Aquino - A LOS GALATAS 29

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(
Ga 4,25-27)

Lección 8: Gálatas 4,25-27

Se esclarece el misterio de Sara y Agar, de las cuales la una engendra libres y la otra siervos.

Porque éstas son los dos testamentos. El uno en el monte Sinaí, que engendra para servidumbre, el cual es Agar.

25. Porque el Sinaí es un monte en Arabia: que está unido a la que ahora es Jerusalén, y es esclava con sus hijos.
26. Mas la Jerusalén de arriba es libre, la cual es nuestra madre.
27. Porque escrito está: Alégrate, estéril, que no pares, prorrumpe en júbilo y clama tú que no pares, porque son muchos los hijos de la abandonada, más que los de la que tiene marido.

Arriba enunció el Apóstol el sentido místico; aquí manifiesta el misterio. Y primero en cuanto a las madres; luego, en cuanto a los hijos: Nosotros, pues, Hermanos, etc. (Gal 4,28). Ahora bien, por las dos madres se entiende los dos testamentos. Por lo cual primero pone el significado; luego, lo explica: El uno en el monte, etc. Así es que dice: Estas, a saber, las dos esposas, la esclava y la libre, son los dos testamentos, el antiguo y el nuevo. Yo haré con la casa de 1srael una nueva alianza (o sea, el nuevo testamento), no como el pacto (o sea, el antiguo testamento) que contraje con sus padres (Jer 31,31-32). Porque la libre significa el N. T., y la esclava el antiguo. Ahora bien, para saber qué cosa es un testamento, débese saber que es lo mismo que un pacto o alianza de los que se confirman con testigos. Por lo cual en la Escritura muchas veces en lugar de testamento se pone alianza o pacto. Y siempre que interviene una alianza o pacto se hace alguna promesa. Por lo cual, según la diversidad de las promesas es la diversidad de los testamentos. Y dos cosas se nos han prometido, a saber, bienes temporales en la antigua ley, y bienes eternos en la nueva. Alegraos y regocijaos, etc. (Mt 5,12). Así es que estas dos promesas son los dos testamentos. De aquí que el Apóstol, cuando en seguida dice: el uno en el monte, etc., los explica. Y primero en cuanto al antiguo; luego, en cuanto al nuevo: Mas la Jerusalén de arriba, etc. Mas para la claridad del texto débese saber acerca del primero que de quienquiera que sea ciudadano de una ciudad se dice que es hijo de ella, y su ciudad es como su propia madre. Hi¡as de Jerusalén, no lloréis por Mí, etc. (Luc. 23,28). ¡Los ínclitos hijos de Sión!, etc. (Trenos 4,2). Así es que por el hecho de que algunos sean ciudadanos de determinada ciudad se hacen hijos de ella. .

Mas es doble la ciudad de Dios: la una terrena, a saber, la Jerusalén terrenal; y la otra espiritual, o sea, la Jerusalén celeste. Pues bien, por el antiguo testamento los hombres se hacían ciudadanos de la ciudad terrena; y por el nuevo, de la celestial. Por lo cual hace dos cosas acerca de esto. La primera, plantear el misterio; la segunda, indicar la razón de la exposición mística: Porque el Sínaí, etc. Así es que primero dice: Digo que significa dos Testamentos, el Antiguo y el Nuevo. Y en cuanto a esto dice: El primero en el monte Sinaí, etc. En esto pone primero ei lugar en el que fue dado, porque literalmente dice que en el monte Sinaí, como consta en Éxodo 20, siendo su razón mística, según la Glosa, que Sinaí quiere decir mandato. Por lo cual también el Apóstol llama ley de los mandatos a la antigua Ley (Ef 2,15). Pues bien, monte significa soberbia. Sobre el monte cubierto de tinieblas (Is 13,2). De aquí que por este monte en el que fue dada la Ley se significa la doble soberbia de los Judíos: la una por la que se ensoberbecían contra Dios (Yo conozco tu obstinación y tu indómita cerviz: Deut 31,27); la otra por la que se ensoberbecían contra las demás naciones, abusando de aquello que se dice en el Salmo 147,20: No ha hecho cosa semejante con ninguna otra nación. En segundo lugar dice para qué fue dado, porque no fue para hacer libres, sino hijos de la madre esclava, que engendra en servidumbre, la cual es Agar, o sea, que por Agar, que ciertamente engendra en servidumbre, se significa el Antiguo Testamento. Y esto de triple manera: en cuanto al efecto, en cuanto al entendimiento y en cuanto al fruto.

En cuanto al entendimiento, ciertamente, según el conocimiento, porque éste es doble en el hombre: ei uno, libre, cuando se aprehende la verdad de las cosas según ellas mismas; el otro, esclavo, esto es, sujeto a los velos de las figuras. Y tal es el conocimiento del Antiguo Testamento. En cuanto al efecto, porque la nueva Ley engendra el afecto del amor, el cual pertenece a la libertad; porque quien ama, por sí mismo se mueve. Ahora bien, el antiguo engendra afecto de temor, en el cual consiste la esclavitud; porque quien teme no se mueve por sí mismo sino por otro. No habéis recibido el espíritu de servidumbre para obrar por temor (Rm 8,15). Y en cuanto al fruto, porque la nueva Ley engendra hijos a quienes se les debe la herencia; y, en cambio, a quienes engendra el antiguo no se les deben sino simples regalos, como a siervos. El esclavo no mora para siempre en la casa: el hijo sí que permanece siempre en ella (Jn 8,35). Y da la razón del misterio, diciendo: Porque el Sinaí es un monte en Arabia, etc. En lo cual desde luego surge una duda, porque como el Sinaí dista de Jerusaién aproximadamente veinte ¡ornadas, se ve la falsedad de que el Sinaí esté unido, a Jerusaién, como dice aquí el Apóstol. Pero a esto se responde místicamente en la Glosa insistiendo en que el Sinaí está en Arabia. Porque por 'Arabia se entiende abatimiento o aflicción, en la cual se da el Antiguo Testamento, porque bajo él los hombres sufrían como esclavos y extranjeros con las observancias carnales. Yugo que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar (Ac 15,10). El cual monte está unido, no por continuidad del espacio, sino por semejanza, a la que ahora es Jerusaién, esto es, al pueblo judío; porque así como ellos mismos aman lo terreno, y por las cosas temporales son esclavos bajo el pecado; así también el monte aquel engendraba en esclavitud.

