Exode (BPD) 18

18 1 Jetró, sacerdote de Madián y suegro de Moisés, se enteró de todo lo que Dios había hecho en favor de Moisés y de su pueblo Israel, cuando el Señor hizo salir a Israel de Egipto. 2Entonces partió llevando consigo a Sipora, la esposa de Moisés –que este había hecho regresar a su casa– 3 y a sus dos nietos. Uno de ellos se llamaba Gersón, porque Moisés había dicho: “Fui un emigrante en tierra extranjera”; 4 y el otro se llamaba Eliezer, porque Moisés había dicho: “El Dios de mi padre es mi ayuda y me libró de la espada del Faraón”. 5 Cuando Jetró, que venía con la esposa y los hijos de su yerno, llegó al desierto donde había acampado Moisés, junto a la montaña de Dios, 6 se hizo anunciar con estas palabras: “Aquí está Jetró, tu suegro, que viene a verte acompañado de tu esposa y de tus hijos”.
7
Moisés salió en seguida al encuentro de su suegro, le hizo una profunda reverencia y lo besó. Después de saludarse mutuamente, entraron en la carpa. 8Moisés relató a su suegro todo lo que el Señor había hecho al Faraón y a los egipcios a causa de Israel, las dificultades con que habían tropezado en el camino, y cómo el Señor los había librado. 9 Jetró manifestó su alegría por todo el bien que el Señor había dispensado a Israel, librándolo del poder de Egipto, 10 y exclamó: “Bendito sea el Señor que los libró de las manos de los egipcios y de las manos del Faraón. 11Ahora sé que el Señor es más grande que todos los dioses, porque él salvó a su pueblo del poder de los egipcios, a causa de la arrogancia con que estos lo trataron”. 12 Luego Jetró ofreció un holocausto y sacrificios a Dios, y Aarón y todos los ancianos de Israel fueron a participar de la comida con el suegro de Moisés, en la presencia de Dios.

La institución de los jueces,colaboradores de Moisés

13 Al día siguiente, Moisés se sentó para juzgar los asuntos que le presentaba el pueblo, mientras la gente permanecía de pie junto a él, de la mañana a la noche. 14 Su suegro, al ver todo lo que él hacía por el pueblo, le preguntó: “¿Qué significa eso que haces con el pueblo? ¿Por qué lo haces tú solo, mientras la gente se queda de pie junto a ti, de la mañana a la noche?”. 15 Moisés respondió a su suegro: “Esa gente acude a mí para consultar a Dios. 16Cuando tienen un pleito, acuden a mí. Entonces yo decido quién tiene razón, y les doy a conocer las disposiciones y las instrucciones de Dios”. 17 El suegro de Moisés le dijo: “Lo que haces no está bien. 18 Así quedarán completamente agotados, tú y toda esa gente que está contigo. Esa tarea es demasiado pesada para ti, y tú solo no puedes realizarla. 19 Ahora escúchame. Yo te daré un consejo, y que Dios esté contigo. Tú debes representar al pueblo delante de Dios y exponerle los asuntos de la gente. 20 Al mismo tiempo, tienes que inculcarles los preceptos y las instrucciones de Dios, y enseñarles el camino que deben seguir y la manera cómo deben comportarse. 21 Pero además tienes que elegir, entre todo el pueblo, a algunos hombres capaces, temerosos de Dios, dignos de confianza e insobornables, para constituirlos jefes del pueblo: jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas. 22 Ellos administrarán justicia al pueblo permanentemente. Si hay algún caso difícil, que te lo traigan a ti, pero que juzguen por sí mismos los casos de menor importancia. De esa manera, se aliviará tu carga, y ellos la compartirán contigo. 23 Si obras así, y Dios te da sus órdenes, tú podrás resistir y toda esa gente regresará en paz a sus hogares”.
24
Moisés siguió el consejo de su suegro y puso en práctica todo lo que él le había indicado. 25 Entre todos los israelitas, eligió a algunas personas capaces, y las puso como jefes del pueblo: jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas, 26 que administraban justicia al pueblo permanentemente. Ellos presentaban a Moisés los asuntos más difíciles, y juzgaban por sí mismos las cuestiones de menor importancia. 27 Luego Moisés despidió a su suegro, y este regresó a su país.


LA ALIANZA DEL SINAÍ



La llegada al Sinaí

19 1 El primer día del tercer mes, después de su salida de Egipto, los israelitas llegaron al desierto del Sinaí. 2 Habían partido de Refidím, y cuando llegaron al desierto del Sinaí, establecieron allí su campamento. Israel acampó frente a la montaña.

