a Aquel por quien habéis renunciado a tener marido? Quede clavado por entero en vuestro corazon el que por vosotras quiso estar clavado en una cruz(28). Tales son, por lo demas, los sentimientos propositos que la Iglesia misma exige a las virgenes en el dia de su consagracion a Dios, invitandolas a pronunciar estas palabras rituales: He despreciado el reino del mundo y todo el ornato de este siglo por amor de Nuestro Senor Jesucristo, a quien vi, de quien, me enamoré, en quien puse mi confianza, a quien quise, con ternura(29). Lo que mueve, pues, suavemente a la virgen a consagrar totalmente su cuerpo y su alma al Divino Redentor no es otra cosa sino, el amor a El, como San Metodio, Obispo de Olimpo, lo hace expresar hermosamente a una de ellas: Tu, oh Cristo, eres para mi todas las cosas. Para Ti me conservo, oh Esposo(30). Si, el amor de Cristo es el que persuade a la virgen a encerrarse para siempre entre los muros de un monasterio para contemplar y amar mas libre y facilmente a su celestial Esposo, El es el que la incita fuertemente a practicar con todas sus fuerzas hasta su muerte las obras de misericordia en servicio del projimo.





Notas

(1) Cfr. S. Ambros.: De virginibus, lib. I, c. 4, n.15; De virginite, c.3, n. 13; P.L. XVI,193,69.

(2) Cfr. Ex, XXII,16-17; Dt, XXII,23-29; Eccli, VLII,9

(3) S. Ambros.: De virginibus, lib. I, c. 3, n. 12; P.L. XVI,192.

(4) ICo X,11

(5) Ac, XXI,9

(6) Cfr. S. Ignat. Antioch.: Ep. ad Smyrn., c.13; ed. Funk-Diekamp: Patres Apostolici, vol. I p. 286

(7) S. Iustin: Apol. I pro christi, c.15; P.G. VI,349

(8) Cfr. Const. Apost. Sponsa Christi; A.A. S. XLIII,1051, pp. 5-8

(9) Cfr. C.I.C. can. 487

(10) Cfr. C.I.C. can. 132 §1

(11) Cfr. Const. Apost. Provida Mater, art. III § 2; A.A.S. XXXIX,1947, p. 121 volver)

(12) Mt 19,10

(13) Ibid.,19,11-12

(14) Mt. 19,12

(15) S. Agustin: De sancta virginitate, c. 2, P.L. XL,407

(16) Cfr. Can. 9; Mansi: Coll., II,1.096.

(17) 1Co 7,32-34.

(18) S. Cypr.: De habitu virginum,4; P.L. IV,443.

(19) S. Agustin : De sancta virginitate, cc. 8,11; P.L. XL,400,401.

(20) S. Tomas, Suma Teologica, II-II, q. 152, a. 3, ad. 4.

(21) S. Bonav.: De perfectione evangelica, q. 3, a. 3, sol. 5.

(22) Cfr. San Cipriano: De habitu virginum, c. 20; P.L. IV 459

(23) Cfr. San Atanasio: Apol. Ad Constant.,33; P.G. XXV,640

(24) S. Ambrosio: De virginibus, lib. I. C. 8; n. 52; P.L. XVI,202

(25)) Cfr. Ibid., lib. III, cc. 1-3, nn 1-14; De institutione virginis, c. 17 nn. 104-114; P.L. XVI,219-224,333-336

(26) Cfr. Sacramentarium Leonianum, XXX; P.L. LV,129; Pontificale Romanum: De benediotione et consecratione virginum.

(27) Cfr. S. Cipriano: de habitu virginum,4 et 22 ; P.L. IV,443-444 et 462 ; S. Ambrosio: De virginibus, lib. I e 7, n. 37 ; P.L. XVI,199.

(28) S. Agustin: De sancta virginitate, cc. 54-55; P.L. XL,428

(29) Pontificale Romanum: De benedictione et consecratione virginum

(30) S. Metodio Olympi: Convivium decem virginum orat. XI c. 2; P.G. XVIII,209

Semejantes a Cristo

De aquellos hombres que no se mancillaron con mujeres, porque son virgenes(31), afirma el Apostol, San Juan: Estos siguen al Cordero dondequiera que va(32). Pensemos en la exhortacion que a todos estos dirige San Agustin: Seguid al Cordero, porque es también virginal la carne del Cordero... Con razon lo seguis dondequiera que va con la virginidad de vuestro corazon y de vuestra carne. Pues, ¿qué significa seguir sino imitar? Porque Cristo padecio por nosotros dandonos ejemplo, como dice el Apostol San Pedro, "para que sigamos sus pisadas"(33). Realmente, todos estos discipulos y esposas de Cristo se han abrazado con la virginidad, segun San Buenaventura, para conformarse con su Esposo Jesucristo, al cual hace asemejarse la virginidad(34). A su encendido amor a Cristo no podia bastar la union de afecto; era di todo punto necesario que ese amor se echase también de ver en la imitacion de sus virtudes, y de manera particular, conformandose con su vida, que toda ella se empleo en el bien y salvacion del género humano. Si, pues, los sacerdotes, si los religiosos, si, en una palabra, todos los que de alguna manera se han consagrado al servicio, guardan castidad perfecta, es, en definitiva, porque su Divino Maestro fue virgen hasta el fin de su vida. Por eso exclama San Fulgencio: Este es el Unigénito Hijo de Dios, Hijo Unigénito también de la Virgen, unico Esposo de todas las virgenes consagradas, fruto, gloria y premio de la santa virginidad, a quien la santa virginidad dio un cuerpo, con quien espiritualmente se une en desposorio la santa virginidad, de quien la santa virginidad recibe su fecundidad permaneciendo intacta, quien la adorna para que siempre hermosa, quien la corona para que reine en la gloria eternamente(35).

La virginidad no divide el corazon lo entrega enteramente a Dios

Juzgamos oportuno, Venerables Hermanos, exponer mas detenidamente por qué el amor de Cristo mueve las almas generosas a renunciar al matrimonio, que secreto vinculo une la virginidad con la perfeccion de la caridad cristiana. Ya en, las palabras de Jesucristo que hemos citado mas arriba se indica que el abstenerse completamente del matrimonio desembaraza al hombre de pesadas cargas y graves obligaciones. Inspirado por el Divino Espiritu, el Apostol de las gentes expone la causa de esta liberacion con las siguientes palabras: Yo deseo que vivais sin cuidados ni inquietudes... Mas el que, tiene mujer anda afanado en las cosas del mundo y en como ha de agradar a la mujer, y se halla dividido(36). En las cuales palabras hay que advertir que el Apostol no condena el que los maridos se preocupen de sus esposas ni reprende a las esposas porque procuren agradar a sus maridos, sino que mas bien afirma que su corazon se halla dividido entre el amor del conyuge y el amor de Dios, y, que, sin fuerza de las obligaciones del matrimonio, se ven atormentados por cuidados que dificilmente les permiten darse a la meditacion de las cosas de Dios. Pues el deber conyugal a que estan sometidos es claro e imperioso: Seran dos en una sola carne37(37). Tanto en las circunstancias tristes como en las alegres, los esposos estan mutuamente ligados(38). Facilmente, se, comprende por qué los que desean consagrarse al divino servicio abrazan la vida de virginidad como una liberacion para mas plenamente servir a Dios y contribuir con todas sus fuerzas al bien de los projimos. Para poner algunos ejemplos, ¿de qué manera hubiera podido aquel admirable heraldo de la verdad evangélica, San Francisco Javier, o el misericordioso padre de los pobres, San Vicente de Paul, o San Juan Bosco, educador asiduo de la juventud, o aquella incansable "madre de los emigrados", Santa Francisca Javier Cabrini, sobrellevar tan grandes molestias y trabajos, si hubiesen tenido que aten a las necesidades corporales y espirituales de su conyuge y de sus hijos?

Facilita la elevacion esiritual

Pero hay una razon mas por la que abrazan la virginidad todos los que desean consagrarse enteramente a Dios y a la salvacion del projimo, y es la que traen los Santos Padres cuando tratan de los provechos que pueden alcanzar los que renuncian a estos deleites del cuerpo para poder gozar mas cumplidamente de las elevaciones de la vida espiritual. No hay duda como ellos claramente también lo dicen que el tal placer, legitimo en el matrimonio, no es en si mismo reprobable; mas aun, el uso casto del matrimonio ha sido ennoblecido y consagrado con un sacramento especial. Con todo, hay que reconocer igualmente que las facultades inferiores de la naturaleza humana, después de la desdichada caida de Adan, resisten a la recta razon y a veces también impelen al hombre a lo que no es honesto. Porque, como afirma el Doctor Angélico, el uso del matrimonio impide que el alma se emplee totalmente en el servicio de Dios(39).

Para que los ministros sagrados adquieran esta espiritual libertad de cuerpo y de alma y se desentiendan de negocios temporales la Iglesia latina, les exige que voluntariamente se obliguen a la castidad perfecta(40). Y aunque esta ley -como lo afirmo Nuestro Predecesor, de inmortal memoria, Pio XI -no obliga de la misma: manera a los sacerdotes de la Iglesia oriental, también entre ellos es alabado el celibato eclesiastico y en ciertos casos sobre todo en los supremos grados de la jerarquia esta prescrito como requisito indispensable(41).

Motivo sacerdotal

Pero hay que advertir que los ministros sagrados se abstienen enteramente del matrimonio no solo porque se dedican al apostolado, sino también porque sirven al altar. Porque si ya los sacerdotes del Antiguo Testamento, durante el tiempo en que se ocupaban en el servicio del Templo, se abstenian del uso del matrimonio para no contraer como los demas una impureza legal(42), ¿cuanto mas puesto en razon es que los ministros de Jesucristo, que diariamente ofrecen el sacrificio eucaristico, posean la perpetua castidad? Refiriéndose a esta perfecta continencia, amonesta San Pedro Damian a los sacerdotes con esta pregunta: Si, pues, Nuestro Redentor de tal manera amo la flor de un pudor intacto, que no solo quiso nacer de entranas virginales, sino también estar encomendado a los cuidados de un padre putativo virgen, y esto cuando, parvulo aun, lloraba en la cuna, ¿por quiénes, dime, deseara que sea tratado su cuerpo ahora que reina en la inmensidad de los cielos?(43).

Es preciso, por tanto, afirmar como claramente ensena la Iglesia que la santa virginidad es mas excelente que el matrimonio. Ya nuestro Divino Redentor la habia aconsejado a sus discipulos como instituto de vida mas, perfecta(44); y el Apostol San Pablo, al hablar del padre que da en matrimonio a su hija, dice: Hace bien; pero en seguida anade: Mas el que no la da en matrimonio obra mejor(45). Y este mismo Apostol, comparando, el matrimonio con, la virginidad, expresa su pensamiento mas de una vez y especialmente con estas palabras: Me alegraria que fueseis todos tales como yo mismo... Y digo a las personas no casadas y a las viudas: bueno les es, si asi permanecen, como también permanezco yo(46). Pues si, como llevamos dicho, la virginidad aventaja al matrimonio, esto se debe principalmente a que tiene por mira la consecucion de : un fin mas excelente(47) y también a que de manera eficacisima ayuda a consagrarse enteramente al servicio divino, mientras que el que esta impedido por los vinculos y los cuidados del matrimonio en mayor o menor grado se encuentra dividido(48).