Pero no parece que esto le preocupe al Apóstol. Porque él mismo quiere que el Antiguo Testamento que fue dado en el monte Sinaí, de ese mismo lugar de servidumbre engendre en servidumbre; porque se daba aquello en el Sinaí, mas no a hijos de 1srael que allí fueran a permanecer, sino que avanzarían hacia la tierra de promisión. Porque también Jerusalén engendra hijos de servidumbre, por lo cual en cuanto a esto el monte Sinaí está unido a ella. Y esto lo dice así: que está unido, continuando el viaje de quienes van a Jerusalén, a la que es ahora Jerusalén y es esclava con sus hijos, es claro que con la servidumbre de las observancias legales (de la cual nos redime Cristo) y con la servidumbre de la diversidad de los pecados (Todo aquel que comete pecado, esclavo es del pecado: Jn 8,34), y (a la letra) con la servidumbre de los Romanos, que los dominaban.

En seguida, cuando dice: Mas la Jerusalén de arriba, etc., descubre el misterio de la libre. Y primero enuncia el misterio; luego, recurre a la profecía: Porque escrito está, etc. Lo primero se puede entender de doble manera, según que por esta madre podemos entender o aquella por la cual somos engendrados, la cual es la 1glesia militante, o aquella en la que nacemos hijos, la cual es la 1glesia triunfante. Nos ha regenerado con una viva esperanza (1P 1,3). Así es que nacemos en la presente 1glesia militante para llegar a la triunfante. Así es que presentándola de esta manera, por cuatro cosas se distingue nuestra madre, a saber, por la sublimidad, diciendo Pablo: de arriba; por su nombre: Jerusalén; por la libertad: es libre; por su fecundidad: madre nuestra. Porque es sublime por la abierta visión de Dios y por la perfecta fruición de Dios, y esto en cuanto a la 1glesia triunfante. Entonces te verás en la abundancia (Is 60,5). Saboreaos en las cosas del Cielo (Col 3,2). También es sublime por la fe y la esperanza, en cuanto a la 1glesia militante. Vivimos ya como ciudadanos del Cielo (Ph 3,20). ¿Quién es ésta que va subiendo por el desierto? (Cant 3,6; 8,5). Pero también es pacífica, porque Jerusalén es lo mismo que visión de paz. Lo cual corresponde ciertamente a la 1glesia triunfante, como que goza de la paz perfecta. Ha establecido la paz en tu territorio (Ps 147,14). Se asentará mi pueblo en hermosa paz (Is 32,18). También corresponde a la 1glesia militante, la cual descansa teniendo la paz en Cristo. En Mí hallaréis la paz (Jn 16,33). También es libre. La creatura misma será liberada, etc. (Rm 13,21). Y esto en cuanto a la triunfante, y también en cuanto a la militante. Vi la ciudad santa de Jerusalén (Ap 21,2). Pero es fecunda, por ser nuestra madre. Es militante para engendrar, y es triunfante para ser engendrados hijos suyos. ¿No se dirá entonces de Sión: hombres y hombres han nacido en ella, etc.? (Ps 86,5). Vendrán de lejos tus hijos, etc. (Is 60,4).-Porque escrito está, en Is 54,1. Porque según los Setenta aquí está la profecía por la cual se prueba primero la libertad de la madre predicha; y luego su fecundidad: Porque son muchos más los hijos de la que había sido desechada, etc.

Mas débese saber acerca de lo primero que en la mujer fecunda lo primero ciertamente es la congoja al dar a luz, para seguirse luego el gozo al recibir al crío, según aquello de Juan 16,21: La mujer en los dolores del parto, etc. La estéril, en cambio, ni padece por parto ni goza por prole alguna. Mas difieren parir y estar de parto, porque el estar de parto indica el esfuerzo de parir; y parir, el acto de la salida fuera del", hijo. Así es que la fecunda experimenta la congoja mientras está de parto, y el gozo al parir. La estéril, en cambio, no experimenta ni la congoja de lo primero ni el gozo de lo segundo. Pero estas dos cosas le anuncia el profeta a la estéril, diciéndole: Alégrate, estéril,, etc.; en lo cual se habla de Jerusalén, a la que llama, libre, significada por la estéril Sara. Porque la 1glesia era estéril, a saber, la 1glesia militante de los Gentiles antes de la conversión, la cual no ofrecía ningún hijo a Dios, sino al diablo. De aquí que a Babilonia se le dice: Quedarás sin hijos y quedarás viuda (Is 47,9). Y la propia 1glesia triunfante, antes de la pasión de Cristo era estéril, porque aún no se engendraban hijos suyos por la entrada en la gloria, sino en esperanza. Porque estaba de guardia una lanza de dos filos en frente de la puerta del Paraíso, para que nadie pudiera entrar. Así es que a esta estéril se le dice: Alégrate, estéril, que no pares, etc.; como si dijera: Las estériles, como se ha dicho, no sufren de parto, pero porque no paren. Vino Ana con el corazón Heno de amargura, etc. (I Reyes 1,10). Pero tú te alegrarás con multitud de hijos. Se asombrará tu corazón, y se ensanchará (Is 60,5), dando muestras externas de la alegría del espíritu. Porque dos cosas hay en el parto, a saber, el dolor por la expulsión de la placenta dentro de la cual está el feto en la matriz y los gritos por. el mismo dolor. Por lo cual dice: Tú que no estás de parto, es.claro que la 1glesia militante, que no estás en estado de parto por deseo, y tú, triunfante, que no das a luz con dolores; o bien porque aún no es tiempo de esperar hijos: prorrumpe, o sea, manifiesta al exterior la alegría que sientes en tu corazón, y clama con voz de alabanza. ¡Clama, no cesesi (Is 58,1). Y estas dos cosas son propias de la libertad, el clamar y el prorrumpir: por lo tanto, así es como se manifiesta la libertad de la madre. Se sigue la fecundidad, porque son muchos los hijos de la abandonada, etc.

