Denzinger 904

 JUAN XXII, 1316-1334

 Errores de los fraticelli (sobre la Iglesia y los sacramentos)(1)

 [Condenados en la Constitución Gloriosam Ecclesiam, de 26 de enero de 1318]


(1) GOTTI, Verit. relíg. christ. II 379; cf. CIC Extr. Ioh. XXII, 7: Frdbg II 1213 s; Rcht II 1128 s. Cf. I. KOCH, en «Theol. Quartalschrift» 113 (Tubingen 1932) 145 SS.



910 Dz 484 Los predichos hijos de la temeridad y de la impiedad, según cuenta una relación fidedigna, han llegado a tal mezquindad de inteligencia que sienten impíamente contra la preclarísima y salubérrima verdad de la fe cristiana, desprecian los venerandos sacramentos de la Iglesia y con el ímpetu de su ciego furor chocan contra el glorioso primado de la Iglesia Romana, que ha de ser reverenciado por todas las naciones, para ser más pronto aplastados por él mismo.

911 Dz 485 (1) Así, pues, el primer error que sale de la tenebrosa oficina de esos hombres, fantasea dos Iglesias, una carnal, repleta de riquezas, que nada en placeres, manchada de crímenes, sobre la que afirman dominar el Romano Pontífice y los otros prelados inferiores; otra espiritual, limpia por su sobriedad, hermosa por la virtud, ceñida de pobreza, en la que se hallan ellos solos y sus cómplices, y sobre la que ellos también mandan por merecimiento de la vida espiritual, si es que hay que dar alguna fe a sus mentiras...

912 Dz 486 (2) El segundo error con que se mancha la conciencia de esos insolentes, vocifera que los venerables sacerdotes de la Iglesia y demás ministros carecen hasta punto tal de jurisdicción y de orden (2) que no pueden ni dar sentencia, ni consagrar los sacramentos, ni instruir y enseñar al pueblo que les está sujeto, fingiendo que están privados de toda potestad eclesiástica cuantos ven ajenos a su perfidia: porque sólo entre ellos (según ellos sueñan), como la santidad de la vida espiritual, así persevera la autoridad, en lo que siguen el error de los donatistas...


(2) El inciso «y de orden» no lo trae la Bullarum, dipl. et Privil. SS. Rom. Pontificum Taurensis editio, IV, Turín 1859, p. 264.


913 Dz 487 (3) El tercer error de éstos se conjura con el de los valdenses, pues unos y otros afirman que no ha de jurarse en ningún caso, dogmatizando que se manchan con contagio de pecado mortal y merecen castigo quienes se hubieren obligado por la religión del juramento...

914 Dz 488 (4) La cuarta blasfemia de estos impíos, manando de la fuente envenenada de los predichos valdenses, finge que los sacerdotes, debida y legítimamente ordenados según la forma de la Iglesia, pero oprimidos por cualesquiera culpas, no pueden consagrar o conferir los sacramentos de la Iglesia...

915 Dz 489 (5) El quinto error de tal manera ciega las mentes de estos hombres que afirman que sólo en ellos se ha cumplido en este tiempo el Evangelio de Cristo que hasta ahora (según ellos enseñan) había estado escondido y hasta totalmente extinguido...

916 Dz 490 Muchas otras cosas hay que se dice charlatanean estos hombres presuntuosos contra el venerable sacramento del matrimonio; muchas las que sueñan del curso de los tiempos y del fin del mundo, muchas las que con deplorable vanidad propalan sobre la venida del Anticristo, de quien afirman que está ya llegando. Todo ello, pues vemos que parte son cosas heréticas, parte locas, parte fantásticas, más bien creemos ha de ser condenado con sus autores, que no perseguido o refutado con la pluma...

 Errores de Juan Pouilly (acerca de la confesión y de la Iglesia) (1)

 [Enumerados y condenados en la Constitución Vas electionis, de 21 de julio de 1321]


(1) DCh II 243 s y DuPl I, I 301; CIC Extr. Comm. V, 3, 2: Frdbg II 1291; Rcht II 1207; GOTTI 1. c. II 377 a; Bar(Th) 1321, 37 (24, 161 a). -- Juan de Pouilly escribió quodlibetos, que abarcaban casi toda la teología, y él mismo retractó sus errores. Murió después de 1321 [Hrt II 488 s]. Cf. I. KOCH en «Theol. Quartalsehrift» 113 (Tubingen 1932) 141 s, 147 ss.


