Aquino - PRIMERA TIMOTEO





COMENTARIOS DE SANTO TOMAS DE AQUINO A TODAS LAS EPÍSTOLAS DE SAN PABLO

S. Thomae Aquinatis Doctoris Angelici in omnes S. Pauli Apostoli Epístolas Commentaria

Petri Marietti

1896

SANTO TOMAS DE AQUINO

COMENTARIO A LA PRIMERA EPÍSTOLA DE SAN PABLO A TIMOTEO

Traducción Castellana del Texto Latino por J.I.M.

EDITORIAL TRADICIÓN, S. A. MÉXICO,1977

Derechos reservados (c) en cuanto a la traducción castellana por Editorial Tradición, S. A.

Av. Sur 22 No. 14 (entre Oriente 259 y Canal de San Juan), Col Agrícola Oriental. México 9, D. F.

Primera edición; Julio de 1977.-2,000 ejemplares.

COMENTARIO a la PRIMERA EPÍSTOLA TIMOTEO

Título del original latino: Sancti Thomae Aquinatis Doctoris Angelici super Primam Epistolam Sancti Pauli Apostoli ad Timotheum

1
PROLOGO

"La potestad de la tierra está en manos de Dios -execrable le es toda iniquidad- y El a su tiempo suscitará quien la gobierne útilmente" (Eclesiástico X,4).

Como nacidas vienen estas palabras para la materia de esta carta; pues primero instruyó a la 1glesia en lo tocante a su unidad; aquí a los que son como sus miembros principales, sus gobernadores y rectores; en cuya instrucción y utilidad es pertinente reparar.

En Dios está la instrucción, y esto

a) porque de El mismo procede. "No hay potestad que no provenga de Dios" (Romanos 13,1);

b) porque a esta regla divina se ha de ajustar. "Por Mí reinan los reyes y decretan los legisladores leyes justas" (Proverbios 8,15);

c) porque a tenor de la disposición de Dios asienta la potestad su fundamento. "El muda los tiempos y las edades; traslada los reinos y los afirma" (Daniel 2,21).

Demuéstrase otrosí su utilidad porque, siendo execrable toda iniquidad, ha sido establecida para tener a raya la maldad humana. "No se puso la ley, o sus penas, para el justo" (I Timoteo,1,9).

Con triple respecto han de haberse los regidores y gobernadores para con lo malo:

1. que lo aborrezcan de corazón, (como en tiempo de Onías);

2. que prohiban se cometa. "El rey sabio disipa los impíos" (Pr 20);

3. que castiguen los hechos delictuosos, "siendo, como son, ministros de Dios, para ejercer su justicia, castigando ál que obra mai" (Romanos 13. 4).

Para 3 cosas, que hace notar el Eccli. 49,17, sobre José, nacido para ser el príncipe de sus hermanos, es útil el gobernador:

a) para príncipe, para que sea por el poder el sostén de su pueblo;

b) guía de sus hermanos, dirigiéndolos por medio de la sabiduría;

c) y firme apoyo de su pueblo, para reprimir lo injusto por la justicia; "porque Tú salvas al pueblo humilde, pero humillas los ojos altaneros" (Ps 17,28)

Y así se pone de manifiesto que la materia de estas cartas está destinada a la instrucción de los gobernantes del pueblo fiel, entre quienes llevan la preferencia los del orden espiritual, como los prelados de las iglesias, a quienes instruye primero; otros en el temporal, a quienes amonesta en segundo lugar; y esto en la Carta a Filemón. Y en proporción a las 3 cosas que tocan al prelado: gobernar al pueblo, padecer por el pueblo que le está sujeto, castigar a los malos, así 3 son las Cartas,2 a Timoteo y una a Tito, en las cuales, respectivamente y por su orden, los 3 puntos de arriba se desenvuelven: el lo. en la primera; el 2o. en la segunda, donde trata del martirio; el 3o. en la Carta a Tito, donde trata y enseña el modo de evadir el trato de los herejes, como también se hace patente en los argumentos de las Cartas.


CAPUT 1

2
(
1Tm 1,1-2)

LECTIO 1: Ad 1 Timotheum 1,1-2

A diferencia de otras cartas, deséale aquí a su Timoteo gracia, misericordia y paz, porque han menester los prelados de muchos dones y virtudes.

1. Paulus Apostolus 1esu Christi, secundum imperium Dei Salvatoris nostri, et Christi 1esu, spei nostrae.2. Timotheo dilecto filio in fide: gratia, et misericordia, et pax a Deo patre in Christo 1esu Domino nostro.

Divídese esta Carta en salutación y narración epistolar. Cuanto a lo primero, pónese la persona que saluda, la saludada, los bienes que le desea. Y describe la persona que saluda:

a) por el nombre, Pablo; cosa conveniente a la autoridad por 2 razones, correspondientes a los 2 elementos que intervienen en ei apostolado: a saber, la altura de la potestad a que son exaltados los humildes. "Siendo tú tan pequeño a tus ojos, fuiste hecho cabeza de las tribus de 1srael" (I Samuel XV,17). Y Pablo auiere decir pequeño. Asimismo la claridad de la sabiduría que comunica el Señor a los pequeñitos;

b) por la autoridad, porque es Apóstol, esto es, enviado. "El sello de mi apostolado lo sois vosotros en el Señor" (1Co 9,2);

c) por el origen de esta autoridad: "de Jesucristo, por mandado de Dios". "Separadme a Saulo y Bernabé para la obra a la que los tengo destinados" (Ac 13,2).

