EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - CAPITULO XVII.


CAPITULO XVIII.


Sobre otros errores, que se echan de vér con bastante freqüencia acerca de la Crucifixîon de Christo Señor nuestro.

I Nada hay mas comun entre los Pintores, y Escultores Christianos, y Católicos, que representar la Imagen de Jesu-Christo Crucificado, ó ya pintándole solo, ó acompañándole, y añadiéndole otras cosas. Por lo que, no ha de parecer importuno, ó molesto, el detenerme algún tanto en alegar algunos testimonios, que no serán fuera de propósito para este asunto. Primeramente: no faltan quienes pintan la Cruz de Christo, no de dos maderos, que mutuamente se partan, ó se crucen, sino de dos maderos sí, pero en tal conformidad, que el uno esté sobre el otro, sin que la punta, ó cabeza de este sobresalga, á la manera que los Griegos, y Latinos pintan la letra T, cuyas Pinturas vemos algunas veces: y yo mismo entre las pocas ??? cosas de esta especie que poséo, tengo una Pintura algo antigua, de la que hice antes mención (960), la qual está enteramente pintada de este modo, y en ella se representa á Christo llevando su Cruz. Dicen, pues, los que siguen este modo de pintar, ó por mejor decir, los que en cierta manera dieron documentos á los Pintores para que la pintáran así, que la Cruz donde Christo padeció su muerte, y en la que venció á la misma muerte, estaba fabricada en forma de la letra T; y por tanto, que no constaba de dos maderos, que se partieran, ó cruzáran entre sí, sino de dos, del modo que hemos explicado. Y si algo sobresalía arriba, que esto no era parte de la Cruz, sino que hacía relación al título, que expresamente dicen los Evangelios haberse colocado sobre la cabeza de Jesu- Christo. En abono, y para mayor confirmación de esta opinion, se valen, ó parece pueden valerse de lo que se dice claramente en la Profecía de Ezechîel (961): Pon la señal de la letra thau sobre las frentes de los varones, que gimen, y se duelen de vér todas las abominaciones, &c. Y que esta señal no fué otra que la de la Cruz, lo dicen unánimemente todos los Santos Padres, é Intérpretes, á quienes había precedido el Doctor Máxîmo S. Gerónimo, qué en la explicación de este lugar, dice (962): En las antiguas letras Hebréas, de que hoy usan los Samaritanos, la última letra, que es la Thau, tiene forma de Cruz.

2 Pero es mucho mas probable, y (segun á mí me parece) es lo verdadero, que la Cruz del Señor fué formada de dos maderos, que se cortaban, ó dividian entre sí, de suerte que las extremidades de ella, fuesen no solamente tres, sino quatro: lo que no sucedió sin misterio. Porque las quatro extremidades, ó puntas de la Cruz del Señor, parece significan, que Jesu-Christo limpió, y redimió con su Cruz el Orbe entero ??? por todas sus quatro partes en que termina; y como habla S. Agustin (963), que á todas las sujetó, y subyugó. Este es el sentir de este Gran Padre, explicando aquel lugar del Apostol (964), en que habla de la anchura, longitud, elevacion, y profundidad de la Santa Cruz, y en el mismo sentido lo explicó tambien el Doctor Angélico. Pero no hemos de pasar en silencio á un pío, y esclarecido Poeta, que entiende esto del mismo modo, y con palabras aun mas claras, y expresas, el qual dice así (965):

Neve quis ignoret speciem crucis esse colendam Quæ Dominum portavit ovans, ratione potenti, Quatuor inde plagas quadrati colligit orbis. Splendidus auctoris de vertice fulget Eous, Occiduo sacræ labuntur sidere plantæ, Arcton dextra tenet, medium lava erigit axem.

Quien quiera saber mas sobre esto, véa al erudito Lipsio (966), el qual, como acostumbra, no tanto recogió, sino que eligió los testimonios mas oportunos para ilustrar esta materia; pues yo no gusto (como he dicho otras veces) robar escritos agenos, y con sus trabajos, llenar, y amontonar citas en las márgenes de mi obra.

3 Mas sea así, dirá alguno: haya sido enhorabuena la Cruz de Christo en que libertó al linage humano, figurada del modo que hemos dicho: Pero no es dudable, que las de los Ladrones que fueron crucificados juntamente con él, tuvieron otra figura: pues vemos, que qualesquiera de los Pintores Christianos las pintan muy á menudo en forma de la letra T. No tiene duda que es así, digo yo: pero no es como debiéra ser, ni conforme á la fé de la historia, ni á la razon. Muévome á decir esto por la famosa, y célebre ??? historia, recibida muchos tiempos hace en la Iglesia, de la Invención de la Santa Cruz; pues aunque de esto nada nos haya dicho Eusebio (sobre que hacen alto mas de lo que debiéran los innovadores, y hereges, pareciéndoles que ellos solos son hombres, quando comparados con otros mas doctos, parecen menos que niños): sin embargo han hecho mención de este caso prodigioso Autores muy graves, como Sozomeno, Sócrates, Theodoreto, Rufino, y lo que es mas, S. Ambrosio. En esta historia se refiere; pero usemos de las mismas palabras que ha aprobado, y recibido ya la Iglesia en dicha solemnidad, que dicen así: Por lo que, habiéndose hecho una profunda excavación en el lugar donde estaba la Santa Cruz, se encontraron allí tres Cruces, y separado de ellas el título de la Cruz del Señor; el qual, como no pudiera distinguirse á quál de ellas había sido clavado, quitó la duda un milagro.

