Fdez-Carvajal: Antologia - VIRGINIDAD

VIRGINIDAD

Citas de la Sagrada Escritura

Ha de observarse delicadamente: Si 42,9-14.

Dije ronle los discípulos: Si tal es la condición del hombre con la mujer, no conviene casarse. El les contestó: No todos entienden esto, sino aquellos a quienes ha sido da-do. Porque hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que fueron hechos por los hombres, y hay eunucos que a si mismos se han hecho tales por amor del reino de los cielos. El que pueda entender, que entienda. .

Dijo María al ángel: ¿Cómo podrá ser esto, pues yo no conozco varón? El ángel le contestó y dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altisimo te cubrirá con su sombra, y por esto el hijo engendrado será santo, será llamado Hijo de Dios. .

Quisiera yo que todos los hombres fueran como yo; pero cada uno tiene de Dios su propio don: este, uno; aquél, otro. 1Co 7,7.

El casado ha de cuidarse de las cosas del mundo de cómo agradar a su mujer, y así está dividido. La mujer no casada y la doncella sólo tienen que preocuparse de las cosas del Señor, de ser santas en cuerpo y en espíritu. Pero la casada ha de preocuparse de las cosas del mundo, de agradar al marido. Esto os lo digo para vuestra conveniencia, no para tenderos un lazo, sino mirando a lo que es decoroso y fomenta el trato asiduo con el Señor sin distracción. Si alguno estima indecoroso para su hija doncella dejar pasar la flor de la edad y que así deba ocurrir, haga lo que quiera; no peca; que la case. Pero el que, firme en su corazón, no necesitado, sino libre y de voluntad, determina guardar virgen a su hija, hace bien. Quien, pues, casa a su hija doncella hace bien, y quien no la casa hace mejor. 1Co 7,33-38.

La mujer está ligada por todo el tiempo de vida de su marido; mas una vez que muera el marido, queda libre para casarse con quien quiera, pero en el Señor. Más feliz será si permanece así, conforme a mi consejo, pues también creo tener yo el espíritu de Dios. 1Co 7,39-40.

Vi, y he aquí el Cordero, que estaba sobre el monte de Sión, y con El ciento cuarenta y cuatro mil, que llevaban su nombre y el nombre de su Padre escrito en sus frentes, y oí una voz del cielo, como voz de grandes aguas, como voz de gran trueno; y la voz que oí era de citaristas que tocaban sus citaras y cantaban un cántico nuevo delante del trono y de los cuatro vivientes y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino los ciento cuarenta y cuatro mil, los que fueron rescatados de la tierra. Estos son los que no se mancharon con mujeres y son vírgenes. Estos son los que siguen al cordero adondequiera que va. Estos fueron rescatados de entre los hombres, como primicias para Dios y para el Cordero, y en su boca no se halló mentira: son inmaculados. Ap 14,1-5.

Elección libre por amor a Dios

La virginidad no es para mandada, sino para aconsejada y 5495 deseada (SAN AMBROSIO, Trat. sobre las vfrgenes,1).


5496 Y porque sé de no pocas jóvenes que, deseosas de consagrar a Dios su virginidad, no lo consiguieron por estorbárselo sus madres (. . . ), a tales madres dirijo ahora mi discurso y pregunto: ¿no son libres vuestras hijas para amar a los hombres y elegir marido entre ellos, amparándolas la ley en su derecho aun contra vuestra voluntad? Y las que pueden libremente desposarse con un hombre, ¿no han de ser libres para desposarse con Dios? (SAN AMBROSIO Trat. sobre las vírgenes,1).


5497 Quienes se hayan dedicado a Cristo, apartándose de la concupiscencia carnal, se entreguen a Dios tanto en el espíritu como en la carne [. . . ], y que no traten de adornarse ni de agradar a nadie más que a su Señor (SAN CIPRIANO, Sobre el modo de proceder de las vfrgenes,4).


5498 ¿Quién os ha dicho que, siendo libre la mujer para elegir esposo, no lo sea para consagrarse a Dios? ¿Tanto cambiaron las cosas, que haya venido a ser culpa y agravio de la Religión la defensa de la integridad corporal y la invitación a la virginidad, predicadas continuamente por el sacerdote santo como oficio propio de su sagrado ministerio? (SAN AMBROsIO, Trat. sobre la virginidad,27).


