Catena aurea ES 11224

LUCAS 22,24-27


11224 (Lc 22,24-27)

Y se movió también entre ellos contienda, cuál de ellos parecía ser el mayor. Mas El les dijo: "Los reyes de las gentes que se enseñorean de ellas: y los que tienen poder sobre ellas, son llamados bienhechores. Mas vosotros no así: antes el que es mayor entre vosotros, hágase como el menor; y el que precede, como el que sirve. Porque ¿cuál es mayor, el que está sentado a la mesa, o el que sirve? ¿no es mayor el que está sentado a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros, así como el que sirve". (vv. 24-27)

Teófil. Como se preguntasen mutuamente quién sería el que entregaría al Señor, era consecuente que se dijesen unos a otros: "Tú eres quien le ha de entregar". A esto se verían precisados a contestar: "Yo soy más poderoso", "yo soy mayor", y otras cosas semejantes. Por esto sigue: "Y se movió también entre ellos contienda, cuál de ellos parecía ser el mayor".

Expositor Griego. Esta cuestión nació, según parece, de que como el Señor debía separarse de los hombres, convenía que alguno de ellos fuese elegido como administrador del mismo Dios.

Beda. Así como los buenos buscan en las Santas Escrituras ejemplos de los Santos Padres, para aprender de ellos y humillarse, así los malvados, cuando encuentran algo reprensible en los buenos, insiten mucho en ello como queriendo disculpar sus maldades. Por esto, muchos leen con gusto que hubo disputa entre los discípulos del Señor.

San Ambrosio. Pero si preguntaban los apóstoles, no era para servir de excusa a los demás, sino por precaución. Evitemos, pues, que las disputas entre nosotros acerca de la supremacía sirvan para nuestra perdición.

Beda. Veamos también de no fijarnos en el ejemplo de los discípulos, que todavía eran apegados a lo mundano, y ocupémonos de lo que mandaba el Maestro espiritual. Sigue, pues: "Les dijo: los reyes de las gentes", etc.

Crisóstomo., hom 66., in Matth. Menciona a los gentiles, para censurar su modo de ser, porque es propio de los gentiles ambicionar los primeros puestos.

San Cirilo.Pero también sus súbditos les hablan con suma reverencia. Continúa: "Y los que tienen poder sobre ellas, se llaman sus bienhechores". Pero aquellos que se crean dispensados por la ley, están sujetos a las mismas debilidades. En cambio vuestra meta está en la humildad; por lo que prosigue: "Mas vosotros no así", etc.

San Basilio., in Regulis fusius disputatis ad interrog. 30. Que la dignidad no envanezca al que manda, no sea que se avergüence de la hermosura de la humildad. Tenga presente que la verdadera humildad es el mejor de los ejercicios. Así como el que asiste a varios heridos y se cuida de curar las heridas de todos, cualquiera que ellos sean, no toma el mando para enorgullecerse, así mucho más el que se encarga de curar las enfermedades de sus hermanos, como habrá de dar cuenta de cada uno de ellos, debe cuidar de andar muy solícito. Por ello, el que es mayor, hágase como el menor. Conviene, pues, que los que mandan ofrezcan sus servicios corporales , imitando al Salvador, que lavó los pies de sus discípulos. Por esto sigue: "Y el que preside, como el que sirve". No hay que temer que el subordinado rompa el propósito de ser humilde, cuando se ve servido por su superior, pues su humildad se estimulará con el buen ejemplo.

San Ambrosio. Debe tenerse presente que la humildad no se funda exclusivamente en el deseo de honrar a otros. Puede suceder muy bien, que se honre a otras personas, porque así lo exige el trato social, el respeto de su posición o la utilidad que nos pueda reportar su trato. Se desea tu provecho, no el honor de los demás; y por lo tanto, la fórmula es igual para todos, y no se trata de la supremacía, sino de la humildad.

Beda. En esta fórmula, enseñada por el Señor, no se excluyen los que tienen posición elevada; no deben dominar éstos a los que viven de una manera más modesta, como hacen los reyes de las naciones con los que les están subordinados, ni deben ser ensalzados por sus alabanzas; pero deben obrar enérgicamente contra los que obran mal, por amor a la justicia. El Señor añadió a sus palabras el ejemplo, por lo que sigue: "Porque, ¿cuál es mayor, el que está sentado a la mesa o el que sirve? Pues Yo estoy", etc.

