CELAM - NUESTRA PALABRA: UNA PALABRA DE FE, ESPERANZA, CARIDAD


1. De Medellin a Puebla han pasado diez anos. En realidad, con la Conferencia del Episcopado Latinoamericano, solemnemente inaugurada por el Santo Padre Pablo VI, de feliz memoria, se abrio en el seno de la Iglesia latinoamericana un nuevo periodo de su vida (Cfr. Discurso inaugural de la II Conferencia General).

Sobre nuestro Continente, signado por la esperanza cristiana y sobrecargado de problemas, "Dios derramo una inmensa luz que resplandece en el rostro rejuvenecido de su Iglesia" (Presentacion de los Doc. de Medellin).

En Puebla de los Angeles, se ha reunido la III Conferencia General del Episcopado de América Latina, para volver a considerar temas anteriormente debatidos y asumir nuevos compromisos, bajo la inspiracion del Evangelio de Jesucristo.

Estuvo con nosotros, en la apertura de los trabajos, en medio de solicitudes pastorales que nos han conmovido profundamente, el Pastor Universal de nuestra Iglesia, Juan Pablo II. Sus palabras luminosas trazaron lineas amplias y profundas para nuestras reflexiones y deliberaciones, en espiritu de comunion eclesial.

Alimentados por la fuerza y la sabiduria del Espiritu Santo y bajo la proteccion maternal de Maria Santisima, Senora de Guadalupe, con dedicacion, humildad y confianza, estamos llegando al final de nuestra ingente tarea. No podemos partir de Puebla hacia nuestras Iglesias particulares, sin dirigir una palabra de fe, de esperanza y de caridad al Pueblo de Dios en América Latina, extensiva a todos los pueblos del mundo.

Ante todo, queremos identificarnos: somos Pastores de la Iglesia Catolica, nacida del corazon de Jesucristo, el Hijo de Dios vivo.




NUESTRA INTERPELACION Y SUPLICA DE PERDON


2. Nuestra primera pregunta, en este coloquio pastoral, ante la conciencia colectiva, es la siguiente: ¿Vivimos, en realidad, el Evangelio de Cristo, en nuestro continente?

Esta interpelacion que dirigimos a los cristianos, puede también ser analizada por todos aquellos que no participan de nuestra fe.

El cristianismo que trae consigo la originalidad de la caridad no siempre es practicado en su integridad por nosotros los cristianos. Es verdad que existe gran heroismo oculto, mucha santidad silenciosa, muchos y maravillosos gestos de sacrificio. Sin embargo, reconocemos que aun estamos lejos de vivir todo lo que predicamos. Por todas nuestras faltas y limitaciones, pedimos perdon, también nosotros pastores, a Dios y a nuestros hermanos en la fe y en la humanidad.

Queremos no solamente ayudar a los demas en su conversion, sino también convertirnos juntamente con ellos, de tal modo que nuestras diocesis, parroquias, instituciones, comunidades, congregaciones religiosas, lejos de ser obstaculo sean un incentivo para vivir el Evangelio.

Si dirigimos la mirada a nuestro mundo latinoamericano ¿qué espectaculo contemplamos? No es necesario profundizar el examen. La verdad es que va aumentando mas y mas la distancia entre "los muchos que tienen poco y los pocos que tienen mucho". Los valores de nuestra cultura estan amenazados. Se estan violando los derechos fundamentales del hombre.

Las grandes realizaciones en favor del hombre, no llegan a resolver, de manera adecuada, los problemas que nos interpelan.




NUESTRA CONTRIBUCION


3. Pero, ¿qué tenemos para ofreceros en medio de las graves y complejas cuestiones de nuestra época? ¿De qué manera podemos colaborar al bienestar de nuestros pueblos latinoamericanos, cuando algunos persisten en mantener sus privilegios a cualquier precio, otros se sienten abatidos y los demas promueven gestiones para su sobrevivencia y la clara afirmacion de sus derechos?