Porque como Macario Obispo de Jerusalén hubiese hecho oración á Dios, aplicó cada una de ellas á una muger gravemente enferma; y no habiendo experimentado ningún alivio en las dos primeras, como tocase despues la tercera, quedó de repente sana. Esto supuesto, y sentado, con facilidad, y nervio podrá qualquiera argüir á favor de nuestra opinion. Porque, si la Cruz de Christo era de la forma, y figura, conforme la hemos representado; y las de los Ladrones, y malhechores tenia otra diversa, á saber, como la letra Tau, cosa, que á mi parecer, no podian ignorarla los Christianos antiguos, como que la sabrian por una especie de tradicion; había una señal bastante conocida, y aun evidente, para conocer, y distinguir con la mayor facilidad la Cruz del Señor de las otras dos: Esto no fué así, pues habiendo duda sobre quál de ellas era la de Christo, fué menester un milagro para distinguir la venerable Cruz del Señor de las de los Ladrones: Luego infiérese claramente de aquí, que los tres patíbulos eran muy parecidos, y enteramente semejantes. ??? Y así, habiendo afirmado con graves conjeturas, que la Cruz de Christo estaba compuesta de dos maderos, que se cortaban mutuamente entre sí, es consiguiente, que las cruces de los Ladrones tuviesen la misma forma, y figura; ó que, así la Cruz de Christo, como las de los Ladrones, tuviesen todas la figura de la letra T, lo que hemos reprobado ya, ni lo aprueba tampoco el sentimiento comun de los Pintores.

4 De lo dicho, segun me parece, se infiere tambien con bastante claridad, que los Ladrones fueron traspasados con clavos en sus patíbulos, y no solamente atados, y apretados en ellos sus brazos, y piernas con cuerdas, como nos lo representan algunas Imágenes trabajadas por Artífices perítisimos en el Arte de la Pintura, y Escultura, los quales ciertamente no son del vulgo. Pues, si Jesu-Christo fué traspasado con clavos en la Cruz, y en efecto con quatro clavos, como largamente hemos probado; esto solo, aun quando faltáran otras pruebas, era una señal evidente para conocer, y distinguir la Cruz del Salvador de las demás: pues solo en esta hubieran permanecido los agujeros de los clavos, y las señales de los barrenos; no en las otras, en las quales no habían de ser traspasados con clavos los miembros de los condenados, sino solo apretados con corréas, y cuerdas. ¿Pero para qué son menester tantas pruebas? Es cierto, y de Fé, que Jesu-Christo, de quien absoluta, y unánimemente refieren los Evangelistas, que le crucificaron, fué puesto, y clavado en la Cruz, no con cuerdas, sino con clavos, como lo hemos probado antes, y lo hicimos vér con evidencia: Es así, que del mismo modo se habla de aquellos malhechores que el Señor tuvo por compañeros de su suplicio, y que del mismo modo se lée, y afirma de ellos, que fueron crucificados; pues dice S. Mathéo (967): Entonces ??? fueron crucificados con él dos ladrones; y S. Marcos: Y juntamente crucifican con él á dos ladrones, usando en ambas partes los Evangelistas del verbo Griego , que significa propiamente crucificar; y lo mismo leémos en los demas Evangelistas: Luego en quanto á ser crucificados con clavos los Ladrones, el mismo juicio hemos de hacer de ellos, que de Jesu-Christo: pues, á mas de lo dicho, lo enseñan claramente los Santos Padres. S. Agustin, hablando del Buen Ladron, dice (968): El qual tenia en sí mismo traspasados sus miembros con clavos, pero no tenia enfermo su entendimiento, ni traspasados sus sentidos. S. Juan Chrisóstomo (969), hablando del mismo, dice: ¿Quién podrá dexar de admirar, que atado con clavos, estuviese velando con sana mente? Finalmente S. Gregorio Magno, tratando el mismo asunto (970): En la Cruz (dice) los clavos ataron sus manos, y pies (del Buen Ladron) y no quedó en él cosa que no ocupáran sus penas, sino el corazon, y la lengua. Estas, y otras cosas que podría traer aquí, son tan claras, que el insigne Abulense notó muy bien, que la costumbre de algunos de pintar atados, y no crucificados á los Ladrones, procedió de la indiscreta devoción de algunos, como lo observó un Doctor, digno de que se le nombre siempre con elogio (971).

5 Ni debe hacernos fuerza (pues temo que algunos querrán poner semejantes reparillos) el que Christo Señor nuestro, como que tenia atravesadas sus manos, y pies con quatro clavos, y que estaba destituído de fuerzas por la mucha sangre que había derramado, muriese mas presto que aquellos malhechores; los quales, para que acabasen de morir, y se quitáran sus cuerpos de los patíbulos, fué menester que los verdugos les quebráran las piernas: lo que largamente refiere el Evangelista; ??? y para que á alguno menos versado en la lección de la Sagrada Escritura, no le parezca que esto lo afirmo yo sin fundamento, pongo aquí las mismas palabras de S. Juan (972): Los Judíos, pues, por quanto era el dia de Parasceves (que era la víspera de la Pasqua) para que no quedáran en Sábado los cuerpos en la cruz..... rogaron á Pilatos que les diera permiso de quebrarles las piernas, y quitarlos de allí. Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas del primero, y del otro que fué crucificado con él. Pero llegando á Jesus, como lo vieron muerto, no le quebraron las piernas, &c. De que parece se infiere, que los Ladrones no padecieron en la cruz tan crueles suplicios, ni dolores tan extremadamente acerbos, como es regular los padezcan aquellos que tienen la desgracia de que se les taladren sus manos, y pies, y sean clavados en la cruz. Señal de esto es, el que habiendo ya muerto Jesu-Christo, quedaban ellos aun vivos: y así, para que murieran, les pareció necesario el romperles las piernas. Esta ilacion, aunque parece que hace alguna dificultad, pero es muy debil, y flaca: y de consiguiente falso, que los Ladrones que fueron crucificados juntamente con Christo, no fuesen traspasados con clavos, sino solo, como vulgarmente los pintan, atados con cuerdas en la cruz sus brazos, y piernas. Porque Christo Señor nuestro padeció sin duda tormentos mas graves, y mas crueles que ellos; por lo que no es de extrañar que muriera mas presto: así, porque en toda la noche anterior, y en todo el dia antes de su crucifixîon, había padecido otros muchos gravísimos, y dolorosísimos tormentos de los iniquos Jueces, de los viles ministros, y de los inhumanos verdugos; como porque su cuerpo era de temperamento, y complexîon mas delicada, como lo notan comunmente los Escritores, y Santos Padres, á quienes sigue un ??? Autor nada vulgar, que escribió un libro entero sobre esta materia (973). Y finalmente, porque nadie debe extrañar, que aquel Señor que había venido para redimir al mundo, y que padeció libremente por nosotros muerte de Cruz, y por tanto verdaderamente había dicho de sí mismo (974): Nadie me quita la vida, sino que muero por su propia voluntad; muriese algún tiempo antes, pues que en sufrir la muerte, padeció lo que quiso. Por lo qual, quede ya establecido firmemente, que así Christo Señor nuestro, como los que padecieron con él el mismo género de muerte, fueron traspasados con clavos en las cruces, y que estas fueron semejantes entre sí, de suerte que no podian distinguirse con facilidad la una de la otra: lo que quadra mucho con el cumplimiento de aquella Profecía, en la que se había dicho mucho antes (975): Y fué reputado como los malhechores.