De donde manifiestamente se ve que los prelados, por necesidad de precepto, están obligados a lo tocante a su propio oficio; "pues desventurado de mí, si no predicase el Evangelio" (1Co 9,16).

-"Y de Cristo Jesús, nuestra esperanza", que és nuestra esperanza, para que vayamos a El. "Tengo deseo de verme libre de las ataduras de este cuerpo, y estar con Cristo" (Ph. 1,231. O de nuestra esperanza, porque esperamos, por su medio, alcanzar los bienes eternos. "Nos ha regenerado con una viva esperanza", "a fin de que, por el consuelo de las Escrituras, mantengamos firme la esperanza" (Pedro 1; Rm 15,4).

La persona saludada la describe:

lo. por el nombre, Timoteo;

2o. por el afecto, llamándole querido; "porque no tengo ninguna persona tan unida de corazón y espíritu conmigo como él" (Ph 2,20);

3o. por la filiación, denominándole hijo en la fe, es decir, convertido por él. "He enviado a vosotros a Timoteo, el cual es hijo mío carísimo y fiel en el Señor" (1Co 4,17)

Pone a continuación los bienes deseados e indica de quién dimanan. Y es de saber que, a diferencia de las otras cartas en que sólo 2, aquí 3 cosas desea, porque los prelados necesitan de muchas. Por eso dice:

-"gracia y misericordia", primero para sí, luego para los demás. Y tómase aquí la misericordia por la remisión de los pecados, porque ésta procede de la misericordia de Dios; empero la gracia por la función de las gracias que han menester los prelados. O entiéndase gracia, como en otros lugares, por la gracia justificante; mas la misericordia por el don divino que da a quien lo posee, en los car.ismas divinos, el más alto sitial. "La gracia y misericordia de Dios para con sus santos y providencia particular con sus escogidos" (Sabiduría 4,15).

-"y la paz" contigo y por tu medio con los demás. "Traerán los montes paz" (Ps 7|,3). Pero ¿de dónde? De Dios, para que la den al pueblo. Toda dádiva preciosa y todo don perfecto de arriba viene, puesto que desciende del Padre de las luces" (Santiago 1,17);

-"y de Nuestro Señor Jesucristo", esto es, "por quien nos ha dado las grandes y preciosas gracias que había prometido" (2P 1,4).

3
(
1Tm 1,3-6)

LECTIO 2: Ad 1 Timotheum 1,3-6

Enseña que no malgasten lastimosamente el tiempo, ni una brizna siquiera en las fábulas e interminables genealogías hebraicas, sino empléense más bien en practicar la caridad.

Aquí empieza la narración epistolar, y esta carta es como una regla pastoral, que entrega el Apóstol a Timoteo, para instruirlo en todo lo concerniente al régimen de los prelados y con el orden a que apunta la intención.

Así pues, lo. lo instruye sobre la administración de las cosas espirituales; 2o. sobre de las temporales. Otrosí, pertenece al prelado:

a) enseñar lo que atañe a la forma de la fe, para que ésta no padezca detrimento en los subditos. "Yo he rogado por ti a fin de que tu fe no perezca; y tú, cuando te conviertas, confirma en ella a fus hermanos";

b) instruirlos en lo concerniente al culto de Dios, que no puede serlo si la fe no es recta; y así, por su orden, los instruye sobre la fe, sobre el culto de Dios, sobre la institución de los oficios.

Es de saber que en la primitiva 1glesia hubo un error peligroso, de quienes decían que los preceptos legales debían observarse a la par con el Evangelio; error a que el Apóstol cierra la puerta, señalando la condición de la ley y probándolo por la experiencia propia.

Cuanto a lo primero demuestra lo que de la ley es inadmisible, lo que es aceptable, la condición de la ley. Lo que tiene de inadmisible la ley son las torcidas añadiduras de otros, no lo dado por Dios, a no ser que carnalmente se entienda. A las fábulas falsas hay que darles con la puerta en los ojos; porque estas tradiciones judaicas y genealogías interminables "son más propias para excitar disputas que para formar por la fe el edificio de Dios".

Digo, pues, que debes obrar, "como te rogué", no embargante haberte podido ordenar con imperio. "¿Te han puesto a gobernar a otros? No te engrías, sino pórtate entre eüos como uno de tantos".

