Fdez-Carvajal: Antologia - COMUNION DE LOS SANTOS

COMUNION DE LOS SANTOS

Citas de la Sagrada Escritura

Cuando estaba de camino, sucedio que, al acercarse a Damasco, se vio rodeado de una luz del cielo. Y al caer a tierra, oy6 una voz que decia: Saulo, ¿por que me persigues? El contesto: ¿,Quien eres, Señor? Y El: Yo soy Jesús, a quien tu persigues. Ac 9,3-5.

Porque así como, siendo el cuerpo uno, tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, con ser muchos, son un cuerpo unico, así también es Cristo. Porque también todos nosotros hemos sido bautizados en un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo, y todos, ya judios, ya gentiles, ya siervos, ya libres, hemos bebido del mismo Espíritu. 1Co 12,12-13.

Los miembros son muchos, pero uno solo el cuerpo. Y no puede decir el ojo a la mano: No tengo necesidad de ti. Ni tampoco la cabeza a los pies: No necesito de vosotros. 1Co 12,21.

Dc esta suerte, si padece un miembro, todos los miembros padecen con el; y si un miembro es honrado, todos los otros a una se gozan. 1Co 12,26.

(Judas Macabeo) mando hacer una colecta en las filas, recogiendo hasta dos mil dracmas, que envio a Jerusalen para ofrecer sacrificios por los pecados, obra digna y noble, inspirada en la esperanza de la resurrección, pues si no hubiera esperado que los muertos resucitarian, superfluo y vano era orar por ellos. Mas creia que a los muertos piadosamente les esta reservada una magnifica recompensa. 2M 12,43-45.

Obra santa y piadosa es orar por los muertos. Por eso hizo que fuesen expiados los muertos: para que fuesen absueltos de sus pecados. 2M 12,46.

Comunicación de bienes y ayuda mutua


1046 Comunion de los Santos. ¿Como te lo diria?ó¿Ves lo que son las transfusiones de sangre para el cuerpo? Pues así viene a ser la Comunion de los Santos para el alma (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 544).


1047 Venimos a ser como una comunidad civil, en la que cada uno contribuye con la cuota asignada, aportando cada uno en la proporción de sus fuerzas, lo que podriamos llamar su cuota de sufrimientos. La medida total de sufrimientos de todos los hombres no estera colmada hasta el fin del mundo (SAN AGUSTIN, Coment. sobre el Salmo 61).


1048 De la misma manera que en un cuerpo natural la actividad de cada miembro repercute en beneficio de todo el conjunto, así también ocurre con el cuerpo espiritual que es la Iglesia: como todos los fieles forman un solo cuerpo, el bien producido por uno se comunica a los demás (SANTO TOMAS, Sobre el Credo,1. c. ,99).


1049 El sacerdote debe [. . . ] cuidar que los fieles comprendan bien la doctrina de la Comunion de los Santos, la sientan y la vivan [. . . ] (Pio Xll, Exhortac. apostolica Menti Nostrae,23-1X-1950).


1050 A menudo es la intercesión de los santos lo que nos alcanza el perdon de nuestros pecados (CASIANO, Colaciones,20).


1051 Hijo: ¡que bien viviste la Comunion de los Santos, cuando me escribias: "ayer "senti" que pedia usted por mi"! (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 546).


1052 Hacemos oraciones comunes intensas por nosotros mismos. . . y por todos los demás que se hallan en todas partes (SAN JUSTINO, Apología la,65).


1053 La necesidad nos obliga a rogar por nosotros mismos, y la caridad fraterna a pedir por los demás. Es mas aceptable a Dios la oración recomendada por la caridad que la que es impulsada por la necesidad (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, volt l, p. 354).

Podemos ayudar a los demás con nuestro trabajo, oración y mortificacion


1054 Tendras mas facilidad para cumplir tu deber al pensar en la ayuda que te prestan tus hermanos y en la que dejas de prestarles, si no eres fiel í(J. ESCRIVA DE BALAGUER, cAMINO n. 549).


1055 Todo lo bueno y santo que reemprende un individuo repercute en bien de todos, y la caridad es la que hace que les aproveche, pues esta virtud no busca su propio provecho (Catecismo Romano,1, cap. 10, n. 23).


1056 [. . . ] quien vive en amor, participa de todo lo bueno que se lleva a cabo en el mundo entero; si bien participan mas intensamente aquellos en favor de los que se aplica una obra buena de manera especial (SANTO TOMAS, Sobre el Credo 1. c. , p. 104).


1057 Sin la oración de Esteban, la Iglesia no tendria a Pablo (SAN AGUSTIN, Sermón 382).


1058 Ahora Pablo se alegra con Esteban, goza con el de la gloria de Cristo, con el desborda de alegria, con el reina. Alli donde entro primero Esteban, aplastado por las piedras de Pablo, entro luego Pablo, ayudado por las oraciones de Esteban (SAN FULGENCIO DE RUSPE, Sermón 3).


1059 Acordemonos siempre unos de otros, con gran concordia y unidad de espiritu, encomendemonos siempre mutuamente en la oración y prestemonos ayuda con mutua caridad cuando llegue el momento de la tribulación y de la angustia (SAN CIPRIANO, Carta 60).


1060 Acordaos de mi en vuestras oraciones, para que logre alcanzar a Dios, y acordaos también de la Iglesia de Siria, de la que no soy digno de llamarme miembro. Necesito de vuestras plegarias a Dios y de vuestra caridad, para que la Iglesia de Siria sea refrigerada con el rocio divino, por medio de vuestra Iglesia (SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a los Magnesios,10).


1061 Porque andan ya las cosas del servicio de Dios tan flacas, que es menester hacerse espaldas unos a otros los que le sirven para ir adelante (SANTA TERESA, Vida,7,8).


1062 Somos un cuerpo bajo una cabeza, para que vosotros negocieis en vosotros y nosotros descansemos en vosotros, porque si un miembro padece todos los demás sufren con el, y si un miembro es glorificado todos se alegran (SAN AGUSTIN, A Eudoxio,48).


1063 Si tu oras por todos, también la oración de todos te aprovechara a ti, pues tu formas también parte del todo. De esta manera obtendras una gran recompensa, pues la oración de cada miembro del pueblo se enriquecera con la oración de todos los demás miembros (SAN AMBROSIO, Trat. sobre Cain y Abel,1 y ss. ).

No estamos solos


1064 Fijemonos en los soldados que prestan servicio bajo las ordenes de nuestros gobernantes: su disciplina, su obediencia, su sometimiento en cumplir las ordenes que reciben. No todos son generales, ni comandantes, ni centuriones, ni oficiales, ni todos tienen alguna graduación [. . . ]. Ni los grandes podrian hacer nada sin los pequeños, ni los pequeños sin los grandes; la efectividad depende precisamente de la conjunción de todos. Tomemos como ejemplo a nuestro cuerpo. La cabeza sin los pies no es nada, como tampoco los pies sin la cabeza; los miembros mas pequeños de nuestro cuerpo son necesarios y titiles a la totalidad del cuerpo; mas aun, todos ellos se coordinan entre si para el bien de todo el cuerpo. Procuremos, pues, conservar la integridad de este cuerpo que formamos en Cristo Jesús, y que cada uno se ponga al servicio de su prójimo segun la gracia que le ha sido asignada por donación de Dios (SAN CLEMENTE, Carta a los Corintios,36,1, ss. ).