Crisóstomo. Como si dijera: "No creas que el discípulo necesita de ti, pero tú no de él. Yo, que no necesito de nadie, cuando todo el universo necesita de mí, he bajado a serviros".

Teofilacto. Prueba que necesitan de El, cuando les distribuye el pan y el vino, dándoles a conocer en este misterio que si han comido de aquel pan y han bebido de aquel cáliz, ha sido porque el mismo Jesucristo sirvió a todos, y por lo tanto todos debemos sentir del mismo modo.

Beda. Se refiere también al servicio material de que habla San Juan, que siendo el Señor y el Maestro, lavó los pies de sus discípulos. Aun cuando en la palabra servir puede entenderse todo cuanto hizo el tiempo que vivió en carne mortal, también dio a conocer por esta palabra el servicio que habría de prestar a la humanidad derramando su sangre por ella.

LUCAS 22,28-30


11228 (Lc 22,28)

"Mas vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis tentaciones: y por esto dispongo yo del reino para vosotros, como mi Padre dispuso de él para mí: para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel". (vv. 28-30)

Teofilacto. Así como el Señor había dicho "ay" respecto del traidor, así ahora anuncia grandes beneficios para los demás discípulos, diciendo: "Mas vosotros sois los que habéis permanecido conmigo", etc.

Beda. El alcanzar el reino de los cielos no es para el que empieza a tener paciencia, sino para el que persevera; porque la perseverancia -que se llama constancia o fortaleza del espíritu-, debe extenderse a todo, y ser como el fundamento de todas las virtudes. El Hijo de Dios, pues, lleva al reino de los cielos a los que permanecen con El en las tentaciones; y como hemos sido identificados con El por la semejanza en la muerte, así también nos deberemos parecer a El en la resurrección. Por lo que sigue: "Por esto dispongo para vosotros", etc.

San Ambrosio. El reino de Dios no es de este mundo. No debe, pues, compararse el hombre con Dios, sino asemejarse a El. Solamente Jesucristo es verdadera imagen de Dios, por la unidad evidente de gloria que tiene con el Padre. El hombre justo está formado a imagen de Dios, cuando menosprecia las cosas del mundo por asemejarse al Señor y conocer sus bondades. Entonces es cuando comemos el Cuerpo de Cristo, para poder participar de la vida eterna; por lo cual prosigue: "Para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino". No se nos ofrece la comida y la bebida como premio, sino como comunicación de la gracia y de la vida celestial.

Beda. La mesa celestial que se ofrece a todos los santos para que gocen, es la gloria del cielo y de la vida, en la que se saciarán todos los que tienen hambre y sed de justicia, (Mt 5) gozando del deseado gozo del verdadero bien.

Teofilacto. No dijo esto refiriéndose a las comidas futuras y materiales, ni refiriéndose a un reino material y futuro. Habrá allí un trato puramente angelical, como predijo a los saduceos (Mt 22 y Lc 20); pero San Pablo dice (Rm 14,17) que no es el reino de Dios la comida y la bebida.

San Cirilo., in Cat. graec. Patr. Pero explica las cosas espirituales aun por aquello mismo que pasa entre nosotros; porque en efecto los que se sientan a la mesa de los reyes son los que gozan con ellos de cierta preferencia; y según el modo de pensar de los hombres, manifiesta que gozarán ante El de los mayores honores.

Beda. Esta es la idea invariable del Salvador (Ps 117): los que gozan en servir a sus prójimos, sean alimentados entonces en la mesa sacratísima del Señor con los manjares de la vida eterna, y que aquellos que en las tentaciones son juzgados injustamente permanecen con Dios, allí sean constituidos con El en justos jueces contra sus perseguidores. Por ello sigue: "Y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel".

Teófil. Es decir, condenando a los culpables de las doce tribus de Israel.

