Congregacion para la Doctrina de la Fe - I UNA ASPIRACION

I UNA ASPIRACION


1. La poderosa y casi irresistible aspiracion de los pueblos a una liberacion constituye uno de los principales signos de los tiempos que la Iglesia debe discernir e interpretar a la luz del Evangelio[1]. Este importante fenomeno de nuestra época tiene una amplitud universal, pero se manifiesta bajo formas y grados diferentes segun los pueblos. Es una aspiracion que se expresa con fuerza, sobre todo en los pueblos que conocen el peso de la miseria y en el seno de los estratos sociales desheredados.


2. Esta aspiracion traduce la percepcion auténtica, aunque oscura, de la dignidad del hombre, creado "a imagen y semejanza de Dios" (Gn 1,26-27), ultrajada y despreciada por las multiples opresiones culturales, politicas, raciales, sociales y economicas, que a menudo se acumulan.


3. Al descubrirles su vocacion de hijos de Dios, el Evangelio ha suscitado en el corazon de los hombres la exigencia y la voluntad positiva de una vida fraterna, justa y pacifica, en la que cada uno encontrara el respeto y las condiciones de su desarrollo espiritual y material. Esta exigencia es sin duda la fuente de la aspiracion de que hablamos.


4. Consecuentemente, el hombre no quiere sufrir ya pasivamente el aplastamiento de la miseria con sus secuelas de muerte, enfermedades y decadencias. Siente hondamente esta miseria como una violacion de su dignidad natural. Varios factores, entre los cuales hay que contar la levadura evangélica, han contribuido al despertar de la conciencia de los oprimidos.


5. Ya no se ignora, aun en los sectores todavia analfabetos de la poblacion, que, gracias al prodigioso desarrollo de las ciencias y de las técnicas, la humanidad, en constante crecimiento demografico, seria capaz de asegurar a cada ser humano el minimo de los bienes requeridos por su dignidad de persona humana.


6. El escandalo de irritantes desigualdades entre ricos y pobres ya no se tolera, sea que se trate de desigualdades entre paises ricos y paises pobres o entre estratos sociales en el interior de un mismo territorio nacional. Por una parte, se ha alcanzado una abundancia, jamas conocida hasta ahora, que favorece el despilfarro; por otra, se vive todavia en un estado de indigencia marcado por la privacion de los bienes de estricta necesidad, de suerte que no es posible contar el numero de las victimas de la mala alimentacion.


7. La ausencia de equidad y de sentido de la solidaridad en los intercambios internacionales se vuelve ventajosa para los paises industrializados, de modo que la distancia entre ricos y pobres no deja de crecer. De ahi, el sentimiento de frustracion en los pueblos del Tercer Mundo, y la acusacion de explotacion y de colonialismo dirigida contra los paises industrializados.


8. El recuerdo de los danos de un cierto colonialismo y de sus secuelas crea a menudo heridas y traumatismos.


9. La Sede Apostolica, en la linea del Concilio Vaticano II, asi como las Conferencias Episcopales, no han dejado de denunciar el escandalo que constituye la gigantesca carrera de armamentos que, junto a las amenazas contra la paz, acapara sumas enormes de las cuales una parte solamente bastaria para responder a las necesidades mas urgentes de las poblaciones privadas de lo necesario.


II EXPRESIONES DE ESTA ASPIRACION


1. La aspiracion a la justicia y al reconocimiento efectivo de la dignidad de cada ser humano requiere, como toda aspiracion profunda, ser iluminada y guiada.


2. En efecto, se debe ejercer el discernimiento de las expresiones teoricas y practicas, de esta aspiracion. Pues son numerosos los movimientos politicos y sociales que se presentan como portavoces auténticos de la aspiracion de los pobres, y como capacitados, también por el recurso a los medios violentos, a realizar los cambios radicales que pondran fin a la opresion y a la miseria del pueblo.


3. De este modo, con frecuencia, la aspiracion a la justicia se encuentra acaparada por ideologias que ocultan o pervierten el sentido de la misma, proponiendo a la lucha de los pueblos para su liberacion fines opuestos a la verdadera finalidad de la vida humana, y predicando caminos de accion que implican el recurso sistematico a la violencia, contrarios a una ética respetuosa de las personas.


4. La interpretacion de los signos de los tiempos a la luz del Evangelio exige, pues, que se descubra el sentido de la aspiracion profunda de los pueblos a la justicia, pero igualmente que se examine, con un discernimiento critico, las expresiones, teoricas y practicas, que son datos de esta aspiracion.

III LA LIBERACION, TEMA CRISTIANO


1. Tomada en si misma, la aspiracion a la liberacion no puede dejar de encontrar un eco amplio y fraternal en el corazon y en el espiritu de los cristianos.


2. Asi, en consecuencia con esta aspiracion, ha nacido el movimiento teologico y pastoral conocido con el nombre de "teologia de la liberacion", en primer lugar en los paises de América Latina, marcados por la herencia religiosa y cultural del cristianismo, y luego en otras regiones del Tercer Mundo, como también en ciertos ambientes de los paises industrializados.


3. La expresion "teologia de la liberacion" designa en primer lugar una preocupacion privilegiada, generadora del compromiso por la justicia, proyectada sobre los pobres y las victimas de la opresion. A partir de esta aproximacion, se pueden distinguir varias maneras, a menudo inconciliables, de concebir la significacion cristiana de la pobreza y el tipo de compromiso por la justicia que ella requiere. Como todo movimiento de ideas, las "teologias de la liberacion" encubren posiciones teologicas diversas; sus fronteras doctrinales estan mal definidas.


4. La aspiracion a la liberacion, como el mismo término sugiere, toca un tema fundamental del Antiguo y del Nuevo Testamento. Por tanto, tomada en si misma, la expresion "teologia de la liberacion" es una expresion plenamente valida: designa entonces una reflexion teologica centrada sobre el tema biblico de la liberacion y de la libertad, y sobre la urgencia de sus incidencias practicas. El encuentro de la aspiracion a la liberacion y de las teologias de la liberacion no es pues fortuito. La significacion de este encuentro no puede ser comprendida correctamente sino a la luz de la especificidad del mensaje de la Revelacion, auténticamente interpretado por el Magisterio de la Iglesia[2].

IV FUNDAMENTOS BIBLICOS


1. Asi, una teologia de la liberacion correctamente entendida, constituye una invitacion a los teologos a profundizar ciertos temas biblicos esenciales, con la preocupacion de las cuestiones graves y urgentes que plantean a la Iglesia tanto la aspiracion contemporanea a la liberacion como los movimientos de liberacion que le hacen eco mas o menos fielmente. No es posible olvidar ni un solo instante las situaciones de miseria dramatica de donde brota la interpelacion asi lanzada a los teologos.


