Catena aurea ES 6617


MARCOS 6,30-34


6630 (Mc 6,30-34)

Los Apóstoles, pues (de vuelta de su misión), reuniéndose con Jesús, le dieron cuenta de todo lo que habían hecho y enseñado. Y El les dijo: "Venid a retiraros conmigo a un lugar solitario, y reposaréis un poquito"; porque eran tantos los yentes y vinientes, que ni aun tiempo de comer les dejaban. Embarcándose, pues, fueron a buscar un lugar desierto para estar allí solos. Mas como al irse los vieron y observaron muchos, de todas las ciudades (vecinas) acudieron por tierra a aquel sitio, y llegaron antes que ellos. En desembarcando vio Jesús mucha gente (que le aguardaba), y enterneciéronsele con tal vista las entrañas; porque andaban como ovejas sin pastor; y así se puso a instruirlos en muchas cosas. (vv. 30-34)

Glosa. Luego que relata el Evangelista la muerte de San Juan, refiere lo que después de ésta hizo Cristo con sus discípulos, diciendo: "Los Apóstoles, pues", etc.

Pseudo - Jerónimo. Los ríos van a desaguar al lugar de donde salieron (Qo 1,7) Los enviados de Dios deben darle gracias siempre sobre lo que han recibido.

Teofilacto. Aprendamos también nosotros, cuando seamos mandados a algún ministerio, a no alargarnos ni extralimitarnos en nuestro cometido, sino a volver a quien nos envía y darle cuenta de todo lo que hemos hecho y enseñado.

Beda, in Marcum, 2,25. Es preciso no sólo enseñar, sino hacer. No solamente refieren los apóstoles al Señor lo que han hecho y enseñado, sino también lo que sufrió San Juan durante su predicación; según San Mateo, ellos y los discípulos de San Juan, dan cuenta de ello al Señor.

"Y El les dijo: Venid a retiraros", etc.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 45. El evangelista refiere que esto ocurrió inmediatamente después de la pasión de San Juan; por lo que estos hechos fueron narrados primero, y por lo que -sorprendido-dijo Herodes: "Este es Juan Bautista, a quien mandé degollar" (Mt 14,2)

Teofilacto. El Señor se retira a un lugar desierto por humildad, y hace descansar a sus discípulos, para que aprendan los propósitos que merecen descansar los que trabajan de palabra y obra, y que no deben trabajar continuamente.

Beda, in Marcum, 2,25. El evangelista manifiesta la necesidad que tuvo el Señor de conceder descanso a sus discípulos, con estas palabras: "Porque eran tantos los que iban y venían", etc. En donde se demuestra la gran alegría de aquel tiempo por el trabajo de los que enseñan así como por el estudio de los que aprenden. "Embarcándose, pues", etc. No fueron los discípulos solos, sino el Señor con ellos, los que subiendo a la barca pasaron a un lugar desierto, como refiere San Mateo (cap. Mt 14,13) Pone así a prueba la fe de las gentes, y eligiendo la soledad explora si tienen intención de seguirle. Y siguiéndole ellas no a caballo ni en vehículo de ninguna especie, sino a pie y con la fatiga que es consiguiente, muestran cuánta solicitud ponen en cuidar de su salvación. "Mas como al irse los vieron, etc. De todas las ciudades acudieron", etc. El hecho de llegar antes que Jesús, yendo a pie, manifiesta que no fue con sus discípulos a la otra ribera del mar o del Jordán, sino a un lugar próximo al de su partida, y al que por tanto podían llegar antes los que iban a pie.

Teofilacto. Así, nosotros no debemos esperar a que nos llame Cristo, sino que debemos anticiparnos para llegar a El. "En desembarcando -prosigue- vio Jesús el gentío, y enterneciéndose", etc. Los fariseos no alimentaban al pueblo, sino que le devoraban como lobos rapaces; por esto se reúnen en torno a Cristo, verdadero Pastor que les da el alimento espiritual, esto es, la palabra de Dios. "Y así se puso a instruirlos en muchas cosas". Viendo quebrantados por lo largo del camino a los que le seguían con motivo de sus milagros, compadecido de ellos quiso satisfacer su deseo enseñándoles.

Beda. San Mateo dice (cap. 14), que curó a los que entre ellos estaban enfermos; que la verdadera compasión hacia los pobres consiste en abrirles por la enseñanza el camino de la verdad y librarlos de los padecimientos corporales.

Pseudo - Jerónimo. En sentido místico conduce el Señor aparte a los que eligió, a fin de que no queden expuestos al mal viviendo entre los malos, como Loth en Sodoma (Gn 19), Job en tierra de Hus (Jb 1), y Abdías en casa de Achab (1R 18)

Beda, in Marcum, 2, 26. Habiendo dejado la Sinagoga en el desierto, han encontrado los santos predicadores de la Iglesia -que fueron afligidos con el trabajo de las tribulaciones entre los judíos- el descanso entre los gentiles por la gracia de la fe que les han conferido.

