PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - AD CAELI REGINAM


2. El Pontifice establece la fiesta de la realeza de Maria

Place y es util recordar que Nos mismo, en el primer dia de noviembre del Ano Santo,1950, ante una gran multitud de Eminentisimos Cardenales, de venerables Obispos, de Sacerdotes y de cristianos, llegados de las partes todas del mundo -decretamos el dogma de la Asuncion de lla Beatisima Virgen Maria al Cielo(1), donde, presente en alma y en cuerpo, reina entre los coros de los Angeles y de los Santos, a una con su unigénito Hijo. Ademas, al cumplirse el centenario de la definicion dogmatica -hecha por Nuestro Predecesor, Pio IX, de ilustre memoria- de la Concepcion de la Madre de Dios sin mancha alguna de pecado original, promulgamos(2) el Ano Mariano, durante el cual vemos con suma alegria que no solo en esta alma Ciudad -singularmente en la Basilica Liberiana, donde innumerables muchedumbres acuden a manifestar publicamente su fe y su ardiente amor a la Madre celestial- sino también en toda las partes del mundo vuelve a florecer cada vez mas la devocion hacia la Virgen Madre de Dios, mientras los principales Santuarios de Maria han acogido y acogen todavia imponentes peregrinaciones de fieles devotos.

Y todos saben como Nos, siempre que se Nos ha ofrecido la posibilidad, esto es, cuando hemos podido dirigir la palabra a Nuestros hijos, que han llegado a visitarnos, y cuando por medio de las ondas radiofonicas hemos dirigido mensajes aun a pueblos alejados, jamas hemos cesado de exhortar a todos aquellos, a quienes hemos podido dirigirnos, a amar a nuestra benignisima y poderosisima Madre con un amor tierno y vivo, cual cumple a los hijos.

Recordamos a este proposito particularmente el Radiomensaje que hemos dirigido al pueblo de Portugal, al ser coronada la milagrosa Virgen de Fatima(3), Radiomensaje que Nos mismo hemos llamado de la "Realeza" de Maria(4).

Por todo ello, y como para coronar estos testimonios todos de Nuestra piedad mariana, a los que con tanto entusiasmo ha respondido el pueblo cristiano, para concluir util y felizmente el Ano Mariano que ya esta terminando, asi como para acceder a las insistentes peticiones que de todas partes Nos han llegado, hemos determinado instituir la fiesta liturgica de la "Bienaventurada Maria Virgen Reina".


3. No se trata de una nueva verdad, sino de la exposicion de una realidad antigua.

Cierto que no se trata de una nueva verdad propuesta al pueblo cristiano, porque el fundamento y las razones de la dignidad real de Maria, abundantemente expresadas en todo tiempo, se encuentran en los antiguos documentos de la Iglesia y en los libros de la sagrada liturgia.

Mas queremos recordarlos ahora en la presente Enciclica para renovar las alabanzas de nuestra celestial Madre y para hacer mas viva la devocion en las almas, con ventajas espirituales.

I. La tradicion acerca de la realeza de Maria 4. La fe del pueblo cristiano basado en la Biblia. Con razon ha creido siempre el pueblo cristiano, aun en los siglos pasados, que Aquélla, de la que nacio el Hijo del Altisimo, que reinara eternamente en la casa de Jacob(5) y (sera) Principe de la Paz(6), Rey de los reyes y Senor de los senores(7), por encima de todas las demas criaturas recibio de Dios singularisimos privilegios de gracia. Y considerando luego las intimas relaciones que unen a la madre con el hijo, reconocio facilmente en la Madre de Dios una regia preeminencia sobre todos los seres.


5. Los antiguos escritores y Padres de la Iglesia

Por ello se comprende facilmente como ya los antiguos escritores de la Iglesia, fundados en las palabras del arcangel San Gabriel que predijo el reinado eterno del Hijo de Maria(8), y en las de Isabel que se inclino reverente ante ella, llamandola Madre de mi Senor(9), al denominar a Maria Madre del Rey y Madre del Senor, querian claramente significar que de la realeza del Hijo se habia de derivar a su Madre una singular elevacion y preeminencia.