2. La experiencia radical de la libertad cristiana[3] constituye aqui el primer punto de referencia. Cristo, nuestro Liberador, nos ha librado del pecado, y de la esclavitud de la ley y de la carne, que es la senal de la condicion del hombre pecador. Es pues la vida nueva de gracia, fruto de la justificacion, la que nos hace libres. Esto significa que la esclavitud mas radical es la esclavitud del pecado. Las otras formas de esclavitud encuentran pues en la esclavitud del pecado su ultima raiz. Por esto, la libertad en pleno sentido cristiano, caracterizada por la vida en el Espiritu, no podra ser confundida con la licencia de ceder a los deseos de la carne. Ella es vida nueva en la caridad.


3. Las "teologias de la liberacion" tienen en cuenta ampliamente la narracion del Exodo. En efecto, éste constituye el acontecimiento fundamental en la formacion del pueblo elegido. Es la liberacion de la dominacion extranjera y de la esclavitud. Se considera que la significacion especifica del acontecimiento le viene de su finalidad, pues esta liberacion esta ordenada a la funcion del pueblo de Dios y al culto de la Alianza celebrado en el Monte Sinai[4]. Por esto la liberacion del xodo no puede referirse a una liberacion de naturaleza principal y exclusivamente politica. Por otra parte es significativo que el término liberacion sea a veces reemplazado en la Escritura por el otro, muy cercano, de redencion.


4. El episodio que origino el xodo jamas se borrara de la memoria de Israel. A él se hace referencia cuando, después de la ruina de Jerusalén y el Exilio a Babilonia, se vive en la esperanza de una nueva liberacion y mas alla en la espera de una liberacion definitiva. En esta experiencia, Dios es reconocido como el Liberador. El sellara con su pueblo una Nueva Alianza, marcada con el don de su Espiritu y la conversion de los corazones[5].


5. Las multiples angustias y miserias experimentadas por el hombre fiel al Dios de la Alianza proporcionan el tema a varios salmos: lamentos, llamadas de socorro, acciones de gracias hacen mencion de la salvacion religiosa y de la liberacion. En este contexto, la angustia no se identifica pura y simplemente con una condicion social de miseria o con la de quien sufre la opresion politica. Contiene ademas la hostilidad de los enemigos, la injusticia, la muerte, la falta. Los salmos nos remiten a una experiencia religiosa esencial: solo de Dios se espera la salvacion y el remedio. Dios, y no el hombre, tiene el poder de cambiar las situaciones de angustia. Asi los "pobres del Senor" viven en una dependencia total y de confianza en la providencia amorosa de Dios[6]. Y por otra parte, durante toda la travesia del desierto, el Senor no ha dejado de proveer a la liberacion y la purificacion espiritual de su pueblo.


6. En el Antiguo Testamento los Profetas, después de Amos, no dejan de recordar, con particular vigor, las exigencias de la justicia y de la solidaridad, y de hacer un juicio extremadamente severo sobre los ricos que oprimen al pobre. Toman la defensa de la viuda y del huérfano. Lanzan amenazas contra los poderosos: la acumulacion de iniquidades no puede conducir mas que a terribles castigos. Por esto la fidelidad a la Alianza no se concibe sin la practica de la justicia. La justicia con respecto a Dios y la justicia con respecto a los hombres son inseparables. Dios es el defensor y el liberador del pobre.


7. Tales exigencias se encuentran en el Nuevo Testamento. Aun mas, estan radicalizadas, como lo muestra el discurso sobre las Bienaventuranzas. La conversion y la renovacion se deben realizar en lo mas hondo del corazon.


8. Ya anunciado en el Antiguo Testamento, el mandamiento del amor fraterno extendido a todos los hombres constituye la regla suprema de la vida social[7]. No hay discriminaciones o limites que puedan oponerse al reconocimiento de todo hombre como el projimo[8].


9 La pobreza por el Reino es magnificada. Y en la figura del Pobre, somos llevados a reconocer la imagen y como la presencia misteriosa del Hijo de Dios que se ha hecho pobre por amor hacia nosotros[9]. Tal es el fundamento de las palabras inagotables de Jesús sobre el Juicio en Mt 25,31-46. Nuestro Senor es solidario con toda miseria: toda miseria esta marcada por su presencia.


10. Al mismo tiempo, las exigencias de la justicia y de la misericordia ya anunciadas en el Antiguo Testamento, se profundizan hasta el punto de revestir en el Nuevo Testamento una significacion nueva. Los que sufren o estan perseguidos son identificados con Cristo[10]. La perfeccion que Jesús pide a sus discipulos (Mt 5,18) consiste en el deber de ser misericordioso "como vuestro Padre es misericordioso" (Lc 6,36).


11. A la luz de la vocacion cristiana al amor fraterno y a la misericordia, los ricos son severamente llamados a su deber[11] San Pablo, ante los desordenes de la Iglesia de Corinto, subraya con fuerza el vinculo que existe entre la participacion en el sacramento del amor y el compartir con el hermano que esta en la necesidad[12].


12. La Revelacion del Nuevo Testamento nos ensena que el pecado es el mal mas profundo, que alcanza al hombre en lo mas intimo de su personalidad. La primera liberacion, a la que han de hacer referencia todas las otras, es la del pecado.


13. Sin duda, para senalar el caracter radical de la liberacion traida por Cristo, ofrecida a todos los hombres, ya sean politicamente libres o esclavos, el Nuevo Testamento no exige en primer lugar, como presupuesto para la entrada en esta libertad, un cambio de condicion politica y social. Sin embargo, la Carta a Filemon muestra que la nueva libertad, traida por la gracia de Cristo, debe tener necesariamente repercusiones en el plano social.


14. Consecuentemente no se puede restringir el campo del pecado, cuyo primer efecto es introducir el desorden en la relacion entre el hombre y Dios, a lo que se denomina "pecado social". En realidad, solo una justa doctrina del pecado permite insistir sobre la gravedad de sus efectos sociales.


15. No se puede tampoco localizar el mal principal y unicamente en las "estructuras" economicas, sociales o politicas malas, como si todos los otros males se derivasen, como de su causa, de estas estructuras, de suerte que la creacion de un "hombre nuevo" dependiera de la instauracion de estructuras economicas y sociopoliticas diferentes. Ciertamente hay estructuras inicuas y generadoras de iniquidades, que es preciso tener la valentia de cambiar. Frutos de la accion del hombre, las estructuras, buenas o malas, son consecuencias antes de ser causas. La raiz del mal reside, pues, en las personas libres y responsables, que deben ser convertidas por la gracia de Jesucristo, para vivir y actuar como criaturas nuevas, en el amor al projimo, la busqueda eficaz de la justicia, del dominio de si y del ejercicio de las virtudes[13]. Cuando se pone como primer imperativo la revolucion radical de las relaciones sociales y se cuestiona, a partir de aqui, la busqueda de la perfeccion personal, se entra en el camino de la negacion del sentido de la persona y de su trascendencia, y se arruina la ética y su fundamento que es el caracter absoluto de la distincion entre el bien y el mal. Por otra parte, siendo la caridad el principio de la auténtica perfeccion, esta ultima no puede concebirse sin apertura a los otros y sin espiritu de servicio.

