Tomas Aq. - Romanos





SANTO TOMAS DE AQUiNO COMENTARIO A LA EPÍSTOLA a los ROMANOS

Traducción de SALVADOR ABASCAL

EDITORIAL TRADICIÓN MÉXICO,1982

Derechos reservados e en cuanto a la traducción castellana por Editorial Tradición, S. A.

Av. Sur 22 No. 14 (entre Oriente 259 y Canal de San Juan), Col Agrícola Oriental. Código Postal 08500.

Primera edición: Marzo de 1982.-1,500 ejemplares.

Título del original latino: Sancti Thomae Aquinatis Doctoris Angeiici super Epistolam Sancti Pauli Apostoli ad Romanos expositio

1

PROLOGO

Vaso de elección, etc. (Ac 9,15). En la Sagrada Escritura encontrarnos hombres comparados cor vasos por cuatro cosas: por su constitución, por lo colmados, por el uso y por el fruto.

Lo primero es pues en cuanto a la constitución; porque, en efecto, el vaso está sujeto a la voluntad del artesano. Volvió a empezar transformándolo en otro vaso diferente, como mejor le pareció al alfarero (Jr 18,4). De la misma manera la hechura de los hombres está sujeta a la libre decisión de Dios, y así dice el Salmo (99,2): El nos ha hecho, y no nosotros a El. Por lo cual dice Is (45,9): ¿Acaso, le dice la arcilla a su modelador: qué haces? Y más adelante: ¿Acaso el vaso dirá al que lo modeló: por qué me has hecho así? (Rm 9,20). De aquí que según sea la voluntad de Dios artífice, es diversa la constitución de los vasos. En una casa grande no hay solamente vasos de oro y plata, sino también de madera y de barro (2 Tim 2,20).

Ahora bien, qué clase de vaso fuera el bienaventurado Pablo, que es llamado vaso de elección en las palabras antes dichas, se ve claro por lo que dice el Eclesiástico (50,10): Como vaso de oro macizo, adornado de toda clase de piedras preciosas. Vaso de oro fue

* Este prólogo de Santo Tomás es a todo el conjúnto de sus Comentarios a las Epístolas de San Pablo. Lo publicamos en este volumen por ser la de los Romanos la primera de esas Epístolas. (S. A.)

ciertamente por el brillo de su sabiduría, de la cual se puede entender lo que dice el Génesis (2,12): El oro de aquel país es de lo mejor porque, como dice el libro de los Proverbios (3,15): Más preciosa es que todas 1ss perlas. De aqjí que también San Pedro lo atestigua diciendo: Como os lo escribió también Pablo, nuestro querido hermano, según la sabiduría que le fue otorgada (2 Pedro 3,15). Entero fue ciertamente en la virtud de la caridad, de la cual dice el Cantar de los Cantares (8,6): Fuerte es el amor como la muerte. Por lo cual el mismo San Pablo dice (Rm 8,38): Persuadido estoy de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni cosas presentes, ni cosas futuras, ni potestades, ni altura, ni profundidad, ni otra creatura alguna podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor. Porque adornado estuvo de toda clase de piedras preciosas, o sea, con todas las virtudes, de las cuales dice en 1Co 3,12: Si sobre este fundamento se edifica oro, plata, piedras preciosas, etc. Por lo cual él mismo dice en 2Co 1,12: Nuestra gloria es ésta: el testimonio de nuestra conciencia, según la cual nos hemos conducido en el mundo, y principalmente entre vosotros, con simplicidad y sinceridad de Dios, no según la sabiduría de la carne, sino con la gracia de Dios.

De qué calidad fuera ese vaso se ve claramente por lo que rindió: en efecto, enseñó de manera excelentísima los misterios de la Divinidad, los cuales pertenecen a la sabiduría, y consta en 1Co 2,6: Predicamos, sí, sabiduría entre los perfectos. También recomendó excelentísimamente la caridad (ICo 13). 1nstruyó a la gente sobre las diversas virtudes, como consta en Col 3 12: Vestios, pues, como elegidos de Dios, santor y amados, de entrañas de misericordia, benignidad, mansedumbre, longanimidad, etc.



Lo segundo es que sin duda los vasos son para llenarse de algún líquido, según aquello de 4 Reyes 4,5: Le presentaban vasos, y los iba llenando. También hay diversidad de vasos en cuanto a su contenido. Porque algunos on vasos para vino, otros para aceite, y otros para diversos usos: así también los hombres se llenan por parte de Dios de diversas gracias como si fuera de diversos líquidos, Porque a uno, por medio del Espíritu, se le otorga palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia, según el mismo Espíritu, etc. (ICo 12,8).

