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#1

RIO DE JANEIRO

DECLARACION DE LOS CARDENALES, ARZOBISPOS, OBISPOS Y DEMAS PRELADOS REPRESENTANTES DE LA JERARQUIA DE AMRICA LATINA REUNIDOS EN LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE RIO DE JANEIRO

Después de haber examinado atentamente los distintos temas que han sido sometidos a nuestro estudio, llegando a conclusiones que seran oportunamente llevadas al conocimiento de toda la Jerarquia Latinoamericana, sentimos la necesidad de dirigirnos al Clero secular y regular, a las religiosas y a los fieles de las diversas naciones representadas en la Conferencia, para expresarles nuestro profundo agradecimiento por la ayuda espiritual de sus oraciones y por el especial interés con que nos han acompanado en tan memorables jornadas. Que Dios nuestro Senor bendiga a este Clero celoso y sacrificado y que esta bendicion redunde en bien espiritual de los fieles encomendados a nuestro ministerio.

Antes de terminar estas labores, y en la seguridad de que las decisiones tomadas podran convertirse en realidad solo con la colaboracion abnegada, solicita y eficiente de todos, creemos necesario llamar la atencion de nuestros sacerdotes y fieles sobre los puntos principales tratados en esta Conferencia, por su especial y fundamental importancia.

(Rio, Declaracion)

El estudio de la situacion de nuestras naciones ha evidenciado una vez mas que, si por una parte el inmenso don de la fe catolica sigue siendo, gracias a Dios, patrimonio comun de todas ellas, por otra es indispensable que dicho patrimonio se incremente de manera que esa misma fe se difunda mas y mas e informe integralmente el pensamiento, las costumbres y las instituciones de nuestro Continente. Para ello es ante todo indispensable un Clero numeroso, virtuoso y apostolico, que pueda realizar una obra, mas amplia, y profunda de evangelizacion, como América Latina lo exige con urgencia.

Asi pues, la Conferencia ha tenido como objeto central de su labor el problema fundamental que aflige a nuestras naciones, a saber: la escasez de sacerdotes.

La Conferencia estima que la necesidad mas apremiante de América Latina es el trabajo ardiente, incansable y organizado en favor de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y hace por tanto un fervoroso llamamiento a todos, sacerdotes, religiosos y fieles, para que colaboren generosamente en una activa perseverante campana vocacional.

Para, ello hay que formar la conciencia sobre la gravedad y trascendencia del problema; hay que acentuar la responsabilidad que tienen en su solucion el Clero, los educadores, los fieles todos y, de manera especial, los padres de familia que deben ser los instrumentos mas eficaces en la obra de las vocaciones.

Formada la conciencia del problema, hay que emplear las armas de la oracion y del apostolado. La oracion es el medio primero, mas poderoso e insustituible para despertar vocaciones, pues el mismo Jesucristo nos enseno que hay que orar para tener operarios en su campo: "Rogate ergo Dominum messis ut mittat operarios in messem suam".

La campana fervorosa de oraciones, unida a una accion amplia, ordenada y vibrante, dara a la copiosa mies de América Latina los operarios evangélicos que necesita.

Es pues vivisimo deseo de esta Conferencia que la Obra de las Vocaciones Sacerdotales sea considerada en todas las Diocesis como la obra fundamental e inaplazable, la que debe afanar a todos, la que merece la afectuosa solicitud y la efectiva ayuda de todos.

Asimismo deseamos que sea apoyada y favorecida en nuestros Paises la Obra de las Vocaciones Religiosas, segun sus propios estatutos.

Con sentimientos de paternal agradecimiento recordamos y alabamos a los religiosos que, en nuestros dias, trabajan incansablemente -en colaboracion con el clero secular- para conservar y acrecentar la vida cristiana de nuestros fieles, y a las religiosas que, con la oracion y multiples formas de apostolado y de asistencia, prestan su ayuda eficaz para la realizacion del mensaje evangélico en nuestro Continente.

