Job - Fray Luis de León - Capítulo XII

Capítulo XII


1. Y respondió Job, y dijo:
2. Verdaderamente que vosotros pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría.
3. También a mi corazón, como a vosotros, no menguado yo de Vos. ¿Y a quién no como ésas?
4. Quien es reído de su amigo como yo, llamará a Dios, y oírle ha, porque la sencillez del justo es puesta en risa.
5. Hacho despreciado para respectos de reyes, ordenado para su tiempo.
6. Abundarán moradas de robadores, y [osadamente] confiadamente enojan a Dios, que les puso todas las cosas en las manos.
7. Mas pregunta, yo te ruego, a bestias, y te enseñarán, y a ave del cielo, y te lo declarará.
8. O razona con la tierra y te enseñará, y contarán a ti peces del mar.
9. ¿Quién no entendió en todos éstos que mano de Dios hizo ésta?
10. En cuya mano alma de todo viviente, y espíritu de toda carne de hombre.
11. ¿Por dicha oreja no probará palabras, y paladar manjar gustará?
12. En anciano sabiduría, y longura de [edad] días entendimiento.
13. Con Él saber y valentía; con Él consejo y entendimiento.
14. Ves; derrocará, y no será edificado; cerrará, sobre hombre, y no será abierto.
15. Ves; detendrá las aguas y secaránse, y enviarálas y trastornarán tierra.
16. Con Él fortaleza y ley; a Él engañado y engañante.
17. Hace ir consejeros despojados, y jueces entontece.
18. Ceñidero de reyes desató, y ató cincho en sus lomos.
19. Hace ir a sacerdotes descompuestos, y a poderosos destruye.
20. Quita [labios] fabla a elocuentes, y toma seso a los viejos.
21. Derrama desprecio sobre generosos, y levanta a los oprimidos.
22. Descubre fonduras de escuridad, y produjo a luz sombras de muerte.
23. Multiplica a las gentes y destrúyelas [ensancha gentes y redúcelas], y las destruidas restituye.
24. Quita corazón de cabezas de [tierra] pueblo de la tierra, y descaminólos en yermo sin camino.
25. Palparon tinieblas, y no luz; y fízolos errar como borracho. 



Exposición (Jb 12)

1. Y respondió Job y dijo. Responde Job a Sofar agora, y respóndele como merecía su demostración arrogante, y dícele ansí:

2. Verdaderamente que vosotros pueblo, y con vosotros morirá sabiduría. Parece manera de refrán, como si dijese: en vosotros está el mundo abreviado; vosotros sois los hombres y los sabios, y, muertos vosotros no habrá ni saber, y dícelo para que se entienda al revés, y burla disimuladamente de Sofar, que, comenzando muy hinchado y prometiendo de sí mucho, en cuanto habló nunca supo hablar a propósito.

Dice:

3. También a mi corazón como a vosotros, no menguado yo de vos, ¿y a quién no como ésas? Aunque os lo queráis saber todo, dice, no soy ignorante yo ni de menos saber que vosotros: y no me alargo, dice, mucho porque eso que habéis dicho, ¿quién no lo sabe? Corazón tómase por el saber en la Sagrada Escritura. No menguado yo de vos, conviene a saber, en el entendimiento de la ciencia y doctrina no, dice, soy menor que vosotros. ¿Y a quién no como ésas?, habemos de añadir, cosas o palabras, esto es, decir ¿quién tan ignorante que no alcance eso que dicho habéis? Lo cual dice ansí porque era claro como por ser fuera de propósito.

4. Quien es mofado de su amigo como yo, llamará a Dios, y oírle ha, porque la sencillez del justo es puesta en risa. O traduciendo al pie de la letra: Reír de amigo suyo seré yo, llamará a Dios, y respondióle; reír justo sencillo. En dos cosas pecó Sofar en su razonamiento: una, que prometió mucho y no habló jamás a propósito, y a esto pertenece lo que Job ha dicho hasta agora; otra, que habló con desdén y como haciendo escarnio, y de esto le reprende en este verso, diciendo: Reír de amigo seré yo. Basta, dice, que yo soy reír, esto es, aquel de quien mis amigos se ríen y he venido a estado que se burlen de mí los que se habían de compadecer de mí.

Y lo que añade, llamará a Dios y oírle ha, si se refiere a la persona de Job, mofada y burlada de sus amigos, como mi intérprete quiere, entendello hemos en esta sentencia, que en pago del agravio que sufre, y como en cambio de que sus amigos le mofen, Dios abrirá para él sus oídos piadosos y entrañas, y que su injusticia de ellos le ganará entrada y buena gracia acerca de la misericordia de Dios. Porque siempre es ansí, que se compadece Dios de los injustamente afligidos y sus voces oye y a sus querellas provee.

Mas si pertenece esto a ese mismo que mofa, como según el rigor de la letra puede pertenecer, es como si más claramente dijese: ¿Y tendrá cara el que ansí me trata para llamar a Dios en sus necesidades, y podrá esperar de ser remediado y oído? Que es decir, no le responderá Dios, ni sé yo con qué cara le podrá pedir piedad para sí, el que para mí, caído y amigo e inocente y sencillo, tiene tan poca que me escarnece.

