Catena aurea ES 7213


MARCOS 12,18-27


7218 (Mc 12,18-27)

Vinieron después a encontrarle los saduceos, que niegan la resurrección, y le propusieron esta cuestión: "Maestro, Moisés nos dejó ordenado por escrito que, si el hermano de uno muere dejando a su mujer sin hijos, éste se case con la viuda, para que no falte a su hermano descendencia. Esto supuesto, eran siete hermanos: el mayor se casó, y vino a morir sin hijos: con eso el segundo se casó con la viuda; pero murió también sin dejar sucesión. Del mismo modo el tercero. En suma, los siete sucesivamente se casaron con ella, y ninguno tuvo hijos. Al cabo murió la mujer la última de todos. Ahora, pues, en el día de la resurrección, cuando resucite, ¿de quién de éstos será mujer? Porque ella lo fue de todos siete". Jesús en respuesta les dijo: "¿No veis que habéis caído en error por no entender las Escrituras, ni el poder de Dios? Porque cuando habrán resucitado de entre los muertos, ni los hombres tomarán mujeres, ni las mujeres maridos, sino que serán como los ángeles, que están en los cielos. Ahora, sobre que los muertos hayan de resucitar, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, cómo hablando con él Dios en la zarza, le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? Y en verdad que Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Luego estáis vosotros en un grande error". (vv. 18-27)

Glosa. Después que evitó el Señor sabiamente la astuta tentación de los fariseos, nos muestra de qué modo ha confundido también a los tentadores saduceos. "Vinieron después, dice, a encontrarle los saduceos", etc.

Teofilacto. Llamábanse saduceos los de una secta herética de los judíos, la cual negaba la resurrección y la existencia de los ángeles y espíritus. Estos, pues, vinieron a Jesús, y elaboraron engañosamente cierta historia, por la cual querían demostrar que la resurrección no se había verificado ni se verificaría. "Y le propusieron esta cuestión: Maestro", etc. En su narración dan siete maridos a esta mujer, para hacer más difícil la resurrección.

Beda. Idean este relato para tachar de locos a los que creen en la resurrección de la carne, porque alguna vez pudo suceder esto entre ellos.

Pseudo-Jerónimo. En sentido místico, esta mujer estéril, que murió sin dejar ningun hijo de sus siete maridos, ¿qué otra cosa significa que la sinagoga judía abandonada por el Espíritu de las siete formas de los siete patriarcas, que no le dejaron el descendiente de Abraham, Jesucristo? Porque aunque el Niño haya nacido en Judea (Is 19), fue dado, no obstante, a las naciones. Aquella mujer había muerto para Cristo, y no había de unirse en la resurrección a ninguno de los siete patriarcas. El número siete expresa la perfección total, de tal modo que lo contrario de lo expuesto es lo que dice Isaías: "Tomarán siete mujeres a un hombre" (Is 4,1), esto es, siete iglesias, las cuales, amadas, corregidas y educadas por el Señor, le adoran en una sola fe. "Jesús en respuesta les dijo: No veis que habéis caído en error", etc.

Teofilacto. Es como si dijera: vosotros no entendéis cuál es la resurrección que anuncia la Escritura, porque creéis que los cuerpos en la resurrección han de ser lo que son ahora, y no será así. Por tanto, no conocéis la Escritura. Pero también ignoráis el poder divino, porque consideráis esto difícil, y decís: ¿Cómo podrán juntarse los miembros separados y volver a ellos el espíritu? Pero esto no es nada con respecto al poder divino. "Porque cuando habrán resucitado de entre los muertos, dice, ni los hombres tomarán mujeres, ni las mujeres maridos", etc. Es como si dijera: la restauración de la vida será divina y angélica, y no seremos entregados más a la corrupción, permaneciendo siempre los mismos. Por esto no habrá ya matrimonio, puesto que lo hay ahora por la corrupción para que, multiplicándose, no desaparezca el género humano. Seremos entonces como los ángeles, que, aunque sin sucesión nupcial, no desaparecen.

Beda. Es de advertir que la traducción latina no corresponde a la frase griega, porque nubere en latín se dice propiamente de las mujeres que se casan, y uxorem ducere de los hombres; pero nosotros debemos entender simplemente nubere de los hombres y nubi de las mujeres, según está escrito.

