1Cronache (BPD) 16

La profecía de Natán

2 Sam. 7. 1-17
17 1 Cuando David se estableció en su casa, dijo al profeta Natán: “Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de la Alianza del Señor está bajo una tienda de campaña”. 2 Natán respondió a David: “Puedes hacer todo lo que tienes pensado, porque el Señor está contigo”.
3
Pero aquella misma noche, la palabra del Señor llegó a Natán en estos términos: 4 “Ve a decirle a mi servidor David: Así habla el Señor: No eres tú el que me edificará la casa para que yo la habite. 5 Porque desde el día en que hice subir a Israel hasta el día de hoy, nunca habité en una casa, sino que anduve de carpa en carpa y de morada en morada. 6 Y mientras iba caminando entre todo Israel, ¿acaso dije a uno solo de sus Jueces, a los que mandé apacentar a mi pueblo: ‘Por qué no me han edificado una casa de cedro’? 7 Y ahora, esto es lo que le dirás a mi servidor David: Así habla el Señor de los ejércitos: Yo te saqué del campo de pastoreo, de detrás del rebaño, para que fueras el jefe de mi pueblo Israel. 8 Estuve contigo dondequiera que fuiste y exterminé a todos tus enemigos delante de ti. Yo haré que tu nombre sea tan grande como el de los grandes de la tierra. 9 Fijaré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que tenga allí su morada. Ya no será perturbado, y los malhechores no seguirán devorándolo como antes. 10 Desde el día en que constituí Jueces sobre mi pueblo Israel, yo he sometido a todos tus enemigos. Y ahora te anuncio que el Señor te edificará una casa. 11 Sí, cuando llegues al término de tus días y te vayas con tus padres, yo elevaré después de ti a uno de tus descendientes, a uno de entre tus hijos, y afianzaré su realeza. 12 Él me edificará una Casa y yo afianzaré su trono para siempre. 13 Yo seré un padre para él, y él será para mí un hijo. Y jamás retiraré de él mi fidelidad, como se la retiré a aquel que te precedió. 14 Lo estableceré en mi Casa y en mi reino para siempre, y su trono será estable eternamente”.
15
Natán comunicó a David todas estas palabras y toda esta visión.

La oración de David

2 Sam. 7. 18-29
16 Entonces el rey David fue a sentarse delante del Señor y exclamó: “¿Quién soy yo, Señor Dios, y qué es mi casa para que me hayas hecho llegar hasta aquí? 17 Y como esto te pareció demasiado poco, Dios mío, también has hecho una promesa acerca de la casa de tu servidor, para un futuro lejano. ¡Tú me has mirado como a un hombre de alto rango, Señor Dios! 18 ¿Qué más podría decirte David sobre el honor que le has dispensado, si tú ya conoces a tu servidor? 19 Por amor a tu servidor y conforme a tu designio, Señor, tú has realizado toda esta gran obra, dando así a conocer tu inmensa grandeza. 20 Sí, Señor, no hay nadie como tú, ni hay Dios fuera de ti, por todo lo que hemos escuchado con nuestros propios oídos. 21 ¿Y hay sobre la tierra una sola nación como tu pueblo Israel, ese pueblo a quien el mismo Dios fue a rescatar para sí, a fin de hacerse un nombre grande y temible, expulsando a naciones enteras ante el pueblo que rescataste de Egipto? 22 Tú has hecho que tu pueblo Israel fuera tu Pueblo para siempre, y tú, Señor, eres su Dios. 23 Y ahora, Señor, que se mantenga firme eternamente la palabra que has pronunciado acerca de tu servidor y de su casa, y obra conforme a lo que has dicho. 24 Que se mantenga firme, y que tu Nombre sea engrandecido para siempre. Que se diga: ‘¡El Señor de los ejércitos es el Dios de Israel, es Dios para Israel!’. Y que la casa de David, tu servidor, esté bien afianzada delante de ti. 25 Porque tú mismo, Dios mío, le has revelado a tu servidor que le edificarás una casa; por eso tu servidor se ha atrevido a dirigirte esta plegaria. 26 Y ahora tú, Señor, que eres Dios, le has prometido estos bienes a tu servidor. 27 Por eso, dígnate bendecir la casa de tu servidor, para que ella permanezca siempre en tu presencia; porque lo que tú has bendecido, Señor, queda bendito para siempre”.

