Ep Bernabé 11

XI - Los símbolos del bautismo y la cruz

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1. Mas inquiramos si tuvo el Señor interés en manifestarnos anticipadamente algo acerca del agua y de la cruz. Ahora bien, acerca del agua se dice contra Israel cómo no habían de aceptar el bautismo, que trae la remisión de los pecados, sino que se construirían otros lavatorios para sí mismos. 2. Dice, en efecto, el profeta: Pásmate, oh cielo, y erícese aún más sobre esto la tierra: Dos males ha hecho mi pueblo: A mi me abandonaron, fuente de vida, y para sí se cavaron pozo de muerte. 3. ¿Acaso es una roca desierta mi monte santo de Sinaí? Porque seréis como los polluelos de un ave, que se echan a volar cuando se les quita el nido.

4. Y otra vez dice el profeta: Yo mandaré delante dc ti, y allanaré las montañas, y haré pedazos las puertas de bronce y añicos los cerrojos de hierro, y te daré tesoros sombríos, escondidos, invisibles, para que sepas que yo soy el Señor. Y: Habitará en la cueva elevada de la peña fuerte. 5. Y: El agua suya, fiel; veréis al rey con gloria y vuestra alma meditará el temor del Señor. 6. Y de nuevo dice en otro profeta: El que esto hiciere, será como árbol plantado a par de la corriente de las aguas, que dará su fruto a debido tiempo, y su hoja no caerá, y todo cuanto hiciere prosperará. 7. No así los impíos, no así, sino como el tamo, que esparce el viento de sobre la haz de la tierra. Por lo cual, no se levantarán los impíos en el juicio, ni los pecadores en el consejo de los justos; porque el Señor conoce el camino de los justos y perecerá el camino de los impíos.

8. Daos cuenta cómo definió en uno el agua y la cruz. Pues lo que dice es esto: Bienaventurados quienes, habiendo puesto su confianza en la cruz, bajaron al agua; porque su recompensa dice que será en el tiempo debido. Entonces—dice—daré la paga. Lo que luego añade sobre que las hojas no caerán significa que toda palabra que saliere de vuestra boca en fe y caridad, será para conversión y esperanza de muchos.

9. Además, otro profeta dice: Y era la tierra de Israel celebrada sobre toda otra tierra. Lo que quiere decir: El Señor glorifica el vaso de su Espíritu. 10. ¿Qué dice seguidamente? Y el río fluía por la derecha y brotaban de él hermosos árboles; y quien comiere de ellos vivirá para siempre. 11. Esto quiere decir que nosotros bajamos al agua rebosando pecados y suciedad, y subimos llevando fruto en nuestro corazón, es decir, con el temor y la esperanza de Jesús en nuestro espíritu. Y el que comiere de ellos, vivirá para siempre, quiere decir: quien escuchare, cuando se le hablan estas cosas, y las creyere, vivirá eternamente.


XII - Los símbolos o figuras de la cruz

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1. De nuevo igualmente define acerca de la cruz en otro profeta, que dice: ¿Y cuándo se cumplirán estas cosas? Dice el Señor: Cuando el madero se incline y se levante y cuando del madero destilare sangre. Ahí tienes otra vez cómo se habla de la cruz y del que había de ser crucificado.

2. Otra vez habla también en Moisés, en ocasión en que Israel era combatido por los extranjeros; y para recordarles que eran derrotados porque a causa de sus pecados habían sido entregados a la muerte, el Espíritu inspira en el corazón de Moisés que fabricara una figura de la cruz y del que había de sufrir en ella; pues si no confiaren—dice—en Él, serán derrotados para siempre. Coloca, pues, Moisés arma sobre arma en medio del campamento y, poniéndose más alto que todos los demás, extendía sus brazos. Y de esta manera vencía de nuevo Israel. Luego, cuando los bajaba, otra vez eran pasados a cuchillo. 3. ¿Para qué fin? Para que conocieran que no podían salvarse, si no confiaban en Él. 4. Y otra vez dice en otro profeta: Todo el día extendí mis manos a un pueblo incrédulo y que contradice mi camino justo.

