Fdez-Carvajal: Antologia - JESÚS


3165 Si destierras de ti a Jesús y lo pierdes, ¿a dónde irás?, ¿a quién buscarás por amigo? Sin amigo no puedes vivir mucho; y si no fuere Jesús tu especialisimo amigo, estarás muy triste y desconsolado (Imitación de Cristo,11,8,3).


3166 Podemos decir que el Señor viaja con aquellos que viven dentro de la fe [. . . ], y estará con nosotros (en este mundo) hasta que saliendo de nuestros cuerpos nos reunamos con El en el cielo (ORIGENES, Trat. sobre S. Mateo,33).


3167 Con tan buen amigo presenteónuestro Señor Jesucristoó, con tan buen capitán, que se puso en lo primero en el padecer, todo se puede sufrir. El ayuda y da esfuerzo, nunca falta, es amigo verdadero (SANTA TERESA, V¿da,22,6-7).


3168 Bajó del cielo para estar cerca de los atribulados, para estar con nosotros en la tribulación (SAN BERNARDO, Sermón 17).

Es Maestro, y nos enseña el camino del cielo


3169 Pues juntaos junto a este buen Maestro y muy determinadas a aprender lo que os enseña, que Su Majestad hará que no dejéis de salir buenas discípulas ni os dejará si no le dejáis (SANTA TERESA, Camino de perfecc¿ón,26,9).


3170 El madero en que están fijos los miembros del hombre que muere, es también la cátedra del maestro que enseña (SAN AGUST[N, Trat. Evang. S. Juan, l l 9,2).


3171 Es Maestro de una ciencia que sólo El posee: la del amor sin limites a Dios y, en Dios, a todos los hombres. Er la escuela de Cristo se aprende que nuestra existencia no nos pertenece [. . . ]. (J. ESCRIVA DE BAEAGUER, Es Cristo que pasa,93).

Su carga no es pesada


3172 Cualquier otra carga te oprime y abruma, mas la carga de Cristo te alivia del pcso. Cualquier otra carga tiene pcso, pero la de Cristo tiene alas. Si a un pájaro le quitas las alas, parece que le alivias del peso; pero cuanto más le quites este peso, tanto más le atas a la tierra. Ves en el suelo al que quisiste aliviar de un peso; restitúyele el peso de sus alas y verás cómo vuela (SAN AGUSTIN, Sermón 126).


3173 Venid, no para rendir cuentas, sino para ser librados de vuestros pecados; venid [. . . ]. No temáis al oir hablar de yugo, porque es suave; no temáis si hablo de carga, porque es ligera (SAN JUAN CRISOSTOMO, Hom. sobre S. Mateo,37,2).

Humildad de Jesús. Ver no. 2907-2921.

"Buscar a Cristo, encontrarle, tratarle, amarle"


3174 Un auténtico cristiano no puede oir el nombre de Cristo sin emoción (CARD. NEWMAN, Sermón del Dom. Il de Cuaresma: mundo y pecado).


3175 En este esfuerzo por identificarse con Cristo, he distinguido como cuatro escalones: buscarle, encontrarle, tratarle, amarle. Quizá comprendais que estáis como en la primera etapa. Buscadlo con hambre, buscadlo en vosotros mismos con todas vuestras fuerzas. Si obráis con este empeño, me atrevo a garantizar que ya lo habéis encontrado, y que habéis comenzado a tratarlo y a amarlo, y a tener vuestra conversación en los cielos (cfr. Ph 3,20) (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Amigos de Dios,300).


3176 ¿Qué otra cosa podía deciros mejor que ésta? ¡Aprended a conocer a Cristo y dejaos conocer por El! El conoce a cada uno de vosotros de modo especial. No es conocimiento que suscite oposición y rebelión, una ciencia ante la cual sea necesario huir para salvaguardar el propio misterio interior. No es una ciencia compuesta de hipótesis, que reduce al hombre a las dimensiones socioculturales. La suya es una ciencia llena de sencilla verdad sobre el hombre y, sobre todo, llena de amor. Someteos a esta ciencia, sencilla y llena de amor, del Buen Pastor. Estad seguros de que El conoce a cada uno de vosotros más que cuanto cada uno de vosotros se conoce a si mismo (JUAN PABLO II, Hom. Cracovia 8-VI-1979).


