Aquino - A LOS GALATAS 25

25
(
Ga 4,8-12)

Lección 4: Gálatas 4,8-12

Les reprocha a los Gálatas el despreciar esta gracia de Dios que por Cristo les ha sido dada.

8. Pero cuando ciertamente ignorabais a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses.
9. Mas ahora que habéis conocido a Dios, o mejor, habéis sido conocidos de Dios, ¿cómo os volvéis de nuevo a los débiles y pobres elementos, los cuales otra vez deseáis servir?
10. Observáis los días, y meses, y tiempos, y años.
11. Temo por vosotros, no sea que inútilmente haya trabajado con vosotros.
12. Sed como yo, ya que yo he sido como vosotros.

Habiendo indicado la dignidad del beneficio de la gracia, y explicada por un ejemplo humano, aquí les reprocha el Apóstol a los Gálatas que despreciaran esta gracia, como ingratos que eran a tanto beneficio. Y primero les reprocha su ingratitud; luego, pues no lo hace por odio o envidia, se justifica: ¡Oh hermanos, os lo ruego encarecidamente, a mí en nada me habéis agraviado! (Gal 4,12). Acerca de lo primero hace tres cosas. Primero les recuerda su primitivo estado; luego, celebra y encarece el beneficio recibido: Mas ahora que habéis conocido, etc.; tercero, subraya el pecado cometido: ¿cómo os volvéis de nuevo?, etc. Así es que dice: Pero cuando, etc.; como si dijera: Ahora sois hijos y herederos por Dios; pero cuando ciertamente, etc., erais Gentiles. En otro tiempo erais tinieblas, etc. (Ef 5,8).-Ignorabais a Dios, por infidelidad; servíais, con culto de latría, a los que por naturaleza no son dioses, sino en la opinión de los hombres. Cuando erais paganos os ibais en pos de los ídolos mudos (ICo 12,2). Sirvieron a las creaturas más bien que al Creador, etc. (Rm 1,25). Y esto que dice: servíais a los que por naturaleza no son dioses sirve para refutar a los arrianos que dicen que Cristo, el Hijo de Dios, no es Dios por naturaleza. Si así fuera, no se le debería rendir culto de latría, y quien se lo rindiera sería idólatra. Pero se puede objetar que como adoramos la carne y la humanidad de Cristo, luego somos idólatras. Pero se debe contestar que aun cuando adoramos la carne, o por mejor decir, la humanidad de Cristo, la adoramos sin embargo como unida a la Persona del Verbo divino, siendo el Verbo ciertamente, "un supuesto" divino. De aquí que como se le deba adoración al "supuesto" de la divina naturaleza, quienquiera que adore a Cristo, sin error lo hace.

En seguida, cuando dice: Mas ahora que habéis conocido, etc., recuerda el beneficio recibido; como si dijera: Si fuerais ignorantes y pecarais, se podría tolerar, pues en las demás cosas semejantes más grave es el pecado en el cristiano que en el Gentil. Pero ahora que conocéis a Dios, que habéis sido llevados al conocimiento de Dios, más gravemente pecáis que antiguamente,, poniendo la esperanza en aquellas cosas en las que no debéis ponerla, y sirviéndolas. Todos me conocen (Jerem 31,34).

Objeción.-Pero esto que dice: Habéis sido conocidos de Dios, parece que se le opone, puesto que Dios conoce todo ab aeterno. Porque todas las cosas antes de ser creadas fueron conocidas del Señor (Eccli 23,20).

Respuesta .-Pero débese decir que esto se dice causalmente, para que el sentido sea éste: habéis sido conocidos de Dios, esto es, Dios hizo que vosotros lo conocierais a El. Porque así se dice que Dios conoce en cuanto es la causa de nuestro conocimiento. Y por eso, como arriba dijo: mas ahora que habéis conocido a Dios, expresión verdadera, inmediatamente corrige y explica la dicha por alegoría indicando que no podemos conocer a Dios por nosotros mismos, sino por El mismo. A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo unigénito existente en el seno del Padre, El mismo en persona esquíen le ha hecho conocer (Jn 1,18).