5. Y otra vez, en ocasión que Israel también caía, fabrica Moisés una figura de Jesús, figura de cómo Él tenía que padecer, y Él, otrosí, vivificar, cuando ellos creían que había perecido en el signo. En efecto, el Señor hizo que les mordieran toda clase de serpientes, y morían de sus mordeduras; serpientes, justamente, pues la trasgresión en Eva se debió a la serpiente, para convencerlos de que por su trasgresión serían entregados a tribulación de muerte. 6. En resolución, Moisés, que había establecido por mandamiento: No tendréis imagen esculpida ni fundida para Dios vuestro, la fabrica él mismo para mostrar una figura de Jesús. Así, pues, manda hacer Moisés una serpiente de bronce y la levanta gloriosamente y, a voz de pregón, convoca al pueblo.

7. Reunidos que estuvieron, suplicaban a Moisés que ofreciera oraciones por la curación de ellos. Y Moisés les respondió: Cuando alguno de vosotros—dice-—fuere mordido, venga a la serpiente colocada sobre el madero y confíe con viva fe que ella, aun siendo muerta, puede darle la vida y al punto quedará sano." Ahí tienes otra vez, en estos nuevos símbolos, la gloria de Jesús, pues todo está en Él y todo es para Él.

Josué, David e Isaías, testigos de Jesús

8. ¿Qué dice, además, Moisés a Josué (o Jesús), hijo de Navé, profeta que era, después de ponerle este nombre, con el solo fin de que el pueblo oyera que el Padre lo pone todo patente acerca de su Hijo Jesús? 9. Dísele, pues, Moisés a Josué, hijo de Navé, después de ponerle este nombre, cuando lo mandó como explorador de la tierra: Toma un libro en tus manos y escribe lo que dice el Señor, a saber: que el Hijo de Dios arrancará de raíz, en los últimos días, a toda la casa de Arnalec.

10. He aquí otra vez a Jesús, no como hijo del hombre, sino como hijo de Dios, si bien manifestado por figura en la carne. Como quiera, pues, que habían de decir que Cristo es hijo de David, el mismo David, temiéndose y comprendiendo el extravío de los pecadores, profetiza y dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies. 11. Y a su vez, Isaías dice de esta manera: Dijo el Señor a mi Ungido Señor, a quien yo tomé de la diestra, para que delante de Él obedezcan las naciones, y romperé la fuerza de los reyes. Mira cómo David le llama Señor y no le llama hijo.


XIII - El pueblo cristiano, menor y segundogénito, heredero del Testamento

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1. Mas veamos si es este pueblo o es el primero el que hereda, o si el Testamento nos pertenece a nosotros o a ellos. 2. Escuchad, pues, lo que sobre el pueblo cuenta la Escritura: Rogaba Isaac por Rebeca, su mujer, pues era estéril, y concibió. Luego: Salió Rebeca a consultar al Señor, y díjole el Señor: Dos naciones hay en tu vientre y dos pueblos en tu seno, y un pueblo sobre pujará a otro pueblo y el mayor servirá al menor. 3. Debéis percataros de quién es Isaac y quién Rebeca y por quiénes da a entender la Escritura que este pueblo es mayor que aquél.

4. Y más claramente todavía habla Jacob en otra profecía a José, diciéndole: He aquí que no me defraudó el Señor de tu vista; tráeme acá tus hijos para bendecirlos. 5. Y llevó José a Efraín y Manasés, queriendo que fuera bendecido Manasés, pues era el mayor; y, en efecto, José le puso a la derecha de su padre Jacob. Mas Jacob vio en espíritu la figura del pueblo por venir. ¿Y qué dice la Escritura? Y mudó Jacob de sitio sus manos y puso su derecha sobre la cabeza de Efraín, el segundo y más joven, y le bendijo, y dijo José a Jacob: Cambia tu diestra sobre la cabeza de Manasés, pues es mi primogénito. Y respondió Jacob a José: Lo sé, hijo, lo sé; mas el mayor servirá al menor. Sin embargo, también estotro será bendecido. 6. Mirad por quién puso que este pueblo es el primero y el heredero de la Alianza. 7. Ahora bien, si, sobre lo dicho, también nos lo recordó por medio de Abraham, no tenemos ya más que pedir en orden al acabamiento y perfección de nuestro conocimiento. ¿Qué le dice, pues, el Señor a Abraham cuando, habiendo sido el único en creer, le fué contado a justicia? Mira que te he puesto a ti, Abraham, por padre de las naciones que han de creer en Dios por prepucio.