6 Lo que es muy ridículo, es lo que yo he observado alguna vez contemplando una Pintura que parecia de buen pincél. En ella se veía pintado á Jesu-Christo con un lienzo, que tapaba aquellas partes que el pudor, y la decencia prohiben descubrir: por el contrario, los Ladrones estaban totalmente desnudos, aunque con no poco artificio, pues no se representaban á la vista dichas partes. Pero esto, como digo, á mí por lo menos, me parece una cosa necia, y ridícula. Porque en quanto á la verdad del hecho, no menos Christo, que sus compañeros en el suplicio, fueron expuestos totalmente desnudos: y por lo que toca al escándalo que podria ocasionar esto á los ojos, ninguno de ellos debe pintarse de aquel modo indecoroso, é indecente: aunque no se puede negar que este modo deshonesto de pintar, en Christo Señor nuestro por su excelencia, y magestad, se ha de mirar como una cosa mucho mas indigna. Pero antes de pasar adelante, me ??? parece muy del caso advertir aquí, de qué manera, ó en qué positura se ha de pintar el cuerpo de Christo crucificado. Pues supuesta la sentencia mucho mas probable, ó la que absolutamente es la verdadera, de que Jesu-Christo fué crucificado con quatro clavos, y que el Señor tenia en la Cruz debaxo de sus pies aquella tablilla de que hablamos antes; he advertido algunas veces, que de dos maneras nos lo ponen á la vista los Pintores. El uno, representándonos enteramente tendidos los brazos quanto se puede (pues de estos se duda en especial) sobre los ángulos rectos de la Cruz; y el otro, alargando, y extendiendo extrañamente sobre la cabeza los brazos, y las manos, cuyo modo de pintar han seguido dos insignes Flamencos Wandik, y Rubens. Pero yo que en estas cosas, como en otras muchas, jamas he gustado de extremos, y en especial quando son sobradamente afectados, aconsejaría al Pintor erudito, que tuviera presente aquel sabio aviso (976): Medio tutissimus ibis. Esto es lo que pide en la presente materia la razon natural; á saber, que ni los brazos estén enteramente rectos, y derechos, sino algo inclinados; ni que estén tampoco tan levantados en alto, que parezca se le habían de abrir, y romper las manos con el peso, y gravedad de su cuerpo.

7 Mas, quando se pinta la Imagen del Señor (por no omitir esto) añadiendo para adorno de la Pintura á la Ciudad de Jerusalén; se ha de pintar á Jesu-Christo, no de cara á la Ciudad, sino de espaldas á ella, como en efecto fué así, segun nos lo enseñan, atendida la topografia de aquel lugar, los que con mas exâctitud han visto, y recorrido aquellos lugares. Lo que no careció de misterio: pues con bastante claridad predixeron los Profetas, que sucedería esto en señal de la reprobación de aquel Pueblo rebelde; como es, por ??? exemplo, lo de Jeremías (977): He dexado mi casa, he desamparado mi heredad; y aquello del mismo Profeta: Les manifestaré las espaldas, y no mi rostro en el dia de su perdicion. Y así, quando en una tabla, ó Pintura se representa á Christo, y á la Ciudad de Jerusalén, se ha de pintar al Señor vuelto de espaldas á la Ciudad, y al Oriente; y mirando hácia el Occidente: y por consiguiente teniendo el Norte á la derecha, y á la izquierda el Mediodia. Ni esto, que acaso parecerán menudencias, son cosas que yo haya fingido; pues las han enseñado Autores antiguos, y dignos de toda fé (978), Sedulio, el Venerable Beda, y S. Juan Damasceno. Y por tanto lo deben imitar, en quanto puedan, los Artífices perítos, y amantes de la verdad.

