EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - LIBRO SEPTIMO.


CAPITULO PRIMERO.


Las Pinturas, é Imágenes de S. Laureano Martir, y Arzobispo de Sevilla, de Santa Isabel Reyna de Portugal, de S. Juan Gualberto, de S. Buenaventura Cardenal, de San Enrique Emperador de Roma, y de San Alexo.

I Quando no hay cosa alguna, que evidentemente repugne á los hechos, hase de apreciar siempre mucho, y respetarse la antigüedad. Por ella sabemos, como por tradicion, que S. Laureano esclarecido Martir de Christo, fué Prelado de la Iglesia, y Metrópoli de Sevilla. Hácese tamben mención de este Santo en el Martirologio Romano el dia 4. de Julio, y las notas, que le puso el doctísimo Baronio convencen bastantemente, que el Martirio, y Obispado de S. Laureano, contienen una historia recibida ya de muchos tiempos, y siglos en España. Me era muy facil recoger de varias partes su martirio, y esclarecidos hechos, á no haberme prevenido en este asunto un sabio de bello, y exâctísimo juicio, el Padre Maestro Fray Diego Tello, el qual compuso en Español un libro de tamaño regular, sobre la Vida, hechos, y martirio de S. Laureano Obispo de Sevilla, y lo imprimió ??? en Roma el año de I722.; á cuya obra dí yo tambien la ajusta aprobación que merecia. En esta obra se refieren, y se vén texidos como de un hilo seguido, los hechos de S. Laureano, sacados de nuestros Autores, y lo que es mas, del venerable Código de la antigüedad, que describió el doctísimo Padre Felipe Labbé; de suerte que no puede desear mas el Lector prudente en un escrito de tal clase: singularmente yendo añadidas á dicha obra, oportunas, y no vulgares disertaciones para ilustrar los lugares mas dificiles de la Historia, y Cronología. Y así, allá remito al Lector deseoso de saber, y de enterarse mas sobre los esclarecidos hechos de este ilustre Prelado, y Martir.

2 Por lo que respeta á sus Imágenes, y Pinturas, que son bastante freqüentes en Sevilla, donde hay tambien (por no pasar esto en silencio, lo que sería reprehensible) una célebre Escuela de mi Orden, en que laudablemente, y con fruto, se dedican sus alumnos á la piedad, y á los estudios de la Sagrada Theología: Por lo que respeta, vuelvo á decir, á sus Pinturas, desde luego nada mas se me ofrece que decir, sino lo que representa la Imagen, que está puesta en el principio de dicha Obra (1460). Vése allá pintado el Santo, viejo, ó que tira ya á anciano; y con mucha razon: por haber nacido este Santo, segun el cálculo mas verisimil del citado Autor, el año 490., ó cerca de él, y muerto, el año de 546.; de suerte que era entonces de 55. años (1461). Píntanle tambien adornado con el Palio de Arzobispo, lo que también es bastante verisimil. Porque, si bien, antes de S. Gregorio Magno (confesaré ingenuamente lo que ignoro) no es muy freqüente entre los Latinos la memoria del Palio de los Arzobispos: sin embargo enseña claramente el mismo S. Gregorio (1462), ??? haber dimanado su uso de una antigua costumbre. Píntanle ademas arrodillado, aguardando que sobre él descargára el golpe el verdugo: todo lo qual es muy conforme al martirio que padeció este Santo Prelado.

3 Igualmente hacen muy bien en pintarle cortada la cabeza, y llevándola en sus propias manos: pues de aquí trae su origen lo que se refiere en el Código Bituricense, que describió, como diximos, el P. Labbé, á saber, que este esforzado Athleta de Jesu-Christo, siguiendo despues de su muerte á los mismos que le habían martirizado, y teniendo en sus manos su cabeza, les advirtió, que la lleváran luego á Sevilla, donde tenia su Sede; y que así que la entrarían en la Ciudad, reprimiría Dios el azote de su justo enojo, con que castigaba á Sevilla por sus delitos. Pero mejor será poner aquí las Actas del mencionado Código, que dicen así, segun las refiere el Escritor de su vida (1463): Amedrentados como locos, por un excesivo temor, dexando la cabeza, empezaron á huír. ¡Cosa admirable! El Bienaventurado Laureano tomando su cabeza en sus manos, iba tras ellos dando voces como si viviese, y diciendo: Esperad, no huyais, tomad esta cabeza, llevadla á Sevilla, y entregadla al que por este motivo os ha enviado aquí. A que añade un esclarecido Escritor (1464): Lo que como hubiesen visto los guardias, llenos de miedo, se convirtieron á la Fé de Jesu-Christo, y ungidos con el oleo del Bautismo, llorando, llevaron á Sevilla la cabeza de Laurearo. El citado Código concluye el hecho con estas palabras. Habiendo tomado la cabeza, besando sus manos, y pies, echaron el cuerpo en una cueva, y se marcharon (1465). Esto es lo que tenia que decir sobre las Imágenes de tan ilustre Prelado, y Mártir.

4 Apenas habrá alguno, que no tenga noticia de la ??? insigne Reyna de Portugal Santa Isabel, hija de D. Pedro III. Rey de Aragon, que fué el vigésimo en el número de los Reyes de aquel Reyno, y á quien, por sus gloriosos hechos, llaman Magno los mismos Aragoneses. Con efecto, yo debo celebrar mucho á esta Santa por haber sido dignísima nieta de D. Jayme el Primero, á quien llaman comunmente los Historiadores el Vencedor, ó el Conquistador, por su pericia militar, y memorables hechos contra los Sarracenos: á que se añade, la que no es la postrera de sus glorias, el haber sido Patrono, y Fundador insigne de mi Orden. Pero los esclarecidos hechos de Santa Isabel, por lo mismo de ser muchos, dexo á los Historiadores que los refieran, conforme han hecho varios, ya en Latin, ya en Español, ya en Portugués, ya en Italiano; y ciñéndome á lo que es de mi inspeccion, advertiré solamente dos cosas. La primera: que á esta Santa se la puede pintar, ó antes de casarse, ó quando casada, ó bien quando viuda. Y con gran razon, pues leémos en su rezo:

En la tierra, en tres géneros de vida, dexó á los venideros, exemplos de virtudes que imitar.