Objeción.-Pero como arriba se dijo que la 1glesia libre está significada por Sara, parece dudoso que Sara fuese abandonada.

Contestación.-Es de saberse que fue abandonada por Abraham, como aquí se dice, no por divorcio, sino en cuanto a la cópula carnal. Porque cuando Abraham efectuaba la unión carnal no era por concupiscencia, sino para engendrar un hijo. Y como se diera cuenta de que Sara era estéril, la dejó, sin violar el lecho conyugal, sino que no usaba de ella precisamente en el tiempo en que Sara le introdujo a la esclava. Con lo cual se da a entender que la 1glesia de los Gentiles estaba abandonada por Cristo porque aún no venía Cristo, y que la 1glesia triunfante estaba abandonada de los hombres, a quienes aún no se les permitía la entrada a ella. Así es que de la abandonada, de la 1glesia de los Gentiles, son muchos los hijos, en gran número, más que los de la Sinagoga, la que tiene marido, a Moisés, La que era estéril ha venido a ser Madre de muchos hijos, y la que estaba rodeada de ellos perdió todos sus bríos (I Reyes 2,5). Y esto al venir el esposo, es caro que Cristo, por el cual estaba abandonada, no por posponer su amor sino el parto.

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(
Ga 4,28-31)

Lección 9: Gálatas 4,28-31

Hijos de la promesa llama a los Gálatas, por lo cual no deben admirarse de que sean perseguidos, porque también 1smael persiguió a 1saac.

28. Nosotros, pues, hermanos, conforme a 1saac, de la promesa somos hijos.
29. Mas así como entonces el que nació según la carne perseguía al que naciera según el Espíritu, así es también ahora.
30. Pero ¿qué dice la Escritura? Echa juera a la esclava y a su hijo. Porque el hijo dé la esclava no será heredero con el hijo de la libre.
31. Por consiguiente, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la libre, con la libertad con la que Cristo nos liberó.

Habiendo explicado el misterio respecto de las madres, aquí lo explica en cuanto a los hijos. Y primero hace la distinción de éstos; luego, asienta la principal conclusión: Por consiguiente1, hermanos, etc. Y la distinción de los hijos la hace en cuanto a tres cosas. Primero en cuanto al modo del origen; segundo, en cuanto al afecto amoroso: Mas así como entonces, etc.; finalmente, en cuanto al derecho de la herencia: Pero ¿qué dice la Escritura?, etc. Ahora bien, el modo del origen por el que algunos nacen hijos de Abraham es doble: algunos, con origen carnal, como 1smael de la esclava; otros, no de origen carnal, como 1saac de la libre: no porque no naciera por obra natural, sino porque (como se ha dicho) eso ocurrió por encima de la virtud natural de la carne, para que de una vieja estéril naciera un hijo. Y por estos hijos se entiende un doble pueblo. Porque por 1smael se entiende el pueblo de los Judíos, que proviene de Abraham por propagación carnal. Y por 1saac, el pueblo de los Gentiles, que por imitación de la fe desciende de Abraham. Y por eso dice: Nosotros, pues, hermanos, o sea, los fieles, tanto Judíos como Gentiles, conforme a 1saac, esto es, a semejanza de 1saac, de la promesa somos hechos hijos de Abraam (Gen 12). Los que son hijos de la promesa se consideran como descendientes (Rm 9,8). Pero observa que Jos hijos de la carne de Abraham a la letra son los Judíos; mas místicamente, quienes por los bienes carnales y temporales vienen a la fe. Pero se distinguen según el afecto, porque quien nacía según la carne perseguía al que había nacido según el espíritu.

Pero aquí surge una duda. Primero porque no se lee que 1smael emprendiera persecución alguna contra 1saac, sino que tan sólo se burlaba de él. Como viese Sara que el hijo de la esclava Agar se burlaba de su hijo 1saac, etc. (Gen 21,8).

Mas débese responder que a esa burla el Apóstol la llama persecución, porque la burla del mayor al menor es cierta ironía con la que mofándose el primero del segundo trata de engañarlo. O también -como algunos dicen- 1smael obligaba a 1saac a adorar las imágenes de barro que él mismo hacía. Con lo cual lo inducía a apartarse del culto del único Dios, lo cual es la mayor persecución, por ser mayor mal inferir la muerte espiritual que la corporal. Y a esto se le llama burla en el Génesis porque en forma de burla se, hacía.