1065 Los que estan unidos por un amor santo, aunque no hayan recibido los mismos dones de la gracia, gozan mutuamente de sus propios bienes; y lo que aman no les es nada extraño, pues cada uno encuentra crecimiento y alegria en el progreso de los demás (SAN LEON MAGNO, Sermón 48).


1066 Vivid una particular Comunion de los Santos: y cada uno sentira, a la hora de la lucha interior, lo mismo que a la hora del trabajo profesional, la alegria y la fuerza de no estar solo (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 545).


1067 Uno puede esperar para otro la vida eterna en cuanto que le esta unido por el amor (SANTO TOMAS, Suma Teológica,2-2, q. 17, a. 3).


1068 Lo que hemos de pedir a Dios es que en este castillito que hay ya de buenos cristianos no se nos vaya alguno de ellos con los contrarios, y que a los capitanes de este castillo o ciudad los haga muy aventajados en el camino del Señor (SANTA TERESA, Camino de perfección,3,2).

La Comunion de los Santos la vivimos de modo especial en la Santa Misa


1069 Todos los cristianos, por la Comunion de los Santos, reciben las gracias de cada Misa, tanto si se celebra ante miles de personas o si ayuda al sacerdote como unico asistente un niño, quizá distraido. En cualquier caso, la tierra y el cielo se unen para entonar con los Angeles del Señor: Sanctus, Sanctus, Sanctus [. . . ] (J. ESCRIVA DE BALAGUER,Es Cristo que pasa,89).


1070 Se cuenta que, no ha mucho tiempo, sucedio que cierto hombre fue hecho prisionero por sus enemigos y conducido a un punto lejano de su patria. Y como estuviese alli mucho tiempo y su mujer no le viera venir de la cautividad, le juzgo muerto y como tal ofrecia por el sacrificios todas las semanas. Y cuantas veces su mujer ofrecia sacrificios por la absolución de su alma, otras tantas se le desataban las cadenas de su cautiverio. Vuelto mas tarde a su pueblo, refirio con admiración a su mujer como las cadenas que le sujetaban en su calabozo se desataban por si solas en determinados cias de cada semana. Considerando su mujer los cias y horas en que esto sucediera, reconocio que quedaba libre cuando era ofrecido por su alma el santo sacrificio, segun ella pudo recordar (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 3 7 sobre los Evang. ).


1071 Ofrecemos a Cristo inmolado por nuestros pecados deseando hacer propicia la clemencia divina a favor de los vivos y los difuntos (SAN CIRILO DE JERUSALEN, Catequesis Mistagogicas,5,9).


1072 Ofrecer el sacrificio por el descanso de los difuntos [. . . ] es una costumbre observada en el mundo entero. Por esto creemos que se trata de una costumbre enseñada por los mismos Apostoles. En efecto, la Iglesia catolica la observa en todas partes; y si ella no creyera que se les perdonan los pecados a los fieles difuntos, no harta limosnas por sus almas, ni ofrecerla por ellas el sacrificio a Dios (SAN ISIDORO DE SEVILLA, Sobre los oficios eclesiasticos,1).

Merecer para los demás


1073 Si amas al Señor tu Dios, no solo puedes merecer para ti, sino también para los demás (SAN AMBROSIO, en Catena Aurea, volt VI, p. 12).


1074 Si solo ruegas por ti, también tu seras el unico que suplica por ti (SAN AMBROSIO, Trat. sobre Cain y Abel).


1075 Si sientes la Comunion de los Santosósi la vivesó, seras gustosamente hombre penitente. Y entenderas que la penitencia es "gaudium, etsi laboriosum"óalegria, aunque trabajosa: y te sentiras "aliado" de todas las almas penitentes que han sido, son y seran (J. ESCRRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 548).


1076 [. . . ] todo lo de uno redunda en beneficio de los otros por el amor. Este es el que da cohesión a la Iglesia y hace comunes todos los bienes (SANTO TOMAs, Sobre la caridad,1. c. , p. 219).


1077 Clemente pone en boca del Apostol San Juan estas palabras: "Tengo que dar cuenta de ti a Cristo. Si fuese necesario afrontare la muerte por ti, como el Señor ha muerto por nosotros" (CLEMENTE DE ALEJANDR;A, Sermón 42, sobre cquien podra salvarse. ).

Comunion de bienes con los bienaventurados


1078 [. . . ] algunos entre los discípulos (de Cristo) peregrinan en la tierra, otros, ya difuntos, se purifican, mientras otros son glorificados contemplando claramente al mismo Dios, Uno y Trino, tal cual es; todos, aunque en grado y forma distintos, estamos unidos en fraterna caridad y cantamos el mismo himno de gloria a nuestro Dios [. . . ]. Asi que la union de los peregrinos con los que durmieron en la paz de Cristo, de ninguna manera se interrumpe, antes bien, segun la constante fe de la Iglesia, se fortalece con la comunicación de los bienes espirituales [. . . ]. La Iglesia de los peregrinos desde los primeros tiempos del cristianismo tuvo perfecto conocimiento de esta comunion de todo el cuerpo mistico de Jesucristo y así conservo con gran piedad el recuerdo de los difuntos y ofrecio sufragios por ellos, porque santo y saludable es el pensamiento de orar por los difuntos para que queden libres de sus pecados (2M 12,46)(CONC. VAT. II, Const. Lumen gentium,4950).


1079 (El Concilio de Trento mandaba a los pastores) que instruyan diligentemente a los fieles en primer lugar acerca de la intercesión de los santos, su invocación [. . . ], enseñandoles que los Santos que reinan juntamente con Cristo ofrecen sus oraciones a Dios en favor de los hombres; que es bueno y provechoso invocarlos con nuestras suplicas y recurrir a sus oraciones, ayuda y auxilio para impetrar beneficios de Dios [. . . ] (CONC. TRENTO, Ses. XXV, Dz-Sch 1821).


1080 Para alivio de esas penas les aprovechan los sufragios de los fieles vivos, a saber, los sacrificios de las misas, las oraciones y limosnas, y otros oficios de piedad que, segun las instituciones de la Iglesia, unos fieles acostumbran en favor de otros (Profesión de Miguel Paleologo, Dz 856).


1081 (El Concilio propone a los ortodoxos la siguiente profesión de fe para su vuelta a la Iglesia Catolica:) Creemos [. . . ] que quienes verdaderamente arrepentidos murieron en caridad antes de haber satisfecho con frutos dignos de penitencia por los pecados de comisión y omisión, sus almas son purificadas después de la muerte con penas purgatorias [. . . ] y para aliviar estas penas les aprovechan los sufragios de los fieles vivos, es decir, el sacrificio de la Misa, las oraciones, limosnas y otras obras de piedad que segun las leyes de la Iglesia han acostumbrado hacer unos fieles por otros (CONC. II DE LYON, Dz Sch. 856).

Comunion de los Santos y unidad


1082 Si tanta fuerza tiene la oración de cada uno en particular,¿cuanto mas la que se hace presidida por el obispo y en union con toda la Iglesia? (SAN IGNACIO DE ANTIOQUIA, Carta a los Efesios,2).


1083 Somos todos una sola cosa en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; una sola cosa por la identidad de condición, por la asimilación que obra el amor, por la comunion de la carne sagrada de Cristo y por la participación de un unico

CONCIENCIA

Citas de la Sagrada Escritura

Todo hombre descubre en su corazon una luz que le indica el camino del bien: Rm 2,14-15 Jn 1,9.