921 Dz 491 Los que se confiesan con los frailes que tienen licencia general de oír confesiones, están obligados a confesar otra vez a su propio sacerdote los mismos pecados que ya han confesado.

922 Dz 492 Vigiendo el Estatuto Omnis utriusque sexus, publicado por el Concilio general [IV de Letrán; v. 437], el Romano Pontífice no puede hacer que los feligreses no estén obligados a confesar una vez al año sus pecados con su propio sacerdote, que dice ser su cura párroco; es más, ni Dios podría hacerlo, pues, según decía, implica contradicción.

923 Dz 493 El Papa, y hasta el mismo Dios, no puede dar licencia general de oír confesiones, sin que quien se confiesa con el que tiene esa licencia general, no esté obligado a confesar nuevamente los mismos pecados con su propio sacerdote, que dice ser, como se dijo antes, su cura párroco.

924  Todos los predichos artículos y cada uno de ellos. por autoridad apostólica, los condenamos y reprobamos como falsos y erróneos y desviados de la sana doctrina... afirmando ser verdadera y católica la doctrina a ellos contraria ...

 Del infierno y del limbo (?) (2)

 [De la Carta Nequaquam sine dolore a los armenios, de 21 de noviembre de 1321]


(2) Bar(Th), 1321, 11. Cf. A. STRAUB en «Zeitschr. f. kath. Theologic» 52 (1928) 79 ss; F. SEGARRA en «Estudios eclesiásticos» 5 (1926) 438 ss.


926 Dz 493a Enseña la Iglesia Romana que las almas de aquellos que salen del mundo en pecado mortal o sólo con el pecado original, bajan inmediatamente al infierno, para ser, sin embargo, castigados con penas distintas y en lugares distintos.

 De la pobreza de Cristo (1)

 [De la Constitución Cum inter nonnullos, de 13 de noviembre de 1323]



(1) DuPl I, I 295 b s; CIC Extr. Ioh. XXII 14, 4: Frdbg II 1229 s; Rcht II 1143 s; Bar(Th) 1323, 61 (2, 4, 332 b). Cómo esta definición de Juan XXII, no obste la Constitución de NICOLAO III Exiit qui seminat, v. NATAL, ALEX. en Hist. eccl. saec. XIII y XIV, diss. 11 4rt. 1.


930 Dz 494 Como quiera que frecuentemente se pone en duda entre algunos escolásticos si el afirmar pertinazmente que nuestro Redentor y Señor Jesucristo y sus Apóstoles no tuvieron nada en particular, ni siquiera en común, ha de considerarse como herético, ya que las sentencias sobre ello son diversas y contrarias:

 Nos, deseando poner fin a esta disputa, con consejo de nuestros hermanos, declaramos, por este edicto perpetuo, que en adelante ha de ser tenida por errónea y herética semejante aserción pertinaz, como quiera que expresamente contradice a la Sagrada Escritura que en muchos lugares asegura que tenían algunas cosas, y supone que la misma Escritura Sagrada, por la que se prueban ciertamente los artículos de la fe ortodoxa, en cuanto al asunto propuesto contiene fermento de mentira, y, por ello, en cuanto de semejante aserción depende, destruyendo en todo la fe de la Escritura, vuelve nudosa e incierta la fe católica, al quitarle su prueba.

 Además, el afirmar pertinazmente en adelante que nuestro Redentor y sus Apóstoles no tenían en modo alguno derecho a usar de aquellas cosas que la Escritura nos atestigua que poseían, ni tenían derecho a venderlas o darlas, ni adquirir con ellas otras, lo que la Escritura nos atestigua que hicieron acerca de las cosas predichas, o expresamente supone que lo, podían hacer; como semejante aserción incluye evidentemente que no usaron ni obraron justamente en los puntos predichos, y sentir así de usos, actos o hechos de nuestro Redentor, Hijo de Dios, es sacrílego, contrario a la Sagrada Escritura y enemigo de la doctrina católica, con consejo de nuestros hermanos, declaramos que en adelante tal aserción pertinaz ha de considerarse, con razón, errónea y herética.

