Congregación para el Clero 501

Congregacion para el Clero

Directorium pro Ministerio et Vita Diaconorum Permanentium



Directorio para el Ministerio y la Vida de los Diaconos Permanentes

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1. El Estatuto Juridico del Diacono

El diacono ministro sagrado

1. El diaconado tiene su origen en la consagracion y en la mision de Cristo, de las cuales el diacono esta llamado a participar. Mediante la imposicion de las manos y la oracion consecratoria es constituido ministro sagrado, miembro de la jerarquia. Esta condicion determina su estatuto teologico y juridico en la Iglesia.

La incardinacion

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2. En el momento de la admision todos los candidatos deberan expresar claramente y por escrito la intencion de servir a la Iglesia durante toda la vida en una determinada circunscripcion territorial o personal, en un Instituto de Vida Consagrada, en un Sociedad de Vida apostolica, que tengan la facultad de incardinar. La aceptacion escrita de tal peticion esta reservada a quien tenga la facultad de incardinar, y determina quien es el superior del candidato.

La incardinacion es un vinculo juridico, que tiene valor eclesiologico y espiritual en cuanto que expresa la dedicacion ministerial del diacono a la Iglesia.

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3. Un diacono ya incardinado en una circunscripcion eclesiastica, puede ser incardinado en otra circunscripicion a norma del derecho.

El diacono que, por justos motivos, desea ejercer el ministerio en una diocesis diversa de aquella de la incardinacion, debe obtener la autorizacion escrita de los dos obispos.

Los obispos favorezcan a los diaconos de su diocesis, que desean ponerse a disposicion de las Iglesias, que sufren por la escasez de clero, sea en forma definitiva, sea por tiempo determinado, y, en particular, a aquellos que piden dedicarse, previa una especifica y cuidadosa preparacion, para la mision ad gentes. Las necesarias relaciones seran reguladas con un adecuado acuerdo entre los obispos interesados.

Es deber del obispo seguir con particular solicitud a los diaconos de su diocesis. l se dirigira con especial premura, proveyendo personalmente o mediante un sacerdote delegado suyo, hacia aquellos que, por su situacion, se encuentren en especiales dificultades.

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4. El diacono incardinado en un Instituto de Vida Consagrada o en una Sociedad de Vida Apostolica, ejercera su ministerio bajo la potestad del obispo en todo aquello que se refiere al cuidado pastoral, al ejercicio publico del culto divino y a las obras de apostolado, quedando también sujeto a los propios superiores, segun su competencia y manteniéndose fiel a la disciplina de la comunidad de referencia. En caso de traslado a otra comunidad de diversa diocesis, el superior debera presentar el diacono al Ordinario con el fin de obtener de éste la licencia para el ejercicio del ministerio, segun la modalidad que ellos mismos determinaran con sabio acuerdo.

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5. La vocacion especifica del diaconado permanente supone la estabilidad en este orden. Por tanto, un eventual paso al presbiterado de diaconos no casados o que hayan quedado viudos sera una rarisima excepcion, posible solo cuando especiales y graves razones lo sugieran. La decision de admision al Orden del Presbiterado corresponde al propio obispo diocesano, si no hay otros impedimentos reservados a la Santa Sede Sin embargo, dada la excepcionalidad del caso, es oportuno que él consulte previamente a la Congregacion para la Educacion Catolica respecto a lo que se refiere al programa de preparacion intelectual y teologica del cadidato y la Congregacion para el Clero acerca el programa de preparacion pastoral y las actitudes del diacono al ministerio presbiteral.

Fraternidad sacramental

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6. Los diaconos, en virtud del orden recibido, estan unidos entre si por la hermandad sacramental. Todos ellos actuan por la misma causa: la edificacion del Cuerpo de Cristo, bajo la autoridad del obispo, en comunion con el Sumo Pontifice. Siéntase cada diacono ligado a sus hermanos con el vinculo de la caridad, de la oracion, de la obediencia al propio obispo, del celo ministerial y de la colaboracion.

Es bueno que los diaconos, con el consentimiento del obispo y en presencia del obispo mismo o de su delegado, se reunan periodicamente para verificar el ejercicio del propio ministerio, intercambiar experiencias, proseguir la formacion, estimularse reciprocamente en la fidelidad.

Estos encuentros entre diaconos permanentes pueden constituir un punto de referencia también para los candidatos a la ordenacion diaconal.

Corresponde al obispo del lugar alimentar en los diaconos que trabajan en la diocesis un "espiritu de comunion", evitando la formacion de aquel "corporativismo", que influyo en la desaparicion del diaconado permanente en los siglos pasados.

Obligaciones y derechos

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7. El estatuto del diacono comporta también un conjunto de obligaciones y derechos especificos, a tenor de los cann. 273-283 del Codigo de Derecho Canonico, que se refieren a las obligaciones y a los derechos de los clérigos, con las peculiaridades alli previstas para los diaconos.

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8. El rito de la ordenacion del diacono prevé la promesa de obediencia al obispo: "¿Prometes a mi y mis sucesores filial respeto y obediencia?".

El diacono, prometiendo obediencia al obispo, asume como modelo a Jesus, obediente por excelencia (cf. Fil 2, 5-11), sobre cuyo ejemplo caracterizara la propia obediencia en la escucha (
He 10, 5ss; Jn 4,34) y en la radical disponibilidad (Lc 9, 54ss; 10, 1ss).

l, por esto, se compromete sobre todo con Dios a actuar en plena conformidad a la voluntad del Padre; al mismo tiempo se compromete también con la Iglesia, que tiene necesidad de personas plenamente disponibles. En la plegaria y en el espiritu de oracion del cual debe estar penetrado, el diacono profundizara diariamente el don total de si, como ha hecho el Senor "hasta la muerte y muerte de cruz" (Fil 2,8).

Esta vision de la obediencia predispone a la acogida de las concretas obligaciones asumidas por el diacono con la promesa hecha en la ordenacion, segun cuanto esta previsto por la ley de la Iglesia: "Los clérigos, si no les exime un impedimento legitimo, estan obligados a aceptar y desempenar fielmente la tarea que les encomiende su ordinario"

El fundamento de la obligacion esta en la participacion misma en el ministerio episcopal, conferida por el sacramento del Orden y por la mision canonica. El ambito de la obediencia y de la disponibilidad esta determinado por el mismo ministerio diaconal y por todo aquello que tiene relacion objetiva, directa e inmediata con él.

Al diacono, en el decreto en que se le confiere el oficio, el obispo le atribuira las tareas correspondientes a sus capacidades personales, a la condicion celibataria o familiar, a la formacion, a la edad, a las aspiraciones reconocidas como espiritualmente validas. Seran también definidos el ambito territorial o las personas a las que dirigira su servicio apostolico; sera igualmente especificado si su oficio es a tiempo pleno o parcial, y qué presbitero sera el responsable de la "cura animarum", relativa al ambito de su oficio.

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9. Es deber de los clérigos vivir el vinculo de la fraternidad y de la oracion, comprometiéndose en la colaboracion mutua y con el obispo, reconociendo y promoviendo la mision de los fieles laicos en la Iglesia y en el mundo, conduciendo un estilo de vida sobrio y simple, que se abra a la ?cultura del dar' y favorezca una generosa caridad fraterna.

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10. Los diaconos permanentes no estan obligados a llevar el habito eclesiastico, como en cambio lo estan los diaconos candidatos al presbiterado, para los cuales valen las mismas normas previstas universalmente para los presbiteros.

Los miembros de los Institutos de Vida consagrada y las Sociedades de Vida apostolica se atendran a cuanto esta dispuesto para ellos en el Codigo de Derecho Canonico.

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11. La Iglesia reconoce en el propio ordenamiento canonico el derecho de los diaconos para asociarse entre ellos, con el fin de favorecer su vida espiritual, ejercitar obras de caridad y de piedad y conseguir otros fines, en plena conformidad con su consagracion sacramental y su mision.

A los diaconos, como a los otros clérigos, no les esta permitida la fundacion, la adhesion y la participacion en asociaciones o agrupaciones de cualquier género, incluso civiles, incompatibles con el estado clerical, o que obstaculicen el diligente cumplimiento de su ministerio. Evitaran también todas aquellas asociaciones que, por su naturaleza, finalidad y métodos de accion vayan en detrimento de la plena comunion jerarquica de la Iglesia; ademas aquellas que acarrean danos a la identidad diaconal y al cumplimiento de los deberes que los diaconos ejercen en el servicio del pueblo de Dios; y, finalmente, aquellas que conspiran contra la Iglesia.

Serian totalmente incompatibles con el estado diaconal aquellas asociaciones que quisieran reunir a los diaconos, con la pretension de representatividad, en una especie de corporacion, o de sindicato, o en grupos de presion, reduciendo, de hecho, su sagrado ministerio a una profesion u oficio, comparable a funciones de caracter profano. Ademas, son totalmente incompatibles aquellas asociaciones, que en cualquier modo desvirtuan la naturaleza del contacto directo e inmediato, que cada diacono debe tener con su propio obispo.

Tales asociaciones estan prohibidas porque resultan nocivas al ejercicio del sagrado ministerio diaconal, que corre el riesgo de ser considerado como prestacion subordinada, e introducen asi una actitud de contraposicion respecto a los sagrados pastores, considerados unicamente como empresarios.

Téngase presente que ninguna asociacion privada puede ser reconocida como eclesial sin la previa recognitio de los estatutos por parte de la autoridad eclesial competente; que la misma autoridad tiene el derecho-deber de vigilar sobre la vida de las asociaciones y sobre la consecucion de la finalidad de sus estatutos.

Los diaconos, provenientes de asociaciones o movimientos eclesiales, no sean privados de las riquezas espirituales de tales agrupaciones, en las que pueden seguir encontrando ayuda y apoyo para su mision en el servicio de la Iglesia particular.

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12. La eventual actividad profesional o laboral del diacono tiene un significado diverso de la del fiel laico. En los diaconos permanentes el trabajo permanece, de todos modos, ligado al ministerio; ellos, por tanto, tendran presente que los fieles laicos, por su mision especifica, estan "llamados de modo particular a hacer que la Iglesia esté presente y operante en aquellos lugares y circunstancias, en las que ella no puede ser sal de la tierra sino por medio de ellos".

La vigente disciplina de la Iglesia no prohibe que los diaconos permanentes asuman o ejerzan una profesion con ejercicio de poderes civiles, ni que se dediquen a la administracion de los bienes temporales o que ejerzan cargos seculares con la obligacion de dar cuentas de ellos, como excepcion a cuanto se ha dicho sobre los demas clérigos. Dado que dicha excepcion puede ser inoportuna, esta previsto que el derecho particular pueda determinar diversamente.

En el ejercicio de las actividades comerciales y de los negocios, que les estan permitidos si no hay previsiones diversas y oportunas por parte del derecho particular, sera deber de los diaconos dar un buen testimonio de honestidad y de rectitud deontologica, incluso en la observancia de las obligaciones de justicia y de las leyes civiles que no estén en oposicion con el derecho natural, el Magisterio, a las leges de la iglesia y a su libertad.

Esta excepcion no se aplica a los diaconos pertenecientes a Institutos de vida consagrada y Sociedades de vida apostolica.