5499 La virginidad misma no merece honores por ser virginidad, sino por estar dedicada al Señor [. . . ]. Ni tampoco nosotros elogiamos en las vírgenes el que sean vírgenes, sino el que lo sean con pía continencia por estar consagradas a Dios (SAN AGUSTIN, Sobre la santa virginidad,8).


5500 Tal es la finalidad principal y la razón priMaría de la virginidad cristiana, a saber, dirigirse únicamente a las cosas divinas poniendo en ello la mente y el corazón; querer en todas las cosas agradar a Dios, pensar en El constantemente y consagrarle por completo cuerpo y espíritu (Pto XII, Enc. Sacra virginitas,25-3-1954, n. 5).


5501 El celibato y la castidad perfecta dan al alma, al corazón y a la vida externa de quien los profesa, aquella libertad de la que tanta necesidad tiene el apóstol para poderse prodigar en el bien de las otras almas. Esta virtud que hace a los hombres espirituales y fuertes, libres y ágiles, los habitúa al mismo tiempo a ver a su alrededor almas y no cuerpos, almas que esperan luz de su palabra y de su oración, y caridad de su tiempo y de su afecto.

Debemos amar mucho al celibato y la castidad perfecta, porque son pruebas concretas y tangibles de nuestro amor de Dios y son, al mismo tiempo, fuentes que nos hacen crecer continuamente en este mismo amor. (S. CANALS. Ascética 'neditada, p. 93).

Virginidad, humildad y caridad


5502 Puesto que la perpetua continencia, y más aún la virginidad, es un espléndido don de Dios en los santos, preciso es velar con suma vigilancia, no sea que se corrompa con la soberbia. Y cuanto mayor me parece este bien, tanto más temo que traidoramente lo arrebate la soberbia. Ese don de la virginidad nadie lo guarda mejor que Dios, pues El mismo la concedió; y Dios es caridad. Por lo tanto, la guardiana de la virginidad es la caridad, pero el castillo de tal guardia es la humildad (SAN AGUSTIN, Sobre la santa virginidad,33).


5503 No es fecunda la virginidad tan sólo por las obras exteriores a que pueden dedicarse por completo y con facilidad quienes la abrazan; lo es también por las formas más perfectas de caridad hacia el prójimo, cuales son las ardientes oraciones y los graves sufrimientos voluntarios y generosa-

mente soportados por tal finalidad (Pto XII, Enc. Sacra vi#ginitas,25-3-54).


5504 Hermosa es la unión de la virginidad y de la humildad; y no poco agrada a Dios aquella alma en quien la humildad engrandece a la virginidad y la virginidad adorna a la humildad (SAN BERNARDO, Hom. sobre la Virgen Madre,1).

Matrimonio y v¡rginidad


5505 La santa virginidad supera en excelencia al matrimonio. Ya el Divino Redentor la había propuesto a sus discípulos como un consejo de vida más perfecta (cfr. 1Co 7,33). [. . . ] La virginidad consagrada a Dios es por sí misma una expresión tal de fe en el reino de los cielos y una prueba tal de amor al Divino Redentor, que no es de maravillar el que produzca tamaños frutos de santidad [. . . ].

Recientemente hemos condenado, con tristeza de nuestra alma, la opinión de los que llegan a defender que el matrimonio es el único medio de asegurar a la pesona humana su incremento natural y su debida perfección: afirman que la gracia divina, conferida por el sacramento del matrimonio ex opere operato, hace tan santo el uso del matrimonio que lo convierte en instrumento más eficaz aún que la misma virginidad para unir las almas con Dios. Doctrina ésta, que hemos denunciado como falsa y muy peligrosa. Verdad es que este sacramento concede a los esposos la gracia divina para cumplir santamente sus deberes conyugales, y que afianza los lazos del amor que recíprocamente les unen [. . . J.

Posible es llegar a la santidad, aun sin consagrar a Dios la propia castidad; bien lo prueba el ejemplo de tantos santos y santas, honrados por la Iglesia con culto público, que fueron fieles esposos, ejemplares padres y madres de familia; ni es raro tampoco hoy encontrar personas casadas que con todo empeño tienden a la cristiana perfección. (Pío XII, Sacra virginitas,25-II 1-54).