Las guerras de David

2 Sam. 8. 1-14
18 1 Después de esto, David derrotó a los filisteos y los sometió, despojándolos de Gat y sus poblados. 2 También derrotó a los moabitas, y estos pasaron a ser vasallos de David, sometidos a tributo.
3
David derrotó a Hadadézer, rey de Sobá, cuando este iba a establecer su dominio sobre el río Éufrates. 4 Capturó mil carros, siete mil soldados de caballería y veinte mil hombres de a pie, y mutiló todos los caballos de los carros de guerra, reservándose sólo cien. 5 Los arameos de Damasco acudieron en auxilio de Hadadézer, pero David derrotó a veintidós mil de esos arameos. 6 Luego puso gobernadores en Arám de Damasco, y los arameos pasaron a ser vasallos de David, sometidos a tributo. El Señor daba la victoria a David en todas sus campañas.
7
David se apoderó de los escudos de oro que llevaban los oficiales de Hadadézer, y se los llevó a Jerusalén. 8 De Tibjat y de Cun, ciudades de Hadadézer, David trajo una enorme cantidad de bronce, con el que Salomón hizo el Mar de bronce, las columnas y los utensilios de bronce.
9
Cuando Tou, rey de Jamat, oyó que David había derrotado a todo el ejército de Hadadézer, rey de Sobá, 10 le envió a su hijo Hadorám para saludarlo y felicitarlo por haber hecho la guerra y derrotado a Hadadézer, ya que este era su rival. Además, le envió toda clase de objetos de plata, oro y bronce, 11 y David consagró también esos objetos, como lo había hecho con la plata y el oro que había traído de todas las naciones: de Edóm, de Moab, de los amonitas, de los filisteos y de Amalec.
12
Abisai, hijo de Seruiá, derrotó a dieciocho mil edomitas en el valle de la Sal. 13 Luego puso gobernadores en Edóm y todos los edomitas pasaron a ser vasallos de David. El Señor daba la victoria a David en todas sus campañas.

La administración del reino

2 Sam. 8. 15-18
14 David reinó sobre todo Israel, y administraba el derecho y la justicia a todo su pueblo. 15 Joab, hijo de Seruiá, era el comandante del ejército; Josafat, hijo de Ajilud, el heraldo; 16 Sadoc, hijo de Ajitub, y Ajimélec, hijo de Abiatar, eran sacerdotes; Sausá, el secretario; 17 Benaías, hijo de Iehoiadá, comandaba a los quereteos y peleteos; y los hijos de David eran los principales al lado del rey.

La afrenta de los amonitas a los enviados de David

2 Sam. 10. 1-5
19 1 Después de esto, murió Najás, el rey de los amonitas, y reinó su hijo en lugar de él. 2 David dijo: “Voy a comportarme lealmente con Janún, hijo de Najás, porque su padre ha sido leal conmigo”. Entonces envió a unos mensajeros para presentarle sus condolencias por la muerte de su padre. Pero cuando los servidores de David llegaron al país de los amonitas para darle el pésame a Janún, 3 los jefes de los amonitas dijeron a Janún: “¿Crees que David te hace llegar sus condolencias para honrar a tu padre? ¿No será que sus servidores han venido como espías, para sembrar la agitación y explorar el país?”. 4 Entonces Janún hizo detener a los servidores de David, los rapó, les cortó la ropa a la altura de las caderas y los despidió.
5
Apenas lo pusieron al tanto de lo sucedido con aquellos hombres, David ordenó que fueran a recibirlos, porque estaban muy avergonzados. Y el rey les mandó a decir: “Quédense en Jericó hasta que les crezca la barba, y después vengan”.

Primera campaña de Israel contra los amonitas

2 Sam. 10. 6-14
6 Cuando los amonitas se dieron cuenta de que se habían enemistado con David, Janún y los amonitas enviaron mil talentos de plata para contratar carros de guerra y caballería en Arám Naharaim, en Arám de Maacá y en Sobá. 7 Así contrataron treinta y dos mil carros de guerra y al rey de Maacá con sus tropas, que fueron a acampar frente a Madabá, mientras los amonitas se concentraban fuera de sus ciudades y acudían al combate.
8
David, al enterarse, envió a Joab con todo el ejército y con sus guerreros. 9 Los amonitas salieron y formaron en orden de batalla, pero los reyes que habían venido se mantuvieron aparte, en campo abierto. 10 Cuando Joab vio que había dos frentes de batalla, uno delante de él y otro detrás, seleccionó a lo más escogido de Israel y los alineó frente a los arameos, 11 dejando el resto de la tropa a las órdenes de su hermano Abisai. Estos tomaron posiciones frente a los amonitas, 12 y Joab dijo: “Si los arameos son más fuertes que yo, tú vendrás en mi ayuda; y si los amonitas son más fuertes que tú, yo iré a auxiliarte. 13 ¡Ánimo! ¡Luchemos valerosamente por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios! ¡Y que el Señor haga lo que le parezca bien!”.
14
Luego Joab avanzó con sus tropas para enfrentarse con los arameos y estos huyeron delante de él. 15 Cuando los amonitas vieron que los arameos habían huido, también ellos huyeron delante de Abisai, el hermano de Joab, y entraron en la ciudad. Joab, por su parte, se volvió a Jerusalén.

