Denzinger 76


  DOCUMENTOS DE LOS ROMANOS PONTIFICES Y DE LOS CONCILIOS


 SAN PEDRO APOSTOL, (?)-67(?)

 Como es sabido, bajo su nombre hay dos Epístolas canónicas.

 SAN LINO, 67 (?) - 79 (?)

SAN £[ANA]CLETO, 79 (?) - 90 (?)

 SAN CLEMENTE I, 90 (?) - 99 (?)

 Del primado del Romano Pontífice (1)

 [De la Carta Dia taV aifnidiouV a los corintios]


(1) FUNK, Patres Apost. I, 60 ss; ed. K. Bihlmeyer I (1924) 35 ss; Jf 9; Cst 9 ss; PG 1, 205 A ss; Msi I 171 A ss; Padres Apost. (B A C) 177 ss.


102 Dz 41 (1) A causa de, las repentinas y sucesivas calamidades y percances que nos han sobrevenido, hermanos, creemos haber vuelto algo tardíamente nuestra atención a los asuntos discutidos entre vosotros. Nos referimos, rarísimos, a la sedición, abominable y sacrílega, que unos cuantos sujetos, gentes audaces y arrogantes, han encendido hasta tal punto de insensatez, que vuestro nombre, venerable y celebradísimo, ha venido a ser gravemente ultrajado...

(7) Os escribimos para amonestaros...

(57) Vosotros, pues, los que fuisteis causa de que estallara la sedición, someteos a vuestros presbíteros y recibid la corrección con arrepentimiento...

(59) Mas si algunos desobedecieron a las amonestaciones que, por medio de Nos, Aquél os ha dirigido, sepan que se harán reos de no leve pecado y se expondrán a no pequeño peligro; pero nosotros seremos inocentes de ese pecado...

(63) Porque nos procuraréis júbilo y regocijo si, obedeciendo a lo que por el Espíritu Santo os acabamos de escribir, cortáis de raíz la impía cólera de vuestra envidia, conforme a la exhortación que en esta carta os hemos hecho sobre la paz y la concordia.



 De la jerarquía y del estado laical (2)

 [De la misma Carta a los corintios]


(2) FUNK o.c. 110 s; ed. Bihlmeyer 47 s; Cst 28 E; Padres Apost. (B A C) 214 ss.


101 Dz 42 (40) ...pues los que siguen las ordenaciones del Señor, no pecan. Y, en efecto, al Sumo Sacerdote le están encomendadas sus propias funciones; y su propio lugar tienen señalado los demás sacerdotes, y ministerios propios incumben a los levitas; el hombre laico, en fin, por preceptos laicos está ligado.

 (41) Cada uno de nosotros [v. 1.: vosotros], hermanos, en el puesto que tiene señalado (
1Co 15,23), dé gracias a Dios, conservándose en buena conciencia y no transgrediendo la regla establecida de su propio ministerio.

 (42) Los Apóstoles nos predicaron el Evangelio de parte del Señor Jesucristo; Jesucristo fué enviado de parte de Dios... Así, pues, según pregonaban por los lugares y ciudades la buena nueva, iban estableciendo a los que eran las primicias, después de probarlos por el Espíritu, por inspectores y ministros de los que habían de creer.

 SAN EVARISTO, 99 (?) - 107 (?)

SAN PIO I, 140 (?) - 154 (?)

 SAN ALEJANDRO I, 107 (?) - 116 (?)

SAN ANICETO, 154 (?) - 165 (?)

 SAN SIXTO I, 116 (?) - 125 (?)

SAN SOTERO, 165 (?) - 174 (?)

 SAN TELESFORO, 125 (?) - 136 (?)

SAN ELEUTERIO, 174 (?) - 189 (?)

 SAN HIGINIO, 136 (?) - 140 (?)

SAN VICTOR, 189 (?) - 198 (?)(1)


(1) En tiempo de San Víctor, el primado del Romano Pontífice era reconocido por todos. En efecto, como Víctor estuviera resuelto a excomulgar a las Iglesias del Asia en la controversia sobre la celebración de la Pascua, se le acusó ciertamente (por ejemplo, por parte de San Ireneo) de excesiva severidad, pero ningún obispo combatía ni su derecho, ni su autoridad. Cf. EUSEB. Hist. Eccl. 5, 24 [PG 20, 493 ss; SCHWARTZ-MOMMSEN, Euseb. II 1, 491 ss].


