Aquino: 2a Timoteo






Sancti Thomae Aquinatis Doctoris Angelici

super Primam Epistolam Sancti Pauli Apostoli

ad Timotheum



(Ap 22 Ct 5).



COMENTARIO A LA SEGUNDA EPÍSTOLA A TIMOTEO

Título del original latino: Sancti Thomae Aquinatis Doctoris Angelici super Secundam Epistolam Sancti Pauli Apostoli ad Timotheum

Augustae Taurinorum Typographia Pontificia Petri Marietti

1896


1
PROLOGO

"Día y noche anclaba quemado del calor y del hielo, y el sueño huía de mis ojos" (
Gn 32,40). Palabras son éstas de Jacob que muestran y recomiendan la solicitud y desvelos del oficio pastoral; en las cuales 3 cosas hay que considerar pertenecientes al dicho oficio, a saber, la perseverancia, la paciencia, la solicitud. Lo lo. porque sin descanso ha de cuidar del rebaño: día y noche; de noche orando, de día educando. "Yo estoy de centinela de parte del Señor; de día permanezco aquí continuamente, y estoy pasando en mi puesto las noches enteras" (Is 21,8). O dígase durante el día, esto es, en el tiempo de la prosperidad; y durante la noche, esto es, en el tiempo de la adversidad, en los que el prelado debe atender al cuidado de la grey; "con las armas de la justicia para combatir a la diestra y a la siniestra" (2Co 6,7).

Lo 2o. porque, si a alguno, mayormente al prelado le es necesaria la paciencia, que ha de tener buenas espaldas para soportarlo todo por el bienestar de su rebaño. "El buen pastor da la vida por sus ovejas" (Jn 10). "La doctrina del hombre se conoce por la paciencia" (Pr 19,2). Por eso dice: en el bochorno, esto es, en el hervor de la embravecida persecución. "En saliendo el so! ardiente, se va secando la hierba, cae la flor y acábase toda su vistosa hermosura" (Jc 1,1 Jc 1). -Por el hielo, esto es, por el temor de lo futuro. "Combates por defuera; por dentro temores" (2Co 7,5).

Lo 3o. porque, según Rm 12, aventaja en vigilancia a los demás, con que sacude el sueño de la negligencia; por eso se añade: "y el sueño huía de mis ojos". -"Corre de una parte a otra, apresúrate, despierta a tu amigo, no concedas sueño a tus ojos, ni dejes que se cierren tus párpados" (Pr 6,3).

Viénenle, pues, al justo, estas palabras, a la materia de esta carta; porque en la primera le instruye sobre la ordenación eclesiástica; en esta segunda trata de los desvelos pastorales, tan despabilados y solícitos que, por el pastorío de su rebaño, esté dispuesto aun a padecer el martirio, como parece por el prólogo.




CAPUT 1

2
(
2Tm 1,1-2)

LECTIO 1: Ad 2 Timotheum 1,1-2

Saludando a su queridísimo Timoteo San Pablo le desea que Dios le conceda, por medio de Jesucristo, la gracia y la paz.

1. Paulus apostolus Iesu Christi per voluntatem Dei, secundum promissionem vitae, quae est in Christo Iesu.2. Timotheo charissimo filio, gratia, et misericordia, et pax a Deo patre nostro, et Christo Iesu Domino nostro.

Divídese esta carta en la salutación y la segunda narración. Pónese asimismo la persona que saluda, la saludada, los bienes que le desea. Descríbese por el nombre la persona que saluda, Pablo, que suena a poquedad y le viene como nacido, por sentir de sí humildemente y haber sido atribulado, 2 cosas que hacen que el hombre abaje la cresta; tanto así que de Cristo se dice que vino a menos por los dolores de su Pasión (He 2,9).

Descríbese otrosí por la dignidad, que es grande, porque es Apóstol de Jesucristo, esto es, enviado por Cristo (Lc 6). Esta dignidad la alcanzó, porque trabajó más que todos (1Co 16). El origen del Apostolado es la voluntad de Dios; por eso dice: por voluntad de Dios, a la que algunos se adelantan, porque se entrometen; contra los cuales dice en He 5,4: "ni nadie se apropia esta dignidad, si no es llamado de Dios, como Aarón". Aunque, como Job dice: "permite también que entre a reinar (que arribe a la suprema dignidad) un hipócrita o tirano, por causa de los pecados del pueblo" (Jb 34,30). Pero esto significa por voluntad de Dios: que no es por su voluntad (del Apóstol). Y el fruto de esta dignidad no es algo terrenal, sino "según la promesa de vida", esto es, para conseguir la vida eterna prometida por Cristo. Este debe ser el fin de los prelados. "Y ellos por cierto (los que han de luchar en la palestra) para alcanzar una corona perecedera, al paso que nosotros la eterna" (1Co 9,25).

La persona saludada es Timoteo, su hijo, convertido por él. Queridísimo, porque no había ninguna persona que así le estuviese tan unida de corazón y espíritu como él (Ph 2,20).

