Tomas Aq. - Romanos 65

Lección 2: Romanos 15,14-21

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Rm 15,14-21)



Desautoriza la idea de que él enderezara y reprendiera a todos los Romanos, y a la vez muestra, por autoridad, cuál fuera la costumbre.

14. Yo también, hermanos míos, con respecto a vosotros, persuadido estoy de que igualmente estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de modo que podéis amonestaros unos a otros.
15. Mas os he escrito, hermanos, atrevidamente, en parte, como para refrescaros la memoria, en virtud de la gracia que me fue dada por Dios.
16. De ser ministro de Cristo Jesús entre los Gentiles, ejerciendo el ministerio del Evangelio de Dios, para que la oblación de los Gentiles sea acepta, siendo santificada por el Espíritu Santo.
17. Tengo, pues, esta gloria en Cristo Jesús, en las cosas que son de Dios.
18. Porque no me atreveré a hablar de ninguna cosa que no haya hecho Cristo por medio de mí ¿n orden a la obediencia de los Gentiles, por palabra y por obra,
19. mediante la virtud de señales y maravillas, y en el poder del Espíritu de Dios, de modo quel desde Jerusalén, con los alrededores, hasta el 1lírico, he anunciado cumplidamente el Evangelio de Cristo.
20. Mas he predicado el Evangelio, no donde ya era conocido el nombre de Cristo, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino que, como está escrito:
21. Aquellos que no tuvieron nuevas dé él, le verán, y los que no le han oído le entenderán.

Habiéndoles hecho el Apóstol a los Romanos admoniciones generales, aquí empieza por escribirles en tono familiar. Y primero algunas cosas tocantes a él mismo; luego, algunas tocantes a los demás (Rm 16,1): Os recomiendo a nuestra hermana Febe, etc. Acerca de lo primero hace tres cosas. Primero da una excusa por su atrevimiento de instruirlos y reprenderlos a ellos; luego se excusa por la tardanza en visitarlos: Esto me ha impedido muchas veces el visitaros; tercero, les pide la ayuda de sus oraciones: Os suplico, hermanos, etc. Y acerca de lo primero hace dos cosas. Primero excluye lo que no fuera la causa de instruirlos y corregirlos; segundo, indica la verdadera causa: Mas os he escrito, hermanos, atrevidamente, en parte, etc.

Acerca de lo primero débese considerar que se podría creer que el Apóstol les escribía a los Romanos por pensar que entre los Romanos él era quien podría instruir y reprender. Pero esto él mismo lo excluye, diciendo: Yo también, hermanos míos, con respecto a vosotros persuadido estoy, por las cosas que he oído de vosotros, de cuan idóneos sois para amonestar a quienes de entre vosotros estén necesitados de amonestación. Porque para que alguien rectamente amoneste, dos cosas se requieren, de las cuales la primera es que no por odio ni por ira sino por amor amoneste, según aquello del Salmo 140,5: El justo me corregirá con misericordia. Y en Gálatas 6,1: Vosotros, que sois espirituales, enderezad al tal con espíritu de mansedumbre. Y en cuanto a esto dice: Persuadido estoy de que igualmente estáis llenos de bondad.-Coge con tu mano brasas de fuego de las que están entre los querubines (Ez 10,2), el cual fuego es el de la caridad.

Lo segundo que se requiere es la ciencia de la verdad, por aquello de que algunos tienen el celo de Dios para corregir, pero no según ciencia, como arriba se ha dicho (Rm 10,2). Y por eso agrega: Llenos de todo conocimiento, tanto humano como divino, y tanto de la antigua como de la nueva Ley. En todo habéis sido enriquecidos en El, en toda palabra y en todo conocimiento (ICo 1,5). Y de esto concluye así: de modo que podéis, convenientemente, en virtud del amor y del conocimiento, amonestaros unos a otros.1 En atención a que en muchas cosas tropezamos todos, como se dice en Santiago 3,2, es necesario que mutuamente2 nos amonestemos, pues, como se dice en el Eclesiástico (17,12): Y a cada uno le dio órdenes, respecto de su prójimo.

En seguida, cuando dice: Atrevidamente, etc., da la verdadera causa de que los amonestara y corrigiera. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero muestra que esto correspondía a la autoridad del apostolado a él encomendada; segundo, cuál fuera el uso de tal potestad: Tengo, pues, esta gloria, etc. Así es que dice:
1 En el texto griego este unos a otros no es de igualdad, sino de superior a inferior. (S. A.)
2 Quizá no sea muy propia la expresión que aquí usa Santo Tomás: invicem, mutuamente. (S. A.)

Mas atrevidamente, esto es, sin la menor duda, os he escrito, reprendiéndoos vuestros errores y defectos, lo cual ciertamente podría atribuirse a sentimiento de audacia por no haber temido yo que os molestarais. Corre audazmente al encuentro de los enemigos armados (Jb 39,21). Pero tal atrevimiento queda excusado por tres cosas. Primero, por la condición de aquellos a quienes les escribía, porque aun cuando entre los Romanos había algunos respecto de los cuales tal reprensión parecería audaz y presuntuosa, había sin embargo otros que necesitaban de una dura reprimenda por la insolencia de sus pleitos. Repréndelos severamente (Tito 1,13). Y esto lo dice así: en parte, como si dijera: No se piense que lo que escribo sea un atrevimiento respecto de todos vosotros, sino tan sólo en cuanto a cierta parte de vosotros. O bien puédese entender de la parte de la epístola en la cual los reprende; y se puede entender también por parte de la 1glesia que está conmigo.