3177 Mirad que no está aguardando otra cosa [. . . ] sino que lo miremos; como le quisiérades le hallaréis. Tiene en tanto que le volvamos a mirar, que no quedará por diligencia suya (SANTA TERESA, Camino de perfección,26,3).


3178 Temer es propio del que no quiere ir a Cristo. No querer ir a Cristo es propio de quien no cree que con Cristo va a empezar a reinar (SAN CIPRIANO, Sobre la mortalidad,2).


3179 Asi la gloria del Salvador aparece todavía más admirable cuando, después de haber privado a los hombres de una presencia sensible que les inspiraba un respeto tan profundo, la fe pierde sus dudas, la esperanza sus timideces, la caridad sus tibiezas. Es, sin duda, la fuerza de las almas grandes y el efecto de la luz quien ilumina a las almas de los fieles, para creer sin dudar lo que ecapa a los sentidos y para elevar todos los deseos de sus corazones hacia un lugar que la mirada no puede alcanzar (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 72, sobre la Ascensión del Señor).


3180 Penetremos en el corazón humilde de Jesús. La puerta es el costado abierto por la lanza. Aquí está escondido el tesoro inefable y deseable de la caridad; aquí se encuentra la devoción, se obtiene la gracia del arrepentimiento, se aprende la mansedumbre y la paciencia en las adversidades, la compasión con los afligidos; y, sobre todo, aquí se halla un corazón contrito y humillado (SAN BUENAVENTURA, Vitis mystica,24,3).


3181 El Padre y yo vendremos a fijar en él nuestra morada. Que cuando venga encuentre, pues, tu puerta abierta. Abrele tu alma para que pueda contemplar en ella riquezas de rectitud, tesoros de paz, suavidad de gracia [. . . ]. Si cierras la puerta de tu alma, dejas afuera a Cristo. Aunque tiene poder para entrar, no quiere sin embargo ser inoportuno, no quiere obligar a la fuerza (SAN AMBROSIO, Coment. al Salmo 18).


3182 Aunque nos separemos ahora unos de otros, procuremos no separarnos de El (SAN AGUSTIN, Trat. sobre Evang. S. Juan,35).


3183 Muestra una rama verde a una oveja y verás cómo atraes a la oveja; enséñale nueces a un niño y verás cómo lo atraes también y viene corriendo hacia el lugar a donde es atraido; es atraído por el amor, es atraído sin que se violente su cuerpo, es atraído por aquello que desea. Si, pues, estos objetos, que no son más que deleites y aficiones terrenas, atraen, por su simple contemplación, a los que tales cosas aman, porque es cierto que "cada cual va en pos de su apetito", ¿no va a atraernos Cristo revelado por el Padre? ¿Qué otra cosa desea nuestra alma con más vehemencia que la verdad? ¿De qué otra cosa el hombre está más hambriento? (SAN AGUSTIN, Trat. Evang. S. Juan,26).


3184 [. . . ] no nos debemos mirar tanto a nosotros mismos cuanto a Dios, y en El debemos encontrar ese "suplemento" de energía que nos falta. ¿Acaso no es ésta la invitación que hemos escuchado de labios de Cristo: Venid a mitodos los que estuis fatigados y cargados, que yo os aliviaré (Mt 11,28)? Es El la luz capaz de iluminar las tinieblas en que se debate nuestra inteligencia limitada; El es la fuerza que puede dar vigor a nuestras flacas voluntades; El es el calor capaz de derretir el hielo de nuestros egoísmos y devolver el ardor a nuestros corazones cansados (JUAN PABLO II, Hom. 21-1-1980).


3185 ¿Qué es lo que nos ha prometido? Seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es. La lengua ha expresado lo que ha podido; lo restante ha de ser meditado en el corazón. En comparación de aquel que es, ¿qué puede decir el mismo Juan? ¿Y qué podremos decir nosotros, que tan lejos estamos de igualar sus méritos?Volvamos, pues, a aquella unión de Cristo, a aquella unión que nos enseña desde dentro lo que nosotros no podemos expresar, y, ya que por ahora nos es imposible la visión, sea nuestra tarea el deseo (SAN AGusTiN, Trat. sobre la l. a carta de S. Juan,4).


3186 Barred la mala levadura, vieja y agriada, y transformaos en la levadura nueva que es Jesucristo. Que El sea la sal que os guarde a todos de la corrupción, pues por vuestro olor se os juzgará (SAN IGNACIO DE ANTIOQU;A, Epist. a los Magnesios).