Por esta razon San Efrén, con férvida inspiracion poética, hace hablar asi a Maria: Manténgame el cielo con su abrazo, porque se me debe mas honor que a él; pues el cielo fue tan solo tu trono, pero no tu madre. ¡Cuanto mas no habra de honrarse y venerarse a la Madre del Rey que a su trono!(10). Y en otro lugar ora él asi a Maria: ... virgen augusta y duena, Reina, Senora, protégeme bajo tus alas, guardame, para que no se glorie contra mi Satanas, que siembra ruinas, ni triunfe contra mi el malvado enemigo(11). -San Gregorio Nacianceno llama a Maria <Madre del Rey de todo el universo, Madre Virgen, (que) ha parido al Rey de todo el mundo(12). Prudencio, a su vez, afirma que la Madre se maravillo de haber engendrado a Dios como hombre si, pero también como Sumo Rey(13). -Esta dignidad real de Maria se halla, aademas, claramente afirmada por quienes la llaman Senora, Dominadora, Reina. -Ya en una homilia atribuida a Origenes, Isabel saluda a Maria Madre de mi Senor, y aun la dice también: Tu eres mi senora(14). -Lo mismo se deduce de San Jeronimo, cuaando expone su pensamiento sobre las varias "interpretaciones" del nombre de "Maria": Sépase que Maria en la lengua siriaca significa Senora(15). E igualmente se expresa, después de él, San Pedro Crisologo: El nombre hebreo Maria se traduce Domina en latin; por lo tanto, el angel la saluda Senora para que se vea libre del temor servil la Madre del Dominador, pues éste, como hijo, quiso que ella naciera y fuera llamada Senora(16). -San Epifanio, obispo de Constantinopla,, escribe al Sumo Pontifice Hormidas, que se ha de implorar la unidad de la Iglesia por la gracia de la santa y consubstancial Trinidad y por la intercesion de nuestra santa Senora, gloriosa Virgen y Madre de Dios, Maria(17). -Un autor del mismo tiempo saluda solemnnemente con estas palabras a la Bienaventurada Virgen sentada a la diestra de Dios, para que pida por nosotros: Senora de los mortales, santisima Madre de Dios(18). -San Andrés de Creta atribuye frecuentemmente la dignidad de reina a la Virgen, y asi escribe: (Jesucristo) lleva en este dia como Reina del género humano, desde la morada terrenal (a los cielos) a su Madre siempre Virgen, en cuyo seno, aun permaneciendo Dios, tomo la carne humana(19). Y en otra parte: Reina de todos los hombres, porque, fiel de hecho al significado de su nombre, se encuentra por encima de todos, si solo a Dios se exceptua(20). -También San German se dirige asi a la hhumilde Virgen: Siéntate, Senora: eres Reina y mas eminente que los reyes todos, y asi te corresponde sentarte en el puesto mas alto(21); y la llama Senora de todos los que en la tierra habitan(22). -San Juan Damasceno la proclama Reinaa, Duena, Senora(23) y también Senora de todas las criaturas(24); y un antiguo escritor de la Iglesia occidental la llama Reina feliz, Reina eterna, junto al Hijo Rey, cuya nivea cabeza esta adornada con aurea corona(25). -Finalmente, San Ildefonso de Toledo ressume casi todos los titulos de honor en este saludo: ¡Oh Senora mia!, ¡oh Dominadora mia!: tu mandas en mi, Madre de mi Senor..., Senora entre las esclavas, Reina entre las hermanas(26).


6. Los teologos y Papas.

Los Teologos de la Iglesia, extrayendo su doctrina de estos y otros muchos testimonios de la antigua tradicion, han llamado a la Beatisima Madre Virgen Reina de todas las cosas creadas, Reina del mundo, Senora del universo. Los Sumos Pastores de la Iglesia creyeron deber suyo el aprobar y excitar con exhortaciones y alabanzas la devocion del pueblo cristiano hacia la celestial Madre y Reina. Dejando aparte documentos de los Papas recientes, recordaremos que ya en el siglo séptimo Nuestro Predecesor San Martin llamo a Maria nuestra Senora gloriosa, siempre Virgen(27); San Agaton, en la carta sinodal, enviada a los Padres del Sexto Concilio Ecuménico, la llamo Senora nuestra, verdadera y propiamente Madre de Dios(28); y en el siglo octavo, Gregorio II en una carta enviada al patriarca San German, leida entre aclamaciones de los Padres del Séptimo Concilio Ecuménico, proclamaba a Maria Senora de todos y verdadera Madre de Dios y Senora de todos los cristianos(29).