XIV - La nueva alianza por la redención de Jesús

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1. Muy bien! Mas inquiramos si les dió la Alianza que juró a sus padres daria al pueblo. Diósela, ciertamente; mas ellos, por sus pecados, no se hicieron dignos de recibirla. 2. Dice, efectivamente, el profeta: Y estuvo Moisés ayunando en el monte Sinaí durante cuarenta días y cuarenta noches para recibir la Alianza del Señor. Y recibió Moisés de parte del Señor las dos tablas escritas por el dedo de la mano del Señor en espíritu. Y tomándolas Moisés, estaba para bajárselas al pueblo. 3. Y dijo el Señor a Moisés: Moisés, Moisés, baja a toda prisa, pues ha prevaricado tu pueblo, que sacaste de la tierra de Egipto. Y entendió Moisés que se había otra vez fabricado imágenes de fundición y arrojó de sus manos las tablas, y se hicieron pedazos las tablas del Testamento del Señor.

4. Moisés, pues, recibió la Alianza; mas ellos no se hicieron dignos. Ahora bien ¿cómo la recibimos nosotros? Aprendedlo: Moisés la recibió como siervo que era; mas a nosotros nos la dio el Señor en persona para hacernos, habiendo sufrido por nosotros, pueblo de su herencia. 5. Manifestóse, por una parte, para que aquellos llegasen al colmo de sus pecados, y nosotros, por otra, recibiéramos la Alianza por medio del Señor Jesús, que la hereda; de Jesús, digo, que fué aparejado para que, apareciendo Él en persona y redimido que hubiera de las tinieblas nuestros corazones, consumidos que estaban por la muerte y entregados al extravío de la iniquidad, estableciera una Alianza entre nosotros por su palabra.

6. En efecto, escrito está cómo el Padre le pone mandamiento de que, redimido que nos hubiere a nosotros de las tinieblas, se prepare para sí un pueblo santo. 7. Dice, pues, el profeta: Yo, el Señor Dios tuyo, te llamé en justicia y te tomaré de tu mano y te fortaleceré; y te di para Alianza de un linaje y por luz de las naciones, para abrir los ojos de los ciegos y sacar de sus cadenas a los trabados y de la casa de la custodia a los que se sientan entre tinieblas. Conozcamos, pues, de dónde fuimos rescatados.

8. Otra vez dice el profeta: Mira que te he puesto por luz de las naciones, para que tú seas salvación hasta los confines de la tierra. Así dice el Señor, el Dios que te ha rescatado.

9. Y de nuevo dice el profeta: El Espíritu del Señor sobre mí, / por lo cual me ha ungido, / para llevar a los humildes la buena noticia de la gracia; / me ha enviado a sanar a los triturados fe corazón, / a pregonar a los cautivos la libertad / y a los ciegos la recuperación de la vista, / a proclamar el año del Señor aceptable, / el día fe la recompensa, / a consolar a todos los que están tristes.


XV - La verdadera santificación del sábado

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1. Pasando a otro punto, también acerca del sábado, se escribe en el decálogo, es decir, en las diez palabras que habló Dios en el monte Sinaí a Moises cara a cara: Y santificad el sábado del Señor con manos limpias y corazón puro. 2. Y en otro lugar dice: Si mis hijos guardaren el sábado, entonces pondré sobre ellos mi misericordia. 3. Del sábado habla al principio de la creación: E hizo Dios en seis días las obras de sus manos y acabólas en el día séptimo, y descansó en él y lo santificó.