Otra duda hay: sobre cómo los hijos según la carne serían perseguidores y perseguirían a los hijos según el espíritu. Pero a esto se debe responder que en el principio de la primitiva 1glesia los Judíos persiguieron a los cristianos, como consta en los Hechos de los Apóstoles, y Jo harían todavía ahora si pudieran.* También ahora los carnales persiguen en la 1glesia a los varones espirituales, aun materialmente: los que buscan la gloria y las temporales ganancias en la 1glesia. Por lo cual se dice en la Glosa: Cuantos en la 1glesia esperan del Señor el poder terreno, a 1smael pertenecen. Estos son los que contradicen a los que adelantan en lo espiritual, y los infaman, y usan de lenguaje malvado, con lengua mentirosa y engañosa. Y espiritualmente persiguen a los hijos espirituales los soberbios y los hipócritas. Sin embargo a veces algunos manifiestamente carnales y malos, reconociendo su culpa, se humillan a los buenos; pero los fatuos persiguen en los demás la bondad, de la cual carecen.

Otra duda hay, porque los herejes a los que nosotros perseguimos dicen que ellos han nacido según el espíritu, y no según la carne. Pero débese decir que la persecución es de dos clases. La una, buena, por la que alguien persigue a otro para volverlo al bien, y esta es la que los varones buenos les hacen a los malos, y los espirituales a los carnales, o bien para que se corrijan si quieren convertirse, o bien para que si se obstinan en el mal, reducirlos a la impotencia, para que no dañen Ja grey del Señor. La otra persecución es mala: aquella con la que alguien persigue a otro para hacerlo caer en .el mal, y ésta la hacen quienes han nacido según la carne contra los que han nacido según el espíritu. Mas en cuanto al derecho hereditario, se distinguen por la autoridad de la Escritura. Echa fuera a esta esclava y a su hijo (Sen 21,10). En lo cual se da a entender que los Judíos y los perseguidores de la fe cristiana,, y también los cristianos carnales y perversos serán excluidos del reino celestial.' Vendrán muchos Gentiles del Oriente y del Occidente (Mt 8,1 1). Afuera los perros y los hechiceros, etc. (Ap 22,15). También la esclava, esto es, la malicia y el pecado mismo, seré arrojada fuera. Toda ía obra corruptible ha de perecer finalmente (Eccli 14,20). Y luego se dice la razón de todo esto: porque el hijo de la esclava no será heredero con el hijo de la libre. Porque en este mundo los buenos están mezclados con los malos, y los malos con los buenos. Como azucena entre espinas, etc. (Cant 2,2). Pero en la patria eterna no habrá sino buenos. En Jueces 2,2, le dicen sus medio-hermanos a Jefté: No puedes tú ser heredero en casa de nuestro padre, porque has nacido de adúltera.

La verdadera libertad la tenemos por Cristo. De aquí que el Apóstol dice: con la libertad con la que Cristo nos liberó.-Si el hijo os da libertad, seréis verdaderamente Ubres (Jn 8,36).

CAPITULO 5

31
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Ga 5,1-4)

Lección 1: Gálatas 4,1-4

Puesto que Cristo los dio en libertad, se sigue que no deben sujetarse de nuevo al yugo de la servidumbre.

1. Estad, pues, firmes, y no os sujetéis de nuevo al yugo de la servidumbre.
2. Mirad que yo, Pablo, os digo que si os circuncidáis, Cristo de nada os aprovechará.
3. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida qué queda obligado a cumplir toda la Ley.
4. Vacíos quedáis de Cristo cuantos con la ley os justificáis; de la gracia caísteis.

Habiendo mostrado arriba el Apóstol a los Gáiatas que la justicia no procede de la Ley, aquí los trae del error al estado de rectitud. Y primero en cuanto a las cosas divinas; segundo, en cuanto a las humanas: Y si. alguno fuere sorprendido en alguna faita (Gal 6,1). Acerca de lo primero hace dos cosas. Primero enuncia la admonición; luego, da la razón de ella: Mirad que yo, Paulo, etc. Y en la misma admonición indica dos cosas. La primera, para inducir al bien; la segunda, para apartar del mal. Encamina al bien, diciendo: Estad, pues, como si di¡era: Por el hecho de haber sido liberados por Cristo de la servidumbre de la Ley, manteneos firmes en la fe, y a pie firme dentro de la libertad. Así es que cuando dice: Estad, encamina a la rectitud. Quien permanece firme está derecho. Mire, pues, no caiga el que piensa estar firme (ICo 10,12). Encamina también a la firmeza. Estad firmes e inconmovibles (ICo 15,58). Estad a pie firme, ceñidos vuestros lomos (Ef 6,14). Y prohibe el mal y de él aparta, agregando: y no os sujetéis de nuevo al yugo de la servidumbre, esto es, no os sujetéis a la Ley, la cual engendra en la esclavitud. De ese yugo se dice en Hechos 15,10: Este es un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido soportar, del cual sólo por Cristo habéis sido liberados. La vara que hería sus espaldas (Is 9,4). Y. agrega de nuevo, no porque primeramente hubieran estado bajo la Ley, sino porque, como dice Jerónimo (ínter Epist. August. Epist 2), después del Evangelio guardar las prescripciones legales, de tal modo es pecado que sería como servir en la idolatría. De aquí que como éstos habían sido idólatras, si se sujetan al yugo de la circuncisión y de las demás observancias legales, era como si volvieran a las mismas cosas con las que antes sirvieran en la idolatría: y según San Agustín (In epist. 19), como arriba está dicho, acerca de las observancias legales se distinguen tres tiempos, a saber: el tiempo anterior a la Pasión, el tiempo anterior a la divulgación de la Ley, y el posterior a tal divulgación. Así es que el guardar las dichas observancias después de la divulgación de la gracia es pecado mortal, aun en los judíos mismos. Pero en el tiempo intermedio, o sea, antes de la divulgación de la gracia, sin pecado podían guardarlas ciertamente aun los convertidos de entre los Judíos, con tal, sin embargo, que no pusieran en ellas la esperanza; pero a los convertidos de la Gentilidad no les era lícito observarias. Así es que como los Sálatas no eran Judíos, y sin embargo querían observar las prescripciones legales y ponían en ellas la esperanza, por lo mismo volvían al yugo de la servidumbre. Porque tal observancia era para ellos como una idolatría, porque no pensaban rectamente acerca de Cristo, creyendo por eso mismo que sin la tal observancia no podrían alcanzar la salvación. En seguida, cuando dice: Mirad que yo, etc., explica las dos.cosas predichas. Y primero la segunda, y luego la primera: Mas a nosotros nos mueve el Espíritu a aguardar por la fe (Sal 5,5). Acerca de lo primero hace dos cosas. Primero muestra qué es el yugo de la servidumbre que no deben sufrir; luego, lo prueba: Vacíos de Cristo, etc. Acerca de lo primero hace dos cosas. La primera, mostrar que el yugo aquel es muy nocivo; segundo, que es muy pesado: Y otra vez testifico, etc. Nocivo es en efecto el yugo de la Ley porque nulifica el efecto de la Pasión del Señor. Y por eso dice: No os sujetéis de nuevo al yugo de la servidumbre, porque mirad que yo, Pablo, que soy de notoria autoridad, digo, y digo bien: Si os circuncidáis, Cristo de nada os aprovechará, o sea, la fe de Cristo.