Ofrecimiento de la Alianza

3 Moisés subió a encontrarse con Dios. El Señor lo llamó desde la montaña y le dijo: “Habla en estos términos a la casa de Jacob y anuncia este mensaje a los israelitas:
4
‘Ustedes han visto cómo traté a Egipto,
y cómo los conduje sobre alas de águila
y los traje hasta mí.
5
Ahora, si escuchan mi vozy observan mi alianza,
serán mi propiedad exclusivaentre todos los pueblos,
porque toda la tierra me pertenece.
6
Ustedes serán para míun reino de sacerdotes
y una nación que me está consagrada’.

Estas son las palabras que transmitirás a los israelitas”.
7
Moisés fue a convocar a los ancianos de Israel y les expuso todas estas palabras, como el Señor se lo había ordenado. 8 El pueblo respondió unánimemente: “Estamos decididos a poner en práctica todo lo que ha dicho el Señor”. Y Moisés comunicó al Señor la respuesta del pueblo.

Los preparativos de la teofanía

9 El Señor dijo a Moisés: “Yo vendré a encontrarme contigo en medio de una densa nube, para que el pueblo pueda escuchar cuando yo te hable. Así tendrá en ti una confianza a toda prueba”. Y Moisés comunicó al Señor las palabras del pueblo. 10 Luego añadió: “Ve adonde está el pueblo y ordénales que se purifiquen hoy y mañana. Que laven su ropa 11 y estén preparados para pasado mañana. Porque al tercer día el Señor descenderá sobre la montaña del Sinaí, a la vista de todo el pueblo. 12 Fija también un límite alrededor del pueblo, haciendo esta advertencia: ‘Cuídense de subir a la montaña y hasta de tocar sus bordes, porque todo el que toque la montaña será castigado con la muerte. 13 Pero nadie pondrá su mano sobre el culpable, sino que deberá ser apedreado o muerto a flechazos; sea hombre o animal, no quedará vivo. Y cuando suene la trompeta, ellos subirán a la montaña’”.
14
Moisés bajó de la montaña y ordenó al pueblo que se sometiera a las purificaciones rituales. Todos lavaron su ropa, 15 y luego les dijo: “Estén preparados para pasado mañana. Mientras tanto, absténganse de tener relaciones sexuales”.

La teofanía

16 Al amanecer del tercer día, hubo truenos y relámpagos, una densa nube cubrió la montaña y se oyó un fuerte sonido de trompeta. Todo el pueblo que estaba en el campamento se estremeció de temor. 17 Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y todos se detuvieron al pie de la montaña. 18 La montaña del Sinaí estaba cubierta de humo, porque el Señor había bajado a ella en el fuego. El humo se elevaba como el de un horno, y toda la montaña temblaba violentamente. 19 El sonido de la trompeta se hacía cada vez más fuerte. Moisés hablaba, y el Señor le respondía con el fragor del trueno. 20 El Señor bajó a la montaña del Sinaí, a la cumbre de la montaña, y ordenó a Moisés que subiera a la cumbre. Moisés subió, 21 y el Señor le dijo: “Baja y ordena al pueblo que no traspase los límites para ver al Señor, porque muchos de ellos perderían la vida. 22 Incluso los sacerdotes que se acerquen al Señor deberán purificarse, para que el Señor no les quite la vida”. 23 Moisés le respondió: “El pueblo no se atreverá a subir a la montaña del Sinaí, porque tú se lo prohibiste cuando mandaste poner un límite alrededor de la montaña y declararla sagrada”. 24 El Señor le dijo: “Baja en seguida y vuelve después en compañía de Aarón. Pero que los sacerdotes y el pueblo no traspasen los límites para subir adonde está el Señor, no sea que él les quite la vida”. 25 Moisés bajó adonde estaba el pueblo y les dijo todas estas cosas.

Los diez mandamientos

20 1 Entonces Dios pronunció estas palabras:
2
Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud.
3
No tendrás otros dioses delante de mí.
4No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas. 5
No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto; porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen; 6 y tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos.
7
No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano.
8
Acuérdate del día sábado para santificarlo. 9 Durante seis días trabajarás y harás todas tus tareas; 10 pero el séptimo es día de descanso en honor del Señor, tu Dios. En él no harán ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que reside en tus ciudades. 11 Porque en seis días el Señor hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, pero el séptimo día descansó. Por eso el Señor bendijo el día sábado y lo declaró santo.
12
Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una larga vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te da.
13
No matarás. 14 No cometerás adulterio. 15 No robarás. 16 No darás falso testimonio contra tu prójimo.
17
No codiciarás la casa de tu prójimo: no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni ninguna otra cosa que le pertenezca.

