Job - Fray Luis de León - Capítulo X

Capítulo X

1. Enfadada mi alma de mi vida, dejaré sobre mí mi querella, hablaré en amargura de mi alma.
2. Diré al Señor: no condenes; fazme saber, ¿por qué barajas conmigo?
3. ¿Si bueno a Ti, que me oprimas y repruebes trabajo de tus palmas, y sobre consejo de malos resplandezas?
4. ¿Si ojos de carne a Ti, y si ves como es el ver de los hombres?
5. ¿Si como días de hombre tus días; si tus años como años de varón?
6. ¿Qué pesquises mi maldad e inquieras mi pecado?
7. Con saber Tú que no he hecho maldad, y no hay quien de mano tuya me desafierre.
8. Tus manos me figuraron y me ficieron a la redonda, ¿y desfacerme has?
9. Miémbrate agora que como lodo me ficiste, y que al polvo me farás tornar.
10. ¿Por ventura no me vaciaste como leche y me cuajaste como queso?
11. De cuero y carne me vestiste, y con huesos y nervios me compusiste.
12. Vida y merced hiciste conmigo, y tu providencia guardó mi espíritu.
13. Esto guardaste en tu corazón, supe que esto contigo.
14. Si pequé, guardármelo has, y de mi delicto no me limpias.
15. Si malvado fui, ¡guay de mí! Y si justo fui, no levantaré cabeza harto de afrenta; mira mi aflicción.
16. Por la soberbia como león vinieses a mí, y revolvieses y maravilloso fueses en mí.
17. Renovases tus testigos contra mí y se acrecentase tu saña conmigo.
18. Y ¿por qué me sacaste del vientre? Expirara, y ojo no me viera.
19. Como si nunca fuera, hubiera sido del vientre llevado a la sepultura.
20. ¿Por ventura no son poco mis días? Afloja de mí, y plañiré un poco.
21. Antes que vaya y no vuelva, a tierra de tiniebla, y de sombra de muerte.
22. Tierra de miseria y tinieblas, sombra de muerte, no orden, sino horror sempiterno. 



Exposición (Jb 10)

Decía Job en el fin del pasado, que alzase su mano Dios y que hablaría, porque no alzándola Él, por una parte, el dolor presente, y por otra, el miedo del que le venía, le turbaban el juicio y la lengua; mas, como decíamos, creció el dolor tanto en este punto, y el despecho con él, que soltando la lengua comenzó a hablar sin respeto de lo que antes temía.

Y ansí dijo:


1. Enfadada mi alma de mi vida, dejaré sobre mí mi querella, hablaré en amargura de mi alma. Que es como si dijera, mas yo, ¿qué temo?; aborrecida la vida tengo, hablaré, y venga el mal que viniere. Enfadada mi alma de mi vida, esto es, enojada, o como es la fuerza de la palabra original, metida en pleito y en contienda con ella. Porque su alma, esto es, su razón y deseo, juzga y apetece que se acabe la vida, y la vida no quiere acabarse; el apetito tiene por bueno el morir, y la vida rehuye la muerte; desea en parte el crecimiento del mal porque fenezca más presto, y la vida teme el nuevo dolor, y con miedo dél quiere poner freno a la lengua; mas en esta contienda vence el enojo al miedo, y el enfado al temor, y determínase de hablar sin respectos. Y dice: Dejaré sobre mí mi querella, hablaré en amargura de mí, esto es, querellarme quiero con libertad; venga sobre mí lo que viniere, hablaré de mí, aunque me amargue.

Y pónelo en obra luego, y añade:

2. Y diré al Señor, no me condenes; hazme saber por qué barajas conmigo. Diré, dice, y dícelo; y lo que dice a Dios es que no le condene, entiende sin hacerle primero cargo y sin oírle. Y por eso añade, fazme saber por qué barajas conmigo. Barajar es contender con enojo, y mostrábase enojado Dios contra Job en los azotes que contra él descargaba; y aunque no le hablaba, con las obras al parecer le reñía, y en cierta manera parecía condenarle y no oírle. Y ansí en pedirle que no le condene, le dice que no haga con él lo que hace, y que si le castiga como a malo, le muestre primero su mal y le convenza; porque lo demás tiene apariencia de violencia, cosa ajena de Dios.

Por do dice:

3. ¿Si bueno a Ti que me oprimas, que repruebes trabajo de tus palmas y sobre consejo de malos resplandezas? Si bueno a Ti, esto es, ¿por ventura es cosa que os está bien, o que dice bien con la verdad que de vuestra justicia y bondad se pregona?

Que me oprimas. No dice que me castigues, que el castigo de los malos muy bien dice con Dios y con su justicia, mas dice que me oprimas; porque el oprimir, y la palabra original a quien responde, dice una violencia poderosa y sin ley, que no admite razón ni derecho, y que lo huella todo y queda sobre ello como señora absoluta. Pues esto dice ser de Dios ajeno, ansí ello como lo que de ello se sigue y él luego declara, que son estas dos cosas: una, que deshace sin causa su obra y lo mismo que Él hizo; otra, que favorece en ello la opinión de los malos.

Y vemos la fuerza de ambas, cómo nacen de la primera y cómo son ajenas de Dios. Y cuanto a lo primero, Dios no oprime a nadie en esta manera, ni se guía en cosa ninguna por antojo, porque su voluntad es la rectitud misma. Mas si fuese ansí, que oprimiese a alguno por antojo y sin propósito, sería deshacerle sin causa, y por la misma razón sería destruir lo que hizo sin tener por qué, y sería dar mala cuenta de su obra, y haría una cosa muy vana; en lo cual se encontraría, por una parte, con su providencia, que endereza a buen fin todas las cosas, y, por otra, con su bondad infinita, que de contino está dando de sí ser y vida a las mismas. Porque ¿quién, que muy desbaratado no sea, hace y deshace sin orden?.