Objeción.-En contra se dice en Hechos 16,3 que Pablo circuncidó a Timoteo; luego así hizo que Cristo en nada le aprovechara; luego lo engañó.

Respuesta.-Según Jerónimo débese decir que Pablo no circuncidó a Timoteo con la finalidad de observar la Ley, sino que simuló circuncidar al hacer la operación de la circuncisión -(sed simulavit se circumcidere, faciendo opus circumcisionis)-. Porque según el mismo Jerónimo los Apóstoles fingidamente guardaban las observancias para evitar el escándalo de los fieles salidos del Judaismo. Cumplían, pues, con los actos de la Ley, mas no con la intención de guardar sus prescripciones, y así no se apartaban de la Fe. Por ende, no engañó Pablo a Timoteo. Mas con Agustín débese decir que los Apóstoles guardaban en realidad las observancias legales, y con la intención de guardarlas, porque conforme a la decisión de los Apóstoles a los fieles salidos del Judaismo les era lícito en aquel tiempo, antes de la divulgación de la gracia, la dicha observancia. Por lo cual, como Timoteo era de madre judía, lo circuncidó el Apóstol* con la intención de guardar las prescripciones legales. Mas .como los Gálatas ponían la esperanza en ellas después de divulgada la gracia, como si no les bastara la gracia para la salvación, y por eso querían guardarlas, con razón les dice el Apóstol: sí os circuncidáis, etc. Porque de esto se seguía que no tenían en cuenta a Cristo, en cuya señal había sido dada la circuncisión. Circuncidaréis vuestra carne en señal de la alianza contraída entre mí y vosotros (Sen 17,2). Así es que quienes se circuncidaban creían que aún permanecía el signo, y así ,se excluían, de Cristo. Por lo tanto es patente de esta manera que el yugo de la Ley es nocivo. Es además sumamente pesado, porque exige lo imposible, y esto lo dice Pablo así: Y otra vez testifico, etc.; como si dijera: Digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Pero además, testifico a todo hombre, lo mismo Judío' que Gentil, etc. Porque quienquiera que profesa en alguna religión, se obliga a observar cuanto a ella pertenece. Y como dice Agustín: Jamás ha habido religión alguna sin algún signo visible, al cual se sujeten quienes en ella vivan; así como en la religión cristiana el signo visible es el bautismo, en el cual se mantienen todos los cristianos mientras haya culto. Y también se obligan a todas las cosas que pertenecen al culto de la religión cristiana. Ahora bien, el signo de la Ley mosaica fue la circuncisión. Por lo mismo, cualquiera que se circuncidara quedaba obligado a la observancia y cumplimiento de todas las prescripciones legales, y esto lo dice así: queda obligado a cumplir toda la Ley (Si quebranta un mandamiento, viene a ser reo de todos los demás: Sant 2,10). Y nadie podía guardarla, según Hechos 15,10: Yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido soportar, etc.

Objeción.-Pero el que se haya circuncidado, según lo ya dicho queda obligado a las observancias legales; y sin embargo esto es un pecado mortal; luego obligado está a pecar mortalmente; y así se halla perplejo.

Respuesta.-Débese decir que persistiendo tal conciencia, obligado está a las observancias legales, por ejemplo el que tenga la conciencia de que si no se circuncida pecaría mortalmente, y ya circuncidado, manteniéndose en esa misma conciencia, mortalmente pecaría si no guardare las dichas prescripciones; porque el tener la conciencia de que se debe hacer determinado acto no es otra cosa que juzgar que si no lo hace obra contra Dios. Pues bien, obrar contra Dios es pecado. Pero lo digo en el sentido de que si no hace lo que le dicta la conciencia pecaría mortalmente, no por el género de la obra, sino por la intención del agente. Y de manera semejante, si obra, peca; porque ta! ignorancia no es una exculpante, por tratarse de una ignorancia de derecho. Sin embargo, no se halla perplejo de manera absoluta, sino relativamente, porque puede desprenderse de la conciencia errónea. Y de esta manera es como el Apóstol testifica aquí que todo el que se circuncide está obligado a la observancia de la Ley.