San Jerónimo. Poco es allí, sin embargo, el descanso para los santos, y mucho el trabajo; pero después se les dice que descansen de sus trabajos (Ap 14,13) Así como sucedió en el arca de Noé, que fueron echados los animales que estaban dentro, e introducidos los que estaban fuera, así también en la Iglesia, retirándose Judas, entra el ladrón. Pero cuando alguien se aparta de la fe, en la Iglesia no hay amargura sino tristeza. Por esto Raquel, llorando a sus hijos, no quiso ser consolada (Jr 31 Mt 2) No es todavía el festín en que se beberá vino nuevo, y se cantará un nuevo himno por hombres nuevos cuando el cuerpo mortal se revestirá de la inmortalidad (1Co 15)

Beda. Al dirigirse Cristo al desierto de las naciones, una multitud de grupos de fieles le sigue, abandonando el lugar de su antigua vida.


MARCOS 6,35-44


6635 (Mc 6,35)

"Pero haciéndose ya muy tarde, se llegaron a El sus discípulos, y le dijeron: "Este es un lugar desierto, y ya es tarde: despáchalos a fin de que vayan a las alquerías y aldeas cercanas a comprar de comer". Mas El les respondió: "Dadles vosotros de comer"; y ellos le replicaron: "Vamos, pues, y bien es menester que gastemos doscientos denarios para comprar panes, si es que les habemos de dar algo de comer". Díjoles Jesús: "¿Cuántos panes tenéis? Id y miradlo". Habiéndolo visto, le dicen: "cinco y dos peces". Entonces les mandó que hiciesen sentar a todos sobre la yerba verde, divididos en cuadrillas, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta. Después, tomados los cinco panes y los dos peces, levantando los ojos al cielo los bendijo; y partió los panes y diolos a sus discípulos para que se los distribuyesen: igualmente repartió los dos peces entre todos. Y todos comieron y se saciaron. Y de lo que sobró recogieron los discípulos doce canastos llenos de pedazos de pan y de los peces. Y eso que los que comieron fueron cinco mil hombres". (vv. 35-44)

Teofilacto. Anteponiendo el Señor lo que es más útil, a saber, el alimento de la palabra de Dios, dio después también el corporal a aquella multitud de gente. A esta narración llega el evangelista diciendo: "Pero haciéndose ya muy tarde, se llegaron a El sus discípulos, y le dijeron: Este es un lugar desierto".

Beda. Las palabras hora multa significan la tarde, y por esto dice San Lucas: "Había empezado a declinar el día" (Lc 9,12)

Teofilacto. Observaremos cómo progresan los discípulos de Cristo en su caridad hacia los hombres; pues se acercan a Cristo compadecidos de aquella muchedumbre, para interceder por ella. Pero el Señor quiso ver si creían que su poder llegaba hasta dar de comer a tanta gente. "Mas El les respondió: Dadles vosotros de comer".

Beda. Diciendo esto, hace que los apóstoles partan el pan, a fin de que, sabiendo ellos que no había casi nada, fuese más notable la grandeza del milagro.

Teofilacto. Pero los discípulos le argumentaban como si El ignorase lo que les era necesario para dar de comer a semejante multitud de gentes; y así, responden turbados: "Iremos a comprar pan por doscientos denarios", etc.

San Agustín, De cons. Evang. , lib. 2, cap. 46. Felipe es el que, según San Juan (cap. 6) responde así; pero San Marcos, dice que fueron todos los discípulos los que respondieron de este modo, queriendo darnos a entender que contestó Felipe en nombre de todos los demás; aunque pudo poner el plural por el singular, según una costumbre muy frecuente. "Díjoles Jesús: ¿Cuántos panes tenéis? Id y miradlo". Los demás evangelistas omitieron este detalle. "Habiéndolo visto, le dicen: Cinco y dos peces". Lo que, según San Juan (cap. 6. ), dice Andrés de los cinco panes y dos peces, los otros evangelistas -poniendo el plural por el singular-, lo dicen de todos los discípulos. "Entonces les mandó que hiciesen sentar", etc. Que San Lucas diga que les mandaron echarse por grupos de cincuenta, y San Marcos que de cincuenta y de cien, esto nada significa, porque uno ha podido referirse a parte del hecho, y el otro a todo él; o lo que es lo mismo: el que dice por grupos de cien refiere lo que omite el otro.

Teofilacto. Con esto se da a entender que fueron separados en grupos, porque la frase según los grupos se repite en griego, y se traduce por grupos y grupos.

"Después, tomados los cinco panes", etc.

San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom. 49. Levantó los ojos al cielo, porque, recibiendo los judíos el maná en el desierto, osaron decir de Dios: "¿Por ventura podría Dios preparar una mesa en el desierto?" (Ps 77,20) Y, para que así no suceda, refiere al Padre lo que va a realizar antes de hacerlo.

