Catena aurea ES 7506


MARCOS 15,16-20


7516 (Mc 15,16-20)

Los soldados le llevaron entonces al patio del pretorio; y reuniéndose allí toda la cohorte, vístenle de púrpura, y le ponen una corona de espinas entretejidas. Comenzaron en seguida a saludarle diciendo: "Salve, oh Rey de los judíos". Al mismo tiempo herían su cabeza con una caña, y escupíanle, e hincando las rodillas le adoraban. Después de haberse mofado así de El, le desnudaron de la púrpura, y volvieron a ponerle sus vestidos. (vv. 16-20) Teofilacto. La soberbia militar, que goza sin medida con el oprobio, manifiesta aquí el suyo propio. "Los soldados le llevaron entonces al patio del pretorio, y vístenle de grana", etc.

Beda, in Marcum 4, 44. Como le llamaban rey de los judíos, y los escribas y fariseos le imputaban el crimen de pretender el imperio sobre el pueblo de Israel, se burlaban de El, y desnudándole de sus vestidos le visten un manto de púrpura, que era el que usaban los antiguos reyes.

San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 9. San Mateo dice: "Le cubrieron con un manto de grana" (Mt 27,28), y San Marcos: "Le vistieron de grana". Burlándose los soldados, le ponen aquel manto de grana simulando la púrpura real, porque hay cierto color de púrpura muy semejante a la grana. Puede ser también que San Marcos haya aludido a alguna parte del manto, aunque éste fuese carmesí.

Beda, in Marcum 4, 44. Le ponen por diadema una corona de espinas. "Y le ponen, prosigue, una corona de espinas", etc. Por cetro real le dan una caña, como escribe San Mateo, y le adoran como a rey. "Comenzaron en seguida a saludarle", etc. Y que los soldados le adorasen burlándose, como si hubiese mentido diciendo que El era Dios, se manifiesta en lo que sigue: "Al mismo tiempo herían su cabeza", etc. como que había dicho falsamente que era Dios.

Pseudo - Jerónimo. Sus oprobios han hecho desaparecer los nuestros; sus ligaduras nos han hecho libres; con la corona de espinas de su cabeza hemos alcanzado la diadema del reino y sus heridas nos han curado.

San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 9. Parece, pues, que San Mateo y San Marcos trataron de esto recapitulando, no como si hubiera ocurrido una vez que lo entregó Pilatos para ser crucificado, pues San Juan dice que ocurrió cerca de Pilatos. Así es que estas palabras: "Después de haberse mofado de El", etc. , deben entenderse como refiriéndose al final, cuando era conducido a ser crucificado.

Pseudo - Jerónimo. En sentido místico, por los vestidos de los que le despojaron puede entenderse a los judíos, y por la púrpura con que le vistieron a la Iglesia de las naciones, que fue formada de todos los peñascos. Desnudado al fin de esta iglesia escandalosa, es vestido de nuevo del pueblo judio, porque cuando "la plenitud de las naciones haya entrado, entonces salvarse ha todo Israel" (Rm 11,25)

Beda, in Marcum 4, 44. O bien puede considerarse en la púrpura que le revistieron la misma carne que opuso a las pasiones, así como en la corona de espinas nuestros pecados, que tomó sobre sí.

Teofilacto. Vistamos también nosotros la púrpura real porque debemos andar como reyes pisoteando serpientes y escorpiones y dominando el pecado. Nosotros nos llamamos cristianos, es decir, ungidos, como lo eran entonces los reyes. Tomemos la corona de espinas, es decir, apresurémonos a coronarnos de mortificación, de abstinencia y de pureza.

Beda, in Marcum 4, 44. Hieren la cabeza de Cristo los que niegan que sea el verdadero Dios. Y como la Santa Escritura suele escribirse con una caña, hieren como con caña la cabeza de Cristo los que se esfuerzan, negando su divinidad, por confirmar su error con la autoridad de la Sagrada Escritura. Escupen sobre su rostro los que rechazan con palabras execrables la presencia de su gracia. Hay hoy quien con segura fe le adora como verdadero Dios, pero que, con sus perversas obras menosprecia sus palabras como si fueran falsas, y pospone sus promesas a los placeres temporales.