4. Atended, hijos, qué quiere decir lo de: Acabólos en seis días. Esto significa que en seis mil años consumará todas las cosas el Señor, pues un día es para Él mil años. Lo cual, Él mismo lo atestigua, diciendo: He aquí que el día del Señor será como mil años. Por lo tanto, hijos, en seis días, es decir, en los seis mil años, se consumarán todas las cosas.

5. Y descansó en el día séptimo. Esto quiere decir: Cuando venga su hijo y destruya el siglo del inicuo y juzgue a los impíos y mudare el sol, la luna y las estrellas, entonces descansará de verdad en el día séptimo.

6. Y por contera dice: Lo santificarás con manos limpias y corazón puro. Ahora, pues, si pensamos que pueda nadie santificar, sin ser puro de corazón, el día que santificó Dios mismo, nos equivocamos de todo en todo. 7. consiguientemente, entonces por nuestro descanso lo santificaremos de verdad, cuando, justificados nosotros mismos y en posesión ya de la promesa, seremos capaces de santificarlo; es decir, cuando ya no exista la iniquidad, sino que nos hayamos vuelto todos nuevos por el Señor, entonces, si, santificados primero nosotros, podremos santificar el día séptimo.

8. Por último, les dice: Vuestros novilunios y vuestros sábados no los aguanto. Mirad cómo dice: No me son aceptos vuestros sábados dle ahora, sino el que yo he hecho, aquél en que, haciendo descansar todas las cosas, haré el principio de un día octavo, es decir, el principio de otro mundo. 9. Por eso justamente nosotros celebramos también el día octavo con regocijo, por ser día en que Jesús resucitó de entre los muertos y, después de manifestado, subió a los cielos.


XVI - El alma del cristiano, verdadero templo de Dios

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1. Quiero también hablaros acerca del templo, cómo extraviados los miserables confiaron en el edificio y no en su Dios que los creo, como si aquél fuera la casa de Dios. 2. Pues, poco más o menos como los gentiles, le consagraron en el templo. Mas ¿cómo habla el Señor destruyéndolo? Aprendedlo : ¿Quién midió el cielo con el palmo y la tierra con el pulgar? ¿No he sido yo?—dice el Señor? —. El cielo es mi trono y la tierra escabel de mis pies: ¿Qué casa es ésa que me vais a edificar o cuál es el lugar de mi descanso? Luego ya os dais cuenta de que su esperanza es vana.

3. Y por remate, otra vez les dice: He aquí que los que han destruido este templo, ellos mismos lo edificarán. 4. Así está sucediendo, pues por haberse ellos sublevado, fue derribado el templo por sus enemigos, y ahora hasta los mismos siervos de sus enemigos lo van a reconstruir. 5. Además, ya estaba manifiesto cómo la ciudad, el templo y el pueblo de Israel había de ser entregado. Dice, en efecto, la Escritura: Y sucederá en los últimos días, y entregará el Señor las ovejas del rebaño y su majada y su torre a la destrucción. Y conforme habló el Señor, así sucedió.

6. Pues inquiramos si existe un templo de Dios: Existe, ciertamente, allí donde Él mismo dice que lo ha de hacer y perfeccionar. Está, efectivamente, escrito: Y será, cumplida la semana, que se edificará el templo de Dios gloriosamente en el nombre del Señor.