3187 Si el alma llegara a levantar los ojos hasta su cabeza, que es Cristo [. . . ], seria realmente feliz por la penetración de su visión, al poner sus ojos donde el mal no puede oscurecerlos (SAN GREGORIO DE NISA, Homilía 5).


3188 Tocó delicadamente el ruedo del manto, se acercó con fe, creyó y supo que había sido sanada. . . Asi nosotros, si queremos ser salvados, toquemos con fe el vestido de Cristo (SAN AMBROSIO, Trat. sobre el Evang. de S. Lucas 6,56).

Conocer bien su vida a través del Santo Evangelio


3189 El cielo y la tierra, por su naturaleza de cosas creadas, no son necesariamente inmutables, de manera que pueden no existir; sin embargo las palabras de Cristo, que tienen origen en la eternidad, poseen tal fuerza y poder que permanecen para siempre (SAN H1LARIO, Coment. sobre San MateO,26).


3190 No basta con tener una idea general del espiritu de Jesús, sino que hay que aprender de El detalles y actitudes. Y, sobre todo, hay que contemplar su paso por la tierra, sus huellas, para sacar de ahí fuerza, luz, serenidad, paz. Cuando se ama a una persona se desean saber hasta los más mínimos detalles de su existencia, de su carácter, para así identificarse con ella. Por eso hemos de meditar la historia de Cristo, desde su nacimiento en un pesebre, hasta su muerte y su resurrección [. . . ]. Porque hace falta que la conozcamos bien (la vida de Jesús), que la tengamos toda entera en la cabeza y en el corazón, de modo que, en cualquier momento, sin necesidad de ningún libro, cerrando los ojos, podamos contemplarla como en una película; de forma que, en las diversas situaciones de nuestra conducta, acudan a la memoria las palabras y los hechos del Señor (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,107).


3191 Acaece que muchos, aunque a menudo oigan el Evangelio, gustan poco de él, porque no tienen el espiritu de Cristo. El que quiera, pues, experimentar todo el sabor de las palabras de Cristo, conviene que procure conformar con él toda su vida (Imitación de Cristo,1,1,2).


3192 Desconocer la Escritura es desconocer a Cristo (SAN JERÓNIMO, Coment. sobre Isaías).

La Humanidad Santísima de Cristo, camino hacia el Padre


3193 Y veo yo claro, y he visto después, que para contentar a Dios y que nos haga grandes mercedes, quiere que sea por manos de esta Humanidad sacratisima, en quien dijo Su Majestad se deleita (SANTA TERESA, Vida,22).


3194 Ir por medio del Verbo hecho carne al Verbo que era en principio con Dios (SAN AGUSTjN, Trat. Evang. S. Juan,13,14).


3195 Este, pues, es buen tiempo para que nos enseñe nuestro Maestro, para que le oigamos y besemos los pies porque nos quiso enseñar, y le supliquéis no se vaya de con nosotros.

Si esto habéis de pedir mirando a una imagen de Cristo, bobería me parece dejar la misma persona por mirar el dibujo. ¿No lo sería si tuviéramos un retrato de una persona que quisiésemos mucho y la misma persona nos viniese a ver, dejar de hablar con ella y tener toda la conversación con el retrato? ¿Sabéis para cuándo es bueno y caso en que yo me deleito mucho?: para cuando está ausente la misma persona y quiere darnos a entender que lo está con muchas sequedades, es gran regalo ver una imagen de quien con tanta razón amamos. A cada parte que volviesemos los ojos la querría ver (SANTA TERESA, Camino de perfección,34,10-11).


3196 Al admirar y al amar de veras la Humanidad Santísima de Jesús, descubriremos una a una sus Llagas. Y en esos tiempos de purgación pasiva, penosos, fuertes, de lágrimas dulces y amargas que procuramos esconder, necesitaremos meternos dentro de cada una de aquellas Santísimas Heridas: para purificarnos, para gozarnos con esa Sangre redentora, para fortalecernos (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Amigos de Dios,302).


3197 De tal manera tomó el Hijo de Dios al hombre pasible, que la divinidad permaneció impasible: padeció el Hijo de Dios (no de una manera supuesta, sino real) todo aquello que atestigua la Sagrada Escritura, según aquello en lo que podía padecer, a saber, en cuanto a la naturaleza que tomó (SAN JERONIMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 306).