Teofilacto. Mira también al cielo, para enseñarnos a pedir a Dios nuestro sustento, y no al diablo, como hacen los que se alimentan de trabajos censurables. Enseña igualmente a la gente de este modo que no es contrario a Dios, sino que le ruega. Da el pan a sus discípulos para que le repartan, a fin de que, teniéndole entre las manos, se vea el milagro sin ningún tipo de duda. "Y todos comieron -continúa- y se saciaron", etc. Quedaron doce cestas de pedazos, para que, llevando cada apóstol una de ellas, apareciese el milagro inefable. Y era -en efecto- obra de un poder superabundante, no sólo dar de comer a tantos hombres, sino hacer que además sobrara tanto. Porque aunque Moisés daba el maná, daba según la necesidad de cada uno, y el resto empezaba a hervir de gusanos (Ex 16) Igualmente Elías, alimentando a la viuda, le daba lo que le era necesario (1R 17) Pero Jesús, como Señor, obra sobreabundantemente.

Beda, in Marcum, 2, 26. En sentido místico, da de comer el Señor a la muchedumbre a la caída de la tarde, porque al acercarse el fin de los siglos, o cuando se ponga para nosotros el Sol de Justicia, seremos salvados de la enfermedad del hambre. Llama a los apóstoles a partir el pan, para enseñarles que han de alimentar diariamente nuestros corazones, que están en ayunas, con sus escritos y su ejemplo. Los cinco panes figuran los cinco libros de la Ley mosaica, y los dos peces los Salmos y los Profetas.

Teofilacto. O bien los dos peces son los escritos de los pescadores, esto es, las epístolas y el Evangelio.

Beda, in Marcum, 2, 26. Porque así como son cinco los sentidos del hombre exterior, los cinco mil que siguen al Señor son una figura de los que, viviendo todavía la vida del mundo, supieron usar bien de las cosas exteriores.

San Gregorio Magno, Moralia, 16, 23. Los diversos grupos de convidados significan las diferentes iglesias, que hacen una sola Iglesia católica. El descanso del jubileo se contiene misteriosamente en el número cincuenta, cuyo número repetido dos veces da cien. Se sientan a comer unos en número de cincuenta y otros de cien, porque antes se descansa de la obra mala, para que después descanse del todo el hombre en el conocimiento de Dios.

Beda, in Marcum, 2, 26. Comen el alimento del Señor sentados sobre el heno aquellos que, venciendo con la continencia toda concupiscencia, se consagran a oír y cumplir la palabra de Dios. No crea el Salvador alimentos nuevos, porque viniendo en la carne, no predica otra cosa que lo que se ha predicado; pero demuestra cuán llenos de los misterios de la gracia están los escritos de la ley y los profetas. Mira el cielo para enseñarnos que es allí donde debemos buscar la luz; parte el pan y se le da a sus discípulos para que le repartan entre las gentes, porque ha manifestado los misterios de la profecía a los santos doctores para que la prediquen por todo el mundo. Lo que sobra a las gentes lo toman los discípulos, porque no se han de abandonar los sagrados misterios, que no pueden comprender los hombres ignorantes, y que han de indagar los perfectos. Por las doce cestas se figuran los doce apóstoles y los doctores que han de seguirlos, llenas con los restos del alimento de salud, aunque despreciables por fuera a los ojos de los hombres, porque es sabido que en las cestas suelen llevarse las cosas de las que hay necesidad para el servicio.

Pseudo - Jerónimo. O bien se reunirán las doce cestas llenas con los restos, cuando se sienten los apóstoles sobre los tronos para juzgar a las doce tribus de Israel, que son los restos de Abraham, de Isaac y de Jacob, época en que será salvado el resto de Israel.


MARCOS 6,45-52


6645 (Mc 6,45-52)

Inmediatamente obligó a sus discípulos a subir en la barca para que pasasen antes que El al otro lado del lago, hacia Betsaida, mientras El despedía al pueblo. Así que les despidió retiróse a orar en el monte. Venida la noche, la barca estaba en medio del mar, y El solo en tierra. Desde donde viéndolos remar con gran furia (por cuanto el viento les era contrario) a eso de la cuarta vela de la noche vino hacia ellos caminando sobre el mar, e hizo ademán de pasar adelante. Mas ellos, como le vieron caminar sobre el mar, pensaron que era algún fantasma, y levantaron el grito; porque todos le vieron y se asustaron. Pero Jesús les habló luego, y dijo: "Buen ánimo; soy yo: no tenéis que temer". Y se metió con ellos en la barca, y cesó el viento. Y más se pasmaban en su interior pues que no habían hecho reflexión sobre el milagro de los panes; porque su corazón estaba aún ofuscado. (vv. 45-52)

Glosa. Con el milagro de los panes muestra el Señor que es el autor de todas las cosas; andando sobre las aguas nos hace ver que su cuerpo estaba libre del peso de todo pecado, y, calmando los vientos y sosegando la furia de las olas, que domina sobre los elementos. Por esto dice: "Inmediatamente obligó", etc.