No queremos dejar pasar la oportunidad de recordar también a los seglares que, conscientes de la trascendental importancia y de la extrema urgencia de la labor apostolica en que se encuentra empenada la Iglesia, militan en una u otra organizacion de apostolado, con plena sumision a las directivas y disposiciones de los Romanos Pontifices y de la Sagrada Jerarquia, con efectiva coordinacion de esfuerzos en el campo parroquial, diocesano y nacional. A la Accion Catolica y demas asociaciones de apostolado enviamos nuestra sincera palabra de complacencia por la meritoria labor hasta ahora realizada y nuestra paternal voz de aliento para que, aumentando cada vez mas sus filas, continuen con renovado empeno las tareas que les han sido senaladas.

(Rio, Declaracion 1)


Junto con la campana vocacional, debe emprenderse otra, no menos fundamental ni tampoco menos general: la de la Instruccion Religiosa.

Al examinar la situacion de nuestro Continente es motivo de consuelo el comprobar la ingente labor apostolica que aqui se ha realizado y se realiza. Hay que agradecer y bendecir el generoso esfuerzo de los predicadores, de los educadores, de los catequistas y de cuantos militan en organizaciones de apostolado, por difundir la doctrina cristiana. No es posible sin embargo desconocer que a nuestros pueblos, a causa de la escasez de clero anteriormente senaladas, aun les falta a menudo la debida instruccion, mientras el tesoro de nuestra fe catolica se halla amenazado por numerosos enemigos, que tratan de arrebatar la mejor herencia de América Latina.

La Santa Iglesia, por disposicion de Dios, es la depositaria de la doctrina cristiana que, fundandose en los principios eternos e indestructibles de la verdad divina, da la solucion de todos aquellos problemas que tocan directa o indirectamente la vida espiritual y moral del hombre, para que éste realice plenamente su condicion de hijo de Dios y se haga digno de las promesas del Cielo. Pero esta doctrina es conocida demasiado superficialmente, y por eso los enemigos de la fe pueden tan frecuentemente sembrar la duda para cosechar la indiferencia y hasta la apostasia o la irreligiosidad.

No es posible menospreciar este peligro: los adversarios de nuestra herencia catolica son poderosos bajo diversos aspectos; y es muy doloroso confesar que, en muchos casos, nuestros fieles no estan preparados suficientemente para salir victoriosos de la prueba. De ahi la necesidad de una labor mas intensa y profunda de instruccion y educacion religiosa.

El mensaje de Cristo debe ser ampliamente conocido por todos. Con su luz deben iluminarse las inteligencias para que se formen las conciencias cristianas.

Debe ponerse en consecuencia especialisimo cuidado en dar una mas amplia y solida preparacion a aquéllos que, por su misma vocacion, han de ser los maestros de los demas. No solamente los aspirantes al sacerdocio deben recibir una formacion que responda a las exigencias actuales; una adecuada formacion se requiere también en los que, llamados por Dios a las tareas de la educacion de la ninez y juventud, buscan en esta forma de apostolado la santificacion propia: ellos, religiosos y religiosas, deben tener una verdadera competencia para el ejercicio de este sublime ministerio. También aquellas almas generosas que trabajan en la bienhechora obra del catecismo, recordando que nadie da lo que no tiene, deben esmerarse en poseer un conocimiento pleno de las verdades que han de ensenar.


Uniendo los esfuerzos de todos se conseguira una accion mas fecunda y mas eficaz. El Clero, en primer lugar, intensificara su accion evangelizadora, disipando con la predicacion, con la catequesis y demas formas de instruccion, las tinieblas de la ignorancia. Por su parte los religiosos educadores consideraran como su mision especifica no solo la preparacion académica de los alumnos, sino también- y de manera particular- la formacion en ellos de una conciencia profunda e integralmente cristiana. Y que esta obra de formar la recta conciencia sea ampliamente secundada sobre todo por los seglares que tienen el alto honor de colaborar en las filas de la Accion Catolica. (Rio, Declaracion 2)

Resuena con angustia en nuestros oidos la voz de nuestro Santisimo Padre f. r.: "¿Quién, y sobre todo qué sacerdote y qué cristiano, podria permanecer sordo al grito que brota de lo mas hondo de la humanidad y que en el mundo de un Dios justo llama a la justicia y a la fraternidad?".