Y luego: Corrió sin tropiezo el estado virginal, el conyugal, y el de viuda. En cuyos estados deberá observar siempre el Pintor erudito, lo que corresponde á la diversidad de edades. Pero no se ha de omitir, que esta Reyna dotada de singular prudencia, vistió quando casada adornos Reales, aunque siempre muy modestos: y así obraría ignorantemente el que la pintase en tal estado con vestido vulgar. Mas, quando la pintan ya en el estado de viuda, despues de la muerte de Dionysio Rey de Portugal, en ningúna manera se debe pintar con vestido seglar, por ser esto contra la verdad de la Historia: pues así que murió el Rey, cortándose luego el pelo, vistió intrépida al instante el hábito de la Orden de los Menores, ó de las Monjas de Santa Clara, con su correspondiente velo en la cabeza, ??? y en este trage asistió constantemente á las honras del Rey su marido, en Portugal, y en Santiago, donde ofreció muchas, y preciosas dádivas por la ánima del Rey; y en este mismo género de vestido, perseveró hasta el fin de su vida.

5 Pero, aun viviendo su marido, fué muy comun el pintar á esta heroyca Reyna, trayendo rosas en su delantal, para significar el singular suceso, ó insigne milagro, con que Dios quiso testificar su gran piedad, y santidad. El caso lo refieren de este modo. Llevaba la piadosísima Reyna en su delantal, el dinero que había recogido, para distribuirlo, segun su costumbre, á los pobres: Salióle el Rey al encuentro, el qual viendo el hecho, ¿qué es esto (le dixo) que llevas contigo? Rosas, respondió la Reyna. ¿Cómo rosas? replicó el Rey, por estar entonces en Invierno. Dicho esto, abrió el delantal, y enseñóselas al Rey, quedando este admirado. En pocas palabras comprehendió el rezo este suceso: Para que el Rey no supiera (dice) el dinero que distribuía á los pobres, lo convirtió en rosas en tiempo de Invierno. A este mismo milagro aluden aquellos versos elegantísimos, que se cantan en uno de los Himnos del Oficio de esta Santa, los quales son tan bellos, que ni aun en el mismo Príncipe de los Lyricos, puede leerse cosa mas hermosa, ni mas poética: dicen así:

Præi, viamque dux salutis indica: Sequemur. O sit una mens fidelium, Odor bonus sit omnis actio; tuis Id innuit rosis operta charitas.

Finalmente, quando se pinta ya viuda, y vestida de Monja, convendrá pintarla, aunque con el semblante algo hermoso, pero como muger ya vieja; pues murió el año de Christo I336. á los 65. de su edad.

6 Vamos á tratar ahora de S. Juan Gualberto, hijo de ??? una de las casas mas nobles de Florencia, y Fundador de la Orden, ó Congregación de S. Benito, que llaman de Valleumbrosa. Fué este Santo insigne en méritos, y santidad, á quien por su excelente, y generosa índole, que aumentó, y perficionó en gran manera con la gracia de Dios, he venerado siempre con mucha particularidad. Pues para exercitarme algún tanto en la eloqüencia en la Real Academia Española, de quien soy el miembro mas ínfimo, describí en Español, no sin aprobación de los oyentes, su conversion, que sucedió de este modo. Seguia Gualberto, por dar gusto á su padre, el estado militar; quando aconteció, que un pariente suyo mató á Hugon su único hermano. Ardia Gualberto en vehementes ímpetus de venganza, no omitiendo lugar, ni ocasion, en que pudiera hacer otro tanto con el homicida. El dia, pues, del Viernes Santo, yendo armado Gualberto, y acompañado de soldados, tropezó con el enemigo, quando este estaba solo, sin armas, y en lugar donde el uno no podia escapar del otro, y donde podia Gualberto atravesarle libremente la espada. Rendido entonces el homicida, acordándose de la santidad de aquel dia, puestas las manos en Cruz, estando ya para morir, le pidió que le perdonára en reverencia del Salvador crucificado. Conmovióse entrañablemente Gualberto con esta accion, y concedió piadoso la vida al enemigo. No quedó sin premio, como verémos luego, un hecho tan heroyco; pues que habiendo recibido Gualberto al enemigo como á hermano, y entrádose al Templo mas cercano, que era el de S. Miniato, como hiciese fervorosa oración ante un Crucifixo, vió, que amoroso inclinaba el Señor su cabeza: y excitado en gran manera por este milagro, renunció la milicia, y todas las cosas terrenas, y profesando despues vida Monástica, instituyó con mucho fervor la mencionada Congregacion, baxo la regla de S. Benito, muriendo en fin lleno de dias, y de virtudes. ???