Frutos de la virginidad

Y si miramos los abundantes, frutos que de la virginidad provienen, brilla, sin duda, con mayor luz su excelencia: Ya que por el fruto se conoce, el arbol(49).

a) Las obras exteriores

Cuando pensamos en la innumerable falange de virgenes y apostoles que desde los primeros tiempos de la Iglesia hasta nuestros dias han renunciado al matrimonio para dedicarse con, mas facilidad y mas enteramente a la salvacion del projimo por amor a Cristo, y de esta suerte, llevan adelante empresas admirables, de religion y caridad, no podemos menos de sentir un intenso y suavisimo consuelo. Pues sin querer, como es razon, quitar nada al mérito y a los frutos apostolicos de los que, militando en las filas de la Accion Catolica, pueden con su actividad salvadora llegar a donde no raras veces no pueden los sacerdotes y los religiosos, no hay duda que a estos ultimos se debe la mayor parte, de tales obras de caridad. Porque los sacerdotes y religiosos con animo generoso acompanan y guian la vida de los hombres sin distincion de edad o de condicion, y cuando caen fatigados o enfermos legan como en herencia el encargo a otros para que lo continuen. Asi no raras veces sucede que el nino apenas nacido es acogido por unas manos virginales, sin que nada le falte de los cuidados que ni una madre pudiera prodigarle con mayor amor, y si es mayor y ha alcanzado el uso de la razon, se entrega a la educacion de quienes lo instruyan en las ensenanzas de la doctrina cristiana, y le den la conveniente formacion mental, y forjen debidamente su ingenio y su caracter; si uno cae enfermo, en seguida tiene quienes, impulsados por el amor de Cristo, se esfuerzan con solicitos cuidados y convenientes remedios por restablecer su salud; si pierde a sus padres, si se ve abatido por falta de bienes temporales o por miserias espirituales, si es encarcelado, no le falta el consuelo ni el socorro, porque los ministros sagrados, los religiosos, y las virgenes consagradas lo miran, compadecidos como, a un miembro enfermo del cuerpo mistico de Jesucristo recordando las palabras de su Divino Redentor: Porque yo tuve hambre, y me disteis, de comer; tuve sed, y me disteis de beber, era peregrino, y me hospedasteis; estaba desnudo y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; encarcelado y me vinisteis a ver... En verdad os digo, siempre que lo hicisteis con alguno de estos, mis mas pequenos hermanos, conmigo lo hicisteis(50). ¿Y qué diremos en alabanza de los heraldos de la palabra divina qué, lejos de su patria y soportando duros trabajos, convierten a la fe cristiana gran multitud de infieles? ¿Y qué decir de las sagradas esposas de Cristo, que colaboran con ellos, prestandoles una ayuda valiosisima? A todos y cada: uno de estos, gustosos les repetimos aquellas palabras que escribimos en nuestra apostolica exhortacion "Menti Nostrae": El sacerdote, por la ley del celibato, lejos de perder la prerrogativa de la paternidad, la aumenta inmensamente, como quiera que in engendra hijos para esta vida perecedera, sino para que ha de durar eternamente(51).

b) Oracion y penitencia

Por lo demas, la virginidad es fecunda no solo por las empresas y obras exteriores a que pueden dedicara mas completamente y con mayor facilidad los que abrazan, sino también por la forma, de caridad perfecta que ejercen para con el projimo, es decir, por las encendidas suplicas que en, favor de ellos elevan y por la, graves privaciones que espontanea y gustosamente abrazan con el mismo fin, ya que a eso han dedicado toda su vida los siervos de Dios y las esposas de Jesucristo principalmente los que viven en los claustros.

e) Testimonio de fe y de amor

Finalmente, la virginidad consagrada a Cristo es por si misma un testimonio tal de fe en el reino de fe en el reino de los cielos, y demuestra un amor tal a nuestro Divino Redentor, que no es de maravillar que produzca abundantes frutos de santidad. Las virgenes y todos los que se dedican al apostolado y abrazan una castidad perfecta, que son en numero casi incontable, hermosean la Iglesia con la excelsa santidad de su vida. Porque la virginidad infunde en el animo una tal energia espiritual que lo impulsa aun hasta el martirio, si es necesario. Lo muestra abundantemente la Historia que propone a la admiracion de todos tantas legiones de virgenes de Roma hasta Maria Goretti.

d) Virtud angelical

Y no sin motivo la virginidad es llamada virtud angélica, como con toda razon afirma Sn Cipriano dirigiéndose a las virgenes: Lo que hemos de ser todos, ya vosotras lo habéis empezado a ser. Tenéis ya en este mundo la gloria de la resurreccion, y pasais por el mundo sin contaminaros con su corrupcion. Mientras os conservais virgenes y castas, sois iguales a los angeles de Dios(52). Al Alma que tiene sed de vida purisima y arde en deseos de alcanzar el reino de los cielos, la virginidad se le presenta como la perla preciosa por la que uno vendio cuanto tenia para comprarla(53). Los mismos casados y aun los que estan sumergidos en el cieno de los vicios, cuando vuelven su mirada a las virgenes, admiran no raras veces el esplendor de su candida pureza y sienten deseos de conseguir lo que supera el deleite de los sentidos. El motivo por qué las virgenes atraen a todos con su ejemplo es el que indica Santo Tomas de Aquino cuando escribe: A la virginidad se atribuye una excelentisima hermosura(54). Por otra parte, todos esos hombres y mujeres que guardan castidad perfecta, ¿acaso no muestran con ello que este senorio que tienen sobre los movimientos del cuerpo es un efecto del divino auxilio y senal de una virtud solida?

e) El fruto mas bello

Es muy grato considerar particularmente el fruto mas dulce de la virginidad, a saber, que las virgenes consagradas manifiestan a los ojos de su madre la Iglesia y la santidad de la intima union de ellas mismas con Cristo. Las palabras que usa el Pontifice en el sagrado rito de la consagracion de las virgenes y las oraciones que eleva a Dios, eso es lo que sabiamente indican: A fin de que existan almas excelsas, que en la union del varon y de la mujer desdenen la realidad y amen su virtud escondida, y no quieran imitar lo que se realiza en le matrimonio, sino amar lo que el matrimonio significa(55).

Grande gloria de las virgenes es, sin duda alguna, el ser imagenes vivientes de aquella perfecta integridad que une a la Iglesia con su Divino Esposo; y el ser ellas una muestra admirable de la floreciente santidad y de la fecundidad por Jesucristo, es motivo del mayor gozo para esta misma sociedad. A este proposito dice muy bien San Cipriano: Son, en efecto, flor que brota de los gérmenes de la Iglesia; son ornato y esplendor de la gracia espiritual, alegria de la naturaleza, obra perfecta e incorrupta de loor y gloria, imagen divina en que reverbera la santidad del Senor, porcion la mas ilustre del rebano de Cristo. Gozase la Iglesia y en ellas florece exuberante su gloriosa fecundidad; de modo que cuanto mas numeroso se hace el coro de las virgenes, tanto mas crece la alegria de la madre(56)



Notas

(31) Apoc 14,4

(32) Obid.

(33) I Pert.,2,21; S. Agustin: De sancta virginitate, c. 27; P.L. XI,

(34) S. Bonav.: De perfectione evangelica q. 3, a. 3

(35) S. Fulgencio: Epist. 3, c. 4, n. 6; P.L. LXV,326

(36) 1Co 7,32-33

(37) Gn,2,24; Cfr. Mt 19,5

(38) Cfr. 1Co 7,39

(39) S. Tomas: Suma Teologica, II-II, q. 186, a. 4

(40) Cfr. C.I.C., can. 132 § 1

(41) Cfr. Litt. Enc. Ad catholici sacerdotii fastiium, A.A.S. XXVIII,1936, pp. 24-25

(42) Cfr. Lev 15,16-17; 22,4; 1Sam 21,5-7, Cfr. S. Siric. Papa: Esp. ad Himer.,7; P.L. LVI,558-559

(43) S. Pedro Dam.: De coelibatu sacerdotum, c.3; P.L. CXLV,384

(44) Cfr. Mt 19,10-11.

(45) 1Co 7,38.

(46) Ibid.,7,7-8; Cfr. 1 et 26

(47) Cfr. S. Tomas: Suma Teologica I-II q. 152, aa. 3-4.

(48) Cfr. 1Co 7,33.

(49) Mt 12,33.

(50) Mt 25,35-36.40.

(51) A.A.S. XLII,1950, p. 663

(52) S. Cipriano: De habitu virginum,22; P.L. IV,462; cfr. S. Ambrosio: De virginibus, lib. I, c. 8, n. 52; P.L. XVI,202

(53) Mt 13,46

(54) S. Tomas: Summa Teologica, II-II, q. 152, a. 5

(55) Pontificale Romanum: De benedictione et consecratione virginum

(56) S. Cipriano: De habitu virginum,3 ; P.L. IV,443(57) Sess. XXIV, can. 10



Semejantes a Cristo

De aquellos hombres que no se mancillaron con mujeres, porque son virgenes(31), afirma el Apostol, San Juan: Estos siguen al Cordero dondequiera que va(32). Pensemos en la exhortacion que a todos estos dirige San Agustin: Seguid al Cordero, porque es también virginal la carne del Cordero... Con razon lo seguis dondequiera que va con la virginidad de vuestro corazon y de vuestra carne. Pues, ¿qué significa seguir sino imitar? Porque Cristo padecio por nosotros dandonos ejemplo, como dice el Apostol San Pedro, "para que sigamos sus pisadas"(33). Realmente, todos estos discipulos y esposas de Cristo se han abrazado con la virginidad, segun San Buenaventura, para conformarse con su Esposo Jesucristo, al cual hace asemejarse la virginidad(34). A su encendido amor a Cristo no podia bastar la union de afecto; era di todo punto necesario que ese amor se echase también de ver en la imitacion de sus virtudes, y de manera particular, conformandose con su vida, que toda ella se empleo en el bien y salvacion del género humano. Si, pues, los sacerdotes, si los religiosos, si, en una palabra, todos los que de alguna manera se han consagrado al servicio, guardan castidad perfecta, es, en definitiva, porque su Divino Maestro fue virgen hasta el fin de su vida. Por eso exclama San Fulgencio: Este es el Unigénito Hijo de Dios, Hijo Unigénito también de la Virgen, unico Esposo de todas las virgenes consagradas, fruto, gloria y premio de la santa virginidad, a quien la santa virginidad dio un cuerpo, con quien espiritualmente se une en desposorio la santa virginidad, de quien la santa virginidad recibe su fecundidad permaneciendo intacta, quien la adorna para que siempre hermosa, quien la corona para que reine en la gloria eternamente(35).

La virginidad no divide el corazon lo entrega enteramente a Dios

Juzgamos oportuno, Venerables Hermanos, exponer mas detenidamente por qué el amor de Cristo mueve las almas generosas a renunciar al matrimonio, que secreto vinculo une la virginidad con la perfeccion de la caridad cristiana. Ya en, las palabras de Jesucristo que hemos citado mas arriba se indica que el abstenerse completamente del matrimonio desembaraza al hombre de pesadas cargas y graves obligaciones. Inspirado por el Divino Espiritu, el Apostol de las gentes expone la causa de esta liberacion con las siguientes palabras: Yo deseo que vivais sin cuidados ni inquietudes... Mas el que, tiene mujer anda afanado en las cosas del mundo y en como ha de agradar a la mujer, y se halla dividido(36). En las cuales palabras hay que advertir que el Apostol no condena el que los maridos se preocupen de sus esposas ni reprende a las esposas porque procuren agradar a sus maridos, sino que mas bien afirma que su corazon se halla dividido entre el amor del conyuge y el amor de Dios, y, que, sin fuerza de las obligaciones del matrimonio, se ven atormentados por cuidados que dificilmente les permiten darse a la meditacion de las cosas de Dios. Pues el deber conyugal a que estan sometidos es claro e imperioso: Seran dos en una sola carne37(37). Tanto en las circunstancias tristes como en las alegres, los esposos estan mutuamente ligados(38). Facilmente, se, comprende por qué los que desean consagrarse al divino servicio abrazan la vida de virginidad como una liberacion para mas plenamente servir a Dios y contribuir con todas sus fuerzas al bien de los projimos. Para poner algunos ejemplos, ¿de qué manera hubiera podido aquel admirable heraldo de la verdad evangélica, San Francisco Javier, o el misericordioso padre de los pobres, San Vicente de Paul, o San Juan Bosco, educador asiduo de la juventud, o aquella incansable "madre de los emigrados", Santa Francisca Javier Cabrini, sobrellevar tan grandes molestias y trabajos, si hubiesen tenido que aten a las necesidades corporales y espirituales de su conyuge y de sus hijos?