5506 La virginidad y el celibato por el Reino de Dios no sólo no contradicen la dignidad del matrimonio, sino que la presuponen y la confirman. El matrimonio y la virginidad son dos modos de expresar y de vivir el único Misterio de la Alianza de Dios con su pueblo. Cuando no se estima el matrimonio, no puede existir tampoco la virginidad consagrada; cuando la sexualidad humana no se considera un gran valor donado por el Creador, pierde significado la renuncía por el Reino de los cielos (JUAN PABLO II, Exhortac. Apost. Familiaris consortio,22-XII-1981, FC 16).


5507 Buena obra hace la que se casa; pero la que no se casa, hace mejor. Aquélla no peca escogiendo matrimonio, mas la virgen gozará de la eternidad, brillando perpetuamente en la gloria [. . . ]. No condeno a la casada, pero alabo fervorosamente a la virgen (SAN AMBROSIO, Trat. sobre las vírgenes,1).


5508 Quien condena al matrimonio, priva también a la virginidad de su gloria; en cambio, quien lo alab, hace la virginidad más admirable y luminosa. Lo que parece un bien solamente cuando es comparado con un mal, no es un bien demásiado grande; pero lo que es considerado como algo más excelente que los bienes considerados por todos como tales, es, ciertamente, un gran bien. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Trat. sobre la virginidad,10).


5509 Su condenación (del matrimonio) llevaría aparejada la de nuestro nacimiento, que no podría ser cosa buena siendo malo su origen. Por eso no van contra él mis alabanzas a la santa virginidad, ni pretendo con ellas alejar del matrimonio a los hombres, sino mostrarles un don precioso, que por ser desconocido de muchas almas tiene pocos devotos en el mundo, al revés del matrimonio, que nadie ignora, buscan muchos y a todos es lícito (SAN ANBR()SIO, Trat. sobre las vfrgenes,1).


5510 La virginidad mantiene viva en la Iglesia la conciencia del misterio del matrimonio y lo defiende de toda reducción y empobrecimiento.

Haciendo libre de modo especial el corazón del hombre (cfr. 1Co 7,32), [. . . ] la virginidad testimonia que el Reino de Dios y su justicia son la perla preciosa que se debe preferir a cualquier otro valor aunque sea grande, es más, que hay que buscarlo como el único valor definitivo. Por eso, la Iglesia, durante toda su historia, ha defendido siempre la superioridad de este carisma frente al del matrimonio, por razón del vínculo singular que tiene con el Reino de Dios.

Aun habiendo renunciado a la fecundidad física, la persona virgen se hace espiritualmente fecunda, padre y madre de muchos, cooperando a la realización de la familia según el designio de Dios. (JLAN PABlo II, Exhortac. Apost. Fainiliaris consortio, n. 16).

En María quedó consagrada la virginidad


5511 La virginidad está consagrada en María y en Cristo (SAN JERÓNIMO, Epístola 22, a Eustaquio).


5512 La dignidad virginal comenzó con la Madre de Dios (SAN AGLSTIN, Sermón 5]).


5513 (Dios) amó tanto a esta virtud, que no quiso venir al mundo sino acompañado de ella, naciendo de Madre virgen (SAN AMBROSIO, Trat. sobre las vírgenes,1).

VIRTUDES

Cualidades de la verdadera virtud


5514 Me parece que la definición breve y verdadera de la virtud es el orden del amor (SAN AGUSTíN, La Cñdadde Dios,15,22).


5515 Cuando hablamos de las virtudes [. . . ] debemos tener siempre ante los ojos al hombre real, al hombre concreto. La

virtud no es algo abstracto, separado de la vida, sino, al contrario, tiene profundas "raíces" en la vida misma, brota de ella y la forma. La virtud incide sobre la vida del hombre, sobre sus acciones y sobre su conducta. Se deduce de ello que, en todas estas reflexiones nuestras, no hablamos tanto de la virtud como del hombre que vive y actúa "virtuosamente"; hablamos del hombre prudente, justo, valiente (JUAN PABLO II, Aud. gen. 22-11-1978).


5516 La verdadera virtud no es triste y antipática, sino amablemente alegre (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Camino, n. 657).


5517 La virtud no es solamente propia de nuestro deseo, sino también de una gracia superior (SAN CIPRIANO, en Catena Aurea, vol. 1P 360).