De manera que por tres títulos fue vituperable Sofar: porque burló de un afligido, que fue de corazón inhumano; porque burló de su amigo, que fue de hombre infiel y desleal; porque burló de un bueno y sencillo, que arguye falsedad y doblez.

5. Hacho despreciado para respectos de reyes, ordenado para su tiempo: o como dice otra letra, ordenado para deslizaduras de pie. Entra agora en lo proprio de su causa, y con una semejanza manifiesta defiende su inocencia y corta todos los nervios al argumento que contra él sus amigos hacían, y muestra que es flaco y falso su fundamento. Porque argumentaban ansí: A los buenos les va bien en esta vida, y a los malos mal: a ti te va mal, luego eres malo. Pues muestra ser falso aquello primero, ansí en lo que a los buenos toca como en lo que toca a los malos. De los malos en el verso que se sigue, y de los buenos en éste.

Y dice de esta manera: Que ansí como un hacho de atocha o una tea encendida es cosa que los ricos la desprecian, esto es, que no se precian de alumbrarse con ella (porque es lumbre de labradores y gente pobre), pues ansí como un hacho es despreciado y desechado de los ricos, y es bueno para guiar los pies de noche y en los deslizaderos y malos pasos, ansí muchas veces el que es bueno y útil vive despreciado y abatido. Y usó bien en este propósito de cosa que fuese luz, porque, a la verdad, el bueno afligido es gran luz de aviso a los malos para que se reporten y enmienden. Porque si el bueno pasa mal, del malo, ¿qué será? Y esto es cuanto a los buenos.

Y de la postrera parte que toca a los malos, añade y dice:

6. Abundarán moradas de robadores, confiadamente enojan a Dios, que les puso todas las cosas en las manos. Que es con el ejemplo y como con el dedo mostrar ser falso decir que a los malos les va mal en esta vida; porque, dice, extiende los ojos, y verás muchos robadores y logreros ricos, muchos que enojan a Dios muy confiados, y (lo que era entonces notorio y evidente) muchos idólatras prósperos y felices.

Lo cual se entiende con más claridad si traducimos este paso ansí como suena a la letra, que es: Confianzas a enojadores de Dios, al que trae Dios en su mano. Porque los idólatras son los significados por aqueste rodeo de decir, el que trae, o el que hace venir a Dios a su mano, porque adoraban lo que podían traer en las manos, o porque hacían que viniese Dios en el leño que con las manos formaban, esto es, hacían que el leño recibiese semblante y nombre de Dios, figurándole.

Prosigue:

7. Mas pregunta, yo te ruego, a bestias, y te enseñarán, y a ave del cielo, y te lo declarará.
8. O razona con la tierra, y te enseñará, y contarán a ti peces del mar.
9. ¿Quién no entendió en todos éstos, que manos de Dios hicieron éstas?
10. En cuya mano alma de todo viviente, y espíritu de toda carne de hombre. Ya que mostró ser falso el fundamento de sus amigos, y quitó de su inocencia la sospecha que sobre ella ponía la calamidad en que estaba, responde a lo demás que Sofar argüía de lo mucho que sabía Dios y podía.

Y es como si de esta manera dijera: Y lo que decís loando a Dios, demás de ser impertinente al propósito, es tan claro que los brutos lo saben, porque las bestias del campo y las aves del cielo, si las preguntaren, y la misma tierra y la mar y los peces de él os dirán que todo es hechura suya, esto es, de las manos divinas: y que como Dios lo hizo, ansí lo puede deshacer cuando y como quisiere, porque en su mano está la vida y aliento de los animales y de los hombres.

Y porque Sofar conociese que sabía Job no menos que él de Dios y de sus grandezas y hechos, diviértese a contar alguna parte de ellos, y dice:

11. ¿Por dicha oreja no probará palabras, y paladar manjar gustará?
12. En ancianos sabiduría, y longura de días entendimiento.
13. Con Él saber y valentía; con Él consejo y entendimiento. Que es, para venir después a decir que Dios es sabio sobre todo, un ir subiendo poco a poco de lo menos a lo más, y refiriendo y como amontonando diferentes cosas, que cada una en su género es sabia y avisada, hacer de ellas comparación a Dios con acrecentamiento y ventaja. Como en esta manera: la oreja sabe conocer la palabra y el paladar es sabio de conocer el manjar, y los ancianos son muy avisados, y los de larga edad muy entendidos; mas Dios, sobre todos, es sabio y lleno de entendimiento y consejo.

Y es una manera de encarecer usada de los poetas, y más de los que son más antiguos, como en Píndaro es claro, que en la primera Canción suya, para engrandecer loando las fiestas que en su tiempo en Olimpo se hacían, comienza subiendo en esta misma manera.

«Buena, dice, es el agua en los elementos, y el oro en las riquezas lleva grande ventaja, y entre las luces del cielo el sol es el que preside; mas entre las fiestas, las de Olimpo es, sobre todas, como el sol entre las estrellas.» O como uno tradujo:

El agua es bien precioso, y entre el rico tesoro, como el ardiente fuego en noche escura, así relumbra el oro.