En seguida reprocha el pecado cometido, diciendo: ¿cómo os volvéis de nuevo? etc. Y primero subraya el pecado de ellos; luego, muestra el inminente peligro:

Temo por vosotros, no sea que, etc.; tercero, los vuelve al estado de la salvación: Sed como yo, etc. Acerca de lo primero hace dos cosas. La primera, indicar el pecado cometido; la segunda, hacerlos convictos del pecado cometido: Observáis los días, etc. Ahora bien, débese saber que este texto se entiende de dos maneras. De una, porque estos gálatas se convertían de la fe a la idolatría, por lo cual dice: ¿Cómo os volvéis de la fe de nuevo? Por lo que mejor les fuera no haber conocido el camino de la justicia, que después de conocido, abandonar la Ley santa (2 Pedro 2,21). Volverán de nuevo, etc. (Is 42,1 1).-A los elementos de este mundo, que son débiles, incapaces de subsistir por sí mismos, porque caerían en la nada si no los conservara íntegros la mano del que los rige, según aquello de Hebreos 1,3: Sustentándolo todo con su poderosa palabra, etc. Y pobres, porque necesitan de Dios y mutuamente de ellos mismos, para el complemento del universo, a los cuales elementos de nuevo deseáis servir, con servidumbre de latría. Y es claro que así es porque observáis los días, faustos e infaustos, y meses, y tiempos, y años, esto es, las constelaciones y el curso de los cuerpos celestes, cosas todas que tienen su origen de la idolatría. Contra lo cual dice Jeremías 10,2: Ni temáis las señales del cielo, que temen los Gentiles. Y que tales observancias son malas, y contra el culto de la religión cristiana, es patente porque esa distinción de días, meses, años y tiempos se establece según el curso del sol y de la luna. Por lo cual los observantes de las distinciones de los tiempos veneran los cuerpos celestes, y disponen sus vidas conforme al juicio de los astros, que ninguna impresión directa causan en la voluntad del hombre ni en las cosas que dependen del libre albedrío. Y por eso amenaza grave peligro. Por lo cual dice: Temo, no sea que inútilmente haya trabajado con vosotros. Por lo cual hay que prevenir a los fieles contra tales observancias, y ningún temor debe haber por estas cosas, porque se puede creer que cuanto se haga simplemente bajo la sujeción a Dios será para bien.

Pero ¿acaso no es lícito observar para algo el curso de las estrellas? Débese decir que los cuerpos celestes son ciertamente causa de algunos efectos, es claro que de cosas corporales, y en cuanto a esto es lícito atender al dicho curso; pero de otras no son la causa, de las que dependen del libre albedrío, o de la fortuna o del infortunio, y el atender al curso de los astros en cuanto a estas cosas pertenece a la idolatría.

Pero aun cuando esta interpretación se puede sostener, sin embargo no es conforme a la intención del Apóstol. Porque como él mismo en todo lo que antecede de esta Epístola y en lo que sigue reprocha a los gálatas que de la fe se hayan cambiado a la observancia de la Ley, es más a propósito el decir que se trata de su conversión a las observancias legales. Por lo cual dice: Habiendo conocido a Dios por la fe ¿cómo os convertís de la fe a los elementos, esto es, a la observancia literal de la Ley? a la que se da el nombre de elementos, porque la Ley fue la primera institución del culto divino; y la llamo elementos débiles porque no perfecciona justificando (La Ley no condujo ninguna cosa a perfección: Hebr 7,19); y pobres, porque no confiere las virtudes ni la gracia para ayudar por sí misma.

Pero ¿qué quiere decir os volvéis? Y parece que esto se dice inconvenientemente. Y de manera semejante esto otro: de nuevo. Porque éstos ni eran Judíos, ni guardaban otras observancias legales. A lo cual débese decir que el culto de los Judíos es intermedio entre el culto de los Cristianos y el de los Gentiles. Porque los Gentiles veneraban los mismos elementos como algo vivo; y los Judíos no veneraban a los elementos sino a Dios bajo esos mismos elementos en cuanto por las observancias de los elementos corporales le rendían culto a Dios. Dijo arriba (Gal 4,3): Estábamos sujetos a los elementos de este mundo. Y los cristianos sirven a Dios bajo Cristo, esto es, en la fe de Cristo. Ahora bien, cuando alguien llega al término, saliendo de en medio, si de nuevo quiere volver a la mitad, es como si quisiera volver al principio. Por lo cual el Apóstol, por haber llegado ya éstos al término, o sea, a la fe de Cristo, y entonces habían vuelto a la mitad, o sea, al culto de los Judíos, por eso, por haber cierta conformidad de la mitad con el principio, les dice que se convierten a los elementos y que de nuevo les están sujetos. Y que así es lo demuestra diciendo: Observáis los días con el rito judaico: los sábados, y el décimo del primer mes, y otros semejantes, que se mencionan en la Glosa; meses, esto es, neomenias, como el primero y el séptimo meses, como se lee en el Levítico 23; tiempos, a saber, el de la salida de Egipto, para venir las tribus a Jerusalén alternativamente cada año. Y también los años del Jubileo, y el séptimo año del perdón. De lo cual se sigue el peligro, porque con ello en nada adelantaba la fe de Cristo. Por lo cual dice: Temo, no sea que inútilmente haya trabajado con vosotros. Y más adelante (Gal 5,2): Si os hacéis circuncidar, Cristo de nada os aprovechará.