Pseudo - Crisóstomo. Despidió al pueblo con su bendición y después de curar algunos, obligó, pues, a sus discípulos, porque no les era fácil separarse de El, ya por su extremado afecto hacia El, ya porque dudaban de cómo vendría hasta ellos.

Beda, in Marcum, 2, 27. Mas se dirá con razón cómo es que San Marcos refiere que, verificado el milagro de los panes, fueron los discípulos atravesando el mar a Betsaida, siendo así que parece decir que fue en el mismo Betsaida donde se realizó el milagro. Pero podemos entender que San Lucas dijo: "En el desierto", que es Betsaida, para designar, no el interior de la misma ciudad, sino los lugares desiertos pertenecientes a ella; y San Marcos dice: "Para que pasasen antes que El hacia Betsaida", en donde está dicha ciudad.

"Así que les despidió".

Pseudo - Crisóstomo. En este pasaje hay que considerar a Cristo sólo en cuanto a hombre. El nos enseña con esto a ser asiduos en la oración.

Teofilacto. Despedida la gente sube a orar, porque la oración exige reposo y silencio.

Beda, in Marcum, 2,28. No todo el que ora sube al monte, sino sólo el que ora bien y busca a Dios orando. El que en la oración pide riquezas, honores mundanos, o la muerte de su enemigo, quedándose en lo más bajo hace viles las preces que dirige a Dios. San Juan nos declara porqué el Señor despidiendo al pueblo subió a orar al monte, diciendo: "Por lo cual, conociendo Jesús que habían de venir para llevársele por fuerza, y levantarle por rey, huyóse El solo otra vez al monte" (Jn 6,15) "Venida la noche -prosigue- la barca estaba en medio del mar", etc.

Teofilacto. Permitió el Señor que peligrasen sus discípulos para que sufriesen en algo, y no los asistió en seguida, sino que los dejó en el peligro toda la noche, a fin de enseñarles a esperar con paciencia, y de que no se habituasen a recibir socorro inmediato en sus tribulaciones. "Y viéndolos remar con gran fatiga", etc.

Pseudo - Crisóstomo. La Sagrada Escritura divide la noche en cuatro vigilias, y a cada una de éstas en tres horas: la cuarta es la que sigue a las nueve, esto es, las diez o la hora siguiente.

"E hizo ademán de pasar adelante".

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,47. ¿Cómo pudieron entenderlo así, sino porque iba en sentido contrario? Quería El pasarles como si fueran extraños, puesto que no le reconocían juzgándole un fantasma. "Mas ellos, como le vieron caminar sobre el mar, pensaron que era algún fantasma", etc.

Teofilacto. Es de observar que cuando debía Cristo remediar los peligros que los amenazaban, les causa mayor temor, pero al punto los animó con su voz. "Pero Jesús -dice- les habló luego, y dijo: Buen ánimo, soy yo; no tenéis que temer".

San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom. 50. En el instante, pues, le conocieron por la voz y cesó su temor.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 47. ¿Por qué había de querer pasar adelante, confirmándoles así en su temor, sino para venir en su auxilio después de que gritando se manifestaron aterrados?

Beda, in Marcum, 2, 28. Teodoro Faraditano, obispo en otro tiempo, escribió que el Señor, según la carne no tenía peso específico, y que así había andado sobre el mar; pero la fe católica afirma lo contrario, como dice Dionisio Pseudo - Dionisio, de diuinis nominibus, 2. Ignoramos cómo sin mojarse los pies y teniendo peso natural anduvo sobre la sustancia húmeda e inconsistente.

Teofilacto. Con su entrada en la barca calmó el Señor después la tempestad: "Y se metió -dice- con ellos en la barca, y cesó al instante el viento". Gran milagro es ciertamente que el Señor ande sobre el mar; pero la tempestad y el viento contrario lo hicieron mayor todavía. Los apóstoles, pues, que no habían comprendido bien el poder de Cristo en el milagro de los cinco panes, ahora le conocen perfectamente en el milagro del mar. "Con lo cual -prosigue- quedaron mucho más asombrados; y es que no habían hecho reflexión", etc.

Beda, in Marcum, 2, 28. Admiraban en verdad los discípulos, aún carnales, la grandeza de tanta virtud, y no podían sin embargo, conocer todavía en El la verdad de la majestad divina. "Porque su corazón estaba aún ofuscado". En sentido místico, el trabajo de los discípulos remando y el viento contrario señalan los trabajos de la santa Iglesia, la cual entre las olas del siglo enemigo y el aliento de los espíritus inmundos se esfuerza por llegar al descanso de la patria celestial. Con razón, pues, se dice que la barca estaba en medio del mar, y El sólo en tierra, porque nunca ha sido afligida la Iglesia con tanta persecución de los gentiles; de modo que no parecía sino que su Redentor la había abandonado del todo. Pero ve el Señor a los suyos luchar en el mar, y para que no desfallezcan en las tribulaciones, los fortifica con una mirada de su misericordia, y algunas veces los libra del peligro de un modo manifiesto. Llega a ellos a la cuarta vigilia, al aproximarse el día, porque cuando el hombre eleva su espíritu a la luz del auxilio superior, encuentra allí al Señor, y amainan los peligros de las tentaciones.