Queridos hermanos: una vez mas deseamos declarar que, al tratar los problemas sociales, economicos y politicos, no lo hacemos como maestros en esta materia, como cientificos, sino en perspectiva pastoral en calidad de intérpretes de nuestros pueblos, confidentes de sus anhelos, especialmente en los mas humildes, la gran mayoria de la sociedad latinoamericana.

¿Qué tenemos para ofreceros? Como Pedro, ante la suplica dirigida por el paralitico, a la puerta del Templo, os decimos, al considerar la magnitud de los desafios estructurales de nuestra realidad: No tenemos oro ni plata para daros, pero os damos lo que tenemos: en nombre de Jesus de Nazaret, levantaos y andad (Cfr. Ac 3,6). Y el enfermo se levanto y proclamo las maravillas del Senor.

Aqui, la pobreza de Pedro se hace riqueza y la riqueza de Pedro se llama Jesus de Nazaret, muerto y resucitado, siempre presente, por su Espiritu Divino, en el Colegio Apostolico y en las incipientes comunidades que se han formado bajo su direccion. Jesus cura al enfermo. El poder de Dios requiere de los hombres el maximo esfuerzo para el surgimiento, y la fructificacion de su obra de amor, a través de todos los medios disponibles: fuerzas espirituales, conquistas de la ciencia y de las técnicas en favor del hombre.

¿Qué tenemos para ofreceros? Juan Pablo II en el discurso inaugural de su Pontificado, nos responde de manera incisiva y admirable, al presentar a Cristo como respuesta de salvacion universal: "¡No temais, abrid de para en par las puertas a Cristo! Abrid a su potestad salvadora las puertas de los Estados, los sistemas economicos y politicos, los extensos campos de la cultura, de la civilizacion y del desarrollo" (Juan Pablo II, Homilia en la inauguracion de su Pontificado, 22/10/1978).

Para nosotros, ahi se encierra la potencialidad de las simientes de liberacion del hombre latinoamericano. Nuestra esperanza para construir, dia a dia, la realidad de nuestro verdadero destino. Asi, el hombre de este continente, objeto de nuestras preocupaciones pastorales, tiene para la Iglesia, un significado esencial, porque Jesucristo asumio la humanidad y su condicion real, excepto el pecado. Y, al hacerlo, El mismo asocio la vocacion inmanente y trascendente de todos los hombres.

El hombre que lucha, sufre, y, a veces, desespera, no se desanima jamas y quiere, sobre todo, vivir el sentido pleno de su filiacion divina. Por eso, es importante que sus derechos sean reconocidos; que su vida no sea una especie de abominacion; que la naturaleza, obra de Dios, no sea devastada contra sus legitimas aspiraciones.

El hombre exige, por los argumentos mas evidentes, la supresion de las violencias fisicas y morales, los abusos de poder, las manipulaciones del dinero, del abuso del sexo; exige, en una palabra, el cumplimiento de los preceptos del Senor, porque todo aquello que afecta la dignidad del hombre, hiere, de algun modo al mismo Dios. "Todo es vuestro; vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios" (1Co 3,21-23).

Lo que nos interesa como Pastores es la proclamacion integral de la verdad sobre Jesucristo, sobre la naturaleza y mision de la Iglesia, sobre la dignidad y el destino del hombre (Cfr. Juan Pablo II, Discurso inaugural I, 1. AAS LXXI, pp. 189).

Nuestro mensaje, por lo mismo, se siente iluminado por la esperanza. Las dificultades que encontramos, los desequilibrios que anotamos, no significan senales de pesimismo. El contexto socio-cultural en que vivimos es tan contradictorio en su concepcion y modo de obrar, que no solamente contribuye a la escasez de bienes materiales, en la casa de los mas pobres, sino también, lo que es mas grave, tiende a quitarles su mayor riqueza que es Dios. Esta comprobacion nos lleva a exhortar a todos los miembros conscientes de la sociedad, para la revision de sus proyectos y, por otra parte, nos impone el sagrado deber de luchar por la conservacion y profundizacion del sentido de Dios en la conciencia del pueblo. Como Abraham, luchamos y lucharemos contra toda esperanza (Cfr. Gén. 18,23ss), lo que significa que jamas dejaremos de esperar en la Gracia y en el Poder del Senor que establecio con su Pueblo una Alianza inquebrantable, a pesar de nuestras prevaricaciones.

