CALDERON-La aurora en Copacabana






1000

Comedia famosa

La aurora en Copacabana


Pedro Calderón de la Barca


                                    Personas que hablan en ella:                 
 
GUÁSCAR INGA, rey.
YUPANGUÍ.
GLAUCA.
TUCAPEL.
UN SACERDOTE.
GUACOLDA.
LA IDOLATRÍA.
Unos Indios.
Un indio llamado ANDRÉS.
Cuatro damas.
PIZARRO.
ALMAGRO.
CANDÍA.
Marineros.
DON LORENZO DE MENDOZA, conde de Coruña.
DON JERÓNIMO MARAÑÓN, gobernador.
UN DORADOR.
Dos Ángeles.
Acompañamiento y Música.



Jornada I
 
 
Dentro instrumentos y voces, y salen en tropa todos los que puedan vestidos de indios, cantando y bailando YUPANGUÍ, indio galán, un SACERDOTE, GLAUCA y TUCAPEL, y detrás de todos GUÁSCAR INGA, rey, todos con arcos y flechas.
 
YUPANGUÍ En el venturoso día
que Guáscar Inga celebra
edades del sol, que fueron
gloria suya y dicha nuestra,
prosiga la fiesta.
MÚSICA       Prosiga la fiesta, 5
y aclamando a entrambas deidades,
del Sol en el cielo, del Inga en la tierra,
al son de las voces repitan los ecos,
que viva, que reine, que triunfe y que venza.(1)
INGA ¡Cuánto estimo ver que a honor 10
de la consagrada peña
que desde Copacabana
sobre las nubes se asientan,
en hacimiento de gracias
de haber sido la primera 15
cuna del hijo del Sol,
de cuya clara ascendencia
mi origen viene, os mostréis
tan alegres!
YUPANGUÍ                  Mal pudiera
nuestra obligación faltar 20
a tanta heredada deuda.
Cinco siglos, gran señor,
de dádiva tan excelsa
como darnos a su hijo
para que tú dél desciendas, 25
se cumplen; y hoy otros cinco
ha que cada año renuevan
la memoria de aquel día
todas tus gentes, en muestra
de cuánto a su luz debimos 30
y así no nos agradezcas
festejos que de dos causas (188v)
nacen hoy: una que seas
tú nuestro monarca, y otra
que al culto en persona vengas, 35
a cuyo efecto hasta Túmbez,
donde el Sol su templo ostenta,
a recibirte venimos,
diciendo en voces diversas.
ÉL y MÚSICA      Que vivas, que reines, 40
     que triunfes y venzas.
INGA De una y otra causa, a ti
no poca parte te empeña,
Yupanguí, pues que no ignoras(2)
desciendes también de aquella 45
primera luz, por quien de Inga,
ya que no la real grandeza,
la real estirpe te toca.
YUPANGUÍ Mi mayor fortuna es esa.
(Aparte.)
Bien que mi mayor fortuna, 50
si he de consultar mis penas,
no es sino ser el felice
día en que a Guacolda, bella
sacerdotisa del Sol,
llegué a ver. ¡Ay de fineza 55
que al cabo del año un día
está con mirar contenta!
SACERDOTE Pues en tanto que llegamos
a la falda de la sierra,
donde las sacerdotisas 60
deste templo es bien que vengan,
puesto que allá ha de ser hoy
la inmolación de las fieras
que llevamos encerradas,
para sus aras sangrientas, 65
prosiga el canto.
GLAUCA(3)       Bien dice.
El baile, Tucapel, vuelva.
TUCAPEL ¿Es por mostrar, Glauca, cuánto
de hacer mudanzas te precias?
YUPANGUÍ ¿Que siempre habéis de reñir? 70
LOS DOS Pues, ¿quién sin reñir se huelga?
YUPANGUÍ ¿Ni quién sino yo tendrá
para sufriros paciencia?
MÚSICA Prosiga la fiesta,
aclamando a entrambas deidades, 75
del Sol en el cielo, del Inga en la tierra,
al son de las voces repitan los ecos
que viva, que reine, (que triunfe y que venza.)(4)
(ESPAÑOLES(5)) (Dentro a lo lejos.)
¡Tierra, tierra!
(OTROS    ¡Tierra, tierra!)(6)
INGA Oíd. ¿Qué extrañas voces son 80
las que articuladas suenan
como humanas, sin saber
lo que nos dicen en ellas?
YUPANGUÍ No extrañéis que en estos montes
voces se escuchen tan nuevas, 85
pues tantos ídolos tienen
como peñascos sus selvas.
Desde aquí a Copacabana
no hay flor, hoja, arista o piedra
en quien algún inferior 90
dios no dé al Sol obediencia.
Y así, no solo se oyen
aquí equívocas respuestas
de idiomas que no entendemos;
pero se ven varias fieras 95
que por los ojos y bocas
fuego exhalan y humo alientan.
¿Y qué mayor que haber visto
una escamada culebra
tal vez, que todo el contorno 100
enroscadamente cerca
hasta morderse la cola
dando a su círculo vuelta,
como que da a entender cuánto
es misteriosa la selva, 105
a quien hacen guarda tales
prodigios?
INGA                 Que este lo sea
no será razón que a mí
me turbe ni me suspendas.
Prosiga la fiesta.
MÚSICA       Prosiga la fiesta, 110
y aclamando a entrambas deidades,
del Sol en el cielo, (del Inga en la tierra,
al son de las voces repitan los ecos
que viva, que reine, que triunfe y que venza.)
 
(Dentro PIZARRO a lo lejos.)
 
PIZARRO Pues ya vemos tierra, ¡ea!, 115 (189)
para arribar a su orilla,
amaina.
TODOS            Amaina la vela.
 
(Vuelven a bailar, y a suspenderse.)
 
INGA Callad, pues vuelven las voces,
por si podéis entenderlas.
INDIO Silencio.
OTRO              Silencio.
GUACOLDA (Dentro.)          ¡Ay triste! 120
INGA ¿Qué nuevo eco se lamenta
ya en nuestro idioma?
TUCAPEL(7) (Aparte.)                  El de una
mujer, y según las señas
sacerdotisa.
YUPANGUÍ                   Guacolda
es la que diciendo llega. 125
 
(Sale GUACOLDA como asustada.)
 
GUACOLDA Valientes hijos del Sol,
cuya clara descendencia
hasta hoy lográis en el grande
Inga que en vosotros reina,
suspended los sacrificios 130
que a su alta deidad suprema
prevenís, y acudid todos
a mi voz y(8) a la ribera
del mar, a ver el prodigio
que a nuestros montes se acerca. 135
INGA Hermosa sacerdotisa,
cuya divina belleza
te acredita superior
a cuantas el claustro encierra
a su deidad consagradas, 140
¿qué es esto? ((Aparte.) Hablar puedo apenas,
admirado en hermosura
tan rara.) Cuando te espera
tanto concurso(9) a que tú
sus ricos dones ofrezcas, 145
en vez de venir festiva
y acompañada de bellas
ninfas del Sol, sola, triste,
confusa, absorta y suspensa
a turbarlos vienes.
GUACOLDA           No 150
me culpes hasta que sepas,
generoso Guáscar Inga,
la causa.
INGA              ¿Qué causa es?
GUACOLDA                  Esta.
YUPANGUÍ (Aparte.)
¿Quién creerá que muero yo
por saberla y no saberla? 155
GUACOLDA De ese templo que a la orilla
del mar brilla, en competencia
del que a la orilla también
de la laguna que cerca
de Copacabana el valle 160
yace, vista de la peña
en cuya eminente cumbre
el Sol una Aurora bella
amaneció para darnos
a su hijo, porque fuera 165
no menos noble el cacique
que domine las setenta
y dos naciones que hoy,
después de partir herencias
con tu hermano Atabaliba 170
mandas, riges y gobiernas.
De ese templo, otra vez digo,
salí con todas aquellas
que al Sol dedicadas, hasta
que por su suerte merezcan 175
ser su víctima algún día,
viven a su culto atentas,
con deseo de llegar
tan rendida a tu presencia
que fuesen mi alma y mi vida 180
el primer don de la ofrenda;
cuando, volviendo los ojos
al mar, vimos en su esfera
un raro asombro, de quien
no sabré darte las señas; 185
porque si digo que es
un escollo que navega,
diré mal, pues para escollo
le desmiente la violencia;
si digo preñada nube 190
que a beber al mar sedienta
se abate, diré peor,
porque viene sin tormenta(10);
si digo marino pez, (189v)
preciso es que me desmientan 195
las alas con que volando
viene; y si digo velera
ave el que nadando viene,
también desmentirme es fuerza.
De suerte que a cuatro visos 200
monstruo es de tal extrañeza,
que es escollo en la estatura,
que es nube en la ligereza,
y aborto de mar y viento,
pues con especies diversas, 205
pez parece cuando nada
y pájaro cuando vuela.
Los gemidos que pronuncia,
voces son de extraña lengua
que hasta hoy no oímos. Y al verle,(11) 210
todas huyeron ligeras
a salvar la vida, viendo
que si a tierra una vez llega,
será en vano que la huida
las ampare ni defienda. 215
Pues quien corre tan veloz
por el mar, ¿qué hará por tierra?
Sola yo, no al valor tanto
como al desmayo sujeta,
absorta me quedé, y viendo 220
que habían cerrado las puertas
del templo a mi retirada,
ni bien viva ni bien muerta,
hasta este sitio he llegado,
donde para que no creas 225
más a mi voz que a tus ojos,
te pido que al mar los vuelvas.
Mírale, pues, cuán horrible
ya a las orillas se acerca.
Sálvete, señor, la fuga, 230
pues no puede la defensa.
INGA ¡La fuga salvarme a mí
contra quien en vano engendra
portentos ni tierra ni agua,
ni aire ni fuego! Las flechas 235
que contra otros animales,
bien que no de igual fiereza,
emponzoñadas usamos
de mil venenosas yerbas,
contra este flechad; que yo 240
seré(12) el primero que emprenda
lograr el tiro.
YUPANGUÍ  A tu vida
mi pecho el escudo sea.
¡Ay Guacolda, si entendieses
tan equívoca fineza, 245
que es lealtad cuando me obliga,
y es amor cuando me fuerza!
GUACOLDA ¡Oh, si tú, Yupanguí, vieses
los pesares que me cuestas!
TODOS Todos haremos lo mismo. 250
TUCAPEL Sino yo, Glauca.
GLAUCA        ¿Qué intentas?
TUCAPEL Que tú te pongas delante,
con que a todos nos remedias.
GLAUCA ¿Yo a todos?
TUCAPEL  Sí.
GLAUCA      ¿Cómo?
TUCAPEL                 ¿Cómo?
Si te coge la primera 255
a ti, de ti quedará
tan ahíto, que no tenga
hambre para los demás.
INGA Pues ya que la lealtad vuestra
en mi defensa se ponga, 260
no venga a ser en mi ofensa.
Igual con todos, haremos
ala, y de nuestras saetas
tan espesa sea la nube
que sobre su escama llevaba 265
los congelados granizos
de piedra y pluma, que muera
en las ondas desangrada.
PIZARRO (Dentro.) Echa el áncora y aferra
haciendo a esos montes salva. 270
GUACOLDA ¿Qué esperáis, cuando ya expuesta
al tiro está?
 
(Al disparar ellos al vestuario, disparan dentro una pieza, y todos se espantan.)
 
VOCES (Dentro.)   Dale fuego. (190)
UNOS ¡Qué asombro!
OTROS     ¡Qué horror!
TODOS                        ¡Qué pena!
TUCAPEL ¡Qué bravo metal de voz
tiene la señora bestia! 275
INGA Monstruo que con tal bramido
al verse herido se queja,
de los abismos sin duda
aborto es.
GUACOLDA               Pues no aprovechan
contra él las flechadas iras 280
de nuestros arcos y cuerdas,
defiéndanos de los montes
la espesura.
TODOS                  Entre sus breñas
nos amparemos.
 
(Vanse.)(13)
 
INGA       ¡Cobardes!
¡Así a vuestro rey se deja! 285
Pero, ¿qué importa, si quedo(14)
yo conmigo?
YUPANGUÍ  Considera
que cuando de conocido
la vida, señor, se arriesga,
todos dicen que es valor, 290
mas ninguno que es prudencia(15).
En ventajosos(16) peligros
donde no alcanza la fuerza
alcance la industria.
INGA             ¿Cómo?
YUPANGUÍ Manda desatar las fieras 295
que están para el sacrificio
en diversas grutas presas,
y fieras a fieras lidien,
cebándose antes en ellas
que no en las gentes, aquese 300
asombro.
INGA               Bien me aconsejas.
Ceda el brío a la razón
una vez. (Aparte.) Mejor dijera
ceda al gusto, pues por solo
salvar la vida de aquella 305
hermosa sacerdotisa
lo acepto.
YUPANGUÍ                Guacolda bella,
ya cumplí con la lealtad,
cumpla ahora con la fineza.
¿Dónde el temor te ha llevado? 310
VOCES (Dentro.) Al monte, al monte.
 
(Descúbrese la nave, y en ella PIZARRO, ALMAGRO, CANDÍA y marineros.)
 
PIZARRO                            La tierra
que desde aquí se descubre
no es como las otras, yerma,
que atrás dejamos, pues toda,
coronando de sus tierras 315
las más eminentes cimas,
se ve de gentes cubierta.
ALMAGRO Gracias a Dios, gran Pizarro,
que después de tan deshechas
fortunas, naufragios, calmas, 320
hambres, sedes y tormentas(17)
como habemos padecido,
desde que abriendo las sendas
del mar del Norte al del Sur,
atravesamos la Nueva 325
España, y en Panamá
nos hicimos a la vela.
Gracias a Dios, otra vez
y otras mil a decir vuelva,
que después de tantos riesgos, 330
ansias, sustos y tragedias,
hemos llegado(18) a lograr
el descubrimiento destas
Indias, que hasta hoy ignoradas,
solamente supo dellas 335
la estudiosa Geografía
de quien halló por su ciencia
el ser preciso que siendo
el orbe circunferencia,
hubiese, mientras no daba 340
una nave al mundo vuelta,
aquella remota parte,
que no constaba encubierta.
PIZARRO Ya que a solo descubrirla
venimos, bástanos verla 345
el día que no tenemos
para su conquista fuerzas.
Y así, pues estas noticias
son el fin de nuestra empresa,
volvamos, ya que tenemos 350
destos mares fijas señas(19)
donde mejor prevenidos (190v)
de más pertrechos de guerra,
más navíos y más gente,
víveres, pólvora y cuerda, 355
volvamos a su conquista
en nombre del quinto César
Carlos, que felice viva.
CANDÍA Fuerza será, pues no quedan
de los treinta que salimos 360
más que trece hombres que sean
de armas tomar, y la gente
de mar poca, y esa enferma.
Pero antes que nuevos rumbos
tomemos para la vuelta, 365
será bien, ya que llegamos
aquí, que llevemos destas
remotas partes (porque
podrá ser cuando nos vean,
que si lo creen los valientes, 370
los cobardes no lo crean)
algunas señas, bien como
frutas, árboles o yerbas
que allá no haya, y fuera desto,
será también acción cuerda, 375
por si el mar, que siempre ha sido
teatro de contingencias,
acabare con nosotros,
y otros al mismo fin vengan,
dejar señas de que aquí 380
llegamos, y no se adquieran
la gloria de que ellos fueron
los primeros en empresa
tan ardua y dificultosa.
PIZARRO ¿Qué señas han de ser esas, 385
que aquí podamos dejarlas?
CANDÍA ¿Qué más declaradas señas,
pues es la propagación
de la fe causa primera,
que una cruz en esos montes? 390
Pues nadie habrá que la vea
que no diga: «Aquí llegaron
españoles, que esta es muestra
del celo que los anima
y la fe que los alienta». 395
PIZARRO No solo es heroica, pero
es religiosa propuesta.
ALMAGRO Pues ya que es de otro el consejo,
porque alguna parte tenga
en acción tan generosa, 400
mía la ejecución sea.
Yo iré a tierra en el esquife.
CANDÍA Eso no, ni es bien se entienda,
señor don Diego de Almagro,
que en aquesta conferencia, 405
siendo la propuesta mía,
sea la ejecución vuestra.
Mío fue el voto, y el riesgo
mío ha de ser.
ALMAGRO   Por la mesma
razón es bien que partamos 410
en los dos la diferencia.
Contentaos Pedro de Candía
con que vuestro el voto sea,
y dejadme a mí la acción.
CANDÍA Primero que yo consienta. 415
ALMAGRO Primero que yo.
PIZARRO      ¿Qué es esto?
Ved que aunque la amistad nuestra
a todos nos hizo iguales,
en llegado a competencias,
del puesto usaré con que 420
el rey mis servicios premia,
pues vengo por general,
y al que no mire, no atienda
que estoy aquí.
LOS DOS     Pues da el orden
a quien a ti te parezca. 425
PIZARRO Sí haré. Perdonad Almagro,
que hace esta razón más fuerza.
Id, Pedro de Candía, vós.
CANDÍA Piloto, el esquife echa
al agua, mientras que yo 430
mis armas tome y prevenga
el Cruzado Leño.   (Vase.)
PIZARRO         En tanto,
para que de la ribera
la gente huya amedrentada
y el mayor espacio tenga, 435 (191)
da fuego a otra pieza.
 
(Disparan cubriéndose la nave, úsale YUPANGUÍ arrastrando a TUCAPEL.)
 
VOCES                ¡Cielos,
clemencia, cielos, clemencia!
TUCAPEL ¿Cómo quieres que los cielos
de ti, ¡ay infeliz!, la tengan,
si tú de mí no la tienes, 440
arrastrándome(20) por fuerza
a vida de aquese horrible
parapeto, que bosteza
truenos y estornuda rayos?
YUPANGUÍ Si en la confusión primera 445
que escuchamos su bramido
huyó Guacolda, y por ella
preguntando, me dijiste
que había venido por esta
parte, ¿qué extrañas traerte, 450
ya que en salvo el Inga queda
y ella no parece, ¡ay triste!,
a que me digas la senda
por dónde echó?
TUCAPEL       No es muy fácil
el saber por dónde echa 455
una niña que encerrada
está, el día que se suelta.
Por aquí vino, mas no
sé por dónde escapó.
YUPANGUÍ              Estrella,
siempre a mi elección afable 460
y siempre a mi dicha opuesta,
dime de Guacolda. Pero
si es mi empeño defenderla
de aquel asombro, con que
yo de vista no le pierda, 465
sabré el rato que a él le veo
y a ella no, que él no la ofenda
y que ella está asegurada,
consolando la tristeza
de no verla yo, con ver 470
que él tampoco puede verla.
Y así, yo solo en la playa
desvelada centinela
he de ser de sus acciones.
TUCAPEL Si has de ser tú solo, deja 475
que me vaya.
YUPANGUÍ  Eso no.
TUCAPEL Pues ¿cómo, di, se concuerda
solo y conmigo?
YUPANGUÍ       Muy bien,
pues en el punto que él venga
acercándose a la orilla, 480
te irás...
TUCAPEL           Linda cosa es esa.
YUPANGUÍ ...a decir que se desaten
las fieras.
TUCAPEL                Ya no es tan buena.
Las fi... ¿qué?
YUPANGUÍ   Las fieras digo;
pues sabiendo dónde queda, 485
con huir hacia aquella parte,
darán con el monstruo ellas.
TUCAPEL Y ellas y el monstruo conmigo,
que será una diligencia
muy saludable.
YUPANGUÍ     Oye y calla, 490
que aún hay más terror que piensas.
TUCAPEL Mucho será.
YUPANGUÍ ¿No reparas
en que él en el mar se queda,
y que de su vientre arroja
otro menor?
TUCAPEL                   Voy apriesa 495
a traer las fieras.
YUPANGUÍ       Aguarda,
que aunque este a la orilla llega,
tampoco sale a la orilla,
donde de su seno echa
un hombre, al parecer.
TUCAPEL                 ¡Cielos! 500
¿Qué generación es esta,
que una bestia grande pare
otra pequeñita bestia,
y esta bestia pequeñita
un hombre?
YUPANGUÍ                  Y de raras señas, 505
así en el blanco color
del rostro como en la greña
del cabello y de la barba,
cuya admiración aumentan
el traje y modo de armas 510
que trae.
TUCAPEL              Voy a que prevenga
las fieras contra él.
YUPANGUÍ            Detente,
que es de mi valor flaqueza
el pensar que para un hombre
he menester yo defensa, 515 (191v)
mayormente cuando entrando
voy en no sé qué sospecha
tal, que aunque puedo tirarle
desde aquí, será bajeza
matarle sin apurar 520
qué maravillas son estas.
Saldrele al paso.
TUCAPEL       Yo no,
ni aun huir podré ya; esta quiebra
me ha de esconder.
 