Nueva victoria de David sobre los arameos

2 Sam. 10. 15-19
16 Los arameos, al ver que habían sido vencidos por Israel, enviaron mensajeros para movilizar a los arameos del otro lado del Río. Sofác, el jefe del ejército de Hadadézer, estaba al frente de ellos. 17 Cuando informaron de esto a David, él concentró a todo Israel, cruzó el Jordán, llegó adonde ellos estaban y tomó posiciones contra ellos. David se dispuso en orden de batalla frente a los arameos, y estos entraron en combate. 18 Los arameos huyeron delante de Israel, y David mató a siete mil soldados de caballería y cuarenta mil hombres de a pie. También dio muerte a Sofác, el jefe del ejército. 19 Cuando los que estaban al servicio de Hadadézer vieron que Israel los había derrotado, hicieron las paces con David y le quedaron sometidos. En adelante, los arameos no quisieron prestar más ayuda a los amonitas.

Conquista de Rabá y sometimiento de los amonitas

2 Sam. 11. 1; 12. 26-31
20 1 Al comenzar el año, en la época en que los reyes salen de campaña, Joab condujo el grueso del ejército y arrasó el país de los amonitas. Luego puso sitio a Rabá, mientras David permanecía en Jerusalén. Cuando Joab expugnó y destruyó a Rabá, 2 David tomó la corona de la cabeza del dios Milcóm y comprobó que pesaba un talento de oro. La corona tenía una piedra preciosa, que fue colocada sobre la frente de David. Él se llevó también de la ciudad un enorme botín. 3 En cuanto a la población, la hizo salir de la ciudad y la obligó a trabajar con sierras, con picos de hierro y hachas. Lo mismo hizo con todas las ciudades de los amonitas. Luego David y todo el ejército se volvieron a Jerusalén.

Hazañas contra los filisteos

2 Sam. 21. 18-22
4 Después de esto, se entabló un combate contra los filisteos en Guézer. Fue entonces cuando Sibecai, el jusatita, mató a Sipai, uno de los descendientes de los refaím, y los filisteos fueron sometidos.
5
Luego hubo otro combate contra los filisteos, y Eljanán, hijo de Jaír, mató a Lajmí, hermano de Goliat, el de Gat. El asta de su lanza era gruesa como el palo grande de un telar.
6
También hubo un combate en Gat. Allí había un hombre de enorme estatura, que tenía seis dedos en cada mano y seis en cada pie, veinticuatro en total. También él era descendiente de Rafá. 7 Y como desafiaba a Israel, lo mató Jonatán, hijo de Simeá, hermano de David.
8
Estos hombres eran descendientes de Rafá, en Gat, y fueron abatidos por la mano de David y de sus servidores.

El censo de los israelitas

2 Sam. 24. 1-9
21 1 Satán se alzó contra Israel e instigó a David a hacer un censo de Israel.
2
David dijo a Joab y a los jefes del pueblo: “Vayan a hacer el recuento de Israel, desde Berseba hasta Dan, y tráiganme el resultado para que sepa cuántos son”. 3 Joab respondió: “¡Que el Señor multiplique a su pueblo cien veces más! Pero, rey y señor mío, ¿no son todos ellos tus servidores? ¿Por qué entonces mi señor hace esto? ¿Por qué cargar con una culpa a Israel?”. 4 Sin embargo, la orden del rey prevaleció sobre el parecer de Joab, y este salió a recorrer todo Israel. Luego volvió a Jerusalén 5 y presentó a David las cifras del censo de la población: en todo Israel había 1.100.000 hombres aptos para el servicio militar, y en Judá, 470.000. 6 Pero Joab no incluyó en el censo ni a Leví ni a Benjamín, porque consideraba abominable la orden del rey.