Los diaconos permanentes siempre tendran cuidado de valorar cada situacion con prudencia, pidiendo consejo al propio obispo, sobre todo en los casos y en las situaciones mas complejas. Tales profesiones, aunque honestas y utiles a la comunidad -si ejercidas por un diacono permanente- podrian resultar, en determinadas circunstancias, dificilmente compatibles con la responsabilidad pastoral propia de su ministerio. Por tanto, la autoridad competente, teniendo presente las exigencias de la comunion eclesial y los frutos de la accion pastoral al servicio de ésta, debe valorar prudentemente cada caso, aunque cuando se verifiquen cambios de profesion después de la ordenacion diaconal.

En casos de conflicto de conciencia, los diaconos deben actuar, aunque con grave sacrificio, en conformidad con la doctrina y la disciplina de la Iglesia.

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13. Los diaconos, en cuanto ministros sagrados, deben dar prioridad al ministerio y a la caridad pastoral, favoreciendo "en sumo grado el mantenimiento, entre los hombres, de la paz y de la concordia".

El compromiso de militancia activa en los partidos politicos y sindicatos puede ser consentido en situaciones de particular relevancia para "la defensa de los derechos de la Iglesia o la promocion del bien comun", segun las disposiciones adoptadas por las Conferencias Episcopales; permanece, no obstante, firmemente prohibida, en todo caso, la colaboracion con partidos y fuerzas sindicales, que se basan en ideologias, practicas y coaliciones incompatibles con la doctrina catolica.

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14. El diacono, por norma, para alejarse de la diocesis "por un tiempo considerable", segun las especificaciones del derecho particular, debera tener autorizacion del propio Ordinario o Superior Mayor.

Sustento y seguridad social

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15. Los diaconos, empenados en actividades profesionales deben mantenerse con las ganancias derivadas de ellas.

Es del todo legitimo que cuantos se dedican plenamente al servicio de Dios en el desempeno de oficios eclesiasticos, sean equitativamente remunerados, dado que "el trabajador es digno de su salario" (
Lc 10,7) y que "el Senor ha dispuesto que aquellos que anuncian el Evangelio vivan del Evangelio" (1Co 9,14). Esto no excluye que, como ya hacia el apostol Pablo (1Co 9,12), no se pueda renunciar a este derecho y se provea diversamente al propio sustento.

No es facil fijar normas generales y vinculantes para todos en relacion al sustento, dada la gran variedad de situaciones que se dan entre los diaconos, en las diversas Iglesias particulares y en los diversos paises. En esta materia, ademas, hay que tener presentes también los eventuales acuerdos estipulados por la Santa Sede y por las Conferencias Episcopales con los gobiernos de las naciones. Se remite, por esto, al derecho particular para oportunas determinaciones.

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16. Los clérigos, en cuanto dedicados de modo activo y concreto al ministerio eclesiastico, tienen derecho al sustento, que comprende "una remuneracion adecuada" y la asistencia social.

Respecto a los diaconos casados el Codigo de Derecho Canonico dispone lo siguiente: "Los diaconos casados plenamente dedicados al ministerio eclesiastico merecen una retribucion tal que pueda sostener a si mismos y a su familia; pero quienes, por ejercer o haber ejercido una profesion civil, ya reciben una remuneracion, deben proveer a sus propias necesidades y a las de su familia con lo que cobren por ese titulo". Al establecer que la remuneracion debe ser "adecuada", son también enunciados los parametros para determinar y juzgar la medida de la remuneracion: condicion de la persona, naturaleza del cargo ejercido, circunstancias de lugar y de tiempo, necesidades de la vida del ministro (incluidas las de su familia si esta casado), justa retribucion para las personas que, eventualmente, estuviesen a su servicio. Se trata de criterios generales, que se aplican a todos los clérigos.

Para proveer al "sustento de los clérigos que prestan servicios a favor de la diocesis", en cada Iglesia particular debe constituirse un instituto especial, con la finalidad de "recoger los bienes y las ofertas".

La asistencia social en favor de los clérigos, si no ha sido dispuesto diversamente, es confiada a otro instituto apropiado.

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17. Los diaconos célibes, dedicados al ministerio eclesiastico en favor de la diocesis a tiempo completo, si no gozan de otra fuente de sustento, tienen derecho a la remuneracion, segun el principio general.

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18. Los diaconos casados, que se dedican a tiempo completo al ministerio eclesiastico sin recibir de otra fuente retribucion economica, deben ser remunerados de manera que puedan proveer al propio sustento y al de la familia, en conformidad al susodicho principio general.

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19. Los diaconos casados, que se dedican a tiempo completo o a tiempo parcial al ministerio eclesiastico, si reciben una remuneracion por la profesion civil, que ejercen o han ejercido, estan obligados a proveer a sus propias necesidades y a las de su familia con las rentas provenientes de tal remuneracion.

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20. Corresponde al derecho particular reglamentar con oportunas normas otros aspectos de la compleja materia, estableciendo, por ejemplo, que los entes y las parroquias, que se benefician del ministerio de un diacono, tienen la obligacion de reembolsar los gastos realizados por éste en el desempeno del ministerio.

El derecho particular puede, ademas, definir qué obligaciones deba asumir la diocesis en relacion al diacono que, sin culpa, se encontrase privado del trabajo civil. Igualmente, sera oportuno precisar las eventuales obligaciones economicas de la diocesis en relacion a la mujer y a los hijos del diacono fallecido. Donde sea posible, es oportuno que el diacono suscriba, antes de la ordenacion, un seguro que prevea estos casos.

Pérdida del estado de diacono

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21. El diacono esta llamado a vivir con generosa entrega y renovada perseverancia el orden recibido, con fe en la perenne fidelidad de Dios. La sagrada ordenacion, validamente recibida, jamas se pierde. Sin embargo, la pérdida del estado clerical se da en conformidad con lo estipulado por las normas canonicas.

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2. Ministerio del Diacono

Funciones de los diaconos

22. El ministerio del diaconado viene sintetizado por el Concilio Vaticano II con la triada: "ministerio (diaconia) de la liturgia, de la palabra y de la caridad". De este modo se expresa la participacion diaconal en el unico y triple munus de Cristo en el ministro ordenado. El diacono "es maestro, en cuanto proclama e ilustra la Palabra de Dios; es santificador, en cuanto administra el sacramento del Bautismo, de la Eucaristia y los sacramentales, participa en la celebracion de la Santa Misa en calidad de "ministro de la sangre", conserva y distribuye la Eucaristia; "es guia, en cuanto animador de la comunidad o de diversos sectores de la vida eclesial". De este modo, el diacono asiste y sirve a los obispos y a los presbiteros, quienes presiden los actos liturgicos, vigilan la doctrina y guian al Pueblo de Dios. El ministerio de los diaconos, en el servicio a la comunidad de los fieles, debe "colaborar en la construccion de la unidad de los cristianos sin prejuicios y sin iniciativas inoportunas", cultivando aquellas "cualidades humanas que hacen a una persona aceptable a los demas y creible, vigilante sobre su propio lenguaje y sobre sus propias capacidades de dialogo, para adquirir una actitud auténticamente ecuménica".

Diaconia de la Palabra

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23. El obispo, durante la ordenacion, entrega al diacono el libro de los Evangelios diciendo estas palabras: "Recibe el Evangelio de Cristo del cual te has transformado en su anunciador". Del mismo modo que los sacerdotes, los diaconos se dedican a todos los hombres, sea a través de su buena conducta, sea con la predicacion abierta del misterio de Cristo, sea en el transmitir las ensenanzas cristianas o al estudiar los problemas de su tiempo. Funcion principal del diacono es, por lo tanto, colaborar con el obispo y con los presbiteros en el ejercicio del ministerio, n. 9: Ensenanzas, VII, 2 [1984], 436)] no de la propia sabiduria, sino de la Palabra de Dios, invitando a todos a la conversion y a la santidad. Para cumplir esta mision los diaconos estan obligados a prepararse, ante todo, con el estudio cuidadoso de la Sagrada Escritura, de la Tradicion, de la liturgia y de la vida de la Iglesia. Estan obligados, ademas, en la interpretacion y aplicacion del sagrado deposito, a dejarse guiar docilmente por el Magisterio de aquellos que son "testigos de la verdad divina y catolica": el Romano Pontifice y los obispos en comunion con él, de modo que propongan "integral y fielmente el misterio de Cristo".

Es necesario, en fin, que aprendan el arte de comunicar la fe al hombre moderno de manera eficaz e integral, en las multiples situaciones culturales y en las diversas etapas de la vida.

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24. Es propio del diacono proclamar el evangelio y predicar la palabra de Dios. Los diaconos gozan de la facultad de predicar en cualquier parte, segun las condiciones previstas por el Codigo. Esta facultad nace del sacramento y debe ser ejercida con el consentimiento, al menos tacito, del rector de la Iglesia, con la humildad de quien es ministro y no dueno de la palabra de Dios. Por este motivo la advertencia del Apostol es siempre actual: "Investidos de este ministerio por la misericordia con que fuimos favorecidos, no desfallecemos. Al contrario, desechando los disimulos vergonzosos, sin comportarnos con astucia ni falsificando la palabra de Dios, sino anunciando la verdad, nos presentamos delante de toda conciencia humana, en presencia de Dios" (
2Co 4,1-2).

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25. Cuando presidan una celebracion liturgica o cuando segun las normas vigentes, sean los encargados de ellas, los diaconos den gran importancia a la homilia en cuanto "anuncio de las maravillas hechas por Dios en el misterio de Cristo, presente y operante sobretodo en las celebraciones liturgicas". Sepan, por tanto, prepararla con especial cuidado en la oracion, en el estudio de los textos sagrados, en la plena sintonia con el Magisterio y en la reflexion sobre las expectativas de los destinatarios.

Concedan, también, solicita atencion a la catequesis de los fieles en las diversas etapas de la existencia cristiana, de forma que les ayuden a conocer la fe en Cristo, a reforzarla con la recepcion de los sacramentos y a expresarla en su vida personal, familiar, profesional y social. Esta catequesis hoy es tan importante y necesaria y tanto mas debe ser completa, fiel, clara y ajena de incertidumbres, cuanto mas secularizada esta la sociedad y mas grandes son los desafios que la vida moderna plantea al hombre y al evangelio.

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26. Esta sociedad es la destinataria de la nueva evangelizacion. Ella exige el esfuerzo mas generoso por parte de los ministros ordenados. Para promoverla "alimentados por la oracion y sobre todo del amor a la Eucaristia", los diaconos ademas de su participacion en los programas diocesanos o parroquiales de catequesis, evangelizacion y preparacion a los sacramentos, transmitan la Palabra en su eventual ambito profesional, ya sea con palabras explicitas, ya sea con su sola presencia activa en los lugares donde se forma la opinion publica o donde se aplican las normas éticas (como en los servicios sociales, los servicios a favor de los derechos de la familia, de la vida etc.); tengan en cuenta las grandes posibilidades que ofrecen al ministerio de la palabra la ensenanza de la religion y de la moral en las escuelas, la ensenanza en las universidades catolicas y también civiles y el uso adecuado de los modernos medios de comunicacion.