Consiguientemente, cuando dice: Vacíos quedáis, etc., prueba lo que dice, a saber, que no deben aceptar la observancia de la Ley por razón del daño ya presente, el cual es doble. El uno es la pérdida de Cristo; el otro, la pérdida de la gracia de Cristo. Lo primero es la causa de lo segundo: cuantos con la Ley, etc. Así es que dice: Vacíos, etc.; como si dijera: Os aseguro que en nada os aprovecha Cristo, porque vacíos estáis de Cristo: no vive ya Cristo en vosotros. El segundo daño es la pérdida de la gracia. Por lo cual dice: de la gracia caísteis, vosotros, que primeramente estabais plenos de la gracia de Cristo, porque de su plenitud todos recibimos. De la plenitud de Cristo todos hemos recibido, etc. (Jn 1,16). Como un vaso roto, así es el corazón del fatuo: no puede retener ni una gota de sabiduría (Eccli 21,17). Digo que vosotros, que con la iey os justificáis, esto es, que creéis justificaros, de la gracia, a saber, que habría que obtener de la futura bienaventuranza, o también, de la ya obtenida, caísteis.-Acuérdate de dónde has caído, y haz penitencia (Ap 2,5).

32
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Ga 5,5-12)

Lección 2: Gálatas 5,5-12

Amonesta a los Gálatas a permanecer en la gracia del Evangelio y de la fe, y no sujetarse a la Ley mosaica ni creerles a los engañadores.

5. Pues nosotros movidos por el Espíritu por la fe, en expectación estamos con la esperanza de la justicia.
6. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni el prepucio, sino la fe, la cual actúa por la caridad.
7. Corríais bien. ¿Quién os puso obstáculo para no obedecer a la verdad?
8. A nadie le hagáis caso. Tal persuasión no es de Aquel que os ha llamado.
9. Un poco de levadura fermenta toda la masa.
10. Confío dé vosotros' en el Señor que no pensaréis de otra manera. Mas quien os perturba sufrirá el juicio, quienquiera que sea.
11. En cuanto a mí, hermanos, si yo predico aún la circuncisión, ¿por qué padezco todavía persecución? Según eso se acabó el escándalo de' la cruz.
12. ¡Ojalá fuesen mutilados los que os perturban!

Habiendo explicado el Apóstol suficientemente no estar sujeto al yugo de. la servidumbre de la.Ley, aquí vuelve a lo primero, mostrando que deben mantenerse firmes. Y primero presenta un ejemplo de cómo mantenerse firmes; luego, hace a un lado el impedimento de tal actitud: Corríais bien, etc.; tercero, indica la causa de ella: Vosotros sois llamados a la libertad, etc. (Gal 5,13). Acerca de lo primero hace dos cosas. La primera, presentar un ejemplo de cómo mantenerse firmes; la segunda, indicar su causa: Porque en Cristo Jesús, etc. Así es que dice: a quienes se quieren justificar con la Ley, de nada les aprovecha Cristo, porque caen de la gracia. Pues nosotros, los Apóstoles, estamos firmes por la esperanza, porque estamos en expectación con la esperanza de la justicia, o sea, con justicia y esperanza, que quieren decir eterna bienaventuranza. Nos ha regenerado con una viva esperanza, etc. (1P 1,3). O bien, con la esperanza de la justicia, esto es, Cristo, por quien es para nosotros la esperanza de la justicia, porque por El somos justificados. Estamos aguardando al Salvador (Ph 3,20). El cual fue constituido por Dios para nosotros por sabiduría y por justicia, y santificación y redención, etc. (ICo 1,30).-O bien con la esperanza de la justicia, esto es, la esperanza que proviene de la justicia, para que seamos justificados, no por la Ley, sino por la fe. Concluirnos ser justificado el hombre por la fe sin las obras de la Ley (Rm 3,28).-O bien con la esperanza de la justicia, esto es, con la cosa esperada, a la cual está encaminada la justicia, a saber, la vida eterna. Nada me resta sino aguardar la corona de justicia que me está reservada (2 Tim 4,8). Y esto por la fe, porque la justicia de Dios es por la fe de Jesucristo, como se dice en Romanos 3,22. La cual fe no procede del hombre sino del Espíritu Santo, que la inspira. Habéis recibido el espíritu de hijos, por el cual clamamos: Abba, Padre, etc. (Rm 8,15). De manera que así como la fe procede del Espíritu, así de la fe procede la esperanza, de la esperanza la justicia, por la cual alcanzamos la vida eterna. Mas tal esperanza no proviene de la circuncisión, ni de la gentilidad, porque nada tienen que ver en esto. Por lo cual dice: Porque en Cristo Jesús, esto es, en aquellos que están en la fe de Cristo, ni la circuncisión, ni el prepucio, etc., o sea, que son indiferentes. Sino la fe, no la informe, sino la que actúa por la caridad (La fe sin las obras está muerta: Sant 2,17). Porque la fe es el conocimiento del verbo de Dios (Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones: Ef 3,17). Y ni perfectamente se. tiene, ni perfectamente se conoce este verbo si no se posee también el amor que espera.

Aquí surgen dos dudas con relación a la Glosa. La primera es que dice que prepucio y circuncisión son indiferentes, habiendo dicho arriba: Si os circuncidáis, de nada os aprovecha Cristo. Pero débese decir que por el género de la obra son indiferentes para los que no "ponen la esperanza en ellos; pero en cuanto a la intención del agente no son indiferentes. Porque para los que en ellos ponen la esperanza son mortíferos. La segunda duda es sobre que dice que los que no creen son peores que demonios, puesto que los demonios creen y se estremecen.