Es conmovedor sentir en el alma del pueblo la riqueza espiritual desbordante de fe, esperanza y amor. En este sentido, América Latina es un ejemplo para los demas continentes y manana podra extender su sublime vocacion misionera, mas alla de sus fronteras.

Por esto mismo, "Sursum corda!", levantemos el corazon, queridos hermanos de América Latina, porque el Evangelio que predicamos es una Buena Nueva tan espléndida que convierte, que transforma los esquemas mentales y afectivos, ya que comunica la grandeza del destino del hombre, prefigurada en Jesucristo Resucitado.

Nuestras preocupaciones pastorales por los miembros mas humildes, impregnadas de humano realismo, no intentan excluir de nuestro pensamiento y de nuestro corazon a otros representantes del cuadro social en que vivimos. Por el contrario, son serias y oportunas advertencias para que las distancias no se agranden, los pecados no se multipliquen y el Espiritu de Dios no se aparte de la familia latinoamericana.

Y porque creemos que la revision del comportamiento religioso y moral de los hombres debe reflejarse en el ambito del proceso politico y economico de nuestros paises, invitamos a todos, sin distincion de clases, a aceptar y asumir la causa de los pobres, como si estuviesen aceptando y asumiendo su propia causa, la causa misma de Cristo: "Todo lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos, por humildes que sean, a mi me lo hicisteis" (Mt 25,40).




EL EPISCOPADO LATINOAMERICANO


4. Hermanos, no os impresionéis con las noticias de que el Episcopado esta dividido. Hay diferencias de mentalidad y de opiniones, pero vivimos, en verdad, el principio de colegialidad, completandonos los unos a los otros, segun las capacidades dadas por Dios. Solamente asi podremos enfrentar el gran desafio de la Evangelizacion en el presente y en el futuro de América Latina. El Santo Padre Juan Pablo II anoto en su discurso inaugural tres prioridades pastorales: la familia, la juventud y la pastoral vocacional (Cfr. Discurso inaugural IV. AAS LXXI, p.204).



LA FAMILIA


5. Invitamos, pues, con especial carino, a la familia de América Latina a tomar su lugar en el corazon de Cristo y a transformarse mas y mas, en ambiente privilegiado de evangelizacion, de respeto a la vida y al amor comunitario.




LA JUVENTUD


6. Invitamos cordialmente a los jovenes a vencer los obstaculos que amenazan su derecho de participacion, consciente y responsable en la construccion de un mundo mejor. No les deseamos la ausencia pecaminosa de la mesa de la vida, ni la triste entrega a los imperativos del placer, del indiferentismo o de la soledad voluntaria e improductiva. Ya paso la hora de la protesta, traducida en formas exoticas, o a través de exaltaciones intempestivas. Vuestra capacidad es inmensa. Ha llegado el momento de la reflexion y de la plena aceptacion del desafio a vivir, en plenitud, los valores esenciales del verdadero humanismo integral.



LOS AGENTES DE PASTORAL


7. Con palabras de afecto y de confianza, saludamos a los abnegados agentes de pastoral en nuestras Iglesias particulares, en todas sus categorias. Al exhortaros a la continuacion de vuestros trabajos en favor del Evangelio, os estimulamos a un creciente esfuerzo en pro de la pastoral vocacional, dentro de la cual se inscriben los ministerios confiados a los laicos, en razon de su bautismo y su confirmacion. La Iglesia necesita mas sacerdotes diocesanos y religiosos en cuanto sea posible, sabios y santos, para el ministerio de la Palabra y la Eucaristia y para la mayor eficacia del Apostolado religioso y social. Necesita laicos conscientes de su mision en el interior de la Iglesia y en la construccion de la ciudad temporal.




LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD Y LA CIVILIZACION DEL AMOR


8. Y ahora, queremos dirigirnos a todos los hombres de buena voluntad, a cuantos ejercen cargos y misiones en los mas variados campos de la cultura, la ciencia, la politica, la educacion, el trabajo, los medios de comunicacion social, el arte.