Ahora bien, el vaso de que tratamos se le llenó de precioso líquido, esto es, con el nombre de Cristo, del cual se dice en el Cantar de los Cantares (!,2): Tu nombre, un ungüento que se vierte. De aquí que se diga: Para que lleve tu nombre. En efecto, se ve que este vaso se le llenó con este nombre, según aquello de Apocalipsis 3,12: En él escribiré mí nombre. Pues tuvo este nombre en el conocimiento del entendimiento, según 1Co 2,2: Porque me propuse no saber entre vosotros otra cosa sino a Jesucristo, y Este crucificado. Tuvo también este nombre en el amor de la voluntad, según Romanos 8,35: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? Y en 1Co 16,22 dice el Apóstol: Si alguno no ama a nuestro Señor Jesucristo, sea anatema. Y lo tuvo también siempre en la intimidad de toda su vida, por lo cual decía: Y ya no vivo yo, sino que en mí vive Cristo (Galat 2,20).

Lo tercero es que en cuanto al uso se debe considerar que todo vaso se destina a algún uso: algunos a lo más digno, otros a lo más vil, según Romanos 9,2 1: ¿O es que el alfarero no tiene derecho sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honor y otro para uso vil? Así también los hombres según divina ordenación son destinados a diversos ejercicios, según aquello de Eccli 33,10-12: Así todos los hombres vienen del suelo y de la tierra, de la que fue creado Adán. En multitud de disciplinas los diferenció el Señor, e hizo distintos sus caminos, y a unos los bendijo y ensalzó, a otros los maldijo y humilló.

Pero este vaso fue destinado para el uso noble. Porque es envaso de los portadores del divino nombre, pues dice: Para llevar fu nombre, nombre que ciertamente era necesario llevar porque muy lejos estaba de los hombres, según Is 30,27: He aquí que el nombre del Señor viene de lejos. Lejos está, en efecto, de nosotros, por el pecado, según aquello del Salmo 118, ¡55: Lejos de los pecadores la salvación. Lejos está de nosotros también por la oscuridad del entendimiento. Por lo cual también de ellos se dice en Hebreos 2,13 que las veían de lejos (las cosas prometidas). Y ,en Números 24,1 7 se dice: Lo veré, pero no ahora; lo divisaré, pero no de cerca. Y por eso así como los ángeles nos trajeron divinas iluminaciones por estar nosotros alejados de Dios, así también los Apóstoles nos presentaron a nosotros la doctrina evangélica recibida de Cristo; y asi también como en el Antiguo Testamento después de k ley de Moisés se leen los profetas, que le explicaban al puebio la doctrina de la ley, según aquello de Malaquías 4,4: Acordaos de la ley de Moisés, siervos míos; de la misma manera, en el Nuevo Testamento después del Evangelio se lee la doctrina de los Apóstoles, quienes transmitieron a los fieles las cosas que le oyeron al Señor, según 1 Corintios 2,23: Del Señor recibí lo que os transmití a vosotros.

Así es que el bienaventurado Pablo llevó el nombre de Cristo. Lo primero, ciertamente, en el cuerpo, su vida y pasión imitando, según Galat 6,17: Las señales de Cristo Jesús las llevo yo en mi cuerpo. Lo segundo, en la boca, lo cual se ve en que en sus epístolas frecuentísimamente nombra a Cristo. De la abundancia del corazón habla la boca, como se dice en Mateo 12,34. De aquí que se le puede representar por la paloma, de la cual se dice (Sen 8,1 1) que vino al arca trayendo en el pico un verde ramo de olivo. Como, en efecto, el olivo significa la misericordia, de manera conveniente por el ramo de olivo se entiende el nombre de Jesucristo, que también significa la misericordia, según Mateo 1,21: Le pondrás por nombre Jesús porque El salvará a su pueblo de sus pecados. La rama de verdes hojas la llevó al arca, esto es, a la 1glesia, al expresar de múltiple manera su virtud y significación, mostrando la gracia y la misericordia de Cristo. Por lo cual dice San Pablo: Mas para esto se me hizo misericordia, a fin de que Jesucristo mostrase toda su longanimidad en mí (I Tim 1,16). Y de aquí que así como de entre las Escrituras del Antiguo Testamento de lo que más se echa mano en la 1glesia son los Salmos de David, que obtuvo el perdón después de su pecado, así también en el Nuevo Testamento muy frecuentemente se echa mano de las epístolas de Pablo, que obtuvo misericordia, para que por esto se enderecen los pecadores a la esperanza. Puede haber cuantas otras razones quieras, porque en una y otra Escritura se contiene poco más o menos toda la doctrina de la teología.

En tercer lugar, llevó el nombre de Cristo no sólo a los que le eran presentes sino también a los ausentes y futuros transmitiéndoles el sentido de la Escritura, según Is 8,1: Toma una placa grande y escribe en ella con buril de hombre.