El temor del pueblo y la mediación de Moisés

18 Al percibir los truenos, los relámpagos y el sonido de la trompeta, y al ver la montaña humeante, todo el pueblo se estremeció de temor y se mantuvo alejado. 19 Entonces dijeron a Moisés: “Háblanos tú y oiremos, pero que no nos hable Dios, porque moriremos”. 20Moisés respondió al pueblo: “No teman, porque Dios ha venido a ponerlos a prueba para infundirles su temor. Así ustedes no pecarán”. 21 Y mientras el pueblo se mantenía a distancia, Moisés se acercó a la nube oscura donde estaba Dios.

El Código de la Alianza: la ley relativa al altar

22 El Señor dijo a Moisés:
Di a los israelitas: Ustedes han visto que yo les hablé desde el cielo. 23
No se fabriquen dioses de plata o de oro para ponerlos a mi lado. 24 Me harás un altar de tierra, y sobre él ofrecerás tus holocaustos y tus sacrificios de comunión, tus ovejas y tus bueyes. Vendré y te bendeciré en cualquier lugar donde yo haga que se recuerde mi Nombre. 25 Si me edificas un altar de piedra, no lo harás con piedras talladas, porque al trabajarlas con el hierro, las profanarás. 26 Tampoco subirás por gradas a mi altar, para que no se vea tu desnudez.

Los esclavos

21 1 Estas son las normas que darás a los israelitas:
2
Si compras un esclavo hebreo, él prestará servicios durante seis años, y al séptimo año, quedará en libertad sin pagar nada. 3 Si entró solo, saldrá solo; si tenía mujer, su mujer saldrá con él. 4Si su dueño le dio una mujer y ella le dio hijos o hijas, la mujer y los hijos serán para su dueño, y él se irá solo. 5 Pero si el esclavo declara expresamente: “Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, y por eso no quiero quedar en libertad”, 6 su dueño lo presentará delante de Dios, lo acercará a la puerta de su casa o al poste de la puerta, y le perforará la oreja con una lezna. Así el esclavo quedará a su servicio para siempre.
7
Si un hombre vende a su hija como esclava, ella no saldrá en libertad como salen los esclavos. 8 Si después desagrada a su dueño, y él ya no la quiere para sí, permitirá que la rescaten, pero no podrá venderla a extranjeros por haberla defraudado. 9 Si el dueño la destina a su hijo, la tratará según el derecho de las hijas. 10 Si toma para sí otra mujer, no deberá reducir la comida, la ropa y los derechos conyugales de la primera. 11 Y si la priva de estas tres cosas, ella podrá irse gratuitamente, sin pagar nada.

El homicidio y el derecho de asilo

12 El que hiera mortalmente a un hombre será castigado con la muerte. 13 Si no lo hizo con premeditación, sino que Dios dispuso que cayera bajo su mano, yo te señalaré un lugar donde podrá refugiarse el homicida. 14 Pero si alguien tiene la osadía de matar alevosamente a su prójimo, hasta de mi altar deberás sacarlo para que muera.

Otros delitoscastigados con la muerte

15 El que golpee a su padre o a su madre será castigado con la muerte. 16El que rapte a un hombre, sea que lo haya vendido o que se lo encuentre en su poder, será castigado con la muerte. 17El que maldiga a su padre o a su madre será castigado con la muerte.

