Congregacion Culto Divino - La Antigüedad cristiana

La Antigüedad cristiana


23. En la época apostolica y postapostolica se encuentra una profunda fusion entre las expresiones cultuales que hoy llamamos, respectivamente, Liturgia y piedad popular. Para las mas antiguas comunidades cristianas, la unica realidad que contaba era Cristo (Col 2,16), sus palabras de vida (Jn 6,63), su mandamiento de amor mutuo (Jn 13,34), las acciones rituales que él ha mandado realizar en memoria suya (1Co 11,24-26). Todo el resto - dias y meses, estaciones y anos, fiestas y novilunios, alimentos y bebidas ... (Ga 4,10 Col 2,16-19) - es secundario.

En la primitiva generacion cristiana se pueden ya individuar los signos de una piedad personal, proveniente en primer lugar de la tradicion judaica, como el seguir las recomendaciones y el ejemplo de Jesus y de San Pablo sobre la oracion incesante (Lc 18,1 Rm 12,12 Rm 1 Tes Rm 5,17), recibiendo o iniciando cada cosa con una accion de gracias (1Co 10,31 1Co 1 Tes 1Co 2,13 Col 3,17). El israelita piadoso comenzaba la jornada alabando y dando gracias a Dios, y proseguia, con este espiritu, en todas las acciones del dia; de tal manera, cada momento alegre o triste, daba lugar a una expresion de alabanza, de suplica, de arrepentimiento. Los Evangelios y los otros escritos del Nuevo Testamento contienen invocaciones dirigidas a Jesus, repetidas por los fieles casi como jaculatorias, fuera del contexto liturgico y como signo de devocion cristologica. Hace pensar que fuese comun entre los fieles la repeticion de expresiones biblicas como: "Jesus, Hijo de David, ten piedad de mi" (Lc 18,38); "Señor, si quieres puedes sanarme" (Mt 8,1); "Jesus, acuérdate de mi cuando entres en tu reino" (Lc 23,42); "Señor mio y Dios mio" (Jn 20,28); "Señor Jesus, acoge mi espiritu" (Hch 7, 59). Sobre el modelo de esta piedad se desarrollaran innumerables oraciones dirigidas a Cristo, de los fieles de todos los tiempos.

Desde el siglo II, se observa que formas y expresiones de la piedad popular, sean de origen judaico, sean de matriz greco-romana, o de otras culturas, confluyen espontaneamente en la Liturgia. Se ha subrayado, por ejemplo, que en el documento conocido como Traditio apostolica no son infrecuentes los elementos de raiz popular.

Asi también, en el culto de los martires, de notable relevancia en las Iglesias locales, se pueden encontrar restos de usos populares relativos al recuerdo de los difuntos. Trazas de piedad popular se notan también en algunas primitivas expresiones de veneracion a la Bienaventurada Virgen, entre las que se recuerda la oracion Sub tuum praesidium y la iconografia mariana de las catacumbas de Priscila, en Roma.

La Iglesia, por lo tanto, aunque rigurosa en cuanto se refiere a las condiciones interiores y a los requisitos ambientales para una digna celebracion de los divinos misterios (1Co 11,17-32), no duda en incorporar ella misma, en los ritos liturgicos, formas y expresiones de la piedad individual, doméstica y comunitaria.

En esta época, Liturgia y piedad popular no se contraponen ni conceptualmente ni pastoralmente: concurren armonicamente a la celebracion del unico misterio de Cristo, unitariamente considerado, y al sostenimiento de la vida sobrenatural y ética de los discipulos del Señor.




24. A partir del siglo IV, también por la nueva situacion politico-social en que comienza a encontrarse la Iglesia, la cuestion de la relacion entre expresiones liturgicas y expresiones de piedad popular se plantea en términos no solo de espontanea convergencia sino también de consciente adaptacion y enculturacion.

Las diversas Iglesias locales, guiadas por claras intenciones evangelizadoras y pastorales, no desdenan asumir en la Liturgia, debidamente purificadas, formas cultuales solemnes y festivas, provenientes del mundo pagano, capaces de conmover los animos y de impresionar la imaginacion, hacia las cuales el pueblo se sentia atraido. Tales formas, puestas al servicio del misterio del culto, no aparecian como contrarias ni a la verdad del Evangelio ni a la pureza del genuino culto cristiano. E incluso se revelaba que solo en el culto dado a Cristo, verdadero Dios y verdadero Salvador, resultaban verdaderas muchas expresiones cultuales que, derivadas del profundo sentido religioso del hombre, eran tributadas a falsos dioses y falsos salvadores.




25. En los siglos IV-V se hace mas notable el sentido de lo sagrado, referido al tiempo y a los lugares. Para el primero, las Iglesias locales, ademas de senalar los datos neotestamentarios relativos al "dia del Señor", a las festividades pascuales, a los tiempos de ayuno (Mc 2,18-22), establecen dias particulares para celebrar algunos misterios salvificos de Cristo, como la Epifania, la Navidad, la Ascension; para honrar la memoria de los martires en su dies natalis; para recordar el transito de sus Pastores, en el aniversario del dies depositionis; para celebrar algunos sacramentos o asumir compromisos de vida solemnes. Mediante la consagracion de un lugar, en el que se convoca a la comunidad para celebrar los divinos misterios y la alabanza al Señor, algunas veces sustraidos al culto pagano o simplemente profano, viene dedicado exclusivamente al culto divino y se convierte, por la misma disposicion de los espacios arquitectonicos, en un reflejo del misterio de Cristo y una imagen de la Iglesia celebrante.




26. En esta época, madura el proceso de formacion y la diferenciacion consiguiente de las diversas familias liturgicas. Las Iglesias metropolitanas mas importantes, por motivos de lengua, tradicion teologica, sensibilidad espiritual y contexto social, celebran el unico culto del Señor segun las propias modalidades culturales y populares. Esto conduce progresivamente a la creacion de sistemas liturgicos dotados de un estilo celebrativo particular y un conjunto propio de textos y ritos. No carece de interés el poner de manifiesto que en la formacion de los ritos liturgicos, también en los periodos reconocidos como de su maximo esplendor, los elementos populares no son algo extrano.

Por otra parte, los Obispos y los Sinodos regionales intervienen en la organizacion del culto estableciendo normas, velando sobre la correccion doctrinal de los textos y sobre su belleza formal, valorando la estructura de los ritos. Estas intervenciones dan lugar a la instauracion de un régimen liturgico con formas fijas, en el cual se reduce la creatividad original, que sin embargo no era arbitrariedad. En esto, algunos expertos encuentran una de las causas de la futura proliferacion de textos para la piedad privada y popular.




27. Se suele senalar el pontificado de San Gregorio Magno (590-604), pastor y liturgista insigne, como punto de referencia ejemplar de una relacion fecunda entre Liturgia y piedad popular. Este Pontifice desarrolla una intensa actividad liturgica, para ofrecer al pueblo romano, mediante la organizacion de procesiones, estaciones y rogativas, unas estructuras que respondan a la sensibilidad popular, y que al mismo tiempo estén claramente en el ambito de la celebracion de los misterios divinos; da sabias directrices para que la conversion de los nuevos pueblos al Evangelio no se realice con perjuicio de sus tradiciones culturales, de manera que la misma Liturgia se vea enriquecida con nuevas y legitimas expresiones culturales; armoniza las nobles expresiones del genio artistico con las expresiones mas humildes de la sensibilidad popular; asegura el sentido unitario del culto cristiano, al cimentarlo solidamente en la celebracion de la Pascua, aunque los diversos eventos del unico misterio salvifico - como la Navidad, la Epifania, la Ascension...-se celebren de manera particular y se desarrollen las memorias de los Santos.

La Edad Media


28. En el Oriente cristiano, especialmente en el area bizantina, la edad media se presenta como el periodo de lucha contra la herejia iconoclasta, dividida en dos fases (725-787 y 815-843), periodo clave para el desarrollo de la Liturgia, de comentarios clasicos sobre la Liturgia Eucaristica y de la iconografia propia de los edificios de culto.

En el campo liturgico se enriquece considerablemente el patrimonio himnografico y los ritos adquieren su forma definitiva. La Liturgia refleja la vision simbolica del universo y la concepcion jerarquica y sagrada del mundo. En ella convergen las instancias de la sociedad cristiana, los ideales y las estructuras del monacato, las aspiraciones populares, las intuiciones de los misticos y las reglas de los ascetas.

Una vez superada la crisis iconoclasta con el decreto De sacris imaginibus del Concilio ecuménico de Nicea II (787), victoria consolidada en el "Triunfo de la Ortodoxia" (843), la iconografia se desarrolla, se organiza de manera definitiva y recibe una legitimacion doctrinal. El mismo icono, hieratico, con gran valor simbolico, es por si mismo parte de la celebracion liturgica: refleja el misterio celebrado, constituye una forma de presencia permanente de dicho misterio, y lo propone al pueblo fiel.




29. En Occidente, el encuentro del cristianismo con los nuevos pueblos, especialmente celtas, visigodos, anglosajones, francogermanos, realizado ya en el siglo V, da lugar en la alta Edad Media a un proceso de formacion de nuevas culturas y de nuevas instituciones politicas y civiles.

En el amplio marco de tiempo que va desde el siglo VII hasta la mitad del siglo XV se determina y acentua progresivamente la diferencia entre Liturgia y piedad popular, hasta el punto de crearse un dualismo celebrativo: paralelamente a la liturgia, celebrada en lengua latina, se desarrolla una piedad popular comunitaria, que se expresa en lengua vernacula.




30. Entre las causas que en este periodo han determinado dicho dualismo, se pueden indicar: - la idea de que la Liturgia es competencia de los clérigos, mientras que los laicos son espectadores; - la clara diferenciacion de las funciones en la sociedad cristiana - clérigos, monjes, laicos - da lugar a formas y estilos diferentes de oracion; - la consideracion distinta y particularizada, en el ambito liturgico e iconografico, de los diversos aspectos del unico misterio de Cristo; por una parte es una expresion de atento carino a la vida y la obra del Señor, pero por otra parte no facilita la percepcion explicita de la centralidad de la Pascua, y favorece la multiplicacion de momentos y formas celebrativas de caracter popular; - el conocimiento insuficiente de las Escrituras no solo por los laicos, sino también por parte de muchos clérigos y religiosos, hace dificil acceder a la clave indispensable para comprender la estructura y el lenguaje simbolico de la Liturgia; - la difusion, por el contrario, de la literatura apocrifa, llena de narraciones de milagros y de episodios anecdoticos, que ejerce un influjo notable sobre la iconografia, y al despertar la imaginacion de los fieles, capta su atencion; - la escasez de predicacion de tipo homilético, la practica desaparicion de la mistagogia, y la formacion catequética insuficiente, por lo cual la celebracion liturgica se mantiene cerrada a la comprension y a la participacion activa de los fieles, los cuales buscan formas y momentos cultuales alternativos; - la tendencia al alegorismo, que, al incidir excesivamente en la interpretacion de los textos y de los ritos, desvia a los fieles de la comprension de la verdadera naturaleza de la Liturgia; - la recuperacion de formas y estructuras expresivas populares, casi como reaccion inconsciente ante una Liturgia que se ha hecho, por muchas motivos, incomprensible y distante para el pueblo.




31. En la Edad Media surgieron y se desarrollaron muchos movimientos espirituales y asociaciones con diversa configuracion juridica y eclesial, cuya vida y actividades tuvieron un influjo notable en el modo de plantear las relaciones entre Liturgia y piedad popular.

Asi, por ejemplo, las nuevas ordenes religiosas de vida evangélico-apostolica, dedicadas a la predicacion, adoptaron formas de celebracion mas sencillas, en comparacion con las monasticas, y mas cercanas al pueblo y a sus formas de expresion. Y, por otra parte, favorecieron la aparicion de ejercicios de piedad, mediante los cuales expresaban su carisma y lo transmitian a los fieles.

Las hermandades religiosas, nacidas con fines cultuales y caritativos, y las corporaciones laicas, constituidas con una finalidad profesional, dan origen a una cierta actividad liturgica de caracter popular: erigen capillas para sus reuniones de culto, eligen un Patrono y celebran su fiesta, no raramente componen, para uso propio, pequenos oficios y otros formularios de oracion en los que se manifiesta el influjo de la Liturgia y al mismo tiempo la presencia de elementos que provienen de la piedad popular.

A su vez las escuelas de espiritualidad, convertidas en punto de referencia importante para la vida eclesial, inspiran planteamientos existenciales y modos de interpretar la vida en Cristo y en el Espiritu Santo, que influyen no poco sobre algunas opciones celebrativas (por ejemplo, los episodios de la Pasion de Cristo) y son el fundamento de muchos ejercicios de piedad.

Y ademas, la sociedad civil, que se configura de manera ideal como una societas christiana, conforma algunas de sus estructuras segun los usos eclesiales, y a veces amolda los ritmos de la vida a los ritmos liturgicos; por lo cual, por ejemplo, el toque de las campanas por la tarde es al mismo tiempo, un aviso a los ciudadanos para que regresen de las labores del campo a la ciudad y una invitacion para que saluden a la Virgen.




32. Asi pues, a lo largo de toda la Edad Media, progresivamente nacen y se desarrollan muchas expresiones de piedad popular, de las cuales no pocas han llegado a nuestros dias: - se organizan representaciones sagradas que tienen por objeto los misterios celebrados durante el ano liturgico, sobre todo los acontecimientos salvificos de la Navidad de Cristo y de su Pasion, Muerte y Resurreccion; - nace la poesia en lengua vernacula que, al emplearse ampliamente en el campo de la piedad popular, favorece la participacion de los fieles - aparecen formas devocionales alternativas o paralelas a algunas expresiones liturgicas; asi, por ejemplo, la infrecuencia de la comunion eucaristica se compensa con formas diversas de adoracion al Santisimo Sacramento; en la baja Edad Media la recitacion del Rosario tiende a sustituir la del Salterio; los ejercicios de piedad realizados el Viernes Santo en honor de la Pasion del Señor sustituyen, para muchos fieles, la accion liturgica propia de ese dia; - se incrementan las formas populares del culto a la Virgen Santisima y a los Santos: peregrinaciones a los santos lugares de Palestina y a las tumbas de los Apostoles y de los martires, veneracion de las reliquias, suplicas litanicas, sufragios por los difuntos; - se desarrollan considerablemente los ritos de bendicion en los cuales, junto con elementos de fe cristiana auténtica, aparecen otros que son reflejo de una mentalidad naturalista y de creencias y practicas populares precristianas; - se constituyen nucleos de "tiempos sagrados" con un fondo popular que se situan al margen del ano liturgico: dias de fiesta sacro-profanos, triduos, septenarios, octavarios, novenas, meses dedicados a particulares devociones populares.




33. En la Edad Media, la relacion entre Liturgia y piedad popular es constante y compleja. En dicha época se puede notar un doble movimiento: la Liturgia inspira y fecunda expresiones de la piedad popular; a la inversa, formas de la piedad popular se reciben e integran en la Liturgia. Esto sucede, sobre todo, en los ritos de consagracion de personas, de colacion de ministerios, de dedicacion de lugares, de institucion de fiestas y en el variado campo de las bendiciones.

Sin embargo se mantiene el fenomeno de un cierto dualismo entre Liturgia y piedad popular. Hacia el final de la Edad Media, ambas pasan por un periodo de crisis: en la Liturgia por la ruptura de la unidad cultual, elementos secundarios adquieren una importancia excesiva en detrimento de los elementos centrales; en la piedad popular, por la falta de una catequesis profunda, las desviaciones y exageraciones amenazan la correcta expresion del culto cristiano.

La poca Moderna


34. En sus inicios, la época moderna no aparece muy favorable para alcanzar una solucion equilibrada en las relaciones entre Liturgia y piedad popular. Durante la segunda mitad del siglo XV la devotio moderna, que conto con insignes maestros de vida espiritual y que alcanzo una notable difusion entre clérigos y laicos cultos, favorece la aparicion de ejercicios de piedad con un fondo meditativo y afectivo, cuyo punto de referencia principal es la humanidad de Cristo - los misterios de su infancia, de la vida oculta, de la Pasion y muerte -. Pero la primacia concedida a la contemplacion y la valoracion de la subjetividad, unidas a un cierto pragmatismo ascético, que exalta el esfuerzo humano, hacen que la Liturgia no aparezca, a los ojos de los hombres y mujeres de gran ascendiente espiritual, como fuente primaria de la vida cristiana.




35. Se considera expresion caracteristica de la devotio moderna, la célebre obra De imitatione Christi que ha tenido un influjo extraordinario y beneficioso en muchos discipulos del Señor, deseosos de alcanzar la perfeccion cristiana. El De imitatione Christi orienta a los fieles hacia un tipo de piedad mas bien individual, en el cual se acentua la separacion del mundo y la invitacion a escuchar la voz del Maestro interior; los aspectos comunitarios y eclesiales de la oracion y los elementos de la espiritualidad liturgica parecen, en cambio, mas limitados.

En los ambientes en los que se cultiva la devotio moderna, se suelen encontrar con facilidad ejercicios de piedad bellamente compuestos, expresiones cultuales de personas sinceramente devotas, pero no siempre se puede encontrar una valoracion plena de la celebracion liturgica.




36. Entre el final del siglo XV y el inicio del siglo XVI, por los descubrimientos geograficos - en Africa, en América, y posteriormente en el Extremo Oriente -, se plantea de una manera nueva la cuestion de las relaciones entre Liturgia y piedad popular.

La labor de evangelizacion y de catequesis en paises lejanos del centro cultural y cultual del rito romano se realiza mediante el anuncio de la Palabra y la celebracion de los sacramentos (cfr. Mt 28,19), pero también mediante ejercicios de piedad propagados por los misioneros.

Asi pues, los ejercicios de piedad se convierten en un medio para transmitir el mensaje evangélico, y, posteriormente, para conservar la fe cristiana. Debido a las normas que tutelaban la Liturgia romana, parece que fue escaso el influjo reciproco entre la Liturgia y la cultura autoctona (aunque se dio, en cierta medida, en las Reducciones del Paraguay). El encuentro con dicha cultura se producira con facilidad, en cambio, en el ambito de la piedad popular.




37. En los comienzos del siglo XVI, entre los hombres mas preocupados por una auténtica reforma de la Iglesia, hay que recordar a los monjes camaldulenses Pablo Justiniani y Pedro Querini, autores de un Libellus ad Leonem X, que contenia indicaciones importantes para revitalizar la Liturgia y para abrir sus tesoros a todo el pueblo de Dios: formacion, sobre todo biblica, del clero y de los religiosos; el uso de la lengua vernacula en la celebracion de los misterios sagrados; la reordenacion de los libros liturgicos; la eliminacion de los elementos espurios, tomados de una piedad popular incorrecta; la catequesis, encaminada también a comunicar a los fieles el valor de la Liturgia.




38. Poco después de la clausura del Concilio Lateranense V (16 de Marzo de 1517), que emano algunas disposiciones para educar a los jovenes en la Liturgia, comenzo la crisis por el nacimiento del protestantismo, cuyos iniciadores pusieron no pocas objeciones a los puntos esenciales de la doctrina catolica sobre los sacramentos y sobre el culto de la Iglesia, incluida la piedad popular.

El Concilio de Trento (1545-1563), convocado para hacer frente a la situacion producida en el pueblo de Dios con la propagacion del movimiento protestante, tuvo que ocuparse, en sus tres fases, de cuestiones referentes a la Liturgia y a la piedad popular, tanto bajo el aspecto doctrinal como cultual. Sin embargo, dado el contexto historico y la indole dogmatica de los temas que debia tratar, afronto las cuestiones de tipo liturgico-sacramental desde un punto de vista preferentemente doctrinal: lo hizo con un planteamiento de denuncia de los errores y de condena de los abusos, de defensa de la fe y de la tradicion liturgica de la Iglesia; mostrando interés también por los problemas referidos a la formacion liturgica del pueblo, proponiendo mediante el decreto De reformatione generali un programa pastoral y encomendando su aplicacion a la Sede Apostolica y a los Obispos.




39. Conforme a las disposiciones conciliares muchas provincias eclesiasticas celebraron sinodos, en los cuales es clara la preocupacion por conducir a los fieles a una participacion eficaz en las celebraciones de los misterios sagrados. A su vez los Romanos Pontifices emprendieron una amplia reforma liturgica: en un tiempo relativamente breve, del 1568 al 1614, se revisaron el Calendario y los libros del Rito romano y en el 1588 se creo la Sagrada Congregacion de Ritos para la custodia y la recta ordenacion de las celebraciones liturgicas de la Iglesia romana. Como elemento de formacion liturgico pastoral hay que notar la funcion del Catechismus ad parochos.




40. De la reforma realizada después del Concilio de Trento se siguieron multiples beneficios para la Liturgia: se recondujeron a la "antigua norma de los Santos Padres", aunque con las limitaciones de los conocimientos cientificos de la época, no pocos ritos; se eliminaron elementos y anadidos extranos a la Liturgia, demasiado ligados a la sensibilidad popular; se controlo el contenido doctrinal de los textos, de manera que reflejaran la pureza de la fe; se consiguio una notable unidad ritual en el ambito de la Liturgia romana, que adquirio nuevamente dignidad y belleza.

Sin embargo se produjeron también, indirectamente, algunas consecuencias negativas: la Liturgia adquirio, al menos en apariencia, una rigidez que derivaba mas de la ordenacion de las rubricas que de su misma naturaleza; y en su sujeto agente parecia algo casi exclusivamente jerarquico; esto reforzo el dualismo que ya existia entre Liturgia y piedad popular.




41. La Reforma catolica, en su esfuerzo positivo de renovacion doctrinal, moral e institucional de la Iglesia y en su intento de contrarrestar el desarrollo del protestantismo, favorecio en cierto modo la afirmacion de la compleja cultura barroca. Esta, a su vez, tuvo un influjo considerable en las expresiones literarias, artisticas y musicales de la piedad catolica.

En la época postridentina la relacion entre Liturgia y piedad popular adquiere nuevas connotaciones: la Liturgia entra en un periodo de uniformidad sustancial y de un caracter estatico persistente; frente a ella, la piedad popular experimenta un desarrollo extraordinario.

Dentro de unos limites, determinados por la necesidad de evitar la aparicion de formas exageradas o fantasiosas, la Reforma catolica favorecio la creacion y difusion de los ejercicios de piedad, que resultaron un medio importante para la defensa de la fe catolica y para alimentar la piedad de los fieles. Se puede citar, por ejemplo, el desarrollo de las cofradias dedicadas a los misterios de la Pasion del Señor, a la Virgen Maria y a los Santos, que tenian como triple finalidad la penitencia, la formacion de los laicos y las obras de caridad. Esta piedad popular propicio la creacion de bellisimas imagenes, llenas de sentimiento, cuya contemplacion continua nutriendo la fe y la experiencia religiosa de los fieles.

Las "misiones populares", surgidas en esta época, contribuyen también a la difusion de los ejercicios de piedad. En ellas, Liturgia y piedad popular coexisten, aunque con cierto desequilibrio: las misiones, de hecho, tienen por objeto conducir a los fieles al sacramento de la penitencia y a recibir la comunion eucaristica, pero recurren a los ejercicios de piedad como medio para inducir a la conversion y como momento cultual en el que se asegura la participacion popular.

Los ejercicios de piedad se reunian y ordenaban en manuales de oracion que, si tenian la aprobacion eclesiastica, constituian auténticos subsidios cultuales: para los diversos momentos del dia, del mes, del ano y para innumerables circunstancias de la vida.

En la época de la Reforma catolica, la relacion entre Liturgia y piedad popular no se establece solo en términos contrapuestos de caracter estatico y desarrollo, sino que se dan situaciones anomalas: los ejercicios piadosos se realizan a veces durante la misma celebracion liturgica, sobreponiéndose a la misma, y en la actividad pastoral, tienen un puesto preferente con relacion a la Liturgia. Se acentua asi el alejamiento de la Sagrada Escritura y no se advierte suficientemente la centralidad del misterio pascual de Cristo, fundamento, cauce y culminacion de todo el culto cristiano, que tiene su expresion principal en el domingo.




42. Durante la Ilustracion se acentua la separacion entre la "religion de los doctos", potencialmente cercana a la Liturgia, y la "religion de los sencillos", cercana por naturaleza a la piedad popular. De hecho, doctos y pueblo se reunen en las mismas practicas religiosas. Sin embargo los "doctos" apoyan una practica religiosa iluminada por la inteligencia y el saber, y desprecian la piedad popular que, a sus ojos, se alimenta de la supersticion y del fanatismo.

Les conduce a la Liturgia el sentido aristocratico que caracteriza muchas expresiones de la vida cultural, el caracter enciclopédico que ha tomado el saber, el espiritu critico y de investigacion, que lleva a la publicacion de antiguas fuentes liturgicas, el caracter ascético de algunos movimientos que, influidos también por el jansenismo, piden un retorno a la pureza de la Liturgia de la antigüedad. Aunque se resiente del clima cultural, el interés renovado por la Liturgia esta animado por un interés pastoral por el clero y los laicos, como sucede en Francia a partir del siglo XVII.

La Iglesia dirige su atencion a la piedad popular en muchos sectores de su actividad pastoral. De hecho, se intensifica la accion apostolica que procura, en una cierta medida, la mutua integracion de Liturgia y piedad popular. Asi, por ejemplo, la predicacion se desarrolla especialmente en determinados tiempos liturgicos, como la Cuaresma y el domingo, en los que tiene lugar la catequesis de adultos, y procura conseguir la conversion del espiritu y de las costumbres de los fieles, acercarles al sacramento de la reconciliacion, hacerles volver a la Misa dominical, ensenarles el valor del sacramento de la Uncion de enfermos y del Viatico.

La piedad popular, como en el pasado habia sido eficaz para contener los efectos negativos del movimiento protestante, resulta ahora util para contrarrestar la propaganda corrosiva del racionalismo y, dentro de la Iglesia, las consecuencias nocivas del Jansenismo. Por este esfuerzo y por el ulterior desarrollo de las misiones populares, se enriquece la piedad popular: se subrayan de modo nuevo algunos aspectos del Misterio cristiano, como por ejemplo, el Corazon de Cristo, y nuevos "dias" polarizan la atencion de los fieles, como por ejemplo, los nueve "primeros viernes" de mes.

En el siglo XVIII también se debe recordar la actividad de Luis Antonio Muratori, que supo conjugar los estudios eruditos con las nuevas necesidades pastorales y en su célebre obra Della regolata devozione dei cristiani propuso una religiosidad que tomara de la Liturgia y de la Escritura su sustancia y se mantuviese lejana de la supersticion y de la magia. También fue iluminadora la obra del papa Benedicto XIV (Prospero Lambertini) a quien se debe la importante iniciativa de permitir el uso de la Biblia en lenguas vernaculas.




43. La Reforma catolica habia reforzado las estructuras y la unidad del rito de la Iglesia Romana. De este modo, durante la gran expansion misionera del siglo XVIII, se difundio la propia Liturgia y la propia estructura organizativa en los pueblos en los que se anuncia el mensaje evangélico.

En el siglo XVIII, en los territorios de mision, la relacion entre Liturgia y piedad popular se plantea en términos similares, pero mas acentuados que en los siglos XVI y XVII: - la Liturgia mantiene intacta su fisonomia romana, porque, en parte por temor de consecuencias negativas para la fe, no se plantea casi el problema de la enculturacion - hay que mencionar los meritorios esfuerzos de Mateo Ricci con la cuestion de los Ritos chinos, y de Roberto De' Nobili con los Ritos hindues-, y por esto, al menos en parte, se considero esta Liturgia extrana a la cultura autoctona; - la piedad popular por una parte corre el riesgo de caer en el sincretismo religioso, especialmente donde la evangelizacion no ha entrado en profundidad; por otra parte, se hace cada vez mas autonoma y madura: no se limita a proponer los ejercicios de piedad traidos por los evangelizadores, sino que crea otros, con la impronta de la cultura local La poca contemporanea


44. En el siglo XIX, una vez superada la crisis de la revolucion francesa, que en su proposito de hacer desaparecer la fe catolica se opuso claramente al culto cristiano, se advierte un significativo renacimiento liturgico.

Dicho renacimiento fue precedido y preparado por una afirmacion vigorosa de la eclesiologia que presentaba a la Iglesia no solo como una sociedad jerarquica, sino también como pueblo de Dios y comunidad cultual. Junto con este despertar eclesiologico hay que resaltar, como precursores del renacimiento liturgico, el florecimiento de los estudios biblicos y patristicos, la tension eclesial y ecuménica de hombres como Antonio Rosmini (+1855) y John Henry Newman (+1890).

En el proceso de renacimiento del culto liturgico se debe mencionar especialmente la obra del abad Prosper Guéranger (+1875), restaurador del monacato en Francia y fundador de la abadia de Solesmes: su vision de la Liturgia esta penetrada de amor a la Iglesia y a la tradicion; sin embargo su respeto a la Liturgia romana, considerada como factor indispensable de unidad, le lleva a oponerse a expresiones liturgicas autoctonas. El renacimiento liturgico promovido por él, tiene el mérito de no ser un movimiento académico, sino que trata de hacer de la Liturgia la expresion cultual, sentida y participada, de todo el pueblo de Dios.




45. Durante el siglo XIX no se produce solo el despertar de la Liturgia, sino también, y de manera autonoma, un incremento de la piedad popular. Asi, el florecer del canto liturgico coincide con la creacion de nuevos cantos populares; la difusion de subsidios liturgicos, como los misales bilingües para uso de los fieles, viene acompanada de la proliferacion de devocionarios.

La misma cultura del romanticismo, que valora de nuevo el sentimiento y los aspectos religiosos del hombre, favorece la busqueda, la comprension y la estima de lo popular, también en el campo del culto.

En este mismo siglo se asiste a un fenomeno gran alcance: expresiones de culto locales, nacidas por iniciativa popular, y referidas a sucesos prodigiosos - milagros, apariciones...- obtienen posteriormente un reconocimiento oficial, el favor y la proteccion de las autoridades eclesiasticas y son asumidas por la misma Liturgia. En este sentido es caracteristico el caso de diversos santuarios, meta de peregrinaciones, centros de Liturgia penitencial y eucaristica y lugares de piedad mariana.

Sin embargo, en el siglo XIX la relacion entre la Liturgia, que se encuentra en un periodo de renacimiento, y la piedad popular, en fase de expansion, esta afectada por un factor negativo: se acentua el fenomeno, que ya se daba en la Reforma catolica, de superposicion de ejercicios de piedad con las acciones liturgicas.




46. Al comienzo del siglo XX el Papa san Pio X (1903-1914) se propuso acercar a los fieles a la Liturgia, hacerla "popular". Pensaba que los fieles adquieren el "verdadero espiritu cristiano" bebiendo de "la fuente primera e indispensable, que es la participacion activa en los sacrosantos misterios y en la oracion publica y solemne de la Iglesia". Con esto San Pio X contribuyo autorizadamente a afirmar la superioridad objetiva de la Liturgia sobre toda otra forma de piedad; rechazo la confusion entre la piedad popular y la Liturgia e, indirectamente, favorecio la clara distincion entre los dos campos, y abrio el camino que conduciria a una justa comprension de su relacion mutua.

De este modo surgio y se desarrollo, gracias a las aportaciones de hombres eminentes por su ciencia, piedad y pasion eclesial, el movimiento liturgico, que tuvo un papel notable en la vida de la Iglesia del siglo XX, y en él los Sumos Pontifices han reconocido el aliento del Espiritu. El objetivo ultimo de los que animaron el movimiento liturgico era de indole pastoral: favorecer en los fieles la comprension, y consiguientemente el amor por la celebracion de los sagrados misterios, renovar en ellos la conciencia de pertenecer a un pueblo sacerdotal (cfr. 1P 1P 2,5).

Se entiende que algunos de los exponentes mas estrictos del movimiento liturgico vieran con desconfianza las manifestaciones de la piedad popular y encontraran en ellas una causa de la decadencia de la Liturgia. Estaban ante sus ojos los abusos provocados por sobreponer ejercicios de piedad a la Liturgia, o incluso la sustitucion de la misma con expresiones cultuales populares. Por otra parte, con el objetivo de renovar la pureza del culto divino, miraban, como a un modelo ideal, la Liturgia de los primeros siglos de la Iglesia, y, consiguientemente, rechazaban, a veces de manera radical, las expresiones de la piedad popular, de origen medieval o nacidas en la época postridentina.

Pero este rechazo no tenia en cuenta de manera suficiente el hecho de que las expresiones de piedad popular, con frecuencia aprobadas y recomendadas por la Iglesia, habian sostenido la vida espiritual de muchos fieles, habian producido frutos innegables de santidad, y habian contribuido en gran medida, a salvaguardar la fe y a difundir el mensaje cristiano. Por esto, Pio XII, en el documento programatico con el que asumia la guia del movimiento liturgico, la enciclica Mediator Dei del 21 de Noviembre de 1947, frente al citado rechazo defendia los ejercicios de piedad, con los cuales, en cierta medida, se habia identificado la piedad catolica de los ultimos siglos.

Seria mision del Concilio ecuménico Vaticano II, mediante la Constitucion Sacrosanctum Concilium, definir en sus justos términos la relacion entre la Liturgia y la piedad popular, proclamando el primado indiscutible de la santa Liturgia y la subordinacion a la misma de los ejercicios de piedad, aunque recordando la validez de estos ultimos.

Liturgia y piedad popular: problematica actual


47. Del cuadro historico que hemos trazado aparece claramente que la cuestion de la relacion entre Liturgia y piedad popular no se plantea solo hoy: a lo largo de los siglos, aunque con otros nombres y de manera diversa, se ha presentado mas veces y se le han dado diversas soluciones. Es necesario ahora, desde lo que ensena la historia, sacar algunas indicaciones para responder a los interrogantes pastorales que se presentan hoy con fuerza y urgencia.

Indicaciones de la historia: causas del desequilibrio


48. La historia muestra, ante todo, que la relacion entre Liturgia y piedad popular se deteriora cuando en los fieles se debilita la conciencia de algunos valores esenciales de la misma Liturgia. Entre las causas de este debilitamiento se pueden senalar: - escasa conciencia o disminucion del sentido de la Pascua y del lugar central que ocupa en la historia de la salvacion, de la cual la Liturgia cristiana es actualizacion; donde esto sucede los fieles orientan su piedad, casi de manera inevitable, sin tener cuenta de la "jerarquia de las verdades", hacia otros episodios salvificos de la vida de Cristo y hacia la Virgen Santisima, los Angeles y los Santos; - pérdida del sentido del sacerdocio universal en virtud del cual los fieles estan habilitados para "ofrecer sacrificios agradables a Dios, por medio de Jesucristo" (1P 1P 2,5 cfr. Rm 12,1) y a participar plenamente, segun su condicion, en el culto de la Iglesia; este debilitamiento, acompanado con frecuencia por el fenomeno de una Liturgia llevada por clérigos, incluso en las partes que no son propias de los ministros sagrados, da lugar a que a veces los fieles se orienten hacia la practica de los ejercicios de piedad, en los cuales se consideran participantes activos; - el desconocimiento del lenguaje propio de la Liturgia - el lenguaje, los signos, los simbolos, los gestos rituales...-, por los cuales los fieles pierden en gran medida el sentido de la celebracion. Esto puede producir en ellos el sentirse extranos a la celebracion liturgica; de este modo tienden facilmente a preferir los ejercicios de piedad, cuyo lenguaje es mas conforme a su formacion cultural, o las devociones particulares, que responden mas a las exigencias y situaciones concretas de la vida cotidiana.




