CELAM - III. ORIENTACIONES PASTORALES


MCS

16.- MEDIOS DE COMUNICACION SOCIAL



I. SITUACION


1 La Comunicacion Social es hoy una de las principales dimensiones de la humanidad. Abre una nueva época. Produce un impacto que aumenta en la medida en que avanzan los satélites, la electronica y la ciencia en general.

Los medios de comunicacion social (MCS) abarcan la persona toda. Plasman al hombre y la sociedad. Llenan cada vez mas su tiempo libre . Forjan una nueva cultura, producto de la civilizacion audiovisual que, si por un lado tiende a masificar al hombre, por otro favorece su personalizacion. Esta nueva cultura, por primera vez, se pone al alcance de todos, alfabetizados o no, lo que no acontecia en la cultura tradicional que apenas favorecia a una minoria.

Por otra parte, estos medios de comunicacion social acercan entre si a hombres y pueblos, los convierten en proximos y solidarios, contribuyendo asi al fenomeno de la socializacion [Juan XXIII, "Mater et magistra" 59] uno de los logros de la época moderna.


2 En América Latina los medios de comunicacion social son uno de los factores que mas han contribuido y contribuyen a despertar la conciencia de grandes masas sobre sus condiciones de vida, suscitando aspiraciones y exigencias de transformaciones radicales. Aunque en forma incipiente, también vienen actuando como agentes positivos de cambio por medio de la educacion de base. programas de formacion y opinion publica.

Sin embargo, muchos de estos medios estan vinculados a grupos economicos y politicos nacionales y extranjeros, interesados en mantener el "statu quo" social.


3 La Iglesia emprendio una serie de iniciativas en este campo. Si algunas de ellas no llenaron su finalidad pastoral se debio mas que nada a la falta de una clara vision de lo que es la Comunicacion Social en si misma y al desconocimiento de las condiciones que impone su uso .




II. JUSTIFICACION


4 La Iglesia universal acoge y fomenta los maravillosos inventos de la técnica que miran principalmente al espiritu humano y han abierto nuevos caminos a la comunicacion entre los hombres, como son la prensa, el cine, la radio, la television, el teatro, los discos [IM 1].

También en América Latina la Iglesia recibe gozosa la ayuda providencial de estos medios, con la confiada esperanza de que contribuiran cada vez mas a la promocion humana y cristiana del continente.


5 Los medios de comunicacion social son esenciales para sensibilizar la opinion publica en el proceso de cambio que vive Latinoamérica; para ayudar a encauzarlo y para impulsar los centros de poder que inspiran los planes de desarrollo, orientandolos segun las exigencias del bien comun; para divulgar dichos planes y promover la participacion activa de toda la sociedad en su ejecucion, especialmente de las clases dirigentes.


6 De igual manera, los medios de comunicacion social se convierten en agentes activos del proceso de transformacion, cuando se ponen al servicio de una auténtica educacion integral, apta para desarrollar a todo el hombre, capacitandolo para ser el artifice de su propia promocion, lo que también se aplica a la evangelizacion y al crecimiento de la fe.

Por otra parte, no se puede ignorar que el uso de los medios de comunicacion social ocupa cada vez mas el tiempo libre de todas las categorias de personas que buscan esparcimiento, conocimientos e influencias morales positivas y negativas.


7 En el mundo de hoy la Iglesia no puede cumplir con la mision que Cristo le confiara de llevar la Buena Nueva "hasta los confines de la tierra" si no emplea los medios de comunicacion social, unicos capaces para llegar efectivamente a todos los hombres.

La palabra es el vehiculo normal de la fe: "fides ex auditu" [Rom 10, 17]. En nuestros tiempos la "palabra" también se hace imagen, color y sonido, adquiriendo formas variadas a través de los diversos medios de comunicacion social. Tales medios, asi comprendidos, son un imperativo de los tiempos presentes para que la Iglesia realice su mision evangelizadora.


8 Finalmente, la Comunicacion Social y el empleo de sus instrumentos son para la Iglesia, el medio de presentar a este continente una imagen mas exacta y fiel de si misma, transmitiendo a gran publico no solo las noticias relativas a los acontecimientos de la vida eclesial y sus actividades, sino, sobre todo, interpretando los hechos a la luz del pensamiento cristiano.


9 Por todas estas razones, el Decreto "Inter mirifica" urge a todos los hijos de la Iglesia para que utilicen los medios de comunicacion social eficazmente, sin la menor dilacion y con el maximo empeno, y a los sagrados Pastores para que cumplan en este campo su mision, intimamente ligada a su deber ordinario de predicar [IM 3].




III. RECOMENDACIONES PASTORALES


10 El influjo siempre creciente y arrollador que la Comunicacion Social ejerce en toda la vida del hombre moderno, impulsa a la Iglesia a estar presente en este campo con una pastoral dinamica que abarque todos los sectores de este amplio mundo.


11 Reconociendo el derecho de la Iglesia a poseer medios propios, que en algunos casos son para ella necesarios, es requisito indispensable para justificar esa posesion, no solo contar con una organizacion que garantice su eficacia profesional, economica y administrativa, sino también que presten un servicio real a la comunidad.


12 La insercion de los cristianos en el mundo de hoy obliga a que éstos trabajen en los medios de comunicacion social ajenos a la Iglesia segun el espiritu de dialogo y servicio que senala la Constitucion "Gaudium et spes". El profesional catolico, llamado a ser fermento en la masa, cumplira mejor su mision si se integra en esos medios para ampliar los contactos entre la Iglesia y el mundo, al igual que para contribuir a la transformacion de éste.


13 Dada la dimension social de estos medios y la escasez de personal calificado para actuar en ellos, urge suscitar y promover vocaciones en el campo de la Comunicacion Social, especialmente entre los seglares.


14 Este personal debe recibir una adecuada formacion apostolica y profesional, de acuerdo con los diversos niveles y categorias de sus funciones. Dicha formacion ha de incluir aquellos conocimientos teologicos, sociologicos y antropologicos que exigen las realidades continentales.


15 Esta labor de formacion, en relacion a la Comunicacion Social, se extendera a las personas de toda condicion, de modo particular a los jovenes, para que la conozcan, valoren y estimen como uno de los medios fundamentales con los que se expresa el mundo contemporaneo, desarrollando el sentido critico y la capacidad de tomar con responsabilidad sus propias decisiones. Es conveniente comenzar esta capacitacion ya desde los niveles inferiores de la educacion y debe también incluirse en la catequesis [IM 16].


16 Por su caracter de servidores de la palabra y de educadores del Pueblo de Dios, es igualmente necesario que se ofrezca a obispos, sacerdotes, religiosos de uno y otro sexo, cursillos que los informen sobre el significado de la Comunicacion Social y los adiestren en el conocimiento de las condiciones que rigen el empleo de sus instrumentos. Esta formacion debe ser materia de estudio sistematico en los seminarios y casas de formacion religiosa [IM 15, 16].

Debido a la importancia que la Iglesia concede a los medios de comunicacion social pedimos a los superiores eclesiasticos que faciliten la capacitacion y dedicacion de sacerdotes, religiosos y religiosas a la tarea especifica de formacion, asesoria e inspiracion de obras apostolicas relacionadas con este campo [IM 15].


17 A los estudiosos e intelectuales, y particularmente a las secciones especializadas de las universidades e institutos de medios de comunicacion social, se les pide que profundicen en el fenomeno de la comunicacion en sus diversos aspectos, incluida la teologia de la comunicacion, a fin de especificar cada vez mas las dimensiones de esta nueva cultura y sus proyecciones futuras. De igual manera se solicita promover y utilizar todo tipo de investigacion que ensene a adaptar mejor el trabajo de los medios de comunicacion social a una mas efectiva promocion de las distintas comunidades.