Las heridas corporales

18 Si dos hombres pelean y uno hiere al otro con una piedra o con una azada, pero este último no muere sino que debe guardar cama, 19 el que lo hirió quedará absuelto si el herido se vuelve a levantar y puede andar por afuera, aunque sea apoyándose en un bastón; pero deberá resarcirlo por el tiempo en que permaneció inactivo y hacerlo atender hasta que esté curado.
20
Si un hombre golpea con un bastón a su esclavo o a su esclava, de tal manera que estos mueren en sus mismas manos, deberán ser vengados. 21 Pero si sobreviven un día o dos, no serán vengados, porque son propiedad suya.
22
Si unos hombres se pelean, y uno de ellos atropella a una mujer embarazada y le provoca un aborto, sin que sobrevenga ninguna otra desgracia, el culpable deberá pagar la indemnización que le imponga el marido de la mujer, y el pago se hará por arbitraje. 23 Pero si sucede una desgracia, tendrás que dar vida por vida, 24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, 25quemadura por quemadura, herida por herida, contusión por contusión.
26
Si un hombre golpea en un ojo a su esclavo o a su esclava, y lo deja tuerto, lo pondrá en libertad como compensación por el ojo. 27 Y si le hace caer un diente, lo pondrá en libertad como compensación por el diente.
28
Si un buey embiste a un hombre o a una mujer, y estos mueren, el buey será matado a pedradas y no se comerá su carne; el dueño del buey, en cambio, estará libre de culpa. 29 Pero si el buey solía embestir, y su dueño, aunque advertido oportunamente, no lo vigiló, en el caso de que ese buey mate a un hombre o a una mujer, será muerto a pedradas, y su dueño también será castigado con la muerte. 30 Si se le impone un precio de rescate, deberá pagar en rescate de su vida todo lo que se le imponga. 31 Si el buey embiste a un muchacho o a una muchacha, se procederá con él conforme a esta misma regla. 32 Y si el buey embiste a un esclavo o a una esclava, el dueño del animal pagará treinta siclos de plata al dueño del esclavo, y el buey será muerto a pedradas.

Delitos contra la propiedad

33 Si alguien abre un pozo, o cava una fosa y no la tapa, y un buey o un asno caen dentro, 34 el propietario del pozo deberá indemnizar: pagará en efectivo al dueño del buey o del asno el precio debido, y el animal muerto quedará para él.
35
Si el buey de un hombre embiste al buey de otro hombre, ocasionándole la muerte, venderán el buey vivo y se repartirán el importe; e igualmente se repartirán el animal muerto. 36 Pero si ya era notorio que el buey embestía habitualmente, y su dueño no lo vigiló, este pagará buey por buey y el animal muerto será para él.
37
Si alguien roba un buey o una oveja y lo sacrifica o lo vende, deberá restituir cinco animales del ganado mayor por un buey y cuatro animales del ganado menor por una oveja.

22 1 Si el ladrón, sorprendido en el momento de forzar una casa, es herido de muerte, no hay delito de homicidio. 2 Pero si ya había salido el sol, entonces hay delito de homicidio.
El ladrón está obligado a restituir la totalidad de lo robado; si no dispone de medios para hacerlo, deberá ser vendido para compensar por su robo. 3
Si lo robado –un buey, un asno o una oveja– se encuentra vivo en su poder, tendrá que restituir el doble.
4
Si alguien hace pastar su ganado en un campo o una viña, y lo deja suelto de manera que este va a pastar también en campo ajeno, deberá indemnizar con los mejores productos de su campo y de su viña.
5
Si un fuego se propaga y alcanza los matorrales, y así se destruye la cosecha ya amontonada o la que aún no había sido segada o el campo, el causante del incendio deberá indemnizar.
6
Si un hombre entrega a otro en depósito dinero o algún objeto, y alguien los roba de la casa de este último, el ladrón, si es descubierto, restituirá el doble. 7 Si no se logra descubrir al ladrón, el dueño de la casa se presentará ante Dios para atestiguar que no ha puesto su mano sobre los bienes del otro.
8
En todo asunto delictivo referente a un buey, un asno, una oveja, un traje o cualquier objeto desaparecido, del cual su propietario pueda decir: “Indudablemente es este”, el litigio será llevado ante Dios; y aquel a quien Dios declare culpable, restituirá al otro el doble.
9
Si alguien entrega a otra persona un asno, un buey, una oveja o cualquier otro animal para su custodia, y el animal muere, sufre una fractura o es sustraído en ausencia de testigos, 10 el depositario deberá jurar por el Señor que no ha puesto su mano sobre la propiedad ajena. El propietario aceptará el juramento, y aquel no estará obligado a indemnizar. 11 Pero si el animal fue robado estando presente el depositario, deberá indemnizar. 12 Si el animal ha sido despedazado por una fiera, traerá como testimonio los despojos y no tendrá que indemnizar por él.
13
Si alguien pide prestado un animal, y este sufre una fractura o muere en ausencia de su dueño, el que lo recibió en préstamo deberá indemnizar. 14 Si su dueño estaba presente, no estará obligado a hacerlo. Si lo había alquilado, le pagará el precio del alquiler.