Enseña lo que hay que hacer o evitar: Rm 13,5 1Co 8,10 1Co 10,25 1P 2,19.

Aprueba las cosas buenas y reprueba las malas: Rm 12,15.

Tener en cuenta el grado de formación de la conciencia de los demás: Rm 14,1-23 1Co 8,7-12 1Co 10,28-29.

Regla de nuestros actos: Rm 2,15 Rm 2.

-Y con esto muestran que los preceptos del ley están escritos en sus corazones, siendo testigo su conciencia y las sentencias con que entre si unos y otros se acusan o se excusan. Rm 2,15.

Dichoso el varon que no peca con su boca y no siente el remordimiento del pecado. Si 14,1.

La lampara del cuerpo es el ojo. Si, pues, tu ojo estuviere sano, todo tu cuerpo estera iluminado; pero si tu ojo estuviere enfermo, todo tu cuerpo estera en tinieblas. Mt 6,23.

¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, que de la luz hacen tinieblas y de las tinieblas luz, y lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! ¡Ay de los que son sabios a sus ojos y son prudentes delante de si mismos! Is 5,20-21.

Bienaventurados quienes pueden decir con verdad "Nuestra gloria es el testimonio de nuestra conciencia". 2Co 1,12.

Si dijeremos que no tenemos pecado, nosotros mismos nos engahamos, y no hay verdad en nosotros. Pero si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es el por perdonarnos y lavarnos de toda iniquidad. Si dijeremos que no hemos pecado, le hacemos a el mentiroso y su palabra no esta en nosotros. 1Jn 1,8-10.

Luz del alma


1088 Entre las costumbres de una sociedad secularizada y las exigencias del Evangelio, media un profundo abismo. Hay muchos que querrian participar en la vida eclesial, pero ya no encuentran ninguna relación entre su propio mundo y los principios cristianos. Se cree que la Iglesia, solo por rigidez mantiene sus normas, y que ello choca contra la misericordia que nos ensefSa Jesús en el Evangelio. Las duras exigencias de Jesús, su palabra: Vete y no peques mas (Jn 8,11), son pasadas por alto. A menudo se habla de recursos a la conciencia personal, olvidando, sin embargo, que esta conciencia es como el ojo, que no posee por si mismo la luz, sino solamente cuando mira hacia su autentica fuente (. IUAN PABLO II, A la Conferencia Episcopal Alemana,17-XI-1980).


1089 Puedo ver gracias a la luz del sol, pero si cierro los ojos, no veo: esto no es por culpa del sol, sino por culpa mia, porque al cerrar los ojos impido que me llegue la luz solar (SANTO TOMAS, Coment. Evang. S. Juan,10,26).


1090 Reconoce que tu no eres luz para ti: a lo mucho eres ojo, no eres luz. ¿,Que aprovecha el ojo abierto y sano si falta luz? Di, pues, y clama lo que esta escrito: Tu, Seilor, iluminaras mi lampara (SAN AGUSTIN, Sermón 263).


1091 La luz para nosotros es la conciencia, que se muestra oscura o iluminada segun la cantidad de luz. Si se descuida la oración, que alimenta la luz, la conciencia bien pronto se queda a oscuras (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, p. 102).

"El nucleo mas secreto y el santuario mas intimo del hombre"


1092 La conciencia es como el nucleo mas intimo y secreto del hombre. Es en ella donde se refugia con sus facultades espirituales, en soledad absoluta: solo consigo mismo, o, mejor, solo con Diosóde cuya voz es un eco la concienciaóy consigo mismo. Alli se determina el por el bien o por el mal; alli escoge el entre el camino de la victoria y el de la derrota. Aunque lo quisiera alguna vez, el hombre no lograrla quitarsela de encima; con ella, ora apruebe o desapruebe, recorrera todo el camino de la vida, y con ella también, como verdadero e incorruptible testigo, se presentara ante el juicio de Dios (Pio Xll, Aloc. 23-111-1952).


1093 La presencia y el respeto de los hombres no le movera a ser mas honesto, ni disminuira en nada su virtud la soledad. Siempre y dondequiera, lleva consigo el arbitro supremo de sus actos y de sus pensamientos: su conciencia. Y todo su empeflo consiste en complacer a Aquel a quien sabe que no se puede eludir ni defraudar (CASIANO, Colaciones,11).


1094 Es la conciencia el nucleo mas secreto y un santuario del hombre, en el que este esta a solas con Dios, y cuya voz resuena en lo mas intimo. La conciencia da a conocer de modo maravilloso esa ley, cuyo cumplimiento consiste en el amor de Dios y del prójimo (CONC. VAT. II, Const. Gaudium et spes,16).

Formación de la conciencia


1095 Los fieles, en la formación de su conciencia, deben prestar una atención diligente a la doctrina sagrada y cierta de la Iglesia [. . . ]. El discípulo tiene para con Cristo Maestro la obligación grave de conocer [. . . ] cada dia mejor la verdad que de El ha recibido, de anunciarla con fidelidad y de difundirla con firmeza (CONC. VAT. Il, Decl. Dignitatis humanae,14).


1096 Hay que considerar no solo la acción en si misma, sino la intención del alma y el fin con que se hace esa acción (CA SIANO, Colaciones,16).


1097 El hombre, dotado de razón y de voluntad libre y, por tanto, enaltecido con una responsabilidad personal, tiene obligación moral de buscar la verdad [. . . ], adherirse a la verdad conocida y ordenar toda su vida segun las exigencias de la verdad (CONC. VAT. Il, Decl. Dignitatis humanae,2).


1098 Formar la conciencia cristiana de un adolescente o de un joven consiste ante todo en iluminar su mente acerca de la voluntad de Cristo, de su ley, de su camino, y además en obrar sobre su animo, en cuanto esto puede hacerse desde fuera, a fin de inducirle a la libre y constante ejecución de la divina voluntad (Pío Xll, Aloc. 23-III-1952).

La voluntad de Dios es la norma a la que se debe ajustar la conciencia


1099 La infidelidad nace de la soberbia, por la cual el hombre no somete el entendimiento a las reglas de la fe y a las enseiianzas de los Padres (SANTO TOMAS, Suma Teológica,2-2, q. 10, a. 1).


1100 ¿Quienes son los rectos de corazon? Los que quieren lo que Dios quiere [. . . ]. No quieras torcer la voluntad de Dios para acomodarla a la tuya, corrige en cambio tu voluntad para acomodarla a la voluntad de Dios (SAN AGUSTIN, Coment. sobre el Salmo 93).


1101 [. . . ] la norma de la decisión ultima y personal para una acción moral esta tomada de la palabra y de la voluntad de Cristo. El es, en efecto, el camino, la verdad y la vida, no solo para todos los hombres tomados en su conjunto, sino para cada uno: lo es para el hombre adulto, lo es para el niflo y para el joven (Pío Xll, Aloc. 23-111-1952).


1102 jOh, Señor!, que todo el daño nos viene de no tener pues tos los ojos en Vos, que si no mirasemos a otra cosa sino al camino, presto llegariamos; mas damos mil caldas y tropiezos y erramos el camino por no poner los ojos en el verdadero camino. No parece sino que nunca se anduvo, segun se nos hace nuevo (SANTA TERESA, Camino de perfeción,16,11).

Claridad de conciencia y Confesion


1103 Quien cuida la limpieza de las cosas de dentro, esto es de la conciencia, suele ser también cuidadoso de lo externo (ORIGENES, en Catena Aurea, volt III, p. 127).


