ORACIONES-Teresa del Niño Jesús 9

9

Or 9 [Oración de Celina y de Teresa]

«Os aseguro que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, mi Padre del cielo se lo concederá. Porque donde dos o tres están reunidos en mí nombre, allí estoy yo en medio de ellos». San Mateo, c. 18, vv. 19-20. Dios mío, te pedimos que tus dos lirios nunca estén separados en la tierra <1>. Que juntas <2> os consuelen del poco amor que encuentras en este valle de lágrimas, y que por toda la eternidad sus corolas brillen con un mismo resplandor y derramen el mismo perfume cuando se inclinen hacia ti. Celina y Teresa Recuerdo de la noche de Navidad de 1895


Or 9 - ORACIÓN DE CELINA Y DE TERESA Doc.: autógrafo. -Fecha: Navidad de 1895. -Compuesto para: sor Genoveva. -Publ.: Lettres 1948, p. 305. Es texto se encuentra al dorso de una estampa con orla de encaje que representa a un Niño Jesús segando lirios; debajo del grabado, este texto impreso: «Dichoso el lirio que llegue sin mancha a la hora de la siega, su blancura brillará eternamente en el paraíso». Bajo dos lirios segados se lee: «Teresa» y «Celina», de mano de sor Genoveva (después del 30/9/1897). Esta estampa iba a ser colocada en la sandalia de la novicia la noche de Navidad. Este gesto tan sencillo quiere subrayar que Teresa está presente y vigilante en su afecto fraternal en medio de las dificultades que sor Genoveva está encontrando para ser admitida a la profesión; cf. Prières, pp. 110-111.

<1> Recordemos el pensamiento de Teresa a este respecto en MSA 82rº y CJ 716,2.

<2> Esta palabra es el centro de la oración, ya que traduce la intimidad de las dos hermanas, especialmente en los últimos ocho años; cf. CG, p 223 y 1364; MSA 47vº y MSC 8vº. Para el símbolo de la flor, cf. LT 134.


10

Or 10 [Ofrenda del día]

Dios mío, te ofrezco todas las acciones que hoy realice por las intenciones <1> del Sagrado Corazón y para su gloria. Quiero santificar los latidos de mi corazón, mis pensamientos y mis obras más sencillas uniéndolo todo a sus méritos infinitos, y reparar mis faltas arrojándolas al horno ardiente de su amor misericordioso <2>. Dios mío, te pido para mí y para todos mis seres queridos la gracia de cumplir con toda perfección tu voluntad y aceptar por tu amor las alegrías y lo sufrimientos de esta vida pasajera, para que un día podamos reunirnos en el cielo por toda la eternidad. Amén.

NOTAS Or 10 - OFRENDA DEL DÍA Doc.: copia MSC. -Fecha: 1895 (?). -Compuesta para: Edith de Mesmay.

-Publ.: NS 1927, p. 212s. Esta oración fue compuesta «para una persona del mundo», Edith de Mesmay (1860-1927), que nació en La Porte de Sainte Gemme, amiga predilecta de María Martin en el internado de la Visitación de Le Mans. Se puede tener por seguro que María del Sagrado Corazón pidió a Teresa esta oración para su amiga Edith. Como antiguas alumnas de la Visitación, las dos tenían en común una gran devoción al Sagrado Corazón.

<1> No se debe excluir que Teresa utilice un matiz entre orar «a intención de alguien», es decir, en favor de ese persona (LT 226) y orar «por las intenciones « de alguien, es decir con ella, identificándose con sus preocupaciones y sus ilusiones, como en el caso presente. Los libros de oraciones de esa época recogen un buen número de fórmulas de ofrenda de día en unión al Sagrado Corazón.

<2> Un eco del Acto de Ofrenda (PRI 6). Las semejanzas de las expresión permiten proponer la fecha del segundo semestre de 1895 para esta Or 10.


11

Or 11 Que yo me parezca a ti

Haz que yo me parezca a ti

(Viñeta de la Santa Faz de Tours)

¡Jesús…!

(que significa)

¡Haz que yo me parezca a ti, Jesús…!