Ahora bien, en este cargo de llevar el nombre de Cristo se muestra la excelencia de Pablo en cuanto a tres cosas. La primera, ciertamente, en cuanto a la gracia de la elección, por lo que se llama vaso de elección. Desde antes de la fundación del mundo nos eligió en Cristo (Efes 1,4). La segunda, en cuanto a la fidelidad, porque nada buscó para sí, mas todo para Cristo, según aquello de 2Co 4,5: Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús. Por lo cual dice Hechos 9,15: Un vaso de elección es para mí. La tercera, en cuanto a la singular excelencia. Por lo cual él mismo dice: He trabajado más copiosamente que todos ellos (ICo 15,10). Por lo cual señaladamente se dice: Un vaso de elección es para mí, como extraordinariamente con preferencia a los demás.

En cuanto al fruto, se debe considerar que algunos son como vasos inútiles: o por el pecado, o por extravío o error, según aquello de Jeremías 51,34: Me desechó como cacharro vacío. Pero Pablo estuvo limpio de pecado y de extravío, por lo cual fue vaso de elección útil, según 2 Tim 2,21: Si pues uno se purificare de estas cosas, quiere decir, de extravíos y de pecados, será un vaso para uso honroso, santificado, útif al Señor. De aquí que la utilidad o fruto de tal vaso se expresa cuando se dice: Ante los Gentiles, cuyo doctor fue, según 1 Tim 2,7: Doctor de las gentes en la fe y la verdad.-Y para los reyes, a quienes les anunció la fe de Cristo, como a Agripa, según leemos en Hechos 26,1-29, y aun a Nerón y a sus cortesanos. De aquí que dice (Filíp 1,12-13): Las cosas que me han sucedido han redundado en mayor progreso del Evangelio, de tal manera que se ha hecho notorio en todo el pretorio y entre todos los demás que llevo mis cadenas por Cristo. Dice Is (49,7): Veránlo reyes, y se pondrán de pie príncipes. Y a los hijos de 1srael, contra los cuales disputaba sobre Cristo: Saulo, empero, fortalecíase cada día más y confundía a los judíos que vivían en Damasco, afirmando que Este es el Cristo (Ac 9,22).

Así, pues, de las predichas palabras podemos colegir cuatro causas de esta obra, o sea, de las epístolas de Pablo, que tenemos a nuestra disposición. El primero, ciertamente, el autor, en el vaso. El segundo, la materia, en el nombre de Cristo, la cual es la plenitud del vaso, porque toda esta doctrina es sobre la doctrina de Cristo. El tercero, el modo o forma, en la manera de llevarlo. Se transmite, en efecto, esta doctrina mediante epístolas, que se acostumbraba llevar por correos, según el texto de 2 Paralip 30,6: Los correos con las cartas del rey de sus jefes recorrieron todo 1srael, etc. El cuarto el carácter distintivo de la obra, en la predicha utilidad. En efecto, Pablo escribió catorce Epístolas, de las cuales nueve son para instrucción de la iglesia de los Gentiles; cuatro, para prelados y príncipes de la 1glesia, o sea, para reyes; una, para el pueblo de 1srael, la dirigida a los Hebreos (I,1-2).

Pues bien, toda esta doctrina es sobre la gracia de Cristo, que en verdad puede ser considerada triplemente. De un modo, según es en la propia cabeza, o sea, en Cristo, y así es como se valoriza en la epístola a los Hebreos. De otro modo, según existe en los principales miembros del cuerpo místico, y así se aprecia en las epístolas dirigidas a los prelados. De una tercera manera, según existe en el propio cuerpo místico, que es la 1glesia, y así se estima en las epístolas dirigidas a los gentiles, en las cuales hay la siguiente distinción. Porque la misma gracia de Cristo puede ser considerada de tres modos. De uno, según ella misma, y así se considera en la epístola a los Romanos. De otro modo, según lo que es en los sacramentos de gracía, y así es como se estima en las dos epístolas a los Corintios, de las cuales la primera trata de los propios sacramentos, y la segunda, de la dignidad de los ministros. Y en la epístola a los Gálatas, en la que se exciuyen los sacramentos superfluos, contra aquellos que querían agregar los antiguos a los nuevos. De un tercer modo se considera la gracia de Cristo según el sentimiento de unidad que realizó en la 1glesia. Trata el Apóstol primeramente de la institución de la unidad eclesiástica en la epístola a los Efesios. En segundo lugar, de su confirmación y progreso en la epístola a los Filipenses. En tercero, de su defensa contra los errores en la epístola a los Colosenses; contra las persecuciones de la hora en la Primera a los Tesalonicenses; y contra las futuras y principalmente en tiempos del Anticristo en la Segunda. 1nstruye a los prelados de las iglesias, tanto a los espirituales como a los temporales. Á los espirituales sobre la institución, instrucción y gobierno de la unidad eclesiástica en la Primera a Timoteo; sobre la firmeza contra los perseguidores en la Segunda. Lo tercero, sobre la defensa contra los herejes en la epístola a Tito. Y a los señores temporales los instruye en la epístola a Filemón. Y así queda patente la razón de la distinción y del orden de todas las epístolas.