1104 Ya sabeis que la primera piedra ha de ser la buena conciencia, y con todas vuestras fuerzas libraros aun de pecados veniales y seguir lo mas perfecto (SANTA TERESA, Camino deperfeción,5,3).


1105 Si vuestra conciencia os reprueba por alguna falta óaunque no os parezca graveó, si dudais, acudid al Sacramento de la Penitencia. Id al sacerdote que os atiende, al que sabe exigir de vosotros fe recia, finura de alma, verdadera fortaleza cristiana. En la Iglesia existe la mas plena libertad para confesarse con cualquier sacerdote, que tenga las legitimas licencias; pero un cristiano de vida clara acudiraó¡Libremente!óa aquel que conoce como buen pastor, que puede ayudarle a levantar la vista, para volver a ver en lo alto la estrella del Señor (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,34).


1106 Quien tiene su ojo malo [. . . ] tiene su cuerpo en tinieblas. No resiste a la carne cuando desea las cosas malas, porque no tiene esperanza en el cielo, que es la que nos concede el valor para resistir a las malas pasiones (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, volt 1P 388).

La sinceridad, necesaria para actuar con conciencia recta


1107 El pecado se dignifica con nombres elegantes: a la avaricia se le designa como el propio cuidado de la familia o de la industria; al orgullo se le llama independencia; a la ambición, grandeza de espiritu; al resentimiento, amor propio y sentido del honor, y así sucesivamente (CARD. J. H. NEWMAN. Sermón del Dom. I de Cuaresma: Entrega a Dios).


1108 jOh, Verdad!, tu presides en todas partes a todos los que te consultan y a un tiempo respondes a todos los que te consultan, aunque sean cosas diversas. Claramente tu respondes, pero no todos oyen claramente. Todos te consultan sobre lo que quieren. Optimo ministro tuyo es el que atiende tanto a oir de ti lo que el quisiera, cuanto a querer aquello que de ti oyere (SAN AGUSTIN, Confesiones,10,26,37).


1109 Condena, pues, tu mismo aquello en lo que pecaste, y esta confesión te obtendra el perdon ante el Señor, pues quien condena aquello en lo que falto, con mas dificultad volvera a cometerlo; haz que tu conciencia este siempre despierta y sea como tu acusador domestico, y así no tendras quien te acuse ante el tribunal de Dios (SAN JUAN CRISOSTOMO, Hom. 6 sobre el tentador).

Malas obras y deformación de la conciencia


1110 Llegan a negar los santos mandamientos, porque los han transgredido; "suavizan" la perversidad del pecado, porque ellos pecaron (CARD. J. H. NEWMAN, Sermón del Dom. Vlll después de Pentecostes).


1111 Aquellos que cubren los ojos de su corazon con el velo de los vicios, segun la palabra del Salvador viendo no ven, y entendiendo no entienden ni comprenden (Mt 13,13), y son incapaces de apreciar en lo intimo de su conciencia los pecados graves (CASIANO, Colaciones,23).

Delicadeza y respeto hacia la conciencia de los demás


1112 La conciencia es, por lo tanto, para expresarlo con una imagen tan antigua como exacta, un santuario, en cuyo umbral todos deben detenerse; todos, hasta el padre y la madre, cuando se trata de un nitro. Solo el sacerdote entra alli como medico de almas y como ministro del Sacramento de la penitencia; no por ello deja la conciencia de ser un celoso santuario, cuyo secreto Dios mismo quiere que sea conservado con el sello del mas sacro silencio (Pio Xll, Aloc. 23-3-1952).

Necesidad de consejo para formar la conciencia


1113 Uno comprende enseguida la culpa de otro, pero con dificultad se da cuenta de la suya; un hombre es imparcial en causa ajena pero se perturba en la propia (SAN JUAN CRI SOSTOMO, en Catena Aurea, volt 111, p. 132).


1114 Toda la astucia del demonio no prevalecera contra quien no encubra por falsa verguenza los pensamientos que nacen en su corazon, sino que se abandona sin mas a la sabiduria de los mayores, para saber si los debe admitir o rechazar (CASIANO, Colaciones,2).

CONFESION

Citas de la Sagrada Escritura

Como mi Padre me envió, así os envío yo a vosotros [. . . ]. Recibid el Espíritu Santo: Quedan perdonados los pecados a aquellos a quienes los perdonareis y quedan retenidos a quienes se los retuviereis. Jn 20,21-23.

Os empeño mi palabra, que todo lo que atareis sobre la tierra será eso mismo atado en el cielo; y todo lo que desatareis sobre la tierra será eso mismo desatado en el cielo. Mt 18,18.

Si dijeremos que no tenemos pecado, nosotros mismos nos engañamos [. . . ], pero si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es El para perdonarnoslos y lavarnos de cada iniquidad. 1Jn 1,8-9.

Hijos mios, estas cosas os escribo para que no pequeis; mas si alguno pecare tenemos por abogado para con el Padre a Jesucristo, que es la victima de propiciación por nuestros pecados, y no solo por los nuestros sino por los de todo el mundo. 1Jn 2,1-2.

No son los justos, sino los pecadores a los que he venido yo a llamar a penitencia. Lc 5,32.

¿No reparas que la bondad de Dios te esta llamando a la penitencia? Rm 2,4.

El Señor espera con paciencia por amor de vosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos se conviertan a penitencia. 2P 3,9.

Acuerdate de donde has decaido, y arrepientete [. . . ] porque si no voy a ti, y removere tu candelero de su sitio, si no hicieres penitencia. Ap 2,5.
SELEECION DE TEXTOS

Institucion


1115 Nuestro Salvador Jesucristo instituyo en su Iglesia el sacramento de la Penitencia al dar a los apostoles y a sus sucesores el poder de perdonar los pecados; así, los fieles que caen en el pecado después del bautismo, renovada la gracia, se reconcilien con Dios. La Iglesia, en efecto, posee el agua y las lagrimas, es decir, el agua del bautismo y las lagrimas de la penitencia (SAN AMBROSIO, Epistola 41). (Ordo Poenitiae, n. 2).

Ante el tribunal de la misericordia divina


1116 Si se pierde la sensibilidad para las cosas de Dios, dificilmente se entendera el Sacramento de la Penitencia. La confesión sacramental no es un dialogo humano, sino un coloquio divino; es un tribunal, de segura y divina justicia y, sobre todo, de misericordia, con un juez amoroso que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva (Ez 33,1 Ez 1) (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo gue pasa,78).


1117 El que antes de la culpa nos prohibio pecar, una vez aquella cometida, no cesa de esperarnos para concedernos su perdon. Ved que nos llama el mismo a quien despreciamos. Nos separamos de El, mas El no se separa de nosotros (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 34 sobre los Evang. )


1118 Consideremos cuan grandes son las entrañas de su misericordia, que no solo nos perdona nuestras culpas, sino que promete el reino celestial a los que se arrepienten después de ellas (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 19 sobre los Evang. ).