Leyes morales, sociales y religiosas

15 Si un hombre seduce a una mujer virgen que no está desposada y se acuesta con ella, deberá tomarla por esposa pagando el precio debido. 16 Si el padre de la joven se niega a dársela, el seductor pagará una suma equivalente al precio estipulado para casarse con una virgen.
17
No dejarás vivir a la hechicera.
18
El que tenga trato sexual con una bestia será castigado con la muerte.
19
El que ofrezca sacrificios a otro dios que no sea el Señor, será condenado al exterminio.
20
No maltratarás al extranjero ni lo oprimirás, porque ustedes fueron extranjeros en Egipto.
21
No harás daño a la viuda ni al huérfano. 22 Si les haces daño y ellos me piden auxilio, yo escucharé su clamor. 23Entonces arderá mi ira, y yo los mataré a ustedes con la espada; sus mujeres quedarán viudas, y sus hijos, huérfanos.
24
Si prestas dinero a un miembro de mi pueblo, al pobre que vive a tu lado, no te comportarás con él como un usurero, no le exigirás interés.
25
Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, devuélveselo antes que se ponga el sol, 26 porque ese es su único abrigo y el vestido de su cuerpo. De lo contrario, ¿con qué dormirá? Y si él me invoca, yo lo escucharé, porque soy compasivo.
27
No blasfemarás contra Dios, ni maldecirás a un jefe de tu pueblo.
28
No demorarás en ofrecer las primicias de la cosecha y de la vendimia. Me darás a tu hijo primogénito. 29 Lo mismo deberás hacer con tu ganado mayor y tu ganado menor: el primogénito estará siete días con su madre, y al octavo día me lo darás.
30
Ustedes estarán consagrados a mí. No coman la carne de un animal despedazado por una fiera, sino arrójenla a los perros.

Deberes humanitarios y de justicia

23 1 No divulgarás falsos rumores. No te pondrás de parte del culpable, dando testimonio en favor de una injusticia. 2 No seguirás a la mayoría para hacer el mal, ni atestiguarás en un proceso plegándote a la mayoría, para conculcar el derecho. 3 Tampoco favorecerás arbitrariamente al pobre que está implicado en un pleito.
4
Si encuentras perdido el buey o el asno de tu enemigo, se los llevarás inmediatamente. 5 Si ves al asno del que te aborrece, caído bajo el peso de su carga, no lo dejarás abandonado; más aún, acudirás a auxiliarlo junto con su dueño.
6
No conculcarás el derecho de tu compatriota indigente cuando tenga un pleito.
7
Permanecerás alejado de las causas falsas, y no harás morir al inocente y al que está en su derecho, porque yo no absolveré al culpable.
8
No te dejes sobornar con regalos, porque el regalo enceguece al que ve con claridad y pervierte las causas de los justos.
9
No oprimirás al extranjero. Ustedes saben muy bien lo que significa ser extranjero, ya que lo fueron en Egipto.

El año sabático y el sábado

10 Durante seis años sembrarás tus tierras y recogerás sus productos. 11 Al séptimo año, les darás un descanso y las dejarás sin cultivar. Allí encontrarán su alimento tus compatriotas indigentes, y los animales del campo comerán el resto. Lo mismo harás con tus viñas y tus olivares.
12
Durante seis días harás tus trabajos, pero el séptimo deberás descansar, a fin de que reposen tu buey y tu asno, y el hijo de tu esclava y el extranjero tengan un respiro.
13
Ustedes observarán todo lo que les he dicho. Ni siquiera pronunciarán el nombre de otros dioses: que nadie lo oiga en boca de ustedes.

Las fiestas religiosas de Israel

14 Tres veces al año celebrarás una fiesta en mi honor. 15 Celebrarás la fiesta de los Ácimos. Durante siete días comerás pan sin levadura, como te lo he mandado, en el tiempo señalado del mes de Abib, porque en ese mes saliste de Egipto. Y nadie se presentará ante mí con las manos vacías. 16 También celebrarás la fiesta de la Cosecha, o sea, de las primicias de tus trabajos, de lo que hayas sembrado en los campos. Y al comienzo del año, cuando recojas los frutos de tu trabajo, celebrarás la fiesta de la Recolección. 17 Todos los varones se presentarán delante del Señor tres veces al año.

Otras leyes litúrgicas

18 No acompañarás con pan fermentado la sangre de mis sacrificios, ni dejarás para el día siguiente la grasa de la víctima ofrecida en mi fiesta.
19
Llevarás a la Casa del Señor, tu Dios, lo mejor de los primeros frutos de tu suelo. No harás cocer un cabrito en la leche de su madre.

