Tertio millenio adveniente ES


CARTA APOSTOLICA

TERTIO MILLENNIO ADVENIENTE

DEL SUMO PONTIFICE

JUAN PABLO II

AL EPISCOPADO

AL CLERO Y A LOS FIELES

COMO PREPARACION

DEL JUBILEO DEL ANO 2000






A los Obispos,
A los sacerdotes y diaconos,
A los religiosos y religiosas,
A todos los fieles laicos.







1 Mientras se aproxima el tercer milenio de la nueva era, el pensamiento se remonta espontaneamente a las palabras del apostol Pablo: " Al llegar la plenitud de los tiempos, envio Dios a su Hijo, nacido de mujer " (Ga 4,4). En efecto, la plenitud de los tiempos se identifica con el misterio de la Encarnacion del Verbo, Hijo consustancial al Padre y con el misterio de la Redencion del mundo. San Pablo subraya en este fragmento que el Hijo de Dios ha nacido de mujer, nacido bajo la Ley, venido al mundo para rescatar a los que se hallaban bajo la Ley, para que pudieran recibir la filiacion adoptiva. Y anade: " La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espiritu de su Hijo que clama: ¡Abba, Padre! ". Su conclusion es verdaderamente consoladora: " De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de Dios " (Ga 4,6-7).

Esta presentacion paulina del misterio de la Encarnacion incluye la revelacion del misterio trinitario y de la prolongacion de la mision del Hijo en la mision del Espiritu Santo. La Encarnacion del Hijo de Dios, su concepcion y su nacimiento son premisa del envio del Espiritu Santo. El texto de san Pablo deja vislumbrar asi la plenitud del misterio de la Encarnacion redentora.


I - " JESUCRISTO ES EL MISMO AYER, HOY ... "

(He 13,8)

2 Lucas en su Evangelio nos ha transmitido una concisa descripcion de las circunstancias relativas al nacimiento de Jesus: " Sucedio que por aquellos dias salio un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo (...). Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subio también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con Maria, su esposa, que estaba encinta. Y sucedio que, mientras ellos estaban alli, se le cumplieron los dias del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvio en panales y le acosto en un pesebre, porque no tenian sitio en el alojamiento " (Lc 2,1 Lc 2,3-7).

Se cumplia asi lo que el angel Gabriel habia revelado en la Anunciacion. Se habia dirigido a la Virgen de Nazaret con estas palabras: " Alégrate, llena de gracia, el Senor esta contigo " (Lc 1,28). Estas palabras habian turbado a Maria y por ello el Mensajero divino se apresuro a anadir: " No temas, Maria, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondras por nombre Jesus. El sera grande y sera llamado Hijo del Altisimo (...). El Espiritu Santo vendra sobre ti y el poder del Altisimo te cubrira con su sombra; por eso el que ha de nacer sera santo y sera llamado Hijo de Dios " (Lc 1,30-32 Lc 1,35). La respuesta de Maria al mensaje angélico fue clara: " He aqui la esclava del Senor; hagase en mi segun tu palabra " (Lc 1,38). Nunca en la historia del hombre tanto dependio, como entonces, del consentimiento de la criatura humana.(1)

[1] Cf. S. BERNARDO, In laudibus Virginis Matris, Homilia IV, 8: Opera omnia, Ed. Cisterc. (1966), 53.


3 Juan, en el Prologo de su Evangelio, sintetiza en una sola frase toda la profundidad del misterio de la Encarnacion. Escribe: " Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo unico, lleno de gracia y de verdad " (Jn 1,14). Para Juan, en la concepcion y en el nacimiento de Jesus se realiza la Encarnacion del Verbo eterno, consustancial al Padre. El Evangelista se refiere al Verbo que en el principio estaba con Dios, por medio del cual ha sido hecho todo cuanto existe; el Verbo en quien estaba la vida, vida que era la luz de los hombres (cf. Jn 1,1-5). Del Hijo unigénito, Dios de Dios, el apostol Pablo escribe que es " primogénito de toda la creacion " (Col 1,15). Dios crea el mundo por medio del Verbo. El Verbo es la Sabiduria eterna, el Pensamiento y la Imagen sustancial de Dios, " resplandor de su gloria e impronta de su sustancia " (He 1,3). El, engendrado eternamente y eternamente amado por el Padre, como Dios de Dios y Luz de Luz, es el principio y el arquetipo de todas las cosas creadas por Dios en el tiempo.