Mas, alma, si es sabroso
cantar de las contiendas la ventura; así como en la altura
no hay rayo más luciente que el sol, que, rey del día,
por todo el yermo cielo se demuestra;
ansí es más excelente la olímpica porfía
de todas las que canta la voz nuestra:
materia abundante, donde todo elegante
ingenio alza la voz ora cantando
de Rea y de Saturno el engendrado, y juntamente entrando
al techo de Hierón, alto, preciado.

Pues por este mismo camino y forma de decir es esto de agora. Mas es de advertir que de los ancianos dice: en los ancianos sabiduría, y no dice más; pero de Dios, con Dios sabiduría y también fortaleza. Porque lo que hay en los hombres es parte y venida de otra parte; mas en Dios es el todo, y no recibido de otro, sino suyo y proprio, y es cosa no apegada en Él, sino que está con Él, porque es Él mismo y su misma substancia.

Y porque había dado sabiduría a los viejos y gastados ya con los días, y daba a Dios sabiduría también, añadió, no sin causa, también fortaleza. Como diciendo, los hombres eso que saben no lo alcanzan sino a la vejez, cuando desfallecen las fuerzas, y no vienen a ser sabios hasta que vienen a ser enfermos y flacos; mas Dios es sabio y fuerte juntamente.

14. Ves; derrocará, y no será edificado; cerrará sobre hombre, y no será abierto.

15. Ves; detendrá las aguas, y secaránse; y enviarálas, y trastornarán tierra. Argumento es de sumo poder, no poder nadie ni rehacer lo que él deshace ni deshacer lo que hace. Todo lo que desde aquí hasta el fin del capítulo dice Job, son cosas que se ven por vista de ojos en muchos casos que cada día acontecen; y ansí pasaremos por ello sin detenernos, sino en los lugares adonde hubiere dificultad.

16. Con Él fortaleza y ley, a Él engañado y engañador. Dice que ansí es fuerte, que no hace violencia ni desigualdad; que es vicio familiar a los poderosos y fuertes tener por ley sus antojos; mas Dios lo que quiere puede, y es justo todo lo que quiere. A Él engañado y engañador; conviene a saber, están sujetos a Él el que engaña y es engañado, para dar a entender que ninguno hace ni padece mal, que no sea permitiéndolo Dios por los fines justos que Él sabe.

17. Hace ir consejeros despojados, y jueces entontece. Despojados, entiéndese de saber y de consejo, en lo cual no sólo se muestra Dios poderoso, sino también muy sabio; pues en caso de saber no solamente vence a los dueños de la sabiduría, mas, si quiere, se la quita y los deja sin ella.

18. Ceñidero de reyes desató, y ató cincho en sus lomos. La palabra original, que es musar, en el sonido es ceñidero o ligadura; mas en la significación unas veces se pone por el castigo y por las leyes y ordenanzas severas que estrechan la vida, y otras por eso mismo que suena; y pónese aquí de ambas maneras. Porque dice que Dios rompe los establecimientos y leyes rigurosas de los tiranos, o que les quita el ceñidero (que es, tomando la parte por el todo, el vestido y ornamento real) para decir que, cuando quiere, abaja a los más altos de su trono, y de la silla real los abate a la cárcel y a la miseria postrera.

19. Hace ir a sacerdotes descompuestos, y a poderosos destruye.

20. Quita fabla a elocuentes, y toma seso a los viejos. El original dice: Aparta labios a elocuentes, o porque los enmudece, o porque delante de Él es mudo todo el saber y bien decir humano.

21. Derrama desprecio sobre generosos, y levanta los oprimidos; o según otra letra, y corazón de fuertes enflaquecerá. Derrama, dice, desprecio, que es aquello que parecía apartarse de ellos más, y ansí se ve más el poder de Dios, pues pone en la alteza bajeza y afrenta en la honra y desprecio en lo generoso y más estimado.

22. Descubre fonduras de escuridad, y produjo a luz sombra de muerte. Fonduras de escuridad, es decir, lo más bajo y escuro; lo cual hace Dios cuando saca a luz lo olvidado, y pone en lugar alto a los que el mundo imagina perdidos. Sombra de muerte llama lo que es encarecidamente muy escuro y olvidado, las muy cerradas tinieblas, que son como un retrato muy vecino y muy semejante a la muerte.

23. Multiplica a las gentes, y destrúyelas, y las destruidas restituirá.O de otra manera: Ensanchó gentes y reduciólas. De donde se entiende que ni el favor pasado asegura ni el azote quita la confianza; quiero decir, que ni el favorecido de Dios a los principios se descuide asegurándose para lo de adelante, ni el afligido y azotado desmaye pensando que siempre ha de ser azotado.

24. Quita corazón de cabezas de pueblo de la tierra, y descaminólos en yermo sin camino. Corazón es saber y entendimiento. Descaminólos, entiéndese en la manera que Dios suele hacer o permitir estas cosas que, puestas en nosotros, tienen figura de culpa o de error, que es, no induciéndonos a ellos, sino negándonos por nuestros deméritos la gracia que para ellas es necesaria, lo cual que propriamente se llama permitir.

