CELAM - 1.8. JESUCRISTO ENVIA SU ESPIRITU DE FILIACION


1.9. ESPIRITU DE VERDAD Y VIDA, DE AMOR Y LIBERTAD


202. El Espiritu Santo es llamado por Jesus "Espiritu de verdad" y el encargado de llevarnos a la verdad plena (Cfr. Jn 16,13) da en nosotros testimonio de que somos hijos de Dios y de que Jesus ha resucitado y es "el mismo ayer, hoy y por los siglos" (He 13,8). Por eso es el principal evangelizador, quien anima a todos los evangelizadores y los asiste para que lleven la verdad total sin errores y sin limitaciones.


203. El Espiritu Santo es "Dador de vida". Es el agua viva que fluye de la fuente, Cristo, que resucita a los muertos por el pecado y nos hace odiarlo especialmente en un momento de tanta corrupcion y desorientacion como el presente.


204. Es Espiritu de amor y libertad. El Padre, al enviarnos el Espiritu de su Hijo, "derrama su amor en nuestros corazones"(Rm 5,5) convirtiéndonos del pecado y dandonos la libertad de los hijos. Libertad ésta necesariamente vinculada a la filiacion y a la fraternidad. El que es libre segun el Evangelio, solo se compromete a las acciones dignas de su Padre Dios y de sus hermanos los hombres.





1.10. EL ESPIRITU REUNE EN LA UNIDAD Y ENRIQUECE EN LA DIVERSIDAD


205. Jesucristo, Salvador de los hombres, difunde su Espiritu sobre todos sin acepcion de personas. Quien en su evangelizacion excluya a un solo hombre de su amor, no posee el Espiritu de Cristo; por eso, la accion apostolica tiene que abarcar a todos los hombres, destinados a ser hijos de Dios.


206. "El Espiritu Santo unifica en la comunion y en el ministerio y provee de diversos dones jerarquicos y carismaticos a toda la Iglesia a través de todos los tiempos, vivificando, a la manera del alma, las instituciones eclesiasticas"(AGD 4). La Jerarquia y las instituciones, pues, lejos de ser obstaculo para la Evangelizacion, son instrumentos del Espiritu y de la gracia.


207. Los carismas nunca han estado ausentes en la Iglesia. Pablo VI ha expresado su complacencia por la renovacion espiritual que aparece en los lugares y medios mas diversos y que conduce a la oracion gozosa, a la intima union con Dios, a la fidelidad al Senor y a una profunda comunion de las almas (Cfr. Pablo VI). Asi lo han hecho también varias Conferencias Episcopales. Pero esta renovacion exige buen sentido, orientacion y discernimiento por parte de los pastores, a fin de evitar exageraciones y desviaciones peligrosas (Cfr. LG 12).


208. La accion del Espiritu Santo llega aun a aquellos que no conocen a Jesucristo, pues "el Senor quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad" (1Tm 2,4).





1.11. CONSUMACION DEL DESIGNIO DE DIOS


209. La vida trinitaria que nos participa Cristo llegara a su plenitud solo en la gloria. La Iglesia peregrinante en cuanto institucion humana y terrena reconoce con humildad sus errores y pecados que oscurecen el rostro de Dios en sus hijos (Cfr. UR 6 y 7), pero esta decidida a continuar su accion evangelizadora para ser fiel a su mision con la confianza puesta en la fidelidad de su Fundador y en el poder del Espiritu.


210. Jesucristo busco siempre la gloria de su Padre y culmino su entrega a El en la cruz. El es el "Primogénito entre muchos hermanos" (Rm 8,29). Ir al Padre. En eso consistio el caminar terrestre de Jesucristo. Desde entonces, ir al Padre es el caminar terrestre de la Iglesia, pueblo de hermanos. Solo en el encuentro con el Padre hallaremos la plenitud que seria utopico buscar en el tiempo. Mientras la Iglesia espera la union consumada con su Esposo divino, "el Espiritu y la Esposa dicen: Ven, Senor Jesus" (Ap 22,17-20).





1.12. COMUNION Y PARTICIPACION


211. Después de la proclamacion de Cristo, que nos "revela" al Padre y nos da su Espiritu, llegamos a descubrir las raices ultimas de nuestra comunion y participacion.