Recordaremos igualmente que Nuestro Predecesor, de ilustre memoria, Sixto IV, en la bula Cum praexcelsa(30), al referirse favorablemente a la doctrina de la inmaculada concepcion de la Bienaventurada Virgen, comienza con estas palabras: Reina, que siempre vigilante intercede junto al Rey que ha engendrado. E igualmente Benedicto XIV, en la bula Gloriosae Dominae(31) llama a Maria Reina del Cielo y de la tierra, afirmando que el Sumo Rey le ha confiado a ella, en cierto modo, su propio imperio.

Por ello San Alfonso de Ligorio, resumiendo toda la tradicion de los siglos anteriores, escribio con suma devocion: Porque la Virgen Maria fue exaltada a ser la Madre del Rey de los reyes, con justa razon la Iglesia la honra con el titulo de Reina(32).

Notas

(1) Cf. const. apost. Munificentissimus Deus: A.A.S. 32 (1950),753 ss.

(2) Cf. enc. Fulgens corona: A.A.S. 35 (1953) 577 ss.

(3) Cf. A.A.S. 38 (1946) 264 ss.

(4) Cf. Osservat. Rm,19 maggio 1946.

(5) Lc 1,32.

(6) Is. 9,6.

(7) Ap 19,16.

(8) Cf. Lc 1,32. 33.

(9) Lc 1,43.

(10) S. Ephraem Hymni de B. Maria (ed. S. Thom. J. Lamy t. 2, Mechliniae,1886) hymn. XIX, p. 624.

(11) Idem Orat. ad Ssmam. Dei Matrem: Opera omnia (ed. Assemani t. 3 (graece) Romae,1747, p. 546).

(12) S. Greg. Naz. Poemata dogmatica XVIII v. 58 PG 37,485.

(13) Prudent. Dittochaeum XXVII PL 60,102 A.

(14) Hom. in S. Lc hom. VII (ed. Rauer Origines' Werke t. 9,48 (ex "catena" Macarii Chrysocephali)). Cf. PG 13,1902 D.

(15) S. Hier. Liber de nominibus hebraeis: PL 23,886.

(16) S. Petrus Chrysol., Sermo 142 De Annuntiatione B.M.V.: PL 52,579 C; cf. etiam 582 B; 584 A: "Regina totius exstitit castitatis".

(17) Relatio Epiphani ep. Constantin. PL 63,498 D.

(18) Encomium in Dormitionem Ssmae. Deiparae (inter opera S. Modesti) PG 86,3306 B.

(19) S. Andreas Cret., Hom. 2 in Dormitionem Ssmae. Deiparae: PG 97,1079 B.

(20) Id., Hom. 3 in Dormit. Ssmae. Deip.: PG 97,1099 A.

(21) S. Germanus In Praesentationem Sanctissimae Deiparae 1 PG 98,303 A.

(22) Id., ibid. 2 PG 98,315 C.

(23) S. Ioannes Damasc., Hom. 1 In Dormitionem B.M.V.: PG 96,719 A.

(24) Id. De fide orthodoxa 4,14 PG 44,1158 B.

(25) De laudibus Mariae (inter opera Venantii Fortunati) PL 88,282 B. 283 A.

(26) Ildefonsus Tolet. De virginitate perpetua B.M.V.: 96,58 A.D.

(27) S. Martinus I, epist. 14 PL 87,199-200 A.

(28) S. Agatho PL 87,1221 A.

(29) Hardouin Acta Conc. 4,234.238 PL 89,508 B.

(30) Syxtus IV, bulla Cum praeexcelsa d. d. 28 febr. 1476.

(31) Benedictus XIV, bulla Gloriosae Dominae d. d. 27 sept. 1748.

(32) S. Alfonso Le glorie di Maria,

II. La realeza de Maria en la liturgia y el arte 1. En la liturgia. 7. La realeza de Maria en la liturgia oriental

La sagrada Liturgia, fiel espejo de la ensenanza comunicada por los Padres y creida por el pueblo cristiano, ha cantado en el correr de los siglos y canta de continuo, asi en Oriente como en Occidente, las glorias de la celestial Reina.

Férvidos resuenan los acentos en el Oriente: Oh Madre de Dios, hoy eres trasladada al cielo sobre los carros de los querubines, y los serafines se honran con estar a tus ordenes, mientras los ejércitos de la celestial milicia se postran ante Ti(1).