Os invitamos a ser constructores abnegados de la "Civilizacion del Amor" segun luminosa vision de Pablo VI, inspirada en la Palabra, en la vida y en la donacion plena de Cristo y basada en la justicia, la verdad y la libertad. Estamos seguros de obtener asi vuestra respuesta a los imperativos de la hora presente, a la tan ambicionada paz interior y social, en el ambito de las personas, de las familias, los paises, los continentes, del universo entero.

Deseamos explicitar el sentido organico de la civilizacion del amor, en esta hora dificil pero llena de esperanza de América Latina.

¿Qué nos impone el mandamiento del amor?

El amor cristiano sobrepasa las categorias de todos los regimenes y sistemas, porque trae consigo la fuerza insuperable del Misterio Pascual, el valor del sufrimiento de la cruz y las senales de victoria y resurreccion. El amor produce la felicidad de la comunion e inspira los criterios de la participacion.

La justicia, como se sabe, es un derecho sagrado de todos los hombres, conferido por el mismo. Esta insertada en la esencia misma del mensaje evangélico. La verdad, iluminada por la fe, es fuente perenne de discernimiento para nuestra conducta ética. La libertad es un don precioso de Dios, consecuencia de nuestra condicion humana y factor indispensable para el progreso de los pueblos.

La civilizacion del amor repudia la violencia, el egoismo, el derroche, la explotacion y los desatinos morales. A primera vista, parece una expresion sin la energia necesaria para enfrentar los graves problemas de nuestra época. Sin embargo, os aseguramos: no existe palabra mas fuerte que ella en el diccionario cristiano. Se confunde con la propia fuerza de Cristo. Si no creemos en el amor, tampoco creemos en AQUEL que dice: "Un mandamiento nuevo os doy, que os améis los unos a los otros como yo os he amado" (Jn 15,12).

La civilizacion del amor propone a todos la riqueza evangélica de la reconciliacion nacional e internacional. No existe gesto mas sublime que el perdon. Quien no sabe perdonar no sera perdonado. (Cfr. Mt 6,12).

En la balanza de las responsabilidades comunes, hay mucho que poner de renuncia y de solidaridad, para el correcto equilibrio de las relaciones humanas. La meditacion de esta verdad llevaria a nuestros paises a la revision de su comportamiento frente a los expatriados con su secuela de problemas, de acuerdo con el bien comun, en caridad y sin detrimento de la justicia. Existen en nuestros continentes innumerables familias traumatizadas.

La civilizacion del amor condena las divisiones absolutas y murallas psicologicas que separan violentamente a los hombres, a las instituciones y a las comunidades nacionales. Por eso, defiende con ardor la tesis de la integracion de América Latina. En la unidad y en la variedad, hay elementos de valor continental que merecen apreciarse y profundizarse mucho mas que los intereses meramente nacionales. Conviene recordar a nuestros paises de América Latina la urgente necesidad de conservar e incrementar el patrimonio de la paz continental, porque seria, de hecho, tremenda responsabilidad historica el rompimiento de los vinculos de la amistad latinoamericana, cuando estamos convencidos de que existen recursos juridicos y morales para la solucion de los problemas de interés comun.

La civilizacion del amor repele la sujecion y la dependencia perjudicial a la dignidad de América Latina. No aceptamos la condicion de satélite de ningun pais del mundo, ni tampoco de sus ideologias propias. Queremos vivir fraternalmente con todos, porque repudiamos los nacionalismos estrechos e irreductibles. Ya es tiempo de que América Latina advierta a los paises desarrollados que no nos inmovilicen; que no obstaculicen nuestro propio progreso; no nos exploten; al contrario, nos ayuden con magnanimidad, a vencer las barreras de nuestro subdesarrollo, respetando nuestra cultura, nuestros principio, nuestra soberania, nuestra identidad, nuestros recursos naturales. En este espiritu, creceremos juntos, como hermanos, miembros de la misma familia universal.