Instruccionessobre la entrada en Canaán

20 Yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado. 21 Respétalo y escucha su voz. No te rebeles contra él, porque no les perdonará las transgresiones, ya que mi Nombre está en él. 22 Si tú escuchas realmente su voz y haces todo lo que yo te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios. 23Entonces mi ángel irá delante de ti y te introducirá en el país de los amorreos, los hititas, los perizitas, los cananeos, los jivitas y los jebuseos, y yo los exterminaré. 24 No te postrarás delante de sus dioses ni los servirás; no imitarás sus costumbres, sino que derribarás y harás pedazos sus piedras conmemorativas. 25Ustedes servirán al Señor, su Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. Yo apartaré de ti las enfermedades; 26  en tu país ninguna mujer abortará ni será estéril, y colmaré el número de tus días.
27
Yo sembraré el terror delante de ti, llenaré de confusión a los pueblos que encuentres a tu paso, y haré que todos tus enemigos te vuelvan las espaldas. 28Haré cundir el pánico delante de ti, y él pondrá en fuga delante de ti al jivita, al cananeo y al hitita. 29 Pero no los expulsaré en un solo año, no sea que el país se convierta en un desierto y las bestias salvajes se multipliquen en perjuicio tuyo. 30 Los iré expulsando de tu vista poco a poco, hasta que crezcas en número y puedas tomar posesión del país. 31 Extenderé tus dominios desde el Mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Éufrates, porque yo pondré en tus manos a los habitantes del país para que los expulses delante de ti. 32 No harás ningún pacto con ellos ni con sus dioses. 33 Y ellos no deberán permanecer en tu país, para que no te inciten a pecar contra mí. Porque entonces servirías a sus dioses, y eso sería un grave riesgo para ti.

La conclusión de la Alianza

24 1 El Señor dijo a Moisés: “Sube a encontrarte con el Señor en compañía de Aarón, Nadab y Abihú, y de setenta de los ancianos de Israel, y permanezcan postrados a distancia. 2Tú serás el único que te acercarás al Señor. Que los demás no se acerquen y que el pueblo no suba contigo”.
3
Moisés fue a comunicar al pueblo todas las palabras y prescripciones del Señor, y el pueblo respondió a una sola voz: “Estamos decididos a poner en práctica todas las palabras que ha dicho el Señor”. 4 Moisés consignó por escrito las palabras del Señor, y a la mañana siguiente, bien temprano, levantó un altar al pie de la montaña y erigió doce piedras en representación de las doce tribus de Israel. 5 Después designó a un grupo de jóvenes israelitas, y ellos ofrecieron holocaustos e inmolaron terneros al Señor, en sacrificio de comunión. 6 Moisés tomó la mitad de la sangre, la puso en unos recipientes, y derramó la otra mitad sobre el altar. 7 Luego tomó el documento de la alianza y lo leyó delante del pueblo, el cual exclamó: “Estamos resueltos a poner en práctica y a obedecer todo lo que el Señor ha dicho”. 8Entonces Moisés tomó la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo: “Esta es la sangre de la alianza que ahora el Señor hace con ustedes, según lo establecido en estas cláusulas”.
9
Luego Moisés subió en compañía de Aarón, Nadab, Abihú y de setenta de los ancianos, 10 y ellos vieron al Dios de Israel. A sus pies había algo así como una plataforma de lapislázuli, resplandeciente como el mismo cielo. 11y el Señor no extendió su mano contra esos privilegiados de Israel: ellos vieron a Dios, comieron y bebieron.

Moisés en la cumbre de la montaña

12 El Señor dijo a Moisés: “Sube hasta mí, a la montaña, y quédate aquí. Yo te daré las tablas de piedra, con la ley y los mandamientos, que escribí para instruirlos”. 13 Entonces Moisés se levantó junto con Josué, su ayudante, y subió a la montaña de Dios. 14 Él había dicho a los ancianos de Israel: “Espérennos aquí, hasta nuestro regreso. Con ustedes quedarán Aarón y Jur: el que tenga algún pleito que se dirija a ellos”. 15 Y luego subió a la montaña.
La nube cubrió la montaña, 16
y la gloria del Señor se estableció sobre la montaña del Sinaí, que estuvo cubierta por la nube durante seis días. Al séptimo día, el Señor llamó a Moisés desde la nube. 17 El aspecto de la gloria del Señor era a los ojos de los israelitas como un fuego devorador sobre la cumbre de la montaña. 18 Moisés entró en la nube y subió a la montaña. Allí permaneció cuarenta días y cuarenta noches.