Consiguientemente, cuando dice: Sed como yo, los vuelve al estado de la salvación; como si dijera: Temo, pues, que haya trabajado inútilmente entre vosotros; pero que no sea así: sed como yo. Esto se entiende de tres maneras en la Glosa. De la primera así: Sed como yo, abandonando la Ley, tal como yo la he abandonado. De la segunda, así: Sed corrió yo, corrigiendo el pasado error, así como yo corregí mi error. Y esto lo podéis hacer, porque yo he sido como vosotros, y sin embargo me corregí de mi error. De la tercera, así: Sed como yo, esto es, vivid sin la Ley, porque yo (que tuve la Ley y en la Ley nací) actualmente soy como vosotros en otro tiempo fuisteis, a saber, sin la Ley.

26
(
Ga 4,13-18)

Lección 5: Gálatas 4,13-18

El Apóstol reprende a los Gálatas, mas no llevado por el odio, porque ningún motivo de odio tenía contra ellos, sino más bien de amor.

¡Oh hermanos, os lo ruego encarecidamente, a mí en nada me habéis agraviado!

13. Pero bien sabéis que una flaqueza de la carne me dio ocasión para evangelizaros por primera vez; y, no obstante la prueba que era para vosotros mi carne,
14. no me despreciasteis ni me escupisteis, sino que me recibisteis como a un ángel de Dios; como a Cristo Jesús.
15. ¿Dónde está ahora vuestro entusiasmo? Porque os doy testimonio de que, de haberos sido posible, os habríais sacado los ojos para dármelos.
16. ¿Así es que me he hecho enemigo vuestro por deciros la verdad?
17. Esos tienen celo por vosotros, pero no para bien; quieren sacaros fuera para que los sigáis a ellos.
18. Bien está que se tenga celo en lo bueno, siempre, y no solamente mientras estoy presente entre vosotros.

Habiendo reprendido el Apóstol a los Gálatas, aquí muestra no haberlo hecho por mala voluntad. Y primero muestra no tener ninguna verdadera causa de odio contra ellos; segundo, que no cree se pueda suponer causa alguna: ¿así es que me he hecho enemigo vuestro por deciros la verdad?; tercero, indica la causa de la antecedente reprensión: hijitos míos, etc.

Acerca de lo primero hace dos cosas. La primera, mostrar que no tiene causa de odio contra ellos; la segunda, que más bien tiene un motivo de afecto: Pero bien sabéis que una flaqueza de la carne me dio ocasión, etc. Acerca de lo primero débese notar que el buen pastor acostumbra mezclar lo severo con cierta dulzura en la corrección de los subditos, no sea que se quiebren por una severidad excesiva. En Lucas 10,33-34 se lee que para la curación del herido el samaritano le vertió aceite y vino. Y contra los malos pastores se dice en Ezequiel 34,4: Los dominabais con aspereza. Y por eso el Apóstol como buen prelado muestra que los increpa sin odio, habiéndoles blandamente con tres recursos. Primero con caridad. Por lo cual les dice: Hermanos (¡Oh, cuan buena y cuan dulce cosa es el vivir los hermanos en mutua unión: Ps 132,1). Segundo, en cuanto a palabras, con suavidad. Por lo cual dice: Os lo ruego (El pobre habla suplicante: Prov 18,23). Tercero, con una excusa. Por lo cual dice: en nada me habéis agraviado, y yo no soy como para tenerles mala voluntad a los que no me han ofendido.