Así como Caifás ignorante dijo: "Conviene el que muera un sólo hombre por el pueblo" (Jn 11,50), así obran los soldados sin saber lo que hacen.


MARCOS 15,20-28


7520 (Mc 15,20)

Le condujeron afuera para crucificarle. Al paso alquilaron a un hombre que venía de una granja, llamado Simón Cireneo, padre de Alejandro y de Rufo, obligándole a que llevase la cruz de Jesús. Y de esta suerte le conducen al lugar llamado Gólgota, que quiere decir Calvario. Allí le daban a beber vino mezclado con mirra; mas El no lo recibió. Y después de haberle crucificado, repartieron sus ropas echando suertes sobre la parte que había de llevar cada uno. Era la hora tercia cuando le crucificaron. Y estaba escrita la causa de su sentencia con este letrero: "El Rey de los Judíos". Crucificaron también con El a dos ladrones; uno a su derecha y otro a su izquierda, con lo que se cumplió la Escritura, que dice: Y fue puesto en la clase de los malhechores. (vv. 20-28)

Glosa. Después de la condenación de Cristo y de los ultrajes que se le hicieron, pasa el Evangelista a narrar su crucifixión diciendo: "Le condujeron afuera para crucificarle".

Pseudo - Jerónimo. He aquí a Abel, que es sacado al campo por su hermano para darle muerte (Gn 4); he aquí a Isaac con la leña y a Abraham con el carnero enredado por las astas en un zarzal (Gn 22); he aquí al joven José con la gavilla soñada y la túnica teñida en sangre (Gn 37); he aquí a Moisés con la vara (Ex 7, etc. ), y la serpiente enroscada en el leño (Nb 31); he aquí el racimo llevado entre dos en un varal (Nb 3); he aquí a Eliseo buscando el hacha, que había caído en el Jordán, con un palo, al que salió el hacha nadando (2R 6), esto es, el género humano, que por el árbol prohibido cayó en el infierno, pero que salió por el árbol de la cruz de Cristo y por el bautismo de agua. He aquí, en fin, a Jonás, echado al mar y sepultado tres días en el vientre de la ballena (Jon 3) "Al paso alquilaron a un hombre que venía de una granja obligándole a que llevase la cruz de Jesús. " Teofilacto. San Juan dice que era el mismo Jesús quien llevaba la cruz, pero fue lo uno y lo otro, porque la llevó Jesús hasta que pasó el hombre a quien obligaron a llevarla y que la llevó entonces. nombra el Evangelista los hijos que tenía aquel hombre para dar más fe a sus palabras, siendo de advertir que aún vivía este hombre y podía por tanto referir todo lo ocurrido acerca de la cruz.

Pseudo - Jerónimo. Así como algunos alcanzan renombre por los méritos de sus padres y otros por los de sus hijos, se guarda memoria de Simón, que llevó a la fuerza la cruz, por los méritos de sus hijos que eran discípulos del Señor. Esto nos advierte que ayuda a los padres en esta vida la sabiduría y el mérito de sus hijos. De aquí la celebridad del pueblo judío por los méritos de los patriarcas, de los profetas y de los Apóstoles. Este mismo Simón, que lleva la cruz contra su voluntad, trabaja en obsequio de la gloria humana, pues le obligan los hombres a hacer lo que no le obligan el temor y el amor de Dios.

Beda, in Marcum 4, 44. O bien: porque no es de Jerusalén, sino de Cirene, ciudad de la Libia, representa con razón al pueblo de los gentiles, los cuales, extraños y advenedizos a los testamentos, son ahora, obedeciendo, herederos de Dios y por tanto coherederos de Cristo. En efecto, el nombre de Simón significa obediente y el de Cirene heredero. Se dice que venía de una granja, y en griego esta palabra se dice pagos, pagoV, de donde viene que llamemos paganos a los que están fuera de la ciudad de Dios. Saliendo, pues, de la granja lleva Simón la cruz después de Jesús, porque abandonando los ritos paganos, el pueblo de las naciones (es decir, los gentiles), sigue obediente las huellas de la pasión del Señor. "Y de esta suerte le conducen al lugar llamado Gólgota", etc. Fuera de la ciudad y después de haber pasado la puerta hay un sitio en que se decapitaba a los criminales, por lo cual se llamaba Calvario, esto es, lugar de los decapitados. Por esto fue crucificado allí el Señor, para que se alzasen los estandartes del martirio en el sitio que antes era de los decapitados.