-"para que hicieses entender a ciertos fulanos". O, de otra manera: 2 cosas tocan al prelado:

a) que vaya a la mano a los falseadores de la buena doctrina, "no enseñasen doctrina diferente a la nuestra"; porque "cualquiera que os anuncie un Evangelio diferente del que habéis recibido sea anatema" (Gálatas 1,9); o, como dice el Deut. 4,2: "no añadáis a las palabras que Yo os hablo, ni quitéis nada de ellas".

b) o, caso que algunos enseñasen falsedades, prohiba al pueblo les dé oídos; por eso dice: "ni se ocupasen en fábulas y genealogías interminables". Hubo ciertos herejes que, por ojeriza contra el Antiguo Testamento, afirmaban que el Apóstol lo rechazaba y se mofaba de sus historias apellidándolas fábulas y genealogías interminables; cuya confutación tiene a la mano San Agustín replicándoles que el Apóstol se vale de las historias y genealogías del Antiguo Testamento. Así, por ejemplo, en Gálatas 4: Abraham tuvo 2 hijos... de las cuales no se sirviera si las reprobara.

Dice pues: fábulas, no la ley dada por escrito, sino de boca, a saber, el Talmud; no lo que Moisés transmitió de viva voz, mas lo que añadieron otros; mentecateces fabulosas, como que Adán tuvo otra mujer, de la cual, dicen, nacieron los demonios. Por seguir esas tradiciones, recrimina Jesucristo a los fariseos: "habéis echado por tierra el mandamiento de Dios" (Mateo XV,6)) Y de las fábulas dice el mismo San Pablo que a ellas aplicarán sus oídos los hombres que, por comezón de novedades, no pudiendo sufrir la sana doctrina, los cerrarán a la verdad (II Timoteo 4,3); y la razón es porque "son más propias para excitar disputas", pleitos, "más que para formar por la fe el edificio de Dios", es a saber, cuando alguno queda confirmado en la verdad de la fe, blanco a que debe apuntar toda doctrina.

-"Pues el fin de los mandamientos"... La ley antigua dícese ley de los mandamientos, porque en mandatos y preceptos está contenida; "ley de ritos que abolió con sus preceptos evangélicos Jesucristo" (Efesios 2,1 5). Hay, pues, que mantener en primer lugar la caridad, que es el fin a que se ordenan todos los mandamientos de la ley. "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón..." "En estos 2 mandamientos está cifrada toda la ley y los profetas" (Mateo 22,37).

Mas ¿cómo se entiende que la caridad es el fin del precepto? Para esto tener presente:

1o. que todos los preceptos de la ley son de actos de virtudes y que por todos los actos de las virtudes ordénase un hombre para con otro;

2o. que el objeto de una virtud es el fin de otra virtud; porque, cuando una potencia es para algún fin, todo lo de su pertenencia o del mismo género ordénase a ella como a su fin; así como al arte ecuestre ordénase el de hacer frenos, porque es su fin, y éste al jinete o general.

Pero las virtudes teológicas tienen por objeto el último fin; las otras lo que gira en derredor del fin. Todas, pues, las virtudes, enderézanse a las teológicas como a su fin; pero entre las teológicas es más partícipe de la razón del fin aquella que se halla más cercana del postrero. Mas la fe lo apunta con el dedo, la esperanza hace tender a él, la caridad traba y une. Luego todas ordénanse a la caridad, y así dícese la caridad el fin de los mandamientos.

Mas como aquello que se endereza al fin dispone para el fin, y los preceptos se enderezan a la caridad, luego disponen a la caridad. Por eso dice: "de un corazón puro". Pues para esto, para que el corazón sea puro, se dan los preceptos de las virtudes, algunas de las cuales ordénanse al modo de enderezar las pasiones, cuya materia, a saber, de las virtudes, son las pasiones; como la templanza, que pone orden y concierto en la concupiscencia, la mansedumbre en las iras, en los temores y audacias la fortaleza. Y como por estas pasiones se altera y enturbia la pureza del corazón, por eso estas virtudes tornan puro el corazón.

Mas ¿por ventura es éste requisito para la caridad? Respondo que sí; pues no es posible que el corazón impuro esté pronto para la caridad, ya que cada uno ama lo que dice con su complexión. El corazón impuro ama lo que viene cortado al talle de su pasión; luego ha de estar desembarazado del estorbo de las pasiones. "Por eso las doncellitas te quieren tanto" (Cantares 1,2).

Otras virtudes hay que enderezan al hombre para con su prójimo, y de ahí se sigue que tenga buena conciencia, porque no hace a otro lo que no quiere para sí. "Haced con los demás todo lo que deseáis se haga con vosotros" (Mateo 7,12). Por tanto, lo que es contra el prójimo es contra la conciencia. De donde dice: "y de una conciencia". Quien pues no tuviese buena conciencia no puede amar puramente a Dios; porque el que no tiene buena conciencia teme la pena; pero en la caridad no hay temor, sino que éste huye de Dios y no se le une. Por eso los preceptos que enderezan la conciencia bien disponen para la caridad.