Lo segundo que les muestra es que tiene un motivo de afecto para con ellos: Pero bien sabéis que una flaqueza de la carne me dio ocasión, etc. En lo cual indica tres cosas por las que los hombres siempre han solido quererse: la primera es el mutuo auxilio de la asociación, y también por esta causa se confirma el afecto en los hombres, según aquello de Lucas 22,28: Vosotros sois los que constantemente habéis perseverado conmigo en mis tribulaciones. Y, en cuanto a esto dice: Pero bien sabéis, etc. En lo cual primeramente recuerda la tribulación que sufrió estando con ellos; y luego muestra de qué manera lo asistieron: y no obstante la prueba, etc. Así es que dice en cuanto a lo primero: Digo que no sólo no me habéis agraviado sino que más bien me servísteis. Pero sabéis, esto es, podéis recordar que os evangelicé por primera vez, hace tiempo, con ocasión de una flaqueza de la carne, o sea, por una flaqueza y aflicción de mi carne, o bien por las muchas tribulaciones que padecía por parte de los Judíos (que son de mi carne), que me perseguían. Con mucho temor y susto estuve entre vosotros (ICo 2,3). En la flaqueza se perfecciona la fuerza (2Co 12,9).

Y aun cuando tal flaqueza fuera una causa de despreciarme y una prueba para vosotros, según aquello de Zacarías 13,7: Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas, etc.; vosotros, no obstante la prueba que era para vosotros mi carne, esto es, mi tribulación, que para vosotros era una causa de tentación, no me despreciasteis. No despreciéis a nadie por su solo aspecto exterior (Eccli 2,2). Porque, como dice el Señor: Quien a vosotros desprecia a mí me desprecia, etc. (Lc 10,16).-Ni me escupisteis ni a mi doctrina ni a mí, y aun quisisteis participar de las tribulaciones. ¡Ay de ti que desprecias: ¿no serás también despreciado? (Is 33,1). Y lo segundo que confirma entre los hombres el afecto es la mutua correspondencia en1 el amor, según Proverbios 8,1 7: Yo amo a los que me aman, etc.

Y en cuanto a esto dice: sino que me recibisteis como a un ángel de Dios, o sea, tan honoríficamente como a un nuncio que trae la noticia de la palabra de Dios.

Cuando recibisteis la palabra de Dios oyéndola de nosotros, etc. (I Tes 2,13). Por lo cual a los predicadores se les llama ángeles. De su boca se ha de aprender la ley (Malaq 2,7). Y no sólo como a un ángel me recibisteis, sino como a Cristo Jesús, esto es, como si el propio Cristo hubiese venido, como si Cristo ciertamente hubiera venido en él mismo a ellos, y en él hablara, según aquello de 2Co 13,3: ¿O queréis hacer prueba de Cristo, que habla por mi boca? Y en Mateo 10,40, dice Cristo: Quien a vosotros recibe a Mí me recibe.

En seguida les reprocha que con todo hayan empeorado. Por lo cual dice: ¿Dónde está ahora vuestro entusiasmo? Cómo si dijera: ¿Acaso no os felicitan las gentes por haberme honrado y recibido mi predicación? ¿Dónde está tu temor, y tu fortaleza, y tu paciencia, y la perfección de tus caminos? (Jb 4,6).

Lo tercero que confirma el afecto es la mutua ayuda. Y en cuanto a esto dice: Os doy testimonio de que, de haberos sido posible, esto es, de haber sido posible obrar justamente (porque se puede hacer aquello que justamente se hace o que sea para utilidad de la 1glesia), os habríais sacado los ojos para dármelos; como si dijera: De tal manera me amabais, que no sólo vuestros bienes materiales externos sino que también vuestros ojos me habríais dado.

En seguida, cuando dice: ¿Así es que me he hecho enemigo vuestro?, etc., indica la causa del supuesto odio: y primeramente una por parte del Apóstol; luego otra por parte de los falsos hermanos: Esos tienen celo por vosotros, etc. Así es que dice: Habiéndome hecho a mí toda clase de bienes ¿es creíble que me he hecho enemigo vuestro por deciros la verdad? Ahora bien, esta palabra: enemigo, puédese entender de dos maneras. De una: que él mismo les tenga a ellos odio, y entonces se lee esto así: Me he hecho enemigo, esto es, os tengo odio. Y así lo que sigue: por deciros la verdad se puede tomar como señal dé odio lo que sin embargo es señal de amor, a saber, el decir lo verdadero, en su oportunidad y lugar. De una segunda manera: enemigo se puede entender pasivamente, a saber, que él mismo fuera odiado por ellos. Y entonces se lee así: Estoy hecho vuestro enemigo, o sea, me tenéis odio; y esto por deciros la verdad, para que así el deciros la verdad se ponga como la causa del odio. Porque diciendo los hombres la verdad provocan el odio de los malos. Porque la verdad engendra el odio. Aborrecieron al que los amonestaba en los concursos públicos (Amos 5,' 10).