Pseudo - Jerónimo. Es tradición entre los judíos que en este sitio fue inmolado el carnero en lugar de Isaac, y allí fue el calvario de Cristo, porque allí fue separado de la carne, esto es, de la Judea carnal.

"Y le daban a beber vino mezclado con mirra".

San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 11. San Mateo (Mt 27,34) dice, mezclado con hiel. Esta palabra la usó sin duda por lo muy amargo que es el vino mezclado con mirra, aunque también pudo ser que le mezclasen con hiel y mirra.


Teofilacto. O bien: como reinaba tanta confusión, unos llevarían vinagre y hiel, y otros vino con mirra.

Pseudo - Jerónimo. O vino con mirra, es decir, vinagre: de este modo se restaña el jugo mortal del fruto comido por Adán.

Beda. La vid amarga produce vino amargo, y éste es el que dan a Nuestro Señor Jesucristo, para que se cumplan las Escrituras: "Pusieron hiel en mi comida y en mi sed me dieron a beber vinagre" (Ps 68,22)

San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 11. Añadiendo que no quiso beberle, se da a entender que no lo bebió, aunque sí lo probó. Y que no quiso beberlo, como testifican San Mateo (Mt 27,34) y San Marcos, quiere decir que no lo tomó, omitiendo que lo probó.

Pseudo - Jerónimo. No tomó tampoco aquello porque sufría, según estas palabras: "Pagado he lo que yo no había robado" (Ps 68,5) "Y después de haberle crucificado", etc.

Pseudo - Jerónimo. Aquí se figura la salvación por el árbol. El primer árbol fue el de la ciencia del bien y del mal (Gn 2) El segundo lo fue sólo del bien, y es para nosotros el árbol de la vida. La mano que se alargó al primero cogió la muerte, y la que se alargó al último encontró la vida que estaba perdida. Por este árbol somos llevados por el mar tormentoso del mundo a la tierra de los vivos. Con su cruz nos absuelve Cristo de nuestra pena, y con su muerte mató a la nuestra. Con forma de serpiente mata a la serpiente, pues la vara convertida en serpiente a las serpientes devoró (Ex 7,12) La misma figura de la cruz ¿qué representa sino las cuatro partes del mundo? En la cabeza brilla el oriente, el brazo de la derecha marca el norte, el de la izquierda el sur y el pie fijo en el suelo el occidente. De aquí que dice el Apóstol: "Para que sepamos cuáles son la altura, la latitud, la longitud y la profundidad" (Ep 3,18) Cuando vuelan las aves toman la forma de la cruz; la toma el hombre cuando nada, el buque cuando hincha el viento su entena, y con la letra t se forma la señal de la salvación y de la cruz (Ez 9)

Beda, in Marcum 4, 44. En el travesaño de la cruz, en donde se fijan las manos, está figurada la alegría de la esperanza, porque entendemos por las manos las obras; por la anchura, la alegría del que las hace, puesto que la tristeza no produce más que estrecheces; por la altura, en la que se apoya la cabeza, la esperanza del premio de la sublime justicia de Dios; por la longitud, sobre la que se extiende todo el cuerpo, la tolerancia, por lo que se llaman longánimes; por la profundidad, de la base que se introduce en la tierra, el mismo secreto del sacramento. Por tanto, mientras existan nuestros cuerpos y hasta que se destruye el del pecado (Rm 6), será para nosotros el tiempo de la cruz.

Teofilacto. Por burla, porque eran pobres y de poco precio, se echan a suerte los vestidos de Cristo, como si se repartieran vestidos reales.

Glosa. Expone esto San Juan Evangelista más ampliamente, diciendo que dividieron en cuatro partes según su número, los vestidos del Señor, y que sortearon la túnica, que no tenía costura pues era de una pieza.

Pseudo - Jerónimo. Los vestidos del Señor son sus mandamientos, con los que cubre a la Iglesia, que es su cuerpo; y los dividen entre sí los soldados de los gentiles porque hay cuatro órdenes de fieles: los casados, los viudos, los superiores y los súbditos. A todos ellos ha tocado en surte la túnica indivisible, que es la paz y la unidad.