San Ambrosio. No son los doce tronos como asientos donde se descansa de una manera material; sino que así como juzga el Señor conociendo los secretos del corazón, no preguntando sobre los acontecimientos, sino castigando la iniquidad y premiando la virtud, así los apóstoles son invitados a tomar parte en un juicio espiritual, para que premien la fe y la virtud y castiguen el vicio, reprimiendo el error con firmeza y persiguiendo a los sacrílegos con odio.

Crisóstomo. hom 65, in Matth. ¿Acaso se sentará también allí Judas? Pero considera que la ley ha sido dada por Dios, por medio de Jeremías (Jr 18,10): "Si yo te ofrezco lo bueno y tú te haces indigno, te castigaré". Y por ello, dirigiéndose a sus discípulos, no les hizo promesas vanas, sino que añadió: "Vosotros, que habéis permanecido conmigo en mis tribulaciones".

Beda. Judas fue excluido de la sublimidad de este ofrecimiento; porque se cree que salió del cenáculo antes que Jesús dijera esto. También son exceptuados aquellos que, habiendo oído la predicación de tan sublime misterio, se volvieron (Jn 6 Jn 67)




LUCAS 22,31-34

11231 (Lc 22,31-34)

Y dijo más el Señor: "Simón, Simón; mira que Satanás os ha pedido para cribaros como trigo; mas yo he rogado por ti, que no falte tu fe; y tú una vez convertido, confirma a tus hermanos". Y él le dijo: "Señor, aparejado estoy para ir contigo aún a cárcel y a muerte". Mas Jesús le respondió: "Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo sin que tres veces hayas negado que me conoces". (vv. 31-34)

Beda. Para que no se gloriasen los once apóstoles, ni atribuyesen a sus propias fuerzas el haber permanecido fuertes ellos solos entre tantos judíos, al lado del Señor, les hace ver que si no son protegidos por el favor del cielo, podrán caer como los demás en toda clase de peligros. Por ello sigue: "Dice, pues, el Señor a Simón: Simón, mira que Satanás os ha pedido para cribaros como trigo", etc.; es decir, conviene que seáis tentados; y así como se limpia el trigo zarandeándolo, así ellos deberían ser estremecidos, en lo que demuestra que ninguno es tentado en su fe por el diablo si no lo permite Dios.

Teofilacto. Dijo esto a San Pedro, porque era más fuerte que los demás, y podía enorgullecerse por lo que Jesucristo le había ofrecido.

San Cirilo.También para dar a entender que los hombres nada son por sí solos (en cuanto se refiere a la naturaleza humana, y a lo frágil de nuestra inteligencia), y que no conviene desear la presidencia de los demás; por ello sigue: "Yo he rogado por ti para que no falte tu fe".

Crisóstomo., hom 83, in Matth. No dijo, pues: Yo he permitido, sino yo he rogado; habla con tanta humildad cuando se acerca su Pasión, para dar a conocer su verdadera humanidad. Porque aquel que había dicho, no suplicando, sino con imperio (Mt 16,18-19): "Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y te daré las llaves del reino de los cielos", ¿cómo podía necesitar de la oración para obligar al alma conmovida de un solo hombre? No dijo, pues: He rogado para que no me niegues, sino para que no falte tu fe.

Teófil. Porque aunque San Pedro había de sufrir grandes agitaciones, tenía, sin embargo, escondida la semilla de la fe; y así, aun cuando cayesen las hojas a impulsos de la tentación, sin embargo, quedaría la raíz. Te ha pedido Satanás para dañarte, como envidiado por mi predilección; pero aunque yo haya rogado por ti, tú caerás. Por ello prosigue: "Y tú, convertido alguna vez, confirma a tus hermanos", etc. Como diciendo: Después que me hayas negado, llorarás y te arrepentirás; pues entonces confirma a tus hermanos, puesto que te he constituido jefe de los apóstoles; esto es lo que te toca a ti, que conmigo eres la fortaleza y piedra de mi Iglesia. Esto debe entenderse no sólo respecto de los discípulos que estaban allí presentes, para que fuesen fortalecidos por Pedro, sino también respecto de todos los fieles que hasta el fin del mundo habrán de existir; y para que nadie desconfíe viendo que Pedro, que a pesar de ser apóstol, le negó, logró por la penitencia recobrar su antigua prerrogativa y ser el jefe de la religión en todo el mundo. Admirad la grandeza de la paciencia divina, para que el discípulo Pedro no desconfiase; antes de que cometa la culpa ya le concede el perdón, y le restablece en su dignidad de jefe del Apostolado, diciendo: "Confirma a tus hermanos".