Facilita la elevacion esiritual

Pero hay una razon mas por la que abrazan la virginidad todos los que desean consagrarse enteramente a Dios y a la salvacion del projimo, y es la que traen los Santos Padres cuando tratan de los provechos que pueden alcanzar los que renuncian a estos deleites del cuerpo para poder gozar mas cumplidamente de las elevaciones de la vida espiritual. No hay duda como ellos claramente también lo dicen que el tal placer, legitimo en el matrimonio, no es en si mismo reprobable; mas aun, el uso casto del matrimonio ha sido ennoblecido y consagrado con un sacramento especial. Con todo, hay que reconocer igualmente que las facultades inferiores de la naturaleza humana, después de la desdichada caida de Adan, resisten a la recta razon y a veces también impelen al hombre a lo que no es honesto. Porque, como afirma el Doctor Angélico, el uso del matrimonio impide que el alma se emplee totalmente en el servicio de Dios(39).

Para que los ministros sagrados adquieran esta espiritual libertad de cuerpo y de alma y se desentiendan de negocios temporales la Iglesia latina, les exige que voluntariamente se obliguen a la castidad perfecta(40). Y aunque esta ley -como lo afirmo Nuestro Predecesor, de inmortal memoria, Pio XI -no obliga de la misma: manera a los sacerdotes de la Iglesia oriental, también entre ellos es alabado el celibato eclesiastico y en ciertos casos sobre todo en los supremos grados de la jerarquia esta prescrito como requisito indispensable(41).

Motivo sacerdotal

Pero hay que advertir que los ministros sagrados se abstienen enteramente del matrimonio no solo porque se dedican al apostolado, sino también porque sirven al altar. Porque si ya los sacerdotes del Antiguo Testamento, durante el tiempo en que se ocupaban en el servicio del Templo, se abstenian del uso del matrimonio para no contraer como los demas una impureza legal(42), ¿cuanto mas puesto en razon es que los ministros de Jesucristo, que diariamente ofrecen el sacrificio eucaristico, posean la perpetua castidad? Refiriéndose a esta perfecta continencia, amonesta San Pedro Damian a los sacerdotes con esta pregunta: Si, pues, Nuestro Redentor de tal manera amo la flor de un pudor intacto, que no solo quiso nacer de entranas virginales, sino también estar encomendado a los cuidados de un padre putativo virgen, y esto cuando, parvulo aun, lloraba en la cuna, ¿por quiénes, dime, deseara que sea tratado su cuerpo ahora que reina en la inmensidad de los cielos?(43).

Es preciso, por tanto, afirmar como claramente ensena la Iglesia que la santa virginidad es mas excelente que el matrimonio. Ya nuestro Divino Redentor la habia aconsejado a sus discipulos como instituto de vida mas, perfecta(44); y el Apostol San Pablo, al hablar del padre que da en matrimonio a su hija, dice: Hace bien; pero en seguida anade: Mas el que no la da en matrimonio obra mejor(45). Y este mismo Apostol, comparando, el matrimonio con, la virginidad, expresa su pensamiento mas de una vez y especialmente con estas palabras: Me alegraria que fueseis todos tales como yo mismo... Y digo a las personas no casadas y a las viudas: bueno les es, si asi permanecen, como también permanezco yo(46). Pues si, como llevamos dicho, la virginidad aventaja al matrimonio, esto se debe principalmente a que tiene por mira la consecucion de : un fin mas excelente(47) y también a que de manera eficacisima ayuda a consagrarse enteramente al servicio divino, mientras que el que esta impedido por los vinculos y los cuidados del matrimonio en mayor o menor grado se encuentra dividido(48).

Frutos de la virginidad

Y si miramos los abundantes, frutos que de la virginidad provienen, brilla, sin duda, con mayor luz su excelencia: Ya que por el fruto se conoce, el arbol(49).

a) Las obras exteriores

Cuando pensamos en la innumerable falange de virgenes y apostoles que desde los primeros tiempos de la Iglesia hasta nuestros dias han renunciado al matrimonio para dedicarse con, mas facilidad y mas enteramente a la salvacion del projimo por amor a Cristo, y de esta suerte, llevan adelante empresas admirables, de religion y caridad, no podemos menos de sentir un intenso y suavisimo consuelo. Pues sin querer, como es razon, quitar nada al mérito y a los frutos apostolicos de los que, militando en las filas de la Accion Catolica, pueden con su actividad salvadora llegar a donde no raras veces no pueden los sacerdotes y los religiosos, no hay duda que a estos ultimos se debe la mayor parte, de tales obras de caridad. Porque los sacerdotes y religiosos con animo generoso acompanan y guian la vida de los hombres sin distincion de edad o de condicion, y cuando caen fatigados o enfermos legan como en herencia el encargo a otros para que lo continuen. Asi no raras veces sucede que el nino apenas nacido es acogido por unas manos virginales, sin que nada le falte de los cuidados que ni una madre pudiera prodigarle con mayor amor, y si es mayor y ha alcanzado el uso de la razon, se entrega a la educacion de quienes lo instruyan en las ensenanzas de la doctrina cristiana, y le den la conveniente formacion mental, y forjen debidamente su ingenio y su caracter; si uno cae enfermo, en seguida tiene quienes, impulsados por el amor de Cristo, se esfuerzan con solicitos cuidados y convenientes remedios por restablecer su salud; si pierde a sus padres, si se ve abatido por falta de bienes temporales o por miserias espirituales, si es encarcelado, no le falta el consuelo ni el socorro, porque los ministros sagrados, los religiosos, y las virgenes consagradas lo miran, compadecidos como, a un miembro enfermo del cuerpo mistico de Jesucristo recordando las palabras de su Divino Redentor: Porque yo tuve hambre, y me disteis, de comer; tuve sed, y me disteis de beber, era peregrino, y me hospedasteis; estaba desnudo y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; encarcelado y me vinisteis a ver... En verdad os digo, siempre que lo hicisteis con alguno de estos, mis mas pequenos hermanos, conmigo lo hicisteis(50). ¿Y qué diremos en alabanza de los heraldos de la palabra divina qué, lejos de su patria y soportando duros trabajos, convierten a la fe cristiana gran multitud de infieles? ¿Y qué decir de las sagradas esposas de Cristo, que colaboran con ellos, prestandoles una ayuda valiosisima? A todos y cada: uno de estos, gustosos les repetimos aquellas palabras que escribimos en nuestra apostolica exhortacion "Menti Nostrae": El sacerdote, por la ley del celibato, lejos de perder la prerrogativa de la paternidad, la aumenta inmensamente, como quiera que in engendra hijos para esta vida perecedera, sino para que ha de durar eternamente(51).

b) Oracion y penitencia

Por lo demas, la virginidad es fecunda no solo por las empresas y obras exteriores a que pueden dedicara mas completamente y con mayor facilidad los que abrazan, sino también por la forma, de caridad perfecta que ejercen para con el projimo, es decir, por las encendidas suplicas que en, favor de ellos elevan y por la, graves privaciones que espontanea y gustosamente abrazan con el mismo fin, ya que a eso han dedicado toda su vida los siervos de Dios y las esposas de Jesucristo principalmente los que viven en los claustros.

e) Testimonio de fe y de amor

Finalmente, la virginidad consagrada a Cristo es por si misma un testimonio tal de fe en el reino de fe en el reino de los cielos, y demuestra un amor tal a nuestro Divino Redentor, que no es de maravillar que produzca abundantes frutos de santidad. Las virgenes y todos los que se dedican al apostolado y abrazan una castidad perfecta, que son en numero casi incontable, hermosean la Iglesia con la excelsa santidad de su vida. Porque la virginidad infunde en el animo una tal energia espiritual que lo impulsa aun hasta el martirio, si es necesario. Lo muestra abundantemente la Historia que propone a la admiracion de todos tantas legiones de virgenes de Roma hasta Maria Goretti.

d) Virtud angelical

Y no sin motivo la virginidad es llamada virtud angélica, como con toda razon afirma Sn Cipriano dirigiéndose a las virgenes: Lo que hemos de ser todos, ya vosotras lo habéis empezado a ser. Tenéis ya en este mundo la gloria de la resurreccion, y pasais por el mundo sin contaminaros con su corrupcion. Mientras os conservais virgenes y castas, sois iguales a los angeles de Dios(52). Al Alma que tiene sed de vida purisima y arde en deseos de alcanzar el reino de los cielos, la virginidad se le presenta como la perla preciosa por la que uno vendio cuanto tenia para comprarla(53). Los mismos casados y aun los que estan sumergidos en el cieno de los vicios, cuando vuelven su mirada a las virgenes, admiran no raras veces el esplendor de su candida pureza y sienten deseos de conseguir lo que supera el deleite de los sentidos. El motivo por qué las virgenes atraen a todos con su ejemplo es el que indica Santo Tomas de Aquino cuando escribe: A la virginidad se atribuye una excelentisima hermosura(54). Por otra parte, todos esos hombres y mujeres que guardan castidad perfecta, ¿acaso no muestran con ello que este senorio que tienen sobre los movimientos del cuerpo es un efecto del divino auxilio y senal de una virtud solida?

e) El fruto mas bello

Es muy grato considerar particularmente el fruto mas dulce de la virginidad, a saber, que las virgenes consagradas manifiestan a los ojos de su madre la Iglesia y la santidad de la intima union de ellas mismas con Cristo. Las palabras que usa el Pontifice en el sagrado rito de la consagracion de las virgenes y las oraciones que eleva a Dios, eso es lo que sabiamente indican: A fin de que existan almas excelsas, que en la union del varon y de la mujer desdenen la realidad y amen su virtud escondida, y no quieran imitar lo que se realiza en le matrimonio, sino amar lo que el matrimonio significa(55).

Grande gloria de las virgenes es, sin duda alguna, el ser imagenes vivientes de aquella perfecta integridad que une a la Iglesia con su Divino Esposo; y el ser ellas una muestra admirable de la floreciente santidad y de la fecundidad por Jesucristo, es motivo del mayor gozo para esta misma sociedad. A este proposito dice muy bien San Cipriano: Son, en efecto, flor que brota de los gérmenes de la Iglesia; son ornato y esplendor de la gracia espiritual, alegria de la naturaleza, obra perfecta e incorrupta de loor y gloria, imagen divina en que reverbera la santidad del Senor, porcion la mas ilustre del rebano de Cristo. Gozase la Iglesia y en ellas florece exuberante su gloriosa fecundidad; de modo que cuanto mas numeroso se hace el coro de las virgenes, tanto mas crece la alegria de la madre(56)



Notas

(31) Apoc 14,4

(32) Obid.