 Errores de Marsilio de Padua y de Juan de Jandun (sobre la constitución de la Iglesia) (2)

 [Enumerados y condenados en la Constitución Licet iuxta doctrinam, de 23 de octubre de 1327]


(2) Dict. de Théol. Cath. 10, I col. 167-172. DuPl I I, 304 a s; cf. 397 b; cf. GOTTI, Verit. relig. christ. II 385 ss. -- Marsilio de Padua, nació el año 1280 (?), era en 1312 rector de la Universidad de París. Murió, sin reconciliarse con la Iglesia, antes del 10 ab. 1343. Juan de Jandun fué nominalmente excomulgado junto con Marsilio en 1327 [Hrt II 529, nota].


941 Dz 495 (1) Lo que se lee de Cristo en el Evangelio de San Mateo, que El pagó el tributo al César cuando mandó dar a los que pedían la didracma el estater tomado de la boca del pez (cf. Mt 17,26), no lo hace por condescendencia de su liberalidad o piedad, sino forzado por la necesidad.

 [De ahí concluían, según la Bula:]

 Que todo lo temporal de la Iglesia está sometido al Emperador y éste lo puede tomar como suyo.

942 Dz 496 (2) El bienaventurado Apóstol Pedro no tuvo más autoridad que los demás Apóstoles, y no fué cabeza de los otros Apóstoles. Asimismo, Cristo no dejó cabeza alguna a la Iglesia ni hizo a nadie vicario suyo.

943 Dz 497 (3) Al Emperador toca corregir al Papa, instituirle y destituirle, y castigarle.

944 Dz 498 (4) Todos los sacerdotes, sea el Papa, o el arzobispo o un simple sacerdote, tienen por institución de Cristo la misma jurisdicción y autoridad.

945 Dz 499 (5) Toda la Iglesia junta no puede castigar a un hombre con pena coactiva, si no se lo concede el Emperador.

946 Dz 500 Declaramos sentencialmente que los predichos artículos son, como contrarios a la Sagrada Escritura y enemigos de la fe católica, heréticos o hereticales y erróneos, y los predichos Marsilio y Juan herejes y hasta heresiarcas manifiestos y notorios.

 Errores de Eckhart (sobre el Hijo de Dios, etc.) (1)

 [Enumerados y condenados en la Constitución In agro dominico, de 27 de marzo de 1329]


(1) DENIFLE, Archiv f. Litt. u. KG II (1886) 638 ss; DuPl I, I, 312 a ss; GOTTI, Verit. relig. christ. II, 348 s.-- Eckhart O. P., nacido hacia la mitad del siglo XIII en Hochheim (Alemania), enseñó en París y en Estrasburgo. Denunciados al Papa sus errores, los retractó antes de la sentencia, y sólo fueron condenados después de su muerte (+1327) [Hrt II 615 ss; DCh 11 148. Cf. I. KOCK en «Theol. Quartalschrift» 113 (Tubingen 1932) 150 ss].


951 Dz 501 (1) Interrogado alguna vez por qué Dios no hizo el mundo antes, respondió que Dios no pudo hacer antes el mundo, porque nada puede obrar antes de ser; de ahí que tan pronto como fué Dios, al punto creó el mundo.

952 Dz 502 (2) Asimismo, puede concederse que el mundo fué ab aeterno.

953 Dz 503 (3) Asimismo, juntamente y de una vez, cuando Dios fué, cuando engendró a su Hijo Dios, coeterno y coigual consigo en todo, creó también el mundo.

954 Dz 504 (4) Asimismo, en toda obra, aun mala, y digo mala tanto de pena como de culpa, se manifiesta y brilla por igual la gloria de Dios.

955 Dz 505 (5) Asimismo, el que vitupera a otro, por el vituperio mismo, por el pecado de vituperio, alaba a Dios y cuanto más vitupera y más gravemente peca, más alaba a Dios.

956 Dz 506 (6) Asimismo, blasfemando uno a Dios mismo, alaba a Dios.

957 Dz 507 (7) Asimismo, el que pide esto o lo otro, pide un mal y pide mal, porque pide la negación del bien y la negación de Dios y ora que Dios se niegue a sí mismo.

958 Dz 508 (8) Los que no pretenden las cosas, ni los honores, ni la utilidad, ni la devoción interna, ni la santidad, ni el premio, ni el reino de los cielos, sino que en todas estas cosas han renunciado aun lo que es propio, ésos son los hombres en que es Dios honrado.