1119 Ni la cantidad ni la calidad de los males que hemos cometido nos hagan vacilar en la certeza de la esperanza. Aumenta mucho nuestra confianza el hecho del buen ladron, el cual no era bueno por donde era ladron, pues era ladron por crueldad y bueno por su confesion. Pensad bien cuan inconmensurables son en Dios las entrafias de misericordia. Este ladron, que habla sido preso en el camino con sus manos manchadas en sangre, fue colgado en el patibulo de la cruz; el confeso, fue sanado y merecio oir: Hoy estaras conmigo en el Paraiso. ¿,Quién podrá explicar debidamente la bondad de Dios? En vez de recibir la pena debida por nuestros crimenes, recibimos los premios prometidos a la virtud. El Señor ha permitido que sus elegidos incurran en algunas faltas, para dar esperanza de perdon a otros que yacen agobiados bajo el peso de sus culpas, si acuden a Dios con todo su corazon, y además les abre el camino de la piedad por medio de los lamentos de la penitencia (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 20 sobre los Evang. ).


1120 ¡ Mire que entrañas de misericordia tiene la justicia de Dios!óPorque en los juicios humanos, se castiga al que confiesa su culpa: y, en el divino, se perdona. ¡Bendito sea el santo Sacramento de la Penitencia! (J. EscRvA DE BALAGUER, Camino, n. 309).


1121 Entre los hombres el castigo sigue a la confesión, mientras que ante Dios a la confesión sigue la salvación (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, volt VI, p. 506).

Cada confesión, una nueva conversion


1122 El discípulo de Cristo que, después del pecado, movido por el Espíritu Santo, acude al sacramento de la Penitencia, ante todo debe convertirse de todo corazon a Dios. Esta intima conversión del corazon, que incluye la contrición del pecado y el proposito de una vida nueva, se expresa por la confesión hecha a la Iglesia, por la adecuada satisfacción y por el cambio de vida. Dios concede la remisión de los pecados por medio de la Iglesia, a traves del ministerio de los sacerdotes (Orco Poenitentiae, n. 6).


1123 De esta contrición del corazon depende la verdad de la penitencia. Asi pues, la conversión debe penetrar en lo mas intimo del hombre para que le ilumine cada dia mas plenamente y lo vaya conformando cada vez mas a Cristo (Orco Poenitentiae, n. 6).

Cada vez que el cristiano se confiesa se le aplican los meritos de Cristo


1124 Como Dios, rico en misericordia (Ep 2,4), sabe de que hemos sido formados (Sal 102,14), procuro también un remedio de vida a aquellos que se entregaron a la esclavitud del pecado y al poder del demonio. Por el sacramento de la penitencia, el beneficio de la muerte de Cristo es aplicado a los que han caldo después del bautismo (CONC. TRENTO, Ses. XIV, cap. 1).


1125 El sacramento de la penitencia [. . . ] (es) el sacramento de la resurrección de las almas muertas, el sacramento de las almas revividas, el sacramento de la vida, de la paz, de la alegria (PABLO VI, Aloc. 23-III-1977).

La confesión de las culpas


1126 La confesión de las culpas, que nace del verdadero conocimiento de si mismo ante Dios y de la contrición de los propios pecados, es parte del sacramento de la Penitencia. Este examen interior del propio corazon y la acusación externa debe hacerse a la luz de la misericordia divina. La confesión, por parte del penitente, exige la voluntad de abrir su corazon al ministro de Dios; y por parte del ministro, un juicio espiritual mediante el cual, como representante de Cristo y en virtud del poder de las llaves, pronuncia la sentencia de absolución o retención de los pecados (Cfr. CONC. DE TRENTO, Ses. , XIV, cap. 5) (Orco Poenitentiae, n. 6).

Sinceridad plena


1127 Si no declaras la magnitud de la culpa, no conoceras la grandeza del perdon (SAN JUAN CRISOSTOMO, Hom. sobre Lazaro,4).


1128 No bastan [. . . ] los analisis sociologicos para traer la justicia y la paz. La ralz del mal esti en el interio del hombre. Por esto, el remedio parte también del corazon. Yóme complace repetirloóla puerta de nuestro corazon solo puede ser abierta por la Palabra grande y definitiva del amor de Cristo por nosotros, que es su muerte en la cruz. Aquí es donde el Señor nos quiere conducir: dentro de nosotros. Todo este tiempo que precede a la Pascua es una invitación constante a la conversión del corazon. Esta es la verdadera sabiduria: "la plenitud de la sabiduria es temer al Sefior" (Si 1,15).

Queridisimos, tened, pues, la valentia del arrepentimiento; y tened también la valentia de alcanzar la gracia de Dios por la Confesión sacramental. ¡ Esto os hara libres! Os dara la fuerza que necesitais para las empresas que os esperan, en la sociedad y en la Iglesia, al servicio de los hombres (JUAN PABLO II, Discurso a UNIV, I l-IV-1979).


1129 ¿Que es la confesión de los pecados, sino cierta abertura de las propias llagas? (SAN GREGORIO MAGNO, en Catena Aurea, volt VI, p. 259).


1130 (Algunos van con los pecados disimulandolos y como) coloreando porque no parezcan tan malos, lo cual mas es irse a excusar que a acusar (SAN JUAN DE LA CRUZ, Noche Oscura, I,2,4).


1131 La sinceridad en el momento de la confesión es la sinceridad ante Dios mismo; la actitud del que no es sincero es como la de quien, "acudiendo a la consulta del medico para ser curado, perdiera el juicio y la conciencia de a que ha ido, y mostrase los miembros sanos y ocultase los enfermos [. . . ]. Dios es quien debe vendar las heridas, no tu, porque si tu, por vergiienza, quieres ocultarlas con vendajes, no te curara el medico. Has de dejar que sea el medico quien te cure y vende las heridas, porque el las cubre con medicamentos. Mientras que con el vendaje del rbedico las llagas se curan, con el vendaje del enfermo se ocultan. ¿Y a quien las ocultas? A quien conoce todas las cosas (SAN AGUSTIN, Coment. sobre el Salmo 31).


1132 Todo pecador, mientras oculta en su conciencia sus cul- pas, se esconde y encubre en un interior; pero el muerto sale fuera, cuando el pecador confiesa espontaneamente sus maldades. A Lazaro se le dijo: "Sal fuera", que es lo mismo que si a cualquiera que esta muerto en la culpa se le dijera: ¿Por que escondes el resto de tu culpa dentro de tu conciencia? Ya es tiempo de que salgas fuera por medio de la confesión, tu que te escondes en tu interior por medio de la negacion. Salga fuera el muerto, esto es, confiese su culpa el pecador. Los discípulos desataron al que salia del sepulcro, para que los pastores de la Iglesia perdonen la pena que mereci6 el que no se avergonzo de confesar lo que hizo (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 26 sobre los Evang. ).


1133 Aprended a pensar, a hablar y a actuar segun los principios de la sencillez y de la claridad evangelice: Si, si; no, no. Aprended a llamar blanco a lo blanco, y negro a lo negro; mal al mal, y bien al bien. Aprended a llamar pecado al pecado, y no lo llameis liberación y progreso, aun cuando toda la moda y la propaganda fuesen contrarias a ello. Mediante esta sencillez y claridad se constituye la unidad del Reino de Dios, y esta unidad es, al mismo tiempo, una madura unidad interior de cada hombre, es el fundamento de la unidad de los esposos y de las familias, es la fuerza de las sociedades: de las sociedades que acaso sienten ya, y cada vez mas, como se trata de destruirlas y descomponerlas desde dentro, llamando mal al bien y pecado a la manifestación del progreso y de la liberación (JUAN PABLO II, Hom. a los universitarios, Roma,26-lII-1981).