Y también: Oh justo, beatisimo (José), por tu real origen has sido escogido entre todos como Esposo de la Reina Inmaculada, que de modo inefable dara a luz al Rey Jesus(2). Y ademas: Himno cantaré a la Madre Reina, a la cual me vuelvo gozoso, para celebrar con alegria sus glorias... Oh Senora, nuestra lengua no te puede celebrar dignamente, porque Tu, que has dado a la luz a Cristo Rey, has sido exaltada por encima de los serafines. ... Salve, Reina del mundo, salve, Maria, Senora de todos nosotros(3).

En el Misal Etiopico se lee: Oh Maria, centro del mundo entero..., Tu eres mas grande que los querubines plurividentes y que los serafines multialados. ... El cielo y la tierra estan llenos de la santidad de tu gloria(4).


8. En la liturgia latina.

Canta la Iglesia Latina la antigua y dulcisima plegaria "Salve Regina", las alegres antifonas "Ave Regina caelorum", "Regina caeli laetare alleluia" y otras recitadas en las varias fiestas de la Bienaventurada Virgen Maria: Estuvo a tu diestra como Reina, vestida de brocado de oro(5); La tierra y el cielo te cantan cual Reina poderosa(6); Hoy la Virgen Maria asciende al cielo; alegraos, porque con Cristo reina para siempre(7).

A tales cantos han de anadirse las Letanias Lauretanas que invitan al pueblo catolico diariamente a invocar como Reina a Maria; y hace ya varios siglos que, en el quinto misterio glorioso del Santo Rosario, los fieles con piadosa meditacion contemplan el reino de Maria que abarca cielo y tierra.


2. En el arte.

9. En el arte y en las tradiciones religiosas.

Finalmente, el arte, al inspirarse en los principios de la fe cristiana, y como fiel intérprete de la espontanea y auténtica devocion del pueblo, ya desde el Concilio de Efeso, ha acostumbrado a representar a Maria como Reina y Emperatriz que, sentada en regio trono y adornada con ensenas reales, cenida la cabeza con corona, y rodeada por los ejércitos de angeles y de santos, manda no solo en las fuerzas de la naturaleza, sino también sobre los malvados asaltos de Satanas. La iconografia, también en lo que se refiere a la regia dignidad de Maria, se ha enriquecido en todo tiempo con obras de valor artistico, llegando hasta representar al Divino Redentor en el acto de cenir la cabeza de su Madre con fulgica corona.

Los Romanos Pontifices, favoreciendo a esta devocion del pueblo cristiano, coronaron frecuentemente con la diadema, ya por sus propias manos, ya por medio de Legados pontificios, las imagenes de la Virgen Madre de Dios, insignes tradicionalmente en la publica devocion.

III. Los argumentos teologicos 1. La maternidad divina de Maria. 10. El fundamento doctrinal es 1º la maternidad divina de Maria. Como ya hemos senalado mas arriba, Venerables Hermanos, el argumento principal, en que se funda la dignidad real de Maria, evidente ya en los textos de la tradicion antigua y en la sagrada Liturgia, es indudablemente su divina maternidad. De hecho, en las Sagradas Escrituras se afirma del Hijo que la Virgen dara a luz: Sera llamado Hijo del Altisimo, y el Senor Dios le dara el trono de David, su padre, y reinara en la casa de Jacob eternamente, y su reino no tendra fin(8); y, ademas, Maria es proclamada Madre del Senor(9). Siguese de ello logicamente que Ella misma es Reina, pues ha dado vida a un Hijo que, ya en el instante mismo de su concepcion, aun como hombre, era Rey y Senor de todas las cosas, por la union hipostatica de la naturaleza humana con el Verbo. San Juan Damasceno escribe, por lo tanto, con todo derecho: Verdaderamente se convirtio en Senora de toda la creacion, desde que llego a ser Madre del Creador(10); e igualmente puede afirmarse que fue el mismo arcangel Gabriel el primero que anuncio con palabras celestiales la dignidad regia de Maria.


2. La cooperacion a la Redencion,

11. 2º su cooperacion a la Redencion de Cristo.

Mas la Beatisima Virgen ha de ser proclamada Reina no tan solo por su divina maternidad, sino también en razon de la parte singular que por voluntad de Dios tuvo en la obra de nuestra eterna salvacion.

¿Qué cosa habra para nosotros mas dulce y suave -como escribia Nuestro Predecesor, de feeliz memoria, Pio XI- que el pensamiento de que Cristo impera sobre nosotros, no solo por derecho de naturaleza, sino también por derecho de conquista adquirido a costa de la Redencion? Ojala que todos los hombres, harto olvidadizos, recordasen cuanto le hemos costado a nuestro Salvador; "Fuisteis rescatados, no con oro o plata, ... sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un Cordero inmaculado"(11). No somos, pues, ya nuestros, puesto que Cristo "por precio grande"(12) nos ha comprado(13).