V LA VOZ DEL MAGISTERIO


1. Para responder al desafio lanzado a nuestra época por la opresion y el hambre, el Magisterio de la Iglesia, preocupado por despertar las conciencias cristianas en el sentido de la justicia, de la responsabilidad social y de la solidaridad con los pobres y oprimidos, ha recordado repetidas veces la actualidad y la urgencia de la doctrina y de los imperativos contenidos en la Revelacion.


2. Contentémonos con mencionar aqui algunas de estas intervenciones, los documentos pontificios mas recientes: Mater et magistra y Pacem in terris, Populorum progressio, Evangelii nuntiandi. Mencionemos igualmente la Carta al Cardenal Roy, Octogesima adveniens.


3. El Concilio Vaticano II, a su vez, ha abordado las cuestiones de la justicia y de la libertad en la Constitucion pastoral Gaudium et spes.


4. El Santo Padre ha insistido en varias ocasiones sobre estos temas, especialmente en las Enciclicas Redemptor hominis, Dives in misericordia y Laborem exercens. Las numerosas intervenciones recordando la doctrina de los derechos del hombre tocan directamente los problemas de la liberacion de la persona humana respecto a los diversos tipos de opresion de la que es victima. A este proposito es necesario mencionar especialmente el Discurso pronunciado ante la XXXVI Asamblea general de la O.N.U. en Nueva York, el 2 de octubre de 1979[14]. El 28 de enero del mismo ano, Juan Pablo II, al inaugurar la III Conferencia del CELAM en Puebla, habia recordado que la verdad sobre el hombre es la base de la verdadera liberacion[15]. Este texto constituye un documento de referencia directa para la teologia de la liberacion.


5. Por dos veces, en 1971 y 1974, el Sinodo de los Obispos ha abordado temas que se refieren directamente a una concepcion cristiana de la liberacion: en la de justicia en el mundo y el de la relacion entre la liberacion de las opresiones y la liberacion integral o la salvacion del hombre. Los trabajos de los Sinodos de 1971 y de 1974 llevaron a Pablo VI a precisar en la Exhortacion Apostolica Evangelii nuntiandi los lazos entre evangelizacion y liberacion o promocion humana[16].


6. La preocupacion de la Iglesia por la liberacion y por la promocion humana se ha manifestado también mediante la constitucion de la Comision Pontificia Justicia y Paz.


7. Numerosos son los Episcopados que, de acuerdo con la Santa Sede, han recordado también la urgencia y los caminos de una auténtica liberacion cristiana. En este contexto, conviene hacer una mencion especial de los documentos de las Conferencias Generales del Episcopado latinoamericano en Medellin en 1968 y en Puebla en 1979. Pablo VI estuvo presente en la apertura de Medellin, Juan Pablo II en la de Puebla. Uno y otro abordaron el tema de la conversion y de la liberacion.


8. En la linea de Pablo VI, insistiendo sobre la especificidad del mensaje del Evangelio[17], especificidad que deriva de su origen divino, Juan Pablo II, en el discurso de Puebla ha recordado cuales son los tres pilares sobre los que debe apoyarse toda la teologia de la liberacion auténtica: la verdad sobre Jesucristo, la verdad sobre la Iglesia, la verdad sobre el hombre[18].

VI UNA NUEVA INTERPRETACION DEL CRISTIANISMO


1. No se puede olvidar el ingente trabajo desinteresado desarrollado por cristianos, pastores, sacerdotes, religiosos o laicos que, impulsados por el amor a sus hermanos que viven en condiciones inhumanas, se esfuerzan en llevar ayuda y alivio a las innumerables angustias que son fruto de la miseria. Entre ellos, algunos se preocupan de encontrar medios eficaces que permitan poner fin lo mas rapidamente posible a una situacion intolerable.


2. El celo y la compasion que deben estar presentes en el corazon de todos los pastores, corren el riesgo de ser desviados y proyectados hacia empresas tan ruinosas para el hombre y su dignidad como la miseria que se combate, si no se presta suficiente atencion a ciertas tentaciones.


3. El angustioso sentimiento de la urgencia de los problemas no debe hacer perder de vista lo esencial, ni hacer olvidar la respuesta de Jesús al Tentador (Mt 4,4): "No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Dt 8,3). Asi, ante la urgencia de compartir el pan, algunos se ven tentados a poner entre paréntesis y a dejar para el manana la evangelizacion: en primer lugar el pan, la Palabra para mas tarde. Es un error mortal el separar ambas cosas hasta oponerlas entre si. Por otra parte, el sentido cristiano sugiere espontaneamente lo mucho que hay que hacer en uno y otro sentido[19].


4. Para otros, parece que la lucha necesaria por la justicia y la libertad humanas, entendidas en su sentido economico y politico, constituye lo esencial y el todo de la salvacion. Para éstos, el Evangelio se reduce a un evangelio puramente terrestre.


5. Las diversas teologias de la liberacion se situan, por una parte, en relacion con la opcion preferencial por los pobres reafirmada con fuerza y sin ambigüedades, después de Medellin, en la Conferencia de Puebla[20], y por otra, en la tentacion de reducir el Evangelio de la salvacion a un evangelio terrestre.


6. Recordemos que la opcion preferencial definida en Puebla es doble: por los pobres y por los jovenes[21]. Es significativo que la opcion por la juventud se haya mantenido totalmente en silencio.


7. Anteriormente hemos dicho (cfr. IV,3) que hay una auténtica "teologia de la liberacion", la que esta enraizada en la Palabra de Dios, debidamente interpretada.


8. Pero, desde un punto de vista descriptivo, conviene hablar de las teologias de la liberacion, ya que la expresion encubre posiciones teologicas, o a veces también ideologicas, no solamente diferentes, sino también a menudo incompatibles entre si.


9. El presente documento solo tratara de las producciones de la corriente del pensamiento que, bajo el nombre de "teologia de la liberacion" proponen una interpretacion innovadora del contenido de la fe y de la existencia cristiana que se aparta gravemente de la fe de la Iglesia, aun mas, que constituye la negacion practica de la misma.


10. Préstamos no criticados de la ideologia marxista y el recurso a las tesis de una hermenéutica biblica dominada por el racionalismo son la raiz de la nueva interpretacion, que viene a corromper lo que tenia de auténtico el generoso compromiso inicial en favor de los pobres.

VII EL ANALISIS MARXISTA


1. La impaciencia y una voluntad de eficacia han conducido a ciertos cristianos, desconfiando de todo otro método, a refugiarse en lo que ellos llaman "el analisis marxista".


2 Su razonamiento es el siguiente: una situacion intolerable y explosiva exige una accion eficaz que no puede esperar mas. Una accion eficaz supone un analisis cientifico de las causas estructurales de la miseria. Ahora bien, el marxismo ha puesto a punto los instrumentos de tal analisis. Basta pues aplicarlos a la situacion del Tercer Mundo, y en especial a la de América Latina.