Pero parece que no es la primera la epístola a los Romanos; sino que, en efecto, parece que la primera que escribió fue la de los Corintios, según dice el mismo Pablo en Romanos 16,1: Os recomiendo a nuestra hermana Fe be, que es diaconisa de la 1glesia de Cencrea, donde esta el puerto de los Corintios.

Sin embargo, hay que decir que aunque la epístola a los Corintios es la primera en tiempo, pero se le antepone la epístola a los Romanos por la dignidad de los Romanos, que dominaban a las demás naciones; porque en ésta se reprimía la soberbia, que és el principio de todo pecado, como se dice en Eclesiástico 16,15; y por otra parte porque esto lo exige también el orden de la doctrina: que primero se considere la gracia en sí misma que como está en los sacramentos.

Se inquiere también desde dónde escribió el Apóstol esta Epístola. Agustín dice que de Atenas; Jerónimo, que de Corinto. No hay en ello contradicción, porque quizá empezó a escribirla en Atenas y en Corinto la terminó.

Se presenta también la objeción de que en la Glosa se dice que algunos fieles les predicaron a los Romanos antes que Pedro. Y en la historia eclesiástica se dice que fue Pedro el primero en predicarles. Pero se debe entender que fue el primero entre los Apóstoles, siguiéndose un gran fruto; pero ciertamente antes predicó en Roma Barnabas, como se ve en el itinerario de Clemente.


CAPITULO 1

Lección 1: Romanos 1,1

2
075 (
Rm 1,1)

1. Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser Apóstol, separado para el Evangelio de Dios.

Esta epístola se divide en dos partes, a saber, la salutación y el tratado epistolar, que empieza así (versículo 8): Ante todo doy gracias a mi Dios, etc.

Acerca de lo primero hace tres cosas. Lo primero, pintai a la persona que ¿scribe; lo segundo, decir a quiénes saluda: A todos los que os halláis en Roma; lo tercero, qué bien les desea: Gracia a vosotros, etc.

Acerca de lo primero hace dos cosas. En efecto, lo primero es describir a la persona del autor; lo segundo, encarecer su ministerio: Que El había prometido antes por sus profetas (I,2).

Ahora bien, la persona del que escribe tiene cuatro caracteres. El primero ez el nombre, diciendo: Paulo. Y acerca de esto se deben considerar tres cosas. Lo primero, su propiedad. En efecto, este nombre, según se escribe con estas letras, no puede ser hebraico, porque entre los hebreos no se halla uno de sus elementos: la P; así es que puede ser o griego o latino; mas si se tomd algún elemento que le sea cercano, el que es P puede ser hebraico (sic).

Lo segundo que se debe considerar es su significación: en efecto, según que puede ser hebreo, es lo mismo que admirable o electo; mas según que sea griego es lo mismo que reposado; mas según que sea latino, es lo mismo que moderado. Y ciertamente le convienen todas estas cosas. Porque fue elegido en cuanto a la gracia: Este me es un vaso de elección (Ac 9,15). En sus obras fue admirable: Vaso admirable, obra del Altísimo (Eccli 48,2). Fue reposado en la contemplación: Vuelvo a mi casa, con ella descansaré (Sab 8,16). Y moderado por su humildad: Porque yo soy el ínfimo de los Apóstoles (ICo 15,9).

lo tercero que se debe considerar es cuándo se le haya impuesto este nombre al Apóstol, pues antes se llamaba Saulo, como se dice en Hechos 9,1-30.

Acerca de esto hay tres opiniones. Jerónimo dice que habiéndose primero llamado Saulo, luego quiso llamarse Paulo por algo notable que hizo, pues convirtió a Sergio Paulo, procónsul, como se lee en Hechos 13,7-12; así como a Escipión se le llamó Africano por haber sometido al África. Mas otros dicen que este nombre se le impuso por su aprovechamiento en las virtudes, cosa que con este nombre se significa, como ya se dijo. En efecto, por inspiración divina se les imponen a algunos los nombres desde el momento de su na; cimiento para designar la gracia que también desde ese momento se les otorga, como consta de Juan Bautista (Lc 1,13). Y a algunos se les cambia el nombre para designar su adelanto en la virtud, como dice el Crisóstomo; y así consta de Abraham (Gen 17,5) y de Pedro (Mat 16,18).

Mas otros dicen, y esto es lo mejor, que desde un principio Paulo fue un doble nombre. En efecto, entre ios judíos se acostumbraba que simultáneamente con nombres hebraicos se apiopiaran nombres de los gentibs a quienes les estaban sometidos, de modo que los sometidos a tas griegos se nombraban con nombres de los griegos, como es patente en Jasón y Menelao (2 Macab 4 y 5").