Lo segundo, excusa la predicha audacia por la intención del Apóstol. Porque no les escribe por creerlos ignorantes, sino para refrescarles la memoria de lo que ya saben. Y eso lo dice así: como para refrescaros la memoria, como olvidados de lo que sabíais, como también en Filipenses 4,10 se dice: Estabais llenos de cuidados. Y en Hebreos 10,32: Recordad los días primeros, en que, después de iluminados, soportasteis un gran combate de padecimientos.

Lo tercero, se excusa por la autoridad del Apóstol, la cual esto requería. Por lo que añade: en virtud de la gracia es claro que del Apostolado a mí encomendado. Mas por la gracia de Dios soy lo que soy (ICo 1 5,10). Y primero hace ver la autoridad de tal gracia, diciendo: que me fue dada por Dios, como si dijera: No por los hombres. Pablo Apóstol, no de parte de hombres, ni por mediación de hombre alguno (Gal 1,1). Segundo, especifica esta gracia, diciendo: de ser ministro de Cristo Jesús entre los Gentiles, esto es, para que yo le sirva a Cristo en la conversión de los Gentiles. Así es preciso que los hombres nos miren: como a siervos de Cristo (ICo 4,1). En cuanto que yo soy apóstol de los Gentiles, honro mi ministerio (Rm 2,13). Tercero, muestra la acción de tal gracia, diciendo: e¡erciendo el ministerio del Evangelio de Dios, mostrando su santidad, tanto con palabras de verdad como con obras de buena enmienda y de milagros. Por la palabra de la verdad del Evangelio, que ha llegado hasta vosotros, y que también en todo el mundo está fructificando y creciendo (Colos 1,5-6). Justos son todos mis discursos (Prov 8,8). Cuarto, indica el fin de esa gracia, diciendo: para que la oblación de los Gentiles sea acepta, o sea de los Gentiles convertidos por mi ministerio. En lo cual como que le ofrecí a Dios cierto sacrificio y oblación, según Filipenses 2,17: Y aun cuando se derrame mi sangre como libación sobre el sacrificio y culto de vuestra fe, me gozo y me congratulo con todos vosotros. Para que sea acepta, es claro que por Dios, por la rectitud de intención (Entonces aceptarás el sacrificio de justicia, las ofrendas y los holocaustos: Salmo 50,21), siendo santificada por el Espíritu Santo, o sea, por la caridad y los demás dones del Espíritu Santo (Habéis sido santificados en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, y en el Espíritu de nuestro Dios: 1Co 6,2).

En seguida, cuando dice: Tengo, pues, esta gloria, etc., muestra cómo ejercía la autoridad apostólica. Y primero indica el fruto que hizo; segundo, muestra la magnitud de ese fruto: de modo que, etc.; tercero, muestra las dificultades: Mas he predicado, etc. Acerca de lo primero hace tres cosas. La primera, dar gloria a Dios por el fruto que hizo, diciendo: Así pues, por haber recibido tal gloria y porque diligentemente hice aquello para lo que se me dio esa gracia, tengo esta gloria, o sea, un mérito digno de gloria, como ministro fiel. Mejor me fuera morir antes que nadie me prive de esta gloria (ICo 9,15). Pero tal gloria no me la atribuyo a mí principalmente, pues la tengo en Cristo Jesús, esto es, por Jesucristo, con cuya virtud pude fructificar. Sin Mí nada podéis hacer (Jn 15,5). Y como todo eso ha sido transmitido por el Padre, como se dice en Mateo 1 1,27, y permaneciendo el Padre en Sí mismo hace El mismo sus obras (Jn 14,10), por eso en último término refiere esa gloria al Padre, diciendo: En las cosas que son de Dios, o sea, del Padre. No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria (Ps 1 13,1). Y para dar la razón de lo que dijera agrega: Porque no me atreveré a hablar de ninguna cosa que no haya hecho Cristo por medio de mí, como si dijera: Ninguno de los frutos hechos por mí lo referiré a mí mismo. De otra manera no tendría gloria alguna delante de Dios, aun cuando la tuviere delante de los hombres. Así lo que cuento no es como si principalmente por mí fuere hecho, sino en cuanto mediante mí lo hizo Cristo. Y por eso dije tener esta gloria en Cristo Jesús. Todas nuestras obras Tú nos las hiciste (Is 26,12).

La segunda es indicar ese mismo fruto, diciendo: En orden a la obediencia de los Gentiles, como si dijera: Mi gloria se debe a lo que hice para que los Gentiles obedezcan la fe. Para obediencia de la fe entre todos los Gentiles (Hom 1,5). Apenas me hubo oído, me obedeció (Ps 17,45).

La tercera es mostrar cómo llevó a los Gentiles a esa obediencia. Como arriba dejó dicho (Rm 10,17):

La fe viene del oír, y el oír por la palabra de Cristo. Por eso dice ahora: por palabra, esto es, por la palabra de la predicación de la fe. Porque los argumentos que de la fe se predican son una buena acción del predicador, y en cuanto a esto agrega: y por obra, en cuanto que mediante obras rectas os atraje a la fe (Que viendo vuestras buenas obras glorifiquen a vuestro Padre del cielo: Mt 5,16); y obras de milagros, con los que Dios da testimonio de la doctrina predicada, según Marcos 16,20: Asistiéndolos el Señor y confirmando la palabra con los milagros que la acompañaban; por lo cual agrega: mediante la virtud de señales o sea, de milagros menores, como curaciones de enfermos, y maravillas, o sea, de milagros mayores, que por su misma magnitud algo grande anuncian, o sea, muestran. Pero todo esto no bastaría si el Espíritu Santo no moviera a la fe dentro del corazón de los oyentes. Por lo cual se dice en Hechos 10,44 que estando hablando Pedro palabras de fe descendió el Espíritu Santo sobre todos los que oían la palabra. Y por lo mismo agrega: Y en el poder del Espíritu de Dios.-Dando testimonio júntamente con ellos Dios, por señales, prodigios y diversos milagros y perdones del Espíritu Santo (Hebr 2,4).