3198 Pues ya andaba mi alma cansada y, aunque quería, no la dejaban descansar las ruines costumbres que tenía. Acaecióme que, entrando un día en el oratorio, vi una imagen que habían traído allí a guardar, que se había buscado para cierta fiesta que se hacia en casa. Era de Cristo muy llagado, y tan devota que, mirándole, toda me turbó de verle tal, porque representaba bien lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo que sentí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece se me partía, y arrojéme cabe El con grandisimo derramamiento de lágrirnas, suplicándole me fortaleciese ya de una vez para no ofenderle (SANTA TERESA, Vida,9,1).


3199 Nos narran los Evangelios que Jesús no tenía dónde reclinar su cabeza, pero nos cuentan también que tenía amigos queridos y de confianza, deseosos de acogerlo en su casa. Y nos hablan de su compasión por los enfermos, de su dolor por los que ignoran y yerran, de su enfado ante la hipocresia. Jesús llora por la muerte de Lázaro, se airo con los mercaderes que profanan el templo, deja que se enternezca su corazón ante el dolor de la viuda de Naím.

Cada uno de esos gestos humanos es gesto de Dios. En Cristo habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente (Col 2,9). Cristo es Dios hecho hombre, hombre perfecto, hombre entero. Y, en lo humano, nos da a conocer la divinidad (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,108-109).


3200 Al llorar al amigo (Lázaro), manifestó la comunidad de naturaleza con nosotros; y al propio tiempo nos libró de caer en el exceso por una u otra parte, no permitiendo que nos afligiésemos demásiado ante las adversidades, ni que tampoco fuésemos completamente insensibles ante la desgracia (SAN BASILIO, Hom. sobre la alegrfa).

Jesucristo es el modelo


3201 Seguir a Cristo: éste es el secreto. Acompañarle tan de cerca, que vivamos con El, como aquellos primeros doce; tan de cerca, que con El nos identifiquemos. No tardaremos en afirmar, cuando no hayamos puesto obstáculos a la gracia, que nos hemos revestido de Nuetro Señor Jesucristo (cfr. Rm 13,14). Se refleja el Señor en nuestra conducta, como en un espejo. Si el espejo es como debe ser, recogerá el semblante amabilísimo de nuestro Salvador sin desfigurarlo, sin caricaturas: y los demás tendrán la posibilidad de admirarlo, de seguirlo (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Amigos de Dios,299).


3202 Fue considerado El mismo como carpintero, y fabricó obras de este oficio (yugos y arados) mientras estaba entre los hombres, enseñando por ellas los símbolos de la justicia y lo que es una vida de trabajo (JUSTINO, Diálogo con Trifón,88,8).


3203 No puede vivir con Cristo el que prefiere imitar a Judas y no a Cristo (SAN CIPRIANO, Trat. sobre la oración).


3204 Por mucho que te humilles, jamás podrás llegar tan bajo como llegó tu Señor (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre S. Mateo,65).


3205 Supongamos a un arquitecto que deseara construir en el espacio la bóveda de un ábside. Debe trazar toda la circunferencia partiendo de un punto clave: el centro. Guiándose por esta norma infalible, ha de calcular luego la exacta redondez y el diseño de la estructura.

Quien intentara llevar a feliz término la obra haciendo caso omiso de este punto céntrico, por más que presuma de su destreza y de su ingenio es imposible que pueda obtener una forma regular y sin defecto [. . . ]. Para ello necesita referirse constantemente al modelo, que le permitirá conocer la exactitud de las medidas. Con esta luz le será fácil entonces determinar con precisión el contorno interior y exterior de la obra. Así es como un solo punto se convierte en la clave fundamental de una construcción imponente (CAS1ANO, Colaciones,24).


3206 Cristo se sometió a la circuncisión en el tiempo en que estaba vigente y así su obra se nos ofrece como ejemplo que imitar, para que observemos las cosas que en nuestro tiempo están preceptuadas (SANTO TOMÁS, Suma Teológica,3, q. 37, a. 1).


3207 Cristo, a quien el universo está sujeto, estaba sujeto a los suyos (SAN AGUSTIN, Sermón 51).

El reino de Cristo


3208 Verdad y justicia; paz y gozo en el Espíritu Santo. Eso es el reino de Cristo: la acción divina que salva a los hombres y que culminará cuando la historia acabe, y el Señor, que se sienta en lo más alto del paraíso, venga a juzgar definitivamente a los hombres (J. que pasa,180).