La absolucion


1134 Al pecador que manifiesta su conversión al ministro de la Iglesia en la confesión sacramental, Dios le concede su perdon por medio del signo de la absolueion y así el saeramento de la Peniteneia alcanza su plenitud. En efecto, de acuerdo eon el plan de Dios, segun el eual la humanidad y la bondad del Salvador se han hecho visibles al hombre, Dios quiere salvarnos y restaurar su alianza con nosotros por medio de signos visibles (Ordo Poenitentiae, n. 6).

La satisfaccion


1135 La verdadera conversión se realiza con la satisfacción por los pecados, el cambio de vida y la reparación de 1os daños. El objeto y cuantia de la satisfacción debe acomodarse a cada penitente, para que así cada uno repare el orden que destruyo y sea curado con una medicina opuesta a la enfermedad que le afligio. Conviene, pues, que la pena impuesta sea realmente remedio del pecado cometido y, de algun modo, renueve la vida. Asi el penitente, olvidandose de lo que queda atras (Ph 3,13), se injerta de nuevo en el misterio de la salvación y se encamina de nuevo hacia los bienes futuros (Ordo Poenitentiae n. 6).

Efectos de este sacramento


1136 De la misma manera que las heridas del pecado son diversas y variadas, tanto en la vida de cada uno de los fieles como de la comunidad, así también es diverso el remedio que nos aporta la penitencia. A aquellos que por el pecado grave se separaron de la comunion con el amor de Dios, el sacramento de la Penitencia les devuelve la vida que perdieron. A quienes caen en pecados veniales, experimentando cotidianamente su debilidad, la repetida celebraci6n de la penitencia les restaura las fuerzas, para que puedan alcanzar la plena libertad de los hijos de Dios (Ordo Poenitentiae n. 7).


1137 Quienes se acercan al sacramento de la penitencia obtienen de la misericordia de Dios el perdon de la ofensa hecha a El y al mismo tiempo se reconcilian con la Iglesia, a la que hirieron pecando, y que colabora a su conversión con la caridad, con el ejemplo y las oraciones (CONC. VAT. II, Const. Lumen gentium, LG 11).


1138 En lo que afane a la virtud y eficacia de este sacramento, su realidad y su efecto son la reconciliación con Dios que, en las personas piadosas que lo reciben con devoción, a menudo va seguida de la paz y serenidad de la conciencia junto con una fuerte consolación espiritual (CONC. TRENTO, Ses. XIV, cap. 3).


1139 Los que se acercan al sacramento de la penitencia, reciben alli de la misericordia de Dios el perdon de la ofensa que le han hecho, y al mismo tiempo se reconcilian con la Iglesia herida por su pecado [. . . ]. Es en la Iglesia, finalmente, donde la pequena obra penitencial, impuesta a cada penitente en el sacramento, participa de una manera especial de la expiación infinita de Cristo. Por otra parte, por una disposición general de la Iglesia, el penitente puede unir intimamente a la satisfacción sacramental todo lo que hace, sufre y soporta en la vida (PABLO Vl, Const. Apost. Poenitemini).


1140 Si te alejas de El por cualquier motivo, reacciona con la humildad de comenzar y recomenzar; de hacer de hijo prodigo todas las jornadas, incluso repetidamente en las veinticuatro horas del dia; de ajustar tu corazon contrito en la Confesión, verdadero milagro del Amor de Dios. En este Sacramento maravilloso, el Señor limpia tu alma y te inunda de alegria y de fuerza para no desmayar en tu pelea, y para retornar sin cansancio a Dios, aun cuando todo te parezca oscuro (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Amigos de Dios,214).


1141 En la vida del espiritu se enferma por el pecado, y es necesaria también una medicina para recobrar la salud. Este remedio es la gracia que se recibe en el sacramento de la penitencia (SANTO TOMAS, Sobre el Credo,10,1. c. , p. 101).


1142 [. . . ] esta confesión te obtendra el perdon ante el Señor, pues quien condena aquello en lo que falto, con mas dificultad volvera a cometerlo; haz que tu conciencia este siempre despierta y sea como tu acusador domestico, y así no tendras quien te acuse ante el tribunal de Dios (SAN JUAN CRISOSTOMO, Hom. 6, sobre el tentador).


1143 La penitencia borra el pecado y la sabiduria lo evita (SAN AMBROSIO, en Catena Aurea volt Vl, p. 40).


1144 Escuela de sabiduria moral, la confesión educa la mente para discernir el bien del mal; palestra de energia espiritual, entrena la voluntad para la coherencia, la virtud positiva, el deber dificil; dialogo con la perfección cristiana, ayuda a descubrir la propia vocación y a corroborar los propositos de fidelidad y progreso para la propia santificación y la de los demás (PABLO VI, Aloc. 23-lII-1977).

"El acto mas sublime de humildad"


1145 La frecuencia en la Confesión y en la Comunion te proporcionara la ayuda mas eficaz para perseverar en la practica de la humildad (J. PECCIóLeon XIIIó, Practica de la humildad,58).


1146 La Confesión, por la que revelamos a uno que es semejante a nosotros las miserias mas secretas y vergonzosas de nuestra alma, es el acto mas sublime de humildad que Jesucristo ha mandado a sus discípulos (J. PECC!óLeon XIIIó, Practica de la humildad,58).

Cualidades de una buena confesion


1147 El Sacramento de la penitencia confiere la graciaóo la aumenta, cuando se recibe en estado de graciaóex opere operato, con eficacia de suyo infalible y sin termino. Sin embargo, en cada Confesión concreta, el efecto de este Sacramento esta en proporción con las disposiciones del que lo recibe; como el sol que, siendo siempre el mismo, calienta mas unas cosas que otras. Y si se pone un obstaculo por medio puede dejar de calentar por completo. Los antiguos autores espirituales solian enumerar dieciseis cualidades de la buena Confesión: sencilla, humilde, pura, fiel, frecuente, clara, discreta, voluntaria, sin jactancia, integra, secreta, con dolor, pronta, fuerte, acusadora y dispuesta a obedecer (cfr. SANTO TOMAS, Suma Teológica, Supl. , q. 9, a. 4).


1148 (En cuanto a los pecados es necesario tener) dolor al considerarlos, humildad al confesarlos, intransigencia al satisfacer por ellos: de esta manera se expia la pena eterna (SANTO TOMAS, Sobre el Credo,7, l. c. , p. 87).


1149 Quien se confiese con frecuencia no se contentara con una confesión simplemente valida, sino que aspirara a una confesión buena que ayude al alma eficazmente en su aspiración hacia Dios. Para que la confesión frecuente logre este fin, es menester tomar con toda seriedad este principio: Sin arrepentimiento no hay perdon de los pecados. De a-tui nace esta norma fundamental para el que se confiesa con frecuencia: No confesar ningun pecado venial del que uno no se haya arrepentido seria y sinceramente. Hay un arrepentimiento general. Es el dolor y la detestación de los pecados cometidos en toda la vida pasada. Ese arrepentimiento general es para la confesión frecuente de una importancia excepcional (B. BAUR, La confesionfrecuente, p. 37-38).

Nunca falta materia de confesion


1150 Nunca falta que perdonar; somos hombres. Hable algo mas de la cuenta, dije algo que no debia, rei con exceso, bebi demásiado, comi sin moderación, oi de buen grado lo que no me estaba bien oir, vi con gusto lo que no era bueno ver, pense con deleite lo que no debi pensar. . . (SAN AGUSTIN, Sermón 57).