NOTAS Or 11 - QUE YO ME PAREZCA A TI Doc.: autógrafo. -Fecha: 1896 (?). -Publ.: DE, p, 517. Pergamino (7/4'2 cm.) plegado a la mitad. En el interior, al lado izquierdo, una viñeta de la Santa Faz de Tours. Texto: sobre la viñeta: «Haz que yo me parezca a ti»; debajo: «¡Jesús…!». En el sobre en que se conserva, Celina escribió tardíamente a lápiz: «Pergamino que Sta. Teresa del N. J. llevaba, con otras oraciones, en una bolsita prendida sobre el pecho». Teresa expresó muchas veces los deseos que le inspiraba la contemplación de la Santa Faz (cf. CJ 805,9). Lo cantó en una de sus poesías: «Mi cielo en la tierra» (PN 12). Y lo repitió en sus oraciones apasionadas (PRI 12 PRI 16). Aquí lo resume todo en un grito de amor: aspiración a la transformación perfecta en su Amado, a la configuración con Jesús en su Pasión. Tenemos aquí algo así como la oración intemporal y fundamental de «Teresa de la Santa Faz» (sobre la «semejanza», cf. Prières, p. 117).


12

Or 12 Consagración a la Santa Faz

Escóndeme, Señor, en el secreto de tu Rostro… Sor C. Genoveva de Sta T. - María de la Santa Faz. Sor L. J. María de la Trinidad y de la Santa Faz. Sor María F. T. del N. Jesús y de la Santa Faz <1>. »Un poquito de este puro amor más provecho hace a la Iglesia que todas esas obras juntas» <2>. «Pro eso es gran negocio ejercitar mucho el amor, para que, comsumándose aquí el alma, no se detenga mucho acá o allá sin verle cara a cara» <3>… Consagración a la Santa Faz ¡Oh Faz adorable de Jesús!, ya que has querido elegir nuestras almas de manera especial para entregarte a ellas, venimos a consagrarlas a ti… Nos parece, Jesús, oír que nos dices: «Abridme, hermanas mías, esposas mías queridísimas, que tengo la Faz cubierta de rocío y los cabellos del relente de la noche». Nuestras almas comprenden tu lenguaje de amor, nosotras queremos enjugar tu dulce Faz y consolarte del olvido de los malvados. A sus ojos, tú estás todavía escondido, te consideran como objeto de desprecio… ¡Oh Faz más bella que los lirios y las rosas de primavera <4>, tú no estás escondida a nuestros ojos… Las lágrimas que velan tu mirada divina nos parecen diamantes preciosos que queremos recoger para con su valor infinito comprar las almas de nuestros hermanos. De tu boca adorada hemos escuchado la amorosa queja. Y sabiendo que la sed <5> que te consume es una sed de amor, quisiéramos, para poder apagártela, poseer un amor infinito… Esposo amadísimo de nuestras almas, si tuviésemos el amor de todos los corazones, todo ese amor sería para ti… Pues bien, danos tu ese amor y ven a apagar tu sed en tus pobres esposas… Almas, Señor, tenemos necesidad de almas <6>…, sobre todo de almas de apóstoles y de mártires, para que gracias a ellas podamos iluminar con tu Amor a la multitud de los pobres pecadores. ¡Oh Faz adorable, lograremos alcanzar de ti esta gracia! Olvidándonos de que estamos desterradas junto a los canales de Babilonia, te cantaremos al oído las más dulces melodías, y como tú eres la verdadera, la única Patria de nuestros corazones, esos nuestros cantos no serán cantados en tierra extranjera. ¡Oh Faz adorada de jesús!, mientras esperamos en día eterno en que contemplaremos tu gloria infinita, nuestro único deseo es hechizar tus divinos ojos escondiendo también nosotras nuestro rostro para nadie aquí en la tierra pueda reconocernos… Tu mirada velada: he ahí nuestro cielo <7>, Jesús. Firmado:

T. del N. Jesús y de la Santa Faz

M. de la Trinidad y de la Santa Faz de Sta. T. María de la Santa Faz

NOTAS Or 12 - CONSAGRACIÓN A LA SANTA FAZ Doc.: autógrafo. -Fecha: 6 de agosto de 1896. -Compuesto para: ella misma, sor Genoveva y sor María de la Trinidad. -Publ.: HA 98, pp. 160-161, sin el rº; para éste último: Mss I, pp. 20 s. - Las palabra en cursiva fueron escritas por Teresa con tinta roja. Esta oración fue compuesta para el 6 de agosto, fiesta de la Transfiguración. Teresa eligió esta fecha para consagrarse solemnemente a la «Faz adorable de Jesús» junto con sus compañeras de noviciado que llevaban el nombre «de la Santa Faz». Una primera versión, con importantes variantes aparece reproducida en Prières, pp. 124s. - La oración está escrita al dorso de un cartoncito de 13 por 9 cm. En el anverso, una reproducción de la Santa Faz de Tours, rodeada de tres medallones ovales dispuestos en semi-corona, y dentro de ellos las fotografías de las firmantes cuyos nombres se reproducen.

<1> Teresa pone las iniciales de los nombres de pila de cada una de ellas: «C» para sor Genoveva (Celina); «L. J.» (Luisa Josefina) para María de la Trinidad; «María F.» (María Francisca) para sí misma. Sor Genoveva de Santa Teresa se llamaba originariamente «María de la Santa Faz» (cf. LT 174), y sor María de la Trinidad «María Inés de la Santa Faz» (cf. PN 11 PN 12). Esta última tenía desde la infancia una marcada devoción a la Santa Faz. Teresa fue la primera carmelita de Lisieux que llevó el «título de nobleza» (cf. LT 118) «de la Santa Faz», así como también el «del Niño Jesús».

<2> SAN JUAN DE LA CRUZ, CSB 29,1. Es la primera vez que esta cita aparece en los Escritos. Se repetirá en MSB 4vº; LT 221 LT 245.

<3> ID., Llama de amor viva, canción 1, n. 28. (Teresa señalará este pasaje con una cruz a lápiz, ya en la enfermería, en 1897; cf. UC, pp. 419-420). Hay que hacer notar que si Teresa no cita estas palabras del Santo hasta 1896-1897, sí las está viviendo ya desde hace años; cf. CJ 727,5.

<4> Teresa se inspira aquí en las Letanías de la Santa Faz: «¡Oh Faz adorable, más fresca que las rosas de primavera!».

<5> Este versículo (Jn 19,28) está en el origen del ardor apostólico de Teresa; cf. MSA 45vº, MSA 46vº. Algunas semanas más tarde, en el Manuscrito B (8/9/96 ), esta dimensión apostólica se expresará en su dimensión universal. Cf. también PN 20.

<6> La mayor parte de los libros de oraciones de Tours proponen un «Grito de amor» en el que se lee: «¡Almas! ¡Almas! ¡Tenemos necesidad de almas!».

<7> Este final es como un eco de PN 12: Mi cielo en la tierra (12 de agosto de 1895) y de PN 21: Mi cielo (7 de junio de 1896); entre estas dos poesías se sitúa la entrada de Teresa en la noche de la fe.


13

Or 13 «Padre eterno, tu Hijo único»

Todo lo que pidáis al Padre en mí nombre os lo concederá… Padre eterno <1>, tu Hijo único, el dulce Niño Jesús, es mío, porque tú me lo diste <2>. Te ofrezco los méritos infinitos de su divina infancia, y te pido en su nombre que llames a las alegrías del cielo a innumerables falanges de niñitos que sigan eternamente al divino Cordero.