212. Cristo nos revela que la vida divina es comunion trinitaria. Padre, Hijo y Espiritu viven, en perfecta intercomunion de amor, el misterio supremo de la unidad. De alli procede todo amor y toda comunion, para grandeza y dignidad de la existencia humana.


213. Por Cristo, unico Mediador, la humanidad participa de la vida trinitaria. Cristo hoy, principalmente con su actividad pascual, nos lleva a la participacion del misterio de Dios. Por su solidaridad con nosotros, nos hace capaces de vivificar nuestra actividad con el amor y de transformar nuestro trabajo y nuestra historia en gesto liturgico, o sea, de ser protagonistas con El de la construccion de la convivencia y las dinamicas humanas que reflejan el misterio de Dios y constituyen su gloria viviente.


214. Por Cristo, con El y en El, entramos a participar en la comunion de Dios. No hay otro camino que lleve al Padre. Al vivir en Cristo, llegamos a ser su cuerpo mistico, su pueblo, pueblo de hermanos unidos por el amor que derrama en nuestros corazones el Espiritu. Esta es la comunion a la que el Padre nos llama por Cristo y su Espiritu. A ella se orienta toda la historia de la salvacion y en ella se consuma el designio de amor del Padre que nos creo.


215. La comunion que ha de construirse entre los hombres abarca el ser, desde las raices de su amor y ha de manifestarse en toda la vida, aun en su dimension economica, social y politica. Producida por el Padre, el Hijo y el Espiritu Santo es la comunicacion de su propia comunion trinitaria.


216. Esta es la comunion que buscan ansiosamente las muchedumbres de nuestro continente cuando confian en la providencia del Padre o cuando confiesan a Cristo como Dios Salvador; cuando buscan la gracia del Espiritu en los sacramentos y aun cuando se signan "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espiritu Santo".


217. "En esta comunion trinitaria del Pueblo y Familia de Dios, juntamente veneramos e invocamos la intercesion de la Virgen Maria y de todos los santos. Todo genuino testimonio de amor que ofrezcamos a los bienaventurados se dirige por su propia naturaleza a Cristo y por El a Dios" (LG 50).


218. La Evangelizacion es un llamado a la participacion en la comunion trinitaria. Otras formas de comunion aunque no constituyen el destino ultimo del hombre, son, animadas por la gracia, su primicia.


219. La Evangelizacion nos lleva a participar en los gemidos del Espiritu que quiere liberar a toda la creacion. El Espiritu que nos mueve a esa liberacion nos abre el camino a la unidad de todos los hombres entre si de los hombres con Dios, hasta que "Dios sea todo en todos" (1Co 15,28).







2. LA VERDAD SOBRE LA IGLESIA: EL PUEBLO DE DIOS, SIGNO Y SERVICIO DE COMUNION


220. Cristo, que asciende al Padre y se oculta a los ojos de la humanidad, continua evangelizando visiblemente a través de la Iglesia, sacramento de comunion de los hombres en el unico pueblo de Dios, peregrino en la historia. Para ello, Cristo le envia su Espiritu, "quien impulsa a cada uno a anunciar el Evangelio y quien en lo hondo de la conciencia hace aceptar y comprender la Palabra de salvacion" (EN 75).





2.1. LA BUENA NUEVA DE JESUS Y LA IGLESIA.

DOS PRESENCIAS INSEPARABLES


221. La presencia viva de Jesucristo en la historia, la cultura y toda la realidad de América Latina es manifiesta. Esta presencia, en el sentir de nuestro pueblo, va inseparablemente unido a la Iglesia porque a través de ella su Evangelio ha resonado en nuestras tierras. Tal experiencia entrana una profunda intuicion de fe acerca de la naturaleza intima de la Iglesia.