De ahi que con Su Santidad esperamos con ansia ver lo mas pronto posible, de los escombros de un mundo viejo y caido en ruinas, "surgir un mundo nuevo mas sano, juridicamente mejor ordenado, mas en armonia con las exigencias de la naturaleza humana".

El panorama social que presenta el Continente Latinoamericano nos permite advertir que, no obstante el cumulo de bienes que la Providencia ha depositado en él para beneficio de sus pobladores, no todos disfrutan efectivamente de tan rico tesoro, ya que muchos de sus habitantes- especialmente entre los trabajadores del campo y de la ciudad- viven todavia en una situacion angustiosa.

Tan deplorable condicion de vida material, que pone evidentemente en peligro el bienestar general de las naciones y su progreso, repercute forzosa e inevitablemente en la vida espiritual de esta numerosa poblacion.

De un modo especial observamos la honda y rapida transformacion que se verifica en las estructuras sociales de América Latina, a causa del intenso proceso de industrializacion, y nos preocupa la necesidad de que el pensamiento cristiano, tan a menudo ausente de ella, la informe y anime.

Para ello se requiere la presencia activa de la Iglesia, a fin de influir en el mundo economico -social, orientandolo con la luz de su doctrina y animandolo con su espiritu.

Esta presencia ha de realizarse en tres formas: iluminacion, educacion, accion.

a) La primera tarea, que es la de iluminar, se ejecuta difundiendo la doctrina social de la Iglesia, a fin de que llegue a ser patrimonio de toda la comunidad catolica. Esta doctrina es, en palabra de Su Santidad Pio XII, "necesaria y obligatoria"; forma parte integrante del Evangelio y de la moral cristiana, y por tanto debe incluirse en la catequesis y ensenarse sistematicamente en los Seminarios, Colegios y Universidades, Centros de Accion Catolica y de formacion cristiana.

b) Es preciso educar a todos los catolicos en el cumplimiento del deber social: ésta es la segunda tarea necesaria.

Corresponde al sacerdote trabajar intensamente en la formacion de una conciencia social, viva y operante, y la Accion Catolica tiene también en esta obra un papel trascendental.

c) El pensamiento cristiano, segun las ensenanzas pontificias, contempla como elemento importantisimo la elevacion de las clases necesitadas, cuya realizacion enérgica y generosa aparece a todo discipulo de Cristo, no solamente como un progreso temporal, sino como el cumplimiento de un deber moral.

Para ello se requiere la accion. El laicado catolico, bien instruido y bien formado, tiene una tarea especial e insustituible en la animacion y verificacion del mundo economico -social.

(Rio, Declaracion 3)


Al hacer sentir la presencia de la Iglesia en la solucion de los graves problemas de la justicia social, no se olvide el deber de atender adecuadamente a las necesidades de la poblacion indigena: es decir, de aquella clase que, retrasada en su desarrollo cultural, constituye para América Latina un problema de especial importancia.

Gloria de la Iglesia es haber emprendido la obra de su civilizacion y de su evangelizacion; gloria suya haberla defendido contra los que quisieron abusar de ella en otros tiempos; gloria suya haberle infundido ese profundo sentimiento religioso que solamente espera una labor perseverante para que el "indio" se incorpore con honor en el seno de la verdadera civilizacion.

La obra de las Misiones entre los infieles llena las paginas mas bellas de la historia de la Iglesia en América.

Que esta obra continue gloriosa, gracias al espiritu apostolico que, hoy como antano, tan poderosamente anima a nuestros misioneros. Queremos también alabar las generosas iniciativas que se estan despertando en nuestros Paises en favor de las Misiones, hasta llegar a contar ya con Institutos de Misiones Extranjeras y con Congregaciones Misioneras femeninas. Invocamos la abundancia de los favores celestiales para el incremento de esa semilla, germinada en nuestras tierras.