7 Si se hubiese de pintar alguna Imagen de este Santo, me parece sería la mas á propósito, el pintarle de rodillas delante de un Crucifixo, en trage de seglar, por no haber entonces profesado aun vida Monástica; y la Imagen de Christo, debiera pintarse en la agonía, y sin la herida en el costado: porque de otra manera, no se pudiera percibir bien, el que la Imagen del Señor, como dándole gracias, inclinó su cabeza: constando por otra parte del Evangelio, que Jesu-Christo no espiró, sino inclinando la cabeza, conforme á aquellas palabras tan sabidas: Y inclinada la cabeza, espiró. Mas, si se pintase á S. Gualberto, solo, debería pintarse viejo, con hábito Benedictino, y juntamente con las insignias de Abad, esto es, el báculo, y la mitra: pues conforme aprueba, ó supone el Cardenal Bona (1466), ya los Sumos Pontífices de muchos tiempos antes, habían concedido á los Abades el uso de estos Pontificales. Lo mismo debe observarse quando se representan los Santos Abades mucho mas antiguos, de suerte que no deberá carecer de semejantes adornos el mismo San Benito, esclarecido Patriarca de los Cenobitas; porque, si bien en los tiempos en que floreció este Santo, aun no habían concedido semejante privilegio los Sumos Pontífices, sin embargo no hay inconveniente de que en la Pintura tenga lugar aquella figura, que los Retóricos llaman Prolepsis, ó Anticipacion: á la manera que diximos en otra parte mas á la larga, que la famosa Ciudad de Egipto llamada No, uno de los Profetas la llama Alexandría; sin embargo de no haber recibido este nombre hasta muchos años despues, quando Alexandro Rey de Macedonia, la restauró, y amplificó magníficamente. Ni debe servir de impedimento alguno para dexar de practicarlo, el que dos Abades Santísimos, ilustres en santidad, y doctrina, S. Bernardo, ??? y Pedro Blesense (1467), parece que abiertamente reprueban el uso de dichos Pontificales concedido á los Abades. Pues, aunque esto lo hicieron, movidos, ó de su profundísima humildad, ó de otros justos motivos; sin embargo despues de ellos, ha sido lo contrario lo que se ha acostumbrado. Ni debe obstar la autoridad, y el juicio particular de estos hombres, aunque doctísimos, y recomendables en santidad, contra el uso, y sentencia comun de los demas.

8 Ni es esta la misma razon, por la qual se debe pintar con púrpura Cardinalicia, y su birreta encarnada, S. Buenaventura, General de la Orden de S. Francisco, Cardenal, y Obispo de Albano, y lo que es mas, varon de insigne doctrina, y santidad, á quien Sixto V. el año de I588. honró con el glorioso título de Sexto Doctor de la Iglesia. No corre, digo, la misma razon, quando se pinta al Doctor Seráfico adornado de la Púrpura Cardinalicia; pues antes de ser creado Cardenal, había ya concedido á los Cardenales el uso de la Púrpura, el Sumo Pontífice Inocencio IV. poco despues de su eleccion, que fué el año de I243. Dexo á los demas, segun mi costumbre, el referir los hechos, y virtudes de un varon tan ilustre en doctrina, y santidad, advirtiendo solamente una cosa, que convence quan grande era su fama, y opinion. Había tres años que estaba vacante la Silla Apostólica, de que, como estuviesen enfadados los Cardenales, unánimemente comprometieron sus votos en S. Buenaventura, rogándole con las mayores veras, que él solo eligiera Sumo Pontífice; que indubitablemente obedecerian ellos al que él nombrase, aunque se eligiese á sí mismo. Tan alto era el concepto, que tenian los Cardenales de su probidad, é integridad, aun antes de ser Cardenal, ni Obispo. Quedó ??? atónito al punto Buenaventura al oír semejante proposicion, no pudiendo apenas persuadirse, que á él se le confiase un encargo de tanto peso. Pero reflexíonando seriamente, que todo se obraba por Providencia de Dios, hizo lo que le pedian, y nombró por Pontífice á Theobaldo, natural de Placencia, Arcediano de Liege, que entonces estaba ausente del Cónclave, á quien los Cardenales todos llamaron Gregorio X. en cuyo tiempo se celebró el Concilio General XIV. que fué el Lugdunense II. el año de I274. y lo que es mas, fué este Pontífice de virtud tan acendrada, que poco há se ha tratado de su canonizacion, la que, segun se crée, se verificará algún dia. El mismo Gregorio X. creó Cardenal, y Obispo de Albano á S. Buenaventura, que murió el mismo año durante el Concilio, quando ya había muerto tambien el mismo año en Fosanueva el Angélico Doctor Santo Thomas, yendo á Leon de Francia para asistir al Concilio, sin tener dignidad alguna Eclesiástica, por haberlas siempre rehusado constantemente; pero con tanta opinion de sabiduría, y santidad, que ya entonces la admiraba la Iglesia, y la admirará siempre mas, y mas. Quedó, pues, privada la Iglesia Católica en un mismo año de dos grandes lumbreras suyas, ó por mejor decir, quedó mas adornada con ellas, por estár ya colocadas en las moradas celestiales. Murió S. Buenaventura de edad de 53. años; por lo que no debe pintarse viejo, sino como que tiraba á esa edad.

9 Despues de haber tratado de la Púrpura Cardinalicia, no será fuera de propósito tratar de la Imperial: pues al cabo de dos dias de haberse celebrado la memoria de S. Buenaventura, se celébra la festividad de S. Enrique Emperador Augusto de los Romanos, el qual, como de Duque de Baviera, fuese elegido Emperador, resplandeció como estrella brillante de la Iglesia Romana; de suerte que para defenderla, y amplificarla ??? obró tantas cosas, así en tiempo de guerra, como en el de paz, que apenas bastarían libros enteros para referirlas. Por lo que respeta á sus Imágenes, que á la verdad son freqüentes, bastará advertir, que hacen muy bien en pintarle, como suelen, armado de pies á cabeza, y cubierto con un largo manto Imperial de Púrpura; teniendo en una mano desenvaynada la espada, y en la otra al mundo en figura de globo: particularmente, porque en un lugar muy trillado, y vulgar (1468), el Emperador de Romanos se llama Señor del mundo. Pero dexo á otros el tratar mas exâctamente sobre este título, contentándome con advertir aquí, que se pintaría no menos bien, si en la misma mano en que trae la espada, le pusiesen un ramo de cándidas azucenas en señal de su insigne castidad, por haber juntado (cosa rara!) el matrimonio con la virginidad, y entregado intacta (como afirman) á Cunegunda su esposa al tiempo de su muerte, á sus parientes, y deudos, y á los Magnates del Imperio. ¡Oxalá se movieran con tal exemplo todos los Príncipes Christianos, para que, ya que no aspirasen á la cumbre de una perfección tan elevada (pues no manda tanto el Evangelio, y el suave yugo de Jesu-Christo) se ciñesen á lo menos dentro de los términos, y límites de la honestidad, contentándose solamente con sus propias mugeres! Murió S. Enrique á 52.

años de su edad; por lo que debe pintarse, no enteramente viejo, aunque sí muy quebrantado por otra parte, á causa de las maceraciones de su cuerpo, y trabajos de la guerra.