8 Y como, segun la diversidad de los tiempos, y los varios, y piadosos afectos de los que meditan, se nos representa á Christo Señor nuestro, ya vivo, ya pendiente de la Cruz, y puesto en aquella indecible agonía, ó ya difunto, y habiendo entregado su espíritu en manos de su Eterno Padre; se echa de vér bastante, lo que deberá observar el Pintor cuerdo en cada una de estas representaciones. Por esto, como el Señor no recibió sino despues de muerto, la herida del costado, que un soldado le traspasó con una lanza, conforme consta manifiestamente del Evangelio; no se le pinta dicha herida, ni debe pintarse, quando se nos representa á Christo todavía vivo, y sufriendo los terribles dolores de la Cruz. Pero quando se pinta ya muerto, é inclinada sobre el pecho su cabeza, conviene que se pinte, y represente entonces dicha llaga. Porque, si bien entre el tiempo que espiró el Señor, y aquel en que fué traspasado con la lanza su sacratísimo costado, medió no corto espacio, como podría probarse evidentemente ??? por las narraciones del Evangelio; sin embargo es cosa desacostumbrada, y casi nunca vista, el pintar á Christo sin dicha herida, quando se le representa ya muerto en la Cruz: y ademas, es esta una cosa que inspira en gran manera piedad, y excita á devocion. Mas, sobre quál de los costados fué traspasado con la lanza, y por consiguiente, quál de los dos debe pintarse con dicha herida, si el derecho, ó el izquierdo; no es esta una cosa del todo cierta, y que esté fuera de duda. Algunos defienden con el mayor empeño, que el costado izquierdo fué donde hirieron á Jesu-Christo; lo que, á su parecer, se prueba con bastante eficacia, de que, quando un hombre se pone frente por frente de otro, la mano derecha del uno corresponde á la mano izquierda del otro; y al contrario, la izquierda á la derecha. Por lo que, sobre el mismo asunto, quando uno se halla con otro en algún desafio, el hombro derecho, el costado derecho, y la mano derecha, naturalmente es llevada contra el hombro, y costado izquierdo del otro; y por consiguiente hiere al otro en el costado izquierdo. Parece, pues, regular, que el soldado que hirió con su derecha el Sagrado Cuerpo de Christo, le traspasase el costado izquierdo, y no el derecho: Esto lo confirman con lo que obró Dios con el Seráfico Padre San Francisco, quando por medio de un Serafin le imprimió sus llagas, como lo refiere S. Buenaventura; pues entonces apareció hermoseado con la llaga el costado derecho de S. Francisco, y no el izquierdo: estas son sus palabras (979): Luego se aparecieron en sus manos, y pies, las señales de los clavos, manifestándose las cabezas de ellos en la parte inferior de las manos, y en la superior de los pies, y sus puntas por la contraria. Advierta aquí de paso el pío, y erudito Lector, otro lugar bastante claro, y elegante ??? para afirmar, que Jesu- Christo antes fué crucificado con quatro clavos, que con tres. Porque, á no haber sido así, no hubiera el santísimo, y Seráfico Padre manifestado en ambos pies, sino solo en uno, la cabeza del clavo que los traspasaba, á fin de manifestar mas al vivo la Imagen de Christo crucificado. Pero vamos al asunto. Tambien su costado derecho (prosigue el Doctor Seráfico) como traspasado con una lanza, estaba cerrado con una cicatríz encarnada; y derramando algunas veces sangre, teñía con ella la túnica, y los pañetes. Esto supuesto, arguyen así: Aquel Serafin, que imprimió las sagradas llagas á S. Francisco, tenia la figura, y efigie de Christo, como es evidente: Luego habiéndose aparecido cara á cara á S. Francisco, y habiéndole herido derechamente el costado derecho, y no el izquierdo, es señal que dicho Serafin llevaba la herida en el costado izquierdo. De que se sigue, que lo mismo sucedió con Jesu-Christo; y consiguientemente, que así debe pintarse, esto es, ostentando aquella sagrada herida en el costado izquierdo, y no en el derecho.

9 Pero yo, que soy de parecer de no apartarnos fácilmente de las cosas, y costumbres que están ya recibidas, pienso de muy distinta manera, y afirmo, que el Señor recibió aquella herida tan admirable, no en el costado izquierdo, sino en el derecho; y por tanto, que debe pintarse traspasado este, y no aquel: aunque tal vez es verdad lo que piamente meditan algunos, que la punta de la lanza penetró algún tanto el costado opuesto. Muéveme á sentir así, el uso invariable de las Imágenes, y de los Pintores, los quales, si no me engaño, siempre, ó casi siempre (pues no me atrevo á hablar tan confiadamente) lo representan de esta manera. Ni convencen lo contrario las objeciones que antes hemos puesto. Confieso, por lo que toca á la primero, que quando uno pelea con otro en un desafio, su mano derecha se dirige contra el costado izquierdo del otro; ??? pero digo, que esto sucede así, por estár ellos entonces cara á cara, y frente por frente: porque de otra suerte, si uno embiste á otro por el costado derecho, nada impide que le hiera en el mismo costado; y aun es forzoso que suceda así, como se hará evidente á qualquiera que haga reflexîon sobre el caso. De que se infiere, que si el soldado que vibró la lanza (ora anduviese montado á caballo, como freqüentemente le pintan, ora estuviese en pie, pues sobre esto nada define el Evangelista) acometió el costado derecho de Christo, era preciso que traspasára aquel costado, y no el izquierdo. La segunda razon, si bien se exâmina, nos es mas favorable que contraria. Porque queriendo el amantísimo Jesus transformar en alguna manera á su amado Siervo, en la figura, é Imagen del Crucifixo, de tal suerte dispuso, y ordenó el hecho, que aquel Serafin que le había de imprimir las llagas, llevaba en su costado izquierdo la llaga, ó aquel rayo, con que había de imprimir la herida del costado en la carne del glorioso S. Francisco: para que llegando de este modo á tocar su costado derecho, en la parte en que debia estár, imprimiese allí como una cicatríz que había abierto la lanza: á la manera que un sello, ó una lámina de metal, que se ha de imprimir sobre cera, ó en una carta; lo que en esta, ó en la cera se debe representar á la derecha, lo vemos antes en el sello, ó en la lámina, á la izquierda.