LA ORGANIZACIÓN DEL CULTO


Las contribuciones para la construcción del Santuario
25 1 El Señor dijo a Moisés:
2
Ordena a los israelitas que me preparen una ofrenda. Después ustedes la recibirán de todos aquellos que vengan a traerla voluntariamente. 3 Las ofrendas que recogerán son estas: oro, plata y bronce; 4 púrpura violeta, púrpura escarlata y carmesí; lino fino y pelo de cabra; 5 cueros de carnero teñidos de rojo, pieles finas y madera de acacia; 6aceite para las lámparas, perfumes para el óleo de la unción y para el incienso aromático; 7 piedras de ónix y piedras de engaste para el efod y el pectoral. 8 Con todo esto me harán un Santuario y yo habitaré en medio de ellos. 9 En la construcción de la Morada y de todo su mobiliario te ajustarás exactamente a los modelos que yo te mostraré.

El Arca

10 Tú harás un arca de madera de acacia, que deberá tener ciento veinticinco centímetros de largo por setenta y cinco de ancho y setenta y cinco de alto. 11 La recubrirás de oro puro por dentro y por fuera, y pondrás alrededor de ella, en la parte de arriba, una moldura de oro. 12 También le harás cuatro argollas de oro fundido y se las colocarás en los cuatro extremos inferiores, dos de un lado y dos del otro. 13Asimismo, harás unas andas de madera de acacia, las revestirás de oro, 14 y las harás pasar por las argollas que están a los costados del arca, para poder transportarla. 15 Las andas estarán fijas en las argollas y no serán quitadas. 16 En el arca pondrás las tablas del Testimonio que yo te daré.

La Tapa del Arca y los Querubines

17 También harás una tapa de oro puro, de ciento veinticinco centímetros de largo por setenta y cinco de ancho, 18 y en sus dos extremos forjarás a martillo dos querubines de oro macizo. 19 El primer querubín estará en un extremo y el segundo en el otro, y los harás de tal manera que formen una sola pieza con la tapa. 20 Ellos tendrán las alas extendidas hacia arriba, cubriendo con ellas la tapa; y estarán uno frente a otro, con sus rostros vueltos hacia ella. 21Después colocarás la tapa sobre la parte superior del arca, y en ella pondrás las tablas del Testimonio que yo te daré. 22 Allí me encontraré contigo, y desde allí, desde el espacio que está en medio de los dos querubines, yo te comunicaré mis órdenes para que se las transmitas a los israelitas.

La mesa de los panes de la ofrenda

23 Tú harás, además, una mesa de madera de acacia, de un metro de largo por medio metro de ancho y setenta y cinco centímetros de alto. 24 La recubrirás de oro fino y le colocarás alrededor una moldura de oro. 25 Luego le pondrás un borde de un palmo de ancho, y adornarás todo el borde con una guirnalda de oro. 26 Después harás cuatro argollas de oro, y las ajustarás a los cuatro ángulos que forman las cuatro patas de la mesa. 27 Las argollas estarán bien cerca del borde, a fin de que sirvan de sostén a las andas que se usarán para transportar la mesa. 28 Harás las andas de madera de acacia y las recubrirás de oro; ellas servirán para transportar la mesa. 29 También harás fuentes, vasos, jarras y tazas de oro puro para las libaciones. 30 Y sobre la mesa pondrás los panes de la ofrenda, que estarán siempre ante mí.

El candelabro

31 Harás, asimismo, un candelabro de oro puro. Tanto la base y el tronco del candelabro como los cálices, los botones y las flores que le servirán de adorno, serán forjados a martillo y formarán una sola pieza. 32 De sus lados saldrán seis brazos: tres de un lado y tres del otro. 33Cada uno de estos brazos tendrán tres adornos en forma de flor de almendro, los tres con un cáliz, un botón y una flor. 34 El tronco del candelabro, en cambio, tendrá cuatro adornos de esa misma forma, distribuidos de esta manera: 35 un botón irá debajo de los dos primeros brazos que salen de él, el otro estará debajo de los dos siguientes, y un tercero, debajo de los dos últimos. 36 Los botones y las flores formarán una sola pieza con el candelabro, y todo estará hecho con un solo bloque de oro puro, forjado a martillo. 37 Después harás siete lámparas y las dispondrás de manera que envíen la luz hacia adelante. 38 Las tenazas para arreglar los pabilos y sus platillos serán de oro puro. 39 Para hacer el candelabro y todos estos utensilios se empleará un talento de oro puro. 40 Y ten cuidado de hacerlo conforme al modelo que te fue mostrado en la Montaña.