7. Hallo, pues, que existe un templo. ¿Cómo se edificará en el nombre del Señor? Aprendedlo. Antes de creer nosotros en Dios, la morada de nuestro corazón era corruptible y flaca, como templo verdaderamente edificado a mano, pues estaba llena de idolatría y era casa de demonios, porque no hacíamos sino cuanto era contrario a Dios. 8. Mas se edificará en el nombre del Señor. Atended a que el templo del Señor se edifique gloriosamente. ¿De qué manera? Aprendedlo. Después de recibido cl perdón de los pecados, y por nuestra esperanza en el Nombre, fuimos hechos nuevos, creados otra vez desde el principio. Por lo cual, Dios habita verdaderamente en nosotros, en la morada de nuestro corazón. 9. ¿De qué manera? Porque en nosotros mora la palabra de su fe, el llamamiento de su promesa, la sabiduría de sus justificaciones, los mandamientos de su doctrina; profetizando Él mismo en nosotros, morando Él en persona dentro de nosotros, abriéndonos la puerta del templo, es decir, nuestra boca; dándonos penitencia, nos introduce a nosotros, que estábamos esclavizados por la muerte, en el templo incorruptible. 10. Y es así que quien desea salvarse no mira a un hombre, sino al que mora y habla dentro de sí, maravillado de no haber oído jamás antes las palabras de la boca de quien hablaba y no tener él siquiera deseo de escucharle. Este es templo espiritual que se edifica para el Señor.


XVII - Recapitulación

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1. En cuanto cabía en lo posible y sencillo manifestároslo, mi alma confía que por mi deseo nada he omitido de cuanto atañe a vuestra salvación. 2. En efecto, si os escribo acerca de lo presente o de lo por venir, me temo no me entendáis, por ser cosas envueltas en parábolas. Y de esto basta.

XVIII - Los dos caminos

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1. Pues pasemos también a otro género de conocimiento y doctrina. Dos caminos hay de doctrina y de potestad, el camino de la luz y el camino de las tinieblas. Ahora bien, grande es la diferencia que hay entre los dos caminos. Porque sobre el uno están apostados los ángeles de Dios, portadores de luz; sobre el otro, los ángeles de Satanás. 2. Y el uno es Señor desde los siglos y hasta los siglos; el otro es el príncipe del presente siglo de la iniquidad.

XIX - Descripción del camino

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1. Ahora bien, el camino de la luz es como sigue: Si alguno quiere andar su camino hacia el lugar determinado, apresúrese por medio de sus obras. Ahora bien, el conocimiento que nos ha sido dado para caminar en él es el siguiente:

2. Amarás a Aquel que te creó, temerás al que te formó, glorificarás al que te redimió de la muerte. Serás sencillo de corazón y rico de espíritu. No te juntarás con los que andan por el camino de la muerte, aborrecerás todo lo que no es agradable a Dios, odiarás toda hipocresía, no abandonarás los mandamientos del Señor.

3. No te exaltarás a ti mismo, sino que serás humilde en todo. No te arrogarás a ti mismo la gloria. No tomarás mal consejo contra tu prójimo. No consentirás a tu alma la temeridad.

4. No fornicarás, no cometerás adulterio, no corromperás a los jóvenes. Cuando hables la Palabra de Dios, que no salga de tu boca con la impureza de algunos. No mirarás la persona para reprender a cualquiera de su pecado. Serás manso, serás tranquilo, serás temeroso de las palabras que has oído. No le guardarás rencor a tu hermano.

5. No vacilarás sobre si será o no será. No tomes en vano el nombre de Dios (
Ex 20,7). Amarás a tu prójimo más que a tu propia vida. No matarás a tu hijo en el seno de la madre ni, una vez nacido, le quitarás la vida. No levantes tu mano de tu hijo o de tu hija, sino que, desde su juventud, les enseñarás el temor del Señor.

6. No serás codicioso de los bienes de tu prójimo, no serás avaro. Tampoco te juntarás de buena gana con los altivos, sino que tu trato será con los humildes y justos. Los acontecimientos que te sucedieren los aceptarás como bienes, sabiendo que sin la disposición de Dios nada sucede.

7. No serás doble ni de intención ni de lengua. Te someterás a tus amos, como a imagen de Dios, con reverencia y temor. No mandes con acritud a tu esclavo o a tu esclava, que esperan en el mismo Dios que tú, no sea que dejen de temer al que es Dios de unos y otros; porque no vino Él a llamar conforme a la persona, sino aquellos para quienes preparó su espíritu.

8. Comunicarás en todas las cosas con tu prójimo, y no dirás que las cosas son tuyas propias, pues si en lo imperecedero sois partícipes en común, ¡cuánto más en lo perecedero! No serás precipitado en el hablar, pues red de muerte es la boca. En cuanto puedas, guardarás la castidad de tu alma.