(Sale CANDÍA armado con una cruz de dos troncos bastos.)(21)
 
CANDÍA           Cuando digan
las edades venideras 525
que don Francisco Pizarro
quebró del mar las primeras
ondas al Sur, en demanda
del descubrimiento destas
nuevas Indias de Occidente, 530
digan también que fue en ella
Pedro de Candía el primero
que puso el pie en sus arenas.
YUPANGUÍ Hombre aborto de la espuma
que esa marítima bestia 535
sorbió sin duda en(22) el mar
para escupirle en la tierra;
¿quién eres?, ¿de dónde vienes,
y dónde vas?
CANDÍA   De su lengua
el frase no entiendo, pero 540
de su acción es bien que entienda
que debe de ser cacique
de valor y de nobleza;
pues cuando desamparada
todos la marina dejan, 545
solo él queda en la marina.
YUPANGUÍ ¿Cómo no me das respuesta?
¿Quién eres? ¿De dónde vienes,
y dónde vas?
CANDÍA Si te alteras
de ver mi nave en tus mares 550
y mi persona en tus selvas,
óyeme y sabrás la causa.
YUPANGUÍ Como yo habla, sin que infiera
lo que me dice.
TUCAPEL     Que se hablen
dos, sin que uno ni otro sepan 555
lo que se dicen no es nuevo.
YUPANGUÍ Si eres humano y deseas
hallar en los sacrificios
que al Sol hacemos, y en prueba
de que al dios de rayos buscas 560
forjando sus truenos llega,
de paz te recibiremos.
Dinos, pues, ¿qué es lo que intentas?
CANDÍA Noble cacique, que bien
tu valor lo manifesta, 565
no de tus minas el oro,
no la plata de sus venas,
me trae en su busca, el celo
sí, la Religión suprema
de un solo Dios y sacarte 570
de idolatría tan ciega
como padeces, a cuyo
efecto esta es la bandera
(Levanta la cruz.)
de su cristiana milicia
la más estimada prenda. 575
YUPANGUÍ Sin saber lo que me dices,
sé lo que decirme intentas,
pues arbolando ese tronco
contra mí, bien claro muestras
que me llamas a batalla; 580
y así en el arco la flecha
(Flecha el arco.)
te responderá.
CANDÍA   Aunque ignoro
qué es lo que decirme intentas,
no ignoro que a lid me llamas,
pues embebido la cuerda 585
me aguardas. Dispara, pues,
mas mira que si me yerras,
has de morir a este acero.
YUPANGUÍ De la ventaja que lleva
ser mi arma arrojadiza 590
y no la tuya, me pesa;
porque más quisiera a brazos
rendirte, que no que mueras.
Mas ¿qué es esto? ¿Quién me pasma
la mano que helada tiembla, 595 (192)
el corazón que no late,
y el suspiro que no alienta?
Pero ¿qué mucho, qué mucho,
que todo, ¡ay de mí!, fallezca,
si el resplandor que me abrasa 600
carámbano es que me yela?
(Cáese el arco.)
Tronco que despide rayos
y a puras luces me ciega,
más es que tronco. No huyo
de ti, quienquiera que seas, 605
sino de tan ventajosas
armas que a hechizos me venzan.
Soltad las fïeras, porque (Yéndose.)
cebe su veneno en ellas
este tósigo de luces 610
que a mí me asombra y me ahuyenta,
y a la selva, al valle, al monte,
peruanos, que hoy son tierra
y mar abismos de abismos
contra nosotros.
CANDÍA       Espera. 615
(Vase y al ir tras él da con TUCAPEL.)
Tras él... Mas ¿quién está aquí?
TUCAPEL ((Aparte.) ¡Oh, quién decirle supiera
que soy tonto, y que de un tonto
es más tonto el que hace cuenta!)
Yo... sí... cuando...
CANDÍA         Aguarda, no huyas. 620
VOCES Al monte, al valle, a la selva,
que las fieras se desatan.
TUCAPEL Mas que el primero que encuentran
soy yo.
CANDÍA           ¡Ay infeliz! ¡Qué miro!
De las profundas cavernas 625
destos montes, bostezando
nuevos horrores sus quiebras,
mil feroces animales
toda la marina pueblan.
Y dellos un león y un tigre, 630
 
(Salen un león y un tigre haciendo (lo)(23) que dicen los versos.)
 
garras aguzando y presas,
a mí se vienen. Aunque es
imposible la defensa,
moriré matando. Pero
por más furiosos que llegan, 635
en viéndome se reparan,
y en vez de embestirme, tiemblan:
con que el león, arrastrando(24)
la desgreñada melena
de sus coronados rizos, 640
y el tigre, pecho por tierra,
vienen postrando a mis plantas
las nunca domadas testas.
Justo es que yo corresponda
a tan cortesana deuda. 645
(Halágalos(25).)
TUCAPEL ¡Oigan cómo los regala,
y cómo ellos le festejan!
¿Quién tigres de falda vio,
y león de brazos, que juegan
con su dueño y él con ellos, 650
haciéndose muchas fiestas?
CANDÍA Señor, pues este favor
tan anticipado premia
el deseo de arbolar
vuestra militar bandera 655
entre estos bárbaros, donde
vuestra fe plantada crezca,
en vuestro nombre, subiendo
a este risco, en su eminencia
la fijaré.
(Sube a lo alto del monte.)
TUCAPEL             ¡Ay de mí!, que entre 660
el león y el tigre(26) me deja;
mas yendo tras él, seguro
iré... Pero en su defensa
se vuelven contra mí.
CANDÍA              Ahora
que ya tremolada queda, 665
(Deja la cruz y baja cortando ramas.)
deste bruto balüarte
en la más rústica almena
vuestro estandarte, Señor,
volveré al mar con las señas
destas ramas y estos frutos, 670
y este indio, de quien la lengua
aprendamos, para que (192v)
la entendamos a la vuelta.
Ven tú conmigo, y vosotros,
amigos...
TUCAPEL              ¡Ay, que se acercan! 675
CANDÍA Quedad en paz. Que me vaya
yo en paz, que me dicen muestran,
volviendo al monte. Ven tú.
TUCAPEL Glauca, pues ves que me llevan
a ser de una bestia pasto, 680
no seas pasta de otras bestias
tú en mi ausencia.
CANDÍA          Nuevos mundos,
cielos, sol, luna y estrellas,
aves, peces, fieras(27), troncos,
montes, mares, riscos, selvas, 685
buena prenda os dejo, en fe
de que si hoy la gente vuestra
adora al sol que amanece,
hijo de la aurora bella,
vendrá tan felice día 690
que sobre estas mismas peñas,
con mejor sol en sus brazos,
mejor aurora amanezca.
 
(Vase y sale la IDOLATRÍA vestida de negro, con estrellas, espada, plumas y bengala.)
 
IDOLATRÍA Primero que ese día
llegue a ver yo, que soy la Idolatría 695
desta bárbara gente,
que en los trémulos campos de Occidente,
sin saber de otro sol ni de otra aurora,
por adorar la luz la sombra adora.
Primero, otra vez digo, que ese día, 700
contra la inmemorial posesión mía,
el Perú llegue a ver en su campaña
las invasiones de la Nueva España,
verá (si Dios la acción no me limita
y los poderes que me dio me quita) 705
que mis ansias, mis penas y temores
con el mágico horror de mis horrores
perturban de manera
de tierra y mar hoy una y otra esfera,
que el mar, antes que desta hallada playa 710
aquel bajel con las noticias vaya,
le embata, le zozobre y le persiga,
por más que agora, viento en popa, diga
en mi oprobio y mi ultraje.
PIZARRO (Dentro.)
Vira al mar.
TODOS                   Buen viaje, buen pasaje. 715
IDOLATRÍA Y la tierra también verá en sus daños
revalidar error de tantos años,
no tan solo volviendo al ejercicio
del que dejó suspenso sacrificio,
pero aun con más terror, pues si antes era 720
víctima bruta esta o aquella fiera, (193)
ahora he de hacer que víctima sea humana;
porque siendo, como es, Copacabana
templo del Sol, y su ara aquella peña
contra quien puso el español por seña 725
el Cruzado Madero,
a cuya vista pasmo, gimo y muero;
en ella es bien (sin que atreverme pueda
a sus ultrajes, porque no suceda
lo que en la Nueva España, 730
que arbolando otra cruz otra montaña,
hice ponerla fuego,
y ardiendo sin quemarse, lo que el ciego
insulto consiguió, en vez de abrasarla,
fue temerla, admitirla y venerarla.) 735
Y así digo otra vez, sin que me atreva
a que este vulgo en su baldón se atreva,
es bien satisfacer mi desvarío,
con que a su vista el sacrificio mío
con sacrílego intento 740
transcienda desde bárbaro a crüento;
a cuyo efecto, ya en süaves voces,
ya en voces tristes, sonarán veloces
en todo el monte oráculos, diciendo:
TODOS (Dentro.)
Albricias, que ya el monstruo se va huyendo. 745
IDOLATRÍA Pero no, no prosiga,
dígalo el tiempo sin que lo diga,
pues vuelven a juntarse, repitiendo:
ELLA y TODOS Albricias, que ya el monstruo se va huyendo.
 
(Vase, y salen todos los Indios y Indias que puedan, con arco y flechas.)
 
GUACOLDA ¿Qué mucho, si en hileras 750
el armado escuadrón vio de las fieras
contra él tan prevenido?
INGA ¿Quién duda que haya sido
quien irse sin salir a tierra le hace?
 
(Sale YUPANGUÍ.)
 
(YUPANGUÍ) No, señor, de más alta causa nace 755
su vuelta y su venida;
maravilla mayor hay escondida.
INGA                                ¿Cómo?
YUPANGUÍ Como volviendo a la ribera,
en dejándote a ti, por si pudiera
averiguar(28) quién tanto horror nos daba, 760
pequeña embarcación vi que arrojaba (193v)
al mar, bien como algunas
balsas en que surcamos las lagunas.
Aquí empecé a formar primera idea
de que más que animal, fábrica sea; 765
confirmolo después ver cuánto asombre
que esta balsa arrojase(29) a tierra un hombre
de extraño aspecto. Referir no quiero
que le hablé y que me habló, si considero
que no nos entendimos, 770
y no puedo decir qué nos dijimos;
baste saber que en duelo tan prolijo
dijo la acción lo que la voz no dijo.
Un tronco que traía
arboló contra mí, la aljaba mía 775
un arpón contra él; pero al instante
que le quise flechar, una radiante
luz me cegó, y el brazo entumecido,
tras el arco y arpón perdí el sentido.
Culparás mi pavor, pues no le culpes 780
hasta que con las fieras le disculpes.
Yo vi a lo lejos que un león le hacía
brutos halagos, cuya acción seguía
un tigre, y que de ambos amparado
subió a ese risco, en que dejó fijado 785
sobre su pardo ceño
del basto tronco el no labrado leño;
con que volviendo al mar, llevó consigo
a Tucapel, crïado que conmigo
estaba en la marina. 790
GLAUCA ¿Cómo dices no ser cosa divina
la que daño no ha hecho
a nadie, y me ha hecho a mí tanto provecho?
SACERDOTE Calla, necia.
YUPANGUÍ                   De suerte,
que si en sus hechos la razón advierte, 795
en la que naturalmente me fundo,
sin que el discurso deba nada al arte,
es que debe de haber de esotra parte
del mar otra república, otro mundo,
otra lengua, otro traje y otra gente, 800
y aquesta tan mañosa o tan valiente,
que se ha sabido hacer con singulares
fábricas vivideros esos mares; (194)
y para más desmayos
se ha sabido forjar truenos y rayos, 805
con relámpagos tales,
que deslumbran a hombres y animales.
Y pensar que han movido tanto empeño
como venirse a playas extranjeras,
y para solo colocar un leño 810
vivir ondas, traer rayos, domar fieras,
no, señor, no es posible.
Aquí hay misterio más incomprehensible,
y así es bien discurramos
qué hemos de hacer, y que nos prevengamos, 815
por si otra vez volviere,
y prevenidos, sea lo que fuere.
INGA A tu suceso atento
menos le alcanzo cuanto más le siento,
y así no sé, no sé lo que debamos 820
hacer.
SACERDOTE          Yo sí.
INGA                   ¿Qué es?
SACERDOTE             Que prosigamos,
dejándonos plantado ahí ese bruto
leño hasta ver qué flor nos da o qué fruto
el sacrificio, y todos invoquemos
hasta su templo al Sol, por si podemos 825
alcanzar que nos diga
qué hemos de hacer.
YUPANGUÍ              Y es justo.
GUACOLDA                              Pues prosiga
la invocación, mas con tan otro acento,
que lo que fue armonía sea lamento.
INGA Hermoso padre del día, 830
de tanta confusión, di,
¿querrás restaurarnos?
IDOLATRÍA (Dentro cantando.)
               Sí.
INGA Ya respondió a la voz mía.
GUACOLDA Pues ¿qué debemos hacer,
si a mí te mueves a darme 835
también respuesta?
IDOLATRÍA           Obligarme.
SACERDOTE Si obligándote ha de ser,
¿con qué te podrá obligar
mérito, que aunque se crea,
obrar no sabe?
IDOLATRÍA    Desea. 840
DAMA 1.ª Ya que es mérito desear,
yo deseo saber, ¿qué
naturaleza tirana
fue la que aquí llegó?
IDOLATRÍA               Humana.
YUPANGUÍ Si humana, cual dices, fue, 845
¿cómo asombra con horrores,
y deja tan confundida
la razón, la alma y la...
IDOLATRÍA                Vida?
(INDIA) 2.ª Porque del todo mejores
nuestra ciega confusión, 850
¿cuál será el mejor indicio
de nuestra fe?
IDOLATRÍA   El sacrificio.
(INDIA) 3.ª Si los sacrificios son
el mejor ruego, a ellos vamos.
(INDIA) 4.ª Haz que aqueste en que hoy se emplea 855
tu pueblo, sea acepto.
IDOLATRÍA               Sea.
INGA De todo cuanto escuchamos (194v)
nada inferimos.
SACERDOTE       Sí hacemos,
si de lo que ha respondido
componemos el sentido. 860
YUPANGUÍ ¿Y cómo le compondremos?
SACERDOTE Diciendo cada uno, ya
que a todos nos respondió
lo que a él dijo.
INGA      ¿Empiezo yo?
GUACOLDA Sí, y mi voz te seguirá. 865
INGA Si.
ECO (Cantando.)
    Si.
GUACOLDA        Obligarme.
ECO (Cantando.)
      Obligarme.
SACERDOTE Desea.
ECO (Cantando.)
         Desea.
(INDIA) 1.ª Humana.
ECO (Cantando.)
           Humana.
INGA Vida.
ECO (Cantando.)
      Vida.
(INDIA) 2.ª                El sacrificio.
ECO (Cantando.)
El sacrificio.
(INDIA) 4.ª Sea.
ECO (Cantando.)
     Sea.
MÚSICA y TODOS Si obligarme desea, 870
humana vida el sacrificio sea.
SACERDOTE Sin duda el Sol, ofendido
de que en tu presencia fuera
bruta víctima una fiera,
hoy elevarla ha querido 875
a que sea racional,
dando de su enojo indicio
no ser real el sacrificio
que asiste persona real.
INGA Si eso es lo que nos advierte, 880
¿cómo qué vida es no avisa?
SACERDOTE Como es la sacerdotisa
a quien le toque la suerte.
Las más nobles dedicadas
para eso en el templo están, 885
deseando el cuándo serán
a su dios sacrificadas.
TODAS A eso obligadas vivimos
las que al Sol nos consagramos.
GLAUCA Y de eso nos excusamos 890
las que patanas nacimos.
INGA Si aquella toca, ¡ay de mí!
YUPANGUÍ ¡Qué pena será tan fuerte,
si a ella tocase!
INGA     Y la suerte,
¿cómo suele echarse?
SACERDOTE               Así. 895
Cada una, una flecha dé,
y en mi mano y en su mano
el más noble o más anciano
se ha de nombrar, para que,
vendados los ojos, llegue 900
porque en señas no repare;
y de aquella que él tomare,
el dueño al ara se entregue
cuando cumplidos estén
los cuatro legales días, 905
en que de sus alegrías
padres y deudos se den
la norabuena.
TODAS  Obedientes,
ya aquí las flechas están.
 
(Toma él las flechas juntas y cada una tiene la suya.)
 
GLAUCA Luego que es malo dirán 910
el no ser ninfas las gentes.
INGA Nombra ya el que ha de llegar.
SACERDOTE Hallándote tú aquí, no
es bien que le nombre yo;
tú, señor, le has de nombrar. 915
INGA Yupanguí.
YUPANGUÍ                 Señor.
INGA      A ti,
pues el más noble ha de ser,
te nombro.
YUPANGUÍ                 El obedecer
es fuerza.
SACERDOTE               Y fuerza que aquí
los ojos te vende.
YUPANGUÍ         Bien 920
se pudo excusar, pues llego,
aunque no los venden, ciego.
 
(Véndanle los ojos, llega y toma la flecha de GUACOLDA.)
 
¿Quién, cielos, creyera, quién,
que donde Guacolda está,
estimara no ser ella 925
la que eligiese mi estrella?
SACERDOTE Llega hacia esta parte.
YUPANGUÍ                Y
con todas las flechas di.
SACERDOTE Una has de tomar no más.
Ya descubrirte podrás. 930
YUPANGUÍ ¿A quién he elegido?
GUACOLDA              A mí.
YUPANGUÍ ¡Grave pena!
GUACOLDA  ¡Dolor fuerte!
 
(Retíranse los dos a las dos esquinas del tablado.) (195)
 
INGA Pues no es justo que me vea,
aunque feliz muerte sea,
nadie condenado a muerte. 935
No sin lástima me ausento,
hermosa beldad, de ti.
No es sino excusar que aquí
reviente mi sentimiento.   (Vase.)
SACERDOTE ¡Dichosa tú, que crisol 940
hoy de nuestra fe serás!   (Vase.)
LAS CUATRO ¡Venturosa tú, que vas
a ser esposa del Sol!
 
(Vanse.)
 
GLAUCA Buen parabién, pero dél
no gusta. Mas ¿cómo estoy 945
tan fiera, que a hacer no voy
que lloro por Tucapel?   (Vase.)
YUPANGUÍ Dos culpas, Guacolda bella,
resultan hoy contra mí,
que con vista te elegí, 950
y que te elegí sin ella:
pero ni desta ni aquella
feliz e infeliz mi suerte
se ha de disculpar, si advierte
que una fue para adorarte, 955
otra para sublimarte,
y entrambas para perderte.
GUACOLDA De una y otra, ¡ay de mí!, fuera
cualquiera disculpa error,
y voy, dejando al amor 960
en aquella edad primera,
a que no sé si sintiera
más que eligieras tú, y no
fuera la elegida yo;
y así que errases te niego 965
ciego, que no estuvo ciego
quien lo que hubo de ver vio.
YUPANGUÍ Ahora es mayor mi aflicción
viendo que en mi ceguedad
resignes tu voluntad. 970
GUACOLDA Quizá no es resignación.
YUPANGUÍ ¿Pues qué?
GUACOLDA                 Desesperación
de que mi padre su esquiva
enemistad vengue altiva
en los dos, pues porque fuiste 975
tú quien a Guáscar seguiste,
cuando él siguió a Atabaliba,
por no darme a ti, forzada
me trajo al templo, y no sé
si conformarme podré 980
a morir sacrificada.
Pues cuando no hubiera nada
de aquel violento rigor
ni deste infelice amor,
ni cuanto da que temer 985
pasar del ser al no ser,
tuviera el mismo dolor
por no sé qué natural
luz que repugna infinito
a que en mí no haya delito, 990
y haya en un dios celestial
sed de humana sangre tal
que obligue fiero y crüel,
sin odio de fe, a que un fiel
mate otro fiel. ¿Es ley, di, 995
que un dios no muera por mí,
y que yo muera por él?
YUPANGUÍ No sé, mas sé que admirada
mi razón con tu razón,
me ha puesto en tal confusión 1000
que..., mas no te digo nada,
sino solo que si entrada
pudiera hallar para que,
sin argüir en la fe
del Sol, antes que rendida 1005
tu vida, viera su vida...
GUACOLDA No, no prosigas, que aunque
tiene a la laguna puerta
este templo, y ella tiene
balsas en que a tiempo viene 1010
bastimento, y puedo, abierta
de noche, irme a una desierta
isla a ocultarme oportuna,
temiendo al Sol tu fortuna,
en vano mi dolor cay 1015
en que hay noche, hay templo, y hay (195v)
puerta, balsa, isla y laguna.   (Vase.)
YUPANGUÍ ¿Qué más claro ha de decir
su abandonado despecho
que fue cómplice mi amor 1020
del estado en que la ha puesto
su suerte? ¿Ni qué más claro
me pudo su sentimiento,
para que salve su vida,
facilitarme los medios? 1025
Mas ¿cómo podré, ¡ay de mí!,
arrojarme a atrevimiento
tan grave, como quitarle
al Sol tal víctima? Pero
¿qué dudo ni qué reparo? 1030
Que si no hubiera preceptos
que romper, no hubiera culpas
y quedaran sin aprecio
finezas de amor, que dellas
alimentan sus afectos. 1035
Iré donde, si ella sale
a ver si temo o no temo
al Sol, vea que...
 