El castigo del Señor y el arrepentimiento de David

2 Sam. 24. 10-17
7 Dios vio esto con malos ojos y castigó a Israel. 8 Entonces David dijo a Dios: “He cometido un grave pecado al obrar de esta manera. Dígnate ahora borrar la falta de tu servidor, porque me he comportado como un necio”.
9
El Señor dirigió su palabra a Gad, el vidente de David, en estos términos: 10 “Ve a decir a David: Así habla el Señor: Te propongo tres cosas. Elige una, y yo la llevaré a cabo”. 11 Gad se presentó a David y le dijo: “Así habla el Señor: Tienes que elegir, 12 o bien tres años de hambre; o bien tres meses de derrotas ante tus enemigos, bajo los golpes de espada de tus adversarios; o bien tres días en que la espada del Señor y la peste asolarán el país y el Ángel del Señor hará estragos en todo el territorio de Israel. Ahora mira bien qué debo responder al que me envió”. 13 David dijo a Gad: “¡Estoy en un grave aprieto! Prefiero caer en manos del Señor, porque es muy grande su misericordia, antes que caer en manos de los hombres”.
14
Entonces el Señor envió la peste a Israel, y cayeron setenta mil hombres de Israel. 15 Dios mandó un Ángel a Jerusalén para exterminarla; pero cuando la estaba exterminando, el Señor miró y se arrepintió del mal que le infligía, y dijo al Ángel exterminador: “¡Basta ya! ¡Retira tu mano!”. El Ángel del Señor estaba junto a la era de Ornán, el jebuseo. 16 David alzó los ojos, y vio al Ángel del Señor erguido entre la tierra y el cielo, con su espada desenvainada en la mano, apuntando hacia Jerusalén. David y los ancianos, vestidos de sayales, cayeron con el rostro en tierra, 17 y David dijo a Dios: “¿No he sido yo el que ordenó hacer el recuento del pueblo? ¿No he sido yo el que ha pecado y ha obrado mal? Pero estos, las ovejas, ¿qué han hecho? ¡Señor, Dios mío, descarga tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre, pero no castigues a tu pueblo!”.

La construcción de un altar en la era de Ornán

2 Sam. 24. 18-25
18 El Ángel del Señor ordenó a Gad que dijera a David: “Que David suba a erigir un altar al Señor en la era de Ornán, el jebuseo”. 19 David subió, conforme a la palabra que había dicho Gad en nombre del Señor. 20 Ornán, que estaba trillando el trigo, al darse vuelta, había visto al Ángel, y los cuatro hijos que estaban con él se habían escondido. 21 David llegó adonde estaba Ornán. Este dirigió una mirada y, al ver a David, salió de la era y se postró delante de él con el rostro en tierra. 22 David dijo entonces a Ornán: “Cédeme el terreno de la era para edificar en él un altar al Señor; entrégamelo por su valor real, y así cesará la plaga que azota a mi pueblo”. 23 Ornán respondió a David: “Tómala, y que mi señor el rey haga con ella lo que mejor le parezca. Te doy los bueyes para los holocaustos, los trillos para que sirvan de leña y el trigo para la oblación. Yo te entrego todo esto”.
24
Pero el rey David dijo a Ornán: “¡De ninguna manera! La compraré por su precio real en plata, porque no voy a tomar para el Señor lo que te pertenece, ni voy a ofrecer un holocausto que no cuesta nada”. 25 Así David entregó a Ornán por ese terreno la suma de seiscientos siclos de oro.
26
Allí edificó David un altar al Señor, y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. Invocó al Señor, y él le respondió enviando fuego del cielo sobre el altar del holocausto. 27 Y el Señor ordenó al Ángel que volviera a enfundar su espada.
28
En aquel tiempo, al ver que el Señor le había respondido en la era de Ornán, el jebuseo, David ofreció sacrificios allí. 29 La Morada del Señor, que Moisés había hecho en el desierto, y el altar de los holocaustos estaban entonces en el lugar alto de Gabaón. 30 Pero David no había podido presentarse allí para consultar a Dios, porque la espada del Ángel del Señor lo había llenado de terror.

22 1 David dijo: “¡Esta es la Casa del Señor Dios, y este el altar para el holocausto de Israel!”.