18 Se debe estimular la produccion de un material adaptado a las variadas culturas locales (por ejemplo, articulos de prensa, emisiones radiofonicas y televisivas) para que promueva los valores autoctonos y sea convenientemente recibido por los usuarios.


19 A fin de lograr los objetivos especificos de la Iglesia, es necesario crear o fortalecer, en cada pais de América Latina, Oficinas Nacionales de Prensa, Cine, Radio y Television, con la autonomia requerida por su trabajo y con eficiente coordinacion entre las mismas [IM 21].


20 Estas Oficinas deben mantener estrecha relacion con los Organismos Continentales (ULAPC, UNDA-AL y SAL-OCIC) e internacionales. De igual manera, dichos organismos han de prestar toda su colaboracion al Departamento de Comunicacion Social del CELAM para estructurar planes a nivel latinoamericano y promover su ejecucion.


21 Es indispensable favorecer el dialogo sincero y eficaz entre la Jerarquia y todos aquellos que trabajan en los medios de comunicacion social. Este dialogo debera ser particularmente mantenido con los profesionales que actuan en los medios de comunicacion social propios de la Iglesia, a fin de estimularlos y orientarlos pastoralmente.


22 Esta actitud de apertura favorece la necesaria libertad de expresion, indispensable dentro de la Iglesia, siguiendo el Espiritu del Concilio Vaticano II. "La Iglesia... se convierte en senal de la fraternidad que permite y consolida el dialogo sincero. I o cual requiere, en primer lugar, que se promueva en el seno de la Iglesia la mutua estima, respeto y concordia, reconociendo todas las legitimas diversidades, para abrir, con fecundidad siempre creciente, el dialogo entre lodos los que integran el unico Pueblo de Dios, tanto los pastores como los demas fieles. Los lazos de union de los fieles son mucho mas fuertes que los motivos de division entre ellos. Haya unidad en lo necesario, libertad en lo dudoso, caridad en todo" [GS 92].


23 Esta Conferencia Episcopal recuerda a los Episcopados Nacionales la disposicion del Decreto "Inter mirifica" [IM 18] sobre la celebracion del Dia Mundial de la Comunicacion Social, que ofrece una oportunidad excepcional para sensibilizar a los fieles sobre la trascendencia de la misma en la vida del hombre y de la sociedad.


24 Las observaciones y orientaciones pastorales que anteceden, ponen de relieve la importancia que tienen hoy los medios de comunicacion social; sin ellos no podra lograrse la promocion del hombre latinoamericano y las necesarias transformaciones del continente. De esto se desprende no solo la utilidad y conveniencia sino la necesidad absoluta de emplearlos a todos los niveles y en todas las formas de la accion pastoral de la Iglesia, para conseguir los fines que se propone esta Asamblea.












PUEBLA (1979)





PRESENTACION




0. El texto que ponemos en las manos de nuestros hermanos de América Latina, es fruto de las jornadas de oracion y de reflexion del encuentro de Pastores al que, como representante de nuestras comunidades, nos convoco el Santo Padre.

La Conferencia de Puebla, como es sabido, estuvo precedida, por dos anos de preparacion con la participacion corresponsable de todas las Iglesias de América Latina.

Hubo un activo proceso de consulta y aportes, principalmente de las Conferencias Episcopales, que se recogieron y sistematizaron en el Documento de Trabajo. Este ha servido como instrumento de estudio y orientacion.

Dada la amplitud del tema, rico y dinamizador, de la III Conferencia, se hacia necesario establecer prioridades y una adecuada articulacion entre los diferentes puntos, que han dado lugar a las veintiuna Comisiones de Trabajo, en torno de Nucleos o grandes unidades con los temas correspondientes. Este sistema de trabajo, complementado por aportes en plenarios y semiplenarios que aseguraban la mayor participacion (de Obispos, Presbiteros, Diaconos, Religiosos, Religiosas, Laicos, Miembros invitados y Expertos) fue aprobado por unanimidad al inicio de nuestra Asamblea.

El contenido de los Nucleos y los temas no pretende ser un tratado sistematico de teologia dogmatica o pastoral. Esto ha sido expresamente descartado. Se ha buscado considerar aspectos de mayor incidencia en la Evangelizacion, ubicandonos en una debida perspectiva de pastores.

Aunque la Conferencia de Puebla con su caudal de contribuciones y la intensidad de su trabajo, desemboca en este Documento, es, ante todo, un espiritu: el de una Iglesia que se proyecta con renovado vigor e impetu evangelizador al servicio de nuestros pueblos, cuya realizacion ha de seguir la llamada viva y transformadora de quien puso su tabernaculo [Cfr. Jn 1, 14] en el corazon de nuestra propia historia, con plena fidelidad al Senor, a la Iglesia y al hombre.

Ademas, es principio de una nueva etapa en el proceso de nuestra vida eclesial en América Latina.

Estas paginas tienen la fuerza de un nuevo envio: el que nos hace Cristo "Id y predicad el Evangelio a todos los pueblos" [Mc 16, 15].

Estas orientaciones pastorales deben irrigar nuestras comunidades. Ha de desplegarse un proceso de asimilacion e interiorizacion de su contenido, a todos los niveles, para llevarlo a la practica. Hay que profundizarlo en la oracion y en el discernimiento espiritual. En este camino, las Conferencias Episcopales tienen su clara responsabilidad: son principalmente ellas las que deberan traducir y concretar, de acuerdo con sus circunstancias, sus posibilidades y los mecanismos apropiados, estas directivas. Es también tarea de las Iglesias Particulares, y en ellas de las Parroquias, los Movimientos Apostolicos, las Comunidades Eclesiales de Base, y en fin, de todas nuestras comunidades, hacer que Puebla, todo Puebla, su espiritu y sus documentos, se vuelquen sobre la vida con su carga evangelizadora.

Tal es nuestra esperanza y a lo que nos comprometemos bajo la mirada de Maria, la que creyo y se puso en camino, presurosa, para anunciar la Alegre Nueva que palpitaba en sus entranas.

+ Card. Sebastiano Baggio

Prefecto de la Sagrada Congregacion para los Obispos

Presidente de la Comision Pontificia para América Latina - CAL

+ Card. Aloisio Lorscheider

Arzobispo de Fortaleza - Brasil

Presidente de la CNBB

Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano - CELAM

+ Mons. Ernesto Corripio Ahumada

Arzobispo de México

+ Mons. Alfonso Lopez Trujillo

Arzobispo Coadjutor de Medellin - Colombia

Secretario General del CELAM






















DISCURSO S.S. JUAN PABLO II

DISCURSO INAUGURAL pronunciado en el Seminario Palafoxiano de Puebla de los Angeles, México,

el dia 28 de enero de 1979




0 Amados Hermanos en el Episcopado:

Esta hora que tengo la dicha de vivir con vosotros, es ciertamente historica para la Iglesia en América Latina. De esto es consciente la opinion publica mundial, son conscientes los fieles de vuestras Iglesias locales, sois conscientes sobre todo vosotros que seréis protagonistas y responsables de esta hora.

Es también una hora de gracia, senalada por el paso del Senor, por una particularisima presencia y accion del Espiritu de Dios. Por eso hemos invocado con confianza a este Espiritu, al principio de los trabajos. Por esto también quiero ahora suplicaros como un hermano a hermanos muy queridos: todos los dias de esta Conferencia y en cada uno de sus actos, dejaos conducir por el Espiritu, abrios a su inspiracion y a su impulso; sea El y ningun otro espiritu el que os guie y conforte.