49. Cada uno de estos factores, que no raramente se dan a la vez en un mismo ambiente, produce un desequilibrio en la relacion entre Liturgia y piedad popular, en detrimento de la primera y para empobrecimiento de la segunda. Por lo tanto se deberan corregir mediante una inteligente y perseverante accion catequética y pastoral.

Por el contrario, los movimientos de renovacion liturgica y el crecimiento del sentido liturgico en los fieles dan lugar a una consideracion equilibrada de la piedad popular en relacion con la Liturgia. Esto se debe estimar como un hecho positivo, conforme a la orientacion mas profunda de la piedad cristiana.

A la luz de la Constitucion sobre Liturgia


50. En nuestro tiempo la relacion entre Liturgia y piedad popular se considera sobre todo a la luz de las directrices contenidas en la Constitucion Sacrosanctum Concilium, las cuales buscan una relacion armonica entre ambas expresiones de piedad, aunque la segunda esta objetivamente subordinada y orientada a la primera.

Esto quiere decir, en primer lugar, que no se debe plantear la relacion entre Liturgia y piedad popular en términos de oposicion, pero tampoco de equiparacion o de sustitucion. De hecho, la conciencia de la importancia primordial de la Liturgia y la busqueda de sus expresiones mas auténticas no debe llevar a descuidar la realidad de la piedad popular y mucho menos a despreciarla o a considerarla superflua o incluso nociva para la vida cultual de la Iglesia.

La falta de consideracion o de estima por la piedad popular, pone en evidencia una valoracion inadecuada de algunos hechos eclesiales y parece provenir mas bien de prejuicios ideologicos que de la doctrina de la fe. Dicho planteamiento provoca una actitud que: - no tiene en cuenta que la piedad popular es también una realidad eclesial promovida y sostenida por el Espiritu, sobre la cual el Magisterio ejerce su funcion de autentificar y garantizar; - no considera suficientemente los frutos de gracia y de santidad que ha producido la piedad popular y que continua produciendo en la Iglesia; - no raras veces es expresion de una busqueda ilusoria de una "Liturgia pura", la cual, ademas de la subjetividad de los criterios con los que se establece la "puritas", es - como ensena la experiencia secular - mas una aspiracion ideal que una realidad historica; - se confunde un elemento noble del espiritu humano, esto es, el sentimiento, que penetra legitimamente muchas expresiones de la piedad liturgica y de la piedad popular, con su degeneracion, esto es, el sentimentalismo.




51. Sin embargo, en la relacion entre Liturgia y piedad popular a veces se presenta el fenomeno opuesto, es decir, tal valoracion de la piedad popular que en la practica va en detrimento de la Liturgia de la Iglesia.

No se puede silenciar que donde suceda tal cosa, sea por una situacion de hecho, sea por una opcion doctrinal deliberada, se produce una grave desviacion pastoral: la Liturgia no seria ya "la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde mana toda su fuerza", sino una expresion cultual considerada como algo ajeno a la comprension y a la sensibilidad del pueblo y que, de hecho, resulta descuidada y relegada a un segundo lugar, o reservada para grupos particulares.




52. La intencion encomiable de acercar al hombre contemporaneo, sobre todo al que no ha recibido suficiente formacion catequética, al culto cristiano y la dificultad que se constata en determinadas culturas, para asimilar algunos elementos y estructuras de la Liturgia, no debe dar lugar a una desvalorizacion teorica o practica de la expresion primaria y fundamental del culto liturgico.

De este modo, en lugar de afrontar con vision de futuro y perseverancia las dificultades reales, se piensa que se pueden resolver de una manera simplista.




53. Donde los ejercicios de piedad se practican en perjuicio de las acciones liturgicas, se suelen escuchar afirmaciones como: - la piedad popular es un ambito adecuado para celebrar de manera libre y espontanea la "Vida" en sus multiples expresiones; la Liturgia, en cambio, centrada en el "Misterio de Cristo" es anamnética por su propia naturaleza, inhibe la espontaneidad y resulta repetitiva y formalista; - la Liturgia no consigue que los fieles se vean implicados en la totalidad de su ser, en su corporeidad y en su espiritu; la piedad popular, en cambio, al hablar directamente al hombre, lo implica en su cuerpo, corazon y espiritu; - la piedad popular es un espacio real y auténtico para la vida de oracion: a través de los ejercicios de piedad el fiel entra en verdadero dialogo con el Señor, con palabras que comprende plenamente y que siente como propias; la Liturgia, por el contrario, al poner en sus labios palabras que no son suyas, y que resultan con frecuencia extranas a su cultura, mas que un medio resulta un impedimento para la vida de oracion; - la ritualidad con la que se expresa la piedad popular es percibida y acogida por el fiel, porque hay una correspondencia entre su mundo cultural y el lenguaje ritual; la ritualidad propia de la Liturgia, en cambio, no se comprende, porque sus modos de expresion provienen de un mundo cultural que el fiel siente como algo distinto y lejano.




54. En estas afirmaciones se acentua de modo exagerado y dialéctico la diferencia que - no se puede negar - existe en algunas areas culturales entre las expresiones de la Liturgia y las de la piedad popular.

Es cierto, sin embargo, que donde se sostienen estas opiniones, el concepto auténtico de Liturgia cristiana esta gravemente comprometido, si no vaciado del todo de sus elementos esenciales.

Contra tales opiniones hay que recordar la palabra grave y meditada del ultimo Concilio ecuménico: "toda celebracion liturgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es accion sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo titulo y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra accion de la Iglesia"


55. La exaltacion unilateral de la piedad popular, sin tener en cuenta la Liturgia, no es coherente con el hecho de que los elementos constitutivos de esta ultima se remontan a la voluntad de mismo Jesus de instituirlos, y no subraya, como se debe, su insustituible valor soteriologico y doxologico.

Después de la Ascension del Señor a la gloria del Padre y el don del Espiritu, la perfecta glorificacion de Dios y la salvacion del hombre se realizan principalmente a través de la celebracion liturgica, la cual exige la adhesion de la fe e introduce al creyente en el evento salvifico fundamental: la Pasion, Muerte y Resurreccion de Cristo (cfr. Rm 6,2-6 1Co 11,23-26).

La Iglesia, en la autocomprension de su misterio y de su accion cultual y salvifica, no duda en afirmar que "mediante la Liturgia se ejerce la obra de nuestra Redencion, sobre todo en el divino sacrificio de la Eucaristia"; esto no excluye la importancia de otras formas de piedad.




56. La falta de estima, teorica o practica, por la Liturgia conduce inevitablemente a oscurecer la vision cristiana del misterio de Dios, que se inclina misericordiosamente sobre el hombre caido para acercarlo a si, mediante la encarnacion del Hijo y el don del Espiritu Sano; a no percibir el significado de la historia de la salvacion y la relacion que existe entre la Antigua y la Nueva Alianza; a subestimar la Palabra de Dios, unica Palabra que salva, de la cual se nutre y a la que se refiere continuamente la Liturgia; a debilitar en el espiritu de los fieles la conciencia del valor de la obra de Cristo, Hijo de Dios e Hijo de la Virgen Maria, el solo Salvador y unico Mediador (1Tm 2,5 Hech 1Tm 4,12); a perder el sensus Ecclesiae.




57. El acento exclusivo en la piedad popular, que por otra parte - como ya se ha dicho - se debe mover en el ambito de la fe cristiana, puede favorecer un alejamiento progresivo de los fieles respecto a la revelacion cristiana y la reasuncion indebida o equivocada de elementos de la religiosidad cosmica o natural; puede introducir en el culto cristiano elementos ambiguos, procedentes de creencias pre-cristianas, o simplemente expresiones de la cultura y psicologia de un pueblo o etnia; puede crear la ilusion de alcanzar la trascendencia mediante experiencias religiosas viciadas; puede comprometer el auténtico sentido cristiano de la salvacion como don gratuito de Dios, proponiendo una salvacion que sea conquista del hombre y fruto de su esfuerzo personal (no se debe olvidar el peligro, con frecuencia real, de la desviacion pelagiana); puede, finalmente, hacer que la funcion de los mediadores secundarios, como la Virgen Maria, los Angeles y los Santos, e incluso los protagonistas de la historia nacional, suplanten en la mentalidad de los fieles el papel del unico Mediador, el Señor Jesucristo.




58. Liturgia y piedad popular son dos expresiones legitimas del culto cristiano, aunque no son homologables. No se deben oponer, ni equiparar, pero si armonizar, como se indica en la Constitucion liturgica: "Es preciso que estos mismos ejercicios (de piedad popular) se organicen teniendo en cuenta los tiempos liturgicos, de modo que vayan de acuerdo con la sagrada Liturgia, en cierto modo deriven de ella y a ella conduzcan al pueblo, ya que la liturgia, por su naturaleza, esta muy por encima de ellos".

Asi pues, Liturgia y piedad popular son dos expresiones cultuales que se deben poner en relacion mutua y fecunda: en cualquier caso, la Liturgia debera constituir el punto de referencia para "encauzar con lucidez y prudencia los anhelos de oracion y de vida carismatica" que aparecen en la piedad popular; por su parte la piedad popular, con sus valores simbolicos y expresivos, podra aportar a la Liturgia algunas referencias para una verdadera enculturacion, y estimulos para un dinamismo creador eficaz.

La importancia de la formacion


59. A la luz de todo lo que se ha recordado, el camino para que desaparezcan los motivos de desequilibrio o de tension entre Liturgia y piedad popular es la formacion, tanto del clero como de los laicos. Junto a la necesaria formacion liturgica, tarea a largo plazo, que siempre se debe redescubrir y profundizar, es necesario como complemento para conseguir una rica y armonica espiritualidad, cultivar la formacion en lo referente a la piedad popular.

Realmente, dado que "la vida espiritual no se agota con la sola participacion en la Liturgia", limitarse exclusivamente a la educacion liturgica no llena todo el campo del acompanamiento y crecimiento espiritual. Por lo demas, la accion liturgica, en especial la participacion en la Eucaristia, no puede penetrar en una vida carente de oracion personal y de valores comunicados por las formas tradicionales de piedad del pueblo cristiano. La vuelta propia de nuestros dias a practicas "religiosas" de procedencia oriental, con diversas reelaboraciones, es una muestra de un deseo de espiritualidad del existir, sufrir y compartir.

Las generaciones posconciliares - segun los diversos paises - no tienen experiencia de las formas de devocion que tenian las generaciones anteriores: por esto la catequesis y las actividades educativas no pueden descuidar, al proponer una espiritualidad viva, la referencia al patrimonio que representa la piedad popular, especialmente los ejercicios de piedad recomendados por el Magisterio.

Capitulo II LITURGIA Y PIEDAD POPULAR EN EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA


60. Ya se ha senalado la atencion que presta a la piedad popular el Magisterio del Concilio Vaticano II, de los Romanos Pontifices y de los Obispos. Parece oportuno proponer ahora una sintesis organica de las ensenanzas del Magisterio en esta materia, para facilitar la asimilacion de una orientacion doctrinal comun respecto a la piedad popular y para favorecer una accion pastoral adecuada.

Los valores de la piedad popular


61. Segun el Magisterio, la piedad popular es una realidad viva en la Iglesia y de la Iglesia: su fuente se encuentra en la presencia continua y activa del Espiritu de Dios en el organismo eclesial; su punto de referencia es el misterio de Cristo Salvador; su objetivo es la gloria de Dios y la salvacion de los hombres; su ocasion historica es el "feliz encuentro entre la obra de evangelizacion y la cultura". Por eso el Magisterio ha expresado muchas veces su estima por la piedad popular y sus manifestaciones; ha llamado la atencion a los que la ignoran, la descuidan o la desprecian, para que tengan una actitud mas positiva ante ella y consideren sus valores; no ha dudado, finalmente, en presentarla como "un verdadero tesoro del pueblo de Dios".

La estima del Magisterio por la piedad popular viene motivada, sobre todo, por los valores que encarna.

La piedad popular tiene un sentido casi innato de lo sagrado y de lo trascendente. Manifiesta una auténtica sed de Dios y "un sentido perspicaz de los atributos profundos de Dios: su paternidad, providencia, presencia amorosa y constante", su misericordia.

Los documentos del Magisterio ponen de relieve las actitudes interiores y algunas virtudes que la piedad popular valora particularmente, sugiere y alimenta: la paciencia, "la resignacion cristiana ante las situaciones irremediables"; el abandono confiando en Dios; la capacidad de sufrir y de percibir el "sentido de la cruz en la vida cotidiana"; el deseo sincero de agradar al Señor, de reparar por las ofensas cometidas contra l y de hacer penitencia; el desapego respecto a las cosas materiales; la solidaridad y la apertura a los otros, el "sentido de amistad, de caridad y de union familiar".




62. La piedad popular dirige de buen grado su atencion al misterio del Hijo de Dios que, por amor a los hombres, se ha hecho nino, hermano nuestro, naciendo pobre de una Mujer humilde y pobre, y muestra, al mismo tiempo, una viva sensibilidad al misterio de la Pasion y Muerte de Cristo.

En la piedad popular tienen un puesto importante la consideracion de los misterios del mas alla, el deseo de comunion con los que habitan en el cielo, con la Virgen Maria, los Angeles, y los Santos, y también valora la oracion en sufragio por las almas de los difuntos.




63. La union armonica del mensaje cristiano con la cultura de un pueblo, lo que con frecuencia se encuentra en las manifestaciones de la piedad popular, es un motivo mas de la estima del Magisterio por la misma.

En las manifestaciones mas auténticas de la piedad popular, de hecho, el mensaje cristiano, por una parte asimila los modos de expresion de la cultura del pueblo, y por otra infunde los contenidos evangélicos en la concepcion de dicho pueblo sobre la vida y la muerte, la libertad, la mision y el destino del hombre.

Asi pues, la transmision de padres a hijos, de una generacion a otra, de las expresiones culturales, conlleva la transmision de los principios cristianos. En algunos casos la union es tan profunda que elementos propios de la fe cristiana se ha convertido en componentes de la identidad cultural de un pueblo. Como ejemplo puede tomarse la piedad hacia la Madre del Señor.




64. El Magisterio subraya ademas la importancia de la piedad popular para la vida de fe del pueblo de Dios, para la conservacion de la misma fe y para emprender nuevas iniciativas de evangelizacion.

Se advierte que no es posible dejar de tener en cuenta "las devociones que en ciertas regiones practica el pueblo fiel con un fervor y una rectitud de intencion conmovedores"; que la sana religiosidad popular, "por sus raices esencialmente catolicas, puede ser un remedio contra las sectas y una garantia de fidelidad al mensaje de la salvacion"; que la piedad popular ha sido un instrumento providencial para la conservacion de la fe, alli donde los cristianos se veian privados de atencion pastoral; que donde la evangelizacion ha sido insuficiente, "gran parte de la poblacion expresa su fe sobre todo mediante la piedad popular"; que la piedad popular, finalmente, constituye un valioso e imprescindible "punto de partida para conseguir que la fe del pueblo madure y se haga mas profunda".

Algunos peligros que pueden desviar la piedad popular


65. El Magisterio, que subraya los valores innegables de la piedad popular, no deja de indicar algunos peligros que pueden amenazarla: presencia insuficiente de elementos esenciales de la fe cristiana, como el significado salvifico de la Resurreccion de Cristo, el sentido de pertenencia a la Iglesia, la persona y la accion del Espiritu divino; la desproporcion entre la estima por el culto a los Santos y la conciencia de la centralidad absoluta de Jesucristo y de su misterio; el escaso contacto directo con la Sagrada Escritura; el distanciamiento respecto a la vida sacramental de la Iglesia; la tendencia a separar el momento cultual de los compromisos de la vida cristiana; la concepcion utilitarista de algunas formas de piedad; la utilizacion de "signos, gestos y formulas, que a veces adquieren excesiva importancia hasta el punto de buscar lo espectacular"; el riesgo, en casos extremos, de "favorecer la entrada de las sectas y de conducir a la supersticion, la magia, el fatalismo o la angustia".




66. Para poner remedio a estas eventuales limitaciones y defectos de la piedad popular, el Magisterio de nuestro tiempo repite con insistencia que se debe "evangelizar" la piedad popular, ponerla en contacto con la palabra del Evangelio para que sea fecunda. Esto "la liberara progresivamente de sus defectos; purificandola la consolidara, haciendo que lo ambiguo se aclare en lo que se refiere a los contenidos de fe, esperanza y caridad".

En esta labor de "evangelizacion" de la piedad popular, el sentido pastoral invita a actuar con una paciencia grande y con prudente tolerancia, inspirandose en la metodologia que ha seguido la Iglesia a lo largo de la historia, para hacer frente a los problemas de enculturacion de la fe cristiana y de la Liturgia, o de las cuestiones sobre las devociones populares.

El sujeto de la piedad popular


67. El Magisterio de la Iglesia, al recordar que "la participacion en la sagrada Liturgia no abarca toda la vida espiritual" y que el cristiano "debe entrar también en su cuarto para orar al Padre en secreto; mas aun, debe orar sin tregua, segun ensena el Apostol", indica que el sujeto de las diversas formas de oracion es todo cristiano - clérigo, religioso, laico - tanto cuando reza privadamente, movido por el Espiritu Santo, como cuando reza comunitariamente en grupos de diverso origen o naturaleza.




68. De una manera mas particular, el Santo Padre Juan Pablo II ha senalado a la familia como sujeto de la piedad popular. La Exhortacion apostolica Familiaris consortio, después de haber exaltado la familia como santuario doméstico de la Iglesia, subraya que "Para preparar y prolongar en casa el culto celebrado en la iglesia, la familia cristiana recurre a la oracion privada, que presenta gran variedad de formas. Esta variedad, mientras testimonia la riqueza extraordinaria con la que el Espiritu anima la plegaria cristiana, se adapta a las diversas exigencias y situaciones de vida de quien recurre al Señor". Después observa que "Ademas de las oraciones de la manana y de la noche, hay que recomendar explicitamente...: la lectura y meditacion de la Palabra de Dios, la preparacion a los sacramentos, la devocion y consagracion al Corazon de Jesus, las varias formas de culto a la Virgen Santisima, la bendicion de la mesa, las expresiones de la religiosidad popular".




69. También son sujeto igualmente importante de la piedad popular las cofradias y otras asociaciones piadosas de fieles. Entre sus fines institucionales, ademas del ejercicio de la caridad y del compromiso social, esta el fomento del culto cristiano: de la Trinidad, de Cristo y sus misterios, de la Virgen Maria, de los Angeles, los Santos, los Beatos, asi como el sufragio por las almas de los fieles difuntos.

Con frecuencia las cofradias, ademas del calendario liturgico, disponen de una especie de calendario propio, en el cual estan indicadas las fiestas particulares, los oficios, las novenas, los septenarios, los triduos que se deben celebrar, los dias penitenciales que se deben guardar y los dias en los que se realizan las procesiones o las peregrinaciones, o en los que se deben hacer determinadas obras de misericordia. A veces tienen devocionarios propios y signos distintivos particulares, como escapularios, medallas, habitos, cinturones e incluso lugares para el culto propio y cementerios.

La Iglesia reconoce a las cofradias y les confiere personalidad juridica, aprueba sus estatutos y aprecia sus fines y sus actividades de culto. Sin embargo les pide que, evitando toda forma de contraposicion y aislamiento, estén integradas de manera adecuada en la vida parroquial y diocesana.

Los ejercicios de piedad


70. Los ejercicios de piedad son expresion caracteristica de la piedad popular, los cuales, por otra parte, son muy diferentes entre si tanto por su origen historico como por su contenido, lenguaje, estilo, usos y destinatarios. El Concilio Vaticano II ha tenido en cuenta los ejercicios de piedad, ha recordado que estan vivamente recomendados, indicando, ademas, las condiciones que garantizan su legitimidad y su validez.




71. A la luz de la naturaleza y las caracteristicas propias del culto cristiano, es evidente, ante todo, que los ejercicios de piedad deben ser conformes con la sana doctrina y con las leyes y normas de la Iglesia; ademas deben estar en armonia con la sagrada Liturgia; tener en cuenta, en la medida de la posible, los tiempos del ano liturgico y favorecer "una participacion consciente y activa en la oracion comun de la Iglesia".




72. Los ejercicios de piedad pertenecen a la esfera del culto cristiano. Por esto la Iglesia siempre ha sentido la necesidad de prestarles atencion, para que a través de los mismos Dios sea glorificado dignamente y el hombre obtenga provecho espiritual e impulso para llevar una vida cristiana coherente.

La accion de los Pastores respecto a los ejercicios de piedad se ha realizado de muchas maneras: recomendaciones, estimulo, orientacion y a veces correccion. En la amplia gama de ejercicios de piedad, hay que distinguir: ejercicios de piedad que se realizan por disposicion de la Sede Apostolica o que han sido recomendados por la misma a lo largo de los siglos; ejercicios de piedad de las Iglesias particulares que "se celebran por mandato de los Obispos, a tenor de las costumbres o de los libros legitimamente aprobados";otros ejercicios de piedad que se practican por derecho particular o tradicion en las familias religiosas o en las hermandades, o en otras asociaciones piadosas de fieles, con frecuencia, estos han recibido la aprobacion explicita de la Iglesia; los ejercicios de piedad que se realizan en el ambito de la vida familiar o personal.

A algunos ejercicios de piedad, introducidos por la costumbre de la comunidad de los fieles, y aprobados por el Magisterio, se han concedido indulgencias.

Liturgia y ejercicios de piedad


73. La ensenanza de la Iglesia sobre la relacion entre la Liturgia y los ejercicios de piedad se puede sintetizar en lo siguiente: la Liturgia, por naturaleza, es superior, con mucho, a los ejercicios de piedad, por lo cual en la praxis pastoral hay que dar a la Liturgia "el lugar preeminente que le corresponde respecto a los ejercicios de piedad"; Liturgia y ejercicios de piedad deben coexistir respetando la jerarquia de valores y a la naturaleza especifica de ambas expresiones cultuales.




74. Una consideracion atenta de estos principios debe llevar a un verdadero empeno para armonizar, en la medida de lo posible, los ejercicios de piedad con los ritmos y las exigencias de la Liturgia; esto es "sin fusionar o confundir las dos formas de piedad"; para evitar, consiguientemente, la confusion y la mezcla hibrida de Liturgia y ejercicios de piedad; a no contraponer la Liturgia a los ejercicios de piedad o, contra el sentir de la Iglesia, eliminarlos, produciendo un vacio que con frecuencia no se ve colmado, en perjuicio del pueblo fiel.

Criterios generales para la renovacion de los ejercicios de piedad


75. La Sede Apostolica no ha dejado de indicar los criterios teologicos, pastorales, historicos y literarios, conforme a los cuales se deben reformar -cuando sea preciso- los ejercicios de piedad; ha senalado como se debe acentuar en ellos el espiritu biblico y la inspiracion liturgica, y también debe encontrar su expresion el aspecto ecuménico; como se deba mostrar el nucleo esencial, descubierto a través del estudio historico y hacer que reflejen aspectos de la espiritualidad de nuestros dias; como deben tener en cuenta las conclusiones ya adquiridas por una sana antropologia; como deben respetar la cultura y el estilo de expresion del pueblo al que se dirigen, sin perder los elementos tradicionales arraigados en las costumbres populares.

Capitulo III PRINCIPIOS TEOLOGICOS PARA LA VALORACION Y RENOVACION DE LA PIEDAD POPULAR La vida cultual: comunion con el Padre, por Cristo, en el Espiritu


76. En la historia de la revelacion, la salvacion del hombre se presenta continuamente como un don de Dios, que brota de su misericordia, de una manera absolutamente libre y totalmente gratuita. Todo el conjunto de los acontecimientos y palabras mediante los cuales se manifiesta y se actualiza el plan de salvacion, se configura como un dialogo continuo entre Dios y el hombre, dialogo en el que Dios tiene la iniciativa y que exige por parte del hombre una actitud de escucha en la fe, y una respuesta de "obediencia a la fe" (Rm 1,5


16,26).

En el dialogo salvifico tiene una importancia singular la Alianza establecida en el Sinai entre Dios y el pueblo elegido (cfr. Ex 19-24), que convierte a este ultimo en "propiedad del Señor", en un "reino de sacerdotes y una nacion santa" (Ex 19,6). E Israel, aunque no fue siempre fiel a la Alianza, encontro en ella inspiracion y fuerza para acomodar su comportamiento al comportamiento del mismo Dios (cfr. Lv 11,44-45 Lv 19,2) y a lo que se contenia en su Palabra.

De manera particular el culto de Israel y su oracion tienen como objeto especialmente la memoria de las mirabilia Dei, esto es, de las intervenciones salvificas de Dios en la historia; esto mantiene viva la veneracion de los acontecimientos en los que se han actualizado las promesas de Dios y que constituyen, consiguientemente, la referencia obligada tanto para la reflexion de fe como para la vida de oracion.




77. Conforme a su designio eterno, "Dios, que habia hablado ya en los tiempos antiguos muchas veces y de diversas maneras a los padres por medio de los profetas, en esta etapa final de la historia nos ha hablado por medio del Hijo, a quien ha constituido heredero de todas las cosas y por medio del cual ha creado también el mundo" (He 1,1-2). El misterio de Cristo, sobre todo su Pascua de Muerte y de Resurreccion, es la plena y definitiva revelacion y realizacion de las promesas salvificas. Como Jesus, "el Hijo Unigénito de Dios" (Jn 3,18) es aquel en quien el Padre nos ha dado todo, sin reservarse nada (cfr.

Rom 8,32; Jn 3,16), es evidente que la referencia esencial para la fe y la vida de oracion del pueblo de Dios esta en la persona y en la obra de Cristo: en l tenemos al Maestro de la verdad (cfr. Mt 22,16), al Testigo fiel (cfr. Ap 1,5), al Sumo Sacerdote (cfr. He 4,14), al Pastor de nuestras almas (cfr. 1P 1P 2,25), al Mediador unico y perfecto (cfr. 1Tm 2,5 He 8,6 He 9,15 He 12,24): por medio de l el hombre va al Padre (cfr. Jn 14,6), asciende a Dios la alabanza y la suplica dela Iglesia y desciende sobre la humanidad todo don divino.

Sepultados con Cristo y resucitados con l en el bautismo (cfr. Col 2,12 Rom


6,4), apartados del dominio de la carne e introducidos en el del Espiritu (cfr.

Rom 8,9), estamos llamados a la perfeccion segun la medida de la madurez en Cristo (cfr. Ef 4,13); en Cristo tenemos el modelo de una existencia que en todo momento refleja la actitud de escucha de la Palabra del Padre y de aceptacion de su querer, como un "si" incesante a su voluntad: "mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado" (Jn 4,34).

Asi pues, Cristo es el modelo perfecto de la piedad filial y de la conversacion incesante con el Padre, es decir, el modelo de una busqueda permanente del contacto vital, intimo y confiado con Dios, que ilumina, sostiene y guia al hombre durante toda su vida.




78. En su vida de comunion con el Padre, los fieles son guiados por el Espiritu Santo (cfr. Rm 8,14), que les ha sido dado para transformarles progresivamente en Cristo; para que infunda en ellos el "espiritu de los hijos adoptivos", para que adquieran la actitud filial de Cristo (cfr. Rm 8,15-17) y sus mismos sentimientos (cfr. Fil 2,5); para que haga presente en ellos la ensenanza de Cristo (cfr. Jn 14,26 Jn 16,13-25), de modo que interpreten a su luz los acontecimientos de la vida y los avatares de la historia; para que los conduzca al conocimiento de las profundidades de Dios (cfr. 1Co 2,10) y les disponga a convertir su vida en un "culto espiritual" (cfr. Rm 12,1); para que les sostenga en las contrariedades y en las pruebas a las que deben hacer frente en el camino fatigoso de transformacion en Cristo; para que suscite, alimente y dirija su oracion: "El Espiritu de Dios viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros ni siquiera sabemos pedir lo que nos conviene, pero el mismo Espiritu intercede insistentemente por nosotros con gemidos inefables; y el que escruta los corazones sabe cuales son los deseos del Espiritu, porque intercede por los creyentes conforme a los designios de Dios" (Rm 8,26-27).

El culto cristiano tiene su origen y su fuerza en el Espiritu, y se desarrolla y perfecciona en l. Asi, se puede afirmar que sin la presencia del Espiritu de Cristo no hay auténtico culto liturgico y tampoco puede expresarse la auténtica piedad popular.




79. A la luz de los principios expuestos se muestra que es necesario que la piedad popular se configure como un momento del dialogo entre Dios y el hombre, por Cristo, en el Espiritu Santo. No hay duda de que ésta, a pesar de las carencias que se notan aqui y alla - como por ejemplo la confusion entre Dios Padre y Jesus -, tiene en si una impronta trinitaria.

La piedad popular es muy sensible al misterio de la paternidad de Dios: se conmueve ante su bondad, se admira de su poder y sabiduria; se alegra por la belleza de la creacion y alaba al Creador por ella; sabe que Dios Padre es justo y misericordioso, y que se ocupa de los pobres y de los humildes; proclama que l manda hacer el bien y premia a los que viven honradamente siguiendo el buen camino, en cambio aborrece el mal y aleja de si a los que se obstinan en el camino del odio y de la violencia, de la injusticia y de la mentira.

La piedad popular se detiene con gusto en la figura de Cristo, Hijo de Dios y Salvador del hombre: se conmueve ante la narracion de su nacimiento e intuye el amor inmenso que se esconde en ese Nino, Dios verdadero y verdadero hermano nuestro, pobre y perseguido desde su infancia; goza con la representacion de numeras escenas de la vida publica del Señor Jesus, el Buen Pastor que se acerca a los publicanos y a los pecadores, el Taumaturgo que cura a los enfermos y socorre a los necesitados, el Maestro que habla con verdad; y sobre todo le gusta contemplar los misterios de la Pasion de Cristo, porque advierte en ellos su amor ilimitado y la medida de su solidaridad con el sufrimiento humano: Jesus traicionado y abandonado, flagelado y coronado de espinas, crucificado entre malhechores, bajado de la cruz y sepultado en la tierra, llorado por amigos y discipulos.

La piedad popular no ignora que en el misterio de Dios esta la persona del Espiritu Santo. Cree que "por obra del Espiritu Santo" el Hijo de Dios "se ha encarnado en el seno de la Virgen Maria y se ha hecho hombre" y que en los comienzos de la Iglesia se dio el Espiritu a los Apostoles (cfr. Hech 2,1-13); sabe que la fuerza del Espiritu de Dios, cuyo sello esta impreso en los cristianos de manera particular mediante la confirmacion, esta viva en todo sacramento de la Iglesia; sabe que "En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espiritu Santo" comienza la celebracion de la Misa, se confiere el Bautismo y se da el perdon de los pecados; sabe que en el nombre de las tres Divinas Personas se realiza toda forma de oracion de la comunidad cristiana y se invoca la bendicion divina sobre el hombre y sobre todas las criaturas.




80. Asi pues, es preciso que en la piedad popular se fortalezca la conciencia de la referencia a la Santisima Trinidad que, como se ha dicho, ya lleva en si misma, aunque todavia como una semilla. Para este fin se dan las siguientes indicaciones: - Es necesario ilustrar a los fieles sobre el caracter particular de la oracion cristiana, que tiene como destinatario al Padre, por la mediacion de Jesucristo, en la fuerza del Espiritu Santo.

- Por lo tanto, es necesario que las expresiones de la piedad popular muestren claramente la persona y la accion del Espiritu Santo. La falta de un "nombre" para el Espiritu de Dios y la costumbre de no representarlo con imagenes antropomorficas han dado lugar, al menos en parte, a cierta ausencia del Espiritu Santo en los textos y en otras formas de expresion de la piedad popular, aunque sin olvidar la funcion de la musica y de los gestos del cuerpo para manifestar la relacion con el Espiritu. Esta ausencia se puede solucionar mediante la evangelizacion de la piedad popular, de la que ha tratado tantas veces el Magisterio de la Iglesia.

- Es necesario, por otra parte, que las expresiones de la piedad popular pongan de manifiesto el valor primario y fundamental de la Resurreccion de Cristo. La atencion amorosa dedicada a la humanidad sufriente del Salvador, tan viva en la piedad popular, se debe unir siempre a la perspectiva de su glorificacion. Solo con esta condicion se presentara de manera integra el designio salvifico de Dios en Cristo y se captara en su unidad inseparable el Misterio pascual de Cristo; solo asi se trazara el rostro genuino del cristianismo, que es victoria de la vida sobre la muerte, celebracion del que "no es un Dios de muertos, sino de vivos" (Mt 22,32), de Cristo, el Viviente, que estaba muerto y ahora vive para siempre (cfr. Ap 1,28), y del Espiritu "que es Señor y dador de vida".

- Finalmente es necesario que la devocion a la Pasion de Cristo lleve a los fieles a una participacion plena y consciente en la Eucaristia, en la que se da como alimento el cuerpo de Cristo, ofrecido en sacrificio por nosotros (cfr. 1Co 11,24); y se da como bebida la sangre de Jesus, derramada en la cruz para la nueva y eterna Alianza, y para la remision de todos los pecados. Esta participacion tiene su momento mas alto y significativo en la celebracion del Triduo pascual, culminacion del Ano liturgico, y en la celebracion dominical de los sagrados Misterios.

La Iglesia, comunidad cultual


81. La Iglesia, "pueblo reunido en la unidad del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo" es una comunidad de culto. Por voluntad de su Señor y Fundador, realiza numerosas acciones rituales que tiene como objetivo la gloria de Dios y la santificacion del hombre, y que son todas, de distinto modo y en diverso grado, celebraciones del Misterio pascual de Cristo, orientadas a realizar la voluntad de Dios de reunir a los hijos dispersos en la unidad de un solo pueblo.

En las diversas acciones rituales, la Iglesia anuncia el Evangelio de la salvacion y proclama la Muerte y Resurreccion de Cristo, realizando a través de los signos su obra de salvacion. En la Eucaristia celebra el memorial de la santa Pasion, de la gloriosa Resurreccion y de la admirable Ascension, y en los otros sacramentos obtiene otros dones del Espiritu que brotan de la Cruz del Salvador. La Iglesia glorifica al Padre con salmos e himnos por las maravillas que ha realizado en la Muerte y en la Exaltacion de Cristo su Hijo, y le suplica que el misterio salvifico de la Pascua llegue a todos los hombres; en los sacramentales, instituidos para socorrer a los fieles en diversas situaciones y necesidades, suplica al Señor para que toda su actividad esté sostenida e iluminada por el Espiritu de la Pascua.