El hecho de que el Verbo eterno asumiera en la plenitud de los tiempos la condicion de criatura confiere a lo acontecido en Belén hace dos mil anos un singular valor cosmico. Gracias al Verbo, el mundo de las criaturas se presenta como cosmos, es decir, como universo ordenado. Y es que el Verbo, encarnandose, renueva el orden cosmico de la creacion. La Carta a los Efesios habla del designio que Dios habia prefijado en Cristo, " para realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que esta en los cielos y lo que esta en la tierra " (Ep 1,10).


4 Cristo, Redentor del mundo, es el unico Mediador entre Dios y los hombres porque no hay bajo el cielo otro nombre por el que podamos ser salvados (cf. Ac 4,12). Leemos en la Carta a los Efesios: " En El tenemos por medio de su sangre la redencion, el perdon de los pecados, segun la riqueza de su gracia que ha prodigado sobre nosotros en toda sabiduria e inteligencia (...) segun el benévolo designio que en El se propuso de antemano, para realizarlo en la plenitud de los tiempos " (Ep 1,7-10). Cristo, Hijo consustancial al Padre, es pues Aquel que revela el plan de Dios sobre toda la creacion, y en particular sobre el hombre. Como afirma de modo sugestivo el Concilio Vaticano II, El " manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocacion ".(2) Le muestra esta vocacion revelando el misterio del Padre y de su amor. " Imagen de Dios invisible ", Cristo es el hombre perfecto que ha devuelto a la descendencia de Adan la semejanza divina, deformada por el pecado. En su naturaleza humana, libre de todo pecado y asumida en la Persona divina del Verbo, la naturaleza comun a todo ser humano viene elevada a una altisima dignidad: " El Hijo de Dios con su encarnacion se ha unido en cierto modo con todo hombre. Trabajo con manos de hombre, penso con inteligencia de hombre, obro con voluntad de hombre, amo con corazon de hombre. Nacido de la Virgen Maria, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejante en todo a nosotros, excepto en el pecado ".(3)

[2] Const. past. sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes, GS 22.
[3] Ibidem. GS 22
5 Este " hacerse uno de los nuestros " del Hijo de Dios acaecio en la mayor humildad, por ello no sorprende que la historiografia profana, pendiente de acontecimientos mas clamorosos y de personajes mas importantes, no le haya dedicado al principio sino fugaces, aunque significativas alusiones. Referencias a Cristo se encuentran, por ejemplo, en las Antigüedades Judias, obra escrita en Roma por el historiador José Flavio entre los anos 93 y 94,(4) y sobre todo en los Anales de Tacito, redactados entre el 115 y el 120; en ellos, relatando el incendio de Roma del 64, falsamente imputado por Neron a los cristianos, el historiador hace explicita mencion de Cristo " ajusticiado por obra del procurador Poncio Pilato bajo el imperio de Tiberio ".(5) También Suetonio en la biografia del emperador Claudio, escrita en torna al 121, nos informa sobre la expulsion de los Judios de Roma ya que " bajo la instigacion de un cierto Cresto provocaban frecuentes tumultos ".(6) Entre los intérpretes esta extendida la conviccion de que este pasaje hace referencia a Jesucristo, convertido en motivo de contienda dentro del hebraismo romano. Es importante también, como prueba de la rapida difusion del cristianismo el testimonio de Plinio el Joven, gobernador de Bitinia, quien refiere al emperador Trajano, entre el 111 y el 113, que un gran numero de personas solia reunirse " un dia establecido, antes del alba, para cantar alternamente un himno a Cristo como a un Dios ".(7)

Pero el gran acontecimiento, que los historiadores no cristianos se limitan a mencionar, alcanza luz plena en los escritos del Nuevo Testamento que, aun siendo documentos de fe, no son menos atendibles, en el conjunto de sus relatos, como testimonios historicos. Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, es Senor del cosmos y también Senor de la historia, de la que es " el Alfa y la Omega " (
Ap 1,8 Ap 21,6), " el Principio y el Fin " (Ap 21,6). En El el Padre ha dicho la palabra definitiva sobre el hombre y sobre la historia. Esto es lo que expresa sintéticamente la Carta a los Hebreos: " Muchas veces y de muchos modos hablo Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas: en estos ultimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo " (He 1,1-2).