Estos nuevos areopagos exigen ciertamente, ademas de la indispensable sana doctrina, una esmerada preparacion especifica, pues constituyen medios eficacisimos para llevar el evangelio a los hombres de nuestro tiempo y a la misma sociedad.

Finalmente los diaconos tengan presente que es necesario someter al juicio del ordinario, antes de la publicacion, los escritos concernientes a la fe y a las costumbres y que es necesario el permiso del ordinario del lugar para escribir en publicaciones o participar en transmisiones y entretenimientos que suelan atacar la religion catolica o las buenas costumbres. Para las retransmisiones radio televisivas tendran en cuenta lo establecido por la Conferencia Episcopal.

En todo caso, tengan siempre presente la exigencia primera e irrenunciable de no hacer nunca concesiones en la exposicion de la verdad.

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27. Los diaconos recuerden que la Iglesia es por su misma naturaleza misionera, ya sea porque ha tenido origen en la mision del Hijo y en la mision del Espiritu Santo segun el plan del Padre, ya sea porque ha recibido del Senor resucitado el mandato explicito de predicar a toda criatura el Evangelio y de bautizar a los que crean (
Mc 16,15-16 Mt 28,19). De esta Iglesia los diaconos son ministros y, por lo mismo, aunque incardinados en una Iglesia particular, no pueden sustraerse del deber misionero de la Iglesia universal y deben, por lo tanto, permanecer siempre abiertos, en la forma y en la medida que permiten sus obligaciones familiares -si estan casados- y profesionales, también a la missio ad gentes.

La dimension del servicio esta unida a la dimension misionera de la Iglesia; es decir, el esfuerzo misionero del diacono abraza el servicio de la palabra, de la liturgia y de la caridad, que a su vez se realizan en la vida cotidiana. La mision se extiende al testimonio de Cristo también en el eventual ejercicio de una profesion laical.

Diaconia de la liturgia

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28. El rito de la ordenacion pone de relieve otro aspecto del ministerio diaconal: el servicio del altar.

El diacono recibe el sacramento del orden para servir en calidad de ministro a la santificacion de la comunidad cristiana, en comunion jerarquica con el obispo y con los presbiteros. Al ministerio del obispo y, subordinadamente al de los presbiteros, el diacono presta una ayuda sacramental, por lo tanto intrinseca, organica, inconfundible.

Resulta claro que su diaconia ante el altar, por tener su origen en el sacramento del Orden, se diferencia esencialmente de cualquier ministerio liturgico que los pastores puedan encargar a fieles no ordenados. El ministerio liturgico del diacono se diferencia también del mismo ministerio ordenado sacerdotal.

Se sigue que en el ofrecimiento del Sacrificio eucaristico, el diacono no esta en condiciones de realizar el misterio sino que, por una parte representa efectivamente al Pueblo fiel, le ayuda en modo especifico a unir la oblacion de su vida a la oferta de Cristo; y por otro sirve, en nombre de Cristo mismo, a hacer participe a la Iglesia de los frutos de su sacrificio.

Asi como "la liturgia es el culmen hacia el cual tiende la accion de la Iglesia y, juntamente, la fuente de la cual emana toda su virtud", esta prerrogativa de la consagracion diaconal es también fuente de una gracia sacramental dirigida a fecundar todo el ministerio; a tal gracia se debe corresponder también con una cuidadosa y profunda preparacion teologica y liturgica para poder participar dignamente en la celebracion de los sacramentos y de los sacramentales.

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29. En su ministerio el diacono tendra siempre viva la conciencia de que "cada celebracion liturgica, en cuanto obra de Cristo sumo y eterno sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es una accion sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo titulo y el mismo grado, no la iguala ninguna otra accion de la Iglesia". La liturgia es fuente de gracia y de santificacion. Su eficacia deriva de Cristo Redentor y no se apoya en la santidad del ministro. Esta certeza hara humilde al diacono, que no podra jamas comprometer la obra de Cristo, y al mismo tiempo, le empujara a una vida santa para ser digno ministro de Cristo. Las acciones liturgicas, por tanto, no se reducen a acciones privadas o sociales que cada uno puede celebrar a su modo sino que pertenecen al Cuerpo universal de la Iglesia. Los diaconos deben observar las normas propias de los santos misterios con tal devocion que lleven a los fieles a una consciente participacion, que fortalezca su fe, dé culto a Dios y santifique a la Iglesia.

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30. Segun la tradicion de la Iglesia y cuanto establece el derecho, compete a los diaconos "ayudar al Obispo y a los Presbiteros en las celebraciones de los divinos misterios". Por lo tanto se esforzaran por promover las celebraciones que impliquen a toda la asamblea, cuidando la participacion interior de todos y el ejercicio de los diversos ministerios.

Tengan presente también la importante dimension estética, que hace sentir al hombre entero la belleza de cuanto se celebra. La musica y el canto, aunque pobres y simples, la predicacion de la Palabra, la comunion de los fieles que viven la paz y el perdon de Cristo, son un bien precioso que el diacono, por su parte, buscara incrementar.

Sean siempre fieles a cuanto se pide en los libros liturgicos, sin agregar, quitar o cambiar algo por propia iniciativa. Manipular la liturgia equivale a privarla de la riqueza del misterio de Cristo que existe en ella y podria ser un signo de presuncion delante de todo aquello, que ha establecido la sabiduria de la Iglesia. Limitense por tanto a cumplir todo y solo aquello que es de su competencia. Lleven dignamente los ornamentos liturgicos prescritos. La dalmatica, segun los diversos y apropiados colores liturgicos, puesta sobre el alba, el cingulo y la estola, "constituyen el habito propio del diacono".

El servicio de los diaconos se extiende a la preparacion de los fieles para los sacramentos y también a su atencion pastoral después de la celebracion de los mismos.

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31. El diacono, con el obispo y el presbitero, es ministro ordinario del bautismo. El ejercicio de tal facultad requiere o la licencia para actuar concedida por el parroco, al cual compete de manera especial bautizar a sus parroquianos, o que se dé un caso de necesidad. Es de particular importancia el ministerio de los diaconos en la preparacion a este sacramento.

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32. En la celebracion de la Eucaristia, el diacono asiste y ayuda a aquellos que presiden la asamblea y consagran el Cuerpo y la Sangre del Senor, es decir, al obispo y los presbiteros, segun lo establecido por la Institutio Generalis del Misal Romano, manifestando asi a Cristo Servidor: esta junto al sacerdote y lo ayuda, y, en modo particular, asiste a un sacerdote ciego o afectado por otra enfermedad a la celebracion eucaristica; en el altar desarrolla el servicio del caliz y del libro; propone a los fieles las intenciones de la oracion y los invita a darse el signo de la paz; en ausencia de otros ministros, el mismo cumple, segun las necesidades, los oficios.

No es tarea suya pronunciar las palabras de la plegaria eucaristica y las oraciones; ni cumplir las acciones y los gestos que unicamente competen a quien preside y consagra. Es propio del diacono proclamar la divina Escritura.

En cuanto ministro ordinario de la sagrada comunion, la distribuye durante la celebracion, o fuera de ella, y la lleva a los enfermos también en forma de viatico. El diacono es asi mismo ministro ordinario de la exposicion del Santisimo Sacramento y de la bendicion eucaristica. Le corresponde presidir eventuales celebraciones dominicales en ausencia del presbitero.

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33. A los diaconos les puede ser confiada la atencion de la pastoral familiar, de la cual el primer responsable es el obispo. Esta responsabilidad se extiende a los problemas morales, liturgicos, y también a aquellos de caracter personal y social, para sostener la familia en sus dificultades y sufrimientos. Tal responsabilidad puede ser ejercida a nivel diocesano o, bajo la autoridad de un parroco, a nivel local, en la catequesis sobre el matrimonio cristiano, en la preparacion personal de los futuros esposos, en la fructuosa celebracion del sacramento y en la ayuda ofrecida a los esposos después del matrimonio.

Los diaconos casados pueden ser de gran ayuda al proponer la buena nueva sobre el amor conyugal, las virtudes que lo tutelan en el ejercicio de una paternidad cristiana y humanamente responsable.

Corresponde también al diacono, si recibe la facultad de parte del parroco o del Ordinario del lugar, presidir la celebracion del matrimonio extra Missam e impartir la bendicion nupcial en nombre de la Iglesia. El poder dado al diacono puede ser también de forma general segun las condiciones previstas, y puede ser subdelegada exclusivamente en los modos indicados por el Codigo de Derecho Canonico.

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34. Es doctrina definida que la administracion del sacramento de la uncion de los enfermos esta reservado al obispo y a los presbiteros, por la relacion de dependencia de dicho sacramento con el perdon de los pecados y de la digna recepcion de la Eucaristia.

El cuidado pastoral de los enfermos puede ser confiado a los diaconos. El laborioso servicio para socorrerles en el dolor, la catequesis que prepara a recibir el sacramento de la uncion, el suplir al sacerdote en la preparacion de los fieles a la muerte y a la administracion del Viatico con el rito propio, son medios con los cuales los diaconos hacen presente a los fieles la caridad de la Iglesia.

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35. Los diaconos tienen la obligacion establecida por la Iglesia de celebrar la Liturgia de las Horas, con la cual todo el Cuerpo Mistico se une a la oracion que Cristo Cabeza eleva al Padre. Conscientes de esta responsabilidad, celebraran tal Liturgia, cada dia, segun los libros liturgicos aprobados y en los modos determinados por la Conferencia Episcopal. Buscaran promover la participacion de la comunidad cristiana en esta Liturgia, que jamas es una accion privada, sino siempre un acto propio de toda la Iglesia, también cuando la celebracion es individual.

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36. El diacono es ministro de los sacramentales, es decir de aquellos "signos sagrados por medio de los cuales, con una cierta imitacion de los sacramentos, son significados y, por intercesion de la Iglesia, se obtienen sobre todo efectos espirituales".

El diacono puede, por lo tanto, impartir las bendiciones mas estrictamente ligadas a la vida eclesial y sacramental, que le han sido consentidas expresamente por el derecho, y ademas, le corresponde presidir las exequias celebradas sin la S. Misa y el rito de la sepultura.

Sin embargo, cuando esté presente y disponible un sacerdote, se le debe confiar a él la tarea de presidir la celebracion.

Diaconia de la caridad

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37. Por el sacramento del orden el diacono, en comunion con el obispo y el presbiterio de la diocesis, participa también de las mismas funciones pastorales, pero las ejercita en modo diverso, sirviendo y ayudando al obispo y a los presbiteros. Esta participacion, en cuanto realizada por el sacramento, hace que los diaconos sirvan al pueblo de Dios en nombre de Cristo. Precisamente por este motivo deben ejercitarla con humilde caridad y, segun las palabras de san Policarpo, deben mostrarse siempre "misericordiosos, activos, progrediendo en la verdad del Senor, el cual se ha hecho siervo de todos". Su autoridad, por lo tanto, ejercitada en comunion jerarquica con el obispo y con los presbiteros, como lo exige la misma unidad de consagracion y de mision, es servicio de caridad y tiene la finalidad de ayudar y animar a todos los miembros de la Iglesia particular, para que puedan participar, en espiritu de comunion y segun sus propios carismas, en la vida y mision de la Iglesia.