5518 El primer grado de piedad consiste en amar la virtud (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 134).


5519 Verdad es que aquestas virtudes tienen tal propiedad que se esconden de quien las posee, de manera que nunca las ve ni acaba de creer que tiene alguna, aunque se lo digan; mas tiénelas en tanto que siempre anda procurando tenellas y valas perfeccionando en si (SANTA TERESA, Camino deperfección,10,4).


5520 De la misma manera que es propiedad natural de un árbol estar lleno de frutos y, sin embargo, las hojas que se ajustan en sus ramas le dan cierta vistosidad y adorno, así también el fruto del alma es primordialmente la verdad; pero, no obstante', el verse rodeada de sabiduría profana, lejos de hacerla desabrida o ingrata, le da un aspecto agradable y oportuno, a la manera como las hojas dan sombra al fruto (SAN BASILIO, Discurso a los jóvenes).


5521 Es una equivocación pensar que las expresiones término medio o justo medio, como algo característico de las virtudes morales, significan mediocridad: algo así como la mitad de lo que es posible realizar. Ese medio entre el exceso y el defecto es una cumbre, un punto álgido: lo mejor que la prudencia indica. Por otra parte, para las virtudes teologales no se admiten equilibrios: no se puede creer, esperar o amar demásiado. Y ese amor sin limites a Dios revierte sobre quienes nos rodean, en abundancia de generosidad, de comprensión, de caridad (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Amigos de Dios,83).


5522 Mientras más crece el amor y la humildad en el alma, mayor olor dan de sí estas flores de virtudes para sí y para los otros (SANTA TERESA, Vida,21,8).

Virtudes humanas y virtudes sobrenaturales


5523 Al final de la lucha ascética, cuando se vive unido a Dios, es posible vivir sobrenaturalmente las virtudes humanas:

con sencillez, día a día, con naturalidad sobrenatural. Entonces las virtudes naturales, vividas a lo divino, formarán como el reverso de la medalla de la falsa santidad, carente de valores humanos (A. DEL PORTILLO, Escritos sobre el sacerdocio, Pp. 30-31).


5524 Cuando un alma se esfuerza por cultivar las virtudes humanas, su corazón está ya muy cerca de Cristo. Y el cristiano percibe que las virtudes teologales -la fe, la esperanza, la carídad, y todas las otras que trae consigo la gracia de Dios, le impulsan a no descuidar nunca esas cualidades buenas que comparte con tantos hombres (J. EsCRIvA DE BALAGLER, Amigos de Dios,91).


5525 No se es recto por ser duro, ni se alcanza un estado de ánimo perfecto por ser insensible (SAN AGUSTÍN La Ciudad de Dios,14,9).


5526 La verdadera dignidad y excelencia del hombre consiste [. . . ]en la virtud. La virtud es patrimonio común de todos los mortales, e igualmente la pueden alcanzar los altos y los bajos, los ricos y los pobres (LEÓN XIII, Enc. Rerum novarum,15-V-1981).


5527 De estas virtudes generales es necesario tener gran previsión y muy a mano, pues se han de estar usando casi de continuo (SAN FRANCISCO DE SALES Introd. a la vida devota, III,1).


5528 Así nos figuramos a los hombres, recios y varoniles: sin miedo al dolor; hombres que saben sufrir callando, y no lo comunican para que no los compadezcan; sin miedo al sacrificio ni a la lucha; que no se arredran ante las dificultades; sin miedo al miedo; sin timideces ni complejos imaginados; incompatibles con la frivolidad; que no se escandalizan de nada de lo que ven ni oyen. Entereza es reciedumbre. Energía y decisión no son orgullo, sino virilidad. Esos hombres recios no pueden ser transigentes en todo, y defenderán, con una energía que asustará a los débiles, el espíritu y las normas del Cristianismo que profesan (J. JRTEAGA, El valor divino de lo humano, p. 68).


5529 De este modo se explica que la Iglesia exija a sus santos el ejercicio heroico no sólo de las virtudes teologales, sino también de las morales o humanas; y que las personas verdaderamente unidas a Dios por el ejercicio de las virtudes teologales se perfeccionan también desde el punto de vista humano, se afinan en su trato; son leales, afables, corteses, generosas, sinceras, precisamente porque tienen colocados en Dios todos los afectos de su alma (A. DEI PoRTII[O, Escritos sobre el sacerdocio, p. 30).