I0 Apenas se atreverá nadie á decidir, si es mayor mérito, pasar virgen el marido toda la vida con su muger tambien virgen; ó bien, en la primera noche de las bodas, dexar virgen á su esposa, renunciar de un golpe las delicias de su casa, y las pompas ??? del siglo, y quedarse en fin como incógnito, y despreciable en la misma casa de sus padres, y morir allí santamente. Lo primero hizo el Emperador Enrique, de quien acabamos de hablar: lo segundo lo había hecho muchos tiempos antes S. Alexo, hombre nobilísimo, segun dicen, entre los Romanos. Yo dexo gustoso á otros el exâminar, y pesar estas dudas, en que se exercitan, y aguzan los ingenios, omitiendo tambien el averiguar, si esta admirable Historia de San Alexo sucedió en Italia, y en la misma Ciudad de Roma, ó en la Thracia, y en la Real Ciudad de Constantinopla, que los Griegos en los posteriores siglos de su fundacion, ó en la magnífica restauración que de ella hizo Constantino Magno, llamaron á boca llena muchas veces Roma: pues no es este el propio lugar de exâminar semejantes cosas. En quanto á sus Imágenes, es lo mas recibido pintarle en trage de un pobre peregrino, como hospedado en la misma casa de sus padres, y recostado debaxo de la escalera; insultando de mil maneras los criados orgullosos de su casa por la parte superior de dicha escalera, á este varon santísimo, y verdaderamente dueño de aquella casa: pues, que de este modo fué tenido, y recibido en su casa diez y siete años enteros, perseverando incógnito todo este tiempo, lo afirman quantos han escrito su vida.




CAPITULO II.


Las Imágenes, y Pinturas de Santa María Magdalena, de Santiago Apostol, y de S.

Christoval Martir.

I Ya arriba manifestamos largamente haber sido una sola aquella muger excelente en santidad, que muchas veces llama el Evangelio María Magdalena, y por tanto, que no fueron dos, y mucho menos tres, como algunos han pretendido. No intento por esto, que quanto ??? permite la razon de la historia, lo haya demostrado con la mayor firmeza, y claridad. Confieso con ingenuidad, que la sentencia contraria, singularmente la que afirma, que María Magdalena hermana de Lázaro, dueña, ó habitante del Castillo, ó Lugar llamado Bethania, fué distinta de la pecadora que regó con lágrimas los pies á Jesu-Christo, y se los enjugó con sus cabellos en casa del Fariséo, donde el Señor estaba convidado; tiene sus graves, y buenos fundamentos: pero que no son tales, que debiliten la firmeza, y autoridad de nuestra sentencia, recibida ya de muchos siglos. Todavía la Iglesia no ha definido expresamente este punto, y así tienen plena libertad los Católicos de defender, y abrazar aquellas sentencias, que no son contrarias á sus estatutos, y decretos. Abunde, pues, cada qual en su sentir, como dice el Apostol, quedándonos á nosotros la libertad de seguir lo que parece mas recibido. Pero exâminemos ya las Pinturas, é Imágenes de Santa Magdalena.

2 Advertimos tambien arriba con la mayor diligencia, y manifestamos con muchos argumentos, que por tanto no los quiero ahora repetir, de que manera debia pintarse esta Santa, quando en el convite del Fariséo lavó con lágrimas los pies al Señor, los ungió con ungüentos, y se los limpió cuidadosa con sus cabellos. Hase de notar aquí, que suelen pintarla quitándose resueltamente el aderezo, y demas adornos del cuello, y de la cabeza, y juntamente sus ricos vestidos, y pompas: lo que sin embargo no aprueban hombres de mas severa piedad, y doctrina (1469): Porque ¿quién dexará de vér (dice un pio Escritor, segun lo que él concebia, y conciben otros, y á quien he citado repetidas veces) que nos es mas util la Pintura, que nos propone á Magdalena derramando lágrimas á los pies de Christo, que ??? la que nos la representa, quando era esclava, y estaba poseída de siete demonios? Pero todavía es mucho peor lo que hacen otros, que la pintan arrodillada delante de Christo pendiente de la Cruz, enjugando con un pañuelo sus lágrimas, y lo que ya hemos reprehendido, adornada con un rico, y precioso vestido. Pues consta del Evangelio, que en tiempo de la Crucifixîon del Señor, el Evangelista S. Juan, y las santas mugeres, junto con la Reyna de todos los Santos, estuvieron en pie junto á la Cruz, sin ningúna pompa de vestidos, que en ningún modo decia bien con un tal espectáculo. Mas, quando la pintan llorando junto al sepulcro, la representan algunos, tendido el cabello, y sueltos de industria los vestidos, acaso mas allá de lo que permite la modestia: punto, á que debiera atenderse con mucho cuidado, y pintarse con mas circunspeccion, y cautela. Pero omito de propósito el hablar aquí mas largamente sobre esta materia, por haberla tratado en sus propios lugares.