Objeción.-Pero en contra está lo que se dice en Proverbios 28,23: Quien corrige a una persona será al fin más grato a ella que otro que la engaña con palabras lisonjeras.

Respuesta.-Pero débese decir que la solución la podemos hallar en lo que se dice en Proverbios 9,8: No quieras redargüir al mofador, para que no te aborrezca; corrige al sabio, y te amará. Porque señal de bondad es que el corregido ame al que lo corrige; y a la inversa, si lo odia, es muestra de maldad. Porque como el hombre naturalmente odia aquello que lo contraría en lo que desea, si tú odias al que te corrige por algo malo, es claro que amas el mal. Mas si lo estimas a él, demuestras que tú odias los pecados. Porque como los hombres al ser corregidos, al principio se aficionan con amor a los pecados; de aquí que de pronto el pecador odia al que lo corrige; pero después, ya corregido y libre del amor al pecado, estima al que lo corrigió. Y por eso claramente se dice en el ejemplo propuesto que después le viene la gracia.

En seguida, cuando dice: Esos tienen celo por vosotros, etc., señala otra supuesta causa por parte de los falsos hermanos. Y primero la enuncia; luego la excluye: Bien está que se tenga celo, etc. Y en cuanto a lo primero débese saber que, como se dijo arriba, ciertos falsos de entre los Judíos conversos, que acosaban a las 1glesias de los Gentiles, predicaban la guarda de las prescripciones legales. Y como Pablo decía lo contrario, aquéllos lo infamaban. Y lo hacían más bien por excluir a Pablo que por la salvación de las gentes. Y por eso dice: Esos tienen celo por vosotros, esto es, no os permiten (con amor de concupiscencia, que no de amistad) tratar con nosotros. Porque el celo, que proviene de cualquiera de esos dos amores, no admite a un tercero con el amado. Y como el amor de los seudos para con los Gálatas no era del bueno, ya porque no los amaban para bien sino por su propia conveniencia, lo cual es claro porque trataban de apartar de ellos al Apóstol, como contrarío que era al provecho de ellos mismos; ya porque esto traía consigo un perjuicio para los Gálatas, porque esperaban de ellos la ganancia, por lo cual ellos mismos se dañaban, por eso dice: tienen celo por vosotros, pero no para bien, porque no desean vuestro bien. Y esto es claro porque quieren sacaros fuera para que los sigáis a ellos, esto es, para que a nadie aceptéis sino a ellos. No imites al hombre injusto, ni imites sus procederes (Prov 3,31). No envidie tu corazón a los pecadores (Prov 23,17).

Y esto lo excluye en seguida diciendo: Bien está que se tenga celo en lo bueno, etc.; como si dijera: no debéis seguirlos en su doctrina; seguid tan sólo a un buen doctor, a mí y los semejantes a mí. ¿Y quién hay que pueda dañaros, si no pensáis más que en obrar bien?

(1P 3,13). Pero como siendo alguien un buen doctor pueda haber en él algo malo, por eso agrega: Seguid a un buen doctor, pero digo que en lo bueno, en lo que tenga de bueno. Corred para alcanzar la caridad, y codiciad dones espirituales (1Co 14,1). Mas aunque el Apóstol habla de sí mismo, según la Glosa, al decir: Bien está que se tenga celo, agrega sin embargo en lo bueno, porque, como él mismo dice (ICo 4,4), Porque si bien no me remuerde la conciencia de cosa alguna, no por eso me tengo por justificado. Pero como algunos siguen al buen doctor solamente estando él presente, agrega: siempre, y no solamente mientras estoy presente entre vosotros; porque el celo en lo bueno es la señal de que se procede por amor y temor de Dios, que todo lo ve, si también en ausencia del doctor se persevera. Siervos, obedeced en todo a vuestros amos, etc., no sólo mientras tienen la vista sobre vosotros, etc. (Colos 3,22).

27
(
Ga 4,19-20)

Lección 6: Gálatas 4,19-20

El dolor por la imperfección de ellos fue la causa de que los corrigiera, la cual procedía de su extremada caridad.

19. Hijitos míos, a quienes de nuevo doy a luz, hasta formar a Cristo en vosotros.
20. Quisiera estar ahora con vosotros, y cambiar de tono, porque estoy confundido por vosotros.