Ahora bien, en el cumplimiento de la obra de la Redencion, Maria Santisima estuvo, en verdad, estrechamente asociada a Cristo; y por ello justamente canta la Sagrada Liturgia: Dolorida junto a la cruz de nuestro Senor Jesucristo estaba Santa Maria, Reina del cielo y de la tierra(14).

Y la razon es que, como ya en la Edad Media escribio un piadosisimo discipulo de San Anselmo: Asi como... Dios, al crear todas las cosas con su poder, es Padre y Senor de todo, asi Maria, al reparar con sus méritos las cosas todas, es Madre y Senor de todo: Dios es el Senor de todas las cosas, porque las ha constituido en su propia naturaleza con su mandato, y Maria es la Senora de todas las cosas, al devolverlas a su original dignidad mediante la gracia que Ella merecio(15). La razon es que, asi como Cristo por el titulo particular de la Redencion es nuestro Senor y nuestro Rey, asi también la Bienaventurada Virgen (es nuestra Senora y Reina) por su singular concurso prestado a nuestra redencion, ya suministrando su sustancia, ya ofreciéndolo voluntariamente por nosotros, ya deseando, pidiendo y procurando para cada uno nuestra salvacion(16).


12. El razonamiento teologico de la co-redencion.

Dadas estas premisas, puede argumentarse asi: Si Maria, en la obra de la salvacion espiritual, por voluntad de Dios fue asociada a Cristo Jesus, principio de la misma salvacion, y ello en manera semejante a la en que Eva fue asociada a Adan, principio de la misma muerte, por lo cual puede afirmarse que nuestra redencion se cumplio segun una cierta "recapitulacion"(17), por la que el género humano, sometido a la muerte por causa de una virgen, se salva también por medio de una virgen; si, ademas, puede decirse que esta gloriosisima Senora fue escogida para Madre de Cristo precisamente para estar asociada a El en la redencion del género humano(18) "y si realmente fue Ella, la que, libre de toda mancha personal y original, unida siempre estrechisimamente con su Hijo, lo ofrecio como nueva Eva al Eterno Padre en el Golgota, juntamente con el holocausto de sus derechos maternos y de su maternal amor, por todos los hijos de Adan manchados con su deplorable pecado"(19); se podra de todo ello legitimamente concluir que, asi como Cristo, el nuevo Adan, es nuestro Rey no solo por ser Hijo de Dios, sino también por ser nuestro Redentor, asi, segun una cierta analogia, puede igualmente afirmarse que la Beatisima Virgen es Reina, no solo por ser Madre de Dios, sino también por haber sido asociada cual nueva Eva al nuevo Adan.


3. Su sublime dignidad y plenitud de gracia.

13. Realeza mariana en sentido analogo pero eminente por su dignidad y su gracia.

Y, aunque es cierto que en sentido estricto, propio y absoluto, tan solo Jesucristo -Dios y hombre- es Rey, también Maria, ya como Madre de Cristo Dios, ya como asociada a la obra del Divino Redentor, asi en la lucha con los enemigos como en el triunfo logrado sobre todos ellos, participa de la dignidad real de Aquél, siquiera en manera limitada y analogica. De hecho, de esta union con Cristo Rey se deriva para Ella sublimidad tan espléndida que supera a la excelencia de todas las cosas creadas: de esta misma union con Cristo nace aquel regio poder con que ella puede dispensar los tesoros del Reino del Divino Redentor; finalmente, en la misma union con Cristo tiene su origen la inagotable eficacia de su maternal intercesion junto al Hijo y junto al Padre.

No hay, por lo tanto, duda alguna de que Maria Santisima supera en dignidad a todas las criaturas, y que, después de su Hijo, tiene la primacia sobre todas ellas. Tu finalmente -canta San Sofronio- has superado en mucho a toda criatura... ¿Qué puede existir mas sublime que tal alegria, oh Virgen Madre? ¿Qué puede existir mas elevado que tal gracia, que Tu sola has recibido por voluntad divina?(20). Alabanza, en la que aun va mas alla San German: Tu honrosa dignidad te coloca por encima de toda la creacion: Tu excelencia te hace superior aun a los mismos angeles(21). Y San Juan Damasceno llega a escribir esta expresion: Infinita es la diferencia entre los siervos de Dios y su Madre(22).