82. Sin embargo, en la celebracion de la Liturgia no se agota la mision de la Iglesia por lo que se refiere al culto divino. Los discipulos de Cristo, segun el ejemplo y la ensenanza del Maestro, rezan también en lo escondido de su morada (cfr. Mt 6,6); se reunen a rezar segun formas establecidas por hombres y mujeres de gran experiencia religiosa, que han percibido los anhelos de los fieles y han orientado su piedad hacia aspectos particulares del misterio de Cristo; rezan de unas formas determinadas, que han surgido de una manera practicamente anonima desde el fondo de la conciencia colectiva cristiana, en las cuales las exigencias de la cultura popular se armonizan con los datos esenciales del mensaje evangélico.




83. Las formas auténticas de la piedad popular son también fruto del Espiritu Santo y se deben considerar como expresiones de la piedad de la Iglesia: porque son realizadas por los fieles que viven en comunion con la Iglesia, adheridos a su fe y respetando la disciplina eclesiastica del culto; porque no pocas de dichas expresiones han sido explicitamente aprobadas y recomendadas por la misma Iglesia.




84. En cuanto expresion de la piedad eclesial, la piedad popular esta sometida a las leyes generales del culto cristiano y a la autoridad pastoral de la Iglesia, que ejerce sobre ella la accion de discernir y declarar auténtico, y la renueva al ponerla en contacto con la Palabra revelada, la tradicion y la misma Liturgia, un contacto que resulta fecundo.

Es necesario, por otra parte, que las expresiones de la piedad popular estén siempre iluminadas por el "principio eclesiologico" del culto cristiano. Esto permitira a la piedad popular: - tener una vision correcta de las relaciones entre la Iglesia particular y la Iglesia universal; la piedad popular suele centrarse en los valores locales, con el riesgo de cerrarse a los valores universales y a las perspectivas eclesiologicas; - situar la veneracion de la Virgen Santisima, de los Angeles, de los Santos y Beatos, y el sufragio por los difuntos, en el amplio campo de la Comunion de los Santos y dentro de las relaciones existentes entre la Iglesia celeste y la Iglesia que todavia peregrina en la tierra; - comprender de modo fecundo la relacion entre ministerio y carisma; el primero, necesario en las expresiones del culto liturgico; el segundo, frecuente en las manifestaciones de la piedad popular.

Sacerdocio comun y piedad popular


85. Mediante los sacramentos de la iniciacion cristiana el fiel entra a formar parte de la Iglesia, pueblo profético, sacerdotal y real, al que corresponde dar culto a Dios en espiritu y en verdad (cfr. Jn 4,23). Este pueblo ejerce dicho sacerdocio por Cristo en el Espiritu Santo, no solo en ambito liturgico, especialmente en la celebracion de la Eucaristia, sino también en otras expresiones de la vida cristiana, entre las que se cuentan las manifestaciones de la piedad popular. El Espiritu Santo le confiere la capacidad de ofrecer sacrificios de alabanza a Dios, de elevar oraciones y suplicas y, ante todo, de convertir la propia vida en un "sacrificio vivo, santo y agradable a Dios" (Rom


12,1; cfr. Heb 12,28).

86. Desde este fundamento sacerdotal, la piedad popular ayuda a los fieles a perseverar en la oracion y en la alabanza a Dios Padre, a dar testimonio de Cristo (cfr. Hech 2,42-47) y, manteniendo la vigilante espera de su venida gloriosa, da razon, en el Espiritu Santo, de la esperanza de la vida eterna (cfr. 1P 1P 3,15); y mientras conserva aspectos significativos del propio contexto cultural, expresa los valores de eclesialidad que caracterizan, en diverso modo y grado, todo lo que nace y se desarrolla en el Cuerpo mistico de Cristo.

Palabra de Dios y piedad popular


87. La Palabra de Dios, contenida en la Sagrada Escritura, custodiada y propuesta por el Magisterio de la Iglesia, celebrada en la Liturgia, es un instrumento privilegiado e insustituible de la accion del Espiritu en la vida cultual de los fieles.

Como en la escucha de la Palabra de Dios se edifica y crece la Iglesia, el pueblo cristiano debe adquirir familiaridad con la Sagrada Escritura y llenarse de su espiritu, para traducir en formas adecuadas y conformes a los datos de la fe, el sentido de piedad y devocion que brota del contacto con el Dios que salva, regenera y santifica.

En las palabras de la Biblia, la piedad popular encontrara una fuente inagotable de inspiracion, modelos insuperables de oracion y fecundas propuestas de diversos temas. Ademas, la referencia constante a la Sagrada Escritura constituira un indice y un criterio, para moderar la exuberancia con la que no raras veces se manifiesta el sentimiento religioso popular, dando lugar a expresiones ambiguas y en ocasiones incluso incorrectas.




88. Pero "la lectura de la Sagrada Escritura debe estar acompanada de la oracion, para que pueda realizarse el dialogo entre Dios y el hombre"; por lo tanto, es muy recomendable que las diversas formas con las que se expresa la piedad popular procuren, en general, que haya textos biblicos, oportunamente elegidos y debidamente comentados.




89. Para este fin ayudara el modelo que ofrecen las celebraciones liturgicas, donde la Sagrada Escritura tiene un papel constitutivo, propuesta de maneras diversas, segun los tipos de celebracion. Sin embargo, como a las expresiones de la piedad popular se les reconoce una legitima variedad de forma y de organizacion, no es necesario que en ellas la disposicion de las lecturas biblicas sea un calco de las estructuras rituales con las que la Liturgia proclama la Palabra de Dios.

El modelo liturgico constituira, en cualquier caso, para la piedad popular, una especie de garantia de una correcta escala de valores, en la cual el primer lugar le corresponde a la actitud de escucha de Dios que habla; ensenara a descubrir la armonia entre el Antiguo y el Nuevo Testamento y a interpretar el uno a la luz del otro; presentara soluciones, avaladas por una experiencia secular, para actualizar de manera concreta el mensaje biblico y ofrecera un criterio valido para valorar la autenticidad de la oracion.

En la eleccion de los textos es deseable que se recurra a pasajes breves, faciles de memorizar, incisivos, faciles de comprender aunque resulten dificiles de llevar a la practica. Por lo demas, algunos ejercicios de piedad, como el Via Crucis y el Rosario, favorecen el conocimiento de la Escritura: al vincular directamente los episodios evangélicos de la vida de Jesus a gestos y oraciones aprendidas de memoria, se recuerdan con mayor facilidad.

Piedad popular y revelaciones privadas


90. Desde siempre, y en todas partes, la religiosidad popular se ha interesado en fenomenos y hechos extraordinarios, con frecuencia relacionados con revelaciones privadas. Aunque no se pueden circunscribir al ambito de la piedad mariana, en esta especialmente se dan las "apariciones" y los consiguientes "mensajes". En este sentido recuerda el Catecismo de la Iglesia Catolica: "A lo largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas "privadas", algunas de las cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Estas, sin embargo, no pertenecen al deposito de la fe. Su funcion no es la de "mejorar" o "completar" la Revelacion definitiva de Cristo, sino la de ayudar a vivirla mas plenamente en una cierta época de la historia. Guiado por el Magisterio de la Iglesia, el sentir de los fieles (sensus fidelium) sabe discernir y acoger lo que en estas revelaciones constituye una llamada auténtica de Cristo o de sus santos a la Iglesia" (n.67).

Enculturacion y piedad popular


91. La piedad popular esta caracterizada, naturalmente, por el sentimiento propio de una época de la historia y de una cultura. Una muestra de esto es la variedad de expresiones que la constituyen, florecidas y afirmadas en las diversas Iglesias particulares en el transcurso del tiempo, signo del enraizarse de la fe en el corazon de los diversos pueblos y de su entrada en el ambito de lo cotidiano. Realmente "la religiosidad popular es la primera y fundamental forma de "enculturacion" de la fe, que se debe dejar orientar continuamente y guiar por las indicaciones de la Liturgia, pero que a su vez fecunda la fe desde el corazon". El encuentro entre el dinamismo innovador del mensaje del Evangelio y los diversos componentes de una cultura es algo que esta atestiguado en la piedad popular.




92. El proceso de adaptacion o de enculturacion de un ejercicio de piedad no deberia presentar dificultades por lo que se refiere al lenguaje, a las expresiones musicales y artisticas y al uso de gestos y posturas del cuerpo. Los ejercicios de piedad, por una parte no conciernen a aspectos esenciales de la vida sacramental y por otra son, en muchos casos, de origen popular, nacidos del pueblo, formulados con su lenguaje y situados en el marco de la fe catolica.

Sin embargo, el hecho de que los ejercicios de piedad y las practicas de devocion sean expresion del sentir del pueblo, no autoriza a actuar en esta materia de modo subjetivo y con personalismo. Manteniendo la competencia propia del Ordinario del lugar o de los Superiores Mayores - si se trata de devociones vinculadas a Ordenes religiosas -, cuando se trata de ejercicios de piedad que afectan a toda una nacion o a una amplia region, conviene que se pronuncie la Conferencia de Obispos.

Es preciso una gran atencion y un profundo sentido de discernimiento para impedir que, a través de las diversas formas del lenguaje, se insinuen en los ejercicios de piedad nociones contrarias a la fe cristiana o se abra la puerta a expresiones contaminadas por el sincretismo.

En particular es necesario que el ejercicio de piedad, objeto de un proceso de adaptacion o de enculturacion, conserve su identidad profunda y su fisonomia esencial. Esto requiere que se mantenga reconocible su origen historico y las lineas doctrinales y cultuales que lo caracterizan.

En lo referente al empleo de formas de piedad popular en el proceso de enculturacion de la Liturgia, hay que remitirse a la Instruccion de este Dicasterio sobre el tema en cuestion.

Introduccion Parte segunda Directorio sobre la piedad popular y la liturgia CONGREGACION PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS DIRECTORIO SOBRE LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA PRINCIPIOS Y ORIENTACIONES CIUDAD DEL VATICANO


2002 PARTE SEGUNDA ORIENTACIONES PARA ARMONIZAR LA PIEDAD POPULAR Y LA LITURGIA Premisa


93. Como ayuda para concretar en la accion pastoral lo que se ha expuesto mas arriba, se ofrecen algunas orientaciones sobre la necesaria relacion entre la piedad popular y la Liturgia, de manera que la accion pastoral resulte armonica y provechosa. Al mencionar los ejercicios y practicas de piedad mas extendidos, no se pretende hacer un elenco exhaustivo ni abarcar todas y cada una de las manifestaciones de caracter local. También se encuentran, dispersas, indicaciones sobre la pastoral liturgica, dada la afinidad de la materia en estos campos, en los que las fronteras no estan delimitadas rigurosamente.

La exposicion se articula en cinco capitulos: - el cuarto, sobre el Ano liturgico, desde el punto de vista de la deseable armonizacion entre sus celebraciones y las manifestaciones de la piedad popular; - el quinto, sobre la veneracion de la santa Madre del Señor, que ocupa un puesto singular tanto en la sagrada Liturgia como en la piedad popular: - el sexto, sobre el culto de los Santos y Beatos, que ocupa también un amplio espacio en la Liturgia y en la devocion de los fieles; - el séptimo, sobre el sufragio por los difuntos, que aparece con frecuencia en las diversas expresiones de la vida cultual de la Iglesia; - el octavo, sobre los santuarios y peregrinaciones, lugares significativos y expresiones caracteristicas de la piedad popular, que tienen no pocas repercusiones de orden liturgico.

Aunque se hace referencia a situaciones muy distintas y a ejercicios de piedad de indole y naturaleza diversa, el texto formula sus propuestas respetando siempre unos presupuestos fundamentales: la superioridad de la Liturgia sobre otras expresiones cultuales; la dignidad y la legitimidad de la piedad popular; la necesidad pastoral de evitar cualquier clase de contraposicion entre la Liturgia y la piedad popular, asi como de no confundir ambas expresiones, dando lugar a celebraciones hibridas.

Capitulo IV ANO LITURGICO Y PIEDAD POPULAR


94. El Ano liturgico es la estructura temporal en la que la Iglesia celebra todo el misterio de Cristo: "desde la Encarnacion y la Navidad hasta la Ascension, al dia de Pentecostés, y a la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor".

En el Ano liturgico "la celebracion del misterio pascual tiene la maxima importancia en el culto cristiano y se explicita a lo largo de los dias, las semanas y en el curso de todo el ano". De aqui se sigue que, en la relacion entre Liturgia y piedad popular, la prioridad de la celebracion del Ano liturgico sobre cualquier otra expresion y practica de devocion es un elemento fundamental e imprescindible.

El Domingo


95. El "dia del Señor", en cuanto "fiesta primordial" y "el fundamento y el nucleo de todo el ano liturgico", no se puede subordinar a las manifestaciones de la piedad popular. No es cuestion, por lo tanto, de insistir en aquellos ejercicios de piedad para cuya realizacion se elige el domingo como punto de referencia temporal.

Por el bien pastoral de los fieles es licito que en los domingos del "tiempo ordinario" tengan lugar aquellas celebraciones del Señor, en honor de la Virgen Maria o de los Santos, que se celebran durante la semana y son especialmente valoradas por la piedad de los fieles, ya que en el elenco de precedencias tienen preeminencia sobre el mismo domingo.

Puesto que, a veces, las tradiciones populares y culturales corren el riesgo de invadir la celebracion del domingo, adulterando su espiritu cristiano, "en estos casos conviene clarificarlo, con la catequesis y oportunas intervenciones pastorales, rechazando todo lo que es inconciliable con el Evangelio de Cristo.

Sin embargo es necesario recordar que a menudo estas tradiciones -y esto es valido analogamente para las nuevas propuestas culturales de la sociedad civil- tienen valores que se adecuan sin dificultad a las exigencias de la fe. Es deber de los Pastores actuar con discernimiento para salvar los valores presentes en la cultura de un determinado contexto social y sobre todo en la religiosidad popular, de modo que la celebracion liturgica, principalmente la de los domingos y fiestas, no sea perjudicada, sino que mas bien sea potenciada".

En el tiempo de Adviento


96. El Adviento es tiempo de espera, de conversion, de esperanza: - espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-suplica de la ultima y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal; - conversion, a la cual invita con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y sobre todo de Juan Bautista: "Convertios, porque esta cerca el reino de los cielos" (Mt 3,2); - esperanza gozosa de que la salvacion ya realizada por Cristo (cfr. Rom


8,24-25) y las realidades de la gracia ya presentes en el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertira en posesion, la fe en vision y "nosotros seremos semejantes a l porque le veremos tal cual es" (1 Jn


3,2) 97. La piedad popular es sensible al tiempo de Adviento, sobre todo en cuanto memoria de la preparacion a la venida del Mesias. Esta solidamente enraizada en el pueblo cristiano la conciencia de la larga espera que precedio a la venida del Salvador. Los fieles saben que Dios mantenia, mediante las profecias, la esperanza de Israel en la venida del Mesias.

A la piedad popular no se le escapa, es mas, subraya llena de estupor, el acontecimiento extraordinario por el que el Dios de la gloria se ha hecho nino en el seno de una mujer virgen, pobre y humilde. Los fieles son especialmente sensibles a las dificultades que la Virgen Maria tuvo que afrontar durante su embarazo y se conmueven al pensar que en la posada no hubo un lugar para José ni para Maria, que estaba a punto de dar a luz al Nino (cfr. Lc 2,7).

Con referencia al Adviento han surgido diversas expresiones de piedad popular, que alientan la fe del pueblo cristiano y transmiten, de una generacion a otra, la conciencia de algunos valores de este tiempo liturgico.

La Corona de Adviento


98. La colocacion de cuatro cirios sobre una corona de ramos verdes, que es costumbre sobre todo en los paises germanicos y en América del Norte, se ha convertido en un simbolo del Adviento en los hogares cristianos.

La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la salvacion antes de Cristo y simbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cfr. Ml 3,20 Lc 1,78).

Las Procesiones de Adviento


99. En el tiempo de Adviento se celebran, en algunas regiones, diversas procesiones, que son un anuncio por las calles de la ciudad del proximo nacimiento del Salvador (la "clara estrella" en algunos lugares de Italia), o bien representaciones del camino de José y Maria hacia Belén, y su busqueda de un lugar acogedor para el nacimiento de Jesus (las "posadas" de la tradicion espanola y latinoamericana).

Las "Témporas de invierno"


100. En el hemisferio norte, en el tiempo de Adviento se celebran las "témporas de invierno". Indican el paso de una estacion a otra y son un momento de descanso en algunos campos de la actividad humana. La piedad popular esta muy atenta al desarrollo del ciclo vital de la naturaleza: mientras se celebran las "témporas de invierno", las semillas se encuentran enterradas, en espera de que la luz y el calor del sol, que precisamente en el solsticio de invierno vuelve a comenzar su ciclo, las haga germinar.

Donde la piedad popular haya establecido expresiones celebrativas del cambio de estacion, consérvense y valorense como tiempo de suplica al Señor y de meditacion sobre el significado del trabajo humano, que es colaboracion con la obra creadora de Dios, realizacion de la persona, servicio al bien comun, actualizacion del plan de la Redencion.

La Virgen Maria en el Adviento


101. Durante el tiempo de Adviento, la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen Maria: recuerda algunas mujeres de la Antigua Alianza, que eran figura y profecia de su mision; exalta la actitud de fe y de humildad con que Maria de Nazaret se adhirio, total e inmediatamente, al proyecto salvifico de Dios; subraya su presencia en los acontecimientos de gracia que precedieron el nacimiento del Salvador. También la piedad popular dedica, en el tiempo de Adviento, una atencion particular a Santa Maria; lo atestiguan de manera inequivoca diversos ejercicios de piedad, y sobre todo las novenas de la Inmaculada y de la Navidad.

Sin embargo, la valoracion del Adviento "como tiempo particularmente apto para el culto de la Madre del Señor" no quiere decir que este tiempo se deba presentar como un "mes de Maria".

En los calendarios liturgicos del Oriente cristiano, el periodo de preparacion al misterio de la manifestacion (Adviento) de la salvacion divina (Teofania) en los misterios de la Navidad-Epifania del Hijo Unigénito de Dios Padre, tiene un caracter marcadamente mariano. Se centra la atencion sobre la preparacion a la venida del Señor en el misterio de la Deipara. Para el Oriente, todos los misterios marianos son misterios cristologicos, esto es, referidos al misterio de nuestra salvacion en Cristo. Asi, en el rito copto durante este periodo se cantan las Laudes de Maria en los Theotokia; en el Oriente sirio este tiempo es denominado Subbara, esto es, Anunciacion, para subrayar de esta manera su fisonomia mariana. En el rito bizantino se nos prepara a la Navidad mediante una serie creciente de fiestas y cantos marianos.




102. La solemnidad de la Inmaculada (8 de Diciembre), profundamente sentida por los fieles, da lugar a muchas manifestaciones de piedad popular, cuya expresion principal es la novena de la Inmaculada. No hay duda de que el contenido de la fiesta de la Concepcion purisima y sin mancha de Maria, en cuanto preparacion fontal al nacimiento de Jesus, se armoniza bien con algunos temas principales del Adviento: nos remite a la larga espera mesianica y recuerda profecias y simbolos del Antiguo Testamento, empleados también en la Liturgia del Adviento.

Donde se celebre la Novena de la Inmaculada se deberian destacar los textos proféticos que partiendo del vaticinio de Génesis 3,15, desembocan en el saludo de Gabriel a la "llena de gracia" (Lc 1,28) y en el anuncio del nacimiento del Salvador (cfr. Lc 1,31-33).

Acompanada por multiples manifestaciones populares, en el Continente Americano se celebra, al acercarse la Navidad, la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe (12 de Diciembre), que acrecienta en buena medida la disposicion para recibir al Salvador: Maria "unida intimamente al nacimiento de la Iglesia en América, fue la Estrella radiante que ilumino el anuncio de Cristo Salvador a los hijos de estos pueblos".

La Novena de Navidad


103. La Novena de Navidad nacio para comunicar a los fieles las riquezas de una Liturgia a la cual no tenian facil acceso. La novena navidena ha desempenado una funcion valiosa y la puede continuar desempenando. Sin embargo en nuestros dias, en los que se ha facilitado la participacion del pueblo en las celebraciones liturgicas, seria deseable que en los dias 17 al 23 de Diciembre se solemnizara la celebracion de las Visperas con las "antifonas mayores" y se invitara a participar a los fieles. Esta celebracion, antes o después de la cual podrian tener lugar algunos de los elementos especialmente queridos por la piedad popular, seria una excelente "novena de Navidad" plenamente liturgica y atenta a las exigencias de la piedad popular. En la celebracion de las Visperas se pueden desarrollar algunos elementos, tal como esta previsto (p. ej. homilia, uso del incienso, adaptacion de las preces).

El Nacimiento


104. Como es bien sabido, ademas de las representaciones del pesebre de Belén, que existian desde la antigüedad en las iglesias, a partir del siglo XIII se difundio la costumbre de preparar pequenos nacimientos en las habitaciones de la casa, sin duda por influencia del "nacimiento" construido en Greccio por San Francisco de Asis, en el ano 1223. La preparacion de los mismos (en la cual participan especialmente los ninos) se convierte en una ocasion para que los miembros de la familia entren en contacto con el misterio de la Navidad, y para que se recojan en un momento de oracion o de lectura de las paginas biblicas referidas al episodio del nacimiento de Jesus.

La piedad popular y el espiritu del Adviento


105. La piedad popular, a causa de su comprension intuitiva del misterio cristiano, puede contribuir eficazmente a salvaguardar algunos de los valores del Adviento, amenazados por la costumbre de convertir la preparacion a la Navidad en una "operacion comercial", llena de propuestas vacias, procedentes de una sociedad consumista.

La piedad popular percibe que no se puede celebrar el Nacimiento de Señor si no es en un clima de sobriedad y de sencillez alegre, y con una actitud de solidaridad para con los pobres y marginados; la espera del nacimiento del Salvador la hace sensible al valor de la vida y al deber de respetarla y protegerla desde su concepcion; intuye también que no se puede celebrar con coherencia el nacimiento del que "salvara a su pueblo de sus pecados" (Mt 1,21) sin un esfuerzo para eliminar de si el mal del pecado, viviendo en la vigilante espera del que volvera al final de los tiempos.

En el tiempo de Navidad


106. En el tiempo de Navidad, la Iglesia celebra el misterio de la manifestacion del Señor: su humilde nacimiento en Belén, anunciado a los pastores, primicia de Israel que acoge al Salvador; la manifestacion a los Magos, "venidos de Oriente" (Mt 2,1), primicia de los gentiles, que en Jesus recién nacido reconocen y adoran al Cristo Mesias; la teofania en el rio Jordan, donde Jesus fue proclamado por el Padre "hijo predilecto" (Mt 3,17) y comienza publicamente su ministerio mesianico; el signo realizado en Cana, con el que Jesus "manifesto su gloria y sus discipulos creyeron en él" (Jn 2,11).




107. Durante el tiempo navideno, ademas de estas celebraciones, que muestran su sentido esencial, tienen lugar otras que estan intimamente relacionadas con el misterio de la manifestacion del Señor: el martirio de los Santos Inocentes (28 de Diciembre), cuya sangre fue derramada a causa del odio a Jesus y del rechazo de su reino por parte de Herodes; la memoria del Nombre de Jesus, el 3 de Enero; la fiesta de la Sagrada Familia (domingo dentro de la octava), en la que se celebra el santo nucleo familiar en el que "Jesus crecia en sabiduria, edad y gracia ante Dios y antes los hombres" (Lc 2,52); la solemnidad del 1 de Enero, memoria importante de la maternidad divina, virginal y salvifica de Maria; y, aunque fuera ya de los limites del tiempo navideno, la fiesta de la Presentacion del Señor (2 de Febrero), celebracion del encuentro del Mesias con su pueblo, representado en Simeon y Ana, y ocasion de la profecia mesianica de Simeon.




108. Gran parte del rico y complejo misterio de la manifestacion del Señor encuentra amplio eco y expresiones propias en la piedad popular. Esta muestra una atencion particular a los acontecimientos de la infancia del Salvador, en los que se ha manifestado su amor por nosotros. La piedad popular capta de un modo intuitivo: - el valor de la "espiritualidad del don", propia de la Navidad: "un nino nos ha nacido, un hijo se nos ha dado" (Is 9,5), don que es expresion del amor infinito de Dios que "tanto amo al mundo que nos ha dado a su Hijo unico" (Jn 3,16); - el mensaje de solidaridad que conlleva el acontecimiento de Navidad: solidaridad con el hombre pecador, por el cual, en Jesus, Dios se ha hecho hombre "por nosotros los hombres y por nuestra salvacion"; solidaridad con los pobres, porque el Hijo de Dios "siendo rico se ha hecho pobre" para enriquecernos "por medio de su pobreza" (2Co 8,9); - el valor sagrado de la vida y el acontecimiento maravilloso que se realiza en el parto de toda mujer, porque mediante el parto de Maria, el Verbo de la vida ha venido a los hombres y se ha hecho visible (cfr. 1Jn 1,2); - el valor de la alegria y de la paz mesianicas, aspiraciones profundas de los hombres de todos los tiempos: los Angeles anuncian a los pastores que ha nacido el Salvador del mundo, el "Principe de la paz" (Is 9,5) y expresan el deseo de "paz en la tierra a los hombres que ama Dios" (Lc 2,14); - el clima de sencillez, y de pobreza, de humildad y de confianza en Dios, que envuelve los acontecimientos del nacimiento del nino Jesus.

La piedad popular, precisamente porque intuye los valores que se esconden en el misterio de la Navidad, esta llamada a cooperar para salvaguardar la memoria de la manifestacion del Señor, de modo que la fuerte tradicion religiosa vinculada a la Navidad no se convierta en terreno abonado para el consumismo ni para la infiltracion del neopaganismo.

La Noche de Navidad


109. En el tiempo que discurre entre las primeras Visperas de Navidad y la celebracion eucaristica de media noche, junto con la tradicion de los villancicos, que son instrumentos muy poderosos para transmitir el mensaje de alegria y paz de Navidad, la piedad popular propone algunas de sus expresiones de oracion, distintas segun los paises, que es oportuno valorar y, si es preciso, armonizar con las celebraciones de la Liturgia. Se pueden presentar, por ejemplo: - los "nacimientos vivientes", la inauguracion del nacimiento doméstico, que puede dar lugar a una ocasion de oracion de toda la familia: oracion que incluya la lectura de la narracion del nacimiento de Jesus segun San Lucas, en la cual resuenen los cantos tipicos de la Navidad y se eleven las suplicas y las alabanzas, sobre todo las de los ninos, protagonistas de este encuentro familiar; - la inauguracion del arbol de Navidad. También se presta a una acto de oracion familiar semejante al anterior. Independientemente de su origen historico, el arbol de Navidad es hoy un signo fuertemente evocador, bastante extendido en los ambientes cristianos; evoca tanto el arbol de la vida, plantado en el jardin del Edén (cfr. Gn 2,9), como el arbol de la cruz, y adquiere asi un significado cristologico: Cristo es el verdadero arbol de la vida, nacido de nuestro linaje, de la tierra virgen Santa Maria, arbol siempre verde, fecundo en frutos. El adorno cristiano del arbol, segun los evangelizadores de los paises nordicos, consta de manzanas y dulces que cuelgan de sus ramos. Se pueden anadir otros "dones"; sin embargo, entre los regalos colocados bajo el arbol de Navidad no deberian faltar los regalos para los pobres: ellos forman parte de toda familia cristiana; - la cena de Navidad. La familia cristiana que todos los dias, segun la tradicion, bendice la mesa y da gracias al Señor por el don de los alimentos, realizara este gesto con mayor intensidad y atencion en la cena de Navidad, en la que se manifiestan con toda su fuerza la firmeza y la alegria de los vinculos familiares.




110. La Iglesia desea que todos los fieles participen en la noche del 24 de Diciembre, a ser posible, en el Oficio de Lecturas, como preparacion inmediata a la celebracion de la Eucaristia de media noche. Donde esto no se haga, puede ser oportuno preparar una vigilia con cantos, lecturas y elementos de la piedad popular, inspirandose en dicho oficio.




111. En la Misa de media noche, que tiene un gran sentido liturgico y goza del aprecio popular, se podran destacar: - al comienzo de la Misa, el canto del anuncio del nacimiento del Señor, con la formula del Martirologio Romano; - la oracion de los fieles debera asumir un caracter verdaderamente universal, incluso, donde sea oportuno, con el empleo de varios idiomas como un signo; y en la presentacion de los dones para el ofertorio siempre habra un recuerdo concreto de los pobres; - al final de la celebracion podra tener lugar el beso de la imagen del Nino Jesus por parte de los fieles, y la colocacion de la misma en el nacimiento que se haya puesto en la iglesia o en algun lugar cercano.

La fiesta de la Sagrada Familia


112. La fiesta de la Sagrada Familia, Jesus, Maria y José (Domingo en la octava de Navidad) ofrece un ambito celebrativo apropiado para el desarrollo de algunos ritos o momentos de oracion, propios de la familia cristiana.

El recuerdo de José, de Maria y del nino Jesus, que se dirigen a Jerusalén, como toda familia hebrea observante, para realizar los ritos de la Pascua (cfr. Lc


2,41-42), animara a que toda la familia acepte la invitacion a participar unida, ese dia, en la Eucaristia. Y resultaria muy significativo que la familia se encomendase nuevamente al patrocinio de la Sagrada Familia de Nazaret, la bendicion de los hijos, prevista en el Ritual, y donde sea oportuno, la renovacion de las promesas matrimoniales asumidas por los esposos, convertidos ya en padres, en el dia de su matrimonio, asi como las promesas de los desposorios con las que los novios formalizan su proyecto de fundar en el futuro una nueva familia.

Pero mas alla del dia de la fiesta, a los fieles les agrada recurrir a la Sagrada Familia de Nazaret en muchas circunstancias de la vida: se inscriben con gusto en las Asociaciones de la Sagrada Familia, para configurar su propio nucleo familiar segun el modelo de la Familia de Nazaret, y dirigen a la misma jaculatorias frecuentes, mediante las que se encomiendan a su patrocinio y piden la asistencia para el momento de la muerte.

La fiesta de los Santos Inocentes


113. Desde el final del siglo VI, la Iglesia celebra el 28 de Diciembre la memoria de los ninos a los que mato el ciego furor de Herodes por causa de Jesus (cfr. Mt 2,16-17). La tradicion liturgica los llama "Santos Inocentes" y los considera martires. A lo largo de los siglos, en el arte, en la poesia y en la piedad popular, los sentimientos de ternura y de simpatia han rodeado la memoria de este "pequeno rebano de corderos inmolados"; a estos sentimientos se ha unido siempre la indignacion por la violencia con que fueron arrancados de las manos de sus madres y entregados a la muerte.

En nuestros dias los ninos padecen todavia innumerables formas de violencia, que atentan contra su vida, dignidad, moralidad y derecho a la educacion. Hay que tener presente en este dia la innumerable multitud de ninos no nacidos y asesinados al amparo de las leyes que permiten el aborto, un crimen abominable.

La piedad popular, atenta a los problemas concretos, en no pocos lugares ha dado vida a manifestaciones de culto y a formas de caridad como la asistencia a las madres embarazadas, la adopcion de los ninos e impulsar su educacion.

El 31 de Diciembre


114. De la piedad popular provienen algunos ejercicios de piedad caracteristicos del 31 de Diciembre. Este dia se celebra, en la mayor parte de los paises de Occidente, el final del ano civil. La ocasion invita a los fieles a reflexionar sobre el "misterio del tiempo", que corre veloz e inexorable. Esto suscita en su espiritu un doble sentimiento: arrepentimiento y pesar por las culpas cometidas y por las ocasiones de gracia perdidas durante el ano que llega a su fin; agradecimiento por los beneficios recibidos de Dios.

Esta doble actitud ha dado origen, respectivamente, a dos ejercicios de piedad: la exposicion prolongada del Santisimo Sacramento, que ofrece una ocasion a las comunidades religiosas y a los fieles, para un tiempo de oracion, preferentemente en silencio; al canto del Te Deum, como expresion comunitaria de alabanza y agradecimiento por los beneficios obtenidos de Dios en el curso del ano que esta a punto de terminar.

En algunos lugares, sobre todo en comunidades monasticas y en asociaciones laicales marcadamente eucaristicas, la noche del 31 de Diciembre tiene lugar una vigilia de oracion que se suele concluir con la celebracion de la Eucaristia. Se debe alentar esta vigilia, y su celebracion tiene que estar en armonia con los contenidos liturgicos de la Octava de la Navidad, vivida no solo como una reaccion justificada ante la despreocupacion y disipacion con la que la sociedad vive el paso de una ano a otro, sino como ofrenda vigilante al Señor, de las primicias del nuevo ano.

La solemnidad de santa Maria, Madre de Dios


115. El 1 de Enero, Octava de la Navidad, la Iglesia celebra la solemnidad de Santa Maria, Madre de Dios. La maternidad divina y virginal de Maria constituye un acontecimiento salvifico singular: para la Virgen fue presupuesto y causa de su gloria extraordinaria; para nosotros es fuente de gracia y de salvacion, porque "por medio de ella hemos recibido al Autor de la vida".

La solemnidad del 1 de Enero, eminentemente mariana, ofrece un espacio particularmente apto para el encuentro entre la piedad liturgica y la piedad popular: la primera celebra este acontecimiento con las formas que le son propias; la segunda, si esta formada de manera adecuada, no dejara de dar vida a expresiones de alabanza y felicitacion a la Virgen por el nacimiento de su Hijo divino, y de profundizar en el contenido de tantas formulas de oracion, comenzando por la que resulta tan entranable a los fieles: "Santa Maria, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores".




116. En Occidente el 1 de Enero es un dia para felicitarse: es el inicio del ano civil. Los fieles estan envueltos en el clima festivo del comienzo del ano y se intercambian, con todos, los deseos de "Feliz ano". Sin embargo, deben saber dar a esta costumbre un sentido cristiano, y hacer de ella casi una expresion de piedad. Los fieles saben que "el ano nuevo" esta bajo el senorio de Cristo y por eso, al intercambiarse las felicitaciones y deseos, lo ponen, implicita o explicitamente, bajo el dominio de Cristo, a quien pertenecen los dias y los siglos eternos (cfr. Ap 1,8 Ap 22,13).

Con esta conciencia se relaciona la costumbre, bastante extendida, de cantar el


1 de Enero el himno Veni, creator Spiritus, para que el Espiritu del Señor dirija los pensamientos y las acciones de todos y cada uno de los fieles y de las comunidades cristianas durante todo el ano.