Otras virtudes encamínanse a tener una fe verdadera, esto es, las virtudes con las que damos culto a Dios, a saber, de latría y cosas por el estilo, que tienen por meta la extirpación del error y el establecimiento en los corazones de la firmeza de la fe en Dios. Pues no pueden amar a Dios los que no creen verdaderamente en El; porque el que tiene una falsa creencia en Dios ya no ama a Dios; pues no ama el que no cree, porque no se fija el afecto sino en lo que le muestra el entendimiento. Por consiguiente, las cosas que hacen la fe verdadera ordénanse a la caridad. Por eso dice: "de un corazón puro", porque lo hacen puro. "Bienaventurados los limpios de corazón... ";

-"y de una buena conciencia"; porque "toda nuestra gloria -dice San Pablo- consiste en el testimonio que nos da la conciencia" (2Co 1,12);

-"y de fe no fingida", esto es, verdadera. Concluyese, pues, que las virtudes y los preceptos ordénanse al fin que es la caridad, entendida según estas 3 cosas y otras que dijimos.

4
(
1Tm 1,6-12)

LECTIO 3: Ad 1 Timotheum 1,6-12

Por el peligro, que amenaza, de error, no apartarse de las virtudes.

6. A quibus quídam aberrantes, conversi sunt in vaniloquium.7. Volentes esse le gis doctores, non intelligentes ñeque quae loquuntur, ñeque de quibus affirmant.8. Scimus autem quia bona est lex, si quis ea legitime utatur.9. Scientes hoc, quia lex iusto non est posita, sed iniustis et non subditis, impiis et peccatoribus, sceleratis et contaminatis, patricidis et matricidis, homicidis.10. Fornicariis, masculorum concubitoribus, plagiariis, mendacibus et periuris, et si quid aliud sanae doctrinae adversatur.11. Quae est secundum Evangelium gloriae beati Dei, quod creditum est mihi.12. Gratias ago ei qui me conjortavit in Christo lesu Domino nostro, quia fidelem me existimavit ponens in ministerio.

Demostrada ya la dignidad y utilidad de las virtudes, declárase aquí su necesidad, porque quienquiera se aparte de ellas da en el peligro de la falsa doctrina. lo. pénese la falsedad de la doctrina en que caen; 2o. la falsa condición de los que enseñan; porque "queriendo hacer de doctores de la ley, han venido a dar en charlatanería, sin entender lo que hablan ni lo que aseguran".

Dice pues: "el fin de los mandamientos es la caridad que nace de un corazón puro, de una buena conciencia y de fe no fingida". Y éstas son las cosas principales de la ley de que algunos se apartan. Y advierte tú que el apartamiento de la caridad es la causa de la errada doctrina, porque los que no aman la caridad caen en la mentira. "Que no creyeron a ía verdad, sino que se complacieron en la maldad" (2Th 2,12).

De modo parecido los que dan de mano a la pureza de corazón; porque teniéndolo inficionado con las pasiones, según su afición a ellas así es su juicio, y no según Dios. "El hombre animal no puede hacerse capaz de ias cosas que son del espíritu de Dios" (1Co 2,14).

Asimismo los de mala conciencia, pues que no pueden sosegar en la verdad, y buscan en cambio la falsedad para hallar su descanso en ella.

De semejante modo quien tiene una fe fingida. "El que es fementido obra como fementido" (Isaías 21,2).

-"Queriendo hacer de doctores de la ley". Pónese la errada condición de los que enseñan: su desordenada ambición y sus defectos. "Aman los primeros asientos en los banquetes y que los hombres les den el título de maestros" (Mateo 23,7). "No saben ni entienden, andan a oscuras".

-"Sin entender lo que hablan", por autoridades que no entienden; "ni lo que aseguran", a saber, sacando conclusiones.

-"Ya sabemos que la ley es buena". Establece la condición de la ley cuanto a su bondad y cuanto al fin e intención del legislador.

Dice pues: sabemos, por medio de la certeza, "que la ley es buena", no mala, como dicen los herejes. "La Ley del Señor es inmaculada" (Ps 1 18). "De manera que ia Ley es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno"

(Rm 17,12). Pero acontece que alguno del bien usa mal. Siendo pues la ley buena, menester es que el hombre use bien de ella; por eso dice: "para el que usa bien de ella"; de otra suerte se le torna muerte (Rm 8,13); porque la Ley tiene ciertas cosas ceremoniales y ciertas morales. Diose lo ceremonial en figura de Cristo y de su 1glesia, pero es necesario se entienda no sólo carnalmente, sino también espiritualmente; y como figura de lo venidero y para que sepas que no es de perpetua observancia, sino que cesa al advenimiento de la verdad.

"Haré una nueva alianza con ia casa de 1srael y con la casa de Judá; no como aquella que contraje con sus padres" (Jr 31,31). Así lo expone la Glosa. Mas el Apóstol parece moverse en el terreno moral, porque añade que la ley fue puesta por los pecados, y sobre éstos versan los preceptos morales. Su legítimo uso consiste en que el hombre no les dé más valor que el que realmente tienen. Diose la ley para que se conozca el pecado; porque "si la ley no dijera: no codiciarás, no hubiera advertido la concupiscencia mía" (Rm 7,7), como se dice en el Decálogo. No está, pues, la esperanza de la justificación en ellos, sino en la sola fe. "Así que concluimos ser justificado el hombre por la fe sin las obras de la ley" (Rm 3).