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38. En el ministerio de la caridad los diaconos deben configurarse con Cristo Siervo, al cual representan, y estan sobre todo "dedicados a los oficios de caridad y de administracion". Por ello, en la oracion de ordenacion, el obispo pide para ellos a Dios Padre: "Estén llenos de toda virtud: sinceros en la caridad, premurosos hacia los pobres y los débiles, humildes en su servicio... sean imagen de tu Hijo, que no vino para ser servido sino para servir". Con el ejemplo y la palabra, ellos deben esmerarse para que todos los fieles, siguiendo el modelo de Cristo, se pongan en constante servicio a los hermanos.

Las obras de caridad, diocesanas o parroquiales, que estan entre los primeros deberes del obispo y de los presbiteros, son por éstos, segun el testimonio de la Tradicion de la Iglesia, transmitidas a los servidores en el ministerio eclesiastico, es decir a los diaconos; asi como el servicio de caridad en el area de la educacion cristiana; la animacion de los oratorios, de los grupos eclesiales juveniles y de las profesiones laicales; la promocion de la vida en cada una de sus fases y la transformacion del mundo segun el orden cristiano. En estos campos su servicio es particularmente precioso porque, en las actuales circunstancias, las necesidades espirituales y materiales de los hombres, a las cuales la Iglesia esta llamada a dar respuesta, son muy diferentes. Ellos, por tanto, busquen servir a todos sin discriminaciones, prestando particular atencion a los que mas sufren y a los pecadores. Como ministros de Cristo y de la Iglesia, sepan superar cualquier ideologia e interés particular, para no privar a la mision de la Iglesia de su fuerza, que es la caridad de Cristo. La diaconia, de hecho, debe hacer experimentar al hombre el amor de Dios e inducirlo a la conversion, a abrir su corazon a la gracia.

La funcion caritativa de los diaconos "comporta también un oportuno servicio en la administracion de los bienes y en las obras de caridad de la Iglesia. Los diaconos tienen en este campo la funcion de "ejercer en nombre de la jerarquia, los deberes de la caridad y de la administracion, asi como las obras de servicio social". Por eso, oportunamente ellos pueden ser elevados al oficio de economo diocesano, o ser tenidos en cuenta en el consejo diocesano para los asuntos economicos.

La mision canonica de los diaconos permanentes

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39. Los tres ambitos del ministerio diaconal, segun las circunstancias, podran ciertamente, uno u otro, absorber un porcentaje mas o menos grande de la actividad de cada diacono, pero juntos constituyen una unidad al servicio del plan divino de la Redencion: el ministerio de la Palabra lleva al ministerio del altar, el cual, a su vez, anima a traducir la liturgia en vida, que desemboca en la caridad: "Si consideramos la profunda naturaleza espiritual de esta diaconia, entonces podemos apreciar mejor la interrelacion entre las tres areas del ministerio tradicionalmente asociadas con el diaconado, es decir, el ministerio de la Palabra, el ministerio del altar y el ministerio de la caridad. Segun las circunstancias una u otra pueden asumir particular importancia en el trabajo individual de un diacono, pero estos tres ministerios estan inseparablemente unidos en el servicio del plan redentor de Dios".

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40. A lo largo de la historia el servicio de los diaconos ha asumido modalidades multiples para poder resolver las diversas necesidades de la comunidad cristiana y permitir a ésta ejercer su mision de caridad. Toca solo a los obispos, los cuales rigen y tienen cuidado de las Iglesias particulares "como vicarios y legados de Cristo", conferir a cada uno de los diaconos el oficio eclesiastico a norma del derecho. Al conferir el oficio es necesario valorar atentamente tanto las necesidades pastorales como, eventualmente, la situacion personal, familiar -si se trata de casados- y profesional de los diaconos permanentes. En cada caso, sin embargo, es de grandisima importancia que los diaconos puedan desarrollar, segun sus posibilidades, el propio ministerio en plenitud, en la predicacion, en la liturgia y en la caridad, y no sean relegados a ocupaciones marginales, a funciones de suplencia, o a trabajos que pueden ser ordinariamente hechos por fieles no ordenados. Solo asi los diaconos permanentes apareceran en su verdadera identidad de ministros de Cristo y no como laicos particularmente comprometidos en la vida de la Iglesia.

Por el bien del diacono mismo y para que no se abandone a la improvisacion, es necesario que a la ordenacion acompane una clara investidura de responsabilidad pastoral.

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41. El ministerio diaconal encuentra ordinariamente en los diversos sectores de la pastoral diocesana y en la parroquia el propio ambito de ejercicio, asumiendo formas diversas. El obispo puede conferir a los diaconos el encargo de cooperar en el cuidado pastoral de una parroquia confiada a un solo parroco, o también en el cuidado pastoral de las parroquias confiadas in solidum, a uno o mas presbiteros.

Cuando se trata de participar en el ejercicio del cuidado pastoral de una parroquia, -en los casos en que, por escasez de presbiteros, no pudiese contar con el cuidado inmediato de un parroco-los diaconos permanentes tienen siempre la precedencia sobre los fieles no ordenados. En tales casos, se debe precisar que el moderador es un sacerdote, ya que solo él es el "pastor propio" y puede recibir el encargo de la "cura animarum", para la cual el diacono es cooperador.

Del mismo modo los diaconos pueden ser destinados para dirigir, en nombre del parroco o del obispo, las comunidades cristianas dispersas. "Es una funcion misionera a desempenar en los territorios, en los ambientes, en los estados sociales, en los grupos, donde falte o no sea facil de localizar al presbitero. Especialmente en los lugares donde ningun sacerdote esté disponible para celebrar la Eucaristia, el diacono reune y dirige la comunidad en una celebracion de la Palabra con la distribucion de las sagradas Especies, debidamente conservadas. Es una funcion de suplencia que el diacono desempena por mandato eclesial cuando se trata de remediar la escasez de sacerdotes. En tales celebraciones nunca debe faltar la oracion por el incremento de las vocaciones sacerdotales, debidamente explicadas como indispensables. En presencia de un diacono, la participacion en el ejercicio del cuidado pastoral no puede ser confiada a un fiel laico, ni a una comunidad de personas; digase lo mismo de la presidencia de una celebracion dominical.

En todo caso las competencias del diacono deben ser cuidadosamente definidas por escrito en el momento de conferirle el oficio.

Entre los diaconos y los diversos sujetos de la pastoral se deberan buscar con generosidad y conviccion, las formas de una constructiva y paciente colaboracion. Si es deber de los diaconos el respetar siempre la tarea del parroco y cooperar en comunion con todos aquellos que condividen el cuidado pastoral, es también su derecho el ser aceptados y plenamente reconocidos por todos. En el caso en el que el obispo decida la institucion de los consejos pastorales parroquiales, los diaconos, que han recibido una participacion en el cuidado pastoral de la parroquia, son miembros de éste por derecho. En todo caso, prevalezca siempre la caridad sincera, que reconoce en cada ministerio un don del Espiritu para la edificacion del Cuerpo de Cristo.

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42. El ambito diocesano ofrece numerosas oportunidades para el fructuoso ministerio de los diaconos.

En efecto, en presencia de los requisitos previstos, pueden ser miembros de los organismos diocesanos de participacion; en particular, del consejo pastoral, y como ya se ha indicado, del consejo diocesano para los asuntos economicos; pueden también participar en el sinodo diocesano.

No pueden, sin embargo, ser miembros del consejo presbiteral, en cuanto que éste representa exclusivamente al presbiterio.

En las curias pueden ser llamados para cubrir, si poseen los requisitos expresamente previstos, el oficio de canciller, de juez, de asesor, de auditor, de promotor de justicia y defensor del vinculo, de notario.

Por el contrario, no pueden ser constituidos vicarios judiciales, ni vicarios adjuntos, en cuanto que estos oficios estan reservados a sacerdotes.

Otros campos abiertos al ministerio de los diaconos son los organismos o comisiones diocesanas, la pastoral en ambientes sociales especificos, en particular la pastoral de la familia, o por sectores de la poblacion que requieren especial cuidado pastoral, como, por ejemplo, los grupos étnicos.

En el desarrollo de estos oficios el diacono tendra siempre bien presente que cada accion en la Iglesia debe ser signo de caridad y servicio a los hermanos. En la accion judicial, administrativa y organizativa buscara, por tanto, evitar toda forma de burocracia para no privar al propio ministerio de su sentido y valor pastoral. Por tanto, para salvaguardar la integridad del ministerio diaconal, aquel que es llamado a desempenar estos oficios, sea puesto, igualmente en condicion de desarrollar el servicio tipico y propio del diacono.

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3. Espiritualidad del Diacono

Contexto historico actual

43. La Iglesia convocada por Cristo y guiada por el Espiritu Santo segun el designio de Dios Padre, "presente en el mundo y, sin embargo, peregrina" hacia la plenitud del Reino, vive y anuncia el Evangelio en la circunstancias historicas concretas. "Tiene, pues, ante si la Iglesia al mundo, esto es, la entera familia humana con el conjunto universal de las realidades entre las que ésta vive; el mundo, teatro de la historia humana, con sus afanes, fracasos y victorias; el mundo, que los cristianos creen fundado y conservado por el amor del Creador, esclavizado bajo la servidumbre del pecado, pero liberado por Cristo, crucificado y resucitado, roto el poder del demonio, para que el mundo se transforme segun el proposito divino y llegue a su consumacion".

El diacono, miembro y ministro de la Iglesia, debe tener presente, en su vida y en su ministerio, esta realidad; debe conocer la cultura, las aspiraciones y los problemas de su tiempo. De hecho, él esta llamado en este contexto a ser signo vivo de Cristo Siervo y al mismo tiempo esta llamado a asumir la tarea de la Iglesia de "escrutar a fondo los signos de la época e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodandose a cada generacion, pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la humanidad sobre el sentido de la vida presente y de la vida futura y sobre la mutua relacion de ambas".

Vocacion a la santidad

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44. La vocacion universal a la santidad tiene su fuente en el "bautismo de la fe", en el cual todos hemos sido hechos "verdaderos hijos de Dios y participes de la divina naturaleza, y, por lo mismo, realmente santos".

El sacramento del Orden confiere a los diaconos "una nueva consagracion a Dios", mediante la cual han sido "consagrados por la uncion del Espiritu Santo y enviados por Cristo" al servicio del Pueblo de Dios, "para edificacion del cuerpo de Cristo" (Ef 4, 12).

"De aqui brota la espiritualidad diaconal, que tiene su fuente en la que el concilio Vaticano II llama "gracia sacramental del diaconado". Ademas de ser una ayuda preciosa en el cumplimiento de sus diversas funciones, esa gracia influye profundamente en el espiritu del diacono, comprometiéndolo a la entrega de toda su persona al servicio del Reino de Dios en la Iglesia. Como indica el mismo término diaconado, lo que caracteriza el sentir intimo y el querer de quien recibe el sacramento es el espiritu de servicio. Con el diaconado se busca realizar lo que Jesus declaro con respecto a su mision: "El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos (
Mc 10,45 Mt 20,28)". Asi el diacono vive, por medio y en el seno de su ministerio, la virtud de la obediencia: cuando lleva a cabo fielmente los encargos que le vienen confiados, sirve al episcopado y presbiterado en los "munera" de la mision de Cristo. Y aquello que realiza es el ministerio pastoral mismo, para el bien de los hombres.