NOTAS Or 13 a 16 Doc.: autógrafo. -Fecha: verano (?) de 1896. -Publ.: HA 07, p. 305 (Ora 13 y 15); HA 98, p. 260 (PRI 14 PRI 16). Por exigencias del análisis, hemos separado estas cuatro oraciones (PRI 13-16) que Teresa había reunido en una misma estampa de su breviario. Para ella, se trata de algo así como un carnet de identidad que resume su nombre religioso. Las compuso para sí misma, sin duda durante el verano de 1896. En el dorso de la cartulina (8'6/12'8cm) está pegada una imagen del Jesús adolescente (4'9/6'5); en los dos ángulos superiores se encuentra el texto del la PRI 13; abajo, el texto de PRI 14. Al dorso, una imagen de la Santa Faz (3'1/4'4) idéntica a la de PRI 12. Arriba, en los márgenes, el texto de PRI 15; abajo, el texto de PRI 16.

NOTAS Or 13 - PADRE ETERNO, TU HIJO ÚNICO

<1> Este calificativo es excepcional en Teresa (aquí y en Or 15); escribe más bien «Padre celestial» (LT 107 LT 247 MSC 34rº/vº), «Padre santo» (MSC 34vº), «Padre misericordioso» (LT 220).

<2> Podemos pensar en san Juan de la Cruz y su Oración del alma enamorada: «Míos son los cielos y mía es la tierra (…) Cristo es mío y todo para mí». Escuchamos también un eco del Acto de Ofrenda, que Teresa repita «con mucha frecuencia». Cf. también LT 137.


14

Or 14 [Al Niño Jesús]

Yo soy Jesús de Teresa <1> ¡Niñito Jesús <2>!, mi único tesoro, yo me abandono a tus divinos caprichos, y no quiero otra alegría que la hacerte sonreír. Imprime en mí tu gracia <3> y tus virtudes infantiles <4>, para que en el día de mi nacimiento para el cielo <5> los ángeles y los santos reconozcan a mí a tu pequeña esposa, Teresa del Niño Jesús

NOTAS Or 14 - AL NIÑO JESÚS

<1> Es la respuesta del «niño» que un día encontró Teresa de Ávila en un claustro; cf. OTILIO RODRIGUEZ, Leyenda áurea teresiana, Madrid, Espiritualidad, 1970, p. 2.

<2> Teresa tiene ante los ojos un Niño Jesús de uno doce años. Con el dedo índice izquierdo muestra su corazón y con el derecho apunta hacia el cielo; este detalle conmueve a Teresa en plena prueba de la fe. Lo seguirá teniendo ante los ojos en la enfermería; cf. CJ 725,4.

<3> Expresión sacada del Cántico espiritual: «Cuando tú me mirabas, / su gracia en mí tus ojos imprimían…» Es sabido cuánto le gustaban a Teresa estas estrofas (CSB 32 CSB 33 CSB 36). Una vez más hay que señalar la gran importancia de san Juan de la Cruz en el itinerario espiritual de Teresa en este verano de 1896. Es ésta, en efecto, la cuarta vez que se inspira en los pensamientos del Santo para actualizar imágenes del breviario: Glosa a lo divino (LT 188PRI 12

<4> Tenemos que recordar que no se trata de ninguna clase de amaneramiento, sino de esas «humilde virtudes» (PN 35,3) contrarias a la virtud orgullosa proclamada por Lucifer poco antes ((RPT 7,0, El triunfo de la humildad). Este texto -la PRI 14- ocupa, entre las Oraciones, el lugar del «niñito», o el del pajarillo» del Ms B, casi contemporáneo de aquél. Cf. PN 8, nota 4.

<5> Es el «dies natalis» del Martirologio, cuya lectura en francés Teresa escuchaba todas las noches en el refectorio. Y es éste el único lugar donde habla de su muerte en estos términos.


15

Or 15 «Padre eterno, ya que me has dado»

«Así como en un reino con la efigie del príncipe se obtiene todo lo que se desea, así también con la moneda preciosa de mi santa humanidad, que es mi Faz adorable, obtendréis cuanto queráis <1>».

(N.S. a sor María de San Pedro)Padre eterno, ya que me has dado por herencia la Faz adorable de tu divino Hijo, yo te la ofrezco, y te pido, a cambio de esta Moneda infinitamente preciosa, que olvides las ingratitudes de las almas que se han consagrado a ti y que perdones a los pobres pecadores.