3. Es evidente que el conocimiento cientifico de la situacion y de los posibles caminos de transformacion social es el presupuesto para una accion capaz de conseguir los fines que se han fijado. En ello hay una senal de la seriedad del compromiso.


4. Pero el término "cientifico" ejerce una fascinacion casi mitica, y todo lo que lleva la etiqueta de cientifico no es de por si realmente cientifico. Por esto precisamente la utilizacion de un método de aproximacion a la realidad debe estar precedido de una examen critico de naturaleza epistemologica. Este previo examen critico le falta a mas de una "teologia de la liberacion".


5. En las ciencias humanas y sociales, conviene ante todo estar atento a la pluralidad de los métodos y de los puntos de vista, de los que cada uno no pone en evidencia mas que un aspecto de una realidad que, en virtud de su complejidad, escapa a la explicacion unitaria y univoca.


6. En el caso del marxismo, tal como se intenta utilizar, la critica previa se impone tanto mas cuanto que el pensamiento de Marx constituye una concepcion totalizante del mundo en el cual numerosos datos de observacion y de analisis descriptivo son integrados en una estructura filosofico-ideologica, que impone la significacion y la importancia relativa que se les reconoce. Los apriori ideologicos son presupuestos para la lectura de la realidad social. Asi, la disociacion de los elementos heterogéneos que componen esta amalgama epistemologicamente hibrida llega a ser imposible, de tal modo que creyendo aceptar solamente lo que se presenta como un analisis resulta obligado aceptar al mismo tiempo la ideologia. Asi no es raro que sean los aspectos ideologicos los que predominan en los préstamos que muchos de los "teologos de la liberacion" toman de los autores marxistas.


7. La llamada de atencion de Pablo VI sigue siendo hoy plenamente actual: a través del marxismo, tal como es vivido concretamente, se pueden distinguir diversos aspectos y diversas cuestiones planteadas a los cristianos para la reflexion y la accion. Sin embargo, "seria ilusorio y peligroso llegar a olvidar el intimo vinculo que los une radicalmente, aceptar los elementos del analisis marxista sin reconocer sus relaciones con la ideologia, entrar en la practica de la lucha de clases y de su interpretacion marxista dejando de percibir el tipo de sociedad totalitaria a la cual conduce este proceso[22].


8. Es verdad que desde los origenes, pero de manera mas acentuada en los ultimos anos, el pensamiento marxista se ha diversificado para dar nacimiento a varias corrientes que divergen notablemente unas de otras. En la medida en que permanecen realmente marxistas, estas corrientes continuan sujetas a un cierto numero de tesis fundamentales que no son compatibles con la concepcion cristiana del hombre y de la sociedad. En este contexto, algunas formulas no son neutras, pues conservan la significacion que han recibido en la doctrina marxista. "La lucha de clases" es un ejemplo. Esta expresion conserva la interpretacion que Marx le dio, y no puede en consecuencia ser considerada como un equivalente, con alcance empirico, de la expresion "conflicto social agudo". Quienes utilizan semejantes formulas, pretendiendo solo mantener algunos elementos del analisis marxista, por otra parte rechazado en su totalidad, suscitan por lo menos una grave ambigüedad en el espiritu de sus lectores.


9. Recordemos que el ateismo y la negacion de la persona humana, de su libertad y de sus derechos, estan en el centro de la concepcion marxista. sta contiene, pues, errores que amenazan directamente las verdades de la fe sobre el destino eterno de las personas. Aun mas, querer integrar en la teologia un "analisis" cuyos criterios de interpretacion dependen de esta concepcion atea, es encerrarse en ruinosas contradicciones. El desconocimiento de la naturaleza espiritual de la persona conduce a subordinarla totalmente a la colectividad y, por tanto, a negar los principios de una vida social y politica conforme con la dignidad humana.


10. El examen critico de los métodos de analisis tomados de otras disciplinas se impone de modo especial al teologo. La luz de la fe es la que provee a la teologia de sus principios. Por esto la utilizacion por la teologia de aportes filosoficos o de las ciencias humanas tiene un valor "instrumental" y debe ser objeto de un discernimiento critico de naturaleza teologica. Con otras palabras, el criterio ultimo y decisivo de verdad no puede ser otro, en ultima instancia, que un criterio teologico. La validez o grado de validez de todo lo que las otras disciplinas proponen, a menudo por otra parte de modo conjetural, como verdades sobre el hombre, su historia y su destino, hay que juzgarla a la luz de la fe y de lo que ésta nos ensena acerca de la verdad del hombre y del sentido ultimo de su destino.


11. La aplicacion a la realidad economica, social y politica de hoy de esquemas de interpretacion tomados de la corriente de pensamiento marxista puede presentar a primera vista alguna verosimilitud, en la medida en que la situacion de ciertos paises ofrezca algunas analogias con la que Marx describio e interpreto a mediados del siglo pasado. Sobre la base de estas analogias se hacen simplificaciones que, al hacer abstraccion de factores esenciales especificos, impiden de hecho un analisis verdaderamente riguroso de las causas de la miseria, y mantienen las confusiones.


12. En ciertas regiones de América Latina, el acaparamiento de la gran mayoria de las riquezas por una oligarquia de propietarios sin conciencia social, la casi ausencia o las carencias del Estado de derecho, las dictaduras militares que ultrajan los derechos elementales del hombre, la corrupcion de ciertos dirigentes en el poder, las practicas salvajes de cierto capital extranjero, constituyen otros tantos factores que alimentan un violento sentimiento de revolucion en quienes se consideran victimas impotentes de un nuevo colonialismo de orden tecnologico, financiero, monetario o economico. La toma de conciencia de las injusticias esta acompanada de un pathos que toma prestado a menudo su razonamiento del marxismo, presentado abusivamente como un razonamiento "cientifico".


13. La primera condicion de un analisis es la total docilidad respecto a la realidad que se describe. Por esto una conciencia critica debe acompanar el uso de las hipotesis de trabajo que se adoptan. Es necesario saber que éstas corresponden a un punto de vista particular, lo cual tiene como consecuencia inevitable subrayar unilateralmente algunos aspectos de la realidad, dejando los otros en la sombra. Esta limitacion, que fluye de la naturaleza de las ciencias sociales, es ignorada por quienes, a manera de hipotesis reconocidas como tales, recurren a una concepcion totalizante como es el pensamiento de Marx.

Congregacion para la Doctrina de la Fe,6 de agosto de 1984

(1 Cf. Concilio Vaticano II, Constitucion pastoral Gaudium et spes, GS 4 Texto latino original en Acta Apostolicae Sedis 76 (1984) 876 ss.

(2 Cf. IDEM, Constitucion dogmatica Dei Verbum, DV 10

(3 Cf. Gal 5,1 s

(4. Cf. Ex

(5. Jr 31,31-34 Ex 36,26

(6. Cf. Sof 3,12

(7. Dt 10,1

(8. Lc 10,29-37 Lc 10,

(9. 2Co 8,9 2Co 8,

(10. Mt 25,31-46 Ac 9,4-5 1Co 1,24 1Co 1,

(11. Cf. Sant 5,1 ss.