Beda. Como diciendo: Así como yo he fortalecido tu fe (para que no desaparezca) por medio de la oración, tú también, acuérdate de confortar a tus hermanos más débiles para que no desesperen del perdón.

San Ambrosio. Evita la vanagloria, prescinde de lo que se dirá en el mundo; le manda que conforte a sus hermanos, a aquel que dijo (Mt 19,27): "Todo lo hemos dejado por seguirte".

Beda. Como el Señor había dicho que había rogado por la fe de Pedro, éste, conociendo su gran afecto y el fervor de su fe, como ignoraba lo que le había de suceder, no creyó que podría faltar. Por esto sigue: "Y él le dijo: Señor, aparejado estoy para ir contigo aun a cárcel y a muerte".

Teófil. Se enfervoriza por su grande cariño, y se promete cosas imposibles; pero convenía no insistir más, habiendo oído por boca de la eterna Verdad que habría de ser tentado. Pero el Señor, viendo que todavía hablaba con cierta vanidad, le explica la clase de tentación, es decir, que le habría de negar. Por ello sigue: "Mas Jesús le dijo: 'Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo, sin que tres veces hayas negado'", etc.

San Ambrosio. Aunque San Pedro era de un espíritu pronto, su cuerpo estaba debilitado por el afecto, por lo que se le anuncia que negará al Señor; no podía, pues, imitar la firmeza del propósito divino. La pasión del Señor tiene muchos imitadores, pero ninguno puede igualarle.

Teófil. De aquí sacamos una gran enseñanza; a saber: que no basta el propósito de los hombres si le falta el auxilio divino. San Pedro, aunque se encontraba muy ferviente, abandonado un momento por Dios fue sorprendido por el demonio.

Beda. Debe tenerse en cuenta que por consentimieto de Dios los pusilánimes sufren algunas caídas para remedio de males anteriores. Pero aunque parezca que es igual la falta del pusilánime y de los demás, se diferencian y mucho, porque el pusilánime peca en virtud de ciertas asechanzas y casi contra su voluntad; pero los demás pecan, porque no se cuidan ni de sí ni de Dios, ni distinguen entre pecar y obrar bien; por lo que creo que deben tener distinto castigo, porque el pusilánime necesita de cierta ayuda, y debe recibir su castigo de conformidad con su falta.

San Agustín. De const. Evang., lib. 3, cap. 2. Todos los evangelistas refieren lo que se dice aquí acerca de la predicción de la negación de San Pedro, pero no la exponen como nacida de una misma ocasión o conversación; San Mateo y San Marcos, la refieren como acaecida en el momento en que el Señor salió de aquella casa donde celebraron la Pascua; San Lucas y San Juan antes que saliese de allí. Pero podemos explicar esto entendiendo que los dos primeros relataron este acontecimiento como recordándolo posteriormente o que los dos últimos lo anticiparon. Sin embargo, quizás ofrezca más dificultad que sean tan diferentes no sólo la letra sino también el sentido de las palabras pronunciadas por el Señor, por las cuales San Pedro se deja inducir a expresar la presunción de morir por el Señor o con el Señor; por esto estamos obligados a entender más bien que en tres ocasiones dio a conocer su presunción, y en diversos lugares, en virtud de las palabras de Jesucristo; y que en estas tres ocasiones le dijo el Señor, que le negaría tres veces antes que el gallo cantare.