959 Dz 509 (9) Yo he pensado poco ha si quería yo recibir o desear algo de Dios: yo quiero deliberar muy bien sobre eso, porque donde yo estuviera recibiendo de Dios, allí estaría yo debajo de El, como un criado o esclavo y El como un Señor dando, y no debemos estar así en la vida eterna.

960 Dz 510 (10) Nosotros nos transformamos totalmente en Dios y nos convertimos en El. De modo semejante a como en el sacramento el pan se convierte en cuerpo de Cristo; de tal manera me convierto yo en El, que El mismo me hace ser una sola cosa suya, no cosa semejante: por el Dios vivo es verdad que allí no hay distinción alguna.

961 Dz 511 (11) Cuanto Dios Padre dió a su Hijo unigénito en la naturaleza humana, todo eso me lo dió a mí; aquí no exceptúo nada, ni la unión ni la santidad, sino que todo me lo dió a mí como a El.

962 Dz 512 (12) Cuanto dice la Sagrada Escritura acerca de Cristo, todo eso se verifica también en todo hombre bueno y divino.

963 Dz 513 (13) Cuanto es propio de la divina naturaleza, todo eso es propio del hombre justo y divino. Por ello, ese hombre obra cuanto Dios obra y junto con Dios creó el cielo y la tierra y es engendrador del Verbo eterno y, sin tal hombre, no sabría Dios hacer nada.

964 Dz 514 (14) El hombre bueno debe de tal modo conformar su voluntad con la voluntad divina, que quiera cuanto Dios quiera; y como Dios quiere que yo peque de algún modo, yo no querría no haber cometido los pecados, y esta es la verdadera penitencia.

965 Dz 515 (15) Si un hombre hubiere cometido mil pecados mortales, si tal hombre está rectamente dispuesto, no debiera querer no haberlos cometido.

966 Dz 516 (16) Dios propiamente no manda el acto exterior.

967 Dz 517 (17) El acto exterior no es propiamente bueno y divino, ni es Dios propiamente quien lo obra y lo pare.

968 Dz 518 (18) Llevamos frutos no de actos exteriores que no nos hacen buenos, sino de actos interiores que obra y hace el Padre permaneciendo en nosotros.

969 Dz 519 (19) Dios ama a las almas y no la obra externa.

970 Dz 520 (20) El hombre bueno es Hijo unigénito de Dios.

971 Dz 521 (21) El hombre noble es aquel Hijo unigénito de Dios, a quien el Padre engendró eternamente.

972 Dz 522 (22) El Padre me engendra a mi su Hijo y el mismo Hijo. Cuanto Dios obra, es una sola cosa; luego me engendra a mí, Hijo suyo sin distinción alguna.

973 Dz 523 (23) Dios es uno solo de todos modos y según toda razón, de suerte que en El no es posible hallar muchedumbre alguna, ni en el entendimiento ni fuera del entendimiento; porque el que ve dos o ve distinción, no ve a Dios, porque Dios es uno solo, fuera del número y sobre el número, y no entra en el número con nadie. Síguese: luego ninguna distinción puede haber o entenderse en el mismo Dios.

974 Dz 524 (24) Toda distinción es ajena a Dios, lo mismo en la naturaleza que en las personas. Se prueba: porque la naturaleza misma es una sola y esta sola cosa; y cualquier persona es una sola y la misma una sola cosa que la naturaleza.

975 Dz 525 (25) Cuando se dice: Simón, ¿me amas más que éstos? (Jn 21,15 s), el sentido es: me: me amas más que a éstos (1), y está ciertamente bien, pero no perfectamente. Pues en lo primero y lo segundo, se da el más y el menos, el grado y el orden; pero en lo uno, no hay grado ni orden. Luego el que ama a Dios más que al prójimo, hace ciertamente bien, pero aún no perfectamente.


(1) Eckhart juega con la ambigüedad del latín his = que éstos e his = que a éstos.


976 Dz 526 (26) Todas las criaturas son una pura nada: no digo que sean un poco o algo, sino que son una pura nada.

 Se le había además objetado a dicho Eckhart que había predicado otros dos artículos con estas palabras:

977 Dz 527 (1) Algo hay en el alma que es increado e increable; si toda el alma fuera tal, sería increada e increable, y esto es el entendimiento.