3 De dos maneras pintan freqüentemente los Pintores al Apostol Santiago hijo del Zebedéo, principal Patron de España, por mas que otros hayan fingido lo que se les ha antojado. Píntanle en trage de peregrino, afianzado en un grande báculo, de donde está colgando una bolsa, y sobre los hombros aquel género de adorno, ó vestidura, que los Españoles llamamos Esclavina; y ademas, con un sombrero bastante grande, adornado de conchas, que facílmente se encuentran en la orilla del mar. Todo esto discurro habrá dimanado, de haber corrido este Apostol con mucha presteza, y conforme convenia al hijo del trueno, la España, donde fué trasportado su cuerpo desde Jerusalén, y se venera con el debido culto. Otros le pintan con espada, y un libro abierto: Cuya Pintura (dice Molano)

(1470), aunque ??? menos freqüente, se ha de preferir á la primera, por estár tomada de la Sagrada Escritura, y explicar el instrumento de su martirio; pues en ella se dice: Mató (Herodes) á Jacobo el hermano de Juan á cuchillo. Píntanle tambien muchas veces montado á caballo, armado con la espada, rompiendo por en medio de los esquadrones de los Moros, y persiguiéndolos hasta matarlos. Lo que se hace muy bien, y con no pequeña gloria del nombre Español, por haberse visto muchas veces pelear en el ayre á favor de los Españoles: de que no podrán dudar los que asistiendo á su oficio Eclesiástico, hayan oído, que se cantaba de él:

Tu bella cum nos cingerent, Es visus ipso in prælio, Equoque et ense acerrimus Mauros furentes sternere.

Y en otra parte (1471) se repite lo mismo en prosa con estas palabras: Dicho glorioso Apostol dexándose vér claramente en combates muy peligrosos, ayudó admirablemente á los Españoles, que peleaban contra los Infieles. Pero no es este el lugar de tratar estos sucesos, que no lo refieren del mismo modo nuestros Historiadores.

4 Mas dificultad, y trabajo hay, segun parece, en la representación de un Coloso: por lo que no será de extrañar, si me detengo algún tanto en las Imágenes, y Pinturas de S. Christoval, que ya de muchos siglos á esta parte las extienden los Pintores á una mole de magnitud gigantéa, haciéndolas tan altas como un Coloso, lo que yo permito de buena gana. Porque, sí bien este Santo Martir se venéra en la Iglesia solamente con rito ??? simple, ó con simple conmemoracion, y en nuestra España, ni aun esto, por incidir en el mismo dia en que se celébra la memoria del Gran Patron Santiago; con todo muchos por la piedad, y reverencia que tienen á este Santo, se glorían del nombre de S. Christoval, y yo mismo nací de un padre, que tuvo este nombre. Pero para proceder con mas claridad, hemos de establecer dos, ó tres cosas. I. ¿Si realmente ha exîstido un tal Martir de Jesu- Christo? II. ¿Si se pinta bien de magnitud gigantéa, y si esto es conforme á la verdad de su historia? III. Finalmente ¿qué denota, ó significa un tal modo de pintar á dicho Martir, supuesto que esta Pintura sea simbólica?

5 En quanto á lo primero, los Hereges novadores de estos tiempos, como que andan solícitos para combatir, y destruir la verdad de las cosas que con unánime consentimiento recibe la Iglesia, niegan abiertamente, que haya habido algún hombre llamado Christoval: y de consiguiente dicen no ser este nombre propio de alguno, sino apelativo, y que se puede atribuir á qualquiera. Como si aquel Martir Ignacio, que la antigüedad, á quien no se atreven oponerse, llamó Theophoro, esto es, Deifero, no hubiese sido un hombre propio, y verdadero, sino fingido; y no le hubiesen realmente despedazado en Roma los Leones, sino que hubiese sido un hombre formado solamente en el celébro, y fantasía de los impíos, de donde luego se hubiese desaparecido. A esta sentencia, ó error, subscriben los Hereges, á quienes cita, é impugna, segun su costumbre, esto es, doctísimamente, un gran Theólogo el P. Nicolas Serario en su preciosa obrilla, que intituló Litaneuticus (1472). De cuyo error (pues no debo disimularlo) no se alejaron mucho algunos Doctores píos, y Católicos, entendiendo en un sentido alegórico, ??? y simbólico, toda la historia de S. Christoval representada en la Pintura. Uno de ellos es, un noble, y sabio Profesor de la Orden de S. Agustin, el qual lo dice bastante claro con estas palabras (1473): En las declamaciones expondrémos, que quieren decir algunas historias, y Pinturas fingidas, como la de S. Christoval, que representa al pregonero del Evangelio, el qual mientras levanta en alto á Christo, y lo lleva por todas partes, dándole á vér, y conocer á todos, corre peligro en las tormentas, y olas de este mundo, y por todos lados se halla infestado de los malos, como de monstruos, y bestias marinas: sin embargo atendiendo continuamente á la antorcha del Verbo Divino, que traen, y manifiestan encendida los Santos Padres, Profetas, y Apóstoles que salen de la Iglesia, y afianzado además con la esperanza de los gustosísimos frutos que recibirá despues, ó al acabarse la vida (estos son los que se simbolizan por el báculo verde, y florído de arriba) y contentándose con su pobre suerte, á saber, con tener de que vivir, y vestir (lo que significa el pan, y un despreciable pececillo en su zurron, y tambien el vestido corto, y sin pliegues) se encamina por fin á la orilla, y al paradero, donde gozará de quietud, y gloria eterna con Christo, á quien llevó. Todo esto dice un varon docto, y Católico, lo que con efecto puede servir muy bien para explicar algunas Pinturas alegóricas de los Santos (1474): Pero lo que hemos dicho, é inculcado (dice Molano) son cosas, que realmente pertenecen al Martir Christoval: ni me parece tolerable el que los hereges lo quieran traer para significar al pregonero del Evangelio, como si debiéramos desechar toda la historia de este Martir, como á fábula, y ficcion. En el mismo escollo tropezó tambien otro Autor Católico (1475), el qual sigue mas todavía ??? la alegoría de S. Christoval (1476): La trata con mas aspereza (son palabras del citado Molano) y parece se inclina demasiado al partido de los contrarios, quando dice entre otras cosas:

Hæc sub Christophori monstravit Imagine quisquis Figmenti extiterit primis mortalibus Auctor. Cumque nihil fidei contra pia fabula dicat, Sub quovis sanè tolerari judice quibit.