(12. 1Co 11,17-34 1Co 11,

(13. Cf. Sant 2,14-26.

(14. Cf. AAS 71 (1979) 1,15-1160.

(15. Cf. 16b. 196.

(16. Cf Pablo VI, Exhortacion apostolica Evangelii nuntiandi,25-33: AAS 68 (197,17) 23-28.

(17. IB 32

(18. Cf. AAS 71 (197,19) 188-196.

(19. Cf. Gaudium et spes,39; Pio XI, Enciclica Quadragesimo anno: AAS 23 (1931) 207.

(20. Cf. 1134-1165 y 1166-1205.

(21. Cf. Documentos de Puebla IV,2.

(22. Pablo VI, Carta Apostolica Octogesima adveniens,34: AAS 63,424-425.

La atencion pastoral a las personas homosexuales

Carta de la Congregacion para la Doctrina de la Fe


1. El problema de la homosexualidad y del juicio ético sobre los actos homosexuales se ha convertido cada vez mas en objeto de debate publico, incluso en ambientes catolicos. En esta discusion frecuentemente se proponen argumentaciones y se expresan posiciones no conformes con la ensenanza de la Iglesia Catolica, que suscitan una justa preocupacion en todos aquellos que estan comprometidos en el ministerio pastoral. Por consiguiente, esta Congregacion ha considerado el tema tan grave y difundido, que justifica la presente carta, dirigida a todos los obispos de la Iglesia Catolica, sobre la atencion pastoral a las personas homosexuales.

2. En esta sede, naturalmente, no se puede afrontar un desarrollo exhaustivo de tan complejo problema; la atencion se concentrara mas bien en el contexto especifico de la perspectiva moral catolica. sta encuentra apoyo también en resultados seguros de las ciencias humanas, las cuales, a su vez, tienen un objeto y un método propio, que gozan de legitima autonomia.

La posicion de la moral catolica esta fundada sobre la razon humana iluminada por la fe y guiada conscientemente por el intento de hacer la voluntad de Dios, nuestro Padre. De este modo la Iglesia esta en condicion no solo de poder aprender de los descubrimientos cientificos, sino también de transcender su horizonte; ella esta segura de que su vision mas completa respeta la compleja realidad de la persona humana que, en sus dimensiones espiritual y corporea, ha sido creada por Dios y, por su gracia, llamada a ser heredera de la vida eterna.

Solo dentro de este contexto, por consiguiente, se puede comprender con claridad en qué sentido el fenomeno de la homosexualidad, con sus multiples dimensiones y con sus efectos sobre la sociedad y sobre la vida eclesial, es un problema que concierne propiamente a la preocupacion pastoral de la Iglesia. Por lo tanto se requiere de sus ministros un estudio atento, un compromiso concreto y una reflexion honesta, teologicamente equilibrada.

3. En la "Declaracion sobre algunas cuestiones de ética sexual", del 29 de diciembre de 1975, la Congregacion para la Doctrina de la Fe ya habia tratado explicitamente este problema. En aquella Declaracion se subrayaba el deber de tratar de comprender la condicion homosexual y se observaba como la culpabilidad de los actos homosexuales debia ser juzgada con prudencia. Al mismo tiempo la Congregacion tenia en cuenta la distincion comunmente hecha entre condicion o tendencia homosexual y actos homosexuales. stos ultimos eran descritos como actos que estan privados de su finalidad esencial e indispensable, como "intrinsecamente desordenados" y que en ningun caso pueden recibir aprobacion (cfr. n. 8, par. 4).

Sin embargo, en la discusion que siguio a la publicacion de la Declaracion, se propusieron unas interpretaciones excesivamente benévolas de la condicion homosexual misma, hasta el punto que alguno se atrevio incluso a definirla indiferente o, sin mas, buena. Es necesario precisar, por el contrario, que la particular inclinacion de la persona homosexual, aunque en si no sea pecado, constituye sin embargo una tendencia, mas o menos fuerte, hacia un comportamiento intrinsecamente malo desde el punto de vista moral. Por este motivo la inclinacion misma debe ser considerada como objetivamente desordenada.

Quienes se encuentran en esta condicion deben, por tanto, ser objeto de una particular solicitud pastoral, para que no lleguen a creer que la realizacion concreta de tal tendencia en las relaciones homosexuales es una opcion moralmente aceptable.

4. Una de las dimensiones esenciales de una auténtica atencion pastoral es la identificacion de las causas que han creado confusion con la ensenanza de la Iglesia. Entre ellas se senala una nueva exégesis de la Sagrada Escritura, segun la cual la Biblia o no tendria nada que decir sobre el problema de la homosexualidad, o incluso se daria en algun modo una tacita aprobacion, o en fin ofreceria unas prescripciones morales tan condicionadas cultural e historicamente que ya no podrian ser aplicadas a la vida contemporanea. Tales opiniones, gravemente erroneas y desorientadoras, requieren por consiguiente una especial vigilancia.

5. Es cierto que la literatura biblica debe a las varias épocas en las que fue escrita gran parte de sus modelos de pensamiento y expresion (cfr. Dei Verbum, DV 12). En verdad, la Iglesia de hoy proclama el Evangelio a un mundo que es muy diferente al antiguo. Por otra parte el mundo en el que fue escrito el Nuevo Testamento estaba ya notablemente cambiado, por ejemplo, respecto a la situacion en la que se escribieron o se redactaron las Sagradas Escrituras del pueblo hebreo.

Sin embargo, se debe destacar que, aun en el contexto de esa notable diversidad, existe una evidente coherencia dentro de las Escrituras mismas sobre el comportamiento homosexual. Por consiguiente la doctrina de la Iglesia sobre este punto no se basa solamente en frases aisladas, de las que se pueden sacar discutibles argumentaciones teologicas, sino mas bien en el solido fundamento de un constante testimonio biblico. La actual comunidad de fe, en ininterrupida continuidad con las comunidades judias y cristianas dentro de las cuales fueron redactadas las antiguas Escrituras, sigue siendo alimentada por esas mismas Escrituras y por el Espiritu de verdad del cual ellas son Palabra. Asimismo es esencial reconocer que los textos sagrados no son comprendidos realmente cuando se interpretan de un modo que contradice la Tradicion viva de la Iglesia. La interpretacion de la Escritura, para ser correcta, debe estar en efectivo acuerdo con esta Tradicion.

El Concilio Vaticano II se expresa al respecto de la siguiente manera: "Es evidente, por tanto, que la Sagrada Tradicion, la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia, segun el designio sapientisimo de Dios, estan entrelazados y unidos de tal forma que no tienen consistencia el uno sin los otros, y que juntos, cada uno a su modo, bajo la accion del Espiritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvacion de las almas" (Dei Verbum, DV 10). A la luz de estas afirmaciones se traza ahora brevemente la ensenanza biblica al respecto.