I0 Pero volvamos á los Ladrones que fueron crucificados con el Señor. Con efecto, constando dos cosas por la Fé; la primera, que estos fueron crucificados de suerte que el uno estaba á la derecha, y el otro á la izquierda de Christo Señor nuestro, como consta clarísimamente de los Evangelistas; la segunda, que el uno de ellos, con los auxîlios de la gracia Divina, é inefable, se hizo de repente predicador de Christo, Santo, y Confesor de su Divinidad, permaneciendo ??? su compañero en la obstinacion; es debido, que á aquel se le pinte al lado derecho, y vuelto el semblante hácia Christo; y á este, á saber, al malo, el qual, como imagen que era del Pueblo judaico, persevera ladron hasta el fin (980), se le coloque al lado izquierdo, y vuelto su semblante feróz á la otra parte. Pero á ninguno de ellos, quando les pintan todavía vivos, como freqüentemente lo hacen, se les ha de pintar quebradas con un palo las piernas, no habiendo acontecido esto hasta el fin de la muerte de los dos: para que con este nuevo tormento, ciertamente cruel, vencidos por el dolor, é inhumanidad, acabáran luego sus vidas. Y lo que he dicho poco há, sobre poner al Buen Ladron á la derecha de Christo, y al malo á la izquierda, aunque no han faltado quienes han pretendido haber sucedido enteramente lo contrario (que no hay opinion alguna, por absurda que sea, que carezca de patronos) me parece del caso hacer vér, que dicho modo de sentir no está fundado en meras conjeturas, sino tambien en testimonios de los Padres antiguos. Pues callando ahora lo que dicen otros, así lo enseñaron expresamente S. Agustin, y S. Leon Magno (981). El primero dice: La misma Cruz, si se considera bien, fué el tribunal: porque puesto en medio el Juez, el Ladron que creyó, quedó absuelto; el que insultó, salió condenado. No habrá, pues, medio. Fué el uno semejente á los que estarán á la izquierda, y el otro á los que estarán á la derecha. Y S. Leon Magno confirma lo mismo con estas palabras (982): Jesu-Christo Hijo de Dios, fué clavado en la Cruz que él mismo había llevado, y junto con él fueron crucificados dos ladrones, uno á su derecha, y otro á su izquierda: para que en la misma forma del patíbulo, se manifestase aquella separación de ??? todos los hombres, que hará él mismo en el dia del juicio, expresando la fé del ladron que creyó, la figura de los que se salvarán; y la impiedad del que blasfemaba, los que se condenarán. Hasta aquí San Leon: para que solo de este lugar se eche de vér, que el despreciar estas cosas, aunque parezcan menudencias; si no es una cosa impía, es á lo menos cosa propia de ignorantes.

II Mas extrañeza causaría el vér la Imagen de la Virgen Santísima, que estaba en pie junto á la Cruz de Jesu-Christo su Hijo, como nos lo dice el Evangelio de S. Juan; si de antemano hombres gravísimos, y doctísimos con mucho peso de razon, y autoridades de los Santos Padres, no hubieran destruído la vana opinion de algunos, que pintaban á la Sacratísima Virgen (como yo he observado mas de una vez en Pinturas antiguas) no estando en pie junto á la Cruz, como convenia, sino postrada en el suelo, padeciendo deliquios, y desmayos, y casi sin sentidos: midiendo el hecho por su antojo, y segun su propia debilidad, y flaqueza; no por el valor, y constancia de tan gran Virgen. Confieso que ya rara vez vemos esto en las Imágenes, y Pinturas de Christo crucificado: pero lo que acaso es peor, se oyen algunas veces Predicadores, los quales teniendo zelo, pero un zelo, que como dice el Apostol, no es arreglado á la ciencia, predican ignorantemente al Pueblo estas, ú otras cosas semejantes: sin embargo de que todo lo dicho, por no decir otra cosa peor, son boberías, y hablillas de viejas que antiguamente habían cundido tanto, que un hombre de mucho juicio, y gran Theólogo (983), se vió precisado á escribir un librito para refutarlo; y con mucha razon. Porque ya mucho antes habían reprehendido este modo de pensar, ó de errar, los Santos Padres. ??? S. Ambrosio dice (984): Pero María, portándose con no menor fortaleza, que la que correspondia á la Madre de Jesu-Christo, por mas que huyeron los Apóstoles, ella estaba en pie ante la Cruz, mirando con piadosos ojos las llagas de su Hijo. Lo mismo afirma en otros lugares. Y S. Anselmo, devoto contemplador de la piedad, y ternura de la Virgen, habla así de dicha Señora: Entre tantas angustias como padecía su Hijo, ella sola estaba en pié, y constantemente firme en la Fé. Estaba digo en pié con mucho decoro, y conforme á su pureza virginal. No se arañaba en medio de tantas amarguras, no maldecía, no murmuraba, ni pedía á Dios venganza de los enemigos; sino que estaba en pié guardando su decoro, y modestia, y mostrando que era virgen pacientísima, llena de lágrimas, y sumergida en dolores. Finalmente, omitiendo á los demas, S. Antonino, Varon esclarecido por su piedad, y sabiduría, dice (985): Estaba (la Virgen) en pie, vergonzosa, modesta, llena de lágrimas, y sumergida en dolores; pero con tal conformidad en la voluntad de Dios, que (como dice San Anselmo) si hubiese convenido, para cumplimiento de la divina voluntad, ella misma hubiera puesto en cruz, y ofrecido á su Hijo: pues no fué menos obediente que Abrahan.