(Sale el INGA.)
 
INGA      Yupanguí.
YUPANGUÍ Señor.
INGA          A buscarte vuelvo
con una pena, que solo 1040
la fiara de ti.
YUPANGUÍ ¿En qué puedo
servirte? Que ya tú sabes
mi amor, mi lealtad y celo.
INGA De uno y otro asegurado,
sabrás que desde aquel mesmo 1045
instante que vi la rara
hermosura sin ejemplo
de aquella sacerdotisa,
que entre el asombro y el miedo,
por vencer con menos armas, 1050
venció sin color ni asiento,
ni vivo ni sé de mí;
y más después que añadiendo
fuerza a fuerza, rayo a rayo,
llama a llama, incendio a incendio, 1055
la lástima de su suerte
aumentó el dolor. No quiero
tenerme en cuán poderosos
son dos contrarios afectos
que para embestir aúnan 1060
lástima y cariño a un tiempo;
porque no muriera, diera
la vida. No, no suspenso,
no turbado, no confuso
me escuches, como diciendo 1065
entre ti; que ¿cómo al Sol,
a quien tantas glorias debo,
me atrevo contra su oculto
ni aun a imaginarlo? Pero
antes que tú lo pronuncies, 1070
saldrá mi voz al encuentro
con decirte que a un amor
que no tiene más remedio
que morir de ver morir,
no dudo dore sus yerros 1075
a rayos del mismo Sol;
mayormente cuando puedo
desenojarle con otras
dádivas: y remitiendo
a que, sea lo que fuere, 1080
o su perdón o su ceño,
ella ha de vivir, y tú
has de ser el instrumento.
Los cuatro legales días
en que sus padres y deudos 1085
la celebran, engañando
el dolor con el obsequio,
te doy de plazo a que pienses
cómo ha de ser, y a tu ingenio,
de la noche, la laguna, 1090
balsas y puertas del templo,
se valga, o ya tu valor,
a todo trance resuelto,
de disfraces para el robo
u de armas para el estruendo. 1095
Tú, en fin, me la has de poner
en salvo, y después el tiempo
en desagravios del Sol
nos dirá.
IDOLATRÍA (Dentro.) Guáscar. (196)
INGA           El viento
mi nombre pronuncia: gente 1100
será que en mi seguimiento
viene. Para que no vean
que hablamos solos, haciendo
la plática sospechosa,
mientras salirles intento 1105
yo por esta parte al paso,
quédate tú aquí; advirtiendo
que en tu ingenio a tu valor(30)
honor, alma y vida dejo.
Viva esta beldad, y viva 1110
tu rey, o ambos mueran.   (Vase.)
YUPANGUÍ                    ¡Cielos!
¿Quién en el mundo se ha visto
embestido tan a un tiempo
de celos, lealtad y amor?
¿Celos dije? Bien por ellos 1115
empecé; que son un mal
tan descortés y grosero,
que en concurso de otros males
siempre se toma el primero
lugar. De celos, ¡ay triste!, 1120
vuelvo a decir, pues que veo
de otro adorada a Guacolda;
de lealtad, pues es sujeto
con quien yo ni declararme
ni satisfacerme puedo; 1125
y de amor, pues cuando estoy,
contra los divinos fueros
que amenazaron su vida,
a restaurarla resuelto,
aun los mesmos medios míos 1130
se vuelven contra mí mesmo,
pues o los consigo, o no.
Si no los consigo, dejo
que muera; y si los consigo,
es para otro: con que en medio 1135
de la argüida cuestión
vengo a estar, de ¿cuál es menos
dolor: morir para mí
o vivir para otro dueño?
En cuya confusión...
IDOLATRÍA (Dentro.)               Guáscar, 1140
Guáscar Inga.
INGA   Veloz eco,
ya que me vienes buscando,
¿para qué te vas huyendo?
YUPANGUÍ Otra vez la voz le llama,
tras cuyo sonido el centro 1145
del monte penetra. Quede
aquí mi dolor suspenso,
supuesto que ni es ni ha sido
para terminado presto,
y vaya a ver qué será, 1150
puesto que todo es misterios
de Copacabana el valle,
voz, que sin dar con el dueño,
a lo más fragoso, más
enmarañado y desierto, 1155
diciendo le lleva...
 
(Vase, y salen INGA y IDOLATRÍA.)
 
INGA        Dime,(31)
pues te sigo y no te encuentro,
siquiera, ¿quién eres?
IDOLATRÍA               Yo.
INGA Al verte más, lo sé menos:
y así a preguntar quién eres, 1160
aun después de verte, vuelvo.
IDOLATRÍA Soy la deidad(32) a quien tocan
los cultos del Sol, y vengo
a lidiar por él contigo.
Y pues ha de ser el duelo, 1165
para más vitoria mía,
cara a cara y cuerpo a cuerpo,
¿qué esperas? Llega a mis brazos.
INGA Si rendido me confieso
yo a tus sombras o tus luces, 1170
¿para qué es la lid?
IDOLATRÍA           ¡Qué efecto
tan propio es de los ingratos
darse por vencidos presto!
¿Cómo es posible que quien
debe al Sol tantos imperios, 1175
impida sus sacrificios?
INGA Como yo se los debo
al Sol. Si él los dio a su hijo,
y yo de su hijo desciendo, (196v)
ya no es dádiva la mía, 1180
sino herencia; y fuera desto,
cuando se los deba al Sol,
como a padre, si hoy le ofendo,
¿qué hará en perdonar mañana
tan bien disculpado yerro 1185
como amar una hermosura
que él crió?
IDOLATRÍA                  Mas ¿qué piensas?
INGA                            Eso
es amenazar, y amor
no teme amenazas.
IDOLATRÍA            ((Aparte.) ¡Cielos!,
durar él en su pasión 1190
sin darle pavor mi(33) aspecto,
bien me da a entender que el día
que entra el sagrado madero
de la Cruz en el Perú,
es para que lo sangriento 1195
cese de mis sacrificios.
Mas ¿qué lo extraño, si advierto
que en el Ara de la Cruz
cesó todo lo crüento,
pues desde allí fueron todas 1200
hostias pacíficas? Pero
no, no me dé por vencida,
que aunque revele secreto
que ha tantos años que guardo,
con él le pondré tal miedo, 1205
que no se atreva a impedir
que a vista del Sacro Leño
sean víctimas humanas
triunfos míos.) En efeto,
¿te fundas en que es herencia 1210
y no dádiva, este reino,
y en que es perdonar un padre
fácil?
INGA        Sí.
IDOLATRÍA            Pues porque en eso
no te fíes, ni el Sol fue
tu padre, ni pudo serlo, 1215
ni este imperio sin mí pudo
ser tuyo.
INGA              ¿Cómo?
IDOLATRÍA       Oye atento.
Manco-Cápac(34), rico y noble
cacique fue, a quien(35) el cielo...
Pero, antes que yo a decirlo, 1220
quiero que llegues tú a verlo,
que no he de hacer sospechosa
mi verdad; y así, pretendo
que en su crédito afïance
un portento a otro portento. 1225
¿Qué ves en aquesta gruta?
 
(Ábrese un peñasco y vese GUÁSCAR vestido de pieles, recostado en una peña.)
 
INGA Un hermoso joven bello
que sobre una peña yace
de toscas pieles cubierto.
IDOLATRÍA Pues escucha lo que dice. 1230
INGA Ya a sus razones atiendo.
GUÁSCAR ¿Cuándo, padre, será el día
que de aqueste obscuro centro
me saques a ver la luz?
Si ya bien sabidas tengo 1235
tus liciones; si ya cuanto
me has instruido lo aprendo
tan a satisfación tuya,
que te has admirado, viendo
que el entendimiento tuyo 1240
trasladé a mi entendimiento,
¿qué aguardas para que llegue
a verme en el trono excelso
que me has prometido? Mira
que un bien esperado es menos 1245
todo aquello que le quita
de estimación el deseo;
que aunque la dicha es gran joya,
esperarla es mucho precio.
Ven, pues, ven a que segunda 1250
vez nazca del duro seno
de aquesta roca, si no
quieres que a mis sentimientos
lleguen tarde tus alivios,
llegando mi muerte presto. 1255
 
(Ciérrase la gruta.)
 
INGA Aunque entiendo sus razones,
el propósito no entiendo.
IDOLATRÍA ¿Qué mucho si ha de decirlo
otro prodigio primero?
Ya has visto el centro del monte 1260
pues pasa de extremo a extremo (197)
y mira ahora la cumbre.
 
(Va(36) saliendo por lo alto del peñasco un sol, y tras él un trono dorado con rayos, y en su araceli GUÁSCAR ricamente vestido con corona y cetro.)
 
¿Qué ves en ella?
INGA        No puedo
decirlo, que me deslumbra
un sol que va amaneciendo 1265
en su horizonte.
IDOLATRÍA      Porfía
a mirarle, que lo mesmo
hacen cuantas gentes ves
concurrir a ese desierto.
INGA Es verdad, todo poblado 1270
de gentes está, y ya intento
verlo.
IDOLATRÍA         ¿Y qué ves?
INGA        Entre varios
tornasoles y reflejos,
que como sin ver al sol
no se ven, ciegan al verlos, 1275
miro que como pedazo
suyo, va otro sol saliendo
en un luciente, un hermoso
trono, en quien, como en espejo,
parece que él mesmo está 1280
retratándose a sí mesmo.
IDOLATRÍA ¿Quién viene en él colocado?
INGA Si de sus señas me acuerdo,
aquel afligido joven
que vi entre pieles envuelto, 1285
ricamente ataviado
de ropas, corona y cetro,
me parece.
IDOLATRÍA                 Oye sus triunfos,
pues oíste sus lamentos.
GUÁSCAR Generosos peruanos, 1290
cuya fe, piedad y celo
en la adoración del Sol
logra hoy sus merecimientos;
albricias, que ya ha llegado
el felice cumplimiento 1295
de aquellas ya confundidas
noticias que dejó un tiempo
en la primitiva edad
de vuestros padres y abuelos
un Tomé o Tomás sembradas 1300
en todo el Perú, diciendo
que en los brazos de la Aurora
más pura, el Hijo heredero
del gran Dios había venido,
luz de luz, al universo. 1305
Pero aunque dijo que había
venido, habéis de entenderlo
como invisible Criador
de todos los elementos,
hombres, fieras, peces y aves; 1310
pero no en alma y en cuerpo,
como hoy mi padre me envía
a ser el monarca vuestro.
Si me recibís, veréis
que deste monte desciendo 1315
a vivir entre vosotros,
regiros y manteneros
en ley, en paz y en justicia;
y si no, a su trono excelso
con él me volveré, donde 1320
ofendido en mi desprecio,
os amenazan sus rayos,
sus relámpagos y truenos.
VOZ (Dentro.)
Desciende, Señor, desciende,
pues te aclamamos, diciendo. 1325
MÚSICA Sea bien venido en joven tan bello
el hijo del Sol a ser el rey nuestro.
GUÁSCAR Ya voy a vosotros,
pues que voy oyendo.(37)
MÚSICA y TODOS Sea bien venido (en joven tan bello 1330
el hijo del Sol a ser el rey nuestro.)
 
(Desaparecen el Sol por lo alto, y por lo bajo el trono.)
 
INGA Aún nada he entendido.
IDOLATRÍA                   Ahora
lo entenderás: oye atento.
Manco-Cápac(38), rico y noble
cacique, fue a quien el cielo 1335
dotó, entre otras naturales
prendas, de sutil ingenio.
Este, maquinando, el día
que su bella esposa un tierno
infante dio a la luz, cómo 1340
lograría verle dueño (197v)
del imperio del Perú,
me consultó su deseo,
como la deidad a quien toca
(ya te lo dije primero) 1345
la adoración del Sol. Yo,
hallando el camino abierto
para que creciese el culto
con el agradecimiento,
le dije que, publicando 1350
que el infante se había muerto,
con secreto le crïase;
y ello hizo con tal secreto,
que aun la nutriz que encerró
con él, yace muerta ahí dentro. 1355
Mientras el joven crecía,
también le di por consejo
que publicase que el Sol
le había revelado en sueños
que presto enviaría a su hijo 1360
a dominar sus imperios;
y como esta voz corría
sobre aquellos fundamentos,
que, arruinados del olvido(39),
los fabricaba el acuerdo, 1365
equivocando verdades
a sombra de fingimientos,
andaba el vulgo ni bien
dudando ni bien creyendo,
hasta que a determinado 1370
día convocó los pueblos,
para que ocurriesen(40) todos
a recibirle; y habiendo
con mi arte, con su industria,
como has visto, en lo supremo 1375
del monte fingido rayos,
pudo hacer que sus reflejos,
desmintiendo lo distante,
acreditasen lo excelso.
De suerte que deste engaño 1380
desciendes, y aunque en quinientos
años de la inmemorial
posesión, ya es tuyo el reino,
pues no hay ninguno que no
se introdujese violento; 1385
con todo eso, el día que impidas,
o otro por ti, los decretos
que en nombre del Sol dispone a
sus oráculos, es cierto
que no habiendo conseguido 1390
yo el que vayas en aumento,
me he de vengar; y así, teme
mis sañas, pues ves que puedo
en desagravios de Sol
desvanecer tus trofeos, 1395
pompa y majestad, bien como
ves que yo me desvanezco.
(Desaparécese.)
INGA Oye, aguarda, escucha, espera.
TODOS Allí se oye, llegad presto.
INGA ¿Qué es lo que por mí ha pasado? 1400
TODOS ¿Qué es esto, señor, qué es esto?
INGA No sé, no sé. Cinco siglos
he vivido en un momento,
retrocediendo(41) los años,
y lo que he sacado dellos, 1405
es que el Sol por mí no pierda(42)
sus cultos; y así, el precepto
que te di, Yupanguí, no,
no le excuses, ni por pienso.
Muera esa beldad y viva 1410
tu rey.   (Vase.)
YUPANGUÍ          ¿Quién creerá que al tiempo
que siento el mandar que viva,
el mandar que muera siento?
Pero nada me acobarde.
En que viva me resuelvo, 1415
y enójese o no se enoje
el Sol, pues es tan severo
dios que en su culto nos manda,
contra el natural derecho,
que mueran otros por él 1420
no habiendo él por otros muerto.


Jornada II
 
 
Dentro cajas y trompetas.
 
UNOS (Dentro.)
¡Arma, arma!
OTROS  ¡Guerra, guerra!
UNOS Caciques, a la muralla.
OTROS A la muralla, españoles.
UNOS ¡Guerra, guerra!
OTROS      ¡Al arma, al arma!
 
(Sale TUCAPEL huyendo.)
 
TUCAPEL Si no hubiera un coronista 5
que huyera de las batallas,
no hubiera cómo saberlas,
no habiendo cómo contarlas;
y pues es este el papel
que me toca, mientras andan 10
allá como suelen, yo
escondido entre estas ramas
también, como suelo, tengo
de estar a ver en qué para
el trance de hoy, que hasta ahora 15
solo dicen(43) voces altas...
UNOS ¡Arma, arma!
 
(Las cajas.)
 
OTROS  ¡Guerra, guerra!
UNOS ¡Viva el Perú(44)!
OTROS     ¡Viva España!
TUCAPEL ¡Oh, si el señor Sol quisiera
que sus paisanos lograran 20
la vitoria, y yo el deseo
de poder irme a mi casa!
No tanto porque en la propia
ningún marido descansa,
cuanto por hacerme el gusto 25
de hacer el disgusto a Glauca;
pues desde que el español,
cautivándome en mi patria,
conmigo, sin saber cómo,
dio en unas tierras extrañas, 30
donde su lenguaje y mío
hicieron tal mescolanza
que ya ni es mío ni es suyo,
bien que hasta entendernos basta,
y desde que, pertrechados 35
de gentes, bajeles y armas,
volvieron él y los suyos
a navegar estas playas,
de donde tomando tierra
han talado las campañas 40
que hay desde el Callao al Cuzco,
cuya gran corte hoy asaltan,
(Dentro las cajas.)
nunca me han dado lugar
de escaparme, por dos causas:
una, servirles de guía 45
para ir salvando sus marchas
de pantanos y lagunas;
y otra, que a decir no vaya
cuán faltos de municiones
y de víveres se hallan. 50
Y así, por ambos pretextos
con tal cuidado me guardan,
que al que desmandarme viere,
que me dé la muerte mandan;
con que me es fuerza esperar 55
día en que huyendo les hagan
volverse al mar. Mas no creo
(Dentro las cajas.)
que hoy sea el de esta esperanza,
pues entre las confusiones
que solo repiten varias... 60
TODOS ¡Arma, arma, guerra, guerra!
TUCAPEL Lo que desde aquí se alcanza
es que, aunque las eminencias
de la ciudad coronadas
de indios están, no por eso 65
los españoles desmayan,
por más que de sus almenas
no solamente disparan
diluvios de flechas, pero
de los peñascos que arrancan, 70
despedazados los montes,
rodando sobre ellos bajan.
Alguno lo diga, pues
cae de la escala más alta,
diciendo: (198v)(45)
 
(Dentro mucho ruido y cajas, y sale PIZARRO cayendo con espada y rodela.)
 
PIZARRO              ¡Virgen María! 75
Vuestra gran piedad me valga.
ALMAGRO Acudid a retirarle,
no consigan la alabanza
estos bárbaros, de que
ni aun muerto pudo su saña 80
triunfar dél.
 
(Salen los dos y soldados, y él se levanta muy en sí.)
 
LOS DOS                   ¡Pizarro!
PIZARRO               ¡Amigos!
LOS DOS ¿Qué desdicha es esta?
PIZARRO                 Nada.
TUCAPEL Pues no enterréis al mozo, Luis Quijada.
Esta fue una bagatela,
volvamos a la importancia. 85
CANDÍA ¿Cómo es posible que el golpe
de la peña y la distancia
del precipicio te deje
con la vida?
PIZARRO                   ¿Qué os espanta,
si quien invoca a María 90
aun de más riesgos se valga,
mostrando su piedad (puesto
que en el Perú nos ampara,
repitiendo los favores
que nos hizo en Nueva España) 95
cuánto de aquestas conquistas
se da por servida, a causa
de que mejor sol se adore
en brazos de mejor alba?
Y pues conserva mi vida 100
para que vuelva a emplearla
en su servicio; ea, amigos,
volvamos a las escalas,
que hoy en la corte del Cuzco
hemos de entrar, si esa valla 105
primera rompemos, antes
que a socorrerla mañana,
según dicen las espías,
en persona llegue el Guáscar
con inmensas gentes.
ALMAGRO               ¿Quién 110
lo duda, si en esperanza
de propagación de fe
y honor de María, se ensalzan
la invocación de su nombre
en ti, y en Pedro de Candía 115
la exaltación de la Cruz,
pues vemos que en las montañas
como a árbol prodigioso
que vence fieras, la exaltan
ya infinitos indios?
PIZARRO           Pues 120
con estas dos confïanzas,
¿qué hay que temer? Ea, españoles,
al arma otra vez.
 
(Vanse los tres, y tocan las cajas.)
 
(UNOS) (Dentro.)            ¡Al arma
otra vez, fuertes caciques!
UNOS ¡Viva el Perú!
OTROS   ¡Viva España! 125
TODOS ¡Arma, arma, guerra, guerra!
TUCAPEL Pues nunca en estas andanzas
están bien los coronistas
donde las flechas alcanzan.
¿Qué haré yo de mí, y más viendo 130
que embisten con furia tanta
que habré de llorar mi ruina
si ellos su vitoria cantan?
Pues en venciendo me quedo
en mi patria sin mi patria, 135
y si quiero irme, a peligro
es de la vida. ¡Oh, mal haya
aquella sacerdotisa,
pues por volver a buscarla
con Yupanguí, a mí me toca 140
todo el daño(46)! Y pues de nada
ella se duele, ¡oh, si hallase
de cuantos demonios hablan
en nuestros ídolos, uno
que a costa de vida y alma 145
me diga lo que he de hacer!
 