5530 Para santificar cada jornada, se han de ejercitar muchas virtudes cristianas; las teologales en primer lugar y, luego, todas las otras: la prudencia, la lealtad, la sinceridad, la humildad, el trabajo, la alegría [. . . J (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Es Cristo que pasa,23).


5531 (La madurez) se manifiesta, sobre todo, en cierta estabilidad de ánimo, en la capacidad de tomar decisiones ponderadas y en el modo recto de juzgar los acontecimientos y los hombres. (CONC. VAl. 11, Decr. Optatam totius,11).

Relaciones de las virtudes entre sí


5532 La caridad es la que da unidad y consistencia a todas las virtudes que hacen al hombre perfecto (SAN ALEONSO M. DE LIGORIO, Práctica del anor a Jesucristo).


5533 (La humildad es) madre y maestra de todas las virtudes (SAN GREGORIO MAGNO, Moralia,23).


5534 Así como el enfermo está débil para trabajar, así el alma que en amor está floja también lo está para ejercitar las virtudes heroicas (SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual,11,13).


5535 En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes (SAN-TO TOMAS, Sobre el Credo,1. c. ,6).


5536 Aun las buenas acciones carecen de valor cuando no están sazonadas por la virtud de la humildad. Las más grandes, practicadas con soberbia, en vez de ensalzar rebajan. El que acopía virtudes sin humildad arroja polvo al viento, y donde parece que obra provechosamente, allí incurre en la más lastimosa ceguera. Por lo tanto, hermanos mios, mantened en todas vuestras obras la humildad [. . . ] (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 7 sobre los Evang. ).


5537 Practiquemos la caridad, sin la cual todas las demás virtudes pierden su brillo (SAN LEON MAGNO, Sermón 72, sobre la Ascensión del Señor).


5538 Así como las ramas de un árbol reciben su solidez de la raíz, así también las virtudes, siendo muchas, proceden de la caridad. Y no tiene verdor alguno la rama de las buenas obras si no está enraizada en la caridad (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 27 sobre los Evang. ).


5539 Amad la humildad, que es fundamento y guarda de todas las virtudes (SAN BERNARDO, Sermón en la Natividad del Señor,1).


5540 La fe muestra el fin, la esperanza va a su consecución, la caridad une con él (SANJO TO\ lAS, Coment. 1. Epístola a h'moteo,12).


5541 Pedimos con la fe, buscamos con la esperanza, y llamamos con la caridad. Primeramente debemos pedir para alcanzar, después buscar para encontrar, y después de haber hallado guardar lo que poseemos para poder entrar (SANJo TOMAS, Catena Aurea, vol. 1, PP. 427-428).


5542 Templanza es el amor que se mantiene íntegro e incólume 5542 para Dios; fortaleza es el amor que, por Dios, todo lo soporta con alegría; justicia es el amor que sólo sirve a Dios y, por esto, pone en su orden debido todo lo que está sometido al hombre; prudencia es el amor que sabe distinguir bien entre lo que es ventajoso en su camino hacia Dios y lo que puede ser un obstáculo (SAN AGUSTíN, Sobre las costumbres de la Iglesia,1).


5543 Tenemos necesidad de fortaleza para ser hombres. En efecto, el hombre verdaderamente prudente es aquel que posee la virtud de la fortaleza; de la misma manera que el hombre verdaderamente justo es solamente aquel que tiene la virtud de la fortaleza (JUAN PABlo II, Aud. gen. 15-11-1978).

Crecimiento de las virtudes


5544 Los ladrones no escarban donde sólo puede haber paja, sino donde sospechan que se encuentra el oro. El demonio persigue a los que disfrutan el oro de la virtud. Donde hay virtud hay tentación (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Hom. 1).


5545 Las virtudes humanas [. . . ] son el fundamento de las sobrenaturales; y éstas proporcionan siempre un nuevo empuje para desenvolverse con hombría de bien. Pero, en cualquier caso, no basta el afán de poseer esas virtudes: es preciso aprender a practicarlas. Discite benefacere (Is 1,7), aprended a hacer bien. Hay que ejercítarse habitualmente en los actos correspondientes -hechos de sinceridad, de veracidad, de ecuanimidad, de serenidad, de paciencia-, porque obras son amores, y no cabe amar a Dios sólo de palabra, sino con obras y de verdad (1Jn 3,18) (J. ESCRIVA DE BALAGLER, Amigos de Dios,91).