LA IGLESIA Y JESUS EVANGELIZADOR


222. La Iglesia es inseparable de Cristo porque El mismo la fundo (Cfr. LG 5 LG 8 GS 40b; UR 1) por un acto expreso de su voluntad, sobre los Doce cuya cabeza es Pedro (Cfr. Mt 16,18), constituyéndola como sacramento universal y necesario de salvacion. La Iglesia no es un "resultado" posterior ni una simple consecuencia "desencadenada" por la accion evangelizadora de Jesus. Ella nace ciertamente de esta accion, pero de modo directo, pues el mismo Senor quien convoca a sus discipulos y les participa el poder de su Espiritu, dotando a la naciente comunidad de todos los medios y elementos esenciales que el pueblo catolico profesa como de institucion divina.


223. Ademas, Jesus senala a su Iglesia como camino normativo. No queda, pues, a discrecion del hombre el aceptarla o no sin consecuencias. "Quien a vosotros escucha, a mi me escucha; quien a vosotros rechaza, a mi me rechaza" (Lc 10,16), dice el Senor a sus Apostoles. Por lo mismo, aceptar a Cristo exige aceptar su Iglesia (PO 40). Esta es parte del Evangelio, del legado de Jesus y objeto de nuestra fe, amor y lealtad. Lo manifestamos cuando rezamos: "Creo en la Iglesia una, santa, catolica, apostolica".


224. Pero la Iglesia es también depositaria y transmisora del Evangelio. Ella prolonga en la tierra, fiel a la ley de la encarnacion visible, la presencia y accion evangelizadora de Cristo. Como El, la Iglesia vive para evangelizar. Esa es su dicha y vocacion propia (EN 14): proclamar a los hombres la persona y el mensaje de Jesus.


225. Esta Iglesia es una sola: la edificada sobre Pedro, a la cual el mismo Senor llama "mi Iglesia" (Mt 16,18). Solo en la Iglesia catolica se da la plenitud de los medios de salvacion UR 36), legados por Jesus a los hombres mediante los apostoles. Por ello, tenemos el deber de proclamar la excelencia de nuestra vocacion a la Iglesia catolica (LG 14). Vocacion que es a la vez inmensa gracia y responsabilidad.




LA IGLESIA Y EL REINO QUE ANUNCIA JESUS


226. El mensaje de Jesus tiene su centro en la proclamacion del Reino que en El mismo se hace presente y viene. Este Reino, sin ser una realidad desligable de la Iglesia (LG 8), trasciende sus limites (Cfr. LG 5). Porque se da en cierto modo donde quiera que Dios esté reinando mediante su gracia y amor, venciendo el pecado y ayudando a los hombres a crecer hacia la gran comunion que les ofrece en Cristo. Tal accion de Dios se da también en el corazon de hombres que viven fuera del ambito perceptible de la Iglesia (Cfr. LG 16 GS 22e; UR 3). Lo cual no significa, en modo alguno, que la pertenencia a la Iglesia sea indiferente (Cfr. Juan Pablo II, Discurso inaugural I, 8. AAS LXXI, p. 194).


227. De ahi que la Iglesia haya recibido la mision de anunciar e instaurar el Reino (Cfr. LG 5) en todos los pueblos. Ella es su signo. En ella se manifiesta, de modo visible, lo que Dios esta llevando a cabo, silenciosamente en el mundo entero. Es el lugar donde se concentra al maximo la accion del Padre, que en la fuerza del Espiritu de Amor, busca solicito a los hombres, para compartir con ellos -en gesto de indecible ternura- su propia vida trinitaria. La Iglesia es también el instrumento que introduce el Reino entre los hombres para impulsarlos hacia su meta definitiva.


228. Ella "ya constituye en la tierra el germen y principio de ese Reino" (LG 5). Germen que debera crecer en la historia, bajo el influjo del Espiritu, hasta el dia en que "Dios sea todo en todos" (1Co 15,28). Hasta entonces, la Iglesia permanecera perfectible bajo muchos aspectos, permanentemente necesitada de autoevangelizacion, de mayor conversion y purificacion (Cfr. Idem. 8c).


229. No obstante, el Reino ya esta en ella. Su presencia en nuestro continente es una Buena Nueva. Porque ella -aunque de modo germinal- llena plenamente los anhelos y esperanzas mas profundos de nuestros pueblos.


230. En esto consiste el "misterio" de la Iglesia: es una realidad humana, formada por hombres limitados y pobres, pero penetrada por la insondable presencia y fuerza del Dios Trino que en ella resplandece, convoca y salva (Cfr. LG 4 LG 8 SC 2).