Y respondo: débese decir que ciertamente son peores, por ia especie de la obra, pero no en cuanto al afecto. Porque a los demonios les desagrada lo que creen, ni en el hombre que no cree es tanta la maldad de la voluntad cuanta en el demonio que odia lo que cree.

En seguida, cuando dice: Corríais bien, etc., se trata del obstáculo para estar firmes. Y primero indica el obstáculo; luego enseña cómo removerlo: A nadie ie hagáis caso.'Ei obstáculo para que los Gálatas permanecieran firmes era grande, y dañoso; porque algo es tanto más nocivo, cuanto es mayor el bien del que priva. Así es que cuando alguien es privado de muchos bienes espirituales, señal es de haber tenido un grande obstáculo. Y por eso, para mostrarles el Aposto! lo grande del obstáculo que se les presentó, les encarece los bienes espirituales que perdieron, diciendo: Corríais bien, etc., es claro que por las obras de la fe informada por la candad, que empuja a correr. Corrí por eí camino de tus mandamientos, cuando tú ensanchaste mi corazón (Ps 1 18,32). Y esto ciertamente os ocurrió otrora a vosotros; pero corriendo todavía, os sentís impedidos, por lo cual agrega: ¿Quién os ha fascinado?, de lo cuai hemos hablado arriba (Gal 3,1); y por eso no lo hago ahora. ¿Quién, pues, os fascinó? Esto es, ¿quién se opuso a la verdad evangélica para no obedecerla? Y esto se dice con razón, porque obedecer es armonizar la voluntad con las prescripciones del maestro. Por lo cual la fe es la ciencia de la voluntad y del entendimiento. Luego es necesario que la voluntad obedezca a la fe: queriendo creer que la gracia de la fe de Cristo basta para la salvación sin las observancias legales. Y hace a un lado el obstáculo dir ciendo: A nadie le hagáis caso. Y esto por triple parte. Primero, por parte de ellos; segundo, por parte de Dios: Confío de vosotros, etc.; tercero, por parte del Apóstol: En cuanto a mí, hermanos, etc. Por parte de ellos, diciendo: A nadie le hagáis caso, etc. En lo cual, primero muestra qué se requiere por parte de ellos, para que eviten todo perjuicio, para que en lo sucesivo no acepten a ninguno de los falsos hermanos. No somos hijos de la noche, ni de las tinieblas (I Tes 5,5). No queráis, pues, ser cómplices de las obras infructuosas de las tinieblas (Ef 5,1 1). Y la plática de éstos cunde como gangrena (2 Tim 2,17). Con lo cual se da a entender que aún no estaban corrompidos, pero que a esto se les incitaba. Luego da la razón de lo que dijera: Tal persuasión no es de Aquel que os ha llamado. Y esa persuasión es doble. Una primera, porque cuando el hombre se entrega a otro, nada debe hacer sino lo que le resulte conveniente. Pero vosotros habéis sido entregados a Cristo; luego no debéis oír ni aceptar sino a los que son de El mismo; así es que la persuasión con la que os quieren sujetar al yugo de la Ley, por no venir de El, de Dios, que os llamó a la vida, del diablo es, en cuanto es de deserción. Por lo mismo, no los aceptéis. O bien no es de Aquel, sino contra E! mismo. La segunda razón es que como se podría decir que no tendría importancia aceptarlos en lo poco, no habiendo en esto peligro alguno, dice que no se les debe aceptar, ni son de menospreciarse sus insidias, sino que en los principios se les debe uno oponer, porque un poco de levadura, etc., o sea, aquellos pocos que os persuaden, o bien esta persuasión, pequeña en,un principio, fermenta toda la masa, la congregación entera de los fieles. Ni se ha de quemar sobre el altar en sacrificio al Señor cosa con levadura ni con miel (Lev 2,2).

En seguida, cuando dice: Confío de vosotros, etc., hace a un lado el obstáculo por parte de Dios, que para esto ofrece su auxilio, y lo da doble. El uno en cuanto a los seducidos; el otro en cuanto a los perturbadores: Mas quien os perturba, etc. Así es que dice: Confío de vosotros, etc.; como si dijera: Dije que no aceptarais a los falsos. Y confío en vosotros.-Huélgome, pues, de la confianza que os merezco en todas las cosas (2Co 7,16). Tenemos me¡or opinión de vosotros y de vuestra salvación (Hebr 6,9).-Confío, digo, en que no pensaréis de otra manera que como os enseñé. Aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os predique un Evangelio diferente del que habéis recibido, sea anatema (Gal 1,8). Haced cumplido mi gozo, sintiendo todos una misma cosa (Ph 2,2). Y esto por el auxilio divino. Por lo cual dice: En el Señor, que obra. Tal confianza tenemos en Dios por Cristo (2Co 3,4). Porque Dios os dio a vosotros el comprender conforme a la justeza de la verdad católica. Mejor es confiar en el Señor que confiar en el hombre (Ps 1 17,8). Y en cuanto a los perturbadores dice: Mas quien os perturba, etc., esto es, quien os aparta del orden debido, para que de las cosas espirituales os convirtáis a las corporales, debiendo ser al contrario. No es el espiritual el que ha sido formado el primero, sino el cuerpo animal, y en seguida el espiritual (ICo 15,46). Y por ser perverso tal orden, como arriba se dijo: ¿Tan necios sois que habiendo comenzado por el espíritu, ahora vengáis a parar en la carne? (Sal 3,3), ese tal sufrirá el juicio, o sea, la condenación. Porque así como el que induce al bien a alguien será remunerado (Los que hubieren enseñado a muchos la justicia, como estrellas por toda la eternidad, etc.: Dan 12,3); así quien induce a otro al mal, será condenado (Ya que tú nos has llenado de turbación, extermínate el Señor en este d'la: Josué 7,25; Maldito el que hace errar al ciego en el camino: Dt 27,18). Y esto, quienquiera que sea, esto es, cualquiera que sea su importancia, no se le perdonará.