"Era la hora tercia", etc.

Pseudo - Jerónimo. Con razón y verdad dice San Marcos que a la hora tercia le crucificaron, porque a la hora sexta las tinieblas cubrieron toda la tierra, de tal suerte que nadie podía moverse.

San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 13. Pero si sentado en su tribunal, como refiere San Juan, sobre la hora sexta entregó Pilatos a Jesús para que le crucificasen los judíos, ¿cómo ha podido decir San Marcos que fue a la hora tercia, según la falsa interpretación de algunos? Veamos, antes que nada, a qué hora pudo ser crucificado, y después veremos por qué dijo San Marcos que era la hora tercia. Era sobre la sexta cuando, sentado en su tribunal, Pilatos lo entregó para ser crucificado según queda dicho. Pero no era exactamente la sexta, sino sobre la sexta, es decir, que había pasado la quinta y empezado la sexta. Así, después de la quinta y empezada la sexta, fue cuando ocurrió lo referido sobre la crucifixión de Nuestro Señor, hasta que, estando pendiente de la cruz y transcurrida la sexta, sobrevinieron las tinieblas que se mencionan. Tratemos ahora de aclarar por qué dijo San Marcos: "Era ya la hora tercia", etc. Ya había dicho, conforme con los demás Evangelistas, que, después de haberle crucificado, repartieron sus ropas; y claro es que si hubiera querido consignar el momento del hecho, le bastara decir que era sobre la tercia. ¿Por qué añadió, pues, cuando le crucificaron, sino porque quiso decir algo que podía encontrarse en la Escritura cuando, llegado el tiempo de que fuese leída, fuera conocida de la Iglesia universal la hora en que el Señor fue suspendido en la cruz, no quedando ya lugar a error ni a mentira? Pero porque el Evangelista sabía que el Señor había sido suspendido por los soldados y no por los judíos, como claramente dice San Juan, quiso mostrarnos de un modo disimulado que más le crucificaron los que clamaron por que se le crucificase, que los que crucificándole no hicieron más que cumplir con el deber de su oficio. Por tanto debemos entender que fue a la hora tercia cuando pidieron los judíos que se le crucificase, y demostrando así que cuando le crucificaron realmente fue cuando pidieron su crucifixión. El tiempo transcurrido entre que Pilatos trataba de librarle y el tumulto ocasionado por los judíos que se oponían a su plan, debemos suponer que fue de dos horas. Y aún no había dado la sexta cuando tuvieron lugar los sucesos ocurridos entre el momento en que Pilatos entregó al Señor y en que aparecieron las tinieblas. Así que todo aquél a quien no endurezca su incredulidad, comprenderá fácilmente que San Marcos dijo que era la hora de tercia cuando ocurrió lo de los soldados, para que nadie imputase a éstos el horrendo crimen cometido en realidad por los judíos. "Era, dijo, la hora tercia cuando le crucificaron", y estas palabras conducen al lector por la investigación a observar que fue a la hora sexta cuando los soldados le suspendieron en la cruz, y que más bien que por éstos, fue crucificado por los que a la hora tercia pidieron su crucifixión.

Pseudo - Agustín, De quoest. nov. et vet. Test. cap. 65. Quiere, pues, que entendamos que la sentencia de crucifixión contra Cristo fue dada a la hora tercia; y todo hombre condenado a muerte debe considerarse en realidad muerto desde el instante de la sentencia. Manifestó así San Marcos que no fue crucificado el Salvador por la sentencia del juez. Es difícil probar la inocencia del que es castigado por sentencia del juez.

