Suma Teológica I Qu.32 a.2

ARTíCULO 2 ¿Hay o no hay que poner nociones en Dios?

 Objeciones por las que parece que no hay que poner nociones en Dios:
£Objeciones: 1£. Dice Dionisio en el c.1 De Div. Nom.: Fuera de lo que nos ha sido transmitido expresamente en los escritos sagrados, nadie debe atreverse a decir algo de Dios. Pero en los escritos sagrados las nociones ni son mencionadas.
Luego no hay que poner nociones en Dios.
£2£. Todo lo que se pone en Dios, o pertenece a la unidad de esencia o a la trinidad de personas. Pero las nociones no pertenecen a la unidad de esencia ni a la trinidad de personas. Pues de las nociones no se dice lo que es propio de la esencia; de hecho no decimos que la paternidad sea sabia o creadora. Tampoco lo propio de la persona; de hecho no decimos que la paternidad engendra y la filiación es engendrada. Luego no hay que poner nociones en Dios.
£3£. En lo simple no hay que poner algo abstracto como principios de conocimiento, pues se conoce por sí mismo. Pero las personas divinas son simples totalmente. Luego no hay que poner nociones en Dios.
Contra esto: está lo que dice Juan Damasceno: Reconocemos la diferencia de las hipóstasis (de las personas) en tres propiedades: la paternal, la filial y la procesional. Luego hay que poner propiedades y nociones en Dios.
Respondo: Prepositino, atendiendo a la simplicidad de las Personas, dijo que no hay que poner propiedades y nociones en Dios. Si las encontraba en alguna parte, explicaba lo abstracto por lo concreto. Pues así como solemos decir
Ruego a tu benignidad, esto es, A Ti benigno, así también en Dios paternidad se dice Dios Padre.
 Pero, como ya quedó demostrado (q.3 a.3 ad 1; q.13 a.l ad 2), la simplicidad divina no impide que usemos y apliquemos a Dios nombres concretos y abstractos. Porque nombramos las cosas tal como las entendemos. Cierto que nuestro entendimiento no puede aprehender la simplicidad divina tal como es en sí misma; por eso la aprehende y nombra a su manera, es decir, tal como la encuentra en las cosas sensibles, de las que toma su conocimiento. En las cosas sensibles usamos nombres abstractos para indicar las formas simples; y usamos nombres concretos para indicar las realidades subsistentes. Por eso y tal como dijimos (q.3 a.3 ad 1; q.13 a.1 ad 2), lo divino, en razón de la simplicidad, lo indicamos con nombres abstractos; en razón de la subsistencia y perfección, lo indicamos con nombres concretos.
 Además, es necesario que no sólo los nombres esenciales los indiquemos en abstracto y en concreto, como cuando decimos deidad y Dios, o sabiduría y sabio; sino también los nombres personales, como paternidad y Padre. A esto nos vemos obligados por dos motivos principalmente. 1) Uno, la presencia de los herejes. Pues cuando confesamos que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios y tres personas, así como a los que preguntan por qué un Dios, por qué tres personas, les respondemos que son uno por la esencia o deidad, así también fue necesario que hubiera algunos nombres abstractos con los cuales se pudiera dar una respuesta sobre la distinción de personas. Y así es como las propiedades o nociones, como paternidad o filiación, son indicadas en abstracto. Por eso, en Dios la esencia se indica con ¿qué?; la persona con ¿quién?; la propiedad con por lo que.
£2£) El segundo motivo está en que en Dios una persona se encuentra referida a dos personas, esto es, la persona del Padre a la persona del Hijo y a la persona del Espíritu Santo. No que haya una sola relación; pues, de ser así, el Hijo y el Espíritu Santo estarían referidos al Padre con una y la misma relación; de este modo, como quiera que la relación es lo que en Dios hace la Trinidad, se seguirla que el Hijo y el Padre no serían dos Personas.
Tampoco puede decirse, como lo hacía Prepositino, que, así como Dios se relaciona de un solo modo con las criaturas, y, sin embargo, las criaturas se relacionan de muchas maneras con Dios, así también el Padre, con una relación, se refiere al Hijo y al Espíritu Santo; y, sin embargo, estos dos lo hacen con El con dos relaciones. Esto no puede sostenerse porque, como la razón específica relativa consiste en aquello por lo que uno se relaciona con otro, es obligatorio decir que las dos relaciones no son diversas por la especie si, por la parte opuesta, sólo le corresponde una relación. La relación del señor y del padre pertenece a otra especie, por la diversidad que se da en la filiación y la servidumbre.
 Por otra parte, todas las criaturas se relacionan con Dios con una sola especie de relación, esto es, en cuanto que son criaturas suyas. En cambio, el Hijo y el Espíritu Santo no están referidos al Padre bajo una sola razón de relación. Por lo tanto, no vale el símil. Además, por parte de Dios no es imprescindible su relación real con las criaturas, como ya se dijo (q.28 a.1 ad 3); si bien no hay inconveniente en multiplicar en El las relaciones de razón. Pero sí es necesario que en el Padre haya una relación real con el Hijo y el Espíritu Santo. Por lo tanto, atendiendo a las dos relaciones que el Hijo y el Espíritu Santo tienen con
el Padre, hay que entender que también en el Padre hay dos relaciones, una para con el Hijo y otra para con el Espíritu Santo. Por todo lo cual, y como quiera que no hay más que una persona del Padre, fue necesario indicar separadamente las relaciones en abstracto. Las llamamos propiedades y nociones.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Aun cuando en la Escritura ni se mencionan las nociones, sin embargo, sí se hace mención de las Personas en las que hay que entender la presencia de nociones, como lo abstracto en lo concreto.
£2£. En Dios las nociones no se indican como realidades, sino como determinadas razones con las que son conocidas las Personas, aun cuando las mismas nociones o relaciones en Dios sean reales, como se dijo anteriormente (q.28 a.1). De este modo, las que mantienen algún orden a algún acto esencial o personal, no son aplicables a las nociones, puesto que contradice el mismo modo de indicarlas. Por eso no podemos decir que la paternidad engendre o crea, sea sabia o inteligente. Pero las realidades esenciales que no mantienen orden a algún acto, sino que alejan de Dios las condiciones de las criaturas, se pueden aplicar a las nociones. De hecho, podemos decir que la paternidad es eterna o inmensa o cualquier otra cosa parecida. Igualmente, y por la identidad real, los sustantivos personales y esenciales pueden aplicarse a las nociones. De hecho, podemos decir que la paternidad es Dios, y la paternidad es Padre.
£3£. Aun cuando las personas sean simples, sin embargo, y sin anular la simplicidad, las razones propias de las personas pueden ser indicadas en abstracto, como acabamos de decir.