Para ayudarnos a comprender la sublime dignidad que la Madre de Dios ha alcanzado por encima de las criaturas todas, hemos de pensar bien que la Santisima Virgen, ya desde el primer instante de su concepcion, fue colmada por abundancia tal de gracias que supero a la gracia de todos los Santos. Por ello -como escribio Nuestro Predecesor Pio IX, de f. m., en su Bula- Dios inefable ha enriquecido a Maria con tan gran munificencia con la abundancia de sus dones celestiales, sacados del tesoro de la divinidad, muy por encima de los Angeles y de todos los Santos, que Ella, completamente inmune de toda mancha de pecado, en toda su belleza y perfeccion, tuvo tal plenitud de inocencia y de santidad que no se puede pensar otra mas grande fuera de Dios y que nadie, sino solo Dios, jamas llegara a comprender(23).


4. Maria reina con Cristo.

14. Participacion del poder y la distribucion de los frutos de la redencion.

Ademas, la Bienaventurada Virgen no tan solo ha tenido, después de Cristo, el supremo grado de la excelencia y de la perfeccion, sino también una participacion de aquel influjo por el que su Hijo y Redentor nuestro se dice justamente que reina en la mente y en la voluntad de los hombres. Si, de hecho, el Verbo opera milagros e infunde la gracia por medio de la humanidad que ha asumido, si se sirve de los sacramentos, y de sus Santos, como de instrumentos para salvar las almas, ¿como no servirse del oficio y de la obra de su santisima Madre para distribuirnos los frutos de la Redencion?

Con animo verdaderamente maternal -asi dice el mismo Predecesor Nuestro, PPio IX, de ilustre memoria- al tener en sus manos el negocio de nuestra salvacion, Ella se preocupa de todo el género humano, pues esta constituida por el Senor Reina del cielo y de la tierra y esta exaltada sobre los coros todos de los Angeles y sobre los grados todos de los Santos en el cielo, estando a la diestra de su unigénito Hijo, Jesucristo, Senor nuestro, con sus maternales suplicas impetra eficacisimamente, obtiene cuanto pide, y no puede no ser escuchada(24).

A este proposito, otro Predecesor Nuestro, de feliz memoria, Leon XIII, declaro que a la Bienaventurada Virgen Maria le ha sido concedido un poder casi inmenso en la distribucion de las gracias(25); y San Pio X anade que Maria cumple este oficio suyo como por derecho materno(26).

Gloriense, por lo tanto, todos los cristianos de estar sometidos al imperio de la Virgen Madre de Dios, la cual, a la par que goza de regio poder, arde en amor maternal.



Notas

(1) Ex liturgia Armenorum: in festo Assumpt., hym. ad Mt

(2) Ex Menaeo (byzant.): Dominica post Natalem, in Canone, ad Mt

(3) Officium hymni (in ritu byzant.).

(4) Missale Aethiopicum: Anaphora Dominae nostrae Mariae, Matris Dei.

(5) Brev. Rm: Versic. sexti Resp.

(6) Festum Assumpt., hymn. Laud.

(7) Ibid., ad Magnificat II Vesp.

(8) Lc 1,32. 33.

(9) Ibid. 1,43.

(10) S. Ioannes Damasc. De fide orthodoxa 4,14 PG 94,1158 B.

(11) 1 Pet. 1,18. 19.

(12) 1Co 6,20.

(13) Pius XI, enc. Quas primas: A.A.S. 17 (1925),599.

(14) Festum septem dolorum B. M. V., tractus.

(15) Eadmerus De excellentia V. M.,11 PL 159,508 A.B.

(16) Suarez De mysteriis vitae Christi disp. 22, sect. 2 (ed. Vives 19,327).

(17) S. Iren. Adv. haer. 4,9,1 PG 7,1175 B.

(18) Pius XI, epist. Auspicatus profecto: A.A.S. 25 (1933),80.

(19) Pius XII, enc. Mystici Corporis: A.A.S. 35 (1943),247.

(20) S. Sophronius In Annuntiationem B. M. V.: PG 87,3238 D. 3242 A.

(21) S. Germanus, Hom. 2 in Dormitionem B. M. V.: PG 98,354 B.

(22) S. Ioannes Damasc., Hom. 1 in Dormitionem B. M. V.: PG 96,715 A.

(23) Pius IX, bulla Ineffabilis Deus: Acta Pii IX 1,597. 598.

(24) Ibid.,618.