Bajo este Espiritu, por tercera vez en los veinticinco ultimos anos, obispos de todos los paises, representando al Episcopado de todo el continente latinoamericano, os congregais para profundizar juntos el sentido de vuestra mision ante las exigencias nuevas de vuestros pueblos.

La Conferencia que ahora se abre, convocada por el venerado Pablo VI, confirmada por mi inolvidable predecesor Juan Pablo I y reconfirmada por mi como uno de los primeros actos de mi pontificado, se conecta con aquella, ya lejana, de Rio de Janeiro, que tuvo como su fruto mas notable el nacimiento del CELAM. Pero se conecta aun mas estrechamente con la II Conferencia de Medellin, cuyo décimo aniversario conmemora.

En estos diez anos, cuanto camino ha hecho la humanidad y, con la humanidad y a su servicio, cuanto camino ha hecho la Iglesia. Esta III Conferencia no puede desconocer esta realidad. Debera, pues, tomar como punto de partida las conclusiones de Medellin, con todo lo que tienen de positivo, pero sin ignorar las incorrectas interpretaciones a veces hechas y que exigen sereno discernimiento, oportuna critica y claras tomas de posicion.

Os servira de guia en vuestros debates el Documento de Trabajo, preparado con tanto cuidado para que constituya siempre el punto de referencia.

Pero tendréis también entre las manos la Exhortacion Apostolica "Evangelii Nuntiandi" de Pablo VI. Con qué complacidos sentimientos el gran Pontifice aprobo como tema de la Conferencia: "El presente y el futuro de la evangelizacion en América Latina".

Lo pueden decir los que estuvieron cerca de él en los meses de la preparacion de la Asamblea. Ellos podran dar testimonio también de la gratitud con la cual él supo que el telon de fondo de toda la Conferencia seria este texto, en el cual puso toda su alma de Pastor, en el ocaso de su vida. Ahora que él "cerro los ojos a la escena de este mundo" [Cfr. Testamento de Pablo VI], este Documento se convierte en un testamento espiritual que la Conferencia habra de escudrinar con amor y diligencia para hacer de él otro punto de referencia obligatoria y ver como ponerlo en practica. Toda la Iglesia os esta agradecida por el ejemplo que dais, por lo que hacéis, y que quizas otras Iglesias locales haran a su vez.

El Papa quiere estar con vosotros en el comienzo de vuestros trabajos, agradecido porque "todo buen don y toda dadiva perfecta viene de arriba, desciende del Padre de las luces" [Sant. 1, 17], por haber podido acompanaros en la solemne Misa de ayer, bajo la mirada maternal de la Virgen de Guadalupe, asi como en la Misa de esta manana. Muy a gusto me quedaria con vosotros en oracion, reflexion y trabajo: permaneceré, estad seguros, en espiritu, mientras me reclama en otra parte la "sollicitudo omnium ecclesiarum: preocupacion por todas las Iglesias" [2 Cor. 11, 28]. Quiero al menos, antes de proseguir mi visita pastoral por México y antes de regresar a Roma, dejaros como prenda de mi presencia espiritual algunas palabras, pronunciadas con ansias de Pastor y afecto de Padre, eco de las principales preocupaciones mias respecto al tema que habéis de tratar y respecto a la vida de la Iglesia en estos queridos paises.




I. MAESTROS DE LA VERDAD

Es un gran consuelo para el Pastor universal constatar que os congregais aqui, no como un simposio de expertos, no como un parlamento de politicos, no como un congreso de cientificos o técnicos, por importantes que puedan ser esas reuniones, sino como un fraterno encuentro de Pastores de la Iglesia. Y como Pastores tenéis la viva conciencia de que vuestro deber principal es el de ser maestros de la verdad. No de una verdad humana y racional, sino de la verdad que viene de Dios; que trae consigo el principio de la auténtica liberacion del hombre: "Conoceréis la verdad y la verdad os hara libres" [Jn. 8, 32]; esa verdad que es la unica en ofrecer una base solida para una "praxis" adecuada.

I.1Vigilar por la pureza de la doctrina, base en la edificacion de la comunidad cristiana es, pues, junto con el anuncio del Evangelio, el deber primero c insustituible del Pastor, del Maestro de la fe. Con cuanta frecuencia ponia esto de relieve san Pablo, convencido de la gravedad en el cumplimiento de este deber [Cfr. 1 Tim. 1, 3-7; 1, 18-20; 1, 11, 16; 2 Tim. 1, 4-14]. Ademas de la unidad en la caridad, nos urge siempre la unidad en la verdad. El amadisimo Papa Pablo VI, en la Exhortacion Apostolica "Evangelii Nuntiandi", expresaba: "El Evangelio que nos ha sido encomendado es también palabra de verdad. Una verdad que nos hace libres y que es la unica que procura la paz del corazon; esto es lo que la gente va buscando cuando anunciamos la Buena Nueva. La verdad acerca de Dios, la verdad acerca del hombre, de su misterioso destino, la verdad acerca del mundo... El predicador del Evangelio sera aquel que, aun a costa de renuncias y sacrificios, busca siempre la verdad que debe transmitir a los demas. No vende ni disimula jamas la verdad por el deseo de agradar a los hombres, de causar asombro, ni por originalidad o deseo de aparentar... Pastores del Pueblo de Dios: nuestro servicio pastoral nos pide que guardemos, defendamos y comuniquemos la verdad, sin reparar en sacrificios" [EN 78].

Verdad sobre Jesucristo

I.2. De vosotros, Pastores, los fieles de vuestros paises esperan y reclaman ante todo una cuidadosa y celosa transmision de la verdad sobre Jesucristo. Esta se encuentra en el centro de la evangelizacion y constituye su contenido esencial: "No hay evangelizacion verdadera mientras no se anuncie el nombre, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesus de Nazaret, Hijo de Dios" [EN 22].

Del conocimiento vivo de esta verdad dependera el vigor de la fe de millones de hombres. Dependera también el valor de su adhesion a la Iglesia y de su presencia activa de cristianos en el mundo. De este conocimiento derivaran opciones, valores, actitudes y comportamientos capaces de orientar y definir nuestra vida cristiana, y de crear hombres nuevos y luego una humanidad nueva por la conversion de la conciencia individual y social [Cfr. EN 18].

De una solida cristologia tiene que venir la luz sobre tantos temas y cuestiones doctrinales y pastorales que os proponéis examinar en estos dias.

I.3. Hemos, pues, de confesar a Cristo ante la historia y ante el mundo con conviccion profunda, sentida, vivida, como lo confeso Pedro: "Tu eres el Mesias, el Hijo de Dios vivo" [Mt. 16, 16].

Esta es la Buena Noticia, en un cierto sentido unica: la Iglesia vive por ella y para ella, asi como saca de ella todo lo que tiene para ofrecer a los hombres, sin distincion alguna de nacion, cultura, raza, tiempo, edad o condicion. Por eso "desde esa confesion (de Pedro), la historia de la salvacion sagrada y del Pueblo de Dios debia adquirir una nueva dimension" [Homilia de Juan Pablo 11 en la inauguracion oficial de su pontificado, 22-10-1978]

Este es el unico Evangelio y "aunque nosotros o un angel del cielo os anunciase otro evangelio distinto... ¡sea anatema!", como escribia con palabras bien claras el Apostol [Ga. 1, 8].