Yermo, y no camino, es comparación disimulada y secreta, cosa muy usada en la Sagrada Escritura, pues dice que por permisión de Dios, los que rigen los pueblos, por los pecados de ellos y de sus súbditos, andan tan descaminados en su gobierno como el que camina por tierras despobladas e yermas, adonde ni hay camino trillado, ni parece viviente que dé nuevas de él o que guíe; que es un encarecimiento de malo y perdido gobierno, el mayor que puede decir; fuera de lo que se sigue adonde aún se encarece más.

25. Palparán tinieblas y no luz y fízolos errar como borracho; que son otras dos comparaciones eficacísimas, dichas brevísimamente para declaración de lo mismo. Porque ¿quién más desatinado que el que anda de noche sin luz y sin noticia del lugar a do anda, que ya tiende a una parte la mano, ya a otra, y pensando asir lo que busca, abraza el aire, y creyendo que va derecho, va al revés, y vuelve atrás, cuando piensa que va adelante? Pues un hombre vencido del vino, que no ha caído y quiere caer, y presume de sostenerse y andar, es retrato vivo del desatino del error y del desconcierto.

Esto va dicho ansí, conforme al sentido público de aquesta Escritura; porque en la sentencia secreta, a lo que yo puedo juzgar, debajo de estos acontecimientos que suelen ser generales y comunes, profetiza Job lo particular que aconteció al pueblo judaico y gentil, apuntándolo con pocas palabras. Porque lo que dice el verso 14: Ves; derrocará, y no será edificado; cerrará sobre hombre, y no será abierto, propriamente pertenece al mando usurpado que el demonio en el mundo tenía, que fue por Cristo derrocado para nunca más levantarse, y fue cerrado en la cárcel del infierno para jamás salir de ella.

Y lo del 15: Ves; detendrá las aguas, y secaránse; enviarálas, y trastornarán tierra, son los dones y gracias de Dios, que en la Escritura se llaman agua; la cual detuvo muchos siglos que no cayese sobre los pueblos gentiles, y después la envió con tanta abundancia, que trastornó toda la bajeza de aquella tierra, convirtiéndola en cielo. Y en el 16: Con Él fortaleza y ley, a Él engaño y engañador, la fortaleza que dice fue contra el demonio, venciéndole, y la ley fue la justicia e igualdad con que templó su poder para vencerle; de la cual victoria resultó que, ansí el engañador demonio como el linaje humano engañado quedaron sujetos a Él, esto es, a Dios Hombre, el uno para ser castigado como mal esclavo, y el otro para ser libertado y puesto en lugar de hijo.

Mas los consejeros y jueces de que dice luego en el verso 17: Hace ir consejeros despojados, y jueces entontece, son los sabios del pueblo judaico, a los cuales por el desconocimiento de Cristo que cayeron por sus antiguos pecados, despojó Dios del saber que antes les infundía, y los dejó como vemos agora atónitos y como pasmados. Y con los mismos y con sus sacerdotes y príncipes hablan los versos 18 y 19, que dicen: Ceñidero de reyes desató, y ató cincho en sus lomos. Hace ir a sacerdotes descompuestos, y a poderosos destruye. Pero el verso 20: Quita fabla a elocuentes, y toma seso a los viejos, parece que se endereza propriamente contra los sabios y poderosos gentiles, que resistían o quisieron resistir al Evangelio al principio; de los cuales dice casi lo mismo Sant Pablo do escribe: Entonteció Dios la sabiduría del mundo. Y a los mismos reyes y emperadores gentiles toca el 21, que luego se sigue: Derrama desprecio sobre generosos, y corazón de fuertes enflaquece.

Y a la primera Iglesia, perseguida y abatida y como sumida en la muerte, y después sacada a luz por Dios, y a honra y a gloria, toca el verso 22 que se sigue: Descubre fonduras de escuridad, y produjo a luz sombra de muerte. Mas lo que después de esto dice en los versos 23, 24 y 25: Multiplica a las gentes y destrúyelas, ensancha gentes y redúcelas. Quita corazón de cabezas de pueblo de la tierra, y descaminólos en yermo sin camino. Palparán tinieblas y no luz, y fízolos errar como borracho, se endereza a lo postrero del siglo, y que aún no está cumplido, ni por la misma causa entendido; y no hay duda sino que encierra en sí algún gran hecho secreto. Y en el psalmo 106, y en los postreros versos del psalmo, adonde, como Sant Agustín confiesa, trata David de esta misma reprobación y llamamiento, y de este decurso y proceso de la Iglesia hasta el fin de os siglos, se procede por la misma manera y se dicen en la sentencia cosas muy semejantes.