Ahora bien, este nombre de Paulus fue célebre desde la antigüedad entre los romanos, por lo cual, como se le llamaba Saulo conforme a los hebreos, se le llamaba también Paulus conforme a los romanos; pero no parece que este nombre se usara sino después de haber empezado Pablo a predicarles a ios Gentiles. De aquí que en Hechos 13,9 se dice: Saulo, que También se llamaba Pablo. Y esto es lo que prefiere Agustín.

Lo segundo es pintar a la persona del que escribe, por su condición, diciendo: Siervo de Cristo. Y parece ser abyecta la condición de la esclavitud si se considera de manera absoluta. De aquí que se impone como maldición por el pecado. Maldito sea Canaán. Siervo de siervos sea para sus hermanos (Gen 9,25). Pero Pablo la vuelve recomendable por agregar que él lo es de Jesucristo. En efecto, Jesús quiere decir Salvador. Eí salvará a su pueblo de sus pecados (Mat 1,21). Cristo quiere decir ungido, según aquello del Saímo 44,8: Dios, tu Dios te ha ungido. Con lo cual se designa la dignidad de Cristo: en cuanto a la santidad, porque se ungía a los sacerdotes, como consta en Éxodo 28. 3, y en cuanto a la potestad, porque también ios reyes serán ungidos, como consta por David (I Reyes 1 ó,13), y por Salomón (3 Reyes 1,39); y asimismo en cuanto al conocimiento, porque también los profetas eran ungidos, como consta por Eliseo (3 Reyes 19,16).

Ahora bien, laudable es el subordinarse uno a la propia salvación y a la unción espiritual de la gracia, porque una cosa es tanto más perfecta cuanto más se sujeta a su perfección, como el cuerpo al alma y el aire a la luz. jAh Señor, que yo soy tu servidor! (Ps ! 1 5,16).

Objeción: En contra está lo que dice Juan (i 5,15): Ya no os diré siervos sino amigos.

Pero contesto que la servidumbre es de dos clases. La una, de temor, la cual no es propia de los santos. No recibisteis el espíritu de esclavitud para obrar de nuevo por temor (Rm 8,15). La otra es de humildad y de amor la cual es la propia de los santos, según Lucas 17,10: Decid: somos siervos inútiles. El libre se mueve por sí mismo, mas el siervo es movido por otro: como por otro que mueve, el que movido así obra por causa de otro por ser movido por otro, es siervo de temor, que obliga al hombre a obrar contra su voluntad. Pero si alguien obra por causa de otro por un fin, así es siervo de amor, porque es de amigos hacer el bien y obsequiar al amigo por él mismo, como dice el Filósofo (In 1X Ethic).

En tercer lugar encarece su dignidad diciendo: llamado a ser Apóstol. La dignidad del Apostolado es la principal en la 1glesia, según 1Co 12,28: Y a unos puso Dios en la 1glesia, primero Apóstoles. Apóstol es lo mismo que enviado, según Juan 20,21: Como mi Padre me envió así Yo os envío, o sea, con el mismo amor y con la misma autoridad. Dijo que fue llamado a ser Apóstol para designar la gracia, esto es, llamado para esto, para ser Apóstol. Nadie se toma este honor (Hebr 5,4). O para señalar su excelencia: así como a Roma se le llama antonomásticamente la Urbe, así a Paulo se le llama el Apóstol, según aquello de 1Co 15,10: He trabajado más copiosamente que todos. O para designar la humildad, siendo este su sentido: No me atrevo a llamarme Apóstol, pero así me designan los hombres. Así en 1Co 15,9: No soy digno de ser llamado Apóstol.

En cuarto lugar, pinta la persona del que escribe, por su ministerio; diciendo: Separado para el Evangelio de Dios. Separado, dice, o para la conversión de entre los infieles, según Gal 1,15: Cuando plugo al que me separó desde el vientre de mi madre, esto es, de la sinagoga; o separado por elección de entre los otros discípulos, según Hechos 13,2: Separadme a Saulo, etc. Evangelio es lo mismo que buena nueva. En efecto, en é se anuncia la unión del hombre a Dios, la cual es el bien del hombre, según el Salmo 71; Bueno es para mí adherirme a Dios.

Ahora bien, sn el Evangelio se anuncia una triple unión del hombre a Dios,. La primera, ciertamente, por la gracia de unión, según Juan 1,14: El Verbo se hizo carne. La segunda es por gracia de adopción, como se desprende del Salmo 81,6: Había dicho yo: Vosotros dioses sois, tolos vosotros, hijos del Altísimo. La tercera por la gloria de fruición. Y la vida eterna es que te conozcan a Ti, solo Dios verdadero (Jn 17,3). ¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz! (Is 52,7). Pero este anuncio no es humano sino que es hecho por Dios. Lo que he oído de parte del Señor de los ejércitos, del Dios de 1srael, os lo he anunciado (Is 52,7). Por lo cual dice: para el Evangelio de Dios.