[4] Cf. Antiquitates Iudaicae, 20, 200; como también el conocido y debatido pasaje de 18, 63-64.
[5] Annales 15, 44, 3.
[6] Vita Claudii, 25, 4.
[7] Epistolae, 10, 96.


6 Jesus nacio del Pueblo elegido, en cumplimiento de la promesa hecha a Abraham y recordada constantemente por los profetas. Estos hablaban en nombre y en lugar de Dios. En efecto, la economia del Antiguo Testamento esta esencialmente ordenada a preparar y anunciar la venida de Cristo, Redentor del universo, y de su Reino mesianico. Los libros de la Antigua Alianza son asi testigos permanentes de una atenta pedagogia divina.(8) En Cristo esta pedagogia alcanza su meta: El no se limita a hablar " en nombre de Dios " como los profetas, sino que es Dios mismo quien habla en su Verbo eterno hecho carne. Encontramos aqui el punto esencial por el que el cristianismo se diferencia de las otras religiones, en las que desde el principio se ha expresado la busqueda de Dios por parte del hombre. El cristianismo comienza con la Encarnacion del Verbo. Aqui no es solo el hombre quien busca a Dios, sino que es Dios quien viene en Persona a hablar de si al hombre y a mostrarle el camino por el cual es posible alcanzarlo. Es lo que proclama el Prologo del Evangelio de Juan: " A Dios nadie le ha visto jamas: el Hijo unico, que estaba en el seno del Padre, El lo ha contado " (Jn 1,18). El Verbo Encarnado es, pues, el cumplimiento del anhelo presente en todas las religiones de la humanidad: este cumplimiento es obra de Dios y va mas alla de toda expectativa humana. Es misterio de gracia.

En Cristo la religion ya no es un " buscar a Dios a tientas " (cf. Ac 17,27), sino una respuesta de fe a Dios que se revela: respuesta en la que el hombre habla a Dios como a su Creador y Padre; respuesta hecha posible por aquel Hombre unico que es al mismo tiempo el Verbo consustancial al Padre, en quien Dios habla a cada hombre y cada hombre es capacitado para responder a Dios. Mas todavia, en este Hombre responde a Dios la creacion entera.

Jesucristo es el nuevo comienzo de todo: todo en El converge, es acogido y restituido al Creador de quien procede. De este modo, Cristo es el cumplimiento del anhelo de todas las religiones del mundo y, por ello mismo, es su unica y definitiva culminacion. Si por una parte Dios en Cristo habla de si a la humanidad, por otra, en el mismo Cristo, la humanidad entera y toda la creacion hablan de si a Dios, es mas, se donan a Dios. Todo retorna de este modo a su principio. Jesucristo es la recapitulacion de todo (cf. Ep 1,10) y a la vez el cumplimiento de cada cosa en Dios: cumplimiento que es gloria de Dios. La religion fundamentada en Jesucristo es religion de la gloria, es un existir en vida nueva para alabanza de la gloria de Dios (cf. Ep 1,12). Toda la creacion, en realidad, es manifestacion de su gloria; en particular el hombre (vivens homo) es epifania de la gloria de Dios, llamado a vivir de la plenitud de la vida en Dios.

[8] Cf. CONC. ECUM. VAT. II, Const. dogm. sobre la Divina Revelacion Dei Verbum, DV 15.