Arriba desechó el Apóstol una falsa causa de la corrección de los Sálatas; aquí indica su verdadera causa, la cual es el dolor por la imperfección de ellos, Y por eso primero expresa el dolor del corazón por el cual hablaba; luego, el deseo con el que les manifiesta su dolor: quisiera estar ahora, etc.; tercero, la causa de su dolor: porque estoy confundido. Mas tal dolor procedía de la caridad, porque se dolía por los pecados de ellos. Veíalos prevaricar, y me consumía (Ps 1 18,158). Por lo cual se expresa con palabras afectuosas: Hi¡itos míos, y claramente no les dice hijos sino hijitos, para subrayarles su imperfección, por la que se han achicado. No he podido hablaros, etc., sino como a niños en Cristo (ICo 3,1). Mas débese notar que mientras se da a luz al hijo se le llama hijito.* Y así eran éstos, porque necesitaban de un nuevo parto, no obstante que los padres carnales no dan a luz a sus hijos sino una sola vez. Y por eso les dice: a quienes de nuevo doy a luz. De una sola vez los había ya parido en la primera conversión, pero como ya eran enemigos por el que los llamara a otro evangelio, necesitaban que de nuevo los pariera. Por lo cual dice: doy a luz, esto es, con trabajos y dolores los vuelve a la luz de la fe. En lo cual se ven los dolores del Apóstol. De aquí que la conversión del hombre se llame parto. Encórvanse para dar a luz su cría (Jb 39,3). Gritaba con ansias de dar a luz, y sufría dolores de parto (Ap 1.2,2). Por lo cual los corrige el Apóstol duramente por su dolor, así como la mujer por los dolores del parto lanza fuertes gritos. Como voces de mujer que está de parto: así serán las mías (Is 42,14). Y la razón de daros de nuevo a luz es que no estáis formados perfecta* Dice así Sto. Tomás: Sed notandum est, quod puerdum est in parturitione, dicitur füiolus. No encuentro en castellano palabras que correspondan exactamente a la idea del Santo Doctor. Quizá en lugar de hijitos míos habría que poner "mis crios". (S. A.)

mente. Por lo cual dice: hasta formar a Cristo en vosotros, esto es, hasta que recibáis su semejanza, la cual perdisteis por vuestro pecado. Y no dice formémonos en Cristo, sino: formar a Cristo en vosotros, para que esto suene más fuerte a los oídos de ellos. Porque por la fe formada se forma Cristo en los corazones. Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones (Ef 3,17). Pero cuando alguien no tiene fe formada, murió ya Cristo en él. Hasta tanto que amanezca el día, etc. (2 Pedro 1,19). Y así, conforme el hombre progresa en la fe, progresa Cristo en el hombre y, por lo contrario, conforme falta esa fe, va desapareciendo Cristo. Así es que cuando la fe se hace informe en el hombre por el pecado, no está formado Cristo en él. Por eso, como en los Gálatas no había fe formada, necesitaban ser de nuevo dados a luz, mientras se formara en ellos Cristo por la fe formada, por la cual se obra por amor. O bien mientras Cristo se forma en vosotros, esto es, que por vosotros se les aparezca hermoso a los demás.

Mas podría alguien decir: Estando ausente nos dices tú estas cosas; pero si estuvieras entre nosotros, no las dirías, según aquello de 2Co 10,10: El aspecto de la persona es ruin, y despreciable su lenguaje, etc. Y por eso indica el deseo de manifestar su dolor más fuertemente diciendo: Quisiera estar ahora con vosotros, y cambiar de tono; como si dijera: Ahora uso blandas palabras, llamándoos hermanos e hijos, en ausencia; pero si estuviera presente, más duramente os corregiría. Porque si lo que en carta escribo, os lo dijera ahora estando presente y de viva voz, mucho más dura sería la reprimenda; puesto que mejor podría proferir palabras de enojo y romper en clamores y dolores del pecho lleno de ira, mucho mejor que decirlo por carta, y mucho mejor mover vuestro corazón con viva voz a vergüenza por vuestro error y mi turbación. Y la causa de tal dolor es que estoy confundido por vosotros, esto es, me avergüenzo entre los demás por vosotros. Porque, como se dice en el Eclesiástico 22,3: Afrenta del padre es el hijo malcriado. Porque como el hijo es algo del padre, y el discípulo es semejante al maestro, el maestro se alegra de lo bueno que en aquél ve brillar, como de un bien propio, y se gloría; y al contrario, se duele y se avergüenza de lo malo que en él mismo vea. Por lo cual, como los Sálatas se habían vuelto de lo bueno a lo malo, el Apóstol se avergonzaba naturalmente.