He aqui los puntos que presentamos a la consideracion del Clero y de los fieles, al finalizar esta Asamblea, reunida en Rio de Janeiro después de los grandiosos triunfos de Jesus Sacramentado. Espontaneamente nos vienen las palabras de la Sagrada Liturgia: "Congregavit nos in unum Christi amor". En el Sacramento del amor esta la fuente de sobrenatural energia para el cumplimiento de la tarea que la Iglesia nos ha confiado. No olviden nuestros sacerdotes y fieles que en el Santo Sacrificio de la Misa, en la Comunion frecuente y diaria, como en la devocion a Maria Santisima- Madre y Reina del Continente americano- encontraran ellos también el secreto de la fecundidad para la labor apostolica que deben realizar en esta hora de tan graves responsabilidades para América.

Nos ha sido motivo de sumo consuelo y aliento la generosisima participacion que el Augusto Pontifice gloriosamente reinante ha querido tomar en nuestra Asamblea, sobre todo dirigiéndonos las importantisimas letras apostolicas" Ad Ecclesiam Christi", que constituyeron para nosotros la "Magna Charta" en los trabajos y en las conclusiones de la Conferencia.

Con la mas profunda satisfaccion transmitimos a todos la paternal Bendicion Apostolica que Su Santidad se digno concedernos, haciéndola extensiva a los sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles de América Latina.

Rio de Janeiro, 4 de agosto de 1955.

(Rio, Declaracion 4)

PREAMBULO

Los Cardenales del Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, y los Arzobispos y Obispos Delegados de las Provincias Eclesiasticas y territorios de mision de América Latina, por paternal y providencial decision de Nuestro Santisimo Padre, el Papa Pio XII, felizmente reinante, reunidos en Conferencia General de caracter no conciliar, del 25 de julio al 4 de agosto inclusive del ano mil novecientos cincuenta y cinco, en la ciudad de San Sebastian de Rio de Janeiro, bajo la presidencia del Emmo. Senor Cardenal Adeodato Giovanni Piazza, Secretario de la Sagrada Congregacion Consistorial, nombrado para esta presidencia por su Santidad, en las Letras Apostolicas Ad Ecclesiam Christi, con la asistencia del Excmo. y Revdmo. Monsenor Antonio Samoré, Secretario de la Sagrada Congregacion de Asuntos Eclesiasticos Extraordinarios, y fielmente guiados por las sapientisimas consideraciones y normas que en dichas Letras se contienen, venimos en declarar que:

(Rio, Preambulo)


Hemos examinado atentamente la situacion religiosa de cada uno de los paises de la América Latina, poblada por cerca de ciento cincuenta millones de fieles, tan profundamente cara a nuestro corazon de padres y pastores.

(Rio, Preambulo 1)

Hemos considerado, por tanto:

a) lo mucho que, por la gracia de Dios, hay de laudable y consolador en esta situacion, todo lo que hace de Latinoamérica un inmenso continente que se "enorgullece de su fe catolica", y una magnifica esperanza para toda la Iglesia de Cristo;

b) las deficiencias y dificultades que nacen de los peculiares problemas religiosos de nuestras Naciones y las que provienen de los movimientos anticatolicos que tienden a intensificarse en ellas;

c) el angustioso problema, sobre todo, de la escasez de ambos cleros en todos los Paises del Continente, "hoy mas acuciante y grave que en tiempos pasados, por la creciente magnitud de los problemas de indole apostolica que incumben a la Iglesia".

(Rio, Preambulo 2)

Hemos tenido presente la necesidad, no solo de salvaguardar el patrimonio de la fe catolica en América Latina, sino también de que este gran Continente responda plenamente -conforme a los vivos deseos y anhelos del Vicario de Cristo- a su vocacion apostolica.

En consecuencia, confiando en el Santisimo Corazon de Jesus y en la Inmaculada Virgen Maria, Madre de Dios, Reina de América, hemos llegado a las conclusiones que a continuacion se expresan, y las proponemos respetuosamente a todo el Episcopado Latinoamericano, a fin de que puedan ser diligentemente estudiadas, junto con la documentacion de la Conferencia, no solo por cada uno de los Excmos. Ordinarios, sino también por las Conferencias Episcopales -Nacionales y Provinciales- para profundizar mas en la solucion de los problemas y aplicar concretamente a las necesidades de cada jurisdiccion eclesiastica las sugerencias y remedios contenidos en dichas conclusiones.

