Aquino - SEGUNDA CORINTIOS 31

31
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2Co 8,9-15)

LECTIO 2: 2 Corintios 8,9-15

Con el ejemplo de Cristo Salvador induce a los mismos Corintios a dar limosnas generosamente, para provecho de ellos mismos, y contando ya con la voluntad de ellos mismos les muestra que la limosna es de mayor provecho para quien la da que para quien la recibe.

9. Porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por vosotros se hizo indigente, siendo rico, para que por su pobreza fueseis ricos.
10. Y en ello os doy consejo, porque esto os conviene, puesto que no sólo a hacer sino que ya lo comenzasteis a querer desde el primer año.
11. Pues ahora cumplidlo de hecho, para qué así como vuestro ánimo es pronto en querer, así lo sea también en ejecutar conforme a lo que tenéis.
12. Porque si la voluntad está pronta conforme a lo que tiene, es acepta, no conforme a lo que no tiene.
13. No de tal modo que para otros sea la holganza, y para vosotros la estrechez, sino que por razón de igualdad,
14. en este tiempo, vuestra abundancia supla la escasez de ellos, para que asimismo su abundancia sea el suplemento de vuestra indigencia, de manera que resulte igualdad, según está escrito:
15. El que tuvo mucho no tuvo de más; y el que poco, no tuvo de menos.

Aquí induce a los Corintios a dar limosnas a ejemplo de Cristo, diciendo: Quiero comprobar vuestro buen ingenio para dar, es claro que a ios pobres, cosa que debéis hacer a ejemplo de Cristo; porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, la que dio El al género humano. La gracia y la verdad por Jesucristo, etc. (Jn 1,17). Y se le llama gracia porque todo cuanto de nuestras penalidades asumió el Hijo de Dios en su totalidad se le debe atribuir a la gracia, porque ni se le adelantó nadie en bondad, ni fue obligado por la fuerza de alguien, ni llevado por necesidad suya. Así es que por esta gracia por nosotros se hizo pobre. Y dice indigente, lo que es más que pobre. Porque se llama indigente no al que simplemente tiene muy poco, sino al que carece de todo; porque el pobre algo tiene. Así es que para significar la mayor pobreza se dice: se hizo indigente, es claro que en las cosas temporales. El Hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza (Luc. 9,58). Yo soy el hombre que ha visto la miseria (Tren. 3,10). Pero se hizo indigente no por necesidad sino voluntariamente, para que este favor ya no fuese favor, y por esto dice: siendo rico, es claro que en bienes espirituales. Es el Señor de todos, rico para con todos (Rm 10,12). En mi mano están la riqueza y la gloria, la opulencia y la justicia (Pr 8,18). Y dice siendo, no habiendo sido, para que no parezca que Cristo perdiera las riquezas espirituales al asumir la indigencia. Porque de tal manera asumió esta indigencia que no perdió aquellas inestimables riquezas. Ricos y pobres júntos en uno (Ps. 48,3). Rico en las cosas espirituales, pobre en las temporales. Y el por qué quiso hacerse indigente lo agrega diciendo: para que por su pobreza fuésemos ricos, o sea, para que por su misma pobreza en las cosas temporales fueseis ricos en las espirituales. Y esto por dos cosas, por el ejemplo y por sacramento. Por el ejemplo porque si Cristo amó la pobreza, también nosotros por su ejemplo debemos amarla. Y amando la pobreza en las cosas temporales nos hacemos ricos en las espirituales. ¿No es verdad que Dios eÜgió a los pobres en este mundo para hacerlos ricos en la fe? (Sant. 2,5). Y por eso dice: para que por su pobreza, etc. Y por sacramento, porque todo lo que Cristo hizo y sufrió fue por nosotros. De aquí que así como por haber sufrido la muerte fuimos librados de muerte eterna y restituidos a la vida, así también por haber sufrido la indigencia en las cosas temporales, fuimos librados de la indigencia en las espirituales y hechos ricos en las espirituales. Habéis sido enriquecidos con toda ciencia, etc. (1Co 1,5).

En seguida, cuando dice: Y en ello os doy consejo, los induce a dar por parte de ellos mismos. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero indica el provecho que de esto les resulta; luego, muestra que esto ha sido querido también por ellos, el dar limosnas: no sólo a hacer, etc. Así es que dice: Considerando este beneficio, os aconsejo, os exhorto a dar limosnas, no sólo para el bien de los santos que están en Jerusalén, sino también para vuestro provecho. Con los buenos consejos del amigo se endulza el alma (Pr 27,9). Y esto porque os es provechoso. Porque el bien de la misericordia es más provechoso para quien la hace que para el beneficiario; porque quien la hace cobra por ello un premio espiritual; y el que la recibe, uno temporal; y así como lo espiritual se debe preferir a lo temporal, así también en las obras de misericordia el provecho del que da es preferible al provecho dei que recibe. La misericordia sirve para todo (1Tm 4,8).

Y esto no sólo les es provechoso a ellos, sino que también ellos mismos lo quisieron, por lo cual dice: que no sólo a hacer, etc. En lo cual hace tres cosas. La primera, recordar el buen principio en ellos; la segunda, exhortarlos al debido fin: Pues ahora cumplidlo de hecho, etc.; la tercera, explicarles algo de lo que dijera: Porque si la voluntad, etc. Así es que dice: Debéis dar en verdad libremente limosnas, porque no sólo os es provechoso, sino que también esto mismo empezasteis a quererlo espontáneamente, el dar limosnas, desde el primer año que estuve con vosotros. O bien desde el año anterior, esto es, precedente; como si dijera: Más vale querer que hacer, conforme a aquello del Eclesiástico (18,16): La palabra vale más que la dádiva, etc. Por lo cual debéis estar prontos a dar. Y porque estáis prontos a dar, lo que pensasteis llevadlo ahora a la práctica, pues de otra manera vuestra intención se frustraría. No amemos de palabra y con la lengua, sino con obras y de veras (1Jn 3,18). Quien ha empezado en vosotros la buena obra la llevará a cabo (Ph. 1,6). Y la razón de ello es que así como está pronta la disposición de la voluntad, o sea, la decisión de la voluntad, según la Glosa, bien dispuesta está, de modo que esté pronta la resolución de ejecutarla. O bien de otra manera de modo que ánimo se tome en el sentido de voluntad. Y entonces se dice: Así como estuvisteis prontos para querer, así también estad prontos para ejecutar, y esto con lo que poseéis, o sea, de acuerdo con vuestras posibilidades.

En seguida explica esto: conforme a lo que tenéis, diciendo: Porque si, etc.; como si dijera: Digo que debéis estar prontos para dar, y con esto no trato de seros gravoso de modo que deis por encima de vuestras posibilidades, porque quizá la voluntad dispuesta os induce a esto, pero en esto la obra no puede igualar a la voluntad, por lo cual dice: conforme a lo que tenéis. Porque sí la voluntad está pronta conforme a fo que tiene, es acepta. Y la razón de ello es que la voluntad es acepta por la perfección de la operación; y la obra no se perfecciona sino por lo que se tiene, por lo cual dice: conforme a lo que tiene es acepta. - Si tuvieres mucho, da con abundancia (Tb 4,9).

En seguida, cuando dice: No de tal modo que para otros, etc., hace a un lado cierta conjetura. Porque éstos podrían decir: Si damos limosnas para los santos pobres que hay en Jerusalén, vivirán ellos en la ociosidad, y nosotros nos perjudicaremos y así nos haremos miserables. Por lo cual el Apóstol excluye primero esta conjetura; luego manifiesta su intención; tercero, la confirma mediante autoridad, y excluye la mala inteligencia diciendo: No de ta! modo que para otros sea la holganza; como si dijera: No os muevo a dar limosnas de tal modo que para otros sea un descanso y vivan de vuestras limosnas en la ociosidad mientras para vosotros sea una aflicción, o sea, la pobreza, pues os desanimaríais.

Pero ¿acaso pecan los que dan todo a los demás y luego se ven afligidos por la pobreza? Porque parece que así es según estas palabras del Apóstol.

Respondo. Débese decir, según la Glosa, que lo mejor sería darlo todo a los pobres y sufrir por Cristo. Y ¡o que aquí dice, por condescendencia lo dice, porque eran flacos, y quizá desfallecerían si fueran oprimidos por la pobreza. Su intención la explica diciendo: sino que por razón de igualdad; como si dijera: No os deseo la tribulación sino cierta igualdad, de modo que en esta ocasión vuestra abundancia supla la escasez de ellos. Lo cual se puede explicar de tres maneras. La primera, por la igualdad de cantidad; la segunda, por la igualdad de proporción; la tercera, por la igualdad de la voluntad. Por la igualdad de cantidad, porque éstos, los Corintios, abundaban en bienes temporales y eran pobres en los espirituales; y en cambio los santos que había en Jerusalén abundaban en los espirituales y eran pobres en los temporales. Así es que quiere que haya entre ellos igualdad de cantidad, de modo que los que abundan en los bienes temporales les den la mitad de todos a los que de ellos carecen; y que éstos les den la mitad de los espirituales, para que así fueran igualmente ricos. Y más bien dice esto, de modo que por la igualdad de la cantidad, o sea, por la mitad de vuestros bienes, en este tiempo, que es breve, vuestra abundancia de bienes terrenos supla la escasez de ellos, que abandonaron todas las cosas del mundo, y para que asimismo su abundancia, en los bienes espirituales, sea el suplemento de vuestra indigencia en los espirituales, esto es, para que seáis partícipes de la vida eterna. Granjeaos amigos con las riquezas de iniquidad (Luc. 16,9). En la repartición por suerte da y toma (Eccli. 14,15-16): da de lo temporal y recibe de lo espiritual. Ahora bien, de la igualdad de proporción se da esta explicación, que es mejor: Vosotros, Corintios, tenéis abundancia de bienes temporales, y los santos que están en Jerusalén la tienen de los espirituales. Pues bien, quiero que por cierta igualdad, que no sea según la cantidad sino según la proporción, así como ellos se sustenten con vuestras limosnas, así vosotros os enriquezcáis con las preces de ellos ante Dios. Porque así como ellos no se enriquecen con vuestros bienes temporales cuanto sois ricos vosotros, así tampoco vosotros os enriqueceréis de bienes espirituales tanto como ellos. Por lo cual dice:" sino que por razón de igualdad, etc., vuestra predicha abundancia de bienes terrenos supla la escasez de ellos, de los santos, en bienes temporales, para que asimismo la abundancia de ellos en los espirituales, etc. Si nosotros hemos sembrado entre vosotros bienes espirituales ¿será gran cosa que recojamos de vuestros bienes temporales? (1Co 9, l.l). Ahora bien, de la igualdad de la voluntad habla así: sino que por razón de igualdad, esto es, quiero que haya en vosotros igualdad de voluntad, para que así como ellos tienen voluntad de comunicaros los bienes en que abundan, así también vosotros tengáis la voluntad de compartir con ellos los bienes en que abundáis.

En seguida confirma esto mediante autoridad. Por lo cual dice: según está escrito (Ex. 16,18): Ni quien más había cogido por eso tuvo más, ni quien menos recogió tuvo menos del maná, o sea, que quien tuvo más que la medida del gomor, no tuvo de más, o sea, no tuvo más de lo que necesitaba; y el que poco, no tuvo de menos, o sea, nada le faltó, porque todos igualmente tenían lo necesario. Y así ni quien recogió más. tuvo más, ni quien menos recogió tuvo menos.



32
(
2Co 8,16-24)

LECTIO 3: 2 Corintios 8,16-24

Se alaba a los ministros por medio de los cuales se hacían las colectas y se les recomiendan a los Corintios.

16. Pero doy gracias a Dios, que ha puesto la misma solicitud por vosotros en el corazón de Tito.
17. Pues ha aceptado mi invitación, y todavía más solícito por su propia voluntad, va a veros.
18. Y os hemos enviado con él al hermano nuestro cuyo renombre a causa del evangelio se ha extendido por todas las iglesias.
19. Y no sólo eso, sino que fue designado por las iglesias como compañero de nuestros viajes, para esta generosidad a la cual nos consagramos para gloria del Señor y por nuestra resuelta voluntad.
20. Así evitaremos que alguien nos reproche por esta abundante riqueza que administramos para la gloria del Señor.
21. Pues procuramos el bien no sólo ante Dios sino también ante los hombres.
22. Con ellos os enviamos también a nuestro hermano, tuya solicitud tenemos ya comprobada muchas veces; y ahora aún más solícito, con gran confianza en vosotros.
23. En cuanto a Tito, él es mi socio y coadjutor entre vosotros; y nuestros hermanos son Apóstoles de las iglesias, gloria de Cristo.
24. Mostrad, pues, con ellos, ante la faz de las iglesias, vuestra caridad y la razón de nuestro orgullo respecto de vosotros.

Habiendo tratado de las colectas que se debían hacer, en seguida trata aquí de los ministros que debían hacerlas. Y acerca de esto hace dos cosas. La primera, nombrarlos; la segunda, recomendárselos a los Corintios: Mostrad, pues, ante la faz de las iglesias, etc. Acerca de lo primero hace tres cosas. Porque primero nombra a Tito; en segundo lugar a Bernabé: Y os hemos enviado con él al hermano, etc.; tercero, a Apolo: Con «ellos hemos enviado también a nuestro hermano, etc.

Acerca de Tito dos cosas encarece, a saber, su solicitud y la señal de su solicitud: Pues ha aceptado mi invitación, etc. Así es que primero dice: Arriba dije que rogué a Tito que completara la generosidad esta de colectar limosnas, que tiene todas mis preferencias por el mandato de los Apóstoles, por el cual también a él lo hallé solícito. Y por eso doy gracias a Dios, que ha puesto la misma solicitud que yo tengo por vosotros, exhortando y moviendo a obras de misericordia, en el corazón de Tito; porque también él está solícito, como yo lo estoy, para completar en vosotros esa buena obra. Mas deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin (Hebr. 6,2). E! que preside, que sea con solicitud (Rm 12,8). Y la señal de su solicitud es que cuando le rogué, de buena gana, aceptó mi invitación. Y por eso dice: Pues ha aceptada mi invitación. Y porque puso en obra lo que le pedí. Por lo cual dice: y todavía más solícito por su propia voluntad, va a veros; el mismo que primero se negaba a ir por vuestros pecados. No seáis flojos en cumplir vuestro deber (Rm 12,2).

En seguida, cuando dice: Y os hemos enviado con éf, etc., habla del segundo ministro. Y acerca de esto hace dos cosas. La primera, encomendarlo; la segunda, dar la razón de haber enviado tan importantes nuncios: Así evitaremos, etc. Según algunos este hermano es Lucas, pero según otros es Bernabé; pero (sea quien sea), lo encomia por tres motivos: a saber, por su fama, porque su renombre, a saber, el de Lucas, es a causa del evangelio por él escrito, por todas las iglesias, como aprobado que ha sido por los Apóstoles. O bien cuyo renombre, a saber, el de Bernabé, se debe al evangelio por él predicado por todas las iglesias, tanto a Judíos como a Gentiles. Por lo cual se dice de Bernabé en los Hechos que era un varón bueno lleno de fe y del Espíritu Santo. Y también lo recomienda como a compañero suyo, porque no sólo es renombrado sino que fue designado por las iglesias de Judea como compañero de nuestros viajes, o sea, de mi predicación, .por la cual como peregrinos le damos la vuelta al mundo. Mientras habitamos en este cuerpo, estamos distantes del Señor y fuera de nuestra patria (2Co 5,6). Y esto es verdad respecto a Lucas, porque fue uno de los setenta y dos discípulos y compañero de Pablo. También respecto a Bernabé, porque se dijo por el Espíritu Santo: Separadme a Sauio y a Bernabé para la obra a que los tengo destinados (Ac 13,2). Y fue hecho compañero para esta generosidad de colectar .limosnas. O bien en esta gran obra de la predicación, de la cual se dice en Efesios 3,8: A mí, el más inferior de todos los santos, etc. También lo recomienda por su oficio, porque es ministro de la gracia a la cual nos consagramos. A nosotros, pues, nos ha de considerar e¡ hombre como ministros de Cristo (1Co 4,1). Y Dios es el que nos ha hecho ¡dóneos para ser ministros, -etc. (2Co 3,6). Y esta gracia se administra para la «gloria del Señor, para que nuestro Señor sea glorificado, por las limosnas que se hagan, por la conversión de muchos pueblos con nuestra predicación, porque como se dice en el Libro de los Proverbios (14,28): En la muchedumbre de pueblo está la gloria de un rey. También se administra para que nuestra voluntad se cumpla, porque esto es lo que nosotros queremos hacer. Por lo cual dice: y por nuestra resuelta voluntad, esto es, predestinada por Dios, que ab aeterno nos predestinó a tener tal voluntad.

En seguida, cuando dice: Así evitaremos, etc., da la causa de enviar a tan importantes nuncios. Y primero da la razón de ello; luego, la demuestra: Pues procuramos, etc. Así es que dice: La causa de que enviamos a tan importantes nuncios es para que sepáis que este asunto nos interesa visceralmente. Por lo cual dice: Así evitaremos que alguien nos reproche, etc.; como si dijera: para evitar el reproche que se nos podría echar en cara por algunos: o bien de negligencia, si no enviara yo a esforzados; o bien de fraude, si no enviara a gente segura. Y éstos eran esforzados, y activos, y seguros, como designados por las iglesias y electos por el Espíritu Santo. Nosotros no demos a nadie motivo aíguno de escándalo (2Co 6,3). Y dice por esta abundante riqueza, a saber, de limosnas o de conversión de las Gentes. Comunique cada quien al prójimo el don según que lo recibió, etc. (1P 4,10). Y esto lo demuestra diciendo: Pues procuramos, etc.; como si dijera: Bien digo que lo evitaremos porque procuramos, porque debemos procurar cosas buenas, o sea, que nuestras obras sean buenas no sólo delante de Dios, para agradarle, sino también delante de los hombres, para que ellos vean que son buenas. Y esto lo hace procurándolo solícitamente y multiplicando los bienes. Aplicaos al bien (Rm 12,9).

En seguida, cuando dice: Con eílos os enviamos también a nuestro hermano, etc., habla del tercer nuncio, de Apolo. En lo cual hace dos cosas. Primero, encomiar su solicitud diciendo: cuya solicitud por vuestra salvación tenemos ya comprobada muchas veces; y ahora aún más solícito. Porque, como arriba se ha dicho, Apolo fue el primero que después del Apóstol predicó entre los Corintios. Yo planté, Apolo regó (1Co 3,6). Mas éste, disgustado por el pecado de ellos mismos, se apartó y la solicitud que por ellos había tenido la aplazó. Mas ahora, habiendo sabido su conversión, se hizo aún más solícito por el bien de ellos que anteriormente. Solícitos en conservar la unidad del espíritu (Ep 4,3). El que preside, que sea con vigilancia (Rm 12,8). Lo segundo es agregar qué origen tuvo su solicitud: Apolo confió en vosotros por lo que de vosotros dijo Tito elogiándoos. Por lo cual dice: con gran confianza en vosotros en cuanto a Tito, que es mi socio; y por haberse júntado libremente con Tito y con Lucas o con Bernabé; y porque a eso fue inducido por los Apóstoles de las iglesias que están en Judea. Y por eso dice: y nuestros hermanos, Apóstoles de las iglesias de Judea, lo indujeron a tener solicitud por vosotros, las cuales iglesias son gloria de Cristo, o sea, para gloria de Cristo.

En seguida, cuando dice: mostrad, pues, ante la faz de las iglasias, etc., les recomienda estos nuncios a los Corintios, diciendo: pues tales nuncios os hemos enviado, luego mostrad, etc., esto es, mostrad con obras la caridad que tenéis para con ellos y que con razón os encomié y que con razón me enorgullezco de vosotros ante la faz de las iglesias a las que fui y en las que prediqué. O bien, ante la faz de las iglesias porque cuanto hagáis con ellos se sabrá en todas las iglesias.




Capítulo 9



33
(
2Co 9,1-7)

LECTIO 1: 2 Corintios 9,1-7

Exhorta a los Corintios a dar sus limosnas con liberalidad y abundancia, pero sobre todo alegremente.

1. En cuanto a este servicio en favor de los santos, me es superfluo escribiros.
2. Conozco, en efecto, vuestra prontitud de ánimo, de la que me glorío ante los macedonios, puesto que Acaya está preparada desde el año pasado. Y vuestro celo ha estimulado a muchísimos.
3. No obstante, os envío a los hermanos para que nuestro orgullo respecto de vosotros no se desvanezca en este particular y como os decía estéis preparados.
4. No sea que cuando vinieren los de Macedonia conmigo os encontraren sin prepararos, y nos avergonzáramos (por no decir vosotros) por esta causa.
5. Por tanto he creído necesario rogar a los hermanos que vayan antes a veros, y den orden para que esa como bendición de antemano prometida esté a punto como don generoso, no como por tacañería.
6. Os digo esto: el que siembra escasamente, escasamente cosecha; y el que siembra bendiciones, bendiciones también cosecha.
7. Cada cual dé según el dictamen de su corazón, no con tristeza ni forzado. Pues Dios ama al que da con alegría.

Habiendo inducido el Apóstol a los Corintios a dar limosnas para los santos que están en Jerusalén, aquí los aconseja en cuanto al modo de dar, para que den abundantemente y con alegría. De aquí que para que dieran como era debido les envió a tan importantes nuncios. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero excluye una sospechosa causa de haberles enviado a los nuncios; luego, indica la verdadera causa: No obstante, os envío a los hermanos para que, etc. Acerca de lo primero hace tres cosas. La primera, excluir la sospecha; la segunda, indicar la verdadera causa: conozco, en efecto, vuestra prontitud; la tercera, probar esa causa: de la que me glorío ante los Macedonios, etc. En cuanto a lo primero, como alguien podría decirle al Apóstol: Tú nos amonestas para que recibamos bien a los nuncios que nos envías; pero ¿por qué no me¡or nos amonestas a que demos espléndidas limosnas? Por lo cual, excluyendo esto, dice: No es necesario que esto lo amoneste, porque en cuanto a este servicio en favor de los santos me es superfluo escribiros, siendo la causa que conozco vuestra prontitud de ánimo para ayudarles. Dispuesto está mi corazón, oh Dios (Ps. 107,2). Y que vuestro ánimo esté pronto lo pruebo doblemente. Primero por mi orgullo por vosotros. Porque si no supiera que tenéis pronto el ánimo para esto, no me gloriaría de vosotros ante los demás. Y por eso dice: de ía que, de la prontitud de vuestro ánimo. Toda nuestra gloria consiste en el testimonio que nos da la conciencia, etc. (2Co 1,12). Grande es la confianza que de vosotros tengo (2Co 7,4). - Me glorío ante los Macedonios de que la Acaya, cuya capital es Corinto, preparada está desde el año pasado para ayudar generosamente. Lo segundo es por el efecto, porque por vuestro ejemplo estimulasteis a muchos a lo mismo. Y por eso dice: y vuestro celo, esto es, el deseo y el propósito de imitaros ha estimulado a muchísimos; porque habiendo oído que vosotros, bien enmendados, adelantabais, muchos se sintieron estimulados a progresar. El hierro con hierro se agudiza (Pr 27,17). Sed, pues, celosos amantes del bien, etc. (Galat. 4,18). Entre esos dones aspirad a los mejores (1Co 12,31).

En seguida, cuando dice: No obstante, os envío a los hermanos, etc., indica la verdadera causa de haber enviado a tan importantes nuncios. Y primero la señala en general; y luego en especial: y como os decía, etc. Acerca de lo primero hace dos cosas. La primera, indicar la verdadera causa, diciendo: la causa de haber enviado a éstos es no el creer que no queráis vosotros socorrer a los pobres, sino para que nuestro orgullo respecto de vosotros, o sea, la gloria que por vosotros tenemos, no se desvanezca, si fallaseis. Tengo por mejor el morir, etc. (1Co 9,15). No se desvanezca, digo, en este particular, porque bien me consta que en otras virtudes y bienes no desvanecéis mi gloria. La segunda, diciendo: Y tal corno, etc., se les ha exhortado al debido modo de dar. Y primero los exhorta a que den con prontitud; luego, a que den con abundancia: por io tanto he creído necesario, etc.; tercero, a que den alegremente: cada cual dé según el dictamen de su corazón, etc. Acerca de lo primero hace dos cosas. La primera, indicar el modo de dar; la segunda dar la razón de ello: no sea que cuando vinieren Jos de Macedonia conmigo, etc. El modo de dar es con prontitud. Y por eso dice: os envié unos ministros para que estéis preparados para dar, corno os dije, para ejemplo de los Macedonios. Y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas (Mt 25,10). No digas a tu amigo: anda y vuelve: mañana te daré, etc. (Pr 3,28). La razón de ello es que no sea que cuando vinieren conmigo a veros los Macedonios os encontraren sin prepararos, y nos avergonzáramos; como si dijera: Para vosotros será la vergüenza si prometisteis y no cumplís. Pero si esto lo soportáis y no os preocupa vuestra vergüenza, al menos preocupaos de la nuestra, por lo que os decimos que estéis preparados. En seguida, cuando dice: Por lo tanto, he creído necesario, etc., los exhorta a que den con abundancia. Y acerca de esto hace dos cosas. La primera, exhortarlos; la segunda, dar la razón de la exhortación: Os digo esto, etc. Así es que dice: No sea que nuestro orguilo se desvanezca y para que vosotros no os avergoncéis, he creído necesario rogar a los hermanos, a saber, a Lucas, Tito y Apolo, que vayan antes a veros, y den orden para que esté a punto esa bendición de antemano prometida, a saber, la limosna, llamada bendición porque es la causa de la eterna bendición. Porque por el hecho de dar, el hombre es bendecido por Dios (Este es el que obtendrá la bendición del Señor: Ps. 23,5) y por los hombres. Quien es compasivo será bendito (Pr 22,9). Y dice que la dicha limosna esté a punto como una bendición, o sea, abundantemente, y no como por tacañería, o sea, muy corta. Y la razón de que deben dar abundantemente es porque digo que el que escasamente siembra, o sea, quien da poco en este mundo, también escasamente cosecha, o sea, que recibirá muy poco en el otro siglo. Y habla de sembrar porque siembras nuestras son lo que de bueno^ hagamos. Y también porque si se siembra poco no se cosecha mucho. Lo que un hombre sembrare eso cosechará (Galat. 7,8), pero multiplicado. - Y el que siembra bendiciones, esto es, abundantemente, bendiciones también cosecha, o sea, una amplia retribución de Dios. Pero ¿acaso no cosechan todos abundantemente? Así débese decir en cuanto a la cuantidad del premio, porque todos rebosan, y nadie cosecha allí poco. Pero se dice que abundantemente en cuanto a la proporción de lo que buenamente se sembró. Hay diferencia en la claridad entre estrella y estrella (1Co 15,41). Abundantemente todos en cuanto al premio substancial, pero escasamente en cuanto al premio accidental, en el cual está la diferencia de los santos. El que recogía mucho no se hallaba con más, ni con menos que el que recogía poco (2Co 8,15). Porque a veces alguien da poco, y con gran caridad y abundantemente cosecha.

En seguida, cuando dice: Cada cual, etc., los exhorta para que den alegre y gozosamente. Y acerca de esto hace dos cosas. Porque los mueve primero a dar gozosamente; y luego da la razón de ello: Pues Dios ama al que da con alegría. Así es que dice: Digo que tengáis preparado lo que queráis dar como bendición, o sea, abundantemente, y digno de bendición, y no como por tacañería, o sea, no escasamente. Y esto lo dice porque lo que espontáneamente se hace no se puede hacer avaramente. Por lo cual agrega: Cada cual, etc., no como avaramente, porque cada cual de vosotros dé limosna según el dictamen, esto es, según lo haya pensado, en su corazón, confiriéndolo consigo mismo; no con tristeza; como si dijera: Cada cual dé voluntariamente, no a la fuerza. Pues indica dos cosas opuestas a lo voluntario: la tristeza y lo forzado. Porque lo voluntario desaparece por algo violento. Y lo violento es doble: o simple o mixto. Simple cuando absolutamente alguien obliga a otro a obrar contra su voluntad. Para hacer a un lado tal clase de violencia dice: ni forzado, lo que ocurriría si dieren forzados por el mandato del Apóstol; como si dijera: No os fuerce a dar nuestro mandato, sino que a esto mismo se mueva vuestra pronta voluntad. Cada uno espontáneamente y de buen corazón quiera ofrecer al Señor (Ex. 35,5). Lo violento mixto se da cuando alguien no de manera, absoluta es forzado a hacer algo contra su voluntad, sino relativamente, o sea, cuando si no lo hace sufre un daño mayor, como cuando por no arrojar las mercancías al mar se hunde la nave. Y así de cierto modo obra voluntariamente y de cierto modo forzadamente, en cuanto es forzado por el temor de un daño mayor. Y para que esto no ocurra dice: no con tristeza, o sea, no de tal manera que haya una violencia mixta, como si dijera: No por el temor a la vergüenza, para que no os avergoncéis, sino por el gozo que experimentáis por el amor que les tenéis a los santos. Yo te ofreceré un sacrificio voluntario, etc. (Ps. 53,8).

En seguida, cuando dice: Pues al que da con alegría Dios lo ama, indica la razón, y es ésta: Todo remunerador remunera las cosas que son dignas de remuneración, y éstas son solamente los actos de las virtudes. Ahora bien, en los actos de virtud hay dos cosas, a saber, la especie del acto, y el modo de obrar, el cual es por parte del agente. Por lo cual si en el acto de virtud no concurren estas dos cosas, no se dice que ese acto sea absolutamente virtuoso, así como no se dice que sea perfectamente justo conforme a la virtud quien efectúa una obra de justicia si no es con delectación y gozo. Y aun cuando entre los hombres, que no ven sino lo patente, basta que alguien obre el acto de virtud conforme a la propia especie del acto, por ejemplo, un acto de justicia; sin embargo, ante Dios, que mira el interior de los corazones, no basta que se obre el acto de virtud conforme a su especie, si no se efectúa según el modo debido, o sea, gozosamente y alegremente. Por lo cual, no simplemente al que da, sino que al que da con alegría lo ama Dios, o sea, lo aprueba y remunera, y no al triste y medio forzado. Servid al Señor con alegría (Ps. 99,2). Todo lo que das dalo con semblante alegre (Eccli. 35,1 i). El que reparte limosna, déla con sencillez (Rm 12,8).



34
(
2Co 9,8-15)

LECTIO 2: 2 Corintios 9,8-15

Insiste en por qué deben dar limosna alegremente, con ánimo pronto y abundantemente.

8. Porque poderoso es Dios para hacer abundar en vosotros toda gracia, para que teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario, abundéis en toda obra buena.
9. Como dice la Escritura: repartió a manos llenas, dio a los pobres, su justicia permanece por los siglos de los siglos.
10. Aquel que provee de simiente al sembrador y de pan para su alimento, proveerá y multiplicará vuestra sementera y colmará el incremento de los frutos de vuestra justicia.
11. Para que siendo ricos en todo, abundéis en toda generosidad, la cual por nosotros obra acción de gracias a Dios.
12. Porque el servicio de esta acción no sólo llena las necesidades de los santos, sino que redunda también en abundantes acciones de gracias en el Señor.
13. Experimentando este servicio, glorifican a Dios por la obediencia de vuestra confesión en el evangelio de Cristo y por la generosidad de vuestra comunión para con ellos y con todos:
14. Y con su insistente súplica por vosotros os aman ardientemente por la sobreexcelente gracia de Dios que hay en vosotros.
15. Gracias doy a Dios por su inefable don.

Aquí da sus razones de tres modos. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero da la razón tomada de parte de ellos mismos; segundo, la razón tomada de parte de Dios: para que siendo ricos en todo, etc. Acerca de lo primero hace dos cosas. La primera, dar la razón; la segunda, confirmarla: como dice la Escritura, etc. La razón es la siguiente: El que da algo que se le multiplica, debe dar prontamente, alegremente y abundantemente, así como vemos que los hombres abundantemente, y prontamente y con gozo siembran la semilla porque multiplicada la recobran. Así es que como la limosna se les multiplica a los que dan, debéis darla gozosa y abundantemente. Y que se multiplique es patente, porque poderoso es Dios para hacer abundar en vosotros toda gracia, etc.; como si dijera: No temáis dar porque abrumados por la indigencia os arrepintáis alguna vez de haber dado, porque poderoso es Dios de hacer abundar toda gracia del Espíritu Santo, por la cual siempre os alegréis de la buena obra que hayáis hecho. Y por eso dice: abundéis en toda buena obra, esto es, que tengáis un gran gusto en dar limosna, tal como lo tenéis en otras obras de virtud, y que sin embargo tengáis todo lo necesario de los bienes exteriores. Y por eso dice: para que teniendo siempre en todas las cosas todo lo necesario, o sea, para que consideréis tenerlo. Dios, quien da a todos copiosamente, etc. (Sant. 1,5). Teniendo, pues, qué comer, y con qué cubrirnos, etc. (1Tm 6,8). En cuanto a lo que nos es necesario se dice adelante: mi gracia te basta (2Co 12,9). De su multiplicación dice Is 30,23: El Señor enviará lluvia a fus sementeras; y en Mateo 19,29: Y cualquiera que dejare casa, hermanos, etc., recibirá el céntuplo, etc.

En seguida, cuando dice: Como dice la Escritura, etc., prueba doblemente la razón dada, por autoridad y por la práctica: Aquel que provee de simiente al sembrador, etc.; y lo prueba por autoridad, diciendo: Rectamente debe moveros la predicha razón, porque, como dice la Escritura, etc.

Pero la Glosa en otro sentido aduce esta autoridad, distinto del sentido del Apóstol. Porque la Glosa la aduce así: Digo que abundéis en toda obra buena, a saber, en la generosidad de las limosnas, porque está escrito: repartió a manos llenas, dio a los pobres. Pero es evidente que el Apóstol quiere referir esto a aquello que dijo sobre hacer abundar toda gracia. Y esto porque la justicia de aquel que dio a manos llenas y dio a los pobres permanece eternamente. Haz bien al justo, y lograrás una gran recompensa, etc. (Eccli. 12,2). Ahora bien, en la autoridad invocada se dice a quiénes se debe dar, o sea, a los pobres, a los indigentes, etc. Cuando des una comida o cena, etc. (Luc. 14,12). Y de qué manera se debe dar, porque dio a manos llenas, porque no lo dio todo a uno solo, sino separadamente a muchos. Aunque yo distribuya todos mis bienes, etc. (1Co 13,3). Parte tu pan con el hambriento, etc. (Is 58,7). Su justicia, o. sea el poder de su justicia, permanece eternamente, porque por lo que da se le aumenta la voluntad de dar; o bien su justicia, esto es, la merced de su justicia, permanece eternamente. Para el que siembra justicia es seguro el salario (Pr 1 1,18). Y por la práctica se confirma la razón predicha, diciendo: Aquel que provee de simiente, etc.; como si dijera: Sabéis por experiencia que lo mismo que dais de limosnas lo recibís de Dios. Por lo cual debéis dar generosamente por amor de Dios. Tuyas son todas las cosas que hemos recibido de tu mano, etc. (Paral. 29,14). E introduce tres cosas acerca de esto. Lo primero es que alguien podría decir: Si hoy damos lo que tenemos, nos hará falta lo necesario para el diario sustento. Y esto lo hace a un lado, porque el que provee no sólo da la simiente al sembrador, sino también pan, o sea, lo necesario para la vida, para su alimento (Al que da el alimento a todos los vivientes: Ps. 135,25). Lo segundo, porque podría decir que si damos mucho nos hará falta lo que tenemos para dar de nuevo. Y esto el Apóstol lo hace a un lado diciendo que no nos hará falta sino que se multiplicará vuestra sementera de la que hagáis muchas limosnas. Lo tercero porque podría alguien decir que si ahora damos nos faltará la voluntad para dar, y nos pesará el haber dado, y así todo lo perderemos. Y esto lo hace a un lado diciendo: Y colmará el incremento de los frutos de vuestra justicia, esto es, será tanto lo que aumente la posibilidad y la voluntad de dar limosnas, de lo cual procede vuestra justicia, que estaréis siempre preparados y prontos para dar limosnas, y lo que cosechéis sera lo máximo en comparación con la insignificante semilla. De las primicias de tus cosechas da a los pobres* (Pr 3,9). Derramaré mi bendición

* Así cita Santo Tomás este texto, que en la Vulgata dice de esta manera: Honora Dominum, etc., et de primitas omnium frugutn tucrum da ei (esto es, a Dios). Quizá porque lo que de primicias se daba a Dios se les repartía luego a los pobres (Nota del traductor).

sobre vosotros (Lv 25,21). La virtud sirve para toda (1Tm 4,8).

En seguida, cuando dice: Para que siendo ricos en todo, etc., dice por qué deben dar pronta, abundante y alegremente por parte de los mismos dadores; y luego da la razón por parte del mismo Dios por quien deben dar. Y primero indica la razón; segundo, la explica: porque el servicio de esta acción, etc. Y al indicar la razón débense considerar tres cosas, siendo la primera el enriquecimiento de ellos mismos, lo cual corresponde a las premisas. Porque arriba había dicho: multiplicará vuestra sementera y colmará el incremento de los frutos de vuestra justicia; y esto primeramente lo reafirma diciendo: para que siendo ricos en todo» esto es, tanto en los bienes temporales como en los espirituales. En El habéis sido enriquecidos con toda suerte de bienes (1Co 1,5). Pero para que no vaya alguien a creer que se debe poner el fin en la abundancia de las riquezas temporales, o que las riquezas espirituales deba alguien poseerlas ociosamente, sin emplearlas, refiere esto primero a lo otro segundo, diciendo: abundéis en toda, o sea, perfecta, generosidad, esto es, largueza hecha con ánimo generoso, para que la largueza sea de las riquezas temporales, y la generosidad de las espirituales. La generosidad servirá como de guía a los justos (Pr 2,3). Pero aun esto mismo débese referir a otro fin, a Dios. Por fo cual agrega en tercer lugar: la cual, la simple largueza, por nosotros obra, estando nosotros de por medio, acción de gracias a Dios. - Dad gracias por todo, etc. (1Th 5,18).

En seguida, cuando dice: Porque el servicio de esta acción, explica la razón arriba dada, a saber, de qué modo la generosidad de ellos obra acción de gracias a Dios. Y primero lo indica; segundo, señala la materia de la acción de gracias: glorifican a Dios, etc.; tercero, él mismo prorrumpe en acción de gracias: Gracias doy a Dios, etc. Así es que dice: Digo que vuestra generosidad obra acciones de gracias a Dios, porque el servicio de esta acción vuestra por la que socorréis a los santos, contiene muchos bienes, porque no sólo llena las necesidades de los santos en cuanto a las cosas temporales. Supla al presente vuestra abundancia la necesidad de los otros (2Co 8,14). Así es que no sóío este bien se sigue de allí, sino también que ellos mismos oran por vosotros y dan gracias a Dios, recibiendo y alabando vuestro servicio. Y esto lo dice así: sino que redunda también, o sea, se derrama, en abundantes acciones de gracias, las cuales son hechas por muchos, no sólo por los perfectos sino por otros fieles pobres que por ese motivo dan gracias a Dios en el Señor, que a esto los mueve el ver y recibir vuestro servicio. A fin de que muchos den gracias del beneficio que gozarnos, ya que es para bien de muchas personas (2Co 1,1 1). Y la materia de esta acción de gracias es triple.

Primero es por la fe que recibieron, por lo cual dice: Digo que abunda en acción de gracias. Glorifican, los fieles, a Dios por la obediencia de vuestra confesión, esto es, por la confesión de vuestra fe, con la que confesáis a Cristo y creéis en El. Brille así vuestra luz ante los hombres, etc. (Mt 5,16). E! hombre obediente cantará la victoria (Pr 21,28). Segundo, por la generosidad de ellos. Por lo cual dice: Glorifican a Dios también por la generosidad de vuestra comunión, esto es, por vuestra generosidad para con ellos, con los :santos pobres, y con todos, a saber, los fieles menesterosos, generosidad hecha con el ánimo generoso y puro. Aquel a quien se le instruye en las cosas de la fe asista de todos modos con sus bienes al que le instruye (Gal. 6,6). Y repite: Hagamos el bien a todos (Ps 6,10). Tercero, por lo que esos mismos santos varones tienen de Dios, para que por ellos den gracias a Dios. Por lo cual dice: glorifican también a Dios con su insistente súplica por vosotros, esto es, glorifican a Dios por el hecho de que esos mismos santos varones suplican insistentemente por vosotros: digo que por su ardiente amor por vosotros os desean ver en la eterna bienaventuranza, y esto por la sobreexcelente gracia de Dios que hay en vosotros. Así es que por todo esto eí Apóstol prorrumpe en acción de gracias a Dios, diciendo: Gracias doy a Dios, etc., esto es, porque tantos bienes provienen así de vuestro servicio, yo doy gracias a Dios, etc., de la caridad, que de manera excelente se ve que florece entre vosotros, que socorréis, también a quienes así dan gracias a Dios y oran por vosotros. Y este don es inefable, pues no puede decirse cuan provechoso es porque ni ojo vio ni oído oyó, etc.




Aquino - SEGUNDA CORINTIOS 31