LUCAS 22,34-38


11234 (Lc 22,34)

Y les dijo: "Cuando os envié sin bolsa, sin alforja o sin calzado, por ventura ¿os faltó alguna cosa?" Y ellos respondieron: "Nada". Luego les dijo: "Pues ahora, quien tiene bolsa, tómela, y también la alforja: y el que no la tiene, venda su túnica, y compre una espada: porque os digo que es necesario que se vea cumplido en mí aún esto que está escrito: y fue contado con los inicuos; porque las cosas que miran a mí tienen su cumplimiento". Mas ellos respondieron: "Señor, he aquí dos espadas". Y El les dijo: "Basta". (vv. 34-38)

San Cirilo.Había predicho el Señor a San Pedro que era evidente que lo había de negar durante el tiempo de su arresto; pero una vez que hizo mención de su captura, anuncia en seguida el conflicto que había de sobrevenir con los judíos; por esto dice: "Y les dijo: Cuando os envié sin bolsa", etc. Había enviado el Señor a sus apóstoles a predicar el reino de los cielos por las ciudades y aldeas, advirtiéndoles, que no llevasen consigo ningún bien para su cuidado cuando esto hicieren, sino que esperasen de El cuanto pudieren necesitar.

Crisóstomo., in illum ad Rom., 16. Así como el que enseña a nadar, pone las manos debajo de los discípulos al principio y los sostiene con cuidado, pero después se va separando de ellos y les ordena que le vayan siguiendo, y aun alguna vez les deja que se hundan un poco, así el Señor con sus discípulos, en los principios les asistía en seguida que experimentaban alguna necesidad, preparándoles cuanto pudiesen necesitar con abundancia. Por lo que contestaron ellos: "Nada"; pero cuando ya era preciso manifestar sus propias fuerzas, les retira un poco su gracia, mandándoles hacer alguna cosa por su propia virtud; por esto sigue: "Y les dijo: Pues ahora, quien tiene bolsa, esto es, en la que lleva dinero, tómela, y también la alforja (en que se lleva la comida)". Y cuando no tenían ni calzado ni faja, ni báculo, ni dinero, nunca pasaron apuro; pero cuando les manda que lleven alforja, sin embargo cuando concede bolsa, alforja, padecen hambre, sed y el rigor de la desnudez; como si les dijere: hasta ahora todo lo habéis tenido con abundancia; pero ahora quiero que padezcáis necesidad; y por lo tanto, aun cuando no retiro lo que dije primero, sin embargo mando que llevéis bolsa y alforja. Podía el Señor hacerlos vivir en la abundancia por toda la vida, pero no quiso por varias causas: en primer lugar para que nada se atribuyesen a sí mismos, sino que reconociesen que todo les venía del cielo; en segundo lugar para que supiesen vivir con modestia, y en tercer lugar para que no se formaran un juicio elevado de sí mismos. Por todas estas causas permitió también que les sucediesen varios contratiempos, mitigando el rigor de la antigua ley, para que no se les hiciese la vida intolerable.

Beda. No es una misma la manera de vivir que deben tener los discípulos en el tiempo de la persecución y en el de la paz. Cuando envía a sus discípulos a predicar, les manda que no lleven nada para el camino, diciéndoles que el que sirve al Evangelio, del Evangelio debe vivir; pero cuando hay peligro de perder la vida, y por todos es perseguido el pastor, lo mismo que las ovejas, establece la manera de vivir entonces, permitiendo que reúnan los alimentos necesarios, hasta que vuelva el tiempo en que cese la rabia de la persecución y se pueda predicar el Evangelio; en lo que nos da a entender, que cuando hay una verdadera causa, puede prescindirse en algo del rigor con que nos debemos tratar, sin que se falte en ello.

San Agustín., contra Faust., lib. 12, cap. 77. No se ordena esto por inconstancia de quien lo manda, sino porque dispensa de sus preceptos, de sus consejos y de sus órdenes, según lo exigen las circunstancias.

San Ambrosio. El que prohibe herir, ¿por qué ahora manda comprar espada, sino por ventura para que se prepare la defensa sin que esto signifique que la venganza es necesaria, y para que se vea que pudo vengarse, pero que no quiso? Por esto sigue: "Y el que no la tiene, esto es, la bolsa, venda su túnica", etc.