 SAN CEFERINO, 198 (?)-217 o bien SAN CALIXTO I, 217-222

 Del Verbo Encarnado (2)

 [De Philosophoumena IX, 11, de San Hipólito, escrito hacia el año 230]


(2) Refutatio omnium haeresium, ed. P. Wendland 1916, 246; PG 16 c, 3380. Sobre este lugar, cf. «Zeitschr. für cath. Theol.» 41 (1917) 595 ss; 52 (1928) 225 ss (Konr. Preysing); 48 (1924) 314 ss (H. Dieckmann).


|Dz:42a Y [Calixto] inducía al mismo Ceferino, persuadiéndole a que públicamente dijera: «Yo conozco a un solo Dios Jesucristo, y a ningún otro fuera de El, que sea nacido y pasible»; otras veces diciendo: «No fué el Padre el que murió, sino el Hijo», así mantenía entre el pueblo disensión interminable.

 Nosotros, que conocíamos sus tramas, no cedimos, sino que le argüíamos y nos opusimos a él en favor de la verdad. El, arrebatado de locura, pues todos se dejaban engañar por su hipocresía, pero no nosotros, llamábanos ditheos (de dos dioses), vomitando violentamente el veneno que llevaba en las entrañas.


 Sobre la absolución de los pecados (1)

 [Fragmento del De Pudicitia de Tertuliano, 1]


(1) CSEL XX 1, 220; Jf 79; PL 2, 981 A.


43 Dz 43 Digo también haber salido un edicto y, por cierto, perentorio. No menos que el Pontífice Máximo, es decir, el obispo de los obispos, proclama: «Yo perdono los pecados de adulterio y fornicación a los que han hecho penitencia.»(2)


(2) Estas palabras que antes atribuían unos a S. Ceferino y otros a S. Calixto, suelen escribirse ahora a Agripino, obispo de Cartago.


 SAN URBANO 222-230

SAN ANTERO, 235-36

 SAN PONCIANO, 230-235

SAN FABIANO, 235-250

 SAN CORNELIO I, 251-253

 De la constitución monárquica de la Iglesia (3)

 [De la Carta 6 Quantam sollicitudinen a San Cipriano, obispo de Cartago, del año 252]



(3) Jf 111 Cst. 137 B; PL 3, 721 A s; Msi I 831 C. Esta profesión de fe fué ofrecida al papa Cornelio por los cismáticos Máximo, Urbano, Sidonio y otros, y por aquél aceptada.


108 Dz 44 Nosotros sabemos que Cornelio ha sido elegido obispo de la Santísima Iglesia Católica por Dios omnipotente y por Cristo Señor nuestro; nosotros confesamos nuestro error. Hemos sido víctimas de una impostura; hemos sido cogidos por una perfidia y charlatanería capciosa. En efecto, aun cuando parecía que teníamos alguna comunicación con el hombre cismático y hereje; nuestro corazón, sin embargo, siempre estuvo con la Iglesia. Porque no ignoramos que hay un solo Dios y un solo Señor Jesucristo, a quien hemos confesado, un solo Espíritu Santo, y sólo debe haber un obispo en una Iglesia Católica.

 [Sobre la consignación para la entrega del Espíritu Santo, v. Kirch 256, R 547; sobre la Trinidad, v. R 546.]

 Sobre la jerarquía eclesiástica (4)

 [De la Carta Ina de gnyV a Fabio, obispo de Antioquía, del año 251]


(4) Cst. 149 B s; Jf 106 c. Add.; PL 3, 741 A s y PG 20, 622; Msi I 821 A s.


109 Dz 45 Así, pues, el vindicador del Evangelio [Novaciano] ¿no sabía que en una iglesia católica sólo debe haber un obispo? Y no podía ignorar (¿de qué manera podía ignorarlo?) que en ella [, en Roma,] hay cuarenta y seis presbíteros, siete diáconos, siete subdiáconos, cuarenta y dos acólitos, cincuenta y dos entre exorcistas, lectores y ostiarios, y entre viudas y pobres más de mil quinientos.

 SAN LUCIO I, 253-254

 SAN ESTEBAN I, 254-257

 Sobre el bautismo de los herejes (1)

 [Fragmento de una carta a San Cipriano, tomado de la Carta 74 de éste a Pompeyo]


(1) CSEL III 2, 799 y 822 (CYPR Op., ed. Hartel): Jf 125; PL 3, 1128 B s y 1169 C s.



110 Dz 46 (1) ... Así, pues, si alguno de cualquier herejía viniera a vosotros, no se innove nada, fuera de lo que es de tradición; impóngansele las manos para la penitencia, como quiera que los mismos herejes no bautizan según un rito particular a los que se pasan a ellos, sino que sólo los reciben en su comunión.