3209 El Señor viene con fortaleza y en su mano tiene el reino, la potestad y el imperio (SAN JERÓNIMO, Coment. Evang. S. Mateo,3,19).


3210 (Venga a nosotros tu reino). Puede suceder también que el mismo Cristo sea el reino de Dios que todos los dias deseamos que venga, y cuyo advenimiento mueve nuestro deseo, apenas el pensamiento nos lo representa (SAN CIPRIANO, en Catena Aurea, vol. 1P 358).


3211 ¿Qué es el advenimiento de Cristo? La liberación de la esclavitud, el principio de la libertad, el honor de la adopción filial, la fuente de la remisión de los pecados y la vida verdaderamente inmortal para todos (SAN HIPÓLITO, Hom. de Pascua).


3212 Cristo no era Rey de Israel para imponer tributos, ni para tener ejércitos armados y guerrear visiblemente contra sus enemigos; era Rey de Israel para gobernar las almas, para dar consejos de vida eterna, para conducir al reino de los cielos a quienes estaban llenos de fe, de esperanza y de amor (SAN AGUST¡N, Trat. Evang. de San Juan,51,4).


3213 Posee Cristo la soberanía sobre todas las criaturas, no arrancada por fuerza ni quitada por nadie, sino en virtud de su misma esencia y naturaleza (SAN CIR!LO DE ALEJANDRiA, Coment. sobre San Lucas,10).

Santa Maria, Madre de Dios. Ver también no. 5408-5419.


3214 El único nacimiento digno de Dios era el procedente de la Virgen; asimismo, la dignidad de la Virgen demandaba que quien naciera de ella no fuere otro que el mismo Dios. Por esto el Hacedor del hombre, al hacerse hombre, naciendo de la raza humana, tuvo que elegir, mejor dicho,que formar para sí, entre todas, una madre tal cual él sabia que había de serle conveniente y agradable (SAN BERNARDO, Hom. sobre la Virgen Madre,2).


3215 [. . . ] Al modo como usamos comúnmente la expresión: madre de un sacerdote o madre de un obispo, no porque estas mujeres hayan engendrado a un presbítero o a un obispo, sino porque han puesto en el mundo hombres que después se han hecho sacerdotes u obispos. No en este sentido, repito, Maria Santísima es Madre de Dios, sino, como se ha dicho antes, porque en su sagrado seno se realizó el misterio sacrosanto por el cual, en razón de una particular y única unidad de persona, el Verbo es carne en la carne, y el hombre es Dios en Dios (SAN VICENTE DE LERINS, Conmonitorio, n. IS).

JUICIO

Citas de la Sagrada Escritura

1. Juicio particular

Está decretado a los hombres morir una sola vez, y después el juicio. He 9,27.

Cada uno de nosotros ha de dar cuenta a Dios de sí mismo. Rm 14,12.

Es forzoso que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba el pago debido a las buenas o malas obras que haya hecho mientras ha estado revestido de su cuerpo. 2Co 5,10.

2. Juicio fánal

Cuando venga el Hijo del hombre [. . . ] hará comparecer ante El a todas las naciones, y separará a unos de los otros. Mt 25,31-32 Mc 13,26-27 Lc 21,36.

En el día de la resurrección, cuando el Hijo del hombre se siente en el solio de su majestad, vosotros también os sentaréis sobre doce sillas y juzgaréis a las doce tribus de Israel. Mt 19,28.

Jesús nos mandó que predicásemos y testificásemos al pueblo que El es el que está constituido por Dios juez de vivos y muertos. Ac 10,42.

No queráis sentenciar antes de tiempo hasta que venga el Señor, el cual sacará a plena luz lo que está en los escondrijos de las tinieblas, y descubrirá las intenciones de los corazones. 1Co 4,5.

Los gentiles darán también cuenta a Aquel que tiene dispuesto juzgar a los vivos y a los muertos. 1P 4,5.

Vi un gran solio reluciente y a uno (Jesucristo) sentado en él [. . . ] Y vi a los muertos, grandes y pequeños, estar delante del trono y abriéronse los libros; y abrióse también el libro de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas escritas en los libros [. . . ], y se dio a cada uno sentencia según sus obras. Ap 20,11-13.

