Aquino - PRIMERA TIMOTEO 5


CAPUT 2

6
(
1Tm 2,1-6)

LECTIO 1: Ad 1 Timotheum 2,1-6


Con qué pureza de alma se ha de orar para que nuestras peticiones se hagan manifiestas ante Dios, y con qué piadoso afecto ama Dios a los hombres.

1. Obsecro igitur primum omnium fieri obsecraliones, orationes, postulationes, gratiarum actiones pro ómnibus hominibus;2. pro regibus et ómnibus qui in sublimitate constituti sunt, ut quietam et tranquillam vitam agamus in omni pietate et castitate;3. Hoc enim bonum est et acceptum coram Salvatore nostro Deo;4. Qui omnes homines vult salvos fieri et ad agnitionem veritatis venire.5. Unus enim Deus, unus et mediator Dei et hominum, homo Christus 1esus;6. Qui dedit redemptionem semetipsum pro ómnibus.

En lo arriba dicho enseñó a Timoteo cómo reducir un pueblo a la forma de la verdadera fe, aquí trata de lo que pertenece al culto de la fe, a saber, de las oraciones y obsequios. Pone la doctrina de la oración en común, desciende a determinadas condiciones de hombres, distingue diversos modos de oración, indica por quiénes hay que orar: por todos, y da la razón: pues esto es bueno.

Dice pues: porque tal es el motivo de haber venido Cristo a salvar a los pecadores. -"Recomiendo, pues, ante todas cosas... "; con lo cual declara abiertamente que entre todos los requisitos para la vida cristiana el principal es la oración, que sirve para defenderse de los peligros de las tentaciones y para aprovechar en el bien. "Mucho vale la oración perseverante del justo" (Sant. 5,16). Distingue, pues, la oración en 4 especies, a saber, en súplicas, oraciones, rogativas, acciones de gracias, de las que las 3 primeras pertenecen a la impetración de los beneficios y la última a los beneficios recibidos.

Tres cosas necesarias para alcanzar beneficios:

l que el que pide señale la causa por la que debe concedérsele;

2 que muestre que la causa es racional;

3 concluya la petición.

Y como hacen los retóricos, así también debemos hacer nosotros cuando oramos. Pensar primero la causa por la que debe concedérsenos, que no son nuestros méritos, sino la misericordia divina. "Te presentamos nuestros ruegos, confiando, no en nuestra justicia, sino en tu grandísima misericordia" (Daniel 9,18). Y para esto es la súplica, que es una atestación por las cosas sagradas, como: por tu cruz y pasión, líbranos, Señor. Pensada esta causa, es necesario meditemos que esta cosa sagrada es causa de la salud; por tanto, es indispensable la oración, que es una subida de la mente a Dios. "Mas mi oración sube a Ti, Señor". Y dícese oración, como si dijéramos oris ratio: razón de la boca; pues las persuasiones de los retóricos dícense oraciones porque persuaden. Mas de otra manera entiéndese ahí que para con Dios; pues no pretendemos doblegar la voluntad de Dios, siempre dispuesto a lo bueno, sino que nuestro corazón esté en la oración elevado a Dios.

Tercero, las rogativas. "Pero pida con fe, sin sombra de duda" (Sant. 1,6). Asimismo el hacimiento de gracias por los dones recibidos. "Mas en todo presentad a Dios vuestras peticiones por medio de la oración y de las plegarias, acompañadas de hacimiento de gracias" (Ph. 4,6). De donde este modo de orar en la 1glesia de Dios: Omnipotente y sempiterno Dios -he aquí la subida de la mente, que es la oración-, que concediste a tu 1glesia tal beneficio -he aquí el hacimiento de gracias-; concédenos, te pedimos -he aquí la rogativa-, por Nuestro Señor -he aquí la súplica.

De modo semejante en la Misa está la súplica hasta la consagración del Cuerpo y de la Sangre, porque en ellos se conmemoran las cosas sagradas, de donde resulta la confianza de alcanzar lo pedido. En el misterio de la consagración está la oración, porque es la meditación de lo que Cristo hizo. En las otras partes hasta la comunión está la rogativa por los vivos y los muertos y por sí; y al fin la acción de gracias. O estas 4 especies de oración se refieren a 4 cosas que queremos obtener de manera que la súplica se encamine a alcanzar lo dificultoso, como la conversión de los impíos, la oración para implorar por los ya convertidos la gracia de aprovechar; la rogativa para que a proporción de sus méritos se les dé el premio, y el nacimiento de gracias para pagar con el agradecimiento los beneficios recibidos.

-"Por todos", quiere decir por quiénes hay que orar.

-"a fin de que tengamos una vida quieta", señala el fruto de la oración. Hay que orar "por todos los hombres", porque la oración es la intérprete de nuestro deseo; ya que orando pedimos lo que deseamos. Ahora bien la caridad demanda que deseemos el bien a todos cuantos engloba en sí. "Orad los unos por los otros para que seáis salvos" (Santiago 5,16). Mas ¿por quiénes especialmente?