Capítulo XIII


1. Veis; todo esto vio mi ojo, oyó mi oreja, y lo entendió.
2. Cual saber vuestro sé yo también; no menor yo que vosotros.
3. Mas yo cierto al Omnipotente hablaría, y gustaría de argüir con el Alto.
4. Que cierto, vosotros componedores de mentira, maestros de vanidad vosotros todos.
5. ¡Quién hiciera que callando callárades, y fuera para vosotros sabiduría!
6. Escuchedes, pues, el mi argumento, y a barajas de mis labios dad atención.
7. ¿Por ventura en favor de Dios razonaréis mentira, y por Él razonaréis engaño?
8. ¿Si faces dél levantaréis, y en favor dél haréis juicio?
9. ¿O aplacerále al que nada se le esconde, o será engañado como hombre con vuestras astucias?
10. Arguyendo argüirá a vosotros, porque en escondido sus faces levantáis.
11. ¿Por ventura en conmoviéndose no os asombrara, y espanto suyo no caerá en somo?
12. Memorias vuestras palabras de polvo, alturas de lodo vuestras cervices.
13. Poneos silencio, y hablaré yo todo lo que me viniere a las mientes.
14. ¿Que para qué levantaré carne mía con dientes míos, y pongo mi alma en mis palmas?
15. Veis: matarme ha; en Él esperaré; pero argüiré mis caminos delante dél. Y Él a mí también será salvación: que no delante del malvado.
16. Oíd oidura de mi palabra, y mi razón en vuestras orejas.
17. Si me pusiere en juicio, sé que yo saldré justo.
18. ¿Mas quién barajará conmigo? Venga; que ¿Por qué callaré, y moriré?
19. Pero dos cosas no hagas conmigo; entonces de tu presencia no me esconderé.
20. Tu palma alueña de mí, y fortaleza tuya no me asombre.
21. Hable, y yo responderé; o hablaré, y vuélveme respuesta.
22. Cuántas maldades y pecados, a mí, rebeldías mías y delictos míos házmelos saber.
23. ¿Por qué faces tuyas encubres, y me cuentas como enemigo a Ti?
24. La hoja arrojada quebrantarás; la astilla seca perseguirás.
25. Que escribes amarguras contra mí, y me harás poseedor de vanidades de niñez.
26. Y pondrás cepo a pies míos, y guarda a mis sendas todas, y sobre raíces de mis pies será estatuido.
27. Mas como podredumbre seré consumido, como manto comido de polilla. 



Exposición (Jb 13)

1. Veis; todo esto vio mi ojo, oyó mi oreja, y lo entendió.

2. Cual saber vuestro sé yo también, no menos yo que vosotros. Veis, dice, que no soy yo ignorante, ni conozco de Dios menos que vosotros, pues alcanzo lo que he referido; que es la conclusión que pretendió sacar a luz de su plática, y para cuyo fin se pasó a decir las grandezas de Dios que él sabía. Y dice que por sus ojos vio lo que ha dicho, por causa del hecho público y ordinario que suele ser cual él cuenta; y dice que lo oyó por razón de lo secreto que debajo de aquello público profetiza.

3. Mas yo cierto al Omnipotente hablaría, y gustaría de argüir con el Alto. Como si dijese, con vosotros es perdido el hablar, porque andáis muy lejos de la verdad; con Dios hablaría de buena gana, que sabe mi inocencia. Ansí que en decir desea hablar con Dios, dice que no gusta de hablar con ellos, y la razón es lo que añade:

4. Que cierto vosotros componedores de mentira maestros de vanidad vosotros todos. La palabra original quiere decir apegar y juntar unas piezas con otras, como hacen los ensambladores o los que labran taracea. Y ansí dice graciosa y verdaderamente a sus compañeros, que son oficiales y maestros de componer mentiras y engaños con destreza y artificio; y dícelo porque juntan lo verdadero con lo falso, y de todo hacen una razón vistosa y aparente.

Decían de Dios que era sabio y que se gobernaba con justicia, y que aborrece los malos y es amigo de los buenos, y que ni en la maldad podía haber bien ni mal en la bondad; y debajo de estas cosas de verdadera y hermosa vista, o junto con ellas, ayuntaban un grande engaño, esto es, la condenación de un hombre inocente. Mas lo que añade, maestros de vanidad, puédese trasladar también médicos inútiles, conforme a lo cual los condena no sólo de falsos razonadores, sino también de consoladores necios que, viniendo a consolarle, en lugar de esforzarle el corazón con razones blandas y piadosas, le afligían más con dichos falsos y pesados.

Y por eso desea lo que se sigue:

5. ¡Quién hiciera que callando callárades, y fuera para vosotros sabiduría! Como diciendo, porque si hubiérades tenido silencio, a todos nos fuera ganancia; porque yo no padeciera y vosotros ganárades reputación. Y porque no parezca que los nota de poco sabios y de no bienintencionados injustamente, pruébalo luego, y antes que lo pruebe les pide atención y dice:

6. Escuchedes, pues, el mi argumento, y a barajas de mis labios dad atención. Mi argumento es la razón que tengo para decir de vosotros lo que digo; y lo mismo llama barajas de sus labios, que ansí se nombran, cuando contienden dos entre sí acusándose y defendiéndose, las razones que ambos se dicen.