Y en lo segundo que dice del favor que toman de su azote los malos, no siendo manifiesta su culpa, está claro que cuando el tenido por bueno es tratado con aspereza, los malos juzgan mal de la virtud, y se afirman en lo que siempre tienen asentado en su pecho, que el ser bueno es negocio de burla; y no creen que paga su culpa, sino que, por ser tonto, en ser virtuoso padece, y ellos mismos le abonan y se hacen de su inocencia testigos, porque cuanto más buenos pareciere, tanto más se averigüe que el serlo es inútil, que es su parecer y juicio.

Y por esto pide Job a Dios que pues le castiga, haga manifiesta la causa que él no sabe, y a Dios no puede escondérsele, y que saque a luz sus pecados ansí como sus azotes son públicos, para que a lo menos los malos conozcan, y que el vicio es padre de los desastres; y por el mismo caso no se contenten de sí mismos, ni tengan por acertada su elección y consejo, que es condenar el de Dios con gran menoscabo de la honra que se le debe. El cual menoscabo sentía Job más que su azote proprio, porque traía a Dios en su alma. Porque es como natural a los justos en las cosas que les suceden, si alguna de ellas redunda o puede redundar en injuria de Dios, o en que sientan de Él no como deben los hombres, sentirlo más que su trabajo mismo por intolerable que sea.

Vese esto cuando en el monte, airado Dios por la idolatría del pueblo, decía a Moisén que le destruiría si le dejase, y Moisén le suplicó que no lo hiciese, por lo que tocaba a su honra; en que se conoce que no miró tanto al daño del pueblo, ni a la muerte de sus deudos y amigos, ni a la calamidad de tanta gente miserable como en el conocía, cuanto a lo que podrían pensar de Dios los enemigos suyos, y los que de lejos lo mirasen, diciendo que fue poderoso Dios para sacarlos de Egipto, y no lo fue para ponerlos en la posesión de su tierra, y que por encubrir su flaqueza, para quitarles la vida buscó achaques de enojo, y esto sólo se le puso a aquel sancto delante. Pues ansí Job aquí siente mucho que se favorezcan los malos de su azote, para desestimar la virtud y sentir de Dios menos bien: y desea y pide, por lo que la honra divina padece, que o alce el azote, o le publique a él por culpado, si lo es, y lo ignora.

Y dice que resplandece sobre Él consejo de malos, para decir que le favorece y saca de toda deuda, según la propriedad de esta lengua en la cual el favor de Dios se nombra con palabras de luz, y su disfavor con escuridad y tinieblas, tomándolo de lo que acontece en los hombres, en quien el que favorece a otro se le descubre y demuestra y se pone a su lado, y el que su favor niega, se encubre y asconde. Dice David en el Psalmo: Haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, pidiendo a Dios su favor. Y en otra parte: El resplandor de su rostro los salvó. Mas vamos a lo que después de esto se sigue.

Dice:

4. ¿Si ojos de carne a Ti, y si ves como es el ver de los hombres? Como pedía a Dios que le hiciese cargo de sus maldades por los respectos que he dicho, dícele agora que luego y sin más dilación puede hacerlo, pues todo le es manifiesto. Que en los hombres, al cargo antecede la pesquisa y la información o vista que se hace primero, porque sin ella los jueces no tienen noticia, y ansí han menester tiempo los hombres; mas en Dios no es ansí, porque ni es como ellos, ni conoce como ellos conocen. Y del conocimiento dice: ¿Si ojos de carne a Ti?; y declárase con lo que añade: ¿y si ves como es el ver de los hombres?, en que, preguntando, niega y, como dudando, afirma, que ni ve ni conoce como los hombres conocen.

Y cuanto al ser por la misma manera:

5. ¿Si como días de hombres tus días, si tus años como años de varón?, y pone luego por qué lo dice, añadiendo:

6. ¿Que pesquises mi maldad e inquieras mi pecado? Como si dijese: ¿Eres por ventura hombre, o conoces como los hombres conocen, que te sean necesarios para venir en noticia de mis culpas los dichos y deposiciones ajenas, haciendo inquisición y pesquisa? Mas pues por Ti lo sabes todo, dime, Señor, ¿por qué te detienes? Manifiéstame que soy pecador, si lo soy.

Pero dice:

7. Con saber Tú que no he hecho maldad, y no hay quien de tu mano me desafierre. Que es decir, mas por demás es pedir que me acuses, que me hagas cargo, que publiques mis males, que por Ti sin que los pesquises los conoces, porque bien sabes que no los hay, y ansí excusada cosa es pedir que me culpes. Inocente soy, mas si tu voluntad no lo acaba contigo, ninguno será poderoso para que alces de mí tu mano, ni para que mitigues tu azote.

Prosigue:

8. Tus manos me figuraron, y me ficieron del todo y a la redonda, ¿y desfacerme has? Porque nombró la mano airada de Dios y dijo que no era para desaferrarle de ella poderoso ninguno, acuérdase que esa misma mano le hizo, y acuérdase que le fue piadosa la que se le muestra cruel agora, y dadora de vida y de bienes la que pone agora en él dolores y males; y ansí saca de ello razón nueva con que persuade a Dios que dél se apiade. Porque dice, pues esa misma mano, Señor, que tan aferrado me tiene agora para herirme, fue la que me figuró y formó con artificio y cuidado sumo.

Y dice figuró con significación de particular atención y diligencia, cual es la que pone el que pinta, no en lo que rasguña, sino en lo que figura. Que aún se declara más en lo que añade: y me ficieron a la redonda, o como el original dice, del todo; que es decir: pues me heciste con tanto cuidado, ¿cómo agora me deshacen de balde?.

Y aún dice, ¿y desfacerme has?, como espantándose de cosas que tan mal se responden, como son hacer con diligencia y deshacer eso mismo sin causa, amar y desamar en un punto; con que, como dije, persuade a Dios de nuevo que se ablande y mitigue, porque no es bien que haga Él lo que entre sí se compadece tan mal. Y porque esta razón es de mucha fuerza, porque estriba en el querer de Dios, no mudable, y en la condición del verdadero amor, que es constante, insiste más en ella Job y particulariza el amor que le mostró, y los bienes que en él puso, criándole.