La Morada

26 1 Para la construcción de la Morada emplearás diez cortinados de lino fino reforzado, de púrpura violeta, púrpura roja y carmesí, con figuras de querubines diseñadas artísticamente. 2 Cada cortinado tendrá catorce metros de largo por dos de ancho. Todos serán de las mismas dimensiones, 3 y estarán unidos entre sí en dos grupos de cinco cortinados cada uno. 4 Además, en el borde del último cortinado de la primera serie, pondrás unas presillas de púrpura violeta, y lo mismo harás en el borde del que está en el extremo de la segunda serie. 5Pondrás cincuenta presillas en uno y cincuenta en otro, de tal manera que las presillas se correspondan unas con otras. 6 Después harás cincuenta ganchos de oro, y con ellos unirás los cortinados entre sí, a fin de que la Morada forme un todo.
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También harás once toldos de pelo de cabra, para cubrir la Morada, a manera de carpa. 8 Cada uno de estos toldos medirá quince metros de largo por dos de ancho: todos tendrán las mismas dimensiones. 9 Luego unirás separadamente cinco de estos toldos en una parte y seis en la otra, y doblarás el sexto toldo sobre el frente de la carpa. 10Después pondrás cincuenta presillas en el borde del toldo que cierra el primer conjunto, y otras cincuenta en el borde del que cierra el segundo conjunto. 11Además, harás cincuenta ganchos de bronce y los introducirás en las presillas: así unirás la carpa, de manera que forme un todo.
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En cuanto a la parte sobrante de los toldos, la mitad colgará en la parte posterior de la Morada; 13 y los cincuenta centímetros que sobran a lo largo de cada lado, colgarán sobre sus dos costados para cubrirla. 14 Además, tendrás que hacer para la Morada un toldo de pieles de carnero teñido de rojo, y encima de ella otro toldo de cueros finos.

El armazón de la Morada

15 También harás para la Morada unos bastidores de madera de acacia, dispuestos verticalmente. 16 Cada bastidor medirá cinco metros de largo por setenta y cinco centímetros de ancho, 17 y tendrá dos espigones ensamblados uno con el otro. Así armarás todos los bastidores de la Morada. 18 Harás veinte de estos bastidores para el lado sur, el que da hacia el Négueb, 19 y cuarenta bases de plata para sostenerlos, o sea, dos bases debajo de cada bastidor, uno para cada espigón. 20 Para el otro lado de la Morada, la parte que da hacia el norte, harás también veinte bastidores 21 con sus cuarenta bases de plata; 22 y para el fondo de la Morada, hacia el oeste, harás seis bastidores, 23 más otros dos para los ángulos de la parte posterior, 24 que estarán unidos, de abajo hacia arriba, hasta la altura de la primera argolla. Así se hará con los dos bastidores destinados a los dos ángulos. 25 Allí habrá entonces ocho bastidores con sus dieciséis bases de plata, dos debajo de cada bastidor.
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Además, harás cinco travesaños de madera de acacia para mantener alineados los bastidores que están a un lado de la Morada, 27 cinco travesaños para los bastidores del otro costado, y otros cinco para los de la parte posterior, la que da hacia el oeste. 28 El travesaño central deberá pasar a media altura de los bastidores, de un extremo a otro. 29 Luego recubrirás de oro los bastidores, forjarás unas argollas de oro para pasar por ellas los travesaños, y a estos últimos también los recubrirás de oro. 30Para la construcción de la Morada tendrás presentes todas las normas que te fueron dadas en la Montaña.

El velo del Santuario

31 Harás, asimismo, un velo de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado, con figuras de querubines diseñadas artísticamente. 32 Lo colgarás de cuatro columnas de madera de acacia revestidas de oro, que estarán provistas de unos ganchos del mismo metal y sostenidas por cuatro bases de plata. 33 Pondrás el velo debajo de los ganchos, y detrás de él colocarás el Arca del Testimonio. Así el velo marcará la división entre el Santo y el Santo de los Santos. 34 También colocarás la tapa sobre el Arca del Testimonio, en el Santo de los Santos. 35 Fuera del velo, pondrás la mesa, y frente a ella, en el lado sur de la Morada, el candelabro. Así la mesa quedará situada sobre el lado norte.

La cortina de entrada

36 Para la entrada de la carpa harás una cortina de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado, todo esto recamado artísticamente. 37 Y para sostener la cortina harás cinco columnas de madera de acacia revestidas de oro; sus ganchos también serán de oro, y las apoyarás sobre bases de bronce fundido.

El altar de los holocaustos

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Exode (BPD) 18