Pseudo-Jerónimo. Así, pues, se equivocan al no entender las Escrituras, porque en la resurrección serán los hombres como los ángeles de Dios, es decir, que ninguno morirá ni nacerá allí, ni habrá allí niños ni viejos.

Teofilacto. Y se engañan además por no entender las Escrituras, ignorando cómo puede probarse por ellas la resurrección de los muertos. "Ahora, sobre que los muertos, continúa, hayan de resucitar, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, cómo hablando con él Dios en la zarza?", etc.

Pseudo-Jerónimo. Digo en la zarza, a la que sois semejantes, porque ardía sin que se consumieran sus espinas, y a semejanza suya las vuestras, que han germinado bajo la maldición, no pueden ser consumidas por el fuego de mi palabra que os inflama.

Teofilacto. Dijo, pues: "Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob", que equivale a decir: Dios de los vivos. Y añade: "Y en verdad que Dios no es Dios de muertos, sino de vivos". No dijo, pues: Yo fui, sino: Yo soy, porque habla con seres que existen y están presentes. Pero acaso dirá alguno que Dios habló así refiriéndose sólo al espíritu y no al cuerpo de Abraham. A esto diremos que por Abraham se refiere al cuerpo y al espíritu, de modo que Dios sea Dios del cuerpo, y el cuerpo viva en Dios, esto es, según el orden establecido por Dios.

Beda. O también porque, una vez probada la permanencia del espíritu después de la muerte, y no pudiendo ser Dios de muertos, sino de vivos, seguía como consecuencia la resurrección de los cuerpos, que con el espíritu obraron el bien y el mal.

Pseudo-Jerónimo. Cuando dice: "Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob", nombrando tres veces la palabra Dios, anunció la Trinidad. Cuando dice: "Dios no es Dios de muertos", no nombrándole más que una sola vez, significó una sola sustancia. Viven, pues, los que conquistan para sí la porción que han elegido, y mueren los que la perdieron. "Luego estáis vosotros, dice, en un grande error".

Glosa. Porque contradecían a las Escrituras, y derogaban algo del poder de Dios.


MARCOS 12,28-34

7228 (Mc 12,28)

Uno de los escribas que había oído esta disputa, viendo lo bien que les había respondido, se arrimó, y le preguntó cuál era el primero de todos los mandamientos. Y Jesús le respondió: "El primero de todos los mandamientos es éste: Escucha, oh Israel, el Señor Dios tuyo es el solo Dios; y así amarás al Señor Dios tuyo con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas. Este es el mandamiento primero. El segundo, semejante al primero es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento que sea mayor que éstos". Y el escriba le dijo: "Maestro, has dicho bien y con toda verdad, que Dios es uno solo, y no hay otro fuera de El; y que el amarle de todo corazón y con todo el espíritu, y con toda el alma, y con todas las fuerzas, y al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios". Viendo Jesús que el letrado había respondido sabiamente, díjole: "No estás lejos del reino de Dios". Y ya nadie osaba hacerle más preguntas. (vv. 28-34)

Glosa. Después que refutó el Señor a los fariseos y saduceos que le tentaban, se nos dice cómo satisfizo una pregunta de un escriba. "Uno de los escribas que había oído esta disputa, viendo lo bien", etc.

Pseudo-Jerónimo. ¿Pues qué duda ha de haber sobre esto, sino la que es común a todos los letrados por la diversidad de mandatos que se prescriben en el Exodo (cap. 20), en el Levítico (cap. 26) y en el Deuteronomio (cap. 4)? De aquí que conteste, no con uno, sino con dos mandamientos, con los cuales alimenta nuestra infancia como a los pechos de nuestra madre. Y dice: "El primero de todos los mandamientos es éste: Escucha, oh Israel, el Señor Dios tuyo es el solo Dios". Llama a éste el primero y principal de todos los mandamientos, es decir, que debemos ante todo poner en el fondo de nuestro corazón como único fundamento de la piedad el conocimiento y la confesión de la unidad divina con la práctica de las buenas obras, que se perfeccionan en el amor a Dios y al prójimo. Y añade: "Y amarás al Señor Dios tuyo", etc.