7. ¿Por ventura en favor de Dios razonaréis mentira, y por él razonaréis engaño? Vía por una parte Job que éstos, por defender a Dios, le condenaban a él sin culpa; y por otra entendía que, aunque le llamaban pecador y culpado, sabían para sí lo contrario por la noticia particular que de él tenían, sino que, por mostrarse celosos de Dios, se esforzaban a hablar contra su misma consciencia. En lo cual había todos estos errores y males: lo uno, que en lo público le condenaban por malo, sabiendo en lo secreto ser bueno; lo otro, que aunque hablaban otra cosa, en su corazón tenían a Dios por injusto, pues le parecía que su justicia no se defendía, sino condenando al que carecía de culpa; lo tercero y último, que pensaban agradar a Dios en esto y como lisonjearle, como si Él oyera sólo lo que publicaba la boca, y no vía lo que el pecho encubría, lo cual era tenerle, demás de por injusto, por ignorante. Pues toda esta revuelta de errores disimulados con demostraciones diferentes de la verdad, como la entendió Job, la descubrió, y echa en plaza o se la pone a ellos ante sus ojos sin rodeo ni velo, para que con la vista de su maldad se confundan.

Y ansí comienza: ¿Por ventura en favor de Dios?, y en decir por ventura no se duda de lo que se dice, antes según la propriedad de la lengua se afirma. Pues dice, que son tan faltos de juicio y de seso que, para abonar a Dios, mienten; ni siendo menester que Job fuese malo para que Dios fuese bueno, ni conociendo que por el mismo caso que presumían defender a Dios con mentira, quedaban convencidos en sí mismos tener a Dios por injusto.

Y lo mismo, por diferentes palabras, dice en lo que se sigue:

8. ¿Si faces de Él levantaréis, y en favor de Él haréis juicio? Levantar faces en la propriedad del original es, en el juicio, tener más respecto a la persona que a la razón de la causa. Y ansí les dice que hacen como los malos jueces, que por respectos de favor, y no por los méritos del proceso, juzgan y sentencian los pleitos.

Y lo que dice en la primera parte del verso, repite por palabras más claras en la segunda. O digamos de otra manera; que ya en este verso les descubre la intención con que se mueven a mentir en favor, a su parecer, de la causa de Dios, que es pensar le agradan en ello, y imaginar se contenta de semejante defensa, y querer ganar favor con Él por este camino; porque levantar faces no solamente se dice en lo que toca al juicio, mas también algunas veces es, haciendo honra a alguno, darle placer y contento.

Y conforme a esto les dice: Estáis tan ciegos que creéis agradar a Dios y ganar tierra con Él, pleiteando por Él y defendiendo su causa en la manera que he dicho, esto es, hablando lo que no sentís; y no veis que en eso mismo le ofendéis mucho más, pues en vuestra alma le condenáis por injusto. Porque lo defendido con falsedad, ese que le defiende, dentro de sí le condena. Y si presumís agradarle, también le hacéis grande ofensa, porque le juzgáis por tan ignorante, que oye vuestras palabras y no os penetra los corazones, o se contenta de la vista exterior sin curar de la verdad de las cosas.

Y de cualquiera manera viene bien a pelo lo que luego se sigue:

9. ¿O aplacerále al que nada se le asconde, o será engañado como hombres con vuestras astucias? O como otra letra dice: ¿Si por ventura bueno, cuando escudriñare a vosotros, si como mentís por hombre, mintiéredes agora por Él? Porque, o dirá, cuando Dios os tomare cuenta, ¿pensáis que os será bueno, o que os ha de valer esto que hacéis agora? ¿Imagináis os ha de recibir en servicio, que le defendéis a tuerto o a derecho, y que mentís por Él como se miente acá por un amigo para salvarle? O, siguiendo el hilo del segundo sentido, podrá decir: ¿Y pensáis que, cuando Dios escudriñare lo secreto del pecho, no echará de ver vuestro engaño? ¿Y creéis que el celo y servicio aparente le empañará la vista, para no ver que no decís tanto bien dél en lo público, cuanto juzgáis mal de Él mismo en lo retirado y secreto? O imagináis que como un amigo cuando en su defensa mentís, precia el testimonio público, y no mira ni cura de lo que os queda en el pecho, ¿ansí Dios también se contenta de vuestra defensa aparente?.

Y conforme a esto se sigue:

10. Arguyendo argüirá a vosotros, porque en ascondido sus faces levantáis. No, dice, será ansí como lo fantaseáis en vosotros, por más que le lisonjeéis y que levantéis sus faces, esto es, por más que le respetéis por defuera y por más que encubráis vuestra intención en lo hondo del alma, arguyendo la argüirá, esto es, la verá y sacará en público, y convencerá y condenará por malvada. Mas si os reprendiere de ella por ser mala, ¿pero por la lisonja que le hacéis os librará de la pena?

Antes dice:

11. ¿Por ventura en conmoviéndose no os asombrara, y espanto suyo no os caerá en somo? Como si dijese: Mal engañados estáis, seréis gravemente punidos, y caerá sobre vosotros su espanto. Porque preguntando dice, y pareciendo que duda de ello lo afirma y les hace cierto el castigo.