6. La teologia de la creacion, presente en el libro del Génesis, suministra el punto de vista fundamental para la comprension adecuada de los problemas puestos por la homosexualidad. Dios, en su infinita sabiduria y en su amor omnipotente, llama a la existencia a toda la creacion como reflejo de su bondad. Crea al hombre a su imagen y semejanza como varon y hembra. Los seres humanos, por consiguiente, son creaturas de Dios, llamadas a reflejar en la complementariedad de los sexos, la unidad interna del Creador. Ellos realizan esta tarea de manera singular, cuando cooperan con l en la transmision de la vida, mediante la reciproca donacion esponsal.

El capitulo tercero del Génesis muestra como esta verdad sobre la persona humana, en cuanto imagen de Dios, se oscurecio por el pecado original. De alli se sigue inevitablemente una pérdida de la conciencia del caracter de alianza que tenia la union de las personas humanas con Dios y entre si. Aunque el cuerpo humano conserve aun su "significado nupcial" éste ahora se encuentra oscurecido por el pecado. Asi el deterioro debido al pecado continua desarrollandose en la historia de los hombres de Sodoma (cfr. Génesis 19:1-11). No puede haber duda acerca del juicio moral expresado alli contra las relaciones homosexuales. En el Levitico 18:22 y 20:13, cuando se indican las condiciones necesarias para pertenecer al pueblo elegido, el autor excluye del Pueblo de Dios a quienes tienen un comportamiento homosexual.

Teniendo como telon de fondo esta legislacion teocratica, San Pablo desarrolla una perspectiva escatologica, dentro de la cual propone de nuevo la misma doctrina, catalogando también a quien obra como homosexual entre aquellos que no entraran en el reino de Dios (cfr. 1Co 6,9). En otro pasaje de su epistolario, fundandose en las tradiciones morales de sus antepasados, pero colocandose en el nuevo contexto de la confrontacion entre el cristianismo y la sociedad pagana de su tiempo, presenta el comportamiento homosexual como un ejemplo de la ceguera en la que ha caido la humanidad. Suplantando la armonia originaria entre el Creador y las creaturas, la grave desviacion de la idolatria ha conducido a toda suerte de excesos en el campo moral. San Pablo encuentra el ejemplo mas claro de esta desavenencia precisamente en las relaciones homosexuales (cfr. Rm 1,18-32). En fin, en continuidad perfecta con la ensenanza biblica, en el catalogo de aquellos que obran en forma contraria a la sana doctrina, se mencionan explicitamente como pecadores los que efectuan actos homosexuales (cfr. 1Tm 1,10).

7. La Iglesia, obediente al Senor que la ha fundado y la ha enriquecido con el don de la vida sacramental, celebra en el sacramento del matrimonio el designio divino de la union del hombre y de la mujer, union de amor y capaz de dar vida. Solo en la relacion conyugal puede ser moralmente recto el uso de la facultad sexual. Por consiguiente, una persona que se comporta de manera homosexual obra inmoralmente.

Optar por una actividad sexual con una persona del mismo sexo equivale a anular el rico simbolismo y el significado, para no hablar de los fines, del designio del Creador en relacion con la realidad sexual. La actividad homosexual no expresa una union complementaria, capaz de transmitir la vida, y por lo tanto contradice la vocacion a una existencia vivida en esa forma de auto-donacion que, segun el Evangelio, es la esencia misma de la vida cristiana. Esto no significa que las personas homosexuales no sean a menudo generosas y no se donen a si mismas, pero cuando se empenan en una actividad homosexual refuerzan dentro de ellas una inclinacion sexual desordenada, en si misma caracterizada por la auto-complacencia.

Como sucede en cualquier otro desorden moral, la actividad homosexual impide la propia realizacion y felicidad porque es contraria a la sabiduria creadora de Dios. La Iglesia, cuando rechaza las doctrinas erroneas en relacion con la homosexualidad, no limita sino que mas bien defiende la libertad y la dignidad de la persona, entendidas de modo realistico y auténtico.

8. La ensenanza de la Iglesia de hoy se encuentra, pues, en continuidad organica con la vision de la Sagrada Escritura y con la constante tradicion. Aunque el mundo de hoy desde muchos puntos de vista verdaderamente ha cambiado, la comunidad cristiana es consciente del lazo profundo y duradero que la une a las generaciones que la han precedido "en el signo de la fe".

Sin embargo, en la actualidad un numero cada vez mayor de personas, aun dentro de la Iglesia, ejercen una fortisima presion para llevarla a aceptar la condicion homosexual, como si no fuera desordenada, y a legitimar los actos homosexuales. Quienes dentro de la comunidad de fe incitan en esta direccion tienen a menudo estrechos vinculos con los que obran fuera de ella. Ahora bien, estos grupos externos se mueven por una vision opuesta a la verdad sobre la persona humana, que nos ha sido plenamente revelada en el misterio de Cristo. Aunque no de un modo plenamente consciente, manifiestan una ideologia materialista que niega la naturaleza trascendente de la persona humana, como también la vocacion sobrenatural de todo individuo.

Los miembros de la Iglesia deben procurar que las personas homosexuales confiadas a su cuidado no se desvien por estas opiniones, tan profundamente opuestas a la ensenanza de la Iglesia. Sin embargo, el riesgo es grande y hay muchos que tratan de crear confusion en relacion con la posicion de la Iglesia y de aprovechar esta confusionb para sus propios fines.

9. Dentro de la Iglesia se ha formado también una tendencia, constituida por los grupos de presion con diversos nombres y diversa amplitud, que intenta acreditarse como representante de todas las personas homosexuales que son catolicas. Pero el hecho es que sus seguidores, generalmente, son personas que, o ignoran la ensenanza de la Iglesia, o buscan subvertirla de alguna manera. Se trata de mantener bajo el amparo del catolicismo a personas homosexuales que no tienen intencion alguna de abandonar su comportamiento homosexual. Una de las tacticas utilizadas es la de afirmar, en tono de protesta, que cualquier critica, o reserva en relacion con las personas homosexuales, con su actitud y con su estilo de vida, constituye simplemente una forma de injusta discriminacion.

En algunas naciones se realiza, por consiguiente, una verdadera y propia tentativa de manipular a la Iglesia, conquistando el apoyo de sus Pastores, frecuentemente de buena fe, en el esfuerzo de cambiar las normas de la legislacion civil. El fin de tal accion consiste en conformar esta legislacion con la concepcion propia de estos grupos de presion, para quienes la homosexualidad es, si no totalmente buena, al menos una realidad perfectamente inocua. Aunque la practica de la homosexualidad amenace seriamente la vida y el bienestar de un gran numero de personas, los partidarios de esta tendencia no desisten de sus acciones y se niegan a tomar en consideracion las proporciones del riesgo alli implicado.