-"Reconociendo que no se puso la ley, o sus penas, para el justo". 1ndícase con esto la condición de la ley cuanto a la intención del legislador: la que nos figuramos o la verdadera. La figurada se descarta al decir: para el justo, donde podría inferirse, de 2 maneras, una falsa inteligencia. Una, que el justo no guarda la ley, lo cual es falso; porque, si no la guardase cuanto a lo moral, no sería justo. Por eso Cristo se sometió a la ley. Otra, que el justo no está obligado a los preceptos de la ley y no pecaría si obrase contra ellos. Pero es verdadero el siguiente sentido, suponiendo que lo que se le impone a uno se le impone como carga; pues a ios justos no se les impone la ley como una carga, porque su modo habitual interior de proceder los inclina a lo que la ley; por tanto para ellos no es carga. "Son para sí mismos ley viva" (Rm 2,14). O, de otro modo: la ley no ha sido puesta para los justos, mas para los injustos; como si dijera: si todos fuesen justos, no habría necesidad de dar ley, porque todos se fuesen a sí mismos ley. La intención de los buenos debe ser inducir a otros a la virtud; y algunos de por sí están bien dispuestos; otros tienen bien dispuesto el ánimo, mas por medio de otra persona, y a éstos bástales un paternal tironcÜlo de orejas; otros en cambio ni por sí ni por otros entran en vereda, y para éstos del todo es necesaria la ley, como es patente en Etica.

-"Sino para los injustos". Aquí pone la verdadera intención y describe: lo. en general los que han menester la ley; 2o. en especial: los parricidas... Es de saber que, como se dice en 1 Juan,3, "todo pecado es injustícia"; por consiguiente opónese a algún derecho; mas siendo éste doble, a saber, natural y positivo, repugna al natural lo que de por sí es malo, y al positivo lo que es malo porque está prohibido.

Cuanto a lo primero dice: "sino para los injustos", a saber, los que obran contra el derecho natural, "pues han quebrantado las leyes, han alterado el derecho, rompieron la alianza sempiterna" (Isaías 24,5).

Cuanto a lo segundo: "no sujetos", es decir, al precepto humano. "Desobedientes a sus padres" (Rm 1). Y estas 2 cosas apuntan como blanco la razón del pecado. Enumera otras que se toman comparativamente por alusión al pecado, y éste es o contra Dios, o contra el prójimo, o contra sí mismo.

Contra Dios se llama impiedad, porque la piedad es respecto al culto de Dios. Por eso pone los impíos. Contra el prójimo dice: los pecadores. Pero, según San Agustín, los pecados se distinguen en espirituales (facinora), y carnales (flagitia). Por eso dice: los facinerosos, cuanto a los pecados espirituales; y cuanto a los carnales: contaminados.

Enumera luego los pecados en especial y hace un haz de otros en general. Pone primero los pecados de obra, después los de palabra: los embusteros. Cuanto a lo primero en primer lugar lo que llaman facinora: hazañas, proezas, tomadas en mala parte, fechorías, que redundan en perjuicio del prójimo. Y cuanto el prójimo tiene mayor parentesco, tanto es más grave el pecado, por ser mayor la obligación con él. Por eso antes que a la madre se refiere al padre: "Honra a tu padre y a tu madre" (Éxodo XX). "Quien hiriere a su padre o su madre muera sin remedio". Prosigue luego con los homicidios de ofros prójimos: "Quien hiriere a un hombre matándole voluntariamente muera sin remisión".

A continuación lo que suena en latín flagitia: (de flagitium: crimen o delito enorme) carnalidades, torpezas, deshonestidades, y primero las que son según la naturaleza: los fornicarios (y adúlteros, a quienes juzgará Dios. Hebreos 13,4). Segundo, las que son contra la naturaleza: los sodomitas (que no poseerán el reino de Dios. 1 Cor,6,10). En seguida los daños de palabra, y lo. cuanto a la simple mentira: los mentirosos. 2o. cuanto al juramento: los perjuros. Recoge a la postre otros en general: y cuantos son enemigos de la sana doctrina,

-"la cual es conforme al Evangelio", porque el Evangelio comunica la sana doctrina, que describe, a) por el fin: de la gloria; b) por el autor de la gloria: de Dios bendito; c) por el ministerio: que se me ha encomendado.

"Gracias doy". Prueba, por experiencia en carne propia, qué fue de él en tiempo de la ley y qué logró en el de la gracia; a saber, qué le fue dado en la ley y qué en el Evangelio; y da la razón: palabra fiel. Pone también la dignidad que consiguió en el Evangelio, y los pecados a quienes, pecho por tierra, rindió vasallaje en el estado de la ley, como él dice: "poniéndome en el ministerio a mí, que fui antes blasfemo y perseguidor y opresor"; finalmente cómo se vio libre de su esclavitud y tiranía: "pero alcancé misericordia".