Nos juzgará Jesucristo, a quien hemos procurado servir durante toda nuestra vida


3216 "Me hizo gracia que hable usted de la "cuenta" que le pedirá Nuestro Señor. No, para ustedes no será Juez en el sentido austero de la palabraósino simplemente Jesús". Esta frase, escrita por un Obispo santo, que ha consolado más de un corazón atribulado, bien puede consolar el tuyo (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 168).


3217 Plegue a Su Majestad que nos le dé a entender antes que nos saque desta vida, porque será gran cosa a la hora de la muerte ver que vamos a ser juzgadas de quien habemos amado sobre todas las cosas. Seguras podemos ir con el pleito de nuestras deudas. No será ir a tierra extraña, sino propia; pues es a la de quien tanto amamos y nos ama (SANTA TERESA, Camino de perfección,40,8).


3218 Cuando venga nuestro Señor Jesucristo sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas, y pondrá al descubierto las intenciones del corazón, y vendrá a cada uno su alabanza de parte de Dios. Entonces, con la presencia de este día ya no tendremos necesidad de lámparas; no será necesario que se nos lean los libros proféticos ni los escritos del Apóstol; ya no tendremos que indagar el testimonio de Juan, y el mismo Evangelio dejará de sernos necesario. Ya no tendrán razan de ser todas las Escrituras, que en la noche de este mundo se nos encendían a modo de lámparas, para que no quedásemos en tinieblas (SAN AGUSTIN, Trat. Evang. S. Juan,35,8-9).


3219 En verdad os digo que no os conozco (Mt 25,12). Conoce el Señor a los suyos, y el que no le conoce será desconocido (SAN JERÓNIMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 323).

El verdadero valor de las cosas a la luz del juicio


3220 Por el poder divino se hará que a cada uno se le representen en su memoria todas sus obras (buenas y malas) (SAN AGUSTIN, en Catena Aurea, vol. lll, p. 248).


3221 Bienaventurados los que mueren en el Señor, pues sus obras les siguen (Ap 14). Las buenas obras nos siguen, las malas nos siguen; y ninguna otra cosa tiene valor, ninguna otra cosa es más que broza. El torbellino y la danza de los asuntos mundanos no es sino como el torbellino de la broza y el polvo, del cual nada resulta. Dura en el dia, pero no se le encuentra a la noche. Y, sin embargo, cuántas almas inmortales gastan su vida en nada mejor que aturdirse en este torbellino de ideas politicas, de partido, de opiniones religiosas o de cómo ganar dinero, de todo lo cual nunca puede resultar nada (CARD. J. H. NEWMAN, Sermón para el Domingo de Septuagésima: el juicio).


3222 Aunque tengas padres o hijos o amigo o alguien que pudiera interceder por ti, sólo te aprovechan tus hechos. Asi es este juicio: se juzga sólo lo que has hecho (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. sobre la Epist. a los Gálatas,2-8).


3223 Ciertamente, el día del juicio no nos preguntarán qué leimos, sino qué hicimos; ni lo bien que hablamos, sino lo honestamente que vivimos. Dime: ¿Dónde están ahora todos aquellos señores y maestros que tú conociste cuando florecían en los estudios? Ya poseen otros sus rentas y, por ventura, de ellos no se tiene memoria; en su vida algo parecian, mas ya no hay de ellos memoria (Imitación de Cristo, I,3,5)

Cada uno será juzgado en el estado en que muera.

Vigilancia


3224 . . . Cada cual ha de ser juzgado en el estado en que salga de este mundo; y por esto ha de velar todo cristiano, para que la llegada del Señor no le encuentre desprevenido (SAN AGUSTIN, en Catena Aurea vol. III, p. 202).


3225 "Ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos", rezamos en el Credo. Ojalá no me pierdas de vista ese juicio y esa justicia y. . . a ese Juez (J. ESCRIVA DE BALAGUER, Camino, n. 745).


3226 La caridad, por tanto, es la fuente y el origen de todo bien, la mejor defensa, el camino que lleva al cielo. El que camina en la caridad no puede errar ni temer, porque ella es guia, protección, camino seguro. Por esto, hermanos, ya que Cristo ha colocado la escalera de la caridad, por la que todo cristiano puede subir al cielo, aferraos a esta pura caridad, practicadla unos con otros y subid por ella cada vez más arriba (SAN FULGENCIO DE RUSPE, Sermón 3,1-3).