I2 A estos Santos Padres que he citado, podria añadir muchos Varones Católicos, que han trabajado grandemente en favor de la Iglesia, si no fuera esta una cosa muy notoria entre los hombres sabios, y píos. Sin embargo no puedo menos de poner aquí las palabras de un erudito Escritor (986), que dice así: ¿Quién podrá sufrir la, casi diría, impiedad de los Pintores, ó de algunos hombres mal intencionados, que nos representan haberse arrancado ??? la Virgen los cabellos, afeado el semblante, golpeado el pecho, haber caído en tierra, y padecido deliquio; de suerte que faltándole solo el espirar, nos la pintan sostenida en brazos agenos, como otra qualquiera madre del vulgo? Por lo que, si se objetan en contrario algunos testimonios de Santos Padres, ó Doctores píos, ó bien se han de interpretar en un sentido pío, ó por lo menos, no se ha de cuidar mucho de ellos, sino omitirlos con prudencia: por no ser dichos Padres, si es que hay algunos, de mucha antigüedad, pues los mas antiguos, no solo no han hablado así, sino que han indicado muchas veces lo contrario. A mas de que, algunos de aquellos libros, y tratados que se citan, son inciertos, y de poca fé, ó por lo menos, dudosa. Sabiamente, como acostumbra, vió todo esto, y lo advirtió el Doctor Exîmio (987). Pero baste lo dicho, particularmente habiendo tocado arriba algo de esto (988). Hase, pues de pintar á la Virgen Santísima, triste sí, pero con mucha modestia, y estando constantemente en pie junto á la Cruz, como con expresas palabras lo dice el Evangelio: mas, sobre si derramó, ó no, algunas lágrimas, es cosa que se puede dudar, en especial por negarlo abiertamente un Autor gravísimo, como es San Ambrosio (989), con aquellas palabras tan sabidas: Stantem lego, flentem non lego. A mí me parece que no hay inconveniente en afirmar, ni tampoco en pintar á la Santísima Virgen saltándole piadosas lágrimas de sus ojos: así por afirmarlo los Padres, y Autores, cuyos testimonios hemos producido antes; como por parecer, que la Iglesia misma es de este sentir, aplicando á la Virgen Santísima (990) en el Rezo de sus Dolores, aquellas palabras: Mi rostro se entumeció de llorar, y mis párpados se entenebrecieron; y por esta ??? razon, tal qual soy yo, no he tenido reparo en enseñar esto mismo al Pueblo en un Sermon que anda impreso (991). Y por lo que respeta á S. Ambrosio, se puede responder, que este tan gran Santo no aprobó el que se dixera de la Virgen, exemplar, y modelo de valor, de constancia, y de modestia, que rompió en desmedidos lloros, y aullidos mugeriles; pero que no le negó el que derramase quietas, y piadosas lágrimas. Algunos han tratado sobre el lugar donde debia colocarse á la Virgen en la tabla, ó Pintura de Christo crucificado; ni faltaron quienes han dicho, que se le debia poner á la izquierda del Señor:

yo juzgo lo contrario, siguiendo la costumbre comun, y recibida de pintarla á la derecha, en medio de Christo, y del Ladron convertido: á que se agrega una razon, y pía conjetura; á saber, porque era justo, que entre Jesus, y el pecador convertido, y ya hecho justo, estuviera de por medio la Inmaculada Virgen, y mediadora entre los hombres. Pero descendamos á otras cosas.

I3 Pintan muy bien á uno de los soldados, que poniendo en una caña una esponja, daba á beber con ella á Jesu-Christo, ó la aplicaba á su boca, por referirse esto claramente en el Evangelio, que dice (992): Sabiendo Jesus, que ya todo se había cumplido, para que se cumpliese la escritura, dixo: Tengo sed. Había un vaso lleno de vinagre; y los soldados llegáronle á su boca una esponja llena de vinagre, revolviéndola con hisopo. Digo, que los Pintores hacen muy bien en pintar así este hecho, aunque sobre él se ofrece mucho que exâminar; lo que por no tocar propiamente á la Pintura, lo omito gustoso, remitiendo al Lector á un Autor que he citado muchas veces (993). Una cosa hay que no la pintan bien; á saber, que para representar á los Sacerdotes llenando de oprobrios á Jesu-Christo, les pintan ??? con ornamentos Sacerdotales, y con algunos que no eran propios de todos los Sacerdotes, sí solo del Sacerdote Sumo, como era el que llamaban Rationale. Porque aunque es certísimo, que los Sacerdotes de los Judíos, y aun los principales entre ellos, asistieron á aquel indignísimo suplicio, y crucifixîon del Salvador, haciendo burla de él, y mofándole con atrevidas injurias, como bastantemente se echa de vér por lo que dicen los Evangelios (994); sin embargo es falso que asistiesen, ó que pudiesen asistir, sino yendo contra sus ritos, y ceremonias, adornados con los vestidos, é insignias Sacerdotales, de que solo usaban en el Templo, como diximos arriba (995). Pero los Pintores no se paran mucho en estas cosas: y de aquí es, que se manifiestan ridículos quando quieren ostentar alguna erudicion. Pintan tambien á los soldados jugando á los dados, y partiéndose mutuamente entre sí los vestidos del Señor; y los pintan á la manera que suelen practicarlo hoy los Militares, esto es, jugando sobre el tambor. No tiene duda, que en quanto á la substancia del hecho, los pintan bien de este modo, pues todo consta de la narración del Evangelio: y este oprobrio que hicieron á Jesu-Christo, como que no fué de los menores que padeció el Señor, lo predixo el Real Profeta con estas palabras (996): Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Pero por lo que toca al modo de pintarlo, y representarlo, no hacen muy bien en este particular; por ser bastante cierto, que ni los dados con que jugaban los antiguos eran parecidos, sino distintos de los nuestros, como se colige por lo que leémos en los Antiquarios; ni tampoco es verdad, ni aun verisimil, que echasen los dados sobre el tambor, que no tuvo ningún uso en la Milicia antigua. Pero es preciso condonar alguna cosa, en especial quando ??? no corre ningún riesgo la piedad, ni la Fé, singularmente quando los Pintores apenas tienen otro medio para dar á entender, que los soldados que crucificaron á Christo, echaron suertes sobre los vestidos del Señor. Digo sobre los vestidos, porque (por no callar lo que de algún modo dice tambien relación con la Pintura) los Intérpretes modernos han advertido muy bien, y juiciosamente, que no solo la túnica inconsutil (que si se hubiera cortado, se hacía enteramente inutil) se adjudicó por suerte, y por un tiro de dados á uno de los verdugos; sí tambien las demas vestiduras (que por lo menos fueron dos) haciendo los mismos soldados quatro partes de ellas, y dividiéndolas por las costuras, ó de otro modo: y que divididas ya, y partidas, echaron suertes sobre ellas, para que nadie pudiera quexarse de que á él se le daba la parte menor, ó la peor. Y este es (si mucho no me engaño) el mismísimo sentido en que lo entendieron los Evangelistas, y principalmente S. Marcos, quando dixo (997): Y quando lo hubieron crucificado, repartieron sus vestidos, echando suertes sobre ellos para lo que había de llevar cada uno. A que no se opone, antes es muy conforme, lo que escribió San Juan, diciendo (998): Los soldados, pues, habiendo crucificado á Jesus, tomaron sus vestidos (é hicieron quatro partes: una para cada soldado) y la túnica. Esto es, despues de divididos, y partidos los vestidos exteriores, de los quales cupo por suerte una parte á cada uno de los soldados; se vino á la túnica interior, de la qual, mas claramente que los demas, escribió S. Juan (999): La tunica era sin costura, texida toda desde arriba. Y dixeron entre ellos: No la dividamos, sino sorteémos sobre ella de quién será. Véase ademas de otros al Doctor Exîmio (1000). ???