En seguida, cuando dice: de modo que desde Jerusalén, muestra la magnitud del fruto por la multitud de los lugares en los que predicó, diciendo: de modo que empezando desde Jerusalén, donde al principio de su conversión predicó en las sinagogas de los Judíos, como se dice en Hechos 9,28. Para que así se cumpliera lo que se dice en Is 2,3: De Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Señor.-Hasta el 1lírico, júnto al mar Adriático. He anunciando cumplidamente el Evangelio de Cristo, o sea, que todos aquellos lugares los colmé con la predicación del Evangelio. Y para que nadie piense que sólo yendo en línea recta de Jerusalén al 1lírico predicara el Evangelio, agrega: con los alrededores, porque en todo el alrededor les predicó a los Gentiles, y los convirtió a la fe. Por lo cual se puede aplicar a sí mismo lo que dice Job 38,25: ¿Quién señaló la carrera a un aguacero impetuosísimo?

En seguida, cuando dice: Mas he predicado, etc., muestra las dificultades para lograr tales frutos. Porque es del todo difícil convertir a la fe a los ignaros. Y la primera dificultad que sufrió la muestra diciendo: Mas he predicado el Evangelio, no ciertamente donde ya era conocido el nombre de Cristo, o sea, no entre aquellos que ya hubieran oído el nombre de Cristo. Un pueblo a quien yo no conocía se me sometió (Ps 17,45). He aquí que llamarás al pueblo que tú no reconocías, y las naciones que no te conocían correrán a ti (Is 55,5). Y agrega la razón, diciendo: para no edificar sobre fundamento ajeno. El ajeno fundamento se puede entender de dos maneras. De la primera, como doctrina herética, que es ajena al fundamento de la verdadera fe. Por eso el para no que emplea es causal. Porque la intención con la que el Apóstol quiso predicarles a quienes no hubieran oído el nombre de Cristo, fue que no estuvieran prejuiciados por la doctrina de los seudoapóstoles, por ser más difícil reducir a éstos a la verdad. Por lo cual se dice en Mateo 7,26: 1nsensato es el que ha edificado su casa sobre arena, con la cual se equipara la falsa doctrina.

De otro modo, por ajeno fundamento se puede entender la doctrina de la verdadera fe predicada por otros, y así el para no se puede tomar consecutivamente. Porque no evitó el Apóstol el predicarles a quienes antes se les hubiera predicado por otros, así como de manera especial a los Romanos mismos les predicó, a quienes primero instruyera Pedro, sino que, predicándoles a quienes nada hubieran oído antes acerca de Cristo, conseguía el no edificar sobre ajeno fundamento, pues él mismo serviría de primer fundamento de la fe, según 1 Corintios 3,10: Cual prudente arquitecto, puse el fundamento.

Lo segundo, en cuanto a esto, es la autoridad que invoca, diciendo: Como está escrito (Is 52,15): Aquellos a quienes nada se había anunciado de El le verán, y los que no habían oído hablar de El le contemplarán. Con estas palabras se ve que el profeta anuncia cómo los Gentiles llegarán al conocimiento de Dios de manera más excelente que los Judíos que con anterioridad lo conocían. Primero muestra tal excelencia en cuanto a la causa del conocimiento, la cual es doble: las palabras oídas y las cosas vistas. Porque estos dos sentidos -el oído y la vista- pueden ser enseñados. Ahora bien, los Judíos llegaron a tener noticia de los misterios de Cristo por las palabras que les fueron anunciadas por los profetas. Los profetas, cuando vaticinaron acerca de la gracia reservada a vosotros, averiguando a qué época o a cuáles circunstancias se refería el Espíritu de Cristo que profetizaba en ellos, al dar anticipado testimonio de los padecimientos de Cristo y de sus glorias posteriores (1P 1,10-11). Los Gentiles, en cambio, ven ya realmente cumplidos tales misterios de Cristo; por lo cual dice: Aquellos que no tuvieron nuevas por los profetas acerca de El, esto es, de Cristo, como les fuera anunciado a los Judíos, le verán, estando ya todo cumplido. Muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron (Lc 10,24). Lo segundo, muestra la excelencia en cuanto al modo del conocimiento, porque los Judíos no tenían sino lo oído por los anuncios de los profetas. Nosotros oímos ya del Señor que El envió a su embajador a decir a las gentes (Abolías 1). Y en cambio los Gentiles conocieron mediante visión del entendimiento. Por lo cual dice: Aquellos que no tuvieron nuevas de El, que anteriormente no oyeron preanunciar a Cristo por los profetas, le entenderán, o sea, la verdad de la fe. Ahora, pues, ¡oh reyesi, entendedlo, etc., (Ps 2 10).





Lección 3: Romanos 15,22-33

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Rm 15,22-33)