I.4. Ahora bien, corren hoy por muchas partes -el fenomeno no es nuevo- "relecturas" del Evangelio, resultado de especulaciones teoricas mas bien que de auténtica meditacion de la Palabra de Dios y de un verdadero compromiso evangélico. Ellas causan confusion al apartarse de los criterios centrales de la fe de la Iglesia y se cae en la temeridad de comunicarlas, a manera de catequesis, a las comunidades cristianas.

En algunos casos o se silencia la divinidad de Cristo, o se incurre de hecho en formas de interpretacion renidas con la fe de la Iglesia. Cristo seria solamente un "profeta", un anunciador del reino y del amor de Dios, pero no el verdadero Hijo de Dios, ni seria por tanto el centro y el objeto del mismo mensaje evangélico.

En otros casos se pretende mostrar a Jesus como comprometido politicamente, como un luchador contra la dominacion romana y contra los poderes, e incluso implicado en la lucha de clases. Esta concepcion de Cristo como politico, revolucionario, como el subversivo de Nazaret, no se compagina con la catequesis de la Iglesia. Confundiendo el pretexto insidioso de los acusadores de Jesus con la actitud de Jesus mismo -bien diferente- se aduce como causa de su muerte el desenlace de un conflicto politico y se calla la voluntad de entrega del Senor y aun la conciencia de su mision redentora. Los Evangelios muestran claramente como para Jesus era una tentacion lo que alterara su mision de Servidor de Yahvé [Cfr. Mt. 4, 8; Lc. 4, 5]. No acepta la posicion de quienes mezclaban las cosas de Dios con actitudes meramente politicas [Cfr. Mt. 22, 21; Mc. 12, 17; Jn. 18, 36]. Rechaza inequivocamente el recurso a la violencia. Abre su mensaje de conversion a todos, sin excluir a los mismos publicanos. La perspectiva de su mision es mucho mas profunda. Consiste en la salvacion integral por un amor transformante, pacificador, de perdon y reconciliacion. No cabe duda, por otra parte, que todo esto es muy exigente para la actitud del cristiano que quiere servir de verdad a los hermanos mas pequenos, a los pobres, a los necesitados, a los marginados; en una palabra, a todos los que reflejan en sus vidas el rostro doliente del Senor [Cfr. LG 8].

I.5. Contra tales "relecturas", pues, y contra sus hipotesis, brillantes quizas, pero fragiles e inconsistentes, que de ellas derivan, "la evangelizacion en el presente y en el futuro de América Latina" no puede cesar de afirmar la fe de la Iglesia: Jesucristo, Verbo e Hijo de Dios, se hace hombre para acercarse al hombre y brindarle, por la fuerza de su misterio, la salvacion, gran don de Dios [Cfr. EN 19 y 27].

Es ésta la fe que ha informado vuestra historia y ha plasmado lo mejor de los valores de vuestros pueblos y tendra que seguir animando, con todas las energias, el dinamismo de su futuro. Es ésta la fe que revela la vocacion de concordia y unidad que ha de desterrar los peligros de guerras en este continente de esperanza, en el que la Iglesia ha sido tan potente factor de integracion. Esta fe, en fin, que con tanta vitalidad y de tan variados modos expresan los fieles de América Latina a través de la religiosidad o piedad popular.

Desde esta fe en Cristo, desde el seno de la Iglesia, somos capaces de servir al hombre, a nuestros pueblos, de penetrar con el Evangelio su cultura, transformar los corazones, humanizar sistemas y estructuras.

Cualquier silencio, olvido, mutilacion o inadecuada acentuacion de la integridad del misterio de Jesucristo que se aparte de la fe de la Iglesia, no puede ser contenido valido de la evangelizacion. "Hoy, bajo el pretexto de una piedad que es falsa, bajo la apariencia enganosa de una predicacion evangélica, se intenta negar al Senor Jesus", escribia un gran obispo en medio de las duras crisis del siglo IV. Y agregaba: "Yo digo la verdad, para que sea conocida de todos la causa de la desorientacion que sufrimos. No puedo callarme" [San Hilario de Poitiers, Ad Auxentium, 1-4]. Tampoco vosotros, obispos de hoy, cuando estas confusiones se dieren, podéis callar.

Es la recomendacion que el Papa Pablo VI hacia en el discurso de apertura de la Conferencia de Medellin: "Hablad, hablad, predicad, escribid, tomad posiciones, como se dice, en armonia de planes y de intenciones, acerca de las verdades de la fe defendiéndolas e ilustrandolas, de la actualidad del Evangelio, de las cuestiones que interesan la vida de los fieles y la tutela de las costumbres cristianas..." [Pablo VI, discurso del Santo Padre a la Asamblea del Episcopado Latinoamericano, 24-8-1968].

No me cansaré yo mismo de repetir, en cumplimiento de mi deber de evangelizador, a la humanidad entera: "¡No temais! ¡Abrid, mas todavia, abrid de par en par las puertas a Cristo! Abrid a su potestad salvadora, las puertas de los Estados, los sistemas economicos y politicos, los extensos campos de la cultura, de la civilizacion y del desarrollo" [Juan Pablo II, Homilia del Santo Padre en la inauguracion oficial de su Pontificado, 22-10-1978].

Verdad sobre la mision de la Iglesia

I.6. Maestros de la Verdad, se espera de vosotros que proclaméis sin cesar y con especial vigor en esta circunstancia, la verdad sobre la mision de la Iglesia, objeto del Credo que profesamos y campo imprescindible y fundamental de nuestra fidelidad. El Senor la instituyo para ser comunion de vida, de caridad, de verdad [Cfr. LG 9] y como cuerpo, "pléroma" y sacramento de Cristo, en quien habita toda la plenitud de la divinidad [Cfr. LG 7]

La Iglesia nace de la respuesta de fe que nosotros damos a Cristo. En efecto, es por la acogida sincera a la Buena Nueva, que nos reunimos los creyentes en el nombre de Jesus para buscar juntos el reino, construirlo, vivirlo [Cfr. EN 13]. La Iglesia es "congregacion de quienes, creyendo, ven en Jesus al autor de la salvacion y el principio de la unidad y de la paz" [LG 9].

Pero por otra parte nosotros nacemos de la Iglesia; ella nos comunica la riqueza de vida y de gracia de que es depositaria, nos engendra por el bautismo, nos alimenta con los sacramentos y la Palabra de Dios, nos prepara para la mision, nos conduce al designio de Dios, razon de nuestra existencia como cristianos. Somos sus hijos. La llamamos con legitimo orgullo nuestra Madre, repitiendo un titulo que viene de los primeros tiempos y atraviesa los siglos [Cfr. Henri de Lubac, "Meditacion sobre la Iglesia", pp. 211ss.].

Hay, pues, que llamarla, respetarla, servirla, porque "no puede tener a Dios por Padre quien no tiene a la Iglesia por Madre" [San Cipriano, "De catholicae Ecclesiae unitate", 6, 8], "¿como va a ser posible amar a Cristo sin amar a la Iglesia, siendo asi que el mas hermoso testimonio dado en favor de Cristo es el de san Pablo: "amo a la Iglesia y se entrego por ella"?" [EN 16], y "en la medida en que uno ama a la Iglesia de Cristo, posee el Espiritu Santo" [San Agustin, "In Iohannis evangelium, Tractatus", 32, 8].

El amor a la Iglesia tiene que estar hecho de fidelidad y de confianza. En el primer discurso de mi pontificado, subrayando el proposito de fidelidad al Concilio Vaticano II y la voluntad de volcar mis mejores cuidados en el sector de la eclesiologia, invité a tomar de nuevo en la mano la Constitucion Dogmatica "Lumen Gentium" para meditar "con renovado afan sobre la naturaleza y mision de la Iglesia. Sobre su modo de existir y actuar... No solo para lograr aquella comunion de vida en Cristo de todos los que en El creen y esperan, sino para contribuir a hacer mas amplia y estrecha la unidad de toda la familia humana" [Juan Pablo II, Mensaje a la Iglesia y al mundo, 17-10-1978].