7 En Jesucristo Dios no solo habla al hombre, sino que lo busca. La Encarnacion del Hijo de Dios testimonia que Dios busca al hombre. De esta busqueda Jesus habla como del hallazgo de la oveja perdida (Lc 15,1-7). Es una busqueda que nace de lo intimo de Dios y tiene su punto culminante en la Encarnacion del Verbo. Si Dios va en busca del hombre, creado a su imagen y semejanza, lo hace porque lo ama eternamente en el Verbo y en Cristo lo quiere elevar a la dignidad de hijo adoptivo. Por tanto Dios busca al hombre, que es su propiedad particular de un modo diverso de como lo es cada una de las otras criaturas. Es propiedad de Dios por una eleccion de amor: Dios busca al hombre movido por su corazon de Padre.

¿Por qué lo busca? Porque el hombre se ha alejado de El, escondiéndose como Adan entre los arboles del paraiso terrestre (Gn 3,8-10). El hombre se ha dejado extraviar por el enemigo de Dios (Gn 3,13). Satanas lo ha enganado persuadiéndolo de ser él mismo Dios, y de poder conocer, como Dios, el bien y el mal, gobernando el mundo a su arbitrio sin tener que contar con la voluntad divina (Gn 3,5). Buscando al hombre a través del Hijo, Dios quiere inducirlo a abandonar los caminos del mal, en los que tiende a adentrarse cada vez mas. " Hacerle abandonar " esos caminos quiere decir hacerle comprender que se halla en una via equivocada; quiere decir derrotar el mal extendido por la historia humana. Derrotar el mal: esto es la Redencion. Ella se realiza en el sacrificio de Cristo, gracias al cual el hombre rescata la deuda del pecado y es reconciliado con Dios. El Hijo de Dios se ha hecho hombre, asumiendo un cuerpo y un alma en el seno de la Virgen, precisamente por esto: para hacer de si el perfecto sacrificio redentor. La religion de la Encarnacion es la religion de la Redencion del mundo por el sacrificio de Cristo, que comprende la victoria sobre el mal, sobre el pecado y sobre la misma muerte. Cristo, aceptando la muerte en la cruz, manifiesta y da la vida al mismo tiempo porque resucita, no teniendo ya la muerte ningun poder sobre El.


8 La religion que brota del misterio de la Encarnacion redentora es la religion del " permanecer en la intimidad de Dios ", del participar en su misma vida. De ello habla san Pablo en el pasaje citado al principio: " Dios ha enviado a nuestros corazones el Espiritu de su Hijo que clama: ¡Abba, Padre! " (Ga 4,6). El hombre eleva su voz a semejanza de Cristo, el cual se dirigia a Dios " con poderoso clamor y lagrimas " (He 5,7), especialmente en Getsemani y sobre la cruz: el hombre grita a Dios como grito Cristo y asi da testimonio de participar en su filiacion por obra del Espiritu Santo. El Espiritu Santo, que el Padre envio en el nombre del Hijo, hace que el hombre participe de la vida intima de Dios; hace que el hombre sea también hijo, a semejanza de Cristo, y heredero de aquellos bienes que constituyen la parte del Hijo (Ga 4,7). En esto consiste la religion del " permanecer en la vida intima de Dios ", que se inicia con la Encarnacion del Hijo de Dios. El Espiritu Santo, que sondea las profundidades de Dios (1Co 2,10), nos introduce a nosotros, hombres, en estas profundidades en virtud del sacrificio de Cristo.


II - EL JUBILEO DEL ANO 2000

9 Cuando san Pablo habla del nacimiento del Hijo de Dios lo situa en " la plenitud de los tiempos " (Ga 4,4). En realidad el tiempo se ha cumplido por el hecho mismo de que Dios, con la Encarnacion, se ha introducido en la historia del hombre. La eternidad ha entrado en el tiempo: ¿qué " cumplimiento " es mayor que este? ¿qué otro " cumplimiento " seria posible? Alguien ha pensado en ciertos ciclos cosmicos arcanos, en los que la historia del universo, y en particular del hombre, se repetiria constantemente. El hombre surge de la tierra y a la tierra retorna (Gn 3,19): este es el dato de evidencia inmediata. Pero en el hombre hay una irrenunciable aspiracion a vivir para siempre. ¿Como pensar en su supervivencia mas alla de la muerte? Algunos han imaginado varias formas de reencarnacion: segun como se haya vivido en el curso de la existencia precedente, se llegaria a experimentar una nueva existencia mas noble o mas humilde, hasta alcanzar la plena purificacion. Esta creencia, muy arraigada en algunas religiones orientales, manifiesta entre otras cosas que el hombre no quiere resignarse a una muerte irrevocable. Esta convencido de su propia naturaleza esencialmente espiritual e inmortal.