978 Dz 528 (2) Dios no es bueno, ni mejor, ni óptimo: Tan mal hablo cuando llamo a Dios bueno, como cuando digo lo blanco negro.

 [De estos artículos dice luego la Bula:]

979 Dz 529 ... Nos ... expresamente condenamos y reprobamos los quince primeros artículos y los dos últimos como heréticos y los otros once citados como mal sonantes, temerarios, sospechosos de herejía, y no menos cualesquiera libros u opúsculos del mismo Eckhart que contengan los antedichos artículos o alguno de ellos.


 BENEDICTO XII, 1334-1342

 De la visión beatífica de Dios y de los novísimos (2)

 [De la Constitución Benedictus Deus, de 29 de enero de 1336]


(2) DuPl I, I, 321 b s; cf. Msi XXV 986 D; BR(T) 4, 346 b; MBR 1, 217 b; Bar(Th) 1336, 3 (25, 50 b s).



1000 Dz 530 Por esta constitución que ha de valer para siempre, por autoridad apostólica definimos que, según la común ordenación de Dios, las almas de todos los santos que salieron de este mundo antes de la pasión de nuestro Señor Jesucristo, así como las de los santos Apóstoles, mártires, confesores, vírgenes, y de los otros fieles muertos después de recibir el bautismo de Cristo, en los que no había nada que purgar al salir de este mundos ni habrá cuando salgan igualmente en lo futuro, o si entonces lo hubo o habrá luego algo purgable en ellos, cuando después de su muerte se hubieren purgado; y que las almas de los niños renacidos por el mismo bautismo de Cristo o de los que han de ser bautizados, cuando hubieren sido bautizados, que mueren antes del uso del libre albedrío, inmediatamente después de su muerte o de la dicha purgación los que necesitaron de ella, aun antes de la reasunción de sus cuerpos y del juicio universal, después de la ascensión del Salvador Señor nuestro Jesucristo al cielo, estuvieron, están y estarán en el cielo, en el reino de los cielos y paraíso celeste con Cristo, agregadas a la compañía de los santos Angeles, y después de la muerte y pasión de nuestro Señor Jesucristo vieron y ven la divina esencia con visión intuitiva y también cara a cara, sin mediación de criatura alguna que tenga razón de objeto visto, sino por mostrárselas la divina esencia de modo inmediato y desnudo, clara y patentemente, y que viéndola así gozan de la misma divina esencia y que, por tal visión y fruición, las almas de los que salieron de este mundo son verdaderamente bienaventuradas y tienen vida y descanso eterno, y también las de aquellos que después saldrán de este mundo, verán la misma divina esencia y gozarán de ella antes del juicio universal;

1001 y que esta visión de la divina esencia y la fruición de ella suprime en ellos los actos de fe y esperanza, en cuanto la fe y la esperanza son propias virtudes teológicas; y que una vez hubiere sido o será iniciada esta visión intuitiva y cara a cara y la fruición en ellos, la misma visión y fruición es continua sin intermisión alguna de dicha visión y fruición, y se continuará hasta el juicio final y desde entonces hasta la eternidad.

1002 Dz 531 Definimos además que, según la común ordenación de Dios, las almas de los que salen del mundo con pecado mortal actual, inmediatamente después de su muerte bajan al infierno donde son atormentados con penas infernales, y que no obstante en el día del juicio todos los hombres comparecerán con sus cuerpos ante el tribunal de Cristo, para dar cuenta de sus propios actos, a fin de que cada uno reciba lo propio de su cuerpo, tal como se portó, bien o mal (2Co 5,10).

 Errores de los armenios (1)

 [Del Memorial Iam dudum, remitido a los armenios el año 1341


Notas: (1) Bar(Th) 1341, 49 ss (25, 250 a ss); cf. Msi XXV 1 188 B ss, donde se reproducen los mismos artículos con las respuestas del Concilio de los armenios.