NOTAS Or 15 - PADRE NUESTRO, YA QUE ME HAS DADO

<1> Transcripción simplificada de unas palabras interiores que escuchó sor María de San Pedro (el 28/10/1845), citadas en su Vie, p. 234, y que se convirtieron en la séptimo de las «Promesas de Nuestro Señor» a quien honrare su Santa Faz. Varias de las expresiones que utiliza Teresa en este registro de su Breviario provienen de esta fuente («Padre eterno», imprimir… su divina semejanza»).


16

Or 16 [A la Santa Faz]

Yo soy Jesús de Teresa <1> ¡Oh Faz adorable de Jesús, única Hermosura que cautiva mi corazón!, dígnate imprimir en mí tu divina semejanza, para que no puedas mirar el alma de tu humilde esposa sin contemplarte a ti mismo <2>. ¡Oh Amado mío!, yo acepto, por tu amor, no ver aquí abajo la dulzura de tu mirada ni sentir <3> el inefable beso de tu boca; pero te pido que me abrases en tu amor, a fin de que me consuma rápidamente <4> y haga aparecer pronto ante tu presencia a Teresa de la Santa Faz


NOTAS Or 16 - A LA SANTA FAZ

<1> Teresa se apropia audazmente y hace una transposición de la palabra que atañe a Jesús niño. Y de la anécdota pasa al misterio del nombre, poniendo a la par las dos expresiones que forman su apellido: Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz.

<2> Encontramos de nuevo el Cántico Espiritual, canción 36, explicación del Allí. 2: «Que da tal manera esté yo transformada en tu hermosura, que, siendo semejante en hermosura, nos veamos entrambos en tu hermosura, teniendo ya tu misma hermosura…» (CS).

<3> «No ver… ni sentir»: actitud fundamental en Teresa, que se acentúa todavía más con la prueba de Pascua de 1896. «Por amor» acepta verse privada de las manifestaciones sensibles del amor.

<4> Expresión inspirada en san Juan de la Cruz, quien escribe no obstante: «consumiéndose rápidamente» (cf. PRI 12).


17

Or 17 «Señor Dios de los ejércitos»

Oración inspirada por una estampa que representa a la Venerable Juana de Arco Señor Dios de los ejércitos, que nos dijiste en el Evangelio: «No he venido a sembrar paz, sino espadas» <1>, ármame para la lucha. Ardo en deseos de combatir por tu gloria, pero te pido que fortalezcas mi valor… Así podré exclamar con el santo rey David: «Tú solo, Señor, eres mi escudo, tú adiestras mis manos para el combate…»

¡Amado mío!, sé muy bien a qué combate me tienes destinada, y que no es en los campos de batalla <2> donde tendré que luchar…Yo soy prisionera de tu amor, voluntariamente he remachado la cadena que me une a ti y que me separa para siempre del mundo que tú maldijiste <3>… Mi espada no es otra que el Amor; con ella arrojaré del reino al extranjero y te haré proclamar Rey de las almas <4> que no quieren someterse a tu divino poder. Es cierto, Señor, que no necesitas de un instrumento tan débil como yo; pero, como dijo Juana, tu virginal y valiente esposa: «Para que Dios dé la victoria, hay que luchar» <5>. Pues bien, Jesús mío, yo lucharé por tu amor hasta la tarde de mi vida <6>. Puesto que tú no has querido gozar de descanso en la tierra, yo quiero seguir tu ejemplo, esperando que así se realice en mí aquella promesa que salió de tus divinos labios: «El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo allí estará también mi servidor, y mi Padre lo honrará».

Estar contigo, estar en ti, ése es mi único deseo…La certeza que tú me das de que esto se realizará me hace soportar el destierro, a la espera del día radiante del cara a cara eterno…

Ora 17 - SEÑOR DIOS DE LOS EJÉRCITOS Doc.: CE II, 175rº/vº. -Fecha: 1896-1897. -Publ.: HA 07, pp. 306-307 (retocada); Prières 1988, p. 50 s La crítica interna permite fechar esta oración durante el invierno de 1896-1897 (cf. Prières, pp. 133 s). Durante este invierno, la tuberculosis avanza y va minando las fuerzas de Teresa que presiente cercana su muerte. Además, la atormentan las tentaciones contra la fe. En esta lucha solitaria, vuelve los ojos hacia Juana de Arco. ¿A qué estampa de Juana de Arco se refiere el título (que no es de Teresa, sino de la copia de los Procesos)? Las palabras «prisionera» y cadena» inclinarían a pensar que se trata de VTL nº 13, Juana (= Teresa) en la prisión.