Lección 2: Romanos 1,2-3

3
075 (
Rm 1,2-3)



2. que El había prometido antes por sus profetas en las Escrituras santas.
3. Acerca de su Hijo, que fue hecho del linaje de David según la carne.

Una vez pintada la persona de quien escribe, aquí encarece el trabajo que se le ha encomendado, el Evangelio, cuya doble importancia está puesta en las premisas, doble importancia, de las cuales una pertenece a la utilidad que tiene por su propia materia, significada por el mismo nombre de evangelio, por el cual se da a entender que en él se anuncian cosas buenss. Y la otra por la autoridad que tiene por parte del autor, expresada en lo que ya se ha dicho: de Dic:>. Pues bien, uno y otro encarecimiento desenvuelve el Apóstol. El primero, ciertamente, aquel que es por parte del autor; el segundo, aquel que es por parte de la materia: acerca de su Hijo.

Acerca de lo primero se encarece el evangelio de cuatro maneras. La primera, por su antigüedad, lo cual se hacía necesario contra los paganos, que denigraban el Evangelio, como si su predicación fuera hecha súbitamente después de mucho tiempo; y para excluir tai cosa dice: que antes, porque aun cuando se hubiera empezado a predicar a partir de un día determinado, sin embargo con anterioridad fue prometido divinamente. Antes de que sucedieran te las anuncié (Is 48,5).

La segunda, por su firmeza, señalada en esto que dice: que El había prometido, porque con anterioridad hizo la promesa quien no miente. Nosotros os anunciamos la promesa dada a los padres (Ac 13,32).

La tercera, por la dignidad de ios ministros o testigos, cuando dice: por sus profetas, a quienes con anterioridad les fueran reveladas cuantas cosas hay acerca del Verbo encarnado. El Señor Dios no pronunciará palabra, o sea, la de la encarnación, cuyo secreto no revele a sus siervos los profetas (Amos 3,7). De Este dan testimonio todos los profetas, etc. (Ac 10,43). Significativamente dice a sus, pues hay algunos profetas que hablan con espíritu humano, según aquello de Jeremías 2.3,16: Os cuentan sus propias fantasías, pero nada de boca del Señor. Por lo cual dice (I Tito 1,12): Dijo uno de ellos, su propio profeta, etc. Y hay también algunos profetas de los demonios, que son inspirados por el espíritu inmundo, como los profetas que mató Elias, como se dice en 3 Reyes 1 8,40. En cambio, de los profetas de Dios se dice que son inspirados por el divino Espíritu. Derramaré mi espíritu en toda carne (Jl 2,28).

La cuarta, por el modo de transmitirse, porque tales promesas no solamente son declaradas verbalmente sino también puestas por escrito. Por lo cual dice: En las Escrituras. Habacuc 2,2: Escribe la visión y explícala en tablillas. Y no acostumbraron escribir sino cosas grandes, las que son dignas de recordación y que conviene hacer llegar a la posteridad. Y por eso, como dice Agustín (De civit. Dei, XVIII), se comienzan a escribir las profecías sobre Cristo por Is y Oseas cuando nace Roma, bajo cuyo imperio nacería Cristo y su fe se predicaría a los Gentiles. Escudriñad las Escrituras, etc. (Jn 5,39). Pero añade santas, para diferenciarlas de los escritos profanos. Ahora bien, se dice que son santas, en primer lugar porque, como se dice en 2 Pedro 1,21, hablaron inspirados por el Espíritu Santo. Y en 2 Tim 3,16, leemos que Toda la Escritura es divinamente inspirada. En segundo lugar porque contienen cosas santas: Justos, celebrad su memoria sagrada (Ps 96,12). En tercer lugar porque santifican, por lo cual se dice en Jn 17,17: Santifícalos en la verdad; la Verdad es tu palabra. Y en 1 Macab 12,9 leemos: Teniendo como consolación los libros santos que están en nuestras manos.

Luego se desenvuelve la recomendación, basándose en los bienes que en el evangelio se proclaman, los cuales pertenecen a la materia del evangelio, la cual es Cristo, a quien encarece de tres maneras. Lo primero, por el origen; lo segundo, pon la dignidad o virtud: el cual es predestinado; lo tercero, por su liberalidad: por quien recibimos.

Ahora bien el doble origen de Cristo se da a conocer. Primero ciertamente, el eterno, diciendo: acerca de su Hijo. Con lo cual muestra la excelencia del Evangelio. Porque el misterio de la generación eterna estaba antes oculto, tanto que Salomón dice: ¿Cuál es su nombre y el nombre de su Hijo, si es que lo sabes? (Prov 30,4). Pero en el Evangelio es declarado con el testimonio del Padre: Este es mi Hijo amado (Mt 3,17 y 17,5). Y con mucha razón se dice que el Hijo de Dios fcs la materia de las Sagradas Escrituras, las cuales manifiestan la divina Sabiduría según aquello del Deuteroromio (4,6): Esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los pueblos. Y se dice que el Hijo es la palabra y la sabiduría engendrada: Un Cristo que es poder de Dios y sabiduría de Dios (iCo 1,24).