117. Entre los buenos deseos, con los que hombres y mujeres se saludan el 1 de Enero, destaca el de la paz. El "deseo de paz" tiene profundas raices biblicas, cristologicas y navidenas; los hombres de todos los tiempos invocan el "bien de la paz" , aunque atentan contra el frecuentemente, y en el modo mas violento y destructor: con la guerra.

La Sede Apostolica, participe de las aspiraciones profundas de los pueblos, desde el 1967, ha senalado para el 1 de Enero la celebracion de la "Jornada mundial de la paz".

La piedad popular no ha permanecido insensible ante esta iniciativa de la Sede Apostolica y, a la luz del Principe de la paz recién nacido, convierte este dia en un momento importante de oracion por la paz, de educacion en la paz y en los valores que estan indisolublemente unidos a la misma, como la libertad, la solidaridad y la fraternidad, la dignidad de la persona humana, el respeto de la naturaleza, el derecho al trabajo y el caracter sagrado de la vida, y de denuncia de situaciones injustas, que turban las conciencias y amenazan la paz.

La solemnidad de la Epifania del Señor


118. En torno a la solemnidad de la Epifania, que tiene un origen muy antiguo y un contenido muy rico, han nacido y se han desarrollado muchas tradiciones y expresiones genuinas de piedad popular. Entre estas se pueden recordar: - el solemne anuncio de la Pascua y de las fiestas principales del ano; la recuperacion de este anuncio, que se esta realizando en diversos lugares, se debe favorecer, pues ayuda a los fieles a descubrir la relacion entre la Epifania y la Pascua, y la orientacion de todas las fiestas hacia la mayor de las solemnidades cristianas; - el intercambio de "regalos de Reyes"; esta costumbre tiene sus raices en el episodio evangélico de los dones ofrecidos por los Magos al nino Jesus (cfr. Mt


2,11), y en un sentido mas radical, en el don que Dios Padre ha concedido a la humanidad con el nacimiento entre nosotros del Enmanuel (cfr. Is 7,14 Is 9,6 Mt


1,23). Es deseable que el intercambio de regalos con ocasion de la Epifania mantenga un caracter religioso, muestre que su motivacion ultima se encuentra en la narracion evangélica: esto ayudara a convertir el regalo en una expresion de piedad cristiana y a sacarlo de los condicionamientos de lujo, ostentacion y despilfarro, que son ajenos a sus origenes; - la bendicion de las casas, sobre cuyas puertas se traza la cruz del Señor, el numero del ano comenzado, las letras iniciales de los nombres tradicionales de los santos Magos (C+M+B) [en algunas lenguas], explicadas también como siglas de "Christus mansinem benedicat", escritas con una tiza bendecida; estos gestos, realizados por grupos de ninos acompanados de adultos, expresan la invocacion de la bendicion de Cristo por intercesion de los santos Magos y a la vez son una ocasion para recoger ofrendas que se dedican a fines misioneros y de caridad; - las iniciativas de solidaridad a favor de hombres y mujeres que, como los Magos, vienen de regiones lejanas; respecto a ellos, sean o no cristianos, la piedad popular adopta una actitud de comprension acogedora y de solidaridad efectiva; - la ayuda a la evangelizacion de los pueblos; el fuerte caracter misionero de la Epifania ha sido percibido por la piedad popular, por lo cual, en este dia tienen lugar iniciativas a favor de las misiones, especialmente las vinculadas a la "Obra misionera de la Santa Infancia", instituida por la Sede Apostolica; - la designacion de Santos Patronos; en no pocas comunidades religiosas y cofradias existe la costumbre de asignar a cada uno de los miembros un Santo bajo cuyo patrocinio se pone el ano recién comenzado La fiesta del Bautismo del Señor


119. Los misterios del Bautismo del Señor y de su manifestacion en las bodas de Cana estan estrechamente ligados con el acontecimiento salvifico de la Epifania.

La fiesta del Bautismo del Señor concluye el Tiempo de navidad. Esta fiesta, revalorizada en nuestros dias, no ha dado origen a especiales manifestaciones de la piedad popular. Sin embargo, para que los fieles sean sensibles a lo referente al Bautismo y a la memoria de su nacimiento como hijos de Dios, esta fiesta puede constituir un momento oportuno para iniciativas eficaces, como: el uso del Rito de la aspersion dominical con el agua bendita en todas las misas que se celebran con asistencia del pueblo; centrar la homilia y la catequesis en los temas y simbolos bautismales.

La fiesta de la Presentacion del Señor


120. Hasta el 1969 la antigua fiesta del 2 de Febrero, de origen oriental, recibia en Occidente el titulo de "Purificacion de Santa Maria Virgen", y concluia, cuarenta dias después de Navidad, el ciclo de navidad.

Esta fiesta siempre ha tenido un marcado caracter popular. Los fieles, de hecho: - asisten con gusto a la procesion conmemorativa de la entrada de Jesus en el Templo y de su encuentro, ante todo con Dios Padre, en cuya morada entra por primera vez, después con Simeon y Ana. Esta procesion, que en Occidente habia sustituido a los cortejos paganos licenciosos y que era de tipo penitencial, posteriormente se caracterizo por la bendicion de las candelas, que se llevaban encendidas durante la procesion, en honor de Cristo "luz para alumbrar a las naciones" (Lc 2,32); - son sensibles al gesto realizado por la Virgen Maria, que presenta a su Hijo en el Templo y se somete, segun el rito de la Ley de Moisés (cfr. Lv 12,1-8), al rito de la purificacion; en la piedad popular el episodio de la purificacion se ha visto como una muestra de la humildad de la Virgen, por lo cual, la fiesta del 2 de Febrero es considerada con frecuencia la fiesta de los que realizan los servicios mas humildes en la Iglesia.




121. La piedad popular es sensible al acontecimiento, providencial y misterioso, de la concepcion y del nacimiento de una vida nueva. En particular las madres cristianas advierten la relacion que existe, a pesar de las notables diferencias - la concepcion y el parto de Maria son hechos unicos - entre la maternidad de la Virgen, la purisima, madre de la Cabeza del Cuerpo Mistico, y su maternidad: ellas también son madres segun el plan de Dios, pues han generado los futuros miembros del mismo Cuerpo Mistico. En esta intuicion, y como imitando el rito realizado por Maria (cfr. Lc 2,22-24), tenia origen el rito de la purificacion de la que habia dado a luz, algunos de cuyos elementos reflejaban una vision negativa de lo relacionado con el parto En el actual Rituale Romanum esta prevista una bendicion para la madre, tanto antes del parto como después del parto, esta ultima solo en el caso de que la madre no haya podido participar en el bautismo del hijo.

Sin embargo, es muy oportuno que la madre y sus parientes, al pedir esta bendicion, se adapten a las caracteristicas de la oracion de la Iglesia: comunion de fe y de caridad en la oracion, para que llegue a su feliz cumplimiento el tiempo de espera (bendicion antes del parto) y para dar gracias a Dios por el don recibido (bendicion después del parto).




122. En algunas Iglesias locales se valoran de modo especial algunos elementos del relato evangélico de la fiesta de la Presentacion del Señor (Lc 2,22-40), como la obediencia de José y Maria a la Ley del Señor, la pobreza de los santos esposos, la condicion virginal de la Madre de Jesus, lo que ha aconsejado convertir, también, el 2 de Febrero en la fiesta de los que se dedican al servicio del Señor y de los hermanos, en las diversas formas de vida consagrada.




123. La fiesta del 2 de Febrero conserva un caracter popular. Sin embargo es necesario que responda verdaderamente al sentido auténtico de la fiesta. No resultaria adecuado que la piedad popular, al celebrar la Presentacion del Señor, se olvidase el contenido cristologico, que es el fundamental, para quedarse casi exclusivamente en los aspectos mariologicos; el hecho de que deba "ser considerada ...como memoria simultanea del Hijo y de la Madre" no autoriza semejante cambio de la perspectiva; las velas, conservadas en los hogares, deben ser para los fieles un signo de Cristo "luz del mundo" y por lo tanto, un motivo para expresar la fe.

En el tiempo de Cuaresma


124. La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebracion de la Pascua. Tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversion, de preparacion y de memoria del Bautismo, de reconciliacion con Dios y con los hermanos, de recurso mas frecuente a las "armas de la penitencia cristiana": la oracion, el ayuno y la limosna (cfr. Mt 6,1-6 Mt 6,16-18).

En el ambito de la piedad popular no se percibe facilmente el sentido mistérico de la Cuaresma y no se han asimilado algunos de los grandes valores y temas, como la relacion entre el "sacramento de los cuarenta dias" y los sacramentos de la iniciacion cristiana, o el misterio del "éxodo", presente a lo largo de todo el itinerario cuaresmal. Segun una constante de la piedad popular, que tiende a centrarse en los misterios de la humanidad de Cristo, en la Cuaresma los fieles concentran su atencion en la Pasion y Muerte del Señor.




125. El comienzo de los cuarenta dias de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero simbolo de las Cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometian a la penitencia canonica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazon penitente que cada bautizado esta llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran numero a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversion y al esfuerzo de la renovacion pascual.

A pesar de la secularizacion de la sociedad contemporanea, el pueblo cristiano advierte claramente que durante la Cuaresma hay que dirigir el espiritu hacia las realidades que son verdaderamente importantes; que hace falta un esfuerzo evangélico y una coherencia de vida, traducida en buenas obras, en forma de renuncia a lo superfluo y suntuoso, en expresiones de solidaridad con los que sufren y con los necesitados.

También los fieles que frecuentan poco los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristia saben, por una larga tradicion eclesial, que el tiempo de Cuaresma-Pascua esta en relacion con el precepto de la Iglesia de confesar lo propios pecados graves, al menos una vez al ano, preferentemente en el tiempo pascual.




126. La divergencia existente entre la concepcion liturgica y la vision popular de la Cuaresma, no impide que el tiempo de los "Cuarenta dias" sea un espacio propicio para una interaccion fecunda entre Liturgia y piedad popular.

Un ejemplo de esta interaccion lo tenemos en el hecho de que la piedad popular favorece algunos dias, algunos ejercicios de piedad y algunas actividades apostolicas y caritativas, que la misma Liturgia cuaresmal prevé y recomienda.

La practica del ayuno, tan caracteristica desde la antigüedad en este tiempo liturgico, es un "ejercicio" que libera voluntariamente de las necesidades de la vida terrena para redescubrir la necesidad de la vida que viene del cielo: "No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mt 4,4 cfr. Dt 8,3 Lc 4,4 antifona comunion del I Domingo Cuaresma) La veneracion de Cristo crucificado


127. El camino cuaresmal termina con el comienzo del Triduo pascual, es decir, con la celebracion de la Misa In Cena Domini. En el Triduo pascual, el Viernes Santo, dedicado a celebrar la Pasion del Señor, es el dia por excelencia para la "Adoracion de la santa Cruz".

Sin embargo, la piedad popular desea anticipar la veneracion cultual de la Cruz.

De hecho, a lo largo de todo el tiempo cuaresmal, el viernes, que por una antiquisima tradicion cristiana es el dia conmemorativo de la Pasion de Cristo, los fieles dirigen con gusto su piedad hacia el misterio de la Cruz.

Contemplando al Salvador crucificado captan mas facilmente el significado del dolor inmenso e injusto que Jesus, el Santo, el Inocente, padecio por la salvacion del hombre, y comprenden también el valor de su amor solidario y la eficacia de su sacrificio redentor.




128. Las expresiones de devocion a Cristo crucificado, numerosas y variadas, adquieren un particular relieve en las iglesias dedicadas al misterio de la Cruz o en las que se veneran reliquias, consideradas auténticas, del lignum Crucis.

La "invencion de la Cruz", acaecida segun la tradicion durante la primera mitad del siglo IV, con la consiguiente difusion por todo el mundo de fragmentos de la misma, objeto de grandisima veneracion, determino un aumento notable del culto a la Cruz.

En las manifestaciones de devocion a Cristo crucificado, los elementos acostumbrados de la piedad popular como cantos y oraciones, gestos como la ostension y el beso de la cruz, la procesion y la bendicion con la cruz, se combinan de diversas maneras, dando lugar a ejercicios de piedad que a veces resultan preciosos por su contenido y por su forma.

No obstante, la piedad respecto a la Cruz, con frecuencia, tiene necesidad de ser iluminada. Se debe mostrar a los fieles la referencia esencial de la Cruz al acontecimiento de la Resurreccion: la Cruz y el sepulcro vacio, la Muerte y la Resurreccion de Cristo, son inseparables en la narracion evangélica y en el designio salvifico de Dios. En la fe cristiana, la Cruz es expresion del triunfo sobre el poder de las tinieblas, y por esto se la presenta adornada con gemas y convertida en signo de bendicion, tanto cuando se traza sobre uno mismo, como cuando se traza sobre otras personas y objetos.




129. El texto evangélico, particularmente detallado en la narracion de los diversos episodios de la Pasion, y la tendencia a especificar y a diferenciar, propia de la piedad popular, ha hecho que los fieles dirijan su atencion, también, a aspectos particulares de la Pasion de Cristo y hayan hecho de ellos objeto de diferentes devociones: el "Ecce homo", el Cristo vilipendiado, "con la corona de espinas y el manto de purpura" (Jn 19,5), que Pilato muestra al pueblo; las llagas del Señor, sobre todo la herida del costado y la sangre vivificadora que brota de alli (cfr. Jn 19,34); los instrumentos de la Pasion, como la columna de la flagelacion, la escalera del pretorio, la corona de espinas, los clavos, la lanza de la transfixion; la sabana santa o lienza de la deposicion.

Estas expresiones de piedad, promovidas en ocasiones por personas de santidad eminente, son legitimas. Sin embargo, para evitar una division excesiva en la contemplacion del misterio de la Cruz, sera conveniente subrayar la consideracion de conjunto de todo el acontecimiento de la Pasion, conforme a la tradicion biblica y patristica.

La lectura de la Pasion del Señor


130. La Iglesia exhorta a los fieles a la lectura frecuente, de manera individual o comunitaria, de la Palabra de Dios. Ahora bien, no hay duda de que entre las paginas de la Biblia, la narracion de la Pasion del Señor tiene un valor pastoral especial, por lo que, por ejemplo, el Ordo unctionis infirmorum eorumque pastoralis curae sugiere la lectura, en el momento de la agonia del cristiano, de la narracion de la Pasion del Señor o de alguna paso de la misma.

Durante el tiempo de Cuaresma, el amor a Cristo crucificado debera llevar a la comunidad cristiana a preferir el miércoles y el viernes, sobre todo, para la lectura de la Pasion del Señor.

Esta lectura, de gran sentido doctrinal, atrae la atencion de los fieles tanto por el contenido como por la estructura narrativa, y suscita en ellos sentimientos de auténtica piedad: arrepentimiento de las culpas cometidas, porque los fieles perciben que la Muerte de Cristo ha sucedido para remision de los pecados de todo el género humano y también de los propios; compasion y solidaridad con el Inocente injustamente perseguido; gratitud por el amor infinito que Jesus, el Hermano primogénito, ha demostrado en su Pasion para con todos los hombres, sus hermanos; decision de seguir los ejemplos de mansedumbre, paciencia, misericordia, perdon de las ofensas y abandono confiado en las manos del Padre, que Jesus dio de modo abundante y eficaz durante su Pasion.

Fuera de la celebracion liturgica, la lectura de la Pasion se puede "dramatizar" si es oportuno, confiando a lectores distintos los textos correspondientes a los diversos personajes; asimismo, se pueden intercalar cantos o momentos de silencio meditativo.

El "Via Crucis"


131. Entre los ejercicios de piedad con los que los fieles veneran la Pasion del Señor, hay pocos que sean tan estimados como el Via Crucis. A través de este ejercicio de piedad los fieles recorren, participando con su afecto, el ultimo tramo del camino recorrido por Jesus durante su vida terrena: del Monte de los Olivos, donde en el "huerto llamado Getsemani" (Mc 14,32) el Señor fue "presa de la angustia" (Lc 22,44), hasta el Monte Calvario, donde fue crucificado entre dos malhechores (cfr. Lc 23,33), al jardin donde fue sepultado en un sepulcro nuevo, excavado en la roca (cfr. Jn 19,40-42).

Un testimonio del amor del pueblo cristiano por este ejercicio de piedad son los innumerables Via Crucis erigidos en las iglesias, en los santuarios, en los claustros e incluso al aire libre, en el campo, o en la subida a una colina, a la cual las diversas estaciones le confieren una fisonomia sugestiva.




132. El Via Crucis es la sintesis de varias devociones surgidas desde la alta Edad Media: la peregrinacion a Tierra Santa, durante la cual los fieles visitan devotamente los lugares de la Pasion del Señor; la devocion a las "caidas de Cristo" bajo el peso de la Cruz; la devocion a los "caminos dolorosos de Cristo", que consiste en ir en procesion de una iglesia a otra en memoria de los recorridos de Cristo durante su Pasion; la devocion a las "estaciones de Cristo", esto es, a los momentos en los que Jesus se detiene durante su camino al Calvario, o porque le obligan sus verdugos o porque esta agotado por la fatiga, o porque, movido por el amor, trata de entablar un dialogo con los hombres y mujeres que asisten a su Pasion.

En su forma actual, que esta ya atestiguada en la primera mitad del siglo XVII, el Via Crucis, difundido sobre todo por San Leonardo de Porto Mauricio (+1751), ha sido aprobado por la Sede Apostolica, dotado de indulgencias y consta de catorce estaciones.




133. El Via Crucis es un camino trazado por el Espiritu Santo, fuego divino que ardia en el pecho de Cristo (cfr. Lc 12,49-50) y lo impulso hasta el Calvario; es un camino amado por la Iglesia, que ha conservado la memoria viva de las palabras y de los acontecimientos de los ultimo dias de su Esposo y Señor.

En el ejercicio de piedad del Via Crucis confluyen también diversas expresiones caracteristicas de la espiritualidad cristiana: la comprension de la vida como camino o peregrinacion; como paso, a través del misterio de la Cruz, del exilio terreno a la patria celeste; el deseo de conformarse profundamente con la Pasion de Cristo; las exigencias de la sequela Christi, segun la cual el discipulo debe caminar detras del Maestro, llevando cada dia su propia cruz (cfr. Lc 9,23) Por todo esto el Via Crucis es un ejercicio de piedad especialmente adecuado al tiempo de Cuaresma.




134. Para realizar con fruto el Via Crucis pueden ser utiles las siguientes indicaciones: - la forma tradicional, con sus catorce estaciones, se debe considerar como la forma tipica de este ejercicio de piedad; sin embargo, en algunas ocasiones, no se debe excluir la sustitucion de una u otra "estacion" por otras que reflejen episodios evangélicos del camino doloroso de Cristo, y que no se consideran en la forma tradicional; - en todo caso, existen formas alternativas del Via Crucis aprobadas por la Sede Apostolica o usadas publicamente por el Romano Pontifice: estas se deben considerar formas auténticas del mismo, que se pueden emplear segun sea oportuno; - el Via Crucis es un ejercicio de piedad que se refiere a la Pasion de Cristo; sin embargo es oportuno que concluya de manera que los fieles se abran a la expectativa, llena de fe y de esperanza, de la Resurreccion; tomando como modelo la estacion de la Anastasis al final del Via Crucis de Jerusalén, se puede concluir el ejercicio de piedad con la memoria de la Resurreccion del Señor.




135. Los textos para el Via Crucis son innumerables. Han sido compuestos por pastores movidos por una sincera estima a este ejercicio de piedad y convencidos de su eficacia espiritual; otras veces tienen por autores a fieles laicos, eminentes por la santidad de vida, doctrina o talento literario.

La seleccion del texto, teniendo presente las eventuales indicaciones del Obispo, se debera hacer considerando sobre todo las caracteristicas de los que participan en el ejercicio de piedad y el principio pastoral de combinar sabiamente la continuidad y la innovacion. En todo caso, seran preferibles los textos en los que resuenen, correctamente aplicadas, las palabras de la Biblia, y que estén escritos con un estilo digno y sencillo.

Un desarrollo inteligente del Via Crucis, en el que se alternan de manera equilibrada: palabra, silencio, canto, movimiento procesional y parada meditativa, contribuye a que se obtengan los frutos espirituales de este ejercicio de piedad.

El "Via Matris"


136. Asi como en el plan salvifico de Dios (cfr. Lc 2,34-35) estan asociados Cristo crucificado y la Virgen dolorosa, también los estan en la Liturgia y en la piedad popular.

Como Cristo es el "hombre de dolores" (Is 53,3), por medio del cual se ha complacido Dios en "reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz" (Col 1,20), asi Maria es la "mujer del dolor", que Dios ha querido asociar a su Hijo, como madre y participe de su Pasion (socia Passionis).

Desde los dias de la infancia de Cristo, toda la vida de la Virgen, participando del rechazo de que era objeto su Hijo, transcurrio bajo el signo de la espada (cfr. Lc 2,35). Sin embargo, la piedad del pueblo cristiano ha senalado siete episodios principales en la vida dolorosa de la Madre y los ha considerado como los "siete dolores" de Santa Maria Virgen.

Asi, segun el modelo del Via Crucis, ha nacido el ejercicio de piedad del Via Matris dolorosae, o simplemente Via Matris, aprobado también por la Sede Apostolica. Desde el siglo XVI hay ya formas incipientes del Via Matris, pero en su forma actual no es anterior al siglo XIX. La intuicion fundamental es considerar toda la vida de la Virgen, desde el anuncio profético de Simeon (cfr.

Lc 2,34-35) hasta la muerte y sepultura del Hijo, como un camino de fe y de dolor: camino articulado en siete "estaciones", que corresponden a los "siete dolores" de la Madre del Señor.




137. El ejercicio de piedad del Via Matris se armoniza bien con algunos temas propios del itinerario cuaresmal. Como el dolor de la Virgen tiene su causa en el rechazo que Cristo ha sufrido por parte de los hombres, el Via Matris remite constante y necesariamente al misterio de Cristo, siervo sufriente del Señor (cfr. Is 52,13-53,12), rechazado por su propio pueblo (cfr. Jn 1,11 Lc 2,1-7


2,34-35; 4,28-29; Mt 26,47-56; Hech 12,1-5). Y remite también al misterio de la Iglesia: las estaciones del Via Matris son etapas del camino de fe y dolor en el que la Virgen ha precedido a la Iglesia y que esta debera recorrer hasta el final de los tiempos.

El Via Matris tiene como maxima expresion la "Piedad", tema inagotable del arte cristiano desde la Edad Media.

La Semana Santa


138. "Durante la Semana Santa la Iglesia celebra los misterios de la salvacion actuados por Cristo en los ultimos dias de su vida, comenzando por su entrada mesianica en Jerusalén".

Es muy intensa la participacion del pueblo en los ritos de la Semana Santa.

Algunos muestran todavia senales de su origen en el ambito de la piedad popular.

Sin embargo ha sucedido que, a lo largo de los siglos, se ha producido en los ritos de la Semana Santa una especie de paralelismo celebrativo, por lo cual se dan practicamente dos ciclos con planteamiento diverso: uno rigurosamente liturgico, otro caracterizado por ejercicios de piedad especificos, sobre todo las procesiones.

Esta diferencia se deberia reconducir a una correcta armonizacion entre las celebraciones liturgicas y los ejercicios de piedad. En relacion con la Semana Santa, el amor y el cuidado de las manifestaciones de piedad tradicionalmente estimadas por el pueblo debe llevar necesariamente a valorar las acciones liturgicas, sostenidas ciertamente por los actos de piedad popular.

Domingo de Ramos Las palmas y los ramos de olivo o de otros arboles


139. "La Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos "de la Pasion del Señor", que comprende a la vez el triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasion".

La procesion que conmemora la entrada mesianica de Jesus en Jerusalén tiene un caracter festivo y popular. A los fieles les gusta conservar en sus hogares, y a veces en el lugar de trabajo, los ramos de olivo o de otros arboles, que han sido bendecidos y llevados en la procesion.

Sin embargo es preciso instruir a los fieles sobre el significado de la celebracion, para que entiendan su sentido. Sera oportuno, por ejemplo, insistir en que lo verdaderamente importante es participar en la procesion y no simplemente procurarse una palma o ramo de olivo; que estos no se conserven como si fueran amuletos, con un fin curativo o para mantener alejados a los malos espiritus y evitar asi, en las casas y los campos, los danos que causan, lo cual podria ser una forma de supersticion.

La palma y el ramo de olivo se conservan, ante todo, como un testimonio de la fe en Cristo, rey mesianico, y en su victoria pascual.

Triduo pascual


140. Todos los anos en el "sacratisimo triduo del crucificado, del sepultado y del resucitado" o Triduo pascual, que se celebra desde la Misa vespertina del Jueves en la cena del Señor hasta las Visperas del Domingo de Resurreccion, la Iglesia celebra, "en intima comunion con Cristo su Esposo", los grandes misterios de la redencion humana.

Jueves Santo La visita al lugar de la reserva


141. La piedad popular es especialmente sensible a la adoracion del santisimo Sacramento, que sigue a la celebracion de la Misa en la cena del Señor. A causa de un proceso historico, que todavia no esta del todo claro en algunas de sus fases, el lugar de la reserva se ha considerado como "santo sepulcro"; los fieles acudian para venerar a Jesus que después del descendimiento de la Cruz fue sepultado en la tumba, donde permanecio unas Cuarenta horas.

Es preciso iluminar a los fieles sobre el sentido de la reserva: realizada con austera solemnidad y ordenada esencialmente a la conservacion del Cuerpo del Señor, para la comunion de los fieles en la Celebracion liturgica del Viernes Santo y para el Viatico de los enfermos, es una invitacion a la adoracion, silenciosa y prolongada, del Sacramento admirable, instituido en este dia.

Por lo tanto, para el lugar de la reserva hay que evitar el término "sepulcro" ("monumento"), y en su disposicion no se le debe dar la forma de una sepultura; el sagrario no puede tener la forma de un sepulcro o urna funeraria: el Sacramento hay que conservarlo en un sagrario cerrado, sin hacer la exposicion con la custodia.

Después de la media noche del Jueves Santo, la adoracion se realiza sin solemnidad, pues ya ha comenzado el dia de la Pasion del Señor.

Viernes Santo La procesion del Viernes Santo


142. El Viernes Santo la Iglesia celebra la Muerte salvadora de Cristo. En el Acto liturgico de la tarde, medita en la Pasion de su Señor, intercede por la salvacion del mundo, adora la Cruz y conmemora su propio nacimiento del costado abierto del Salvador (Cfr. Jn 19,34).

Entre las manifestaciones de piedad popular del Viernes Santo, ademas del Via Crucis, destaca la procesion del "Cristo muerto". Esta destaca, segun las formas expresivas de la piedad popular, el pequeno grupo de amigos y discipulos que, después de haber bajado de la Cruz el Cuerpo de Jesus, lo llevaron al lugar en el cual habia una "tumba excavada en la roca, en la cual todavia no se habia dado sepultura a nadie" (Lc 23,53).

La procesion del "Cristo muerto" se desarrolla, por lo general, en un clima de austeridad, de silencio y de oracion, con la participacion de numerosos fieles, que perciben no pocos sentidos del misterio de la sepultura de Jesus.




143. Sin embargo, es necesario que estas manifestaciones de la piedad popular nunca aparezcan ante los fieles, ni por la hora ni por el modo de convocatoria, como sucedaneo de las celebraciones liturgicas del Viernes Santo.

Por lo tanto, al planificar pastoralmente el Viernes Santo se debera conceder el primer lugar y el maximo relieve a la Celebracion liturgica, y se debera explicar a los fieles que ningun ejercicio de piedad debe sustituir a esta celebracion, en su valor objetivo.

Finalmente, hay que evitar introducir la procesion de "Cristo muerto" en el ambito de la solemne Celebracion liturgica del Viernes Santo, porque esto constituiria una mezcla hibrida de celebraciones.

Representacion de la Pasion de Cristo


144. En muchas regiones, durante la Semana Santa, sobre todo el Viernes, tienen lugar representaciones de la Pasion de Cristo. Se trata, frecuentemente, de verdaderas "representaciones sagradas", que con razon se pueden considerar un ejercicio de piedad. Las representaciones sagradas hunden sus raices en la Liturgia. Algunas de ellas, nacidas casi en el coro de los monjes, mediante un proceso de dramatizacion progresiva, han pasado al atrio de la iglesia.

En muchos lugares, la preparacion y ejecucion de la representacion de la Pasion de Cristo esta encomendada a cofradias, cuyos miembros han asumido determinados compromisos de vida cristiana. En estas representaciones, actores y espectadores son introducidos en un movimiento de fe y de auténtica piedad. Es muy deseable que las representaciones sagradas de la Pasion del Señor no se alejen de este estilo de expresion sincera y gratuita de piedad, para convertirse en manifestaciones folcloricas, que atraen no tanto el espiritu religioso cuanto el interés de los turistas.

Respecto a las representaciones sagradas hay que explicar a los fieles la profunda diferencia que hay entre una "representacion" que es mimesis, y la "accion liturgica", que es anamnesis, presencia mistérica del acontecimiento salvifico de la Pasion.

Hay que rechazar las practicas penitenciales que consisten en hacerse crucificar con clavos.

El recuerdo de la Virgen de los Dolores


145. Dada su importancia doctrinal y pastoral, se recomienda no descuidar el "recuerdo de los dolores de la Santisima Virgen Maria". La piedad popular, siguiendo el relato evangélico, ha destacado la asociacion de la Madre a la Pasion salvadora del Hijo (cfr. Jn 19,25-27 Lc 2,34ss) y ha dado lugar a diversos ejercicios de piedad entre los que se deben recordar: - el Planctus Mariae, expresion intensa de dolor, que con frecuencia contiene elementos de gran valor literario y musical, en el que la Virgen llora no solo la muerte del Hijo, inocente y santo, su bien sumo, sino también la pérdida de su pueblo y el pecado de la humanidad.

- la "Hora de la Dolorosa", en la que los fieles, con expresiones de conmovedora devocion, "hacen compania" a la Madre del Señor, que se ha quedado sola y sumergida en un profundo dolor, después de la muerte de su unico Hijo; al contemplar a la Virgen con el Hijo entre sus brazos - la Piedad - comprenden que en Maria se concentra el dolor del universo por la muerte de Cristo; en ella ven la personificacion de todas las madres que, a lo largo de la historia, han llorado la muerte de un hijo. Este ejercicio de piedad, que en algunos lugares de América Latina se denomina "El pésame", no se debe limitar a expresar el sentimiento humano ante una madre desolada, sino que, desde la fe en la Resurreccion, debe ayudar a comprender la grandeza del amor redentor de Cristo y la participacion en el mismo de su Madre.

Sabado Santo


146. "Durante el Sabado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su Pasion y Muerte, su descenso a los infiernos y esperando en la oracion y el ayuno su Resurreccion".

La piedad popular no puede permanecer ajena al caracter particular del Sabado Santo; asi pues, las costumbres y las tradiciones festivas vinculadas a este dia, en el que durante una época se anticipaba la celebracion pascual, se deben reservar para la noche y el dia de Pascua.

La "Hora de la Madre"


147. En Maria, conforme a la ensenanza de la tradicion, esta como concentrado todo el cuerpo de la Iglesia: ella es la "credentium collectio universa". Por esto la Virgen Maria, que permanece junto al sepulcro de su Hijo, tal como la representa la tradicion eclesial, es imagen de la Iglesia Virgen que vela junto a la tumba de su Esposo, en espera de celebrar su Resurreccion.

En esta intuicion de la relacion entre Maria y la Iglesia se inspira el ejercicio de piedad de la Hora de la Madre: mientras el cuerpo del Hijo reposa en el sepulcro y su alma desciende a los infiernos para anunciar a sus antepasados la inminente liberacion de la region de las tinieblas, la Virgen, anticipando y representando a la Iglesia, espera llena de fe la victoria del Hijo sobre la muerte.

Domingo de Pascua


148. También en el Domingo de Pascua, maxima solemnidad del ano liturgico, tienen lugar no pocas manifestaciones de la piedad popular: son, todas, expresiones cultuales que exaltan la nueva condicion y la gloria de Cristo resucitado, asi como su poder divino que brota de su victoria sobre el pecado y sobre la muerte.

El encuentro del Resucitado con la Madre


149. La piedad popular ha intuido que la asociacion del Hijo con la Madre es permanente: en la hora del dolor y de la muerte, en la hora de la alegria y de la Resurreccion.

La afirmacion liturgica de que Dios ha colmado de alegria a la Virgen en la Resurreccion del Hijo, ha sido, por decirlo de algun modo, traducida y representada por la piedad popular en el Encuentro de la Madre con el Hijo resucitado: la manana de Pascua dos procesiones, una con la imagen de la Madre dolorosa, otra con la de Cristo resucitado, se encuentran para significar que la Virgen fue la primera que participo, y plenamente, del misterio de la Resurreccion del Hijo.

Para este ejercicio de piedad es valida la observacion que se hizo respecto a la procesion del "Cristo muerto": su realizacion no debe dar a entender que sea mas importante que las celebraciones liturgicas del domingo de Pascua, ni dar lugar a mezclas rituales inadecuadas.

Bendicion de la mesa familiar


150. Toda la Liturgia pascual esta penetrada de un sentido de novedad: es nueva la naturaleza, porque en el hemisferio norte la pascua coincide con el despertar primaveral; son nuevos el fuego y el agua; son nuevos los corazones de los cristianos, renovados por el sacramento de la Penitencia y, a ser posible, por los mismos sacramentos de la Iniciacion cristiana; es nueva, por decirlo de alguna manera, la Eucaristia: son signos y realidades-signo de la nueva condicion de vida inaugurada por Cristo con su Resurreccion.

Entre los ejercicios de piedad que se relacionan con la Pascua se cuentan las tradicionales bendiciones de huevos, simbolos de vida, y la bendicion de la mesa familiar; esta ultima, que es ademas una costumbre diaria de las familias cristianas, que se debe alentar, adquiere un significado particular en el dia de Pascua: con el agua bendecida en la Vigilia Pascual, que los fieles llevan a sus hogares, segun una loable costumbre, el cabeza de familia u otro miembro de la comunidad doméstica bendice la mesa pascual.

El saludo pascual a la Madre del Resucitado


151. En algunos lugares, al final de la Vigilia pascual o después de las II Visperas del Domingo de Pascua, se realiza un breve ejercicio de piedad: se bendicen flores, que se distribuyen a los fieles como signo de la alegria pascual, y se rinde homenaje a la imagen de la Dolorosa, que a veces se corona, mientras se canta el Regina caeli. Los fieles, que se habian asociado al dolor de la Virgen por la Pasion del Hijo, quieren asi alegrarse con ella por el acontecimiento de la Resurreccion.

Este ejercicio de piedad, que no se debe mezclar con el acto liturgico, es conforme a los contenidos del Misterio pascual y constituye una prueba ulterior de como la piedad popular percibe la asociacion de la Madre a la obra salvadora del Hijo.