Y dice:

9. Miémbrate agora que como lodo me feciste, y al polvo me harás tornar. En que no dice tanto que le hizo de barro cuanto que le hizo como de barro, esto es, como se obra y labra el barro, que es materia blanda y que el arte no resiste y que la forma el artífice como quiere; que todo demuestra ser obra de Dios el hombre, hecho no como las demás, sino como otra ninguna, con atención y diligencia grandísima, obra en que puso sus manos y la formó con sus dedos y figuró parte por parte, como el que labra en barro, forma y perfecciona con estudio y curiosidad los vasos que hace.

Y ansí en el libro de la Creación Moisén mostró bien esta diferencia, porque en la obra de las demás criaturas, como allí dice, no puso Dios más de su voz y mandado, diciendo, hágase la luz, y luego fue hecha; mas en la compostura del hombre puso Él mismo las manos, porque escribe de Él ansí: Y fabricó Dios al hombre de lo puro de la tierra, e inspiró en él espíritu de vida. Adonde lo que digo fabricó, en el original es la palabra propria de la obra del que labra en el barro, para que por ella entendamos el cuidado y la diligencia curiosa con que hizo esta obra. Y porque dijo barro, acuérdase que ha de tornar a la tierra, y diviértese a ello.

Y torna luego y añade:

10. ¿Por ventura no me vaciaste como leche y me cuajaste como queso?, que pertenece a la manera como el cuerpo se engendra. Y dícelo para mostrar la particular providencia de que Dios usa ansí en la cualidad de la materia como en la manera como se figura en el vientre.

Y prosigue:

11. De cuero y carne me vestiste y con huesos y nervios me compusiste. El original dice y con huesos y nervios me cubijaste, porque el cuerpo, a quien los huesos y nervios componen, cubre al alma de quien habla, y de quien luego dice:

12. Vida y merced hiciste conmigo, y tu providencia guardó mi espíritu. Vida es el alma, que es fuente de vida, y merced llama a los dones que pone Dios en ella, y el bien que le inspira; y lo que dice, y tu providencia guardó mi espíritu, se entiende de ambas maneras: o guardando el alma para que no peque, o conservando la vida y aliento del cuerpo para que no muera. Que es sin duda argumento de providencia grandísima, una vida tan flaca como la humana es, en cuerpo quebradizo y tan débil, entre tantas ocasiones para quebrarse, como se ofrecen todos los días y horas, perseverar por tantos años entera.

Más dice:

13. Esto guardas en tu corazón, supe que esto contigo. Que porque le dijo que se acordase de cómo le crió y de las mercedes que le hizo criándole, dícele agora que se acuerde de todo esto y que él sabe que se acuerda muy bien; y que si, al parecer, le trata como a cosa aborrecida y no suya, en la verdad de su memoria está escrito que es suyo.

Pero con todo esto dice que no pierde el enojo que con él tiene, y que aunque sabe y ve que es hechura suya, se ha con él como si fuera obra de algún su enemigo; y dice que, cuando pecado hubiera, se debiera ya desenojar, según es mucho lo que ha padecido y padece.

Y por eso dice:

14. Si pequé, guárdasmelo, y de mi delicto no me limpias. Si pequé, dice, esto es, en caso que hubiera pecado, con lo que paso pudieras estar ya satisfecho, mas guárdasmelo, esto es, ninguna pena mía hace mella en tu enojo, ni cuanto mal padezco me limpia en tus ojos de culpa, que tienes guardada y entera ansí en la memoria como en la severidad y continuación del castigo sin pausa. Y ansí, como quiera que me pregone, no hallo remedio; que ni la inocencia me libra de padecer esta pena, ni la que padezco, por más que es, me limpia de culpa.

Y como luego se sigue:

15. Si malvado fui, ¡guay de mí!, y si me justifiqué, no levantaré cabeza; harto de afrenta, mira mi aflicción. Que es decir, si he sido malo, no te satisfaces con cuanto mal sufro; e si justo soy y inocente, no me vale para no ser azotado. Opreso estoy, ni la pena me purga, ni la inocencia alza en mí la cabeza. Harto, dice, estoy de afrenta; que ansí llama la miseria en que estaba por el desprecio en que le tenía puesto, y por la sospecha que en él ponía de culpa. Mira mi aflicción, o como otra letra dice, y de ver mi aflicción.

Mas creciendo en Job con esta consideración el dolor, imaginando cómo todos los caminos del remedio le estaban tomados, que ni si es malo le limpiaba del castigo ni si era bueno le valía para no ser azotado, con ansia de que crezca su pena y sus dolores se multipliquen, porque creciendo le acaben, y acabándole ellos también se fenezcan, dice de esta manera:

16. Y multiplíquense; como león vinieses a mí, y revolvieses y maravilloso fueses en mí, que es decir: Y ¡ojalá se multiplicase y creciese más este mal que padezco, y ojalá tú, Señor, vinieses a mí como león hambriento para acabarme, de manera que hicieses maravilla y espanto!

Dice, como león vinieses a mí, y revolvieses, que se entiende de dos maneras; o que viniese sobre él una y muchas veces hasta acabarle, o imitando la imagen del león cuando prende, que tiene la presa en las uñas, y vuelve el rostro y los ojos fieros a si hay quien la quite, esa misma braveza desea. Y a esto responde lo que luego añade, y fueses maravilloso en mí, que quiere decir espantoso, como el león lo es cuando despedaza la presa.

Y prosigue en el mismo propósito:

17. Renovases tus testigos contra mí, y se acrecentase tu saña conmigo, o como otra letra dice, mudanzas y ejército conmigo. Testigos de Dios llama las llagas que tenía y los dolores que padecía, que lo eran de la saña de Dios para con él; y también los llama ansí para declarar su grandeza, que con ella testificaban ser Dios el autor de un tan fiero azote.

Y dice, mudanzas y ejército conmigo, y tómalo de lo que en los asaltos de los lugares en la guerra se usa; adonde, para esforzar el combate, los sanos suceden a los heridos, y a los cansados los que no han peleado mudándose: y desea, por la misma forma, que sus males sin cesar le combatan y que sucedan como en el ejército unos a otros, y a los cansados otros de refresco y mayores, para que entren el fuerte más presto, esto es, para que más presto lo deshagan y acaben.