Mas para que uno sea ministro del Evangelio se requieren 3 cosas:

1. el encargo; porque "¿cómo predicarán si no se les envía?";

2. la idoneidad, esto es, que sea fiel. "Entre los dispensadores de la palabra de Dios lo que se requiere es que sean halíados fieles";

3. asimismo que tenga fortaleza para proseguir en el empeño. Y pone estas cosas por orden inverso: "que me ha confortado, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio". "Siervo fiel y prudente constituido por su señor mayordomo sobre su familia" (Mateo 24,45). Y esto porque buscaba solamente los intereses de Dios.

Mas ¿qué tal era en el estado de la ley? Pecador. Y primero contra Dios. "Fui antes blasfemo", es decir, del nombre de Cristo. Y la pena que le estaba reservada era la del blasfemo: "échenlo del campamento... y apedréelo todo el puebío" (Lv 24,14). También contra el prójimo: "y perseguidor". "No merezco ser llamado Apóstol, pues perseguí a ia 1glesia de Dios" (1Co 15,9). -Y además: "opresor", de palabra y de obra.

-"Pero alcancé misericordia". Cómo alcanzó la libertad por Cristo lo demuestra poniendo la misericordia libertadora, sacándose a vistas sobreabundantemente repleto de bienes. "Ha sobreabundado en mí la gracia de Nuestro Señor".

Cuanto a lo primero, hay alguna excusa de parte de mi pecado, "por haber procedido con ignorancia". Más

significa de lo que menos dice, porque una cosa es obrar con ignorancia, y otra por ignorancia. Obra con ignorancia el que no sabe lo que hace; con todo, si lo supiera, no dejaría de hacerlo; como quien creyendo matar una fiera da muerte a su enemigo, a quien hasta mataría con más gusto si supiese que él era. Mas obra por ignorancia el que hace lo que no hiciese si supiese lo que hace; como el que mata a su padre, a quien no matara si supiese era su padre; mátalo, sin embargo de eso, por juzgarlo enemigo. Mas Pablo lo hizo por ignorancia, pues si hubiese sabido que Cristo era Hijo de Dios, no lo hubiese hecho. Por el contrario, no mataron a Cristo por ignorancia los Judíos, mas con ignorancia, porque si hubiesen sabido que era el Cristo, de mayor grado hubiésenle dado la muerte.

Cuanto a lo 2o.: "ha sobreabundado en mí... ", así es efectivamente. "Donde abundó el delito sobreabundó la gracia" (Rm 5,20). -"Con la fe y caridad"; porque por la caridad operante hizo allí efecto la fe; "que es en Cristo Jesús", "a fin de que por medio de la fe recibamos la promesa del Espíritu Santo" (Gal. 3,14).

5
(
1Tm 1,15-20)

LECTIO 4: Ad 1 Timotheum 1,15-20

15 Fidelis sermo et omni acceptione dignus, quod Christus lesus venit in hunc mundum peccatores salvos faceré, quorum primus ego sum.16. Sed ideo misericordiam consecutus sum, ut in me primo ostenderet Christus 1esus omnem patientiam ad informationem eorum qui credituri sunt Mi in vitam aeternam.17. Regi autem saeculorum immortali et invisibili, soli Deo honor et gloria in saecula saeculorum. Amen.18. Hoc praeceptum commendo Ubi, fili Timothee, secundum praecedentes in te prophetias, ut milites in Mis bonam militiam.19. Habens fidem et bonam conscientiam; quam quídam repelientes, circa fidem naufragaverunt.20. E quibus est Hymenaeus et Alexander, quos tradidi Satanae, ut discant non blasphemare.

Todos los bienes que tiene dice Pablo que los ha recabado de la misericordia divina, por cuya causa da infinitas gracias a Dios.

En qué condiciones se hallaba, cuanto a los pecados cuando imperaba la ley, y cuanto a los bienes en tiempo de la gracia, quedó demostrado arriba; dase aquí razón de estos beneficios, de parte de la misericordia divina, que propone primero en común: "Verdad es cierta, y digna de iodo acatamiento, que Jesucristo vino a este mundo para salvar a los pecadores". Acomódasela a sí: "e¡ primero de los cuales soy yo". Da gracias por ello. "Por tanto, al Rey de los siglos inmortal, invisible, al solo y único Dios, sea dada la honra y la gloria por siempre jamás. Amén".

Cuanto a lo primero dice: palabra fiel. 2 cosas hacen recomendable la palabra: que sea verdadera y que sea aceptable; pues a veces la palabra verdadera es dura y concita el odio. "Por deciros la verdad, me he hecho enemigo vuestro" (Gal. 4,16). Pero aquí la palabra tiene verdad: palabra fiel; y es aceptable, porque trata de nuestra salud; por eso dice: y digna de todo acatamiento.