Otro punto que nos hace estremecer las entranas y el corazon es la carrera armamentista que no cesa de fabricar instrumentos de muerte. Ella entrana la dolorosa ambig¸edad de confundir el derecho a la defensa nacional con las ambiciones de ganancias ilicitas. No es apta para construir la paz.

Al terminar nuestro Mensaje, invitamos respetuosa y confiadamente a todos los responsables del orden politico y social a la meditacion de estas reflexiones extraidas de nuestras experiencias, hijas de nuestra sensibilidad pastoral.

Creednos: deseamos la Paz y para alcanzarla, es necesario eliminar los elementos que provocan las tensiones entre el tener y el poder; entre el ser y sus mas justas aspiraciones. Trabajar por la justicia, por la verdad, por el amor y por la libertad, dentro de los parametros de la comunion y de la participacion, es trabajar por la paz universal.




PALABRA FINAL


9. En Medellin, terminamos nuestro Mensaje con la siguiente afirmacion: "Tenemos fe en Dios, en los hombres, en los valores y en el futuro de América Latina". En Puebla, tomando de nuevo esta profesion de fe divina y humana, proclamamos:

Dios esta presente, vivo, por Jesucristo liberador, en el corazon de América Latina.

Creemos en el poder del Evangelio

Creemos en la eficacia del valor evangélico de la comunion y de la participacion, para generar la creatividad, promover experiencias y nuevos proyectos pastorales.

Creemos en la gracia y en el poder del Senor Jesus que penetra la vida y nos impulsa a la conversion y a la solidaridad.

Creemos en la esperanza que alimenta y fortalece al hombre en su camino hacia Dios, nuestro Padre.

Creemos en la civilizacion del amor.

Que nuestra Senora de Guadalupe, Patrona de América Latina, nos acompane, solicita como siempre, en esta peregrinacion de Paz.










PARTE 1

PRIMERA PARTE VISION PASTORAL DE LA REALIDAD LATINOAMERICANA

El proposito de esta vision historica es:


1. SITUAR nuestra Evangelizacion en continuidad con la realizada durante los cinco siglos pasados, cuyos pilares aun perduran, tras haber dado origen a un radical sustrato catolico en América Latina. Sustrato que se ha vigorizado aun mas, después del Concilio Vaticano II y de la II Conferencia General del Episcopado, celebrada en Medellin, con la conciencia, cada vez mas clara y mas profunda, que la Iglesia tiene de su mision fundamental: la Evangelizacion.


2. EXAMINAR, con vision de Pastores, algunos aspectos del actual contexto socio-cultural en la que la Iglesia realiza su mision y, asimismo, la realidad pastoral que hoy se presenta a la Evangelizacion con sus proyecciones hacia el futuro.




COMPRENDE:


1. Vision historica. Los grandes momentos de la Evangelizacion en América Latina.


2. Vision pastoral del contexto socio-cultural.

3. Realidad pastoral hoy en América Latina


4. Tendencias actuales y evangelizacion en el futuro.




1. VISION HISTORICA DE LA REALIDAD LATINOAMERICANA

LOS GRANDES MOMENTOS DE LA EVANGELIZACION EN AMERICA LATINA


3. La Iglesia ha recibido la mision de llevar a los hombres la Buena Nueva. Para el cumplimiento eficaz de esta mision, la Iglesia en América Latina siente la necesidad de conocer al pueblo latinoamericano en su contexto historico, con sus variadas circunstancias. Este pueblo debe seguir siendo evangelizado como heredero de un pasado, como protagonista del presente, como gestor de un futuro, como peregrino al Reino definitivo.