Los bienes que le desea son 3: la gracia, por la que se alcanza el perdón de los pecados; la misericordia, por la que obtenemos el bien supremo; la paz, esto es, la tranquilidad de la mente (la Glosa), conveniente al prelado; que para eso lo ponen, para que procure la paz. El Señor dijo: la paz sea con vosotros, y mandó a sus apóstoles que, al entrar a una casa, ofreciesen la paz (Mt 10,12). Y este triple bien de parte de Dios Padre, que es dador de todo bien. Asimismo de Jesucristo, que es mediador, como hombre, de Dios y de los hombres, "por quien nos ha dado Dios las grandes y preciosas gracias que había prometido" (2P 1,4).



3
(
2Tm 1,3-5)

LECTIO 2 Ad 2 Timotheum 1,3-5

Le dice a Timoteo que se acuerda de él en sus oraciones, asegurándole que tiene el mejor lugar en su corazón, por el afecto que han despertado en Pablo las lágrimas y la fe de Timoteo.

3. Granas ago Deo meo, cui servio a progenitoribus meis in conscientia pura, quod sine intermissione habeam tui memoriam in orationibus meis, nocte ac die.4. Desiderans te videre, memor lacrymarum tuarum ut gaudio implear.5. Recordationem accipiens eius fidei, quae est in te non ficta, quae et habitavit primum in avia tua Loide, et matre tua Eunice, certus sum autem quod et in te.

Aquí empieza la narración epistolar en que lo resguarda contra las presentes persecuciones y los futuros peligros de la Iglesia. También lo induce a insistir en la predicación, que entonces era causa y ocasión de persecución, y lo exhorta a soportar las tribulaciones por Cristo. Refresca asimismo la memoria de las virtudes del mismo Timoteo, y lo exhorta a que haga buen uso de esos dones por la insistencia en la predicación, poniéndose a sí propio de ejemplo. "El Evangelio, para el cual fui yo constituido predicador, y apóstol, y doctor de las naciones" (2Tm 1,11). Pone otrosí el cariño que sentía por Timoteo y sus virtudes, que despertaban en él semejante afecto o afición, y se lo demuestra por la oración y el deseo de verlo. Por eso le agradece a Dios el afectó que le tiene a Timoteo, porque es de caridad, y la caridad en los dones lleva la primacía; como si dijera: reputo por gracia singular el sincero afecto que te tengo. Y dice:

-"a mi Dios, a quien sirvo de manera especial, a ejemplo de mis mayores", no de mis padres según la carne, porque "Cristo vino a salvar a los pecadores, el primero de los cuales soy yo"; sino con un servicio heredado de mis mayores, a saber, los patriarcas y profetas, que sirvieron a Dios con toda sinceridad. Y dice de los mayores, porque los hijos imitan fácilmente la perfección paterna, ya porque son instruidos por sus padres, como Tobías, ya porque imitan también con la misma facilidad a sus amigos. Y ¿cómo le sirvo?

-"con conciencia pura"; porque, como dice Ha 1,3: "limpios son siempre tus ojos, Señor; no puedes tú ver el mal, ni podrías sufrir delante de Ti la iniquidad"; y 2Co 1: "toda nuestra gloria consiste en el testimonio que nos da la conciencia". De lo cual le da gracias "porque sin cesar hago memoria de ti en mis oraciones", ora en el día de la prosperidad, ora en la noche de la adversidad. También por el deseo; por eso dice: "deseoso de verte", a saber, para mutuo consuelo (Rm 1).

-"acordándome". Descubre las virtudes que tenía Timoteo, recordando su afecto para consigo, su fe para con Dios. Dice pues: "acordándome de tus lágrimas", a saber, que Timoteo derramó, dispuesto al martirio, cuando su despedida en Éfeso; o las lágrimas que derramaba cuando oraba, y esto "para bañarme de gozo", esto es, este recuerdo me colma de soberano contento. (Ph 2). Acuérdase también de su fe para con Dios, que heredó de sus padres, y no novicia. Dice pues:

-"puesto que tengo presente aquella tu fe". La fe es necesaria al prelado, que es el guardián de la fe; porque "sin ella es imposible agradar a Dios" (He 11). Y dice: no fingida, sino sincera; porque la verdadera se demuestra por las buenas obras, como dice Jc 2. Y esta fe no de neófito sino que, como en hijo de mujer judía (Ac 16), "primero se vio constantemente en tu abuela Loide, y en tu madre Eunice, y estoy cierto de que, o por revelación, o por indicios, igualmente está en ti".



Lección 3

Exhorta a Timoteo a valerse de los dones gratuitos de Dios, mayormente para predicar el Evangelio, y lo amonesta al mismo tiempo a que no desista de su oficio de predicador, por dejarse vencer de respetos humanos.