ARTíCULO 3 ¿Son o no son cinco las nociones?

 Objeciones por las que parece que no son cinco las nociones:
£Objeciones: 1£. Las nociones propias de las personas son las relaciones con que se distinguen. Pero, como ya se dijo (q.28 a.4), en Dios las relaciones son cuatro.
 Por lo tanto, las nociones son sólo cuatro.
£2£. Por el hecho de haber en Dios una sola ciencia, se dice que Dios es uno; por el hecho de haber tres personas, se dice que Dios es trino. Por lo tanto, si en Dios hay cinco nociones, habrá que decir que es quinario ; lo cual es inaceptable.
£3£. Si para las tres per- sonas en Dios hay cinco nociones, es necesario que en alguna de las personas haya dos o más nociones. Ejemplo: Poner en el Padre la innatibilidad, la paternidad y la común espiración. Por lo tanto, estas tres nociones o se distinguen o no se distinguen realmente entre sí. En caso afirmativo, la Persona del Padre está compuesta de varias cosas. Si sólo hay distinción de razón, la conclusión es que una de ellas es aplicable a la otra; como si dijéramos que, así como la bondad de Dios es su sabiduría por no haber
diferencia real, así también la espiración común es la paternidad. No se puede admitir eso. Por lo tanto, no hay cinco nociones.
Contra esto: parece que no son varias. Porque, así como el Padre no viene de nadie, de ahí la noción de innatibilidad, así también del Espíritu Santo no viene otra persona. Y por eso sería necesario aceptar una sexta noción.
 Además: Así como al Padre y al Hijo les es común el que de ellos proceda el Espíritu Santo, así también al Hijo y al Espíritu Santo les es común proceder del Padre. Por lo tanto, así como hay una noción común al Padre y al Hijo, así también debe haber una noción común al Hijo y al Espíritu Santo.
Respondo: Llamamos noción a la razón propia para conocer la persona divina.
Las personas divinas se multiplican según su origen. Al origen pertenece el de quién surge otro y el quién surge de otro. Según estos dos modos se puede conocer a la persona. Así, pues, la persona del Padre no puede ser conocida porque surja de otro, sino por no surgir de nadie. Y por eso a El le corresponde la noción de innatibilidad. Pero en cuanto que alguien procede de El, se conoce de dos maneras. Porque, en cuanto que el Hijo procede de El, se conoce la noción de paternidad. En cuanto que el Espíritu Santo procede de El, se conoce la noción de espiración común. Por su parte, el Hijo puede ser conocido en cuanto que nace de otro; esto es la filiación, y porque de El surge otro, el Espíritu Santo; y por eso es conocido del mismo modo que el Padre por la espiración común. Y el Espíritu Santo puede ser conocido por surgir de otro o de otros; esto es la procesión. Pero no puede ser conocido porque otro surja de El, ya que nadie surge de El. Así, pues, cinco son las nociones en Dios: Innatibilidad, paternidad, filiación, espiración común y procesión .
 De estas cinco, cuatro son relaciones; pues la innatibilidad no es relación más que por reducción, como se dirá más adelante (q.33 a.4 ad 3). Cuatro son sólo propiedades; pues la espiración común no es propiedad, ya que pertenece a dos personas. Y tres son nociones personales, esto es, constitutivas de personas: la paternidad, la filiación y la espiración; pues la espiración común y la innatibilidad son llamadas nociones de las personas, pero no personales, como luego quedará más claro (q.40 a.1 ad 1).