 [Fragmento de la Carta de Esteban, tomado de la carta 75 de Firmiliano a San Cipriano]


111 Dz 47 (18) Pero gran ventaja es el nombre de Cristo -- dice Esteban -- respecto a la fe y a la santificación por el bautismo, que quienquiera y donde quiera fuere bautizado en el nombre de Cristo, consiga al punto la gracia de Cristo (2).


(2) En la misma carta 75, Firmiliano atestigua lo siguiente:

 (8) «...Esteban y los que son de su parecer pretenden que la remisión de los pecados y el segundo nacimiento puede darse en el bautismo de los herejes...

 (9) No creen haya de inquirirse quién sea el que haya bautizado, porque el que ha sido bautizado ha podido conseguir la gracia, invocada la Trinidad de los nombres del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» [CSEL, III 2, 815; PL 3, 1161 B s]. Y poco después Firmiliano dice con indignación:

 (17) «...Esteban, que de tal modo se gloría del lugar de su episcopado y pretende poseer la sucesión de Pedro, sobre el que están puestos los fundamentos de la Iglesia... no siente celo alguno contra los herejes, concediéndoles en orden a la gracia, no una potestad módica, sino la máxima potestad, hasta decir y, aseverar que ellos por el sacramento del bautismo lavan las manchas del hombre viejo, perdonan los antiguos pecados de muerte, hacen hijos de Dios por la regeneración celestial y los reparan para la vida eterna por la santificación del lavatorio divino [CSEL, III, 2, 821; PL 3, 1169 A].


 SAN SIXTO II, 258

 SAN DIONISIO, 259-268

 Sobre la Trinidad y la Encarnación (3)

 [Fragmento de la Carta 2 contra los triteístas y los sabelianos, hacia el año 260]


(3) S. Atanasio, De decr. Nic. Synodi 26 [H. G. Opitz, Athanasius Werke II, 1 (1935) p. 22 s]; Cst. 273 ss; Jf 136; PG 25, 462 C ss; Msi 1011 A ss.


112 Dz 48 (1) Este fuera el momento oportuno de hablar contra los que dividen, cortan y destruyen la más venerada predicación de la Iglesia, la unidad de principio en Dios, repartiéndola en tres potencias e hipóstasis separadas y en tres divinidades; porque he sabido que hay entre vosotros algunos de los que predican y enseñan la palabra divina, maestros de semejante opinión, los cuales se oponen diametralmente, digámoslo así, a la sentencia de Sabelio. Porque éste blasfema diciendo que el mismo Hijo es el Padre y viceversa; aquéllos, por lo contrario, predican, en cierto modo, tres dioses, pues dividen la santa Unidad en tres hipóstasis absolutamente separadas entre sí. Porque es necesario que el Verbo divino esté unido con el Dios del universo y que el Espíritu Santo habite y permanezca en Dios; y, consiguientemente, es de toda necesidad que la divina Trinidad se recapitule y reúna, como en un vértice, en uno solo, es decir, en el Dios omnipotente del universo. Porque la doctrina de Marción, hombre de mente vana, que corta y divide en tres la unidad de principio, es enseñanza diabólica y no de los verdaderos discípulos de Cristo y de quienes se complacen en las enseñanzas del Salvador. Estos, en efecto, saben muy bien que la Trinidad es predicada por la divina Escritura, pero ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento predican tres dioses.

113 Dz 49 (2) Pero no son menos de reprender quienes opinan que el Hijo es una criatura, y creen que el Señor fué hecho, como otra cosa cualquiera de las que verdaderamente fueron hechas, como quiera que los oráculos divinos atestiguan un nacimiento que con El dice y conviene, pero no plasmación o creación alguna. Es, por ende, blasfemia y no como quiera, sino la mayor blasfemia, decir que el Señor es de algún modo hechura de manos. Porque si el Hijo fué hecho, hubo un tiempo en que no fué. Ahora bien, El fué siempre, si es que está en el Padre, como El dice (Jn 14,10 s). Y si Cristo es el Verbo y la sabiduría y la potencia --todo esto, en efecto, como sabéis, dicen las divinas Escrituras que es Cristo (cf. Jn 1,14 1Co 1,24)--, todo esto son potencias de Dios. Luego si el Hijo fué hecho, hubo un tiempo en que no fué todo esto; luego hubo un momento en que Dios estaba sin ello, lo cual es la cosa más absurda.