Teofilacto. Observemos cómo enumera todas las fuerzas del alma: pone en primer lugar la del alma animal diciendo: "Con toda tu alma". A ella pertenece la ira y el deseo, los que quiere que sacrifiquemos al divino amor. Hay otra fuerza que se llama natural, a la que corresponde la nutrición y el desarrollo, y que toda entera debemos dar también al Señor. Por esto dice: "Con todo tu corazón". Hay una fuerza racional, que se llama mente, y que debemos dar también toda entera a Dios.

Glosa. "Y con todas tus fuerzas", añade. En esto se refiere a las fuerzas corporales.

"El segundo, semejante al primero, es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo".

Teofilacto. Dice: "semejante al primero", porque estos dos mandamientos están vinculados el uno con el otro, y pueden intercambiarse entre sí, puesto que el que ama a Dios ama sus obras, y debe por consiguiente amar a todos los hombres. Recíprocamente, el que ama al prójimo, que con frecuencia es causa de tropiezo, con mucha más razón debe amar a Aquél de quien siempre está recibiendo beneficios. Por tanto, y a causa de la correspondencia de estos mandamientos, añade: "No hay otro mandamiento que sea mayor que éstos".

"Y el escriba, continúa, le dijo: Maestro, has dicho bien y con toda verdad", etc.

Beda. Al decir: "Vale más que todos los holocaustos y sacrificios", manifiesta que entre los escribas y fariseos se trataba muchas veces la grave cuestión de cuál era el mandamiento primero o el principal de la ley divina. En efecto, unos decían que el ofrecer panes ázimos y sacrificios, y otros que el hacer obras de fe y de caridad. Estos últimos se fundaban en que muchos de los padres anteriores a la ley habían agradado a Dios con obras tanto de fe como de caridad. Y este escriba declara que así era como él pensaba.

"Viendo Jesús que había respondido sabiamente, díjole: No estás lejos del reino de Dios".

Teofilacto. No declara por esto que fuera perfecto, porque no dice estás dentro del reino de los cielos, sino no estás lejos del reino de Dios.

Beda. Y no estaba lejos del reino de Dios, porque manifiestamente profesaba la doctrina que es propia del Nuevo Testamento y de la perfección evangélica.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,73. Y no debe chocarnos que diga San Mateo que fue el escriba a preguntar al Señor para tentarle, porque pudo suceder que, aunque fuera con tal intención, se corrigiera con la respuesta del Señor. O quizá, aunque tuviera esta intención, no fuera la del que con malicia se propone engañar a su enemigo, sino más bien la del que con prudencia pretende esclarecer algo que le resulta oscuro.

Pseudo-Jerónimo. O bien: no está lejos el que viene con gran prisa, porque más lejos está del reino de Dios la ignorancia que la ciencia. Por eso dijo a los saduceos: "¿No veis que habéis caído en un error por no entender las Escrituras, ni el poder de Dios? Y ya nadie osaba hacerle más preguntas".

Beda. Después de haber sido refutados, no le preguntan más, pero le prenden descaradamente y le entregan a la potestad romana. Esto nos enseña que podemos vencer a la envidia venenosa, pero que es difícil apagarla.


MARCOS 12,35-37

7235 (Mc 12,35-37)

Y enseñando y razonando después Jesús en el templo, decía: "¿Cómo dicen los escribas que el Cristo o Mesías es hijo de David? Siendo así que el mismo David inspirado del Espíritu Santo dice, hablando del Mesías: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta tanto que yo haya puesto a tus enemigos por tarima de tus pies. Pues si David le llama su Señor, ¿de dónde o cómo es su hijo?" Y el numeroso auditorio le oía con gusto. (vv. 35-37)

Teofilacto. Como que Cristo había de llegar a la pasión, corrige la falsa opinión de los judíos que decían que era Hijo de David, pero no su Señor. "Y respondiendo Jesús decía, enseñando en el templo".

Pseudo-Jerónimo. Habla así en público, para que no tengan excusa alguna. "¿Cómo dicen los escribas que el Cristo o Mesías es hijo de David?".