Y ansí añade abiertamente afirmando:

12. Memorias vuestras palabras de polvo; alturas de lodo vuestras cervices. Memorias llama todas estas razones de ellos con que a su parecer habían adelantado mucho su partido con Dios, pregonándose celadores de su defensa y su honra. Y lo mismo llama altezas, porque con aquella demostración de celo aparente se entonaban e hinchaban. Y dice que son polvo que lo lleva el aire y lodo que lo huella el pie; que es decirles que ansí como la verdad de aquellas razones era muy diferente de la muestra de ellas, ansí el suceso sería muy otro de su pensamiento; y que de donde esperaban gracia con Dios sacarían indignación y desgracia, y abatimiento y desprecio de donde se prometían honra y favor.

Mas porque le pudieran decir que si le retraían de sus razones era de piedad y por excusar que Dios, ofendido de ellas, no le hiriese con nuevo y mayor azote, les dice:

13. Poneos silencio, y hablaré yo todo lo que me viniere a las mientes; o como dice la letra, y venga sobre mí cualquier cosa. Esto es, no cuidéis de mí, ni por excusar mi daño me queráis persuadir que soy malo, y que debo confesarlo y callarme: hablaré yo, esto es, yo quiero hablar a mi riesgo todo lo que me diere la voluntad, y venga lo que viniere. Y da la razón por qué quiere ansí hablar.

14. ¿Para qué levantaré carne mía con dientes míos, y pondré mi alma en mis palmas? Como diciendo: En hablar desahogo el corazón, que callando se abrasa en dolor y se consume. Pues ¿a qué fin tengo de acrecentar mi miseria callando, y estar como despedazándome a mí mismo y comiéndome vivo? O digamos ansí: dice quiero hablar porque no puedo callar, que estoy ansí rabiando de dolor, que me querría despedazar con los dientes; y traigo el alma en las manos, que es, como decir solemos, traigo el alma en la boca o estoy boqueando, para significar el último mal y trabajo.

15. Ves, mataráme; en Él esperaré, pero argüiré mis caminos delante de Él. Y Él a mí también será salvación, que no delante del malvado. Diréis, dice, matarte ha; mate en buen hora, en Él esperaré; que es decir, estoy seguro, no me quitará la vida para condenarme, sino para descansarme y tornarme a mejor vida a su tiempo, y ansí la muerte será mi descanso.

Mas lo que se sigue, pero argüiré mis caminos delante de Él, si entendemos el argüir por reprender, como se entiende en muchos lugares, y entendemos que dice Job lo que él siente, tiene mucha dificultad decir que reprenderá sus caminos, quien ha dicho hasta agora que carece de culpa, y que no le reprendió su consciencia jamás. Por donde, o diremos que argüir aquí es poner en juicio y en cuestión el examen de sus obras y vida, cosa que desea hacer Job delante de Dios y la pide y suplica; o podemos decir que refiere en ello lo que sus amigos le dicen o podían decirle, ansí como hizo en las palabras de arriba, por manera que diga: Veis, esto es; mas como vosotros decís, matarme ha Dios, respondo que eso es lo que espero y deseo.

Mas mejor será, como también decís, que arguya mis caminos, que confiese mis pecados a Dios, que le pida perdón, que me convierta a él, y que ansí fenecerá mi trabajo.

Pues a eso, dice, también respondo que:

16. Oíd sonido de mi palabra y mi razón en vuestras orejas. Esto es, respondo, lo primero, que me estéis muy atentos a lo que decir os quiero, y lo segundo, que:

17. Si me pusiere en juicio, sé que yo saldré por justo, esto es, que no tengo caminos que argüir, ni obras malas de que, como decís, acusarme; antes estoy de ello tan lejos, que aquí agora delante de vosotros me pondré, si necesario fuere, en juicio, o como el original dice, ordenaré juicio aquí luego, pareceré ante el tribunal soberano, propondré mi negocio, pediré que sea hecho cargo, y profesaré que estoy presto a pasar por lo juzgado, y saldré libre, como veréis, como Dios quiera responderme y oírme.

Y por eso añade:

18. Mas ¿quién barajará conmigo? Venga, que ¿por qué callaré y moriré?; o como otra letra dice, que agora callaré y moriré. Mas no quiere, dice, parecer en juicio, ni viene a él, ni veo quien me oiga ni hable; y ansí habré de callar y morir. O digamos que aquí, volviendo Job sobre sí y encogiéndose de lo que había pedido, diga: Mas ¿con quién tengo de trabar pleito? ¿Con Dios y con su grandeza? Más vale callar y morir; o hará que calle y que muera, esto es, sola la vista de su majestad será bastante para, asombrándome, quitarme la lengua y la vida.

Y ansí añade bien:

19. Pero dos cosas no hagas conmigo; entonces de tu presencia no me asconderé.

20. Tu palma alueña de mí, y fortaleza tuya no me asombre. No me toques, dice, ni me espantes; y como en otra parte dice, ponga aparte el poder y no meta consigo más de la justicia, y ansí escoja la parte que quisiere, o de preguntarme o de responderme.