La revelacion cristiana excluye la reencarnacion, y habla de un cumplimiento que el hombre esta llamado a realizar en el curso de una unica existencia sobre la tierra. Este cumplimiento del propio destino lo alcanza el hombre en el don sincero de si, un don que se hace posible solamente en el encuentro con Dios. Por tanto, el hombre halla en Dios la plena realizacion de si: esta es la verdad revelada por Cristo. El hombre se autorrealiza en Dios, que ha venido a su encuentro mediante su Hijo eterno.

Gracias a la venida de Dios a la tierra, el tiempo humano, iniciado en la creacion, ha alcanzado su plenitud. En efecto, " la plenitud de los tiempos " es solo la eternidad, mejor aun, Aquel que es eterno, es decir Dios. Entrar en la " plenitud de los tiempos " significa, por lo tanto, alcanzar el término del tiempo y salir de sus confines, para encontrar su cumplimiento en la eternidad de Dios.


10 En el cristianismo el tiempo tiene una importancia fundamental. Dentro de su dimension se crea el mundo, en su interior se desarrolla la historia de la salvacion, que tiene su culmen en la " plenitud de los tiempos " de la Encarnacion y su término en el retorno glorioso del Hijo de Dios al final de los tiempos. En Jesucristo, Verbo encarnado, el tiempo llega a ser una dimension de Dios, que en si mismo es eterno. Con la venida de Cristo se inician los " ultimos tiempos " (cf. He 1,2), la " ultima hora " (1Jn 2,18), se inicia el tiempo de la Iglesia que durara hasta la Parusia.

De esta relacion de Dios con el tiempo nace el deber de santificarlo. Es lo que se hace, por ejemplo, cuando se dedican a Dios determinados tiempos, dias o semanas, como ya sucedia en la religion de la Antigua Alianza, y sigue sucediendo, aunque de un modo nuevo, en el cristianismo. En la liturgia de la Vigilia pascual el celebrante, mientras bendice el cirio que simboliza a Cristo resucitado, proclama: " Cristo ayer y hoy, principio y fin, Alfa y Omega. Suyo es el tiempo y la eternidad. A El la gloria y el poder por los siglos de los siglos ". Pronuncia estas palabras grabando sobre el cirio la cifra del ano en que se celebra la Pascua. El significado del rito es claro: evidencia que Cristo es el Senor del tiempo, su principio y su cumplimiento; cada ano, cada dia y cada momento son abarcados por su Encarnacion y Resurreccion, para de este modo encontrarse de nuevo en la " plenitud de los tiempos ". Por ello también la Iglesia vive y celebra la liturgia a lo largo del ano. El ano solar esta asi traspasado por el ano liturgico, que en cierto sentido reproduce todo el misterio de la Encarnacion y de la Redencion, comenzando por el primer Domingo de Adviento y concluyendo en la solemnidad de Cristo, Rey y Senor del universo y de la historia. Cada domingo recuerda el dia de la resurreccion del Senor.



11 Desde esta perspectiva se hace comprensible el uso de los jubileos, que comenzo en el Antiguo Testamento y continua en la historia de la Iglesia. Jesus de Nazaret fue un dia a la sinagoga de su ciudad y se levanto para hacer la lectura (Lc 4,16-30). Le entregaron el volumen del profeta Isaias, donde leyo el siguiente pasaje: " El Espiritu del Senor Yahveh esta sobre mi, por cuanto que me ha ungido Yahveh. A anunciar la buena nueva a los pobres me ha enviado, a vendar los corazones rotos; a pregonar a los cautivos la liberacion, y a los reclusos la libertad; a pregonar ano de gracia de Yahveh " (Is 61,1-2).