Teofilacto. Cristo, pues, manifiesta que El es el Señor, conforme a lo que dijo David: "Siendo así que el mismo David inspirado del Espíritu Santo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra" (Ps 109,1)1. s como si dijese: No podéis decirme que haya hablado así David sin la gracia del Espíritu Santo, sino que en el Espíritu Santo le llamó Señor. Que sea su Señor se manifiesta en lo que sigue: "Hasta tanto que yo haya puesto a tus enemigos por tarima de tus pies". Y en efecto: eran enemigos de Cristo aquéllos a quienes Dios Padre puso por tarima suya. Y que los sometiese el Padre no significa falta de fuerza en el Hijo, sino la unidad de naturaleza por la que el uno obra en el otro. Así que el Hijo somete sus enemigos al Padre, porque le glorifica en la tierra (Jn 17,4)

Glosa. Así concluye el Señor esta confusa cuestión, porque de las citadas palabras de David se desprende que Cristo es su Señor, y de las de los escribas que es Hijo de David. Ambas cosas se expresan en estas palabras: "Pues si David le llama su Señor ¿por dónde y cómo es su Hijo?"

Beda. Esta pregunta de Jesús nos sirve todavía hoy para rebatir a los judíos. A los que de entre ellos confiesan que ha de venir el Cristo, pero consideran a Jesús sólo como un simple y santo varón de la raza de David, instruidos por el Señor preguntémosles: ¿cómo es que, si no es más que un simple hombre y solamente Hijo de David, le llama éste su Señor en el Espíritu Santo? Lo que se les reprocha, pues, no es que le llamen Hijo de David, sino que no le crean Hijo de Dios.

"Y el numeroso auditorio le oía con gusto".

Glosa. Porque veían que contestaba y preguntaba sabiamente.


MARCOS 12,38-40


7238 (Mc 12,38)

Y decíales en sus instrucciones: "Guardaos de los escribas que hacen gala de pasearse con vestidos rozagantes, y de ser saludados en la plaza, y de ocupar las primeras sillas en las sinagogas y los primeros asientos en los convites: que devoran las casas de las viudas con el pretexto de que hacen por ellas largas oraciones. Estos serán castigados con más rigor". (vv. 38-40)

Pseudo-Jerónimo. Refutados los escribas y fariseos, quema como con fuego estos áridos modelos: "Y decíales en sus instrucciones: Guardaos de los escribas que hacen gala de pasearse con vestidos rozagantes".

Beda, in Marcum 3,42. Con estas palabras los acusa de presentarse en público con ricos vestidos, pecado del que vemos reprochado entre otros a aquel rico que tenía cada día espléndidos banquetes (Lc 16)

Teofilacto. Se paseaban con magníficos vestidos pretendiendo recibir honor por ello, y del mismo modo apetecían otras cosas que llevan a la vanagloria. "Y quieren ser saludados, dice, en la plaza, y ocupar las primeras sillas en las sinagogas y los primeros asientos en los convites".

Beda, in Marcum 3,42. Es de notar que no prohíbe que sean saludados en la plaza, ni que ocupen los primeros asientos aquéllos a quienes corresponde por su oficio, sino que previene a los fieles que deben guardarse, como de hombres malos, de los que aman desordenadamente estos honores, séanles o no debidos, condenando, no los honores, sino el que se busquen. Y no carecen de culpa los que desean ser llamados maestros de la sinagoga en la cátedra de Moisés y se mezclan en los pleitos judiciales. Con doble razón, pues, nos manda precavernos contra los que ambicionan la vanagloria, para que no nos seduzca su ejemplo, juzgando bueno lo que hacen, y para que no nos lleve la emulación al deseo de gozar los falsos bienes que ellos ostentan.

Teofilacto. Estas palabras son también una enseñanza especial para los Apóstoles, a fin de que no anden en tratos con los escribas, sino que procuren hacer lo que El mismo hace. De este modo los declara maestros de los demás, puesto que los ha hecho maestros de lo que se debe hacer en la vida.

Beda, in Marcum 3,42. Pero no sólo buscan la alabanza de los hombres, sino también sus riquezas. Por esto dice: "Que devoran las casas de las viudas con el pretexto de que hacen por ellas largas oraciones". Así, pues, fingiendo ser justos y ofreciendose como sus abogados en el juicio futuro, tales hombres no dudan en recibir el dinero de los que sienten turbada su conciencia por sus pecados. Y como el pobre que suele obtener mayor limosna implorando, más se desvelan y pernoctan rezando, para apoderarse de la limosna destinada al necesitado.

Teofilacto. Iban los escribas a estas mujeres, que no tenían maridos que las protegieran, y declarándose sus protectores, las engañaban hipócritamente con el pretexto de la oración y con demostraciones de respeto. De igual modo se conducían en casa de los ricos. "Estos serán castigados con más rigor", es decir, con más rigor que los demás judíos.