La Conferencia desea en esta circunstancia llamar la atencion de todos los Excmos. Ordinarios y de los sacerdotes Latinoamericanos sobre la conveniencia de tener presente cuanto sabiamente fue dispuesto en el Concilio Plenario Latinoamericano celebrado en Roma en 1899, que ain hoy dia constituye la base primordial del desarrollo de la vida eclesiastica y espiritual en el Continente. (Rio, Preambulo 3)

CONCLUSIONES


TITULO I: VOCACIONES Y FORMACION DEL CLERO SECULAR

Capitulo I Vocaciones para el clero secular

La Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, habiendo tomado en especialisima consideracion la exigencia fundamental de una activa campana en favor de las vocaciones sacerdotales, a fin de satisfacer con un numero adecuado de sacerdotes virtuosos y apostolicos las crecientes necesidades espirituales y morales de los pueblos de América Latina:

(Rio, Conclusiones)

Recuerda la necesidad de emplear, en primer término, los medios sobrenaturales, y por tanto hace una apremiante llamada a todos los sacerdotes y fieles, para que sigan poniendo en practica, de manera habitual y con una siempre mayor intensidad, el medio supremo senalado por Nuestro Senor Jesucristo: "Rogate ergo Dominum messis ut mittat operarios in messe suam", insistiendo en la oracion, tanto individual como colectiva, para alcanzar numerosas y selectas vocaciones al estado sacerdotal.

(Rio, Conclusiones 1)

Llama la atencion sobre la importancia de emplear todos los medios aptos para intensificar la vida cristiana en los hogares, mediante misiones periodicas, ejercicios espirituales internos o externos, catequesis de adultos, predicacion constante, etc., para crear asi el ambiente mas propicio al florecimiento de las vocaciones.

(Rio, Conclusiones 2)

Urge la fundacion en todas las parroquias -siempre que sea posible- de la Obra de las Vocaciones Sacerdotales, afiliada a la Obra Pontificia a través del competente organismo diocesano.

(Rio, Conclusiones 3)

Con el objeto de que se formen las conciencias en la gravedad y trascendencia del problema, y se acentue la responsabilidad que tienen en su solucion el Clero, los educadores, los fieles todos y, de manera especial, los padres de familia, que deben ser los instrumentos mas eficaces en la obra de las vocaciones, recomienda encarecidamente:

a) la celebracion anual del "Dia del Seminario", con adecuados actos de piedad y con una intensa propaganda, que dé a conocer a las almas la grandeza del Sacerdocio y la importancia capital de la labor formativa que se realiza en los seminarios;

b) la celebracion en los seminarios y dondequiera parezca oportuno, de actos adecuados a los que se invite a los padres de familia, bienhechores, etc., para dar a conocer la importancia y las necesidades de la obra de formacion de los futuros sacerdotes para lograr una adecuada comprension y colaboracion, sobre todo por parte de las familias.

(Rio, Conclusiones 4)




Ruega de un modo especial a los sacerdotes, y en particular a los parrocos:

a) que ademas de cumplir fielmente lo prescrito en el canon 1353 del Codigo de Derecho Canonico, procuren impulsar la creacion del llamado "pequeno clero", o grupo de ninos y jovenes esmeradamente seleccionados y cuidadosamente atendidos por medio de la direccion espiritual, la instruccion religiosa, etc., que colaboren como acolitos en el servicio de la Iglesia, formando asi un clima propicio en el que facilmente pueda arraigar la semilla de la vocacion;

b) que creen, donde aun no existan, escuelas parroquiales, las cuales pueden constituir un ambiente particularmente favorable al nacimiento de las vocaciones sacerdotales, y procuren también fomentar éstas entre los alumnos de los demas centros de ensenanza, desplegando un afan apostolico, que ganara en eficacia si se logra siempre una estrecha colaboracion entre los sacerdotes y los maestros;

c) que se cultive de modo especial a los jovenes de las diversas asociaciones catolicas- de caracter universitario, obrero, deportivo, etc.- dandoles una mas intensa formacion cristiana; asi, ademas de prepararles para el apostolado seglar, se podra despertar en sus almas el deseo de servir a Dios en el Sacerdocio.

