Suma Teológica I Qu.97

CUESTIÓN 97 Sobre el estado del primer hombre. La conservación del individuo

 Ahora hay que tratar lo referente al estado del primer hombre en su aspecto corporal. Primero, en cuanto a la conservación del individuo; segundo, en cuanto a la conservación de la especie.
La cuestión referente a la conservación del individuo plantea y exige respuesta a cuatro problemas: 1. El hombre, en estado de inocencia, ¿sería o no sería inmortal? 2. ¿E impasible? 3. ¿Necesitaría o no necesitaría alimentos? 4. Por el árbol de la vida, ¿se alcanzaba o no se alcanzaba la inmortalidad?

ARTíCULO 1 El hombre en estado de inocencia, ¿sería o no sería inmortal?

 Objeciones por las que parece que el hombre en estado de inocencia no era inmortal:
£Objeciones: 1£. Mortal entra en la definición de hombre. Anulada la definición, anulado lo definido. Por lo tanto, si existía el hombre, no podía ser inmortal.
£2£. Lo corruptible y lo incorruptible difieren en género, como se dice en X Metaphys. Entre lo que difiere genéricamente no cabe el intercambio. Por tanto, si el primer hombre era incorruptible, no podía ser ahora corruptible.
£3£. La inmortalidad en aquel estado lo sería por naturaleza o por gracia. No podía serlo por naturaleza, pues permaneciendo ésta específicamente idéntica, también ahora sería inmortal. Tampoco por gracia, pues ésta la recuperó el primer hombre por el arrepentimiento, según aquello de (): Le salvó de su caída. Con la gracia habría recuperado también la inmortalidad. Por lo tanto, el primer hombre no era inmortal en el estado de inocencia.
£4£. La inmortalidad nos es prometida como premio, según aquello del (Ap 21,4): La muerte no existirá más. Ahora bien, el hombre no fue creado en estado de premio, sino para merecer el premio. Por lo tanto, el hombre no era inmortal en el estado de inocencia.
Contra esto: está lo que se dice en (Rm 5,12): Por el pecado entró la muerte en el mundo. Por lo tanto, antes el hombre era inmortal.
Respondo: La incorruptibilidad tiene un triple sentido. 1) Uno, referido a la materia, y entonces es incorruptible aquello que, o no tiene materia, como el ángel, o la tiene como potencia para una sola forma, como los cuerpos celestes.
 Ambos son por naturaleza incorruptibles. 2) Otro, referido a la forma, y
entonces es una disposición que impide la corrupción en algo por naturaleza corruptible. Esto se llama incorruptible según la gloria; porque, como dice Agustín en su carta Ad Dioscorum: Dios hizo al alma de tal vigor natural, que su bienaventuranza se vierte en el cuerpo como plenitud de salud o don de incorrupción. 3) El tercer sentido se toma de la causa eficiente. Este, es el modo como el hombre era incorruptible e inmortal en el estado de inocencia, pues, como dice Agustín en el libro De quaest. Vet. et Nov.. Test.: Dios dotó al hombre de inmortalidad mientras no pecase, para que él mismo se diese la vida o la muerte. En efecto, su cuerpo no era incorruptible por virtud propia, sino por una fuerza sobrenatural impresa en el alma que preservaba el cuerpo de corrupción mientras estuviese unida a Dios. Esto fue razonablemente otorgado.
 Pues, porque el alma racional supera la proporción de la materia corporal, como dijimos (q.76 a.1), era necesario que desde el principio le fuese dada una virtud por la que pudiese conservar el cuerpo por encima de la naturaleza material corporal.
£Soluciones: 1£.
£2£.
 A las objeciones: 1-2. Son viables en cuanto a lo que es incorruptible e inmortal por naturaleza.
£3£. La virtud de preservar el cuerpo de corrupción no era natural al alma, sino un don de la gracia. Aun cuando recuperara la gracia por la remisión de la culpa y para el merecimiento de la gloria, no así para el efecto de la inmortalidad. Esto se reservaba a Cristo, quien repararía sobreabundantemente los defectos de la naturaleza, como veremos más adelante (3 q.14 a.4 ad 1).
£4£. No es lo mismo la inmortalidad de la gloria prometida como premio y la inmortalidad conferida al hombre en estado de inocencia.

ARTíCULO 2 El hombre en estado de inocencia, ¿fue o no fue pasible?

 Objeciones por las que parece que el hombre en estado de inocencia no era pasible:
£Objeciones: 1£. Sentir es un cierto recibir. El hombre en el estado de inocencia era sensible.
 Por lo tanto, también era pasible.
£2£. El sueño es un cierto recibir. Pero en el estado de inocencia, el hombre dormía, como se dice en (Gn 2,21): Dios infundió en Adán un profundo sueño.
 Por lo tanto, era pasible.
£3£. En el mismo texto se añade: Cogió una de sus costillas. Por lo tanto, al menos en lo extirpado, fue pasible.
£4£. El cuerpo del hombre era blando. Por lo tanto, pasivo con respecto a lo duro, que, al chocar con su cuerpo, lo alteraría. Por lo tanto, el primer hombre fue pasible.
Contra esto: está el hecho de que, de ser pasible, sería también corruptible, ya
que la pasión excesivamente intensa destruye la sustancia.
Respondo: La pasión se toma en un doble sentido. 1) Uno, propio, cuando algo es sacado de su disposición natural. La pasión es efecto de una acción, y los seres naturales contrarios actúan y son actuados recíprocamente, pues unos sacan a los otros de su disposición natural. 2) Otro, más corriente. Así, pasión es cualquier muta- ción, incluso la que perfecciona la naturaleza. En este sentido, sentir y entender son un cierto padecer .
 En este segundo sentido, el hombre, en el primer estado, era pasible en su alma y en su cuerpo; mientras que en el primer sentido de pasión era impasible en el alma y en cuerpo, como también era inmortal; por lo cual hubiera podido librarse de toda pasión, incluso de la muerte, si se hubiera mantenido sin pecado.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Está incluida en lo dicho, pues el sentir y el dormir no cambian una disposición natural del hombre, sino que se ordenan al bien de la naturaleza.
£3£. La costilla de Adán, como dijimos anteriormente (q.92 a.3 ad 2), le fue dada como principio del género humano; al igual que el semen lo tiene el hombre por ser principio generativo. Y así como la pérdida del semen no es una alteración que destruya una disposición natural, así tampoco la separación de aquella costilla.
£4£. En parte la propia razón, dictando qué es perjudicial; y en parte la divina Providencia, que lo defendía de todo lo imprevisto que le pudiera sobrevenir, preservaban al cuerpo del hombre en el estado de inocencia de toda lesión que le pudiera producir algo duro.