El Profeta hablaba del Mesias. " Hoy -anadio Jesus- se ha cumplido esta Escritura que acabais de oir " (Lc 4,21), haciendo entender que el Mesias anunciado por el Profeta era precisamente El, y que en El comenzaba el " tiempo " tan deseado: habia llegado el dia de la salvacion, la " plenitud de los tiempos ". Todos los jubileos se refieren a este " tiempo " y aluden a la mision mesianica de Cristo, venido como " consagrado con la uncion " del Espiritu Santo, como " enviado por el Padre ". Es El quien anuncia la buena noticia a los pobres. Es El quien trae la libertad a los privados de ella, libera a los oprimidos, devuelve la vista a los ciegos (Mt 11,4-5 Lc 7,22). De este modo realiza " un ano de gracia del Senor ", que anuncia no solo con las palabras, sino ante todo con sus obras. El jubileo, " ano de gracia del Senor ", es una caracteristica de la actividad de Jesus y no solo la definicion cronologica de un cierto aniversario.



12 Las palabras y las obras de Jesus constituyen de este modo el cumplimiento de toda la tradicion de los jubileos del Antiguo Testamento. Es sabido que el jubileo era un tiempo dedicado de modo particular a Dios. Se celebraba cada siete anos, segun la Ley de Moisés: era el " ano sabatico ", durante el cual se dejaba reposar la tierra y se liberaban los esclavos. La obligacion de liberar los esclavos, estaba regulada por detalladas prescripciones contenidas en el Libro del Exodo (Ex 23,10-11), del Levitico (Lv 25,1-28), del Deuteronomio (Dt 15,1-6) y, practicamente, en toda la legislacion biblica, que adquiere asi esta dimension peculiar. En el ano sabatico, ademas de la liberacion de esclavos, la Ley preveia la remision de todas las deudas, segun normas muy precisas. Todo esto debia hacerse en honor a Dios. Lo referente al ano sabatico valia también para el " jubilar ", que tenia lugar cada cincuenta anos. Sin embargo, en el ano jubilar se ampliaban las practicas del sabatico y se celebraban con mayor solemnidad. Leemos en el Levitico: " Declararéis santo el ano cincuenta, y proclamaréis en la tierra liberacion para todos sus habitantes. Sera para vosotros un jubileo; cada uno recobrara su propiedad, y cada cual regresara a su familia " (Lv 25,10). Una de las consecuencias mas significativas del ano jubilar era la "emancipacion " de todos los habitantes necesitados de liberacion. En esta ocasion cada israelita recobraba la posesion de la tierra de sus padres, si eventualmente la habia vendido o perdido al caer en esclavitud. No podia privarse definitivamente de la tierra, puesto que pertenecia a Dios, ni podian los israelitas permanecer para siempre en una situacion de esclavitud, dado que Dios los habia " rescatado " para si como propiedad exclusiva liberandolos de la esclavitud en Egipto.



13 Aunque en gran parte los preceptos del ano jubilar no pasaron de ser una expectativa ideal -mas una esperanza que una concreta realizacion, estableciendo por otro lado una prophetia futuri como preanuncio de la verdadera liberacion que habria sido realizada por el Mesias venidero- sobre la base de la normativa juridica contenida en ellos se viene ya delineando una cierta doctrina social, que se desarrollo después mas claramente a partir del Nuevo Testamento. El ano jubilar debia devolver la igualdad entre todos los hijos de Israel, abriendo nuevas posibilidades a las familias que habian perdido sus propiedades e incluso la libertad personal. Por su parte, el ano jubilar recordaba a los ricos que habia llegado el tiempo en que los esclavos israelitas, de nuevo iguales a ellos, podian reivindicar sus derechos. En el tiempo previsto por la Ley debia proclamarse un ano jubilar, que venia en ayuda de todos los necesitados. Esto exigia un gobierno justo. La justicia, segun la Ley de Israel, consistia sobre todo en la proteccion de los débiles, debiendo el rey distinguirse en ello, como afirma el Salmista: " Porque él librara al pobre suplicante, al desdichado y al que nadie ampara; se apiadara del débil y del pobre, el alma de los pobres salvara " (Ps 73,12-13). Los presupuestos de estas tradiciones eran estrictamente teologicos, relacionados ante todo con la teologia de la creacion y con la de la divina Providencia. De hecho, era comun conviccion que solo a Dios, como Creador, correspondia el " dominium altum ", esto es, la senoria sobre todo lo creado, y en particular sobre la tierra (Lv 25,23). Si Dios en su Providencia habia dado la tierra a los hombres, esto significaba que la habia dado a todos. Por ello las riquezas de la creacion se debian considerar como un bien comun a toda la humanidad. Quien poseia estos bienes como propiedad suya era en realidad solo un administrador, es decir, un encargado de actuar en nombre de Dios, unico propietario en sentido pleno, siendo voluntad de Dios que los bienes creados sirvieran a todos de un modo justo. El ano jubilar debia servir de ese modo al restablecimiento de esta justicia social. Asi pues, en la tradicion del ano jubilar encuentra una de sus raices la doctrina social de la Iglesia, que ha tenido siempre un lugar en la ensenanza eclesial y se ha desarrollado particularmente en el ultimo siglo, sobre todo a partir de la Enciclica Rerum novarum.