Y como diciendo esto crecía en desear la muerte y en tener en odio la vida, vase por el hilo de los afectos, y en significación de este odio dice lo que se sigue:

18. ¿Y por qué me sacaste del vientre? Expirara, y ojo no me viera. Y en la misma razón:

19. Como si nunca fuera, hubiera sido del vientre llevado a la sepultura. Que la graveza de los trabajos presentes criaba aborrecimiento de todo lo que era vivir en el pecho sancto de Job; que como la vida era el sujeto de los dolores, no tenía por bueno ni aun su primero principio; a lo menos deseaba que se acabara en llegando, y que se encontraran el salir a luz y el entrar luego en la huesa.

Y, dicho esto, muda el afecto y calla el dolor, y habla el amor de sí mismo, diciendo:

20. ¿Por ventura no son pocos mis días? Cesa y afloja de mí, y plañiré un poco. En que ruega a Dios se aplaque ya y alce su azote, y le alega para inducirle a ello una nueva razón. Porque dice: ¿Por aventura no son pocos mis días?, que es decir: pues mi vida es breve, y lo que della falta es muy poco, pues, Señor, hazme gracia de esto poco que queda, y déjame siquiera en este fin respirar, para morir con juicio libre, doliéndome de mí y conociéndote a Ti. Porque los dolores intensos llevan a sí los sentidos, sin dejarlos libres para tratar de
otras cosas.
Y esto es el plañir un poco que la letra latina dice, porque la original en lugar de plañir tiene confortar y esforzar; en que pide aquel poco de espacio para tomar fuerza y volver sobre sí antes que fenezca la vida, según lo que añade.
21. Antes que ande, y no vuelva a tierra de tiniebla y sombra de muerte. Que es antes que camine a la muerte, camino sin vuelta; porque a esta manera de vida nunca vuelve el que muere, y a otra ninguna no puede volver por sus fuerzas. Y antes, dice, que vaya a tierra de tinieblas y sombra de muerte; que ansí nombra la región de sus muertos, conviene a saber, la sepultura y el limbo.
Y repite lo mismo casi para mover más el afecto, y dice:
22. Tierra de miseria y tinieblas, sombra de muerte, y no orden, sino horror sempiterno, que todas son cualidades de la sepultura y de los lugares tristes que he dicho. Aunque otra letra dice de esta manera: Tierra de escuridad como tiniebla, tiniebla, y no órdenes, esclarece como tiniebla; que es decir, tierra donde dura la noche siempre, y adonde a una tiniebla se sucede otra tiniebla luego, que eso es tiniebla, tiniebla; y no como en esta región adonde hay órdenes, esto es, veces de escuridad y de luz, y adonde la noche camina para la mañana, y se esclarece lo escuro y lo tenebroso se aclara. 



Capítulo XI


1. Y respondió Zolar, el naamatés, y dijo:
2. ¿Por dicha, muchedumbre de palabras no oirá? ¿Y si varón de labios se justificará?
3. ¿A ti solo mortales enmudecerán, y mofarás, y no escarnecedor?
4. Y dijiste: Luciente habla mía, y puro fui en ojos suyos.
5. Y cierto, ¿quién diese hablar Dios y abrir sus labios contigo?
6. ¿Y hiciese saber a ti secreto de su sabiduría, y que doblado según ley, y entender [que es a ti Dios allende culpa tuya] que eres castigado mucho menos que es tu maldad?
7. ¿Quizá escondrijo de Dios hallarás, si hasta fin de Omnipotente alcanzarás?
8. Más alto que el cielo, ¿qué farás?; más profundo que el infierno, ¿cómo le conocerás?
9. Longura más que tierra medida suya, y anchura allende mar.
10. Si atalare y encerrare y apiñar hiciere, ¿quién le retraerá?
11. Que él conoce mortales de vanidad, y ve maldad, ¿y no atenderá?
12. Que hombre vano se desvanece, y como pollino salvaje hombre nacido.
13. Si tú establecieres corazón tuyo, y desplegares a él palmas tuyas.
14. Si maldad de tus manos la alongares, y no reposare en tu morada iniquidad.
15. Entonces alzarás tus faces sin mancilla, serás firme y no temerás.
16. Y trabajo tuyo olvidarás, como aguas que pasaron te membrarás.
17. Y tu luz de medio día te lucirá a la tarde, y cuando te tuvieres por acabado nacerás como lucero.
18. Confiarás porque hay esperanza, y cavado dormirás confiado.
19. Y reposarás, y no asombrante; y pregarán tus faces muchos.
20. Y ojos de malvados consumirán, y guarida perecerá de ellos, y esperanza suya cuita de alma.




Exposición (Jb 11)

1. Y respondió Zofar, el naamatés, y dijo. Toma la mano Zofar, otro de los amigos, y dice lo que los demás, fundándose en los mismos errores.

Dice:

2. ¿Por dicha muchedumbre de palabras no será reprochada?, ¿y si varón de labios se justificará? Parécele que Job a fuerza de palabras quiere vencer el pleito y escurecer la verdad, y por eso dice esto: No pienses que amontonando palabras nos quitarás la vista de lo malo que en ellas encierras, ni imagines que por hablar te has de abonar. Varón de labios quiere decir parlero y hablador.

O puédese entender en otra manera, que diga, lo que es verdad, que quien mucho habla, siempre yerra, y que ansí Job, hablando mucho, había errado también mucho, conviene a saber, en lo que después en el verso cuarto se refiere; pero lo primero me parece mejor.

3. ¿A ti solo mortales enmudecerán; mofarás y no escarnecedor? Nótale de arrogante, y dícele, débete parecer que, hablando tú, no ha de haber quien hable y te responda, y que puedes mofar de todos sin que nadie mofe de ti. Mofar aquí es reprehender algo de lo que se dice, y con meneos de rostro y ojos y con sonido de voz despreciarlo, que esto quiere decir la palabra original, lahag.