<1> Cf. BT, pp. 164 s. El texto repetirá más adelante. «Mi espada» Sobre esta imagen, puede verse el fascículo Mes Armes (1895), pp. 102 y 121s.

<2> Cf. MSB 2vº y LT 224. La palabra «batalla» aparece 13 veces en los Escritos, y se repite sobre todo en 1896-1897 (nueve veces).

<3> Única vez que esta expresión aparece en la pluma de Teresa. Se trata del «mundo» en sentido joánico (cf. Jn 17).

<4> La misma idea en LT 224, donde Teresa hace una transposición explícita de la misión de Juana.

<5> Réplica histórica de Juana a los jueces durante su proceso.

<6> Cf. la afirmación fuerte de Teresa en CJ 809,1.


18

Or 18 Santos Inocentes y San Sebastián

¡Santos Inocentes <1>, que mi palma y mi corona se parezcan a las vuestras! ¡San Sebastián <2>, alcánzame tu amor y tu valor, para que yo pueda combatir como tú por la gloria de Dios…! Glorioso soldado de Cristo <3>, tú que peleaste victoriosamente por la gloria del Dios de los ejércitos y que alcanzaste la palma y la corona del martirio, escucha mi secreto <4>: «Como el angelical Tarsicio <5>, yo también llevo al Señor». No soy más que una niña, y sin embargo tengo que luchar continuamente para conservar el Tesoro inestimable que se esconde en mí alma… Con frecuencia debo enrojecer con la sangre de mi corazón <6> la arena del combate… ¡Poderoso guerrero!, sé tú mi protector, sostenme con tu brazo victorioso y no temeré a las fuerzas enemigas. Con tu ayuda, lucharé hasta la tarde de la vida. Entonces me presentarás a Jesús, y recibiré de su mano la palma que tú me ayudaste a conquistar…


Or 18 – SANTOS INOCENTES Y SAN SEBASTIÁN Doc.: autógrafo. -Fecha: finales de 1896-comienzos de 1897 (?). Compuesto para: sor Genoveva. -Publ.: NV 1927, pp. 213 s. e HA 53, pp. 258s. Estampa con orla de encaje (11'9/8'2 cm) que representa a un soldado («San Sebastián») prestando auxilio a Tarsicio, y dos angelitos («los santos Inocentes») que presentan la palma y la corona. Arriba, se puede ver un copón con una hostia resplandeciente y estos dos versos en el grabado: «A este soldado valiente, cuyo corazón conoce, / dice el niño su secreto: 'Llevo al Señor'». Esta oración fue compuesta para sor Genoveva (tal vez para el primer aniversario de su profesión, el 24 de febrero de 1897).

<1> Sobre este tema, cf. (RPT 2,2rº; RPT 6,5rº y RPT 9,0rº; LT 182 PN 28 (28/12/1896).

<2> Este santo tan popular es uno de los héroes de Fabiola, obra muy leída en los Buissonnets. A partir de 1893, la madre Inés comparaba a Celina con san Sebastián (a quien esta última tenía especial devoción) Teresa incluye a este guerrero en el cortejo de honor de la profesión de Celina (LT 182). Ya en su lecho de muerte, el 20 de enero de 1959 (día de la fiesta del santo), sor Genoveva cantará una vez más: «¡Oh gran san Sebastián, a quien Dios no niega nada!».

<3> Cf. PN 31,5, compuesta en enero de 1897.

<4> Teresa retoma por su cuenta el texto impreso en el anverso de la estampa.

<5> Adolescente de la iglesia de Roma que murió mártir (hacia el 225) mientras llevaba la eucaristía en secreto a los cristianos presos: al tropezar con unos paganos, se negó a entregársela y fue asesinado.