9. No seas de los que extienden la mano para recibir y la encogen para dar. Amarás como a la niña de tus ojos (Dt 32,10) a todo el que te habla del Señor.

10. Te acordarás, de noche y día, del día del juicio, y buscarás cada día las personas de los santos. Ya en el ministerio de la palabra, y caminando para consolar y meditando para salvar un alma por la palabra, ya ocupado en oficio manual, trabajarás para rescate de tus pecados.

11. No vacilarás en dar, ni cuando des murmurarás, sino que conocerás quien es el buen pagador de tu galardón. Guardarás lo que recibiste, sin añadir ni quitar cosa Dt 12,32). Aborrecerás hasta el cabo al malvado. Juzgarás con justicia.

12. No formarás bandos, sino que guardarás la paz, tratando (le reconciliar a los que luchan. Confesarás tus pecados. No te acercarás a la oración con conciencia mala.

Este es el camino de la luz.


XX - El camino del "Negro"

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1. Mas el camino del "Negro" es torcido y lleno de maldición, pues es camino de muerte eterna con castigo, en que están las cosas que pierden el alma de quienes lo siguen: idolatría, temeridad, altivez de poder, hipocresía, doblez de corazón, adulterio, asesinato, robo, soberbia, trasgresión, engaño, maldad, arrogancia, hechicería, magia, avaricia, falta de temor de Dios.

2. Perseguidores de los buenos, aborrecedores de la verdad, amadores de la mentira, desconocedores de la recompensa de la justicia, que no sc adhieren al bien ni al juicio justo, que no atienden a la viuda y al huérfano, que valen no para el temor de Dios, si no para el mal, de quienes está lejos y remota la mansedumbre y la paciencia, que aman la vanidad, que persiguen la recompensa, que no se compadecen del menesteroso, que no sufren con el atribulado, prontos a la maledicencia, desconocedores de Aquel que los creó, matadores de sus hijos por el aborto, destructores de la obra de Dios, que echan de sí al necesitado, que sobreatribulan al atribulado, abogados de los ricos, jueces inicuos de los pobres, pecadores en todo.


XXI - Exhotación final: proximidad del fin de las cosas

1. Bueno es, por ende, que, aprendido que hayamos cuantas justificaciones del Señor quedan escritas, caminemos en ellas. Porque quien éstas cumpliere será glorificado en el reino de Dios; mas quien escogiere lo otro, perecerá con sus obras. De ahí la resurrección, de ahí la recompensa. 2. Si tomáis de mí algún consejo de buena sentencia, yo suplico a los preeminentes: Tened entre vosotros a quienes hagáis el bien. No lo omitáis. 3. Cerca está el día en que todo perecerá juntamente con el maligno. Cerca está el Señor y su galardón.

4. Una y otra vez os lo ruego: Sed buenos legisladores de vosotros mismos, sed unos de otros consejeros fieles, arrancad de entre vosotros toda hipocresía. 5. Y Dios, que señorea todo el universo, os conceda sabiduría, inteligencia, ciencia, conocimiento de sus justificaciones y paciencia.

6. Haceos discípulos de Dios, inquiriendo qué busca el Señor de vosotros, y obrad de manera que seáis hallados en el día del juicio. 7. Y si hay algún recuerdo del bien, mientras todo esto meditáis, acordaos de mí, a fin de que también mi deseo y vigilia termine en algún bien. Os lo ruego, pidiéndoos gracia.

8. Mientras está todavía en vosotros el hermoso vaso, no desfallezcáis para ninguno de entre vosotros, sino inquirid continuamente estas cosas y cumplid todo mandamiento. Porque dignos son de cumplirse.

9. Por eso principalmente me apresuré a escribiros sobre lo que yo alcanzaba, a fin de alegraros.

Salud, hijos de amor y paz.

El Señor de la gloria y de toda gracia sea con vuestros espíritus. Amén.







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