-"por los reyes". "Rogad por la vida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y por la vida de Baltasar, su hijo" (Baruc 1,2). Y el Apóstol dice: "toda persona esté sujeta a las potestades" (Rm 13 1). "Estad sumisos a toda humana criatura, y esto por respeto a Dios: ya sea al rey, puesto que está sobre todos; ya a los gobernadores, como puestos por él" (1P ,2,13); porque es conveniente que los subditos hagan la costa de sus oficios en provecho de sus señores, no sin que por eso procuremos nuestro provecho y utilidad; porque en la paz suya está la nuestra. De donde dice: "a fin de que tengamos una vida quieta y tranquila". Sobre estos 2 pilares estriba la paz del mundo. Porque la 1glesia tiene su propia paz, de que al mundo no cabe parte, pues no hay paz para los impíos.

Pero hay una cierta paz común a entrambos, y de ésta necesita la 1glesia. "Procurad la paz de la ciudad a donde os trasladé" (Jr 29,7). La paz terrena algunas veces se ve perturbada de fuera, otras de dentro: "Combates por de fuera, por dentro temores" (2Co 7,5).

-"a fin de que tengamos una vida quieta y tranquila". Y aunque la paz terrena sea común a buenos y a malos, de muy distinta guisa se aprovechan de ella; pues los malos la empleaban entonces para dar culto al demonio, atribuyendo erradamente a los falsos dioses esa prosperidad y haciéndola instrumento de su lascivia, ya que en tiempo de paz abundaban los vicios carnales.

"Viviendo sumamente combatidos de su ignorancia, a un sinnúmero de muy grandes males les dan el nombre de paz" (Sg 14,22). Los santos, por el contrario, sírvense de ella para el culto del verdadero Dios y el ejercicio de la castidad. Por eso dice: "en el ejercicio de toda piedad y honestidad". "Vivamos sobria, justa y religiosamente en este siglo" (Tito 2,12).

-"porque ésta es una cosa buena". Pone la razón de la oración y prueba cierto propósito: "porque uno es Dios". También señala la razón por la especie de obra y por parte de Dios: agradable. Da pues la razón por la especie de obra; porque, cuando una cosa es buena en sí, debemos hacerla; mas de esta especie es orar por otros, porque es un acto de caridad; por eso dice: "esta es una cosa buena"; "porque es bueno delante de tus santos" (Ps 51,2). También de parte de

Dios, porque "es agradable a los ojos de Dios". "Entonces aceptarás el sacrificio" (Ps L,21). Lo cual no sería si no fuese ofrecido en caridad. Y dice Salvador, porque sólo Dios salva. "No hay otro Salvador que Yo" (Is 43,1 1). Y prueba que sea una cosa agradable, porque dice: "el cual quiere que todos los h. se salven"; y Pedro 2,3,9: "no quiere que ninguno perezca, sino que todos se conviertan a penitencia".

Pero al contrario: todo lo que quiso hizo; luego a todos salva. Mas si opones que no, porque el hombre no quiere, parece disonante que el Todopoderoso se vea impedido por la voluntad de un ser no todopoderoso. Respondo: pónese algunas veces el querer por la voluntad de beneplácito, otras por la voluntad de signo. Con voluntad de signo quiere salvar a todos, porque a todos propuso para salvarse mandamientos, consejos y remedios. Lo de la voluntad de beneplácito puede exponerse de 4 modos:

1º que sea una locución causal, como cuando se dice que Dios hace algo porque hace que otros lo hagan, como en Rm 8,26: "el mismo Espíritu hace nuestras peticiones", es decir, hace que pidamos. Así quiere pues Dios, porque hace que sus santos quieran que todos se salven; pues este querer deben tenerlo los santos, que no saben quiénes están predestinados y quiénes no;

2° que sea una distribución acomodada, esto es, todos los que se salvarán, porque nadie se salva sino por su voluntad (de El); así como en una escuela el maestro enseña a todos los niños de esta ciudad, porque nadie es enseñado sino por él;

3º que sea una distribución según los géneros de cada uno, no según cada uno de los géneros, es decir, no excluye de la salvación ningún género o raza de hombres; porque antiguamente a sólo los judíos, ahora a todos se ofrece. Y esto está más de acuerdo con Ja intención del Apóstol;

4º que se entienda, según Damasceno, de la voluntad antecedente, no de la consecuente; porque, aunque en la voluntad divina no haya primero ni postrero, antes ni después, dícese con todo antecedente y consecuente.

Asimismo, según el orden de las cosas queridas, puede considerarse la voluntad en universal o absolutamente, y según algunas circunstancias y en particular. Y primero es la consideración absoluta y de manera universal que en particular y comparada. Por eso la voluntad absoluta es como antecedente, y la voluntad de alguna cosa en particular como consecuente.

Por ejemplo, el mercader que quiere absolutamente salvar todas sus mercancías, y esto con voluntad antecedente; mas si considera su salvación, no quiere salvarlas todas en comparación de otras cosas, a saber, si caso que las salvara se siguiese el naufragio. Y esta voluntad es consecuente. Así en Dios la salvación de todos los hombres en sí considerada tiene razón para ser querida; y el Apóstol así habla aquí, y así su voluntad es antecedente. Mas si se considera el bien de la justicia y el castigo de los pecados, entonces ya no quiere; y ésta es la voluntad consecuente. Añade: "y vengan en conocimiento de la verdad"; porque no hay salvación sino por el conocimiento de la verdad. "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará ubres" (Jn 8,32).