(Sale la IDOLATRÍA.)
 
IDOLATRÍA Sí habrá, pues que tú le llamas, (199)
que esa es la razón con que
Dios la cadena te alarga.
Vente, Tucapel, conmigo, 150
que yo te pondré en tu casa.
(Aparte.)(47)
Por lo que en ella me importas
para que vuelva a sus aras
la hurtada víctima al Sol.
TUCAPEL ¿Quién eres tú que me agarras 155
sin que te vea?
IDOLATRÍA    Quien puede,
abreviando las distancias
que hay desde el Cuzco a tu tierra,
valle de Copacabana,
llevarte sin que te vean 160
las más vigilantes guardas,
solo a precio de que tú
por mí en el camino hagas
primero la diligencia
que te dictaren mis ansias. 165
TUCAPEL Si tienes tanto poder,
¿cómo no la haces tú, y tratas
de que un hombre la haga?
IDOLATRÍA                       Como
no puedo yo cara a cara
oponerme a quien me opongo, 170
y así, es fuerza que me valga
del hombre. Que él poseído
de mí, dándome él la entrada,
basta a cometer delitos,
a que el demonio no basta. 175
TUCAPEL ¿Y cómo ha de ser el irme?
IDOLATRÍA Prestándote yo mis alas.
TUCAPEL ¿De qué suerte?
IDOLATRÍA      Desta suerte.
 
(En un pescante desaparece(48) TUCAPEL.)
 
Ministros en quien entabla
su imperio la Idolatría, 180
dad al viento mi esperanza.
TUCAPEL ¿Pues soy tu esperanza yo?
IDOLATRÍA Eres quien ha de lograrla,
pues revestido en ti el fiero
espíritu de mi rabia, 185
tuyas han de ser las voces,
pero mías las palabras,
cuando diciendo su afecto
el trance desta batalla,
digan el suyo mis iras; 190
y hasta entonces en dos varias
partes suene el eco, aquí
diciendo unos...
 
(Las cajas a rebato.)
 
(UNOS) (Dentro.)       ¡Arma, arma!
IDOLATRÍA Y allí repitiendo otros...
 
(Otra caja a lo lejos a marchar.)
 
OTROS Alto, y pase la palabra. 195
IDOLATRÍA Con que a un mismo tiempo yo,
entre horrores y venganzas,
entre escándalos y estruendos,
diré influyendo en entrambas...
TODOS ¡Arma, arma, guerra, guerra! 200
OTROS Alto, y pase la palabra.
 
(Con esta repetición, sonando a una parte el rebato y en otra la marcha, sale INGA con los indios que pueda, armados a su modo y el SACERDOTE.)
 
INGA Supuesto que ya la(49) noche
cubierta de sombras pardas
nos va retirando el día,
de aqueste monte en la falda 205
podrá restaurar la gente
las fatigas de la marcha,
para que con nuevo aliento
al amanecer mañana
demos vista a la ciudad, 210
llamando a campal batalla
a sus sitiadores, ya
que el socorrerla y librarla
a que yo en persona venga
me obliga.
 
(Sale YUPANGUÍ.)
 
YUPANGUÍ                 Dame tus plantas. 215
INGA ¡Oh Yupanguí, bien venido
seas!
YUPANGUÍ        Quien llega a besarlas
fuerza es serlo.
INGA     ¿Qué responde
Atabaliba?
YUPANGUÍ                 La fama
le tenía ya informado 220 (199v)
desta prodigiosa entrada
que han hecho los españoles,
y antes de oír tu embajada
dijo que él mismo vendría
a darte auxiliares armas. 225
INGA ¡Con qué vergüenza lo escucho,
ofendido de que hayan
cuatro desnudos, descalzos
y hambrientos hombres, en tanta
confusión puesto mis gentes, 230
que sea fuerza que me valga
de mi hermano y mi enemigo,
solo en fe de la ventaja
que artificiales sus rayos
llevan a nuestras aljabas! 235
En llegando a ponderar
que en una y otra campaña,
si se contara la gente,
más de mil indios se hallaran
para cada español, pierdo 240
el juicio, la vida, el alma,
y no sé... Dejadme solo,
idos todos, que se arranca
el corazón, y no quiero
que nadie me vea en la cara 245
el semblante de la ira
sin ver el de la venganza.
YUPANGUÍ ¿Qué extraño furor es este
que su sentido arrebata?
SACERDOTE No sé más de que estos días 250
le aflige.
 
(Vanse los soldados.)
 
INGA             Tú no te vayas,
Yupanguí.
YUPANGUÍ                 Siempre yo estoy
atento a ver qué mandas.
INGA Oye, pues solo contigo
pueden descansar mis ansias. 255
Desde el día, ¡ay infelice!,
que te mandé que libraras
aquella sacerdotisa,
todo es para mí desgracias,
sin que el mandarte después 260
que en su suerte la dejaras,
baste a que el Sol me remita
de aquella primera instancia
la culpa, pues en castigo
trae contra mí tan extrañas 265
gentes, como si el faltar
después fuese por mi causa.
YUPANGUÍ Ya que el querer impedir
un sacrificio le agravia,
¿por qué no mandas que otro 270
igual a aquel satisfaga
sus sentimientos?
INGA         Porque
cuando lo intento, declaran
los sacerdotes del Sol
que sus sacros ritos mandan 275
que en echándose una vez
la suerte, porque no haya
favor o pasión que excuse
aquella sobre quien caiga,
no pueda hasta que ella mesma 280
sea la sacrificada,
echarse otra suerte. Y esto
dejado a sus observancias,
¿cómo pudo una mujer
intentar fuga tan ardua? 285
YUPANGUÍ Si es fácil amar, señor,
dos a una hermosura rara,
y fácil dar un mismo
pensamiento dos que aman,
¿qué admiras que otro intentase 290
lo mismo, y que...?
INGA           Calla, calla;
que son mucho mal los celos,
para que el desdén les hagas
de acuadrillarlos con otros,
cuando ellos a matar bastan... 295
Mas no a mí, que en mí no hay celos.
YUPANGUÍ ¿Por qué?
INGA               Por la confïanza
de que aquí no hubo segundo
amante.
YUPANGUÍ            ¿De qué lo sacas?
INGA Si soberana deidad 300
tanto mi vida amenaza,
que no menos que de siglos (200-201v)(50)
alimentó mi mudanza,
¿cómo había de dejar,
siendo deidad soberana, 305
sin temor a otro?
YUPANGUÍ(51)        Bien dices.
(Aparte. Quédese con su ignorancia;
que a mí me está bien que nunca
en que hubo otro amante caiga.)
Es sin duda que ella, o mal 310
conforme o desesperada,
del templo se huyó.
INGA(52)            El asombro
no es ese, sino que haya
ocultádose de suerte
que diligencias tan varias 315
no la hayan hallado. ¿Cuál
será el centro que la guarda?
YUPANGUÍ Eso es lo que yo no puedo
decir. (Aparte.) ¡Ay Guacolda amada!
¡Y cómo que es verdad!, pues 320
no puede decir quien(53) te ama
ni el villaje que te esconde,
ni el traje que te disfraza.
INGA Supuesto que en que parezca
estriban las esperanzas 325
de que el Sol se desenoje
para que venzan mis armas,
ya que todos por vencidos
se dan de que no la hallan,
haz tú por mí la fineza 330
de ser quien ponga en buscarla
desde hoy nuevos medios.
YUPANGUÍ                       Yo
te doy, señor, la palabra,
en habiéndote asistido
en la facción de mañana 335
(que no es(54) bien desparecerme
víspera de una batalla),
de ir a buscarla con tal
deseo, cuidado y ansia,
que ni descanse ni duerma, 340
ni sosiegue hasta encontrarla.
Y así, si me echares menos,
no preguntes por mí, a causa
de que en busca de Guacolda
estoy.
INGA          Otra vez me abraza; 345
que bien de ti esa fineza
fío.
YUPANGUÍ      Creo que he de hallarla,
aunque sus recatos digan...
INDIOS (Dentro.) Sepúltennos las entrañas
de los montes, pues nos echa 350
de las suyas nuestra patria.
INGA ¿Qué confusas voces son
las que parece(55) que hablan
en nombre suyo? Pues dicen...
INDIOS (Dentro.) Sean tumbas las montañas, 355
que antes nos entierren vivos
que esclavos.
INGA  ¡Ah de la guardia!
¿Qué voces aquestas son?
 
(Salen el SACERDOTE e INDIOS.)
 
SACERDOTE De tropas que desmandadas
con sus mujeres e hijos 360
y ancianos, en mil escuadras(56)
huyendo a ampararse vienen
de los montes.
INGA    Pues ¿qué causa
puede obligarles a tanto
desorden?
 
(Sale TUCAPEL.)
 
TUCAPEL                Oye y sabrasla. 365
INGA Sin duda traes malas nuevas
pues a todos te adelantas.
¿Quién eres?
TUCAPEL  El indio soy
que cautivó en esa playa
aquel primer(57) español 370
que en ella(58) puso las plantas;
con él fui, y volví con él,
sin poderme librar hasta
que la confusión de hoy
me ha dado la puerta franca: 375
pues habiendo la ciudad
entrado a fuerzas de armas
los españoles, en tanto
que hidrópicamente apagan
en su saco las dos sedes 380
de riquezas y vïandas,
en tanto que por salvar
las vidas, la(59) desamparan
sus naturales, dejando
bienes, familias y casas, 385
sin poner en más la mira
que en el celo con que sacan
los ídolos de los templos,
a fin de que sus estatuas
sin ultraje se retiren 390
en la custodia y la guarda
del mayor adoratorio
del Sol, que es Copacabana;
en fin, en la confusión
de hoy, logrando mi esperanza 395
vengo sin que lo veloz
sea en fe de traer las malas
nuevas, que quizás podrá
hacer buenas una traza,
conque pérdida tan grande 400
se trueque en mayor ganancia.
Los más principales cabos
de esa española canalla
con los más soldados suyos
se alojan en ese alcázar 405
de los Ingas; este tiene
al reparo de las aguas
que suelen de la ciudad
inundar calles y plazas,
entre otras muchas surtidas 410
una mina que desagua
cerca de aquí, cuya boca
es preciso que ignorada
de hombres tan recién venidos,
esté a estas horas sin guardas; 415
y si por ella eligiendo
el cabo de mayor fama,
hicieses que con la gente
también de más importancia,
la mina entrase llevando 420
seca fajina(60) a la espalda
y oculto fuego, no dudes
que si por el pie la llama
prende una vez, vuele todo,
pues su arquitectura rara 425
toda es preciosas maderas;
y más si a este tiempo mandas
que se inficionen las flechas,
en vez de nocivas plantas,
de embreadas cuerdas que 430
entre piedra y pluma, al asta
pendientes, el aire corten,
y medida la distancia
por elevación, hicieses
darlas fuego al dispararlas; 435
siendo como son los techos
solamente de enea y paja,
será fuerza que volando
en cada saeta una ascua(61),
sean también rayos nuevos 440
adondequiera que caigan.
Y, pues a darte este aviso
y este arbitrio me adelanta
quizá alto espíritu que
la voz mueve, el pecho inflama, 445
no lo desdeñes, creyendo
que no te habla quien habla,
pues aunque son mías las voces,
no son mías las palabras.   (Vase.)
INGA Oye, espera. Detenedle. 450
SACERDOTE Si aun el viento no le alcanza,
no es posible(62).
INGA   Yupanguí,
bien este aviso declara,
pues por sendas nos le envía
tan nuevas y tan extrañas, 455
que ya el Sol se desenoja.
Y pues empresa tan alta
parece que para ti
la tuvo el cielo guardada,
pues esperó a que vinieses 460
para haber de ejecutarla,
de toda esa gente escoge
la de mayor confïanza,
y a ejecutar la sorpresa
parte; que en tu retaguardia 465
porque en todo trance tengas
segura la retirada,
con todo el grueso iré yo
guardándote las espaldas.
YUPANGUÍ Por tanto honor tus pies beso, 470
que en la guerra cosa es clara
que no sirve el que obedece
tanto como honra el que manda.
A obedecerte voy. (Aparte.) Bien
que con temor de que vaya 475
Tucapel donde Guacolda
está en la choza de Glauca.
¡Oh, quiera amor que sin verla
se oculte!   (Vase.)
INGA               Sin tocar arma
marche el ejército en mudo 480
silencio. No, deidad sacra,
pues no proseguí en mi afecto
prosigas en tu venganza;
que cuando me desengañen
ilusiones y fantasmas 485
no ser mi natural padre,
al fin no me desengañan
no ser mi natural dios;
y de un dios ser hijo basta
adoptivo, para ser 490
del mundo el mayor monarca.
Marche el campo en tal silencio
que aun a sordina bastarda
no dé(63) el orden.
 
(Vanse.)
(Sala en un palacio del Cuzco.)
(Salen PIZARRO, ALMAGRO, CANDÍA y SOLDADOS.)(64)
 
ALMAGRO      Pues ya quedan
las centinelas dobladas, 495
bien puedes, lo que a la noche
resta, dormir.
PIZARRO   Vigilancias
de un heroico pecho, mientras
menos duermen, más descansan.
No solo al sueño he de dar 500
el tributo de esta humana
propensión, pero escribiendo
lo que de la noche falta
he de estar, porque es forzoso
que de tan gloriosa hazaña 505
como hoy hemos conseguido
lleguen las nuevas a España,
y sepan dos majestades,
Carlos que en Yuste descansa,
y Felipe, que en su nombre 510
reina, que es ya bien que añadan
a los coronados timbres
de sus católicas armas
las columnas del Perú,
que fijas sobre las aguas, 515
como el plus ultra al non ultra
las de Hércules aventajan.
CANDÍA En tanto que desvelado
tú en eso la noche pasas,
Almagro y yo rondaremos 520
con divididas escuadras
el palacio.
ALMAGRO                Y no será
fineza; que su dorada
riqueza y sumas grandezas
aun más deleitan que cansan. 525
 
(Vase cada uno por su puerta.)
 
PIZARRO (Llamando.)
Traedme aquí la escribanía
y el bufete. Esté la carta
escrita, porque con ella
Fernando, mi hermano, parta
al punto que...
ESPAÑOLES (Dentro.)     ¡Fuego, fuego! 530
PIZARRO Mas ¿quién en confusión tanta
ciudad y palacio pone?
Iré a ver de qué se causa.
 
(Sale CANDÍA.)
 
CANDÍA ¿De qué ha de causarse, si es
un volcán todo el alcázar, 535
que del centro de la tierra
humo aborta y fuego exhala?
De sus bóvedas empieza,
y es que, sin duda, minadas
los bárbaros las tenían. 540
PIZARRO Acudamos a atajarlas.
CANDÍA Por aquí será imposible,
porque el incendio tomadas
tiene esas puertas.
PIZARRO          Pues vamos
por estotra(65) parte.
 
(Sale ALMAGRO.)
 
ALMAGRO           Aguarda; 545
que no solo...
ESPAÑOLES (Dentro.)    ¡Fuego, fuego!
ALMAGRO ...la salida el fuego ataja,
pero de un incendio en otro
irás a dar cuando salgas.
Encendidas flechas tanto 550
del aire la esfera abrasan,
que vagas exhalaciones,
puntas haciendo en su estancia,
neblíes de fuego suben
y sacres de fuego bajan 555
a hacer la presa.
CANDÍA       Perdidos
somos, pues no hay quien nos valga,
cuando en toda la ciudad
común el incendio clama...
UNOS(66) (Dentro.) ¡Que me abraso!
OTROS (Dentro.)                           ¡Que me quemo! 560
UNOS (Dentro.) ¡Virgen pura...
OTROS (Dentro.)                        Madre intacta...
UNOS (Dentro.) Inmaculada María...
OTROS(67) (Dentro.) María llena de gracia!
TODOS (Dentro.) ¡Favor, piedad!
PIZARRO                     ¡Oh españoles!
¡Qué bien vuestra fe declara 565
que ella es sola en las tormentas
cabo de Buena Esperanza!
A morir iré con todos,
porque con todos añadan
mis voces la aclamación. 570
CANDÍA Ya que la muerte nos halla,
sea con su dulce nombre
en los labios.
LOS TRES y OTROS (Dentro.)    Madre intacta,
Inmaculada María,
¡favor, piedad!
 
(Vanse.)
(Vista exterior del Cuzco.)
(Salen el INGA, YUPANGUÍ, el SACERDOTE e INDIOS.)(68)
 
INGA    Pues lograda 575
tan felizmente la acción
dejas, para que no haya
tan generosa osadía,
que española salamandra
se atreve a salir del fuego, 580
toda la ciudad sitiada
tened, y dé en nuestras flechas
quien(69) saliere de sus llamas.
YUPANGUÍ ¿Quién ha de salir, no habiendo
átomo que no sea brasa, 585
y ya los gemidos suenan
en voces tan desmayadas,
que apenas se oyen o escuchan?
PIZARRO (Dentro.) Hija elegida sin mancha,
del Padre...
CANDÍA (Dentro.)  Madre del Hijo, 590
doncella y fecunda...
ALMAGRO (Dentro.)               Casta
Virgen, esposa de Santo
Espíritu...
PIZARRO (Dentro.) Tú nos salva(70).
CANDÍA y ALMAGRO (Dentro.) Tú nos favorece(71).
ESPAÑOLES (Dentro.)                           Tú
nos socorre y nos ampara(72). 595
INGA ¿Quién será esta a quien invocan?
YUPANGUÍ Quien no les responde.
INGA                  Calla,
y volvamos a escuchar,
pues tan bien suenan sus ansias.
 
(La música en lo alto.)
 
MÚSICA El que pone en María las esperanzas, 600
de mayores incendios no solo salva
rïesgos de la vida, pero del alma.(73)
YUPANGUÍ ¿Qué es esto? Tristes lamentos
de un instante en otro pasan
a ser dulces armonías 605
de sonoras voces blandas.)(74) (202)
 
(Aura de Copacabana, con el Niño Jesús en las manos y el tiempo que empieza a descubrirse(75), y todo lo que dura el paso, hasta desaparecerse, estará nevando la nube, y todo lo alto del tablado.)
 
INGA No es eso, no es eso solo
lo que admira y lo que pasma,
pues del oído a la vista
el prodigio se adelanta. 610
¿No ves, no ves que los cielos
sus azules velos rasgan,
y dellos luciente nube
sobre todo el fuego baja
lloviendo copos de nieve 615
y rocío, con que apaga
su actividad?
YUPANGUÍ Y aún más veo,
pues veo que la nube, basa
(guarnecida a listas de oro
y tornasoles de nácar) 620
es de una hermosa mujer,
que de estrellas coronada
trae el sol sobre sus hombros,
y trae la luna a sus plantas;
hermoso niño en sus brazos 625
trae también. ¿Quién vio que nazca
mejor sol a media noche,
a quien con voces(76) más claras
hijo de mejor aurora
mejores pájaros cantan? 630
MÚSICA El que pone en María las esperanzas,
de mayores incendios no solo salva
riesgos de la vida, pero del alma.
INGA Verla intento, pero apenas
a ella los ojos levanta 635
la vista, cuando un rocío
me ciega.
SACERDOTE               A todos nos pasa
lo mismo, que un suave polvo
de menuda arena blanda
ciegos nos deja.
UNOS(77)      ¡Qué asombro! 640
OTRA ¡Qué maravilla!
 
(Tropiezan todos como ciegos.)
 
INGA       ¡Qué magia
diréis mejor! Y pues no
hay contra ella fuerza humana,
acudid a la divina.
SACERDOTE Pues todas nuestras estatuas 645
ya en Copacabana están,
todos a Copacabana
vamos a pedir en todas
clemencia.
INGA                 Fuerza es buscarla
contra quien apaga(78) un fuego, 650
y con otro nos abrasa.
 
(Vanse.)
 
YUPANGUÍ Con todos huiré; mas no
por el temor que me causa,
sino porque en mí conozco
que no merezco mirarla. 655
Pero aunque ya no la mire,
tan fija llevo su estampa
en mi idea, que ha de ser
vivo carácter del alma.   (Vase.)
 
(Ahora va pasando, y salen los ESPAÑOLES oyendo como elevados las voces.)
 