La Iglesia no puede dejar de preocuparse de todo esto y por consiguiente mantiene firme su clara posicion al respecto, que no puede ser modificada por la presion de la legislacion civil o de la moda del momento. Ella se preocupa sinceramente también de muchisimas personas que no se sienten representadas por los movimientos prohomosexuales y de aquellos que podrian estar tentados a creer en su enganosa propaganda. La Iglesia es consciente de que la opinion, segun la cual la actividad homosexual seria equivalente, o por lo menos igualmente aceptable, a la expresion sexual del amor conyugal, tiene una incidencia directa sobre la concepcion que la sociedad tiene acerca de la naturaleza y de los derechos de la familia, poniéndolos seriamente en peligro.

10. Es de deplorar con firmeza que las personas homosexuales hayan sido y sean todavia objeto de expresiones malévolas y de acciones violentas. Tales comportamientos merecen la condena de los Pastores de la Iglesia, donde quiera que se verifiquen. Revelan una falta de respeto por los demas, que lesiona unos principios elementales sobre los que se basa una sana convivencia civil. La dignidad propia de toda persona siempre debe ser respetada en las palabras, en las acciones y en las legislaciones.

Sin embargo, la justa reaccion a las injusticias cometidas contra las personas homosexuales de ningun modo pueden llevar a la afirmacion de que la condicion homosexual no sea desordenada. Cuando tal afirmacion se acoge y, por consiguiente, la actividad homosexual se acepta como buena, o también cuando se introduce una legislacion civil para proteger un comportamiento al cual nadie puede reivindicar derecho alguno, ni la Iglesia, ni la sociedad en su conjunto deberia luego sorprenderse de que también ganen terreno otras opiniones y practicas desviadas y aumenten los comportamientos irracionales y violentos.

11. Algunos sostienen que la tendencia homosexual, en ciertos casos, no es el resultado de una eleccion deliberada y que la persona homosexual no tiene alternativa, sino que esta forzada a comportarse de una manera homosexual. Como consecuencia se afirma que ella, no siendo verdaderamente libre, obraria sin culpa en estos casos.

Al respecto es necesario volver a referirse a la sabia tracion moral de la Iglesia, la cual pone en guardia contra generalizaciones en los juicios de los casos particulares. De hecho en un caso determinado pueden haber existido en el pasado o pueden todavia subsistir circunstancias tales que reducen y hasta quitan la culpabilidad del individuo; otras circunstancias, por el contrario, pueden aumentarla. De todos modos se debe evitar la presuncion infundada y humillante de que el comportamiento homosexual de las personas homosexuales esté siempre totalmente sujeto a coaccion y por consiguiente sin culpa. En realidad también en las personas con tendencia homosexual se debe reconocer aquella libertad fundamental que caracteriza a la persona humana y le confiere su particular dignidad. Como en toda conversion del mal, gracias a esta libertad, el esfuerzo humano, iluminado y sostenido por la gracia de Dios, podra permitirles evitar la actividad homosexual.

12. ¿Qué debe hacer entonces una persona homosexual que busca seguir al Senor? Sustancialmente, estas personas estan llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, uniendo al sacrificio de la cruz del Senor todo sufrimiento y dificultad que pueda experimentar a causa de su condicion. Para el creyente la cruz es un sacrificio fructuoso, puesto que de esa muerte provienen la vida y la redencion. Aun si toda invitacion a llevar la cruz o a entender de este modo el sufrimiento del cristiano sera presumiblemente objeto de mofa por parte de algunos, se debera recordar que ésta es la via de la salvacion para todos aquellos que son seguidores de Cristo.

Esto no es otra cosa, en realidad, que la ensenanza del apostol Pablo a los Galatas, cuando dice que el Espiritu produce en la vida del creyente: "amor, paz, paciencia, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de si" y aun mas: "No podéis pertenecer a Cristo sin crucificar la carne con sus pasiones y sus deseos" (Ga 5,22).

Esta invitacion, sin embargo, se interpreta mal cuando se la considera solamente como un inutil esfuerzo de autorenuncia. La cruz constituye ciertamente una renuncia de si, pero en el abandono a la voluntad de aquel Dios que de la muerte hace brotar la vida y capacita a aquellos que ponen su confianza en l para que puedan practicar la virtud en cambio del vicio.

El Misterio Pascual se celebra verdaderamente solo si se deja que empape el tejido de la vida cotidiana. Rechazar el sacrificio de la propia voluntad en la obediencia a la voluntad del Senor constituye de hecho poner un obstaculo a la salvacion. Asi como la Cruz es el centro de la manifestacion de amor redentor de Dios por nosotros en Jesús, asi la conformidad de la auto-renuncia de los hombres y de las mujeres homosexuales con el sacrificio del Senor constituira para ellos una fuente de auto-donacion que los salvara de una forma de vida que amenaza continuamente con destruirlos.

Las personas homosexuales, como los demas cristianos, estan llamadas a vivir la castidad. Si se dedican con asiduidad a comprender la naturaleza de la llamada personal de Dios respecto a ellas, estaran en condicion de celebrar mas fielmente el sacramento de la Penitencia y de recibir la gracia del Senor, que se ofrece generosamente en este sacramento para poderse convertir mas plenamente caminando en el seguimiento de Cristo.

13. Es evidente, ademas, que una clara y eficaz transmision de la doctrina de la Iglesia a todos los fieles y a la sociedad en su conjunto depende en grante parte de la correcta ensenanza y de la fidelidad de quien ejercita el ministerio pastoral. Los obispos tienen la responsabilidad particularmente grave de preocuparse de que sus colaboradores en el ministerio, y sobre todo los sacerdotes, estén rectamente informados y pesonalmente bien dispuestos para comunicar a todos la doctrina de la Iglesia en su integridad.

Es admirable la particular solicitud y la buena voluntad que demuestran muchos sacerdotes y religiosos en la atencion pastoral a las personas homosexuales, y esta Congregacion espera que no disminuira. Estos celosos ministros deben tener la certeza de que estan cumpliendo fielmente la voluntad del Senor cuando estimulan a la persona homosexual a conducir una vida casta y le recuerdan la dignidad incomparable que Dios le ha dado también a ella.

14. Al hacer las anteriores consideraciones, esta Congregacion quiere pedir a los obispos que estén particularmente vigilantes en relacion con aquellos programas que de hecho intentan ejercer una presion sobre la Iglesia para que cambie su doctrina, aunque a veces se niegue de palabra que sea asi. Un estudio atento de las declaraciones publicas y de las actividades que promueven estos programas revela una calculada ambigüedad, a través de la cual buscan confundir a los Pastores y a los fieles. Presentan a veces, por ejemplo, la ensenanza del Magisterio, pero solo como una fuente facultativa en orden a la formacion de la conciencia, sin reconocer su peculiar autoridad. Algunos grupos suelen incluso calificar como "catolicas" a sus organizaciones o a las personas a quienes intentan dirigirse, pero en realidad no defienden ni promueven la ensenanza del Magisterio, por el contrario, a veces lo atacan abiertamente. Aunque sus miembros reivindiquen que quieren conformar su vida con la ensenanza de Jesús, de hecho abandonan la ensenanza de su Iglesia. Este comportamiento contradictorio de ninguna manera puede tener el apoyo de los obispos.