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Además de las cuatro relaciones hay que poner otra noción, como acabamos de decir.
£2£. En Dios la esencia se indica como una cosa determinada; lo mismo las personas; pero las nociones se indican como razones que dan a conocer a las personas. Por eso, aun cuando se diga que Dios, por la unidad de esencia, es uno; y por la trinidad de personas, trino; sin embargo, no es llamado quinario por las cinco nociones.
£3£. Como la sola oposición relativa provoca ya la pluralidad real en Dios, las varias propiedades de una persona, como no se oponen realmente entre sí, no se distinguen realmente. Como tampoco decimos que el atributo del poder sea atributo de la ciencia, aun cuando digamos que la ciencia es poder.
£4£. Como la persona conlleva dignidad, como se dijo anteriormente (q.29 a.3 ad
2), no puede admitirse ninguna noción del Espíritu Santo por el hecho de que ninguna persona surge de El. Pues esto no pertenece a su dignidad, como a la autoridad del Padre sí pertenece el no surgir de nadie.
£5£. El Hijo y el Espíritu Santo no coinciden en un especial modo de existir desde el Padre; como el Padre y el Hijo sí coinciden en un modo especial de producir ai Espíritu Santo. Lo que es principio de conocimiento, es necesario que sea algo especial. Así, pues, no hay paridad.

ARTíCULO 4 ¿Se puede o no opinar de forma distinta sobre las nociones?

 Objeciones por las que parece que no puede opinarse de forma distinta sobre las nociones:
£Objeciones: 1£. Dice Agustín en el I De Trin. que no hay materia en la que el error sea más peligroso como en lo referente a la Trinidad, a la que con certeza le pertenecen las nociones. Pero las opiniones contrarias no pueden darse sin error. Luego no está permitido opinar de forma distinta sobre las nociones.
£2£. Las personas, como se ha dicho (a. 2 y 3), son conocidas por las nociones.
 Pero sobre las personas no está permitido opinar de forma distinta. Luego tampoco sobre las nociones.
Contra esto: los artículos de fe no versan sobre las nociones. Luego sobre las nociones se puede pensar de ésta o de otra manera.
Respondo: De una doble manera algo es de fe. Una, directa; esto es, lo que principalmente se nos ha transmitido divinamente, como que Dios es uno y trino, el Hijo de Dios se encarnó, y otras realidades parecidas. Sobre esto, el opinar erróneo cae en la herejía, de modo especial si se añade a eso la pertinacia. Otra, indirecta; y comprende todo aquello de lo que se deduce algo contrario a la fe: como si alguien dijera que Samuel no era hijo de Elcaná, pues se deduciría que la divina Escritura es falsa. Sobre estas cosas alguien puede tener un opinar erróneo sin peligro de herejía antes de que se estime o determine que de tal opinión se concluye algo contrario a la fe, y, en especial, si no lo sostiene pertinazmente. Pero después de que resulte evidente que de tal opinión se concluye algo contrario a la fe, y sobre todo si lo ha determinado la Iglesia, el error se convierte en herejía. Por eso, muchas cosas son heréticas ahora, y antes no eran tenidas por tales porque ahora ha quedado mucho más evidente lo que escondían.
 Así, pues, con respecto a las nociones hay que decir que se puede opinar de forma distinta sin peligro de herejía, sin pretender sostener algo contrario a la fe. Pero si alguien opinase erróneamente sobre las nociones, derivándose de ello algo contrario a la fe, incurriría en la herejía.
 A las objeciones: Está incluida en lo dicho.