(25) Leo XIII, enc. Adiutricem populi: A.A.S. 28 (1895-1896),130.

(26) Pius X, enc. Ad diem illum: A.A.S. 36 (1903-1904),455.




5. Doble error que ha de evitarse

15. Prevencioncontra exageraciones y la estrechez en la exposocion de esta verdad.

Mas, en estas y en otras cuestiones tocantes a la Bienaventurada Virgen, tanto los Teologos como los predicadores de la divina palabra tengan buen cuidado de evitar ciertas desviaciones, para no caer en un doble error; esto es, guardense de las opiniones faltas de fundamento y que con expresiones exageradas sobrepasan los limites de la verdad; mas, de otra parte, eviten también cierta excesiva estrechez de mente al considerar esta singular, sublime y -mas aun- casi divina dignidad de la Madre de Dios, que el Doctor Angélico nos ensena que se ha de ponderar en razon del bien infinito, que es Dios(1).

Por lo demas, en este como en otros puntos de la doctrina catolica, la "norma proxima y universal de la verdad" es para todos el Magisterio, vivo, que Cristo ha constituido "también para declarar lo que en el deposito de la fe no se contiene sino oscura y como implicitamente"(2).

IV La fiesta de Maria Reina y consagracion de Pio XII


16. Resumen y decreto de institucion y consagracion al Inmaculado Corazon de Maria.

De los monumentos de la antigüedad cristiana, de las plegarias de la liturgia, de la innata devocion del pueblo cristiano, de las obras de arte, de todas partes hemos recogido expresiones y acentos, segun los cuales la Virgen Madre de Dios sobresale por su dignidad real; y también hemos mostrado como las razones, que la Sagrada Teologia ha deducido del tesoro de la fe divina, confirman plenamente esta verdad. De tantos testimonios reunidos se entreforma un concierto, cuyos ecos resuenan en la maxima amplitud, para celebrar la alta excelencia de la dignidad real de la Madre de Dios y de los hombres, que ha sido exaltada a los reinos celestiales, por encima de los coros angélicos(3).

Y ante Nuestra conviccion, luego de maduras y ponderadas reflexiones, de que seguiran grandes ventajas para la Iglesia si esta verdad solidamente demostrada resplandece mas evidente ante todos, como lucerna mas brillante en lo alto de su candelabro, con Nuestra Autoridad Apostolica decretamos e instituimos la fiesta de Maria Reina, que debera celebrarse cada ano en todo el mundo el dia 31 de mayo. Y mandamos que en dicho dia se renueve la consagracion del género humano al Inmaculado Corazon de la bienaventurada Virgen Maria. En ello, de hecho, esta colocada la gran esperanza de que pueda surgir una nueva era tranquilizada por la paz cristiana y por el triunfo de la religion.

Conclusion


1. Exhortacion a la devocion mariana.

17. Sugerencias practicas para la devocion mariana y sus frutos

Procuren, pues, todos acercarse ahora con mayor confianza que antes, todos cuantos recurren al trono de la gracia y de la misericordia de nuestra Reina y Madre, para pedir socorro en la adversidad, luz en las tinieblas, consuelo en el dolor y en el llanto, y, lo que mas interesa, procuren liberarse de la esclavitud del pecado, a fin de poder presentar un homenaje insustituible, saturado de encendida devocion filial, al cetro real de tan grande Madre. Sean frecuentados sus templos por las multitudes de los fieles, para en ellos celebrar sus fiestas; en las manos de todos esté la corona del Rosario para reunir juntos, en iglesias, en casas, en hospitales, en carceles, tanto los grupos pequenos como las grandes asociaciones de fieles, a fin de celebrar sus glorias. En sumo honor sea el nombre de Maria mas dulce que el néctar, mas precioso que toda joya; nadie ose pronunciar impias blasfemias, senal de corrompido animo, contra este nombre, adornado con tanta majestad y venerable por la gracia maternal; ni siquiera se ose faltar en modo alguno de respeto al mismo.

Se empenen todos en imitar, con vigilante y diligente cuidado, en sus propias costumbres y en su propia alma, las grandes virtudes de la Reina del Cielo y nuestra Madre amantisima. Consecuencia de ello sera que los cristianos, al venerar e imitar a tan gran Reina y Madre, se sientan finalmente hermanos, y, huyendo de los odios y de los desenfrenados deseos de riquezas, promuevan el amor social, respeten los derechos de los pobres y amen la paz. Que nadie, por lo tanto, se juzgue hijo de Maria, digno de ser acogido bajo su poderosisima tutela si no se mostrare, siguiendo el ejemplo de ella, dulce, casto y justo, contribuyendo con amor a la verdadera fraternidad, no danando ni perjudicando, sino ayudando y consolando.