Pero, como varios Padres de la Iglesia bastante antiguos (1477), y ademas los Martirologios, y la constante tradición de muchas Iglesias, celébran la memoria de S. Christoval Martir, como la de un hombre verdadero, y singular; concluyamos de aquí, que lo que se dice de S. Christoval, no se dice solamente por alegoría, sino que se refiere con fé verdaderamente histórica, aunque algunas de las cosas que se expresan en sus Imágenes, ó Pinturas, sean alegóricas, ó simbólicas.

6 Tal es (y es lo segundo que hemos de averiguar) el pintarle de una mole gigantéa, y qual apenas han tenido los gigantes, de quienes se hace mención en las historias profanas, ó en las sagradas. Lo que hacen, para significar su elevada virtud, santidad, y constancia; la que no pudo acaso describirse mejor, sino en la figura, y magnitud de un gigante. Añádense tambien otras cosas á su Imágen, como el llevar S. Christoval en sus hombros á Christo en figura de muchacho, que así vá pasando el rio, y otras cosas de este tenor. Y ya que todo esto lo comprehendió en un elegante Epigrama, un Autor, no solamente Católico (1478), sí tambien excelente en santidad, y doctrina, ??? me ha parecido del caso poner aquí sus mismos versos, que dicen así:

Christophore, infixum quod eum usque in corde gerebas, Pictores Christum dant tibi ferre humeris:

Quem gestans, quoniam multa es perpessus amara, Te pedibus faciunt ire per alta mari.

Id quia non poteras nisi vasti corporis usu, Dant membra immanis quanta gigantis erant, Ut te non capiant, quamvis ingentia templa, Cogeris & rigidas sub Jove ferre hiemes. Omnia quod victor superasti dura, virentem Dant manibus palmam, qua regis altus iter. Quod potis ars tibi dat, nequeat cum fingere vera, Accipe cuncta bono tu bonus ista animo.

Esta es (y hé aquí lo tercero que quisimos establecer) la verdadera razon, y la mas congruente, de pintar á S. Christoval en forma de gigante. Y por ser bastante elegantes los versos, que se léen debaxo de la Imagen de S. Christoval que hay en el grande Templo de Sevilla, la que insinuamos antes, no me ha parecido mal trasladarlos aquí: los versos son como se siguen:

Deo Sacrum Christifer est fortisque gigas, cui lucet eunti In tenebris operosa fides, larvasque minaces Non timet, atque ullis rerum immersabilis undis. Nititur usque Deo, talem te Maxime Divum Credimus, exemplumque piis ad limina templi Ponimus, & meritos aris adolemus honores.

A. M.D.XXC.IIII.

7 Una sola cosa parece nos resta que advertir, y aun muy de paso, esto es, que no es para todos el ??? pintar bien, y segun reglas un Coloso, ó estatua grande. Por lo que vémos no pocas Imágenes de S. Christoval en los Templos, y delante sus puertas, trabajadas con poco primor, y sin observar las reglas del Arte. Es indecible quanto se peca en esto, que llamamos nosotros proporcion, ó conmensuración de miembros, y los Griegos, simetría:

..................Ut nec pes ner caput uni Reddatur formæ...............................

Vénse unos pies de gigante, y unas espinillas mas que de gigante, y sobre esto una cabeza, y hombros de la estatura regular de un hombre. Con efecto, los que antiguamente pintaron colosos, ó bien los formasen de metal, ó de otra materia, fueron excelentes Artífices, á quienes alabó un célebre Escritor de la Naturaleza, y también del Arte (1479): y por lo que nos hace al caso, un esclarecido, y eloqüente Predicador de nuestra España, reprehende el abuso de emprender los Pintores vulgares la Pintura de S. Christoval, poniendo todo su conato en pintarle gigante, sin cuidar de las reglas del Arte y de la debida proporción de los miembros.




CAPITULO III.


Las Pinturas de Santa Ana, Madre de la Bienaventurada Virgen, de S. Pantaleón Martir, de Santa Marta Virgen, y de S. Ignacio Confesor.

I Fué muy grave, é ingenioso aquel emblema, en que, para demostrar la dignidad de la Madre de Dios, pintaron una resplandeciente, y preciosa perla junto á la misma concha de donde se significaba que acababa ??? de salir, con aquel Lema de Horacio: O matre pulchra filia pulchrior. Pues en realidad fué así: porque, aunque la Sagrada Virgen haya excedido mucho en dignidad, y excelencia á quantas mugeres ha habido, hay, y habrá, sin exceptuar á su misma madre; sin embargo nació la Virgen de una madre tambien hermosísima por la gracia, esto es, de S. Ana, de quien se hacen lenguas los Padres de la Iglesia que tuvieron pleno conocimiento de esto, pues á los mas antiguos, se les escondió enteramente. Véanse S. Epifanio, y S. Damasceno, á quienes despues han seguido otros que encontraron el camino mas trillado, y que no me parece necesario referirlos aquí prolixamente.