Pseudo - Crisóstomo. O bien la primera vigilia es hasta el diluvio, la segunda hasta Moisés, la tercera hasta la venida del Señor y la cuarta cuando vino y habló a sus discípulos.

Beda, in Marcum, 2, 28. Muchas veces parece que el piadoso Cielo ha abandonado a los fieles que se hallan en tribulación; de modo que se podría juzgar que Jesús quiso pasar adelante de los discípulos que luchaban con el mar. Y aun hay herejes que juzgan que el Señor era un fantasma, y que no tomó de la Virgen carne verdadera.

Pseudo - Jerónimo. "Y les dijo: Buen ánimo; soy yo", porque le veremos tal como es. Cesó el viento y la tempestad al sentarse Jesús en la barca, para imperar en ella, como en la Iglesia universal.

Beda, in Marcum, 2, 28. Al punto que está en cualquier corazón por gracia de su amor, cesan las luchas promovidas por las pasiones, el mundo y los espíritus malignos.


MARCOS 6,53-56


6653 (Mc 6,53)

"Atravesando, pues, el lago, arribaron a tierra de Genesaret, y abordaron allí. Apenas desembarcaron, que luego fue conocido. Y recorriendo toda la comarca entera, empezaron (las gentes) a sacar en camillas a todos los enfermos, llevándolos a donde oían que paraba. Y doquiera que llegaba, fuesen aldeas, o alquerías, o ciudades, ponían los enfermos en las calles, suplicándole que les dejase tocar siquiera el ruedo de su vestido; y todos cuantos le tocaban quedaban sanos". (vv. 53-56)

Glosa. Después de haber expuesto el evangelista el peligro que habían corrido los discípulos en el mar, y cómo fueron salvados, refiere ahora a dónde llegaron, diciendo: "Atravesando, pues, el lago".

Teofilacto. Después de largo espacio de tiempo, arribó el Señor a dicho lugar; y por esto dice el evangelista: "Apenas desembarcaron, que luego fue conocido", es decir, por los habitantes.

Beda, in Marcum, 2, 28. Lo conocieron por su nombre, no por el rostro; o acaso lo conocieron muchos por la grandeza de sus milagros y por su rostro. Observemos cuánta era la fe de los hombres de la tierra de Genesaret, que no se contentan con tener ellos la salud, sino que avisan a otros pueblos de las inmediaciones, para que se apresuren a venir al médico. "Y recorriendo toda la comarca entera, empezaron las gentes a sacar en andas", etc.

Teofilacto. No le invitaban a que fuese a curar a las casas, sino que le llevaban ellos mismos los enfermos. "Y donde quiera que llegaba, fuesen aldeas, o casas de campo", etc. El milagro de la mujer del flujo de sangre había llegado a oídos de muchos, y les inspiraba mucha fe, por la cual sanaban.

Beda, in Marcum, 2, 28. En sentido místico, debemos entender por la franja de su vestido el menor de sus preceptos, porque el que lo quebrante será llamado el menor en el reino de los cielos; o el asumir nuestra carne, por lo que tenemos acceso al Verbo de Dios, y gozaremos después de su Majestad.

Pseudo - Jerónimo. Lo que sigue: "Y todos los que le tocaban quedaban curados", se cumplirá cuando cese el gemido.


MARCOS 7,1-13


6701 (Mc 7,1-13)

Acercáronse a Jesús los fariseos y algunos de los escribas conocidos de Jerusalén. Y habiendo observado que algunos de sus discípulos comían con manos inmundas, esto es, sin habérselas lavado, se lo vituperaron. Porque los fariseos, como todos los judíos, nunca comen sin lavarse a menudo las manos, siguiendo la tradición de sus mayores; y si han estado en la plaza, no se ponen a comer sin lavarse primero: y observan (muy escrupulosamente) otras muchas ceremonias, que han recibido por tradición, como las purificaciones (o lavatorios) de los vasos, de las jarras, de los utensilios de metal y de los lechos. Preguntábanle, pues, los escribas y fariseos: "¿Por qué razón tus discípulos no se conforman con la tradición de los antiguos, sino que comen sin lavarse las manos?" Mas Jesús les dio esta contestación: "Oh hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías en lo que dejó escrito: Este pueblo me honra con los labios; pero su corazón está bien lejos de mí. En vano, pues, me honran, enseñando doctrinas y ordenanzas de hombres. Porque vosotros, dejando el mandamiento de Dios, observáis con escrupulosidad la tradición de los hombres en lavatorios de jarros y de vasos, y en otras muchas cosas semejantes que hacéis". Y añadíales: "Bellamente destruís el precepto de Dios, por observar vuestra tradición. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre (asistiéndolos en todo); y quien maldijere al padre o a la madre muera sin remedio. Vosotros, al contrario, decís: Si uno dice a su padre o a su madre cualquier corbán, esto es el don, que yo ofrezco a Dios por mí, cederá en tu provecho, queda con esto desobligado de hacer más en favor de su padre o de su madre: aboliendo así la palabra de Dios por una tradición inventada por vosotros mismos; y a este tenor hacéis otras muchas cosas". (vv. 1-13)