6. Propter quam causam admoneo te ut resuscites gratiam Dei, quae esi in te per impositionem manuum mearum.7. Non enim dedit nobis Deus spiritum timoris, sed virtutis, et dilectionis et sobrietatis.8. Noli itaque erubescere testimonium Domini nostri, ñeque me vinctum eius, sed collabora Evangelio, secundum virtutem Dei.9. Qui nos liberavit et vocavit vocatione sua sancta, non secundum opera nostra, sed secundum propositum suum, et gratiam, quae data est nobis in Christo lesu, ante témpora saecularia.10. Manifestata est autem nunc per illuminationem Salvatoris nostri lesu Christi, qui destruxit quidem mortem, illuminavit autem vitam et incorruptionem per Evangelium.

Arriba recomendó a Timoteo por los dones gratuitos que había recibido, aquí lo exhorta a hacer buen uso de esos dones, especialmente en la predicación del Evangelio; y primero en general, luego específicamente señalándole cuál sea el uso de la gracia; y explícale por qué le hace esa advertencia. Dice pues:

-"Fe sincera" hay en ti, heredada de tu madre y abuela; "por cuya causa te exhorto". La gracia de Dios es como el fuego que, cuando en rescoldo, o cubierto por la ceniza, no luce; así pasa en el hombre cuando el entorpecimiento la enceniza o el temor humano; por cuya causa Timoteo, perdidos los bríos, se había vuelto remiso para predicar. Por eso le dice "que avives la gracia" que tienes aletargada (1Th 5). Y añade: "que reside en ti por la imposición de mis manos", es a saber, por quien había sido ordenado obispo y por cuya imposición de manos se le había dado la gracia del Espíritu Santo.

-"porque no nos ha dado Dios un espíritu de timidez". Pone la razón de la amonestación, tomada de la condición de los dones divinos; que quien los recibe a proporción de los dones ha de trabajar; luego hemos de servir a Dios condicionados a esos divinos dones. Y hay dos espíritus: el del mundo y el de Dios, y se distinguen entre sí, ya que espíritu significa amor, porque el nombre espíritu dice impulso, y el amor espolea y hace andar. Y hay dos amores, gobernados por estos dos espíritus, el de Dios y el del mundo (1Co 2). El espíritu del mundo hace amar los bienes del mundo y temer los males temporales. Por eso dice: "porque no nos ha dado Dios espíritu de timidez", a saber, mundano, que Dios nos quita. "No temáis a los que matan el cuerpo" (Mt 10). Hay otro espíritu de temor del Señor, que es santo y hace temer al Señor, espíritu sin pena y ofensa, como de Dios (Mt 10).

-"sino de fortaleza", porque el que nos lleva de la mano en medio de las adversidades, y esto por la virtud de la fortaleza contra ellas, es el Espíritu Santo. Permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de la fortaleza de lo alto" (Lc 24,29). Asimismo en las cosas risueñas y prósperas, porque, cuanto a la afición, el amor de caridad la pone en orden y ley, cuando alguno lo que ama lo refiere todo a Dios. Por eso dice: "de caridad". -"El que no ama permanece en la muerte" (1Jn 3). También cuanto a los bienes exteriores; por eso dice: "y de templanza" de todo género, guardando el debido modo y medida, a saber, para que usemos de los bienes del mundo sobria y moderadamente (Tt 2).

-"Por tanto, no te avergüences del testimonio de Nuestro Señor". Exhortándolo al uso de la gracia, y excluyendo sus contrarios, le especifica en qué consiste ese uso. -"antes bien trabaja a una conmigo". Dos cosas podían retraerle del ejercicio de la predicación: la vergüenza y la pena que el Apóstol padecía por el Evangelio. Por eso le dice: desde que te has revestido el espíritu de fortaleza, no tienes por qué avergonzarte; pues la predicación de Cristo, puesta en la balanza de la sabiduría mundana, parecía necedad y, por tanto, motivo para sonrojarse. "Predicamos a Cristo crucificado, lo cual para los judíos es motivo de escándalo y parece una locura a los gentiles" (1Co 1,23); pero yo "no me avergüenzo del Evangelio" (Rm 1); porque "quien se avergonzare de Mí y de mis palabras, de ese tal se avergonzará el Hijo del hombre" (Lc 9,26). Cuando colgado por el pescuezo un ladrón ve a otro de su condición, la vergüenza le sale a la cara y no osa reconocerse seguidor de la disciplina de Caco; así también Timoteo podía avergonzarse porque el Apóstol estaba encadenado, y por eso le dice: "ni de mí que estoy en cadenas por amor suyo" (Ep 6).

-"antes bien trabaja a una conmigo". Exhórtalo a valerse de la gracia, en general, y enséñale con qué confianza: "según la virtud que recibirás de Dios". Dice pues: no te avergüences, sino colabora, esto es, trabaja junto conmigo. "Cada uno recibirá su propio salario a medida de su trabajo" (1Co 3,8). Y dice: "por el Evangelio", que puede ser ablativo, y así se dirá: en predicar el Evangelio; o dativo, y entonces; para gloria del Evangelio, a saber, para que crezca; "porque glorioso es el fruto de las buenas obras" (Sg 3,15). Y esto con confianza, mas no propia, porque de nuestra cosecha no somos capaces de tener un buen pensamiento, sino "con la virtud de Dios", esto es, teniendo confianza en el poder de Dios, "que robustece al débil y da mucha fuerza y vigor a los que no son para nada" (Is 40,29).