114 Dz 50 ¿A qué hablar más largamente sobre este asunto a vosotros, hombres llenos de Espíritu y que sabéis perfectamente los absurdos que se siguen de decir que el Hijo es una criatura? A estos absurdos paréceme a mí no haber atendido los cabecillas de esta opinión y por eso ciertamente se han extraviado de, la verdad, al interpretar de modo distinto de lo que significa la divina y profética Escritura: El Señor me creó principio de sus caminos (Pr 8,22: LXX). Porque, como sabéis no es, una sola la significación de «creó». Porque en este lugar «creó» es lo mismo que lo antepuso a las obras hechas por El mismo, hechas, por cierto, por el mismo Hijo. Porque «creó» no hay que entenderlo aquí por «hizo»; pues «crear» es diferente de «hacer». ¿No es este mismo tu Padre que te poseyó y te hizo y te creó?, dice Moisés en el gran canto del Deuteronomio (Dt 32,6; LXX). Muy bien se les podrá decir: «Oh hombres temerarios, ¿ conque es hechura el primogénito de toda la creación (Col 1,15), el que fué engendrado del vientre, antes del lucero de la mañana (Ps 109,3; LXX), el que dice como Sabiduría: Antes de todos los collados me engendró? (Pr 8,25: LXX). Y es fácil hallar en muchas partes de los divinos oráculos que el Hijo es dicho haber sido engendrado, pero no que fué hecho. Por donde patentemente se arguye que opinan falsamente sobre la generación del Señor los que se atreven a llamar creación a su divina e inefable generación.

115 Dz 51 (3) Luego ni se debe dividir en tres divinidades la admirable y divina unidad, ni disminuir con la idea de creación la dignidad y suprema grandeza del Señor; sino que hay que creer en Dios Padre omnipotente y en Jesucristo su Hijo y en el Espíritu Santo, y que en el Dios del universo está unido el Verbo. Porque: Yo - dice - y el Padre somos una sola cosa (Jn 10,30); y: Yo estoy en el Padre y el Padre en mí (Jn 14,10). Porque de este modo es posible mantener íntegra tanto la divina Trinidad como la santa predicación de la unidad de principio.



 SAN FELIX I, 269-274

SAN CAYO, 283-296

 SAN EUTIQUIANO, 275-283

SAN MARCELINO, 296-304

 CONCILIO DE ELVIRA, (1) ENTRE 300 y 306 (2)

 Sobre la Indisolubilidad del matrimonio


Notas: (1) En España.

(2) Msi II 10 C s; Hrd I 251 ss; coll. Hfl I 166 y 168; otros cánones de este Concilio v. en Kch 330 ss.


117 |Dz:52a Can. 9. Igualmente, a la mujer cristiana que haya abandonado al marido cristiano adúltero y se casa con otro, prohíbasela casarse; si se hubiere casado, no reciba la comunión antes de que hubiere muerto el marido abandonado; a no ser que tal vez la necesidad de enfermedad forzare a dársela.

118

 Del celibato de los clérigos

Dz:52b Can. 27. El obispo o cualquier otro clérigo tenga consigo solamente o una hermana o una hija virgen consagrada a Dios; pero en modo alguno plugo [al Concilio] que tengan a una extraña.

119 Dz:52c Can. 33. Plugo prohibir totalmente a los obispos, presbíteros y diáconos o a todos los clérigos puestos en ministerio, que se abstengan de sus cónyuges y no engendren hijos; y quienquiera lo hiciere, sea apartado del honor de la clerecía.

120

 Del bautismo y confirmación

Dz:52d Can. 38. En caso de navegación a un lugar lejano o si no hubiere cerca una Iglesia, el fiel que conserva íntegro el bautismo y no es bígamo, puede bautizar a un catecúmeno en necesidad de enfermedad, de modo que, si sobreviviera, lo conduzca al obispo, a fin de que por la imposición de sus manos pueda ser perfeccionado.

121 Dz:52e Can. 77. Si algún diácono que rige al pueblo sin obispo o presbítero, bautizara a algunos, el obispo deberá perfeccionarlos por medio de la bendición; y si salieran antes de este mundo, bajo la fe en que cada uno creyó, podrá ser uno de los justos.

 SAN MARCELO, 308-309

SAN EUSEBIO, 309 (ó 310)

 SAN MILCIADES, 311-314

 SAN SILVESTRE I, 314-335

 PRIMER CONCILIO DE ARLES,(1) 314

 Plenario (contra los donatistas)

 Del bautismo de los herejes (2)

(1) En Francia. (1935) p. 22 s]; Cst. 273 ss; Jf 136; PG 25, 462 C ss; Msi 1011 A ss.
(2) Msi II 472 A; Hrd I 265 A; Afl I 209.