CUESTIÓN 33 Sobre la persona del Padre

 Corresponde ahora tratar sobre las Personas en especial. En primer lugar, la del Padre. Esta cuestión plantea y exige respuesta a cuatro problemas: 1. Al Padre, ¿le corresponde o no le corresponde ser Principio? 2. El nombre Padre, ¿expresa o no expresa propiamente a la persona del Padre? 3. En Dios, ¿por qué se dice antes Padre? ¿Por lo esencial o por lo personal? 4. ¿Es o no es propio del Padre ser ingénito?

ARTíCULO 1 Al Padre, ¿le corresponde o no le corresponde ser principio?

 Objeciones por las que parece que al Padre no puede llamársele principio del Hijo o del Espíritu Santo:
£Objeciones: 1£. Según el Filósofo, principio y causa son lo mismo. Pero no decimos que el Padre sea causa del Hijo. Luego tampoco debe decirse que sea su principio.
£2£. Se dice principio por su relación a lo iniciado. Así, pues, si el Padre es principio del Hijo, se sigue que el Hijo ha tenido principio; por lo tanto ha sido creado. Esto parece que es erróneo.
£3£. La palabra principio se fundamenta en la prioridad. Pero, como dice Atanasio, en Dios no hay ni antes ni después. Luego a Dios no le debemos aplicar la palabra principio.
Contra esto: está lo que dice Agustín en el IV De Trin.: El Padre es principio de toda la deidad.
Respondo: La palabra principio no indica más que aquello de lo que procede algo; pues a todo aquello de lo que procede algo, sea del modo que sea, lo llamamos principio. Y al revés. Por lo tanto, como el Padre es Aquel de quien procede otro, se sigue que el Padre es principio.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Los griegos utilizaron indistintamente los nombres causa y principio en su aplicación a Dios. Pero los doctores latinos sólo utilizaron el de principio, no el de causa. La razón de esto estriba en que principio es más general que causa, como causa es más general que elemento; pues el primer término, o también la primera parte de algo recibe el nombre de principio, pero no el de causa.
 Cuanto más general es un nombre, tanto más convenientemente se aplica a Dios, como ya se dijo (q.13 a. 11), porque los nombres, cuanto más concretos son, tanto más convenientemente determinan el modo de ser de la criatura. Por
eso, el nombre causa parece indicar diversidad sustancial y dependencia de otro por parte de alguien; cosa que no sucede con el principio. Pues en todos los géneros de causa, siempre se encuentra por alguna perfección o virtud la distancia entre la causa y lo causado. Pero principio lo utilizamos también en aquellas cosas que no mantienen diferencias de este tipo, sino sólo cierto orden.
 Por ejemplo, cuando decimos que el punto es principio de la línea, o también cuando decimos que la primera parte de la línea es principio de la línea.
£2£. Ciertamente encontramos que los griegos dicen que el Hijo y el Espíritu Santo tienen inicio. Pero no es éste el uso de principio que hacen nuestros doctores . Porque, aun cuando atribuyamos al Padre alguna autoridad por razón del principio, sin embargo, ni al Hijo ni al Espíritu Santo les atribuimos ningún tipo de subordinación o empequeñecimiento que pueda dar pie al error. Sobre esto dice Hilario en el IX De Trin.: Por conceder autoridad, el Padre es mayor; pero el Hijo, a Quien le concede su mismo ser, no es menor.
£3£. Aun cuando la palabra principio originariamente tenga sentido de prioridad; sin embargo, no indica prioridad, sino origen. Pues, como dijimos (q.13 a.2 ad 3; a.8), no es lo mismo el sentido original de un nombre que el sentido que se le da al aplicarlo.