Y esta virtud se manifiesta cuanto al afecto, porque nos libra del mal; por eso se dice: "el cual nos libertó", "nos libró de caer en las manos de los enemigos y salteadores durante el viaje" (Esd 18,31). Y cuanto a la vocación a lo bueno: "y llamó con su santa vocación", porque a la santidad nos llamó, "que a los que ha predestinado también los ha llamado" (Rm 8,30), "y de las tinieblas nos sacó a su luz admirable" (1P 2,9). Y manifiesta algunas cosas que dice: "no por nuestras obras"; donde demuestra que nuestra vocación y libertad no es por virtud humana sino divina; muestra la causa y el proceso de la causa y recomienda al dador y conservador de la causa, a saber, de la gracia: "el cual ha destruido la muerte y ha sacado a luz la vida". Dijo pues: nos llamó, no por virtud nuestra, porque no ciertamente por nuestras obras, que son efecto de la virtud, "no a causa de las obras de justicia que hubiésemos hecho, sino por su misericordia nos ha salvado" (Tt 3,5). Y la causa de esta salvación, de parte de Dios, es doble: una eterna, su predestinación; otra temporal, la gracia justificante, que se expresa así: "según su beneplácito", es a saber, la predestinación, que es el propósito de apiadarse. "Hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad" (Ep 1,2 Rm 8).

"y por la gracia", "por la que somos justificados gratuitamente" (Rm 3,24). Acerca del proceso de la gracia, muestra cómo se prepara, se otorga y por quién; así dice: "que nos ha sido otorgada en Jesucristo", esto es, antes de los siglos temporales previóse se nos daría. Como dice el Filósofo, por siglo se entiende la medida de la duración de algunas cosas; de donde diversos siglos, diversas edades son de los hombres, y un siglo dura mil años, porque en tanto dícese el hombre vivir, en cuanto no borra su memoria el polvo del olvido humano; y ese tiempo no pasa de los mil años.

Así pues tiempos seculares son los que miden las cosas mudables, y éstos-empezaron con el mundo, mas la predestinación es antes del mundo. "Por El mismo nos escogió antes de la creación del mundo" (Ep 1,4). Y dice: "en Cristo Jesús", porque no hemos sido elegidos de manera que nos salvemos por nuestros propios méritos, sino por la gracia de Cristo; porque, como predestinó nuestra salvación, así también el modo de ella. "La gracia y la verdad fue traída por Jesucristo" (Jn 1,17). Mas esta predestinación primero estaba oculta, y ahora esta manifiesta. Y ¿cómo? Como por la obra lo concebido en el corazón. De donde habla con toda propiedad, cuando dice que manifestó a sus elegidos por iluminación lo que ahora llevó a efecto por la obra; pues manifestar es sacar a luz (Jb 18). Así pues se ha manifestado ahora por el hecho de haber enviado a Jesucristo a iluminarnos (Is 60 Lc 1).

-"El cual ha destruido la muerte y sacado a luz la vida y la inmortalidad por medio del Evangelio". Recomienda a Cristo iluminador, cuanto a los males que quitó y a los bienes que trajo. Dice pues: Cristo, por el hecho de haber padecido por nosotros, destruyó la muerte, esto es, satisfizo a Dios por nuestros pecados.

"Cristo murió una vez por nuestros pecados" (1P 3); y el pecado era la causa de nuestra muerte corporal (el estipendio y paga del pecado es la muerte). Por tanto, destruyendo el pecado, destruyó la muerte (seré tu muerte, ¡oh muerte!). Trajo también bienes perfectos para el alma, primero de presente por la gracia de la fe (Ha 2); que es imperfecta en esta vida, mas llegará a su colmo en la gloria; "y la vida eterna consiste en conocerte a Ti, solo Dios verdadero" (Jn 17,3).

En segundo lugar la inmortalidad de la carne que resulta de la gloria del alma (1Co 15). "Yo vine para que tengan vida", ya por gracia, de presente, "y la tengan en abundancia", por gloria, en lo futuro.

1 Quiere decir que el conocimiento que tenemos ahora por la fe es imperfecto, pero en la gloria, quitados los velos, será perfecto. "Porque ahora nuestro conocimiento es imperfecto mas llegado que sea lo perfecto, desaparecerá lo imperfecto… Al presente no vemos a Dios sino como en un espejo y bajo imágenes obscuras, pero entonces lo veremos cara a cara" (1Co 13,9-12).



5
(
2Tm 1,11-18)

LECTIO 4 Ad 2 Timotheum 1,11-18

Describe Pablo su oficio, mostrando lo que padece por cumplir con él; con todo, no se avergüenza, confiado con firme esperanza en Cristo, y provoca a Timoteo a su imitación, y le manifiesta quiénes sacarán provecho y quiénes no.