231. La Iglesia de hoy no es todavia lo que esta llamada a ser. Es importante tenerlo en cuenta, para evitar una falsa vision triunfalista. Por otro lado, no debe enfatizarse tanto lo que le falta, pues en ella ya esta presente y operando de modo eficaz en este mundo la fuerza que obrara el Reino definitivo.





2.2. LA IGLESIA VIVE EN MISTERIO DE COMUNION COMO PUEBLO DE DIOS


232. Nuestro pueblo ama las peregrinaciones. En ellas, el cristiano sencillo celebra el gozo de sentirse inmerso en medio de una multitud de hermanos, caminando juntos hacia el Dios que los espera. Tal gesto constituye un signo y sacramental espléndido de la gran vision de la Iglesia, ofrecida por el Concilio Vaticano II: la Familia de Dios, concebida como Pueblo de Dios, peregrino a través de la historia, que avanza hacia su Senor.


233. El Concilio acontecio en un momento dificil para nuestros pueblos latinoamericanos. Anos de problemas, de busqueda angustiosa de la propia identidad, marcados por un despertar de las masas populares y por ensayos de integracion americana, a los que procede la fundacion del CELAM (1955). Esto ha preparado el ambiente en el pueblo catolico para abrirse con cierta facilidad a una Iglesia que también se presenta como "Pueblo". Y Pueblo universal, que penetra los demas pueblos, para ayudarlos a hermanarse y crecer hacia una gran comunion, como la que América Latina comenzaba a vislumbrar. Medellin divulga la nueva vision, antigua como la misma historia biblica(*).

(*) "Fue la voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sin conexion alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo que le confesara en verdad y le sirviera santamente. Por ello eligio al pueblo de Israel como pueblo suyo, pacto con él una alianza y le instruyo gradualmente, revelandose a Si mismo y los designios de su voluntad a través de la historia de este pueblo y santificandolo para Si" (LG 9). Este pueblo era figura de la Iglesia, unico y definitivo Pueblo de Dios, fundado por Jesucristo.


234. Diez anos después, la Iglesia de América Latina se encuentra en Puebla en mejores condiciones aun para reafirmar gozosa su realidad de Pueblo de Dios. Después de Medellin nuestros pueblos viven momentos importantes de encuentro consigo mismos, redescubriendo el valor de su historia, de las culturas indigenas y de la religiosidad popular. En medio de ese proceso se descubre la presencia de este otro pueblo que acompana en su historia a nuestros pueblos naturales. Y se comienza a apreciar su aporte como factor unificador de nuestra cultura, a la que tan ricamente ha fecundado con savia evangélica. La fecundacion fue reciproca, logrando la Iglesia encarnarse en nuestros valores originales y desarrollar asi nuevas expresiones de la riqueza del Espiritu.


235. La vision de la Iglesia como Pueblo de Dios aparece, ademas, necesaria para completar el proceso de transito acentuado en Medellin, de un estilo individualista de vivir la fe a la gran conciencia comunitaria a que los abrio el Concilio.


236. El Pueblo de Dios es un Pueblo universal. Familia de Dios en la tierra; Pueblo santo; Pueblo que peregrina en la historia; Pueblo enviado.


237. La Iglesia es un Pueblo universal, destinado a ser "luz de las naciones" (Is 49,6 Lc 2,32). No se constituye por raza, ni por idioma, ni por particularidad humana alguna. Nace de Dios por la fe en Jesucristo. Por eso no entra en pugna con ningun otro pueblo y puede encarnarse en todos, para introducir en sus historias el Reino de Dios. Asi "fomenta y asume, y al asumir, purifica, fortalece y eleva todas las capacidades, riquezas y costumbres de los pueblos en lo que tienen de bueno" (LG 13).




PUEBLO, FAMILIA DE DIOS


238. Nuestro pueblo latinoamericano llama espontaneamente al templo "Casa de Dios", porque intuye que alli se congrega la Iglesia como "Familia de Dios". Es la misma expresion usada repetidamente por la Biblia y también por el Concilio, para expresar la realidad mas profunda e intima del Pueblo de Dios (Ps 60,8 Dt 32, 8ss; Ef. Dt 2,19 Rm 8,29).