MARCOS 12,41-44


7241 (Mc 12,41-44)

Estando Jesús una vez sentado junto al arca de las ofrendas, estaba mirando cómo la gente echaba dinero en ella, y muchos ricos echaban grandes cantidades. Vino también una viuda pobre, la cual metió dos pequeñas monedas, que hacenun maravedí. Entonces, convocando a sus discípulos, les dijo: "En verdad os digo que esta pobre viuda ha echado más en el arca que todos los otros. Por cuanto los demás han echado algo de lo que les sobraba; pero ésta ha dado de su misma pobreza todo lo que tenía, todo su sustento". (vv. 41-44)

Beda, in Marcum 3,42. El Señor, que nos había aconsejado que nos guardásemos del deseo de la primacía y de la vanagloria, somete a cierto examen también a los que llevan ofrendas a la casa de Dios. "Estando Jesús, dice, sentado junto al arca de las ofrendas, estaba mirando cómo la gente echaba dinero en ella". El arca de las ofrendas se dice en griego gazophylacio, palabra compuesta de phylaxae (fulax), que significa guardar, y de gaza, que en lengua persa significa riquezas. Por ello que suele llamarse gazo-phylacium el lugar en que se guardan las riquezas, aplicándose este nombre igualmente al arca, en la que se echaba lo destinado para el servicio del templo, y al pórtico, en que ésta estaba ubicada. Un ejemplo de estos pórticos nos ofrece el Evangelio: "Estas palabras dijo Jesús en el gazofylacio, enseñando en el templo" (Jn 8,20) Y en el libro de los Reyes dice: "Y el Pontífice Joiada llevó un gazofylacio" (2R 12,9)

Teofilacto. Era, pues, laudable costumbre entre los judíos que los que tenían y querían hacer alguna ofrenda la depositasen en el gazophylacio, y esto servía para el sustento de los sacerdotes, de los pobres y las viudas. "Y muchos ricos echaban grandes cantidades". Mientras que muchos hacían esto, llegó una viuda. Esta manifestó su piedad con una ofrenda proporcionada a sus fuerzas. "Vino también, prosigue, una viuda pobre, la cual metió dos pequeñas piezas del valor de un cuadrante".

Beda, in Marcum 3,42. En el cálculo se llama le cuadrante a la cuarta parte de una cosa, sea un espacio, tiempo o moneda. Aquí tal vez se expresa con esa palabra la cuarta parte de un siclo, es decir, cinco óbolos. "Entonces convocando a sus discípulos, les dijo: En verdad os digo que esta pobre viuda ha echado más en el arca que todos los otros". Porque Dios no valora la ofrenda en sí, sino la intención del que la hace. Tampoco considera tanto la cantidad que se da, sino la parte que de todo lo poseído se separa. Por eso sigue: "Por cuanto los demás han echado algo de lo que les sobraba; pero ésta", etc.

Pseudo-Jerónimo. En sentido místico, los ricos son aquéllos que sacan del tesoro de su corazón lo nuevo y lo viejo, es decir, los secretos y recónditos misterios de la divina sabiduría de uno y otro Testamento. Y ¿quién es esa pobrecita sino yo mismo y mis semejantes, que damos lo que podemos, y deseamos explicaros lo que no podemos? Porque Dios no considera qué es lo que habéis entendido, sino vuestro ánimo de entenderlo. Todos podemos ofrecer un cuadrante, que es la buena voluntad, la cual se llama cuadrante porque existe con otras tres cosas, a saber: pensamiento, palabra y obra. Cuando dice: "Pero ésta ha dado todo lo que tenía", expresa que todos los placeres del cuerpo consisten en el alimento. Por esto se dice: "Todo el trabajo del hombre está en su boca" (Qo 6,7)

Teofilacto. O de otro modo: esta viuda es el espíritu del hombre que abandona a Satanás, a quien estaba unido, y que echa en el tesoro del templo dos monedas, la de la carne y la del espíritu; la primera por la abstinencia y la última por la humildad. De este modo podrá oír que ha dado todo lo que tenía y que hizo un sacrificio, no dejando nada de lo suyo al mundo.