San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 13. No falta sin embargo quien entienda que era la tercera hora del día, por las palabras de San Juan, que al conmemorar la Pascua dice: "Era entonces el día de la preparación, cerca de la hora sexta" (Jn 19,31) Dicen que la víspera del sábado era el momento de la preparación de la Pascua de los judíos, puesto que el mismo sábado empezaban a comerse los ázimos. Pero la verdadera Pascua, no la de los judíos, sino la de los cristianos, que ya se celebraba en la pasión del Señor, empezaba a prepararse (parasceve quiere decir preparación) a la hora nona de la noche, que fue cuando se prepararon los judíos a sacrificar al Señor. Desde esta hora de la noche, pues, hasta la de la crucifixión media la hora sexta de la parasceve, según San Juan, y la hora tercia del día, según San Marcos. ¿Quién será, pues, el fiel que no acepte esta solución, sobre todo si se añade que la preparación de nuestra Pascua, es decir, de la muerte de Cristo, empieza a la hora nona de la noche? Si decimos que empezaba esta preparación cuando fue preso el Señor, entonces era el principio de la noche; si decimos que empezaba cuando fue conducido a casa de Caifás, en donde fue interrogado por los sacerdotes, aún no había cantado el gallo; si cuando fue entregado a Pilatos, era ya muy de día. Por tanto, es preciso que entendamos que la preparación de la muerte del Señor empezó cuando todos los príncipes de los sacerdotes dijeron: Es reo de muerte (Mt 26,66) Y no tiene nada de absurdo admitir que pudiera ser entonces la hora nona de la noche, puesto que el Evangelista, en la recapitulación de sus recuerdos, puso después la negación de Pedro, en vez de hacerlo previamente.

"Y estaba escrita", etc.

Teofilacto. Escribieron este título, esto es, la causa por la que había sido crucificado, como vituperando la opinión en que se tenía haciéndose rey a sí mismo, y para que los transeúntes le insultasen como a tirano, en vez de compadecerle.

Beda, in Marcum 4, 44. Este título, puesto así sobre la cruz, muestra que no pudieron conseguir matándole que no fuera su rey, el cual los juzgará según sus obras.

"Crucificaron también con El a dos ladrones", etc.

Teofilacto. Para que los hombres se hiciesen una mala opinión de El, como si fuera un ladrón y un malhechor. Pero esto fue providencial, pues así se cumplió la Escritura. "Con lo que, prosigue, se cumplió la Escritura, que dice: Y fue puesto en la clase de los malhechores".

Pseudo - Jerónimo. Colocada la verdad entre los malvados, deja uno a su izquierda, y toma otro a su derecha: como hará en el día del juicio. ¡Cuán distintos pueden ser los efectos de un mismo crimen! Uno de ellos precede a Pedro en el paraíso, el otro precede a Judas en el infierno; una breve confesión alcanza una larga vida y una blasfemia trae como consecuencia la pena eterna.

Beda, in Marcum 4, 44. En sentido místico, los ladrones crucificados con el Señor representan a aquéllos que, bajo la fe y confesión de Cristo, sufren la prueba del martirio o hacen una vida austera. Los que trabajan por la gloria eterna están representados por la fe del ladrón que está a la derecha; mientras que los que buscan el aplauso humano imitan al espíritu y los actos del ladrón de la izquierda.

Teofilacto. O de otro modo: los dos ladrones eran una figura de los dos pueblos, el judío y el gentil, ambos inicuos. El pueblo gentil como transgresor de la ley natural, y el judío porque lo era de la escrita que le había dado el Señor; pero penitente el primero, y blasfemo el último hasta el fin. En medio de ellos fue crucificado el Señor, porque El es la piedra angular que nos une.


MARCOS 15,29-32


7529 (Mc 15,29-32)

Los que iban y venían blasfemaban de El, meneando sus cabezas y diciendo: "¡Ola! tú que destruyes el templo de Dios, y que le reedificas en tres días, sálvate a ti mismo, bajando de la cruz". De la misma manera, mofándose de El los príncipes de los sacerdotes con los escribas, se decían el uno al otro: "A otros ha salvado, y no puede salvarse a sí mismo. El Cristo, el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que seamos testigos de vista, y le creamos". También los que estaban crucificados con El le ultrajaban. (vv. 29-32)

Pseudo - Jerónimo. Atado a la vid el jumentillo de Judea, y teñido su manto con el sumo de la uva, despedazan los cabritos la viña, blasfemando de Cristo y meneando sus cabezas. "Los que iban y venían blasfemaban de El, meneando sus cabezas", etc.