Repito ahora la invitacion, en este momento trascendental de la evangelizacion en América Latina: "La adhesion a este documento del Concilio, tal como resulta iluminado por la Tradicion y que contiene las formulas dogmaticas dadas hace un siglo por el Concilio Vaticano I, sera para nosotros, Pastores y fieles, el camino cierto y el estimulo constante -digamoslo de nuevo en orden a caminar por las sendas de la vida y de la historia" [ibid].

I.7. No hay garantia de una accion evangelizadora seria y vigorosa, sin una eclesiologia bien cimentada.

Primero, porque evangelizar es la mision esencial, la vocacion propia, la identidad mas profunda de la Iglesia, a su vez evangelizada [Cfr. EN 14-15; LG 5] Enviada por el Senor, ella envia a su vez a los evangelizadores a predicar, "no a si mismos, sus ideas personales, sino un Evangelio del que ni ella ni ellos son duenos y propietarios absolutos para disponer de él a su gusto" [EN 15]. Segundo, porque "evangelizar no es para nadie un acto individual y aislado, sino profundamente eclesial, un acto de la Iglesia" [EN 60] que esta sujeta no al poder discrecional de criterios y perspectivas individualistas, sino de la comunion con la Iglesia y sus Pastores" [ibid.]. Por eso una vision correcta de la Iglesia es fase indispensable para una justa vision de la evangelizacion.

¿Como podria haber una auténtica evangelizacion, si faltase un acatamiento pronto y sincero al sagrado Magisterio, con la clara conciencia de que sometiéndose a él, el Pueblo de Dios no acepta una palabra de hombres, sino la verdadera Palabra de Dios? [Cfr. 1 Tes. 2, 13; LG 12]. "Hay que tener en cuenta la importancia 'objetiva' de este Magisterio y también defenderlo de las insidias que en estos tiempos, aqui y alla, se tienen contra algunas verdades firmes de nuestra fe catolica" [Juan Pablo II, "Mensaje a la Iglesia y al mundo", 17-10-1978].

Conozco bien vuestra adhesion y disponibilidad a la Catedra de Pedro y el amor que siempre le habéis demostrado. Os agradezco de corazon, en el nombre del Senor, la profunda actitud eclesial que esto implica, y os deseo el consuelo de que también vosotros contéis con la adhesion leal de vuestros fieles.

I.8. En la amplia documentacion, con la que habéis preparado esta Conferencia, particularmente en las aportaciones de numerosas Iglesias, se advierte a veces un cierto malestar respecto de la interpretacion misma de la naturaleza y mision de la Iglesia. Se alude, por ejemplo, a la separacion que algunos establecen entre Iglesia y Reino de Dios. Este, vaciado de su contenido total, es entendido en sentido mas bien secularista: al Reino no se llegaria por la fe y la pertenencia a la Iglesia, sino por el mero cambio estructural y el compromiso sociopolitico. Donde hay un cierto tipo de compromiso y de praxis por la justicia, alli estaria ya presente el Reino. Se olvida de este modo que: "La Iglesia... recibe la mision de anunciar el Reino de Cristo y de Dios e instaurarlo en todos los pueblos, y constituye en la tierra el germen y el principio de ese Reino" [LG 5].

En una de sus hermosas catequesis, el Papa Juan Pablo I, hablando de la virtud de la esperanza, advertia: "Es un error en cambio afirmar que la liberacion politica, economica y social coincide con la salvacion en Jesucristo; que el "Regnum Dei" se identifica con el "Regnum hominis"[Juan Pablo I, "Catequesis sobre la virtud teologal de la esperanza", 20-9-1978].

Se engendra en algunos casos una actitud de desconfianza hacia la Iglesia "institucional" u "oficial", calificada como alienante, a la que se opondria otra Iglesia popular "que nace del pueblo" y se concreta en los pobres. Estas posiciones podrian tener grados diferentes, no siempre faciles de precisar, de conocidos condicionamientos ideologicos. El Concilio ha hecho presente cual es la naturaleza y mision de la Iglesia. Y como se contribuye a su unidad profunda y a su permanente construccion por parte de quienes tienen a su cargo los ministerios de la comunidad, y han de contar con la colaboracion de todo el Pueblo de Dios. En efecto, "si el Evangelio que proclamamos aparece desgarrado por querellas doctrinales, polarizaciones ideologicas o por condenas reciprocas entre cristianos, al antojo de sus diferentes teorias sobre Cristo y sobre la Iglesia, e incluso a causa de sus distintas concepciones de la sociedad y de las instituciones humanas. ¿Como pretender que aquellos a los que se dirige nuestra predicacion no se muestren perturbados, desorientados, si no escandalizados?" [EN 77].

Verdad sobre el hombre

I.9. La verdad que debemos al hombre es, ante todo, una verdad sobre él mismo. Como testigos de Jesucristo somos heraldos, portavoces, siervos de esta verdad que no podemos reducir a los principios de un sistema filosofico o a pura actividad politica; que no podemos olvidar ni traicionar.

Quizas una de las mas vistosas debilidades de la civilizacion actual esté en una inadecuada vision del hombre. La nuestra es, sin duda, la época en que mas se ha escrito y hablado sobre el hombre, la época de los humanismos y del antropocentrismo. Sin embargo, paradojicamente, es también la época de las mas hondas angustias del hombre respecto de su identidad y destino, del rebajamiento del hombre a niveles antes insospechados, época de valores humanos conculcados como jamas lo fueron antes.

¿Como se explica esa paradoja? Podemos decir que es la paradoja inexorable del humanismo ateo. Es el drama del hombre amputado de una dimension esencial de su ser-el absoluto y puesto asi frente a la peor reduccion del mismo ser. La Constitucion Pastoral "Gaudium et Spes" toca el fondo del problema cuando dice: "El misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo Encarnado" [GS 22].

La Iglesia posee, gracias al Evangelio, la verdad sobre el hombre. Esta se encuentra en una antropologia que la Iglesia no cesa de profundizar y de comunicar. La afirmacion primordial de esta antropologia es la del hombre como imagen de Dios, irreductible a una simple parcela de la naturaleza, o a un elemento anonimo de la ciudad humana [Cfr. GS 12 y 14]. En este sentido, escribia san Ireneo: "La gloria del hombre es Dios, pero el receptaculo de toda accion de Dios, de su sabiduria, de su poder, es el hombre" [San Ireneo, "Tratado contra las herejias", libro III, 20, 2-3].

A este fundamento insustituible de la concepcion cristiana del hombre, me he referido en particular en mi Mensaje de Navidad: "Navidad es la fiesta del hombre... El hombre, objeto de calculo, considerado bajo la categoria de la cantidad... y al mismo tiempo, uno, unico e irrepetible... alguien eternamente ideado y eternamente elegido: alguien llamado y denominado por su nombre" [Juan Pablo II, "Mensaje de Navidad", 25-12-1978].

Frente a otros tantos humanismos, frecuentemente cerrados en una vision del hombre estrictamente economica, biologica o siquica, la Iglesia tiene el derecho y el deber de proclamar la verdad sobre el hombre, que ella recibio de su Maestro Jesucristo. Ojala ninguna coaccion externa le impida hacerlo. Pero, sobre todo, ojala no deje ella de hacerlo por temores o dudas, por haberse dejado contaminar por otros humanismos, por falta de confianza en su mensaje original.