(33) I Pert.,2,21; S. Agustin: De sancta virginitate, c. 27; P.L. XI,

(34) S. Bonav.: De perfectione evangelica q. 3, a. 3

(35) S. Fulgencio: Epist. 3, c. 4, n. 6; P.L. LXV,326

(36) 1Co 7,32-33

(37) Gn,2,24; Cfr. Mt 19,5

(38) Cfr. 1Co 7,39

(39) S. Tomas: Suma Teologica, II-II, q. 186, a. 4

(40) Cfr. C.I.C., can. 132 § 1

(41) Cfr. Litt. Enc. Ad catholici sacerdotii fastiium, A.A.S. XXVIII,1936, pp. 24-25

(42) Cfr. Lev 15,16-17; 22,4; 1Sam 21,5-7, Cfr. S. Siric. Papa: Esp. ad Himer.,7; P.L. LVI,558-559

(43) S. Pedro Dam.: De coelibatu sacerdotum, c.3; P.L. CXLV,384

(44) Cfr. Mt 19,10-11.

(45) 1Co 7,38.

(46) Ibid.,7,7-8; Cfr. 1 et 26

(47) Cfr. S. Tomas: Suma Teologica I-II q. 152, aa. 3-4.

(48) Cfr. 1Co 7,33.

(49) Mt 12,33.

(50) Mt 25,35-36.40.

(51) A.A.S. XLII,1950, p. 663

(52) S. Cipriano: De habitu virginum,22; P.L. IV,462; cfr. S. Ambrosio: De virginibus, lib. I, c. 8, n. 52; P.L. XVI,202

(53) Mt 13,46

(54) S. Tomas: Summa Teologica, II-II, q. 152, a. 5

(55) Pontificale Romanum: De benedictione et consecratione virginum

(56) S. Cipriano: De habitu virginum,3 ; P.L. IV,443(57) Sess. XXIV, can. 10

Semejantes a Cristo

De aquellos hombres que no se mancillaron con mujeres, porque son virgenes(31), afirma el Apostol, San Juan: Estos siguen al Cordero dondequiera que va(32). Pensemos en la exhortacion que a todos estos dirige San Agustin: Seguid al Cordero, porque es también virginal la carne del Cordero... Con razon lo seguis dondequiera que va con la virginidad de vuestro corazon y de vuestra carne. Pues, ¿qué significa seguir sino imitar? Porque Cristo padecio por nosotros dandonos ejemplo, como dice el Apostol San Pedro, "para que sigamos sus pisadas"(33). Realmente, todos estos discipulos y esposas de Cristo se han abrazado con la virginidad, segun San Buenaventura, para conformarse con su Esposo Jesucristo, al cual hace asemejarse la virginidad(34). A su encendido amor a Cristo no podia bastar la union de afecto; era di todo punto necesario que ese amor se echase también de ver en la imitacion de sus virtudes, y de manera particular, conformandose con su vida, que toda ella se empleo en el bien y salvacion del género humano. Si, pues, los sacerdotes, si los religiosos, si, en una palabra, todos los que de alguna manera se han consagrado al servicio, guardan castidad perfecta, es, en definitiva, porque su Divino Maestro fue virgen hasta el fin de su vida. Por eso exclama San Fulgencio: Este es el Unigénito Hijo de Dios, Hijo Unigénito también de la Virgen, unico Esposo de todas las virgenes consagradas, fruto, gloria y premio de la santa virginidad, a quien la santa virginidad dio un cuerpo, con quien espiritualmente se une en desposorio la santa virginidad, de quien la santa virginidad recibe su fecundidad permaneciendo intacta, quien la adorna para que siempre hermosa, quien la corona para que reine en la gloria eternamente(35).

La virginidad no divide el corazon lo entrega enteramente a Dios

Juzgamos oportuno, Venerables Hermanos, exponer mas detenidamente por qué el amor de Cristo mueve las almas generosas a renunciar al matrimonio, que secreto vinculo une la virginidad con la perfeccion de la caridad cristiana. Ya en, las palabras de Jesucristo que hemos citado mas arriba se indica que el abstenerse completamente del matrimonio desembaraza al hombre de pesadas cargas y graves obligaciones. Inspirado por el Divino Espiritu, el Apostol de las gentes expone la causa de esta liberacion con las siguientes palabras: Yo deseo que vivais sin cuidados ni inquietudes... Mas el que, tiene mujer anda afanado en las cosas del mundo y en como ha de agradar a la mujer, y se halla dividido(36). En las cuales palabras hay que advertir que el Apostol no condena el que los maridos se preocupen de sus esposas ni reprende a las esposas porque procuren agradar a sus maridos, sino que mas bien afirma que su corazon se halla dividido entre el amor del conyuge y el amor de Dios, y, que, sin fuerza de las obligaciones del matrimonio, se ven atormentados por cuidados que dificilmente les permiten darse a la meditacion de las cosas de Dios. Pues el deber conyugal a que estan sometidos es claro e imperioso: Seran dos en una sola carne37(37). Tanto en las circunstancias tristes como en las alegres, los esposos estan mutuamente ligados(38). Facilmente, se, comprende por qué los que desean consagrarse al divino servicio abrazan la vida de virginidad como una liberacion para mas plenamente servir a Dios y contribuir con todas sus fuerzas al bien de los projimos. Para poner algunos ejemplos, ¿de qué manera hubiera podido aquel admirable heraldo de la verdad evangélica, San Francisco Javier, o el misericordioso padre de los pobres, San Vicente de Paul, o San Juan Bosco, educador asiduo de la juventud, o aquella incansable "madre de los emigrados", Santa Francisca Javier Cabrini, sobrellevar tan grandes molestias y trabajos, si hubiesen tenido que aten a las necesidades corporales y espirituales de su conyuge y de sus hijos?

Facilita la elevacion esiritual

Pero hay una razon mas por la que abrazan la virginidad todos los que desean consagrarse enteramente a Dios y a la salvacion del projimo, y es la que traen los Santos Padres cuando tratan de los provechos que pueden alcanzar los que renuncian a estos deleites del cuerpo para poder gozar mas cumplidamente de las elevaciones de la vida espiritual. No hay duda como ellos claramente también lo dicen que el tal placer, legitimo en el matrimonio, no es en si mismo reprobable; mas aun, el uso casto del matrimonio ha sido ennoblecido y consagrado con un sacramento especial. Con todo, hay que reconocer igualmente que las facultades inferiores de la naturaleza humana, después de la desdichada caida de Adan, resisten a la recta razon y a veces también impelen al hombre a lo que no es honesto. Porque, como afirma el Doctor Angélico, el uso del matrimonio impide que el alma se emplee totalmente en el servicio de Dios(39).

Para que los ministros sagrados adquieran esta espiritual libertad de cuerpo y de alma y se desentiendan de negocios temporales la Iglesia latina, les exige que voluntariamente se obliguen a la castidad perfecta(40). Y aunque esta ley -como lo afirmo Nuestro Predecesor, de inmortal memoria, Pio XI -no obliga de la misma: manera a los sacerdotes de la Iglesia oriental, también entre ellos es alabado el celibato eclesiastico y en ciertos casos sobre todo en los supremos grados de la jerarquia esta prescrito como requisito indispensable(41).

Motivo sacerdotal

Pero hay que advertir que los ministros sagrados se abstienen enteramente del matrimonio no solo porque se dedican al apostolado, sino también porque sirven al altar. Porque si ya los sacerdotes del Antiguo Testamento, durante el tiempo en que se ocupaban en el servicio del Templo, se abstenian del uso del matrimonio para no contraer como los demas una impureza legal(42), ¿cuanto mas puesto en razon es que los ministros de Jesucristo, que diariamente ofrecen el sacrificio eucaristico, posean la perpetua castidad? Refiriéndose a esta perfecta continencia, amonesta San Pedro Damian a los sacerdotes con esta pregunta: Si, pues, Nuestro Redentor de tal manera amo la flor de un pudor intacto, que no solo quiso nacer de entranas virginales, sino también estar encomendado a los cuidados de un padre putativo virgen, y esto cuando, parvulo aun, lloraba en la cuna, ¿por quiénes, dime, deseara que sea tratado su cuerpo ahora que reina en la inmensidad de los cielos?(43).

Es preciso, por tanto, afirmar como claramente ensena la Iglesia que la santa virginidad es mas excelente que el matrimonio. Ya nuestro Divino Redentor la habia aconsejado a sus discipulos como instituto de vida mas, perfecta(44); y el Apostol San Pablo, al hablar del padre que da en matrimonio a su hija, dice: Hace bien; pero en seguida anade: Mas el que no la da en matrimonio obra mejor(45). Y este mismo Apostol, comparando, el matrimonio con, la virginidad, expresa su pensamiento mas de una vez y especialmente con estas palabras: Me alegraria que fueseis todos tales como yo mismo... Y digo a las personas no casadas y a las viudas: bueno les es, si asi permanecen, como también permanezco yo(46). Pues si, como llevamos dicho, la virginidad aventaja al matrimonio, esto se debe principalmente a que tiene por mira la consecucion de : un fin mas excelente(47) y también a que de manera eficacisima ayuda a consagrarse enteramente al servicio divino, mientras que el que esta impedido por los vinculos y los cuidados del matrimonio en mayor o menor grado se encuentra dividido(48).

Frutos de la virginidad

Y si miramos los abundantes, frutos que de la virginidad provienen, brilla, sin duda, con mayor luz su excelencia: Ya que por el fruto se conoce, el arbol(49).

a) Las obras exteriores

Cuando pensamos en la innumerable falange de virgenes y apostoles que desde los primeros tiempos de la Iglesia hasta nuestros dias han renunciado al matrimonio para dedicarse con, mas facilidad y mas enteramente a la salvacion del projimo por amor a Cristo, y de esta suerte, llevan adelante empresas admirables, de religion y caridad, no podemos menos de sentir un intenso y suavisimo consuelo. Pues sin querer, como es razon, quitar nada al mérito y a los frutos apostolicos de los que, militando en las filas de la Accion Catolica, pueden con su actividad salvadora llegar a donde no raras veces no pueden los sacerdotes y los religiosos, no hay duda que a estos ultimos se debe la mayor parte, de tales obras de caridad. Porque los sacerdotes y religiosos con animo generoso acompanan y guian la vida de los hombres sin distincion de edad o de condicion, y cuando caen fatigados o enfermos legan como en herencia el encargo a otros para que lo continuen. Asi no raras veces sucede que el nino apenas nacido es acogido por unas manos virginales, sin que nada le falte de los cuidados que ni una madre pudiera prodigarle con mayor amor, y si es mayor y ha alcanzado el uso de la razon, se entrega a la educacion de quienes lo instruyan en las ensenanzas de la doctrina cristiana, y le den la conveniente formacion mental, y forjen debidamente su ingenio y su caracter; si uno cae enfermo, en seguida tiene quienes, impulsados por el amor de Cristo, se esfuerzan con solicitos cuidados y convenientes remedios por restablecer su salud; si pierde a sus padres, si se ve abatido por falta de bienes temporales o por miserias espirituales, si es encarcelado, no le falta el consuelo ni el socorro, porque los ministros sagrados, los religiosos, y las virgenes consagradas lo miran, compadecidos como, a un miembro enfermo del cuerpo mistico de Jesucristo recordando las palabras de su Divino Redentor: Porque yo tuve hambre, y me disteis, de comer; tuve sed, y me disteis de beber, era peregrino, y me hospedasteis; estaba desnudo y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; encarcelado y me vinisteis a ver... En verdad os digo, siempre que lo hicisteis con alguno de estos, mis mas pequenos hermanos, conmigo lo hicisteis(50). ¿Y qué diremos en alabanza de los heraldos de la palabra divina qué, lejos de su patria y soportando duros trabajos, convierten a la fe cristiana gran multitud de infieles? ¿Y qué decir de las sagradas esposas de Cristo, que colaboran con ellos, prestandoles una ayuda valiosisima? A todos y cada: uno de estos, gustosos les repetimos aquellas palabras que escribimos en nuestra apostolica exhortacion "Menti Nostrae": El sacerdote, por la ley del celibato, lejos de perder la prerrogativa de la paternidad, la aumenta inmensamente, como quiera que in engendra hijos para esta vida perecedera, sino para que ha de durar eternamente(51).