En el Tiempo Pascual La bendicion anual de las familias en sus casas


152. Durante el tiempo pascual - o en otros periodos del ano - tiene lugar la bendicion anual de las familias, visitadas en sus casas. Esta costumbre, tan apreciada por los fieles y encomendada a la atencion pastoral de los parrocos y de sus colaboradores, es una ocasion preciosa para hacer resonar en las familias cristianas el recuerdo de la presencia continua de Dios, llena de bendiciones, la invitacion a vivir conforme al Evangelio, la exhortacion a los padres e hijos a que conserven y promuevan el misterio de ser "iglesia doméstica".

El "Via lucis"


153. Recientemente, en diversos lugares, se esta difundiendo un ejercicio de piedad denominado Via lucis. En él, como sucede en el Via Crucis, los fieles, recorriendo un camino, consideran las diversas apariciones en las que Jesus - desde la Resurreccion a la Ascension, con la perspectiva de la Parusia - manifesto su gloria a los discipulos, en espera del Espiritu prometido (cfr. Jn


14,26; 16,13-15; Lc 24,49), conforto su fe, culmino las ensenanzas sobre el Reino y determino aun mas la estructura sacramental y jerarquica de la Iglesia.

Mediante el ejercicio del Via lucis los fieles recuerdan el acontecimiento central de la fe - la Resurreccion de Cristo - y su condicion de discipulos que en el Bautismo, sacramento pascual, han pasado de las tinieblas del pecado a la luz de la gracia (cfr. Col 1,13 Ef Col 5,8).

Durante siglos, el Via Crucis ha mediado la participacion de los fieles en el primer momento del evento pascual - la Pasion - y ha contribuido a fijar sus contenidos en la conciencia del pueblo. De modo analogo, en nuestros dias, el Via lucis, siempre que se realice con fidelidad al texto evangélico, puede ser un medio para que los fieles comprendan vitalmente el segundo momento de la Pascua del Señor: la Resurreccion.

El Via lucis, ademas, puede convertirse en una optima pedagogia de la fe, porque, como se suele decir, "per crucem ad lucem". Con la metafora del camino, el Via lucis lleva desde la constatacion de la realidad del dolor, que en plan de Dios no constituye el fin de la vida, a la esperanza de alcanzar la verdadera meta del hombre: la liberacion, la alegria, la paz, que son valores esencialmente pascuales.

El Via lucis, finalmente, en una sociedad que con frecuencia esta marcada por la "cultura de la muerte", con sus expresiones de angustia y apatia, es un estimulo para establecer una "cultura de la vida", una cultura abierta a las expectativas de la esperanza y a las certezas de la fe.

La devocion a la divina misericordia


154. En relacion con la octava de Pascua, en nuestros dias y a raiz de los mensajes de la religiosa Faustina Kowalska, canonizada el 30 de Abril del 2000, se ha difundido progresivamente una devocion particular a la misericordia divina comunicada por Cristo muerto y resucitado, fuente del Espiritu que perdona los pecados y devuelve la alegria de la salvacion. Puesto que la Liturgia del "II Domingo de Pascua o de la divina misericordia" - como se denomina en la actualidad - constituye el espacio natural en el que se expresa la acogida de la misericordia del Redentor del hombre, debe educarse a los fieles para comprender esta devocion a la luz de las celebraciones liturgicas de estos dias de Pascua.

En efecto, "El Cristo pascual es la encarnacion definitiva de la misericordia, su signo viviente: historico-salvifico y a la vez escatologico. En el mismo espiritu, la Liturgia del tiempo pascual pone en nuestros labios las palabras del salmo: "Cantaré eternamente las misericordias del Señor" (Ps89 (88),2)".

La novena de Pentecostés


155. La Escritura da testimonio de que en los nueve dias entre la Ascension y Pentecostés, los Apostoles "permanecian unidos y eran asiduos en la oracion, junto con algunas mujeres y con Maria, la Madre de Jesus, y con sus hermanos" (Hech 1,14), en espera de ser "revestidos con el poder de lo alto" (Lc 24,49).

De la reflexion orante sobre este acontecimiento salvifico ha nacido el ejercicio de piedad de la novena de Pentecostés, muy difundido en el pueblo cristiano.

En realidad, en el Misal y en la Liturgia de las Horas, sobre todo en las Visperas, esta "novena" ya esta presente: los textos biblicos y eucologicos se refieren, de diversos modos, a la espera del Paraclito. Por lo tanto, en la medida de lo posible, la novena de Pentecostés deberia consistir en la celebracion solemne de las Visperas. Donde esto no sea posible, dispongase la novena de Pentecostés de tal modo que refleje los temas liturgicos de los dias que van de la Ascension a la Vigilia de Pentecostés.

En algunos lugares se celebra durante estos dias la semana de oracion por la unidad de los cristianos.

Pentecostés El domingo de Pentecostés


156. El tiempo pascual concluye en el quincuagésimo dia, con el domingo de Pentecostés, conmemorativo de la efusion del Espiritu Santo sobre los Apostoles (cfr. Hech 2,1-4), de los comienzos de la Iglesia y del inicio de su mision a toda lengua, pueblo y nacion. Es significativa la importancia que ha adquirido, especialmente en la catedral, pero también en las parroquias, la celebracion prolongada de la Misa de la Vigilia, que tiene el caracter de una oracion intensa y perseverante de toda la comunidad cristiana, segun el ejemplo de los Apostoles reunidos en oracion unanime con la Madre del Señor.

Exhortando a la oracion y a la participacion en la mision, el misterio de Pentecostés ilumina la piedad popular: también esta "es una demostracion continua de la presencia del Espiritu Santo en la Iglesia. ste enciende en los corazones la fe, la esperanza y el amor, virtudes excelentes que dan valor a la piedad cristiana. El mismo Espiritu ennoblece las numerosas y variadas formas de transmitir el mensaje cristiano segun la cultura y las costumbres de cualquier lugar, en cualquier momento historico".

Con formulas conocidas que vienen de la celebracion de Pentecostés (Veni, creator Spiritus; Veni, Sancte Spiritus) o con breves suplicas (Emitte Spiritum tuum et creabuntur...), los fieles suelen invocar al Espiritu, sobre todo al comenzar una actividad o un trabajo, o en situaciones especiales de angustia.

También el rosario, en el tercer misterio glorioso, invita a meditar en la efusion del Espiritu Santo. Los fieles, ademas, saben que han recibido, especialmente en la Confirmacion, el Espiritu de sabiduria y de consejo que les guia en su existencia, el Espiritu de fortaleza y de luz que les ayuda a tomar las decisiones importantes y a afrontar las pruebas de la vida. Saben que su cuerpo, desde el dia del Bautismo, es templo del Espiritu Santo, y que debe ser respetado y honrado, también en la muerte, y que en el ultimo dia la potencia del Espiritu lo hara resucitar.

Al tiempo que nos abre a la comunion con Dios en la oracion, el Espiritu Santo nos mueve hacia el projimo con sentimientos de encuentro, reconciliacion, testimonio, deseos de justicia y de paz, renovacion de la mente, verdadero progreso social e impulso misionero. Con este espiritu, la solemnidad de Pentecostés se celebra en algunas comunidades como "jornada de sacrificio por las misiones".

En el Tiempo ordinario La solemnidad de la santisima Trinidad


157. El domingo siguiente a Pentecostés la Iglesia celebra la solemnidad de la santisima Trinidad. En la baja Edad Media, la devocion creciente de los fieles al misterio de Dios Uno y Trino, que desde la época carolingia tenia un lugar importante en la piedad privada y habia dado origen a expresiones de piedad liturgica, indujo a Juan XXII a extender en 1334 la fiesta de la Trinidad a toda la Iglesia latina. Este acontecimiento tuvo, a su vez, un influjo determinante en la aparicion y desarrollo de algunos ejercicios de piedad.

Respecto a la piedad popular a la Santisima Trinidad, "el misterio central de la fe y de la vida cristiana", no es cuestion tanto de recordar tal o cual ejercicio de piedad, sino de subrayar que toda forma auténtica de piedad cristiana debe hacer referencia al verdadero y solo Dios Uno y Trino, "el Padre omnipotente y su Hijo unigénito y el Espiritu Santo". Tal es el misterio de Dios, el que se nos ha revelado en Cristo y por medio de l. Tal es su manifestacion en la historia de la salvacion. Esta no es otra cosa que "la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y unico, Padre, Hijo y Espiritu Santo, se revela, reconcilia consigo a los hombres, apartados por el pecado, y se une con ellos".

En efecto, son numerosos los ejercicios de piedad que tienen una impronta y una dimension trinitaria. La mayor parte de ellos comienza con el signo de la cruz y "en el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo", la misma formula con la que son bautizados los discipulos de Jesus (cfr. Mt 28,19) y comienzan una vida de intimidad con Dios, como hijos del Padre, hermanos del Hijo encarnado, templos del Espiritu. Otros ejercicios de piedad emplean formulas similares a la actual Liturgia de las Horas, y comienzan dando "Gloria al Padre, al Hijo y al Espiritu Santo". Otros concluyen con la bendicion impartida en el nombre de las tres Personas divinas. Y no son pocos los ejercicios de piedad cuyas oraciones, siguiendo el esquema caracteristico de la oracion liturgica, se dirigen "al Padre por Cristo en el Espiritu" y presentan formulas doxologicas inspiradas en los textos liturgicos.




158. Como ya se ha dicho en la Primera Parte del presente Directorio, la vida cultual es un dialogo de Dios con el hombre, por Cristo, en el Espiritu Santo.

Por esto, es necesario que el aspecto trinitario sea un elemento constante, también en la piedad popular. Tiene que quedar claro a los fieles que los ejercicios de piedad en honor de la Santisima Virgen, de los Angeles y de los Santos, tienen como término al Padre, del que todo procede y al que todo conduce; al Hijo, encarnado, muerto, resucitado, unico mediador (cfr. 1Tm 2,5) sin el cual es imposible tener acceso al Padre (Jn 14,6); al Espiritu, unica fuente de gracia y de santificacion. Es importante evitar el peligro de alimentar la idea de una "divinidad" que prescinda de las Personas Divinas.




159. Entre los ejercicios de piedad dedicados directamente a Dios Trino y Uno hay que recordar, junto con la pequena doxologia (Gloria al Padre y al Hijo y al Espiritu Santo...) y la gran doxologia (Gloria a Dios en el cielo...), el Trisagio biblico (Santo, Santo, Santo) y liturgico (Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros), muy difundido en Oriente y también en algunos paises, ordenes y congregaciones de Occidente.

El Trisagio liturgico, que se inspira en otros cantos liturgicos basados en el Trisagio biblico - como el Santo en la celebracion de la Eucaristia, el himno Te Deum, los improperios del rito de la adoracion de la Cruz, el Viernes Santo, derivados a su vez de Isaias 6,3 y de Apocalipsis 4,8 - es un ejercicio de piedad en el que los que oran, en comunion con los angeles, glorifican repetidamente a Dios Santo, Fuerte e Inmortal, con expresiones de alabanza tomadas de la Sagrada Escritura y de la Liturgia.

La solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor


160. El jueves siguiente a la solemnidad de la santisima Trinidad, la Iglesia celebra la solemnidad del santisimo Cuerpo y Sangre del Señor. La fiesta, extendida en 1269 por el Papa Urbano IV a toda la Iglesia latina, por una parte constituyo una respuesta de fe y de culto a doctrinas heréticas acerca del misterio de la presencia real de Cristo en la Eucaristia, por otra parte fue la culminacion de un movimiento de ardiente devocion hacia el augusto Sacramento del altar.

La piedad popular favorecio el proceso que instituyo la fiesta del Corpus Christi; a su vez, esta fue causa y motivo de la aparicion de nuevas formas de piedad eucaristica en el pueblo de Dios.

Durante siglos, la celebracion del Corpus Christi fue el principal punto de confluencia de la piedad popular a la Eucaristia. En los siglos XVI-XVII, la fe, reavivada por la necesidad de responder a las negaciones del movimiento protestante, y la cultura - arte, literatura, folclore - han contribuido a dar vida a muchas y significativas expresiones de la piedad popular para con el misterio de la Eucaristia.




161. La devocion eucaristica, tan arraigada en el pueblo cristiano, debe ser educada para que capte dos realidades de fondo: - que el punto de referencia supremo de la piedad eucaristica es la Pascua del Señor; la Pascua, segun la vision de los Padres, es la fiesta de la Eucaristia, como, por otra parte, la Eucaristia es ante todo celebracion de la Pascua, es decir, de la Pasion, Muerte y Resurreccion de Jesus; - que toda forma de devocion eucaristica tiene una relacion esencial con el Sacrificio eucaristico, ya porque dispone a su celebracion, ya porque prolonga las actitudes cultuales y existenciales suscitadas por ella.

A causa precisamente de esto, el Rituale Romanum advierte: "Los fieles, cuando veneran a Cristo, presente en el Sacramento, recuerden que esta presencia deriva del Sacrificio y tiende a la comunion, sacramental y espiritual".




162. La procesion de la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo es, por asi decir, la "forma tipo" de las procesiones eucaristicas. Prolonga la celebracion de la Eucaristia: inmediatamente después de la Misa, la Hostia que ha sido consagrada en dicha Misa se conduce fuera de la iglesia para que el pueblo cristiano "dé un testimonio publico de fe y de veneracion al Santisimo Sacramento".

Los fieles comprenden y aman los valores que contiene la procesion del Corpus Christi: se sienten "Pueblo de Dios" que camina con su Señor, proclamando la fe en l, que se ha hecho verdaderamente el "Dios con nosotros".

Con todo, es necesario que en las procesiones eucaristicas se observen las normas que regulan su desarrollo, en particular las que garantizan la dignidad y la reverencia debidas al santisimo Sacramento; y también es necesario que los elementos tipicos de la piedad popular, como el adorno de las calles y de las ventanas, la ofrenda de flores, los altares donde se colocara el Santisimo en las estaciones del recorrido, los cantos y las oraciones "muevan a todos a manifestar su fe en Cristo, atendiendo unicamente a la alabanza del Señor", y ajenos a toda forma de emulacion.




163. Las procesiones eucaristicas concluyen, normalmente, con la bendicion del santisimo Sacramento. En el caso concreto de la procesion del Corpus Christi, la bendicion constituye la conclusion solemne de toda la celebracion: en lugar de la bendicion sacerdotal acostumbrada, se imparte la bendicion con el santisimo Sacramento.

Es importante que los fieles comprendan que la bendicion con el santisimo Sacramento no es una forma de piedad eucaristica aislada, sino el momento conclusivo de un encuentro cultual suficientemente amplio. Por eso, la normativa liturgica prohibe "la exposicion realizada unicamente para impartir la bendicion".

La adoracion eucaristica


164. La adoracion del santisimo Sacramento es una expresion particularmente extendida del culto a la Eucaristia, al cual la Iglesia exhorta a los Pastores y fieles.

Su forma primigenia se puede remontar a la adoracion que el Jueves Santo sigue a la celebracion de la Misa en la cena del Señor y a la reserva de las sagradas Especies. Esta resulta muy significativa del vinculo que existe entre la celebracion del memorial del sacrificio del Señor y su presencia permanente en las Especies consagradas. La reserva de las Especies sagradas, motivada sobre todo por la necesidad de poder disponer de las mismas en cualquier momento, para administrar el Viatico a los enfermos, hizo nacer en los fieles la loable costumbre de recogerse en oracion ante el sagrario, para adorar a Cristo presente en el Sacramento.

De hecho, "la fe en la presencia real del Señor conduce de un modo natural a la manifestacion externa y publica de esta misma fe (...) La piedad que mueve a los fieles a postrarse ante la santa Eucaristia, les atrae para participar de una manera mas profunda en el misterio pascual y a responder con gratitud al don de aquel que mediante su humanidad infunde incesantemente la vida divina en los miembros de su Cuerpo. Al detenerse junto a Cristo Señor, disfrutan su intima familiaridad, y ante l abren su corazon rogando por ellos y por sus seres queridos y rezan por la paz y la salvacion del mundo. Al ofrecer toda su vida con Cristo al Padre en el Espiritu Santo, alcanzan de este maravilloso intercambio un aumento de fe, de esperanza y de caridad. De esta manera cultivan las disposiciones adecuadas para celebrar, con la devocion que es conveniente, el memorial del Señor y recibir frecuentemente el Pan que nos ha dado el Padre".




165. La adoracion del santisimo Sacramento, en la que confluyen formas liturgicas y expresiones de piedad popular entre las que no es facil establecer claramente los limites, puede realizarse de diversas maneras: - la simple visita al santisimo Sacramento reservado en el sagrario: breve encuentro con Cristo, motivado por la fe en su presencia y caracterizado por la oracion silenciosa; - adoracion ante el santisimo Sacramento expuesto, segun las normas liturgicas, en la custodia o en la pixide, de forma prolongada o breve; - la denominada Adoracion perpetua o la de las Cuarenta Horas, que comprometen a toda una comunidad religiosa, a una asociacion eucaristica o a una comunidad parroquial, y dan ocasion a numerosas expresiones de piedad eucaristica.

En estos momentos de adoracion se debe ayudar a los fieles para que empleen la Sagrada Escritura como incomparable libro de oracion, para que empleen cantos y oraciones adecuadas, para que se familiaricen con algunos modelos sencillos de la Liturgia de las Horas, para que sigan el ritmo del Ano liturgico, para que permanezcan en oracion silenciosa. De este modo comprenderan progresivamente que durante la adoracion del santisimo Sacramento no se deben realizar otras practicas devocionales en honor de la Virgen Maria y de los Santos. Sin embargo, dado el estrecho vinculo que une a Maria con Cristo, el rezo del Rosario podria ayudar a dar a la oracion una profunda orientacion cristologica, meditando en él los misterios de la Encarnacion y de la Redencion.

El sagrado Corazon de Jesus


166. El viernes siguiente al segundo domingo después de Pentecostés, la Iglesia celebra la solemnidad del sagrado Corazon de Jesus. Ademas de la celebracion liturgica, otras muchas expresiones de piedad tienen por objeto el Corazon de Cristo. No hay duda de que la devocion al Corazon del Salvador ha sido, y sigue siendo, una de las expresiones mas difundidas y amadas de la piedad eclesial.

Entendida a la luz de la sagrada Escritura, la expresion "Corazon de Cristo" designa el misterio mismo de Cristo, la totalidad de su ser, su persona considerada en el nucleo mas intimo y esencial: Hijo de Dios, sabiduria increada, caridad infinita, principio de salvacion y de santificacion para toda la humanidad. El "Corazon de Cristo" es Cristo, Verbo encarnado y salvador, intrinsecamente ofrecido, en el Espiritu, con amor infinito divino-humano hacia el Padre y hacia los hombres sus hermanos.




167. Como han recordado frecuentemente los Romanos Pontifices, la devocion al Corazon de Cristo tiene un solido fundamento en la Escritura.

Jesus, que es uno con el Padre (cfr. Jn 10,30), invita a sus discipulos a vivir en intima comunion con l, a asumir su persona y su palabra como norma de conducta, y se presenta a si mismo como maestro "manso y humilde de corazon" (Mt


11,29). Se puede decir, en un cierto sentido, que la devocion al Corazon de Cristo es la traduccion en términos cultuales de la mirada que, segun las palabras proféticas y evangélicas, todas las generaciones cristianas dirigiran al que ha sido atravesado (cfr. Jn 19,37 Zc Jn 12,10), esto es, al costado de Cristo atravesado por la lanza, del cual broto sangre y agua (cfr. Jn 19,34), simbolo del "sacramento admirable de toda la Iglesia".

El texto de san Juan que narra la ostension de las manos y del costado de Cristo a los discipulos (cfr. Jn 20,20) y la invitacion dirigida por Cristo a Tomas, para que extendiera su mano y la metiera en su costado (cfr. Jn 20,27), han tenido también un influjo notable en el origen y en el desarrollo de la piedad eclesial al sagrado Corazon.




168. Estos textos, y otros que presentan a Cristo como Cordero pascual, victorioso, aunque también inmolado (cfr. Ap 5,6), fueron objeto de asidua meditacion por parte de los Santos Padres, que desvelaron las riquezas doctrinales y con frecuencia invitaron a los fieles a penetrar en el misterio de Cristo por la puerta abierta de su costado. Asi san Agustin: "La entrada es accesible: Cristo es la puerta. También se abrio para ti cuando su costado fue abierto por la lanza. Recuerda qué salio de alli; asi mira por donde puedes entrar. Del costado del Señor que colgaba y moria en la Cruz salio sangre y agua, cuando fue abierto por la lanza. En el agua esta tu purificacion, en la sangre tu redencion".




169. La Edad Media fue una época especialmente fecunda para el desarrollo de la devocion al Corazon del Salvador. Hombres insignes por su doctrina y santidad, como san Bernardo (+1153), san Buenaventura (+1274), y misticos como santa Lutgarda (+1246), santa Matilde de Magdeburgo (+1282), las santas hermanas Matilde (+1299) y Gertrudis (+1302) del monasterio de Helfta, Ludolfo de Sajonia (+1378), santa Catalina de Siena (+1380), profundizaron en el misterio del Corazon de Cristo, en el que veian el "refugio" donde acogerse, la sede de la misericordia, el lugar del encuentro con l, la fuente del amor infinito del Señor, la fuente de la cual brota el agua del Espiritu, la verdadera tierra prometida y el verdadero paraiso.




170. En la época moderna, el culto del Corazon de Salvador tuvo un nuevo desarrollo. En un momento en el que el jansenismo proclamaba los rigores de la justicia divina, la devocion al Corazon de Cristo fue un antidoto eficaz para suscitar en los fieles el amor al Señor y la confianza en su infinita misericordia, de la cual el Corazon es prenda y simbolo. San Francisco de Sales (+1622), que adopto como norma de vida y apostolado la actitud fundamental del Corazon de Cristo, esto es, la humildad, la mansedumbre (cfr. Mt 11,29), el amor tierno y misericordioso; santa Margarita Maria de Alacoque (+1690), a quien el Señor mostro repetidas veces las riquezas de su Corazon; San Juan Eudes (+1680), promotor del culto liturgico al sagrado Corazon; san Claudio de la Colombiere (+1682), San Juan Bosco (+1888) y otros santos, han sido insignes apostoles de la devocion al sagrado Corazon.




171. Las formas de devocion al Corazon del Salvador son muy numerosas; algunas han sido explicitamente aprobadas y recomendadas con frecuencia por la Sede Apostolica. Entre éstas hay que recordar: - la consagracion personal, que, segun Pio XI, "entre todas las practicas del culto al sagrado Corazon es sin duda la principal"; - la consagracion de la familia, mediante la que el nucleo familiar, participe ya por el sacramento del matrimonio del misterio de unidad y de amor entre Cristo y la Iglesia, se entrega al Señor para que reine en el corazon de cada uno de sus miembros; - las Letanias del Corazon de Jesus, aprobadas en 1891 para toda la Iglesia, de contenido marcadamente biblico y a las que se han concedido indulgencias; - el acto de reparacion, formula de oracion con la que el fiel, consciente de la infinita bondad de Cristo, quiere implorar misericordia y reparar las ofensas cometidas de tantas maneras contra su Corazon; - la practica de los nueve primeros viernes de mes, que tiene su origen en la "gran promesa" hecha por Jesus a santa Margarita Maria de Alacoque. En una época en la que la comunion sacramental era muy rara entre los fieles, la practica de los nueve primeros viernes de mes contribuyo significativamente a restablecer la frecuencia de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristia. En nuestros dias, la devocion de los primeros viernes de mes, si se practica de un modo correcto, puede dar todavia indudable fruto espiritual. Es preciso, sin embargo, que se instruya de manera conveniente a los fieles: sobre el hecho de que no se debe poner en esta practica una confianza que se convierta en una vana credulidad que, en orden a la salvacion, anula las exigencias absolutamente necesarias de la fe operante y del proposito de llevar una vida conforme al Evangelio; sobre el valor absolutamente principal del domingo, la "fiesta primordial", que se debe caracterizar por la plena participacion de los fieles en la celebracion eucaristica.




172. La devocion al sagrado Corazon constituye una gran expresion historica de la piedad de la Iglesia hacia Jesucristo, su esposo y senor; requiere una actitud de fondo, constituida por la conversion y la reparacion, por el amor y la gratitud, por el empeno apostolico y la consagracion a Cristo y a su obra de salvacion. Por esto, la Sede Apostolica y los Obispos la recomiendan, y promueven su renovacion: en las expresiones del lenguaje y en las imagenes, en la toma de conciencia de sus raices biblicas y su vinculacion con las verdades principales de la fe, en la afirmacion de la primacia del amor a Dios y al projimo, como contenido esencial de la misma devocion.




173. La piedad popular tiende a identificar una devocion con su representacion iconografica. Esto es algo normal, que sin duda tiene elementos positivos, pero puede también dar lugar a ciertos inconvenientes: un tipo de imagenes que no responda ya al gusto de los fieles, puede ocasionar un menor aprecio del objeto de la devocion, independientemente de su fundamento teologico y de contenido historico salvifico.

Asi ha sucedido con la devocion al sagrado Corazon: ciertas laminas con imagenes a veces dulzonas, inadecuadas para expresar el robusto contenido teologico, no favorecen el acercamiento de los fieles al misterio del Corazon del Salvador.

En nuestro tiempo se ha visto con agrado la tendencia a representar el sagrado Corazon remitiéndose al momento de la Crucifixion, en la que se manifiesta en grado maximo el amor de Cristo. El sagrado Corazon es Cristo crucificado, con el costado abierto por la lanza, del que brotan sangre y agua (cfr. Jn 19,34).

El Corazon inmaculado de Maria


174. Al dia siguiente de la solemnidad del sagrado Corazon de Jesus, la Iglesia celebra la memoria del Corazon inmaculado de Maria. La contigüidad de las dos celebraciones es ya, en si misma, un signo liturgico de su estrecha relacion: el mysterium del Corazon del Salvador se proyecta y refleja en el Corazon de la Madre que es también companera y discipula. Asi como la solemnidad del sagrado Corazon celebra los misterios salvificos de Cristo de una manera sintética y refiriéndolos a su fuente - precisamente el Corazon -, la memoria del Corazon inmaculado de Maria es celebracion resumida de la asociacion "cordial" de la Madre a la obra salvadora del Hijo: de la Encarnacion a la Muerte y Resurreccion, y al don del Espiritu.

La devocion al Corazon inmaculado de Maria se ha difundido mucho, después de las apariciones de la Virgen en Fatima, en el 1917. A los veinticinco anos de las mismas, en el 1942, Pio XII consagraba la Iglesia y el género humano al Corazon inmaculado de Maria, y en el 1944 la fiesta del Corazon inmaculado de Maria se extendio a toda la Iglesia.

Las expresiones de la piedad popular hacia el Corazon de Maria imitan, aunque salvando la infranqueable distancia entre el Hijo, verdadero Dios, y la Madre, solo criatura, las del Corazon de Cristo: la consagracion de cada uno de los fieles, de las familias, de las comunidades religiosas, de las naciones; la reparacion, realizada sobre todo mediante la oracion, la mortificacion y las obras de misericordia; la practica de los cinco primeros sabados de mes.

Por lo que refiere a la devocion de la comunion sacramental durante cinco primeros sabados consecutivos, valen las observaciones hechas a proposito de los nueve primeros viernes: eliminada toda valoracion excesiva del signo temporal y situada correctamente la comunion en el contexto celebrativo de la Eucaristia, la practica de piedad debe ser aprovechada como ocasion propicia para vivir intensamente, con una actitud inspirada en la Virgen, el Misterio pascual que se celebra en la Eucaristia.

La preciosisima Sangre de Cristo


175. En la revelacion biblica, tanto en la fase de figura, propia del Antiguo Testamento, como en la de cumplimiento y perfeccion, propia del Nuevo, la sangre aparece intimamente relacionado con la vida, y como antitesis con la muerte, con el éxodo y la pascua, con el sacerdocio y los sacrificios cultuales, con la redencion y la alianza.

Las figuras del Antiguo Testamento referidas a la sangre y a su valor salvifico se han realizado de modo perfecto en Cristo, sobre todo en su Pascua de Muerte y Resurreccion. Por esto el misterio de la Sangre de Cristo ocupa un puesto central en la fe y en la salvacion.

Con el misterio de la Sangre salvadora se relacionan o remiten al mismo: - el acontecimiento de la Encarnacion del Verbo (cfr. Jn 1,14) y el rito de incorporacion del recién nacido Jesus al pueblo de la Antigua Alianza, mediante la circuncision (cfr. Lc 2,21); - la figura biblica del Cordero, con una multitud de aspectos e implicaciones: "Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Jn 1,29 Jn 1,36); en la que confluye la imagen del "Siervo sufriente" de Isaias 53, que carga sobre si los sufrimientos y el pecado de la humanidad (cfr. Is 53,4-5); "Cordero pascual" (cfr. Ex 12,1 Jn 12,36), simbolo de la redencion de Israel (cfr. Hech 8,31-35;


1 Cor 5,7; 1 Pe 1,18-20); - el "caliz de la pasion", del que habla Jesus, aludiendo a su inminente muerte redentora, cuando pregunta a los hijos de Zebedeo: "¿Podéis beber el caliz que yo voy a beber?" (Mt 20,22 cfr. Mc 10,38) y el caliz de la agonia del huerto de los olivos (cfr. Lc 22,42-43), acompanado del sudor de sangre (cfr. Lc 22,44); - el caliz eucaristico, que en el signo del vino contiene la Sangre de la Alianza nueva y eterna, derramada por la remision de los pecados, y es memorial de la Pascua del Señor (cfr. 1Co 11,25) y bebida de salvacion, conforme a las palabras del Maestro: "el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo le resucitaré en el ultimo dia" (Jn 6,54); - el acontecimiento de la muerte, porque mediante la sangre derramada en la Cruz, Cristo puso en paz el cielo y la tierra (cfr. Col 1,20); - el golpe de la lanza que atraveso al Cordero inmolado, de cuyo costado abierto brotaron sangre y agua (cfr. Jn 19,34), testimonio de la redencion realizada, signo de la vida sacramental de la Iglesia - agua y sangre, Bautismo y Eucaristia -, simbolo de la Iglesia nacida de Cristo dormido en la Cruz.




176. Con el misterio de la sangre se relacionan, de modo particular, los titulos cristologicos de Redentor: Cristo con su sangre inocente y preciosa nos ha rescatado de la antigua esclavitud (cfr. 1P 1P 1,19) y nos "limpia de todo pecado" (1Jn 1,7); de sumo Sacerdote de los "bienes futuros", porque Cristo "no con sangre de machos cabrios y becerros, sino con su propia sangre entro una vez para siempre en el santuario, obteniéndonos la redencion eterna" (He 9,11-12); de Testigo fiel (cfr. Ap 1,5) que hace justicia a la sangre de los martires (cfr. Ap 6,10), que "fueron inmolados por la Palabra de Dios y por el testimonio que dieron de la misma" (Ap 6,9); de Rey, el cual, Dios, "reina desde el madero", adornado con la purpura de su propia sangre; de Esposo y Cordero de Dios, en cuya sangre han lavado sus vestiduras los miembros de la comunidad eclesial - la Esposa -(cfr. Ap 7,14 Ef Ap 5,25-27).




177. La extraordinaria importancia de la Sangre salvadora ha hecho que su memoria tenga un lugar central y esencial en la celebracion del misterio del culto: ante todo en el centro mismo de la asamblea eucaristica, en la que la Iglesia eleva a Dios Padre, en accion de gracias, el "caliz de la bendicion" (1Co 10,16) y lo ofrece a los fieles como sacramento de verdadera y real "comunion con la sangre de Cristo" (1Co 10,16), y también en el curso del Ano Liturgico. La Iglesia conmemora el misterio de la Sangre, no solo en la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Señor (jueves siguiente a la solemnidad de la Santisima Trinidad), sino también en otras muchas celebraciones, de manera que la memoria cultual de la Sangre que nos ha rescatado (cfr. 1P 1P 1,18) esta presente durante todo el Ano. Por ejemplo, en el Tiempo de Navidad, en las Visperas, la Iglesia, dirigiéndose a Cristo canta: "Nos quoque, qui sancto tuo/ redempti sumus sanguine,/ ob diem natalis tui/ hymnum novum concinimus". Pero sobre todo en el Triduo pascual, el valor y la eficacia redentora de la Sangre de Cristo son objeto de memoria y adoracion constante. El Viernes Santo, durante la adoracion de la Cruz, resuena el canto: "Mite corpus perforatur, sanguis unde profluit;/ terra, pontus, astra, mundus quo lavantur flumine!"; y en mismo dia de Pascua: "Cuius corpus sanctissimum/ in ara crucis torridum,/ sed et cruorem roseum/ gustando, Deo vivimus" En algunos lugares y Calendarios particulares, la fiesta de la preciosisima Sangre de Cristo se celebra todavia el 1 de Julio: en ella se recuerdan los titulos del Redentor.




178. La veneracion de la Sangre de Cristo ha pasado del culto liturgico a la piedad popular, en la que tiene un amplio espacio y numerosas expresiones. Entre éstas hay que recordar: - la Corona de la preciosa Sangre de Cristo, en la que con lecturas biblicas y oraciones son objeto de meditacion piadosa "siete efusiones de sangre" de Cristo, explicita o implicitamente recordadas en los Evangelios: la sangre derramada en la circuncision, en el huerto de los olivos, en la flagelacion, en la coronacion de espinas, en la subida al Monte Calvario, en la crucifixion, en el golpe de la lanza; - las Letanias de la Sangre de Cristo: el formulario actual, aprobado por el Papa Juan XXIII el 24 de Febrero de 1960, se despliega desde un argumento en el que la linea historico-salvifica es claramente visible y las referencias a pasajes biblicos son numerosas; - la Hora de adoracion a la preciosa Sangre de Cristo, que adquiere una gran variedad de formas, pero con un unico objetivo: la alabanza y la adoracion de la Sangre de Cristo presente en la Eucaristia, el agradecimiento por los dones de la redencion, la intercesion para alcanzar misericordia y perdon, la ofrenda de la Sangre preciosa por el bien de la Iglesia; - el Via Sanguinis: un ejercicio de piedad reciente que, por motivos antropologicos y culturales, ha tenido su origen en Africa, donde hoy esta particularmente extendido entre las comunidades cristianas. En el Via Sanguinis los fieles, avanzando de un lugar a otro como en el Via Crucis, reviven los diversos momentos en los que el Señor Jesus derramo su sangre por nuestra salvacion.




179. La veneracion de la Sangre del Señor, derramada para nuestra salvacion, y la conciencia de su inmenso valor han favorecido la difusion de representaciones iconograficas aceptadas por la Iglesia. Hay dos tipos fundamentales: la que hace referencia al caliz eucaristico, que contiene la Sangre de la nueva y eterna Alianza, y la que situa en el centro de la imagen a Jesus crucificado, de cuyas manos, pies y costado brota la Sangre salvadora. A veces la Sangre inunda la tierra abundantemente, como un torrente de gracia que purifica los pecados; a veces junto a la cruz se representan cinco Angeles, que recogen cada uno en un caliz la Sangre que mana de las cinco heridas; esta accion a veces la realiza una figura femenina, que representa a la Iglesia, Esposa del Cordero.