123 Dz 53 Can. 8. Acerca de los africanos que usan de su propia ley de rebautizar, plugo que si alguno pasare de la herejía a la Iglesia, se le pregunte el símbolo, y si vieren claramente que está bautizado en el Padre y en el Hijo y en el Espíritu Santo, impóngasele sólo la mano, a fin de que reciba el Espíritu Santo. Y si preguntado no diere razón de esta Trinidad, sea bautizado.

Dz:53* Can. 15. Que los diáconos no ofrezcan [v. Kch 373].



 PRIMER CONCILIO DE NICEA, 325 -  Primero ecuménico (contra los arrianos)

 El Símbolo Niceno (3)

 [Versión sobre el texto griego]


(3) J. ORTIZ DE URBINA, El Símbolo Niceno (Madrid 1947) 21 s; H 160 ss; coll. Hfl I 314; PL, 10, 336 A; Msi II 666 C s (cf. v 668); Hrd I 946 E 311 (1244); cf. KBds 146; Bar (Th) ad 325 n. 73 ss (4, 127 b ss); C. H. TURNER, Eccl. occid. monumenta iuri antiquissima. T I, fasc. I, pars 2 (1904) 106 ss.


125 Dz 54 Creemos en un solo Dios Padre omnipotente, creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles; y en un solo Señor Jesucristo Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, es decir, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consustancial al Padre, por quien todas las cosas fueron hechas, las que hay en el cielo y las que hay en la tierra, que por nosotros los hombres y por nuestra salvación descendió y se encarnó, se hizo hombre, padeció, y resucitó al tercer día, subió a los cielos, y ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Y en el Espíritu Santo.

 Mas a los que afirman: Hubo un tiempo en que no fué y que antes de ser engendrado no fué, y que fué hecho de la nada, o los que dicen que es de otra hipóstasis o de otra sustancia o que el Hijo de Dios es cambiable o mudable, los anatematiza la Iglesia Católica.

126  [Versión de Hilario de Poitiers]

 Creemos en un solo Dios, Padre omnipotente, hacedor de todas las cosas visibles e invisibles. Y en un solo Señor nuestro Jesucristo Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, esto es, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, nacido, no hecho, de una sola sustancia con el Padre (lo que en griego se llama homousion), por quien han sido hechas todas las cosas, las que hay en el cielo y en la tierra, que bajó por nuestra salvación, se encarnó y se hizo hombre, padeció y resucitó al tercer día, subió a los cielos y ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Y en el Espíritu Santo. A aquellos, empero, que dicen: «Hubo un tiempo en que no fué» y: «Antes de nacer, no era», y: «Que de lo no existente fué hecho o de otra subsistencia o esencia», a los que dicen que «El Hijo de Dios es variable o mudable», a éstos los anatematiza la Iglesia Católica y Apostólica.(1)


(1) El texto latino de esta condenación se toma de ACOec I 3 P. 1, p. 121.



 Del bautismo de los herejes y del viático de los moribundos (2)

 [Versión sobre el texto griego]


(2) Hdr I 326 D s, 331 C. 330 B (cf. 431 E, 437 A, 434 E s); coll. Hfl I 407, 417, 427; Msi II 671 B (cf. 896) 675 B, 673 D s (cf. 900).


127 Dz 55 Can. 8. Acerca de los que antes se llamaban a sí mismos kátharos o puros [es decir, los novacianos], pero que se acercan a la Iglesia Católica y Apostólica, plugo al santo y grande Concilio que, puesto que recibieron la imposición de manos, permanezcan en el clero; pero ante todo conviene que confiesen por escrito que aceptarán y seguirán los decretos de la Iglesia Católica y Apostólica, es decir, que no negarán la reconciliación a los desposados en segundas nupcias y a los lapsos [caídos] en la persecución...

128 Dz 56 Can. 19. Sobre los que fueron paulianistas y luego se refugiaron en la Iglesia Católica, se promulgó el decreto que sean rebautizados de todo punto; y si algunos en el tiempo pasado pertenecieron al clero, si aparecieron irreprochables e irreprensibles, después de rebautizados, impónganseles las manos por el obispo de la Iglesia Católica...

129 Dz 57 Can. 13. Acerca de los que están para salir de este mundo, se guardará también ahora la antigua ley canónica, a saber: que si alguno va a salir de este mundo, no se le prive del último y más necesario viático. Pero si después de estar en estado desesperado y haber obtenido la comunión, nuevamente volviere entre los vivos, póngase entre los que sólo participan de la oración; pero de modo general y acerca de cualquiera que salga de este mundo, si pide participar de la Eucaristía, el obispo, después de examen, debe dársela (versión latina: hágale partícipe de la ofrenda).