ÁNGEL 1.º Católicos españoles, 660
ya María el fuego aplaca,
porque perdió su violencia
en ella desde la zarza.
ÁNGEL 2.º Vivid, venced, pues ya
es tiempo que a estas montañas 665
amanezca mejor sol
en brazos de mejor alba.
LOS DOS      Y América sepa
     con la fe de España.(79)
MÚSICA Que el que pone en María las esperanzas, 670
de mayores incendios no solo salva
riesgos de la vida, pero del alma. (202v)
(Desaparece.)
PIZARRO Pues tan milagrosamente
vemos que el fuego se apaga,
debiendo a la invocación 675
de María dicha tanta;
en nombre suyo, pues va
de su vista huyendo Guáscar,
sigamos su alcance, y diga
el hacimiento de gracias; 680
si María es con nosotros,
¿quién contra nosotros basta?
TODOS ¡Arma, arma, guerra, guerra!
UNOS Vea América.
OTROS   Y vea España.
MÚSICA y TODOS Que el que pone en María las esperanzas, 685
de mayores incendios no solo salva
riesgos de la vida, pero del alma.
TODOS ¡Guerra, guerra, arma, arma!
 
(Con esta repetición han de sonar a un tiempo las cajas y trompetas, la música y la representación y sale la IDOLATRÍA como oyendo a lo lejos, y repitiendo con todos las voces.)
 
IDOLATRÍA ¿Que el que pone en María las esperanzas
de mayores incendios no solo salva 690
riesgos de la vida, pero del alma?
Bien se deja conocer,
pues cuando pensé que había
logrado la industria mía
en ver la ciudad arder, 695
no solo para acabar
con los españoles fue,
mas para aumentar su fe
y destruir y turbar
la de los indios, pues ciegos, 700
en ellos crece el temor
y en los otros el valor,
viendo aceptados sus ruegos;
con que ya mi monarquía
se va estrechando tirana, 705
pues solo hoy Copacabana
corte es de la Idolatría.
En ella me han retirado
con mis ídolos; mas no
por eso he de darme yo 710
por vencida, que obstinado
mi espíritu, que no ha sido
capaz nunca de enmendarse,
vencido puede mirarse,
mas no darse por vencido. 715
A cuyo efecto, pues cuantas
estatuas culto me dan
ya en Copacabana están,
en ellas influirán tantas
sañas, iras y venganzas 720
mis respuestas, que me atrevo
a hacer que vuelvan de nuevo
a vivir mis esperanzas.
Y así, siguiendo el intento
de que una amante pasión 725
no quite a mi adoración
lo horroroso(80) y lo sangriento
de mis sacrificios, hoy
el Guáscar ha de saber(81)
de Guacolda, para hacer 730
si al Sol este obsequio doy,
mayor la vitoria mía;
que si fue odio de la Cruz,
ya lo es della y de la luz
que trajo tras sí María. 735
Esté Guacolda segura
en el oculto villaje
que la veo, y fío el traje
rústico y vil la ventura
de verse libre de mí; 740
que aunque la desdicha no
ha menester medios, yo
sabré hacer que la halle allí.   (Vase.)
 
(Salen GUACOLDA y GLAUCA, como hablando entre sí.)(82)
 
GLAUCA Notable melancolía (203)
es la tuya.
GUACOLDA                ¿Cómo puedo 745
perder, Glauca amiga, el miedo
a la triste suerte mía?
GLAUCA Viendo cuán segura estás,
de villana disfrazada,
y demás de eso encerrada 750
donde no ha entrado jamás
nadie que a buscarme viene,
y no dejándote ver,
ni pudiendo otro saber
quién eres ni quién te tiene 755
aquí, sino yo, parece
que es desconfïar de mí.
GUACOLDA No lo creas, que ya vi
cuánto tu lealtad merece.
Si sé que en casa naciste, 760
hija de antiguos crïados
de Yupanguí, y que en tus hados
primeros con él creciste.
Si sé que con Tucapel,
criado también, te casó, 765
y que esta alquería te dio,
para pasarlo con él
si no rica, acomodada;
si sé que el día que hubo
de fiarse de alguien, no tuvo 770
satisfación más fundada
que en ti por tu obligación,
y porque sola vivías,
pues tan ausente tenías
a tu esposo, ¿qué razón 775
pudo haber para pensar
que desconfíe de ti?
Y porque creas que aquí
no me aflige ese pesar,
sabe que mi desconsuelo 780
no es sino que un bien que hubiera
solo para mí en que viera
a Yupanguí, aun ese el cielo
le niega a mi suerte esquiva;
pues apenas me dejó 785
aquí, cuando le envió
el Guáscar a Atabaliba.
Dél no he sabido, con ser
la ausencia ruina de amor,
aun no es ese mi mayor 790
cuidado, sino temer
no haya muerto en tanto estruendo,
como noticias nos dan
cuantos desde el Cuzco van
a Copacabana huyendo 795
por todo aqueste distrito,
donde en fe estoy solamente
de que nadie al delincuente
busca donde hizo el delito.
GLAUCA De dos extremos no sé 800
cuál venga a ser el mayor,
tu temor o mi temor.
GUACOLDA ¿Cómo?
GLAUCA             Como en ambas fue
una la pena crüel
y contraria, pues si no 805
sabes de Yupanguí, yo
tampoco de Tucapel.
Y en tormento tan esquivo,
que el mío es mayor es cierto,
pues tú temes que esté muerto 810
y yo temo que esté vivo.
GUACOLDA ¿Eso dices?
GLAUCA                  Si supieras
tú lo que un marido ha sido
a todas horas marido,
eso y mucho más dijeras. 815
¡Qué es verle entrar muy hinchado,
diciendo...!
 
(Sale TUCAPEL.)
 
TUCAPEL                Glauca, la mesa,
y trae la comida apriesa,
que aunque no vengo cansado,
porque en diablos de alquiler 820
es gran cosa caminar;
con todo, ya que el no andar
canse, cansa el no comer(83).
GLAUCA ¿Qué miro?
GUACOLDA (Aparte.)  Desdichas mías
que han de descubrirme, pues 825 (203v)
posible esconderme no es.
GLAUCA Al cabo de tantos días,
¿es ese modo de entrar
en tu casa?
TUCAPEL                 Dices bien,
abrázame en parabién, 830
mas no sirva de ejemplar,
que abrazo recién venido
no es abrazo propietario,
sino supernumerario
con gajes de entretenido. 835
GLAUCA De cualquier suerte que sea,
agradece mi deseo
el verte vivo.
TUCAPEL  ¿Qué veo?
Vuelva a inflamarse mi idea,
hermosa sacerdotisa, 840
que por más que te disfraces,
no pueden obstar al sol
nubes de villano traje;
ahora veo que eres
la deidad cuyas piedades 845
(compadecidas de ver
que por volver a buscarte
con Yupanguí a la marina,
ocasionaron mis males)
me han buscado y me han librado 850
del cautivo vasallaje
en que estaba, y pues a precio
de ejecutar el dictamen
que en mi inspiración tus voces
favor a favor añades; 855
pues no contenta con que
libre en mi casa me halle,
también la palabra cumples
de que cuando a ella llegase
había de saber quién eras, 860
ya que lo sé, y sé que sabes
favorecida del Sol
obrar prodigios tan grandes,
permite que a tus pies, ya
que tanta deuda no pague, 865
la reconozca a lo menos.
GUACOLDA Hombre, ¿qué dices?, ¿qué haces?
GLAUCA Él fue simple y vuelve loco.
GUACOLDA ¿Cuándo yo he podido hablarte?
¿Cuándo dictar en tus voces 870
que nada en mi nombre entables,
ni cuándo darte palabra
de que en tu casa me hallases?
TUCAPEL No disimules conmigo,
que ya sé que las deidades 875
hacen el bien y no quieren
blasonar de que le hacen.
Glauca, este hermoso milagro,
que sin querer desdeñarse
de pisar de nuestro albergue 880
los siempre humildes umbrales,
se desdeña de que cuente
yo sus liberalidades;
es a quien la vida debo.
Llega, pues, llega a postrarte 885
a sus pies, agradecida
de que a tus ojos me trae.
GLAUCA Tucapel, no una aprehensión
tanto tu discurso engañe,
que aquesa aldeana es 890
mi hermana, que a acompañarme
vino en tu ausencia.
TUCAPEL             ¡Qué presto,
lisonjeramente afable,
viendo que su gusto es ese,
te pones tú de su parte! 895
Pero una cosa es que ella
modestamente recate
sus prodigios, y que tú
complacer con ella trates,
y ahora obligarme las dos 900
a que yo ingrato los calle.
Sepa el mundo sus venturas:
¡moradores destos valles,
vecinos de aquestas selvas!
GUACOLDA No los nombres.
GLAUCA       No los llames. 905
TUCAPEL ¿Cómo no? De igual bien todos
han de ser participantes. (204)
Vuestro antiguo compañero
Tucapel os llama; a darle
venid todos de sus dichas 910
el parabién.
UNO (Dentro.)   ¿No escuchasteis
sus voces?
TODOS                 Sí.
UNO  Pues lleguemos
todos a verle y hablarle.
GUACOLDA ¡Ay de mí! Forzoso es verme.
GLAUCA Retírate a aquesta parte. 915
 
(Salen algunos indios.)
 
TODOS Tucapel, muy bien venido
seas.
TUCAPEL        Que a todos abrace
es mi mejor bienvenida.
UNO Desde el día que faltaste
de la marina, por muerto 920
te tuvimos.
TUCAPEL                  Dios os guarde
por la merced.
OTRO    ¿Es posible
que te vemos?
TUCAPEL   ¿Veis cuán tarde
os parezca que he venido?
Pues ha sido por el aire, 925
gracias a aquesa deidad.
No te escondas, no te apartes,
que es bien que sepan la mucha
piedad que conmigo usaste.
Ella es la que prodigiosa 930
ha tratado mi rescate:
llegad, llegad, porque todos
la deis gracias de mi parte.
TODOS Todos a tus pies rendidos
te estimamos que le ampares 935
y nos le traigas.
GUACOLDA      ¿Quién, ¡cielos!,
pudo nunca semejante
acaso prevenir?
GLAUCA      Dimos
con todo el secreto al traste,
si la conocen.
 
(Aparte los villanos.)
 
(INDIO) 1.º   ¿No es esta, 940
si no es que el deseo me engañe,
aquella sacerdotisa
que por no sacrificarse
del templo huyó?
(INDIO) 2.º        Sí, y por quien
tantas diligencias hace 945
Guáscar, que a quien diga della
ofrece tesoros grandes.
(INDIO) 3.º Famosa ocasión tenemos
de enriquecer, con contarle
que está aquí. Pues según dice 950
la gente que va delante,
a Copacabana viene
a que el Sol su enojo aplaque,
para volver a la lid.
(INDIO) 1.º Supuesto que estos villajes 955
el paso son, al camino
le salgamos para darle
la nueva.
(INDIO) 2.º               Disimulemos.
(INDIO) 3.º Tucapel, justo es descanses.
Después de espacio hablaremos. 960
TUCAPEL Sabréis sucesos notables.
Id ahora con Dios.
TODOS          Adiós.
 
(Vanse los villanos.)
 
TUCAPEL Glauca, ¿qué hay con que regales
a tal huéspeda?
GLAUCA     Bien digo
yo, oyendo tus disparates, 965
que fuiste simple y que vienes
loco. ¿Qué es, no me escuchaste,
mi hermana?
TUCAPEL También a mí
me escuchaste tú que en balde
por complacerla, a que no 970
es quien yo sé me persuades;
y cuanto tú, por llevar
tus lisonjas adelante,
no la agasajes, sabré
traer yo con que la agasaje, 975
pues por lo menos estamos
en tan goloso paraje
que no faltarán tortillas
de maíz y chocolate.
GUACOLDA ¿A qué más pudo llegar 980
mi desdicha? Ya quedarme
aquí no es posible, ni irme;
quedarme por si se esparce
quién soy; ni irme, pues no sé
donde Yupanguí me halle. 985
GLAUCA Solo un medio se me ofrece.
GUACOLDA ¿Qué es?
GLAUCA              Por si vuelve, oye aparte.(84) (204v)
 
(Hablan las dos y sale YUPANGUÍ.)
 
YUPANGUÍ Vehemente aprehensión que siempre(85)
me estás poniendo delante
aquella hermosa deidad 990
que vi iluminando el aire;
deja, deja de seguirme
siquiera un rato, en que allane
que el vivir absorto no es
dejar de vivir amante. 995
Hermosa Guacolda mía,
si otros hicieron constantes
los instantes de la ausencia
siglos, no, ¡ay de mí!, te espantes
que hallándolos yo hechos siglos, 1000
los haya hecho eternidades.
Dame los brazos mil veces.
GUACOLDA Es tan inmenso, es tan grande
el bien, Yupanguí, de verte,
que es forzoso que le extrañe, 1005
porque persuadirse un triste
a que hay contento, no es fácil.
En hora dichosa vengas,
que aunque siempre fuera amable
tu presencia para mí, 1010
pues con afectos iguales
también para mí eran siglos
las vidas de los instantes,
nunca en mejor ocasión
verte pude.
YUPANGUÍ                 ¿Cómo?
GUACOLDA          Sabe 1015
que Tucapel ha venido,
y no sé con qué dictamen,
empeorado de talento,
mejorado de lenguaje,
se ha persuadido a que soy 1020
yo la que pude sacarle
de su esclavitud; con que
solicitando mostrarse
agradecido, me ha muerto;
culpa de amigo ignorante, 1025
matar con buena intención.
De suerte que ya ocultarme
aquí no es posible: mira
a donde podrás llevarme,
pues ya, a no haber tú venido, 1030
me iba yo a las soledades
de los montes más incultos,
en cuyos páramos, antes
que los ministros del Guáscar,
o los del Sol, me encontrasen 1035
o las señas del león
o las astucias del áspid.
YUPANGUÍ No dudes que cuidadoso
solicite yo ausentarte
adonde nuestro amor pueda, 1040
sin que el rencor nos alcance,
celebrar de nuestras bodas
las más amorosas paces.
¡Oh bello divino asunto!
No tanto tras ti me arrastres; 1045
yo iré tras ti.
GUACOLDA No prosigas.
YUPANGUÍ Sí, mi bien. Vuelva a cobrarme.
GLAUCA Cuantos vienen no parece
que traen los juicios cabales.
YUPANGUÍ Por poder celebrar, digo, 1050
de nuestras bodas las paces,
me valí de Atabaliba,
a quien di de todo parte.
Él, por hija de quien tanto
siguió sus parcialidades, 1055
tomándome la palabra
de que yo en su vasallaje
haya de vivir, me ofrece
dichosas seguridades.
Jurado lo dejé, en cuya 1060
fe, prevenido el viaje
tengo; vente, pues, conmigo,
si no es que el ir me embarace
contigo yo, otra hermosura.
GUACOLDA ¡Qué ventura! Glauca, dame 1065
los brazos, y adiós.
GLAUCA           Los cielos
con bien te lleven.   (Vase.) (205)
GUACOLDA          Cobarde
tus pasos sigo.
YUPANGUÍ    ¿Qué temes?
Que cuando el asegurarte
no fuera en mí obligación, 1070
me obligara el homenaje
de haber dado a quien la di
la palabra de llevarte
a su presencia.
 
(Al entrarse diciendo estos versos, sale oyéndolos GUÁSCAR, el SACERDOTE, los villanos y todos los indios que pudieren.)
 
INGA     No era
menester que yo escuchase, 1075
para saber tus finezas
y acrisolar tus lealtades;
que cumpliendo, Yupanguí...
GUACOLDA ¡Triste pena!
YUPANGUÍ ¡Extraño lance!
INGA Con la palabra que a mí 1080
me diste, seas quien trate
de llevar a mi presencia
esa infeliz; y no en balde,
al decirme esos villanos
de ese camino en el margen 1085
que aquí quedaba, previne
que fueses tú quien la hallases
a cuya causa la nueva
me movió a que me adelante
a ser el primero yo 1090
que a ella admire y a ti abrace.
GUACOLDA ¡Qué dolor!
YUPANGUÍ                   Ya aquí no hay más
que morir a todo trance.
INGA Infausta, triste hermosura,
que tímida e inconstante 1095
desdeñas en ser esposa
del Sol la dicha más grande;
él sabe que cuanto hubiera
dado por hallarte antes
de verte, diera después 1100
por no haber llegado a hallarte.
Superior causa, que tú
no puedes saber ni nadie
saber puede, es quien me obliga
a que a mi pesar restaure 1105
su sacrificio a las aras,
su víctima a los altares.
Llevadla al templo, que hoy,
sin esperar días legales,
ha de morir: ¿qué esperáis? 1110
Quitádmela de delante,
que temo que me enternezcan
los desatados cristales,
que aun suelen ser vivo afeite
de menos bello semblante. 1115
GUACOLDA Primero...
YUPANGUÍ              ¡Ay de mí!
GUACOLDA           Que llegue
a morir, has de escucharme.
INGA ¿Qué podrás decirme, cuando
apóstatamente fácil,
contra el Sol has cometido 1120
el más sacrílego ultraje?
GUACOLDA Aunque pudiera valerme
de la repugnancia que hace
a toda ley natural
que un dios beba humana sangre, 1125
y dentro de una ley misma
el fiel muera y el fiel mate,
no lo he de hacer; que no quiero
(aunque en mí esta razón cabe)
escandalizar, y así 1130
para otra apelo. Mi padre,
a quien desterrado tienes
desde las enemistades
tuyas y de Atabaliba,
sabiendo que me inclinase 1135
amor a un cacique noble,
por ser de opuesto linaje,
forzada me trajo al templo,
donde mientras él no falte
he vivido, con estar 1140
casada en secreto antes;
y así, no pudiendo ser
sacerdotisa, tocarme (205v)
no pudo la suerte, y pudo
aquel natural ditamen 1145
ausentarme sin delito.
INGA Contra que esas sean verdades
y no inventadas disculpas,
una sola razón baste.
¿Quién fuera noble y felice, 1150
tanto que esposo y amante
mereciera entrambas dichas,
y en tantas penalidades
morir te dejara aleve?
Y así, mientras no declares 1155
quién es, y él muera en castigo
de robarte y de ocultarte,
rompiendo el templo en lo uno,
y en lo otro mis bandos reales,
será en balde que te admita 1160
la apelación.
GUACOLDA Más en balde
será, advertida en su riesgo,
decirlo yo, pues librarle
a él de su afrentosa muerte
hará la mía süave. 1165
INGA ¿A eso te resuelves?
GUACOLDA              Sí.
INGA Yupanguí, ella no sabe
la lástima que se quita
con los celos que se añade.
Persuádela(86) tú a que diga 1170
quién es, pues con eso hace
menos grave su delito,
y podrá ser que la salve
la apelación.
YUPANGUÍ ¿Para qué
queréis, señor, que me canse 1175
en persuadírselo a ella,
si el decirlo yo es más fácil
a precio de que ella viva?
INGA ¿Luego tú el cómplice sabes?
YUPANGUÍ Sí, señor.
INGA              Por ti me vienen 1180
todas las felicidades,
y hoy la mayor es saber
de un agresor tan cobarde,
de quien no estaré vengado,
sin que el corazón le arranque. 1185
¿Qué aguardas, pues? ¿Quién es?
YUPANGUÍ                                 Yo.
INGA ¿Qué dices?
YUPANGUÍ                   Que no te espantes,
pues de ocultación y hurto
fuiste tú quien me enseñaste
el modo, cuando dijiste 1190
que para ti la robase.
INGA Pues ¿cómo, traidor vasallo,
falso amigo, siendo infame
la confïanza ofendiste
que hiciste de ti?
GUACOLDA       No le ultrajes, 1195
que no es él.
YUPANGUÍ Sí soy.
GUACOLDA           No es,
que yo, pensando librarme,
fingí esposo que no tengo,
y él, por pensar que templases(87),
siendo él tu enojo, eso ha dicho 1200
y así, ¿qué esperáis? Llevadme
donde a precio de que él viva,
con roja púrpura bañe
las aras.
YUPANGUÍ             Yo soy, a mí
me llevad donde derrame 1205
deshecho coral que ilustre
más el altar que le manche,
a precio de que ella viva.
INGA Si ambos lo desean constantes,
ya que por sacerdotisa 1210
el castigo no le alcance,
alcáncela por haber
profanado el templo. Iguales
mueran los dos; ¿qué esperáis?
Llevadlos, pues, de aquí.
 
(Al llevarlos se desasen y se abrazan.)
 
YUPANGUÍ                    Antes, 1215
dulce esposa...
GUACOLDA  Amado dueño.
YUPANGUÍ ...que yo expire...,
GUACOLDA      ...que yo acabe...,
YUPANGUÍ ...feliz con mirarte muera.
GUACOLDA ...feliz yo con abrazarte.
INGA Apartadlos, divididlos. 1220
 
(Apártanlos y volviéndose a desasir se buscan.)
 