Beda, in Marcum, 2, 29. Los hombres de la tierra de Genesaret, que parecían menos instruidos, no vienen solos, sino que llevan sus enfermos al Señor, para poder siquiera tocar la franja de su vestido. Pero los fariseos y escribas, que debieran ser los doctores del pueblo, acuden al Señor, no para buscar la salud, sino para promover controversias. "Acercáronse a Jesús los fariseos", etc.

Teofilacto. Los discípulos del Señor, que habían aprendido a hacer sólo la virtud, comían sin haberse lavado las manos; y queriendo los fariseos encontrar un pretexto, aprovecharon esta ocasión; y no los reprocharon por trasgresores de la ley, sino por trasgresores de las tradiciones de sus mayores. "Porque los fariseos, como todos los judíos, nunca comen sin lavarse a menudo las manos, siguiendo la tradición de sus mayores".

Beda, in Marcum, 2, 29. Habían recibido en un sentido material las palabras espirituales de los profetas, que se referían a la corrección del espíritu y del cuerpo, diciendo: "Lavaos y sed puros" (Is 1,16); y: "Purificaos los que lleváis los vasos del Señor" (Is 52,11), y observaban solamente estos preceptos lavándose el cuerpo. Por tanto, es necia la tradición de lavarse varias veces para comer, habiéndolo hecho ya una vez, y de no comer nada sin hacer antes estas purificaciones. Pero es necesario para los que desean participar del pan que baja del cielo, el purgar con frecuencia sus obras con limosnas, lágrimas y los demás frutos de justicia. Necesario es igualmente purificar bajo la acción incesante de los buenos pensamientos y obras las manchas que podamos contraer en los cuidados temporales de los negocios. Así, pues, inútilmente se lavan las manos los judíos y se purifican exteriormente mientras no lo hagan en la fuente del Salvador. En vano purifican sus vasos, siendo así que descuidan el lavar las verdaderas manchas de sus cuerpos, esto es, las del espíritu.

"Preguntábanle, pues, los escribas y fariseos: ¿Por qué razón tus discípulos no se conforman con la tradición de los antiguos, sino que comen sin lavarse las manos?".

San Jerónimo, in Matthaeum, 15. ¡Admirable ceguedad de los fariseos y escribas! Objetan al Hijo de Dios, porque no observan las tradiciones y preceptos de los hombres. La palabra latina commune se pone aquí con la significación de inmundo. El pueblo judío, considerándose parte de Dios, llama comunes ciertos platos de que usan todos, como las ostras, la carne de puercos, las liebres y otros semejantes.

Pseudo - Jerónimo. El Señor destruye el aullido de los soberbios fariseos, como con un arma de dos filos; esto es, con la increpación de Moisés y de Isaías, para que venzamos a los repugnantes herejes con la palabra de la Escritura. "Mas Jesús -dice- les dio esta respuesta: Oh hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías en lo que dejó escrito: Este pueblo me honra con los labios; pero su corazón está bien lejos de mí".

Pseudo - Crisóstomo. Como no era de trasgresión de la ley, sino de las tradiciones de los antiguos de lo que acusaban injustamente a los discípulos, los humilla llamándolos hipócritas, por que recomendaban con cierto respeto lo que no convenía. Añade la palabra de Isaías como dirigida a ellos, y que viene a decir: Así como aquellos de quienes se dice que honran a Dios con los labios, pero que tienen bien lejos de El su corazón, se jactan en vano de observar las reglas de la piedad, no observando sino las doctrinas de los hombres, así vosotros, que abandonáis el mal interior que puede curarse, acusáis a los que respetan la justicia.

Pseudo - Jerónimo. La tradición farisaica de las mesas y los vasos debe ser abandonada y olvidada, porque muchas veces las tradiciones de los hombres roban su lugar a los preceptos de Dios. "Porque vosotros -continúa- dejando el mandamiento de Dios, observáis con escrupulosidad la tradición de los hombres en lavatorios de jarros", etc.