Dz:57* [La carta sinodal a los egipcios sobre los errores de Arrio y sobre las ordenaciones hechas por Melicio, v. en Kch 410 s.]

 SAN MARCOS, 336

 SAN JULIO I, 337-352

 Sobre el primado del Romano Pontífice (1)

 [De la Carta Anegnwn ta grammata a los antioquenos, del año 341]


(1) Cst 385 B; PL 8, 906 A.


132 Dz:57a (22) ...Y si absolutamente, como decís, había alguna culpa contra ellos, había que haber celebrado el juicio conforme a la regla eclesiástica y no de esa manera. Se nos debió escribir a todos nosotros, a fin de que así por todos se hubiera determinado lo justo, puesto que eran obispos los que padecían, y padecían no iglesias cualesquiera, sino aquellas que los mismos Apóstoles por sí mismos gobernaron. ¿Y por qué no había que escribirnos precisamente sobre la Iglesia de Alejandría? ¿Es que ignoráis que ha sido costumbre escribirnos primero a nosotros y así determinar desde aquí lo justo? Así, pues, ciertamente, si alguna sospecha había contra el obispo de ahí, había que haberlo escrito a la Iglesia de aquí.



 CONCILIO DE SARDICA, 343 - 344

 Sobre el primado del Romano Pontífice (2)

 [Versión sobre el texto auténtico latino]


(2) C. H. TURNER, Eccl. occid. monumenta iuris antiquissima I, fasc. 2. pars 3. 492 ss. Sobre el nombre Serdica por Sardica, ibid. p. 533. Hrd I 637 E s; cf,. Hfl I 560 ss; Kch 500 ss. C. H. TURNER («The Journ. of Theol. Stud.» 3 [1902] 370-397) vindicó la genuinidad de los cánones del Concilio de Sárdica; contra J. Friedrich (1901).-Sárdica es la actual Sofía, capital de Bulgaria.


133 Dz:57b Can. 3 [Isid. 4]. Osio obispo dijo: También esto, que un obispo no pase de su provincia a otra provincia donde hay obispos, a no ser que fuere invitado por sus hermanos, no sea que parezca que cerramos la puerta de la caridad. -- También ha de, proveerse otro punto: Si acaso en alguna provincia un obispo tuviera pleito contra otro obispo hermano suyo, que ninguno de ellos llame obispos de otra provincia. -- Y si algún obispo hubiera sido juzgado en alguna causa y cree tener buena causa para que el juicio se renueve, si a vosotros place, honremos la memoria del santísimo Apóstol Pedro: por aquellos que examinaron la causa o por los obispos que moran en la provincia próxima, escríbase al obispo de Roma; y si él juzgare que ha de renovarse el juicio, renuévese y señale jueces. Mas si probare que la causa es tal que no debe refregarse lo que se ha hecho, lo que él decretare quedará confirmado. ¿Place esto a. todos? El Concilio respondió afirmativamente.

134 Dz:57c (Isid. 5) El obispo Gaudencio dijo: Si os place, a esta sentencia que habéis emitido, llena de santidad, hay que añadir: Cuando algún obispo hubiere sido depuesto por juicio de los obispos que moran en los lugares vecinos y proclamare que su negocio ha de tratarse en la ciudad de Roma, no se ordene en absoluto otro obispo en la misma cátedra después de la apelación de aquel cuya deposición está en entredicho, mientras la causa no hubiere sido determinada por el juicio del obispo de Roma.

135 Dz:57d [Can. 3 b] (Isid. 6) El obispo Osio dijo: Plugo también que si un obispo hubiere sido acusado y le hubieren juzgado los obispos de su misma región reunidos y le hubieren depuesto de su dignidad y, al parecer, hubiere apelado y hubiere recurrido al beatísimo obispo de la Iglesia Romana, y éste le quisiere oír y juzgare justo que se renueve el examen; que se digne escribir a los obispos que están en la provincia limítrofe y cercana que ellos mismos lo investiguen todo diligentemente y definan conforme a la fe de la verdad. Y si el que ruega que su causa se oiga nuevamente y con sus ruegos moviere al obispo romano a que de su lado envíe un presbítero, estará en la potestad del obispo hacer lo que quiera o estime: y si decretare que deben ser enviados quienes juzguen presentes con los obispos, teniendo la autoridad de quien los envió, estará en su albedrío. Mas si creyere que. bastan los obispos para poner término a un asunto, haga lo que en su consejo sapientísimo juzgare.