YUPANGUÍ ¡Triste pena!
GUACOLDA ¡Dolor grave!
YUPANGUÍ Mas aunque todos me fuercen...
GUACOLDA Mas aunque todos me arrastren(88)... (206)
YUPANGUÍ ...volver podré...
GUACOLDA     ...podré ir...
LOS DOS ...a darle el último vale. 1225
GUACOLDA ¡Noble dueño!
YUPANGUÍ    ¡Esposa mía!
INGA ¡Que esto sufran mis pesares!
Llevadlos, digo otra vez,
donde ni se vean ni hablen.
GUACOLDA Hasta perderle de vista 1230
a aqueste tronco me enlace.
(Abrázase a una cruz.)
YUPANGUÍ En aqueste árbol me enrede
hasta que a verla no alcance.
(Abrázase a otro árbol.)
GUACOLDA Y pues que no acaso fuiste
el que vencer fieras sabe, 1235
a cuya causa te han puesto
colocado en tantas partes.
YUPANGUÍ Y pues plátano no acaso
eres, en quien veo la imagen
que desde que la vi la tuve 1240
en el alma por carácter.
 
(Quieren desasirlos y no pueden.)
 
GUACOLDA Tú me favorece, puesto
que tienes poder tan grande
en fieras, y fieras son
los hombres que usan crueldades. 1245
YUPANGUÍ Tú me ampara, pues en ti
me ocurre su luz radiante.
GUACOLDA Infeliz amante esposo.
YUPANGUÍ Infeliz esposa amante.
GUACOLDA Adiós.
YUPANGUÍ           Adiós.
INGA ¿Cómo así 1250
permitís verse ni hablarse?
UNOS Como a apartarla del tronco
no hay fuerza, señor, que baste.
OTROS Como no hay para moverle
fortaleza que le arranque. 1255
INGA ¿Todo, ¡cielos!, ha de ser
prodigios en estos valles
de Copacabana, siempre
que a pisar llego su margen?
¿Con qué, oh soberano Sol 1260
que adoro, no digo padre,
desenojarte podré,
si traerte no es bastante
por una víctima dos?
Respóndeme: ¿qué te aplace 1265
de mí, para que ejecute
tus órdenes?
 
(Sale la IDOLATRÍA.)
 
IDOLATRÍA Que los mate
le diré.
INGA           Si en una estatua
mil respuestas solías darme,
¿cómo en mil estatuas hoy 1270
que a tu templo se retraen,
aun no das una respuesta?
IDOLATRÍA Sí daré.
INGA            ¡Dicha notable,
pues que ya desenojado
responde! ¿Qué haré, di?
IDOLATRÍA                   Darle... 1275
(Aparte.) Muerte iba a decir, y no
puedo pronunciar.
INGA          No calles
tu decreto, pues me ves
obediente a ejecutarle.
IDOLATRÍA Si deseas... ((Aparte.) Proseguir 1280
no puedo, que al declararme
tengo un dogal en el cuello
y en el corazón un áspid.)
Si pretendes... (Aparte.) No es posible
que ya en mis ídolos hable, 1285
siendo para mí dos veces
bronce el bronce y jaspe el jaspe,
con que en más estatua que ellos
todos mis sentidos yacen.
INGA Si a hablarme empiezas, ¿por qué 1290
no prosigues? Y si es darme
a entender que hasta que mueran
no merezco que me ampares,
ya que apartar a los dos
de los dos troncos no es fácil, 1295
flechados en ellos mueran
por sacrílegos amantes.
Disparad contra sus pechos.
GUACOLDA Árbol, pues tal poder traes...
YUPANGUÍ Deidad, pues tal poder tienes... 1300
GUACOLDA ...tú me ampara.
YUPANGUÍ     ...tú me vale. (206v)
 
(Desaparecen los dos en los dos árboles, y suenan truenos y ruido de terremoto.)
 
INGA ¿Qué aguardáis? Disparad, digo.
UNO ¿Contra quién, si ciego el aire,
el mismo polvo, la misma
arena nos ciega que antes? 1305
 
(Terremoto y cajas a un tiempo.)
 
(ESPAÑOLES) (Dentro.)
¡Arma, arma, guerra, guerra!
INGA Si el español en mi alcance
viene, ¿quién duda que venga
con él quien al viento esparce
nieblas que la vista cieguen, 1310
nieves que el incendio abrasen?
No doy paso que hoy no sea
tropezando en mi cadáver;
y pues contra sus encantos
no hay fuerza o poder que baste, 1315
¡al templo!
UNOS                 ¡Al monte!
OTROS              ¡A la selva!
TODOS Sin duda, ¡cielos!, es grande
este Dios de los cristianos,
pues tantos portentos hace.
PIZARRO ¡A ellos, españoles!
TODOS            ¡A ellos! 1320
PIZARRO Mueran antes que se amparen
de las breñas.
IDOLATRÍA  ¿Cielos, luna,
sol, estrellas, montes, mares,
no bastaba enmudecerme,
sino a mí de mí privarme? 1325
Pero ¿qué mucho que vea
contra mí prodigios tales
el día que ella se ampara
de la Cruz y que él se vale
del plátano, que atributo 1330
de María es, cuya imagen
tan fija en el alma lleva?
Mas no por eso desmayen
mis rencores; y pues soy
genio de las tempestades, 1335
mi aliento el aire inficione,
mi fuego los campos tale,
mi rabia los frutos yele,
mi ira las mieses abrase,
para que muriendo todos, 1340
primero que a Cristo aclamen
a los embotados filos
de pestes, sedes y hambres,
ninguno pueda lograr
en las siguientes edades 1345
ver que mejor sol en brazos
de mejor aurora nace.





Jornada III
 
 
Tocan las chirimías y sale por una parte DON LORENZO DE MENDOZA, conde de Coruña, con acompañamiento; y por otra DON JERÓNIMO MARAÑÓN, gobernador de Copacabana.
 
GOBERNADOR ¡Feliz, oh gran don Lorenzo
de Mendoza, rama invicta
del Infantado, y glorioso
blasón de Coruña, el día
que del Segundo Felipe, 5
que eternas edades viva,
virrey, señor, os merecen
estas conquistadas Indias!
CONDE Su Majestad, que Dios guarde,
sin propios méritos, fía 10
de mí su gobierno, en fe
de que en la obligación mía
le sirva el afecto, ya
que el mérito no le sirva.
Y pues para el que desea 15
acertar, tomar noticias
el primer paso es, ¿de quién
pudo mejor adquirirlas
que de quien, por montañés
Marañón, es en Castilla 20
tan ilustre, y por su cargo
es en aquestas provincias
gobernador de tan grave
puesto, como él mismo explica,
pues al de Copacabana 25
pocos hay que le compitan? (207)
GOBERNADOR ¿Qué noticia podré daros
que vós no traigáis sabidas,
pues todas han ido a España
ya contadas o ya escritas? 30
Fuera de que son tan grandes
las inmensas maravillas
que obró Dios y obró su pura
Virgen Madre, sin mancilla
desde el día que en Perú 35
la Cruz entró, y desde el día
que la invocación del nombre
dulcísimo de María
se oyó en él, que me parece
que un casi agravio sería, 40
presumiendo no saberlas
vós, el osar yo a decirlas.
Y así os suplico, señor,
me excuséis de que os repita
que la Cruz domeñó fieras, 45
vitoria muy suya antigua;
que María apagó incendios,
nevando sus manos mismas
blancos copos; que con lluvias
de arena y polvo la vista 50
al idólatra dos veces
cegó; y que tan peregrinas
obras (viendo que sus vanos
ídolos enmudecían
al sonido de aquel nombre 55
y de aquel tronco a las líneas)
introdujeron la fe;
que entre los que se bautizan
y los que idólatras quedan
hubo bandos, hubo cismas 60
y disensiones; y, en fin,
que siguiendo las conquistas,
después que se redujeron
Cuzco, Chucüito y Lima,
de cuyos conquistadores 65
apenas uno hay que viva,
murió Guáscar prisionero
y su hermano Atabaliba
no sé cómo; y pues no son
estas cosas para dichas 70
tan de paso, remitamos
a la historia que lo escriba,
y vamos a lo que hoy
toca a la obligación mía,
y en Copacabana hablemos 75
no más, pues cosa es sabida
que a un gobernador no toca
hablar como coronista.
Es Copacabana un pueblo
que casi igualmente dista 80
en la provincia que llaman
Chucüito, pocas millas
de la ciudad de la Paz
y Potosí. Sus campiñas
son fértiles, sus ganados 85
muchos y sus alquerías
de frutas, pescas y cazas
abundantes siempre y ricas:
cuya opulencia, en su lengua,
a la nuestra traducida, 90
Copacabana lo mismo
que piedra preciosa explica.
Pero aunque pudiera ser
por esto grande su estima,
la hizo mayor que en sus montes 95
yace aquella peña altiva
que adoratorio del Sol
fue un tiempo, por ser su cima
donde diabólico impulso
hizo creer que el Sol podía 100
dar a su hijo para que
los mande, gobierne y rija.
A esta causa, entre la peña
y la procelosa orilla
de una gran laguna, que hace 105
el medio contorno isla,
se construyó templo al Sol,
en cuyas aras impías
Faubro al ídolo llamaron
superior, que significa 110 (207v)
mes santo; y mientras el cielo
no nos revele el enigma
en él, por los reservados
juicios suyos, las insidias
del antiguo áspid, y en otros 115
oráculos respondía
inspirando abominables
ritos, cuya hidropesía
de sangre, mal apagada
con la de las brutas vidas, 120
pasó a beberla de humanas
vírgenes sacerdotisas.
En fin, siendo como era
Copacabana la hidra,
principalmente después 125
que a su templo retraídas
trajo la guerra en estatuas
todas sus falsas reliquias.
En fin, siendo (a decir vuelvo)
Copacabana la hidra 130
de tantas cabezas cuantas
el padre de la mentira
en cada anhélito inspira,
fue la primera en quien Dios
logró la feliz semilla 135
de su fe, siendo primeros
obreros de su doctrina,
de Domingo y de Agustín
las dos sagradas familias.
Roma de América hay 140
quien piadoso la publica;
pues bien, como Roma, siendo
donde más vana tenía
la gentilidad su trono,
fue donde puso su silla 145
triunfante la Iglesia, así
donde más la Idolatría
reinaba puso la Fe
su española monarquía,
mostrando cuán docta siempre 150
la eterna sabiduría,
donde ocurre el mayor daño,
el mayor remedio aplica.
Tan fecundas sus primeras
raíces prendieron, tan fijas, 155
que a marchitar no bastaron
sus flores todas las iras
del tiempo; pues padeciendo
destemplado todo el clima,
hambre, peste y mortandad, 160
no por eso desconfían,
atribuyendo a que sean
sus dioses quien los castiga.
Pues antes atribuyendo
a Cristo y su Madre pía 165
que sus pasados errores
trata con blanda justicia,
para aplacarla trataron
hacerla una cofradía,
porque, al fin, en voz de muchos 170
suenan más las rogativas.
Mas como siempre el demonio
obstinadamente lidia
en estorbar devociones,
bandos introdujo y riñas 175
entre dos nobles linajes
sobre qué patrón elijan.
Los Urisayas, de quien
cabeza es de Andrés Jaíra,
anciano cacique noble, 180
que allá en sus ritos solía
ser sacerdote del Sol,
sabiendo cuánto domina
sobre las pestes su santa
intercesión, solicita 185
que sea San Sebastián
titular de la obra pía.
Otro, de los Anasayas
cabeza, que hoy se apellida,
por ser de aquella real sangre, 190
Francisco Yupanguí Inga,
en que María ha de ser
la patrona, y no otro, insta. (208)
Estas, pues, dos opiniones,
excusando que a rencillas 195
pasasen, convine en que
a los votos reducidas
la mayor parte venciese;
pero la noche del día
en que habían de juntarse 200
a resolver la porfía,
con estar las heredades
de unos y otros tan vecinas,
que en todos aquellos pagos
unos con otros alindan. 205
Amanecieron las mieses
de aquellos que defendían
que María había de ser
la patrona, tan floridas
con el riego de una nube 210
celestial, que daba grima
dando consuelo mirar
tan juntos triunfos y ruinas,
y que en un espacio mismo
hubiese unión tan distinta, 215
como ser todo esto flores,
siendo todo aquello aristas.
Por algunos días duró
la adoración, repetida
la lluvia desde la noche 220
al alba, y desde su risa
hasta otra noche tan claro
sol, que brotaban opimas,
a vista de sequedades
mustias, yertas y marchitas, 225
las mazorcas del maíz
y del trigo las espigas.
Con este prodigio, ¿quién
dudará que, reducidas
las opiniones, quedase 230
por su Patrona Divina
la siempre llena de gracia,
siempre intacta y siempre limpia?
¿Ni quién dudará tampoco,
que, ya una vez elegida, 235
fuese todo frutos, todo
salud, abundancia y dicha?
Pero entre tantos favores
no faltan penas que aflijan,
bien que tales penas, ellas 240
se padecen y se alivian,
siendo ellas mismas remedio
del achaque de sí mismas.
Es, pues, el gran desconsuelo
de los que más solicitan 245
su culto, no tener para
colocar en la capilla
que labra la esclavitud,
una imagen de María.
Mil diligencias se han hecho, 250
pero como a estas provincias
aún no han pasado los nobles
artes de España, es precisa
cosa que supla la fe
lo que no alcanza la vista. 255
Dirá la objección que cómo
no había arte donde había
estatuas de tantos dioses.
Y hallárase respondida
con saber que eran estatuas 260
tan toscas, tan mal pulidas,
tan informes y tan feas,
como una experiencia diga;
pues el cristiano cacique
que dije que defendía 265
de María el patrocinio,
viendo la gente afligida
y ansiosa por una imagen,
se ofreció a que él la daría
como la tenía en su mente, 270
hecha por sus manos mismas.
Bien creímos todos, viendo
entrar con tanta osadía
en su fábrica gloriosa,
que por lo menos sería 275
una que supliese, ya
que no primorosa y linda. (208v)
Pero con ser la materia
de que intentó construirla
tan dócil como es el barro, 280
pues no hay, sin que se resista,
cincel a quien no obedezca,
buril a quien no se rinda,
muy pagado de su hechura,
la trajo tan deslucida, 285
tan tosca y tan mal labrada,
sin proporción en sus líneas
ni primor en sus facciones(89),
que, irreverente, movía,
más que a adoración, a escarnio, 290
más que a devoción, a risa;
de que se infiere cuán brutos
sus simulacros serían
pues este juzgó bastar
hechura tan poco digna. 295
Tan corrido de baldones
se vio, de vayas y gritas,
que desde allí no ha salido
de un aposento en que habita,
donde apenas deja verse 300
de su esposa y su familia,
con qué intento no sé; pero
sé que, durando en la villa
el desconsuelo de verse
las esperanzas perdidas 305
de hallar imagen, dilatan
el formar la cofradía,
a que pienso que hago falta
si mi fe no los anima.
Y así, que me deis licencia 310
mi rendimiento os suplica,
por pensar que en esto más
a Dios, al Rey y a vós sirva.
CONDE De vuestras noticias quedo,
por más que excuséis decirlas, 315
bastantemente informado;
y pues no es justo que impida
mi detención vuestro celo,
id, donde de(90) parte mía
a la Esclavitud diréis 320
que la ruego que me admita
por su hermano, y en mi nombre
la ofreceréis para el día
que haya imagen, las coronas
de Hijo y Madre, y sea precisa 325
ley que me hayáis de avisar
de cuanto logre y consiga
tan piadoso afecto.
GOBERNADOR           En eso
y en todo es justo que os sirva
mi obediencia.
CONDE     El cielo os lleve 330
con bien.   (Vase.)
GOBERNADOR              Guarde él vuestra vida.
Vamos deseosos, no haga
falta la persona mía,
porque primeros fervores
que la necesidad dicta, 335
en viéndola remediada,
con poca causa se entibian.   (Vase.)
 
(Córrese una cortina, y véase a YUPANGUÍ en traje humilde de español, con taller, herramientas y demás instrumentos de escultor, como labrando una estatua tosca de madera, cuya estatura ha de ser de una vara, poco más o menos, y mientras dice los versos esté siempre haciendo que trabaja en ella.)
 
YUPANGUÍ Ya, purísima María,
que mejorando de suerte
te adoró sin conocerte 340
la ciega ignorancia mía;
y ya que el felice día
de conocerte llegó,
llegue el de que logre yo
esta aprehensión, que vehemente 345
insta en que copiarte intente,
y en que lo consiga no.
Bien sé que nunca aprendí
esta arte; pero no sé
qué interior carácter fue 350 (209)
el que en el alma imprimí
desde el punto que te vi,
que aunque tan ruda se halla
al desbastar desta talla
la agilidad de mi estrella, 355
siendo imposible el tenella(91),
es imposible el dejalla.
Si cuando al barro fié
el primer diseño mío
te hallaste de mi albedrío 360
no bien servida porque
masa quebradiza fue
del primer Adán, en cuyo
daño original arguyo,
no comprehendida, cuán mal 365
pudiera en su original
copiarse retrato tuyo;
ya en mejor materia fundo
este segundo diseño,
pues te fabrico de un leño 370
a honor del Adán segundo.
Permite, pues, que vea el mundo
que en esta fábrica mía,
pues a un madero se fía,
se aúnen a mejor luz 375
la materia de la Cruz
y el retrato de María;
y vós, Niño Dios, que aquí
gozando los tiernos lazos
de sus amorosos brazos 380
significar pretendí,
pues no hay facultad en mí
ni para dejar la acción
ni para su perfeción,
usad de vuestra piedad, 385
u dadme la habilidad,
o quitadme la aprehensión.
 
(Sale GUACOLDA vestida a la española.)
 
GUACOLDA Aunque te enojes, Francisco,
de que entre donde deseas
tanto estar solo, no puedo 390
excusarlo.
YUPANGUÍ                María bella,
dulce amada esposa mía,
¿contigo enojarme? Ofensa
haces a mi amor.
GUACOLDA        Si veo
que a todos, señor, ordenas 395
que no entren aquí, ¿qué mucho
que yo disgustarte sienta?
YUPANGUÍ La ley de todos, María,
no es bien contigo se entienda
fuera de que tú no haces 400
compañía, con que es fuerza
que la soledad tampoco
estorbes.
GUACOLDA              De qué manera
ni estorbar la soledad
yo, ni hacer compañía pueda 405
no sé; que al parecer son
proposiciones opuestas.
YUPANGUÍ No son, que el que ama y lo amado
son sola una cosa mesma,
y así, viviendo yo en ti 410
y tú en mí, la consecuencia
es fácil de que no añades
nuevo número a la cuenta,
con que alma del alma y vida
de la vida, cosa es cierta 415
que ni acompañas ni estorbas,
pues de la misma manera
que en presencia estás conmigo,
estás conmigo en ausencia.
GUACOLDA Solo puedo responder 420
a tan hidalga fineza
que el no entrar a todas horas
aquí, no es en consecuencia
de que otros no entren, sino
porque nada te divierta 425
la ocupación, pues por mucho
que te desveles en ella,
más la debemos a quien
hacer el obsequio intentas,
pues debemos a María, 430
después de tantas tragedias
como pasamos huyendo (209v)
de Guáscar, tantas miserias
como después padecimos
acosados de la guerra, 435
hasta venir a tomar
puerto en nuestra misma tierra,
la suma felicidad
de llegar a conocerla,
y admitir la ley de un Dios 440
de tan divina clemencia
y tan humana piedad,
que primero que yo muera
por él, ha muerto por mí,
que fue el dictamen de aquella 445
natural luz, que a no verme
sacrificada hizo fuerza.
Y así, dándole las gracias,
libres de tantas tormentas,
pasemos a la disculpa 450
de que a embarazarte venga.
Los Urisayas, movidos
de Andrés Jaíra, su cabeza,
la ocasión aprovechando
de tu retiro y la ausencia 455
del gobernador, han hecho
hoy junta, y resuelto en ella
que no se haga cofradía,
pues no hay para quién hacerla,
el día que no hay imagen. 460
Los Anasayas, con esta
novedad, viendo que tú
en el empeño los dejas
y no pareces, se han dado
por vencidos; de manera 465
que a estas horas están todas
tus pretensiones deshechas,
tus diligencias frustradas
y tus esperanzas muertas.
YUPANGUÍ No están; y pues tan a un tiempo 470
de unos la acción y la queja
de otros llega que podré
a entrambas satisfacerlas:
a los unos con que tienen
imagen, pues ya está hecha, 475
y a los otros con que no
me ausentó menor tarea
que la de estarla labrando,
no dudes que se convenzan.
Cierra este taller, y nadie 480
entre en él hasta que vuelva.   (Vase.)
GUACOLDA Inés.
 