(Rio, Conclusiones 5)

Subraya la importancia que tienen para favorecer también el aumento de las vocaciones:

a) el nivel, no solo espiritual y moral, sino también social y material de los seminarios, conforme a las exigencias de la higiene y de la sana pedagogia;

b) la preparacion literaria y cientifica de los aspirantes al sacerdocio, la cual debe ser por lo menos no inferior a la de los seglares que frecuentan analogos cursos de estudios, cuidando de que, donde sea posible y parezca conveniente, se obtenga el reconocimiento civil de los titulos de estudio concedidos en los seminarios.

(Rio, Conclusiones 6)

Aconseja que, aun dando toda la importancia debida a la esmerada seleccion de los candidatos al Sacerdocio, no se condescienda con inoportunas y exageradas consideraciones de raza, clase social o edad.

(Rio, Conclusiones 7)

Capitulo II Formacion en el Seminario

Art. I: Principios Generales

La Conferencia Recuerda que, segun las directrices y normas de la Santa Sede, el interés practico y constante en la formacion de los sacerdotes, elegidos por el Senor para ser guia, luz, y maestros de los demas, debe ser considerado por los Excmos. Ordinarios como su deber apostolico de mas trascendencia.

(Rio, Conclusiones 8)

Encarece:

a) que todos los Superiores se esfuercen por mantener en los seminarios el ambiente espiritual, intelectual y humano necesario para formar santos, doctos e idoneos sacerdotes;

b) que se unifique el sentir de los superiores, profesores y confesores, de manera que en la formacion de los seminaristas procedan siempre sin diferencia de criterio, bajo la direccion del Rector.

(Rio, Conclusiones 9)

Considera de gran utilidad la creacion de una confederacion Latinoamericana de Seminarios que promoviendo reuniones periodicas, principalmente de los Rectores y Directores Espirituales, logre la mayor uniformidad en la formacion sacerdotal y sea medio eficaz para facilitar el intercambio de impresiones y experiencias sobre planes de estudio, métodos de ensenanza, textos, problemas espirituales y pedagogicos, etc.

(Rio, Conclusiones 10)

Conforme a las reiteradas instancias de los Sumos Pontifices, expresa fervientemente a los Excmos. Ordinarios el deseo de que todas las Diocesis procuren enviar a Roma algunos de entre los mejores alumnos, para perfeccionar su formacion sacerdotal en el Pontificio Colegio Pio Latino Americano o en el Pontificio Colegio Pio Brasileno.

(Rio, Conclusiones 11)

Art. II: Formacion Espiritual

Dado que la eficacia de la formacion recibida por los seminaristas y los frutos de su futuro ministerio sacerdotal dependen de que adquieran, ya en el Seminario, la necesaria vida interior, que les llevara a considerar y valorar todas las cosas a la luz de una profunda y constante vision sobrenatural, la Conferencia:

(Rio, Conclusiones 12)


Insiste en la necesidad de:

a) que se escojan para los cargos de Superiores y profesores de los Seminarios, tanto Mayores como Menores, sacerdotes virtuosos y doctos, que con la palabra y el ejemplo sean de continua edificacion para los seminaristas, y que se evite, en lo posible, elegir prefectos de entre los mismos alumnos;

b) que se haga con particular prudencia la designacion del Director Espiritual, llamado a desempenar, bajo este aspecto, una mision tan decisiva;

c) que el Director Espiritual pueda entregarse a su labor con una dedicacion plena, sin que otras actividades le distraigan de la que es su principal obligacion;

d) que, cuando los alumnos sean muy numerosos, se designen algunos sacerdotes que ayuden en su tarea al Director Espiritual, y se pueda asi, dedicar a cada seminarista el tiempo que necesite;

e) que, conforme a lo prescrito en el canon 1361 -1 del Codigo de Derecho Canonico, se designe un numero suficiente de confesores, cuidadosamente elegidos, a quienes los seminaristas puedan acudir con libertad.