Prosigue:

4. Y dijiste: luciente habla mía, y puro fui en ojos suyos. Esto es lo que a Zofar descontentó, y propónelo para razonar sobre ello. Puro fui en sus ojos, entiende, de Dios, por que son las palabras que dijo Job hablando con Dios, y propónelas Zofar ansí como él las dijo.

Dice:

5. Y cierto ¿quién me diese hablar Dios, e abrir sus labios contigo? Dice esto ansí, por parecerle que quien dice lo que ha propuesto, o que está muy obstinado o muy ciego, y que ansí sus razones serán flacas para reducirle, y eficaces solas las de Dios; y por eso desea que hable dél y le diga lo que se consigue:

6. ¿Y que hiciese saber a ti los secretos de sabiduría, y que su ley es de muchas maneras, y entendieses ser castigado mucho menos que es tu maldad? O como el original a la letra: ¿Y hicieses saber a ti secretos de sabiduría, y que doblado según ley, y entender, que es a ti, Dios allende culpa tuya? Secreto de sabiduría, esto es, lo secreto de ti, que él entiende, y tú mismo no lo alcanzas; que quiere decir, tus culpas ocultas, que huyen de tu vista y están como secretas para tu conocimiento, y descubiertas y claras a los ojos de Dios.

Y de esto nacerá conocer lo que se sigue, esto es, que doblado según ley; como diciendo que conforme a su ley y justicia y a los secretos y diferentes respectos de ella, el mal que padeces es sencillo, o la mitad menor de lo que ser debía. Que es lo que principalmente Zofar probar pretende, conviene a saber, que Job padece por ser gran pecador y que sus pecados aún son mayores que el castigo que sufre.

Y declárase más añadiendo, y entender que es a ti Dios allende culpa tuya. Hase de repetir de arriba la palabra hiciese, de esta manera: Y te hiciste entender que es a ti Dios allende culpa tuya, esto es, como declaró nuestro intérprete, que Dios es piadoso y misericordioso para ti diferentemente de lo que tú mereces, y te castiga mucho menos de lo que tus culpas demandan.

Añade:

7. ¿Quizá escondrijo de Dios hallarás, si hasta fin de Omnipotente alcanzarás? Que todo es al mismo propósito de mostrar que Dios sabe y alcanza lo que Job no alcanza, y que ansí como él no sabe lo secreto que hay en Dios, ansí, por el contrario, Dios ve lo secreto que hay en él y lo que él mismo no sabe; y todo a fin de persuadille que tiene culpas, aunque a él le parezca que no las tiene.

Pero, aunque es verdad que el hombre no se entiende a sí mismo, y que pensará a las veces ser justo, y estará reo y culpado, todavía se engañan mucho estos amigos de Job, y Job tiene mayor fundamento para afirmarse inocente que ellos para porfiar a culparle. Porque él tenía el testimonio de su consciencia, que, aunque algunas veces falta, y aunque no nos hace ciertos del todo, pero al fin es grande y valiente argumento; mas ellos no tenían otra mayor razón que los trabajos que padecía, la cual era clara y engañosa razón, porque de ordinario los justos e inocentes y amigos de Dios son en esta vida los más trabajados, como dice Sant Pablo: que, si a esta vida miramos, somos los más miserables de todos. Y ansí, aunque todo lo que alega aquí Zofar, ansí de la excelencia de Dios como de la miseria del hombre sea manifiesta verdad, pero todo ello va fuera de lo que trata, y no prueba su intento, antes en parte hace argumento de lo contrario. Porque de ser Dios hondo en el saber infinitamente más de lo que los hombres alcanzan, se entiende que, si da trabajos, no es siempre porque los merecen los trabajos, sino muchas veces por otros fines justísimos que Él se sabe y nosotros no podemos saber. ¿Hasta fin de Omnipotente alcanzarás? Fin llama lo último de la perfección y saber de Dios, y ansí dice, ¿podrás por ventura entender a Dios del todo perfecta y acabadamente?.

Dice:

8. Más alto que el cielo, ¿qué farás?; más profundo que el infierno, ¿cómo le conocerás? O como el original a la letra: Alturas de cielo, ¿qué farás?, hondura más que infierno, ¿qué entenderás?, que todo viene a un mismo sentido; porque cuando dice alturas, hase de añadir o entender que se añade esta palabra, vence Dios. Y ansí dice: Es Dios más alto que lo más alto del cielo, ¿qué farás?; entiéndese, para alcanzarle o llegar a él, morando tú en la tierra, y Él sobrepujando los cielos.

Añade:

9. Longura más que tierra medida suya, y anchura allende mar. Todo es lo mismo dicho por diferentes maneras, y es conforme a lo que David dice en el psalmo 138:

Pero dice:

10. Si atalayare y encerrare y apiñar hiciere, ¿quién le retraerá? Atala Dios cuando trae a muerte a sus criaturas; y puédese entender como dicho de lo que en las obras naturales hace, que en el estío atala y en el otoño recoge, y en el invierno hace como juntar la fuerza y la virtud encubierta para que se descubra y brote en el verano, las cuales obras nadie puede impedirlas.

Pero mejor viene con el juicio universal de los hombres, y a él miró el que habla aquí, porque allí atalará Dios abrasando el mundo, y encerrará los malos, condenados, y pondrá juntos los buenos, escogidos. Y dice encerrar en los malos, porque estarán presos, y no dice encerrar en los justos, porque, aunque están juntos y en uno, vivirán libres.

11. Que él conoce mortales de vanidad, y ve maldad, ¿y no atenderá? Agora se allega más a su propósito, que es decirle a Job que Dios le conoce y él no se conoce, y ansí se engaña mucho en justificarse.

Mortales de vanidad; bien dice, de vanidad, como poseídos de ella, que es decir, que viven con ella y la tienen de su coche y es su principal alhaja, o, por mejor decir, la señora de la casa toda y la que sola manda. Y juntó mortales y vanidad, que fue abatir nuestra bajeza todo lo posible. La palabra vanidad en el original es save, que a veces quiere decir vanidad, y a veces falsía, y a veces maldad, y todo ello viene bien aquí porque todo ello son proprias señas del hombre y cosas que entre sí andan muy hermanadas.