(Sale GLAUCA.)
 
GLAUCA        ¿Qué mandas?
GUACOLDA           Que cierres
de ese aposento la puerta
y traigas la llave. Virgen
Soberana, Madre y Reina 485
de hombres y de ángeles, llegue
día en que nos amanezca(92)
tu aurora en Copacabana.   (Vase.)
GLAUCA La llave no da la vuelta,
y temo que he de quebrarla, 490
si porfío: quede puesta
en la cerradura, pues
aquí nadie sale mientras.
 
(Al irse por una parte sale por otra TUCAPEL.)
 
TUCAPEL Ze, Clauca, Clauca.
GLAUCA            ¿Quién es
quien de ese nombre se acuerda? 495
TUCAPEL El menor marido tuyo,
que humilde tus plantas besa.
GLAUCA Mejor dirás mi mayor
quebradero de cabeza.
Ven acá, bestia en dos pies, 500
que son las peores bestias,
si sabes(93) que nuestro amo,
obligado a la fineza
con que a su esposa le tuve
disfrazada(94) y encubierta, 505
apenas se vio en su casa
cuando nos redujo a ella,
en tiempo de tantas hambres,
ansias, pestes y miserias.
Si sabes que no queriendo 510
admitir la verdadera
ley que ellos y yo admitimos, (210)
durando siempre aquel tema
de los pasados furores,
fantasías y quimeras 515
que ha tiempos de ti te privan,
te echó de casa, con pena
de que si volvías a entrar
idólatra por sus puertas,
te había de moler a palos; 520
¿cómo con tal desvergüenza
osas llegar hasta aquí,
sin que su castigo temas?
TUCAPEL Como la necesidad
tiene cara de hereja, 525
tan mala que es menor daño
el ver la tuya que el verla,
desacomodado y pobre
perezco, y viéndole hoy fuera
de casa, me atreví a entrar 530
a pedirte que te duelas
en este estado de mí;
porque esperar a que sea
cristiano, será imposible,
que hay otro yo que en mí reina, 535
a quien ofrecí alma y vida
cuando presumí que fuera
la sacerdotisa quien
me había traído a tu presencia.
GLAUCA Pues dile a este señor diablo 540
que tus acciones gobierna
que digo yo que es tonto,
pues ya que a pedir te fuerza,
pedir diciendo pesares
es política muy necia. 545
Con esto, y con que en tu vida
ni me hables ni me veas,
vete o no te vayas, pues
podrá ser que el amo venga,
y a los susodichos palos 550
ejecute la sentencia.   (Vase.)
TUCAPEL Oye, aguarda. No es posible
seguirla sin que me vea
la demás gente de casa,
y ya que solo me deja 555
en este zaguán, adonde
hay a un aposento puerta,
y está en él la llave, tengo
de ver si hay algo que pueda
llevarme hacia allá, con que 560
repase alguna pequeña
parte a mi necesidad.
(Mira por la cortina sin correrla.)
Mas ¡qué inútil diligencia!
Pues todo cuanto hay aquí,
son solo cuatro herramientas 565
y una mal formada estatua.
¿Quién creerá tan adversa
la infame de mi fortuna,
que ya que a hurtar me resuelva,
cuando me da la ocasión 570
me quita la conveniencia?
Pero por poco que valgan
cepillos, cinceles, sierras
y escoplos, algo valdrán:
con todos cargar pretenda. 575
(Vase sin abrir la cortina.)
IDOLATRÍA (Dentro.)
¡Ladrones, ladrones!
TUCAPEL              ¡Cielos!,
muerto soy si aquí me encuentran,
quiera mi suerte...
VOZ       ¡Ladrones!
TUCAPEL ...que acierte a dar con la puerta.
 
(Suena dentro ruido, como que tropezando derriba el taller y sale huyendo, y al irse él, sale la IDOLATRÍA.)
 
IDOLATRÍA Sí darás, porque estas voces 580
solo en tus oídos suenan,
articuladas de mí
porque al ir huyendo dellas
te haya hecho el temor que en todo
tropieces como tropiezas, 585
para que, sin que haya mano
tan sacrílega, tan fiera,
tan bárbara, tan enorme,
que ejecute la violencia
de derribar esa estatua, 590 (210v)
la halle quebrada y deshecha
su artífice; que aunque yo
por mano del hombre pueda
(ya lo dije) obrar insultos,
no sé qué se tiene esta 595
aún no imagen de María,
que su respeto me fuerza
a haber hecho en el acaso
tolerable la indecencia.
Diga la historia que hallé 600
su fábrica descompuesta,
mas no diga que hubo quien
osase descomponerla.
¿Quién creerá que cuando estoy
huida, arrojada y depuesta 605
de tan alta monarquía,
de majestad tan suprema
como en esta mayor parte
del mundo tuve sujetas
a mi imperio tantas gentes, 610
tantos mares, tantas tierras
y tantas adoraciones,
solo gima, llore y sienta
pensar que en Copacabana,
que el adoratorio era 615
del gran ídolo de Faubro,
cuerpo que con tres cabezas
equivocaba lejanas
noticias de que Dios sea
Uno y Trino, se ha de ver, 620
¡ay de mí!, la imagen puesta
de María, porque es
cerrarme todas las puertas
a la esperanza de que
jamás a cobrarse vuelvan 625
imperios, aras ni altares;
que ya sé que donde llega
la devoción de María,
para siempre vive y reina?
¿Pues qué, si a aqueste dolor 630
se añade(95) (que no hay pequeña
circunstancia que no aflija,
si entre las grandes se encuentra)
el ver que un indio bozal,
sin más arte ni más ciencia 635
que un rasgo, un viso, un bosquejo
que él se dibujó en su idea,
le persuade a que ha de hacer
escultura tan perfecta,
que, retrato de María, 640
ser colocada merezca?
Bien sé cuánto es imposible
conseguirlo su torpeza;
mas la fe con que la labra
me ofende de tal manera, 645
que por vengarme en la fe
aun más que en la suficiencia,
no ha de haber medios que no
ponga astucias(96) y cautelas,
no solo en desvanecer 650
el afán de sus tareas,
pero el efecto a que aspira,
haciendo que no le tenga
la Congregación, a cuya
causa moveré pendencias, 655
rencillas y disensiones
entre aquesas dos opuestas
familias; de suerte que
tan desde luego se enciendan,
que desde luego se escuche 660
decir a espadas y lenguas...
ELLA y UNOS ¡Mueran hoy los Anasayas!
ELLA y OTROS ¡Hoy los Urisayas mueran!
 
(Vase la IDOLATRÍA y salen acuchillándose de una parte ANDRÉS y de otra YUPANGUÍ, y en dos bandos todos los que puedan y TUCAPEL.)
 
ANDRÉS ¡Aquí, deudos!
YUPANGUÍ    ¡Aquí, amigos!
TUCAPEL ¿Ver de lejos, no es gran fiesta, 665
cuchilladas?
(VOCES) (Dentro.)   Para, para.
 
(Sale el GOBERNADOR.)
 
GOBERNADOR Acudid todos apriesa.
Tened, apartad; ¿qué es esto?(97) (211)
¿En cuatro(98) días de ausencia
hace mi persona falta, 670
de suerte que lo que encuentra
primero es un alboroto
tan grande?
YUPANGUÍ                  Que me detenga
tu respeto, es justo.
ANDRÉS            Solo
él mi cólera pudiera 675
suspender.
GOBERNADOR                 Esa atención
por ahora os agradezca
el no enviaros a una cárcel
hasta que la causa sepa,
por si antes de escribirla 680
es capaz de componerla.
¿Qué ha sido esto?
YUPANGUÍ          Andrés Jaíra
lo dirá, que es bien prefiera
la autoridad de sus canas,
y fío de su nobleza 685
que no dirá cosa que
no esté en toda razón puesta.
ANDRÉS En fe de esa confïanza
usaré de la licencia.
Yo, señor, que un tiempo fui 690
(bien como todos) de aquella
idólatra ceguedad
que creyó que el Sol pudiera,
siendo sin alma y sin vida
solo un material planeta, 695
habernos dado a su hijo;
oyendo la diferencia
que hay de Criador a criatura,
y viendo las excelencias
de ley tan en natural 700
razón que para creerla
sin sus milagros, bastara
la suavidad de sí mesma.
Convencido en mi pasado
error, la admití, y con ella 705
la piadosa Esclavitud
de la gran patrona nuestra.
He asentado este principio
para que nunca se crea
que es relajación en mí 710
haber hecho resistencia
a que mientras que no haya
decente imagen que pueda
colocarse, esté la obra
y la Esclavitud suspensas. 715
En esto yo y mis parciales
hablamos, y como llegan
las voces de un barrio a otro
tan otras que no son ellas,
quejoso Francisco Inga 720
de que yo hiciese en tu ausencia
junta sin él, llegó a hablarme
con más pasión que paciencia.
Yo también (no me disculpo)
debí de dar la respuesta 725
sin paciencia y con pasión;
de suerte que a las primeras
razones, viendo él y yo
cuánto mejor se remedia
una injuria de la espada 730
que una herida de la lengua,
llegamos a lo que has visto:
diga él si hay más causa que esta.
YUPANGUÍ ¿Cómo puedo yo negar
que esa es la verdad, si es vuestra? 735
Solo añadiré, señor,
que reñimos tan apriesa,
que no hubo lugar de que
lo que iba a decirle sepa;
y así, permitid que aquí 740
diga lo que allá dijera.
GOBERNADOR Decid.
YUPANGUÍ           Concedo que erré
en la escultura primera
la materia de la imagen
que ofrecí, y en consecuencia 745
de que no hay humano yerro
que no le dote la enmienda,
de las varas del maguey,
por ser preciosa madera
e incorruptible, otra imagen, 750
desbastadas las cortezas,
del corazón he labrado, (211v)
por parecerme que sea
corazón e incorruptible,
de ambos decente materia. 755
A satisfacer con esto
a unos de que imagen tengan
y a otros de que mi retiro
no de otra causa proceda,
iba cuando (ya lo dijo 760
Andrés) la cólera nuestra
no dio a pláticas lugar,
y puesto que tu presencia
le da, y que lo que ahora digo
es lo que entonces dijera, 765
quien quiera satisfacerse
de verdad tan manifiesta,
en buen paraje se halla,
pues está mi casa cerca.
GOBERNADOR Yo, no por satisfacerme, 770
que fuera el dudarlo ofensa;
la hechura iré ver, por solo
la curiosidad verla.
TODOS Todos sirviéndote iremos.
 
(Entran por una puerta y salen por otra.)
 
YUPANGUÍ Venid, pues.
TUCAPEL (Aparte.)    Porque no tenga 775
sospecha de que yo fui
el que dio con todo en tierra,
con ellos iré, que no
hay mejor quita sospechas,
que no huir el agresor. 780
YUPANGUÍ Antes que os abra la puerta
donde la imagen está,
habéis de oírme una advertencia.
GOBERNADOR ¿Qué es?
YUPANGUÍ              Que estando solo en blanco
haber(99) de suplir es fuerza 785
ahora en lo que no es
lo que será cuando tenga
la encarnación de los rostros
y manos, y la viveza
de la estofa del ropaje, 790
que es lo que no he de ponerla
yo, sino un pintor que dora
el retablo de la iglesia,
que en la ciudad de La Paz
la orden de Francisco ostenta. 795
GOBERNADOR Claro está que en blanco, solo
da de lo que ha de ser muestra.
YUPANGUÍ Pues con esta prevención,
la imagen que labré es esta.
 
(Corre la cortina y vese el taller derribado, la estatua deshecha y los instrumentos esparcidos.)
 
TODOS ¿Qué imagen?
YUPANGUÍ   ¡Cielos!, ¿qué miro? 800
GOBERNADOR Que aquí solo a verse llegan
mal desunidos pedazos
que esparcidos por la tierra,
no solo imagen son, pero
aun de serlo no dan señas. 805
ANDRÉS ¿Esto es lo que nos traéis
a ver con tan satisfecha
presunción?
GOBERNADOR                  ¿Cómo en disculpa
no habláis desta inadvertencia?
YUPANGUÍ Como un dolor, que en menores 810
pedazos que esos me quiebra
el corazón en el pecho,
ha embarazado a la lengua
la voz, y tras ella el uso
de sentidos y potencias. 815
ANDRÉS Bien se ve que esto no es más
que un imaginario tema
de manía, y pues que tengo
tan a vista la evidencia
de lo poco que esto puede 820
venir a ser, no os parezca
rebeldía el mantener
que hasta que haya imagen bella
no ha de haber Congregación;
y ansí, vós, por vida vuestra, 825
que esto de labrar estatuas
lo dejéis a quien lo entienda.
GOBERNADOR ¿Quién os persuadió a que pudo (212)
haber sin estudio ciencia?
TUCAPEL y UNOS ¡Qué delirio!
OTROS ¡Qué locura! 830
 
(Vanse.)
 
YUPANGUÍ Por más que todos me afrentan,
perdido desvelo mío,
me aflige y me desconsuela
más el mirar vuestro ultraje
que el padecer mi vergüenza. 835
Si es, Señora, esto en castigo
de que un bruto indio se atreva
a copiar vuestra hermosura,
humildemente sobre estas
antes que fábricas ruinas, 840
os ruego, pecho por tierra,
que me quitéis la aprehensión
o me deis la suficiencia;
porque mientras que de vós,
o el olvido no me venga 845
o no me venga el favor,
por mí no ha de quedar esta
viva fe de que de veros
en Copacabana puesta
en alto solio, y...
 
(Sale GUACOLDA.)
 
GUACOLDA      Francisco, 850
¿qué es esto, que la pendencia
antes, después el concurso
de gente, absorta y suspensa
me tuvo? Sepa qué ha sido.
YUPANGUÍ ¿Qué quieres, María, que sea 855
sino poca suerte mía?
(Corréis cortina.)
Mira..., pero no lo veas,
no te quiebre el corazón
ver mi dicha en polvo envuelta.
¿Quién aquí cuando salí 860
entró?
GUACOLDA          Nadie, que yo sepa.
YUPANGUÍ Pues sabrás...
GLAUCA (Dentro.)   ¿Qué atrevimiento
es este?
YUPANGUÍ            Mas oye, espera.
¿Qué es eso, Inés?
 
(Sale GLAUCA y TUCAPEL.)
 
GLAUCA        Que no solo
aquí Tucapel se entra, 865
pero que no hay cómo echarle
de casa.
TUCAPEL             Mi muerte es cierta.
YUPANGUÍ Ven acá, ¿no te he mandado
que no entres por esas puertas?
TUCAPEL La novedad de entrar todos 870
me permitió la licencia.
YUPANGUÍ Y cuando todos se van,
¿cómo tú solo te quedas?
TUCAPEL Como aunque más lo procuro
nunca encuentro con la puerta. 875
YUPANGUÍ ¡Qué necia disculpa! Pero
aunque castigar debiera
de otra suerte tu osadía,
no ha de ser sino de aquesta.
Entra a esa cuadra.
TUCAPEL          Los palos 880
llegaron, pues quiere vea
el daño que hice.
YUPANGUÍ        Y en una
caja que hallarás en ella,
pon cuanto hallares(100) allí
de instrumentos y herramientas, 885
y carga con ello, y ven
conmigo, porque tú a cuestas
lo has de llevar donde yo
te mandaré.
TUCAPEL                   Considera...
YUPANGUÍ ¿Qué?
TUCAPEL          Que no podré llevarlo. 890
YUPANGUÍ ¿Por qué?
TUCAPEL               Porque ya experiencia(101)
tengo de que para eso
no alcanzan, señor, mis fuerzas.
YUPANGUÍ No repliques, que ha de ser.
TUCAPEL No ha de ser.
YUPANGUÍ  Sí ha de ser, entra, 895
que es servicio de María.
TUCAPEL Ya el obedecerte es fuerza.
YUPANGUÍ Tú, querida esposa mía,
dame a una ausencia licencia,
que nadie ha de verme hasta 900
que con la escultura vuelva
hecha toda una ascua de oro,
por si suple la riqueza
lo que al arte le ha faltado.
GUACOLDA(102) ¿Para estos pides licencia, 905 (212v)
cuando para eso aun mi amor
te rogara que te fueras(103)?
Solo me pesa que esté,
de pestes, hambres y guerras
tan en necesidad suma 910
nuestro caudal que cubierta
no la puedas traer, Francisco,
de oro, diamantes y perlas.
Pero ya que no es posible,
débate yo una fineza. 915
YUPANGUÍ ¿Qué es?
GUACOLDA              Que te lleves contigo
las pocas pobres joyuelas
que me han quedado, y si no
te bastare el precio dellas
para pagar el dorado, 920
con una S y clavo sella
mi rostro; que, pues, esclava
dos veces, de María bella
una, y otra tuya soy,
a ninguno hará extrañeza 925
ver que esclava de dos dueños,
uno para otro me venda.
YUPANGUÍ ¿Qué quieres que te responda,
sino que no me enternezcas?
Yo llevo con qué pagar. 930
GUACOLDA Pues ya está la caja puesta,
y con ella Tucapel
esperándote a la puerta.
YUPANGUÍ Dame los brazos y adiós.
GUACOLDA Él con bien a ellos te vuelva. 935
YUPANGUÍ ¡Quién no sintiera el dejarte!
GUACOLDA ¡Quién el verte ir no sintiera!
YUPANGUÍ ¡Qué pena!
GUACOLDA                 ¡Qué dolor!
 
(Vanse cada uno por su parte, y sale por el medio la IDOLATRÍA.)
 
IDOLATRÍA                ¿Qué
dolor puede ser, qué pena
la que empezando un ultraje 940
camina a ser excelencia?
¿Qué es esto, ¡cielos!? Tan firmes
raíces prende, flores echa
y frutos brota una planta
de té en tan árida tierra 945
como el corazón de un indio,
que no impidan a que crezca
ni el ábrego de mis iras
ni el cierzo de mis violencias.
¿De qué me ha servido, ¡ay triste!, 950
que en la escultura primera
oyese(104) tantos baldones,
ni que en la segunda vuelva
con nuevo escarnio de todos
a ver ruinas y oír afrentas, 955
si nada le desconfía,
si nada le desespera,
y antes de los mismos medios
que usé yo para romperla,
usa él para fabricarla, 960
pues me obliga, pues me fuerza
en aquel indio a quien yo
asisto, a que le obedezca,
siendo yo misma en mi agravio
cómplice contra mí mesma, 965
pues puse a servir un noble
espíritu de soberbia?
Y aún no para aquí el prodigio
de su fe, sino en que quiera
mi cólera adelantarme, 970
mal valida de mis ciencias,
todo su triunfo, porque
aun antes de ser le sienta.
Dígalo el que sincopando
el tiempo, le veo que llega 975
ya al dorador, a quien oigo
que le dice...
 
(Salen a una parte del tablado YUPANGUÍ y un DORADOR.)
 
YUPANGUÍ  Yo quisiera,
pues ya habéis visto la imagen,
que lo que yo en componerla
tarde, tardéis en dorarla; 980
porque de aquesta manera
no perdamos tiempo.
DORADOR              Amigo,
lo que he sacado de verla (213)
es que vuestro celo es bueno,
mas la habilidad no es buena. 985
Cuanto gastéis en dorarla
perderéis, pues imperfecta
siempre ha de quedar, supuesto
que está tan sin arte hecha,
tosca y mal pulida.
YUPANGUÍ           Eso 990
no corre por vuestra cuenta.
DORADOR Sí corre. ¿He de poner yo
mano en cosa que no sea
después de provecho?
YUPANGUÍ                No
deis tan áspera respuesta 995
a quien humilde os suplica,
y lo que ha de pagar ruega;
pues cuanto al precio, si no
bastaren estas monedas
de oro, que es cuanto ha podido 1000
dar de sí mi corta hacienda,
yo me quedaré a serviros
hasta quedar satisfecha
la paga y un año más
de balde sobre la deuda. 1005
DORADOR No sé que os diga. Ese afecto
me ha trocado de manera,
que no solo he de doraros
la imagen, pero ni aun esas
monedas he de tomar; 1010
guardadlas para la vuelta,
y venid conmigo, no
a servir, sino a que sea
vuestro hospedaje mi casa
el tiempo que aquí estéis.
YUPANGUÍ                     Si era 1015
mi obligación ser crïado,
ya me hace esclavo la vuestra.
DORADOR Venid conmigo.
YUPANGUÍ      Los cielos
la piedad os agradezcan.
 
(Vanse.)
 