Sin embargo, acerca de esta filiación algunos erra^ ron de tres maneras. Pues algunos dijeron que la filiación de Cristo era adoptiva: como Fotino, quien sostuvo que Cristo tuyo su principio de la Virgen María como puro hombre; el cual por méritos de su vida alcanzó esa excelsitud, para que por sobre todos los santos se le llamara hijo de Dios. Mas de esta manera no se puede decir que Cristo haya bajado a la humanidad sino más bien que ascendió a la divinidad, contra lo que dice Juan (6,38): Bajé del cielo.

Mas otros sostuvieron que tal filiación era solamente de nombre: como Sabelio, quien dijo que el propio Padre encarnó, y que por esto se le llama hijo, de modo que es la misma persona, y tan sólo los nombres son diversos; mas conforme a esto no es concebible que el hijo sea enviado por el Padre: lo cual es falso porque El mismo dice (Jn 6,38) que bajó del cielo para hacer la voluntad del Padre, quien lo envió.

Otros, como Arrio, sostuvieron que esta filiación es creada, de modo que el hijo de Dios es excelentísima creatura, aunque producida de la nada, después de que primeramente no existiera. Pero seyún esto no serían hechas por El todas las cosas, contra lo que dice Juan (I,3). En efecto, es necesario que no sea hecho Aquel por quien todas las cosas han sido hechas

Y estas tres proposiciones son excluidas por añadir significativamente su, esto es, propio y natural. Por lo cual dice Hilario: Este es hijo verdadero y propio de origen y no de adopción, de verdad y no de mero nombre, de nacimiento y no por creación: procede, en efecto, del Padre como el verbo procede del corazón, lo cua! pertenece a la naturaleza misma, principalmente en Dios, en el cual no puede ocurrir nada accidentalmente. Por ¡o cual el mismo Cristo dice: Yo y mi Padre somos uno (Jn 10,30). Con decir uno te libra de Arrio; con decir somos te libra de Sabelio, como dice Agustín.

Luego toca el origen temporal, diciendo: Que fue hecho, donde de inmediato se ve que los tres predichos errores toman la defensa de su error de estas palabras: El cual fue hecho. Pues no lo confiesan eterno sino hecho. Mas por lo que se añade se les quita esa interpretación; porque, en efecto, al decir que fue hecho se excluye la doctrina de Sabelio, pues no puede el Hijo ser hecho por el Padre si es una misma persona con El, pero por la encarnación será hijo de la Virgen. Y lo que luego añade: del linaje de David, excluye la interpretación de Fotino, porque si por adopción fuese hijo de Dios, no se diría que fue hecho del linaje de David, sino más bien del espíritu, o sea, que es espíritu de adopción de los hijos, como se dice en Rm 8, i6-17; y del linaje de Dios, como se dice en 1 Juan 3,1. Y lo que sigue: según la carne excluye la interpretación de Arrio, el cual dice que fue hecho no sólo según la carne sino también según la naturaleza divina.

Pero no sólo, sino que es también de considerarse que acerca del mismo misterio de la encarnación de muchas maneras erraron algunos. En efecto, Nestorio sostuvo que la unión del Verbo con el hombre se hizo únicamente según la inhabitación, o sea, en cuanto el Hijo de Dios inhabitó en aquel hombre de manera más excelente que en los otros. Y es claro que una es la sustancia del que inhabita y otra la del que es inhabitado, como uno es el hombre y otra cosa es la casa. Conforme a esto sostenía que una es la persona o hipóstasis del Verbo y otra la del hombre, de tal manera que uno sería según la persona el hijo de Dios y otro el hijo del hombre. Pero es claro que esto es falso porque tal unión.el Apóstol la llama (Filip 2,7) anonadamiento; y el Padre y el Espíritu Santo inhabitan en los hombres según Juan 4,23: Vendremos a él, y en él haremos morada. Por lo tanto se seguirá que el Padre y el Espíritu Santo se anonadarían, lo cual es absurdo. Pues esto se excluye por lo que dice el Apóstol: Acerca de su Hijo, el cual, o sea, el hijo de Dios, fue hecho según la carne, o sea, teniendo carne del linaje de David: modo de hablar que no tendría lugar si esta unión fuera .hecha sólo según inhabitación. En efecto, de los demás en los que inhabita el verbo no se dice que el verbo se hiciera éste o aquél, sino que se hizo para Jeremías o para Is . Así es que diciendo el Apóstol: Acerca de su Hijo, y agregando: que fue hecho del linaje de David, claramente excluye el error predicho.