La Asuncion de Santa Maria Virgen


180. En el transcurso del Tiempo ordinario destaca, por sus multiples significados teologicos, la solemnidad de la Asuncion de Santa Maria Virgen (15 de Agosto). Es una memoria antigua de la Madre del Señor, compendio y sintesis de muchas verdades de la fe. La Virgen asunta al cielo: - aparece como "el fruto mas excelso de la redencion", testimonio supremo de la amplitud y la eficacia de la obra salvifica de Cristo (significado soteriologico); - constituye la prenda de la participacion futura de todos los miembros del Cuerpo mistico en la gloria pascual del Resucitado (aspecto cristologico); - es para todos los hombres "la imagen y la consoladora prenda del cumplimiento de la esperanza final; pues dicha glorificacion plena es el destino de aquellos que Cristo ha hecho hermanos, teniendo "en comun con ellos la carne y la sangre" (He 2,14 cfr. Ga 4,4)" (aspecto antropologico); - es la imagen escatologica de lo que la Iglesia "toda, desea y espera llegar a ser" (aspecto eclesiologico); - es la garantia de la fidelidad del Señor a su promesa: reserva una recompensa espléndida a su humilde Sierva por su adhesion fiel al plan divino, esto es, un destino de plenitud y bienaventuranza, de glorificacion del alma inmaculada y del cuerpo virginal, de perfecta configuracion con el Hijo resucitado (aspecto mariologico).




181. La fiesta del 15 de agosto es muy apreciada en la piedad popular. En muchos lugares se considera que es la fiesta de la Virgen, por antonomasia: el "dia de Santa Maria", como lo es la Inmaculada para Espana y para América Latina.

En los paises del area germanica se ha difundido la costumbre de bendecir plantas aromaticas el 15 de Agosto. Esta bendicion, que durante algun tiempo figuro en el Rituale Romanum, constituye un claro ejemplo de auténtica evangelizacion de ritos y creencias pre-cristianas: a Dios, por cuya palabra "la tierra produce sus brotes, hierbas que producen semillas...y arboles que dan cada uno fruto con semillas, segun sus especies" (Gn 1,12), es a quien hacia falta dirigirse para obtener lo que los paganos trataban de conseguir mediante sus ritos magicos: evitar los danos que producian las hierbas venenosas, aumentar la eficacia de las curativas.

De esta vision viene, en parte, el uso antiguo de aplicar a la Virgen Santisima, haciendo referencia a la Escritura, simbolos y apelativos tomados del mundo vegetal, como vina, espiga, cedro, lirio, y ver en ella una flor de suave olor por sus virtudes, e incluso describirla como el "retono germinado de la raiz de Jesé" (Is 11,1) que engendraria el fruto bendito, Jesus.

Semana de oracion por la unidad de los cristianos


182. Teniendo siempre presente la oracion de Jesus: "como tu, Padre, estas en mi y yo en ti, que ellos sean una sola cosa en nosotros, para que el mundo crea que tu me has enviado" (Jn 17,21), la Iglesia invoca en cada Eucaristia el don de la unidad y de la paz. El mismo Misal Romano - entre las Misas por diversas necesidades - contiene tres formularios de Misa "por la unidad de los cristianos". Esta intencion aparece también en las preces de Liturgia de las Horas.

Dada la diversa sensibilidad de los "hermanos separados", también las expresiones de la piedad popular deben tener presente el criterio ecuménico. De hecho "la conversion del corazon y santidad de vida, juntamente con las oraciones privadas y publicas por la unidad de los cristianos, han de considerarse como el alma de todo el movimiento ecuménico, y con razon puede llamarse ecumenismo espiritual". Un especial punto de encuentro entre los catolicos y los cristianos pertenecientes a otras Iglesias y Comunidades eclesiales es la oracion en comun, para impetrar la gracia de la unidad y para presentar a Dios las necesidades o preocupaciones comunes, y para darle gracias e implorar su ayuda. "La oracion comun se recomienda especialmente durante la "Semana de oracion por la unidad de los cristianos", o en el tiempo entre la Ascension y Pentecostés". Se han concedido indulgencias a la oracion por la unidad de los cristianos.

Capitulo V LA VENERACION A LA SANTA MADRE DEL SENOR Algunos principios


183. La piedad popular a la Santisima Virgen, diversa en sus expresiones y profunda en sus causas, es un hecho eclesial relevante y universal. Brota de la fe y del amor del pueblo de Dios a Cristo, Redentor del género humano, y de la percepcion de la mision salvifica que Dios ha confiado a Maria de Nazaret, para quien la Virgen no es solo la Madre del Señor y del Salvador, sino también, en el plano de la gracia, la Madre de todos los hombres.

De hecho, "los fieles entienden facilmente la relacion vital que une al Hijo y a la Madre. Saben que el Hijo es Dios y que ella, la Madre, es también madre de ellos. Intuyen la santidad inmaculada de la Virgen, y venerandola como reina gloriosa en el cielo, estan seguros de que ella, llena de misericordia, intercede en su favor, y por tanto imploran con confianza su proteccion. Los mas pobres la sienten especialmente cercana. Saben que fue pobre como ellos, que sufrio mucho, que fue paciente y mansa. Sienten compasion por su dolor en la crucifixion y muerte del Hijo, se alegran con ella por la Resurreccion de Jesus.

Celebran con gozo sus fiestas, participan con gusto en sus procesiones, acuden en peregrinacion a sus santuarios, les gusta cantar en su honor, le presentan ofrendas votivas. No permiten que ninguno la ofenda e instintivamente desconfian de quien no la honra".

La Iglesia misma exhorta a todos sus hijos - ministros sagrados, religiosos, fieles laicos - a alimentar su piedad personal y comunitaria también con ejercicios de piedad, que aprueba y recomienda. El culto liturgico, no obstante su importancia objetiva y su valor insustituible, su eficacia ejemplar y su caracter normativo, no agota todas las posibilidades de expresion de la veneracion del pueblo de Dios a la Santa Madre del Señor.




184. Las relaciones entre la Liturgia y la piedad popular mariana se deben regular a la luz de los principios y las normas que han sido presentadas varias veces en este documento. En cualquier caso, con respecto a la piedad mariana del pueblo de Dios, la Liturgia debe aparecer como "forma ejemplar", fuente de inspiracion, punto de referencia constante y meta ultima.




185. Sin embargo, conviene recordar aqui de manera sintética algunas lineas generales que el Magisterio de la Iglesia ha trazado respecto a los ejercicios de piedad marianos y que se deben tener en cuenta para todo lo referente a la composicion de nuevos ejercicios de piedad, para la revision de lo que ya existen, o simplemente para su celebracion. Los Pastores deben prestar atencion a los ejercicios de piedad marianos, dada su importancia; por una parte, son fruto y expresion de la piedad mariana de un pueblo o de una comunidad de fieles, por otra, a veces, son causa y factor no secundario de la "fisonomia mariana" de los fieles, del "estilo" que adquiere la piedad de los fieles para con la Virgen Santisima.




186. La directriz fundamental del Magisterio, respecto a los ejercicios de piedad, es que se puedan reconducir al "cauce del unico culto que justa y merecidamente se llama cristiano, porque en Cristo tiene su origen y eficacia, en Cristo halla plena expresion y por medio de Cristo conduce en el Espiritu al Padre". Esto significa que los ejercicios de piedad marianos, aunque no todos del mismo modo y en la misma medida, deben: - expresar la dimension trinitaria que distingue y caracteriza el culto al Dios de la revelacion neotestamentaria, el Padre, el Hijo y el Espiritu; la dimension cristologica, que subraya la unica y necesaria mediacion de Cristo; la dimension pneumatologica, porque toda auténtica expresion de piedad viene del Espiritu y en el Espiritu se consuma; el caracter eclesial, por el que los bautizados, al constituir el pueblo santo de Dios, rezan reunidos en el nombre del Señor (cfr.

Mt 18,20) y en el espacio vital de la Comunion de los Santos; - recurrir de manera continua a la sagrada Escritura, entendida en el sentido de la sagrada Tradicion; no descuidar, manteniendo integra la confesion de fe de la Iglesia, las exigencias del movimiento ecuménico; considerar los aspectos antropologicos de las expresiones cultuales, de manera que reflejen una vision adecuada del hombre y respondan a sus exigencias; hacer patente la tension escatologica, elemento esencial del mensaje cristiano; explicitar el compromiso misionero y el deber de dar testimonio, que son una obligacion de los discipulos del Señor.

Los tiempos de los ejercicios de piedad marianos La celebracion de la fiesta


187. Los ejercicios de piedad marianos se relacionan, casi todos, con una fiesta liturgica presente en el Calendario general del Rito Romano, o en los calendarios particulares de las diocesis o familias religiosas.

A veces, el ejercicio de piedad es previo a la institucion de la fiesta (como en el caso del santo Rosario), a veces la fiesta es muy anterior al ejercicio de piedad (como en el caso del Angelus Domini). Este hecho pone de manifiesto la relacion que existe entre la Liturgia y los ejercicios de piedad y como estos ultimos encuentran su momento culminante en la celebracion de la fiesta. En cuanto liturgica, la fiesta esta en relacion con la historia de la salvacion y celebra un aspecto de la asociacion de la Virgen Maria al misterio de Cristo. Se debe celebrar, por tanto, conforme a las normas de la Liturgia y en el respeto a la jerarquia entre "actos liturgicos" y "ejercicios de piedad" vinculados con ellos.

Sin embargo, una fiesta de la Virgen Santisima, en cuanto manifestacion popular conlleva unos valores antropologicos que no se pueden olvidar.

El sabado


188. Entre los dias dedicados a la Virgen Santisima destaca el sabado, que tiene la categoria de memoria de santa Maria. Esta memoria se remonta a la época carolingia (siglo IX), pero no se conocen los motivos que llevaron a elegir el sabado como dia de santa Maria. Posteriormente se dieron numerosas explicaciones que no acaban de satisfacer del todo a los estudiosos de la historia de la piedad.

Hoy en dia, prescindiendo de sus origenes historicos no aclarados del todo, se ponen de relieve, con razon, algunos de los valores de esta memoria, a los cuales "la espiritualidad contemporanea es mas sensible: el ser recuerdo de la actitud materna y de discipula de la "santa Virgen que 'durante el gran sabado' cuando Cristo yacia en el sepulcro, fuerte unicamente por su fe y su esperanza, sola entre todos los discipulos, espero vigilante la Resurreccion del Señor"; preludio e introduccion a la celebracion del domingo, fiesta primordial, memoria semanal de la Resurreccion de Cristo; signo, con su ritmo semanal, de que la Virgen esta continuamente presente y operante en la vida de la Iglesia".

También la piedad popular es sensible al valor del sabado como dia de santa Maria. No es raro el caso de comunidades religiosas y de asociaciones de fieles cuyos estatutos prescriben presentar todos los sabados algun obsequio particular a la Madre del Señor, a veces con ejercicios de piedad compuestos especialmente para este dia.

Triduos, septenarios, novenas marianas


189. Precisamente porque es un momento culminante, la fiesta suele estar precedida y preparada por un triduo, septenario o novena. Estos "tiempos y modos de la piedad popular" se deben desarrollar en armonia con los "tiempos y modos de la Liturgia".

Triduos, septenarios, novenas, pueden constituir una ocasion propicia no solo para realizar ejercicios de piedad en honor de la Virgen, sino también pueden servir para presentar a los fieles una vision adecuada del lugar que ocupa en el misterio de Cristo y de la Iglesia, y la funcion que desempena.

Los ejercicios de piedad no pueden permanecer ajenos a los progresivos avances de la investigacion biblica y teologica sobre la Madre del Salvador, es mas, se deben convertir, sin que cambie su naturaleza, en medio catequético para la difusion y conocimiento de los mismos.

Triduos, septenarios y novenas, serviran para preparar verdaderamente la celebracion de la fiesta, si los fieles se sienten movidos a acercarse a los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristia y a renovar su compromiso cristiano a ejemplo de Maria, la primera y mas perfecta discipula de Cristo.

En algunas regiones, el dia 13 de cada mes, en recuerdo de las apariciones de la virgen de Fatima, los fieles se reunen para tener un tiempo de oracion mariana.

Los "meses de Maria"


190. Con respecto a la practica de un "mes de Maria", extendida en varias Iglesias tanto de Oriente como de Occidente, se pueden recordar algunas orientaciones fundamentales.

En Occidente, los meses dedicados a la Virgen, nacidos en una época en la que no se hacia mucha referencia a la Liturgia como forma normativa del culto cristiano, se han desarrollado de manera paralela al culto liturgico. Esto ha originado, y también hoy origina, algunos problemas de indole liturgico-pastoral que se deben estudiar cuidadosamente.




191. En el caso de la costumbre occidental de celebrar un "mes de Maria" en Mayo (en algunos paises del hemisferio sur en Noviembre), sera oportuno tener en cuenta las exigencias de la Liturgia, las expectativas de los fieles, su maduracion en la fe, y estudiar el problema que suponen los "meses de Maria" en el ambito de la pastoral de conjunto de la Iglesia local, evitando situaciones de conflicto pastoral que desorienten a los fieles, como sucederia, por ejemplo, si se tendiera a eliminar el "mes de Mayo".

Con frecuencia, la solucion mas oportuna sera armonizar los contenidos del "mes de Maria" con el tiempo del Ano liturgico. Asi, por ejemplo, durante el mes de Mayo, que en gran parte coincide con los cincuenta dias de la Pascua, los ejercicios de piedad deberan subrayar la participacion de la Virgen en el misterio pascual (cfr. Jn 19,25-27) y en el acontecimiento de Pentecostés (cfr.

Hech 1,14), que inaugura el camino de la Iglesia: un camino que ella, como participe de la novedad del Resucitado, recorre bajo la guia del Espiritu. Y puesto que los "cincuenta dias" son el tiempo propicio para la celebracion y la mistagogia de los sacramentos de la iniciacion cristiana, los ejercicios de piedad del mes de Mayo podran poner de relieve la funcion que la Virgen, glorificada en el cielo, desempena en la tierra, "aqui y ahora", en la celebracion de los sacramentos del Bautismo, de la Confirmacion y de la Eucaristia.

En definitiva, se debera seguir con diligencia la directriz de la Constitucion Sacrosanctum Concilium sobre la necesidad de que "el espiritu de los fieles se dirija sobre todo, a las fiestas del Señor, en las cuales se celebran los misterios de salvacion durante el curso del ano", misterios a los cuales esta ciertamente asociada santa Maria Virgen.

Una oportuna catequesis convencera a los fieles de que el domingo, memoria semanal de la Pascua, es "el dia de fiesta primordial". Finalmente, teniendo presente que en la Liturgia Romana las cuatro semanas de Adviento constituyen un tiempo mariano armonicamente inscrito en el Ano liturgico, se debera ayudar a los fieles a valorar convenientemente las numerosas referencias a la Madre del Señor, presentes en todo este periodo.

Algunos ejercicios de piedad recomendados por el Magisterio


192. No es cuestion de hacer aqui un elenco de todos los ejercicios de piedad recomendados por el Magisterio. Sin embargo, se recuerdan algunos que merecen especial atencion, para ofrecer algunas indicaciones sobre su desarrollo y sugerir, si fuera preciso, alguna correccion.

Escucha orante de la Palabra de Dios


193. La indicacion conciliar de promover la "sagrada celebracion de la palabra de Dios" en algunos momentos significativos del Ano liturgico puede encontrar, también, una aplicacion valida en las manifestaciones de culto en honor de la Madre del Verbo encarnado. Esto se corresponde perfectamente con la tendencia general de la piedad cristiana, y refleja la conviccion de que actuar como ella ante la Palabra de Dios es ya un obsequio excelente a la Virgen (cfr. Lc


2,19.51). Del mismo modo que en las celebraciones liturgicas, también en los ejercicios de piedad los fieles deben escuchar con fe la Palabra, debe acogerla con amor y conservarla en el corazon; meditarla en su espiritu y proclamarla con sus labios; ponerla en practica fielmente y conformar con ella toda su vida.




194. "Las celebraciones de la Palabra, por las posibilidades tematicas y estructurales que permiten, ofrecen multiples elementos para encuentros de culto que sean a la vez expresiones de auténtica piedad y momento adecuado para desarrollar una catequesis sistematica sobre la Virgen. Sin embargo, la experiencia nos ensena que las celebraciones de la Palabra no pueden tener un caracter predominantemente intelectual o exclusivamente didactico; por el contrario, deben dar lugar - en los cantos, en los textos de oracion, en el modo de participar de los fieles - a formas de expresion sencillas y familiares, de la piedad popular, que hablan de modo inmediato al corazon del hombre".

El "Angelus Domini"


195. El Angelus Domini es la oracion tradicional con que los fieles, tres veces al dia, esto es, al alba, a mediodia y a la puesta del sol, conmemoran el anuncio del angel Gabriel a Maria. El Angelus es, pues, un recuerdo del acontecimiento salvifico por el que, segun el designio del Padre, el Verbo, por obra del Espiritu Santo, se hizo hombre en las entranas de la Virgen Maria.

La recitacion del Angelus esta profundamente arraigada en la piedad del pueblo cristiano y es alentada por el ejemplo de los Romanos Pontifices. En algunos ambientes, las nuevas condiciones de nuestros dias no favorecen la recitacion del Angelus, pero en otros muchos las dificultades son menores, por lo cual se debe procurar por todos los medios que se mantenga viva y se difunda esta devota costumbre, sugiriendo al menos la recitacion de tres avemarias. La oracion del Angelus, por "su sencilla estructura, su caracter biblico,... su ritmo casi liturgico, que santifica diversos momentos de la jornada, su apertura al misterio pascual,... a través de los siglos conserva intacto su valor y su frescura".

"Incluso es deseable que, en algunas ocasiones, sobre todo en las comunidades religiosas, en los santuarios dedicados a la Virgen, durante la celebracion de algunos encuentros, el Angelus Domini... sea solemnizado, por ejemplo, mediante el canto del Avemaria, la proclamacion del Evangelio de la Anunciacion" y el toque de campanas.

El "Regina caeli"


196. Durante el tiempo pascual, por disposicion del Papa Benedicto XIV (20 de Abril de 1742), en lugar del Angelus Domini se recita la célebre antifona Regina caeli. Esta antifona, que se remonta probablemente al siglo X-XI, asocia de una manera feliz el misterio de la encarnacion del Verbo (el Señor, a quien has merecido llevar) con el acontecimiento pascual (resucito, segun su palabra), mientras que la "invitacion a la alegria" (Alégrate) que la comunidad eclesial dirige a la Madre por la resurreccion del Hijo, remite y depende de la "invitacion a la alegria" ("Alégrate, llena de gracia": Lc 1,28) que Gabriel dirigio a la humilde Sierva del Señor, llamada a ser la madre del Mesias salvador.

Como se ha sugerido para el Angelus, sera conveniente a veces solemnizar el Regina caeli, ademas de con el canto de la antifona, mediante la proclamacion del evangelio de la Resurreccion.

El Rosario


197. El Rosario o Salterio de la Virgen es una de las oraciones mas excelsas a la Madre del Señor. Por eso, "los Sumos Pontifices han exhortado repetidamente a los fieles a la recitacion frecuente del santo Rosario, oracion de impronta biblica, centrada en la contemplacion de los acontecimientos salvificos de la vida de Cristo, a quien estuvo asociada estrechamente la Virgen Madre. Son numerosos los testimonios de los Pastores y de hombres de vida santa sobre el valor y eficacia de esta oracion".

El Rosario es una oracion esencialmente contemplativa, cuya recitacion "exige un ritmo tranquilo y un reflexivo remanso, que favorezcan, en quien ora, la meditacion de los misterios de la vida del Señor". Esta expresamente recomendado en la formacion y en la vida espiritual de los clérigos y de los religiosos.




198. La Iglesia muestra su estima por la oracion del santo Rosario al proponer un rito para la Bendicion de los rosarios. Este rito subraya el caracter comunitario de la oracion del rosario; la bendicion de los rosarios se acompana de la bendicion a los que meditan los misterios de la vida, muerte y resurreccion del Señor, para que "puedan establecer una armonia perfecta entre la oracion y la vida".

Por otra parte, seria recomendable realizar la bendicion de los rosarios, tal como sugiere el Bendicional, "con la participacion del pueblo", durante las peregrinaciones a santuarios marianos, en las fiestas de la Virgen Maria, en especial la del Rosario, o al final del mes de Octubre.




199. A continuacion se presentan algunas sugerencias que, conservando la naturaleza propia del Rosario, pueden hacer que su recitacion sea mas provechosa.

En algunas ocasiones la recitacion de Rosario podria adquirir un tono celebrativo: "mediante la proclamacion de lecturas biblicas referidas a cada misterio, con el canto de algunas partes, mediante una distribucion prudente de las diferentes funciones, con la solemnizacion de los momentos de inicio y conclusion de la oracion".




200. Para los que recitan una tercera parte del Rosario, la costumbre distribuye los misterios segun los dias de la semana: gozosos (lunes y jueves), dolorosos (martes y viernes), gloriosos (miércoles, sabado y domingo).

Esta distribucion, si se mantiene con demasiada rigidez, puede dar lugar a una oposicion entre el contenido de los misterios y el contenido liturgico del dia: se pueden pensar, por ejemplo, en la recitacion de los misterios dolorosos en el dia de Navidad, cuando sea viernes. En estos casos se puede mantener que "la caracteristica liturgica de un determinado dia debe prevalecer sobre su situacion en la semana; pues no resulta ajeno a la naturaleza del Rosario realizar, segun los dias del Ano liturgico, oportunas sustituciones de los misterios, que permitan armonizar ulteriormente el ejercicio de piedad con el tiempo liturgico". Asi, por ejemplo, actuan correctamente los fieles que el 6 de Enero, solemnidad de la Epifania, recitan los misterios gozosos y como "quinto misterio" contemplan la adoracion de los Magos, en lugar del episodio de Jesus perdido y hallado en el templo de Jerusalén. Obviamente, este tipo de sustituciones se debe realizar con ponderacion, fidelidad a la Escritura y correccion liturgica


201. Para favorecer la contemplacion y para que la mente concuerde con la voz, los Pastores y los estudiosos han sugerido en muchas ocasiones restaurar el uso de la clausula, una antigua estructura del Rosario que sin embargo nunca desaparecio del todo.

La clausula, que se adapta bien a la naturaleza repetitiva y meditativa del Rosario, consiste en una oracion de relativo que sigue al nombre de Jesus y que recuerda el misterio enunciado. Una clausula correcta, fija para cada decena, breve en su enunciado, fiel a la Escritura y a la Liturgia, puede resultar una valiosa ayuda para la recitacion meditativa del santo Rosario.




202. "Al ilustrar a los fieles sobre el valor y belleza del Rosario se deben evitar expresiones que rebajen otras formas de piedad también excelentes o no tengan en cuenta la existencia de otras coronas marianas, también aprobadas por la Iglesia", o que puedan crear un sentimiento de culpa en quien no lo recita habitualmente: "el Rosario es una oracion excelente, pero el fiel debe sentirse libre, atraido a rezarlo, en serena tranquilidad, por la intrinseca belleza del mismo".

Las Letanias de la Virgen


203. Entre las formas de oracion a la Virgen, recomendadas por el Magisterio, estan las Letanias. Consisten en una prolongada serie de invocaciones dirigidas a la Virgen, que, al sucederse una a otra de manera uniforme, crean un flujo de oracion caracterizado por una insistente alabanza-suplica. Las invocaciones, generalmente muy breves, constan de dos partes: la primera de alabanza ("Virgo Clemens"), la segunda de suplica ("ora pro nobis").

En los libros liturgicos del Rito Romano hay dos formularios de letanias: Las Letanias lauretanas, por las que los Romanos Pontifices han mostrado siempre su estima; las Letanias para el rito de coronacion de una imagen de la Virgen Maria, que en algunas ocasiones pueden constituir una alternativa valida al formulario lauretano.

No seria util, desde el punto de vista pastoral, una proliferacion de formularios de letanias; por otra parte, una limitacion excesiva no tendria suficientemente en cuenta las riquezas de algunas Iglesias locales o familias religiosas. Por ello, la Congregacion para el Culto Divino ha exhortado a "tomar en consideracion otros formularios antiguos o nuevos en uso en las Iglesias locales o Institutos religiosos, que resulten notables por su solidez estructural y la belleza de sus invocaciones". Esta exhortacion se refiere, evidentemente, a ambitos locales o comunitarios bien precisos.

Como consecuencia de la prescripcion del Papa Leon XIII de concluir, durante el mes de Octubre, la recitacion del Rosario con el canto de las Letanias lauretanas, se creo en muchos fieles la conviccion erronea de que las Letanias eran como una especie de apéndice del Rosario. En realidad, las Letanias son un acto de culto por si mismas: pueden ser el elemento fundamental de un homenaje a la Virgen, pueden ser un canto procesional, formar parte de una celebracion de la Palabra de Dios o de otras estructuras cultuales.

La consagracion-entrega a Maria


204. A lo largo de la historia de la piedad aparecen diversas experiencias, personales y colectivas, de "consagracion-entrega-dedicacion a la Virgen" (oblatio, servitus, commendatio, dedicatio). Estas formulas aparecen en los devocionarios y en los estatutos de asociaciones marianas, en los cuales encontramos formulas de "consagracion" y oraciones para la misma o en recuerdo de ella.

Respecto a la practica piadosa de la "consagracion a Maria" no son infrecuentes las expresiones de aprecio de los Romanos Pontifices y son conocidas las formulas que ellos han recitado publicamente.

Un conocido maestro de la espiritualidad que presenta dicha practica es san Luis Maria Grignion de Montfort, "el cual proponia a los cristianos la consagracion a Cristo por manos de Maria, como medio eficaz para vivir fielmente el compromiso del bautismo".

A la luz del testamento de Cristo (cfr. Jn 19,25-27), el acto de "consagracion" es el reconocimiento consciente del puesto singular que ocupa Maria de Nazaret en el Misterio de Cristo y de la Iglesia, del valor ejemplar y universal de su testimonio evangélico, de la confianza en su intercesion y la eficacia de su patrocinio, de la multiforme funcion materna que desempena, como verdadera madre en el orden de la gracia, a favor de todos y de cada uno de sus hijos.

Hay que notar, sin embargo, que el término "consagracion" se usa con cierta amplitud e impropiedad: "se dice, por ejemplo "consagrar los ninos a la Virgen", cuando en realidad solo se pretende poner a los pequenos bajo la proteccion de la Virgen y pedir para ellos su bendicion maternal". Se entiende asi la sugerencia de bastantes, de sustituir el término "consagracion" por otros, como "entrega", "donacion". De hecho, en nuestros dias, los avances de la teologia liturgica y la exigencia consiguiente de un uso riguroso de los términos, sugieren que se reserve el término consagracion a la ofrenda de uno mismo que tiene como término a Dios, como caracteristicas la totalidad y la perpetuidad, como garantia la intervencion de la Iglesia, como fundamento los sacramentos del Bautismo y de la Confirmacion.

En cualquier caso, con respecto a esta practica es necesario instruir a los fieles sobre su naturaleza. Aunque tenga las caracteristicas de una ofrenda total y perenne: es solo analogica respecto a la "consagracion a Dios"; debe ser fruto no de una emocion pasajera, sino una decision personal, libre, madurada en el ambito de una vision precisa del dinamismo de la gracia; se debe expresar de modo correcto, en una linea, por asi decir, liturgica: al Padre por Cristo en el Espiritu Santo, implorando la intercesion gloriosa de Maria, a la cual se confia totalmente, para guardar con fidelidad los compromisos bautismales y vivir en una actitud filial con respecto a ella; se debe realizar fuera del Sacrificio eucaristico, pues se trata de un acto de devocion que no se puede asimilar a la Liturgia: la entrega a Maria se distingue sustancialmente de otras formas de consagracion liturgica.

El escapulario del Carmen y otros escapularios


205. En la historia de la piedad mariana aparece la "devocion" a diversos escapularios, entre los que destaca el de la Virgen del Carmen. Su difusion es verdaderamente universal y sin duda se le aplican las palabras conciliares sobre las practicas y ejercicios de piedad "recomendados a lo largo de los siglos por el Magisterio".

El escapulario del Carmen es una forma reducida del habito religioso de la Orden de Hermanos de la bienaventurada Virgen del Monte Carmelo: se ha convertido en una devocion muy extendida e incluso mas alla de la vinculacion a la vida y espiritualidad de la familia carmelitana, el escapulario conserva una especie de sintonia con la misma.

El escapulario es un signo exterior de la relacion especial, filial y confiada, que se establece entre la Virgen, Reina y Madre del Carmelo, y los devotos que se confian a ella con total entrega y recurren con toda confianza a su intercesion maternal; recuerda la primacia de la vida espiritual y la necesidad de la oracion.

El escapulario se impone con un rito particular de la Iglesia, en el que se declara que "recuerda el proposito bautismal de revestirse de Cristo, con la ayuda de la Virgen Madre, solicita de nuestra conformacion con el Verbo hecho hombre, para alabanza de la Trinidad, para que llevando el vestido nupcial, lleguemos a la patria del cielo".

La imposicion del escapulario del Carmen, como la de otros escapularios, "se debe reconducir a la seriedad de sus origenes: no debe ser un acto mas o menos improvisado, sino el momento final de una cuidadosa preparacion, en la que el fiel se hace consciente de la naturaleza y de los objetivos de la asociacion a la que se adhiere y de los compromisos de vida que asume".

Las medallas marianas


206. A los fieles les gusta llevar colgadas del cuello, casi siempre, medallas con la imagen de la Virgen Maria. Son testimonio de fe, signo de veneracion a la Santa Madre del Señor, expresiones de confianza en su proteccion maternal.

La Iglesia bendice estos objetos de piedad mariana, recordando que "sirven para rememorar el amor de Dios y para aumentar la confianza en la Virgen Maria", pero les advierte que no deben olvidar que la devocion a la Madre de Jesus exige sobre todo "un testimonio coherente de vida".

Entre las medallas marianas destaca, por su extraordinaria difusion, la denominada "medalla milagrosa". Tuvo su origen en las apariciones de la Virgen Maria, en 1830, a una humilde novicia de las Hijas de la Caridad, la futura santa Catalina Labouré. La medalla, acunada conforme a las indicaciones de la Virgen a la Santa, ha sido llamada "microcosmos mariano" a causa de su rico simbolismo: recuerda el misterio de la Redencion, el amor del Corazon de Cristo y del Corazon doloroso de Maria, la funcion mediadora de la Virgen, el misterio de la Iglesia, la relacion entre la tierra y el cielo, entre la vida temporal y la vida eterna.

Un nuevo impulso para la difusion de la "medalla milagrosa" vino de san Maximiliano Maria Kolbe (+1941) y de los movimientos que inicio o que se inspiraron en él. En 1917 adopto la "medalla milagrosa" como distintivo de la Pia Union de la Milicia de la Inmaculada, fundada por él en Roma, cuando era un joven religioso de los Hermanos Menores Conventuales.

La "medalla milagrosa", como el resto de las medallas de la Virgen y otros objetos de culto, no es un talisman ni debe conducir a una vana credulidad. La promesa de la Virgen, segun la cual "los que la lleven recibiran grandes gracias", exige de los fieles una adhesion humilde y tenaz al mensaje cristiano, una oracion perseverante y confiada, una conducta coherente.

El himno "Akathistos"


207. El venerable himno a la Madre de Dios, denominado Akathistos - esto es, cantado de pie -, representa una de las mas altas y célebres expresiones de piedad mariana en la tradicion bizantina. Obra de arte de la literatura y de la teologia, contiene en forma orante todo cuanto la Iglesia de los primeros siglos ha creido sobre Maria, con el consenso universal. Las fuentes que inspiran este himno son la sagrada Escritura, la doctrina definida en los Concilios ecuménicos de Nicea (325), de feso (431) y de Calcedonia (451), y la reflexion de los Padres orientales de los siglos IV y V. Se celebra solemnemente en el Ano liturgico oriental, el quinto sabado de Cuaresma; el himno Akathistos se canta también en otras muchas ocasiones, y se recomienda a la piedad del clero, de los monjes y de los fieles.

En los ultimos anos este himno se ha difundido mucho, también en las comunidades de fieles de rito latino. Especialmente han contribuido a su conocimiento algunas solemnes celebraciones marianas que tuvieron lugar en Roma, con la asistencia del Santo Padre y con amplia resonancia eclesial. Este himno antiquisimo, que constituye el fruto maduro de la mas antigua tradicion de la Iglesia indivisa en honor de Maria, es una llamada e invocacion a la unidad de los cristianos bajo la guia de la Madre del Señor: "Tanta riqueza de alabanzas, acumulada por las diversas manifestaciones de la gran tradicion de la Iglesia, podria ayudarnos a que ésta vuelva a respirar plenamente con sus "dos pulmones", Oriente y Occidente".

Capitulo VI LA VENERACION A LOS SANTOS Y BEATOS Algunos principios


208. Con sus raices en la Sagrada Escritura (cfr. Hech 7,54-60; Ap 6,9-11 Ap 7,9-17) y atestiguado con certeza desde la primera mitad del siglo II, el culto de los Santos, en especial de los martires, es un hecho eclesial antiquisimo. La Iglesia, tanto en Oriente como en Occidente, siempre ha venerado a los Santos y cuando, sobre todo en la época en que surgio el protestantismo, se pusieron objeciones contra algunos aspectos tradicionales de este culto, lo ha defendido con ardor, ha ilustrado sus fundamentos teologicos asi como su relacion con la doctrina de la fe, ha regulado la praxis cultual, tanto en las expresiones liturgicas como en las populares, y ha subrayado el valor ejemplar del testimonio de estos insignes discipulos y discipulas del Señor, para una vida auténticamente cristiana.




209. La Constitucion Sacrosanctum Concilium, en el capitulo dedicado al Ano liturgico, explica claramente el hecho eclesial y el significado de la veneracion de los Santos y Beatos: "la Iglesia introdujo en el circulo anual el recuerdo de los Martires y de los demas Santos, que llegados a la perfeccion por la multiforme gracia de Dios y habiendo ya alcanzado la salvacion eterna, cantan la perfecta alabanza a Dios en el cielo e interceden por nosotros. Porque al celebrar el transito de los santos de este mundo al cielo, la Iglesia proclama el misterio pascual cumplido en ellos, que sufrieron y fueron glorificados con Cristo, propone a los fieles sus ejemplos, los cuales atraen a todos por Cristo al Padre y por los méritos de los mismos implora los beneficios divinos".