Preparativos para la construccióndel Templo

2 David ordenó que se reuniera a todos los extranjeros residentes en el territorio de Israel y los empleó como obreros para que tallaran las piedras destinadas a la construcción de la Casa de Dios. 3 También preparó hierro en abundancia, para clavar las hojas de las puertas y para las grampas, bronce en cantidad incalculable, 4 y madera de cedro sin medida, porque los sidonios y los tirios habían traído a David madera de cedro en abundancia.
5
David, en efecto, pensaba: “Mi hijo Salomón es todavía joven y débil, y la Casa que hay que edificar para el Señor debe ser extraordinariamente grandiosa, de manera que se hable de ella y sea famosa en todos los países. Por eso, yo haré los preparativos”. Así, David hizo grandes preparativos antes de su muerte. 6 Después llamó a su hijo Salomón y le ordenó que edificara una Casa para el Señor, el Dios de Israel. 7 David dijo a Salomón: “Hijo mío, yo me había propuesto edificar una Casa para el nombre del Señor, mi Dios. 8 Pero la palabra del Señor me llegó en estos términos: ‘Tú has derramado mucha sangre y has hecho grandes guerras; tú no edificarás una Casa para mi Nombre, porque has derramado mucha sangre sobre la tierra delante de mí. 9 Te nacerá un hijo, que será hombre de paz; yo lo haré vivir en paz con todos los enemigos de su alrededor, porque su nombre será Salomón, y mientras él viva, concederé paz y tranquilidad a Israel. 10 Él edificará una Casa para mi Nombre; él será para mí un hijo y yo seré para él un padre, y afianzaré su trono real sobre Israel para siempre’. 11 Ahora, hijo mío, que el Señor esté contigo, para que logres edificar la Casa del Señor, tu Dios, como él lo ha predicho de ti. 12 Y que el Señor te dé discernimiento e inteligencia cuando te ponga al frente de Israel, a fin de que observes la Ley del Señor, tu Dios. 13 Si te empeñas por cumplir los decretos y las leyes que el Señor ha ordenado a Moisés para Israel, entonces prosperarás. ¡Sé fuerte y valeroso! ¡No temas ni te acobardes! 14 Mira lo que yo he preparado con mucha dificultad para la Casa del Señor: cien mil talentos de oro, un millón de talentos de plata y una incalculable cantidad de bronce y de hierro. He preparado también maderas y piedras que tú tendrás que acrecentar. 15 Tienes a tu disposición un buen número de obreros, talladores de piedras, orfebres y expertos en toda clase de obras. 16 El oro, la plata, el bronce y el hierro son incalculables. Prepárate para la obra y que el Señor esté contigo”.
17
Después David ordenó a todos los jefes de Israel que ayudaran a su hijo Salomón: 18 “¿Acaso no está con ustedes el Señor, su Dios? ¿No les ha dado paz por todas partes? Porque él ha puesto en sus manos a los habitantes del país, y todo el país está sometido al Señor y a su pueblo. 19 Dedíquense ahora de todo corazón y con toda su alma a buscar al Señor, su Dios. Prepárense a edificar el Santuario del Señor, su Dios, a fin de trasladar a la Casa que se va edificar para el nombre del Señor el Arca de la Alianza del Señor y los utensilios consagrados a Dios”.

Organización de los levitas

23 1 Cuando David ya era un anciano de edad muy avanzada, proclamó a su hijo Salomón rey de Israel. 2 Reunió a todos los jefes de Israel, a los sacerdotes y a los levitas, 3 y se hizo el censo de los levitas mayores de treinta años: su número, contados uno por uno, sumaba 38.000 hombres. 4 De estos, 24.000 estaban al frente del servicio de la Casa del Señor; 6.000 eran escribas y jueces, 5 4.000 porteros, y los otros 4.000 alababan al Señor con los instrumentos que David había fabricado con ese fin.
6
David los distribuyó por clases, según los hijos de Leví: Gersón, Quehat y Merarí.
7
Los descendientes de Gersón fueron Ladán y Simei. 8 Los hijos de Ladán fueron Iejiel, el primero, y luego, Zetám y Joel: tres en total. 9 Los hijos de Simei fueron Selomit, Jaziel y Harán: tres en total . Estos fueron los jefes de las familias de Ladán. 10 Los hijos de Simei fueron Iájat, Zizá, Ieús y Beriá. Estos fueron los cuatro hijos de Simei. 11 Iájat era el jefe y Zizá el segundo; Ieús y Beriá no tuvieron muchos hijos, por lo cual fueron registrados en el censo como una sola familia.
12
Los descendientes de Quehat fueron Amram, Ishar, Hebrón y Uziel: cuatro en total. 13 Los hijos de Amram fueron Aarón y Moisés. Aarón fue separado, junto con sus hijos, para consagrar perpetuamente las cosas santísimas, para quemar incienso delante del Señor, y para servirlo y bendecir en su Nombre eternamente. 14 En cuanto a Moisés, hombre de Dios, sus hijos fueron contados en la tribu de Leví. 15 Los hijos de Moisés fueron Gersón y Eliezer. 16 El primer hijo de Gersón fue Sebuel, 17 y el primer hijo de Eliezer, Rejabías. Eliezer no tuvo más hijos, pero los hijos de Rejabías fueron muy numerosos. 18 El primer hijo de Ishar fue Selomit. 19 Los hijos de Hebrón fueron Ieriías, el primero, Amarías, el segundo, Iajaziel, el tercero, y Iecamám, el cuarto. 20 Los hijos de Uziel fueron Micá, el primero, e Isías, el segundo.
21
Los hijos de Merarí fueron Majlí y Musí. Los hijos de Majlí fueron Eleazar y Quis. 22 Eleazar murió sin tener hijos; sólo tuvo hijas, y los hijos de Quis, sus hermanos, las tornaron por esposas. 23 Los hijos de Musí fueron Majlí, Eder y Ieremot: tres en total.
24
Estos son los hijos de Leví, según sus familias, los jefes de ellas, registrados nominalmente en el censo, uno por uno. Ellos estaban dedicados al servicio de la Casa del Señor, a partir de los veinte años de edad. 25 Porque David había dicho: “El Señor, el Dios de Israel, ha dado paz a su pueblo y habita en Jerusalén para siempre. 26 De manera que los levitas ya no tienen que transportar la Morada ni todos los utensilios destinados a su servicio”. 27 Conforme a estas últimas disposiciones de David, se hizo el cómputo de los hijos de Leví de veinte años para arriba. 28 Estaban a las órdenes de los hijos de Aarón, para el servicio de la Casa del Señor, teniendo a su cargo los atrios y las habitaciones, la purificación de todas las cosas sagradas y la obra del servicio de la Casa de Dios. 29 Asimismo, tenían a su cargo los panes de la ofrenda, la harina para la oblación, las tortas sin levadura, las ofrendas fritas a la sartén o cocidas, y todas las medidas de capacidad y longitud. 30 Tenían que presentarse cada mañana y cada tarde, para dar gracias y alabar al Señor. 31 Además, debían ofrecer los holocaustos al Señor en los sábados, novilunios y solemnidades, según el número y el rito establecido delante del Señor para siempre. 32 En resumen, ellos tenían a su cargo el cuidado de la Carpa del Encuentro y la custodia del Santuario, y debían servir a los hijos de Aarón, sus hermanos, en el culto de la Casa del Señor.