Objeción. Pero Porfirio y Juliano tachan en esto a Pablo de presuntuoso: piensan que esto lo dice Pablo criticando a Pedro (a quien en su cara le hizo resistencia, según dijera ya), de modo que el sentido sea éste: quienquiera que él sea, esto es, aun cuándo fuere el propio Pedro, será castigado.

Respuesta. Pero, como dice Agustín, no es de creer que Pablo hablara del Príncipe de la 1glesia maldiciéndolo, siendo que en el Éxodo (22,28) escrito está: A! Príncipe de tu pueblo no lo maldecirás. Ni tampoco que Pedro de tal manera tropezara que mereciera la condenación. Así es que lo dice el Apóstol de algún otro que, viniendo de Judea, decía ser él de los grandes discípulos de los Apóstoles, y valiéndose de tal autoridad extraviaba a los Gálatas júnto con otros falsos predicadores. Ni aun por miramiento a aquellos falsos hermanos que furtivamente se metieron, etc. (Gal 2,4).

En seguida, cuando dice: En cuanto a mí, hermanos, etc., hace a uní-lado el obstáculo por parte suya. Y primero asienta su justificación; luego, por vía de reprimenda de los que lo infaman, dice: ¡Ojalá fuesen mutilados los que os perturban! Rechaza, pues, el falso que se le achacaba. Y primero algo tocante a él mismo tan sólo; luego, algo tocante a todos: Según eso se acabó el escándalo de la cruz. Acerca de lo primero débese saber que los falsos hermanos, ante la excusa de los Gálatas de que no guardaban las prescripciones legales por seguir las enseñanzas del Apóstol, les decían no "sólo que los había engañado él sino que de eso los había persuadido para tenerlos esclavizados; y todo esto lo confirmaban asegurando que predicando Pablo en Judea enseñaba que debían guardarse las dichas prescripciones. Por lo cual de esto se excusa el Apóstol, diciendo: En cuanto a mí, hermanos, si yo predico aún la circuncisión, como me lo imputan los falsos hermanos, ¿por qué padezco todavía persecución?, es claro que por parte de los Judíos. Padecemos persecución (ICo 4,12). Porque los Judíos perseguían a Pablo especialmente porque predicaba que ya no se debían observar las prescripciones legales. Le dice Santiago a Pablo: Estos han oído decir que tú enseñas a los Judíos que viven entre los Gentiles a abandonar a Moisés, diciéndoles que no deben circuncidar a sus hijos, etc. (Ac 21,21). Se ve claro, por lo tanto, que no es verdad lo que me imputan, pues de otra manera ya no sería perseguido. Falso es también lo que se me imputa por lo que ocurre comúnmente entre los demás, porque si predicara la circuncisión, ya no habría lugar al escándalo de la cruz. Porque no sólo yo, sino también todos los Apóstoles predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los Judíos, locura para los Gentiles, como se dice en 1Co 1,23. Y de io que más se escandalizan es de que predicamos que por la cruz de Cristo desaparecen las dichas prescripciones. Así es que si yo predico aún la circuncisión, se acabó el escándalo, esto es, no habrá más escándalo por la cruz entre los Judíos, porque con gran constancia sostienen, y aun vehementemente desean que prediquemos la cruz y que a la vez se deben observar las repetidas prescripciones legales. O bien, según Agustín, se acabó el escándalo de la cruz, esto es, desaparece la cruz, en la que consiste el escándalo; como si dijera: la Cruz pierde su efecto y su virtud. Si por la Ley se obtiene la justicia, iuego en balde murió Cristo (Gal 2,21). Y dice el Apóstol especialmente se acabó, etc., para dar a entender que los Judíos mataron a Cristo precisamente porque no guardaba las dichas prescripciones y enseñaba que no debían guardarse. No es de Dios este hombre, pues no guarda el sábado (Jn 9,16).

En seguida, señalando a los falsos que io infamaran, dice: Ojalá fuesen mutilados, etc.; como si dijera: Os conturban éstos empeñándose en circuncidaros; pero ojalá no sólo se circunciden sino que totalmente se castren.

Objeción. Pero en contra está lo que se dice en Romanos 12,14: Bendecid a los que os persiguen; bendecidlos, y no los maldigáis (Rm 12,14).

Respuesta: Esta es doble. La primera, que no los maldijo, sino que más bien los bendijo, porque les deseó que espiritualmente se castraran, para la guarda de la castidad espiritual, acabando con las prescripciones ceremoniales, según aquello de Mateo 19,12: Eunucos hay que se castraron a sí mismos por amor del reino de los cielos. La segunda, que les desea la esterilidad de la prole, esterilidad propia de los eunucos, es claro que para que no engendren. Por lo cual dice: Ojalá fuesen mutilados, etc., esto es, que pierdan la capacidad de engendrar, lo mismo entre vosotros que entre otras gentes. Y esto por la razón de que engendran hijos en el error, y los reducen de nuevo a la esclavitud de la Ley. Dales vientres estériles y pechos secos (Oseas 9,14).


Aquino - A LOS GALATAS 29