1006 Dz 532 4. Igualmente lo que dicen y creen los armenios, que el pecado de los primeros padres, personal de ellos, fué tan grave, que todos los hijos de ellos, propagados de su semilla hasta la pasión de Cristo, se condenaron por mérito de aquel pecado personal de ellos y fueron arrojados al infierno después de la muerte, no porque ellos hubieran contraído pecado original alguno de Adán, como quiera que dicen que los niños no tienen absolutamente ningún pecado original, ni antes ni después de la pasión de Cristo, sino que dicha condenación los seguía, antes de la pasión de Cristo, por razón de la gravedad del pecado personal que cometieron Adán y Eva, traspasando el precepto divino que les fué dado. Pero después de la pasión del Señor en que fué borrado el pecado de los primeros padres, los niños que nacen de los hijos de Adán no están destinados a la condenación ni han de ser arrojados al infierno por razón de dicho pecado, porque Cristo, en su pasión, borró totalmente el pecado de los primeros padres.

1007 Dz 533 5. Igualmente, lo que de nuevo introdujo y enseñó cierto maestro de los armenios, llamado Mequitriz, que se interpreta paráclito, que el alma humana del hijo se propaga del alma de su padre, como un cuerpo de otro, y un ángel también de otro; porque como el alma humana, que es racional, y el ángel, que es de naturaleza intelectual, son una especie de luces espirituales, de sí mismos propagan otras luces espirituales.

1008 Dz 534 6. Igualmente dicen los armenios que las almas de los niños que nacen de padres cristianos después de la pasión de Cristo, si mueren antes de ser bautizados van al paraíso terrenal en que estuvo Adán antes del pecado; mas las almas de los niños que nacen de padres cristianos después de la pasión de Cristo y mueren sin el bautismo, van a los lugares donde están las almas de sus padres.

1010 Dz 535 17. Asimismo, lo que comúnmente creen los armenios que en el otro mundo no hay purgatorio de las almas porque, como dicen, si el cristiano confiesa sus pecados se le perdonan todos los pecados y las penas de los pecados. Y no oran ellos tampoco por los difuntos para que en el otro mundo se les perdonen los pecados, sino que oran de modo general por todos los muertos, como por la bienaventurada María, los Apóstoles...

1011 Dz 536 18. Asimismo, lo que creen y mantienen los armenios que Cristo descendió del cielo y se encarnó por la salvación de los hombres, no porque los hijos propagados de Adán y Eva después del pecado de éstos contraigan el pecado original, del que se salvan por medio de la encarnación y muerte de Cristo, como quiera que dicen que no hay ningún pecado tal en los hijos de Adán; sino que dicen que Cristo se encarnó y padeció por la salvación de los hombres, porque los hijos de Adán que precedieron a dicha pasión fueron librados del infierno, en el que estaban, no por razón del pecado original que hubiera en ellos, sino por razón de la gravedad del pecado personal de los primeros padres. Creen también que Cristo se encarnó y padeció por la salvación de los niños que nacieron después de su pasión, porque por su pasión destruyó totalmente el infierno...

1012 Dz 537 19. ... Hasta tal punto dicen los armenios que dicha concupiscencia de la carne es pecado y mal, que hasta los padres cristianos, cuando matrimonialmente se unen, cometen pecado, porque dicen que el acto matrimonial es pecado, y lo mismo el matrimonio...

1013 Dz 538 40. Otros dicen que los obispos y presbíteros de los armenios nada hacen para la remisión de los pecados, ni de modo principal ni de modo ministerial, sino que sólo Dios perdona los pecados; ni los obispos y presbíteros se emplean para la remisión dicha por otro motivo, sino porque ellos recibieron de Dios el poder de hablar y, por eso, cuando absuelven dicen: «Dios te perdone tus pecados»; o «yo te perdono tus pecados en la tierra y Dios te los perdone en el cielo».

1014 Dz 539 42. Asimismo, dicen y sostienen los armenios que para la remisión de los pecados basta la sola pasión de Cristo, sin otro don alguno de Dios, aun gratificante: ni dicen que para hacer la remisión de los pecados se requiera la gracia de Dios, gratificante o justificante, ni que en los sacramentos de la nueva ley se dé la gracia de Dios, gratificante.

Dz 540 48. Asimismo, dicen y sostienen los armenios que si los armenios cometen una sola vez un pecado cualquiera; excepto algunos, su iglesia puede absolverlos, en cuanto a la culpa y a la pena de dichos pecados; pero si uno volviera luego a cometer de nuevo dichos pecados, no podía ser absuelto por su iglesia.