14 Es preciso subrayar siempre lo que Isaias expresa con las palabras: " proclamar un ano de gracia del Senor ". El jubileo, para la Iglesia, es verdaderamente este " ano de gracia ", ano de perdon de los pecados y de las penas por los pecados, ano de reconciliacion entre los adversarios, ano de multiples conversiones y de penitencia sacramental y extrasacramental. La tradicion de los anos jubilares esta ligada a la concesion de indulgencias de un modo mas generoso que en otros anos. Junto a los jubileos que recuerdan el misterio de la Encarnacion, el cumplimiento de los cien, los cincuenta o los veinticinco anos, existen también aquellos que conmemoran la obra de la Redencion: la cruz de Cristo, su muerte sobre el Golgota y su resurreccion. La Iglesia, en estas circunstancias, proclama " un ano de gracia del Senor " y se afana para que todos los fieles puedan gozar mas ampliamente de esta gracia. Es por ello que los jubileos se celebran no solo " in Urbe ", sino también " extra Urbem ": tradicionalmente esto se hacia el ano sucesivo a la celebracion " in Urbe ".



15 En la vida de cada persona los jubileos hacen referencia normalmente al dia de nacimiento, aunque también se celebran los aniversarios del Bautismo, de la Confirmacion, de la primera Comunion, de la Ordenacion sacerdotal o episcopal y del sacramento del Matrimonio. Algunos de estos aniversarios tienen su correspondencia en el ambito secular, pero los cristianos les atribuyen siempre un caracter religioso. De hecho, en la vision cristiana cada jubileo -el 25° aniversario del sacerdocio o del matrimonio, llamado " de plata ", o el 50°, denominado " de oro ", o el 60°, " de diamante "- constituye un particular ano de gracia para la persona que ha recibido uno de los sacramentos enumerados. Lo que hemos dicho sobre los jubileos particulares se puede aplicar también a las comunidades o a las instituciones. Asi pues se celebra el centenario o el milenio de fundacion de una ciudad o de un municipio. Y en el ambito eclesial se festejan los jubileos de las parroquias o de las diocesis. Todos estos jubileos personales o comunitarios tienen un papel importante y significativo en la vida de los individuos y de las comunidades.

Bajo este aspecto, los dos mil anos del nacimiento de Cristo -prescindiendo de la exactitud del calculo cronologico- representan un Jubileo extraordinariamente grande no solo para los cristianos, sino indirectamente para toda la humanidad, dado el papel primordial que el cristianismo ha jugado en estos dos milenios. Es significativo que el computo del transcurso de los anos se haga casi en todas partes a partir de la venida de Cristo al mundo, la cual se convierte asi en el centro del calendario mas utilizado hoy. ¿Acaso no es también esto un signo de la incomparable aportacion que para la historia universal ha significado el nacimiento de Jesus de Nazaret?




16 El término " jubileo " expresa alegria; no solo alegria interior, sino un jubilo que se manifiesta exteriormente, ya que la venida de Dios es también un suceso exterior, visible, audible y tangible, como recuerda san Juan (1Jn 1,1). Es justo, pues, que toda expresion de jubilo por esta venida tenga su manifestacion exterior. Esta indica que la Iglesia se alegra por la salvacion, invita a todos a la alegria, y se esfuerza por crear las condiciones para que las energias salvificas puedan ser comunicadas a cada uno. Por ello, el 2000 marcara la fecha del Gran Jubileo.