b) Oracion y penitencia

Por lo demas, la virginidad es fecunda no solo por las empresas y obras exteriores a que pueden dedicara mas completamente y con mayor facilidad los que abrazan, sino también por la forma, de caridad perfecta que ejercen para con el projimo, es decir, por las encendidas suplicas que en, favor de ellos elevan y por la, graves privaciones que espontanea y gustosamente abrazan con el mismo fin, ya que a eso han dedicado toda su vida los siervos de Dios y las esposas de Jesucristo principalmente los que viven en los claustros.

e) Testimonio de fe y de amor

Finalmente, la virginidad consagrada a Cristo es por si misma un testimonio tal de fe en el reino de fe en el reino de los cielos, y demuestra un amor tal a nuestro Divino Redentor, que no es de maravillar que produzca abundantes frutos de santidad. Las virgenes y todos los que se dedican al apostolado y abrazan una castidad perfecta, que son en numero casi incontable, hermosean la Iglesia con la excelsa santidad de su vida. Porque la virginidad infunde en el animo una tal energia espiritual que lo impulsa aun hasta el martirio, si es necesario. Lo muestra abundantemente la Historia que propone a la admiracion de todos tantas legiones de virgenes de Roma hasta Maria Goretti.

d) Virtud angelical

Y no sin motivo la virginidad es llamada virtud angélica, como con toda razon afirma Sn Cipriano dirigiéndose a las virgenes: Lo que hemos de ser todos, ya vosotras lo habéis empezado a ser. Tenéis ya en este mundo la gloria de la resurreccion, y pasais por el mundo sin contaminaros con su corrupcion. Mientras os conservais virgenes y castas, sois iguales a los angeles de Dios(52). Al Alma que tiene sed de vida purisima y arde en deseos de alcanzar el reino de los cielos, la virginidad se le presenta como la perla preciosa por la que uno vendio cuanto tenia para comprarla(53). Los mismos casados y aun los que estan sumergidos en el cieno de los vicios, cuando vuelven su mirada a las virgenes, admiran no raras veces el esplendor de su candida pureza y sienten deseos de conseguir lo que supera el deleite de los sentidos. El motivo por qué las virgenes atraen a todos con su ejemplo es el que indica Santo Tomas de Aquino cuando escribe: A la virginidad se atribuye una excelentisima hermosura(54). Por otra parte, todos esos hombres y mujeres que guardan castidad perfecta, ¿acaso no muestran con ello que este senorio que tienen sobre los movimientos del cuerpo es un efecto del divino auxilio y senal de una virtud solida?

e) El fruto mas bello

Es muy grato considerar particularmente el fruto mas dulce de la virginidad, a saber, que las virgenes consagradas manifiestan a los ojos de su madre la Iglesia y la santidad de la intima union de ellas mismas con Cristo. Las palabras que usa el Pontifice en el sagrado rito de la consagracion de las virgenes y las oraciones que eleva a Dios, eso es lo que sabiamente indican: A fin de que existan almas excelsas, que en la union del varon y de la mujer desdenen la realidad y amen su virtud escondida, y no quieran imitar lo que se realiza en le matrimonio, sino amar lo que el matrimonio significa(55).

Grande gloria de las virgenes es, sin duda alguna, el ser imagenes vivientes de aquella perfecta integridad que une a la Iglesia con su Divino Esposo; y el ser ellas una muestra admirable de la floreciente santidad y de la fecundidad por Jesucristo, es motivo del mayor gozo para esta misma sociedad. A este proposito dice muy bien San Cipriano: Son, en efecto, flor que brota de los gérmenes de la Iglesia; son ornato y esplendor de la gracia espiritual, alegria de la naturaleza, obra perfecta e incorrupta de loor y gloria, imagen divina en que reverbera la santidad del Senor, porcion la mas ilustre del rebano de Cristo. Gozase la Iglesia y en ellas florece exuberante su gloriosa fecundidad; de modo que cuanto mas numeroso se hace el coro de las virgenes, tanto mas crece la alegria de la madre(56)



Notas

(31) Apoc 14,4

(32) Obid.

(33) I Pert.,2,21; S. Agustin: De sancta virginitate, c. 27; P.L. XI,

(34) S. Bonav.: De perfectione evangelica q. 3, a. 3

(35) S. Fulgencio: Epist. 3, c. 4, n. 6; P.L. LXV,326

(36) 1Co 7,32-33

(37) Gn,2,24; Cfr. Mt 19,5

(38) Cfr. 1Co 7,39

(39) S. Tomas: Suma Teologica, II-II, q. 186, a. 4

(40) Cfr. C.I.C., can. 132 § 1

(41) Cfr. Litt. Enc. Ad catholici sacerdotii fastiium, A.A.S. XXVIII,1936, pp. 24-25

(42) Cfr. Lev 15,16-17; 22,4; 1Sam 21,5-7, Cfr. S. Siric. Papa: Esp. ad Himer.,7; P.L. LVI,558-559

(43) S. Pedro Dam.: De coelibatu sacerdotum, c.3; P.L. CXLV,384

(44) Cfr. Mt 19,10-11.

(45) 1Co 7,38.

(46) Ibid.,7,7-8; Cfr. 1 et 26

(47) Cfr. S. Tomas: Suma Teologica I-II q. 152, aa. 3-4.

(48) Cfr. 1Co 7,33.

(49) Mt 12,33.

(50) Mt 25,35-36.40.

(51) A.A.S. XLII,1950, p. 663

(52) S. Cipriano: De habitu virginum,22; P.L. IV,462; cfr. S. Ambrosio: De virginibus, lib. I, c. 8, n. 52; P.L. XVI,202

(53) Mt 13,46

(54) S. Tomas: Summa Teologica, II-II, q. 152, a. 5

(55) Pontificale Romanum: De benedictione et consecratione virginum

(56) S. Cipriano: De habitu virginum,3 ; P.L. IV,443(57) Sess. XXIV, can. 10

SEGUNDA PARTE: CONDENACION DE ERRORES

Esta doctrina, que establece las ventajas y excelencias de la virginidad y del celibato sobre el matrimonio, fue puesta de manifiesto, como lo llevamos dicho, por nuestro Divino Redentor y por el Apostol de las Gentes; y asimismo en el santo Concibo Tridentino(57) fue solemnemente definida como dogma de fe divina y declarada siempre por unanime sentir de los Santos Padres y doctores de la Iglesia. Ademas, asi nuestros Antecesores, como también Nos, siempre que se ha ofrecido la ocasion, una y otra vez la hemos explicado y con gran empeno recomendado. Sin embargo, puesto que no han faltado recientemente algunos que han atacado, no sin grave peligro y detrimento de los fieles, esta misma doctrina tradicional en la Iglesia, Nos, por deber de conciencia, hemos creido oportuno volver sobre el asunto en esta Enciclica y desenmascarar y condenar los errores, que con frecuencia se presentan encubiertos bajo apariencias de verdad.

a) Sobre el instinto sexual

En Primer lugar, sin duda alguna se separan del comun sentir de las personas honradas, sentir que la Iglesia siempre ha tenido en gran estima, a quienes consideran el instinto sexual como la tendencia principal y mayor del organismo humano, para deducir de ahi el hombre, no puede cohibir durante toda su vida éste apetito sin exponerse al grave peligro de perturbar las energias vitales de su cuerpo y principalmente los nervios y de danar el equilibrio de su personalidad.

Como muy atinadamente advierte Santo Tomas, la tendencia que en nosotros esta mas profunda es la mira a la conservacion propia; la inclinacion que brota de las potencias sexuales ocupa el segundo lugar. Y a mas a la iniciativa y direccion de la razon humana, que privilegio singular de nuestra naturaleza, pertenece regular esta clase de estimulos e instintos intimos y ennoblecerlos con su acertada direccion(58).

Desgraciadamente es verdad que nuestras potencias corporales y nuestras pasiones perturbadas por el primer pecado de Adan, no solo intentan dominar los sentidos, sino también el alma, entenebreciendo la inteligencia y debilitando la voluntad. Pero la gracia de Jesucristo se nos da en los sacramentos principalmente para que, viviendo la vida del espiritu, reduzcamos el cuerpo a servidumbre(59). La virtud de la castidad nos exige que no sintamos el aguijon de la concupiscencia sino mas bien que la sujetemos a la recta razon y a la ley de la gracia, tendiendo denodadamente a lo que es mas noble en la vida humana y cristiana.

Para lograr con perfeccion este imperio del espiritu sobre los sentidos del cuerpo, no basta abstenerse tan solo de los actos directamente contrarios a la castidad sino que es necesario en absoluto renunciar gustosa y generosamente a todo lo que pueda ser mas o menos remotamente adverso a esta virtud; porque asi el alma podra reinar de lleno en el cuerpo y desarrollar su vida espiritual con paz y libertad. ¿Quién hay, pues, entre los que admiten los principios de la religion catolica, que no vea que la castidad perfecta y la virginidad, lejos de oponerse al crecimiento natural del hombre o de la mujer lo acrecienta y ennoblece en sumo grado?

b) sobre el matrimonio

Recientemente condenarnos con tristeza la opinion de los que llegan a aseverar que solo el matrimonio es capaz de dar a la personalidad humana su natural desarrollo y su debida perfeccion(60). Afirman algunos que la divina gracia dada ex opere operato, en el sacramento, de tal manera santifica el uso del matrimonio que lo convierte en un instrumento para unir a las almas con Dios mas eficazmente que la misma virginidad, ya que el matrimonio cristiano es un sacramento y la virginidad no lo es. Esta doctrina la denunciamos como falsa y danosa. Si, el sacramento del matrimonio da a los esposos gracia divina para cumplir santamente sus deberes conyugales, y estrecha los lazos del amor mutuo con que ambos estan unidos, pero no ha sido establecido para convertir el uso matrimonial en el medio de suyo mas apto para unir las almas de los esposos con el mismo Dios mediante, el vinculo de la caridad(61): ¿No reconoce mas bien el Apostol San Pablo a los esposos el derecho de abstenerse temporalmente del uso del matrimonio para darse a la oracion(62), precisamente porque esta abstencion hace que el alma se sienta mas libre para entregarse a las cosas celestiales y para orar?

c) "La ayuda mutua" y "La soledad de corazon"

Finalmente, no se puede asegurar -como algunos lo hacen- que la ayuda mutua(63) que los esposos buscan en le matrimonio cristiano, es un medio de santidad mas perfecto que la soledad del corazon de las virgenes y los célibes. Si bien cuantos profesan la perfecta castidad han renunciado a este amor humano, no por eso se puede afirmar que por efecto de esa renuncia hayan rebajado y despojado en alguna manera su personalidad humana, porque del mismo Dador de dones celestiales reciben un auxilio espiritual que sobrepuja con creces la ayuda mutua que los esposos reciprocamente se procuran. Consagrandose totalmente al que es su principio y les comunica su vida divina, no se empequenecen, sino que sumamente se engrandecen. ¿Quién puede con mas verdad que cuantos son virgenes apropiarse de aquel dicho del Apostol San Pablo: Y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mi?(64).