<6> Cf. PN 36,23. En la estampa Teresa pintó más sangre de la que había en el modelo. Toda esa frase tiene un alcance autobiográfico: también Teresa lucha «hasta la sangre» contra la tentación; cf. PRI 19.


19

Or 19 [Acto de fe]

Dios mío, con la ayuda de tu gracia estoy dispuesta a derramar toda mi sangre por profesar mi fe (Otra lectura: por todos y cada uno de los artículos del Símbolo).

NOTAS Or 19 - ACTO DE FE

Doc.: autógrafo. -Fecha: junio-julio (?) 1897. -Publ.: Le Triomphe de l'Humilité, p. 114. Fecha propuesta de acuerdo a la caligrafía y al contenido. El original de esta oración, escrita a lápiz, se encuentra en un trozo del margen de una carta (2/9 cm. aproximadamente), rasgado de manera irregular. Desde Pascua de 1896, la fe de Teresa en la vida eterna está sometida a una dura prueba. Durante los ejercicios espirituales del mes de octubre de 1896, se abre con el P. Godofredo Madeleine, quien le aconseja escribir el Credo y llevarlo sobre su pecho. Entonces, Teresa escribe, con su propia sangre, el Símbolo de los Apóstoles y lo pega al final de su evangelio. En 1897, las tinieblas se hacen más espesas. El 9 de junio, escribe: «Creo que he hecho más actos de fe de un año a esta parte que en toda mi vida. Cada vez que se presenta el combate (…), corro hacia Jesús y le digo que estoy dispuesta a derramar hasta la última gota de mi sangre por confesar que existe un cielo» s C 7rº). Cf. también CJ 807,4

p. 142.La madre Inés manifestó a sor Luisa de Jesús (carmelita de Lisieux desde 1919 hasta 1982) que Teresa se sentía en ocasiones asaltada con tal violencia por el espíritu de blasfemia, que se mordía con fuerza los labios para no proferir las palabras blasfemas que muy a su pesar le venían a la mente (tradición oral, DCL).


20

Or 20 Oración para alcanzar la humildad

16 de julio de 1897 ¡Jesús! Jesús, cuando eras peregrino en nuestra tierra, tú nos dijiste: «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón <1>, y vuestra alma encontrará descanso». Sí, poderoso Monarca de los cielos, mi alma encuentra en ti su descanso al ver cómo, revestido de la forma y de la naturaleza de esclavo, te rebajas hasta lavar los pies a tus apóstoles. Entonces me acuerdo de aquellas palabras que pronunciaste para enseñarme a practicar la humildad: «Os he dado ejemplo para que lo que he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis. El discípulo no es más que su maestro… Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica». Yo comprendo, Señor, estas palabras salidas de tu corazón manso y humilde, y quiero practicarlas con la ayuda de tu gracia. Quiero abajarme con humildad y someter mi voluntad a la de mis hermanas, sin contradecirlas en nada y sin andar averiguando si tienen derecho o no a mandarme <2>. Nadie, Amor mío, tenía ese derecho sobre ti, y sin embargo obedeciste, no sólo a la Virgen Santísima y a san José, sino hasta a tus mismos verdugos. Y ahora te veo colmar en la hostia la medida de tus anonadamientos <3>. ¡Qué humildad la tuya, Rey de la gloria, al someterte a todos tus sacerdotes, sin hacer alguna distinción entre los que te amen y los que, por desgracia, son tibios o fríos en tu servicio…! A su llamada, tú bajas del cielo; pueden adelantar o retrasar la hora del santo sacrificio, que tú estás siempre pronto a su voz… ¡Qué manso y humilde de corazón me pareces, Amor mío, bajo el velo de la blanca hostia! Para enseñarme la humildad, ya no puedes abajarte más. Por eso, para responder a tu amor, yo también quiero desear que mis hermanas me pongan siempre en el último lugar y compartir tus humillaciones, para «tener parte contigo» en el reino de los cielos. Pero tú, Señor, conoces mi debilidad. Cada mañana tomo la resolución de practicar la humildad, y por la noche reconozco que he vuelto a cometer muchas faltas de orgullo. Al ver esto, me tienta el desaliento, pero sé que el desaliento es también una forma de orgullo. Por eso, quiero, Dios mío, fundar mi esperanza sólo en ti. Ya que tú lo puedes todo, haz que nazca en mí alma la virtud <4> que deseo. Para alcanzar esta gracia de tu infinita misericordia, te repetiré muchas veces: «¡Jesús manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo!»