Teofilacto. Los transeúntes blasfemaban de Cristo, recriminándole como a un sedicioso, y el diablo los inspiraba para que dijesen que descendiera de la cruz. Porque como sabía que era la cruz la que obraba la salvación, se lanzaba de nuevo a tentar a Cristo, porque si hubiera bajado de la cruz, hubiese tenido certeza de que no era verdaderamente Hijo de Dios. Así se hubiera destruido la salvación, que viene por la cruz. Mas como era en verdad el Hijo de Dios, no bajó. De haber tenido que bajar, desde el principio no hubiera subido a ella. Pero como convenía que por este medio se obrase la salvación, soportó su crucifixión, sufrió otros muchos dolores, y perfeccionó su obra. "De la misma manera, mofándose de El los príncipes de los sacerdotes, se decían el uno al otro: A otros ha salvado, y no puede salvarse a sí mismo", etc. Decían esto queriendo borrar sus milagros, como si no los hubiera hecho más que en apariencia, pues obrando milagros salvaba a muchos.

Beda, in Marcum 4, 44. Así también confiesan sin quererlo que salvó a otros, y se condenan con sus mismas palabras, porque el que salvó a otros pudo salvarse a sí mismo.

"El Cristo, el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz para que seamos testigos de vista, y le creamos".

Pseudo - Jerónimo. Y vieron después resucitar al que no creían que pudiera bajar del patíbulo de la cruz. ¿En dónde, oh judíos, podrá apoyarse ya vuestra incredulidad? Sois vosotros a quienes consulto, y a quienes pido que juzguéis. ¡Cuánto más admirable no es resucitar un muerto, que hacer bajar de la cruz a un vivo! Habéis pedido muy poco al que tenía tanto, pero vuestra incredulidad resistió a pruebas mucho mayores que las que pedisteis: todas han desaparecido, y han sido igualmente inútiles (Ps 13,3) "También los que estaban crucificados con El le ultrajaban".

San Agustín, De consensu Evangelistarum 3, 16. ¿Cómo puede ser cierto esto, si, según el testimonio de San Lucas, uno de ellos le afrenta, y el otro lo increpa, y cree en Dios? Preciso es, pues, que admitamos que San Mateo y San Marcos, tocando este punto al paso, han puesto el número plural por el singular.

Teofilacto. O es que los dos lo insultaban al principio, y después, conociendo uno de ellos la inocencia de Jesús, increpa al otro, que sigue insultando.


MARCOS 15,33-37


7533 (Mc 15,33)

Y a la hora de sexta se cubrió toda la tierra de tinieblas hasta la hora de nona. Y a la hora de nona exclamó Jesús, diciendo en voz grande y extraordinaria: "¡Eli, Eli, lamma sabacthani!", que significa: "Dios mío, Dios mío ¿por qué me has desamparado?" Oyéndolo algunos de los circunstantes, decían: "Ved cómo llama a Elías". Y corriendo uno de ellos, empapó una esponja en vinagre, y revolviéndola en la punta de una caña, dábale a beber diciendo: "Dejad que cobre así algún aliento, y veremos si viene Elías ha descolgarle de la cruz". Mas Jesús dando un gran grito expiró. (vv. 33-37)

Beda, in Marcum 4, 44. El astro luminoso retiró sus rayos del mundo, ya sea para que no se viese pendiente de la cruz al Señor, ya sea para que no gozasen de su luz los blasfemos impíos. "Y a la hora de sexta, dice, se cubrió toda la tierra de tinieblas hasta la hora de nona".

San Agustín, De consensu evangelistarum 3, 17. Añade San Lucas de dónde vinieron estas tinieblas, esto es, del sol eclipsado.

Teofilacto. Si hubiera sido día de eclipse, se hubiera podido decir que había sido natural esta ausencia de luz; pero fue el día catorce de la luna, y en tal día no era posible el eclipse.

"Y a la hora de nona exclamó Jesús diciendo en voz grande: Eli, Eli", etc.

Pseudo - Jerónimo. Es a la hora nona cuando, limpiada la casa, se halla la décima parte del dracma que se había perdido.