239. Es una vision de la Iglesia que toca hondamente al hombre latinoamericano, con alta estima por los valores de la familia y que busca, ansioso, ante la frialdad creciente del mundo moderno, la manera de salvarlos. La reaccion se nota en muchos paises, tanto en el repunte de la pastoral familiar, como en la multiplicacion de las Comunidades Eclesiales de Base, donde se hace posible -a nivel de experiencia humana- una intensa vivencia de la realidad de la Iglesia como Familia de Dios.


240. Muchas parroquias y diocesis acentuan también lo familiar. Saben que el latinoamericano necesita y busca una familia y que de esta manera encontraran en la Iglesia respuestas a sus necesidades. No se trata aqui de tactica sicologica, sino de fidelidad a la propia identidad. Porque la Iglesia no es el lugar donde los hombres se "sienten" sino donde se "hacen" -real, profunda, ontologicamente- "Familia de Dios". Se convierten verdaderamente en hijos del Padre en Jesucristo (Cfr. 1Jn 3,1), quien les participa su vida por el poder del Espiritu, mediante el Bautismo. Esta gracia de la filiacion divina es el gran tesoro que la Iglesia debe ofrecer a los hombres de nuestro continente.


241. De la filiacion en Cristo nace la fraternidad cristiana. El hombre moderno no ha logrado construir una fraternidad universal sobre la tierra, porque busca una fraternidad sin centro ni origen comun. Ha olvidado que la unica forma de ser hermanos es reconocer la procedencia de un mismo Padre.


242. La Iglesia, Familia de Dios, es hogar donde cada hijo y hermano es también Senor, destinado a participar del senorio de Cristo sobre la Creacion y la historia. Senorio que debe aprenderse y conquistarse, mediante un continuo proceso de conversion y asimilacion al Senor.


243. El fuego que vivifica la Familia de Dios es el Espiritu Santo. El suscita la comunion de fe, esperanza y caridad que constituye como su alma invisible, su dimension mas profunda, raiz del compartir cristiano a otros niveles. Porque la Iglesia se compone de hombres dotados de almas y cuerpo, la comunion interior debe expresarse visiblemente. La capacidad de compartir, sera signo de la profundidad de la comunion interior y de su credibilidad hacia afuera (Cfr. Jn 17,21). De alli la gravedad y el escandalo de las desuniones en la Iglesia. En ella se juega la mision misma que Jesus le confio: su capacidad de ser signo y prueba de que Dios quiere por ella, convertir a los hombres en su Familia.


244. Los problemas que afectan la unidad de la Iglesia se generan en la diversidad de sus miembros. Esta multitud de hermanos (Cfr. Rm 8,29) que Cristo ha reunido en la Iglesia, no constituye una realidad monolitica. Viven su unidad desde la diversidad que el Espiritu ha regalado a cada uno (Cfr. 1Co 12,4-6) entendida como un aporte que contribuye a la riqueza de la totalidad.


245. Dicha diversidad puede fundarse en la simple manera de ser de cada cual. En la funcion que le corresponde al interior de la Iglesia y que distingue nitidamente el papel de la jerarquia y del laicado. O en carismas mas particulares que el Espiritu suscita, como el de la vida religiosa y otros. Por eso, la Iglesia es como un Cuerpo que, constantemente engendrado, alimentado y renovado por el Espiritu, crece hacia la plenitud de Cristo (Cfr. Ef. 4, 11-13).


246. La fuerza que asegura la cohesion de la Familia de Dios en medio de tensiones y conflictos es, en primer lugar, la misma vitalidad de su comunion en la fe y el amor. Lo que supone no solo la voluntad de unidad, sino también la coincidencia en la plena verdad de Jesucristo. Igualmente aseguran y construyen la unidad de la Iglesia los sacramentos. La Eucaristia la significa en su realidad mas profunda, pues congrega al Pueblo de Dios, como Familia que participa de una sola mesa, donde la vida de Cristo, sacrificialmente entregada, se hace la unica vida de todos.