Y ve maldad, conviene a saber, del hombre, ¿y no atenderá? Como si dijese: Y viendo y conociendo esto, ¿sería por ventura justo que no atendiese a ello y que lo disimulase, y no trujese a juicio? Infiriendo que no sería justo, ni a Dios posible, siendo quien es, dejar pasar por altos las culpas; que es argumento para colegir que nace de esta justicia y advertencia de Dios su miseria y azote, y que al fin como justo, conociéndole pecador, no quiso que acabase feliz y prospero, como al principio vivía.

Mas otra letra dice de esta manera: Y no se entendiente, y ve al que a sí mismo no se ve, y conoce al que a sí no se conoce; que es decírselo a Job, como arriba dijimos. El original a la letra dice, y no se entendiere; pero hase de suplir lo que se calla por propriedad de aquella lengua, y decir y al que no se entendiere; que es lo que arriba dijo, y no se entendiente, porque muchas veces la voz del tiempo futuro tiene fuerza de presente, y de lo que el arte de la lengua suele llamar participio.

12. Que hombre vano se desvanece, y como pollino salvaje hombre nacido, o como otra letra dice, Que hombre vano descorazonado es. Adonde porque dijo conocer Dios la vanidad de los hombres, se torna afirmar en ello, diciendo, que hombre vano: que vale como decir porque todo hombre es vano y pecador, que es también a propósito de hacer pecador a Job, pues lo son todos.

Mas en la palabra descorazonado, que puse, hay diferencia, porque la del original, que es iilabeb que está en forma de verbo y en figura de voz pasiva, por haber también labab, nombre que significa el corazón, suena ser privado del corazón, o serle quitado, o ser descorazonado, como arriba yo puse. Y conforme a esta sentencia puso bien Sant Hierónimo, que se desvanece, porque el desvanecerse o el ensoberbecerse los hombres es una falta de corazón, esto es, de seso y de peso. Mas otros dicen, por el contrario, que iilabeb no sea quitar, sino poner corazón y saber, y ansí trasladan: El hombre es o nace vano, mas será hecho sabio. Mas esta sentencia no viene tan a pelo en lo que hasta aquí se decía y pretendía, que era mostrar el poco ser y saber del hombre, y la falta que tiene en el conocimiento de sí mismo, y ansí viene mejor lo primero. Porque decille descorazonado es llamarle no advertido, liviano, inconsiderado, que nunca entra en sí para mirarse, y que siempre anda fuera o sobre sí para, desconociéndose, desvanecerse.

Y por esta misma razón añade: pollino salvaje hombre nacido, esto es, que el hombre nace y es como un pollino salvaje, que es animal brutalísimo, y, cuando pollino, más bruto. Bien es verdad que, si queremos seguir la otra letra y sentencia, podemos decir que este verso no se ase con lo de arriba, sino viene con lo que después dél se sigue, y que es como una sentencia universal de un particular que luego le sucede.

Porque en el verso que viene después de éste, amonesta Zofar a Job que se vuelva a Dios y ordene su corazón con él; y, antes que se lo diga, dispone agora para decírselo, y hácele la cama, como suelen decir, mostrándole que si el hombre, como ha dicho, nace enfermo de vanidad y pecado, pero es enfermedad que recibe cura, y la recibirá en él si quisiere. Porque dice ansí: El hombre vano, y será enseñado; como si dijese: Aunque el hombre es vano y nace vano como he dicho, todavía puede ser enseñado y mejorado por Dios, si quiere, aplicándose a Él dejarse guiar de Él, porque es animal libre y capaz de doctrina. Y prueba ser ansí, como arguyendo a lo menos de lo más dificultoso a lo más fácil, diciendo: Pollino salvaje hombre será nacido, que es decir, el pollino salvaje nacerá hombre, esto es, se tornará como si naciese hombre con la doctrina e institución. Como si más claramente dijese, los animales fierísimos y brutísimos, domados y amaestrados, olvidan su fiereza y toman sentido de hombres en muchas cosas; ¿cuánto más el hombre, que es libre y de cera, aunque nace vano, si quiere seguir la enseñanza de Dios, podrá arribar a ser bueno y bienaventurado?

Y pues esto es ansí, añade luego:

13. Si tú ordenares corazón tuyo, y desplegares a él tus palmas. Podrás, dice, y tú también, por perdido que estés, volver a lo bueno; y si lo haces, tus culpas y las penas que padeces por ellas tienen remedio cierto y verdadero. Donde decimos ordenares, la palabra original significa ordenar y establecer y enderezar y disponer, y todo ello viene bien aquí; porque la penitencia de que se habla, endereza el ánimo, antes torcido, y le ordena porque le sujeta a Dios y le dispone a los dones del cielo, y le hace estable y firme con el propósito de no pecar más.

Y desplegares a él tus palmas; esto va dicho conforme a la figura con que los antiguos oraban, que era, abiertos los brazos y volviendo al cielo las palmas descogidas. Mas es de ver la buena orden que Zofar guarda; que primero ordena el corazón, que es la fuente del bien y del mal, y de allí sale a las muestras de fuera, como lo hace el dolor verdadero, que primero se enciende en el corazón, y dél brota a la cara y sale por los ojos, y últimamente procede a la enmienda de la vida.

Y por eso se sigue:

14. Si maldad de tus manos la alongares, y no reposare en tu morada iniquidad. Bien dice la alongares, porque la verdadera enmienda toma muy de atrás la corrida, y corta muy de raíz todas las ocasiones del mal.

15. Entonces alzarás tus faces sin mancilla, serás firme y no temerás. Porque los bienes de la enmienda y de la buena vida, y el primero es la confianza que de ella nace, para alcanzar de Dios lo que se le pide. Que alzar las faces aquí lo mismo es que hablar confiadamente, y como decimos, sin vergüenza y empacho; porque con este semblante y rostro hablan los confiados. Y es caso ordinaria en la lengua en que originalmente esto se escribe decir algún semblante del rostro para decir y dar a entender lo que se suele hacer o decir con aquel semblante.