Se excusa de no visitar a los Romanos y promete visitarlos; pero les ruega que por esto oren, por que le sea permitido darse el gusto de visitarlos.
22. Esta es la causa que me ha impedido muchas veces el ir a visitaros, y que hasta aquí me ha detenido.
23. Mas ahora, no teniendo ya motivo para detenerme más en estos países, y deseando muchos años hace ir a veros,
24. cuando emprenda mi viaje para España, espero visitaros, de paso, y ser encaminado por vosotros a aquella tierra, después de haber gozado algún tanto de vuestra compañía.
25. Ahora estoy de partida para Jerusalén en servicio de los santos.
26. Porque Macedonia y Acaya han tenido a bien hacer una colecta para socorrer a los pobres de entre los santos de Jerusalén.
27. Así les ha parecido, y obligados están con ellos. Porque si los Gentiles han sido hechos participantes de los bienes espirituales de los Judíos, deben también aquéllos hacer participar a éstos de sus bienes temporales.
28. Cumplido, pues, este encargo, y en habiéndoles entregado este fruto, dirigiré por ahí mi camino a España.
29. Y sé de cierto que en llegando a vosotros, mi llegada será acompañada de una abundante bendición de Cristo.
30. Así es que, hermanos, os suplico por nuestro Señor Jesucristo y por la caridad del Espíritu Santo que me ayudéis con las oraciones qué hagáis a Dios por mí,
31. para que sea librado de los incrédulos que hay en Judea, y la ofrenda de mi ministerio sea bien recibida de los santos en Jerusalén,
32. a fin de que de esta manera pueda ir con alegría a veros si es la voluntad de Dios, y recrearme con vosotros.
33. Que el Dios de la paz sea con todos vosotros. Amén.

Después de excusarse el Apóstol de la presunción que se le podría atribuir de instruir y corregir a todos los Romanos, aquí se excusa de su dilación en visitarlos. Y acerca de esto hace tres cosas. La primera, indicar el impedimento que había tenido para visitarlos; la segunda, reiterar su propósito de visitarlos. Mas ahora, no teniendo ya motivo, etc.; la tercera, asegurar que será fructuosa su visita: Y sé de cierto, etc. Así es que primero dice: Se ha dicho: En muchos lugares he predicado el Evangelio en los que Cristo no había sido nombrado, lo cual hasta ahora me ha impedido muchas veces, por tales ocupaciones, el ir a visitaros. Y tal impedimento hasta ahora ha durado. Por lo cual agrega: y hasta aquí me ha detenido. Lo cual se puede referir a la multitud de ocupaciones que en distintos lugares tuviera, o también a la divina Providencia, por la cual le impedían aquéllas al Apóstol el ir a ver a quienes él quería y lo encaminaban para la salud de otros, según los Hechos (16,6): Atravesada la Frigia y la región de Galacia, !es prohibió el Espíritu Santo predicar la palabra en Asia. Por lo cual también arriba se dijo (Rm 1, i 3): Muchas veces me he propuesto ir a vosotros, pero he sido impedido hasta el presente. Y esto es lo mismo que dice Job (37,12) acerca de las nubes, que simbolizan a los predicadores: Van las nubes girando por todas partes, doquiera que las guía la voluntad del que las gobierna.

En seguida, cuando dice: Mas ahora, no teniendo ya motivo, etc., manifiesta su propósito de visitarlos. Y primero les promete su visita; segundo indica la causa por la que debe diferirla: Ahora estoy de partida para Jerusalén, etc.; tercero, les indica el momento de su visita: Cumplido, pues, este encargo etc. Así es que primero dice así: Hasta ahora he sido impedido; mas ahora, recorridos ya todos estos lugares, no teniendo ya motivo, esto es, no teniendo ya necesidad de permanecer más en estos países, en los que ha quedado fundada por mí la fe, y deseando muchos años hace ir a veros (según aquello -Rm 1,1 1-: Anhelo veros, a fin de comunicaros algún don espiritual), cuando emprenda mi viaje para España, a donde deseaba ir para colocar los fundamentos de la fe también en los extremos de la tierra (según aquello de Is 49,6: A ti te he destinado para ser luz de las naciones, a fin de que tú seas la salud mía hasta los extremos de la tierra), espero visitaros de paso. Con lo cual les daba a entender que su principal intención no era visitarlos a ellos, por considerar que les bastaba la doctrina de Pedro, que entre los Apóstoles fue el primero en predicarles la fe a los Romanos. Y como entonces dominaban los Romanos en todo el Occidente, con su auxilio y guía esperaba ir a España. Por lo cual agrega: y ser encaminado por vosotros a aquella tierra. Quería, sin embargo, estarse con ellos algún tiempo. Por lo cual agrega: después de haber gozado algún tanto de vuestra compañía, o sea, una vez consolado, conforme a lo que arriba se dijo (Rm 1 12): para que sea júnto con vosotros consolado, y esto algún tanto, es claro que de tiempo, porque deseaba consolarse con ellos por un tiempo.

Objeción.-Contra esto está lo que dice Agustín (In lib. 1 de doctrina christiana cap. 5): que no puede uno gozarse sino tan sólo en las cosas que nos hagan bienaventurados, esto es, en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo. Así que inconvenientemente dice que gozaría con la compañía de los Romanos.

Respuesta. Pero se debe decir que, como Agustín dice (op. cit., loe. cit.), el hombre no debe gozarse en sí mismo sino en Dios, según aquello de la Epístola a Filemón, versículo 20: Así, hermano, obtenga yo de ti gozo en el Señor, lo cual es deleitarse en el hombre a causa de Dios. Y así débese entender esto que dice: después de haber gozado de vuestra compañía, es claro que en Dios. O bien el "algún tanto" se puede referir a los buenos, con los que podría gozar en Dios. Porque por otra parte, o sea, con los malos, no podría gozar, sino que más bien se dolería de ellos, como se dice en 2Co 12,21: Y no sea que cuando vuelva a veros me humille mi Dios ante vosotros, y tenga que llorar a muchos de los que antes pecaron.