"Te examinarán en el amor". El juicio y la caridad


3227 A la tarde te examinarán en el amor. Aprende a amar a Dios como Dios quiere ser amado y deja tu propia condición (SAN JUAN DE LA CRUZ, Avisos y sentencias, n. 57).


3228 Cuanto más ames más subirás (SAN AGUSTIN, Coment. sobre el Salmo 83,10).


3229 El bienaventurado S. Juan Evangelista, al final de sus dias, cuando moraba en Efeso y apenas podía ir a la Iglesia sino en brazos de sus discípulos, y no podía decir muchas palabras seguidas en voz alta, no solia hacer otra exhortación que ésta:ó"Hijitos, amaos unos a otros". Finalmente, sus discípulos y los hermanos que le escuchaban, aburridos de oírle siempre lo mismo, le preguntaron: Maestro, ¿por qué siempre nos dices esto? Y les respondió con una frase digna de Juan: Porque éste es el precepto del Señor y su solo cumplimiento es más que suficiente (SAN JERÓNIMO, Coment. sobre la Epístola a los Gálatas,3,6).


3230 Es de notar que la bienaventuranza se otorga en proporción a la caridad y no en proporción a cualquier otra virtud (SANTO TOMÁS, Sobre la caridad,1. c. ,204).

Sólo llevamos las propias obras. Desprendimiento


3231 Ved cómo pesa todo cuanto hacéis cada dia; queráis o no, os aproximáis más al juicio; el tiempo no perdona. ¿Por qué, pues, se ama lo que se ha de abandonar? ¿Por qué no se hace caso del fin a donde se ha de llegar? (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 15 sobre los Evang. ).


3232 Somos actores en escena. Nadie se crea rey ni rico, porque al final del acto nos encontraremos todo pobreza (SAN JUAN CRITOMO, Hom. sobre Lázaro,2,3).

Se juzgará la correspondencia a las gracias recibidas. Responsabilidad


3233 Cuando venga el juez exigirá a cada uno de nosotros tanto cuanto nos dio (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 9 sobre los Evang. ).


3234 Mirad que ya está cerca la vuelta del que se fue lejos, porque aunque parece haberse alejado mucho quien se marchó lejos de esta tierra en que nació, vuelve en seguida a pedir la cuenta [. . . ] (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 9 sobre los Evang. ).


3235 Aquel hombre de talento que inclinó su voluntad al pecado en vano pedirá misericordia, porque cometió el pecado sin excusa, separándose de la voluntad divina por su malicia; pero el hombre rústico e ignorante la implorará con más razón a su juez (SAN CIR1LO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. ll4).


3236 No se juzgan las cosas del mismo modo en todos, sino que a conocimiento mayor corresponde mayor responsabilidad (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 114).

El juicio y la rectitud de intención


3237 Las lámparas de las vírgenes fatuas se apagan, porque sus obras, que aparecían claras exteriormente, a los hombres, quedarán oscurecidas interiormente a la venida del juez. No hallarán retribución de Dios, porque recibieron por ellas de los hombres las alabanzas que desearon (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 12 sobre los Evang. ).


3238 Acudirán a declarar testigos infalibles, a saber, las propias conciencias de los hombres (SANTO TOMÁS, Sobre el Credo,1. c. , p. 86).


3239 En la vida presente puede ocultarse a los hombres lo que se hace interiormente; pero vendrá ciertamente el juez a quien no podrá ocultarse nada con callar, a quien no podrá engañarse negando (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 17 sobre los Evang. ).

No valdrán las excusas en el juicio. Conocimiento propio; examen


3240 Cuando lleguemos a la presencia de Dios, se nos preguntarán dos cosas: si estábamos en la Iglesia y si trabajábamos en la Iglesia. Todo lo demás no tiene valor. Si hemos sido ricos o pobres, si nos hemos ilustrado o no, si hemos sido dichosos o desgraciados, si hemos estado enfermos o sanos, si hemos tenido buen nombre o malo (CARD. J. H. NEWMAN, Sermón para el Domingo de Septuagésima: el juicio.


3241 Concurrirán también (al juicio universal) todos los ángeles, para dar testimonio ellos mismos del ministerio que ejercieron por orden de Dios para la salvación de cada hombre (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. lll, p. 238).