Beda, in Marcum 4, 44. Está escrito (Gn 3), que cuando pecó Adán oyó la voz del Señor que se paseaba por el paraíso al levantarse la brisa después del medio día. Y en esa hora, en que el primer Adán trajo la muerte a este mundo por su pecado, el segundo Adán muriendo la destruyó. Y es de notar que fue crucificado el Señor cuando el sol abandonó el centro del cielo, y que celebró los misterios de su resurrección al encontrarse aquel astro en el oriente. Porque fue muerto por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación (Rm 4,25) No nos admiremos, pues, de la humildad de sus palabras y de sus quejas por su abandono, al ver el escándalo de la cruz, porque sabemos que estaba allí en la forma de un esclavo. Así como el hambre, la sed y la fatiga, no eran propios de la Divinidad, sino de la debilidad humana, así también la queja "¿por qué me has desamparado?" era propia de la voz corporal, porque es natural que se resista el cuerpo a ser separado de la vida a que ha sido unido. Aunque es el mismo Salvador el que habla, habla así como hombre para mostrar la fragilidad del cuerpo, y para ofrecernos el espectáculo de esos movimientos que demuestran el temor que tenemos en el peligro de ser abandonados por Dios.

Teofilacto. O bien: el que habla así por mí a Dios es el hombre crucificado, porque nosotros los hombres somos abandonados; pero El no lo fue nunca por su Padre. Oigamos, pues, sus palabras: "No estoy solo, porque mi Padre está conmigo" (Jn 16,32), palabras que dijo también por los judíos y como judío que era, según la carne, y que pueden interpretarse de este modo: ¿Por qué has abandonado al pueblo hebreo hasta el punto que haya crucificado a tu Hijo? Así como acostumbramos a decir alguna vez: Dios me ha vestido, esto es, mi naturaleza humana; así debemos entender como referentes a la naturaleza humana, o al pueblo judío las palabras: ¿Por qué me has abandonado? "Oyéndole algunos de los circunstantes, decían: Ved cómo llama a Elías".

Beda, in Marcum 4, 44. Pienso que estos soldados debían ser romanos, que no entendían el hebreo, y creían que llamaba a Elías porque había dicho Eli. Pero si admitimos que eran judíos los que así hablaron, hay que suponer que lo consideraron débil, puesto que imploraba el auxilio de Elías. "Y corriendo uno de ellos, prosigue, empapó una esponja en vinagre", etc. La causa por qué dieron a beber vinagre al Señor la expresa extensamente San Juan diciendo que Jesús, para que se cumpliesen las Escrituras, dijo (Jn 19,28-29): "Tengo sed". Ellos ofrecieron a sus labios una esponja empapada en vinagre.

Pseudo - Jerónimo. Aquí se expresa una figura que se refiere a los judíos, porque empapan en vinagre, es decir, en malicia y dolo una esponja puesta en una caña frágil, seca y propia para el fuego.

San Agustín, De consensu evangelistarum 2, 17. Pero no habló de Elías sólo el que le ofreció la esponja con vinagre, sino los demás, según refiere San Mateo. Por eso debemos entender que él y los demás dijeron lo mismo.

Pseudo - Jerónimo. Cuando la carne desfallecía tomó fuerza la voz de Dios, que dice: "Abridme las puertas de la justicia" (Ps 117,19) "Mas Jesús dando un gran grito expiró". Con voz apagada, o sin voz, morimos los que somos de la tierra: El que vino del cielo expiró con voz poderosa.

Teofilacto. Y el que domina y manda sobre la muerte expira con la potestad de Señor. Cuál fue, por fin, esta voz nos lo declara San Lucas repitiendo sus palabras (Mc 23,46): "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Quiso declararnos el Señor que el espíritu de los santos se eleva a las manos de Dios, habiendo permanecido cautivos todos ellos en los infiernos, hasta que vino el que predicó la remisión de los pecados.


MARCOS 15,38-41


7538 (Mc 15,38-41)

Y el velo del templo se rasgó en dos partes de arriba abajo. Y el centurión que estaba allí presente, viendo que había expirado con tan gran clamor, dijo: "Verdaderamente que este hombre era Hijo de Dios". Había también varias mujeres que estaban mirando de lejos, entre las cuales estaba María Magdalena y María, madre de Santiago el menor y de José, y Salomé (mujer de Zebedeo), que cuando estaba en Galilea le seguían y le asistían (con sus bienes), y también otras muchas que juntamente con El habían subido a Jerusalén. (vv. 38-41)

Glosa. Después de referir el Evangelista la pasión y muerte de Cristo, pasa a narrar los acontecimientos que siguieron. "Y el velo del templo se rasgó en dos partes", etc.