Cualidades de un buen confesor


1151 Aquellas palabras que el Señor dijo a Jeremias: Ecce constitui te super gentes. . . ut evellas. . . et dissipes et aedifices et plantes (Jr 1,10), las esta repitiendo a todos los confesores; los cuales no solo deben arrancar los vicios del alma, sino también plantar virtudes (SAN ALFONSO M. " DE LIGORIO, La practica del confesor,99).


1152 Para que el confesor pueda cumplir su ministerio con rectitud y fidelidad, aprenda a conocer las enfermedades de las almas y a aportarles los remedios adecuados; procure ejercitar sabiamente la función de juez y, por medio de un estudio asiduo, bajo la guia del Magisterio de la Iglesia y, sobre todo, por medio de la oración, adquiera aquella ciencia y prudencia necesarias para este ministerio. El discernimiento del espiritu es, ciertamente, un conocimiento intimo de la acción de Dios en el corazon de los hombres, un don del Espíritu Santo y un fruto de la caridad (Cfr. Ph 1,9-10) (Ordo Poenitentiae, n. lO).


1153 El buen pastor conoce a sus ovejas, sus exigencias, sus necesidades. Les ayuda a desenredarse del pecado, a vencer los obstaculos y las dificultades que encuentran. A diferencia del mercenario, el va en busca de. ellas, les ayuda a llevar su peso y sabe animarlas siempre. Cura sus heridas con la gracia, sobre todo a traves del Sacramento de la reconciliación (JUAN PABLO II, Audiencia general,16-V-1979).


1154 [. . . ] pienso de un modo especial en el Sacramento de la Penitencia o de la reconciliación, que posee una importancia capital para el camino de la conversión del pueblo de Dios. Sois educadores de la fe, formadores de las conciencias, guias de las almas, para permitir a cada cristiano desarrollar su vocación personal segun el Evangelio [. . . ] (JUAN PABLO II. Aloc. al clero en Notre-Dame, Paris,30-V-1980).


1155 El corazon del sacerdote ha de ser universal, abierto a todos, generoso, en una oblatividad continuaóel sacerdote ha de estar en un servicio permanenteósin acepción de personas [. . . ] (A. DEL PORTILLO, Escritos sobre el sacerdocio, p. 128).


1156 Y de tal modo ordeno los remedios de la divina bondad, que sin las oraciones de los sacerdotes no es posible obtener el perdon de Dios. Y así [. . . ] dio a quienes estan puestos al frente de la Iglesia la potestad de administrar la acción de la penitencia a quienes confiesan y de admitirlos [. . . ] a la comunion de los sacramentos por la puerta de la reconciliación (SAN LEON MAGNO, Epist. Sollicitudines quidem, ll).

La limpieza de alma


1157 Escuchad de donde fuisteis llamados: de un cruce de caminos. <,Y que erais entonces? Cojos y mutilados del alma, que es mucho peor que serlo del cuerpo. No abuseis de la bondad de quien os ha invitado y nadie venga con el vestido sucio. Hay que cuidar con toda diligencia el vestido del alma (SAN JUAN CRISOSTOMO, Hom. sobre S. Mateo,69).


1158 Lo que ha de llenarse ha de empezar por estar vacio. Si has de llenarte del bien, comienza por echar fuera el mal. Imagina que Dios te quiere hacer rebosar de miel: si estas lleno de vinagre, ¿,donde va a depositar la miel? Primero hay que vaciar lo que contenia el recipiente: hay que limpiar el mismo vaso; hay que limpiarlo aunque sea con esfuerzo, a fuerza de frotarlo, para que sea capaz de recibir esta realidad misteriosa (SAN AGUSTIN, Coment. a la l. a Epistola de S. Juan,4).


1159 jAy de vosotros, escribas y fariseos, hipocritas, que lim- piais por fuera la copa y el plato, que por dentro estan llenos de rapina y codicias! Si el Señor detesta la suciedad de los cuerpos y de los vasos que poráneacesidad tienen que mancharse con el mismo uso, ¿cuanto mas las inmundicias de la conciencia, que si queremos podemos conservar siempre limpia? (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, volt III, p. 126).

La Confesión nos prepara convenientemente para recibir al Señor en la Sagrada Comunion


1160 Y mi Padre le amara, y vendremos a el, y haremos mansión en el. Considerad bien que inefable dicha es dar hospedaje en nuestro corazon a Dios. Si cualquier persona distinguida o que ocupe algun puesto elevado, o algun amigo rico y poderoso nos anunciara que iba a venir a visitarnos en nuestra casa, ;con que solicitud limpiariamos y ocultariamos todo aquello que pudiera ofender la vista de esta persona o de este amigo! Lave primero las manchas y suciedades que tiene el que ha ejecutado malas obras, si quiere preparar a Dios una morada en su alma (SAN GREGORIO MACNO, Hom. 30 sobre los Evang. ).


1161 Por medio del sacramento de la Penitencia, el Padre acoge al hijo que retorna a el, Cristo toma sobre sus hombros a la oveja perdida y la conduce nuevamente al redil, y el Espíritu Santo vuelve a santificar su templo o habita en el con mayor plenitud; todo ello se manifiesta al participar de nuevo, o con mas fervor que antes, en la mesa del Señor, con lo cual estalla un gran gozo en el convite de la Iglesia de Dios por la vuelta del hijo desde lejanas tierras (Orco Poenitentiae, n. 6).


1162 [. . . ] dedicaos, a costa de cualquier sacrificio, a la administración del sacramento de la reconciliación, y tened la certeza de que el, mas y mejor que cualquier recurso humano, que cualquier tecnica sicologica, cualquier expediente didactico y sociologico, construye las conciencias cristianas; en el sacramento de la penitencia, efectivamente, actua Dios dives in misericordia (cfr. Ep 2,4). Y tened presente que todavia esta vigente y lo estera por siempre en la Iglesia la ensenanza del Concilio Tridentino acerca de la necesidad de la confesión integra de los pecados mortales (Ses XIV, cap. 5 y can. 7: Dz-Sch. ,1679-1683; 1707); esta vigente y lo estera siempre en la Iglesia la norma inculcada por San Pablo y por el mismo Concilio de Trento, en virtud de la cual, para la recepción digna de la Eucaristia debe preceder la confesión de los pecados, cuando uno es consciente de pecado mortal (Ses. XIII, cap. 7 y can. I 1: Dz-Sch. ,1647; 1661) (JUAN PABLO II, A la S. Penitenciaria Apostolica y penitenciarios romanos,30-I-1980).

Examen, arrepentimiento y proposito


1163 Este hombre debe llegar a la casa del Padre. El camino que alli conduce, pasa a traves del examen de conciencia, el arrepentimiento y el proposito de la enmienda. Como en la parabola del hijo prodigo, estas son las etapas al mismo tiempo logicas y sicologicas de la conversion. Cuando el hombre supere en si mismo, en lo intimo de su humanidad, todas estas etapas, nacera en el la necesidad de la confesion. Esta necesidad quizá lucha en lo vivo del alma con la verguenza, pero cuando la conversión es verdadera y autentica, la necesidad vence a la verguenza: la necesidad de la confesión, de la liberación de los pecados es mas fuerte. Los confesamos a Dios mismo, aunque en el confesonario los escucha el hombre-sacerdote. Este hombre es el humilde y fiel servidor de ese gran misterio que se ha realizado entre el hijo que retorna y el Padre (JUAN PABLO 11, Hom. 16-111-1980).