4. La Evangelizacion es la mision propia de la Iglesia. La historia de la Iglesia es, fundamentalmente, la historia de la Evangelizacion de un pueblo que vive en constante gestacion, nace y se inserta en la existencia secular de las naciones. La Iglesia, al encarnarse, contribuye vitalmente al nacimiento de las nacionalidades y les imprime profundamente un caracter peculiar. La Evangelizacion esta en los origenes de esta Nuevo Mundo que es América Latina. La Iglesia se hace presente en las raices y en la actualidad del continente. Quiere servir dentro del marco de la realizacion de su mision propia, al mejor porvenir de los pueblos latinoamericanos, a su liberacion y crecimiento en todas las dimensiones de la vida. Ya Medellin recordaba las palabras de Pablo VI sobre la vocacion de América Latina a "aunar en una sintesis nueva y genial lo antiguo y lo moderno, lo espiritual y lo temporal, lo que otros nos entregaron y nuestra propia originalidad" (Med. Introd.1).


5. América Latina forjo en la influencia, a veces dolorosa, de las mas diversas culturas y razas, un nuevo mestizaje de etnias y formas de existencia y pensamiento que permitio la gestacion de una nueva raza, superadas las duras separaciones

anteriores.


6. La generacion de pueblos y culturas es siempre dramatica; envuelta en luces y sombras. La evangelizacion, como tarea humana, esta sometida a las vicisitudes historicas, pero siempre busca transfigurarlas con el fuego del Espiritu en el camino de Cristo, centro y sentido de la historia universal, de todos y cada uno de los hombres. Acicateada por las contradicciones y desgarramientos de aquellos tiempos fundadores y en medio de un gigantesco proceso de dominaciones y cultura, aun no concluido, la Evangelizacion constituyente de América Latina es uno de los capitulos relevantes de la historia de la Iglesia. Frente a las dificultades tan enormes como inéditas, respondio con una capacidad creadora cuyo aliento sostiene viva la religiosidad popular de la mayoria del pueblo.


7. Nuestro radical substrato catolico con sus vitales formas vigentes de religiosidad, fue establecido y dinamizado por una vasta legion misionera de obispos, religiosos y laicos. Esta ante todo, la labor de nuestros santos, como Toribio de Mogrovejo, Rosa de Lima, Martin de Porres, Pedro Claver, Luis Beltran y otros... quienes nos ensenan que, superando las debilidades y cobardias de los hombres que los rodeaban y a veces los perseguian, el Evangelio, en su plenitud de gracia y amor, se vivio y se puede vivir en América Latina como signo de grandeza espiritual y de verdad divina.


8. Intrépidos luchadores por la justicia, evangelizadores de la paz, como Antonio de Montesinos, Bartolomé de las Casas, Juan de Zumarraga, Vasco de Quiroga, Juan del Valle, Julian Garcés, José de Anchieta, Manuel Nobrega, y otros tantos que defendieron a los indios ante conquistadores y encomenderos(*), incluso hasta la muerte, como el obispo Antonio Valdivieso, demuestran, con la evidencia de los hechos, como la Iglesia promueve la dignidad y libertad del hombre latinoamericano. Esta realidad ha sido reconocida con gratitud por el Papa Juan Pablo II, al pisar por primera vez las tierras del Nuevo Mundo cuando se refirio a "Aquellos religiosos que vinieron a anunciar a Cristo Salvador, a defender la dignidad de los indigenas, a proclamar su promocion integral, a ensenar la hermandad como hombres y como hijos del mismo Senor y Padre Dios" (Juan Pablo II, discurso, 25/1/1979).

(*) El problema de los esclavos africanos no merecio, lamentablemente, suficiente atencion evangelizadora y liberadora de la Iglesia.


9. La obra evangelizadora de la Iglesia en América Latina es el resultado del unanime esfuerzo misionero de todo el Pueblo de Dios. Ahi estan las incontables iniciativas de caridad, asistencia, educacion, y de modo ejemplar las originales sintesis de Evangelizacion y promocion humana en las misiones franciscanas, agustinas, dominicas, jesuitas, mercedarias y otras: el sacrificio y la generosidad evangélicas de muchos cristianos, entre los que la mujer, con su abnegacion y oracion, tuvo un papel esencial; la inventiva en la pedagogia de la fe, la vasta gama de recursos que conjugaban todas las artes desde la musica, el canto y la danza hasta la arquitectura, la pintura y el teatro. Tal capacidad pastoral esta ligada a un momento de grande reflexion teologica y a una dinamica intelectual que impulsa universidades, escuelas, diccionarios, gramaticas, catecismos en diversas lenguas indigenas y los mas interesantes relatos historicos sobre los origenes de nuestros pueblos; la extraordinaria proliferacion de cofradias y hermandades de laicos que llegan a ser alma y nervio de la vida religiosa de los creyentes y son remota pero fecunda fuente de los actuales movimientos comunitarios en la Iglesia latinoamericana.