Crisóstomo. ¿Cómo es esto? El que había dicho (Mt 5,39): "Si alguno te hiere en la mejilla derecha, preséntale la izquierda", arma ahora a sus discípulos, y sólo con espada. En efecto, si es conveniente armarse totalmente, es menester no sólo poseer espada sino también escudos y yelmos. Pero aunque hubiesen tenidos mil armas de esta clase, ¿cómo hubiesen podido defenderse de tantas asechanzas y ultrajes de los pueblos, de los tiranos, de las ciudades, de las naciones, que los once habían de sufrir; y cómo no habían de temblar sólo de ver el aspecto de las tropas, ellos que se habían criado en lagos y en ríos? No creamos que deseaba que tuviesen espadas, sino que por medio de ellas da a conocer las inminentes asechanzas de los judíos; por esto sigue: "Porque os digo que es necesario que se vea cumplido en mí, aun esto que está escrito: Y fue contado con los inicuos" (Is 52)

Teofilacto. Como los discípulos habían disputado entre sí sobre prerrogativas, les dijo que no era tiempo de ocuparse de esto, sino de peligros y de muertes; porque aun yo que soy vuestro maestro y vuestro guía, soy conducido a la muerte más afrentosa, y he de ser considerado como malvado; porque cuanto está escrito de mí -es decir, predicho- llega a su término, o sea a su cumplimiento. Queriendo dar a conocer la violencia que había de sufrir, hace mención de la espada; no les habló directamente, no sea que se dejasen llevar por la tristeza (o que se turbasen por el miedo), ni quiso callar lo que iba a suceder, para que no vacilasen en los sucesos que habrían de tener lugar pronto, sino que se admirasen después cuando recapacitasen, que El mismo se había ofrecido como precio, en su pasión, por la salvación de los hombres.

San Basilio., in Regulis brevioribus ad interrog. 31. El Señor no manda llevar alforja y bolsa, ni comprar espada: lo que hace es predecir que los apóstoles o sus sucesores, olvidados un día de su pasión, de sus dones y de la ley divina, se atreverían a llevar espadas; muchas veces en la Sagrada Escritura, se da una frase imperativa, en vez de una profética. En muchos libros no dice: reciba, tome, ni compre, sino: recibirá, tomará, comprará.

Teófil. Esto lo dice por aquellos que tendrán hambre o sed -como lo demuestra por la palabra alforja-, y por las adversidades que indica en la espada. Cuando dice el Señor: "Pues ahora quien tiene bolsa, tómela y también alforja", parece que se refiere a los discípulos; pero en realidad se refiere a todos los judíos, como si dijera: Si alguno de los judíos abunda en bienes de fortuna, reúnalos todos y huya; y si otro, abrumado por la miseria, profesa la religión, éste venda su túnica y compre una espada; porque les sobrevendrá una guerra terrible, y nada habrá que la pueda contrarrestar. Después manifiesta la causa de los males que les habrán de sobrevenir; a saber: que El padece el castigo debido a los malvados, siendo crucificado entre dos ladrones; y que cuando esto suceda, terminará el tiempo de sus favores; y sucederá a sus perseguidores cuanto los profetas habían predicho. El Señor predijo esto refiriéndose a lo que habría de suceder a la región de los judíos; pero los discípulos no comprendían el profundo significado de estas palabras, creyendo que se necesitaría de la espada, por la persecución que Jesús habría de tolerar. Por esto sigue: "Mas ellos respondieron: Señor, he aquí dos espadas".

Crisóstomo. como arriba. Y en verdad que si las utilizaban para la defensa de las cosas ni cien espadas hubiesen sido bastantes; y si no, aun las dos estaban de más.

Teófil. No quiso el Señor reprender a sus discípulos porque no entendían; por esto dijo: "Basta", y los dejó; como cuando nosotros hablamos a otro, si vemos que no nos comprende decimos: Está bien; deja, no le molestemos. Aseguran algunos que el Señor dijo con ironía: "Basta", como diciendo: Para poco nos aprovechan dos espadas cuando tantos son los que nos han de acometer.

Beda. También puede decirse, que dos espadas son testimonio suficiente de que Jesucristo sufrió espontáneamente su pasión: una da valor a los apóstoles para pelear en favor de Dios, y que en Dios existía el poder de curar; y la otra, que siempre metida en su vaina da a conocer que no les permitía hacer en su defensa ni aun lo que hubieran podido hacer.