247. La Eucaristia nos orienta de modo inmediato a la jerarquia sin la cual es imposible. Porque fue a los apostoles a quienes dio el Senor el mandato de hacerla "en memoria mia" (Lc 22,19). Los pastores de la Iglesia, sucesores de los apostoles, constituyen por lo mismo el centro visible donde se ata, aqui en la tierra, la unidad de la Iglesia.


248. Segun el Concilio, el papel de los pastores es eminentemente paternal (LG 28 Ch D. 16; PO 9). Es evidente, entonces, que suceda en la Iglesia lo que en toda familia: la unidad de los hijos se anuda -fundamentalmente- hacia arriba. Cuando la comunicacion con la Iglesia se debilita y aun se rompe, son también los pastores los ministros sacramentales de la reconciliacion (Cfr. UR 3).


249. Este caracter paternal no hace olvidar que los pastores estan dentro de la Familia de Dios a su servicio. Son hermanos, llamados a servir la vida que el Espiritu libremente suscita en los demas hermanos. Vida que es deber de los pastores respetar, acoger, orientar y promover, aunque haya nacido independientemente de sus propias iniciativas. De ahi el cuidado necesario para "no extinguir el Espiritu ni tener en poco la profecia" (1 Tes. 5, 19). Los pastores viven para los otros. "Para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Jn 10,10).




PUEBLO SANTO


250. El Pueblo de Dios, inhabitado por el Espiritu, es también un Pueblo santo. Mediante el Bautismo, el mismo Espiritu le ha participado la vida divina. Lo ha ungido, asi, como Pueblo mesianico, revestido de una santidad de la vida divina recibida. Tal santidad recuerda al Pueblo de Dios la dimension vertical y constituyente de su comunion. Es un Pueblo no solo que nace de Dios, también se ordena a El, como Pueblo consagrado, a rendirle culto y gloria. El Pueblo de Dios aparece asi como su Templo vivo, morada de su presencia entre los hombres. En él, los cristianos somos piedras vivas (Cfr. 1P 1P 2,5).


251. Los ciudadanos de este Pueblo deben caminar por la tierra pero como ciudadanos del cielo, con su corazon enraizado en Dios, mediante la oracion y la contemplacion. Actitud que no significa fuga frente a lo terreno, sino condicion para una entrega fecunda a los hombres. Porque quien no haya aprendido a adorar la voluntad del Padre en el silencio de la oracion, dificilmente lograra hacerlo cuando su condicion de hermano le exija renuncia, dolor, humillacion.


252. El culto que Dios nos pide -expresado en la oracion y la liturgia- se prolonga en la vida diaria, a través del esfuerzo por convertirlo todo en ofrenda (Cfr. Rm 12,1). Como miembros de un pueblo ya santificado por el Bautismo, los cristianos estamos llamados a manifestar esta santidad. "Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto" (Mt 5,48). Santidad que exige el cultivo tanto de las virtudes sociales como de la moral personal. Todo lo que atenta contra la dignidad del cuerpo del hombre, llamado a ser templo de Dios, implica profanacion y sacrilegio y entristece al Espiritu (Cfr. Ef. 4,30). Esto vale para el homicidio y la tortura, pero también para la prostitucion, la pornografia, el adulterio, el aborto y cualquier abuso de la sexualidad.


253. En este mundo nunca lograra vivir plenamente su vocacion universal a la santidad. Permanecera compuesta de justos y pecadores (Cfr. LG 8). Mas aun: por el corazon de cada cristiano pasa la linea que divide la parte que tenemos de justos y de pecadores.




PUEBLO PEREGRINO


254. Al concebirse a si misma como Pueblo, la Iglesia se define como una realidad en medio de la historia que camina hacia una meta aun no alcanzada.


255. Por ser un Pueblo historico, la naturaleza de la Iglesia exige visibilidad a nivel de estructuracion social (Cfr. LG 8). El Pueblo de Dios considerado como "Familia" connotaba ya una realidad visible, pero en un plano eminentemente vital. La acentuacion del rasgo historico destaca la necesidad de expresar dicha realidad como institucion


256. Tal caracter social-institucional se manifiesta en la Iglesia a través de una estructura visible y clara, que ordena la vida de sus miembros, precisa sus funciones y relaciones, sus derechos y deberes.