I4 Dos cosas restan ahora que advertir, y exâminar sobre esta materia. La primera acerca del título que pusieron sobre la cabeza de Jesu-Christo, el qual es cosa recibida hoy, é inconcusa (pues todavía ha quedado, y se manifiesta en Roma) que no fué otro, sino el que refiere San Juan, á saber: IESUS NAZARENUS REX IUDÆORUM: sobre el qual dicen algunas cosas los Intérpretes modernos. Y constando por la Fé, que este título fué escrito en tres lenguas, en Hebréo, en Griego, y en Latin (acerca de lo qual, y sobre el misterio que esto encerraba, han dicho muchas, y excelentes cosas aun los Padres antiguos): sin embargo nuestros Pintores freqüentísimamente lo abrevian, escribiendo solo las primeras letras de cada diccion, de esta manera I. N. R. I. Lo que no debe parecer ningún absurdo, por haber sido cosa muy usada entre los Romanos, particularmente en sus lápidas, ó tablas, escribir en abreviatura, ó en compendio, como decian, sentencias enteras, poniendo solamente las letras iniciales, que cada una de ellas correspondia á una dicción entera. Es cosa esta tan sabida, que no necesita de comentario; pues nadie ignora lo que quieren decir estas letras H. S. E. S. T. T. L. Hic situs est. Sit tibi terra levis, y otras muchas: ni aquellas que aun las viejas las léen S. P. Q. R. Pudo, pues, suceder, que la escritura Latina del título, estuviera compendiada en estas letras I. N. R. I. las que facilmente qualquiera hubiera leído, y dicho: IEUS NAZARENUS REX IUDÆORUM. Pudo, digo: bien que no concederé con facilidad que sucediese así: aunque no hemos de negar á los Pintores la facultad de abreviarlo de modo que qualquiera pueda leérlo facilmente, y sin ningún trabajo. Otros, que quieren parecer mas eruditos, pretenden expresar todas las letras de cada una de aquellas lenguas: pero á excepción de las Latinas ¡quán absurdamente hacen en las demas! Allí verías letras ??? Hebréas; ó que los Pintores pretenden ser tales, que lejos de parecerse á alguna Escritura Hebréa, mas presto se parecen á las de los Indios, Turcos, ó Coptos; y lo que es mas, se vén algunas veces letras Griegas, que mas parecen Armenas, Rusas, ó Polacas. No ignoro, que las letras de los Hebréos antiguos, no son las mismas de que se valen los menos antiguos, y de que estos han usado de muchos siglos á esta parte, á saber, despues de la vuelta de la cautividad de Babylonia. Pues desde entonces, empezaron á usar de los caractéres Caldéos en lugar de los antiguos Samaritanos, de quienes usaban únicamente, y sin distincion, quantos pasaban por Israelitas. Sobre lo qual podrán otros trabajar una disertación mas larga. Sin embargo los caractéres que ponen algunos en el título de la Santa Cruz, ni son Samaritanos, ni Caldéos, ni huelen á otra cosa sino á mera barbarie. Y lo mismo, bien que con mas moderacion, debe entenderse tambien de las letras Griegas que pintan algunos, aunque haya habido bastante variedad en el modo con que escribian los Griegos antiguos, esto es, en su Palæographia; sobre la qual un Varon muy erudito (1001) ha escrito un libro entero.

I5 Me era muy facil poner todo esto á la vista con los caractéres propios de dichas lenguas: pero estos (tales ván nuestras cosas) apenas se hallan ya en nuestras Imprentas; y si, despues de mucho trabajo, se encuentran en alguna parte, puede mirarse como uno de los trabajos de Hércules el lidiar con los Impresores, para que los manejen, y coloquen como corresponde (1002). Y así, á fin de que no se tenga enteramente por desconocida una cosa (que parece me toca á mí mas de cerca) me ha parecido poner á la vista de los Lectores el ??? título entero de la Cruz con este lema, aunque no grabado con toda propiedad, que puede leerse así, guardando el modo propio de leér de cada idioma.

Esto es, en Hebréo: IESUAHH HANOTSRI MELECH HAIEHUDIM. En Griego: IESOUS ó NAZORAIOS ó BASILEUS TON IOUDAION. Y finalmente en Latin: IESUS NAZARENUS REX IUDÆORUM.