Beda, in Marcum, 3,42. Alegóricamente, los ricos que echaban sus ofrendas en el arca representan a los judíos orgullosos de la justicia de la ley; la viuda pobre representa la sencillez de la Iglesia, siendo pobre porque se ha despojado del espíritu de la soberbia o de las concupiscencias de lo temporal, y viuda porque aquél a quien estaba unido ha sufrido la muerte por ella. Y pone dos moneditas en el arca, porque lleva las ofrendas del amor a Dios y al prójimo, o de la fe y la oración. Estas monedas valen poco, pero tienen el mérito de la piadosa intención, por lo cual son aceptadas y más estimadas que todo lo ofrecido por los soberbios judíos. Estos hacen ofrendas al Señor de lo que les sobra, en tanto que la Iglesia le da todo lo que tiene, porque entiende que todo lo que es vida en ella no es mérito suyo, sino don de Dios.


MARCOS 13,1-2

7301 (Mc 13,1)

Al salir del templo, díjole uno de sus discípulos: "Maestro: mira qué piedra, y que fábrica tan asombrosa". Jesús le dio por respuesta: "¿Ves todos esos magníficos edificios? Pues serán de tal modo destruidos, que no quedará piedra sobre piedra". (vv. 1-2)

Beda, in Marcum, 4,42. Ya que Judea, una vez fundada la Iglesia de Cristo, había de recibir la pena digna de su perfidia, sale el Señor en su debido momento del templo, después de alabar en aquella pobre viuda la devoción de la Iglesia, y predice su ruina y la de aquellos muros admirados entonces pero que no mucho después habían de ser mirados con desprecio. "Al salir del templo, prosigue, díjole uno de sus discípulos", etc.

Teofilacto. Como había hablado mucho el Señor sobre la destrucción de Jerusalén, se sorprendían sus discípulos de que debieran ser destruidos tan grandes y bellos edificios. En virtud de ésto llaman su atención sobre la belleza del templo, del cual no sólo había dicho que sería destruido, sino que además no quedaría de él piedra sobre piedra. "Jesús le dio por respuesta: ¿Ves todos esos magníficos edificios? Pues serán de tal modo destruidos, que no quedará piedra sobre piedra", etc. Para negar la verdad de las palabras de Cristo dirán algunos que fueron muchos los restos que quedaron de este templo. Pero no es así, porque aunque quedasen algunos restos, no quedará piedra sobre piedra hasta la consumación universal. Además dice la historia que Elio Adriano destruyó la ciudad y el templo hasta los cimientos, cumpliendo de este modo lo anunciado por el Señor.

Beda, in Marcum, 4, 42. Cuando se ha extendido por el mundo la gracia de la fe evangélica, ha desaparecido el templo de los judíos con todas sus celebraciones. Y esto fue por disposición divina, ya que pudo haber sucedido que si los que aun estaban poco firmes en la fe veían que subsistía dicho templo, hubieran caído en el carnal judaísmo, perdiendo poco a poco la pureza de la fe que está en Jesucristo.

Pseudo-Jerónimo. De este modo también anuncia el Señor a sus discípulos la catástrofe de estos últimos tiempos, esto es, la ruina del pueblo con la destrucción del templo y de los códices. De este modo no queda piedra sobre piedra, puesto que han desaparecido los testimonios de los profetas, que eran un recuerdo para los judíos, como Esdras, Zorobabel y los Macabeos.

Beda, in Marcum, 4, 42. Luego que el Señor salió del templo, fueron destruidos todos los edificios de la ley y el orden de los mandamientos, decapitando a los judíos y para que, una vez sin cabeza, combatan entre sí todos los miembros.


MARCOS 13,3-8


7303 (Mc 13,3-8)

Y estando sentado en el monte del Olivar, de cara al templo, le preguntaron aparte Pedro, Santiago, Juan y Andrés: "Dinos: ¿cuándo sucederá eso? y ¿qué señal habrá de que todas estas cosas están a punto de cumplirse?" Jesús, tomando la palabra, les habló de esta manera: "Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán arrogándose mi nombre, y diciendo: yo soy el Mesías, y con falsos prodigios seducirán a muchos. Cuando sintiereis alarmas y rumores de guerras, no os turbéis por eso, porque si bien han de suceder estas cosas, mas no ha llegado con ellas el fin. Puesto que antes se armará nación contra nación, y reino contra reino, y habrá terremotos en varias partes, y hambres. Y esto no será sino el principio de los dolores". (vv. 3-8)