15. Esta Congregacion, por consiguiente anima a los obispos para que promuevan en sus diocesis una pastoral que, en relacion con las personas homosexuales, esté plenamente de acuerdo con la ensenanza de la Iglesia. Ningun programa pastoral auténtico podra incluir organizaciones en las que se asocien entre si personas homosexuales, sin que se establezca claramente que la actividad homosexual es inmoral. Una actitud verdaderamente pastoral comprendera la necesidad de evitar las ocasiones proximas de pecado a las personas homosexuales.

Deben ser estimulados aquellos programas en los que se evitan estos peligros. Pero se debe dejar bien claro que todo alejamiento de la ensenanza de la Iglesia, o el silencio acerca de ella, so pretexto de ofrecer un cuidado pastoral, no constituye una forma de auténtica atencion ni de pastoral valida. Solo lo que es verdadero puede finalmente ser también pastoral. Cuando no se tiene presente la posicion de la Iglesia se impide que los hombres y las mujeres homosexuales reciban aquella atencion que necesitan y a la que tienen derecho.

Un auténtico programa pastoral ayudara a las personas homosexuales en todos los niveles de su vida espiritual mediante los sacramentos y en particular a través de la frecuente y sincera confesion sacramental, mediante la oracion, el testimonio, el consejo y la atencion individual. De este modo la entera comunidad cristiana puede llegar a reconocer su vocacion a asistir a estos hermanos y hermanas, evitandoles ya sea la desilusion, ya sea el aislamiento.

16. De esta aproximacion diversificada se pueden derivar muchas ventajas, entre las cuales es siempre importante la constatacion de que una persona homosexual, como por lo demas todo ser humano, tiene una profunda exigencia de ser ayudada contemporaneamente a distintos niveles.

La persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, no puede ser definida de manera adecuada con una referencia reductiva solo a su orientacion sexual. Cualquier persona que viva sobre la faz de la tierra tiene problemas y dificultades personales, pero también tiene oportunidades de crecimiento, recursos talentos y dones propios. La Iglesia ofrece para la atencion a la persona ese contexto del que hoy se siente una extrema exigencia, precisamente cuando rechaza el que se considere la persona simplemente como un "heterosexual" o un "homosexual" y cuando subraya que todos tienen la misma identidad fundamental: el ser creatura y, por gracia, hijo de Dios, heredero de la vida eterna.

17. Ofreciendo estas clarificaciones y orientaciones pastorales a la atencion de los obispos, esta Congregacion desea contribuir a sus esfuerzos en relacion a asegurar que la ensenanza del Senor y de su Iglesia sobre este importante tema sea transmitida de manera integra a todos los fieles.

A la luz de cuanto se ha expuesto ahora, se invita a los ordinarios del lugar a avalorar, en el ambito de su competencia, la necesidad de particulares intervenciones. Ademas, si se considera util, se podra recurrir a una ulterior accion coordinada a nivel de las Conferencias Episcopales nacionales.

En particular, los obispos deben procurar sostener con los medios a su disposicion el desarrollo de formas especializadas de atencion pastoral para las personas homosexuales. Esto podria incluir la colaboracion de las ciencias psicologicas, sociologicas y médicas, manteniéndose siempre en plena fidelidad con la doctrina de la Iglesia.

Los obispos, sobre todo, no dejaran de solicitar la colaboracion de todos los teologos catolicos para que éstos ensenando lo que la Iglesia ensena y profundizando con sus reflexiones el significado auténtico de la sexualidad humana y del matrimonio cristiano en el plan divino, como también de las virtudes que éste comporta, puedan ofrecer una valida ayuda en este campo especifico de la actividad pastoral.

Particular atencion deberan tener, pues, los obispos en la seleccion de los ministros encargados de esta delicada tarea, de tal modo que éstos, por su fidelidad al magisterio y por su elevado grado de madurez espiritual y psicologica, puedan prestar una ayuda efectiva a las personas homosexuales en la consecucion de su bien integral. Estos ministros deberan rechazar las opiniones teologicas que son contrarias a la ensenanza de la Iglesia y que, por lo tanto, no pueden servir de normas en el campo pastoral.

Sera conveniente ademas promover programas adecuados de catequesis, fundados sobre la verdad concerniente a la sexualidad humana, en su relacion con la vida de la familia, tal como es ensenada por la Iglesia. Tales programas, en efecto, suministraran un optimo contexto, dentro del cual se puede tratar también la cuestion de la homosexualidad.

Esta catequesis podra ayudar asimismo a las familias, en las que se encuentran personas homosexuales, a afrontar un problema que les toca tan profundamente.

Se debera retirar todo apoyo a cualquier organizacion que busque subvertir la ensenanza de la Iglesia, que sea ambigua respecto a ella o que la descuide completamente. Un apoyo en este sentido, o aun su apariencia, puede dar origen a graves malentendidos. Una especial atencion se debera tener en la practica de la programacion de celebraciones religiosas o en el uso de edificios pertenecientes a la Iglesia por parte de estos grupos, incluida la posibilidad de disponer de las escuelas y de los institutos catolicos de estudios superiores. El permiso para hacer uso de una propiedad de la Iglesia les puede parecer a algunos solamente un gesto de justicia y caridad, pero en realidad constituye una contradiccion con las finalidades mismas para las cuales estas instituciones fueron fundadas y pueden ser fuente de malentendidos y de escandalo.

Al evaluar eventuales proyectos legislativos, se debera poner en primer plano el empeno de defender y promover la vida de la familia.

18. El Senor Jesús ha dicho: "Vosotros conoceréis la verdad y la verdad os hara libres" (Jn 8,32). La escritura nos manda realizar la verdad en la caridad (cfr. Efesios 4:15). Dios que es a la vez Verdad y Amor llama a la Iglesia a ponerse al servicio de todo hombre, mujer y nino con la solicitud pastoral del Senor misericordioso. Con este espiritu la Congregacion para la Doctrina de la Fe ha dirigido esta Carta a ustedes, obispos de la Iglesia, con la esperanza de que les sirva de ayuda en la atencion pastoral a personas, cuyos sufrimientos pueden ser agravados por doctrinas erroneas y ser aliviados en cambio por la palabra de la verdad.

El Sumo Pontifice Juan Pablo II, en el transcurso de la audiencia concedida al Prefecto que suscribe, ha aprobado la presente Carta acordada en reunion ordinaria de esta Congregacion y ha ordenado su publicacion.

Roma, en la sede de la Congregacion para la Doctrina de la Fe,1 de octubre de 1986.

Joseph, Cardenal Ratzinger

Prefecto

+ Alberto Bovone Secretario

Arzobispo titular de Cesarea di Numidia

(L'Osservatore Romano - 26 de noviembre de 1999)


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