Cuando, pues, un Pastor de la Iglesia anuncia con claridad y sin ambig¸edades la verdad sobre el hombre, revelada por Aquel mismo que "conocia lo que en el hombre habia" [Jn. 2, 25], debe animarlo la seguridad de estar prestando el mejor servicio al ser humano.

Esta verdad completa sobre el ser humano constituye el fundamento de la ensenanza social de la Iglesia, asi como es la base de la verdadera liberacion. A la luz de esta verdad no es el hombre un ser sometido a los procesos economicos o politicos, sino que esos procesos estan ordenados al hombre y sometidos a él.

De este encuentro de Pastores saldra, sin duda, fortificada esta verdad sobre el hombre que ensena la Iglesia.




II. SIGNOS Y CONSTRUCTORES DE LA UNIDAD

Vuestro servicio pastoral a la verdad se completa por un igual servicio a la unidad.

Unidad entre los obispos

II.1. Esta sera ante todo unidad entre vosotros mismos, los obispos. "Debemos guardar y mantener esta unidad -escribia el obispo san Cipriano en un momento de graves amenazas a la comunion entre los obispos de su pais- sobre todo nosotros, los obispos que presidimos en la Iglesia, a fin de testimoniar que el Episcopado es uno e indivisible. Que nadie engane a los fieles ni altere la verdad. El Episcopado es uno..." [San Cipriano, "De catholicae Ecclesiae unitate", 6-8].

Esta unidad episcopal viene no de calculos y maniobras humanas, sino de lo alto: del servicio a un unico Senor, de la animacion de un unico Espiritu, del amor a una unica y misma Iglesia. Es la unidad que resulta de la mision que Cristo nos ha confiado, que en el continente latinoamericano se desarrolla desde hace casi medio milenio, y que vosotros llevais adelante con animo fuerte en tiempos de profundas transformaciones, mientras nos acercamos al final del segundo milenio de la redencion y de la accion de la Iglesia. Es la unidad en torno al Evangelio, del Cuerpo y de la Sangre del Cordero, de Pedro vivo en sus Sucesores, senales todas diversas entre si, pero todas tan importantes, de la presencia de Jesus entre nosotros.

¡Como habéis de vivir, amados hermanos, esta unidad de Pastores, en esta Conferencia que es por si misma senal y fruto de una unidad que ya existe, pero también anticipo y principio de una unidad que debe ser aun mas estrecha y solida! Comenzais estos trabajos en clima de unidad fraterna: sea ya esta unidad un elemento de evangelizacion.

Unidad con los sacerdotes, religiosos y Pueblo fiel

II.2. La unidad de los obispos entre si se prolonga en la unidad con los presbiteros, religiosos y fieles. Los sacerdotes son los colaboradores inmediatos de los obispos en la mision pastoral, que quedaria comprometida si no reinase entre ellos y los obispos esa estrecha unidad.

Sujetos especialmente importantes de esa unidad seran asimismo los religiosos y religiosas. Sé bien como ha sido y sigue siendo importante la contribucion de los mismos a la evangelizacion en América Latina. Aqui llegaron en los albores del descubrimiento y de los primeros pasos de casi todos los paises. Aqui trabajaron continuamente al lado del clero diocesano. En diversos paises mas de la mitad, en otros la gran mayoria del presbiterio, esta formado por religiosos. Bastaria esto para comprender cuanto importa, aqui mas que en otras partes del mundo, que los religiosos no solo acepten, sino que busquen lealmente una indisoluble unidad de miras y de accion con los obispos. A éstos confio el Senor la mision de apacentar el rebano. A ellos corresponde trazar los caminos para la evangelizacion. No les puede, no les debe faltar la colaboracion, a la vez responsable y activa, pero también docil y confiada de los religiosos, cuyo carisma hace de ellos agentes tanto mas disponibles al servicio del Evangelio. En esa linea grava sobre todos, en la comunidad eclesial, el deber de evitar magisterios paralelos, eclesialmente inaceptables y pastoralmente estériles.

Sujetos asimismo de esa unidad son los seglares, comprometidos individualmente o asociados en organismos de apostolado para la difusion del reino de Dios. Son ellos quienes han de consagrar el mundo a Cristo en medio de las tareas cotidianas y en las diversas funciones familiares y profesionales, en intima union y obediencia a los legitimos Pastores.

Ese don precioso de la unidad eclesial debe ser salvaguardado entre todos los que forman parte del Pueblo peregrino de Dios, en la linea de la "Lumen Gentium".




III. DEFENSORES Y PROMOTORES DE LA DIGNIDAD

III.1. Quienes estan familiarizados con la historia de la Iglesia, saben que en todos los tiempos ha habido admirables figuras de obispos profundamente empenados en la valiente defensa de la dignidad humana de aquellos que el Senor les habia confiado. Lo han hecho siempre bajo el imperativo de su mision episcopal, porque para ellos la dignidad humana es un valor evangélico que no puede ser despreciado sin grande ofensa al Creador.

Esta dignidad es conculcada, a nivel individual, cuando no son debidamente tenidos en cuenta valores como la libertad, el derecho a profesar la religion, la integridad fisica y siquica, el derecho a los bienes esenciales, a la vida... Es conculcada, a nivel social y politico, cuando el hombre no puede ejercer su derecho de participacion o es sujeto a injustas e ilegitimas coerciones, o sometido a torturas fisicas o siquicas, etc.

No ignoro cuantos problemas se plantean hoy en esta materia en América Latina. Como obispos no podéis desinteresaros de ellos. Sé que os proponéis llevar a cabo una seria reflexion sobre las relaciones e implicaciones existentes entre evangelizacion y promocion humana o liberacion, considerando, en campo tan amplio e importante, lo especifico de la presencia de la Iglesia.

Aqui es donde encontramos, llevados a la practica concretamente, los temas que hemos abordado al hablar de la verdad sobre Cristo, sobre la Iglesia y sobre el hombre.

III.2. Si la Iglesia se hace presente en la defensa o en la promocion de la dignidad del hombre, lo hace en la linea de su mision, que aun siendo de caracter religioso y no social o politico, no puede menos de considerar al hombre en la integridad de su ser. El Senor delineo en la parabola del Buen Samaritano el modelo de atencion a todas las necesidades humanas [Cfr. Lc. 10, 30ss.], y declaro que en ultimo término se identificara con los desheredados -enfermos, encarcelados, hambrientos, solitarios- a quienes se haya tendido la mano [Cfr. Mt. 25, 31ss]. La Iglesia ha aprendido en estas y otras paginas del Evangelio [Cfr. Mc. 6, 35-44] que su mision evangelizadora tiene como parte indispensable la accion por la justicia y las tareas de promocion del hombre [Cfr. Documento final del Sinodo de los Obispos, octubre de 1971] y que entre evangelizacion y promocion humana hay lazos muy fuertes de orden antropologico, teologico y de caridad [Cfr. EN 31]; de manera que "la evangelizacion no seria completa si no tuviera en cuenta la interpelacion reciproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social del hombre" [ibid. 29].

Tengamos presente, por otra parte, que la accion de la Iglesia en terrenos como los de la promocion humana, del desarrollo, de la justicia, de los derechos de la persona, quiere estar siempre al servicio del hombre; y al hombre tal como ella lo ve en la vision cristiana de la antropologia que adopta. Ella no necesita pues recurrir a sistemas e ideologias para amar, defender y colaborar en la liberacion del hombre; en el centro del mensaje del cual es depositaria y pregonera, ella encuentra inspiracion para actuar en favor de la fraternidad, de la justicia, de la paz, contra todas las dominaciones, esclavitudes, discriminaciones, violencias, atentados a la libertad religiosa, agresiones contra el hombre y cuanto atenta a la vida [Cfr. GS 26, 27 y 29].