Las clases sacerdotales

24 1 Los descendientes de Aarón también estaban distribuidos por clases. Los hijos de Aarón fueron Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar. 2 Nadab y Abihú murieron antes que su padre, sin tener hijos; y fueron Eleazar e Itamar los que ejercieron las funciones sacerdotales. 3 David junto con Sadoc, de los hijos de Eleazar, y con Ajimélec, de los hijos de Itamar, los dividió en clases y los registró según sus funciones. 4 Entre los hijos de Eleazar, había más varones que entre los hijos de Itamar, y por eso, al ser divididos, los jefes de familia fueron dieciséis entre los hijos de Eleazar, y ocho entre los hijos de Itamar. 5 Unos y otros fueron divididos por sorteo, porque tanto entre los hijos de Eleazar como entre los hijos de Itamar había jefes consagrados y jefes al servicio de Dios. 6 El escriba Semaías, hijo de Natanael, uno de los levitas, los inscribió en presencia del rey y de los jefes, y en presencia del sacerdote Sadoc, de Ajimélec, hijo de Abiatar, y de los jefes de las familias sacerdotales y levíticas. Se echaba la suerte, una vez por Itamar y dos veces por Eleazar.
7
La primera suerte cayó sobre Iehoiarib; la segunda sobre Iedaías; 8 la tercera sobre Jarím; la cuarta sobre Seorím; 9 la quinta sobre Malquías; la sexta sobre Miamím; 10 la séptima sobre Hacós; la octava sobre Abías; 11 la novena sobre Iesúa; la décima sobre Secanías; 12 la undécima sobre Eliasib; la duodécima sobre Iaquím; 13 la decimotercera sobre Jupá; la decimocuarta sobre Iesebab; 14 la decimoquinta sobre Bilgá; la decimosexta sobre Imer; 15 la decimoséptima sobre Jezir; la decimoctava sobre Hapisés; 16 la decimonovena sobre Petajías; la vigésima sobre Ezequiel; 17 la vigésima primera sobre Iaquín; la vigésima segunda sobre Gamul; 18 la vigésima tercera sobre Delaías; la vigésima cuarta sobre Maazías.
19
Esta fue su distribución por turnos para entrar en la Casa del Señor, conforme al reglamento establecido por Aarón, su padre, como lo había ordenado el Señor, el Dios de Israel.

Otros miembros de las familias levíticas

20 Los hijos de Leví que aún quedaban eran los siguientes: de los hijos de Amrám, Subael; de los hijos de Subael, Iejdías; 21 de Rejabías y sus hijos, el jefe era Isías; 22 de los isharitas, Selomot, de los hijos de Selomot, Iájat; 23 de los hijos de Hebrón, el jefe era Ierías, Amarías el segundo, Iajziel el tercero, y Iecamám el cuarto; 24 de los hijos de Uziel, Micá; de los hijos de Micá, Samir. 25 Isías era hermano de Micá, y el jefe de los hijos de Isías era Zacarías.
26
De los hijos de Merarí: Majlí y Musí, además de los descendientes de su hijo Iaazías. 27 Hijos de Merarí por la línea de su hijo Iaazías: Sóham, Zacur e Ibrí. 28 Por parte de Majlí, Eleazar, que no tuvo hijos. 29 Por parte de Quis, su hijo Ierajmel. 30 Los hijos de Musí eran Majlí, Eder y Ierimot.
Estos eran los hijos de Leví, agrupados por familias. 31
También ellos, igual que sus hermanos, los hijos de Aarón, participaron del sorteo en presencia del rey David, de Sadoc, de Ajimélec, y de los jefes de las familias sacerdotales y levíticas. En cada familia, el jefe fue tratado de la misma manera que su hermano menor.