Luego, cuando dice: Uno, prueba lo que había dicho por razón y da 3 pruebas: una de parte de Dios, otra de parte del hombre Cristo, y 3a. de parte de los testigos de Cristo. Dice, por tanto, que Dios quiere que todos se salven. Claro es, porque uno es Dios de todos, que salva. "¿Es por ventura Dios de los judíos solamente? ¿No es también Dios de los gentiles? Sí por cierto, de los gentiles también; porque uno es realmente el Dios que justifica" (Rm 3,29). Pónese entonces la razón de parte del hombre Cristo: "y uno también el Mediador"; donde prueba el intento y da una señal: "que se dio a Sí mismo en rescate por todos".

Dice pues: el Hombre Cristo Jesús es Mediador de Dios y los hombres, no cualesquiera, sino entre Dios y todos los hombres; y esto no fuera así si no quisiese salvarlos a todos. Y puede decirse que Cristo mediador es semejante a los dos extremos, a saber, a Dios y al hombre en cuanto Dios y en cuanto hombre, porque el medio debe participar de los dos extremos, y éstos son el hombre y Dios. Mas como el medio es distinto de ambos extremos, y el Hijo no es un Dios distinto del Padre, mejor es decir que es mediador cuanto hombre; pues así comunica con ambos extremos. Porque en Dios hay 2 cosas: a saber, la justicia y la inmortalidad; y en los hombres la injusticia y la mortalidad.

Los medios pues son 2: uno en que está la justicia y la inmortalidad; otro en que la injusticia y la mortalidad; y ambos son medio, pero uno conviene a Cristo, otro al demonio; por eso el demonio es el medio que establece la división, porque por su injusticia nos aparta de la divina justicia; pero Cristo es el medio que nos júnta, porque es justo y mortal y por su muerte nos coaduna con la justicia de Dios. "El mismo es la víctima de propiciación por nuestros pecados" (Jn 2,2), para algunos eficazmente, mas por todos suficientemente, porque el precio de su Sangre es suficiente para la salvación de todos, mas no tiene eficacia, por el estorbo que ponen, sino en los elegidos.

7
(
1Tm 2,6-10)

LECTIO 2: Ad 1 Timotheum 2,6-10

Cómo han de vestir y adornarse las mujeres; los varones cuando oren levanten al cielo puras las manos.

6. Cuius testimonium temporibus suis confirmatum est;7. 1n quo positus sum ego praedicator et Apostolus (veritatem dico, non mentior), doctor Gentium in fide et veritate;8. Voló ergo viros orare in omni loco, levantes puras manus, sine ira et disceptatione.9. Similiter et mulieres in habitu ornato, cum verecundia et sobrietate ornantes se, non in tortis crinibus, aut auro, aut margaritis, vel veste pretiosa;10. Sed quod decet mulieres piomitientes pietatem per opera bona.

Dijo en el capítulo anterior que Dios quiere salvar a todos, y lo probó de parte de Dios, que de todos es el único Dios, y de parte de Cristo, que es el único mediador; prueba ahora lo mismo de parte del testimonio, trayendo otros testigos y dando él propio su testimonio: "del cuaí yo estoy constituido predicador".

Dice pues: se entregó por todos:. Mas ¿por ventura de repente ocurrióseie a Dios querer salvar a todo el mundo, habiéndose propuesto salvar a sólo los judíos? Descartado esto, dice: "para testimonio dado a su tiempo". Como si dijera: esta ley no nace ahora, mas ya viene de antiguo, abonada por la Ley y los profetas. "Vosotros sois mis testigos" (Is 44,8). "DeJ mismo testifican todos los profetas" (Ac X,43). Y este testimonio

-"fue confirmado" con el cumplimiento y ostensión de los milagros y predicación de los apóstoles; "a su tiempo", en que estaba predeterminado que fuera; o en tiempos determinados fue confirmado el testimonio de los apóstoles. "Seréis mis testigos en Jerusalén y en toda Judea y Samaría y hasta el cabo del mundo" (Ac 1,8).

-"del cual yo estoy constituido". Hace su deposición, mostrando su oficio, y de su oficio el uso: la verdad. Dice pues: del cual, a saber del oficio de testificar, he sido constituido por Dios. "Os he puesto para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca" (Jn 15,16).

-"predicador"; porque para esto me puso, para predicar. "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda creatura" (Marcos 16,15). Mas en toda cosa artificial intervienen 2 elementos: unos que ejecutan la obra-, otros que disponen de otras personas, como los arquitectos. Pero en los oficios o ministerios de la 1glesia los que disponen son los apóstoles; por eso dice: Apóstol, como con autoridad. "Vosotros sois el sello de mi apostolado en el Señor" (1Co 9,2). El uso del oficio es predicar la verdad, y éste es el oficio de los predicadores: predicar la verdad (Pr 8; Efesios 4). Pero no hay doctrina que no contenga alguna verdad, y lo que la hace condenable es mezclar a la verdad la falsedad. Por eso dice:

-"digo la verdad, no miento". Y éste es el uso que dice con mi oficio de doctor de las Gentes: predicar la verdad desnuda, sin mentiras. El doctor engendra la ciencia en el alma del discípulo; pero la ciencia no estriba en la falsedad; de donde quien enseña la falsedad no es doctor. Mas al contrario: "no queráis llamaros maestros" (Mateo 23,8). Respondo: no prohibe el ministerio de la doctrina, sino la ambición del oficio. "Es un instrumento elegido por Mí para llevar mi nombre" (Ac 9,15). "Te he puesto para luz de las gentes" (Is 49,6); y debo enseñarlas "en la fe y la verdad", porque debe enseñar la fe y las buenas costumbres. Y dice en la fe, esto es, de lo que toca al estado presente, en que vivimos según la fe, y en la verdad cuanto al estado de la gloria.