 [De la Carta Quod Semper, en que el Concilio transmitió las Actas a San Julio] (1)


(1) CSEL 65, 127; Cst 395 ss; Msi III 40 ss; Hrd I 653 s. Sobre la autenticidad de este pasaje, cf. A. FEDER en «Scholastik» I (1926) 260.


136 Dz:57e Porque parecerá muy bueno y muy conveniente que de cualesquiera provincias acudan los sacerdotes a su cabeza, es decir, a la sede de Pedro Apóstol.

 SAN LIBERIO, 352-366

 Sobre el bautismo de los herejes £[v. 88]

 SAN DAMASO I, 366-384

 CONCILIO ROMANO, 382 (1)

 Sobre la Trinidad y la Encarnación (2)

 [Del Tomus Damasi] (3)

152 Dz 58 [Después de este Concilio de obispos católicos que se reunió en la ciudad de Roma, añadieron,(4) por inspiración del Espíritu Santo:] Y porque después cundió el error de atreverse algunos a decir que el Espíritu Santo fué hecho por medio del Hijo:


(1) Que el Tomus Damasi se debe a este Concilio, lo demuestra P. GALTIER, «Rech. de scienc. rel.» 26 (1936) 385 ss.

(2) P.H. TURNER Eccl. occid. monumenta iuris antiquissima I, fasc. II, pars 1 (1913) 284 ss. El Tomus Damasi contiene después del Símbolo Nic. los cánones que aquí siguen. Cst 511 A ss; coll. H 272 ss; Jf 235 c. Add; PL, 13, 358 Bs. y 56, 686; Msi III 481 D ss (cf. 486 C ss); Hrd I 802 B s.

(3) Los cánones de este tomo fueron tomados, a lo que parece, del Primer Concilio de Constantinopla; son citados como ley por Celestino I (PL, 53, 290 A) y por Vigilio (PL 69, 176 B; Jf 937).

(4) Es decir, los obispos congregados en Roma [cf. PL 56, 687 nota a].


153 Dz 59 (1) Anatematizamos a aquellos que no proclaman con toda libertad que el Espíritu Santo es de una sola potestad y sustancia con el Padre y el Hijo.

154 Dz 60 (2) Anatematizamos también a los que siguen el error de Sabelio, diciendo que el Padre es el mismo que el Hijo.

155 Dz 61 (3) Anatematizamos también a Arrio y a Eunomio que con igual impiedad, aunque con lenguaje distinto, afirman que el Hijo y el Espíritu Santo son criaturas.

156 Dz 62 (4) Anatematizamos a los macedonianos que, viniendo de la estirpe de Arrio, no mudaron la perfidia, sino el nombre.

157 Dz 63 (5) Anatematizamos a Fotino, que renovando la herejía de Ebión confiesa a nuestro Señor Jesucristo sólo nacido de María.

158 Dz 64 (6) Anatematizamos a aquellos que afirman dos Hijos, uno antes de los siglos y otro después de asumir de la Virgen la carne.

159 Dz 65 (7) Anatematizamos a aquellos que dicen que el Verbo de Dios estuvo en la carne humana en lugar del alma racional e inteligente del hombre, como quiera que el mismo Hijo y Verbo de Dios no estuvo en su cuerpo en lugar del alma racional e inteligente, sino que tomó y salvó nuestra alma [esto es, la racional e inteligente], pero sin pecado.

160 Dz 66 (8) Anatematizamos a aquellos que pretenden que el Verbo Hijo de Dios es extensión o colección y separado del Padre, insustantivo y que ha de tener fin.

161 Dz 67 (9) También a aquellos que han andado de iglesia en iglesia, los tenemos por ajenos a nuestra comunión hasta tanto no hubieren vuelto a aquellas ciudades en que primero fueron constituidos. Y si al emigrar uno, otro ha sido ordenado en lugar del viviente, el que abandonó su ciudad vaque de la dignidad episcopal hasta que su sucesor descanse en el Señor.

162 Dz 68 (10) Si alguno no dijere que el Padre es siempre, que el Hijo es siempre y que el Espíritu Santo es siempre, es hereje.

163 Dz 69 (11) Si alguno no dijere que el Hijo ha nacido del Padre, esto es, de la sustancia divina del mismo, es hereje.

164 Dz 70 (12) Si alguno no dijere verdadero Dios al Hijo de Dios, como verdadero Dios a [su] Padre [y] que todo lo puede y que todo lo sabe y que es igual al Padre, es hereje.

165 Dz 71 (13) Si alguno dijere que constituido en la carne cuando estaba en la tierra, no estaba en los cielos con el Padre, es hereje.