5546 La confesión engendra el apartamiento del pecado, y de la penitencia se originan las virtudes (SANTO TO\íAS, Catena Aurea, vol. 1P 51).

Virtudes del sacerdote


5547 Su servicio no es el del médico, del asistente social, del político o del sindicalista. En ciertos casos, tal vez, el cura podrá prestar, quizá de manera supletoria, esos servicios y, en el pasado, los prestó de forma muy notable. Pero hoy, esos servicios son realizados adecuadamente por otros miembros de la sociedad, mientras que nuestro servicio se específica cada vez más claramente como un servicio espiritual. Es en el campo de las almas, de sus relaciones con Dios, y de su relación interior con sus semejantes, donde el sacerdote tiene una función esencial que desempeñar. Es ahí donde debe realizar su asistencia a los hombres de nuestro tiempo. Ciertamente, siempre que las circunstancias lo exijan, no debe eximirse de prestar también una asistencia material, mediante las obras de caridad y la defensa de la justicia. Pero, como he dicho, eso es en definitiva un servicio secundario, que no debe jamás perder de vista el servicio principal, que es el de ayudar a las almas a descubrir al Padre, abrirse a El y amarlo sobre todas las

cosas. (JUAN PABLO II, Hom Río de Janeiro,2-VII-1980).


5548 El anuncio del mensaje de Jesucristo hace que el sacerdote experimente la necesidad de llenarse de la Palabra, de remansaría en su mente y en su corazón; el ministerio de los Sacramentos pide no una realización externa y oficial -suficiente para la validez-, sino sincero deseo de identificación con Jesucristo; finalmente, la misión de educar en la fe al Pueblo de Dios exige que la vida del sacerdote

-hecho sacrificib gustoso, ofrenda gozosa- esté plenamente informada por la caridad pastoral, de la que derivan todas las virtudes humanas y sobrenaturales necesarias para el cumplimiento de su misión: caridad sin límites, hasta el olvido de sí mismo; fe que ilumina y anima a perseverar, sin dejarse vencer por el cansancio; obediencia total y delicada, pero a la vez inteligente, operativa y responsable; humildad y mansedumbre, que saben conjugar la comprensión con la firmeza; continencia perfecta, que llena de libertad el corazón para ofrecerlo a Dios en la adoración y entregarlo plenamente en el servicio de las almas; paciencia, que sabe sufrir en silencio y perdonar siempre; pobreza, que es lección de bienaventuranza y testimonio de esperanza (A. DEL PORTíLLO, Escritos sobre el sacerdocio, Pp. 50-51).


5549 Entre las virtudes que mayormente se requieren para eministerio de los presbíteros hay que contar aquella disposición de ánimo por la que están siempre prontos a buscar no su propia voluntad, sino la voluntad de Aquel que los ha enviado. Porque la obra divina, para cuyo cumplimiento los ha tomado el Espíritu Santo, trasciende todas las fuerzas humanas y toda humana sabiduría, pues Dios escogió lo flaco del mundo para confundir lo fuerte (1Co 1,27). Así pues, consciente de su propia flaqueza, el verdadero ministro de Cristo trabaja con humildad, indagando cuál sea el beneplácito de Dios y, como atado por el Espíritu, se guía en todo por la voluntad de Aquel que quiere que todos los hombres se salven; voluntad que puede descubrir y cumplir en las circunstancias cotidianas de la vida, sirviendo a todos los que le han sido encomendados por Dios en el cargo que se le ha confiado y en los mtiples acontecimientos de su vida. (CoN(. V AT 11, Decr. Presbyteroruin Ordinis,15).

Santa María, "escuela de virtudes"


5550 (María es) modelo y escuela viva de todas las virtudes (SAN ANíEROSIo, Trat. sobre las vírgenes,2).


5551 ¡Cuánto crecerían en nosotros las virtudes sobrenaturales, si lográsemos tratar de verdad a María, que es Madre Nuestra! (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Amigos de Dios,293).

VISITA AL SANTISIMO

Fuente de gracias

Siendo esta devoción tan útil es al mismo tiempo la más fácil (SAN ALEONSO M. DE LíGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento, Introducción).


5553 No dejes la Visita al Santísimo. -Luego de la oración vocal que acostumbres, di a Jesús, realmente presente en el Sagrario, las preocupaciones de la jornada. -Y tendrás luces y ánimo para tu vida de cristiano (J. ESCRIVÄ DE BALA-GUER Camino, n. 554).