Pseudo - Crisóstomo. Para probarles que no han guardado respeto a Dios por la tradición de los antiguos, que se opone a las Divinas Escrituras, añade: "Porque Moisés dijo: Honra a tu padre", etc.

Beda, in Marcum, 2, 29. El modo de honrar -según las Escrituras- no consiste tanto en las muestras que deben darse de respeto, cuanto en los tributos y presentes que deben hacerse. "Honra -dice el Apóstol- a las viudas que verdaderamente lo son" (1Tm 5,3)

Pseudo - Crisóstomo. Existiendo, pues, esta ley divina, y siguiendo a los ministros transgresores de ella, violáis vosotros por leve causa el precepto divino, observando la tradición de los antiguos. "Vosotros, al contrario, decís: Si uno dice a su padre o a su madre cualquier Korbán"; es decir, el don, que yo ofrezca a Dios por mí no podrá ser usado en tu provecho, quedará libre de los preceptos dados antes. "Queda con esto desobligado de hacer más a favor de su padre", etc.

Teofilacto. Queriendo los fariseos comerse las ofrendas, habían instruido a los hijos, cuando tenían algún dinero, para que, si se lo pedían sus padres, les contestasen: Korbán; esto es, el don que me pedís se lo ofrecí ya al Señor. Con ello evitarían que volvieran a pedirles lo ofrecido al Señor en provecho de la salud de los mismos padres. De este modo engañaban a los hijos, y los inducían a faltar a sus padres, para poder ellos devorar las ofrendas. Esto es lo que el Señor les reprocha, pues quebrantaban la ley divina por el lucro. "Aboliendo así -dice- la palabra de Dios por una tradición", etc. "Y a este tenor hacéis otras muchas cosas"; es decir, quebrantáis los preceptos de Dios, y observáis las tradiciones de los hombres.

Pseudo-Crisóstomo. Se puede decir también que los fariseos enseñaban a los jóvenes que, si alguno hacía ofrendas a Dios por las faltas cometidas contra el padre o la madre, quedaba inmune, puesto que daba a Dios lo que se debe al padre; y de este modo impedían que fuesen honrados los padres.

Beda, in Marcum, 2, 29. En buenos términos esto significa: La ofrenda que hago te aprovechará. Obligáis -dice- a los hijos a que digan a sus padres: Lo que había de ofrecer a Dios lo empleo en vuestro alimento; que os sirva, oh padres, de provecho. Es como si dijeran: Esto no os aprovechará. De este modo, temiendo recibir lo que veían destinado a Dios, preferían pasar una vida miserable a comer lo consagrado al Señor.

Pseudo-Jerónimo. En sentido místico, el comer los discípulos sin haberse lavado las manos, significa la futura comunión de las naciones. Y la ablución y la purificación farisaica es estéril, en tanto que la comunicación apostólica sin ablución extiende sus ramas hasta el mar.


MARCOS 7,14-23


6714 (Mc 7,14)

"Entonces, llamando de nuevo la atención del pueblo, les decía: "Escuchadme todos, y entendedlo bien. Nada de afuera que entra en el hombre puede hacerle inmundo; mas las cosas que proceden (o salen) del hombre, ésas son las que dejan mácula en el hombre. Si hay quien tenga oídos para oír esto, óigalo (y entiéndalo)". Después que se hubo retirado de la gente, y entró en casa, sus discípulos le preguntaban la significación de esta parábola. Y El les dijo: "¡Qué! ¿También vosotros tenéis tan poca inteligencia? ¿Pues no comprendéis que todo lo que de fuera entra en el hombre no es capaz de contaminarle? Supuesto que nada de esto entra en su corazón, sino que va a parar en el vientre, de donde le sale con todas las heces de la comida, y se echa en lugares secretos. Mas las cosas, decía, que salen del corazón del hombre, ésas son las que manchan al hombre. Porque de lo interior del corazón del hombre es de donde proceden los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las malicias, los fraudes, las deshonestidades, la envidia y mala intención, la blasfemia o maledicencia, la soberbia, la estupidez (o la sinrazón) Todos estos vicios proceden del interior, y ésos son los que manchan al hombre"". (vv. 14-23)

Pseudo-Crisóstomo. No considerando los judíos más que la purificación corporal, según la ley, y protestando contra esto, quiere el Señor introducir lo contrario. "Entonces, llamando de nuevo la atención del pueblo, les decía: Escuchadme", etc. "Nada de afuera que entra en el hombre puede hacerlo impuro, mas la cosas que proceden o salen del hombre, esas son las que dejan mácula en el hombre", es decir, lo hacen impuro. Las cosas que son de Cristo se consideran, pues, que entran en el hombre; pero las que son de la ley se juzga que salen de él, y a éstas es a las que como corporales debía dar fin en breve la Cruz de Cristo.

Teofilacto. El Señor dice esto queriendo hacer ver a los hombres que las observaciones que da la ley sobre los alimentos se deben entender en sentido espiritual; por ello empieza a explicarles la intención de la ley.