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45. De esto deriva la necesidad de que el diacono acoja con gratitud la invitacion al seguimiento de Cristo Siervo y dedique la propia atencion a serle fiel en las diversas circunstancias de la vida. El caracter recibido en la ordenacion produce una configuracion con Cristo a la cual el sujeto debe adherir y debe hacer crecer durante toda su vida.

La santificacion, compromiso de todo cristiano, tiene en el diacono un fundamento en la especial consagracion recibida. Comporta la practica de las virtudes cristianas y de los diversos preceptos y consejos de origen evangélico segun el propio estado de vida. El diacono esta llamado a vivir santamente, porque el Espiritu Santo lo ha hecho santo con el sacramento del Bautismo y del Orden y lo ha constituido ministro de la obra con la cual la Iglesia de Cristo, sirve y santifica al hombre.

En particular, para los diaconos la vocacion a la santidad significa "seguir a Jesus en esta actitud de humilde servicio que no se manifiesta solo en las obras de caridad, sino que afecta y modela toda su manera de pensar y de actuar", por lo tanto, "si su ministerio es coherente con este servicio, ponen mas claramente de manifiesto ese rasgo distintivo del rostro de Cristo: el servicio", para ser no solo ""siervos de Dios", sino también siervos de Dios en los propios hermanos".

Relacionalidad del Orden sagrado

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46. El Orden sagrado confiere al diacono, mediante los dones especificos sacramentales, una especial participacion a la consagracion y a la mision de Aquel, que se ha hecho siervo del Padre en la redencion del hombre y lo mete, en modo nuevo y especifico, en el misterio de Cristo, de la Iglesia y de la salvacion de todos los hombres. Por este motivo, la vida espiritual del diacono debe profundizar y desarrollar esta triple relacion, en la linea de una espiritualidad comunitaria que tienda a testimoniar la naturaleza comunional de la Iglesia.

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47. La primera y la mas fundamental relacion es con Cristo que ha asumido la condicion de siervo por amor al Padre y a sus hermanos, los hombres. El diacono en virtud de su ordenacion esta verdaderamente llamado a actuar en conformidad con Cristo Siervo.

El Hijo eterno de Dios, "se despojo de si mismo tomando condicion de siervo" (Fil 2, 7) y vivio esta condicion en obediencia al Padre (
Jn 4,34) y en el servicio humilde hacia los hermanos (Jn 13,4-15). En cuanto siervo del Padre en la obra de la redencion de los hombres, Cristo constituye el camino, la verdad y la vida de cada diacono en la Iglesia.

Toda la actividad ministerial tendra sentido si ayuda a conocer mejor, a amar y seguir a Cristo en su diaconia. Es necesario, pues, que los diaconos se esfuercen por conformar su vida con Cristo, que con su obediencia al Padre "hasta la muerte y muerte de cruz" (Fil 2, 8), ha redimido a la humanidad.

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48. A esta relacion fundamental esta inseparablemente asociada la Iglesia, que Cristo ama, purifica, nutre y cuida (cf. Ef 5, 25-29). El diacono no podria vivir fielmente su configuracion con Cristo, sin participar de su amor por la Iglesia, "hacia la que no puede menos de alimentar una profunda adhesion, por su mision y su institucion divina".

El rito de la ordenacion pone de relieve la relacion que viene a instaurarse entre el obispo y el diacono: solamente el obispo impone las manos al elegido, invocando sobre él la efusion del Espiritu Santo, por eso, todo diacono encuentra la referencia del propio ministerio en la comunion jerarquica con el obispo.

La ordenacion diaconal, ademas, resalta otro aspecto eclesial: comunica una participacion de ministro a la diaconia de Cristo con la que el pueblo de Dios, guiado por el Sucesor de Pedro y por los otros obispos en comunion con él, y con la colaboracion de los presbiteros, continua el servicio de la redencion de los hombres. El diacono, pues, esta llamado a nutrir su espiritu y su ministerio con un amor ardiente y comprometido por la Iglesia, y con una sincera voluntad de comunion con el Santo Padre, con el propio obispo y con los presbiteros de la diocesis.

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49. Es necesario recordar, finalmente, que la diaconia de Cristo tiene como destinatario al hombre, a todo hombre que en su espiritu y en su cuerpo lleva las huellas del pecado, pero que esta llamado a la comunion con Dios. "Tanto amo Dios al mundo que dio a su Hijo unico, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna" (
Jn 3,16). De este plan de amor Cristo se ha hecho siervo asumiendo nuestra naturaleza; y de esta diaconia la Iglesia es signo e instrumento en la historia.

El diacono, por lo tanto, por medio del sacramento, esta destinado a servir a sus hermanos necesitados de salvacion. Y si en Cristo Siervo, en sus palabras y acciones, el hombre puede encontrar en plenitud el amor con el cual el Padre lo salva, también en la vida del diacono debe poder encontrar esta misma caridad. Crecer en la imitacion del amor de Cristo por el hombre, que supera los limites de toda ideologia humana, sera, pues, la tarea esencial de la vida espiritual del diacono.

En aquellos que desean ser admitidos al cammino diaconal, se requiere "una inclinacion natural del espiritu para servir a la sagrada jerarquia y a la comunidad cristiana", esto no debe entenderse "en el sentido de una simple espontaneidad de las disposiciones naturales. Se trata de una propension de la naturaleza animada por la gracia, con un espiritu de servicio que conforma el comportamiento humano al de Cristo. El sacramento del diaconado desarrolla esta propension: hace que el sujeto participe mas intimamente del espiritu de servicio de Cristo, penetra su voluntad con una gracia especial, logrando que, en todo su comportamiento, esté animado por una predisposicion nueva al servicio de sus hermanos".

Medios de vida espiritual

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50. Lo anteriormente expuesto evidencia el primado de la vida espiritual. El diacono, por esto, debe recordar que vivir la diaconia del Senor supera toda capacidad natural y, por lo mismo, necesita secundar, con plena conciencia y libertad, la invitacion de Jesus: "Permaneced en mi, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por si mismo, si no permanece en la vid; asi tampoco vosotros si no permanecéis en mi" (
Jn 15,4).

El seguimiento de Cristo en el ministerio diaconal es una empresa fascinante pero ardua, llena de satisfacciones y de frutos, pero también expuesta, en algun caso, a las dificultades y a las fatigas de los verdaderos seguidores de Cristo Jesus. Para realizarla, el diacono necesita estar con Cristo para que sea él quien lleve la responsabilidad del ministerio, necesita también reservar el primado a la vida espiritual, vivir con generosidad la diaconia, organizar el ministerio y sus obligaciones familiares -si esta casado- o profesionales de manera que progrese en la adhesion a la persona y a la mision de Cristo Siervo.

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51. Fuente primaria del progreso en la vida espiritual es, sin duda, el cumplimiento fiel y constante del ministerio en un motivado y siempre perseguido contexto de unidad de vida. Esto, ejemplarmente realizado, no solamente no obstaculiza la vida espiritual, sino que favorece las virtudes teologales, acrecienta la propia voluntad de donacion y servicio a los hermanos y promueve la comunion jerarquica. Adaptado oportunamente, vale para los diaconos cuanto se afirma de los sacerdotes: "estan ordenados a la perfeccion de la vida en virtud de las mismas acciones sagradas que realizan cada dia, asi como por todo su ministerio... pero la misma santidad... a su vez contribuye en gran manera al ejercicio fructuoso del propio ministerio".

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52. El diacono tenga siempre bien presente la exhortacion de la liturgia de la ordenacion: "Recibe el Evangelio de Cristo, del cual has sido constituido mensajero; cree lo que proclamas, vive lo que ensenas, y cumple aquello que has ensenado".

Para proclamar digna y fructuosamente la Palabra de Dios, el diacono "debe leer y estudiar asiduamente la Escritura para no volverse "vano predicador de la palabra en el exterior, aquel que no la escucha en el interior"; y ha de comunicar a sus fieles, sobre todo en los actos liturgicos, las riquezas de la Palabra de Dios".

Para sentir el reclamo y la fuerza divina (
Rm 1,16) debera, ademas, profundizar esta misma Palabra, bajo la guia de aquellos que en la Iglesia son maestros auténticos de la verdad divina y catolica. Su santidad se funda en su consagracion y mision también en relacion a la Palabra: tomara conciencia de ser su ministro. Como miembro de la jerarquia sus actos y sus declaraciones comprometen a la Iglesia; por eso resulta esencial para su caridad pastoral verificar la autenticidad de la propia ensenanza, la propia comunion efectiva y clara con el Papa, con el orden episcopal y con el propio obispo, no solo respecto al simbolo de la fe, sino también respecto a la ensenanza del Magisterio ordinario y a la disciplina, en el espiritu de la profesion de fe, previa a la ordenacion, y del juramento de fidelidad. De hecho "es tanta la eficacia que radica en la Palabra de Dios, que es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y fortaleza de la fe para sus hijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual". Por eso, cuanto mas se acerque a la Palabra de Dios, tanto mas sentira el deseo de comunicarla a los hermanos. En la Escritura es Dios quien habla al hombre; en la predicacion, el ministro sagrado favorece este encuentro salvifico. l, por lo tanto, dedicara sus mas atentos cuidados a predicarla incansablemente, para que los fieles no se priven de ella por la ignorancia o por la pereza del ministro y estara intimamente convencido del hecho de que el ejercicio del ministerio de la Palabra no se agota en la sola predicacion.

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53. Del mismo modo, cuando bautiza, cuando distribuye el Cuerpo y la Sangre del Senor o sirve en la celebracion de los demas sacramentos o de los sacramentales, el diacono verifica su identidad en la vida de la Iglesia: es ministro del Cuerpo de Cristo, cuerpo mistico y cuerpo eclesial; recuerde que estas acciones de la Iglesia, si son vividas con fe y reverencia, contribuyen al crecimiento de su vida espiritual y a la edificacion de la comunidad cristiana.

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54. En su vida espiritual los diaconos den la debida importancia a los sacramentos de la gracia, que "estan ordenados a la santificacion de los hombres, a la edificacion del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios".

Sobre todo, participen con particular fe en la celebracion cotidiana del Sacrificio eucaristico, si es posible ejercitando el propio munus liturgico y adoren con asiduidad al Senor presente en el sacramento, ya que en la Eucaristia, fuente y culmen de toda la evangelizacion, "se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia". En la Eucaristia encontraran verdaderamente a Cristo, que, por amor del hombre, se hace victima de expiacion, alimento de vida eterna, amigo cercano a todo sufrimiento.

Conscientes de la propia debilidad y confiados en la misericordia divina, accedan con regular frecuencia al sacramento de la reconciliacion, en el que el hombre pecador encuentra a Cristo redentor, recibe el perdon de sus culpas y es impulsado hacia la plenitud de la caridad.

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55. Finalmente, en el ejercicio de las obras de caridad, que el obispo le confiara, déjese guiar siempre por el amor de Cristo hacia todos los hombres y no por los intereses personales o por las ideologias, que lesionan la universalidad de la salvacion o niegan la vocacion trascendental del hombre. El diacono recuerde, ademas, que la diaconia de la caridad conduce necesariamente a promover la comunion al interno de la Iglesia particular. La caridad es, en efecto, el alma de la comunion eclesial. Favorezca, por tanto, con empeno la fraternidad, la cooperacion con los presbiteros y la sincera comunion con el obispo.