En cuanto al contenido, este Gran Jubileo sera, en cierto modo, igual a cualquier otro. Pero, al mismo tiempo, sera diverso y mas importante que los anteriores. En efecto, la Iglesia respeta las medidas del tiempo: horas, dias, anos, siglos. De esta forma camina al paso de cada hombre, haciendo que todos comprendan como cada una de estas medidas esta impregnada de la presencia de Dios y de su accion salvifica. Con este espiritu la Iglesia se alegra, da gracias y pide perdon, presentando suplicas al Senor de la historia y de las conciencias humanas.

Entre las suplicas mas fervientes de este momento excepcional al acercarse un nuevo Milenio, la Iglesia implora del Senor que prospere la unidad entre todos los cristianos de las diversas Confesiones hasta alcanzar la plena comunion. Deseo que el Jubileo sea la ocasion adecuada para una fructifera colaboracion en la puesta en comun de tantas cosas que nos unen y que son ciertamente mas que las que nos separan. A este proposito ayudaria mucho que, respetando los programas de cada Iglesia y Comunidad, se alcanzasen acuerdos ecuménicos para la preparacion y celebracion del Jubileo: éste tendra aun mas fuerza si se testimonia al mundo la decidida voluntad de todos los discipulos de Cristo de conseguir lo mas pronto posible la plena unidad en la certeza de que " nada es imposible para Dios ".


III - LA PREPARACION DEL GRAN JUBILEO

17 En la historia de la Iglesia cada jubileo es preparado por la divina Providencia. Esto vale también para el Gran Jubileo del Ano 2000. Convencidos de ello, hoy miramos con sentido de gratitud y también de responsabilidad cuanto ha sucedido en la historia de la humanidad a partir del nacimiento de Cristo, principalmente los acontecimientos entre el Mil y el Dos mil. De un modo muy particular dirigimos la mirada de fe a este siglo nuestro, buscando en él aquello que da testimonio no solo de la historia del hombre, sino también de la intervencion divina en las vicisitudes humanas.


18 En este sentido se puede afirmar que el Concilio Vaticano II constituye un acontecimiento providencial, gracias al cual la Iglesia ha iniciado la preparacion proxima del Jubileo del segundo milenio. Se trata de un Concilio semejante a los anteriores, aunque muy diferente; un Concilio centrado en el misterio de Cristo y de su Iglesia, y al mismo tiempo abierto al mundo. Esta apertura ha sido la respuesta evangélica a la reciente evolucion del mundo con las desconcertantes experiencias del siglo XX, atormentado por una primera y una segunda guerra mundial, por la experiencia de los campos de concentracion y por horrendas matanzas. Lo sucedido muestra sobre todo que el mundo tiene necesidad de purificacion, tiene necesidad de conversion.

Se piensa con frecuencia que el Concilio Vaticano II marca una época nueva en la vida de la Iglesia. Esto es verdad, pero a la vez es dificil no ver como la Asamblea conciliar ha tomado mucho de las experiencias y de las reflexiones del periodo precedente, especialmente del pensamiento de Pio XII. En la historia de la Iglesia, " lo viejo " y " lo nuevo " estan siempre profundamente relacionados entre si. Lo " nuevo " brota de lo " viejo " y lo " viejo " encuentra en lo " nuevo " una expresion mas plena. Asi ha sido para el Concilio Vaticano II y para la actividad de los Pontifices relacionados con la Asamblea conciliar, comenzando por Juan XXIII, siguiendo con Pablo VI y Juan Pablo I, hasta el Papa actual.

Lo que ellos han realizado durante y después del Concilio, tanto el magisterio como la actividad de cada uno, ha aportado ciertamente una significativa ayuda a la preparacion de la nueva primavera de vida cristiana que debera manifestar el Gran Jubileo, si los cristianos son dociles a la accion del Espiritu Santo.




Tertio millenio adveniente ES