166 Dz 72 (14) Si alguno dijere que en la Pasión, Dios sentía el dolor de cruz y no lo sentía la carne junto con el alma, de que se había vestido Cristo Hijo de Dios, la forma de siervo que para sí había tomado, como dice la Escritura (cf. Ph 2,7), no siente rectamente.

167 Dz 73 (15) Si alguno no dijere que [Cristo] está sentado con su carne a la diestra del Padre, en la cual ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, es hereje.

168 Dz 74 (16) Si alguno no dijere que el Espíritu Santo, como el Hijo, es verdadera y propiamente del Padre, de la divina sustancia y verdadero Dios, es hereje.

169 Dz 75 (17) Si alguno no dijere que el Espíritu Santo lo puede todo y todo lo sabe y está en todas partes, como el Hijo y el Padre, es hereje.

170 Dz 76 (18) Si alguno dijere que el Espíritu es criatura o que fué hecho por el Hijo, es hereje.

171 Dz 77 (19) Si alguno no dijere que el Padre por medio del Hijo y de (su) Espíritu Santo lo hizo todo, esto es, lo visible y lo invisible, es hereje.

172 Dz 78 (20) Si alguno no dijere que el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo tienen una sola divinidad, potestad, majestad y potencia, una sola gloria y dominación, un solo reino y una sola voluntad y verdad, es hereje.

173 Dz 79 (21) Si alguno no dijere ser tres personas verdaderas: la del Padre, la del Hijo y la del Espíritu Santo, iguales, siempre vivientes, que todo lo contienen, lo visible y lo invisible, que todo lo pueden, que todo lo juzgan, que todo lo vivifican, que todo lo hacen, que todo lo salvan, es hereje.

174 Dz 80 (22) Si alguno no dijere que el Espíritu Santo ha de ser adorado por toda criatura, como el Padre y el Hijo, es hereje.

175 Dz 81 (23) Si alguno sintiere bien del Padre y del Hijo, pero no se hubiere rectamente acerca del Espíritu Santo, es hereje, porque todos los herejes, sintiendo mal del Hijo de Dios y del Espíritu Santo, se hallan en la perfidia de los judíos y de los paganos.

176 Dz 82 (24) Si alguno, al llamar Dios al Padre [de Cristo], Dios al Hijo de Aquél, y Dios al Espíritu Santo, distingue y los llama dioses, y de esta forma les da el nombre de Dios, y no por razón de una sola divinidad y potencia, cual creemos y sabemos ser la del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; y prescindiendo del Hijo o del Espíritu Santo, piense así que al Padre solo se le llama Dios o así cree en un solo Dios, es hereje en todo, más aún, judío, porque el nombre de dioses fué puesto y dado por Dios a los ángeles y a todos los santos, pero del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, por razón de la sola e igual divinidad no se nos muestra ni promulga para que creamos el nombre de dioses, sino el de Dios. Porque en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo solamente somos bautizados y no en el nombre de los arcángeles o de los ángeles, como los herejes o los judíos o también los dementes paganos.

177  Esta es, pues, la salvación de los cristianos: que creyendo en la Trinidad, es decir, en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, y bautizados en ella, creamos sin duda alguna que la misma posee una sola verdadera divinidad y potencia, majestad y sustancia.

 Del Espíritu Santo (1)

 [Decretum Damasi, de las Actas del Concilio de Roma, del año 382]


(1) C. H. TURNER, Latin lists of the canonical books: «The Journal of theol. stud.» I (1900) 556 ss, PL 19, 787 B ss, Jf 251 c. Add. 700; cf. PL 59, 157 A SS; Hrd I 775 D ss; Z II 259 ss. -- Este n. y el que sigue sobre el canon de la Escritura, es la primera parte del documento celebérrimo «sobre los libros que deben o no recibirse, que se llama Decretum Gelasii [v. 162 ss]. Andr. Thiel fué el primero en asentar que fué concebido por Dámaso y repetido por Gelasio [Epp. Rom. PP 44 ss], y lo tiene por cierto Turner (o. c, p. 554), y como más probable Ed. Schwartz («Zeitschr. f. neutest. Wissenschaft» 29 [1930] 161 ss), quien dice que las palabras referidas en 83 «Spiritus enim Sanctus... Nominato itaque Patre et Filio intelligitur Spiritus», están interpoladas de San Agustín Tract. in Ioh. 9, n. 7; en contra está DOBSCHÜTZ, Das Decretum Gelasianum (Leipzig 1912) p. 4 y 245 ss.



Denzinger 76