5554 ¡Oh, cuán abundantes gracias han sacado los santos de esta fuente del Santísimo Sacramento, donde el amoroso Jesús liberalmente concede todos los merecimientos de su Pasión! (SAN ALEONSO M. [)E LIGoRIO, Visitas al Stmo. Sacramento,1).

Fortaleza para la vida cristiana


5555 Es como llegarnos al fuego, que aunque le haya muy grande, si estáis desviadas y escondéis las manos mal os podéis calentar, aunque todavía da más calor que no estar a donde no hay fuego. Mas otra cosa es querernos llegar a él, que si el alma está dispuesta -digo que esté con deseo de perder el frío- y se está allá un rato, queda para muchas horas con calor (SANTA TEREsA Camino de perfección,35,1).


5556 ¡Cuán consoladores y suaves son los momentos pasados con este Dios de bondad! ¿Estás dominado por la tristeza? Ven un momento a echarte a sus plantas, y quedarás consolado. ¿Eres despreciado del mundo? Ven aquí, y hallarás un amigo que jamás quebrantará la fidelidad. ¿Te sientes tentado? Aquí es donde vas a hallar las armas más seguras y terribles para vencer a tu enemigo. ¿Temes el juicio formidable que a tantos santos ha hecho temblar? Aprovéchate del tiempo en que tu Dios es Dios de misericordia y en que tan fácil es conseguir el perdón. ¿Estás oprimido por la pobreza? Ven aquí, donde hallarás a un Dios inmensamente rico, que te dirá que todos sus bienes son tuyos [. . . ] (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre el Corpus Christi).


5557 A cualquier alma que visita a Jesús en el Santísimo Sacrameñto le dice este Señor: [. . . ] "Alma que me visitas, levántate de tus miserias, pues estoy aquí para enriquecerte de gracias. Date prisa, llega a mi, no temas mi majestad, porque está humillada en este Sacramento, para apartar de ti el miedo y darte toda confianza" (SAN ALFONSO M. a DE LiGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento,8).

El Señor "espera nuestra visita"


5558 No todos pueden hallar al rey de la tierra, y lo más que pueden algunos conseguir es valerse para esto de alguna tercera persona; mas para hablar con Vos, oh Rey de la gloria, no es preciso buscar terceras personas, porque empre estáis pronto en este Sacramento para oírnos; el rey de la tierra da audiencia pocas veces en el año, mas Vos, en ese Sacramento, a todos nos dais audiencia, de día y de noche, siempre que queremos (SAN ALFONSO M. DE LIGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento,10).


5559 ¿Sabéis aún cuál fue el motivo que movió a Jesucristo a permanecer día y noche en nuestros templos? Pues fue para que, cuantas veces quisiéramos verle, nos fuese dado hallarle. ¡Cuán grande eres, ternura de un padre! ¡Qué cosa puede haber más consoladora para un cristiano que sentir que adora a un Dios presente en cuerpo y alma! (SANTO CURA DE ARS, Sermón sobre el Corpus Christi).


5560 Es verdad que a nuestro Sagrario le llamo siempre Betania. . . -Hazte amigo de los amigos del Maestro: Lázaro, Marta, María. -Y después ya no me preguntarás por qué llamo Betania a nuestro Sagrario (J. ESCRIVÄ DE BALAGUER, Camino, n. 322).

Fácil de hacer y abundancia de frutos


5561 Es preciso valorar la devoción eucarística bajo todos sus aspectos: la participación plena de la misma -con la comunión- y también las visitas al Santisimo. Cristo permanece sacramentalmente con nosotros para darnos vida abundante y facilitar el encuentro personal con él. El creyente hallará en estos encuentros eucarísticos paz y serenidad; Cristo sabrá dar la fortaleza y paciencia en la lucha, luz y entusiasmo en la fe, vigor para hacer frente a las tentaciones, profundidad en las convicciones cristianas, fervor en el amor a Dios y en la entrega y servicio a los demás. Todas las virtudes de Jesús están ahí al servicio de todos los que quieran acudir ("Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco", nos dice). Es una invitación, una presencia ofrecida; sólo producirá efecto en quienes la acepten. La pérdida de esta devoción eucarística sería una lamentable y gran privación

(J. DELICADO BAEzA, En medio de las plazas, p. 60).