11. In quo positus sum ego praedicator et apostólas et magister gentium. 12. Ob quam causara etiam haec patior, sed non confundor. Scio enim cui credidi, et certus sum quia potens est depositum meum servare in illum diem. 13. Formam habe sanorum verborum, quae a me audisti in fide et in dilectione in Christo lesu. 14. Bonum depositum custodi per Spiritum Sanctum, qui habitat in nobis. 15. Seis enim hoc quod aversi sunt omnes qui in Asia sunt, ex quibus est Philetus et Hermogenes. 16. Det misericordiam Dominus Onesiphori domui, quia saepe me refrigeravit, et catenam meam non erubuit. 17. Sed cum Romam venisset, sollicite me quaesivit et invenit. 18. Det illi Dominus invenire misericordiam a Deo in illa die. Et quanta Ephesi ministravit mihi tu melius nosti.

Arriba exhortó a Timoteo a la solícita predicación de Cristo, aquí lo induce a lo mismo por su ejemplo, a cuyo seguimiento lo convida, y muestra la necesidad de seguirlo. Pone también su oficio y las penalidades que pasa en cumplir con él y la certeza de su esperanza. Y describe su oficio de 3 maneras; porque se dice predicador, para excitar a las buenas costumbres. "Predica la palabra de Dios con toda fuerza y valentía, insiste con ocasión, y sin ella" (2Tm 4,2). Apóstol, para gobernar la Iglesia, porque los apóstoles son los prelados de la Iglesia. "Quien dio eficiencia a Pedro para el apostolado entre los circuncisos, me la dio también a mí para entre los gentiles" (Ga 2,8). Y maestro, puesto para enseñar la santidad de la fe y el conocimiento de Dios. "Doctor de los gentiles en la fe y verdad" (1Tm 2). "Y vosotros, ¡oh hilos de Sión!, gózaos y alegraos en el Señor Dios vuestro, porque os ha dado que nazca de vosotros el maestro de la justicia" (Jl 2,23). Pero dice: "para el cual fui yo constituido predicador y apóstol y doctor de las naciones". Donde 3 cosas hay que notar:

lo. que él no se lo tomó por su mano, sino fue puesto por El. "Ni nadie se apropia esta dignidad, si no es llamado de Dios, como Aarón".

2o. Desígnase un orden en la posición o constitución.

3o. La firmeza, porque permaneció firme, al instituírsele según el orden de la razón. "Os he destinado para que vayáis por todo el mundo y hagáis fruto, y vuestro fruto sea duradero" (Jn 15,16).

-"Por cuyo motivo padezco lo que padezco". Muestra lo que padece en el desempeño de su oficio, diciendo: padezco estas adversidades, a saber, las cadenas, el fastidio y el tedio, y esto por la fe de Cristo "estoy padeciendo, hasta verme entre cadenas". Y dice por qué motivo, porque no es cosa de encarecer el padecer por padecer, sino padecer por una causa justa. "Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia" (Mt 5). Por eso dice: "pero no me avergüenzo", porque no es motivo de confusión padecer por la justicia. "Jamás venga el caso en que alguno de vosotros padezca por homicida, o ladrón, o maldiciente, o codiciador de lo ajeno; mas si padeciere por ser cristiano, no se avergüence, antes alabe a Dios por tal causa" (1P 4,15). "Entonces los Apóstoles se retiraron de la presencia del concilio muy gozosos, porque habían sido hallados dignos de sufrir aquel ultraje por el nombre de Jesús (Ac 5,41).

-"porque bien sé… " Pénese la certeza de su esperanza que le hace no avergonzarse; también esto proviene de las promesas de Dios todopoderoso. Por eso dice: "de quién me he fiado". Y hay que notar que una cosa es el acto de fe por el que decimos: creo, y otra creerse de la fe de alguno, hacer confianza de él. En el primer caso el sentido es éste: bien sé, esto es, sé que es veraz el que hizo la promesa y poderoso para otorgar la vida eterna que prometió repetidamente al hombre que permanece fiel. Mas lo que de aquí se sigue, al contrario, es que lo mismo es ciencia que fe, e idéntico lo sabido y lo creído, cosa imposible, porque lo propio de lo sabido es que se vea, y lo propio de lo creído que no. Respondo: en la fe hay que distinguir 2 cosas: lo que se cree y la persona a quien se da crédito. De lo que se cree no puede haber ciencia, porque así perdería la razón de crédito, pero sí de la persona a quien se cree, porque se sabe, por evidentísima razón, que Dios es veraz. Y así dice: de quien me he fiado. -"No queráis creer a todo espíritu, sino examinad los espíritus si son de Dios" (1Jn 4,1).