San Ambrosio. Como la ley no prohibía llevar espada, dio a entender el Señor a San Pedro, cuando éste ofreció dos, y le dijo: "Basta", que si aquello era permitido hasta la inauguración del Evangelio, era porque durante la ley prevalecería la justicia y durante el Evangelio la caridad. También se entiende por espada espiritual el vender cuanto se tiene y comprar palabras de santidad para que el espíritu se fortifique. Es también espada la pasión, para que desnudes el cuerpo, y por medio de los despojos de la mortificación de la carne compres la corona del martirio. También llama la atención que los discípulos presentaran dos espadas, como representando el Antiguo y el Nuevo Testamento, por medio de los que nos armamos en contra de las asechanzas del enemigo. Además, dice el Señor: "Basta", como que nada le faltaba a El a quien se referían todas las doctrinas del Antiguo y del Nuevo Testamento.

LUCAS 22,39-42


11239 (Lc 22,39-42)

Y saliendo, se fue, como solía, al monte de las Olivas, y le fueron también siguiendo sus discípulos. Y cuando llegó al lugar les dijo: "Haced oración para que no entréis en tentación". Y se apartó El de ellos, como un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba, diciendo: "Padre; si quieres, traspasa este cáliz; mas no se haga mi voluntad, sino la tuya". (vv. 39-42)

Beda. Como el Señor había de ser entregado por su discípulo, se marchó al lugar donde pudiera encontrarlo fácilmente. Por esto sigue: "Y habiendo salido se fue, como solía, al monte de los Olivos".

San Cirilo.De día estaba en Jerusalén; pero cuando llegaba la noche se retiraba al monte de los Olivos, donde hablaba con sus discípulos. Sigue: "Y le fueron siguiendo", etc.

Beda. Muy oportunamente llevó al monte de los Olivos a los que estaban instruidos acerca de los misterios referentes a su cuerpo, porque bautizados todos en su preciosa muerte, daba a entender que después serían confirmados por el crisma del Espíritu Santo.

Teófil. Después de la cena, no retienen al Señor ni la pereza, ni el lugar, ni el sueño, sino la enseñanza y la oración. Por esto sigue: "Y cuando llegó al lugar, les dijo: Haced oración", etc.

Beda. Es imposible que deje de ser tentado el hombre; por ello dice: "Orad", no para que no seáis tentados, "sino para que no caigáis en tentación". Esto es, para que no os venza la tentación.

San Cirilo.Pero no contentándose con decirlo de palabra, arrodillándose un poco más adelante, oraba. Por lo que sigue: "Y se apartó El de ellos", etc. En todas las ocasiones le encontrarás orando en la soledad; para que aprendas que debe hablarse con Dios altísimo, con atención y corazón tranquilo. No oraba porque necesitase de la ayuda de otro, El que es la virtud omnipotente del Padre; sino para que aprendamos que no debemos dormirnos en la tentación, sino que debemos insistir con más fervor en nuestras oraciones.

Beda. Solo oraba por nosotros, Aquel que solo por nosotros había padecido, dándonos a conocer, que tanto su oración como su pasión, se diferenciaban mucho de las nuestras.

San Agustín., De cuaest Evang., 2,50. "Y se apartó de ellos como un tiro de piedra"; como para exhortarlos, en forma figurada, a que refirieran hacia El la piedra; es decir, que a El aplicaran la intención de la ley que estaba escrita en piedra.

San Gregorio Niceno. Vel Isidorus in Cat. graec. Patr. ¿Qué quiere decir doblando la rodilla? puesto que se dice: "Y puesto de rodillas, oraba". Es costumbre entre los hombres rogar de rodillas a los que son más que los que oran; dando a entender que son mucho más los que son rogados. Bien evidente es, que la naturaleza humana no tiene cosa alguna que sea digna de Dios; por eso le veneramos con las demostraciones respetuosas que mutuamente nos prestamos, confesando que somos menos respecto de la grandeza de nuestros prójimos. Por ello, Aquel que llevó sobre sí todos nuestros pecados e intercedió por nosotros, dobló las rodillas de su humanidad para orar, enseñándonos que debemos alejar todo orgullo en los momentos en que estemos orando, y que en todo nos debemos conformar con la humildad; porque Dios resiste a los soberbios, y da su gracia a los humildes (St 4, y 1Pe 5,5)