Organización de los cantores

25 1 David y los jefes del ejército separaron para el servicio del culto a los hijos de Asaf, de Hemán y de Iedutún, los cuales profetizaban, acompañándose con cítaras, arpas y címbalos. La lista de los encargados de este servicio es la siguiente:
2
De los hijos de Asaf: Zacur, José, Netanías y Asarelá, hijos de Asaf. Estos estaban bajo la dirección de Asaf, el cual profetizaba conforme a las órdenes del rey.
3
De Iedutún: los hijos de Iedutún, a saber, Guedalías, Serí, Isaías, Jasabías, Matitías y Simei: seis en total. Estos estaban bajo la dirección de su padre Iedutún, el cual profetizaba al son de la cítara para celebrar y alabar al Señor.
4
De Hemán: los hijos de Hemán, a saber, Buquías, Matanías, Uziel, Sebuel, Ierimot, Jananías, Jananí, Eliatá, Guidaltí, Romantí Ezer, Iosbecasá, Malotí, Hotir y Majaziot. 5 Todos estos eran hijos de Hemán, el vidente del rey en los asuntos referentes a Dios. Para exaltar su poder, Dios había dado a Hemán catorce hijos y tres hijas. 6 Todos ellos estaban bajo la dirección de su padre, para cantar en la Casa del Señor al son de címbalos, arpas y cítaras al servicio de la Casa de Dios, siguiendo las indicaciones del rey, de Asaf, de Iedutún y de Hemán. 7 Eran doscientos ochenta y ocho en total, contando a sus hermanos, todos los cuales habían sido instruidos y eran expertos en el canto del Señor.
8
Se sortearon los turnos para el servicio, tanto del grande como del pequeño, del maestro como del discípulo.
9
La primera suerte recayó sobre el asafita José;
la segunda sobre Guedalías, con sus hijos y hermanos: doce en total;
10
la tercera sobre Zacur, con sus hijos y hermanos: doce en total;
11
la cuarta sobre Isrí, con sus hijos y hermanos: doce en total;
12
la quinta sobre Netanías, con sus hijos y hermanos: doce en total;
13
la sexta sobre Buquías, con sus hijos y hermanos: doce en total;
14
la séptima sobre Iesarelá, con sus hijos y hermanos: doce en total;
15
la octava sobre Isaías, con sus hijos y hermanos: doce en total;
16
la novena sobre Matanías, con sus hijos y hermanos: doce en total;
17
la décima sobre Simei, con sus hijos y hermanos: doce total;
18
la undécima sobre Azarel, con sus hijos y hermanos: doce en total;
19
la duodécima sobre Jasabías, con sus hijos y hermanos: doce en total;
20
la decimotercera sobre Subael, con sus hijos y hermanos: doce en total;
21
la decimocuarta sobre Matitías, con sus hijos y hermanos: doce en total;
22
la decimoquinta sobre Ieremot, con sus hijos y hermanos: doce en total;
23
la decimosexta sobre Jananías, con sus hijos y hermanos: doce en total;
24
la decimoséptima sobre Iosbecasá, con sus hijos y hermanos: doce en total;
25
la decimoctava sobre Jananí, con sus hijos y hermanos: doce en total;
26
la decimonovena sobre Malotí, con sus hijos y hermanos: doce en total;
27
la vigésima sobre Eliatá, con sus hijos y hermanos: doce en total;
28
la vigésima primera sobre Hotir, con sus hijos y hermanos: doce en total;
29
la vigésima segunda sobre Guidaltí, con sus hijos y hermanos: doce en total;
30
la vigésima tercera sobre Majaziot, con sus hijos y hermanos: doce en total;
31
la vigésima cuarta sobre Romantí Ezer, con sus hijos y hermanos: doce en total.