ARTíCULO 2 Padre, ¿es o no es propiamente el nombre de la persona divina?

 Objeciones por las que parece que Padre no es propiamente nombre de la persona divina:
£Objeciones: 1£. Padre indica relación. Y la Persona es sustancia individual. Por lo tanto, Padre no indica propiamente persona.
£2£. El que engendra es una expresión más extendida que padre; pues rodo padre engendra, pero no todo el que engendra es padre. Pero, como dijimos (a.1 ad 1), el nombre general propiamente es el más aplicable a Dios. Luego a la persona divina le será más propio el nombre de el que engendra o progenitor que el de padre.
£3£. Nada metafórico puede ser el nombre propio de alguien. Pero la Palabra es llamada metafóricamente por nosotros engendro o prole. Consecuentemente, aquel de quien surge la Palabra, metafóricamente es llamado Padre. Por lo tanto, en Dios el principio de la Palabra no puede ser llamado propiamente Padre.
£4£. Todo lo que se dice de Dios propiamente, antes se dice de Dios que de las criaturas. Pero parece que la generación se dice antes de las criaturas que de Dios. Pues parece que en las criaturas es más verdadera la generación, ya que alguien procede de otro distinto y no sólo por relación, sino también por esencia. Por lo tanto, el nombre Padre, vinculado a generación, no parece ser el nombre propio de ninguna persona divina.
Contra esto: está lo que se dice en el (Ps 88,27): El me invocó: Tú eres mi Padre.
Respondo: El nombre propio de cualquier persona indica aquello por lo que aquella persona se distingue de todas las demás. Pues, así como a la razón de hombre pertenece el tener alma y cuerpo, así también al concepto de este hombre pertenece el tener esta alma y este cuerpo, según se dice en VII Metaphys. Con estas propiedades, este hombre se distingue de todos los demás. Y aquello por lo que se distingue la persona del Padre de las demás es la paternidad. Por eso, el nombre propio de la persona del Padre es el de Padre, que indica paternidad.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Para nosotros la relación no es persona subsistente. Por eso, para nosotros, Padre no significa persona, sino relación personal. Pero no es así en Dios; de ahí que algunos opinaran erróneamente. Pues en Dios la relación indicada con el nombre Padre es persona subsistente. Ya se dijo (q.24 a.4) que en Dios persona significa relación subsistente en la naturaleza divina.
£2£. Según el Filósofo en II De Anima, la denominación de algo debe hacerse sobre todo partiendo de la perfección y del fin. La generación significa algo que se está haciendo; pero la paternidad significa la generación acabada ya. Por eso, es mucho más adecuado Padre como nombre de la persona divina que los de El que engendra o progenitor.
£3£. La palabra no es algo subsistente en la naturaleza humana; por eso no puede ser llama- da propiamente engendrada o hija. Pero la Palabra de Dios es algo subsistente en la naturaleza divina. Por eso, su nombre propio y no metafórico es el de Hijo; y el de su principio, Padre.
£4£. Generación y paternidad, asi como otros nombres que son dados a Dios propiamente, antes corresponden a Dios que a las criaturas, en cuanto a lo significado, no en cuanto al modo de significar. Por eso dice el Apóstol en (Ep 3,14s.: Doblo mi rodilla ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra. Esto es así porque resulta evidente que la generación se especifica por el término, que es la forma engendrada. Cuanto más cerca esté ésta de la forma del que engendra, más auténtica y perfecta será. Al igual que la generación unívoca es más perfecta que la no unívoca, pues al que engendra le corresponde engendrar algo semejante a sí mismo según la forma. De ahí que, como en la generación divina, progenitor y engendrado tienen numéricamente la misma forma, y en las cosas creadas lo idéntico es la especie, pero no el número, resulta claro que la generación y, consecuentemente, la paternidad, antes está en Dios que en las criaturas. Y como en Dios la distinción entre progenitor y engendrado es sólo de relación, resulta claro que son auténticas la generación y la paternidad.