10. Si es cierto que la Iglesia en su labor evangelizadora tuvo que soportar el peso de desfallecimientos, alianzas con los poderes terrenos, incompleta vision pastoral y la fuerza destructora del pecado, también se debe reconocer que la Evangelizacion, que constituye a América Latina en el "continente de la esperanza", ha sido mucho mas poderoso que las sombras que dentro del contexto historico vivido lamentablemente le acompanaron. Esto sera para nosotros, los cristianos de hoy, un desafio a fin de que sepamos estar a la altura de lo mejor de nuestra historia y seamos capaces de responder, con fidelidad creadora, a los retos de nuestro tiempo latinoamericano.


11. A aquella época de la Evangelizacion, tan decisiva en la formacion de América Latina, tras un ciclo de estabilizacion, cansancio y rutina, siguieron las grandes crisis del siglo XIX y principios del nuestro, que provocaron persecuciones y amarguras a la Iglesia, sometida a grandes incertidumbres y conflictos que la sacudieron hasta sus cimientos. Venciendo esta dura prueba, la Iglesia logro, con poderoso esfuerzo, reconstruirse y sobrevivir. Hoy, principalmente a partir del Concilio Vaticano II, la Iglesia se ha ido renovando con dinamismo evangelizador, captando las necesidades y esperanzas de los pueblos latinoamericanos. La fuerza que convoco a sus Obispos en Lima, México, Sao Salvador de Bahia y Roma, se manifiesta activa en las Conferencias del Episcopado Latinoamericano en Rio de Janeiro y Medellin que activaron sus energias y la prepararon para los resultados futuros.


12. Sobre todo a partir de Medellin, con clara conciencia de su mision, abierta lealmente al dialogo, la Iglesia escruta los signos de los tiempos y esta generosamente dispuesta a evangelizar, para contribuir a la construccion de una nueva sociedad, mas justa y fraterna, clamorosa exigencia de nuestros pueblos. De tal modo, tradicion y progreso, que antes parecian antagonicos en América Latina, restandose fuerzas mutuamente, hoy se conjugan buscando una nueva sintesis que auna las posibilidades del porvenir con las energias provenientes de nuestras raices comunes. Asi, en este vasto movimiento renovador que inaugura una nueva época, en medio de los recientes desafios, los pastores aceptamos la secular tradicion episcopal del continente y nos preparamos para llevar, con esperanza y fortaleza, el mensaje de salvacion del Evangelio a todos los hombres, preferencialmente a los mas pobres y olvidados.


13. A través de una rica experiencia historica, llena de luces y de sombras, la gran mision de la Iglesia ha sido su compromiso en la fe, con el hombre latinoamericano: para su salvacion eterna, superacion espiritual y plena realizacion humana.


14. Movidos por la inspiracion de esa gran mision de ayer, queremos aproximarnos, con ojos y corazon de pastores y de cristianos, a la realidad del hombre latinoamericano de hoy, para interpretarlo y comprenderlo, a fin de analizar nuestra mision pastoral, partiendo de esa realidad.




2. VISION SOCIO-CULTURAL DE LA REALIDAD DE AMERICA LATINA




2.1. INTRODUCCION


15. Como pastores peregrinamos con el pueblo latinoamericano a través de nuestra historia, con muchos elementos basicos comunes pero también con matices y diferenciaciones propias de cada nacion. A partir del Evangelio que nos presenta a Jesucristo haciendo el bien y amando a todos sin distincion (Cfr. He 10,38); con vision de fe, nos ubicamos en la realidad del hombre latinoamericano, expresada en sus esperanzas, sus logros y sus frustraciones. Esta fe nos impulsa a discernir las interpelaciones de Dios en los signos de los tiempos, a dar testimonio, a anunciar y a promover los valores evangélicos de la comunion y de la participacion, a denunciar todo lo que en nuestra sociedad va contra la filiacion que tiene su origen en Dios Padre y de la fraternidad en Cristo Jesus.