Por esta razon sabiamente piensa la Iglesia que hay que conservar el celibato de los sacerdotes; pues sabe que es y sera fuente de gracias espirituales, que los unira cada vez mas estrechamente con Dios.

d) Sobre el apostolado

Nos parece también conveniente mencionar aqui brevemente el error de quienes, para apartar a los jovenes de los seminarios y a las jovenes de los institutos religiosos, se esfuerzan por grabar en sus inteligencias la idea deque hoy la Iglesia tiene mas necesidad de la ayuda y del testimonio de vida cristiana de los casados que viven en el siglo mezclados, con los demas, que de sacerdotes y de virgenes consagradas, que por el voto de castidad se han apartado en cierto modo, de la sociedad humana. Semejante opinion, venerables Hermanos, es a todas luces falsisima y muy perniciosa.

Ciertamente, no es nuestro proposito decir que los esposos catolicos, dando ejemplo de vida cristiana, donde quiera que vivan y en cualquiera circunstancias en que se hallen, no puedan producir abundantes y saludables, frutos con el ejemplo de su virtud. Pero el que por esta razon aconseja preferir el matrimonio a la vida consagrada totalmente a Dios, sin duda invierte y trastorna él recto orden de las cosas. A la verdad, Venerables Hermanos, grandemente deseamos que se ensene convenientemente a quienes han contraido matrimonio o piensen contraerlo, el grave deber que les incumbe, no solo de educar bien y diligentemente a los hijos que tienen o tendran, sino también de ayudar a los demas, segun su posibilidad, con el testimonio de su fe y el ejemplo, de su virtud. Pero, como, lo exige la conciencia de nuestro deber, no podemos menos de condenar en absoluto a todos los que trabajen por apartar a los, jovenes del ingreso en el seminario o en las ordenes y congregaciones religiosas y de la emision de los santos votos, y les den a entender que, siendo padres o madres de familia y profesando publicamente a la vista de todos una vida cristiana, podran lograr un fruto espiritual mayor. Mejor y mas cuerdamente obrarian tales personas exhortando a los casados con el mayor empeno posible que cooperasen con sus talentos en las obras del apostolado seglar, que no trabajando por alejar de la virginidad a los jovenes, desgraciadamente hoy dia no muy numerosos, que deseen consagrarse al divino servicio. A este proposito escribe muy bien San Ambrosio: Siempre ha sido propio de la gracia sacerdotal echar la simiente de la castidad y excitar el amor a la virginidad(65).

e) Sobre la colaboracion de los religiosos con la sociedad humana

También creemos que hay que advertir que es completamente falsa la afirmacion de que, los que profesan la castidad perfecta, dejan en cierto modo de pertenecer a la comunidad humana. Las virgenes consagradas que consumen su vida sirviendo a los pobres y enfermos, si distincion de raza, posicion o religion, ¿por ventura no se asocian intimamente a sus desgracias y dolores y se afectan tiernamente como si fuesen sus madres? Y asi mismo el sacerdote, movido por el ejemplo de su divino Maestro, ¿no desempena el oficio del buen pastor, que conoce a sus ovejas y las llama por sus nombres?(66). Pues bien, precisamente gracias a la castidad perfecta que guardan éstos sacerdotes y religiosos, pueden dedicarse a todos y amar a todos por amor de Cristo. Y aun a los que llevan vida contemplativa, dado que ofrecen a Dios por la salvacion del projimo, no solo sus oraciones de y suplicas, sino su propia inmolacion, ciertamente contribuyen poderosamente al bien de la Iglesia; es mas, puesto que, conforme a las normas que en la carta apostolica "Sponsa Christi"(67) dimos, en las actuales circunstancias trabajan en obras de apostolado y caridad, aun por esta razon deben ser en gran manera dignos de alabanza, y no pueden ser considerados como extranos a la sociedad humana quienes colaboran de esta doble manera al bien espiritual de la misma.

TERCERA PARTE: CONSECUENCIAS PARA LA VIDA PRACTICA

Venerables Hermanos, a las consecuencias de esta doctrina de la Iglesia acerca de la excelencia de la virginidad se deducen para la vida practica.

a) La virginidad es necesaria para alcanzar la perfeccion cristiana

Ante todo, se debe declarar abiertamente que, de que la virginidad sea mas perfecta que el matrimonio, no se sigue que sea mas perfecta para alcanzar la perfeccion cristiana. Puede haber ciertamente santidad de vida sin consagrar su castidad a Dios, como lo atestiguan los numerosos santos y santas que la Iglesia honra con culto publico y que fueron fieles esposos y brillaron ejemplarmente como excelentes padres o madres de familia; mas aun, no es raro hallar personas casadas que buscan ardientemente la perfeccion cristiana.

También se ha de advertir que Dios no impone a todos los cristianos la virginidad, segun ensena el Apostol San Pablo en estas palabras: En orden a las virgenes, precepto del Senor, yo no tengo sino que, doy consejo(68). Por lo tanto, un consejo es lo que nos mueve a abrazar la castidad perfecta, por ser un medio capaz de conducir con mayor seguridad y facilidad a quienes les ha sido concedido(69) alcanzar el término, de sus anhelos, la perfeccion evangélica y el reino de los cielos, por lo cual, como bien nota San Ambrosio: la castidad se propone, no se impone<SIZE="2"(70).

Por ésta razon, la castidad perfecta exige, por una parte, que el cristiano, antes de ofrecerse y consagrarse totalmente a Dios, la desee libremente, y por otra parte que Dios le comunique desde arriba su don y su gracia(71). El mismo Divino Redentor nos previno en esta materia con las siguientes palabras: No todos son capaces de esta resolucion, si no aquellos a quienes se ha concedido... El que sea capaz de tal doctrina, que la siga(72). San Jeronimo, considerando atentamente esta sentencia de Jesucristo, exhorta a cada uno a examinar sus fuerzas para ver si podra cumplir los preceptos tocantes a la virginidad y a la pureza. Pues la castidad, por su naturaleza, es agradable y a todos atrae. Pero hay que medir las fuerzas para que el que pueda comprender, comprenda. Es como la voz del Senor que exhorta e invita a sus soldados, al premio de la castidad. Quien pueda comprender, comprenda; el que pueda combatir, que combata, venza y triunfe(73).

b) La virginidad, virtud dificil, no debe abrazarse temerariamente

La virginidad es una virtud dificil: para alcanzarla no basta un firme y expreso proposito de renunciar absoluta y perpetuamente a los deleites legitimos del matrimonio, es también necesario refrenar y moderar los rebeldes movimientos del cuerpo y del corazon con una continua y vigilante lucha, huir de los atractivos del mundo y superar los asaltos del demonio. ¡Cuan verdaderas son las palabras del Crisostomo: La raiz y los frutos de la virginidad es una vida crucificada!(74). La virginidad, segun San Ambrosio, es como un sacrificio, y la virgen es hostia de pureza y victima de castidad(75) Mas aun, San Metodio, Obispo de Olimpo, compara a quienes son virgenes con los martires(76), y San Gregorio Magno ensena que la castidad perfecta sustituye al martirio: Aunque falta la persecucion, nuestra paz tiene su martirio; parque si no ofrecemos nuestro cuello al hierro, damos muerte con la espada del espiritu a los deseos carnales de nuestra alma(77). Por tanto, la castidad consagrada a Dios exige almas fuertes y noble preparadas a luchar y vencer por el reino de los cielos(78).

Por consiguiente, todo el que emprenda este camino dificil, si por experiencia se siente demasiado débil en este punto, oiga con humildad el consejo del Apostol San Pablo : Si no tienen el don dé la continencia, casese. Pues, mas vale casarse que abrasarse(79). Para muchos, efectivamente, la continencia perpetua seria un peso demasiado grave y no se les puede aconsejar. Lo sacerdotes que tienen el cargo importante de ayudar con sus consejos a aquellos jovenes que sienten inclinacion hacia el sacerdocio o la vida religiosa, deben exhortarlo a pensarlo con madura consideracion y no meterse por un camino que no tengan fundada experiencia de poder recorrer hasta el fin con seguridad y éxito feliz. Examinen prudentemente la capacidad del joven y oigan, cuando lo estimen oportuno, el parecer de los peritos. Y si todavia queda alguna duda seria, sobre todo por la experiencia de la vida pasada, interpongan su autoridad para que desistan de abrazar el, estado de castidad perfecta o para que no sean admitidos a las ordenes sagradas o a la profesion religiosa.

c) No es virtud imposible

Con todo, aunque la castidad consagrada a Dios sea una virtud ardua, podran observarla fiel y perfectamente todos los que, siguiendo la invitacion de Jesucristo y después de diligente consideracion, respondan con animo generoso y hagan cuanto esté en su mano por seguirla. Porque una vez que hayan abrazado, el de estado de virginidad o el celibato, recibiran gracia del Senor, y con: su ayuda, podran poner; en practica su proposito. Por tanto, si se hallaren quienes no sienten si este don de la castidad (aunque de ella hayan hecho voto)(80), no traten de hacer ver la imposibilidad de satisfacer a sus obligaciones en esta materia. Porque "Dios no manda cos as imposibles sino que al ponerlas, te ensena a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas"(81) y da su ayuda para que puedas(82). Recordamos esta consoladora verdad a aquellos cuya voluntad se halla debilitada por enfermedades nerviosas, y a quienes algunos médicos, aun catolicos, persuaden con excesiva facilidad a hacerse, dispensar de su obligacion, bajo el especioso pretexto, de que no pueden observar la castidad sin detrimento del equilibrio mental. ¡Cuanto mas util y oportuno seria ayudar a tales enfermos a robustecer su voluntad y convencerlos de que aun a ellos es imposible la castidad, segun la sentencia del Apostol: Fiel es Dios, que no permitira que seais tentados sobre vuestras fuerzas, sino que de la misma tentacion os hara sacar provecho para que podais sostenernos(83).

VIGILANCIA Y ORACION

Los medios que el Divino Redentor nos recomendo para salvaguarda eficaz de nuestra virtud son la asidua, vigilancia para hacer con diligencia cuanto esté en nuestra mano, y la oracion constante para pedir a Dios lo que, por nuestra debilidad no podemos alcanzar: Velad y orad para que no caigais en la tentacion. El espiritu esta pronto, pero la carne es flaca(84) .

Esta vigilancia en todos los momentos y en todas las circunstancias de nuestra vida nos es absolutamente necesaria: Porque la carne tiene tendencias contrarias a las del espiritu, y el espiritu las tiene contrarias a las de la carne(85). Si alguno fuere indulgente, aun en cosas minimas, con las seducciones del cuerpo, facilmente se sentira arrastrado hacia aquellas obras de la carne que el Apostol enumera(86) y que son los vicios mas torpes y repugnantes de los hombres.