1015 Dz 541 49. Asimismo, dicen que si uno toma una tercera o cuarta mujer o más, no puede ser absuelto por su iglesia, porque dicen que tal matrimonio es fornicación...

1016 Dz 542 58. Asimismo, dicen y sostienen los armenios que para que el bautismo sea verdadero se requieren tres cosas, a saber: agua, crisma y Eucaristía; de modo que si uno bautiza a alguien con agua diciendo: Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén, y luego no le ungiera con dicho crisma, no estaría bautizado. Tampoco lo estaría, si no se diera el sacramento de la Eucaristía.

Dz 543 64. Asimismo, dice el Católicon de Armenia Menor que el sacramento de la confirmación no vale nada, y, por si algo vale, él dió licencia a sus presbíteros para que confieran dicho sacramento.

1018 Dz 544 67. Asimismo, que los armenios no dicen que después de pronunciadas las palabras de la consagración del pan y del vino se haya efectuado la transustanciación del pan y del vino en el verdadero cuerpo y sangre de Cristo, el mismo cuerpo que nació de la Virgen María y padeció y resucitó; sino que sostienen que aquel sacramento es el ejemplar o semejanza, o sea, figura del verdadero cuerpo y sangre del Señor...; por lo que al sacramento del Altar no le llaman ellos el cuerpo y sangre del Señor, sino hostia, o sacrificio, o comunión...

1019 Dz 545 68. Asimismo, dicen y sostienen los armenios que si un presbítero u obispo ordenado comete una fornicación, aun en secreto, pierde la potestad de consagrar y administrar todos los sacramentos.

1020 Dz 546 70. Asimismo, no dicen ni sostienen los armenios que el sacramento de la Eucaristía, dignamente recibido, opere en el que lo recibe la remisión de los pecados, o la relajación de las penas debidas por el pecado, o que por él se dé la gracia de Dios o su aumento, sino que el cuerpo de Cristo entra en el cuerpo del que comulga y se convierte en el mismo, como los otros alimentos se convierten en el alimentado...

Dz 547 92. Asimismo, entre los armenios sólo hay tres órdenes, que son acolitado, diaconado y presbiterado, órdenes que los obispos confieren con promesa o aceptación de dinero. Y del mismo modo se confirman dichos órdenes del presbiterado y del. diaconado, es decir, por la imposición de la mano diciendo algunas palabras, sin más mutación sino que en la ordenación del diácono se expresa el orden del diaconado, y en la ordenación del presbítero, el del presbiterado. Pero ningún obispo puede entre ellos ordenar a otro obispo sino sólo el Católicon...

Dz 548 95. Asimismo, el Católicon de la Armenia Menor dió potestad a cierto presbítero para que pudiera ordenar diáconos a cuantos de sus súbditos quisiera...

Dz 549 109. Asimismo, entre los armenios no se castiga a nadie por error alguno que defienda... [hay 117 números].


 CLEMENTE VI, 1342-1352

 De la satisfacción de Cristo, el tesoro de la Iglesia, las indulgencias (1)

 [De la Bula del jubileo Unigenitus Dei Filius, de 25 de enero de 1343]


(1) CIC Extr. comm. V, 9, 2: Frdbg II 1304 s; Rcht II 1218 s.


1025 Dz 550 El unigénito Hijo de Dios, para nosotros constituído por Dios sabiduría, justicia, santificación y redención (1Co 1,30), no por medio de la sangre de machos cabríos o de novillos, sino por su propia sangre, entró una vez en el santuario, hallado que hubo eterna redención (He 9,12). Porque no nos redimió con oro y plata corruptibles, sino con su preciosa sangre de cordero incontaminado e inmaculado (1P 1,18 s). Esa sangre sabemos que, inmolado inocente en el altar de la cruz, no la derramó en una gota pequeña, que, sin embargo, por su unión con el Verbo, hubiera bastado para la redención de todo el género humano, sino copiosamente como un torrente, de suerte que desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza, no se hallaba en él parte sana (Is 1,6). A fin, pues, que en adelante, la misericordia de tan grande efusión no se convirtiera en vacía, inútil o superflua, adquirió un tesoro para la Iglesia militante, queriendo el piadoso Padre atesorar para sus hijos de modo que hubiera así un tesoro infinito para los hombres, y los que de él usaran se hicieran partícipes de la amistad de Dios (Sg 7,14).