Beda, in Marcum, 4, 42. Habiendo respondido con toda claridad el Señor a algunos que elogiaban el edificio del templo que sería destruido en su totalidad, le preguntaron los discípulos en secreto cuándo ocurriría su destrucción, y qué señales lo anunciarían. "Y estando sentado", etc. Se sentó el Señor en el monte de los Olivos, de cara al templo, cuando habló de su ruina y destrucción, porque concordaba lo que iba a decir con el sitio y con la postura que adoptó. Con el ánimo apacible de los santos condena la necedad de los soberbios. Por otra parte el monte de los Olivos significa las fértiles alturas de la santa Iglesia.

San Agustín, epistulae, 199, 9. El Señor responde a los discípulos anunciándoles las cosas que habían de suceder a partir de aquel momento: la destrucción de Jerusalén (que fue el punto de partida de esta conversación); su venida por la Iglesia, por medio de la cual vendrá sin cesar hasta el fin (según se ve por los miembros que cada día nacen en ella); y el mismo fin, que es cuando aparecerá para juzgar a los vivos y a los muertos.

Teofilacto. Pero antes de contestarles los previene contra la seducción: "Jesús, tomando la palabra, les habló de esta manera: Mirad que nadie os engañe", etc. Dice esto porque al empezar los sufrimientos en Judea surgieron algunos que se presentaron como maestros. Por esto dice: "Porque muchos vendrán arrogándose mi nombre", etc.

Beda, in Marcum, 4, 42. Cuando era ya inminente la destrucción de Jerusalén, se levantaron muchos usurpando el nombre de Cristo, diciendo que se aproximaba ya el tiempo de la libertad. Muchos también en la Iglesia, aun en tiempo de los Apóstoles, se hicieron príncipes de herejes, como muchos que tomaron el nombre de Cristo se hicieron anticristos, siendo el principal Simón el Mago, al cual, como se lee en los Hechos de los Apóstoles (8,10), escuchaban los de Samaria, diciendo: "Esta es la virtud grande de Dios".

Añade: "Y seducirán a muchos". Después de la pasión del Señor, a quien rechazaron los judíos eligiendo a un ladrón sedicioso, no cesaron en su pueblo las guerras con los enemigos ni las sediciones de los ciudadanos. "Cuando sintiéreis, prosigue, alarmas y rumores de guerra", etc. Así previene a los Apóstoles para que no se espanten cuando lleguen estos sucesos, ni huyan de Jerusalén y Judea, porque no está su fin tan inmediato, puesto que aun habían de mediar cuarenta años. "Porque si bien han de suceder estas cosas, dice, mas no ha llegado aún con ellas el fin", es decir, la desolación de la provincia y la total destrucción de la ciudad y del templo.

"Puesto que antes se armará nación contra nación".

Teofilacto. Esto es, los romanos contra los judíos, que es lo que sucedió, según Josefo (lib. 2, De bello judaico), antes de la destrucción de Jerusalén. Porque, negándose los judíos a pagar el tributo, irritaron a los romanos hasta el extremo de que los saqueasen, a pesar de haberse suavizado ya por entonces sus costumbres. Jerusalén, sin embargo, no fue destruida. Ahora bien, cómo combatió Dios a los judíos se indica en estas palabras: "Y habrá terremotos en varias partes, y hambres".

Beda, in Marcum, 4, 42. Consta que esto se cumplió al pie de la letra cuando tuvo lugar la sedición judía. Pero lo de "reino contra reino, etc. " se puede tomar como una alusión a los herejes quienes, combatiéndose entre sí, dan el triunfo a la Iglesia. Estos son la peste, cuya lengua carcome como la gangrena (2Tm 2) Es cuando aparecen éstos que toda la tierra se conmueve y hay hambre de oír la verdadera palabra de Dios (Am 8)




MARCOS 13,9-13

7309 (Mc 13,9)