Por esta razon es menester ante todo velar sobre los movimientos de las pasiones de los sentidos, refrenarlos con una vida voluntariamente austera y con las penitencias corporales, para someterlos a la recta razon y a la ley de Dios. Los que son de Cristo tienen crucificada su carne con los vicios y pasiones(87). El mismo Apostol de las gentes confiesa de si mismo: Castigo mi cuerpo y lo esclavizo no sea que predicando a los demas venga yo a ser reprobado(88). Todos los santos velaron con empeno sobre los movimientos de sus sentidos y sus pasiones, y los refrenaron, a veces, con violencia, segun la palabra del Divino Maestro: Yo os digo: cualquiera que mirare a una mujer con mal deseo hacia ella, ya adultero en su corazon. Que si tu ojo derecho es para ti , ocasion de pecar, sacalo y arrojalo fuera de ti; pues mejor te esta el perder uno de tus miembros que no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno(89). Con esta advertencia, como es claro, nuestro Redentor pide ante todo de nosotros que no consintamos jamas en pecado, ni aun mentalmente, y que alejemos de nosotros con energia todo lo que puede manchar, aun levemente, esta hermosisima virtud. En esta materia toda diligencia es poca, ninguna severidad es excesiva. Si la salud débil u otras causas no permiten a alguien realizar grandes austeridades corporales, en ninguna manera le dispensan de la vigilancia y de la mortificacion interna.

En este punto conviene, ademas, recordar lo que ensenan los Santos Padres(90) y los Doctores de la Iglesia(91): que mas facilmente podremos superarlos atractivos del pecado y las seducciones de la pasion huyendo de ellos con todas nuestras fuerzas que combatiéndolos de frente. Para defender la castidad, segun la expresion de San Jeronimo, es preferible la huida a la batalla en campo abierto: "Huyo para no ser vencido"(92). Consiste ésta huida en evitar diligentemente la ocasion de pecar, y principalmente en elevar nuevamente y nuestra alma a las cosas divinas durante las tentaciones, fijando la vista en Aquel a quien hemos consagrado nuestra virginidad. Contemplad la belleza de vuestro amante Esposo, nos aconseja San Agustin(93).



Notas

(57)

(58)Cfr. S. Tomas: Suma Teologica, I-II, q. 94, a. 2

(59) Cfr. Ga 5,25; 1Co 9,27

(60) Cfr. Allocutio ad Moderatrices supremas Ordinum et Institutorum Religiosarum, d. 15 septembris 1952; A.A.S. XLIV,1952, p. 824

(61) Cfr. Decretum S. Oficii, De matrimonii finibus, d. 1 aprilis 1944; A.A.S. XXXVI,1944, p. 103

(62) Cfr. 1Co 7,5

(63) Cfr. C.I.C., can 1.013§1

(64) Ga 2,20

(65) S. Ambrosio: De virginitate, c. 5, n. 26; P.L. XVI,272 hhh

(66) Cfr. Jn 10,14; 10,3s

(67) Cfr. A.A.S. XLIII,1951, p.20

(68) 1Co 7,25

(69) Mt 19,11

(70) S. Ambrosio: De viduis, c. 12, n. 72; P.L. XVI,256, cfr., S. Cipriano: De habitu virginum, c. 23; P.L. IV,463

(71) Cfr. 1Co 7,7

(72) Mt 19,11-12

(73) S. Hieronym: Comment. in Mt 19,12; P.L. XXVI,136

(74) S. Juan Crisostomo: De virginitate,80; P.G. XLVIII,592

(75) S. Ambrosio: De virginitate, lib. I, c. 11, n.65; P.L. XVI,206

(76) Cfr. S Motedio Olympi: Convivium decem virginum, ort. VII, c.3; P.G. XVIII,128-129

(77) S. Gregorio Magno: Hom. in Evang., lib I, hom. 3, n.4 P.L. LXXVI,1.089

(78) Mt 19,12

(79) 1 Co 7,9

(80) Cfr. Conc. Trid., sess. XXIV, can. 9

(81) Cfr. S. Agustin: De natura el gratia, c. 43, n. 50; P.L. XLIV pag. 271

(82) Conc. Trid. Sess. VI, c. 11

(83) 1Co 9,13

(84) Mt XXVI,41

(85) Ga 5,17

(86)333 Cfr. Ibid.,19-21

(87)444 Ibid.,24

(88)555 1Co 9,27

(89)666 Mt 5,28-29

(90) Cfr. S. Caesar. Arelat.: Sermo 41; ed G. Morin, Maredsqus,1937, vol. I, p. 172

(91)888 Cfr. S. Tomas: In Ep. I ad Cor, VI, lect. 3; S. Francisco de Sales: Introduction a la vie devote, part. IV, IV, c.7 ; S. Alfonso de Ligorio : La vera sposa di Gesu Cristo, ,c. 1, n. 16; c. 16; c. 15, n. 10

(92) 999S Hieronym. Contra Vigilant.,16: P.L. XXIII,352

(93) 000S. Agustin: De sancta virginitate c. 54; P.L. XL,428.

AL CLERO EN PARTICULAR

Esta huida y esta continua vigilancia para alejar de nosotros las ocasiones de pecar las han considerado siempre los santos como el mejor medio de luchar en esta materia; hoy dia, sin embargo, no todos aceptan esta doctrina. piensan algunos que todos los cristianos, y principalmente los ministros sagrados, no deben ser segregados del mundo, como en tiempos pasados, sino ,que deben estar presentes en el mundo, y por, tanto tienen que afrontar el riesgo y poner a prueba su castidad, para que se manifieste si son o no capaces de resistir: véanlo todo los Jovenes clérigos, para que se acostumbren a contemplar todo con animo sereno y se inmunicen contra cualquier género de turbaciones. Les conceden facilmente que puedan sin sonrojo mirar todo lo que a sus ojos se ofrece, frecuentar espectaculos cinematograficos, aun los prohibidos por la censura eclesiastica; hojear cualesquiera revistas, aun obscenas, y leer las novelas puestas en el indice o prohibidas por el mismo derecho natural. Y esto lo permiten con el pretexto que hoy dia son muchos los que se sacian de tales espectaculos y lecturas, y es necesario entender su manera de pensar y sentir para poderlos ayudar. Es facil, ver lo falso y desastroso de ese modo de educar al clero y prepararlo a conseguir la santidad propia de su mision. El que ama el peligro, perecera en él(94); y viene aqui muy oportuno el consejo de San Agustin: No me digais que tenéis el alma pura, si tenéis ojos impuros; porque el ojo impuro es mensajero de un corazon impuro(95)108.

Sin duda, este funesto método se funda en una grave confusion. Porque Jesucristo Nuestro Senor afirmo, si, de sus Apostoles: Yo los he enviado al mundo(96); Pero antes habia dicho de del mundo, ellos mismos: No son del mundo, como ni yo tampoco soy del mundo (97), y a su Divino Padre habia orado con estas palabras: No te pido que los saques del mundo sino que los preserves del mal(98). La Iglesia, que se apoya en tales principios ha dado sabias y oportunas normas para alejar de los sacerdotes los peligrosos atractivos que facilmente pueden influir en cuantos se hallan en medio del mundo(99), y procura por medio de ellas poner la santidad de la vida sacerdotal al abrigo de los cuidados y diversiones propias de los seglares.

GRADUAL PREPARACION DEL CLERO JOVEN PARA LA LUCHA

Con mayor razon conviene apartar del tumulto mundano al clero joven, para formarlo en la vida espiritual y prepararlos a alcanzar la perfeccion sacerdotal o religiosa, antes que entre en el combate. Manténgaselo en los seminarios o estudiantados largo espacio de tiempo, y reciba una formacion, diligente poco a poco y con prudencia se le vaya iniciando en los problemas de nuestros tiempos, segun las normas que Nos hemos prescrito en la exhortacion apostolica "Menti Nostrae"(100). ¿Qué jardinero expondra jamas a las tempestades una planta de valor, pero aun tierna para una robustez que todavia no posee? Los seminaristas y los jovenes religiosos deben ser tratados como plantas tiernas y delicadas, que aun hay que proteger y preparar gradualmente para la resistencia y la lucha.

EL PUDOR

Los educadores de la juventud clerical harian obra mejor y mas util inculcando en las, almas de los jovenes los principios del pudor cristiano, que tanto ayuda para conservar incolume la virginidad y que bien puede llamarse la prudencia de la castidad. El pudor adivina, el peligro, impide ponerse en él y hace evitar las ocasiones a que algunos menos prudentes se exponen. El pudor no gusta de palabras torpes o menos honestas, y aborrece aun la mas leve inmodestia; evita la familiaridad sospechosa con personas de otro sexo, infundiendo en el animo la debida reverencia al cuerpo que es miembro de Cristo(101) y templo del Espiritu Santo(102). Quien posee el pudor cristiano tiene horror a cualquier pecado de impureza y se retira apenas siente despertarse la seduccion.

Ademas, el pudor sugiere y suministra a los padres y educadores expresiones aptas para instruir las conciencias de los jovenes en la castidad. Por lo cual -como lo advertimos no hace mucho en una alocucion tal recato no se ha de entender de manera que equivale a un absoluto silencio, hasta excluir en la formacion moral aun el modo reservado y prudente de hablar(103). Sin embargo, en nuestros tiempos algunos maestros y educadores, mas veces de lo que fuera menester, han creido ser oficio suyo iniciar a ninos inocentes en los secretos de la procreacion de un modo que ofende su pudor. En este asunto conviene usar la justa medida y moderacion que exige el pudor cristiano.

El pudor se alimenta del temor de Dios, ese temor filial basado en una profunda humildad cristiana, que nos hace huir con suma diligencia de todo pecado. Ya lo afirmaba Nuestro Predecesor San Clemente I con estas palabras: El que es casto en el cuerpo no se vanaglorie, porque otro es quien le da el don de la continencia (104). Cuan importante sea la humildad cristiana para conservar, la virginidad, nadie lo ha expresado mas claramente que San Agustin: Ya que la continencia perpetua, y sobre todo la virginidad es un don excelentisimo en los santos de Dios, ha de vigilarse atentamente para que no se corrompa con la soberbia... Por eso., Cuanto mayor me parece este don, mas temo no venga a desaparecer en lo futuro por causa de la soberbia.

Solo Dios es el verdadero custodio de la gracia virginal, que El mismo concedio, y "Dios es caridad"(105). La guardiana, por tanto de la virginidad, es la caridad y la morada de esta guardiana es la humildad(106).

RECURSO A LOS MEDIOS SOBRENATURALES

Otra cosa hay que tener presente: que para conservar intacta la castidad no bastan la vigilancia y el pudor hay que recurrir también a los medios sobrenaturales: a la oracion a Dios, a los sacramentos de la penitencia y de, la Eucaristia y a una viva devocion a la Santisima Madre de Dios.

No perdamos de vista que la castidad perfecta es un don de Dios. A este proposito, advierte profundamente San Jeronimo: Les fue concedido(107) a los que lo pidieron, a los que lo quisieron, a los que trabajaron por recibirlo. Porque todo aquel que pide, recibe, y el que busca, halla, y al que llama, se le abrira(108). De la oracion, anade San Ambrosio, depende la fidelidad constante de las virgenes al Divino Esposo(109). Y San Alfonso Maria de Ligorio, con aquella ardentisima piedad que lo distinguia, ensena que no hay medio tan necesario para vencer las tentaciones contra esta hermosa virtud de la castidad como el recurso inmediato a Dios por la oracion(110). Sin embargo, a la oracion es menester que se anada el sacramento de la penitencia, el cual, si se recibe con frecuencia y preparacion, es una medicina espiritual que purifica y sana, y el alimento eucaristico, que, en frase de Nuestro Predecesor de Inmortal memoria Leon XIII, es el mayor remedio contra la sensualidad(111). Cuanto mas pura y casta sea el alma, mas hambre tendra de este pan, del que saca la fortaleza para resistir a todas las seducciones del pecado impuro y con el que se une mas estrechamente al Divino Esposo: Quien come mi carne y bebe mi sangre en Mi mora y ya en él(112).