Sin mancilla; y por eso alzará el rostro confiadamente, porque no tendrá mancilla en el alma que le obligue a esconderle. Mas dice, serás afijado y no temerás; que es otro bien del bueno, no ser movido con temor de los males de esta vida, y vivir seguro entre los peligros de ella, ansí por parte del amparo que de Dios tiene y dentro de sí mismo siente, como por andar como superior sobre todo lo que aquí se desea, y cuanto a sí toca, tenerlo por vano e indiferente.

16. Y entonces trabajo tuyo olvidarás, como aguas que pasaron te membrarás. Trabajo es el que de presente padecía; y viene esto segundo de lo otro primero, porque es natural el buen suceso presente borrar de la memoria el mal pasado. Y ansí le dice que, convirtiéndose a Dios, le sucederá todo tan prósperamente, que la prosperidad de entonces le pondrá olvido del mal que pasa agora; y como el agua o el río que corre, en pasando no deja de sí memoria, ansí no dejará en él ni aun acuerdo de sí el mal que agora le anega.

Y vino a pelo, hablando de trabajos, tomar la comparación del agua, porque de ordinario en la Escritura con el nombre del agua se significa el trabajo y calamidad, conforme a aquello del Psalmo: Sálvame, Señor, que me penetren las aguas hasta lo interior de mi alma.

17. Y luz del mediodía te lucirá a la tarde, y cuando te tuvieres por acabado, nacerás como lucero. O como dice otra letra: Sobre luz de mediodía surgirá tiempo; desfallecerás, como alba serás. Tiempo, entiéndese, tuyo, esto es, el resto de tu vida (y como tradujo muy bien Sant Hierónimo la tarde della, cuando parece disminuirse la luz) será claro, que quiere decir, feliz y próspero; que por la luz se significa la prosperidad, como la adversidad por las tinieblas.

Por manera que declara Zofar agora lo que había dicho algo escuramente en el verso pasado. Porque dice que, a la vuelta de la vida y como a la tarde della, cuando suele trocarse la buena dicha en los hombres y como escurecérseles la luz de la salud, alegría y buenos sucesos (y en muchos hombres que han vivido lo primero de su edad descansada y prósperamente, de ordinario esto postrero, como entremés y fin de tragedia, suele ser amargo y trabajoso), pues dice que, cuando a los otros suele el sol de la fortuna ponérseles, resplandecerá en él como cuando está en medio del cielo y del día.

Y añade luego en la misma sentencia, desfallecerás, como alba serás, que es, prosiguiendo en la misma figura de luz y de día, decir, a la tarde lucirás como mediodía, y después de anochecido tornarás a amanecer. En que significa una continuación de prosperidad, que en un mismo tenor nunca viene a menos ni tiene fin, sucediéndose siempre un bien a otro bien, como el mediodía a la mañana, y luego otra mañana al mediodía. Conforme a lo cual dice Zofar que el bueno y temeroso de Dios es siempre prospero y va siempre de bien en mejor, y que su tarde es para más relucir, y su noche para amanecer de nuevo. Que es verdad ansí en el vigor de la edad, porque al bueno, aunque le falte haciéndose viejo, no le falta su buena dicha, como en los tropiezos de la fortuna, porque se levanta de ellos más prosperado, como también en el fin de todo que es la muerte, porque si se le pone allí la vida, es para amanecer otra vez mejor y más resplandeciente.

Mas no es de pasar la diferencia de significaciones que el original aquí tiene; porque lo que aquí decimos, desfallecerás, en el original es thahu-pha, que de su primera significación quiere decir volar, y después relumbrar y escurecer y desfallecer. Lo cual, aunque diferente en el parecer, tiene todo un cierto parentesco entre sí y nace como de una raíz, que es aquello de que tiene su origen; porque huph, nombre de donde al parecer se deriva, quiere decir ala; y de allí la palabra que digo significa lo primero alear o volar, obra propria del ala; y porque el movimiento que la luz hace en lo que relumbra con lustres presurosos, es semejante al batir de las alas del ave que vuela, por eso significa también relumbrar y desfallecer, porque el ave cuando desfallece o se cansa, en ninguna cosa lo muestra más que en el ala, que, caída de su natural al suelo, se le viene a los pies. Y ansí en nuestra lengua a los menguados y desfallecidos solemos llamar desalados, o de ala caída.

Mas porque las aves, de ordinario, al caer del día más que en otro tiempo, salen de sus nidos a volar por el aire, o porque con las alas cogidas y puestas cubren y como escurecen su cuerpo, por eso también significa escurecer o ennegrecer, como arriba decíamos. Pues de estas cuatro significaciones, las tres, volar, escurecer y desfallecer, para lo que a este lugar toca, hacen un mismo sentido, que es el que siguió Sant Hierónimo y yo he declarado hasta agora. Que es decir Zofar a Job que, cuando volare, entiéndese, la edad, pasando de esta vida a la otra, o cuando le desfalleciere la fuerza en la vejez, o se le escureciese y ennegreciere el día de la vida por la muerte (que por esta causa la nombramos escura), esto es, cuando los otros se pierden, él se ganará, y cuando los otros dan al través, él entrará alegre en el puerto, y finalmente amanecerá puro y luciente, cuando los otros fenecen y se apagan para nunca más relucir.

Mas si seguimos lo otro, será otro el sentido y al propósito bien conforme. Porque dirá: relumbrarás, como alba serás. Que es añadir a lo primero, en que le había dicho que sería su prosperidad como luz de mediodía, diciendo: Y no pienses por el mediodía que digo, quiero decir que después se inclinará hacia la tarde tu buena fortuna recibiendo mengua alguna o disminuyéndose, porque ansí digo que lucirás como el mediodía relumbra, que te aseguro serás como la mañana también, esto es, que tendrá la condición de la mañana tu buena suerte, y que lucirás como ella luce subiendo siempre a más luz. Por manera que al comparar la mañana con la felicidad, no es en el cuánto de la luz, sino en el modo de lucir y en el contino crecimiento de ella; porque la luz de la mañana siempre crece, diferente de la tarde, que mengua.