2 En quanto á su Imagen, dos cosas tengo que advertir. La primera, que se la debe pintar pero si verdaderamente anciana; no como una vieja disforme, y regañona; por persuadirlo seriamente así, lo que los Autores antiguos, y Santos Padres han advertido sobre el matrimonio de Santa Ana, y de S. Joachîn, los quales dicen expresamente, que fueron estériles muchos años, y que no sacudieron de sí aquella nota de esterilidad, sino en una edad muy avanzada, quando dieron á luz á la que había de ser Madre del Criador. Hase, pues, de pintar como vieja venerable, de edad de unos 50. años: á los que, si se añaden quince (por ser creíble, que viviría hasta que la Inmaculada Virgen parió á Jesu-Christo) se puede colegir, que moriría de edad de sesenta y cinco años: lo que debe tenerse por cosa bastante pía, y verisimil.

3 Porque, el que despues de haber dado Ana á luz á la Santísima Virgen, casase con otro, ó que del mismo San Joachîn tuviese otros hijos llamados por esto hermanos del mismo Christo, ó lo que parece que hace mas fuerza, que tuviese aquellas mugeres, ó á lo menos la una de ellas llamada María Cleophé, como parece ser constante por las palabras de S. Juan en que dice, que junto ??? á la Cruz de Jesus estuvo en pie la hermana de su Madre María Cleophé; aunque así les haya parecido á algunos Padres antiguos, aun de los de primera clase: sin embargo ya no se admite una cosa tal, y con mucha razon, ni la tienen por verisimil los que seriamente la exâminan. Véanse sobre este punto los Intérpretes de los Evangelios, que yo no puedo detenerme en exâminarlo largamente, por tener que parar la consideración en otras cosas.

4 Lo segundo que se ha de advertir (de que ya hemos hablado en su propio lugar) es, ser muy absurda la Pintura en que suelen representar á la Virgen de edad de siete, ú ocho anos, junto á Santa Ana su Madre, quien en un libro que trae en sus manos, le enseña á deletrear, y los primeros rudimentos de las letras: lo qual en ningún modo es conforme á lo que se dice ya con unánime consentimiento, y parece confirmarlo la Iglesia con su dictamen sobre la Presentación de nuestra Señora en el Templo. Pues afirmándose, que dicha Presentación se hizo quando la Virgen tenia solos tres años ¿cómo podrá decirse, ó pintarse, el que á la misma Virgen, quando de edad de ocho, ó aun de cinco años, le enseñase á leér su venerable madre, siendo muy dificil de creér, que aprendiese las letras en la tierna edad de no mas de tres años? Ademas: no faltan quienes afirman, que ni su Madre, ni ningún otro maestro se las enseñó, sino que las aprendió del Espíritu Santo. Véase sobre este particular lo que diximos arriba.

5 Omitiría tratar de S. Pantaleón, á no acordarme haber visto pintada alguna vez su Imagen, en la que se le representaba como soldado, con escudo, y calzado á lo militar, que no puede darse cosa mas absurda. Pues el Martir S. Pantaleon, ni fué soldado, ni siguió nunca la milicia; sino que fué Médico pío, y segun se puede pensar, docto, y erudito. Mas, creér ??? que en la Ciudad de Nicomedia, llevaban un mismo género de vestido Médicos, y Soldados, es lo mismo que manifestarse ignorantísimo de las cosas mas triviales. Y así los que pintan de semejante modo, se parecen á aquel Pintor, de quien dice Horacio, que Delphinum silvis appingit, fluctibus aprum.

Pero decir, é inculcar esto una, y muchas veces, quando los que se dedican á la noble, y excelente Arte de la Pintura no tienen deseos de instruirse, es lo mismo que lo que dice el refran, dar música á un sordo.

6 Mucho mas molesta, é intrincada es aquella qüestion, ó disputa que suelen mover los Historiadores críticos, sobre el arribo de S. Lázaro, Santa Marta, y Santa Magdalena á aquella parte de Francia, que por ser la primera que los Romanos reduxeron en forma de Provincia, fué llamada Provincia por antonomasia. Por cuyo motivo dexo á otros que la exâminen. Y habiendo ya advertido lo que teníamos que decir sobre la Imagen de Santa Magdalena, solamente nos restan que advertir algunas cosas, acerca de la Pintura de su hermana Santa Marta, que hospedó á Christo Señor nuestro: lo que no quiero hacerlo con otras palabras, sino con las del Autor, que en toda esta obra he tenido casi siempre á la vista. Dice pues: A la qual (habla de Marta) la pintan con un hisopo, y agua bendita. Da la razon de esto Clicthovéo (1480) diciendo, que hallándose aun (Marta) en el territorio Aqüense, había sobre el rio Rhone entre Arlés, y Aviñon, un dragon de disforme magnitud, el qual escondiéndose á veces debaxo de las aguas, y á veces caminando por la tierra, hizo naufragar á muchas embarcaciones, y mató á muchos pasageros. Y que habiendo suplicado á este fin á la bienaventurada ??? Marta, lo hizo manso, y que no dañára á nadie, con manifestarle la señal de la Cruz, y rociarle con agua bendita. Lo que advirtiéndolo el pueblo, á go pes de lanxas, y á pedradas, le mataron al instante. Este milagro se representa en la acostumbrada Pintura de Santa Marta, pintando un dragon á sus pies, y un hisopo de agua bendita.