Pseudo-Crisóstomo, vict. ant. e cat. in Marcum. Añade, pues: "Si hay quien tenga oídos para oír esto, óigalo". No declaraba de un modo terminante qué cosas eran las que procedían del hombre y las que lo manchaban, y por esto creyeron los apóstoles que lo dicho antes por el Señor significaba algo más profundo. "Después que se hubo apartado de la gente, y entró en casa, sus discípulos le preguntaban la significación de esta parábola", etc. , pues llamaban a la parábola un discurso no claro.

Teofilacto. El Señor, los increpa primero: "Y El les dijo: ¡Qué! ¿También vosotros tenéis tan poca inteligencia?"

Beda, in Marcum, 2, 29. Es mal oyente quien quiere entender lo oscuro como claro, y viceversa.

Teofilacto. Después el Señor manifiesta lo que estaba oculto, diciendo: "¿Pues no comprendéis que todo lo que de afuera entra en el hombre no es capaz de contaminarle?"

Beda, in Marcum, 2, 29. Jactándose los judíos de tener parte con Dios, llamaban ordinarios a los alimentos que consumen todos los hombres, como las ostras, las liebres y otros parecidos. Pero si el lector prudente pregunta ¿por qué no comemos de lo ofrecido a los ídolos?, debe tener en cuenta que lo ofrecido a los ídolos no es impuro por sí mismo.

Beda. Como alimento, es hechura de Dios. Pero le hace impuro la invocación a los ídolos y demonios. Y dice la causa añadiendo: "Puesto que nada de esto entra en su corazón". Según Platón el lugar principal del alma está en el cerebro, pero según Cristo, es en el corazón donde reside.

Glosa. Dice en el corazón1 , esto es, en el entendimiento, que es la parte principal del alma, de la que depende toda la vida del hombre. Por él se ha de estimar al hombre como puro o impuro, y así, resulta que lo que a él no llega no puede contaminar al hombre. Por su naturaleza los alimentos no pueden manchar al hombre, porque no llegan al espíritu; pero el uso desordenado de los alimentos, que proviene del desorden del espíritu, pertenece a la impureza de éste. En lo que sigue demuestra que los alimentos no llegan al espíritu: "Sino que va a parar en el vientre, de donde sale con todas las heces", etc. Dice esto para que no se crea que todo el alimento queda en el cuerpo; puesto que queda lo que es necesario para su nutrición y desarrollo y sale lo que es superfluo, como una especie de depuración del alimento que queda.

San Agustín, de diversis quaestionibus octoginta tribus liber, q. 73. Ciertas cosas llegan a nosotros para transformarse y transformarnos: así el alimento, perdiendo su naturaleza, se convierte en nuestro cuerpo, y nosotros lo transformamos en fuerza una vez restaurados por él.

Beda. Los alimentos no hacen impuros a los hombres, sino la malicia, que es la causa de las pasiones procedentes del interior. "Mas las cosas, decía, que salen del corazón del hombre", etc.

Glosa. La razón la explica añadiendo: "Porque de lo interior del corazón del hombre es de donde proceden los malos pensamientos". Es patente que los malos pensamientos pertenecen al espíritu, que aquí se llama corazón, según el cual es llamado el hombre bueno o malo, puro o impuro.

Beda. Esto sirve de respuesta a los que juzgan que los malos pensamientos tienen su origen en el diablo y no en nuestra propia voluntad. El diablo puede instigar y ayudar a los malos pensamientos, pero no puede ser su autor.

Glosa. De los malos pensamientos proceden las demás acciones malas: los adulterios, que consisten en la violación del lecho ajeno; las fornicaciones, que son las uniones ilícitas de personas no unidas por los lazos del matrimonio; los homicidios, cuando se priva de la vida al prójimo; los hurtos, cuando se le quita lo suyo; las avaricias, cuando se retiene algo injustamente; las malicias, cuando se calumnia al prójimo; los fraudes, cuando se le engaña; las deshonestidades, que son toda corrupción del espíritu y del cuerpo.

Teofilacto. La envidia, esto es, el odio y la adulación, porque el que odia tiene envidia y mala intención contra quien es objeto de su odio, y el adulador conduce al mal a su prójimo, no viendo lo que le conviene; las blasfemias, esto es, las injurias a Dios; la soberbia o menosprecio de Dios, puesto que por ella no atribuimos a Dios lo bueno que hacemos, sino a nuestra virtud; la necedad, o la injuria al prójimo.

Glosa. La necedad consiste en no pensar bien de Dios, puesto que es contraria a la sabiduría, que es el conocimiento de las cosas divinas. Y sigue: "Todos estos vicios proceden del interior, y esos son los que manchan al hombre". Al hombre se le imputa sólo aquello que consiste en su voluntad: tales son las cosas que proceden de la voluntad interior, por la que el hombre es dueño de sus actos.


Catena aurea ES 6617