5562 Muchos cristianos, exponiéndose a grandes peligros y padeciendo muchas fatigas, emprenden largas jornadas sólo con el fin de visitar los lugares de la Tierra Santa en que nuestro Salvador nació, padeció y murió. ¡Ah, y cómo es-tos santos excesos acusan nuestros descuidos y nuestra ingratitud! Pues dejamos muchas veces de visitar al mismo Señor que habita en las iglesias pocos pasos distantes de nuestras casas (SAN ALFONSo M. DE LIGORIO, Visitas al St-mo. Sacramento,23).

Prueba de gratitud, signo de amor, deber de adoración


5563 Y entró Jesús en el templ Esto era lo propio de un buen hijo: pasar enseguida a la casade su padre, para tributarle allí el honor debido. Como tú, que debes imitar a Jesucristo, cuando entres en una ciudad debes, lo primero, ir a la iglesia (SAN JUAN CRISÓSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 14).


5564 Durante el día, los fieles no omitan el hacer la visita al Santísimo Sacramento, que debe estar reservado en un sí-tío dignisimo con el máximo honor en las iglesias, conforme a las leyes litúrgicas, puesto que la visita es prueba de gratitud, signo de amor y deber de adoración a Cristo Señor, allí presente (PAB[() VI, Enc. Mysteriuii fidei).


5565 ¡Ah!, y ¿qué haremos, preguntáis algunas veces, en la presencia de Dios Sacramentado? Amarle, alabarle, agradecerle y pedirle, ¿Qué hace un pobre en la presencia de un rico? ¿Qué hace un enfermo delante del médico? ¿Qué hace un sediento en vista de una fuente cristalina? (SAN ALEONSO M. DE LIGORIO, Visitas al Stmo. Sacramento,1).

VOCACION

Citas de la Sagrada Escritura

1. Elección divina: Yo te he llamado por tu nom bre. 1

Llamó a los que quiso. .

No me habéis elegido vosotros a mi, sino que yo os elegi a vosotros. Jn 15,16.

(Pablo, llamado y elegido) no por los hombres ni por obra de hombres, sino por Jesucristo y Dios Padre. Ga 1,1.

Nos eligió antes de la creación del mundo. Ep 1,4.

Nos llamó con vocación santa, no en virtud de nuestras obras, sino en virtud de su designio. 2Tm 1,9.

2. Correspondencia pronta, sin dilaciones:

Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permiteme que antes vaya a dar sepultura a mi padre. Pero Jesús le respondió: Sigueme y deja que los muertos entierren a sus muertos. Mt 21,22.

Al pasar vio a Leví el de Alfeo sentado al telonio, y le dijo: Sigue-me. El, levantándose, le siguió. Lc 2,14.

3. Llamada a través de otros

(Andrés) encontró a su hermano Simón y le dijo: Hemos hallado al Mesias, que quiere decir el Cristo. Le condujo a Jesús, que, fijando en él la vista, dijo: Tú eres Simón, el hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas, que quiere decir Pedro. Jn 1,41-42.

Fijó la vista (el Bautista) en Jesús que pasaba y dijo: He aquí el Cordero de Dios. Los dos discípulos, que le oyeron, siguieron a Jesús. Jn 1,36-37.

4. A veces no coincide con nuestros planes

(Jonás, el profeta) levantóse para huir lejos de Yahvé, a Tarsis; bajó a Jope y halló un barco que estaba para ir a Tarsis. Pagó el pasaje y entró en el barco para irse con ellos a Tarsis, lejos de Yahvé. Jon 1,3.

El joven rico y su negación a seguir a Cristo: Mt 19,16-26.

5. Las excusas

Un hombre daba una gran cena, e invitó a muchos. Y envió a su criado a la hora de la cena para decir a los invitados: Venid, pues ya está todo preparado. Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: he comprado un campo y tengo necesidad de ir a verlo; te ruego que me des por excusado. Y otro dijo: compré cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas; te ruego que me des por excusado. Lc 14,16-20.

6. El premio

Al que venciere le daré el maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en ella escrito un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe. Ap 2,17.

En verdad os digo que no hay nadie que, habiendo dejado casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o campos por mi y por el Evangelio, no reciba en esta vida cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos, con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna. Mc 10,29-31.

La vocación cristiana comporta una llamada a la santificación personal y al apostolado


Fdez-Carvajal: Antologia - VIRGINIDAD