Por lo contrario, algunos otros, aun cuando no aceptan dos personas en Cristo, aceptan sin embargo dos hipóstasis o dos supuestos, lo cual viene a ser lo mismo, porque la persona no es otra cosa que la hipóstasis y supuesto de naturaleza racional. No habiendo, por lo tanto, sino una sola hipóstasis y un solo supuesto en Cristo, el supuesto o hipóstasis del Verbo eterno, no se puede decir que esa hipóstasis fuese hecha hijo de Dios, porque el Hijo de Dios no empezó a ser. Y por lo mismo no se dice propiamente que el hombre fuese hecho Dios o Hijo de Dios. Pero sin embargo si se encuentra dicho por otro doctor habrá que decir que se hizo de modo que el hombre fuese Dios. Según esto, propiamente se dice que el Hijo de Dios se hizo hombre porque no siempre fue hombre; y por lo mismo se debe leer lo que aquí se dice de modo que el Qui -el cual-se entienda por parte del sujeto, de modo que el sentido sea que el Hijo de Dios fue hecho del linaje de David; mas no por parte del predicado, porque el sentido sería que alguien existente del linaje de David fuera hecho Hijo de Dios, lo cual no se dice ni verdadera ni propiamente, como está dicho.

Mas hubo otros que sostuvieron haberse hecho la unión por conversión del Verbo en carne, así como se dice que el aire se hace fuego. Por lo cual Eutiques dijo que aun cuando antes de la encarnación existieron las dos naturalezas, después de la encarnación sólo una hubo. Pero esto es falsísimo, porque como Dios es inmutable, según aquello de Malaquías (3,6): Yo soy Dios y no cambio, no puede convertirse en alguna otra cosa. Así es que al decir: Fue hecho, no se entiende que haya conversión, sino unión sin mutación divina. Puédese en efecto atribuir algo nuevo a algo sin mudanza suya: por ejemplo, alguien sin moverse queda a la derecha por mutación de quien se traslada. Y así se dice que Dios a partir del tiempo es señor y creador por mutación de la creatura. Y por la misma razón se dice, como de algo nuevo, hecho, según aquello del Salmo (89, !): Señor, te has hecho refugio para nosotros. Por ser entonces la unión cierta relación, por mutación de la creatura, de Dios se dice como algo nuevo que se hizo hombre, o sea, que se unió en persona a la humana naturaleza.

Hubo también otros que dijeron que Cristo no tuvo alma, sino que en el lugar del alma estuvo el Verbo: Arrio y Apolinar. Contra ellos es aquello de Juan 10,18: Nadie me puede quitar mi alma. Las palabras según la carne no excluyen de Cristo el alma, sino que se dice carne por todo el hombre, conforme a Is 40,5: Toda carne a una la verá (su gloria) porque la boca de Dios ha hablado.

Sin embargo, como confesamos haber nacido Cristo de una virgen, se pregunta por qué dice el Apóstol que fue hecho de mujer. Y debemos decir que nace aquello que se produce en un orden natural, como el fruto del árbol o la prole del padre; pero que aquello que se produce por la voluntad del agente, no según el orden de la naturaleza (como la casa por el arquitecto), no se puede decir que nace sino que es hecho. Así es que por cuanto Cristo procede de la Virgen en un orden natural en cuanto a algo, en cuanto a haber sido concebido de una mujer, en el transcurso de nueve meses, se dice nacido. Mas en cuanto a que algo no por orden natural sino por la sola virtud divina procede sin semen de varón, se dice hecho. Y así se dice que Eva fue hecha de Adán, no nacida. Pero que 1saac nació de Abraham, no que fue hecho. También por qué especialmente se dice que del linaje de David, y no del linaje de Abraham, a quien se le hizo la promesa de Cristo, según Gélatas (3,16): Las promesas fueron dadas a Abraham. Y débese decir que se dice así para dar esperanza de perdón a los pecadores, porque David fue pecador, de cuyo linaje nacería Cristo; y como Abraham fue justo, a la vez se les pondera a los Romanos, que tenían el gobierno del mundo, la regia dignidad de Cristo.

Por estas palabras se excluye también un triple error de los maniqueos. El primero consiste en decir que no es el mismo el Dios del Antiguo Testamento y quien es el Padre de nuestro Señor Jesucristo, lo cual se excluye por estas palabras del Apóstol: Que El había prometido antes por sus profetas en las Escrituras santas, o sea, del Antiguo Testamento. Por el segundo rechazan las Escrituras del Antiguo Testamento que el Apóstol califica aquí de santas. Pues según ellos ningunas escrituras fueron santas antes del Evangelio. El tercero consiste en decir que el cuerpo de Cristo era imaginario, lo cual se excluye con decir que Cristo fue hecho del linaje de David según su carne, o sea, para gloria del Padre, según aquello de Juan 8,50: Yo no busco mi gloria sino la gloria del que me envió.






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