-"Quiero". Desciende a las clases o grados especiales de hombres y amonesta, lo. a los varones acerca de la oración; 2o. a las mujeres. Dice pues: quiero. 3 cosas exige de los varones para orar: que la oración sea asidua, pura, quieta. Asidua, es decir, en todo tiempo y lugar. Y dice: quiero, porque es cosa buena que el hombre ore, y yo, doctor, "quiero que los hombres oren en todo lugar", no sólo en Jerusalén, como los judíos, o en el monte Sarizim, como los samaritanos. En todo lugar, espiritual y mentalmente, puede el hombre orar. "Le adorarán todos los hombres, cada uno en su nación, y todas las islas de las gentes" (Sof. 2,2).

Mas ¿cómo el Señor reprende a los fariseos que oran de pie en las esquinas? Respondo: la oración mental puede hacerse en cualquier parte, mas no en todo lugar manifestarla exteriormente, no sea que por esta apariencia singular dé o pueda dar lugar a la vanagloria. Pero entonces ¿para qué se hicieron las iglesias? No porque para orar sean de entera necesidad, mas para comodidad, porque la oración exige soledad y quietud.

Pura también. Por eso dice: "levantando puras las manos". Lo que hacemos exteriormente orando -dice San Agustín- lo hacemos para interiormente despertar nuestro afecto. Pues las genuflexiones, por ejemplo, no son de por sí agradables a Dios, sino porque por ellas, como demostraciones de humildad, interiormente el hombre se humilla; así como la elevación de manos significa la elevación del corazón. "Levantemos al cielo, hacia el Señor, júnto con las manos, nuestros corazones" (Tren. 3,41).

-"alzando", esto es, orando con devoción del corazón. "Si tú recurres solícito a Dios, y humilde ruegas al

Todopoderoso, si procedes con inocencia y rectitud, al punto volverá a ti los olos y restituirá la paz y felicidad a la morada de tu inocencia" (Jb 8,5).

Asimismo quieta; por eso dice: "exentos de todo encono y disensión", porque la ira, con el cuidado de inferir un daño al prójimo, inquieta y turba el ánimo. "Un hombre conserva encono contra otro hombre y ¿pide a Dios la salud?" (Eccli. 28,3). Exentos también de disensión, que puede entenderse de 2 maneras: una según la Glosa, que no disputemos contra Dios, incrédulos a sus palabras, y murmurando contra su ordenación. "¿Quién eres tú, oh hombre, para reconvenir a Dios?" (Rm 9,20). Ofra, contra el prójimo, para no romper la paz con él, como se hace por los altercados, porque la paz es necesaria al que ora. "Si dos de vosotros se unieren entre sí sobre la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, les será otorgado por mi Padre" (Mateo 18,20).

-"asimismo las mujeres". Pénelas en orden cuanto a la oración y cuanto a la doctrina: "las mujeres en silencio". Todos los requisitos que para el hombre que ora son menester también para la mujer; por eso dice: "asimismo las mujeres", como si dijera: guarden todo lo susodicho. Pero añade 2 cosas: "en traje decente, ataviándose con recato"; y la razón es que, siendo las mujeres de cuerpo más muelle, natural cosa es tengan más flaca razón; y es propio de la razón ordenar los actos y efectos de cada cosa. Ahora bien el ornato consiste en la debida ordenación y disposición. Así en el aderezo interior, si no va todo ordenado con una racional disposición, carece de belleza espiritual. Y porque las mujeres son menguadas de entendimiento acógense al ornamento. Lo mismo de una acción torpe se sigue la vergüenza, y por eso es laudable en los que de ligero suelen deslizarse a torpezas, como los jóvenes y las mujeres, no así los ancianos y perfectos; y esto es lo que en ellos se alaba: "Gracia es sobre gracia la mujer santa y vergonzosa" (Eccli. 26,1.9). Demanda también modestia:

-"y con modestia" o sobriedad; porque, como las mujeres son flacas de entendimiento, y la sobriedad conserva en su vigor la razón, por eso es mayormente reprensible la embriaguez en ellas. De donde antiguamente, entre los romanos, no les daban vino.

-"no con los cabellos rizados ni con oro". Expone lo que había dicho del adorno y de la vergüenza. -"sino como corresponde". Lo que dije del traje adornado, no lo entiendo del exterior, porque "no con cabellos rizados", esto es, no con la cabeza adornada o con todo el cuerpo. Mas lo que con mayor solicitud adornan las mujeres es la cabeza, cosa natural en ellas, como se dice en 1Co XI. Por eso llevan en ella toda una jarcia de aderezos.

Pero en la cabeza hay 2 velos: uno natural, los cabellos; otro artificial, y con ambos se adornan, porque rizan los cabellos. Por eso dice: no enrizados, esto es, encrespados (Is 3,24). Prohibe también los artificiales cuando dice: "ni con oro o con perlas"; o, como dice San Pedro 1,3,3: "el adorno de las cuales no ha de ser por de fuera con los rizos del cabello, ni con dijes de oro, ni gala de vestidos". O no con los cabellos rizados y oro, esto es, sin tener los cabellos rizados, retorcidos con oro o con perlas. Y cuanto a todo el cuerpo dice: o costosos adornos; porque esto lo condena aquí el Apóstol e Is en su capítulo 3.

Mas ¿acaso es esto pecado? Respondo: según San Agustín, en el atavío mujeril hay que considerar el simple ornato o el afeitado y compuesto. En el sencillo adorno en vestido, aderezos de oro o de otro metal, puede haber pecado: a) si se usa con mala intención, de ostentación, por ejemplo, encendimiento de la concupiscencia o vanagloria; como la ramera "apercibida con sus atavíos para cazar almas" (Pr 7,10);

b) si es contra la costumbre del país, de diferente manera; porque, si excede el modo acostumbrado, atribuyase a ligereza;

c) si sobrepasa la condición de su estado. Mas no es pecado si se tiene recta intención, se guarda la usanza patria y se ajusta uno a la condición de su estado.

El afeitado en cambio siempre es pecado; pues a las mujeres no les está permitido aderezarse de galas y adornos sino para agradar a sus maridos, y los maridos no quieren se les dé gato por liebre de suerte que con los jalbegues y afeites sus mujeres parezcan otras de lo que son.

No se use pues tal ornato, "sino el que corresponde a mujeres que hacen profesión de piedad"; porque las obras exteriores del hombre son como una cierta profesión del hombre interior, así como los religiosos para eso llevan el hábito, y también los clérigos. De donde, si no concuerda con lo interior lo exterior, es fingimiento. Dígase lo mismo de otras obras interiores; porque infernamente debemos fomentar la piedad, esto es, rendir culto a Dios, mas por fuera profesar y ejecutar, por las buenas obras, lo que concuerda con la piedad; e igualmente tener adentro lo que mostramos por fuera. -O digamos que deben adornarse, no exteriormente, sino según lo que corresponde a las que hacen profesión, esto es, que deben profesar piedad por las buenas obras. "El modo de vestir, de reír y de andar, dicen del hombre lo que es" (Eccli. 19,27).

8
(
1Tm 2,11-15)

LECTIO 3: Ad 1 Timotheum 2,11-15

Que la mujer aprenda a sujetarse y a estar callada, no a enseñar ni a dominar al varón; porque esto es lo que más a pelo les viene a las mujeres por la naturaleza de ia creación.

11. Mulier in silentio discat cum omni subiectione.12. Docere autem mulieri non permuto, ñeque dominan in virum, sed esse in silentio.13. Adam etiim primus formatus est, deinde Eva.14. Et Adam non est seductus, mulier autem seducta in praevaricatione fuit.15. Salvabitur autem per filiorum generationem, si permanserit in fide, et dilectione, et sanctijicalione, et cum sobrietate.

Arriba puso en orden el Apóstol a las mujeres en lo tocante a la oración, aquí en lo concerniente a la doctrina y a la razón de su ordenación: "ya que Adán fue formado el primero". Responde a una tácita pregunta: "verdad es que se salvará". Muestra también qué conviene a las mujeres y qué no dice con ellas: enseñar. Tres cosas les vienen muy a cuento: el silencio, la disciplina, la sujeción, y todas 3 proceden de una raíz, a saber, de su menguada razón. Les prescribe el silencio diciendo: "las mujeres escuchen en silencio"; "las mujeres callen en las iglesias, porque no Jes está permitido hablar ahí" (1Co 14,34), llevando, como llevan, sus palabras fuego. "Su conversación quema como fuego" (Eccli. 9,2).

2o. que aprendan; que es propio de los que son cortos de entendederas aprender. "Si desean instruirse en algún punto, pregúntenselo cuando estén en casa a sus mandos" (1Co 14,35). A éstos se permite enseñar.

3o. ordénales estar sujetas, porque es natural que el alma señoree al cuerpo, y la razón a las fuerzas inferiores. Por tanto, como enseña el Filósofo, cuando dos cosas se han entre sí como el alma al cuerpo, y la razón a la sensualidad, natural es que a quien sobra inteligencia corresponda la tenencia del mando y el señorío, y aquél tiene el principado, el otro está a su mandado, por ser de razón menguado. "Estarás bajo de la potestad de tu marido" (Gen. 3,16).

Excluye asimismo lo que no les toca: enseñar. Pero al contrario dice Pr 31,1: "lo instruyó su madre". Respondo: una enseñanza hay pública, y ésta no le corresponde a la mujer; por eso dice: "en la iglesia"; otra privada, y con ésta instruye la madre a su hijo. Mas, contra esto, "Débora instruyó al pueblo de 1srael" (Jueces 4). Respondo: esa instrucción no "fue de propio impulso, sino por espíritu profético, y la gracia del Espíritu Santo no hace distingos entre hombre y mujer; no obstante eso, no predicaba en público, sino aconsejaba, movida por el Espíritu Santo..

Prohíbeseles en segundo lugar enseñorearse de sus maridos. "Si la mujer tiene el mando se rebela contra su marido" (Eccli. 25,30). Y el Filósofo dice que el señorío de las mujeres, como la del tirano en el reino, es la destrucción de la familia. Y así contrapuestos 2 contra 2, repite la prohibición del primero, a saber, que no enseñe, estése callada.

-"Pues Adán". Da la razón de lo dicho, por el orden de la creación y por el orden de la culpa. Cuanto a lo primero es de saber que en el orden de las cosas el ordenamiento es distinto para lo imperfecto y lo perfecto; porque en un mismo ser lo imperfecto precede en tiempo y lo perfecto en naturaleza, porque ésta tiende a la perfección; pero en seres diversos, en tiempo y naturaleza, lo perfecto es primero, porque la naturaleza da siempre principio de lo perfecto. Y este orden se sigue aquí, porque el varón es perfecto en la naturaleza humana, la mujer ocasionalmente es varón (varona: virago, porque del varón fue sacada).

De donde el primer formado fue Adán, la mujer después, como cierta cosa imperfecta originada de otra perfecta, es decir, la costilla: "que no fue el hombre formado de la hembra, sino la hembra del hombre" (1Co 2,8). De aquí que el hombre no se dice hecho por causa de la mujer, sino a semejanza de Dios. Mas la mujer es por el varón; por consiguiente a él toca ir delante.

También por parte de la culpa, siendo contrario el orden de la generación al de la corrupción, porque lo que es primero en la generación es último en la corrupción. Mas el pecado es corrupción de la naturaleza, y por eso la generación comienza primero con Adán, pero la corrupción con la mujer. De donde dice:

-"Adán no fue engañado" primero, porque era más fuerte, sino que el tentador empezó por el más débil, para más fácilmente engañar al más fuerte. Y alude aquí a las palabras de Adán; pues, habiéndolo el Señor reprendido, respondió: "la mujer que me diste por compañera me dio". Por eso dice: "Adán no fue engañado, sino la mujer". Y el engaño o seducción es doble, a saber, en un universal y en un particular elegible, que es la ignorancia de la elección. Así pues el que peca es engañado por la ignorancia de la elección en un particular elegible. Mas la mujer fue engañada por la ignorancia en universal, a saber, cuando creyó lo que la serpiente le dijo; pero el varón no creyó tal cosa, mas fue engañado en particular, a saber, que tenía que complacer a su mujer y debía comer con ella, y como no tenía experiencia de la severidad divina, creyó le sería fácilmente perdonada la culpa. Pero al contrario: la ignorancia es pena del pecado; luego la pena precedió a la culpa. Respondo: no precedió, porque apenas habló la serpiente, Eva se altiveció, por verse de otro con afán cuidada, y por ese engreimiento engañada fue, de donde precedió el engreimiento, la culpa.

-"Verdad es que se salvará". Responde a cierta tácita pregunta: porque dijera alguno que si la mujer no es por el hombre, y de ella tuvo principio el pecado, luego es nociva para el hombre; mas si una cosa no es por otra, sino le es perjudicial, hay que quitarla; luego la mujer no debe salvarse. Digamos pues que hay doble salvación, una temporal, que es común a los brutos; otra eterna, que es propia del hombre. "Pero mi salud durará para siempre" (Is Ll,6). Y ninguna ha perdido la mujer. No la temporal, pues no se ve luego privada del sexo femenino por la generación de la proie; ni la eterna, porque según el alma es capaz de gracia y gloria. Por tanto, cuanto a lo primero se dice: se salvará, esto es, no será arrancada de cuajo, y esto por medio de la buena crianza de los hijos, a la cual Dios la destinó. Cuanto a lo 2o.:

-"si persevera". Mas, pues trae a cuento la causa, ¿acaso la que no perseveró no se salvará, diciendo el Apóstol que la mujer mejor hace si no se casa? Respondo: de un modo puede ser locución figurativa, y así por el varón entiéndese la razón superior, la inferior por la mujer, las buenas obras son los hijos de la razón inferior y la caridad, que concibe por el varón, y por éstas se salvará.

Otra es la exposición litera!, de suerte que la preposición per no signifique causa sino repugnancia. Y éste es el sentido: la mujer se salvará, aunque eche por el camino de la generación, esto es si se casa y ya no es virgen. Y entonces per significa aumento de salvación, como si dijera que por engendrar hijos para el culto de Dios hará más segura su salvación. "¿Tienes hijos? Adoctrínalos y dómalos desde su niñez" (Eccli. 7,25). Con lo cual pone 3 cosas para conseguir la salvación eterna: 1) algo para el entendimiento, la fe que está en él, por la cual se sujeta a Cristo; de donde dice: en la fe. "Sin la fe es imposible agradar a Dios" (Hebr. XI). Y porque la fe sin el amor no tiene ningún valor; por consiguiente 2) cuanto al afecto luego añade: y en la caridad.

"Aun cuando tuviera toda la fe posible, de manera que trasladase de una parte a otra los montes, no teniendo caridad, soy nada" (1Co 13,2). 3) En lo exterior pone 2 cosas contra la lascivia (que consta de embriaguez y lujuria): la santificación, es decir, la castidad (1Th 4,3), y la sobriedad (Tito 2,12). Por eso dice: en la santificación y con sobriedad.


CAPUT 3

9
(
1Tm 3,1-3)

LECTIO 1: Ad 1 Timotheum 3,1-3

Decláranse las condiciones del obispo y del sacerdote.

1. Fidelis sermo: si quis episcopatum desiderat, bonum opus desiderat.2. Oportet enim episcopum irreprehensibilem esse, unius uxoris virum, sobrium, ornatum, prudentem, pudicum, hospitalem, doctorem;3. Non vinolentum, non percussorem, sed modestum, non litigiosutn, non cupidum.

Arriba instruyó a Timoteo en lo tocante a la fe recta y al culto de Dios, aquí dale instrucción de lo que pertenece a los oficios eclesiásticos; y primero de la institución, luego de su ocasión o necesidad; también de lo concerniente a los obispos y diáconos. Mas, como según Dionisio,3 órdenes hay, a saber, de los obispos, que tienen la primacía; de los presbíteros, que iluminan; de los diáconos, que purifican, ¿por qué no hace mención de los presbíteros? Respondo: indistintamente se dicen obispos o presbíteros; no porque no haya distinción entre los órdenes cuanto a la cosa en sí, sino cuanto a los nombres; porque presbítero es lo mismo que anciano, y obispo que superintendente. Y por eso los obispos y presbíteros cuanto al nombre se llamaban ya obispos ya presbíteros.

Trata, pues, del deseo de llegar al episcopado y traza la imagen de un obispo. Adelanta la afirmación de su institución diciendo:

-"Es una verdad muy cierta" la que diré, o la que dije, a saber:

-"que quien desea obispado". De aquí tomaron algunos ocasión de ambicionar obispados y prelacias; mas no entienden ¡ota de lo que aquí se dice, porque el Apóstol quiere mostrar lo que a ese oficio corresponde. Obispo es nombre griego; scopos, lo mismo que intendente, epi, sobre; dícese pues obispo algo así como superintendente.

Dos cosas por tanto hay que considerar en el obispo: su grado superior y su acción útil al pueblo. Porque algunos quizá le echan el ojo a lo circunstancial que lo rodea, a saber, que el presidente es honrado y que tiene potestad. Quien por esto desea el episcopado no sabe con qué se come. Por esta razón explica el Apóstol en qué consiste ser obispo y qué cosa desea el que el episcopado desea, porque es un ministerio santo. No dice tiene buen deseo, sino desea una buena obra, a saber, la utilidad del pueblo. Mas ¿por ventura es lícito desearlo? San Agustín dice que no. La Glosa: no es decorosa apetencia la de un lugar superior, sin el cual no puede gobernarse al pueblo, aun cuando la administración se haga con tino y decoro. Lo mismo dice en la Ciudad de Dios, libro 19; y la razón es que nadie debe apetecer lo que está desproporcionado y por encima de sus fuerzas; de otra suerte fuera un necio. Quien no entiende de jugar se abstiene de pelotear (Horacio).

Pudiera desear razonablemente el episcopado aquel cuya facultad estuviese a tal cargo proporcionada; mas para esto nadie tiene la capacidad suficiente, porque el prelado, según el grado y la conveniencia, debe aventajar a todos en el trato y contemplación, de suerte que en su comparación los otros sean del montón; y es grandísima soberbia presumir uno de sí tener tal idoneidad; y, una de dos, o apetece las circunstancias, y entonces no sabe lo que apetece, porque no consiste en esto el episcopado, o el mismo ministerio, y esto es soberbia. Por tanto, si no es por imposición, no admitir la colación (de un ministerio tan santo, que hasta al ángel pone espanto).

Mas si dijeres (Glosa): el estado de los obispos es de mayor perfección que el de los religiosos; pero éste es lícito desearlo, luego... Respondo: la perfección no se halla de la misma manera en uno y otro, porque el estado de los obispos la presupone; por tanto nadie debe apetecerla si no la tiene. Pero el estado de los religiosos es senda; por tanto no se requiere la perfección ya adquirida, sino la obligación de adquirirla si no se tiene; como consta por San Juan 21,15: donde el Señor no le dice a Simón: si quieres ser perfecto, apacienta mis ovejas; pero al ¡oven sí le dice: si quieres ser perfecto. Así es como hay que entender por episcopado lo que quiere decir buena obra: "no como si quisierais tener señorío sobre el clero, sino siendo verdaderamente dechados de la grey" (1P 5,3). Como si dijera: si el episcopado deseas, esto es lo que deseas, porque es un buen ministerio.

Mas qué cualidades deba tener el obispo las señala en seguida: "es menester que el obispo sea irreprensible". Y primero lo instruye en general, luego en especial: "que no se haya casado sino con una sola mujer". Dice pues: digo que desea un buen ministerio, aunque no todos son para eso si no son tales que no tengan mota. Así se dice de Zacarías que guardaba todos los mandamientos y leyes del Señor irreprensiblemente. "Ninguno que tuviere defecto se llegará a ofrecer víctimas al Señor ni panes a su Dios" (Lv 21,21). No por eso ha de entenderse que absolutamente no tenga ningún pecado, porque 1 Juan 1 dice: "si dijéremos que no tenemos pecado... " Ni decir tampoco, como algunos, que el que hubiese pecado con pecado mortal después del bautismo ya no es idóneo, porque pocos estarían en esas condiciones; mas lo que se pide es que sea irreprensible, esto es, no sujeto a ningún pecado, que pudiese dar en otros asidero a la reprensión, porque es cosa indecorosa un reprensor reprensible. (Mateo 7. 5).

-"marido de una sola mujer". Aquí viene la instrucción especial, cuanto a sí y cuanto a la multitud: "teniendo los hijos a raya". Primero muestra qué virtudes han de adornarlo. 2o. qué vicios no ha de tener: "no dado al vino". Ahora bien, toda virtud moral versa primero sobre las pasiones; y en dos soportes se apoya la santidad, a saber, la castidad y la sobriedad, porque el alma se inquieta mayormente por el deleite o los placeres carnales. Por eso pone en primer lugar lo que se refiere a la castidad: que sea "marido de una sola mujer".* De modo parecido en Tito 1.

Y en este punto parecen no avenirse San Agustín y San Jerónimo. Entiéndese esto, según él, después del bautismo; porque si antes tuvo 2 mujeres, una primero y otra en pos, no se le impide la ordenación, ya que todo lo borra el bautismo. San Agustín y San Ambrosio sostienen lo contrario; porque ora antes, ora después, si tuvo 2, no se ordena. Y ¿acaso el bautismo lo borra todo? Respondo: los pecados ciertamente, no así la irregularidad, en que a veces aun sin pecado se incurre por sola la institución eclesiástica; pero el matrimonio ni aun entre paganos es pecado. Mas ¿cuál es la causa de esta institución? ¿Por ventura no tiene mayor traba quien enlazado está con muchas concubinas? Respondo: pero esto no es sólo por la incontinencia, sino por la representación del sacramento, porque Cristo es el Esposo de la 1glesia, y ésta es una. "Una es mi paloma".

-"sobrio", como en Tito 2; pues aquí enseña al obispo, que se dice superinterente, que vigile; y la embriaguez se opone a las vigilias, como dice San Pedro 1, 5.

-"prudente", porque la prudencia es la que gobierna todas las virtudes, y al obispo lo eligen para que gobierne a otros. (Mateo X y XXIV)

En seguida pone las virtudes que ordenan las acciones exteriores, cuanto a sí y cuanto a los otros:

-"modesto, casto". Es modesto cuando está bien compuesto en palabras y acciones. Pues ornato dice belleza, que consiste en la proporción. De donde, cuando obra y habla como conviene, llena la condición de modesto (ornatus). "Hombres ricos en virtudes, solícitos del decoro" (Eccli. 44,6). Esto se le exige al obispo, porque por lo exterior juzgamos de lo interior. "El modo de vestir, de reír y de andar, dicen del hombre lo que es" (Eccli. 19,27). Ya que el prelado está (como en un escaparate) a vista de los hombres, es menester que sea modesto. Dícese de San Ambrosio que por eso no quería ordenar a unos, por contonearse con desenvoltura y disolutamente al andar. Sucederá también que tenga que toparse alguna vez con indecencias, bufonadas o chocarrerías, y para esto ha de resguardarse con la castidad, para que, si oyese o viese, tenga empacho y vergüenza. Dice San Agustín: un ojo impuro señal de corazón impuro. De la mujer casta dice el Eccli. Vil!,2 1: "la gracia de su modestia vale más que todo el oro".

-"amante de la hospitalidad". Trata del obispo respecto de otros. Ahora bien, el obispo tiene obligación de apacentar las ovejas; y la limosna es doble, corporal y espiritual. Luego ha de apacentarlas espiritual y corporalmente. Y así dice: "amante de la hospitalidad", a saber, de huéspedes y peregrinos. (2Tm 2; Hebr. 13; Job 31).

-"propio y capaz para enseñar". Y éste es el oficio propio del prelado. "Os daré pastores según mi corazón, que os apacentarán con la ciencia y con la doctrina" (Jr 3,15).

-"no dado al vino". Quita con esto los vicios opuestos, esto es,3 cosas, que se refieren respectivamente a la concupiscencia de la carne, a la ira, a la codicia. "No dado al vino" dice menos de lo mucho que significa.

"No os entreguéis con exceso al vino, fomento de la lujuria" (Efesios 5,18). Como si dijera: no goloso, no lujurioso.

-"no violento". Oportuna prohibición en pos del vino, porque los borrachos fácilmente descargan su ira con golpes, "sino modesto", esto es, sufrido. "Vuestra modestia sea conocida de todos" (Ph. 4,5). Cristo en su pasión no daba golpes.

-"no pleitista". "Al siervo de Dios no le conviene altercar" (2Tm 2,24). "Pero si alguno se muestra terco, le diremos que nosotros no tenemos esa costumbre ni la 1glesia de Dios" (1Co 9,16). Y esto porque los obispos son los sucesores de los Apóstoles, a quienes Cristo instruyó para que anunciasen la paz. También en su pasión dijo Cristo: mi paz os dejo, mi paz os doy.

-"no codicioso", porque le han puesto para juez y ordenador de la 1glesia y, si es codicioso, fácilmente se desvía de la justicia. "No recibas regalos, porque deslumbran aun a ios prudentes y pervierten las sentencias de los justos" (Éxodo 23,8). "Desde el más pequeño hasta el más grande se han dado todos a la avaricia" (Jr 6,13).


Aquino - PRIMERA TIMOTEO 5