Crisóstomo. Todo arte es demostrado por aquel que enseña, tanto con las palabras como con las obras; y como el Señor había venido a enseñarnos, no cualquier virtud, por esto dice y hace. Por lo tanto, como había mandado orar con palabras para que no cayésemos en tentación, ahora nos enseña esto mismo con las obras. Prosigue: "Diciendo: Padre; si quieres, aparta de mí este cáliz"; no dice, si quieres, como ignorando si agradaría esto al Padre; no hay cosa más difícil que conocer la divina esencia, que El sólo puede comprender en realidad, según las palabras de San Juan (cap 10,15): "Como me conoce el Padre, yo conozco al Padre"; y no dice esto porque le repugne padecer; ya había reprendido al discípulo que se había opuesto a ello, llamándole Satanás después de haberle distinguido mucho (Mt 16), ¿cómo puede decirse que no quería ser crucificado? No puede decirse esto si se tiene en cuenta, que nuestro inefable Dios -superior a cuanto se puede comprender- quiso bajar al seno de una Virgen, amamantarse con su leche y sufrir toda clase de sufrimientos en la tierra. Como era casi increíble que todo esto había de suceder, envió primero a sus profetas para que lo vaticinasen así. Después El mismo se vistió de carne, viniendo a la tierra; y para que no se creyera que era aparente, permitió que su carne sufriese todos los accidentes de la humana fragilidad: tener hambre, sed, dormir, trabajar, cansarse y afligirse. Por esto rehusa la muerte, para dar a conocer que tiene consigo una verdadera humanidad.

San Ambrosio. Dice, pues: "Si quieres, aparta de mí este cáliz"; pero es sólo como hombre que rehusa la muerte, ya que como Dios, sigue firme en su propósito.

Beda. Pide que pase de El aquel cáliz, no en verdad porque tema padecer, sino compadecido del pueblo de Israel, que debería beber el cáliz que se le había pronosticado. Por esto no dijo terminantemente, aparta de mí el cáliz, sino este cáliz, esto es, el del pueblo judío que no puede tener excusa si me mata, puesto que tiene la Ley y los Profetas, que me han anunciado con tanta frecuencia.

San Dionisio Alejandrino. In Cat. graec. Patr. Cuando dice aparta de mí este cáliz, no es para que no le venga, sino porque no podría pasar si no viniere; por lo tanto, cuando se dio cuenta de que lo tenía presente, empezó a afligirse, a entristecerse, y al aproximarse dice: "Haz pasar este cáliz". Como lo que pasa ya no se toca ni permanece, así el Salvador -cuando se ve tentado- insta para que la tentación se desvanezca; lo que es no caer en tentación -porque vela cuando ora-. Enseña el mejor modo de huir de las tentaciones, cuando dice: "Mas no se haga mi voluntad, sino la tuya". Dios es incapaz de obrar mal; quiere, pues, concedernos en abundancia los bienes que pedimos o comprendemos; luego pide que se cumpla la voluntad absoluta del Padre -que El conocía perfectamente-, y que es su misma voluntad en cuanto a la divinidad; rehusó que se cumpliese la voluntad humana, que llama suya, y que es menor que la del Padre.

San Atanasio., De incarnatione contra arrianos, vel, De natura humana suscepta, versus finem. Aquí manifiesta que pide de dos modos: en sentido humano, que es carnal, y en sentido divino; la humanidad rehúsa el padecer, porque es de carne; pero el amor de Dios le alienta para que sufra, porque no era posible que prescindiese de la muerte.

San Gregorio Niceno. Asegura Apolinar que Jesucristo no tuvo voluntad propia según lo humano, sino que sólo había voluntad divina en Cristo, que descendió del cielo.

Beda. Al acercarse el Salvador a la pasión, tomó la voz de los que están afligidos; porque cuando va a suceder lo que no queremos que suceda, debemos pedir -por nuestra flaqueza- que no suceda, mientras que con nuestra firme voluntad debemos estar preparados a cumplir las disposiciones de nuestro Creador, aun en contra de nuestros deseos.


Catena aurea ES 11224