III.3. No es, pues, por oportunismo ni por afan de novedad que la Iglesia, "experta en humanidad" [Pablo VI, discurso a la ONU, 5/10/1965], es defensora de los derechos humanos. Es por un auténtico compromiso evangélico, el cual, como sucedio con Cristo, es sobre todo compromiso con los mas necesitados.

Fiel a este compromiso, la Iglesia quiere mantenerse libre frente a los opuestos sistemas, para optar solo por el hombre; cualesquiera sean las miserias o sufrimientos que aflijan al hombre; no a través de la violencia, de los juegos de poder, de los sistemas politicos, sino por medio de la verdad sobre el hombre camino hacia un futuro mejor.

III.4. Nace de ahi la constante preocupacion de la Iglesia por la delicada cuestion de la propiedad. Una prueba de ello son los escritos de los Padres de la Iglesia a través del primer milenio del cristianismo [San Ambrosio, "De Nabuthae", cap. 12, n. 53]. Lo demuestra claramente la doctrina vigorosa de Santo Tomas de Aquino, repetida tantas veces. En nuestros tiempos, la Iglesia ha hecho apelacion a los mismos principios en documentos de tan largo alcance como son las Enciclicas sociales de los ultimos Papas. Con una fuerza y profundidad particular, hablo de este tema el Papa Pablo VI en su Enciclica "Populorum Progressio" [Cfr. 23-24; Juan XXIII, MM 104-115].

Esta voz de la Iglesia, eco de la voz de la conciencia humana, que no ceso de resonar a través de los siglos en medio de los mas variados sistemas y condiciones socio culturales, merece y necesita ser escuchada también en nuestra época, cuando la riqueza creciente de unos pocos sigue paralela a la creciente miseria de las masas.

Es entonces cuando adquiere caracter urgente la ensenanza de la Iglesia, segun la cual sobre toda propiedad privada grava una "hipoteca social". Con respecto a esta ensenanza, la Iglesia tiene una mision que cumplir: debe predicar, educar a las personas y a las colectividades, formar la opinion publica, orientar a los responsables de los pueblos. De este modo estara trabajando en favor de la sociedad, dentro de la cual este principio cristiano y evangélico terminara dando frutos de una distribucion mas justa y equitativa de los bienes, no solo en el interior de cada nacion, sino también en el mundo internacional en general, evitando que los paises mas fuertes usen su poder en detrimento de los mas débiles.

Aquellos sobre los cuales recae la responsabilidad de la vida publica de los Estados y naciones deberan comprender que la paz interna y la paz internacional solo estara asegurada si tiene vigencia un sistema social y economico basado sobre la justicia.

Cristo no permanecio indiferente frente a este vasto y exigente imperativo de la moral social. Tampoco podria hacerlo la Iglesia. En el espiritu de la Iglesia, que es el espiritu de Cristo, y apoyados en su doctrina amplia y solida, volvamos al trabajo en este campo.

Hay que subrayar aqui nuevamente que la solicitud de la Iglesia mira al hombre en su integridad.

Por esta razon, es condicion indispensable para que un sistema economico sea justo, que propicie el desarrollo y la difusion de la instruccion publica y de la cultura. Cuanto mas justa sea la economia, tanto mas profunda sera la conciencia de la cultura. Esto esta muy en linea con lo que afirmaba el Concilio: que para alcanzar una vida digna del hombre, no es posible limitarse "a tener mas", hay que aspirar "a ser mas" [GS 35].

Bebed, pues, hermanos, en estas fuentes auténticas. Hablad con el lenguaje del Concilio, de Juan XXIII, de Pablo VI: es el lenguaje de la experiencia, del dolor, de la esperanza de la humanidad contemporanea.

Cuando Pablo VI declaraba que "el desarrollo es el nuevo nombre de la paz" [PP 76-79], tenia presentes todos los lazos de interdependencia que existen no solo dentro de las naciones, sino también fuera de ellas, a nivel mundial. El tomaba en consideracion los mecanismos que, por encontrarse impregnados no de auténtico humanismo, sino de materialismo, producen a nivel internacional ricos cada vez mas ricos a costa de pobres cada vez mas pobres.

No hay regla economica capaz de cambiar por si misma estos mecanismos. Hay que apelar también en la vida internacional a los principios de la ética, a las exigencias de la justicia, al mandamiento primero que es el del amor. Hay que dar la primacia a lo moral, a lo espiritual, a lo que nace de la verdad plena sobre el hombre.

He querido manifestaros estas reflexiones, que creo muy importantes, aunque no deben distraeros del tema central de la Conferencia: al hombre, a la justicia, llegaremos mediante la evangelizacion.

III.5. Ante lo dicho hasta aqui, la Iglesia ve con profundo dolor "el aumento masivo, a veces, de violaciones de derechos humanos en muchas partes del mundo... ¿Quién puede negar que hoy dia hay personas individuales y poderes civiles que violan impunemente derechos fundamentales de la persona humana, tales como el derecho a nacer, el derecho a la vida, el derecho a la procreacion responsable, al trabajo, a la paz, a la libertad y a la justicia social; el derecho a participar en las decisiones que conciernen al pueblo y a las naciones? ¿Y qué decir cuando nos encontramos ante formas variadas de violencia colectiva, como la discriminacion racial de individuos y grupos, la tortura fisica y sicologica de prisioneros y disidentes politicos? Crece el elenco cuando miramos los ejemplos de secuestros de personas, los raptos motivados por afan de lucro material que embisten con tanta dramaticidad contra la vida familiar y trama social" [Juan Pablo II, Mensaje a la ONU, 2-12-1978]. Clamamos nuevamente: ¡Respetad al hombre! ¡El es imagen de Dios! ¡Evangelizad para que esto sea una realidad! Para que el Senor transforme los corazones y humanice los sistemas politicos y economicos, partiendo del empeno responsable del hombre.

III.6. Hay que alentar los compromisos pastorales en este campo con una recta concepcion cristiana de la liberacion. La Iglesia tiene el deber de anunciar la liberacion de millones de seres humanos, el deber de ayudar a que se nazca esta liberacion [Cfr. EN 30]; pero siente también el deber correspondiente de proclamar la liberacion en su sentido integral, profundo, como lo anuncio y realizo Jesus [Cfr. Ibid. 31ss.]. "Liberacion de todo lo que oprime al hombre, pero que es, ante todo, liberacion del pecado y del maligno, dentro de la alegria de conocer a Dios y de ser conocido por El" [Ibid. 9]. Liberacion hecha de reconciliacion y perdon. Liberacion que arranca de la realidad de ser hijos de Dios, a quien somos capaces de llamar Abba, ¡Padre! [Cfr. Rom. 8, 15], y por la cual reconocemos en todo hombre a nuestro hermano, capaz de ser transformado en su corazon por la misericordia de Dios. Liberacion que nos empuja, con la energia de la caridad, a la comunion, cuya cumbre y plenitud encontramos en el Senor. liberacion como superacion de las diversas servidumbres e idolos que el hombre se forja y como crecimiento del hombre nuevo.

Liberacion que dentro de la mision propia de la Iglesia no puede reducirse a la simple y estrecha dimension economica, politica, social o cultural; que no puede nunca sacrificarse a las exigencias de una estrategia cualquiera, de una praxis o de un éxito a corto plazo [Cfr. EN 33].