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56. Los diaconos sepan siempre, en todo contexto y circunstancia, permanecer fieles al mandato del Senor: "Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengais fuerza y escapéis a todo lo que esta para venir, y podais estar en pie delante del Hijo del hombre" (
Lc 21,36 cf. Fil Lc 4,6-7).

La oracion, dialogo personal con Dios, les conferira la luz y la fuerza necesarias para seguir a Cristo y para servir a los hermanos en las diversas vicisitudes. Fundados sobre esta certeza, busquen dejarse modelar por las diversas formas de oracion: la celebracion de la Liturgia de las Horas, en las modalidades establecidas por la Conferencia Episcopal, caracteriza toda su vida de oracion; en cuanto ministros, intercedan por toda la Iglesia. Dicha oracion prosigue en la lectio divina, en la oracion mental asidua, en la participacion a los retiros espirituales segun las disposiciones del derecho particular.

Estimen asi mismo la virtud de la penitencia y de los demas medios de santificacion, que tanto favorecen el encuentro personal con Dios.

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57. La participacion en el misterio de Cristo Siervo orienta necesariamente el corazon del diacono hacia la Iglesia y hacia Aquella que es su Madre santisima. En efecto, no se puede separar a Cristo de su cuerpo que es la Iglesia. La verdad de la union con la Cabeza suscitara un verdadero amor por el Cuerpo. Y este amor hara que el diacono colabore laboriosamente en la edificacion de la Iglesia con la dedicacion a los deberes ministeriales, la fraternidad y la comunion jerarquica con el propio obispo y el presbiterio. Toda la Iglesia debe estar en el corazon del diacono: la Iglesia universal, de cuya unidad el Romano Pontifice, como sucesor de Pedro, es principio y fundamento perpetuo y visible, y la Iglesia particular, que "adherida a su Pastor y reunida por él en el Espiritu Santo por medio del Evangelio y la Eucaristia, verdaderamente hace presente y operante la Iglesia de Cristo, que es una, santa, catolica y apostolica".

El amor a Cristo y a la Iglesia esta profundamente unido a la Bienaventurada Virgen Maria, la humilde sierva del Senor, quien, con el irrepetible y admirable titulo de madre, esta asociada generosamente a la diaconia de su Hijo divino (
Jn 19,25-27). El amor a la Madre del Senor, fundado sobre la fe y expresado en el diario rezo del rosario, en la imitacion de sus virtudes y en la confiada entrega a Ella, dara sentido a manifestaciones de verdadera y filial devocion.

Todo diacono mirara a Maria con veneracion y afecto; en efecto, "la Virgen Madre ha sido la criatura que mas ha vivido la plena verdad de la vocacion porque nadie como Ella ha respondido con un amor tan grande al amor inmenso de Dios". Este amor particular a la Virgen, Sierva del Senor, nacido de la Palabra y arraigado por entero en la Palabra, se hara imitacion de su vida. ste sera un modo para introducir en la Iglesia aquella dimension mariana que es tan propia de la vocacion del diacono.

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58. Sera, en fin, de grandisima utilidad para el diacono la direccion espiritual regular. La experiencia muestra cuanto contribuye el dialogo, sincero y humilde, con un sabio director, no solo para resolver las dudas y los problemas, que inevitablemente surgen durante la vida, sino para llevar a cabo el necesario discernimiento, para realizar un mejor conocimiento de si mismo y para progresar en el fiel seguimiento de Cristo.

Espiritualidad del diacono y estados de vida

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59. Al diaconado permanente pueden ser admitidos, ante todo, hombres célibes o viudos, pero también hombres que viven en el sacramento del matrimonio.

60. La Iglesia reconoce con gratitud el magnifico don del celibato concedido por Dios a algunos de sus miembros y en diversos modos lo ha unido, tanto en Oriente como en Occidente, con el ministerio del orden, con el que se encuentra en admirable consonancia. La Iglesia sabe también que este carisma, aceptado y vivido por amor al Reino de los cielos (
Mt 19,12), orienta la persona entera del diacono hacia Cristo, que, en la virginidad, se consagro al servicio del Padre y a conducir a los hombres hacia la plenitud del Reino. Amar a Dios y servir a los hermanos en esta eleccion de totalidad, lejos de contradecir el desarrollo personal de los diaconos, lo favorece, ya que la verdadera perfeccion de todo hombre es la caridad. En efecto, en el celibato, el amor se presenta como signo de consagracion total a Cristo con corazon indiviso y de una mas libre dedicacion al servicio de Dios y de los hombres, precisamente porque la eleccion del celibato no es desprecio del matrimonio, ni fuga del mundo, sino mas bien es un modo privilegiado de servir a los hombres y al mundo.

Los hombres de nuestro tiempo, sumergidos tantas veces en lo efimero, son especialmente sensibles al testimonio de aquellos que proclaman lo eterno con la propia vida. Los diaconos, por tanto, no dejaran de ofrecer a los hermanos este testimonio con la fidelidad a su celibato, de tal manera que los estimulen a buscar aquellos valores que manifiestan la vocacion del hombre a la trascendencia. "El celibato por el Reino no es solo un signo escatologico, sino también tiene un gran sentido social en la vida actual para el servicio al Pueblo de Dios".

Para custodiar mejor durante toda la vida el don recibido de Dios para el bien de la Iglesia entera, los diaconos no confien excesivamente en sus propias fuerzas, sino mantengan siempre un espiritu de humilde prudencia y vigilancia, recordando que "el espiritu esta pronto, pero la carne es débil" (Mt 26,41); sean fieles, ademas, a la vida de oracion y a los deberes ministeriales.

Comportense con prudencia en el trato con personas cuya familiaridad pueda poner en peligro la continencia o bien suscitar escandalo.

Sean, finalmente, conscientes de que la actual sociedad pluralista obliga a un atento discernimiento sobre el uso de los medios de comunicacion social.

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61. También el sacramento del matrimonio, que santifica el amor de los conyuges y lo constituye signo eficaz del amor con el que Cristo se dona a la Iglesia (cf. Ef 5, 25), es un don de Dios y debe alimentar la vida espiritual del diacono casado. Ya que la vida conyugal y familiar y el trabajo profesional reducen inevitablemente el tiempo para dedicar al ministerio, se pide un particular empeno para conseguir la necesaria unidad, incluso a través de la oracion en comun. En el matrimonio el amor se hace donacion interpersonal, mutua fidelidad, fuente de vida nueva, sostén en los momentos de alegria y de dolor; en una palabra, el amor se hace servicio. Vivido en la fe, este servicio familiar es, para los demas fieles, ejemplo de amor en Cristo y el diacono casado lo debe usar también como estimulo de su diaconia en la Iglesia.

El diacono casado debe sentirse particularmente responsabilizado para ofrecer un claro testimonio de la santidad del matrimonio y de la familia. Cuanto mas crezcan en el mutuo amor, tanto mas fuerte llegara a ser su donacion a los hijos y tanto mas significativo sera su ejemplo para la comunidad cristiana. "El enriquecimiento y la profundizacion de un amor sacrificado y reciproco entre marido y mujer constituye quiza la implicacion mas significativa de la esposa del diacono en el ministerio publico de su marido en la Iglesia". Este amor crece gracias a la virtud de la castidad, que siempre florece, incluso mediante el ejercicio de la paternidad responsable, con el cultivo del respeto al conyuge y con la practica de una cierta continencia. Tal virtud favorece esta donacion madura que se manifiesta de inmediato en el ministerio, evitando las actitudes posesivas, la idolatria del éxito profesional, la incapacidad para organizar el tiempo, favoreciendo por el contrario las relaciones interpersonales auténticas, la delicadeza y la capacidad de dar a cada cosa su lugar debido.

Promuévanse oportunas iniciativas de sensibilizacion hacia el ministerio diaconal, dirigidas a toda la familia. La esposa del diacono, que ha dado su consentimiento a la eleccion del marido, sea ayudada y sostenida para que viva su propio papel con alegria y discrecion, y aprecie todo aquello que atane a la Iglesia, en particular los deberes confiados al marido. Por este motivo es oportuno que sea informada sobre las actividades del marido, evitando sin embargo toda intromision indebida, de tal modo que se concierte y realice una equilibrada y armonica relacion entre la vida familiar, profesional y eclesial. Incluso los hijos del diacono, si estan adecuadamente preparados, podran apreciar la eleccion del padre y comprometerse con particular atencion en el apostolado y en el coherente testimonio de vida.

En conclusion, la familia del diacono casado, como, por lo demas, toda familia cristiana, esta llamada a asumir una parte viva y responsable en la mision de la Iglesia en las circunstancias del mundo actual. "El diacono y su esposa deben ser un ejemplo vivo defidelidad e indisolubilidad en el matrimonio cristiano ante un mundo urgentemente necesitado de tales signos. Afrontando con espiritu de fe los retos de la vida matrimonial y a las exigencias de la vida diaria, fortalecen la vida familiar no solo de la comunidad eclesial sino de lo entera sociedad. Hacen ver también como pueden ser armonizadas en el servicio a la mision de la Iglesia las obligaciones de familia, trabajo y ministerio. Los diaconos, sus esposas y sus hijos pueden constituir una fuente de animo para todos cuantos estan trabajando por la promocion de la vida familiar".

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62. Es preciso reflexionar sobre la situacion determinada por la muerte de la esposa de un diacono. Es un momento de la existencia que pide ser vivido en la fe y en la esperanza cristiana. La viudez no debe destruir la dedicacion a los hijos, si los hay; ni siquiera deberia inducir a la tristeza sin esperanza. Esta etapa de la vida, por lo demas dolorosa, constituye una llamada a la purificacion interior y un estimulo para crecer en la caridad y en el servicio a los propios seres queridos y a todos los miembros de la Iglesia. Es también una llamada a crecer en la esperanza, ya que el cumplimiento fiel del ministerio es un camino para alcanzar a Cristo y a las personas queridas en la gloria del Padre.

Es necesario reconocer, sin embargo, que este evento introduce en la vida cotidiana de la familia una situacion nueva, que influye en las relaciones personales y determina, en no pocos casos, problemas economicos. Por tal motivo, el diacono que ha quedado viudo debera ser ayudado con gran caridad a discernir y a aceptar su nueva situacion personal; a no descuidar su tarea educativa respecto a sus eventuales hijos, asi como a las nuevas necesidades de la familia.

En particular, el diacono viudo debera ser acompanado en el cumplimiento de la obligacion de observar la continencia perfecta y perpetua y sostenido en la comprension de las profundas motivaciones eclesiales que hacen imposible el acceso a nuevas nupcias en conformidad con la constante disciplina de la Iglesia, sea de oriente como de occidente (
1Tm 3,12). Esto podra realizarse con una intensificacion de la propia entrega a los demas, por amor de Dios, en el ministerio. En estos casos sera de gran conforto para los diaconos la ayuda fraterna de los demas ministros, de los fieles y la cercania del obispo.