En seguida, cuando dice: Ahora estoy de partida, da la razón por la cual difería su visita. Y acerca de esto hace tres cosas. La primera, indicar la causa: Ahora estoy de partida, o sea, no voy inmediatamente a veros porque salgo para Jerusalén en servicio de los santos. Acerca de lo cual hay que saber lo que se lee en Hechos 4,34-35: aquellos que de entre los Judíos se convertían al principio a la fe, habiendo vendido sus propiedades, de su precio vivían en comunidad, pero habiéndoseles agotado, y amenazados de una gran hambre, como se lee en Hechos' 2,28-30, los discípulos,

esto es, los cristianos, de las diversas partes del mundo, cada uno según sus posibilidades, determinaron enviarles socorro a los hermanos que vivían en la Judea, lo cual hicieron enviándolo a los ancianos con Bernabé y Saulo. Servicio de los santos se llama aquí a la limosna que para los fieles de Cristo llevó a Jerusalén, según 1Co 16,3: A aquellos que vosotros tuviereis a bien los enviaré con cartas para que lleven vuestro don a Jerusalén, y si conviene que vaya también yo, irán conmigo.

La segunda es explicar lo que dijera acerca del servicio de los santos: Porque han tenido a bien, esto es, aprobaron, Macedonia y Acaya, o sea, los fieles de una y otra región por él convertidos, hacer una colecta para los pobres de Cristo, para el socorro de los pobres que son del número de los santos, según el Eclesiástico 12,5: Sé liberal con el hombre de bien y no apoyes al pecador.-De entre los santos de Jerusalén que viven en pobreza. Respecto al socorro en favor de los santos no necesito escribiros. Pues conozco vuestra prontitud de ánimo, por la cual me glorío de vosotros ante los macedonios (2Co 9,2).

La tercera es dar las razones de todo lo dicho, siendo la primera el beneplácito. Por lo cual dice: Así les ha parecido (cada cual según tiene determinado en su corazón, no de mala gana ni por fuerza: 2Co 9,7). La segunda razón es ser lo debido. Por lo cual agrega: Y obligados están con ellos (Pagad a todos lo que les debéis: Rm 13,7). La razón de la deuda la indica diciendo: Porque si los Gentiles han sido hechos participantes de los bienes espirituales, los cuales bienes eran especialmente de los judíos, es claro que los bienes del divino anuncio y de las promesas y de la gracia, según Romanos 9,4: de quienes es la filiación y la gloria, etc.; y según Rm 2,17: Has sido hecho partícipe de la raíz y de la grosura del olivo. Han sido hechos partícipes también de sus bienes espirituales, por el hecho de que los judíos les enviaron sus predicadores. Deben también aquéllos hacer partícipes a éstos de sus bienes temporales, según el Eclesiástico 14,15-16: A suertes da y recibe. Y el Salmo 149,3 dice: Salmodien, esto es, emprendan las cosas espirituales y tocad el tamboril, o sea, las cosas temporales. Y de aquí se toma el argumento de que se debe mantener no sólo a los que predican sino también a quienes envían a los predicadores.

Objeción. Pero se ve que en esto el Apóstol se equivoca, porque no se lee que alguna vez haya ido a España. Porque en Jerusalén fue aprehendido, y de allí fue llevado prisionero a Roma, donde fue ejecutado júntamente con Pedro.* Y dicen algunos que como se dice en los Hechos (28,16): Cuando llegamos a Roma, se le permitió a Pablo vivir como particular con el soldado que le custodiaba; y luego se asegura que durante dos años enteros permaneció Pablo en su propio alojamiento; y dicen que en ese período fue él a España.

Solución. Pero por no ser esto cierto, se puede decir mejor que el Apóstol no dijo una falsedad, porque se proponía hacer lo que decía; y así, sus palabras debemos entenderlas como un anuncio de su propósito, no como un hecho futuro, que para él era incierto; por lo cual no podía predecirlo, si no es acaso bajo la condición que Santiago dice que se debe poner: Deberíais en cambio decir: Si el Señor quiere y vivimos, haremos esto o aquello (Sant 4,15). Y así también el Apóstol se

* Pero su muerte no fue en esta ocasión. San Lucas no narra lo que sigue después de esta primera y muy liviana prisión o confinamiento de Pablo en Roma, confinamiento que terminó con su absolución y liberación. (S.A.).

excusa (2Co 1,17) de no ir a verlos como lo prometiera, diciendo: Al proponerme esto ¿acaso usé de ligereza? ¿o es que lo que resuelvo, lo resuelvo según la carne, de modo que haya en mí el sí, sí y el no, no? Y

así, por posponer por justa causa lo que prometiera, se considera limpio de ligereza, de carnalidad y de falsedad. Y así es como resuelve esto también el Papa Gelasio, y lo tenemos en las decretales (22, q. 2): Dichoso, dice, Pablo Apóstol no porque -cosa imposible- haya que pensar que engañase o que a sí mismo se propusiera lo contrario, porque habiéndose prometido ir a España, por disposición divina impedido por fuerza mayor, no pudo cumplir lo que prometiera. Porque en cuanto dependía de su propia voluntad expresó que verdaderamente quería cumplirlo. Pues en cuanto a los secretos del consejo divino que como hombre no pudo conocer, aunque lleno del Espíritu de Dios, dejó pasar lo imprevisto por suprema disposición. Porque aun cuando tuviere espíritu profético, sin embargo a los profetas no todo se les revela, como se ve claro en 4 Reyes 4,27, donde dice Eliseo: Su alma está llena de amargura, y el Señor me lo ha ocultado, y no me ha revelado nada de eso.

En seguida, cuando dice: Y sé de cierto, etc., les anuncia el fruto de su visita diciendo: Y sé de cierto, por la confianza en la gracia divina, que en llegando a vosotros, mi llegada será acompañada de una abundante bendición de Cristo, o sea, que Cristo os bendecirá de manera más abundante con mi llegada, de lo cual se dice en el Salmo 83,8: Le dará su bendición el Legislador, y caminarán de virtud en virtud. Y así Rabán dijo a Jacob (Gen 30,27): Tengo conocido por experiencia que Dios me ha bendecido por tu causa.