257. La Iglesia como Pueblo de Dios, reconoce una sola autoridad: Cristo, El es el unico Pastor que la guia. Sin embargo, los lazos que a El la atan son mucho mas profundos que los de la simple labor de conduccion. Cristo es autoridad de la Iglesia en el sentido mas profundo de la palabra: porque es su autor. Porque es la fuente de su vida y unidad, su Cabeza. Esta capitalidad es la misteriosa relacion vital que lo vincula a todos sus miembros. Por eso, la participacion de su autoridad a los pastores, a lo largo de la historia, arranca de esta misma realidad. Es mucho mas que una simple potestad juridica. Es participacion en el misterio de su capitalidad. Y, por lo mismo, una realidad de orden sacramental.


258. Los Doce presididos por Pedro, fueron escogidos por Jesus para participar de esa misteriosa relacion suya con la Iglesia. Fueron constituidos y consagrados por El como sacramentos vivos de su presencia, para hacerlo visiblemente presente Cabeza y Pastor, en medio de su Pueblo. De esta comunion profunda en el misterio, fluye como consecuencia, el poder de "atar y desatar" (Cfr. Mt 16,19). Considerado en su totalidad, el ministerio jerarquico es una realidad de orden sacramental, vital y juridico como la Iglesia.


259. Tal ministerio fue confiado a Pedro y a los demas apostoles, cuyos sucesores son hoy dia el Romano Pontifice y los Obispos, a quienes se unen, como colaboradores, los presbiteros y diaconos. Los pastores de la Iglesia no solo la guian en nombre del Senor. Ejercen también la funcion de maestros de la verdad y presiden sacerdotalmente el culto divino. El deber de obediencia del Pueblo de Dios frente a los Pastores que le conducen, se funda, antes que en consideraciones juridicas, en el respeto creyente a la presencia sacramental del Senor en ellos. Esta es su realidad objetiva de fe, independiente de toda consideracion personal.


260. En América Latina, desde el Concilio y Medellin, se nota un cambio grande en el modo de ejercer la autoridad dentro de la Iglesia. Se ha acentuado su caracter de servicio y sacramento, como también su dimension de afecto personal. Esta ultima ha encontrado su expresion, no solo a nivel del consejo presbiteral diocesano, sino también a través de las Conferencias Episcopales y el CELAM.


261. Esta vision de la Iglesia, como Pueblo historico y socialmente estructurado, es un marco al cual necesariamente debe referirse también la reflexion teologica sobre las Comunidades Eclesiales de Base en nuestro continente, pues introduce elementos que permiten complementar el acento de dichas comunidades en el dinamismo vital de las bases y en la fe compartida mas espontaneamente en comunidades pequenas. La Iglesia, como Pueblo historico e institucional, representa la estructura mas amplia, universal y definida dentro de la cual deben inscribirse vitalmente las Comunidades Eclesiales de Base para no correr el riesgo de degenerar hacia la anarquia organizativa por un lado y hacia el elitismo cerrado o sectario por otro.(Cfr. EN 58).


262. Algunos aspectos del problema de la "iglesia popular" o de los "magisterios paralelos" se insinuan en dicha linea: la secta tienda siempre al auto-abastecimiento, tanto juridico como doctrinal. Ingresadas en el Pueblo total de Dios, las Comunidades Eclesiales de Base evitaran, sin duda, estos escollos y responderan a las esperanzas que la Iglesia latinoamericana tiene puestas en ellas.


263. El problema de la Iglesia popular", que nace del Pueblo, presenta diversos aspectos. Si se entiende como una Iglesia que busca encarnarse en los medios populares del continente y que, por lo mismo surge de la respuesta de fe que esos grupos den al Senor, se evita el primer obstaculo: la aparente negacion de la verdad fundamental que ensena que la Iglesia nace siempre de una primera iniciativa "desde arriba"; del Espiritu que la suscita y del Senor que la convoca. Pero el nombre parece poco afortunado, Sin embargo, la "Iglesia popular" aparece como distinta a la "otra", identificada con la Iglesia "oficial" o "institucional", a la que se acusa de "alienante". Esto implicaria una division en el seno de la Iglesia y una inaceptable negacion de la funcion de la jerarquia. Dichas posiciones, segun Juan Pablo II, podrian estar inspiradas por conocidos condicionamientos ideologicos (Cfr. Discurso inaugural I, 8. AAS LXXI, p. 194).