Si es la mujer del diacono quien queda viuda, segun las posibilidades, no sea jamas descuidada por los ministros y por los fieles en sus necesidades.

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4. Formacion Permanente del Diacono

Caracteristicas

63. La formacion permanente de los diaconos implica una exigencia humana que se pone en continuidad con la llamada sobrenatural a servir ministerialmente a la Iglesia y con la inicial formacion al ministerio, considerando los dos momentos como partes del unico proceso organico de vida cristiana y diaconal. En efecto, "quien recibe el diaconado contrae la obligacion de la propia formacion doctrinal permanente que perfeccione y actualice cada vez mas la formacion requerida antes de la ordenacion", de modo que la vocacion "al" diaconado continue y se muestre como vocacion "en" el diaconado, mediante la periodica renovacion del "si, lo quiero" pronunciado el dia de la ordenacion. Debe ser considerada -sea de parte de la Iglesia que la da, sea de parte de los diaconos que la reciben- como un mutuo derecho-deber fundado sobre la verdad de la vocacion aceptada. El hecho de tener que continuar siempre a ofrecer y recibir una correspondiente formacion integral es una obligacion para los obispos y para los diaconos, que no se puede dejar pasar.

Las caracteristicas de obligatoriedad, globalidad, interdisciplinariedad, profundidad, rigor cientifico y de preparacion a la vida apostolica de esa formacion permanente, estan constantemente presentes en la normativa eclesiastica, y resultan todavia mas necesarias si la formacion inicial no se hubiera conseguido segun el modelo ordinario.

Esta formacion asume el caracter de la "fidelidad" a Cristo y a la Iglesia y de la "conversion continua", fruto de la gracia sacramental vivida dentro de la dinamica de la caridad pastoral propia de cada uno de los grados del ministerio ordenado. Ella se configura como eleccion fundamental, que exige ser reafirmada y reexpresada a lo largo de los anos del diaconado permanente mediante una larga serie de respuestas coherentes, radicadas en y vivificadas por el "si" inicial.

Motivaciones

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64. Inspirandose en la oracion usada en el rito de ordenacion, la formacion permanente se funda en la necesidad para el diacono de un amor por Jesucristo que le empuja a su imitacion ("sean imagen de tu Hijo"); tiende a confirmarlo en la fidelidad indiscutible a la vocacion personal al ministerio ("cumplan fielmente la obra del ministerio"); propone el seguimiento de Cristo Siervo con radicalidad y franqueza ("el ejemplo de su vida sea un reclamo constante al Evangelio... sean sinceros... atentos... vigilantes...").

La formacion permanente encuentra, por lo tanto, "su fundamento propio y su motivacion original en el mismo dinamismo del orden recibido", y se alimenta primordialmente de la Eucaristia, compendio del misterio cristiano, fuente inagotable de toda energia espiritual. También al diacono se le puede, aplicar, de alguna manera, la exhortacion del apostol Pablo a Timoteo: "Te recomiendo que reavives el carisma de Dios que esta en ti" (
2Tm 1,6 1Tm 4,14-16).

Las exigencias teologicas de su llamada a una singular mision de servicio eclesial piden del diacono un amor creciente por la Iglesia y para sus hermanos, manifestado en un fiel cumplimiento de las propias funciones. Escogido por Dios para ser santo, sirviendo ministerialmente a la Iglesia y a todos los hombres, el diacono debe crecer en la conciencia de la propia ministerialidad en una manera continua, equilibrada, responsable solicita y siempre gozosa.

Sujetos

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65. Considerada desde la perspectiva del diacono, primer responsable y protagonista, la formacion permanente representa, antes que nada, un perenne proceso de conversion. Esta transformacion atane al ser mismo del diacono como tal -esto es: toda su persona consagrada y puesta al servicio de la Iglesia- y desarrolla en él todas sus potencialidades, con el fin de hacerle vivir en plenitud los dones ministeriales recibidos, en cada periodo y condicion de vida y en las diversas responsabilidades ministeriales conferidas por el obispo.

La solicitud de la Iglesia por la formacion permanente de los diaconos seria ineficaz sin el esfuerzo de cada uno de ellos. Tal formacion no puede reducirse a la sola participacion a cursos, a jornadas de estudio, etc., sino que pide a cada diacono, sabedor de esta necesidad, que las cultive con gran interés y con un cierto espiritu de iniciativa. El diacono tenga interés por la lectura de libros escogidos con criterios eclesiales, se informe mediante alguna publicacion de probada fidelidad al Magisterio, y no deje la meditacion cuotidiana. Formarse siempre mas y mejor es una parte importante del servicio que se le pide.

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66. Considerada desde la perspectiva del obispo y de los presbiteros, cooperadores del orden episcopal que llevan la responsabilidad y el peso de su cumplimiento, la formacion permanente consiste en ayudar a los diaconos a superar cualquier dualismo o ruptura entre espiritualidad y ministerialidad, como también y primeramente, a superar cualquier fractura entre la propia eventual profesion civil y la espiritualidad diaconal, "a dar una respuesta generosa al compromiso requerido por la dignidad y responsabilidad que Dios les ha confiado por medio del sacramento del Orden; en cuidar, defender y desarrollar su especifica identidad y vocacion; en santificarse a si mismo y a los demas mediante el ejercicio del ministerio". Ambas perspectivas son complementarias y se necesitan mutuamente en cuanto fundamentadas, con la ayuda de los dones sobrenaturales, en la unidad interior de la persona.

La ayuda, que los formadores deberan ofrecer, sera tanto mas eficaz cuanto mas corresponda a las necesidades personales de cada diacono, porque cada uno vive el propio ministerio en la Iglesia como persona irrepetible y en las propias circunstancias.

Tal acompanamiento personalizado hara que el diacono sienta el amor, con el que la Madre Iglesia esta junto a su esfuerzo por vivir la gracia del sacramento en la fidelidad. Por eso, es de capital importancia que los diaconos puedan elegir un director espiritual, aprobado por el obispo, con el que puedan tener regulares y frecuentes dialogos. Por otra parte, toda la comunidad diocesana se encuentra, de alguna manera, comprometida en la formacion de los diaconos y, en particular, el parroco u otro sacerdote designado para ello, que debe prestar su ayuda personal con solicitud fraterna.

Especificidad

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67. El cuidado y el trabajo personal en la formacion permanente son signos inequivocables de una respuesta coherente a la vocacion divina, de un amor sincero a la Iglesia y de una auténtica preocupacion pastoral por los fieles cristianos y por todos los hombres. Se puede extender a los diaconos cuanto ha sido afirmado de los presbiteros: "La formacion permanente es necesaria ... para lograr el fin de su vocacion: el servicio a Dios y a su pueblo".

La formacion permanente es verdaderamente una exigencia, que se pone después de la formacion inicial, con la que se condivide las razones de finalidad y significado y, en confronto con la cual, cumple una funcion de integracion, de custodia y de profundizacion.

La esencial disponibilidad del diacono delante de los otros, constituye una expresion practica de la configuracion sacramental a Cristo Siervo, recibida por el sagrado Orden e imprimida en el alma por el caracter: es una meta y una llamada permanente para el ministerio y la vida de los diaconos. En tal perspectiva, la formacion permanente no se puede reducir a un simple quehacer cultural o practico para un mayor y mejor saber hacer. La formacion permanente no debe aspirar solamente a garantizar la actualizacion, sino que debe tender a facilitar una progresiva conformacion practica de la entera existencia del diacono con Cristo, que ama a todos y a todos sirve.

Ambitos

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68. La formacion permanente debe unir y armonizar todas las dimensiones de la vida y del ministerio del diacono. Por lo tanto, como la de los presbiteros, debe ser completa, sistematica y personalizada en sus diversas dimensiones: humana, espiritual, intelectual y pastoral.

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69. Cuidar los diversos aspectos de la formacion humana de los diaconos, tanto en épocas pasadas como ahora, es trabajo fundamental de los Pastores. El diacono, consciente que ha sido elegido como hombre en medio de los hombres para dedicarse al servicio de la salvacion de todos los hombres, debe estar dispuesto a dejarse ayudar en la mejora de sus cualidades humanas -preciosos instrumentos para su servicio eclesial- y a perfeccionar todos aquellos modos de su personalidad, que puedan hacer que su ministerio sea mas eficaz.

Por ello, para realizar eficazmente su vocacion a la santidad y su peculiar mision eclesial, -con los ojos fijos en Aquel que es perfecto Dios y perfecto hombre- debe tener en cuenta la practica de las virtudes naturales y sobrenaturales, que lo haran mas semejante a la imagen de Cristo y mas digno de afecto por parte de sus hermanos. En particular debe practicar, en su ministerio y en su vida diaria, la bondad de corazon, la paciencia, la amabilidad, la fortaleza de animo, el amor por la justicia, el equilibrio, la fidelidad a la palabra dada, la coherencia con las obligaciones libremente asumidas, el espiritu de servicio, etc... La practica de estas virtudes ayudara a los diaconos a llegar a ser hombres de personalidad equilibrada, maduros en el hacer y en el discernir hechos y circunstancias.

También es importante que el diacono, consciente de la dimension de ejemplaridad de su comportamiento social, reflexione sobre la importancia de la capacidad de dialogo, sobre la correccion en las distintas formas de relaciones humanas, sobre las aptitudes para el discernimiento de la culturas, sobre el valor de la amistad, sobre el senorio en el trato.

570
70. La formacion espiritual permanente se encuentra en estrecha conexion con la espiritualidad diaconal, que debe alimentar y hacer progresar, y con el ministerio, sostenido "por un verdadero encuentro personal con Jesus, por un coloquio confiado con el Padre, por una profunda experiencia del Espiritu". Los Pastores deben empujar y sostener en los diaconos el cultivo responsable de la propia vida espiritual, de la cual mana con abundancia la caridad, que sostiene y fecunda su ministerio, evitando el peligro de caer en el activismo o en una mentalidad "burocratica" en el ejercicio del diaconado.

Particularmente la formacion espiritual debera desarrollar en los diaconos aspectos relacionados con la triple diaconia de la palabra, de la liturgia y de la caridad. La meditacion asidua de la Sagrada Escritura realizara la familiaridad y el dialogo adorante con el Dios viviente, favoreciendo una asimilacion a toda la Palabra revelada. El conocimiento profundo de la Tradicion y de los libros liturgicos ayudara al diacono a redescubrir continuamente las riquezas inagotables de los divinos misterios a fin de ser digno ministro. La solicitud fraterna en la caridad movera al diacono a llegar a ser animador y coordinador de las iniciativas de misericordia espirituales y corporales, como signo viviente de la caridad de la Iglesia.

Todo esto requiere una programacion cuidadosa y realista de medios y de tiempo, evitando siempre las improvisaciones. Ademas de estimular la direccion espiritual, se deben prever cursos y sesiones especiales de estudio sobre cuestiones de temas, que pertenecen a la grande tradicion teologica espiritual cristiana, periodos particularmente intensos de espiritualidad, visitas a lugares espiritualmente significativos.