En seguida, cuando dice: Así es que os suplico, etc.-, les pide el auxilio de la oración y primero pide sus oraciones; luego, él mismo ruega por ellos: Que el Dios de la paz, etc. Acerca de lo primero hace tres cosas. Primero los induce a orar por él mismo por tres cosas. Primero por superior caridad, diciendo: Así es que, hermanos, os suplico. Dice en la Epístola a Filemón,9: Prefiero rogarte a título de amor. Segundo, por devoción a Cristo, de quien él mismo era ministro, diciendo: por nuestro Señor Jesucristo, en quien todos somos una sola cosa, como arriba (Rm 12,5) se di¡o. Tercero, por el don del Espíritu Santo, que por su ministerio comunicaba. Por lo cual agrega: Por la caridad del Espíritu Santo, que el Espíritu Santo difunde en nuestros corazones, como arriba (Rm 5,5) está dicho. Lo segundo que les pide es el auxilio de sus oraciones, diciendo: que me ayudéis con las oraciones que hagáis a Dios por mí, o sea, multiplicadas a mi favor. El Hermano que es ayudado de su hermano es como una plaza fuerte (Prov 18,19). Pero esto, como dice la Glosa, lo dice el Apóstol no porque él mereciera menos que otros menores que él, sino que se guarda el orden.

Primero ciertamente para que por la 1glesia se haga oración por quien la rige, según aquello de 1 Tim 2,1: Exhorto ante todo a que se hagan súplicas, oraciones, rogativas y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están constituidos en alto puesto, etc. Lo segundo porque muchos de menor mérito, si están reunidos unánimes, más merecen. Y por eso es imposible que las preces de muchos no alcancen su objeto. Os digo más: que si dos de vosotros se unieren entre sí sobre la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, les será otorgado por mi Padre que está en los cielos (Mt 18,19). Lo tercero para que mientras muchos oran, den también gracias muchos que escuchan, según aquello de 2Co 1,2: Ayudándonos vosotros también con vuestras oraciones, a fin de que por muchos se den gracias a Dios. Lo tercero, indica las cosas que quiere impetrar para sí mismo, de las cuales la primera es relativa a los enemigos que tenía en Judea. Por lo cual dice: para que sea librado de los incrédulos que hay en Judea, que principalmente a Pablo lo combatían y lo odiaban, porque tenazmente predicaba la cesación de las observancias legales. Han oído decir que tú enseñas a abandonar a Moisés (Ac 21,21). Lo segundo era relativo a aquellos para cuyo servicio iba. Y esto lo expresa así: Y la ofrenda de mi ministerio, o sea, que la ofrenda con la que les sirvo, sea bien recibida de los santos en Jerusalén, para que por esto sean incitados a dar gracias a Dios y a orar por los mismos Gentiles de quienes reciben el auxilio. Al liberal en distribuir el pan le bendecirán los labios de muchos (Eccli 31,28). Lo tercero es relativo a los mismos a quienes les escribía. Por lo cual agrega: a fin de que de esta manera pueda ir con alegría, y esto, si es la voluntad de Dios, contra la cual nada quería hacer. Rogando siempre que de algún modo encuentre al fin, por la voluntad de Dios, allanado el camino para ir a vosotros (Rm 1,10).-Y recrearme con vosotros, esto es, para con vuestra presencia recibir el consuelo de mis tribulaciones.

En seguida, cuando dice: Que el Dios de la paz, etc., muestra que él ora por ellos, diciendo: Que el Dios dador de la paz sea con todos vosotros, por el hecho de que entre vosotros haya paz. Tened un mismo sentir, y el Dios de la caridad y de la paz será con vosotros (2Co 13,1 1). Y agrega: Amén, esto es, así sea. Dice el Salmista (Ps 105 48): Y responderá todo el pueblo: ¡Así sea! ¡Así sea!


CAPITULO 16


Lección 1: Romanos 16,1-16

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Rm 16,1-16)

Después de sus saludos enseña de qué modo deben saludarse mutuamente en lo privado con el ósculo de paz.
1. Os recomiendo a nuestra hermana Febe, la cual está dedicada al servicio de la iglesia que está en Cencrea,
2. para que la recibáis en el Señor como conviene a los santos y la ayudéis en cualquier asunto en que necesitare de vosotros, pues ella también ha ayudado a muchos y a mí mismo.
3. Saludad a Frisca y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús.
4. Los cuales por mi vida expusieron sus propias cabezas y a quienes no sólo doy gracias yo, sino también todas las iglesias de los Gentiles.
5. Y a la 1glesia de su casa de ellos. Saludad a mi querido Epeneto, primicia de la 1glesia de Asia para Cristo Jesús.
6. Saludad a María, la cual ha trabajado mucho entre vosotros.
7. Saludad a Andrónico y a Julia, mis parientes y coprisioneros, que son ilustres entre los Apóstoles, y los cuales están en Cristo Jesús antes que yo.
8. Saludad a Ampliato, mi muy amado en el Señor.
9. Saludad a Urbano, coadjutor nuestro en Cristo Jesús, y a mi amado Eustaquio.
10. Saludad a Apeles, probado en Cristo. Saludad a los que son de la casa de Aristóbulo. Saludad a mi pariente Herodión.
11. Saludad a todos los de la casa de Narciso, qué son en el Señor.
12. Saludad a Trifena y a Trifosa, que trabajan en el Señor. Saludad a mi carísima Pérsida, que ha trabajado mucho en el Señor.
13. Saludad a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre, que también lo es mía.
14. Saludad a Asíncrito y a Flegonte, a Hermes, a Patrobas, a Hermas, y a los hermanos que están con ellos.
15. Saludad a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, y a Olimpiada, y a todos los santos que están con ellos.
16. Saludaos unos a otros en ósculo santo. A vosotros os saludan todas las 1glesias de Cristo.