2. La Iglesia del silencio.

18. Proteccion de Maria en las persecuciones.

En muchos paises de la tierra hay personas injustamente perseguidas a causa de su profesion cristiana y privadas de los derechos humanos y divinos de la libertad: para alejar estos males de nada sirven hasta ahora las justificadas peticiones ni las repetidas protestas. A estos hijos inocentes y afligidos vuelva sus ojos de misericordia, que con su luz llevan la serenidad, alejando tormentas y tempestades, la poderosa Senora de las cosas y de los tiempos, que sabe aplacar las violencias con su planta virginal; y que también les conceda el que pronto puedan gozar la debida libertad para la practica de sus deberes religiosos, de tal suerte que, sirviendo a la causa del Evangelio con trabajo concorde, con egregias virtudes, que brillan ejemplares en medio de las asperezas, contribuyan también a la solidez y a la prosperidad de la patria terrenal.


3. Maria reina y medianera de paz.

19. Para conservar la paz.

Pensamos también que la fiesta instituida por esta Carta enciclica, para que todos mas claramente reconozcan y con mayor cuidado honren el clemente y maternal imperio de la Madre de Dios, pueda muy bien contribuir a que se conserve, se consolide y se haga perenne la paz de los pueblos, amenazada casi cada dia por acontecimientos llenos de ansiedad. ¿Acaso no es Ella el arco iris puesto por Dios sobre las nubes, cual signo de pacifica alianza?(4). Mira al arco, y bendice a quien lo ha hecho; es muy bello en su resplandor; abraza el cielo con su cerco radiante y las Manos del Excelso lo han extendido(5). Por lo tanto, todo el que honra a la Senora de los celestiales y de los mortales -y que nadie se crea libre de este tributo de reconocimiento y de amor- la invoque como Reina muy presente, mediadora de la paz; respete y defienda la paz, que no es la injusticia inmune ni la licencia desenfrenada, sino que, por lo contrario, es la concordia bien ordenada bajo el signo y el mandato de la voluntad de Dios: a fomentar y aumentar concordia tal impulsan las maternales exhortaciones y los mandatos de Maria Virgen.


20. Deseos finales y bendicion apostolica.

Deseando muy de veras que la Reina y Madre del pueblo cristiano acoja estos Nuestros deseos y que con su paz alegre a los pueblos sacudidos por el odio, y que a todos nosotros nos muestre, después de este destierro, a Jesus que sera para siempre nuestra paz y nuestra alegria, a Vosotros, Venerables Hermanos, y a vuestros fieles, impartimos de corazon la Bendicion Apostolica, como auspicio de la ayuda de Dios omnipotente y en testimonio de Nuestro amor.

Dado en Roma, junto a San Pedro, en la fiesta de la Maternidad de la Virgen Maria, el dia 11 de octubre de 1954, decimosexto de Nuestro Pontificado. PIO XII

Notas

(1) Sum. Theol. 1,25,6, ad 4.

(2) Pius XII, enc. Humani generis: A.A.S. 42 (1950),569.

(3) Brev. Rm: Festum Assumpt. B. M. V.

(4) Cf. Gn 9,13.

(5) Eccli. 43,12-13.




AL CONGRESO NACIONAL MARIANO CELEBRADO EN ZARAGOZA.

Radiomensaje

PIO XII Consagracion de Espana al Inmaculado Corazon de Maria 12/10/1954 Venerables hermanos y amados hijos que, clausurando vuestro Congreso Nacional Mariano, consagrais vosotros mismos y vuestra patria toda al Inmaculado Corazon de Maria:

¿Quién nos pudiera dar en estos momentos, que, asi como con nuestra voz conseguimos hacernos presentes en medio de vosotros, lo pudiéramos hacer igualmente con nuestros ojos y nuestros oidos, para escuchar el voltear de las campanas de toda Espana, las salvas de honor, los vitores y las aclamaciones, los suspiros y las plegarias que suben a lo alto; para ver a todo un pueblo agolpandose ante los altares de su Madre y Senora, ofreciéndole su corazon y su vida? Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis y los oidos que oyen lo que vosotros ois(1).


PIOXII, MAGISTERIO PONTIFICIO - AD CAELI REGINAM