NOTAS Or 20 - ORACIÓN PARA ALCANZAR LA HUMILDAD Doc.: CE II, 181vº/183rº. -Fecha: 16 de julio de 1897. -Compuesta para: sor Marta. -Public.: HA 07, pp. 307-308 (retocada); Prières 1988, p. 53. Esta oración fue compuesta para sor Marta de Jesús, con ocasión de sus treinta años, el 17 de julio de 1897 (confirmado por la LT 256). La condición de conversa de esta última la expone a que cualquiera de las hermanas le mande lo que sea, y su espíritu de contradicción le hace difícil la obediencia. Por eso Teresa la invita a mirar a «Jesús, manso y humilde de corazón». En esa época, Teresa no usa ya otro lenguaje con las novicias, María de la Trinidad (LT 264), María de la Eucaristía (UC, p. 698) y sobre todo sor Genoveva (LT 243).

<1> Esta frase, que se repite por tres veces en la oración, ayudaba a vivir a Teresa, especialmente en las últimas semanas (Cf. CJ 515,3).

<2> Im II,49,7 y CSG, p. 118.

<3> Única vez que se emplea esta palabra en los Escritos.

<4> Cf. CJ 806,8 CJ 807,4.


21

Or 21 «Si yo fuese la Reina del cielo»

¡¡¡María, si yo fuese la Reina del cielo y tú fueras Teresa, quisiera ser Teresa para que tú fueses la Reina del cielo…!!!

8 de septiembre de 1897.

NOTAS Or 21 - SI YO FUERA LA REINA DEL CIELO Doc.: autógrafo. -Fecha: 8 de septiembre de 1897. -Publ.: fuera de texto, HA 07, pp. 48-49 (facsímil retocado); Lettres 1948, pp. 438 s. Este 8 de septiembre es un día de calma momentánea y de tranquilidad para Teresa, enferma; cf. CJ 908 Pide «volver a ver la imagen de Nuestra Señora de las Victorias, a la que había pegado la florecita que le dio (su) padre cuando le permitió entrar en el Carmelo» (sor Genoveva, PO, p. 309). Fue en esa ocasión cuando escribió al dorso, con mano temblorosa, esta última Oración: «Fueron las últimas líneas que escribió en la tierra». Esta Or 21, un poco alambicada a primera vista, y por tanto sorprendente en Teresa, ha sido considerada como inspirada en estas palabras atribuidas comúnmente a san Agustín: «Señor, mi alma se alegra inmensamente cuando piensa que eres Dios; pero si, por un imposible, pudiera darse que Agustín fuese Dios y que tú fueses Agustín, preferiría que tú fueses Dios a que lo fuese Agustín». Esta anécdota la cuenta el P. Ribadeneira en la Vie des saints et fêtes de toute l'année. Había costumbre de leer esta Vie des saints en el refectorio, en tiempos de Teresa. Es probable que la madre Inés le haya vuelto a leer algo en la enfermería para la fiesta de san Agustín, el 28 de agosto. Por otra parte, esta Or 21 evoca una idea que le gustaba mucho a Teresa: «Querida Virgen Santísima, me parece que yo soy más dichosa que tú, porque yo te tengo a ti por Madre, mientras que tú no tienes a una Santísima Virgen a quien amar» (LT 137, del 19 de octubre de 1892, idea que se repite de otra forma en CJ 811,4). Hay ahí una especie de cambio de identidad, expresado en un grito de amor.

FIN DE LAS ORACIONES






ORACIONES-Teresa del Niño Jesús 9