264. Otro problema candente en América Latina y relacionado con la condicion historica del Pueblo de Dios, es el de los cambios en la Iglesia. Al avanzar por la historia, la Iglesia necesariamente cambia, pero solo en lo exterior y accidental. No puede hablarse, por lo tanto, de una contraposicion entre la "nueva Iglesia" y la "vieja Iglesia", como algunos lo pretenden (Juan Pablo II, Catedral de México). El problema de los cambios ha hecho sufrir a muchos cristianos que han visto derrumbarse una forma de vivir la Iglesia que creian totalmente inmutable. Es importante ayudarlos a distinguir los elementos divinos y humanos de la Iglesia. Cristo, en cuanto Hijo de Dios, permanecio siempre idéntico a si mismo, pero en su aspecto humano fue cambiando sin cesar: de porte, de rostro, de aspecto. Igual sucede con la Iglesia.


265. En el otro extremo estan los que quisieron vivir un cambio continuo. No es ese el sentido de ser peregrinos. No estamos buscandolo todo. Hay algo que ya poseemos en la esperanza con seguridad y de lo cual debemos dar testimonio. Somos peregrinos, pero también testigos. Nuestra actitud es de reposo y alegria por lo que ya encontramos y de esperanza por lo que aun nos falta. Tampoco es cierto que todo el camino se hace al andar. El camino personal, en sus circunstancias concretas, si, pero el ancho camino comun del Pueblo de Dios ya esta abierto y recorrido por Cristo y por los santos, especialmente los santos de nuestra América Latina: los que murieron, defendiendo la integridad de la fe y la libertad de la Iglesia, sirviendo a los pobres, a los indios, a los esclavos. También los que alcanzaron las mas altas cumbres de la contemplacion. Ellos caminan con nosotros. Nos ayudan con su intercesion.


266. Ser peregrino comporta siempre una cuota inevitable de inseguridad y riesgo. Ella se acrecienta por la conciencia de nuestra debilidad y nuestro pecado. Es parte del diario morir en Cristo. La fe nos permite asumirlo con esperanza pascual. Los ultimos diez anos han sido violentos en nuestro continente. Pero caminamos seguros de que el Senor sabra convertir el dolor, la sangre y la muerte que en el camino de la historia van dejando nuestros pueblos y nuestra Iglesia, en semillas de resurreccion para América Latina. Nos reconforta el Espiritu y la Madre fiel, siempre presentes en la marcha del Pueblo de Dios.


PUEBLO ENVIADO DE DIOS


267. En la fuerza de la consagracion mesianica del bautismo, el Pueblo de Dios es enviado a servir al crecimiento del Reino en los demas pueblos. Se le envia como Pueblo profético que anuncia el Evangelio o discierne las voces del Senor en la historia. Anuncia donde se manifiesta la presencia de su Espiritu. Denuncia donde opera el misterio de iniquidad, mediante hechos y estructuras que impiden una participacion mas fraternal en la construccion de la sociedad y en el goce de los bienes que Dios creo para todos.


268. En los ultimos diez anos comprobamos la intensificacion de la funcion profética. Asumir tal funcion ha sido labor dura para los Pastores. Hemos intentado ser voz de los que no tienen voz y testimoniar la misma predileccion del Senor por los pobres y los que sufren. Creemos que nuestros pueblos nos han sentido mas cerca. Ciertamente logramos iluminar y ayudar. Ciertamente también, pudimos haber hecho mas. Ahora, colegialmente, intentamos interpretar el paso del Senor por América Latina.


269. Otra forma privilegiada de evangelizar es la celebracion de la fe en la Liturgia y los Sacramentos. Alli aparece el Pueblo de Dios como Pueblo Sacerdotal, investido de un sacerdocio universal del cual todos los bautizados participan pero que difiere esencialmente del sacerdocio jerarquico.





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