En el segundo caso el sentido es más verdadero, como si dijera: ya que a mí mismo, mis penalidades y trabajos los he confiado, esto es, entregado a Dios, sé que es poderoso para conservar mi depósito. Y depósito se dice de 2 maneras: de una, lo que yo deposité; como lo hace el hombre que deposita en Dios su salvación, cuando se le entrega sin reservación alguna. "descargando en su seno todas vuestras solicitudes, pues El tiene cuidado de vosotros" (1P 5,7). Asimismo deposita sus obras, cuando no recibe juego su recompensa, sino a la postre, como el hombre munificente y benéfico, que deposita en Dios sus buenas obras hasta aquel día en que juzgará las cosas ocultas de los hombres, a quienes dará entonces la recompensa de sus trabajos, "dad al varón justo la enhorabuena, porque él comerá del fruto de sus buenas obras" (Is 3,10); o el depósito, esto es, el oficio que quedó depositado en mi poder, a saber, el oficio evangélico. "Ese mismo es ya un instrumento elegido por Mí para llevar mi nombre" (Ac 9,15). Dios también es poderoso para conservar a su Apóstol hasta su muerte.

-"Ten por modelo la sana doctrina". Lo induce a su seguimiento, según que suene la letra: habe o habens. Si es habens: teniendo, entiéndase entonces de la idoneidad que le propone a Timoteo para imitar el ejemplo del Apóstol. Si es habe: ten, lo exhorta a su imitación. E idoneidad la tuvo el Apóstol excelente en dos cosas: cuanto al conocimiento, en la educación; por eso dice: la sana doctrina. Asimismo cuanto a la virtud; de donde dice: "que has oído de mí con la caridad en Cristo Jesús". Dice pues: no tienes excusa posible si no llevas en paciencia tus trabajos hasta verte entre cadenas, como yo, porque tienes por modelo la sana doctrina, a saber, la que no contiene la corrupción de la falsedad. "Mas tú has de enseñar solamente cosas conformes a la sana doctrina" (Tt 2,1). Y dícese sana, no corrompida efectivamente, porque nos dio la salud. Y añade: "que has oído de mí", como si dijera: no eres un ¡luso, porque te hice entrega de lo que recibí del Señor (1Co 11). Y esto: "en la fe y en la caridad"; porque si alguno estuviese al cabo de toda la doctrina sana, y no la creyese, no sería idóneo para enseñarla ni le tendría amor; pues de ligero se apartaría de ella, o por la adversidad, o por la prosperidad (He 11 1Jn 3). Y esto en Cristo Jesús; porque la fe verdadera es de las cosas que Cristo enseñó, y la verdadera caridad está en Cristo, porque nos dio al Espíritu Santo, por el cual amamos a Dios.

Pertrechado pues de estas armas, "guarda ese rico depósito" que te entregué, a saber, el oficio de la predicación, de suerte que jamás te apartes de la verdad, ni por temor nunca dejes de cumplir con ese oficio de predicador. "Guarda tu corazón con toda vigilancia, porque de él mana la vida" (Pr 4,23). "¡Oh Timoteo!, guarda el depósito de la fe que te he entregado" (1Tm 6,20). Y guárdalo con la buena ayuda que tienes, a saber, "por medio del Espíritu Santo que habita en nosotros". "¿Por ventura no sabéis que vuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, que habita en vosotros?" (1Co 6,19). Según otra letra encamina su amonestación a conservar la sana doctrina y a perseverar en ella.

-"Ya sabes cómo se han apartado de mí todos los naturales de Asia, de cuyo número son Figelo y Hermógenes". Muéstrale la necesidad de la amonestación por el aprovechamiento o desmedro de los otros; porque cuando uno ve que de sus compañeros unos adelantan y otros desmayan, esfuérzase en imitar a los buenos. Por eso primero pasa lista de los que caen a medio camino con la carga; luego de los que van mejorando y medrando de día en día. Muestra pues que está temeroso recelando, no sea que de otra suerte se incurra en el peligro. "Mire pues no caiga el que piensa estar firme" (1Co 10,12). Por eso dice: me volvieron la espalda. Dice así la Glosa: éstos engañosamente estaban llenos, pues mostraban amigable semblante y encubrían engaños en el corazón, a saber, para aprender del Apóstol lo que les diese materia de armarle calumnias. Estos, pues, que me volvieron la espalda, están ahora en Asia, y los que hacen cabeza son éstos dos, que convirtió Santiago.

-"Derrame el Señor sus misericordias". Muestra el aprovechamiento de otros, especialmente de cierto Onesíforo, trayendo a la memoria los buenos servicios que le prestó primero en Roma, posteriormente en Asia.

Asimismo le desea la misericordia divina, muestra el mérito y el tiempo de la misericordia. Lo primero cuando dice: "derrame el Señor sus misericordias". Muy a propósito el deseo, ya que la vida presente es miseria. "El hombre nacido de mujer vive corto tiempo y está atestado de miserias" (Jb 4,1). Dice: "sobre la casa de Onesíforo", no sólo sobre su persona, sino sobre su familia, porque por la bondad de uno se deriva la gracia a toda la familia; "que si la casa la merece, vendrá vuestra paz a ella" (Mc 10,13). Y el mérito de la misericordia es la que tenía con el Apóstol. Por eso dice: "porque me ha consolado muchas veces", templando con la remisión la aspereza de los continuos trabajos (Mt 5 Si 18 Ph 4). "Y no se ha avergonzado de mis cadenas; antes, luego que llegó a Roma, me buscó diligentemente hasta que me encontró" (Si 6 Pr 17). Y le desea la misericordia del siglo futuro al decir: "en aquel día" cuando el Señor juzgará a todos, y cuando la misericordia será necesaria, no sólo en Roma, sino también en Éfeso; por tanto, es digno de la misericordia divina.