18. Confiarás, porque hay esperanza, y enterrado dormirás confiado. O como dice otra letra, cavaste, confiado dormirás. Por esta manera de hablar significa Zofar lo que hay y se espera después de la muerte, ansí cuanto al ser como cuanto a la memoria: y del justo se dice que hay esperanza, y del malo se niega, como en los Proverbios se ve. Porque el justo muere para descansar y para resucitar después a mejor vida; mas el malo tornará a vivir para morir la segunda muerte, que es la verdadera muerte; el uno muere para vivir, y el otro muere para más morir.

Pues después que Zofar dijo lo feliz de la vida del justo, dice según orden el bien de la muerte. Confiarás, entendemos, cuando murieres, porque hay esperanza, porque morirás para vivir muerto, y para tornar a vivir en estado bienaventurado.

Y lo que se sigue es lo mismo, dicho por diferente manera. Dice, cavaste, dormirás confiado. El cavaste podemos tomarlo por fuiste cavado, esto es, enterrado, como lo tomó Sant Hierónimo; y ansí dice que, después de haberle enterrado, dormirá, porque gozará de reposo; y dormirá confiado, porque estará cierto de resucitar para vivir mejor vida.

O en otra manera: que en el cavaste se encierra una cierta comparación; y que diga cavaste, esto es, y como si hubiese cavado, o como el que cava y, cansado de cavar, se entrega al sueño, ansí dormirás honda y reposadamente; que es decir que la muerte le será comienzo de descanso, y no como a los malos, principio de tormento y miseria.

O si queremos decir que cavaste es como quien dice trabajaste, también vendrá a pelo, porque dirá: Y porque trabajaste obrando bien mientras vivías, cuando vinieres a dormir en la muerte, será con gran confianza de reposo. Porque del bien vivir nace el alegre y seguro morir, y las obras de la vida esfuerzan al hombre en la muerte, y se van con él como acompañándole, como dice Sant Juan: Sus obras los siguen.

Dice más:

19. Y reposarás, y no asombrante, y pregarán tus faces muchos. Lo pasado pertenecía derechamente a la confianza de la resurrección; esto de agora es proprio del reposo con que descansaban entonces en el limbo. Y ansí dice, y no asombrante, esto es, y no habrá ni figuras fieras, ni voces temerosas ni golpes doloridos que te quiten tu reposo o le rompan en manera alguna. Y pregarán muchos tus faces; dícelo por la honra y el servicio debido que dan los vivos a los sanctos después de muertos.

Y con esto pasa a decir de los malos, y con ello concluye y dice ansí:

20. Y ojos de malvados consumirán, y guarida perecerá de ellos, y esperanza suya cuita de alma. Los ojos en muchos lugares de la Escritura quieren decir los deseos; y lo que dice consumirán, en la palabra original puédese tomar en significación o activa o pasiva, de manera que diga serán consumidos, y lo uno y lo otro es verdad, porque los deseos de los malos son consumidos, porque perecen con la vida, y como las cosas de que son, ansí ellos también son vanos y caducos; y también ellos consumen porque de ordinario los malos mueren a mano de sus deseos, y el azote de los que mal aman, las más veces es eso mismo mal amado, conforme aquello de los Proverbios: [Al impío sus mismas maldades le aprisionan, y es constreñido con los cordeles de sus pecados.]

Y guarida perecerá de ellos. Los malos en esta vida muchas veces tienen manida pero nunca guarida: tienen manida porque algunos de ellos viven con prosperidad; pero no tienen guarida, porque siempre que los acomete el trabajo y la adversidad, los alcanza, quiero decir, los derrueca y vence y ni saben ni pueden guarecerse.

Y en esto, como en lo demás, se diferencian notablemente del bueno; porque éste, si cae en trabajos, es para levantarse de ellos; mas aquéllos caen para caer, esto es, para quedarse caídos, como dice Salomón: Siete veces cae el justo y se levanta, mas los impíos caen de hecho. Mas lo que se sigue es mucho peor, y la esperanza de ellos ansia del alma; porque esto toca a la muerte, y lo que después de ella les sucede, que los dos males sobredichos eran males de vida. Pues dice su esperanza, que es lo que esperan o el mismo esperar; lo que esperan, muertos, es eterno mal; el esperar que tienen mientras viven es temer, temblar, entristecerse y angustiarse.

Porque, aunque en gozar lo presente los malos se aventajen, pero en echando adelante los ojos, su esperanza es horror y ansia del alma; y ansí no esperan, sino temen, y por eso dice que su esperanza es agonía o ansia de corazón. Lo cual se dice bien, o lo entendamos de lo que se espera, o del esperar mismo; porque si decimos del esperar, sin duda, es ansia fiera, porque es, como dicho habemos, no esperanza, sino temblor. Y si hablamos de lo esperado, con ninguna palabra se declara más que llamándolo ansia o cuita de corazón; porque de los dolores que se padecen en el infierno, el fierísimo es verse los condenados vivos y muertos, y, como si dijésemos, entregados a una muerte viva.

Esto es decir que, con verse, cuanto es de su parte, hábiles para emplear sus sentidos y facultades en aquello que es de su gusto, ven que Dios les impide y quita totalmente el emplearse en ello; y no sólo esto, sino que están forzados a emplearlos en todo lo que es su disgusto; y ansí el ser no les sirve sino para padecer, y el sentir para sentirse muertos a todas las obras de vida gustosa.

Y este sentir, si le queremos dar su proprio nombre, no es otra cosa sino cuita y agonía y rabia, y, como aquí se dice, ansia del alma.

Y con esto concluye Zofar su razonamiento, en que debemos advertir y entender que, en lo que de los buenos y malos dice, su intento es afirmar que a los buenos les sucede en esta vida ansí siempre, y a los malos siempre por el contrario: de que secretamente concluye

que Job es malo, pues es ansí castigado.




Job - Fray Luis de León - Capítulo X