ARTíCULO 3 Padre, ¿se dice o no se dice de Dios antes de nada en sentido personal?

 Objeciones por las que parece que Padre no se dice antes de nada en Dios en sentido personal:
£Objeciones: 1£. En el orden intelectual lo común es anterior a lo propio. Pero el nombre Padre tomado personalmente es el nombre propio de la persona del Padre. Tomado esencialmente es común a toda la Trinidad, pues a toda la Trinidad la llamamos Padre nuestro. Por lo tanto, antes se dice Padre en sentido esencial que en sentido personal.
£2£. A lo que pertenece al mismo concepto no se le aplica el antes y el después.
 Pero la paternidad y la filiación parecen entrar en el mismo concepto en cuanto que la Persona divina es el Padre del Hijo, y en cuanto que toda la Trinidad es Padre nuestro o de la criatura. Basilio dice que recibir es común a la criatura y al Hijo. Por lo tanto, en Dios Padre no se dice antes en sentido esencial que en sentido personal.
£3£. Entre lo que no se dice bajo una misma razón, no puede haber comparación.
 Pero el Hijo es comparado a la criatura en razón de la filiación o generación, según aquello de Col 1,15: El que es imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura. Por lo tanto, en Dios paternidad no se dice antes en sentido personal que esencial; sino que se dice bajo la misma razón.

Contra esto: está el hecho de que lo eterno es anterior a lo temporal. Desde la eternidad Dios es Padre del Hijo; y desde el tiempo es Padre de la criatura. Por lo tanto, en Dios paternidad se dice antes con respecto al Hijo que a la criatura.
Respondo: El nombre se da antes con respecto a aquello en lo que se salva perfectamente toda la razón de ser de dicho nombre, que con respecto a aquello en lo que se salva en cierto modo. Pues que algo se salva en cierto modo se dice por la semejanza que mantiene con aquello en lo que se salva totalmente, pues todo lo imperfecto tiene referencia a lo perfecto. Ejemplo: León se dice antes del animal en el que está todo lo que significa león, por lo que es llamado propiamente león, que del hombre en el que se encuentra algo de lo propio del león, como puede ser la audacia, o la fuerza, o algo parecido. Y se dice esto por semejanza.
 Por todo lo dicho (q.27 a.2; q.28 a.4), resulta evidente que la razón perfecta de paternidad y de filiación se encuentra en Dios Padre y en Dios Hijo; porque al Padre y al Hijo les es común la naturaleza y la gloria. Pero en la criatura, la filiación respecto de Dios no contiene toda la razón de filiación, puesto que no es idéntica la naturaleza del Creador y la de la criatura. Se dice filiación por alguna semejanza; la cual, de ser más perfecta, más cerca estaría de la razón de filiación. Pues se dice que Dios es Padre de alguna criatura, porque ha dejado alguna huella de semejanza sólo, incluso en las criaturas irracionales.
 Dice (Jb 38,28): ¿Quién es el Padre de la lluvia? O las gotas de rocío, ¿quién las engendró? Por otra parte, de las criaturas racionales se dice que El ha puesto la imagen de semejanza. Dice (Dt 32,6): ¿Acaso no es El mismo Tu Padre que te poseyó, te hizo y te creó? De otras criaturas El es Padre por la semejanza de la gracia, por la que son llamados hijos adoptivos, en cuanto que están ordenados a heredar la gloria eterna como dispendio de la gracia. Dice (Rm 8,16)-17 El
mismo Espíritu nos testifica que somos hijos de Dios; y si somos hijos, también somos herederos. Y de otras criaturas es Padre por la semejanza de la gloria, en cuanto que ya poseen la herencia de la gloria. Dice (Rm 5,2): Nos gloriamos en la esperanza de la gloria de los hijos de Dios.
 Así, pues, queda claro que en Dios paternidad se dice antes por la relación de la Persona a la Persona que por la relación de Dios a las criaturas.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Los nombres comunes absolutos, según nuestro modo de entender, son anteriores a los propios; porque quedan incluidos en el concepto de los propios, pero no al revés. En el concepto de persona del Padre se incluye el concepto de Dios, pero no al revés. Pero los nombres comunes relacionados con las criaturas son aplicados después de los nombres propios que conllevan relaciones personales. Porque la persona que procede de Dios procede como principio de producción de las criaturas. Pues, así como la palabra concebida en la mente del artista, se entiende que procede del artista antes que la obra artística que se hace a semejanza de la palabra concebida en la mente; así también el Hijo procede del Padre antes que la criatura, a la que se le aplica la filiación por participar de la semejanza del Hijo. Es esto lo que incluye aquello de (Rm 8,29): A los que de antemano conoció, y predestinó a ser hechos según la imagen de su Hijo.
£2£. Se dice que recibir es común a la criatura y al Hijo, pero no unívocamente, sino por cierta semejanza remota con aquel de quien se dice primogénito de toda criatura. Por eso, el texto de aquella autoridad que hemos aducido, añade: Para que sea el primogénito de muchos hermanos, después de haber dicho Ser hechos conformes a la imagen del Hijo de Dios. Pero el Hijo de Dios tiene por naturaleza algo que no tienen los demás: Tiene por naturaleza lo que recibe, como indica el mismo Basilio. Y por eso es llamado unigénito. Dice (Jn 1,18): El Unigénito, que está en el seno del Padre, El mismo nos lo relató.
£3£. En lo dicho está incluida la respuesta.