210. Una comprension adecuada de la doctrina de la Iglesia sobre los Santos solo es posible dentro del ambito mas amplio de los articulos de la fe relacionados con dicha doctrina: - la "Iglesia, una, santa, catolica y apostolica", santa por la presencia en ella de "Jesucristo, el cual, con el Padre y el Espiritu Santo es proclamado el solo santo"; por la actuacion incesante del Espiritu de santidad; porque esta dotada de medios de santificacion. La Iglesia, pues, aunque comprende en si a pecadores, esta "ya en la tierra adornada de una verdadera, si bien imperfecta, santidad"; es el "pueblo santo de Dios", cuyos miembros, segun el testimonio de las Escrituras son llamados "santos" (cfr. Hech 9.13; 1Co 6,1 1Co 16,1).

- La "comunion de los santos", por la que la Iglesia del cielo, la que tiende a la purificacion final "en el estado llamado Purgatorio" y la que peregrina sobre la tierra, estan en comunion "en la misma caridad de Dios y del projimo"; de hecho, todos los que son de Cristo, al tener su Espiritu, forman una sola Iglesia y estan unidos en l.

- La doctrina de la unica mediacion de Cristo (cfr. 1Tm 2,5), que no excluye otras mediaciones subordinadas, las cuales se realizan y ejercen dentro de la absoluta mediacion de Cristo.




211. La doctrina de la Iglesia y su Liturgia proponen a los Santos y Beatos, que contemplan ya "claramente a Dios uno y trino" como: - testigos historicos de la vocacion universal a la santidad; ellos, fruto eminente de la redencion de Cristo, son prueba y testimonio de que Dios, en todos los tiempos y de todos los pueblos, en las mas variadas condiciones socio-culturales y en los diversos estados de vida, llama a sus hijos a alcanzar la plenitud de la madurez en Cristo (cfr. Ef 4,13; Col 1,28); - discipulos insignes del Señor y, por tanto, modelos de vida evangélica; en los procesos de canonizacion la Iglesia reconoce la heroicidad de sus virtudes y consiguientemente los propone como modelos a imitar; - ciudadanos de la Jerusalén del cielo, que cantan sin cesar la gloria y la misericordia de Dios; en ellos ya se ha cumplido el paso pascual de este mundo al Padre; - intercesores y amigos de los fieles todavia peregrinos en la tierra, porque los Santos, aunque participan de la bienaventuranza de Dios, conocen los afanes de sus hermanos y hermanas y acompanan su camino con la oracion y proteccion; - patronos de Iglesias locales, de las cuales con frecuencia fueron fundadores (san Eusebio de Vercelli) o Pastores ilustres (san Ambrosio de Milan); de naciones: apostoles de su conversion a la fe cristiana (santo Tomas y san Bartolomé para la India), o expresion de su identidad nacional (san Patricio para Irlanda); de agrupaciones profesionales (san Omobono para los sastres); en circunstancias especiales - en el momento del parto (santa Ana, san Ramon Nonato), de la muerte (san José) - y para obtener gracias especificas (santa Lucia para la conservacion de la vista), etc.

Todo esto la Iglesia lo confiesa cuando, con agradecimiento a Dios Padre, proclama: "Nos ofreces el ejemplo de su vida, la ayuda de su intercesion y la participacion en su destino".




212. Finalmente, es preciso recordar que el objetivo ultimo de la veneracion a los Santos es la gloria de Dios y la santificacion del hombre, mediante una vida plenamente conforme a la voluntad divina y la imitacion de las virtudes de aquellos que fueron discipulos eminentes del Señor.

Por esto, en la catequesis y en otros momentos de transmision de la doctrina se debe ensenar a los fieles que: nuestra relacion con los Santos hay que entenderla a la luz de la fe, no debe oscurecer: "el culto latréutico, dado a Dios Padre mediante Cristo en el Espiritu, sino que lo intensifica"; "el auténtico culto a los santos no consiste tanto en la multiplicidad de los actos exteriores cuanto en la intensidad de un amor practico", que se traduce en un compromiso de vida cristiana.

Los Santos Angeles


213. Con el claro y sobrio lenguaje de la catequesis, la Iglesia ensena que "la existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente angeles, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradicion".

Segun la Escritura, los Angeles son mensajeros de Dios, "poderosos ejecutores de sus ordenes, prontos a la voz de su palabra" (Ps103,20), al servicio de su plan de salvacion, "enviados para servir a los que deben heredar la salvacion" (He 1,14).




214. Los fieles no ignoran los numerosos episodios de la Antigua y de la Nueva Alianza en los que intervienen la santos Angeles; saben que los Angeles cierran las puertas del paraiso terrenal (cfr. Gn 3,24), salvan a Agar y a su hijo Ismael (cfr. Gn 21,17), detienen la mano de Abraham cuando estaba a punto de sacrificar a Isaac (cfr. Gn 22,11), anuncian nacimientos prodigiosos (cfr. Jue


13,3-7), guardan los caminos del justo (cfr. Ps91,11), alaban sin cesar al Señor (cfr. Is 6,1-4) y presentan a Dios las oraciones de los Santos (cfr. Ap


8,3-4). Recuerdan también la intervencion de un Angel a favor del profeta Elias, fugitivo y extenuado (1 Re 19,4-8), de Azarias y de sus companeros arrojados al horno (cfr. Da 3,49-50), de Daniel encerrado en el foso de los leones (cfr. Dn


6,23); les resulta familiar la historia de Tobias, en la que Rafael, "uno de los siete Angeles que estan siempre dispuestos a entrar en la presencia de la majestad del Señor" (Tb 12,15), realiza multiples servicios a favor de Tobi, de su hijo Tobias y de Sara, su mujer.

Los fieles saben también que no son pocos los episodios de la vida de Jesus en los que los Angeles tienen una funcion particular: el Angel Gabriel anuncia a Maria que concebira y dara a luz al Hijo del Altisimo (cfr. Lc 1,26-38) y de manera semejante, un Angel revela a José el origen sobrenatural de la maternidad de la Virgen (cfr. Mt 1,18-25); los Angeles llevan a los pastores de Belén la alegre noticia del nacimiento del Salvador (cfr. Lc 2,8-14); el "Angel del Señor" protege la vida del nino Jesus amenazado por Herodes (cfr. Mt 2,13-20); los Angeles asisten a Jesus en el desierto (cfr. Mt 4,11) y lo confortan en la agonia (cfr. Lc 22,43), anuncian a las mujeres que se habian dirigido a la tumba de Cristo que "ha resucitado" (cfr. Mc 16,1-8) e intervienen en la Ascension, para revelar su sentido a los discipulos y para anunciar que "Jesus... volvera un dia del mismo modo que le habéis visto ahora subir al cielo" (Hech 1,11).

A los fieles no se les oculta la importancia de la advertencia de Jesus, de no despreciar a uno solo de los pequenos que creen en l, "porque sus Angeles en el cielo ven siempre el rostro del Padre" (Mt 18,10), y de las consoladoras palabras segun las cuales "hay alegria entre los Angeles de Dios por un solo pecador que se convierte" (Lc 15,10). Finalmente, saben que "el Hijo del hombre vendra en su gloria con todos sus Angeles" (Mt 25,31) para juzgar a los vivos y a los muertos y llevar la historia a su consumacion.




215. La Iglesia, que en sus inicios fue protegida y defendida por el ministerio de los Angeles (cfr. Hech 5,17-20; 12,6-11) y continuamente experimenta su "ayuda misteriosa y poderosa", venera a esto espiritus celestes y pide con confianza su intercesion.

Durante el Ano liturgico, la Iglesia conmemora la participacion de los Angeles en los acontecimientos de la salvacion y celebra su memoria en unas fechas determinadas: el 29 de Septiembre la de los Arcangeles Miguel, Gabriel y Rafael, el 2 de Octubre la de los Angeles Custodios; les dedica una Misa votiva, cuyo prefacio proclama que "la gloria de Dios resplandece en los Angeles"; en la celebracion de los misterios divinos, se asocia al canto de los Angeles para proclamar la gloria de Dios, tres veces santo (cfr. Is 6,3) e invoca su asistencia para que la ofrenda eucaristica "sea llevada a tu presencia hasta el altar del cielo"; ante ellos celebra el oficio de alabanza (cfr. Ps137,1); al ministerio de los Angeles confia las oraciones de los fieles (cfr. Ap 5,8 Ap 8,3), el dolor de los penitentes, la defensa de los inocentes contra los ataques del Maligno; implora a Dios para que mande, al final de la jornada a sus Angeles a custodiar a los que oran en paz; ruega para que los espiritus celestes vengan en ayuda de los agonizantes y, en el rito de las exequias, suplica para que los Angeles acompanen al paraiso el alma del difunto y guarden su sepulcro.




216. A lo largo de los siglos, los fieles han traducido en expresiones de piedad las convicciones de fe respecto al ministerio de los Angeles: los han tomado como patronos de ciudades y protectores de agrupaciones; en su honor han levantado santuarios famosos, como Mont-Saint-Michel en Normandia, san Michele della Chiusa en Piamonte y san Michele al Gargano en Puglia, y han establecido dias festivos; han compuesto himnos y ejercicios de piedad.

En particular, la piedad popular ha desarrollado la devocion al Angel Custodio.

Ya san Basilio Magno (+379) ensenaba que "todo fiel tiene a su lado un Angel como protector y pastor, para llevarlo a la vida". Esta antigua doctrina se fue consolidando poco a poco desde sus fundamentos biblicos y patristicos, y dio origen a diversas expresiones de piedad, hasta encontrar en san Bernardo de Claraval (+1153) un gran maestro y un apostol insigne de la devocion a los Angeles Custodios. Para él son demostracion de que "el cielo no descuida nada que pueda ayudarnos", por lo cual pone "a nuestro lado estos espiritus celestes para que nos protejan, nos instruyan y nos guien".

La devocion a los Angeles Custodios da lugar también a un estilo de vida caracterizado por: - devoto agradecimiento a Dios, que ha puesto al servicio de los hombres espiritus de tan gran santidad y dignidad; - actitud de compostura y piedad, motivada por la conciencia de estar constantemente en presencia de los santos Angeles; - serena confianza, incluso al afrontar situaciones dificiles, porque el Señor guia y asiste al fiel en el camino de la justicia también mediante el ministerio de los Angeles.

Entre las oraciones al Angel Custodio esta particularmente extendida la oracion Angele Dei, que en muchas familias forma parte de las oraciones de la manana y de la tarde, y que en muchos lugares se une también al rezo del Angelus.




217. La piedad popular a los santos Angeles, legitima y saludable, sin embargo puede dar lugar a desviaciones, como por ejemplo: - si, como a veces sucede, se forma en el espiritu de los fieles una idea erronea pensando que el mundo y la vida estan sometidos a tensiones demiurgicas, a la lucha incesante entre espiritus buenos y malos, entre Angeles y demonios, en la cual el hombre resulta arrollado por poderes superiores a él, ante los que no puede hacer nada; esta concepcion, en cuanto elimina la responsabilidad del fiel, no se corresponde con la auténtica vision evangélica de la lucha contra el Maligno, que exige del discipulo de Cristo un compromiso moral, una opcion por el Evangelio, humildad y oracion; - si las situaciones cotidianas de la vida se interpretan de una manera esquematica y simplista, casi infantil, atribuyendo al Maligno incluso las pequenas contradicciones, y por el contrario, al Angel Custodio los éxitos y logros, todo lo cual tiene poco o nada que ver con el progreso del hombre en su camino para alcanzar la madurez en Cristo. También hay que rechazar el uso de dar a los Angeles nombres particulares, excepto Miguel, Gabriel y Rafael, que aparecen en la Escritura.

San José


218. Dios, en su providente sabiduria, para realizar el plan de la salvacion, asigno a José de Nazaret, "hombre justo" (cfr. Mt 1,19), esposo de la Virgen Maria (cfr. ibid.; Lc 1,27), una mision particularmente importante: introducir legalmente a Jesus en la estirpe de David de la cual, segun la promesa (2 Sam


7,5-16; 1 Cro 17,11-14), debia nacer el Mesias Salvador, y hacer de padre y protector para l.

En virtud de esta mision, san José interviene activamente en los misterios de la infancia del Salvador: recibio de Dios la revelacion del origen divino de la maternidad de Maria (cfr. Mt 1,20-21) y fue testigo privilegiado del nacimiento de Cristo en Belén (cfr. Lc 2,6-7), de la adoracion de los pastores (cfr. Lc


2,15-16) y del homenaje de los Magos venidos de Oriente (cfr. Mt 2,11); cumplio con su deber religioso respecto al Nino, al introducirlo mediante la circuncision en la alianza de Abraham (cfr. Lc 2,21) y al imponerle el nombre de Jesus (cfr. Mt 1,21); segun lo prescrito en la Ley, presento al Nino en el Templo, lo rescato con la ofrenda de los pobres (cfr. Lc 2,22-24 Ex 13,2 Ex 13,12-13) y, lleno de asombro, escucho el cantico profético de Simeon (cfr. Lc 2,25-33); protegio a la Madre y al Hijo durante la persecucion de Herodes, refugiandose en Egipto (cfr. Mt 2,13-23); se dirigia todos los anos a Jerusalén con la Madre y el Nino, para la fiesta de Pascua, y sufrio, turbado, la pérdida de Jesus, a sus doce anos, en el Templo (cfr. Lc 2,43-50); vivio en la casa de Nazaret, ejerciendo su autoridad paterna sobre Jesus, que le estaba sometido (cfr. Lc


2,51), instruyéndolo en la Ley y en la profesion de carpintero.

219. A lo largo de los siglos, especialmente en los tiempos mas recientes, la reflexion eclesial ha puesto de manifiesto las virtudes de san José, entre las que destacan: la fe, que en él se traduce en adhesion plena y valerosa al designio salvifico de Dios; obediencia solicita y silenciosa ante las manifestaciones de su voluntad; amor y observancia fiel de la Ley, piedad sincera, fortaleza en las pruebas; el amor virginal a Maria, el debido ejercicio de la paternidad, el trabajo escondido.




220. La piedad popular comprende la validez y la universalidad del patrocinio de san José, "a cuya atenta custodia Dios quiso confiar los comienzos de nuestra redencion" y "sus tesoros mas preciados". Al patrocinio de san José se confian: toda la Iglesia, que el beato Pio IX quiso poner bajo la especial proteccion del santo Patriarca; los que se consagran a Dios eligiendo el celibato por el Reino de los cielos (cfr. Mt 19,12): estos "en san José tienen...un modelo y un defensor de la integridad virginal"; los obreros y los artesanos, de los cuales el humilde carpintero de Nazaret se considera un especial modelo; los moribundos, porque, segun una piadosa tradicion, san José fue asistido por Jesus y Maria, en la hora de su transito .




221. La Liturgia, al celebrar los misterios de la vida del Salvador, sobre todo los de su nacimiento e infancia, recuerda con frecuencia la figura y el papel de san José: en el tiempo de Adviento; en el tiempo de Navidad, especialmente en la fiesta de la Sagrada Familia; en la solemnidad del 19 de Marzo; en la memoria del 1º de Mayo.

El nombre de san José aparece en el Communicantes del Canon Romano y en las Letanias de los Santos. En la Recomendacion de los moribundos se sugiere la invocacion al santo Patriarca y, en la misma circunstancia, la comunidad ora para que el alma del difunto, que ha partido ya de este mundo, encuentre su morada "en la paz de la santa Jerusalén, con la Virgen Maria, Madre de Dios, con san José, con todos los Angeles y los Santos".




222. También en la piedad popular la veneracion de san José tiene un amplio espacio: en numerosas expresiones de genuino folclore; en la costumbre, establecida al menos desde el siglo XVII, de dedicar los miércoles al culto de san José, costumbre sobre la que se desarrollan algunos ejercicios de piedad como los Siete miércoles en su honor; en las jaculatorias que brotan de los labios de los fieles;en oraciones, como la compuesta por el Papa Leon XIII, Ad te, beate Ioseph, que no pocos fieles recitan diariamente; en las Letanias de san José, aprobadas por san Pio X; en el ejercicio de piedad de la corona de los Siete dolores y los siete gozos de san José.




223. El hecho de que la solemnidad de san José (19 de Marzo) caiga en Cuaresma, en la que la Iglesia se dedica totalmente a la preparacion bautismal y a la memoria de la Pasion del Señor, provoca ciertas dificultades de armonizacion entre la Liturgia y la piedad popular. Por lo tanto, las practicas tradicionales del "mes de San José" se deben poner en sintonia con el tiempo liturgico. La renovacion liturgica ha conseguido que el significado del periodo cuaresmal sea mas profundo en los fieles. Con las debidas adaptaciones en las expresiones de la piedad popular, se debe favorecer y difundir la devocion a san José, teniendo siempre presente "el insigne ejemplo... que va mas alla de los diversos estados de vida y se propone a toda la comunidad cristiana, sea cual sea la condicion y tareas de cada fiel".

San Juan Bautista


224. En la frontera entre el Antiguo y el Nuevo Testamento descuella la figura de Juan, hijo de Zacarias y de Isabel, ambos "justos ante Dios" (Lc 1,6), uno de los mas grandes personajes de la historia de la salvacion. Todavia en el vientre de su madre, Juan reconocio al Salvador, también escondido en el vientre de la Virgen Maria (cfr. Lc 1,39-45); su nacimiento estuvo marcado por grandes prodigios (cfr. Lc 1,57-66); crecio en el desierto, llevando una vida austera y penitente (cfr. Lc 1,80 Mt 3,4); "profeta del Altisimo" (Lc 1,76) descendio sobre él la palabra de Dios (cfr. Lc 3,2); "recorrio toda la region del Jordan, predicando un bautismo de conversion para el perdon de los pecados" (Lc 3,3); como nuevo Elias, humilde y fuerte, preparo al Señor un pueblo bien dispuesto (cfr. Lc 1,17); segun el plan de Dios, bautizo, en las aguas del Jordan, al mismo Salvador del mundo (cfr. Mt 3,13-16); a sus discipulos les senalo que Jesus era el "Cordero de Dios" (Jn 1,29), el "Hijo de Dios" (Jn 1,34), el Esposo de la nueva comunidad mesianica (cfr. Jn 3,28-30); por su heroico testimonio de la verdad (cfr. Jn 5,33) fue encarcelado por Herodes, que le hizo decapitar (cfr. Mc 6,14-29), convirtiéndose asi en precursor del Señor en la muerte violenta, como lo habia sido en su nacimiento prodigioso y en la predicacion profética. Jesus hizo un grandioso elogio de él, proclamando que "entre los nacidos de mujer no hay uno mas grande que Juan" (Lc 7,28).




225. Desde la antigüedad, el culto a san Juan ha estado presente en el mundo cristiano, donde pronto adquirio también connotaciones populares. Ademas de las celebraciones del dia de su muerte (29 de Agosto), como sucede normalmente para todos los santos, solo de san Juan Bautista, como de Cristo y de la Virgen Maria, se celebra solemnemente su nacimiento (24 de Junio).

Por la parte que tuvo en el bautismo de Jesus, se le han dedicado muchos baptisterios y su figura de bautista esta junto a muchas fuentes bautismales; a causa de su dura prision y de su muerte violenta, es patrono de los que padecen en las carceles, condenados a muerte o a duros castigos, debido a la fe.

Con toda probabilidad, la fecha del nacimiento de san Juan (24 de Junio) fue establecida dependiendo de la concepcion de Cristo (25 de Marzo) y de su nacimiento (25 de Diciembre): segun el signo que dio el Angel Gabriel, cuando Maria concibio al Salvador, la madre del Precursor estaba ya en el sexto mes del embarazo (cfr. Lc 1,26 Lc 1,30). En cualquier caso, la solemnidad del 24 de Junio esta ligada al ciclo solar, en el hemisferio norte. Se celebra cuando el sol, dirigiéndose hacia el sur del zodiaco, comienza a descender: hecho que resulta un simbolo de la figura de Juan, que refiriéndose a Cristo, habia declarado: "l debe crecer y yo en cambio tengo que disminuir" (Jn 3,30).

La mision de Juan, venido para dar testimonio de la luz (cfr. Jn 1,7), ha dado origen o un sentido cristiano a las hogueras que se encienden la noche del 23 de Junio: la Iglesia las bendice, implorando que los fieles, superadas las tinieblas del mundo, alcancen a Dios, "luz indefectible".

El culto tributado a Santos y Beatos


226. El influjo reciproco entre Liturgia y piedad popular resulta particularmente intenso en las manifestaciones de culto tributadas a los Santos y a los Beatos. Por lo tanto, parece oportuno recordar, de manera sintética, las principales formas de veneracion que la Iglesia rinde a los Santos en la Liturgia: estas deben iluminar y guiar la piedad popular.

La celebracion de los Santos


227. La celebracion de una fiesta en honor de un Santo - a los Beatos se les aplica, servatis servandis, lo que se dice de los Santos - es sin duda una expresion eminente del culto que les tributa la comunidad eclesial: conlleva, en muchos casos, la celebracion de la Eucaristia. La fijacion del "dia de la fiesta" es un hecho cultual relevante, a veces complejo, porque concurren factores historicos, liturgicos y culturales, no siempre faciles de armonizar.

En la Iglesia de Roma, y en otras Iglesias locales, las celebraciones de las memorias de los martires en el aniversario del dia de su pasion, esto es, de su maxima asimilacion a Cristo y de su nacimiento para el cielo, mas tarde también la celebracion del conditor Ecclesiae, de los Obispos que la habian regido y de otros insignes confesores de la fe, asi como el aniversario de la dedicacion de la iglesia catedral, dieron lugar a la formacion paulatina de calendarios locales, donde se registraban el lugar y la fecha de la muerte de cada uno de los Santos o bien de grupos de ellos.

De los calendarios particulares surgieron pronto los martirologios generales, como el Martirologio siriaco (siglo V), el Martyrologium Hieronymianum (siglo VI), el de San Beda (siglo VIII), de Lyon (siglo IX), de Usuardo (siglo IX), de Adon (siglo IX).

El 14 de Enero de 1584, Gregorio XIII promulgo la edicion tipica del Martyrologium Romanum, destinada al uso liturgico. Juan Pablo II ha promulgado la primera edicion tipica del mismo después del Concilio Vaticano II, que, remitiéndose a la tradicion romana e incorporando los datos de varios martirologios historicos, recoge los nombres de muchos Santos y Beatos, y constituye un testimonio extraordinariamente rico de la multiforme santidad que el Espiritu del Señor suscita en la Iglesia de todos los tiempos y de todos los lugares.




228. La historia del Calendario Romano, que indica el dia y el grado de las celebraciones en honor de los Santos esta estrechamente vinculada con la historia del Martirologio.

Actualmente el Calendario Romano General solamente contiene, conforme a la norma indicada por el Concilio Vaticano II, las memorias de "Santos de importancia realmente universal", dejando a los calendarios particulares, sean nacionales, regionales, diocesanos, de familias religiosas, la indicacion de las memorias de otros Santos.

Es conveniente recordar la razon de la reduccion del numero de las celebraciones de los Santos y tenerla presente oportunamente en la praxis pastoral: se han reducido para que "las fiestas de los santos no prevalezcan sobre los misterios de la salvacion". A lo largo de los siglos, "por el aumento de las vigilias, de las fiestas religiosas, de sus celebraciones durante octavas y de las diversas inserciones dentro del Ano liturgico, los fieles han puesto en practica, algunas veces, peculiares ejercicios de piedad de tal modo que sus mentes se han visto apartadas en cierta manera de los principales misterios de la divina Redencion".




229. Desde la reflexion sobre los hechos que han determinado el origen, desarrollo y las diversas revisiones del Calendario Romano General, se siguen algunas indicaciones de indudable utilidad pastoral: - es necesario instruir a los fieles sobre la relacion entre las fiestas de los Santos y la celebracion del misterio de Cristo. Las fiestas de los Santos, reconducidas a su razon de ser mas profunda, iluminan realizaciones concretas del designio salvifico de Dios y "proclaman las maravillas de Cristo en sus servidores"; las fiestas de los miembros, los Santos, son en definitiva fiestas de la Cabeza, Cristo; - es conveniente que los fieles se acostumbren a discernir el valor y el significado de las fiestas de los Santos y Santas que han tenido una mision especial en la historia de la salvacion y una relacion peculiar con el Señor Jesus, como san Juan Bautista (24 de Junio), san José (19 de Marzo), san Pedro y san Pablo (29 de Junio), los restantes Apostoles y Evangelistas, santa Maria Magdalena (22 de Julio) y Marta de Betania (29 de Julio), san Esteban (26 de Diciembre); - es oportuno exhortar a los fieles a que prefieran las fiestas de los santos que han tenido una mision de gracia respecto a la Iglesia particular, como los Patronos o los que han anunciado por primera vez la Buena Nueva a la antigua comunidad; - es util, finalmente, que se explique a los fieles el criterio de "universalidad" de los Santos inscritos en el Calendario General, asi como el sentido del grado de su celebracion liturgica: solemnidad, fiesta y memoria (obligatoria o libre).

El dia de la fiesta


230. El dia de la fiesta del Santo tiene una gran importancia, tanto desde el punto de vista de la Liturgia como de la piedad popular. En un breve e idéntico espacio de tiempo, concurren numerosas expresiones cultuales, tanto liturgicas como populares, no sin riesgo de conflicto, para configurar el "dia del Santo".

Los eventuales conflictos se deben resolver a la luz de las normas del Misal Romano y del Calendario Romano General, en lo referente al grado de la celebracion del Santo o del Beato, establecido segun su relacion con la comunidad cristiana (Patrono principal del lugar, Titulo de la iglesia, Fundador de una familia religiosa o su Patrono principal); también sobre las condiciones que se han de respetar, en el cado de un eventual traslado de la fiesta al domingo, y sobre la celebracion de las fiestas de los Santos en tiempos determinados del Ano liturgico.

Estas normas se deben observar no solo como una forma de respeto a la autoridad liturgica de la Sede Apostolica, sino sobre todo como expresion de respeto al misterio de Cristo y de coherencia con el espiritu de la Liturgia.

En particular es necesario evitar que las razones que han determinado el traslado de las fechas de algunas fiestas de Santos y Beatos - por ejemplo, de la Cuaresma al Tiempo ordinario -, se relativicen en la praxis pastoral: celebrar en el ambito liturgico la fiesta de un Santo segun la nueva fecha y continuar celebrandola segun la fecha anterior en el ambito de la piedad popular, no solo atenta contra la armonia entre Liturgia y piedad popular, sino que da lugar a una duplicidad que produce confusion y desorientacion.




231. Es necesario que la fiesta del Santo se prepare y se celebre con atencion y cuidado, desde el punto de vista liturgico y pastoral.

Esto conlleva, ante todo, una presentacion correcta de la finalidad pastoral del culto a los Santos, es decir, la glorificacion de Dios, "admirable en sus Santos", y el compromiso de llevar una vida conforme a la ensenanza y ejemplo de Cristo, de cuyo cuerpo mistico los Santos son miembros eminentes.

Es preciso, también, que se presente correctamente la figura del Santo. Segun la tendencia de nuestra época, esta presentacion no se detendra tanto en los elementos legendarios, que quiza envuelven la vida del Santo, ni en su poder taumaturgico, cuanto en el valor de su personalidad cristiana, en la grandeza de su santidad, en la eficacia de su testimonio evangélico, en el carisma personal con el que enriquecio la vida de la Iglesia.




232. El "dia del Santo" tiene un gran valor antropologico: es dia de fiesta. Y la fiesta, como es sabido, responde a una necesidad vital del hombre, hunde sus raices en la aspiracion a la trascendencia. A través de las manifestaciones de alegria y de jubilo, la fiesta es una afirmacion del valor de la vida y de la creacion. En cuanto interrumpe la monotonia de lo cotidiano, de las formas convencionales, del sometimiento a la necesidad de ganancia, la fiesta es expresion de libertad integral, de tension hacia la felicidad plena, de exaltacion de la pura gratuidad. En cuanto testimonio cultural, destaca el genio peculiar de un pueblo, sus valores caracteristicos, las expresiones mas auténticas de su folclore. En cuanto momento de socializacion, la fiesta es una ocasion de acrecentar las relaciones familiares y de abrirse a nuevas relaciones comunitarias.




233. Sin embargo, no son pocos los elementos que amenazan la autenticidad de la "fiesta del Santo" tanto desde el punto de vista religioso como antropologico.

Desde el punto de vista religioso, la "fiesta del Santo" o "fiesta patronal" de una parroquia, donde se ha vaciado del contenido especificamente cristiano que tenia en su origen - el honor dado a Cristo en uno de sus miembros - se convierte en una manifestacion meramente social o folclorica y, en el mejor de los casos, en una ocasion propicia de encuentro y dialogo entre los miembros de una misma comunidad.

Desde un punto de vista antropologico hay que notar que no raras veces sucede que individuos o grupos, creyendo que "hacen fiesta", en realidad, por los comportamientos que adoptan se alejan de su auténtico significado. La fiesta, ante todo, es la participacion del hombre en el dominio de Dios sobre la creacion y sobre su activo "reposo", no ocio estéril; es manifestacion de una alegria sencilla y comunicativa, no sed desmesurada de placer egoista; es expresion de verdadera libertad, no busqueda de formas de diversion ambiguas, que dan lugar a nuevas y sutiles formas de esclavitud. Se puede afirmar con seguridad: la trasgresion de la norma ética no solo contradice la ley del Señor, sino que dana la base antropologica de la fiesta.

En la celebracion de la Eucaristia


234. El dia de la fiesta de un Santo o de un Beato no es la unica forma en la que este se hace presente en la Liturgia. La celebracion de la Eucaristia constituye el momento singular de comunion con los Santos del cielo.

En la Liturgia de la Palabra, las lecturas del Antiguo Testamento nos presentan con frecuencia la figura de los grandes patriarcas, de los profetas y de otras personas insignes por sus virtudes y por el amor a la ley del Señor. Las lecturas del Nuevo Testamento, a menudo, tienen por protagonistas a los Apostoles y a otros Santos y Santas que gozaron de la familiaridad y amistad del Señor. Ademas, la vida de algunos Santos refleja hasta tal punto determinadas paginas del Evangelio, que su simple proclamacion nos recuerda ya su figura.

La relacion constante entre Sagrada Escritura y hagiografia cristiana ha dado lugar, en el ambito mismo de la celebracion eucaristica, a la formacion de un conjunto de Comunes, en los que se proponen de manera organica las paginas biblicas que iluminan la vida de los Santos. Se ha notado respecto a esta estrecha relacion, que la Sagrada Escritura orienta y marca el camino de los Santos a la plenitud de la caridad y éstos, a su vez, son exégesis viva de la Palabra.

En la Liturgia eucaristica, los Santos son mencionados en diversos momentos. En la ofrenda del sacrificio se recuerdan "los dones del justo Abel, el sacrificio de Abraham, nuestro padre en la fe, y la oblacion pura de tu Sumo Sacerdote Melquisedec". Y la misma plegaria eucaristica se convierte en el momento y el espacio para expresar nuestra comunion con los Santos, para venerar su memoria y para pedir su intercesion, por lo que: "en comunion con toda la Iglesia, veneramos ante todo la memoria de la gloriosa siempre Virgen Maria, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor, la de su esposo, San José, la de los santos Apostoles y Martires: Pedro y Pablo, Andrés...y de todos los Santos; por sus méritos y oraciones concédenos en todo tu proteccion".

En las Letanias de los Santos


235. Con el canto de las Letanias de los Santos, estructura liturgica agil, sencilla, popular, atestiguada en Roma desde los inicios del siglo VII, la Iglesia invoca a los Santos en algunas grandes celebraciones sacramentales y en otros momentos en los que su plegaria se hace mas ferviente: en la Vigilia pascual, antes de bendecir la fuente bautismal; en la celebracion del bautismo; en la ordenacion episcopal, presbiteral y diaconal; en el rito de la consagracion de las virgenes y en la profesion religiosa; en la dedicacion de la iglesia y del altar; en las rogativas, en las misas estacionales y en las procesiones penitenciales; cuando quiere alejar al Maligno mediante los exorcismos y cuando confia a los moribundos a la misericordia de Dios.

Las Letanias de los Santos, que contienen elementos procedentes de la tradicion liturgica junto con otros de origen popular, son expresion de la confianza de la Iglesia en la intercesion de los Santos y de su experiencia de la comunion de vida entre la Iglesia de la Jerusalén celeste y la Iglesia todavia peregrina en la ciudad terrena. Los nombres de los Beatos, que estan inscritos en los Calendarios liturgicos de las diocesis e Institutos religiosos, pueden ser invocados en las Letanias de los Santos. Obviamente no se pueden introducir en las Letanias los nombres de personas cuyo culto no se reconoce.

Las reliquias de los Santos


236. El Concilio Vaticano II recuerda que "de acuerdo con la tradicion, la Iglesia rinde culto a los santos y venera sus imagenes y sus reliquias auténticas". La expresion "reliquias de los Santos" indica ante todo el cuerpo - o partes notables del mismo - de aquellos que, viviendo ya en la patria celestial, fueron en esta tierra, por la santidad heroica de su vida, miembros insignes del Cuerpo mistico de Cristo y templos vivos del Espiritu Santo (cfr. 1Co 3,16 1Co 6,19 2Co 6,16). En segundo lugar, objetos que pertenecieron a los Santos: utensilios, vestidos, manuscritos y objetos que han estado en contacto con sus cuerpos o con sus sepulcros, como estampas, telas de lino, y también imagenes veneradas.




237. El Misal Romano, renovado, confirma la validez del "uso de colocar bajo el altar, que se va a dedicar, las reliquias de los Santos, aunque no sean martires". Puestas bajo el altar, las reliquias indican que el sacrificio de los miembros tiene su origen y sentido en el sacrificio de la Cabeza, y son una expresion simbolica de la comunion en el unico sacrificio de Cristo de toda la Iglesia, llamada a dar testimonio, incluso con su sangre, de la propia fidelidad a su esposo y Señor.

A esta expresion cultual, eminentemente liturgica, se unen otras muchas de indole popular. A los fieles les gustan las reliquias. Pero una pastoral correcta sobre la veneracion que se les debe, no descuidara: - asegurar su autenticidad; en el caso que ésta sea dudosa, las reliquias, con la debida prudencia, se deberan retirar de la veneracion de los fieles; - impedir el excesivo fraccionamiento de las reliquias, que no se corresponde con el respeto debido al cuerpo; las normas liturgicas advierten que las reliquias deben ser de "un tamano tal que se puedan reconocer como partes del cuerpo humano"; - advertir a los fieles para que no caigan en la mania de coleccionar reliquias; esto en el pasado ha tenido consecuencias lamentables; - vigilar para que se evite todo fraude, forma de comercio y degeneracion supersticiosa.

Las diversas formas de devocion popular a las reliquias de los Santos, como el beso de las reliquias, adorno con luces y flores, bendicion impartida con las mismas, sacarlas en procesion, sin excluir la costumbre de llevarlas a los enfermos para confortarles y dar mas valor a sus suplicas para obtener la curacion, se deben realizar con gran dignidad y por un auténtico impulso de fe.