(Rio, Conclusiones 12)

Aconseja con especial interés que:

a) los Rectores y demas Superiores, y de modo particular, los Directores Espirituales, tengan un trato constante e individual con los seminaristas, para que la confianza filial de los alumnos en los Superiores, que nacera de ese trato, facilite su mejor formacion;

b) el Director Espiritual, en las instrucciones colectivas a los alumnos, siga un programa previamente estudiado con el Rector;

c) los Directores Espirituales se dediquen con el maximo empeno a crear en los aspirantes al Sacerdocio el habito de una profunda vida interior, les instruyan con prudencia acerca de la vida que en realidad van a llevar fuera del Seminario, y les expongan las dificultades que habran de encontrar, al mismo tiempo que los medios poderosos de que disponen para ser fieles a su altisima vocacion.

(Rio, Conclusiones 13)

Recomienda asimismo que:

a) se eduque a los seminaristas en la imitacion de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, y en la dependencia del Obispo, de cuyo apostolado es cooperador el sacerdote, inculcando, especialmente en los estudiantes de teologia, la conviccion practica de la grandeza del apostolado sacerdotal y de la necesidad y posibilidad de santificarse en él, ensenandoles que el propio ministerio pastoral es fuente de santificacion y de perfeccion;

b) se fomente el conocimiento y la imitacion de los sacerdotes del Clero secular que han alcanzado la santidad, cuyos ejemplos, vida y culto deben ser cada dia mas estudiados y divulgados;

c) se forme a los seminaristas, muy solicitamente, en una piedad solida, exenta de toda sensibleria, ajena a cualquier especie de falso y peligroso misticismo;

d) se inculque fuertemente en los futuros sacerdotes el espiritu de humildad, obediencia, abnegacion y sacrificio;

e) respecto a la castidad, el Director Espiritual y los confesores observen fielmente las normas dadas por la Santa Sede y las peculiares directrices que el Obispo creyera oportuno impartir.

(Rio, Conclusiones 14)

Ruega a los Superiores de los Seminarios:

a) que procuren fomentar entre los alumnos un sano espiritu de fraternidad y de familia;

b) que tengan un especial cuidado en las vacaciones de los seminaristas, acortandose en lo posible su duracion fuera del Seminario, y procurando que sirvan también, tanto para que el seminarista adquiera un conocimiento mas perfecto y real del modo de pensar y sentir del pueblo, como para que tenga ocasion de acrisolar su virtud.

(Rio, Conclusiones 15)


Art. III: Formacion Cultural

La Conferencia: Recuerda que los aspirantes al Sacerdocio deben recibir una formacion doctrinal profunda y adecuada a las exigencias actuales, para que asi puedan, con la predicacion, la catequesis y otras formas de instruccion, disipar las tinieblas de la ignorancia religiosa de los pueblos.

(Rio, Conclusiones 16)

"Ruega encarecidamente que el estudio de las sagradas disciplinas comprenda también el examen de los problemas especificos, procedentes de errores doctrinales corrientes en las regiones donde los futuros sacerdotes ejerceran su ministerio.

(Rio, Conclusiones 17)

Insiste en la necesidad de que se procure completar la formacion cultural de los seminaristas con un adecuado conocimiento de las soluciones dadas por la Iglesia a las diferentes cuestiones sociales de actualidad.

(Rio, Conclusiones 18)

Art. IV: Formacion Humana

Considerando la conveniencia de procurar también el desarrollo de las virtudes y de las buenas cualidades naturales de los seminaristas, para que la "perfectio naturae" facilite y favorezca la accion sobrenatural de la gracia en las almas, la Conferencia recomienda, en particular, a los Superiores de los Seminarios:

a) que den gran importancia al estudio y formacion del caracter de los alumnos, asi como al conocimiento y posible desarrollo de sus cualidades personales, con el fin de informar también al Obispo para que los nuevos sacerdotes puedan ser destinados a los ministerios que les sean mas apropiados;

b) que fomenten el espiritu de responsabilidad en cada uno de los seminaristas, de modo que se habituen a proceder en conciencia y por convencimiento del propio deber.