CAPUT 2

6
(
2Tm 2,1-7)

LECTIO 1 Ad 2 Timotheum 2,1-7

Con una comparación militar exhorta a Timoteo a soportar el martirio, cuya preparación ha de consistir en la fortaleza, la limosna generosa y la expectación del premio por el trabajo de la pelea.

1. Tu ergo, fili mi, confortare in gratia, quae est in Christo Iesu.2. Et in his quae audisti a me per mullos testes haec com-menda fidelibus hominibus, qui idonei erunt et olios docere.3. Labora sicut bonus miles Christi Iesu.4. Nemo militans Deo implicat se negotiis saecularibus, ut el placeat cui se probavit.5. Nam et qui certat in agone non coronabitur nisi legitime certaverit.6. Laborantem agricolam oportet primum de fructibus accipere.7. 1ntellige quae dico; dabit enim ubi Dominus in ómnibus intellectum.

En el capítulo anterior indujo a Timoteo a predicar con mucha diligencia el Evangelio, aquí a soportar sin desfallecer el martirio; y primero a soportar la pasión por la salvación de los fieles; en segundo lugar le enseña cómo ha de resistir a los infieles. Asimismo pónese la preparación para soportar el martirio y la exhortación a lo mismo. 3 cosas van por delante en la preparación al martirio: la fortaleza, la dispensación de los bienes, el fructuoso trabajo de la milicia. Requisito para el martirio es la fortaleza para arrostrar los peligros de muerte. Por eso dice: "tú, pues, hijo mío", a quien engendré por el Evangelio, "cobra ánimo con la gracia" (Ps 30) que está, no en ti, cuya fortaleza es vana, sino en Cristo Jesús (Ep 6), o en la gracia, esto es, en el don gratuito de Dios por Cristo (Jn 1).

Segundo requisito la dispensación de los bienes; porque, cuando uno se ve cercano a la muerte, dispone de lo suyo. Por tanto, no menos solícitos han de andar los santos en procurar que, después de su muerte, no perezcan, sino pasen a otras manos, los bienes espirituales que les confiaron a ellos; por eso le avisa que, caso de ser llevado al martirio, dispense la doctrina de la fe. Y pone cómo la recibió, por el oído; por eso dice: "y las cosas que de mí has oído", y yo de Cristo. Y digo de mí, no en singular, sino confirmada "por muchos testigos", esto es, por la ley y los profetas (Rm 3); o por los apóstoles. "Así que tanto yo3 como ellos, esto es lo que predicamos todos, y esto habéis creído vosotros" (1Co 15,1 1Co 1). -Confíalas, por cuanto son dignas de aceptación (Sg 7), a hombres fieles, a saber, para que busquen no el medro temporal, sino la gloria de Dios. "entre los dispensadores lo que se requiere es que sean hallados fieles" (1Co 4,2 Mt 24). Asimismo que sean idóneos para dispensar; por eso dice: "que sean idóneos para enseñarles también a otros". Y deben serlo en 3 cosas: en el entendimiento, con capacidad para entender (Lc 21); en la lengua, con elocuencia para enseñar (Is 50); en la obra, porque Jesús empezó a obrar y enseñar (Ac 1).

Luego cuando dice: trabaja, pónese lo tercero que es el trabajo legítimo de la milicia, a que primero lo exhorta; luego el premio del trabajo; en pos el estipendio de la milicia. Asimismo lo exhorta a trabajar a toda ley y expone en qué consiste ese trabajo legítimo. Dice pues "soporta el trabajo y la fatiga como buen soldado de Cristo". Y de 3 maneras es un soldado de Cristo: lo. por cuanto lucha contra el pecado. "Milicia es la vida del hombre sobre la tierra" (Jb 7). Y esta lucha es contra la carne, el mundo y el diablo (Ep 5). 2o. por pelear contra los errores. "Las armas con que combatimos no son carnales, sino que son poderosísimas en Dios para derrocar fortalezas, destruyendo nosotros con ellas las trazas humanas, y toda altanería que se engríe contra la ciencia de Dios" (2Co 10,4. La 3a. es la milicia de los mártires contra los tiranos; y ésta es la más trabajosa (Jb 25). Y el soldado no debe descansar, porque de ahí su nombre: de soportar la profesión de soldado o milicia.