Para salvaguardar la originalidad de la liberacion cristiana y las energias que es capaz de desplegar, es necesario a toda costa, como lo pedia el Papa Pablo VI, evitar reduccionismos y ambig¸edades: "La Iglesia perderia su significacion mas profunda. Su mensaje de liberacion no tendria ninguna originalidad y se prestaria a ser acaparado y manipulado por los sistemas ideologicos y los partidos politicos" [Ibid. 32]. Hay muchos signos que ayudan a discernir cuando se trata de una liberacion cristiana y cuando, en cambio, se nutre mas bien de ideologias que le sustraen la coherencia con una vision evangélica del hombre, de las cosas, de los acontecimientos [Cfr. Ibid. 35]. Son signos que derivan ya de los contenidos que anuncian o de las actitudes concretas que asumen los evangelizadores. Es preciso observar, a nivel de contenidos, cual es la fidelidad a la Palabra de Dios, a la Tradicion viva de la Iglesia, a su Magisterio. En cuanto a las actitudes, hay que ponderar cual es su sentido de comunion con los obispos, en primer lugar, y con los demas sectores del Pueblo de Dios; cual es el aporte que se da a la construccion efectiva de la comunidad, y cual la forma de volcar con amor y solicitud hacia los pobres, los enfermos, los desposeidos, los desamparados, los agobiados, y como descubriendo en ellos la imagen de Jesus "pobre y paciente se esfuerza en remediar sus necesidades y procura servir en ellos a Cristo" [LG 8]. No nos enganemos: los fieles humildes y sencillos, como por instinto evangélico, captan espontaneamente cuando se sirve en la Iglesia al Evangelio y cuando se lo vacia y asfixia con otros intereses.

Como veis, conserva toda su validez el conjunto de observaciones que sobre el tema de la liberacion ha hecho la "Evangelii Nuntiandi".

III.7. Cuanto hemos recordado antes constituye un rico y complejo patrimonio, que la "Evangelii Nuntiandi" denomina doctrina social o ensenanza social de la Iglesia [Cfr. Ibid. 38]. Esta nace a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio auténtico de la presencia de los cristianos en el seno de las situaciones cambiantes del mundo, en contacto con los desafios que de ésas provienen. Tal doctrina social comporta por lo tanto principios de reflexion, pero también normas de juicio y directrices de accion [Cfr. OA 4].

Confiar responsablemente en esta doctrina social, aunque algunos traten de sembrar dudas y desconfianzas sobre ella, estudiarla con seriedad, procurar aplicarla, ensenarla, ser fiel a ella es en, un hijo de la Iglesia, garantia de la autenticidad de su compromiso en las delicadas y exigentes tareas sociales, y de sus esfuerzos en favor de la liberacion o de la promocion de sus hermanos.

Permitid, pues, que recomiende a vuestra especial atencion pastoral la urgencia de sensibilizar a vuestros fieles acerca de esta doctrina social de la Iglesia.

Hay que poner particular cuidado en la formacion de una conciencia social a todos los niveles y en todos los sectores. Cuando arrecian las injusticias y crece dolorosamente la distancia entre pobres y ricos, la doctrina social, en forma creativa y abierta a los amplios campos de la presencia de la Iglesia, debe ser precioso instrumento de formacion y de accion. Esto vale particularmente en relacion con los laicos: "Competen a los laicos propiamente, aunque no exclusivamente, las tareas y el dinamismo seculares" [GS 43]. Es necesario evitar suplantaciones y estudiar seriamente cuando ciertas formas de suplencia mantienen su razon de ser. ¿No son los laicos los llamados, en virtud de su vocacion en la Iglesia, a dar su aporte en las dimensiones politicas, economicas, y a estar eficazmente presentes en la tutela y promocion de los derechos humanos?




IV. ALGUNAS TAREAS PRIORITARIAS

Muchos temas pastorales, de gran significacion, vais a considerar. El tiempo me impide aludir a ellos. A algunos me he referido o me referiré en los encuentros con los sacerdotes, los religiosos, los seminaristas, los laicos.

Los temas que aqui os senalo tienen, por diferentes motivos, una gran importancia. No dejaréis de considerarlos, entre tantos otros que vuestra clarividencia pastoral os indicara.

a) La familia: Haced todos los esfuerzos para que haya una pastoral familiar. Atended a campo tan prioritario con la certeza de que la evangelizacion en el futuro depende en gran parte de la "Iglesia doméstica". En la escuela del amor, del conocimiento de Dios, del respeto a la vida, a la dignidad del hombre. Es esta pastoral tanto mas importante cuanto la familia es objeto de tantas amenazas. Pensad en las campanas favorables al divorcio, al uso de practicas anticoncepcionales, al aborto, que destruyen la sociedad.

b) Las vocaciones sacerdotales y religiosas: En la mayoria de vuestros paises, no obstante un esperanzador despertar de vocaciones, es un problema grave y cronico la falta de las mismas. La desproporcion es inmensa entre el numero creciente de habitantes y el de agentes de la evangelizacion. Importa esto sobremanera a la comunidad cristiana. Toda comunidad ha de procurar sus vocaciones, como senal incluso de su vitalidad y madurez. Hay que reactivar una intensa accion pastoral que, partiendo de la vocacion cristiana en general, de una pastoral juvenil entusiasta, dé a la Iglesia los servidores que necesita. Las vocaciones laicales, tan indispensables, no pueden ser una compensacion suficiente. Mas aun, una de las pruebas del compromiso del laico es la fecundidad en las vocaciones a la vida consagrada.

c) La juventud: ¡Cuanta esperanza pone en ella la Iglesia! ¡Cuantas energias circulan en la juventud, en América Latina, que necesita la Iglesia! Como hemos de estar cerca de ella los Pastores, para que Cristo y la Iglesia, para que el amor del hermano calen profundamente en su corazon.




V. CONCLUSION

Al término de este mensaje no puedo dejar de invocar una vez mas la proteccion de la Madre de Dios sobre vuestras personas y vuestro trabajo en estos dias. El hecho de que este nuestro encuentro tenga lugar en la presencia espiritual de Nuestra Senora de Guadalupe, venerada en México y en todos los otros paises como Madre de la Iglesia en América Latina, es para mi un motivo de alegria y una fuente de esperanza. "Estrella de la evangelizacion", sea Ella vuestra guia en las reflexiones que haréis y en las decisiones que tomaréis. Que Ella alcance de su divino Hijo para vosotros:

- audacia de profetas y prudencia evangélica de Pastores;

- clarividencia de maestros y seguridad de guias y orientadores;

- fuerza de animo como testigos, y serenidad, paciencia y mansedumbre de padres.

El Senor bendiga vuestros trabajos. Estais acompanados por representantes selectos: presbiteros, diaconos, religiosos, religiosas, laicos, expertos, observadores, cuya colaboracion os sera muy util. Toda la Iglesia tiene puestos los ojos en vosotros, con confianza y esperanza. Queréis responder a tales expectativas con plena fidelidad a Cristo, a la Iglesia, al hombre. El futuro esta en las manos de Dios, pero, en cierta manera, ese futuro de un nuevo impulso evangelizador, Dios lo pone también en las vuestras. "Id, pues, ensenad a todas las gentes" [Mt. 28, 19].






















TEXTO : LA EVANGELIZACION EN EL PRESENTE Y EN EL FUTURO DE AMERICA LATINA

(Puebla de Los Angeles, México, enero-febrero de 1979)

PROLOGO

NUESTRA PALABRA: UNA PALABRA DE FE, ESPERANZA, CARIDAD


CELAM - III. ORIENTACIONES PASTORALES