1026 Dz 551 Este tesoro, lo encomendó para ser saludablemente dispensado a los fieles, al bienaventurado Pedro, llavero del cielo y a sus sucesores, vicarios suyos en la tierra, y para ser misericordiosamente aplicado por propias y razonables causas, a los verdaderamente arrepentidos y confesados, ya para la total, ya para la parcial remisión de la pena temporal debida por los pecados, tanto de modo -general como especial, según conocieron en Dios que conviene.

1027 Dz 552 Para colmo de este tesoro se sabe que prestan su concurso los méritos de la bienaventurada Madre de Dios y de todos los elegidos, desde el primer justo hasta el último, y no hay que temer en modo alguno por su consunción o disminución, tanto porque, como se ha dicho antes, los merecimientos de Cristo son infinitos, como porque, cuantos más sean atraídos a la justicia por participar del mismo, tanto más se aumenta el cúmulo de sus merecimientos.

 Errores filosóficos de Nicolás de Autrécourt (1)

 [Condenados y por él públicamente retractados el año 1347]


(1) DCh II 580 s; DuPl I, I 355 a s. - Guillermo, presbítero cardenal, título de los Cuatro Santos Coronados, el año 1346, antes del 19 mayo, como legado de Clemente VI, mandó quemar los libros de Nicolás de Autrécourt, por contener muchas cosas falsas, peligrosas, presuntuosas, sospechosas, erróneas y heréticas, y mandó, por autoridad del Pontífice, que aquél se retractara de varias proposiciones (de entre las que se han tomado las que aquí se exponen), como erróneas, falsas, dudosas, presuntuosas y sospechosas, lo que Nicolás hizo el año 1347. Hemos traducido del texto auténtico, de Dch II 576 ss, 1124.


1028 Dz 553 1. ... De las cosas, por las apariencias naturales, no puede tenerse casi ninguna certeza; sin embargo, esa poca puede tenerse en breve tiempo, si los hombres vuelven su entendimiento a las cosas mismas y no al intelecto de Aristóteles y su comentador.

1029 Dz 554 2. ... No puede evidentemente, con la evidencia predicha, de una cosa inferirse o concluirse otra cosa, o del no ser de la una el no ser de la otra.

1030 Dz 555 3. ... Las proposiciones «Dios existe» «Dios no existe», significan absolutamente lo mismo, aunque de otro modo.

1031 Dz 556 9. La certeza de evidencia no tiene grados.

1032 Dz 557 10. De la sustancia material, distinta de nuestra alma, no tenemos certeza de evidencia.

1033 Dz 558 11. ... Exceptuada la certeza de la fe, no hay otra certeza que la certeza del primer principio, o la que puede resolverse en el primer principio.

1034 Dz 559 14. ... Ignoramos evidentemente que las otras cosas fuera de Dios puedan ser causa de algún efecto -- que alguna causa, que no sea Dios, cause eficientemente --, que haya o pueda haber alguna causa eficiente natural.

1035 Dz 560 15. ... Ignoramos evidentemente que algún efecto sea o pueda ser naturalmente producido.

1036 Dz 561 17. ... No sabemos evidentemente que en producción alguna concurra el sujeto.

1037 Dz 562 21. ... Demostrada una cosa cualquiera, nadie sabe evidentemente que no excede en nobleza a todas las otras.

1038 Dz 563 22. ... Demostrada una cosa cualquiera, nadie sabe evidentemente que ésa no sea Dios, si por Dios entendemos el ente más noble.

1039 Dz 564 25. ... Nadie sabe evidentemente que no pueda concederse razonablemente esta proposición: «Si alguna cosa es producida, Dios es producido».

1040 Dz 565 26. ... No puede demostrarse evidentemente que cualquier cosa no sea eterna.

1041 Dz 566 30. ... Las siguientes consecuencias no son evidentes: «Se da el acto de entender; luego se da el entendimiento. Se da el acto de querer; luego se da la voluntad».

1042 Dz 567 31. ... No puede demostrarse evidentemente que todo lo que aparece sea verdadero.

1043 Dz 568 32. Dios y la criatura no son algo.

1045 Dz 569 40. Cuanto hay en el universo es mejor lo mismo que lo no mismo.


1048 Dz 570 53. ... El primer principio es éste y no otro: «Si algo es, algo es».


Denzinger 904