Otra letra dice: palabra humana, porque trata del acogimiento dispensado a los hombres. "Se ha manifestado la benignidad y amor de Dios Nuestro Salvador para con los hombres" (Tito 3,4). Y aquí la palabra es de tal condición, "porque Cristo vino... " El hecho de haber venido al mundo expresa su doble naturaleza, a saber, la de la divinidad, en la que estaba antes de aparecer en el mundo: "Salí del Padre y vine al mundo" (Jn 16,28). Y la de la humanidad en la que se dejó ver. Y por ser Dios llena los cielos y la tierra. Por tanto, según la naturaleza divina, no le corresponde estar en algún lugar, pero sí según la humana. "Estaba en el mundo"; "vino a los suyos". Pero ¿a qué vino?

-"a salvar a los pecadores", esto es, por la salud de ios pueblos; "pues no envió Dios su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que por su medio el mundo se salve" (J. 3).

Mas si no hubiese habido pecadores ¿por ventura no se hubiese encarnado? Parece que no, porque vino a salvar a los pecadores. Luego no hubiese sido necesaria la Encarnación. Consuena la Glosa: si no hay enfermedad, huelga la medicina. Respondo: bastante claro está por lo que dicen los Santos, mas no es cuestión de gran autoridad, porque Dios ordenó lo futuro según como dejaría de ser futuro o tomase cuerpo en la realidad.

Y no sabemos lo que hubiese ordenado si no hubiese previsto el pecado. Con todo eso las autoridades parecen expresamente afirmar que no se hubiese encarnado si el hombre no hubiese pecado; y a esta parte más me inclino.

-"el primero de los cuales soy yo". Se lo acomoda a sí, reconociéndose pecador y confesándose salvado: "pero alcancé misericordia". Aquí el hereje opone que el alma de Adán estuvo en Pablo y transmigró de un cuerpo a otro cuerpo. Como si dijera: yo soy el primer pecador, porque mi alma es la de Adán; pero esto va contra el Apóstol que, hablando de Jacob y Esaú, dice: "no habiendo todavía nacido... " Luego no hay alma antes del cuerpo. Llámase pues primero, no en el tiempo, mas por la enormidad de sus pecados. Y esto lo dice por humildad. "El justo es el primero en acusarse a sí mismo" (Pr 18,17). "Soy el más ignorante de los hombres" (Pr 30,2).

Mas ¿por ventura fue el Apóstol el mayor pecador? ¿No más bien Judas? Mas dicen algunos que el pecado de Pablo fue más general, porque pecó contra toda la 1glesia. Pero esto no significa nada, porque Pablo perseguía en su incredulidad, mas muchos judíos por malicia. Digamos pues que es primero, no porque fuese el mayor entre los pecadores que entonces vivían, sino entre los pecadores salvados; como si dijera: "vino a salvar a los pecadores, de los cuales, a saber, pecadores salvados, yo soy el primero"; que hay que entender de los que habían precedido al Apóstol; porque antes también muchos otros persiguieron a la 1glesia. Y esto lo dice para demostrar que todo lo que Dios hace lo hace para ostentación de su bondad. "Todas !as cosas las ha hecha el Señor para gloria de Sí mismo" (Pr 1 6,4). "Toda obra del Señor eslá üena de su magnificencia" (Ecclir 42,16).

Asimismo por la utilidad: por eso me salvó, lo. por su gloria; donde se dice que primero en el tiempo, o primero, esto es, principalísimamente, "para mostrar su extremada paciencia", es decir, perfecta; porque, habiendo sido provocado, no castigó, antes exaltó al adversario; y esto para nuestra utilidad. De donde dice: "para ejemplo", esto es, información y educación; como si dijera: para que no pierdan los pecadores la confianza de acercarse a El.

-"Al Rey inmortal de los siglos". Hacimiento de gracias a ese Rey en que recomienda la persona a quien da gracias; se las da, y lo recomienda por la potestad y por la propiedad de la naturaleza.

-"Al Rey". Su señorío es el máximo, porque es señor absoluto de todo y pende el poder de su albedrío, no de estatutos, como el político; mas Dios es el único señor de todos; por eso dice: A Dios, que es "Rey de reyes y Señor de los que dominan" (Ap 1,5); "porque Dios es Rey de toda la tierra" (Ps 46,3). Asimismo la potestad real a lo sumo dura en los reyes no más de 50 años; pero ésta es de todos los siglos.

Conviénele también la propiedad de la naturaleza divina. Y para entender esto, adviértase que la primera diferencia en las cosas naturales es la de corruptible e incorruptible. Y en las incorruptibles unas son visibles y corporales, como los cuerpos terrestres; otras invisibles y espirituales, como los ángeles. Y éstas últimas divídense, según los Platónicos, en dioses, que son supremos por naturaleza, y en inteligencias, que no son dioses sino divinos, y en almas; pero entre nosotros no hay más que un solo Dios.

Dice pues: al 1nmortal, para distinguirlo de los seres corruptibles. A! 1nvisible, para demostrar que pertenece al mundo invisible, y para distinguirlo de las cosas visibles. Sólo y Único Dios, y no sólo inmortal e invisible, porque hay un solo Dios por naturaleza, aunque pudiera decirse solo inmortal y solo invisible, esto es, de manera más especia! que otros seres. "El solo que es inmortal por esencia" (I Timoteo 6,16).