3242 Ahora, mientras te dedicas al mal, llegas a considerarte bueno, porque no te tomas la molestia de mirarte. Reprendes a los otros y no te fijas en ti mismo. Acusas a los demás y a ti no te examinas. Les colocas a ellos delante de tus ojos y a ti te pones a tu espalda. Pues cuando me llegue a mi el turno de argüirte, dice el Señor, haré todo lo contrario: te daré la vuelta y te pondré delante de ti mismo. Entonces te verás y llorarás (SAN AGUST;N, Sermón 17,5).


3243 El que ahora lo ve todo sin ser visto, juzgará todas las cosas; aparecerá, pues, para juzgar especialmente en aquel tiempo en que, olvidados todos de sus juicios, se crean como emancipados de El en este mundo (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 285).

Una sentencia definitiva de salvación o de condenación


3244 Cada uno de nosotros ha de llegar a ese momento terrible en que compareceremos ante el dueño de la viña para responder de las obras realizadas en la tierra, buenas o malas. Queridos hermanos, habréis de pasar por ello. Cada uno ha de sufrir su juicio particular, y será el momento más silencioso y terrible que jamás hayáis podido experimentar. Será el momento tremendo de la expectación, en el que vuestra suerte para la eternidad estará en la balanza y estaréis a punto de ser enviados en compañía de los santos o de los demonios, sin que quede posibilidad de cambio. No puede haber cambio; no cabe vuelta atrás (CARD J. H. NEWMAN, Sermón para el Domingo de Septuagésima: el juicio.


3245 Para los laboriosos y dispuestos para el bien, que no están sentados ni ociosos sobre la tierra, sino que se levantan en cuanto se les dice: levántatey anda, porque la tierra no es tu lugar de descanso; para éstos no será el día aquel un día de lazo ni de peligro, sino un día de triunfo (TEÓFILO, en Catena Aurea, vol. VI, p. 421).


3246 Tema morir quien no está señalado por la Cruz y pasión de Cristo. Tema la muerte quien va a ser atormentado por penas y llamas eternas al salir de este mundo. Tema morir aquel al que se le alarga el tiempo para diferirle algo sus suplicios y dolores (SAN CIPRIANO, Sobre la mortalidad,14).

El juicio universal


3247 En un solo lugar comparecerán al mismo tiempo todos los hombres ante el tribunal del Juez supremo, para que, viéndolo y oyéndolo los hombres todos de todos los siglos, sepa cada uno lo que se ha decretado y juzgado de ellos mismos, y la publicación de esta sentencia será para los hombres impíos y malvados una parte, no la menor, de sus penas y tormentos; mas al contrario, los piadosos y justos recibirán, con motivo de ella, grande premio y fruto, habiendo de verse claro cuál fue cada cual en esta vida (Catecismo Romano, I, VIII,3).


3248 [. . . ] Era razonable que no sólo se estableciesen premios para los buenos y castigos para los malos en la vida futura, sino que también se decretase en un juicio general y público, a fin de que resultase para todos más notorio y grandioso, y para que todos tributasen a Dios alabanzas por su justicia y providencia, en vez de aquella injusta queja que hasta los varones justos solían a veces exhalar como hombres cuando veían a los malos engreídos de sus riquezas y alegres con sus honores [. . . ].

Es necesario que se celebre un juicio universal, no dijeran acaso los hombres de Dios, andando, paseándose de uno a otro polo del Cielo, no se cuida de las cosas de la Tierra. Así pues, con razón, se incluyó esta fórmula de verdad entre los doce artículos de la fe cristiana, para que, si algunos espíritus vacilaban acerca de la providencia y justicia de Dios, se fortaleciesen por medio de esta verdad. Convenia, además, animar a los buenos y aterrar a los malos poniéndoles a la vista el juicio, a fin de que, persuadidos de la justicia divina, no desfalleciesen aquellos, y se apartasen éstos de los pecados con el temor y convencimiento del castigo eterno. Por eso, nuestro Señor y Salvador, hablando del último día, manifestó que habría algún día un juicio universal, y describió las señales de este tiempo, para que, al verlas, entendamos que está cerca el fin del mundo; y después, en subiendose al Cielo, envió ángeles para consolar a sus Apóstoles, que estaban tristes por su ausencia, diciéndoles: Este Jesús que, separándose de vosotros, se ha subido al Cielo, vendrá de la misma suerte que acabais de verle subir allá (Catecismo Romano,1, VIII,4).


Fdez-Carvajal: Antologia - JESÚS