Con ocasion de los ejercicios espirituales, en los cuales deberia participar por lo menos cada dos anos, el diacono no olvidara trazar un proyecto concreto de vida, para examinarlo periodicamente con el propio director espiritual. En este proyecto no podra faltar el tiempo dedicado cada dia a la fervorosa devocion eucaristica, a la filial piedad mariana y a las practicas de ascética habituales, ademas de la oracion liturgica y la meditacion personal. El centro unificador de este itinerario espiritual es la Eucaristia. Esta constituye el criterio orientativo, la dimension permanente de toda la vida y la accion diaconal, el medio indispensable para una perseverancia consciente, para un auténtica renovacion, y para alcanzar asi una sintesis equilibrada de la propia vida. En tal optica, la formacion espiritual del diacono descubre la Eucaristia como Pascua en su anual celebracion (Semana Santa), semanal (de Domingo) y diaria (la Misa de cada dia).

571
71. La insercion de los diaconos en el misterio de la Iglesia, en virtud de su bautismo y del primer grado del sacramento del Orden, hace necesario que la formacion permanente refuerce en ellos la conciencia y la voluntad de vivir en comunion motivada, real y madura con los presbiteros y con su propio obispo, especialmente con el Sumo Pontifice, que es el fundamento visible de la unidad de toda la Iglesia.

Formados de esta manera, los diaconos en su ministerio seran animadores de comunion. En particular en aquellos casos en los que existen tensiones, alli propondran la pacificacion por el bien de la Iglesia.

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72. Se deben organizar oportunas iniciativas (jornadas de estudio, cursos de actualizacion, asistencia a cursos o seminarios en instituciones académicas) para profundizar la doctrina de la fe. Particularmente util en este campo, fomentar el estudio atento, profundo y sistematico del Catecismo de la Iglesia Catolica.

Es indispensable verificar el correcto conocimiento del sacramento del Orden, de la Eucaristia y de los sacramentos comunmente confiados a los diaconos, como el bautismo y el matrimonio. Se necesita también profundizar en los ambitos y las tematicas filosoficas, eclesiologicas, de la teologia dogmatica, de la Sagrada Escritura y del derecho canonico, utiles para el cumplimiento de su ministerio.

Ademas de favorecer una sana actualizacion, estos encuentros deberian llevar a la oracion, a una mayor comunion y a una accion pastoral cada vez mas incisiva como respuesta a la urgente necesidad de la nueva evangelizacion.

También se deben profundizar, de modo comunitario y con un guia autorizado, los documentos del Magisterio, especialmente los que explican la posicion de la Iglesia en relacion con los problemas doctrinales o morales mas frecuentes de cara al ministerio pastoral. De este modo se manifestara y demostrara eficazmente la obediencia al Pastor universal de la Iglesia y a los pastores diocesanos, reforzando asi la fidelidad a la doctrina y a la disciplina de la Iglesia en un solido vinculo de comunion.

Ademas, resulta de gran interés y utilidad estudiar, profundizar y difundir la doctrina social de la Iglesia. De hecho, la insercion de buena parte de los diaconos en las profesiones, en el trabajo y en la familia, permitira llevar a cabo manifestaciones eficaces para el conocimiento y la actuacion de la ensenanza social cristiana.

A quienes posean la debida capacidad, el obispo puede encaminarlos a la especializacion en una disciplina teologica, consiguiendo, si es posible, los titulos universitarios en los centros académicos pontificios o reconocidos por la Sede Apostolica, que aseguren una formacion doctrinalmente correcta.

Finalmente, tengan siempre presente el estudio sistematico, no solamente a fin de perfeccionar su conocimiento, sino también para dar nueva vitalidad a su ministerio, haciendo que responda cada vez mas a las necesidades de la comunidad eclesial.

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73. Junto a la debida profundizacion en las ciencias sagradas, se debe cuidar una adecuada adquisicion de las metodologias pastorales para lograr un ministerio eficaz.

La formacion pastoral permanente consiste, en primer lugar, en promover continuamente la dedicacion del diacono por perfeccionar la eficacia del propio ministerio de dar a la Iglesia y a la sociedad el amor y el servicio de Cristo a todos los hombres sin distincion, especialmente a los mas débiles y necesitados. De hecho, el diacono recibe la fuerza y modelo de su actuar en la caridad pastoral de Jesus. Esta misma caridad empuja y estimula al diacono, colaborando con el obispo y los presbiteros a promover la mision propia de los fieles laicos en el mundo. l esta estimulado "a conocer cada vez mejor la situacion real de los hombres a quienes ha sido enviado; a discernir la voz del Espiritu en las circunstancias historicas en las que se encuentra; a buscar los métodos mas adecuados y las formas mas utiles para ejercer hoy su ministerio" en leal y convencida comunion con el Sumo Pontifice y con el propio obispo.

Entre estas formas, el apostolado moderno requiere también el trabajo en equipo que, para ser fructuoso, exige saber respetar y defender, en sintonia con la naturaleza organica de la comunion eclesial, la diversidad y complementariedad de los dones y de las funciones respectivas de los presbiteros, de los diaconos y de todos los otros fieles.

Organizacion y medios

574
74. La diversidad de situaciones, presentes en las iglesias particulares, dificulta la definicion de un cuadro completo sobre la organizacion y sobre los medios idoneos para una congrua formacion permanente de los diaconos. En necesario escoger los instrumentos para la formacion en un contexto de claridad teologica y pastoral. Parece mas oportuno, por lo tanto, ofrecer solamente algunas indicaciones de caracter general, facilmente traducibles a las diversas situaciones concretas.

575
75. El primer lugar de formacion permanente de los diaconos es el mismo ministerio. A través de su ejercicio, el diacono madura, centrandose cada vez mas en su propia vocacion personal a la santidad en el cumplimiento de los propios deberes eclesiales y sociales, en particular las funciones y responsabilidades ministeriales. La conciencia de ministerialidad constituye el tema preferencial de la especifica formacion, que viene dada.

576
76. El itinerario de formacion permanente debe desarrollarse sobre la base de un preciso y cuidadoso proyecto establecido y verificado por la autoridad competente, con el distintivo de la unidad, estructurada en etapas progresivas, en plena sintonia con el Magisterio de la Iglesia. Es oportuno establecer un minimo indispensable para todos, sin confundirlo con los itinerarios de profundizacion. Este proyecto debe tomar dos niveles formativos intimamente unidos: el diocesano que tiene como punto de referencia el obispo o a su delegado, y aquel de la comunidad en donde el diacono ejerce el ministerio, que tiene su punto de referencia en el parroco u otro sacerdote.

577
77. El primer nombramiento de un diacono para una comunidad o un ambito pastoral represente un momento delicado. Su presentacion a los responsables de la comunidad (parrocos, sacerdotes, etc.) y de ésta hacia el mismo diacono, ademas de favorecer el conocimiento reciproco, contribuira a lograr rapidamente la colaboracion sobre la base de la estima y del dialogo respetuoso en un espiritu de fe y de caridad. Puede resultar fructuosamente formativa la propia comunidad cristiana, cuando el diacono se configura en ella con el animo de quien sabe respetar las sanas tradiciones, sabe escuchar, discernir, servir y amar a la manera del Senor Jesus.

Un sacerdote ejemplar y responsable, encargado por el obispo, seguira con particular atencion la experiencia pastoral inicial.

578
78. Se deben facilitar a los diaconos encuentros periodicos de contenido liturgico, de espiritualidad, de actualizacion, de evaluacion y de estudio a nivel diocesano o supradiocesano.

Sera oportuno prever, bajo la autoridad del obispo y sin multiplicar las estructuras, reuniones periodicas entre sacerdotes, diaconos, religiosas, religiosos y laicos comprometidos en el ejercicio del cuidado pastoral, sea para superar el aislamiento de pequenos grupos, sea para garantizar la unidad de perspectivas y de accion ante los distintos modelos pastorales.

El obispo seguira con solicitud a los diaconos, sus colaboradores, presidiendo los encuentros, segun sus posibilidades y, si se encuentra impedido, procurara que alguien le represente.

579
79. Se debe elaborar, con la aprobacion del obispo, un plan de formacion permanente realista y realizable, segun las disposiciones presentes, que tenga en cuenta la edad y las situaciones especificas de los diaconos, junto con las exigencias de su ministerio pastoral.

Con esa finalidad, el obispo podra constituir un grupo de formadores idoneos o, eventualmente, pedir colaboracion a las diocesis vecinas.

580
80. Seria de desear que el obispo instituya un organismo de coordinacion de diaconos, para programar, coordinar y verificar el ministerio diaconal: desde el discernimiento vocacional, a la formacion y ejercicio del ministerio, comprendida también la formacion permanente.

Integraran tal organismo el mismo obispo, el cual lo presidira, o un sacerdote delegado suyo, junto a un numero proporcionado de diaconos. Dicho organismo no dejara de tener los debidos lazos de union con los demas organismos diocesanos.

El obispo dictara normas propias que regularan todo lo que se refiere a la vida y al funcionamiento de ese organismo.

581
81. Para los diaconos casados se deber programar, ademas de las ya dichas, otras iniciativas y actividades de formacion permanente, en las que, segun la oportunidad, participaran, de alguna manera, su mujer y toda la familia, teniendo siempre presente la esencial distincion de funciones y la clara independencia del ministerio.

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82. Los diaconos deben valorar todas aquellas iniciativas que las Conferencias Episcopales o las diocesis promuevan habitualmente para la formacion permanente del clero: retiros espirituales, conferencias, jornadas de estudio, convenios, cursos interdisciplinares de caracter teologico-pastoral.

También procuraran no faltar a las iniciativas que mas senaladamente pertenecen a su ministerio de evangelizacion, de liturgia y de caridad.

El Sumo Pontifice, Juan Pablo II, ha aprobado el presente Directorio ordenando su promulgacion.

Roma, desde el Palacio de las Congregaciones, 22 de febrero, fiesta de la Catedra de San Pedro, del 1998.

Dario Card. Castrillon Hoyos

Prefecto

Csaba Ternyak

Arzobispo titular de Eminenziana

Secretario



Oracion a la Santisima Virgen Maria


MARIA,

Maestra de fe, que con tu obediencia a la Palabra de Dios, has colaborado de modo eximio en la obra de la Redencion, haz fructuoso el ministerio de los diaconos, ensenandoles a escuchar y anunciar con fe la Palabra.

MARIA,

Maestra de caridad, que con tu plena disponibilidad al llamado de Dios, has cooperado al nacimiento de los fieles en la Iglesia, haz fecundo el ministerio y la vida de los diaconos, ensenandoles a donarse en el servicio del Pueblo de Dios.

MARIA,

Maestra de oracion, que con tu materna intercesion, has sostenido y ayudado a la Iglesia naciente, haz que los diaconos estén siempre atentos a las necesidades de los fieles, ensenandoles a descubrir el valor de la oracion.

MARIA,

Maestra de humildad, que por tu profunda conciencia de ser la Sierva del Senor has sido llena del Espiritu Santo, haz que los diaconos sean dociles instrumentos de la redencion de Cristo, ensenandoles la grandeza de hacerse pequenos.

MARIA,

Maestra del servicio oculto, que con tu vida normal y ordinaria llena de amor, has sabido secundar en manera ejemplar el plan salvifico de Dios, haz que los diaconos sean siervos buenos y fieles, ensenandoles la alegria de servir en la Iglesia con ardiente amor.

Amén.




Congregación para el Clero 501