Habiéndoles recomendado el Apóstol a los fieles Romanos a quienes les escribía algunas cosas íntimas relativas a su persona, aquí trata de ciertas cosas íntimas relativas a los demás. Y acerca de esto hace tres cosas. Primero les recomienda lo que deben hacer con los demás: segundo, dice lo que otros hacen con ellos: Os saludan, etc.; tercero, termina la Epístola con una acción de gracias: Gloria a Aquel que es poderoso, etc. Acerca de lo primero hace todavía dos cosas. Primero les dice a quiénes deben saludar; segundo, a quiénes deben evitar: Y os ruego, hermanos, que os recatéis, etc. Acerca de lo primero pide que a algunas personas se les salude de manera especial; luego, indica en general la manera de saludarse: Saludaos unos a otros, etc.; tercero, los saluda en común de parte de los fieles: A vosotros os saludan, etc. Acerca de lo primero habla de cierta mujer corintia que iba a Roma, a la cual les recomienda, identificándola primero por su nombre, diciendo: Os recomiendo a nuestra hermana Febe, la cual, aun cuando fuera muy afecta a Dios, sin embargo no era de tanta autoridad como para que no necesitara de cartas de recomendación como dice él de sí mismo (2Co 3,1): ¿O es que necesitamos, como algunos, cartas de recomendación?

En segundo lugar la pinta por su fe religiosa, diciendo: nuestra hermana. Porque a todas las mujeres creyentes se les llama hermanas, como a todos los varones se les llama hermanos. Vosotros sois todos hermanos (Mt 23,8). En tercer lugar, por su piadoso oficio, diciendo: la cual está dedicada al servicio de la 1glesia que está en Cencrea, en el puerto de los corintios, donde se habían congregado algunos cristianos a los que la dicha mujer servía, así como del mismo Cristo se dice (Lc 8,3) que algunas mujeres le asistían con sus bienes. Y de la viuda que se deba escoger dice: si practicó la hospitalidad, si lavó los pies a los santos (I Tim 5,10).

En seguida dice dos cosas con las que quiere tenerla muy bien recomendada; de las cuales la primera es que se la reciba dignamente. Y esto lo dice así: que la recibáis en el Señor, esto es, por amor a Dios. Como conviene a los santos, o sea, con la dignidad con que se . les debe recibir, según Mateo 10,41: Quien recibe a un justo a título de justo, recibirá la recompensa del justo. Algunos manuscritos dicen: con suficiente dignidad, o sea, de la manera más conveniente; y sin embargo la letra concuerda con el griego. Lo segundo es que solícitamente la ayuden. Por lo cual agrega: y la ayudéis, o sea, con consejo y ayudándole en lo que para su asunto necesite de vosotros. Porque tenía algo que arreglar en el tribunal del César.

Objeción. Pero contra esto parece estar lo que se dice en la Primera a los Tesalonicenses (4,1 1): ocupándoos de lo vuestro, como si dijera: No os metáis en los asuntos ajenos.

Solución. Pero se debe decir que el intervenir en los asuntos ajenos ocurre de dos maneras. La primera, mundanamente, o sea, por tener el apoyo de los hombres o por lucrar, y esto no es propio de los siervos de Dios. Ningún soldado de Dios se enreda en los negocios del siglo (2 Tim 2,4). De la otra manera, por piedad, por ejemplo en auxilio de los indigentes y miserables, y esta es religiosa, según Santiago 1,27: La piedad pura e inmaculada ante Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones. Y así es como habla aquí el Apóstol. Y finalmente muestra el Apóstol el mérito de Febe, por el cual se está en deuda con ella, diciendo: pues ella también ha ayudado a muchos y a mí mismo.-Dad al varón justo la enhorabuena, porque él comerá del fruto de sus obras (Is 3,10). Bienaventurados los que tienen misericordia porque para ellos habrá misericordia (Mt 5,7).

En seguida manda saludar a varias personas allegadas a él, diciendo: Saludad a Prisca y a Aquila, poniendo por delante a la mujer quizá por su mayor intensidad de fe, mis colaboradores en Cristo Jesús, esto es, en la predicación de la fe de Cristo. Porque en la casa de ellos en Corinto se hospedaba él, como se dice en Hechos 18,3. Los cuales por mi vida expusieron sus propias cabezas, o sea, que se expusieron ellos mismos a peligro de muerte por conservar mi vida, lo cual es indicio de la máxima caridad. Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus amigos (Jn 15,13). Y esto es claro que ocurrió en Corinto, donde sufrió persecución Pablo, según los Hechos 18,12. O quizá se debe mejor decir que otros se expusieron al peligro por el Apóstol. Porque lo que se lee en Hechos 18,2 ocurrió cuando Prisca y Aquila llegaron a Corinto procedentes de Roma, como allí mismo se dice. Y esto lo escribía el Apóstol cuando todavía creía que estaban ellos en Roma: y la vida del Apóstol no le era a él tan necesaria como a los demás, según Filipenses 1,24: Por otra parte el quedarme en la carne es más necesario para vosotros. Y por eso agrega: a quienes no sólo doy gracias yo, sino también todas las iglesias de los Gentiles, de las cuales soy Apóstol y Doctor. Doctor de los Gentiles en la fe y en la verdad (I Tim 2,7). Y saludad también a la 1glesia de su casa de ellos. Porque habían ellos congregado en su casa a muchos fieles. En seguida quiere saludar a otro que le está unido por el afecto, diciendo: Saludad a mi querido Epeneto, primicia de la 1glesia de Asia para Cristo Jesús. Porque en toda el Asia él fue el primer convertido a la fe de Cristo, lo que era para él una gran honra (Ingresasteis a la 1glesia de los primogénitos, que están inscritos en el cielo: Hebr 12,23), el cual entonces estaba en Roma. En seguida dice: Saludad a María, la cual ha trabajado mucho entre vosotros, para hacerlos volver a la concordia, cosa que no pudiendo lograrla se la manifestó al Apóstol. Glorioso es el fruto de las buenas obras (Sab 3,15). Luego dice: Saludad a Andrónico y a Julia, a quienes primero identifica por su raza, diciendo: mis parientes. Con lo cual indica que ellos eran judíos, de quienes dijo arriba (Rm 9,3): Deudos míos según la carne. Y segundo por la persecución padecida por Cristo, diciendo: y coprisioneros. Porque habían estado una vez encarcelados con el Apóstol de Cristo. En prisiones más que ellos (2Co 1 1,23). Lo tercero por su categoría, diciendo: que son ilustres entre los Apóstoles, nobles entre los predicadores, según aquello de Proverbios 31,23: Su esposo hará un papel brillante en las puertas. Cuarto, en razón del tiempo, diciendo: y los cuales están en Cristo Jesús antes que yo.