En cualquier caso, se evitara exponer las reliquias de los Santos sobre la mesa del altar: ésta se reserva al Cuerpo y Sangre del Rey de los martires.

Las imagenes sagradas


238. Fue especialmente el Concilio Niceno II, "siguiendo la doctrina divinamente inspirada de nuestros Santos Padres y la tradicion de la Iglesia Catolica", el que defendio con fuerza la veneracion de las imagenes sagradas: "definimos, con todo rigor e insistencia que, a semejanza de la figura de la cruz preciosa y vivificadora, las venerables y santas imagenes, ya pintadas, ya en mosaico o en cualquier otro material adecuado, deben ser expuestas en las santas iglesias de Dios, sobre los diferentes vasos sagrados, en los ornamentos, en las paredes, en cuadros, en las casas y en las calles; tanto de la imagen del Señor Dios y Salvador nuestro Jesucristo, como de la inmaculada Señora nuestra, la santa Madre de Dios, de los santos Angeles, de todos los Santos y justos".

Los Santos Padres encontraron en el misterio de Cristo Verbo encarnado, "imagen del Dios invisible" (Col 1,15), el fundamento del culto que se rinde a las imagenes sagradas: "ha sido la santa encarnacion del Hijo de Dios la que ha inaugurado una nueva economia de las imagenes".




239. La veneracion de las imagenes, sean pinturas, esculturas, bajorrelieves u otras representaciones, ademas de ser un hecho liturgico significativo, constituyen un elemento relevante de la piedad popular: los fieles rezan ante ellas, tanto en las iglesias como en sus hogares. Las adornan con flores, luces, piedras preciosas; las saludan con formas diversas de religiosa veneracion, las llevan en procesion, cuelgan de ellas exvotos como signo de agradecimiento; las ponen en nichos y templetes, en el campo o en las calles.

Sin embargo, la veneracion de las imagenes, si no se apoya en una concepcion teologica adecuada, puede dar lugar a desviaciones. Es necesario, por tanto, que se explique a los fieles la doctrina de la Iglesia, sancionada en los concilios ecuménicos y en el Catecismo de la Iglesia Catolica, sobre el culto a las imagenes sagradas.




240. Segun la ensenanza de la Iglesia, las imagenes sagradas son: - traduccion iconografica del mensaje evangélico, en el que imagen y palabra revelada se iluminan mutuamente; la tradicion eclesial exige que las imagenes "estén de acuerdo con la letra del mensaje evangélico"; - signos santos, que como todos los signos liturgicos, tienen a Cristo como ultimo referente; las imagenes de los Santos, de hecho, "representan a Cristo, que es glorificado en ellos"; - memoria de los hermanos Santos "que continuan participando en la historia de la salvacion del mundo y a los que estamos unidos, sobre todo en la celebracion sacramental"; - ayuda en la oracion: la contemplacion de las imagenes sagradas facilita la suplica y mueve a dar gloria a Dios por los prodigios de gracia realizados en sus Santos; - estimulo para su imitacion, porque "cuanto mas frecuentemente se detienen los ojos en estas imagenes, tanto mas se aviva y crece en quien lo contempla, el recuerdo y el deseo de los que alli estan representados"; el fiel tiende a imprimir en su corazon lo que contempla con los ojos: una "imagen verdadera del hombre nuevo", transformado en Cristo mediante la accion del Espiritu y por la fidelidad a la propia vocacion; - una forma de catequesis, puesto que "a través de la historia de los misterios de nuestra redencion, expresada en las pinturas y de otras maneras, el pueblo es instruido y confirmado en la fe, recibiendo los medios para recordar y meditar asiduamente los articulos de fe".




241. Es necesario, sobre todo, que los fieles adviertan que el culto cristiano de las imagenes es algo que dice relacion a otra realidad. La imagen no se venera por ella misma, sino por lo que representa. Por eso a las imagenes "se les debe tributar el honor y la veneracion debida, no porque se crea que en ellas hay cierta divinidad o poder que justifique este culto o porque se deba pedir alguna cosa a estas imagenes o poner en ellas la confianza, como hacian antiguamente los paganos, que ponian su esperanza en los idolos, sino porque el honor que se les tributa se refiere a las personas que representan".




242. A la luz de estas ensenanzas, los fieles evitaran caer en un error que a veces se da: establecer comparaciones entre imagenes sagradas. El hecho de que algunas imagenes sean objeto de una veneracion particular, hasta el punto de convertirse en simbolo de la identidad religiosa y cultural de un pueblo, de una ciudad o de un grupo, se debe explicar a la luz del acontecimiento de gracia que ha dado lugar a dicho culto y a los factores historico-sociales que han concurrido para que se estableciera: es logico que el pueblo haga referencia, con frecuencia y con gusto, a dicho acontecimiento; asi fortalece su fe, glorifica a Dios, protege su propia identidad cultural, eleva con confianza suplicas incesantes que el Señor, segun su palabra (cfr. Mt 7,7 Lc 11,9 Mc


11,24), esta dispuesto a escuchar; asi aumenta el amor, se dilata la esperanza y crece la vida espiritual del pueblo cristiano.




243. Las imagenes sagradas, por su misma naturaleza, pertenecen tanto a la esfera de los signos sagrados como a la del arte. En estas, "que con frecuencia son obras de arte llenas de una intensa religiosidad, aparece el reflejo de la belleza que viene de Dios y a Dios conduce". Sin embargo, la funcion principal de la imagen sagrada no es procurar el deleite estético, sino introducir en el Misterio. A veces la dimension estética se pone en primer lugar y la imagen resulta mas un "tema", que un elemento transmisor de un mensaje espiritual.

En Occidente la produccion iconografica, muy variada en su tipologia, no esta reglamentada, como en Oriente, por canones sagrados vigentes durante siglos.

Esto no significa que la Iglesia latina haya descuidado la atencion a la produccion iconografica: mas de una vez ha prohibido exponer en las iglesias imagenes contrarias a la fe, indecorosas, que podian dar lugar a errores en los fieles, o que son expresiones de un caracter abstracto descarnado y deshumanizador; algunas imagenes son ejemplo de un humanismo antropocéntrico, mas que de auténtica espiritualidad. También se debe reprobar la tendencia a eliminar las imagenes de los lugares sagrados, con grave dano para la piedad de los fieles.

A la piedad popular le agradan las imagenes, que llevan las huellas de la propia cultura; las representaciones realistas, los personajes facilmente identificables, las representaciones en las que se reconocen momentos de la vida del hombre: el nacimiento, el sufrimiento, las bodas, el trabajo, la muerte. Sin embargo, se ha de evitar que el arte religioso popular caiga en reproducciones decadentes: hay correlacion entre la iconografia y el arte para la Liturgia, el arte cristiano, segun las épocas culturales.




244. Por su significado cultual, la Iglesia bendice las imagenes de los Santos, sobre todo las que estan destinadas a la veneracion publica, y pide que, iluminados por el ejemplo de los Santos, "caminemos tras las huellas del Señor, hasta que se forme en nosotros el hombre perfecto segun la medida de la plenitud en Cristo". Asi también, la Iglesia ha emanado algunas normas sobre la colocacion de las imagenes en los edificios y en los espacios sagrados, que se deben observar diligentemente; sobre el altar no se deben colocar ni estatuas ni imagenes de los Santos; ni siquiera las reliquias, expuestas a la veneracion de los fieles, se deben poner sobre la mesa del altar. Corresponde al Ordinario vigilar que no se expongan a la veneracion publica imagenes indignas, que induzcan a error o a practicas supersticiosas.

Las procesiones


245. En la procesion, expresion cultual de caracter universal y de multiples valores religiosos y sociales, la relacion entre Liturgia y piedad popular adquiere un particular relieve. La Iglesia, inspirandose en los modelos biblicos (cfr. Ex 14,8-31 2S 2S 6,12-19 1 Cor 15,25-16,3), ha establecido algunas procesiones liturgicas, que presentan una variada tipologia: - algunas evocan acontecimientos salvificos referidos al mismo Cristo; entre estas, la procesion del 2 de Febrero, conmemorativa de la presentacion del Señor en el Templo (cfr. Lc 2,22-38); la del Domingo de Ramos, que evoca la entrada mesianica de Jesus en Jerusalén (cfr. Mt 21,1-10 Mc 11,1-11 Lc 19,28-38 Jn


12,12-16); la de la Vigilia pascual, memoria liturgica del "paso" de Cristo de las tinieblas del sepulcro a la gloria de la Resurreccion, sintesis y superacion de todos los éxodos del antiguo Israel y premisa de los "pasos" sacramentales que realiza el discipulo de Cristo, sobre todo en el rito bautismal y en la celebracion de las exequias; - otras son votivas, como la procesion eucaristica en la solemnidad del Cuerpo y Sangre del Señor: el santisimo Sacramento pasando por la ciudad de los hombres suscita en los fieles expresiones de amor agradecido, exige de ellos fe-adoracion y es fuente de bendicion y de gracia (cfr. Hech 10,38); la procesion de las rogativas, cuya fecha la establece actualmente la Conferencia de Obispos de cada pais, que son una suplica publica de la bendicion de Dios sobre los campos y sobre el trabajo del hombre, y tienen también un caracter penitencial; la procesion al cementerio el 2 de Noviembre, Conmemoracion de los fieles difuntos; - otras son necesarias para el desarrollo de algunas acciones liturgicas, como: las procesiones con ocasion de las estaciones cuaresmales, en las que la comunidad cultual se dirige desde el lugar establecido para la collecta a la iglesia de la statio; la procesion para recibir en la iglesia parroquial el crisma y los santos oleos, bendecidos el Jueves Santo en la Misa crismal; la procesion para la adoracion de la Cruz en la celebracion liturgica del Viernes Santo; la procesion de las Visperas bautismales en el dia de Pascua, durante la cual "mientras se cantan los salmos se va a la fuente bautismal"; las "procesiones" que en la celebracion de la Eucaristia acompanan algunos momentos, como la entrada del celebrante y los ministros, la proclamacion del Evangelio, la presentacion de ofrendas, la comunion del Cuerpo y Sangre del Señor; la procesion para llevar el Viatico a los enfermos, en aquellos lugares en que todavia esta en vigor la costumbre; el cortejo funebre, que acompana el cuerpo del difunto de la casa a la Iglesia y de esta al cementerio; la procesion con ocasion del traslado de reliquias.




246. La piedad popular, sobre todo a partir de la Edad Media, ha dado amplio espacio a las procesiones votivas, que en la época barroca han alcanzado su apogeo: para honrar a los Santos patronos de una ciudad o corporacion se llevan procesionalmente las reliquias, o una estatua o efigie, por las calles de la ciudad.

En sus formas genuinas, las procesiones son manifestaciones de la fe del pueblo, que tienen con frecuencia connotaciones culturales capaces de despertar el sentimiento religioso de los fieles. Pero desde el punto de vista de la fe cristiana, las "procesiones votivas de los Santos", como otros ejercicios de piedad, estan expuestas a algunos riesgos y peligros: que prevalezcan las devociones sobre los sacramentos, que quedan relegados a un segundo lugar, y de las manifestaciones exteriores sobre las disposiciones interiores; el considerar las procesiones como el momento culminante de la fiesta; que se configure el cristianismo, a los ojos de los fieles que carecen de una instruccion adecuada, como una "religion de Santos"; la degeneracion de la misma procesion que, de testimonio de fe acaba convirtiéndose en mero espectaculo o en un acto folclorico.




247. Para que la procesion conserve su caracter genuino de manifestacion de fe, es necesario que los fieles sean instruidos en su naturaleza, desde un punto de vista teologico, liturgico y antropologico.

Desde el punto de vista teologico se debera destacar que la procesion es un signo de la condicion de la Iglesia, pueblo de Dios en camino que, con Cristo y detras de Cristo, consciente de no tener en este mundo una morada permanente (cfr. He 13,14), marcha por los caminos de la ciudad terrena hacia la Jerusalén celestial; es también signo del testimonio de fe que la comunidad cristiana debe dar de su Señor, en medio de la sociedad civil; es signo, finalmente, de la tarea misionera de la Iglesia, que desde los comienzos, segun el mandato del Señor (cfr. Mt 28,19-20), esta en marcha para anunciar por las calles del mundo el Evangelio de la salvacion.

Desde el punto de vista liturgico se deberan orientar las procesiones, incluso aquellas de caracter mas popular, hacia la celebracion de la Liturgia: presentando el recorrido de iglesia a iglesia como camino de la comunidad que vive en el mundo hacia la comunidad que habita en el cielo; procurando que se desarrollen con presidencia eclesiastica, para evitar manifestaciones irrespetuosas o degeneradas; estableciendo un momento inicial de oracion, en el cual no falte la proclamacion de la Palabra de Dios; valorando el canto, preferiblemente de salmos y las aportaciones de instrumentos musicales; sugiriendo llevar en las manos, durante el recorrido, cirios o lamparas encendidas; disponiendo las estaciones, que, al alternarse con los momentos de marcha, dan la imagen del camino de la vida; concluyendo la procesion con una oracion doxologica a Dios, fuente de toda santidad, y con la bendicion impartida por el Obispo, presbitero o diacono.

Finalmente, desde un punto de vista antropologico se debera poner de manifiesto el significado de la procesion como "camino recorrido juntos": participando en el mismo clima de oracion, unidos en el canto, dirigidos a la unica meta, los fieles se sienten solidarios unos con otros, determinados a concretar en el camino de la vida los compromisos cristianos madurados en el recorrido procesional.

Capitulo VII LOS SUFRAGIOS POR LOS DIFUNTOS La fe en la resurreccion de los muertos


248. "El maximo enigma de la vida humana es la muerte". Sin embargo, la fe en Cristo convierte este enigma en certeza de vida sin fin. l proclamo que habia sido enviado por el Padre "para que todo el que crea en l no muera, sino que tenga la vida eterna" (Jn 3,16) y también: "Esta es la voluntad de mi Padre, que todo el que ve al Hijo y cree en l tenga vida eterna; yo le resucitaré en el ultimo dia" (Jn 6,40). Por eso, en el Simbolo Niceno-Constantinopolitano la Iglesia profesa su fe en la vida eterna: "Espero la resurreccion de los muertos y la vida del mundo futuro".

Apoyandose en la Palabra de Dios, la Iglesia cree y espera firmemente que "del mismo modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos, y que vive para siempre, igualmente los justos después de su muerte viviran para siempre con Cristo resucitado".




249. La fe en la resurreccion de los muertos, elemento esencial de la revelacion cristiana, implica una vision particular del hecho ineludible y misterioso que es la muerte.

La muerte es el final de la etapa terrena de la vida, pero "no de nuestro ser", pues el alma es inmortal. "Nuestras vidas estan medidas por el tiempo, en el curso del cual cambiamos, envejecemos y como en todos los seres vivos de la tierra, al final aparece la muerte como terminacion normal de la vida"; desde el punto de vista de la fe, la muerte es también "el fin de la peregrinacion terrena del hombre, del tiempo de gracia y de misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena segun el designio divino y para decidir su ultimo destino".

Si por una parte la muerte corporal es algo natural, por otra parte se presenta como "castigo del pecado" (Rm 6,23). El Magisterio de la Iglesia, interpretando auténticamente las afirmaciones de la Sagrada Escritura (cfr. Gn 2,17 Gn 3,3


3,19; Sab 1,13; Rom 5,12; 6,23), "ensena que la muerte ha entrado en el mundo a causa del pecado del hombre".

También Jesus, Hijo de Dios, "nacido de mujer, nacido bajo la Ley" (Ga 4,4) ha padecido la muerte, propia de la condicion humana; y, a pesar de su angustia ante la misma (cfr. Mc 14,33-34 He 5,7-8), "la asumio en un acto de sometimiento total y libre a la voluntad del Padre. La obediencia de Jesus transformo la maldicion de la muerte en bendicion".

La muerte es el paso a la plenitud de la vida verdadera, por lo que la Iglesia, invirtiendo la logica y las expectativas de este mundo, llama dies natalis al dia de la muerte del cristiano, dia de su nacimiento para el cielo, donde "no habra mas muerte, ni luto, ni llanto, ni preocupaciones, porque las cosas de antes han pasado" (Ap 21,4); es la prolongacion, en un modo nuevo, del acontecimiento de la vida, porque como dice la Liturgia: "la vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansion eterna en el cielo".

Finalmente, la muerte del cristiano es un acontecimiento de gracia, que tiene en Cristo y por Cristo un valor y un significado positivo. Se apoya en la ensenanza de las Escrituras: "Para mi vivir es Cristo, y una ganancia el morir" (Fil


1,21); "Es doctrina segura: si morimos con l, viviremos con l" (2Tm 2,11).

250. Segun la fe de la Iglesia el "morir con Cristo" comienza ya en el Bautismo: alli el discipulo del Señor ya esta sacramentalmente "muerto con Cristo", para vivir una vida nueva; y si muere en la gracia de Dios, al muerte fisica ratifica este "morir con Cristo" y lo lleva a la consumacion, incorporandole plenamente y para siempre en Cristo Redentor.

La Iglesia, por otra parte, en su oracion de sufragio por las almas de los difuntos, implora la vida eterna no solo para los discipulos de Cristo muertos en su paz, sino también para todos los difuntos, cuya fe solo Dios ha conocido.

Sentido de los sufragios


251. En la muerte, el justo se encuentra con Dios, que lo llama a si para hacerle participe de la vida divina. Pero nadie puede ser recibido en la amistad e intimidad de Dios si antes no se ha purificado de las consecuencias personales de todas sus culpas. "La Iglesia llama Purgatorio a esta purificacion final de los elegidos, que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia y de Trento".

De aqui viene la piadosa costumbre de ofrecer sufragios por las almas del Purgatorio, que son una suplica insistente a Dios para que tenga misericordia de los fieles difuntos, los purifique con el fuego de su caridad y los introduzca en el Reino de la luz y de la vida.

Los sufragios son una expresion cultual de la fe en la Comunion de los Santos.

Asi, "la Iglesia que peregrina, desde los primeros tiempos del cristianismo tuvo perfecto conocimiento de esta comunion de todo el Cuerpo Mistico de Jesucristo, y asi conservo con gran piedad el recuerdo de los difuntos, y ofrecio sufragios por ellos, "porque santo y saludable es el pensamiento de orar por los difuntos para que queden libres de sus pecados" (2 Mac 12,46)". Estos sufragios son, en primer lugar, la celebracion del sacrificio eucaristico, y después, otras expresiones de piedad como oraciones, limosnas, obras de misericordia e indulgencias aplicadas en favor de las almas de los difuntos.

Las exequias cristianas


252. En la Liturgia romana, como en otras liturgias latinas y orientales, son frecuentes y variados los sufragios por los difuntos.

Las exequias cristianas comprenden, segun las tradiciones, tres momentos, aunque con frecuencia y debido a las condiciones de vida profundamente cambiadas, propias de las grandes areas urbanas, se reducen a dos o a uno solo: - La vigilia de oracion en casa del difunto, segun las circunstancias, o en otro lugar adecuado, donde parientes y amigos, fieles, se reunen para elevar a Dios una oracion de sufragio, escuchar las "palabras de vida eterna" y a la luz de éstas, superar las perspectivas de este mundo y dirigir el espiritu a las auténticas perspectivas de la fe en Cristo resucitado; para confortar a los familiares del difunto; para mostrar la solidaridad cristiana segun las palabras del Apostol: "llorad con lo que lloran" (Rm 12,15).

- La celebracion de la Eucaristia, que es absolutamente aconsejable, cuando sea posible. En ella, la comunidad eclesial escucha "la Palabra de Dios, que proclama el misterio pascual, alienta la esperanza de encontrarnos también un dia en el reino de Dios, reaviva la piedad con los difuntos y exhorta a un testimonio de vida verdaderamente cristiano", y el que preside comenta la Palabra proclamada, conforme a las caracteristicas de la homilia, "evitando la forma y el estilo del elogio funebre". En la Eucaristia "La Iglesia expresa entonces su comunion eficaz con el difunto: ofreciendo al Padre, en el Espiritu Santo, el sacrificio de la muerte y resurreccion de Cristo, pide que su hijo sea purificado de sus pecados y de sus consecuencias, y que sea admitido a la plenitud pascual de la mesa del Reino". Una lectura profunda de la Misa de exequias, permite captar como la Liturgia ha hecho de la Eucaristia, el banquete escatologico, el verdadero refrigerium cristiano por el difunto.

- El rito de la despedida, el cortejo funebre y la sepultura: la despedida es el adios (ad Deum) al difunto, "recomendacion a Dios" por parte de la Iglesia, el "ultimo saludo dirigido por la comunidad cristiana a un miembro suyo antes de que su cuerpo sea llevado a la sepultura". En el cortejo funebre, la madre Iglesia, que ha llevado sacramentalmente en su seno al cristiano durante peregrinacion terrena, acompana el cuerpo del difunto al lugar de su descanso, en espera del dia de la resurreccion (cfr. 1Co 15,42-44).




253. Cada uno de estos momentos de las exequias cristianas se debe realizar con dignidad y sentido religioso. Asi, es preciso que: el cuerpo del difunto, que ha sido templo del Espiritu Santo, sea tratado con gran respeto; que la ornamentacion funebre sea decorosa, ajena a toda forma de ostentacion y despilfarro; los signos liturgicos, como la cruz, el cirio pascual, el agua bendita y el incienso, se usen de manera apropiada.




254. Separandose del sentido de la momificacion, del embalsamamiento o de la cremacion, en las que se esconde, quiza, la idea de que la muerte significa la destruccion total del hombre, la piedad cristiana ha asumido, como forma de sepultura de los fieles, la inhumacion. Por una parte, recuerda la tierra de la cual ha sido sacado el hombre (cfr. Gn 2,6) y a la que ahora vuelve (cfr. Gn


3,19; Sir 17,1); por otra parte, evoca la sepultura de Cristo, grano de trigo que, caido en tierra, ha producido mucho fruto (cfr. Jn 12,24).

Sin embargo, en nuestros dias, por el cambio en las condiciones del entorno y de la vida, esta en vigor la praxis de quemar el cuerpo del difunto. Respecto a esta cuestion, la legislacion eclesiastica dispone que: "A los que hayan elegido la cremacion de su cadaver se les puede conceder el rito de las exequias cristianas, a no ser que su eleccion haya estado motivada por razones contrarias a la doctrina cristiana". Respecto a esta opcion, se debe exhortar a los fieles a no conservar en su casa las cenizas de los familiares, sino a darles la sepultura acostumbrada, hasta que Dios haga resurgir de la tierra a aquellos que reposan alli y el mar restituya a sus muertos (cfr. Ap 20,13).

Otros sufragios


255. La Iglesia ofrece el sacrificio eucaristico por los difuntos con ocasion, no solo de la celebracion de los funerales, sino también en los dias tercero, séptimo y trigésimo, asi como en el aniversario de la muerte; la celebracion de la Misa en sufragio de las almas de los propios difuntos es el modo cristiano de recordar y prolongar, en el Señor, la comunion con cuantos han cruzado ya el umbral de la muerte. El 2 de Noviembre, ademas, la Iglesia ofrece repetidamente el santo sacrificio por todos los fieles difuntos, por los que celebra también la Liturgia de las Horas.

Cada dia, tanto en la celebracion de la Eucaristia como en las Visperas, la Iglesia no deja de implorar al Señor con suplicas, para que dé a "los fieles que nos han precedido con el signo de la fe... y a todos los que descansan en Cristo, el lugar del consuelo, de la luz y de la paz".

Es importante, pues, educar a los fieles a la luz de la celebracion eucaristica, en la que la Iglesia ruega para que sean asociados a la gloria del Señor resucitado todos los fieles difuntos, de cualquier tiempo y lugar, evitando el peligro de una vision posesiva y particularista de la Misa por el "propio" difunto. La celebracion de la Misa en sufragio por los difuntos es ademas una ocasion para una catequesis sobre los novisimos.

La memoria de los difuntos en la piedad popular


256. Al igual que la Liturgia, la piedad popular se muestra muy atenta a la memoria de los difuntos y es solicita en las oraciones de sufragio por ellos.

En la "memoria de los difuntos", la cuestion de la relacion entre Liturgia y piedad popular se debe afrontar con mucha prudencia y tacto pastoral, tanto en lo referente a cuestiones doctrinales como en la armonizacion de las acciones liturgicas y los ejercicios de piedad.




257. Es necesario, ante todo, que la piedad popular sea educada por los principios de la fe cristiana, como el sentido pascual de la muerte de los que, mediante el Bautismo, se han incorporado al misterio de la muerte y resurreccion de Cristo (cfr. Rm 6,3-10); la inmortalidad del alma (cfr. Lc 23,43); la comunion de los santos, por la que "la union... con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo, de ninguna manera se interrumpe; antes bien, segun la constante fe de la Iglesia, se fortalece con la comunicacion de los bienes espirituales": "nuestra oracion por ellos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesion en nuestro favor"; la resurreccion de la carne; la manifestacion gloriosa de Cristo, "que vendra a juzgar a los vivos y a los muertos"; la retribucion conforme a las obras de cada uno; la vida eterna.

En los usos y tradiciones de algunos pueblos, respecto al "culto de los muertos", aparecen elementos profundamente arraigados en la cultura y en unas determinadas concepciones antropologicas, con frecuencia determinadas por el deseo de prolongar los vinculos familiares, y por asi decir, sociales, con los difuntos. Al examinar y valorar estos usos se debera actuar con cuidado, evitando, cuando no estén en abierta oposicion al Evangelio, interpretarlos apresuradamente como restos del paganismo.




258. Por lo que se refiere a los aspectos doctrinales, hay que evitar: - el peligro de que permanezcan, en la piedad popular para con los difuntos, elementos o aspectos inaceptables del culto pagano a los antepasados; - la invocacion de los muertos para practicas adivinatorias; - la atribucion a suenos, que tienen por objeto a personas difuntas, supuestos significados o consecuencias, cuyo temor condiciona el actuar de los fieles; - el riesgo de que se insinuen formas de creencia en la reencarnacion; . el peligro de negar la inmortalidad del alma y de separar el acontecimiento de la muerte de la perspectiva de la resurreccion, de tal manera que la religion cristiana apareciera como una religion de muertos; - la aplicacion de categorias espacio temporales a la condicion de los difuntos.




259. Esta muy difundido en la sociedad moderna, y con frecuencia tiene consecuencias negativas, el error doctrinal y pastoral de "ocultar la muerte y sus signos".

Médicos, enfermeros, parientes, piensan frecuentemente que es un deber ocultar al enfermo, que por el desarrollo de la hospitalizacion suele morir, casi siempre, fuera de su casa, la inminencia de la muerte.

Se ha repetido que en las grandes ciudades de los vivos no hay sitio para los muertos: en las pequenas habitaciones de los edificios urbanos, no se puede habilitar un "lugar para una vigilia funebre"; en las calles, debido a un trafico congestionado, no se permiten los lentos cortejos funebres que dificultan la circulacion; en las areas urbanas, el cementerio, que antes, al menos en los pueblos, estaba en torno o en las cercanias de la Iglesia - era un verdadero campo santo y signo de la comunion con Cristo de los vivos y los muertos - se situa en la periferia, cada vez mas lejano de la ciudad, para que con el crecimiento urbano no se vuelva a encontrar dentro de la misma.

La civilizacion moderna rechaza la "visibilidad de la muerte", por lo que se esfuerza en eliminar sus signos. De aqui viene el recurso, difundido en un cierto numero de paises, a conservar al difunto, mediante un proceso quimico, en su aspecto natural, como si estuviera vivo (tanatopraxis): el muerto no debe aparecer como muerto, sino mantener la apariencia de vida.

El cristiano, para el cual el pensamiento de la muerte debe tener un caracter familiar y sereno, no se puede unir en su fuero interno al fenomeno de la "intolerancia respecto a los muertos", que priva a los difuntos de todo lugar en la vida de las ciudades, ni al rechazo de la "visibilidad de la muerte", cuando esta intolerancia y rechazo estan motivados por una huida irresponsable de la realidad o por una vision materialista, carente de esperanza, ajena a la fe en Cristo muerto y resucitado.

También el cristiano se debe oponer con toda firmeza a las numerosas formas de "comercio de la muerte", que aprovechando los sentimientos de los fieles, pretenden simplemente obtener ganancias desmesuradas y vergonzosas.




260. La piedad popular para con los difuntos se expresa de multiples formas, segun los lugares y las tradiciones.

- la novena de los difuntos como preparacion y el octavario como prolongacion de la Conmemoracion del 2 de Noviembre; ambos se deben celebrar respetando las normas liturgicas; - la visita al cementerio; en algunas circunstancias se realiza de forma comunitaria, como en la Conmemoracion de todos los fieles difuntos, al final de las misiones populares, con ocasion de la toma de posesion de la parroquia por el nuevo parroco; en otras se realiza de forma privada, como cuando los fieles se acercan a la tumba de sus seres queridos para mantenerla limpia y adornada con luces y flores; esta visita debe ser una muestra de la relacion que existe entre el difunto y sus allegados, no expresion de una obligacion, que se teme descuidar por una especie de temor supersticioso; - la adhesion a cofradias y otras asociaciones, que tienen como finalidad "enterrar a los muertos" conforme a una vision cristiana del hecho de la muerte, ofrecer sufragios por los difuntos, ser solidarios y ayudar a los familiares del fallecido; - los sufragios frecuentes, de los que ya se ha hablado, mediante limosnas y otras obras de misericordia, ayunos, aplicacion de indulgencias y sobre todo oraciones, como la recitacion del salmo De profundis, de la breve formula Requiem aeternam, que suele acompanar con frecuencia al Angelus, el santo Rosario, la bendicion de la mesa familiar.

Capitulo VIII SANTUARIOS Y PEREGRINACIONES


261. El santuario, tanto si esta dedicado a la Santisima Trinidad como a Cristo el Señor, a la Virgen, a los Angeles, a los Santos o a los Beatos, es quiza el lugar donde las relaciones entre Liturgia y piedad popular son mas frecuentes y evidentes. "En los santuarios se debe proporcionar a los fieles de manera mas abundante los medios de la salvacion, predicando con diligencia la Palabra de Dios y fomentando con esmero la vida liturgica, principalmente mediante la celebracion de la Eucaristia y la penitencia, y practicando también otras formas aprobadas de piedad popular".

En estrecha relacion con el santuario esta la peregrinacion, que también es una expresion muy difundida y caracteristica de la piedad popular.

En nuestros dias, el interés por los santuarios y la participacion en las peregrinaciones, lejos de haberse debilitado por el secularismo, gozan de amplio favor entre los fieles.

Parece conveniente, en conformidad con los objetivos de este Documento, ofrecer algunas indicaciones para que, en la actividad pastoral de los santuarios y en el desarrollo de las peregrinaciones, se establezca y favorezca una relacion correcta entre acciones liturgicas y ejercicios de piedad.

El Santuario Algunos principios


262. Segun la revelacion cristiana, el santuario supremo y definitivo es Cristo resucitado (cfr. Jn 2,18-21 Ap 21,22), en torno al cual se congrega y organiza la comunidad de los discipulos, que a su vez es la nueva casa del Señor (cfr. 1P 1P 2,5 Ef 1P 1P 2,19-22).

Desde un punto de vista teologico, el santuario, que no pocas veces ha surgido de un movimiento de piedad popular, es un signo de la presencia activa, salvifica, del Señor en la historia y un refugio donde el pueblo de Dios, peregrino por los caminos del mundo hacia la Ciudad futura (cfr. He 13,14), restaura sus fuerzas para continuar la marcha.




263. El santuario, como las iglesias, tiene un gran valor simbolico: es imagen de la "morada de Dios con los hombres" (Ap 21,3) y remite al "misterio del Templo" que se ha realizado en el cuerpo de Cristo (Cfr. Jn 1,14 Jn 2,21), en la comunidad eclesial (cfr. 1P 1P 2,5) y en cada uno de los fieles (cfr. 1 Cor


3,16-17; 6,19; 2 Cor 6,16).

A los ojos de los fieles los santuarios son: - por su origen, quiza, recuerdo de un acontecimiento considerado milagroso, que ha determinado la aparicion de manifestaciones de devocion duradera, o de testimonio de la piedad y el agradecimiento de un pueblo por los beneficios recibidos; - por los frecuentes signos de misericordia que suceden en ellos, lugares privilegiados de la asistencia divina y de la intercesion de la Virgen Maria, de los Santos o de los Beatos; - por la situacion, con frecuencia aislada y elevada, y por la belleza, ya sea austera, ya exuberante de los lugares en los que se encuentran, signo de la armonia del cosmos y reflejo de la belleza divina; - por la predicacion que alli resuena, llamada eficaz a la conversion, invitacion a vivir en la caridad y aumentar las obras de misericordia, exhortacion a llevar una vida caracterizada por el seguimiento de Cristo; - por la vida sacramental que alli se desarrolla, lugar de fortalecimiento de la fe, crecimiento de gracia, refugio y esperanza en la afliccion; - por el aspecto del mensaje evangélico que expresan, una interpretacion especial y casi una prolongacion de la Palabra; - por su orientacion escatologica, una invitacion a cultivar el sentido de la trascendencia y a dirigir los pasos, a través de los caminos de la vida temporal, hacia el santuario del cielo (cfr. He 9,11 Ap 21,3).

"Siempre y en todo lugar, los santuarios cristianos han sido, o han querido ser, signos de Dios, de su irrupcion en la historia. Cada uno de ellos es un memorial del misterio de la Encarnacion y de la Redencion".

Reconocimiento canonico


264. "Con el nombre de santuario se designa una iglesia u otro lugar sagrado al que, por un motivo peculiar de piedad, acuden en peregrinacion numerosos fieles, con aprobacion del Ordinario del lugar".

La condicion previa para que un lugar sagrado sea reconocido canonicamente como santuario diocesano, nacional o internacional, es la aprobacion del Obispo diocesano, de la Conferencia de Obispos, o de la Santa Sede, respectivamente. La aprobacion canonica constituye un reconocimiento oficial del lugar sagrado y de su finalidad especifica, que es la de acoger las peregrinaciones del pueblo de Dios que acude para adorar al Padre, profesar la fe, reconciliarse con Dios, con la Iglesia y con los hermanos, e implorar la intercesion de la Madre del Señor o de un Santo.

Sin embargo, no se debe olvidar que otros muchos lugares de culto, con frecuencia humildes -pequenas iglesias en la ciudad o en el campo - desarrollan en su entorno local, aunque sin reconocimiento canonico, una funcion semejante a la de los santuarios. También forman parte de la "geografia de la fe" y de la piedad del pueblo de Dios, de una comunidad que habita en un determinado lugar y que, en la fe, esta en camino hacia la Jerusalén celestial (cfr. Ap 21).


Congregacion Culto Divino - La Antigüedad cristiana