-"sea dada la honra y la gloria". Da gracias. Como si dijera: dársele ha la honra por la sujeción de toda criatura y para manifestación de su excelentísima bondad, claridad y gloria (Ap 7,12).

-"por los siglos de los siglos"; porque el siglo de los otros es de breve duración. "Toda carne es heno y toda su gloria como la flor del heno" (Isaías 40,6).

-"este precepto". Para permanecer en la observancia de sus enseñanzas tráele a Timoteo a la memoria lo que le ha confiado; lo amonesta a su debido uso; le enseña el modo de usarlo.

Dice pues: este precepto, a saber, para que guardes el fin de la ley, esto es, conserves siempre la caridad y no hagas caso de las fábulas de los judíos, te lo encomiendo, como fiel depósito, porque para eso se te confió. Y ¿cómo?

-"según las predicciones hechas", esto es, porque este Evangelio no discuerda de las profecías que antes había aprendido, por ser hijo de mujer judía. "Pero tenemos todavía el testimonio más firme que el nuestro, que es el de los profetas, al cual hacéis bien en mirar atentamente, como a una antorcha que luce en un lugar oscuro" (2P ,1,19).

O según las precedentes, esto es, según lo que yo y otros santos conocieron, por espíritu profetice que había que entregarte.

-"Así cumplas tu deber militando en ellas como buen soldado". La milicia es doble: una espiritual y otra carnal (2Co 10,4). Dos cosas requiérense en la buena milicia de parte del soldado, a saber, que no haga nada contrario a la disciplina militar y no se entorpezca con el ocio. "Todos los que han de luchar en la palestra guardan en todo una exacta continencia" (1Co 9,25).

Requiérense también de parte de la milicia otras 2 cosas, a saber, que combata a los contrarios de la república y sujete a los que deben estarlo. Así en la milicia espiritual, porque se ordena a destruir a todos los que se engríen y a sujetar todo entendimiento en obsequio de Cristo, como se dice en 2Co 10,5.

Y verdadera es esta milicia de que dice: milites; donde también se pone el modo de valerse de ella y su necesidad. Dice pues: milites... como si dijera: puedes ciertamente portarte como buen soldado: a) por la fe buena que tienes. "Esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe" (1Jn, 5,4). b) También por la buena conciencia, porque fácilmente esquiva el hombre lo que lo muerde; de donde el remordimiento de la conciencia es como un aguijón que punza al de mala conciencia y, por consiguiente, retírase presto de los pecados por la buena conciencia y la recta fe. "Yo hasta el día presente he observado tal conducta, que en la presencia de Dios nada rne remuerde la conciencia" (Ac 23,1), "porque toda nuestra gloria consiste en el testimonio que nos da la conciencia" (2Co 2,12).

Consiguientemente se demuestra la necesidad de la buena conciencia, cuando dice: la cual algunos... donde pone la culpa, la pena, el fruto de la pena. La culpa cuando dice: la cual, a saber, la buena conciencia, "por haberla desechado de sí algunos, vinieron a naufragar en la fe"; porque el que yerra contra la fe pierde todo lo que tiene. "Sin la fe es imposible agradar a Dios" (Hebr. 2,6). Muere igualmente, porque mi justo vive en su fe (Habacuc 2; Rm 1).

-"De cuyo número son Alejandro e Himeneo". "Alejandro, el calderero, me ha hecho mucho mal" (2Tm 4,14). Pénese luego su pena cuando dice: "los cuales tengo entregados a Satanás", porque los excomulgó, para que los fieles eviten su compañía, no sea que les peguen la roña. Y fue la excomunión del Apóstol de tanto poder que luego de contado ejecutaba el diablo en el cuerpo de los excomulgados su furor y crueldad; como con el incestuoso de Corinto: "En nombre de Nuestro Señor Jesucristo, uniéndose con vosotros mi espíritu, con el poder que he recibido de Nuestro Señor Jesús, sea éste que tal hizo entregado a Satanás para castigo de su cuerpo, a trueque de que su alma sea salva en el día de Nuestro Señor Jesucristo" (1Co 5,5).

Con todo, aun ahora se les entrega para ser espiritualmente vejados, porque pierden los sufragios de la 1glesia, que son grande ayuda contra el demonio. Y los entregué como Dios los entregó a un reprobo sentido (Rm 1), como retirándoles su auxilio y la comunión de la 1glesia y los sufragios. Y esto no por odio, sino por caridad, para provecho de ellos, "a trueque de que su alma sea salva". De donde dice: "para que aprendan, siquiera por la pena, a no blasfemar". Y uno aprende a retirarse del pecado de 3 maneras: a saber, alguna vez por la pena, cuando es vejado corporalmente; asimismo por la confusión de la excomunión; también porque cuando la 1glesia entrega a Satanás algún hombre, éste cae manifiestamente en pecado, por cuya causa confuso se humilla y abstiene aun de los ocultos, que antes ignoraba tenerlos.


Aquino - PRIMERA TIMOTEO