IDOLATRÍA Sí harán, pues es obra suya 1020
el que un corazón se mueva
tan de un instante a otro. ¡Cielos!,
baste, baste la experiencia,
sin que queráis que mis ansias
a más tormento transciendan 1025
anteviendo que dorada
la imagen, vuelve con ella
a Copacabana, adonde,
porque en su casa no tenga
otro riesgo, fray Francisco 1030
de Navarrete, en la aldea
de San Pedro, que es doctrina
suya, la guarda en su celda.
¡Qué luces, qué de sombras
en ella alumbran y suenan 1035
todas las noches! De cuyo
divino pasmo da cuenta
a los de Copacabana,
para que viniendo a verla,
della agradados, la lleven 1040
en procesión a su iglesia.
Conque una sola esperanza
a mis sentimientos queda,
y es que haya quien todavía,
por dorada que la vea, 1045
dure en la opinión de que
no ha de colocarse, mientras
no se halle otra más hermosa.
¡Oh, si en esta conferencia
venciese Jaíra, pues viene 1050
diciendo después de verla...!
 
(Sale ANDRÉS JAÍRA.)
 
ANDRÉS Por más dorada que esté
de estar informe no deja.
YUPANGUÍ Para suplirme algo, hay una
fuerte razón.
ANDRÉS ¿Cuál es?
YUPANGUÍ               Esta. 1055
Si en lo inmenso no se da
medida, y no está más cerca
del sol el que está en la cumbre
que el que en el valle se asienta,
claro está, pues de María 1060
es la perfección inmensa,
que el mejor retrato suyo
no se acerque a su belleza
más que se acerque el que menos (213v)
hermosa la manifiesta. 1065
Pues siendo así que hay en todos
que suplir, suplid en esta
copia aquello más que hoy
la necesidad dispensa.
GOBERNADOR Dice bien.
ANDRÉS                Yo lo concedo 1070
en cuanto a que nadie pueda
hacer perfecto retrato;
mas no ha de ser de manera
que al verle, la devoción
peligre en la irreverencia. 1075
Y así, en tanto que no haya
mejor hechura que esa,
no ha de entrar en la capilla.
GOBERNADOR Sí ha de entrar, que la fe es ciega
y no mira a que lo es, 1080
sino a lo que representa.
ANDRÉS Aquesto es querer que el mando
a la razón haga fuerza.
GOBERNADOR No es sino querer que el celo
con el tiempo no se pierda, 1085
mayormente cuando hoy
tenemos tres concurrencias
que en ningún día del año
habrá.
TODOS          ¿Qué son?
GOBERNADOR      La primera,
que aquel ídolo de Faubro, 1090
que mes santo se interpreta,
simboliza al de febrero,
que es el que mañana empieza.
La segunda es que al segundo
día suyo se celebra 1095
la gran Purificación
de María; y la tercera
que aquesta festividad
se llama de las Candelas.
Luego si el ídolo Faubro 1100
en febrero se destierra,
y el lugar que estuvo inmundo
se purifica con bella
luz de fe, ¿qué día tendremos
para celebrar la fiesta, 1105
en que Purificación
haya, mes santo y luz nueva?
ANDRÉS ¿Veis todas esas razones?
Pues a mí no me convenzan.
TODOS Ni a nadie, mientras no haya 1110
escultura más perfecta.
 
(Vanse y queda el GOBERNADOR y YUPANGUÍ.)
 
GOBERNADOR Francisco, ¿veis esto?, pues
nuestra fe no descaezca.
Yo tengo al virrey escrito
cuanto nos pasa, y que tenga 1115
memoria de las coronas
que ofreció, con que con ellas
más adornada la imagen,
no dudo mejor parezca.
Cuidad della vós, en tanto 1120
que yo andas y altar prevenga,
coro y música, que vós
y yo hemos de hacer la fiesta
solos, aunque nadie acuda.   (Vase.)
YUPANGUÍ María divina y bella, 1125
yo no supe más, ni pudo
extenderse a más mi idea.
Perdonadme, y si por mí
el pueblo no os reverencia,
no corra eso a cuenta mía. 1130
Volved vós por la honra vuestra.   (Vase.)(105)
IDOLATRÍA ¡Quién no fuera inmortal para
matarse antes que lo viera!
Mas, ¡ay!, que no solo tengo
de verlo cuando suceda; 1135
pero aun desde ahora, pues
en la aprehensión de mis ciencias
estoy (¡oh ansia, lo que corres!)
viendo (¡oh dolor, lo que vuelas!)
que el generoso Mendoza, 1140
que hoy estos reinos gobierna
como quien tiene a María
en el corazón impresa,
pues el Ave María es
el timbre de su nobleza, 1145 (214)
avisado (¡ay infelice!)
del gobernador, en muestra
de su devoción, trayendo
las coronas de la ofrenda,
a hallarse en su translación 1150
viene, conque unirse es fuerza
para su recibimiento,
ambos bandos, de manera
que saliéndole al camino
veo que a decirle llegan... 1155
 
(Salen todos, el VIRREY, el GOBERNADOR, ANDRÉS y YUPANGUÍ.)
 
TODOS ¡Viva el ínclito Mendoza,
que en justicia y paz gobierna!
GOBERNADOR ¡Vuexcelencia, gran señor
en estos valles!
CONDE     Habiendo
sabido por vuestro aviso 1160
que está ya todo dispuesto
para ir a Copacabana
desde el lugar de San Pedro
la imagen que labró el indio,
a hallarme en la fiesta vengo, 1165
como congregante suyo,
y a cumplir mi ofrecimiento
trayendo las dos coronas,
bien que humilde corto obsequio
mas no todas veces puede 1170
seguir el don al deseo.
GOBERNADOR Vós seáis muy bien venido
que bien menester habemos
este honor para que sea
grande su acompañamiento, 1175
que sin vós fuera muy solo.
CONDE Pues ¿no están todos los pueblos
convocados?
GOBERNADOR Hay, señor,
mucho que decir en esto.
CONDE ¿Qué hay que decir?
ANDRÉS             Si me dais 1180
licencia, yo, pues que tengo
la culpa, daré, señor,
la disculpa. Yo me he opuesto
a que no es decente imagen
la que hasta ahora tenemos, 1185
porque es labrada de un hombre
sin arte, ciencia ni ingenio;
y por no ver deslucido
su culto en el desaseo,
han seguido mi opinión 1190
muchos, que no quieren, cuerdos
colocar una escultura
que hace indevoto el afecto.
CONDE ¿Quién la labró?
YUPANGUÍ       Yo, señor.
CONDE Pues ¿qué os movió, no teniendo 1195
ciencia ni experiencia, a ser
escultor?
YUPANGUÍ              Un pensamiento
en que fue más imposible
que el serlo el dejar de serlo.
CONDE Yo la he de ver, y veré 1200
de ambos la razón.
YUPANGUÍ           Bien presto
podréis.
CONDE             ¿Cómo?
YUPANGUÍ      Como está
en ese cercano pueblo,
por no tenerla en mi casa
sin el debido respeto, 1205
que está en la de un religioso.
CONDE Pues vamos allá, que quiero
desengañarme yo a mí
y componer este duelo
como más convenga a gloria 1210
y honra suya.   (Vase.)
ANDRÉS (Aparte.)     Yo me huelgo
de que vaya a verla, pues
es fuerza ofenderse en viendo
su deformidad.
YUPANGUÍ     Señora,
en vista está vuestro pleito, 1215
pues de todos abogada
sois, hoy sedlo vuestra.   (Vase.)
IDOLATRÍA                  ¡Cielos!
 
(Las chirimías.)
 
¿Qué fe es esta deste indio,
que penetrando los cielos,
logra, ¡ay de mí!, que las nubes 1220
rasguen sus azules velos
y que alados querubines,
iluminando los vientos, (214v)
desciendan sobre la imagen?
A tan alta fe, a misterio 1225
tan grande, a favor tan sumo,
ni hay ciencia ni hay sufrimiento.
Canten ellos, mientras yo
sufro, lloro, gimo y peno.
 
(Tocan chirimías, córrese la cortina y vase en un altar adornado de luces y flores la imagen dorada, y al mismo tiempo en dos apariencias, que llaman sacabuches, bajan dos ángeles con tablillas, pinceles y matices de pintor en las manos; y mientras ellos cantan y toda la música responde dentro, van retocando los ángeles la imagen, y ella se va convirtiendo, como mejor pueda ejecutarse, en una imagen de nuestra Señora con el Niño Jesús en los brazos, la más hermosa, adornada y vestida que se pueda, que será aquella misma que se vio en la apariencia del incendio y de la nieve.)
 
ÁNGEL 1.º      Venid, corred, volad, 1230
     y al terreno pensil
     trocad, ángeles, hoy
     el trono de zafir.
MÚSICA (Dentro.)
     Volad, corred, venid.
ÁNGEL 2.º      Venid, corred, volad, 1235
     pues es la causa a fin
     de hermosear el retrato
     de vuestra Emperatriz.
MÚSICA      Volad, corred, venid.
ÁNGEL 1.º      Venid, corred, volad, 1240
     donde puedan suplir
     aciertos del pincel
     errores del buril.
MÚSICA      Volad, corred, venid.
ÁNGEL 2.º      Venid, corred, volad 1245
     que hay quien quiera argüir
     mancha en copia de quien
     nunca la tuvo en sí.
MÚSICA      Volad, corred, venid.
ÁNGEL 1.º      Venid, corred, volad 1250
     veréis que al esparcir
     al aire su cabello,
     tremola toda Ofir.
MÚSICA      Corred, volad, venid.
ÁNGEL 2.º      Venid, corred, volad, 1255
     y en el blanco matiz
     de su frente hallareis
     deshojado el jazmín.
MÚSICA      Volad, corred, venid.
ÁNGEL 1.º      Venid, volad, veréis 1260
     en sus ojos lucir
     luceros ciento a ciento,
     estrellas mil a mil.
MÚSICA      Volad, corred, venid.
ÁNGEL 2.º      Venid, corred, que en dos 1265
     mitades da a un rubí
     su púrpura el clavel,
     la rosa su carmín.
MÚSICA      Corred, volad, venid.
ÁNGEL 1.º      Venid, corred, volad, 1270
     que en su mano a bruñir
     de torneado alabastro
     liciones al marfil.
MÚSICA      Corred, volad, venid.
ÁNGEL 2.º      Venid, corred, volad, 1275
     que de uno a otro perfil
     hoy lucen en febrero
     las flores del abril.
MÚSICA      Corred, volad, venid.
ÁNGEL 1.º      Y vosotros, mortales, 1280
     a admirar, a advertir.
ÁNGEL 2.º      Que los yerros del hombre
     enmienda el serafín.
LOS DOS y MÚSICA      Corred, volad, venid,
     veréis cuanto mejoran 1285
     en vuestra Emperatriz
     aciertos del pincel
     errores del buril. (215)
     Corred, volad, venid.
 
(Tocan las chirimías, y desaparecen los ángeles, quedando en las andas la imagen vestida, y sale YUPANGUÍ(106) y GUACOLDA.)
 
YUPANGUÍ y GUACOLDA      Corred, volad, venid, 1290
     veréis cuanto mejoran
     en vuestra Emperatriz
     aciertos del pincel
     errores del buril.
YUPANGUÍ      ¿Qué salva, cielo, es 1295
     la que en el viento oí?
GUACOLDA      Sin duda es nueva aurora
     a quien se canta así.
YUPANGUÍ      A aquella parte suena.
GUACOLDA      Pues se escucha hacia allí. 1300
YUPANGUÍ      Seguiré su armonía.
GUACOLDA      Su acento he de seguir.
YUPANGUÍ      Pero ¿qué es lo que veo,
     tú, bella esposa, aquí?
GUACOLDA      Si estás tú aquí, ¿qué extrañas 1305
     el que venga tras ti?
YUPANGUÍ      La fineza agradezco,
     mas déjame sentir
     que día que en el valle
     tanto concurso vi, 1310
     que aun el mismo virrey
     corona su confín,
     tan desacompañada
     vengas a deslucir,
     sin más fausto, la heroica 1315
     real sangre que hay en ti.
GUACOLDA      No eso te desconfíe,
     que si vengo a asistir
     al culto de María,
     de quien humilde y vil 1320
     esclava soy.
YUPANGUÍ     Espera,
     que según advertí,
     viene el virrey.
GUACOLDA          Sí haré,
     volviendo a discurrir.
YUPANGUÍ      Y vuelva yo a pensar. 1325
LOS DOS      ¿Qué quisieron decir,
     que mejorar veremos
     en nuestra Emperatriz
     aciertos del pincel
     errores del buril? 1330
 
(Sale el VIRREY y todos.)
 
YUPANGUÍ Esta, señor, es la breve
esfera donde ahí la tengo
depositada, hasta ver
si tanta dicha merezco
como verla colocada. 1335
ANDRÉS (Aparte.)
Ahora es cuando al verla, es cierto
que se ha de desagradar.
CONDE ¡En mi vida vi más bello
simulacro de María!
YUPANGUÍ ¿Qué es esto, ¡cielos!, que veo? 1340
GOBERNADOR ¿Cielos, qué es esto que miro?
ANDRÉS ¿Quién retocó aquel bosquejo
que tan inculto dejamos?
YUPANGUÍ Pasose de extremo a extremo
a ser alcázar mi reina 1345
pues la que allá en un momento
encontré deshecha, aquí
tan adornada la veo,
siendo la misma que yo
vi nevar sobre el incendio. 1350
CONDE ¿Cómo vós tan atrevido,
tan rara perfección viendo,
a decir os atrevisteis
que era retrato imperfecto?
ANDRÉS Como no está la estatua 1355
que aquí dejamos.
GOBERNADOR          Sí es, puesto
que nadie aquí entró, ni ha habido
por diligencias que ha hecho
nuestro cuidado en buscarla,
otra en todos estos reinos. 1360
ANDRÉS Pues si es ella, aquí han andado
más celestiales obreros.
CONDE Es, sin duda, porque no
pudo el humano desvelo,
sin divino auxilio, haber 1365
tal hermosura compuesto. (215v)
Ampos y copos parece
de su rostro y de su cuello
la blancura.
GOBERNADOR                   Yo diría
que agraciado lo trigueño, 1370
en ella hicieron unión
nieve y azabache a un tiempo.
UNOS Ninguno dijera bien,
que en sonrosados reflejos,
rosas y claveles son 1375
sus tornasoles.
YUPANGUÍ    Yo ciego
a sus rayos, de colores
no puedo hacer juicio, atento
a la risa con que mira.
ANDRÉS ¿Qué risa, si lo severo 1380
de su semblante está dando
igual temor y respeto,
si no es que sea a mí, por más
que de mi error me arrepiento?
TODOS A todos ha parecido 1385
diferente.
CONDE               Fuerza es, puesto
que a lo divino no alcanzan
los humanos ojos nuestros.
YUPANGUÍ Dichosa mi insuficiencia
fue, pues si docto maestro 1390
la hubiera labrado, a él
se atribuyera el acierto,
y no pasara de allí
la admiración a portento.
CONDE Dadme los brazos, que bien 1395
se ven los merecimientos
de vuestra fe, y pues tenéis
vós tratado su respeto
de más cerca, poned vós
las coronas a sus dueños. 1400
 
(Toma las coronas, sube la grada, y mientras las pone, el GOBERNADOR va repartiendo velas, que traerá uno a todos.)
 
YUPANGUÍ Ya no como a hechura mía,
como a reina os reverencio,
pues os entrego coronas.
GOBERNADOR En tanto, iré repartiendo
las velas que ha de llevar 1405
todo el acompañamiento.
Vós, pues venisteis a honrarnos,
habéis de ser el primero.
Id ahora tomando todos.
CONDE Apartaos todos, que quiero 1410
ver si las coronas vienen
a medida. ¡Oh, cuánto siento
que la del Hijo a la Madre
cubra el rostro! ¿Podrá esto,
decid, pues vós la labrasteis, 1415
tener ahora remedio,
con que bajando las manos
deje el rostro descubierto?
YUPANGUÍ Mal podré atreverme yo
a retocarla, teniendo 1420
oficiales que sabrán
mucho mejor que yo hacerlo.
 
(Aparta la imagen, dejando en el brazo izquierdo el Niño que tenía en entrambas manos, con que viene la derecha a quedar en el aire desocupada.)
 
CONDE Pues desconsuelo es bien grande.
YUPANGUÍ No es muy grande el desconsuelo.
CONDE ¿Cómo?
YUPANGUÍ             Volved a mirarla, 1425
veréis que aparta de enmedio
del pecho, donde tenía
a su Hijo, el brazo izquierdo,
y recostándole al lado
del corazón, el derecho 1430
también desviado deja
todo el rostro descubierto.
UNO ¡Qué maravilla!
OTRO      ¡Qué asombro!
UNO ¡Qué prodigio!
OTRO    ¡Qué portento!
CONDE No solo portento, asombre 1435
es, y maravilla, pero
aun todo eso incluye en sí
más reservado misterio:
haber reclinado al Hijo (216)
al abrigo de su pecho, 1440
dejando la mano diestra
desocupada; ¿no es cierto
que es para que yo esta vela
ponga en ella, conociendo
que es la Purificación 1445
su principal ministerio?
(Pone la vela en la mano.)
Mirad cómo representa
de la suerte que fue al templo,
mostrando que al templo hoy
van también, y si allí vemos 1450
que fue Purificación
su festividad, lo mesmo
vemos aquí, pues el ara
sacrílega tanto tiempo
purifica de su antorcha 1455
la luz, a cuyos reflejos
se van de la idolatría
las sombras desvaneciendo.
 
(Dentro terremotos.)
 
IDOLATRÍA (Dentro.)
Y para confirmación
de que es verdad que me ausento 1460
para siempre, resignando
en María mis imperios,
cuantos espíritus tuve
en los idólatras pechos
aposentados, conmigo 1465
irán de su vista huyendo.
TODOS ¿Qué nuevo prodigio es este?
 
(Sale GUACOLDA.)
 
GUACOLDA Yo lo diré, pues viniendo
a lograr hoy en mi esposo
el triunfo de sus desvelos, 1470
he hallado por el camino
sanos a muchos enfermos,
con pies a muchos tullidos
y con vista a muchos ciegos,
y lo que es más, muchos indios, 1475
que, poseídos de fieros
espíritus, han quedado
libres, a voces diciendo...
TODOS (Dentro.)
¡María es la Virgen Madre
y Cristo el Dios verdadero! 1480
 
(Sale TUCAPEL.)
 
TUCAPEL Dígalo yo, pues cobrado
en mi natural acuerdo,
a voces pido el Bautismo.
UNOS Todos decimos lo mesmo.
TODOS ¡María es la Virgen Madre, 1485
Cristo es el Dios verdadero(107)!
YUPANGUÍ ¡Feliz el día que logra
tantas dichas mi deseo!
GUACOLDA ¡Felice el que yo en tu busca
vine a merecer el verlo! 1490
ANDRÉS ¡Feliz para mí el que miro
tan mejorados mis yerros!
GOBERNADOR ¡Feliz el que en mí ha logrado
la devoción de mi afecto!
CONDE ¡Y más feliz para mí, 1495
que descubrí en mi gobierno
tan alto tesoro! Y pues
más que esperar no tenemos,
empiece la procesión,
que yo he de ser el primero 1500
que aplique el hombro a las andas.
GOBERNADOR Intentarlo para ejemplo
de todos, basta. Llegad
los nombrados para eso,
y los músicos entonen 1505
dulces cánticos.
 
(Salen los músicos y las mujeres vestidas de estudiantes, como seises, con sobrepellices y bonetes.)
 
MÚSICA      Sí haremos.
(Canta.)
Venturosa la mañana
que en duplicado arrebol
nos nace con mejor sol
la aurora en Copacabana. 1510
VOZ 1.ª Piedra preciosa solía
llamarse su esfera hermosa,
pero hoy la piedra preciosa
es la imagen de María. (216v)
VOZ 2.ª Del Faubro la Idolatría, 1515
que la poseyó tirana,
mas luz en febrero gana,
pues de nuestra fe crisol...
MÚSICA Nos nace con mejor sol
la aurora en Copacabana. 1520
TUCAPEL Yo, pues de mi esclavitud
libre por ella me veo,
por mí y por todos, es bien
pida el perdón de los yerros.
YUPANGUÍ No es, pues de todos la ufana 1525
voz dirá al reino español
que en su imagen soberana...
MÚSICA y TODOS Hoy nace con mejor sol
la aurora en Copacabana.
 
(Con esta repetición, encendidas(108) las luces de todos y en forma de Capilla, cantando delante los músicos, dará vuelta en hombros al tablado la Imagen, y porque no se embarace en entrar, caerá una cortina que cubra todo el tablado.)



CALDERON-La aurora en Copacabana