28
(
Ga 4,21-24)

Lección 7: Gálatas 4,21-24

Por la semejanza de 1saac y de 1smael muestra la finalidad dé las observancias legales y la dignidad de la gracia.

21. Decidme los que queréis estar bajo la Ley: ¿no habéis leído la Ley?
22. Porque escrito está que Abraham tuvo dos hijos: uno d¡e la esclava y el otro de la libre.
23. Pero el de la esclava, según la carne nació; mas el de la libre, por la promesa.
24. Todo lo cual fue dicho por alegoría.

Arriba demostró el Apóstol la dignidad de la gracia por la experiencia humana; y aquí la prueba por la autoridad de la Escritura. Y primero enuncia el hecho; luego, explica el misterio: Todo lo cual fue dicho por alegoría; tercero, saca la conclusión: Así es que, hermanos míos, nosotros no somos hijos de la Esclava (Gal 4,31). Acerca de lo primero hace dos cosas. La primera, despertar la atención; la segunda, indicar su propósito: Porque escrito está, etc. Así es que dice: Decidme, etc.; como si dijera: Si sois sabios, poned atención a lo que os objeto, y si no podéis contestar, ceded. Responderme, os ruego, sin porfía, etc. (Jb 6,29). Así es que os hago esta objeción: O habéis leído la Ley o no la habéis leído. Pero si lo primero, debéis conocer las cosas escritas en ella; y ella misma prueba que debe ser dejada; y si no la habéis leído, no debéis aceptar lo que no conocéis. Adelántese tu vista a los pasos que des (Prov 4,25). Y dice: bajo la Ley, esto es, bajo el peso de la Ley. Porque soportar algo leve no tiene importancia; pero soportar un gran peso, tal como es el peso de la Ley, se ve claro que es señal de una gran estulticia. Un yugo que ni nuestros padres ni vosotros hemos podido soportar (Ac 15,10). Lo cual se debe entender de quienes quieren carnalmente estar bajo la Ley.

En seguida, cuando dice: Porque escrito está; etc., indica su propósito, diciendo: Os pregunto si habéis leído la Ley porque en ella misma hay ciertas cosas que manifiestamente dicen que la Ley no se debe mantener. Y de manera especial hace mención el Apóstol de los dos hijos de Abraham. Y primero señala una cosa en la cual convienen; y luego dos cosas en las cuales difieren. Porque convienen en un solo padre. Por lo cual dice: Porque escrito está que Ábraham tuvo dos hijos. Tuvo también otros aparte de estos dos, porque después de la muerte de Sara a otros los engendró de Cetura, como se dice en el Génesis (25,2), de los cuales no hace mención el Apóstol porque no tienen que ver en este asunto. Así es que por estos dos, a saber, el hijo de la esclava y el hijo de la libre, dos pueblos se pueden designar, el de los Judíos y el de los Gentiles; y por los otros hijos, los de Cetura, a los cismáticos y herejes. Y ciertamente los dos pueblos convienen en que tienen un solo padre, porque los Judíos son hijos de Abraham según la carne; y los Gentiles lo son conforme a la aceptación de la fe. O bien son hijos de Abraham, esto es, de Dios, que es el Padre de todos. ¿No es uno mismo el padre de todos nosotros? (Malaq 2,10). ¿Es acaso Dios de los Judíos solamente? (Rm 3,26). Mas difieren en dos cosas: en cuanto a la calidad de la madre, porque uno de ellos es hijo de la esclava, como se dice en Génesis 21,10. Y sin embargo no pecó Abraham al llegarse a ella; porque la tomó por amor a su propia esposa y por ordenación divina. Y el otro es hijo de la libre: 1saac, a quien engendró en Sara su esposa. Yo volveré a ti sin falta por este mismo tiempo, si Dios quiere, y Sara tu mujer tendrá un hijo (Gen 18,10). Difieren también en cuanto al modo de la generación, porque el de la esclava,1smael, según la carne nació; mas el de la libre,1saac, por la promesa. Pero débese evitar aquí un doble falso entendimiento, El uno, para que no se entienda que en el según la carne nació se toma aquí carne por un acto de pecado, según aquello de Romanos 8,13, Si viviereis según la carne moriréis; y lo de 2Co 10,3: Porque aunque vivimos en carne, no militamos según la carne: como si por haber pecado Abraham hubiese nacido 1smael. El otro modo para que por estas palabras: por la promesa, no se vaya a creer que 1saac no nació según la carne, esto es, por cópula carnal, sino por el Espíritu Santo. Así es que se debe decir que según la carne quiere decir que según la naturaleza de la carne nació 1smael. Porque lo natural en los hombres es que de una mujer joven y fecunda, como era Agar, y de un viejo nazca un hijo. Y que por la promesa, esto es, por encima de la naturaleza de la carne, nació 1saac. Porque la naturaleza de la carne no alcanza el hecho de que de un varón viejo y de una vieja estéril, como era Sara, naciera un hijo. Por 1smael se significa al pueblo de los Judíos, que nació según la carne; y por 1saac se entiende el pueblo de los Gentiles, que nació según la promesa: la que se le hizo a Abraham de que llegaría a ser el padre de muchas naciones. En un descendiente tuyo serán benditas todas las generaciones, etc. (Gen 22,18). Y presenta el misterio diciendo: Todo lo cual fue dicho por alegoría. Y primero señala lo admirable del misterio; y luego lo ejemplifica: Porque estas dos -la esclava y la libre- son los testamentos, etc. Así es que dice: Estas cosas que se han escrito de los dos hijos están dichas por alegoría, o sea, para que otra cosa se entienda. Porque alegoría es un tropo o manera de hablar por el que se dice una cosa y se entiende otra. Por lo cual alegoría viene de állos, que significa otro, y goge, conducción, como conduciendo a otra interpretación. Pero débese atender a que alegoría se toma a veces por cierto secreto entendimiento, a veces por uno tan sólo entre cuatro, que son el histórico, el alegórico, el místico y el anagógico, que comprenden los cuatro sentidos de la Sagrada Escritura; y sin embargo difieren en cuanto a la significación.