Y esto es lo que dice:

21. Hable, y yo responderé, o hablaré y vuélveme respuesta. Y dicho esto, y como ya concertado con Dios, comienza su pleito, cuyo principio es pedir a Dios que le haga cargo de sus pecados si algunos tiene. Y no se ha de entender que es soberbia esta de Job, ni impaciencia, sino seguridad y confianza que le nacía del testimonio de su buena consciencia, y de lo que de sí y de Dios conocía por particular gracia y don suyo. Y, aunque se conocía sin pecado y se veía afligido, no tenía a Dios por injusto; porque sabía que era Señor por una parte, y sapientísimo gobernador por otra, y que se podía mover Dios a dar trabajos a los hombres, sin que hubiese culpa en ellos, por otras causas muy justas.

Pues dice:

22. Como cuántas maldades y pecados a mí, rebeldías mías y delictos míos házmelos saber. Y repite pecados y maldades por tres o cuatro palabras, dando a entender y diciendo que de los pecados grandes y de los pequeños, de lo granado y de lo menudo, ansí de lo que se peca por flaqueza o poco saber, como de lo que se ofende por malicia y de industria, quería que le hiciese cargo Dios. Mas como no le responden, añade:

23. ¿Por qué faces tuyas encubres, y me cuentas como enemigo de Ti? Esto es, ¿por qué no me respondes y te encubres de mí, como hace un hombre de otro a quien aborrece y tiene por enemigo?

24. ¿Hoja arrojada quebrantarás, astilla seca perseguirás? No es, dice, tu honra tomar competencia con cosa tan vil; y ya que no te inclines por mí, por lo que debes a Ti y a tu mismo respecto, no debes tomar tan a pechos el hacer mal a una cosa deshecha, ni mostrar el tesón de tu ira y furor sobre una hoja caída y seca.

25. Que escribes amarguras contra mí, y me haces poseedor de vanidades de mi niñez. Esto, con lo demás que se sigue, se puede entender en dos maneras: o que sea como forma de demanda o petición, según que en la Sagrada Escritura las palabras del tiempo futuro tienen fuerza de mando, y que diga ansí: No hagas eso, Señor (que es lo que he dicho, herir y asconderse, castigar y no dar razón del castigo, mostrar braveza contra una cosa sin resistencia y rendida), sino antes, Señor, escribe, esto es, pon por escrito amarguras contra mí (que llama bien ansí los pecados y las acusaciones de los pecados), y hazme poseedor de las faltas de mi niñez. Yo, dice, no conozco pecado alguno, ni le quiero admitir en mi casa; si le tengo, cualquiera que sea, aunque sea una mocedad mía, méteme en su posesión; esto es, haz, Señor, que yo le conozca, y castígame luego.

26. Ponme los pies en un cepo, y ciérrame todos los pasos, y húndeme, si te place, en la tierra; que es decir, encarcélame en honda mazmorra y azótame a tu voluntad. O de otra manera, y es porque decía que Dios, siendo él una hoja caída y una astilla seca, le quebrantaba y seguía, agora, particularizando esto mismo y las condiciones de este quebrantamiento, diga y escriba, lo uno, que escribe contra él amarguras, que son los azotes y miserias que pasa y que le imprime Dios en el cuerpo y en el alma; lo otro, que le mete en posesión de los pecados de su niñez (porque entiende el pecado original común y primero, que como si fuese suyo proprio y por su industria adquirido, ansí lo pone Dios y a su cargo), y me maltratas, dice, y afliges por él, como si hecho por mis manos fuese.

Lo otro, pónesme los pies en el cepo, que era la enfermedad grave que padecía y que le tenía tollido; o, por mejor decir, el cepo es una pena miserable que del pecado primero nace, que es una extraña inhabilidad que en el hombre queda para no poder dar paso en cosa digna de cielo y de mérito. Y lo mismo es el tomar las sendas o caminos, que añade.

Y lo que dice en el verso último:

27. Mas como podredumbre seré consumido, como manto comido de polilla, es la otra grave pena del mismo pecado, que es la obligación a la muerte. Y ansí, siguiendo este hilo, parecerá bien decir que en el verso 24, cuando dice que quebranta Dios una hoja caída, no se queja por sí solo, sino generalmente por todos, a quien Dios por los pecados primeros hizo sujetos a trabajo y miseria. Por manera que la memoria que hacía de su trabajo particular, le llevó la lengua a lamentar el común, y la vista de su mal proprio despertó en él la memoria de la calamidad general; y como quien vía que de aquella frente nacía este arroyo, y que la condición miserable de todos le hacía a él también miserable, tratando de sí, trata de ella juntamente.

Y es como si de esta manera dijese: Mas ¿por qué me querello sólo de mí, y digo que como a enemigo me tratas? No digo más de mí, que de todo esto que es hombre, que con todo esto que es hombre, que con ser nada y vileza y menos que una hojarasca flaquísima, llueves sobre él amarguras; sonle proprios y suyos los pecados cometidos por otros: primero es amancillado que nazca; aún no tiene uso de razón, y ya es señor y poseedor de pecado y de culpa, ni puede por sí dar paso en el bien, ni aun el camino o la senda que guía a él no la sabe; como tollido y preso y cargado de cepos y hierro, ansí vive, y al fin se convierte en podre y se consume, y como vestidura se apolilla y viene a menos, hasta que últimamente muere y fenece.




Job - Fray Luis de León - Capítulo XII