-"Ninguno que se ha alistado en la milicia de Dios, debe embarazarse con negocios del siglo". Expone en qué consiste el trabajo según las leyes; y primero lo induce al trabajo y a continuación le enseña qué cualidades ha de tener el buen soldado. Dice pues: "ninguno que se ha alistado en la milicia de Dios". Es de saber que uno es el fin de la milicia espiritual y otro el de la corporal; porque el fin de esta última es obtener la victoria contra los enemigos de la patria, y, por consiguiente, los soldados deben abstenerse de las cosas que retraen de la batalla, como los negocios y las delicias. "Todos los que han de luchar en la palestra guardan en todo una exacta continencia" (1Co 9,25). Pero el fin de la milicia espiritual es conseguir la victoria contra los enemigos de Dios; por consiguiente es necesario abstenerse de todo lo que distrae la atención de Dios. De este género son los negocios seculares, porque la solicitud por las cosas de este siglo sofoca la palabra de Dios. Por eso dice: "se embaraza". Pero, al contrario: los negocios seculares son temporales, y esto hizo el Apóstol cuando vivió del trabajo de sus manos.

Respondo con lo que dice el Apóstol: se embaraza; pero no dice: ejerce; y se embaraza aquel que no tiene otro pensamiento que procurar con afán y solicitud demasiada estas cosas; y entonces propiamente se les veda a los soldados de Cristo, porque no hay ninguna necesidad de enredarse con ellas. Tampoco se dice simplemente: es embarazado, sino se embaraza; porque algunas veces lo embarazan, pero no se embaraza; que es cuando sin piedad y necesidad se embarca en los negocios; mas cuando por necesidad ejercita el oficio de la piedad y la autoridad, entonces no se embaraza, sino es embarazado de tal necesidad. "Os recomiendo a nuestra hermana Febe, para que la recibáis, por amor del Señor, como deben recibirse los santos, y le deis favor en cualquier negocio que necesitare de vosotros, pues ella lo ha hecho así con muchos y en particular conmigo" (Rm 16,1). Y la causa por la que no deben enredarse es "a fin de agradar a Aquel que le alistó". -"Si alguno ama al mundo, no habita en él la caridad del Padre" (1Jn 2,15). Porque el soldado de Cristo hizo voto de militar para Dios; por tanto, debe esforzarse por agradar a quien por voto se consagró.

-Asimismo ni el que combate en la palestra es coronado si no lidiare según las leyes". Pone el premio del trabajo. Y porque pudiera decir alguno: ¡Oh Pablo!, mucho es lo que pides; pero ¿qué fruto se sigue de ahí? Responderá: tomad el ejemplo de las luchas seculares, donde no todos, sino los que pelean según las leyes, reciben la corona. Así ha de ser en las luchas espirituales, donde nadie será coronado si no se atiene a las debidas leyes de la lucha. "Y aquellos por cierto no con otro fin sino el de alcanzar una corona perecedera; al paso que nosotros la esperamos eterna" (1Co 9,25).

-"El labrador, para recibir los frutos, es menester que trabaje primero". Muéstrale la paga y védale los negocios seculares; y propónele los estipendios bajo de metáfora y la explica; porque el oficio de los predicadores y doctores es oficio de soldados, por cuanto la emprenden contra los vicios y los enemigos. Asimismo de labradores, por cuanto fructifican en inducir a lo bueno. Su campo es la Iglesia y el labrador principal es Dios, que trabaja por dentro y por fuera. (Jn 15). Los hombres en cambio por fuera aplican su ministerio. "Yo planté, Apolo regó, mas Dios dio el crecimiento" (1Co 3). Estos son labradores superficiales. "Si he apremiado las personas de los cultivadores" (Jb 31,39). Es menester pues que este labrador vea sus fatigas bien logradas en el fruto de sus trabajos; y estos frutos son las obras de las virtudes (Si 24 Ga 5), y también los frutos de las limosnas. "Estaba ésta (Tabita) enriquecida de buenas obras y de las limosnas que hacía" (Ac 9,36). Y el fruto principal que éstos han de recoger, para su gozo, es en primer lugar el de sus súbditos. "Así pues, hermanos míos carísimos y amabilísimos, mi gozo y mí corona" (Ph 4,1). En segundo lugar el de los subsidios temporales, no como premio principal, sino como estipendio. "Aquel a quien se le instruye en las cosas de la fe asista de todos modos con sus bienes al que le instruye" (Ga 6,6). "El que trabaja merece que le sustenten" (Mt 10,10).

-"Entiende bien lo que digo, porque Dios te dará en todo inteligencia". Explica lo que había dicho, a imitación de Cristo en sus parábolas: "quien tenga oídos para oír que oiga" (Mt 13): como si dijera: esto has de entenderlo espiritualmente "pues necesaria es para esta visión la inteligencia"(Da 10,1). Como si alguno dijera: tú dices: recibe la paga, ¡oh Timoteo!; mas tú no lo haces, porque quieres vivir del trabajo de tus manos. Así pues, entiende lo que digo, ya que es necesaria la discreción, porque no hay que recibirla donde hay ocasión de avaricia contra el Evangelio, o por la codicia o por la pereza; y esto podrás entenderlo, porque Dios te dará en todo inteligencia. (1Jn 2).




Aquino: 2a Timoteo