7 Esto dice Molano, á quien tantas veces hemos citado; lo que á mí me excita la curiosidad de indagar el origen de una cosa que vemos en nuestra España, y que no hay otra mas sabida, y manifiesta. En la solemne pompa, y á manera de triunfo, en que, segun antigua costumbre, y por decreto tambien del Santo Concilio de Trento, se lleva el dia del Corpus públicamente, y con la debida veneración por las calles, y plazas el Santísimo Sacramento de la Euchâristía; delante de la Procesion donde van gentes de todas clases, se lleva en una máquina cubierta un monstruo fingido, que representa á un dragon disforme, ó serpiente de la mayor magnitud, que sirve de diversion, y de gustosísimo espectáculo á los muchachos. A este monstruo, que le adornan, y componen de varias maneras los que corren con ello, lo llaman nuestros Españoles con una voz recibida en todas partes la Tarasca, el qual (pues no quiero omitirlo) está trabajado con tal artificio, que vá caminando abierta la boca, y la garganta: juguetones los muchachos, como traviesos que son, procuran meterle á porfia dentro de su boca sus monteras, y sombrerillos: todo parece tragarselo aquel monstruo, y metérselo en su estómago, con tal voracidad, segun parece, que ha dado ocasion á un refran Castellano; pues quando queremos describir un monstruo de portentosa voracidad, decimos de él, que el presentarle muchas presas menores, es lo mismo que echar caperuzas á la Tarasca. Sobre que puede verse el Diccionario Español, que consta ya de ??? algunos tomos, el qual empezó á darse á luz baxo la protección del poderosísimo Monarca, y Rey de las Españas Felipe V. Pero volvamos oportunamente al asunto de donde nos habíamos alejado.

8 Con efecto, había pensado repetidas veces, de donde podia traér su origen esta costumbre, y á que se queria aludir con semejante hecho. Pero me pareció haber dado en el blanco, quando contemplando seriamente la Imagen de Santa Marta, paré la consideración en la historia de este dragon muerto, y vencido. Juzgo, pues, que por el dragon que vá delante, se significa el demonio, que es llamado en la Escritura Serpiente antigua; pero vencido, y manifestado en el triunfo que sobre él consiguió Jesu-Christo: y esto con evidente alusion á aquel dragón, ó serpiente, que dicen haber vencido la bienaventurada sierva de Dios Santa Marta. Y para que no parezca que esto se funda solo en mi fantasía, téngase presente lo que noté antes, esto es, que los Españoles llaman vulgarmente á dicho monstruo la Tarasca. Lo que á mí me parece no indica otra cosa, sino que aquel monstruo fué muerto en Tarasco, ó Tarascon, Ciudad de la Provincia Narbonense, que así la llaman Ptoloméo, Estrabon, y otros Geógrafos (1481): en cuya Ciudad, ó á lo menos en su territorio, afirma expresamente el Martirologio Romano haber sido depositada Santa Marta. Sobre lo qual basta haber advertido esto de paso.

9 El último dia de Julio está consagrado á un Héroe de mucha santidad, y recomendable particularmente por su celestial prudencia, S. Ignacio de Loyola, Fundador, y Patriarca de la Compañía de Jesus. No es mi ánimo recoger aquí secamente algún poco de la abundante mies, y fértil campo de sus alabanzas. Pero por lo que mira á su Imagen, me tendria por muy ??? culpable, si omitiese lo que entre muchos Historiadores de su vida, notó el eloqüentísimo Padre Juan Pedro Maffei (1482), hombre recomendable por su pureza en la Lengua Latina, cuyas palabras, por su acostumbrada elegancia en el estilo, quiero ponerlas enteras: Fué (S. Ignacio, dice este Historiador) de pequeña estatura, y de semblante agradable, y venerando: su color entre blanco, y moreno: ancha, y dilatada la frente, los ojos vivos, la nariz larga, y encorvada, que es la que tienen por la primera, y mas cierta señal de prudencia los Fisonomistas. Cojeó algún poco de resultas de la herida que recibió en la defensa del Alcazar de Pamplona, pero sin ningúna deformidad, de suerte que nadie lo reparaba, sino poniendo en ello mucha atencion. Sus retratos no son muy al vivo, segun afirman los que le trataron familiarmente, por quanto solo despues de muerto sacaron su imagen en yeso; pues durante su vida, no permitió que pintáran, ni esculpieran su efigie, mostrándose en todo despreciador insigne de la gloria mundana.

I0 Esto dice con su acostumbrada claridad, y elegancia, el citado Escritor: á que puede añadirse lo que afirma otro esclarecido Autor del mismo Instituto (1483) sobre el modo de pintar á S. Ignacio, que ilustra admirablemente lo que diximos antes: pues citando á los Escritores de su Vida, dice, que, jamas permitió que le pintasen; en tanto que hizo no solo dificil, pero imposible el poderle retratar: convirtiéndose qual otro Prothéo en semblantes (aunque siempre de hombre) pero totalmente diversos; de suerte que al Pintor que curioso, y diligente, queria retratarle, ya le parecia uno, ya otro. Lo que bella, y elegantemente va siguiendo el mencionado Escritor, á quien podrá ??? verse en el lugar citado arriba. Pintan á este Santo Patriarca, dignísimo de toda alabanza, en hábito Clerical, llevando en una mano aquel admirable libro de los Exercicios, aprobado por la Silla Apostólica, y por la utilidad que todos sacan de él; y en la otra, en medio de los rayos del Sol, el Santísimo Nombre de Jesus, cuya gloria con escritos, y hechos promovió por todas partes, por sí, y por medio de sus hijos. Píntanle tambien con bastante freqüencia vestido con adornos Sacerdotales, y con mucha razon: por haber sido Ignacio el que procuró con tanto esmero, como dice su rezo, la limpieza en los Templos, la enseñanza del Catecismo, la freqüencia de la Divina Palabra, y de los Sacramentos. Siendo esto así, he querido añadir aquí un Epigrama, que compuse en otro tiempo sobre la Imagen de dicho Santo, mirando al Cielo (como solia hacerlo á menudo) el qual dice así:

Heu quàm dùm CSlum suspecto, nubilus aër Sordet is! heu sordent æquora! sordet humus!

Quis nisi vana putet collata palatia regum, Atque hominis, viles pauperis esse casas?

Quod si ego nunc templi lætor conspectibus altis, Vix mihi cum liceat cernere vestibula;

Quantum erit, ò! magnæ rutilo cum lumine? quando Jam pateant oculis interiora domus?




EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - LIBRO SEPTIMO.