ARTíCULO 4 Ser ingénito, ¿es o no es propio del Padre?

 Objeciones por las que parece que ser ingénito no es propio del Padre:
£Objeciones: 1£. Toda propiedad pone algo en aquel de quien es propiedad. Pero ser ingénito no pone nada en el Padre, tan sólo lo excluye. Luego no indica una propiedad del Padre.
£2£. Ingénito se dice en sentido privativo o negativo. Si es en sentido negativo, entonces lo que no es engendrado puede ser llamado ingénito. Pero el Espíritu Santo no es engendrado; tampoco lo es la esencia divina. Por lo tanto, también les corresponde el ser ingénito. No siendo sólo propio del Padre. Y si se toma en sentido privativo, como toda privación indica imperfección en quien es privado, se concluye que la Persona del Padre es imperfecta. Esto es imposible.
£3£. Ingénito en Dios no indica relación porque no se dice relativamente, por lo tanto, indica la sustancia. Así, pues, ingénito y engendrado se diferencian sustancialmente. No obstante, el Hijo, que es engendrado, no se distingue sustancialmente del Padre. Luego el Padre no puede ser llamado ingénito.
£4£. Propio es lo que corresponde a uno sólo. Pero como son varios los que en Dios proceden de otro, parece que nada impide que sean varios los que no proceden de otro. Por lo tanto, no es propio del Padre ser ingénito.
£5£. Asi como el Padre es principio de la persona engendrada, así también lo es de la forma que procede. Por lo tanto, si por la oposición que tiene guarda con la persona engendrada, se dice que es propio del Padre ser ingénito, por lo mismo habría que decir que le es propio ser improcesionable.
Contra esto: está lo que dice Hilario en el IV De Trin.: Uno viene del uno -esto es, el engendrado del ingénito--, debido a la propiedad de innatibilidad de uno y de origen del otro.
Respondo: Así como en las criaturas se encuentra el principio primero y el segundo, así también en las personas divinas, en las que no hay antes ni después, se encuentra el principio del no principio, el Padre; y el principio del principio, el Hijo. En las cosas creadas el primer principio es conocido de dos maneras. 1) Una, en cuanto es principio primero por la relación que tiene con lo que existe por él; 2) Otra, en cuanto que es principio primero porque no existe por otro. Así, pues, el Padre es conocido en su paternidad y común espiración, respecto de las personas que proceden de El. En cuanto es principio del no principio, es conocido por no provenir de otro. Y esto pertenece a la propiedad de la innatibilidad, que es lo que significa ingénito.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Algunos dicen que la innatibilidad, indicada con la palabra ingénito, en cuanto propiedad del Padre, no se dice sólo en sentido negativo, sino que conlleva a un tiempo dos aspectos, esto es, el Padre como no proveniente de nadie, y el Padre como principio de los otros; o que expresa autoridad universal; o que es la plenitud fontal.
 Pero parece que esto no es correcto, porque, de ser así, la innatibilidad no sería una propiedad distinta de la paternidad y de la espiración, sino que las incluiría como lo propio está incluido en lo común; pues fontalidad y autoridad en Dios no significan más que el principio de origen. Y, así, hay que decir, según Agustín en el V De Trin., ingénito implica negación de generación pasiva; pues decir ingénito equivale a decir no Hijo. Pero tampoco se sigue de esto que no deba ponerse ingénito como noción propia del Padre, puesto que lo primario y simple se da a conocer mediante negaciones; como decimos que el punto es aquello que no tiene partes.