Porque ellos se convirtieron primero que el propio Apóstol, por lo cual se les debía mayor respeto. Al anciano no le reprendas con aspereza, sino exhórtale como a padre (I Tim 5,1). En seguida dice: Saludad a Ampliato, mi muy amado en el Señor, con amor de caridad, la cual se da en Cristo. Testigo me es Dios de mi anhelo por todos vosotros en las entrañas de Cristo Jesús (Ph 1,8).

En seguida dice: Saludad a Urbano, coadjutor nuestro en Cristo Jesús, en la predicación de la fe (El hermano que es ayudado de su hermano es como una plaza fuerte: Prov 18,19), y a mi amado Eustaquio, a quienes júnta así porque quizá vivían júntos, o por alguna otra conveniencia estaban ligados. Luego dice: Saludad a Apeles, probado en Cristo, esto es, aprobado en Cristo quizá por algunas tribulaciones. Me ha acrisolado como se hace con el oro que pasa por el fuego (Jb 23,10).

En seguida dice: Saludad a todos los que son de la casa, esto es, de la familia de Aristóbulo, en cuya casa estaban congregados muchos fieles, y a él no lo manda saludar quizá porque por alguna causa estaba ausente. En seguida dice: Saludad a mi pariente Herodión, de quien por esto mismo se dice que era judío. Luego dice: Saludad a todos los de la casa de Narciso, de quien se dice que era presbítero, y el cual peregrinaba por" lugares solitarios confortando a los fieles de Cristo. Por lo cual, sabiendo el Apóstol que aquél estaba ausente, no lo manda saludar sino a su familia. Y como ert su familia había algunos infieles, discretamente agregar. que son en el Señor, porque no manda saludar sino a; fieles. Si viene alguno a vosotros, y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa, ni le saludéis (2 Juan 1,10),. En seguida dice: Saludad a Trifena y a Trifosa, que trabajan en el Señor, esto es, en el servicio de los santos, servicio que el Señor considera como hecho a Sí mismo, según Mateo 25,4: Lo que hicisteis con alguno de estos mis pequeños hermanos, conmigo lo hicisteis. En seguida dice: Saludad a mi carísima Pérsida, a la que por su piedad amaba especialmente el Apóstol. Por lo cual agrega: que ha trabajado mucho en el Señor, exhortando a los demás y sirviendo a los santos, y además en pobreza y con otros trabajos espirituales. En trabajos, en ayunos, en vigilias, etc. (2Co 1 1,27). En seguida dice: Saludad a Rufo, escogido en el Señor, esto es, en la gracia de Cristo (Antes de la fundación del mundo nos escogió en Cristo: Ef 1,4), y a su madre, por la carne, que también lo es mía, porque hizo con él el oficio de madre. En efecto, de madre le había servido en algún tiempo al Apóstol, aun cuando no se hallase entonces él en Roma. A las ancianas como a madres; a las jóvenes, como a hermanas con toda pureza (I Tim 5,2). Luego dice: Saludad a Asíncrito y a Flegonte, a Hermes, a Patrobas, a Hermas, y a los hermanos que están con ellos, a quienes en conjúnto saluda porque júntos vivían cordialmente. Dios, que hace habitar dentro de una casa muchos de unas mismas costumbres (Ps 67,7). Prosigue: Saludad a Filólogo y a Julia, a Nereo y a su hermana, y a Olimpiada, y a todos los santos que están con ellos, esto es, santificados en la fe de Cristo. Mas habéis sido santificados, mas habéis sido justificados en el nombre de nuestro Señor Jesucristo (ICo 6,1 1). A continuación les indica el modo de saludarse mutuamente: Saludaos unos a otros en ósculo santo, lo cual dice a diferencia del beso libidinoso, del cual se expresa así el Libro de los Proverbios (7,13): Habiéndolo cogido, besa al mozo. Y también a diferencia del beso doloso, del cual se dice en Proverbios 27,6: Mejores son las heridas del amigo que los besos fingidos del enemigo. Y ósculo santo es el que se da en nombre de la Santísima Trinidad. Béseme de besos de su boca (Cant 1,1). Desde entonces se arraigó en la 1glesia la costumbre de que los fieles se den mutuamente ósculos de paz en medio de las ceremonias de las misas. Luego los saluda por parte de otras 1glesias, diciendo: A vosotros os saludan todas las 1glesias de Cristo, o sea, en el nombre y en la fe de Cristo congregados, porque desean vuestra salud y por vosotros oran. Orad unos por otros para que seáis salvos (Sant 5,16).






Tomas Aq. - Romanos 65