DEVOCION A MARIA

Un medio excelente para conservar intacta y sostener la castidad Perfecta, media comprobado continuamente por la experiencia de los siglos es el de una solida y ardiente devocion a la Virgen madre de Dios. En cierta manera, esta devocion contiene en si todos los demas medios, pues quien sincera y profundamente la vive, se tiene, que sentir impulsado a velar, a orar, a acercarse al tribunal de la penitencia y al banquete eucaristico. Por tanto, exhortamos con afecto paterno a todos los sacerdotes, religiosos y virgenes consagrados a que se pongan bajo la especial proteccion de la Santa Madre de Dios, que es Virgen de virgenes y maestra de la virginidad, como afirma San Ambrosio(113), y es Madre poderosisima de aquellos, sobre todo, que se han dedicado al divino servicio.

Por ella, dice San Atanasio, comenzo a existir la virginidad(114), y lo ensena claramente, San Agustin con estas palabras: La dignidad virginal comenzo con la Madre de Dios(115). Siguiendo las huellas del mismo San Atanasio(116), San Ambrosio propone a las virgenes como modelo la vida de la Virgen Maria: Imitadla, hijas... (117). Sirvaos la vida de Maria de imagen y modelo de virginidad, cual imagen que se hubiese trasladado a un lienzo; en ella, como en un espejo, brilla la hermosura de la castidad y la belleza de toda virtud. De aqui podéis sacar ejemplos de vida, ya que en ella, como en un dechado, se muestra, con las ensenanzas manifiestas de su santidad qué es lo que habéis de corregir, qué es lo que habéis de reformar, qué es lo que habéis de retener... He aqui la imagen de la verdadera virginidad. Esta fue Maria, cuya vida paso a ser norma para todas las virgenes... (118). Sea, pues, la Santisima Virgen maestra de nuestro modo de proceder(119), Tan grande, fue su gracia, que no solo conservo en si misma la virginidad, sino que concedia este don insigne a los que visitaba (120). ¡Cuan verdadero es pues el dicho del mismo San Ambrosio: Oh riquezas de la virginidad de Maria!(121). En vista de tales riquezas aprovecha grandemente, también hoy a las virgenes consagradas, a los religiosos y a los sacerdotes el contemplar la virginidad de Maria para observar con mas fidelidad y perfeccion la castidad de su propio estado.

Pero no os contentéis, amadisimos hijos, con meditar las virtudes de la Santisima Virgen Maria; acudid a ella con absoluta confianza, siguiendo el consejo de San Bernardo: Busquemos la gracia, y busquémosla por Maria(122). Y en este Ano Mariano de una manera especial poned en ella el cuidado de vuestra vida espiritual y de la perfeccion, imitando el ejemplo de San Jeronimo, que aseguraba: Para mi la virginidad es una consagracion en Maria y en Cristo(123).

CUARTA PARTE: LLAMAMIENTO A PADRES Y EDUCADORES

En las graves dificultades con que la Iglesia debe hoy luchar es un grande consuelo para nuestro corazon de Pastor Supremo, Venerables Hermanos, el ver como la virginidad, la cual florece en estos tiempos como en tiempos antiguos en todos los ambitos de la tierra es tenida en grande estima y honor, no obstante los errores contrarios, que deciamos y que esperamos seran pasajeros y desapareceran pronto.

No ocultamos, sin embargo, que este nuestro gozo esta mezclado de cierta tristeza al ver que en no pocos paises disminuye cada dia mas el numero de los que, llamados por la voz divina, abrazan el estado de virginidad. Las principales causas las hemos apuntado mas arriba y no hay por qué repetirlas. Confiamos que los educadores de la juventud que hubieren caido en estos errores los reconoceran pronto, los repudiaran y se esforzaran por ponerles remedio, haciendo lo posible para que cuantos se sientan llamados por Dios al ministerio sacerdotal o al estado religioso, si estan bajo su direccion espiritual, sean ayudados por todos los medios a alcanzar esa meta sublime. ¡Ojala suceda que nuevas y mas numerosas falanges de sacerdotes y de religiosos, cuantos y cuales exigen las necesidades actuales de la Iglesia, salgan pronto a cultivar la vina del Senor!

Ademas como pide la responsabilidad de nuestro ministerio apostolico, exhortamos a los padres y madres de familia a ofrendar gustosos para el servicio divino aquellos de sus hijos que sientan esa vocacion. Y si esto les resultare duro, triste y penoso, mediten atentamente las, palabras con que San Ambrosio amonestaba a las madres de Milan: sé de muchos jovenes que quieren ser virgenes, y sus madres les prohiben aun venir a escucharme... Si vuestras hijas quisieran amar, a un hombre, podrian elegir a quien quisieran segun las leyes. Y a quienes se les concede escoger a cualquier hombre, ¿no se les permite escoger a Dios?(124).

Consideren los padres qué honor es para ellos tener un hijo sacerdote o una hija que ha consagrado su virginidad al Divino Esposo. Por lo que se refiere a las virgenes, nos dice el mismo Obispo de Milan: Ya habéis oido, padres. . ., la virgen es un don de Dios, un regalo del padre, sacerdocio de la castidad. La virgen es una hostia ofrecida por la madre, hostia que se sacrifica diariamente y aplaca la ira divina(125).

Y ahora, antes, de dar fin a esta carta Enciclica deseamos, Venerables Hermanos, volver el pensamiento y el corazon a aquellos que, consagrados al servicio divino, en no pocas regiones padecen severa persecucion. Imiten el ejemplo de las virgenes de la primitiva Iglesia, que con la valentia invencible sufrieron el martirio por su virginidad(126).

Perseveren hasta la muerte(127) con animo constante en el santo proposito de servir a Cristo y tengan presente que sus angustias, sus padecimiento y sus oraciones son de gran valor ante Dios para la implantacion del reino de Cristo en sus naciones y en la Iglesia entera; tengan por cierto que los que siguen al Cordero dondequiera que va(128) cantaran por toda la eternidad un cantico nuevo(129), que ningun otro, puede cantar.

Nuestro corazon paterno se llena de compasion hacia esos sacerdotes, religiosos y virgenes consagrados que confiesan valerosamente su fe hasta el mismo martirio. Rogamos a Dios por ellos y por los que en todos los ambitos de la tierra se dedican al servicio divino, a fin de que el Senor los confirme, los fortifique y los consuele. Y a vosotros todos, Venerables Hermanos, y a fieles exhortamos insistentemente a orar en union con Nos para obtener a todas esas almas consagradas las consolaciones, dones y auxilios divinos.

Prenda de estos divinos dones y testimonio de nuestra especial benevolencia sea la bendicion apostolica que con todo afecto en el Senor impartimos a vosotros, Venerables Hermanos, y a los demas ministros del altar virgenes sagradas, a aquellos principalmente que padecen persecucion por la justicia(130) y a todos nuestros fieles.

Dado en Roma, junto a San Pedro, en la fiesta de la Anunciacion de la Santisima Virgen Maria, el 25 de marzo de 1954, ano XV de Nuestro Pontificado.



Notas

(94) Ecclo 3,27

(95) S. Agustin: Epist. 211 n. 10, P.L. XXXIII,961 101

(96) Jn 17,18

(97) Ibid,16

(98) Jn 18,15

(99) Cfr. C.I.C. can. 124-142. Cfr. B. Pio X: Exhort. Ad cler.cath. Haerente animo, A.A.S. XLI,1908, pp. 565-573; Pio XI: Litt.enc.Ad catholici sacerdotii fastigium, A.A.S. XLII,1950, pp. 692-694.

(100) Cfr. A.A.S. XLII,1950, pp. 690-691

(101) Cfr. 1Co 6,15

(102) Ibid,19

(103) Alloc. Magis quam mentis, d. 23 sept. a 1951; A.A.S. XLIII 1951, p. 736

(104) S. Clemente Rm: Ad Corintios XXXVIII,2; ed. Funk-Diekamp, Patres Apostolici, vol. I, p. 148

(105) 1 Jn 4,8

(106) S. Agustin: De sancta virginitate, cc. 33,51; P.L. XL,415. 426; cfr cc. 31-32,38; 412-415,419

(107) Cfr. Mt 19,11

(108) Cfr. Ibid., VII,8; S. Hieron: Comm. In Mt 19,11; P.L. XXVI,135

(109) Cfr. S. Ambrosio: De virginibus, lib III, c. 4 nn. 18-20; P.L. AVI,225

(110) Cfr. S. Alfonso de Liborio: Practica di amar Gesu Cristo, c. 17, nn. 7-16

(111) Leon XIII: Enciclica Mirae caritatis, d. 28 maii, a. 1902

(112) Jn 6,57

(113) S. Ambrosio: De institutione virginia, c.6, n. 46; P.L. XVI,320

(114) Cfr. S. Atanasio: De virginitate, ed. S. Thom. Lefort. Museon, XLII,1929, p. 247

(115) S. Agustin: Serm. 51, C. 16, n. 26; P.L. XXXVIII,348

(116) Cfr. S. Atanasio: Ibid, p. 244

(117) S. Ambrosio. De institutione virginis, c. 14, n. 87; P.L. XVI,328

(118) S. Ambrosio: De virginibus, lib. II, c. 2, n. 6 6,15; P.L. AVI,208,210

(119) Ibid., c. 3 n. 19; P.L. XVI,211

(120) S. Ambrosio: De institu. Virginis, c. 7, n. 50; P.L. XVI,319 z

(121) Ibid., c. 13, n. 81; P.L. XVI,339

(122) S. Bernardo: In nativitate B. Mariae Virnigis, Sermo de aquaeductu, n. 8; P.L. 183,441-442

(123) S. Hieronym: Epist. 22, n. 18; P.L. XXII,405

(124) S. Ambrosio: De virginibus, lib. I, c.10, n. 58; P.L. XVI,205

(125) Ibid, c. 7, n. 32; P.L. XVI,198

(126) Cfr. S. Ambrosio: De virginibus, lib. II, c. 4, n. 32, P.L. XVI,215-216.

(127) Fil 2,8

(128) Ap 14,4

(129) Ibid,3.

(130) Mt 5,10






AD CAELI REGINAM

Carta Enciclica

PIO XII Sobre la realeza de Maria 11 de octubre de 1954

INTRODUCCION 1. La devocion mariana practicada desde los primeros siglos, es hoy mas que nunca necesaria A la Reina del Cielo, ya desde los primeros siglos de la Iglesia catolica, elevo el pueblo cristiano suplicantes oraciones e himnos de loa y piedad, asi en sus tiempos de felicidad y alegria como en los de angustia y peligros; y nunca fallo la esperanza en la Madre del Rey divino, Jesucristo, ni languidecio aquella fe que nos ensena como la Virgen Maria, Madre de Dios, reina en todo el mundo con maternal corazon, al igual que esta coronada con la gloria de la realeza en la bienaventuranza celestial.

Y ahora, después de las grandes ruinas que aun ante Nuestra vista han destruido florecientes ciudades, villas y aldeas; ante el doloroso espectaculo de tales y tantos males morales que amenazadores avanzan en cenagosas oleadas, a la par que vemos resquebrajarse las bases mismas de la justicia y triunfar la corrupcion, en este incierto y pavoroso estado de cosas Nos vemos profundamente angustiados, pero recurrimos confiados a nuestra Reina Maria, poniendo a sus pies, junto con el Nuestro, los sentimientos de devocion de todos los fieles que se glorian del nombre de cristianos.


PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - CONCLUSION: