Aquino - SEGUNDA CORINTIOS 39

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2Co 11,4-8)

LECTIO 2: 1 Corintios 11,4-8

Aunque obrara imprudentemente, no por eso han de soportarlo menos a él, por gloriarse, los Corintios.

4. Porque si el que va os predicase otro Cristo que el que os hemos predicado, para que recibáis otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis abrazado, con razón lo sufriríais.
5. Mas yo en nada pienso haber hecho menos qué los grandes apóstoles.
6. Porque aun cuando yo carezca de elocuencia, no así de ciencia. Y en todas las cosas os soy bien conocido.
7. ¿Acaso tendré yo culpa humillándome a mí mismo para exaltaros a vosotros anunciándoos gratuitamente el Evangelio?
8. A otras iglesias despojé, recibiendo de ellas con qué vivir para serviros.

Una vez indicado el celo que por los Corintios tenía el Apóstol, y demostrado que el celo es racional, aquí consiguientemente les rechaza su justificación. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero enuncia la excusa de ellos; y luego la hace a un lado: Mas yo nada pienso, etc. Acerca de lo primero débese saber que los Corintios podrían suponer que celándolos él por temor de que dejaran su doctrina por la de los falsos apóstoles, por lo tanto podían decir: es claro que las cosas menos buenas se deben dejar por las mejores. Luego si los falsos enseñan cosas mejores, no te debe preocupar que las aceptemos. Por lo cual indica esta excusa, mostrando que no enseñan ellos ni predican nada superior a lo del Apóstol. Porque el Apóstol les predicó y enseñó tres cosas. Primero que fuesen de Cristo. Porque no nos predicamos a nosotros mismos sino a Jesucristo (2Co 4,5). Lo segundo, que tuvieran espíritu de Cristo. Si alguno no tiene el espíritu de Cristo, este tal no es de Jesucristo (Rm 8,9). Lo tercero que recibieran el evangelio de Cristo. No me avergüenzo yo del Evangelio (Rm 1,16). Así es que si los falsos os predicaren y enseñaren cosas mejores, obraríais rectamente y tendríais excusa; pero no es eso lo que hacen. Y esto lo dice así: porque si el que va os predicase, etc.; como si dijera: Temo porque los falsos que van a veros no son enviados sino por su propia cuenta, como el ladrón y el mercenario. Todos los que hasta ahora han venido son ladrones y salteadores (Jn 10,8). Yo no enviaba esos profetas; ellos de suyo corrían (Jerem. 23,21). ¿Cómo habrá predicadores si nadie los envía? (Rm 10,15). Digo, pues, que si tal o cual predicador os predica otro Cristo como más excelente que el que nosotros os hemos predicado, es algo imposible, porque, como se dice en 1Co 8,6: No hay sino un solo Señor, que es Jesucristo, por quien son todas las cosas. Y esto en cuanto a lo primero. U otro espíritu, lo recibís como mejor que el que habéis recibido de nosotros, por nuestro ministerio, lo cual no puede ser, porque, como se dice en 1Co 12,2: Mas todas estas cosas las causa el mismo Espíritu uno. Y esto en cuanto a ¡o segundo. U os predica otro evangelio, esto es, otra predicación o doctrina que la que de nosotros recibisteis (Me maravilla cómo así tan de ligero abandonáis al que os llamó a la gracia de Cristo: Salat. 1,6). Digo que si otras cosas y mejores os hicieren, con razón las sufriríais, esto es, las haríais con justificación.

Y como no se les puede entregar un evangelio mejor, el Apóstol1 excomulga a los Sálatas si reciben otro evangelio: Cualquiera que os anuncie un Evangelio diferente del que habéis recibido sea anatema (Salat. 1,9).

En seguida, cuando dice: Mas yo nada pienso, etc., hace a un lado esta excusa. Y acerca de esto hace dos cosas. La primera mostrar que él no hizo con eiios menos que otros; segundo, que hizo más: ¿Acaso tendré yo culpa, etc. Acerca de lo primero hace tres cosas. Primero mostrar que en nada hizo menos de hecho que los demás Apóstoles; segundo, sugerir que no le faltó capacidad para hacerlo: Porque aun cuando yo carezca de elocuencia, etc.; tercero, demostrar la evidencia de una y otra cosa: Y en todas las cosas os soy bien conocido. Así es que dice: Con razón sufriríais seducidos por ellos, si os predicaren algo mejor, pero esto no es cierto. Mas porque yo nada pienso haber hecho menos que los grandes apóstoles, esto es, que Pedro y que Juan, a quienes éstos tenían por grandes.

Y se compara con los grandes Apóstoles, ya porque Pablo era visto y considerado por los Corintios como menor que aquéllos, por haber estado aquéllos con Jesús, y Pablo no; ya también porque los falsos se presentaban como enviados por ellos, mostrándose así como en paridad con los grandes Apóstoles; pero hace a un lado el error de éstos y refuta a los falsos. Y no sólo no hace menos, sino que hace más. He trabajado más copiosamente que todos (1Co 15,10). Y para que no le dijeran: ¿De dónde viene la capacidad de hacer tanto, siendo torpe de lengua?, demuestra que la capacidad le viene de la magnitud de la ciencia, diciendo: Aun cuando yo carezca de elocuencia, sin embargo no carezco de ciencia (Según que también nuestro carísimo hermano Pablo os escribió conforme a la sabiduría que se ie ha dado: 2 Pedro 3,15). Pero débese saber que buscando los falsos su propia gloria y persiguiendo la ganancia, se esforzaban por atraer al pueblo mediante elegantes y sutiles y exquisitas palabras, sin atender más que a lisonjear los oídos. El Apóstol, en cambio, como no buscaba su propia utilidad, sino sólo la dilatación de la fe de Cristo y su progreso, de tal manera enseñaba la palabra de la fe, que todos pudiesen entenderla, adecuándose a la condición de los oyentes y a su capacidad. De aquí que como éstos al principio no eran capaces de alta doctrina, les propuso la fe, no con sutiles discursos, sino de modo que pudiesen entender, clara y abiertamente. Por lo cual éstos decían que Pablo carecía de elocuencia. Sin valerme de la elocuencia de palabras (1Co 1,17). Por lo cual dice el Apóstol: Aunque yo carezca de elocuencia, según os parece, no es esto por falta de ciencia, sino en atención a vosotros, por cierta condescendencia, porque como a párvulos en Cristo os di a beber leche, etc. O bien habrá que decir a la letra que el Apóstol era tartamudo, y que por esto se burlaban de él los falsos apóstoles. Por lo cual dice: Aun cuando» yo carezco de elocuencia, esto es, por impedimento de mi lengua, sin embargo, no carezco de ciencia (Me siento más embarazado y torpe de lengua: Ex. 4,10). Pero que en nada hubiera hecho menos que los grandes Apóstoles, se ve claramente por las cosas que hice con vosotros. Por lo cual agrega: En todas las cosas predichas os soy bien conocido, pues bien conocéis las cosas que por mí se hacen. Siendo como sois el sello de mi apostolado en el Señor (1Co 9,2). Y más adelante: Yo os he dado señales de mi apostolado, etc., con milagros, con prodigios y con efectos extraordinarios del poder divino (2Co 12,12).

En seguida, cuando dice: ¿Acaso tendré yo culpa, etc., muestra que hizo más que todos los otros, y esto porque predicó sin costo. Acerca de esto hace dos cosas. Primero indica el hecho; segundo, la causa del hecho: ¿Por qué? ¿Porque no os amo? Acerca de io primero hace dos cosas. Primero muestra el hecho en, cuanto al pasado; lo segundo, en cuanto al futuro: Y en todas las cosas, etc. Ahora bien, el hecho pretérito lo indica doblemente. Primero en general, y luego en especial: gratuitamente, etc. Así es que dice: Con razón digo que en nada hice menos que aquéllos, si no es que consideréis que es malo y menos el no haber usado de mi autoridad, no recibiendo ni subsistencia de vosotros; pero si esto fuese malo, de ninguna manera lo haría. Y así muestra que no es malo. Y esto lo-dice así: ¿Acaso tendré yo culpa, esto es, acaso pequé, humillándome a mí mismo y bajando de mi pedestal? Como si dijera: no. Cuanto fueres más grande, tanto más debes humillarte en todas las cosas (Eccli. 3,20). Estando libre de todos, de todos me he hecho siervo para ganar más almas (1Co 9,19). Cualquiera que se humillare como este niño, ése será el mayor en ef reino de los cielos (Mt 18,4). Ahora bien, la razón de mi humillación no es por mi propio provecho, sino por vuestro progreso. Por lo cual dice: para exaltaros, esto es, para que os confirméis en la fe. Ahora bien, los Corintios eran avaros, por lo cual si desde el principio les hubiese recibido el sustento, quizá se hubiesen apartado de la fe. Además, los falsos predicaban por negocio. Así es que para que los Corintios recibieran al .Apóstol, y quitarles a los falsos la ocasión de lucro, les predicó gratis sin sus gastos propios. Y esto que dijera en general, lo manifiesta en especial: anunciándoos gratuitamente el Evangelio. Y hace dos cosas. Primero indica cómo sin retribución les predicó en su primera visita; segundo, muestra que hizo lo mismo cuando entre ellos estuvo un tiempo: Y estando yo entre vosotros, y necesitado, a nadie fui gravoso. Acerca de lo primero hace dos cosas. Primero enuncia lo que intenta, a saber, su humillación, diciendo: humillándome a mí mismo, anunciándoos gratuitamente el Evangelio, esto es, sin costo, mas no sin recompensa, lo cual no es para gloriarse, porque aun cuando todos pudieran aprovechar el gasto del cargo de aquellos a quienes proponen la palabra de Dios, sin embargo, nadie debe predicar por la retribución y el estipendio. Segundo, porque podrían decir éstos: ¿Así es que de dónde recibiste lo necesario?, contesta que de otras iglesias, diciendo: A otras iglesias despojé, recibiendo de ellas con qué vivir para serviros. Y esto los convence de que no podrían decirle al Apóstol que no le sería lícito recibirlo de ellos. Porque si lo recibió de otros para el servicio de ellos, con mayor razón le sería lícito recibirlo de ;ellos mismos. Y con esto también se ve que el legado -del Papa que visite una parte de la legación puede recibir estipendios. Y que nuestro Señor el Papa, por las necesidades de una sola nación, puede recibir subsidios de otras partes del mundo. Y la razón es que la 1glesia es como un solo cuerpo. Y en el cuerpo natural vemos que la naturaleza, cuando carece de fuerzas en un miembro, le presta vitalidad y fuerzas que recibe de los otros miembros.



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2Co 11,9-15)

LECTIO 3: 1 Corintios 11,9-15

Dice que a nadie le sería oneroso aun cuando entre ellos permaneciese. Porque el sustento lo recibe de ios Macedonios.

9. Y estando yo entre vosotros, y necesitado, a nadie le fui gravoso. Porque lo que me hacía falta lo suministraron los hermanos venidos de Macedonia, y en todas las ocasiones me guardé de no ser una carga para vosotros, y me guardaré.
10. La verdad de Cristo está en mí, puesto que esta gloriación no se quebrantará en mí en las regiones de Acaya,,.
11. ¿Por qué? ¿Porque no os amo? Dios lo sabe.
12. Pero esto hago y lo haré para cortar la ocasión de aquellos que buscan la ocasión para encontrar también en qué gloriarse como nosotros.
13. Pues los tales falsos apóstoles son operarios engañosos que se transfiguran en apóstoles de Cristo.
14. Y no es de extrañar. Porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz.
15. Así, no es mucho que sus ministros se transfiguren como ministros de justicia cuyo paradero será conforme a. sus propias obras.

Una vez dicho que cuando primeramente les predicó en la misma venida, los evangelizó gratuitamente, aquí muestra que tampoco cuando se tardó entre ellos les recibió ninguna paga. Y primero dice esto, y luego contesta a cierta tácita pregunta: Porque lo que me hacía falta, etc. Así es que dice: No solamente cuando por primera vez os visité no recibí de vosotros el sustento, sino que tampoco estando entre vosotros largo tiempo, y también necesitado, para mostrar que no por estar rico les dejó su retribución, y a nadie le fue gravoso, pues nada recibió de nadie. En lo cual se ve el por qué de esto: porque los Corintios, por su avaricia, innata en ellos, consideraban serles muy gravoso el suministrar los gastos. No hemos hecho uso de esa facultad: antes bien todo lo sufrimos, etc. (1Co 9, ). Pero podrían éstos decir: ¿De dónde, entonces, conseguiste lo necesario? Por lo cual responde diciendo que de otras iglesias; así es que nada recibí, porque lo que me hacía falta lo pagaba con el dinero que ganaba trabajando de noche con sus manos en la casa de Aquila y Prisca. Porque tenía el oficio de tejer tiendas, con el que ganaba lo necesario. Todo me lo han suministrado estas manos (Ac 20,34). Así es que lo que hacía falta no lo disteis vosotros, sino que %o suministraron los hermanos venidos de Macedonia, a saber, los Filipenses, que eran muy generosos. Por lo cual en su epístola a los Filipenses los alaba diciendo: Ninguna otra iglesia, sino sólo la vuestra me asistió con sus bienes (Ph. 4,15). Pero los Corintios eran avaros.

En seguida, cuando dice: y en todas las ocasiones me guardé de no ser una carga, etc., muestra de qué manera se portará con ellos en el futuro, diciendo que no quiere llegar a serles gravoso. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero indica su razón general; luego la confirma: La verdad de Cristo está en mí, etc. Así es que dice: No sólo hice esto, a saber, el evangelizaros gratuitamente, y en nada os fui gravoso, sino que además en todas las ocasiones me guardaré de ser pesado, como hasta ahora, ni reprendiendo ásperamente, ni corrigiendo severamente, ni aceptando vuestras cosas. Yo no he codiciado de nadie plata, ni oro, ni vestido (Ac 20,33). Tú sabes que ni siquiera un asniiio he tomado jamás de ellos, le dice Moisés al Señor (Nb 16,15). Y Samuel dice: Declarad contra mí si he oprimido, etc. (I Reyes 12,3). Y que esto fuese lo confirma de dos maneras. La primera por lo que habla en él mismo, o sea, por Cristo, quien es la verdad, por la cual no puede ser falso. Y por eso dice: La verdad de Cristo está en mí, etc.; como si dijera: Lo que dije es la verdad, porque la verdad de Cristo habla en mí, etc. Y más adelante (2Co 13,3): ¿O queréis hacer prueba de Cristo que habla por mi boca? O bien se puede esto entender a modo de juramento. Como si dijera: Dios, que es la verdad, y que está en mí escrutando los corazones, sea mi testigo de que así me guardaré. Dios me es testigo, etc. (Rm 1,9). La segunda, por el hecho de que no trata de disminuir su gloria sino de aumentarla. Porque el Apóstol se atribuía en Cristo la gran gloria de predicar él solo entre los Apóstoles, sin retribución, a los Corintios. Por lo cual dice: y me guardaré sin ser una carga. Porque no se quebrantará, esto es, no disminuirá en mí esta gloriación de predicaros gratuitamente y de privarme de lo lícito por vuestra salvación, la cual es ciertamente la gloria de Cristo; porque El mismo se glorifica por esto en mí; o bien porque yo tengo esta gloria especialmente en Cristo, la cual se quebrantaría en las regiones de ia Acaya, donde estaba la metrópoli Corinto, si recibiese aiqo de ellos, porque eran avaros, pues habitaban en las costas, y por dedicarse al comercio se hicieron avaros. Tengo por mejor el morir que el que alguno me haga perder esta gloria (1Co 9,15).

En seguida, cuando dice: ¿Por qué? ¿Porque no os amo? indica la causa por la que no les aceptó el sustento. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero excluye una causa falsa; segundo, señala la verdadera: Pero esto hago, etc. Acerca de lo primero débese saber que los falsos acusaban al Apóstol de no recibirles a los Corintios el sustento por no amarlos y por no tratar de beneficiarlos y servirles. Así es que dice: ¿Por qué hago esto? ¿Porque no os amo?, o sea, ¿Porque os odio como dicen los falsos? Dios io sabe: que os amo y que esto no lo hago por odio. Señor, Tú sabes que te amo (Jn 21,15). Excluida, pues, así la falsa causa, sigue la verdadera: Pero esto hago, etc. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero indica la verdadera causa; luego da la razón de ella: Pues los tales falsos apóstoles, etc. Acerca de lo primero débese saber que los falsos, como se ha dicho, buscaban la ganancia y la propia gloria. Y por eso, para que se les reverenciara, exteriormente se esforzaban por seguir las huellas del Apóstol y aun, si fuera posible, excederlo. Así es que dice el Apóstol: Si quieren imitarme, que me imiten en esto: en no recibir nada. Y como sabía que los falsos predicaban para lucrar y que, consiguientemente, no predicarían si les faltaba el provecho, dice: Esto hago y lo haré, no por odio, sino para cortar la ocasión de aquellos, de los falsos, que buscan, con mi ejemplo, tener la ocasión de recibir de vosotros.

Porque sabía, según Ambrosio, que si no recibían no predicarían por mucho tiempo. Por lo contrario se dice en el Libro de los Proverbios (9,9): Da al sabio ocasión, etc. Y esto para que los tales, los falsos, se encuentren como nosotros, sin recibir dinero, como tampoco nosotros no lo recibimos. Ellos mismos se jactan de imitarnos, por lo cual no quiero, si quieren imitarnos perfectamente, que algo reciban. Quisiera que todos fuesen como yo mismo (iCo 7,7): que nada recibieran. Para encontrar también en qué gloriarse como nosotros. Esto se entiende de tres maneras. La primera: Para que encontrándose tal como nosotros, sin recibir nada como nosotros, y consiguientemente cesando en la predicación. En lo cual, siendo así, que se gloríen como nosotros, pues alegaban ser semejantes a los verdaderos Apóstoles. La segunda: Para que en eso en que se glorían, a saber, recibiendo, porque sólo esto buscaban, se encuentren tal como nosotros, o sea, semejantes a nosotros, cesando y desistiendo de recibir, para que se asemejen a nosotros. Y la tercera: Para que en lo que se glorían, en no recibir, pues dicen que ellos nada reciben, se encuentren tal como nosotros, esto es, no mejores que nosotros, para que no puedan preferirse en esto a nosotros. Pues los tales, con lo que continúa de tres modos. De uno primero así: Se glorían y alegan, pero no como nosotros. Pues los tales falsos, etc. Del segundo: Y que verdaderamente desistan de recibir, para que se asemejen a nosotros. Pues los tales falsos, etc. Del tercero: De tal manera se gloríen no recibiendo, que parezcan semejarse a nosotros. Ahora bien, indicada ya la verdadera causa, la demuestra en seguida, diciendo: Pues los tales falsos, etc., mostrando cómo se esfuerzan por asemejarse a los Apóstoles. Y acerca de esto hace tres cosas. Primero señala la causa; segundo, la prueba: Y no es de extrañar. Tercero, en seguida muestra la diferencia entre los falsos y Jos verdaderos Apóstoles: cuyo paradero, etc. Así es que dice: Con razón digo que esto lo hago para cortarles a ellos la ocasión de recibir. Pues los tales falsos apóstoles son operarios engañosos, falsos. Guardaos de esos canes, guardaos de los malos obreros, etc. (Ph. 3,2). - Engañosos, esto es, astutos y zorros, que engañan bajo apariencia de religión. *. raposas en los despoblados (Ez. 13,4). Vosotros cazadnos esas raposilias que están asolando las viñas (Ct 2,15). Guardaos de los falsos profetas que vienen a vosotros disfrazados con pieles de ovejas, mas por dentro son lobos rapaces (Mt 7,15). Y esto lo dice así: que se transfiguran en apóstoles de Cristo, esto es, llevando exteriormente las características de los buenos Apóstoles. Mostrando, sí, apariencia de piedad (2Tm 3,5). Y esto lo prueba porque así como los verdaderos Apóstoles son enviados por Dios y por El mismo son formadosL así también Satanás se transfigura en ángel de luz y es el ¡efe y el instigador de ellos, mostrándose o bien como ángel de Dios o a veces como Cristo. Y no es de extrañar ni cosa grande que sus ministros, a saber, los falsos apóstoles, se transformen en ministros de justicia, o sea, que parezcan ser justos. Cual es el juez del pueblo, tales son sus ministros, etc. (Eccli. 10,2).

Ahora bien, es de notarse que Satanás se transfigura a veces visiblemente, como ante San Martín, para engañarlo, y de esta manera ha engañado a muchos. Pero para esto sirve y es necesaria la discreción de espíritus, la cual dio Dios especialmente a San Antonio. Pero también se puede conocer que es Satanás en que desde un principio el ángel bueno exhorta a cosas buenas, y en ello insiste, y el malo ciertamente en un principio pretexta cosas buenas, pero queriendo luego satisfacer su deseo y lo que intenta, esto es, engañar, induce e instiga a cosas malas. No queráis creer a todo espíritu, sino examinad los espíritus si son de Dios (1Jn 4,1). Por lo cual Josué, al ver un ángel en su campo de batalla, le dijo: ¿Eres tú de los nuestros o de los enemigos? (Jos. 5,13). También es otra señal que el ángel bueno, aunque atemorice al principio, sin embargo al instante tranquiliza y conforta, como a Zacarías: No temas, Zacarías (Luc. 1,13). Y a la Santísima Virgen le dijo: No ternas, María, etc. En cambio el ángel malo paraliza y lo deja a uno desolado. Y esto para más fácilmente engañar al sorprendido y ganárselo. Mas a veces se transfigura invisiblemente, y esto cuando las cosas que en sí mismas son malas ias hace aparecer buenas, pervirtiendo el criterio del hombre e inflamando su concupiscencia. Un camino hay que al hombre le parece camino rea!, y no obstante lo conduce a la muerte (Pr 14,12). Así engañó a cierto monje, que habiéndose propuesto en su interior nunca salir de su celda, el diablo le sugirió que sería bueno el ir a la iglesia y recibir el Cuerpo de Cristo. Y habiendo aceptado la sugestión, cambió de propósito y fue a la iglesia. Después, dándose cuenta -de que había sido el diablo el instigador, se enorgullecía el monje de no haber sido engañado puesto que había salido para una cosa buena, y sin embargo ya le había quitado el propósito de permanecer continuamente en la celda. Después le sugirió también que habiendo muerto su padre y dejédole muchas riquezas -que distribuir entre los pobres, fuera a la ciudad, y habiendo ido a ella, jamás volvió a la celda y murió en pecado. De aquí que es muy difícil que el hombre cuide de sí mismo, por lo cual debe recurrir al auxilio divino. Dice Job: ¿Quién le quitará la piel que le cubre? (41,4). Como si dijera: Nadie sino Dios.

En seguida indica la diferencia entre los malos y los buenos ministros, la cual consiste en que su paradero, el de los ministros de Cristo y el de los ministros de Satanás, será conforme a sus propias obras. Porque el paradero de los buenos será feliz y el de los malos será desdichado, y los buenos mueven al bien y los malos al mal. Cuyo paradero es la perdición (Ph. 3,19). Además, los buenos recibirán bienes, y los malos recibirán males. Todos hemos de comparecer ante el tribuna! de Cristo (Rm 14,10).


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2Co 11,16-21)

LECTIO 4: 1 Corintios 11,16-21

Demuestra la culpa de los Corintios y prosigue el encomio de su propia gloria.

16. Vuelvo a repetir (no me tenga ninguno como imprudente, o a lo menos recibidme como si lo fuese, para alabarme todavía algún tanto),
17. lo que voy a decir no lo diré según Dios, sino cuasi por locura, con este motivo de gloriarme.
18. Ya que muchos se glorían según la carne, también ya me voy a gloriar.
19. Gustosos soportáis a los imprudentes, siendo como sois prudentes.
20. Porque vosotros aguantáis a quien os reduce a esclavitud, a quien os devora, a quien os robe, a quien se engría, a quien os abofetee.
21. Para vergüenza lo digo, como si en este punto nos nubiéramcs mostrado débiles.

Arriba indujo el Apóstol a los Corintios a soportar pacientemente su propia recomendación, mostrando que lo hacía por el celo que tenía por ellos y que su celo era racional y ordenado; y aquí consiguientemente da otra razón, por la cual muestra que concediendo que obrara imprudentemente, de todas maneras tenían que soportarlo. De aquí que en esta razón procede partiendo de la suposición de imprudencia; y en este punto hace dos cosas. Primero les enuncia su petición; luego, da la razón de sus palabras: Lo que voy a decir, etc. En su petición hace dos cosas. Porque primero pide que no lo consideren imprudente, lo cual corresponde a la razón dada anteriormente. Y por eso dice: Vueivo a repetir que por el hecho de ser racional mi celo, racionalmente me recomiendo a mí mismo, no sea que alguno de vosotros me tenga por imprudente. En segundo lugar pide que concediendo que obre imprudentemente, sin embargo deben soportarlo, lo cual corresponde a esta razón. Y por eso dice: o a lo menos, esto es, si no me alabo racionalmente, y por esto queréis tenerme completamente por imprudente, sin embargo, recibidme, esto es, soportadme como si lo fuese. Y dice como si porque aun cuando ellos mismos lo tengan por imprudente en esto, sin embargo, en realidad de verdad no es imprudente. Recibidme, digo, como si lo fuese, para alabarme todavía algún tanto. Y dice algún tanto, por encomiarse por la gloria que es según la carne, la cual es muy poca cosa. El hombre todo podredumbre; el hi¡o del hombre no más que un gusano (Jb 25,6). ¿De qué se ensoberbece el que es tierra y ceniza? (Eccli. 10,9). La razón de todo ello la da diciendo: Lo que voy a decir, etc.

Ahora bien, ha dicho tres cosas. Porque primero hace la suposición de que se gloría a sí mismo imprudentemente; segundo, de que quiere gloriarse; tercero, de que lo soporten. Y da la razón de estas tres cosas. Y primero de que hace la suposición de recomendarse a sí mismo imprudentemente; segundo, de por qué quiere gloriarse: ya que muchos se glorían, etc.; tercero» de que deben soportarlo: Gustosos soportáis a los imprudentes, etc. Así es que primero dice: La razón por la que debéis aceptarme a mí, imprudente, es que lo que voy a decir sobre esta naturaleza de gloria, o sea, en alabanza de la carne, la cual es apetecida por muchos, y como si por ella deban vivir, no la dwé según Dios, sino cuasi por locura. Y lo dice hipotéticamente, como lo que arriba dijo: como imprudente. De aquí que allá dijo como, y aquí dice cuasi. Y como si dijera: Si no me encomiare racionalmente, entonces lo que hablo en mi recomendación no es según Dios, esto es, según la razón de la Divina Sabiduría. Y entonces con razón me recibiréis no por hablar según Dios sino imprudentemente. Pues no es aprobado quien se abona a sí mismo (2Co 10,18). La boca de otro, no la tuya, sea la que te alabe (Pr 27,2). Y muestra la razón de su encomio y gloria agregando: ya que muchos se glorían, etc. Donde hay que saber que los falsos, por ser judíos se gloriaban según la carne diciendo que eran hijos de Abraham, por lo cual pretendían ser reverenciados y obedecidos por los Corintios. Así es que dice el Apóstol: Concediendo que sea una imprudencia el gloriarme según la carne, sin embargo, ya que muchos, a saber, los falsos apóstoles, se glorían según la carne, también yo me voy a gloriar según la carne. Contéstale como su necedad lo merece, a fin de que no se crea él que es un sabio (Pr 26,5).

Objeción. En contra está esto que dice Séneca: La suma de los males es que se viva a ejemplo de los malos. Y en el Éxodo (23,2), se dice: No sigas a la muchedumbre para obrar mal. Así es que el Apóstol no se debe gloriar según la carne por gloriarse los falsos.

Respuesta. Débese decir que aun cuando sea la misma materia de glorificación, sin embargo no es la intención la misma ni el fin es el mismo, porque los falsos se recomendaban por.su propia gloria, y para ser obedecidos como autoridad y poder lucrar; mientras que el Apóstol se gloriaba para que la palabra de Dios por él predicada fuese de mayor autoridad y peso y diera fruto en Cristo.

Ahora bien, la razón por la cual deban soportarlo la agrega diciendo: Gustosos soportáis, etc. Y primero pone esta razón de que deben soportarlo. Porque podrían decir: ¿Por qué hemos de soportarte si eres imprudente? Y dice el Apóstol que como vosotros mismos sois sabios a vuestros ojos y en vuestra consideración, gustosos soportáis, esto es, soléis soportar a los imprudentes, a los falsos. Segundo, muestra en qué soportaban a los imprudentes. E indica cinco cosas graves que les toleraban a los falsos.

La primera es el yugo de la servidumbre. Y en cuanto a esto dice: Porque vosotros aguantáis a quien -esto es, a algún falso- os reduce a esclavitud; como si dijera: Por Cristo fuisteis liberados de la servidumbre de la ley, la cual consiste en el temor, y fuisteis constituidos en la libertad de los hijos de Dios, la cual consiste en la caridad. No somos hijos de la esclava sino de la libre (Gal. 4,31). Y sin embargo vosotros soportáis a los falsos que de tal libertad os devuelven a la servidumbre de la ley, porque os obligan a guardar las observancias legales. No dejéis que os opriman de nuevo con el yugo de la servidumbre (Ps 5,1). Luego con mayor razón debéis soportarme a mí, que os quiero preservar en la libertad de Cristo, y no a los falsos, que quieren reduciros a la esclavitud ele la ley. La segunda es demasiado grave, a saber, que los falsos viven de vuestros bienes espléndidamente, y nosotros ciertamente no. No se pretende que los otros tengan holganza y vosotros estrechez (2Co 8,13). Por lo cual dice: a quien os devora ¡Ay de vosotros que devoráis lasa esto dice: a quien os abofetee, o sea, que en vuestra cara os ucos, vosotros fuertes; vosotros sois nobles, nosotros viles y despreciados (1Cor. 4,10).

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2Co 11,22-26)

LECTIO 5: 1 Corintios 11,22-26

Y en cualquiera cosa de que alguno presumiere (hablo sin cordura) también yo presumo.

22. Hebreos son, yo también. 1sraelitas son, yo también. Del linaje de Abraham son, yo también.
23. Ministros de Cristo son, también yo (sin cordura hablo), más yo: en muchos trabajos, en cárceles mucho más, en azotes sin medida, en riesgos dé muerte frecuentemente.
24. De los judíos cinco veces cuarenta azotes menos uno recibí.
25. Tres veces con varas fui azotado; una vez apedreado; tres veces naufragué; una noche y un día en lo hondo del mar estuve;
26. de viaje muchas veces; en peligros de ríos; en peligros de ladrones; en peligros de parte de los dé mi raza; en peligros de parte de los gentiles; en peligros en poblado; en peligros en despoblado; én peligros en el mar; en peligros entre los falsos hermanos.

Una vez puestas las razones de su propia recomendación y las causas por las que han de soportarlo, aquí empieza a ponderarse. Y acerca de esto hace dos cosas. Porque primero se iguala con los falsos y con otros que se alababan a sí mismos; y luego se prefiere a ellos: sin cordura hablo, etc. Se les iguala el Apóstol en gloria. Ahora bien, la gloria es doble. La una según la carne, la cual es insignificante y despreciable. Por lo cual él mismo dice: Pero estas cosas que consideraba yo como ventajas mías, me han parecido desventajas al poner los ojos en Cristo (Ph 3,7). La otra es según Cristo, porque gran gloria es seguir al Señor (Eccli. 23,38). Y ésto es ia que se debe buscar. A mí líbreme Dios de gloriarme sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo (Gaiat. 6,14). Y por eso el Apóstol se iguala con ellos en cuanto a una y otra gloria. Y primero en cuanto a la primera; luego en cuanto a la segunda: Ministros de Cristo son, etc. Y primero se iguala con ellos en genera!, diciendo: Aceptadme imprudente, si imprudencia hay. Porque hablo por hipótesis, porque si alguien se atreve a presumir de sí mismo y a recomendarse a sí mismo, también yo puedo muy bien atreverme a ello y a recomendarme en cuanto a lo mismo en que él se encomia, porque no hay para ellos mayor causa de su alabanza que la que hay para mí. Y esto lo digo sin cordura, esto es, digo que obro sin cordura, aun cuando él mismo obre cuerdamente pues no hace esto por su propia jactancia sino para bajarles los humos a los falsos. Arriba dijo: Mas yo nada pienso haber hecho menos que los grandes apóstoles (2Co 2,5). Lo segundo al decir: Hebreos son, etc.: se iguala a ellos en especial, mostrando en cosa por cosa ser igual con ellos en las que los seudoapóstoles se gloriaban. Ahora bien, la autoalabanza y la gloria de éstos en tres cosas estribaba. Primero, en cuanto a la nación y lengua, porque decían que ellos eran Hebreos; segundo, por la estirpe, porque se decían- de la estirpe de 1srael; tercero, por la promesa, porque se decían partícipes de las promesas de Abraham por ser de su linaje.

Y en cuanto a estas tres cosas se iguala a ellos. Primero en cuanto a nación y lengua: Hebreos son, yo> también, a saber, en lengua y nación, como si dijera soy tal como ellos son. Y débese notar que según lo que ciertamente dicen, se dicen hebreos por Abraham porque antes de él no se halla fácilmente ese nombre. Aunque se puede decir y quizá mucho mejor que se llaman así por cierto Heber, de quien se habla en el Génesis (I 1,14): Sale a los treinta años de su vida engendró a Heber. Y en seguida: Vivió Heber treinta y tres años, y engendró a Faleg. Y en su tiempo fueron divididas las lenguas, y la lengua de los Hebreos permaneció en su familia. Segundo, se iguala a ellos en cuanto a la estirpe, diciendo: 1sraelitas son, yo también, a saber, en cuanto al rito. Tercero en cuanto a lo tercero, diciendo: Del linaje de Abraham son, yo también. Y de estas tres cosas dice en su Epístola a los Filipenses (3,4-5): Si alguno presume aventajarse según la carne, más puedo yo, pues fui circuncidado al octavo día. En cuanto a lo tercero, del linaje de 1srael de la tribu de Benjamín; en cuanto a lo segundo, hebreo; procedente de hebreos en cuanto a lo primero. Yo mismo soy israelita del linaje de Abraham y de la tribu de Benjamín (Rm 2,1). Por lo tanto es patente que no soy inferior a ellos en cuanto a gloria según la carne; pero tampoco en cuanto a la gloria que es según Cristo, porque ministros de Cristo son, o sea, dicen que lo son para engañaros, y también yo soy ministro de Cristo. A nosotros, pues, nos ha de considerar el hombre como ministros de Cristo, etc. (1Co 4,1). Y Dios es ef que asimismo nos ha hecho idóneos, etc. (2Co 3,6).

En seguida cuando dice: sin cordura hablo, etc., se* prefiere a todos los Apóstoles y a los falsos. Y primero en cuanto a los maJes sufridos; segundo, en cuanto a los beneficios recibidos, y esto en 2Co 12,1: ¡Oh, si soportaseis por un poco mi indiscreción!, etc. Acerca de lo primero hace dos cosas. Primero se prefiere en cuanto a los males que soportó; segundo, en cuanto a la manera como evitó los males: En Damasco, el etnarca del rey Arelas vigilaba la ciudad de los damascenos para prenderme (2Co 1 1,32). Acerca de Jo primero hace tres cosas. Primero se presenta como preferible a los demás; segundo, muestra en qué debe ser preferido: en muchos trabajos, etc.; tercero, confirma algo de lo ya dicho: Si es preciso gloriarse (2Co 1 1,30). Así es que dice: Si os parezco imprudente porque me encomio a mí mismo, y me igualo con los demás, ¿cuánto más os pareceré más imprudente por cuanto me prefiero a ellos? Por lo cual dice: No sólo soy ministro de Cristo como ellos, sino que, hablando sin cordura, conforme a vuestro juicio, digo que yo soy más ministro de Cristo que ellos, y en cuanto a esto dice que debe ser preferido. He de honrar mi ministerio (Rm 1!,13), anteponiendo ese ministerio al de los demás. Y muestra en qué debe ser preferido, diciendo: porque en muchos trabajos, etc.; como si dijera: En esto yo soy más, porque más manifiestamente soy ministro de Cristo. Primero-en cuanto a los males soportados, segundo en cuanto a los males espontáneamente asumidos: de viaje muchas veces. Primero indica en general los males soportados, diciendo: Yo soy más, a saber, manifiestamente ministro, en muchos trabajos, que ellos, aun cuando hayan soportado algunos trabajos. He trabajado más copiosamente que todos (1Co 15,10). Segundo, enumera estos males en especial, y primero en cuanto a las miserias de la cárcel, porque en cárceles mucho más que ellos. Y después de haberles dado muchos azotes, a Pablo y sus compañeros, los metieron en la cárcel. Segundo, en cuanto a 1os dolores de los azotes, porque en azotes es manifiesto que sobre la medida de los demás, sobre medida de humana capacidad, o bien sobre la medida de la humana costumbre. Arriba dijo: De azotes, de cárceles, etc. (2Co 6,5).

Objeción. En contra está lo que dice en 1Co 10,13: Fiel es Dios que no permitirá que seáis tentados sobre vuestras fuerzas. Así es que no sobre la medida de la humana capacidad.

Respuesta. Débese decir que Dios no permite que se nos tiente sin el auxilio de la divina gracia. Por lo cual, decía el Apóstol: Mas por la gracia de Dios soy lo que soy (1Co 15,10). Ni en cuanto a los temores de muerte, por lo cual decía: en riesgos de muerte frecuentemente, esto es, en peligros y serios temores de muerte. Por lo cual decía él mismo: Somos muertos todo el día (Rm 6,36). Diariamente muero por la gloria vuestra (1Co 15,31). Pero en seguida, diciendo: de los judíos cinco veces, etc., manifiesta los dos últimos, peligros que ha soportado. Y primero el peligro de 1os azotes, y luego el peligro de muerte. El peligro de los. azotes lo manifiesta por los que ha sufrido de los suyos, de ílos Judíos. Por lo cual dice: De los judíos cinco vedes, etc.

Mas débese notar lo que se dice en el Deuteronomio 25,2-3: A medida del delito será también el número de azotes, con tal que no pasen de cuarenta. De lo cual se deduce que los hombres deben ser azotados por pecados menores. Pero de tal manera que el flagelado no recibiera más de cuarenta azotes. Ahora bien, los Judíos, para parecer misericordiosos, siempre ordenaban menos de los previstos por la ley, propinando mucho menos de cuarenta, según les pareciera conveniente. Pero por el odio que a Pablo le tenían, cuando lo flagelaban, del número predicho se eximían de dar los menos posibles, a saber, tan sólo uno menos, concediéndose el darle treinta y nueve. Y esto es lo que cinco veces recibió, a saber, cuarenta azotes menos uno, o sea, treinta y nueve. Lo segundo que manifiesta son los peligros sufridos por parte de los extraños, de los Gentiles, diciendo: Tres veces con varas fui azotado. Los magistrados mandaron que tras de rasgarles las túnicas los azotasen con varas (Ac 16,22). Y también: Ordenó el tribuno que lo metiesen en la fortaleza y que lo azotasen y lo atormentasen (Ac 22,24). Y pasó por peligros de muerte, y primero muestra que por peligros de muerte provenientes de los hombres, diciendo: una vez apedreado; y esto fue en la ciudad de Licaonia, donde derribado a pedradas estuvo como muerto. Apedrearon a Pablo, y lo sacaron arrastrando fuera de la ciudad, dándolo por muerto (Ac 14,18). Segundo, peligros de muerte producidos por los "fenómenos de la naturaleza, y éstos son especialmente los del mar, y se redoblan primeramente por el número, porque tres veces naufragué, esto es, los soporté ¡hasta el fin; en segundo lugar, por su continuidad, porque una noche y un día en lo hondo del mar estuve, lo cual es lo más grave, porque literalmente dice que habiendo naufragado varias veces, una de ellas permaneció bajo el agua durante un día y una noche, protegiéndolo el poder divino. Por lo cual podría decir lo que Joñas (2,4): Y arrojásteme a lo más profundo del mar, etc.

Una vez enumerados los males soportados, en seguida enumera los males buscados, diciendo: de viaje muchas veces. Y primero los males externos, y luego los internos: Fuera de estas cosas exteriores cargan sobre mí las ocurrencias de cada día, etc. (2Co 1 1,28). Expresa los males exteriores, y primero en cuanto a los males que ocurren en los viajes; segundo, en cuanto a los que surgen en las casas. En cuanto a lo primero, primero señala la multiplicidad de los viajes, diciendo: de viaje muchas veces, a saber, me mostré ministro de Cristo soportando pacientemente muchas cosas duras y graves. Desde Jerusalén hasta el ilírico, etc. (Rm 15,19). Y así anduvo por otros muchos caminos, yendo tanto a Roma como a España. Por respeto a las palabras de tus labios he seguido las sendas, etc. (Ps. 16,4). Segundo, enumera los peligros de los viajes. Y primero habla de los peligros menores, y luego del mas grave de los peligros, el que está en los falsos hermanos. Adelanta tres, según los cuales fueron muchos los peligros que sufrió. Primero los peligros según las causas. Y esto, o bien por parte de causa natural, por lo cual dice: peligros de ríos. Porque naturalmente en invierno crecen los ríos, y son rápidos y muy peligrosos, etc. O por crueles maldades, y en cuanto a esto dice: en peligros de ladrones, a quienes el diablo excitaba, hasta quitarles los vestidos. Cuando he aquí que han hecho una excursión los sábeos, y lo han robado todo (Jb 1,15). Luego enumera los peligros causados por el miedo, y esto o bien por parte de los suyos, por lo cual dice: en peligros de parte de los de mi raza, o sea, tramados por los Judíos; o bien por parte de los extraños, por lo cual dice: en peligros de parte de los Gentiles, por la predicación de un Dios único, por lo que querían cogerlo; y así, ni con los suyos ni con los extraños tenía descanso. ¿Para qué, madre mía, me diste a luz a mí; varón de dolor? etc. (Jerem. 15,10). En tercer lugar enumera los peligros en cuanto a los lugares, y esto o bien en cuanto a la ciudad, por lo cual dice: en peligros en poblado, esto es, en los disturbios de las ciudades contra mí (tal como ocurrió en Efeso y en Corinto, como consta en Hechos 18 y 19); o bien en cuanto a lugares solitarios, por lo cual dice: en peligros en despoblado. Los cuales procedían o bien de los animales dañinos, como cuando una víbora le mordió la mano (Ac 28,3-5), habiendo recogido una porción de sarmientos, o bien por la falta de alimentos, o bien cuanto a los mares, por lo cual dice: en peligros en el mar, no por el mar como arriba, sino en el mar, como los peligros que provienen de corsarios y piratas. Que los que navegan por el mar cuenten sus peligros, y al escucharlos nosotros, con nuestros propios oídos, quedaremos atónitos (Eccli. 43,26). Pero agrega el más grave de los peligros, diciendo: peligros entre los falsos hermanos, esto es, entre falsos cristianos y herejes y entre los seudoapóstoles. Guárdese cada uno de su hermano y nadie se fíe de sus hermanos (Jerem. 9,4).




Aquino - SEGUNDA CORINTIOS 39