Sin embargo es preciso notar acerca de esto algunas cosas, para que si este mi trabajo, tal qual es, cayese tal vez en manos de hombres mas instruídos, conozcan que he puesto algún cuidado. Porque en primer lugar puede dudarse, si las letras que se pusieron en el título de la Cruz, en la lengua que el Evangelio llama Hebréa, fueron letras propiamente Hebréas; á saber, las que entonces usaban los Hebréos para escribir los libros sagrados? ó si mas presto fueron Syro-Caldéas, de las quales usaban como de propias, en el trato, y vulgar comercio entre los hombres, y hoy las usan tambien en la Sagrada Escritura los Syros, como ciertamente lo son los Maronitas del Monte Líbano? Crece esta pequeña duda; porque Christo Señor nuestro en su predicacion, no usó de otra lengua, sino de la que llaman, y vulgarmente se tiene por Syro-Caldéa: la que con ser muy semejante á la Hebréa, de suerte que mas presto parece puede llamarse distinto dialecto, que ??? idioma diverso; sin embargo tiene sus propios caractéres, y no poco desemejantes á los de la lengua Hebréa; lo que facilmente podria ilustrar con muchas, y varias observaciones: pero no quiero detenerme demasiado en cosas que solo deben tocarse aquí de paso, ni menos quiero dar lugar á que se créa, que hago alarde de esta corta erudicion. Digo, pues, que parece mucho mas probable, que las letras que se pusieron en el título de la Cruz del Señor, fueron propiamente Hebréas, del todo semejantes á las que vémos en las Biblias Hebréas; y que en ningún modo fueron Syriacas, ó Syro-Caldéas. En conseqüencia de esta opinion, he expresado el título de la Cruz con letras puramente Hebréas, que se han usado de muchos siglos á esta parte. Fuera de esto, he representado las letras, así Griegas, como Latinas, con caractéres mayúsculos: cosa que únicamente podrá reprehenderla el que ignore, que los antiguos solo usaron de semejantes letras, como lo saben hasta los muchachos, y consta por las inscripciones de varias lápidas, y lo que es mas, por libros antiguos que se vén en las Bibliotecas de los Príncipes, donde se léen las obras de Ciceron, de Virgilio, y de Horacio escritas todas con letras mayúsculas; y lo que no parecerá tan antiguo, así se léen las Pandectas Florentinas. Finalmente he puesto los idiomas por el orden con que los refiere el Evangelio de S. Juan, el qual haciendo, segun parece, una descripción mas exâcta del hecho, dice (1003): Y estaba escrito en Hebréo, en Griego, y en Latin: sin embargo de haber escrito S. Lucas: Y el rótulo que habían puesto sobre él, estaba escrito con letras Griegas, Latinas, y Hebréas. Lo que (en caso de serlo) es muy ligera diferencia. Pero baste sobre este punto.

I6 Lo otro, que me ha parecido del caso advertir aquí, es, que al pie de la Cruz suelen pintar muy á menudo el ??? cranio de un hombre, y dos huesos. Sobre lo qual se ha de tener por cierto, que en este particular no se comete ningún error, y que esto no procede de ignorancia; pues dicho modo de pintar puede traér su origen de tres distintos capítulos. El primero, de que, como sintieron muchos Santos Padres antiguos, en el mismo lugar donde Christo fué crucificado, estaba sepultado muchos tiempos había nuestro primer Padre Adán. Así expresamente lo enseña Tertuliano en aquellos versos (si es que son suyos) los quales dicen así (1004):

Hic hominem primum suscepimus esse sepultum: Hic patitur Christus; pio sanguine terra madescit: Pulvis Adæ ut possit veteris, cum sanguine Christi Commixtus, stillantis aquæ virtute lavari.

Lo mismo dicen Orígenes, S. Athanasio, S. Ambrosio, S. Basilio, S. Juan Chrisóstomo, S. Agustin, y otros (1005): de los quales, aunque alguna vez se apartó S. Gerónimo, sin embargo fué tambien tal vez de este parecer. Observa S. Basilio, uno de los Padres que hemos citado antes, que esta fama no se ha conservado en la Iglesia por escrito, sino por tradicion, y por esto sabia, y prudentemente advirtió el Doctor Exîmio tom. 2. in 3. p. q. 46. art. I0. ser esta una cosa que no debia despreciarse. Pero séase de esto lo que se fuere (pues otros Autores sienten lo contrario) pudo haber otra razon para pintarse el cranio, ó calavera de un hombre al pie de la Cruz de Jesu-Christo. Esta razon, que es muy conforme á la letra, es, que aquella montaña, ó pequeño monte en que Christo fué crucificado, era conocido por el nombre de Calvario: pues como aquel ??? lugar era el puesto destinado para la muerte de los reos de pena capital (1006), ó para cortar en él las cabezas á los reos, como dice S. Gerónimo; ó bien estaba lleno por todas partes de cranios, ó calaveras de hombres, ó finalmente (y esta es la última razon que apuntamos antes para poderse pintar dicho cranio) porque así se significaba oportunísimamente, que Christo Señor nuestro con su santísima muerte padecida por nosotros, destruyó, y venció la muerte que incurrimos por el pecado, mereciéndonos la gloria, é inmortalidad. Y así, esta costumbre de pintar el cranio al pie de la Cruz, por ningún capítulo puede reprehenderse, ni debe dexarse de practicar: y aun me acuerdo haber observado no una sola vez, pintado al pie de la Cruz, no solo el cranio, sí tambien la figura entera de un hombre compuesta de huesos, ó (como decimos) un esqueleto entero. Lo que, aunque no es tan freqüente no por esto se ha de decir que hacen mal, ó neciamente los que lo practican; pues expresa mas al vivo el pensamiento de la gloria de la Cruz de Christo, y la victoria que alcanzó por ella de la muerte, que es lo que leémos á cada paso en la Escritura, y en los Santos Padres.




EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - CAPITULO XVII.