Pseudo - Jerónimo. El velo del templo se rasgó, es decir, se abrió el cielo.

Teofilacto. Se rasgó el velo del templo, indicando Dios con esto que la gracia del Espíritu Santo se retira y aparta del templo, quedando el Sancta Sanctorum a la vista de todos. Es el mismo templo el que estará de duelo en los judíos cuando rasguen sus vestiduras y lloren sus calamidades. Muéstrase también aquí el templo animado, es decir, el cuerpo de Cristo, en cuya pasión fue desgarrada su vestidura, esto es, su carne. Significa algo más: que la carne es el velo de nuestro templo, esto es, de nuestro espíritu, y que en los sufrimientos de Cristo fue desgarrado el poder de la carne de arriba a abajo, es decir, desde Adán hasta los últimos hombres. Porque fue salvado el mismo Adán por la pasión de Cristo, y no habiendo quedado su carne bajo la maldición ya no es digna de corrupción, y del mismo modo todos hemos sido engalanados con la incorruptibilidad.

"Y el centurión que estaba allí presente, viendo", etc. Llamaban centurión al que mandaba cien soldados. Viendo éste que el Salvador expiraba con tal poder y dominio, se asombró y confesó.

Beda, in Marcum 4, 44. Aquí se expone la causa del milagro del centurión, quien al ver el modo en que el Señor expiraba, es decir, cómo entregaba el Espíritu, dijo: "Verdaderamente que este hombre era Hijo de Dios", porque solamente el Creador de la vida tiene poder para entregar el Espíritu.

San Agustín, de Trinitate 4, 13. Lo que más asombró al centurión fue que después de aquella voz, con la que representó la figura de nuestro pecado, entregase inmediatamente su Espíritu. El Mediador demostró así que no había ido a la muerte de su carne obligado por el pago de pecado alguno, ya que no la abandonó forzado, sino por su voluntad, y como corresponde al Verbo de Dios unido a la naturaleza humana en la unidad de la persona.

Pseudo - Jerónimo. Los últimos son hechos ahora los primeros. El pueblo gentil confiesa, y los judíos niegan llenos de ceguedad, de suerte que hacen peor este error que el primero.

Teofilacto. De este modo se invierte el orden, porque mientras los judíos matan, confiesan los gentiles; y mientras huyen los discípulos, las mujeres se quedan. "Había también allí varias mujeres", etc. La llamada Salomé era la madre de los hijos del Zebedeo.

Orígenes, in Mathaeum, 35. Creo yo, después de consultar a San Mateo y San Marcos, que las principales que estaban allí eran las tres mujeres nombradas. Estos dos Evangelistas llaman a dos de ellas María Magdalena y María de Santiago. A la tercera la llama San Mateo madre de los hijos del Zebedeo, mientras que San Marcos la llama Salomé.

Beda, in Marcum 4, 44. Santiago el Menor, también de nombre Santiago de Alfeo, era llamado pariente del Señor porque era hijo de María, tía del Señor, de la que hace mención San Juan diciendo: Estaban junto a la cruz de Jesús su Madre, y la hermana o parienta de su Madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena (Jn 19,25) Se llamaba María de Cleofás por su padre o por su parentesco. Se llamaba también a Santiago el Menor para distinguirle del Mayor, hijo del Zebedeo, a quien llamó el Señor a ser uno de sus primeros Apóstoles. Era costumbre de los judíos, que respetaban mucho las costumbres antiguas, que las mujeres diesen de sus bienes, vestido y alimento a los maestros. Por esto dice: "Que cuando estaba en Galilea le seguían y le asistían", etc. Asistían al Señor con sus bienes temporales, en tanto que El las asistía con los espirituales haciéndose modelo de maestros, quienes deben contentarse con el alimento y el vestido que les dan sus discípulos. Pero veamos quiénes más estaban con ellas. "Y también otras muchas, que juntamente con El habían subido a Jerusalén".

Pseudo - Jerónimo. Así como por la Virgen María no ha sido excluido de la salvación el sexo femenino, así también por la viuda María Magdalena, y por las demás que eran madres, no ha sido rechazado el conocimiento del misterio de la cruz y de la resurrección.


Catena aurea ES 7506