£2£. Ingénito a veces es tomado sólo en sentido negativo. En este sentido, Jerónimo dice que el Espíritu Santo es ingénito, es decir, no engendrado.
Ingénito puede decirse también en sentido privativo, y, sin embargo, no implica imperfección. Pues la privación tiene múltiples acepciones. 1) Una, cuando alguien no tiene lo que por nacer le corresponde tener de otro, aunque no se
exija tenerlo. Ejemplo: Una piedra es llamada cosa muerta porque no tiene la vida que otros seres tienen. 2) Otra, cuando alguien no tiene lo que por nacer le corresponde tener de alguien de su género. Ejemplo: Llamar ciego al topo. 3) Otra, cuando no se tiene lo que por nacer se debe tener. En este sentido la privación implica imperfección. No es en este sentido privativo en el que se dice que el Padre es ingénito, sino en el segundo sentido de privación, esto es, en cuanto que algún supuesto de la naturaleza divina no es engendrado, mientras que ser engendrado le corresponde a otro supuesto de la misma naturaleza divina.
 Según esto, ingénito se puede decir también del Espíritu Santo. Por eso, al aplicarlo como algo propio sólo del Padre, en la palabra ingénito hay que entender además que le corresponde a aquella persona divina que es principio de otra persona; para que así se comprenda que implica negación en el género del principio cuando se aplica a Dios en sentido personal. O para que en la palabra ingénito se comprenda que no procede en absoluto de otro, y no sólo que no proceda de otro por generación. Pues, así entendido, al Espíritu Santo no le corresponde el ser ingénito, pues existe como persona subsistente por otro mediante procesión; ni tampoco le corres- ponde a la esencia divina, de la que se puede decir que está en el Hijo o en el Espíritu Santo por otro, esto es, el Padre.
£3£. Según el Damasceno, ingénito significa lo mismo que increado, en un sentido: el sustancial. Y en esto se diferencia la sustancia creada de la increada.
 En otro sentido significa lo que no es engendrado. Y esto último es relativo, en el sentido de que la negación se reduce al género de la afirmación, como no hombre relativo al género de la sustancia, y no blanco relativo al género de la cualidad. Por eso, como engendrado supone relación en Dios, ingénito también la implicará. Es así como no puede deducirse que el Padre ingénito se distinga del Hijo engendrado sustancialmente; sino que sólo hay distinción de relación, esto es, en cuanto que la relación filial no se da en el Padre.
£4£. Así como en cualquier género es necesario poner un primero, así también en la naturaleza divina es necesario poner un principio que no provenga de otro.
 Esto es ser ingénito. Así, pues, poner dos ingénitos es poner dos dioses y dos naturalezas divinas. Por eso dice Hilario en el libro De Synodis: Como hay un solo Dios, no puede haber dos ingénitos. Y esto es así principalmente porque, de haber dos ingénitos, uno no procedería de otro; y no se distinguirían por su oposición relativa; sería necesario que se distinguieran por diversidad de naturaleza.
£5£. La propiedad del Padre, por no provenir de otro, se da a entender más excluyéndole el nacimiento del Hijo que excluyéndole la procesión del Espíritu Santo. Porque la procesión del Espíritu Santo, como ya dijimos (q.27 a.4 ad 3), no tiene un nombre especial. O porque en el orden de la naturaleza presupone la generación del Hijo. Por eso, excluido del Padre el hecho de ser engendrado, sin embargo, como es principio de generación, se concluye que no procede de la procesión del Espíritu Santo; porque el Espíritu Santo no es principio de generación, sino proveniente del engendrado.

Suma Teológica I Qu.32 a.2