Porque es doble la significación. La una es por las voces; la otra, por las cosas que las voces significan. Y esto ocurre especialmente en la Sagrada Escritura, y no en los demás escritos. Y esto por ser Dios su autor, en cuyo poder está que no sólo las voces se adapten a lo que deben designar (lo que también puede hacer el hombre), sino también las cosas mismas. Y por eso en las demás ciencias por los hombres comunicadas, no se pueden ellas adaptar para significar sino lo que las voces y las palabras significan. Pero lo propio en esta otra ciencia es que tanto las voces como las cosas mismas por ellas significadas, algo signifiquen, por lo cual esta ciencia puede tener muchos sentidos. Porque la significación por la cual significan algo las voces pertenece al sentido literal o histórico. Mas la significación por la cual las cosas significadas por voces significan a la vez otras cosas, corresponde al sentido místico. Ahora bien, con sentido literal puede algo significarse doblemente, a saber, según la propiedad de la locución como cuando digo: el hombre ríe; o bien según semejanza o metáfora, como cuando digo: el sonriente prado. Y de uno y otro modo usamos en la Sagrada Escritura, como cuando decimos, en cuanto a lo primero, qué Jesús ascendió; y cuando decimos que está sentado a la diestra del Padre, en cuanto a lo segundo. Y por esto bajo el sentido literal se comprende el parabólico o metafórico. El sentido místico o espiritual, por su parte, se divide en tres. Porque primeramente, como dice el Apóstol, la antigua Ley es figura de la nueva. Por lo cual, cuando las cosas que son de la antigua Ley significan las que son de la nueva, el sentido es alegórico. Asimismo, según Dionisio (In Hb. de caelesti hierarchia), la nueva ley es figura de la futura gloria. Y por eso, si las cosas que están en la nueva Ley y en Cristo significan las de la Patria, el sentido es anagógico. Asimismo en la nueva Ley las cosas que ocurren en la cabeza, son ejemplo de las cosas que nosotros debemos hacer; porque cuanto está escrito es para nuestra doctrina; y por eso, si las cosas que en la nueva Ley suceden en Cristo y en cuanto significa a Cristo vienen a ser signos de las que nosotros debemos hacer, el sentido es moral. Y de todo esto es claro el sentido.

Porque cuando digo: hágase la luz, a la letra, refiriéndome a la luz material, hablo en sentido literal. Mas si por hágase la luz se entiende que Cristo nazca en la 1glesia, se habla en sentido alegórico. Mas si por hágase la luz se entiende que seamos introducidos por Cristo en la gloria, se habla en sentido anagógico. Y si hágase la luz quiere decir que seamos iluminados por Cristo en nuestro entendimiento y se inflame nuestro corazón, se habla en sentido moral.


Aquino - A LOS GALATAS 25