(Rio, Conclusiones 19)

Art. V: Preparacion para el ejercicio del ministerio pastoral

La Conferencia, estimando como parte fundamental en la formacion de los candidatos al Sacerdocio la adecuada preparacion inmediata, necesaria para el prudente y celoso desarrollo de su futura labor apostolica, sugiere;

a) que los profesores de teologia pastoral, ademas de ocuparse de la técnica de la asignatura, instruyan prudentemente a sus alumnos sobre las dificultades de orden moral que podran encontrar en el ejercicio de su ministerio, y sobre los medios mas aptos para vencerlas;

b) que los Superiores aprovechen la catequesis y las organizaciones de Accion Catolica, para ir introduciendo progresivamente a los seminaristas en el ministerio pastoral y en el contacto con los fieles;

c) que se ensene a los futuros sacerdotes a orientar y a ilustrar a los fieles, de modo practico y eficaz, sobre la verdad de la Santa Religion, disipando los errores que siembran los acatolicos y los enemigos de la Iglesia, y asimismo a combatir de manera asequible, la propaganda de las teorias materialistas del comunismo, exponiendo con claridad y sencillez las soluciones cristianas a los problemas sociales.

(Rio, Conclusiones 20)

Capitulo III Conservacion y mejora de la formacion del sacerdote

La Conferencia: Quiere expresar su vivo deseo de que crezca aun mas en el animo de todos los sacerdotes la preocupacion constante por conservar y mejorar la formacion ascética, doctrinal y humana que recibieron en el Seminario, con el afan de asegurar también la fecundidad y la eficacia de su ministerio pastoral; por lo tanto:

(Rio, Conclusiones 21)

Ruega, de modo especial, a todos los sacerdotes, que mediten y lleven a la practica las normas dadas por los Sumos Pontifices, y concretamente por el Santo Padre Pio XII en la Exhortacion Apostolica Menti Nostrae sobre la santidad sacerdotal.

(Rio, Conclusiones 22)

Encarece a los sacerdotes, con particular interés:

a) que cumplan todo lo dispuesto en el canon 125 2° del Codigo de Derecho Canonico, es decir, la practica diaria de la oracion mental, la visita al Santisimo Sacramento, el rezo del Santo Rosario y el examen de conciencia;

b) que acudan a la confesion semanal o al menos quincenal, al retiro mensual y cada ano, si es posible, a los ejercicios espirituales;

c) que vivan el espiritu de la liturgia y sean asiduos en la meditacion de libros espirituales y, sobre todo, de la Sagrada Escritura, verdadera fuente de vida sobrenatural;

d) que cultiven una sobrenatural amistad con sus hermanos sacerdotes, capaz de llevarles a ayudarse mutuamente, y de un modo especial en el terreno espiritual.

(Rio, Conclusiones 23)

Aconseja a los Excmos. Ordinarios que:

a) fomenten, en la medida que sea posible, la vida comun del clero, como aconseja y alaba el Codigo de Derecho Canonico;

b) establezcan asociaciones sacerdotales, que contribuyan al bien espiritual del sacerdote;

c) utilicen los medios mas experimentados para aliviar a los sacerdotes las preocupaciones economicas, que pueden restarles atencion y sensibilidad para los problemas espirituales y apostolicos: las soluciones concretas se acomodaran, logicamente, a las circunstancias de cada region, pero servira de gran ayuda conocer y estudiar los sistemas empleados con éxito en otras Diocesis;

d) estimulen la difusion entre el Clero de los documentos Pontificios, libros y revistas catolicas de actualidad, para que quede debidamente informado sobre las soluciones a los distintos problemas del momento; buen medio podria ser la creacion dentro de cada Diocesis de bibliotecas circulantes para los sacerdotes;

e) cuiden de que las periodicas conferencias sacerdotales se tengan de forma fraternal y atrayente, como medio para perfeccionar los estudios eclesiasticos y para intensificar la vida sobrenatural;

f) recomienden a todos los sacerdotes, y especialmente a los mas jovenes, gran cuidado en las lecturas, prefiriendo las que pueden hacerles mayor bien espiritual, y evitando las que no sean idoneas para un ministro del Senor.

(Rio, Conclusiones 24)


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