Organización de los porteros

26 1 Los grupos de porteros fueron los siguientes:
De los coreítas: Meselemías, hijo de Coré, uno de los hijos de Ebiasaf. 2
Los hijos de Meselemías fueron: el primogénito, Zacarías; el segundo, Iediael; el tercero, Zebadías; el cuarto, Iatniel; 3 el quinto, Elám; el sexto, Iehojanán, y el séptimo, Eliehoenai.
4
Los hijos de Obededóm: el primogénito, Semaías; el segundo, Iehozabad; el tercero, Ioaj; el cuarto, Sacar; el quinto, Natanael; 5 el sexto, Amiel; el séptimo, Isacar, y el octavo, Peuletai. Dios, en efecto, lo había bendecido. 6 A su hijo Semaías le nacieron hijos, que tuvieron autoridad sobre sus familias, porque eran hombres muy valientes. 7 Los hijos de Semaías fueron Otní, Rafael, Obed, Elzabad y sus hermanos, Elihú y Semaquías, hombres valientes. 8 Todos estos fueron hijos de Obededóm; ellos, sus hijos y sus hermanos eran hombres de gran valor y aptitud para el servicio: eran sesenta y dos en total.
9
Meselemías tuvo hijos y hermanos: eran en total dieciocho hombres valientes.
10
Josá, de los hijos de Merarí, tuvo hijos: el principal de ellos fue Simrí, porque aunque no era el primogénito, su padre lo constituyó jefe; 11 el segundo fue Jilquías; el tercero, Tebalías; el cuarto, Zacarías. Los hijos de Josá fueron trece en total.
12
Los jefes de estos grupos de porteros, lo mismo que sus hermanos, tenían a su cargo la custodia de la Casa del Señor. 13 Se echaron suertes para cada puerta, entre todas las familias, tanto las pequeñas como las principales. 14 La puerta oriental le tocó en suerte a Selemías. Después sortearon la puerta del norte, y esta le tocó en suerte a su hijo Zacarías, que era prudente consejero. 15 A Obededóm le tocó el sur, y a sus hijos los almacenes. 16 A Supím y a Josá, les tocó el lado occidental, con la puerta de Salequet, en el camino de la subida. Las guardias estaban dispuestas de esta manera: 17 en la puerta oriental, había seis levitas por día; en la del norte, cuatro por día, en la del sur, cuatro por día; en los almacenes, dos y dos; 18 en el Parbar, al oeste, había cuatro para la subida y dos para el Parbar. 19 Estos eran los grupos de los porteros de los hijos de los coreítas y de los hijos de Merarí.

Los encargados de los tesoros del Templo

20 Los levitas, sus hermanos, que estaban encargados de los tesoros de la Casa de Dios y de los depósitos de las cosas sagradas, eran los siguientes:
21
Los hijos de Ladán –descendientes de Gersón por la línea de Ladán– tenían a los iejielitas como jefes de las familias de Ladán, el gersonita. 22 Los hijos de Iejiel, Zetán y su hermano Joel eran los encargados de los tesoros de la Casa del Señor.
23
De los amramitas, isharitas, hebronitas y uzielitas, 24 Subael hijo de Gersón, hijo de Moisés, era el tesorero mayor. 25 Sus hermanos por parte de Eliezer fueron: el hijo de Eliezer, Rejabías; el hijo de Rejabías, Isaías; el hijo de Isaías, Jorám; el hijo de Jorám, Zicrí; el hijo de Zicrí, Selomit. 26 Selomit y sus hermanos estaban al frente de los tesoros de las ofrendas sagradas que habían sido dedicadas por el rey David, por los jefes de familias, por los jefes de mil y de cien hombres, y por otros oficiales del ejército. 27 Ellos habían consagrado algo del botín de guerra para el sostenimiento de la Casa del Señor. 28 Y lo que habían consagrado el vidente Samuel, Saúl, hijo de Quis, Abner, hijo de Ner, y Joab, hijo de Seruiá, en una palabra, todas las cosas sagradas estaban bajo la custodia de Selomit y sus hermanos.
29
De los isharitas, Quenanías y sus hijos administraban como secretarios y jueces los asuntos de Israel.
30
De los hebronitas, Jasabías y sus hermanos –1.700 hombres valiosos– tenían a su cargo la administración de Israel al oeste del Jordán, en todos los asuntos referentes al Señor y al servicio del rey. 31 El jefe de los hebronitas era Ieriías. En el año cuarenta del reinado de David, se hicieron averiguaciones sobre las genealogías de los hebronitas, y se encontró entre ellos a hombres valerosos en Iezer de Galaad. 32 Los hermanos de Ieriías –2.700 jefes de familia, hombres de gran valor– fueron puestos por el rey David al frente de los rubenitas, de los gaditas y de la mitad de la tribu de Manasés, en todos los asuntos referentes a Dios y al rey.

Organización militar y civil del reinode David: las divisiones del ejército

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1Cronache (BPD) 16