16. Como pastores discernimos los logros y fracasos en estos ultimos anos. Presentamos esta realidad no con el proposito de causar desaliento, sino para estimular a todos los que puedan mejorarla. La Iglesia en América Latina ha tratado de ayudar al hombre a "pasar de situaciones menos humanas a mas humanas" (PP 20). Se ha esforzado por llamar a una continua conversion individual y social. Pide a todos los cristianos que colaboren en el cambio de las estructuras injustas; comuniquen valores cristianos a la cultura global en que viven y, conscientes de los adelantos obtenidos, cobren animo para seguir contribuyendo a perfeccionarlos.

Enunciamos, con alegria, algunas realidades que nos llenan de esperanza:

l7. - El hombre latinoamericano posee una tendencia innata para acoger a las personas; para compartir lo que tiene, para la caridad fraterna y el desprendimiento, particularmente entre los pobres; para sentir con el otro la desgracia en las necesidades. Valora mucho los vinculos especiales de la amistad, nacidos del padrinazgo, la familia y los lazos que crea.


18. - Ha tomado mayor conciencia de su dignidad, de su deseo de participacion politica y social, a pesar de que tales derechos en muchas partes estan conculcados. Han proliferado las organizaciones comunitarias como movimientos cooperativistas, etc., sobre todo, en sectores populares.


19. - Hay un creciente interés por los valores autoctonos y por respetar la originalidad de las culturas indigenas y sus comunidades. Ademas, se tiene un gran amor a la tierra.


20. - Nuestro pueblo es joven y donde ha tenido oportunidades para capacitarse y organizarse ha mostrado que puede superarse y obtener sus justas reivindicaciones.


21. - El avance economico significativo que ha experimentado el continente demuestra que seria posible desarraigar la extrema pobreza y mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo; si esto es posible, es, entonces, una obligacion (Cfr. PP).


22. - Aunque en algunas partes la clase media ha sufrido deterioro, se observa cierto crecimiento de la misma.


23. - Son claros los progresos en la educacion.


24. - Pero en los multiples encuentros pastorales con nuestro pueblo, percibimos también, como lo hizo S.S. Juan Pablo II en su acercamiento a campesinos, obreros, estudiantes, el profundo clamor lleno de angustias, esperanzas y aspiraciones, del que nos queremos hacer voz: "La voz de quien no puede hablar o de quien es silenciado" (Alocucion Oaxaca, 5. AAS LXXI, pp. 208).


25. - Asi nos situamos en el dinamismo de Medellin (Cfr. Med. Pobreza de la Iglesia, 2), cuya vision de la realidad asumimos y que fue inspiracion para tantos documentos pastorales nuestros en esta década.


26. - Lo presentado por Pablo VI en "Evangelii Nuntiandi" refleja lucidamente la realidad de nuestros paises: "Es bien sabido en qué términos hablaron durante el reciente Sinodo numerosos obispos de todos los continentes y, sobre todo, los obispos del Tercer Mundo, con un acento pastoral en el que vibraban las voces de millones de hijos de la Iglesia que forman tales pueblos. Pueblos, ya lo sabemos, empenados con todas sus energias en el esfuerzo y en la lucha por superar todo aquello que los condena a quedar al margen de la vida: hambres, enfermedades cronicas, analfabetismo, depauperacion, injusticia en las relaciones internacionales y especialmente en los intercambios comerciales, situaciones de neocolonialismo economico y cultural, y a veces tan cruel como el politico, etc. La Iglesia, repitieron los obispos, tiene el derecho de anunciar la liberacion de millones de seres humanos, entre los cuales hay muchos hijos suyos; el deber a ayudar a que nazca esta liberacion, de dar testimonio de la misma, de hacer que sea total. Todo esto no es extrano a la evangelizacion (EN 30).





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