"Entretanto vosotros estad sobre aviso en orden a vuestras mismas personas. Por cuanto habéis de ser llevados a los concilios o tribunales, y azotados en las sinagogas, y presentados por causa de mí ante los gobernadores y reyes, para que deis delante de ellos testimonio de mi y de mi doctrina. Mas primero debe ser predicado el Evangelio a todas las naciones. Cuando, pues, llegare el caso de que os lleven para entregaros en sus manos, no discurráis de antemano lo que habéis de hablar, sino hablad lo que os será inspirado en aquel trance: porque no sois entonces vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo. Entonces el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo, y se levantarán los hijos contra los padres y les quitarán la vida. Y vosotros seréis aborrecidos de todo el mundo por causa de mi nombre. Mas quien estuviere firme hasta el fin, éste será salvo". (vv. 9-13)

Beda, in Marcum, 4, 42. Manifiesta el Señor en las palabras que siguen la razón de los males de Jerusalén y de toda Judea: "Entretanto vosotros estad sobre aviso en orden a vuestras mismas personas. Por cuanto habéis de ser llevados a los concilios, y azotados en las sinagogas". Esta fue ciertamente la causa principal de la destrucción de Jerusalén: que después de la muerte del Salvador ultrajaban con impía crueldad a los que preconizaban su nombre y su fe.

Teofilacto. Oportunamente refirió a los Apóstoles lo que a ellos tocaba, para que con estas tribulaciones tuviesen algún consuelo en las suyas propias, así como comunión de pasión y tribulación con el Señor. "Y presentados, dice, por causa de mí ante los gobernadores y reyes", etc. Reyes y gobernadores dice, como Agripa, Nerón y Herodes. Cuando dice: "Por causa de mí", no les da pequeño consuelo, puesto que era por El por quien habían de padecer. Y al añadir: "Para que deis delante de ellos testimonio de mí y de mi doctrina", da a entender que será para su condenación, puesto que les deja sin excusa por no haberse unido en la verdad a los Apóstoles. En fin, para que no creyesen que estas tribulaciones y peligros habían de ser un obstáculo para la predicación, añade: "Mas primero debe ser predicado el Evangelio a todas las naciones", etc.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 77. San Mateoañade: "Y entonces vendrá la consumación" (Mt 24,14) Pero la palabra antes, de San Marcos, significa también antes de la consumación.

Beda, in Marcum, 4, 42. Que esto se ha realizado así, lo atestiguan las historias eclesiásticas, en las cuales se refiere que los Apóstoles, a excepción de Santiago el de Zebedeo, y Santiago, el pariente del Señor, quienes habían derramado ya su sangre en Judea por anunciar la Palabra de Dios, se habían dispersado por todo el orbe para predicar el Evangelio mucho antes de la destrucción de Judea. Pero como conocía el Señor que se había de entristecer el corazón de sus discípulos por la destrucción y perdición de su gente, los consuela haciéndoles saber que a pesar de la pérdida de los judíos, encontrarían compañeros que de todas partes del mundo habían de unírseles en el reino de los cielos, en número mucho mayor que el de los judíos perdidos.

Glosa. Mas como era natural que preocupase a los discípulos la predicción de que por causa suya serían presentados ante los reyes y gobernadores, puesto que por falta de inteligencia y de elocuencia debían temer toda polémica con ellos, los anima diciéndoles: "Cuando, pues, llegase el caso de que os lleven para entregaros en sus manos", etc.

Beda, in Marcum, 4, 42. Por tanto, cuando a causa de Cristo somos llevados ante los jueces, debemos limitarnos a ofrecer por El nuestra voluntad, puesto que el mismo Cristo, que habita en nosotros, será quien hable por nosotros, inspirándonos por el Espíritu Santo. Por esto dice: "No sois entonces vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo".

Teofilacto. Les predice igualmente lo que era todavía más grave, esto es, que habían de sufrir persecución por parte de sus propios parientes. "Entonces el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo", etc.

Beda, in Marcum, 4, 42. Y en efecto, se observa que en las persecuciones no hay de ordinario fidelidad ni afecto alguno entre los que son contrarios en la fe.

Teofilacto. Habla así para que se preparen a sufrir con paciencia las persecuciones y los trabajos. "Y vosotros, continúa, seréis aborrecidos de todo el mundo, por causa de mi nombre". El ser aborrecido a causa de Cristo es motivo suficiente para sufrir con paciencia las persecuciones, porque no es el sufrimiento, sino la causa, la que hace al mártir. "Mas quien estuviere firme, hasta el fin, éste será salvo": son éstas palabras profundamente consoladoras para los perseguidos.


Catena aurea ES 7213