La Confesión, especial ayuda contra las tentaciones


1164 Nunca seremos vencidos mas facilmente por nuestro rival que cvando le imitemos en la soberbia [. . . ], ni le derribaremos con mas empuje que imitando la humildad de Nuestro Señor, ni le seran nunca nuestros golpes mas dolorosos y duros que cuando curemos nuestros pecados con la confesión y la penitencia (SAN AGUSTIN, Sermón 351).

La Confesión, sacramento de la alegria


1165 La alegria es un bien cristiano. Unicamente se oculta con la ofensa a Dios: porque el pecado es producto del egoismo, y el egoismo es causa de la tristeza. Aun entonces, esa alegria permanece en el rescoldo del alma, porque nos consta que Dios y su Madre no se olvidan nunca de los hombres. Si nos arrepentimos, si brota de nuestro corazon un acto de dolor, si nos purificamos en el santo sacramento de la Penitencia, Dios sale a nuestro encuentro y nos perdona; y ya no hay tristeza [. . . ] (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,178).


1166 No hablan de la severidad de Dios los confesonarios esparcidos por el mundo, en los cuales los hombres manifiestan los propios pecados, sino mas bien de su bondad misericordiosa. Y cuantos se acercan al confesonario, a veces después de muchos anos y con el peso de pecados graves, en el momento de alejarse de el, encuentran el alivio deseado; encuentran la alegria y la serenidad de la conciencia, que fuera de la confesión no podran encontrar en otra parte. Efectivamente, nadie tiene el poder de librarnos de nuestros pecados, sino solo Dios. Y el hombre que consigue esta remisión, recibe la gracia de una vida nueva del espiritu, que solo Dios puede concederle en su infinita bondad. Si el afligido invoca al Señor, El lo escucha y lo salva de sus angustias (Sal 33,7) (JUAN PABLO II, Hom. 16I11-1980).


1167 Quiza los momentos de una confesión sincera figuran entre los mas dulces, mas confortantes y mas decisivos de la vida. Sea como fuere, nos encontramos a-tui en un punto obligado del desarrollo de nuestra salvación: podemos aplicarle la celebre frase de San Agustin: Qui fecit te sine te, non salvabit te sine te: el que te creo sin ti, no te salvara sin ti (Sermón 169). Tambien este momento de nuestra vida cristiana ha de ser considerado con humildad de nino y con coraje de hombre (PABLO VI, Aloc. 27-II-1975).

"La alegria en el cielo" por cada confesión bien hecha


1168 Hay mayor alegria en el cielo por la conversión del pecador que por la constancia del justo, porque un capitan ama mas en una batalla a aquel soldado que, vuelto al combate después de haber huido, acomete con coraje al enemigo, que al otro quej si bien es cierto que nunca volvio la espalda, en cambio tampoco hizo nunca nada con valor (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 34 sobre los Evang. ).

Apostolado de la Confesion


1169 [. . . ] el apostolado de la confesión tiene ya en si mismo su premio: la conciencia de haber restituido a un alma la gracia divina, no puede menos de llenar al sacerdote de una alegria inefable. Y no puede menos de animarle a la mas humilde esperanza de que el Señor, al final de su jornada terrena, le abra los caminos de la vida: Qui ad iustitiam erudierint multos, quasi stellae in perpetuas aeternitates (Da 12,13)(JUAN PABLO II, A la S. PenitenciariaApostolicaypenitenciariosromanos,30-I-1981).

Segunda tabla de salvacion


1170 El primer remedio para los que atraviesan el mar es conservar la nave integra; el segundo, alcanzar alguna tabla si la nave se ha quebrado. De la misma manera, el primer remedio para la travesia de este oceano que es nuestra vida, es conservar la integridad; y el segundo, recuperarla por la penitencia, una vez perdida aquella por el pecado (SANTO ToMAs, Suma Teológica,3, q. 84, a. 6).

La Cuaresma, un tiempo may oportuno para una mayor frecuencia de la Confesion


1171 En toda la Iglesia se observa, con gran fruto para las almas, la costumbre saludable de confesarse en el santo tiempo de Cuaresma [. . . ]. El santo concilio aprueba esta costumbre y la recibe como cosa piadosa y digna de ser observada (CONC. TRENTO, Ses. XIV, cap. 5).


1172 Es muy de desear que los Obispos y todos los pastores de almas, además del empleo mas frecuente de! sacramento de la Penitencia, promuevan con ello, especialmente durante el tiempo de Cuaresma, actos extraordinarios de penitencia con fines de expiación e impetración (PABLO Vl, Const. Poenitemini, n. 9,1).

Materia suficiente y materia necesaria de este Sacramento


1173 Para recibir fructuosamente el remedio que nos aporta el sacramento de la Penitencia, segun la disposicionídel Dios misericordioso, el fiel debe confesar al sacerdote todos y cada uno de los pecados graves que recuerde después de haber examinado su conciencia (Orco Poenitentiae, n. 7).


1174 Son materia suficiente, aunque no necesaria, del sacramento de la penitencia, los pecados cometidos después del bautismo, tanto los mortales ya perdonados directamente por el poder de las llaves, como los pecados veniales (C. I. C. , c. 902).

El precepto anual de la Confesión, "uno de los mas graves de la Iglesia"


1175 La proximidad de la Pascua nos invita a un deber caracteristico de la participación de cada uno de los fieles en la celebración de la gran fiesta de la Resurrección: el deber de confesarnos, es decir, de acercarnos sincera y personalmente al sacramento de la penitencia, acusando los propios pecados con humilde arrepentimiento y con proposito de enmienda. Es este uno de los preceptos mas graves de la Iglesia, un precepto en todo su vigor; una ley dificil pero muy saludable, sabia y liberadora (PABLO VI, Aloc. 23-III,1977).

La confesión frecuente y los pecados veniales


1176 En el nombre del Señor Jesús y en union con toda la Iglesia, demos seguridad a todos nuestros sacerdotes acerca de la gran eficacia sobrenatural del misterio perseverante que se ejerce a traves de la confesión auricular, con fidelidad al mandato del Seior y a las ensehanzas de su Iglesia. Y una vez mas demos seguridades a nuestro pueblo acerca de los grandes beneficios que se derivan de la confesión frecuente. Estoy plenamente convencido de las palabras de mi predecesor Pio XII: Esta practica fue introducida en la Iglesia no sin la inspiración del Espíritu Santo (AAS,35,1943, pag. 135) (JUAN PABLO II, A los obispos canadienses,17-XI-1978).


1177 Cierto que estos pecados veniales se pueden expiar de muchas y muy laudables maneras; pero para progresar cada dia con mas fervor en el camino de la virtud recomendamos con mucho encarecimiento el uso de la confesión frecuente, introducido por la Iglesia no sin la inspiración del Espíritu Santo, con el que aumenta el conocimiento propio, crece la humildad, se desarraigan las malas costumbres, se hace frente a la tibieza espiritual, se purifica la conciencia, se robustece la voluntad, se lleva a cabo la dirección de las conciencias y aumenta la gracia en virtud del sacramento mismo. Adviertan, pues, los jovenes clerigos que rebajan el aprecio de la confesión frecuente, que acometen una empresa extrana al Espíritu de Cristo y funestisima para el Cuerpo Mistico del Salvador (Pio XII, Enc. Mystici Corporis, n. 39).


Fdez-Carvajal: Antologia - COMUNION DE LOS SANTOS