ARTíCULO 3 El hombre en estado de inocencia, ¿necesitaba o no necesitaba alimentos?

 Objeciones por las que parece que el hombre en estado de inocencia no necesitaba alimentos:
£Objeciones: 1£. El alimento se necesita para reparar lo perdido. Pero, al parecer, en el cuerpo de Adán no había desgaste, pues era incorruptible. Por lo tanto, no necesitaba alimentos.
£2£. La comida es necesaria para nutrirse. Pero la nutrición implica alteración. Por lo tanto, como el cuerpo del hombre era impasible, no parece que tuviese necesidad de alimento.
£3£. Se dice que el alimento nos es necesario para la conservación de la vida.
 Pero a Adán le bastaba no pecar para conservar la vida. Por lo tanto, no necesitaba alimentos.
£4£. Alimentarse conlleva la evacuación de residuos, cosa incompatible con la
dignidad de aquel primer estado. Por lo tanto, el hombre en el primer estado no se alimentaba.
Contra esto: está lo que se dice en (Gn 2,16): Puedes comer de todo árbol del paraíso.
Respondo: El hombre en el estado de inocencia tenía vida vegetativa, que
requeriría alimentos. Sin embargo, después de la resurrección su vida será espiritual y no los necesitará. Para demostrarlo, hay que tener presente que el alma racional es alma y espíritu. Se dice que es alma por lo que tiene de común con la de los animales: dar vida al cuerpo. Por eso se dice en (Gn 2,7): Así fue el hombre ser animado. Esto es, con cuerpo dotado de vida. Pero es también espíritu por lo que tiene de propio y no común con los demás animales, esto es, su potencia intelectiva inmaterial.
 Así, pues, en el primer estado, el alma racional comunicaba al cuerpo lo que le era común; así, el cuerpo es llamado animal, esto es, en cuanto que tiene la vida por el alma. El primer principio de vida en los seres inferiores es el alma vegetativa, como se dice en el libro De anima, a la que le compete alimentarse, engendrar y desarrollarse. Por lo tanto, estas cosas se daban en el hombre en el primer estado. Pero en el último estado, después de la resurrección, el alma hará que redunde en el cuerpo lo que le es peculiar como espíritu: la inmortalidad en todos; la impasibilidad, la gloria y la virtud en los buenos, cuyos cuerpos serán llamados espirituales (cf. (1Co 15,44).
 Después de la resurrección, por lo tanto, los hombres no necesitarán alimentarse; pero en el estado de inocencia, sí lo necesitaban.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Dice Agustín en De quaest. Vet. et Nov. Test.: .¿Cómo podía ser inmortal lo que necesitaba alimentarse? Pues lo inmortal no come ni bebe. Ya dijimos (a.1) que la inmortalidad del primer hombre en aquel primer estado estaba sobreañadida como fuerza sobrenatural, y no como disposición inherente al cuerpo. Así, el calor podría consumir parte de la humedad de aquel cuerpo; y para que no se consumiera totalmente era necesario suplirla alimentándose.
£2£. En la nutrición hay una cierta pasión o alteración por parte del alimento al convertirse en sustancia del que lo toma. Pero de aquí no se deduce que el cuerpo del hombre fuera pasible, sino que lo era el alimento. Aun cuando tal pasión fuera para perfección de la naturaleza.
£3£. Si el hombre no se alimentara, pecaría, como pecó tomando el alimento prohibido. Pues en un mismo mandato recibió la orden de alimentarse de todo árbol del Paraíso y de abstenerse del de la ciencia del bien y del mal.
£4£. Algunos opinan que el hombre en el estado de inocencia sólo tomaba el alimento necesario, por lo cual no le sobraba nada. Pero parece poco razonable que en la comida no hubiera nada, ni siquiera algún poso indigerible. Era necesario echar los residuos. Pero incluso esto estaba divinamente dispuesto, de forma que no resultaba indecente.

ARTíCULO 4 El hombre en estado de inocencia, ¿hubiera o no hubiera alcanzado la inmortalidad por el árbol de la vida?

 Objeciones por las que parece que el árbol de la vida no podía ser causa de inmortalidad:
£Objeciones: 1£. Nada puede producir un efecto que exceda su causa. Ahora bien, el árbol de la vida era corruptible, como lo muestra su virtud de alimentar, que es una mutación sustancial, como dijimos (a.3 ad 2). Por lo tanto, no podía causar la incorruptibilidad.
£2£. Los efectos causados por las potencias vegetativas o de cualquier otro ser natural, son naturales. Por lo tanto, si el árbol de la vida causase la inmortalidad, ésta sería natural.
£3£. Esto renueva las antiguas fábulas, ridiculizadas por el Filósofo en III Metaphys., que atribuían la inmortalidad de los dioses a que comían cierto alimento.
Contra esto: está lo que se dice en (Gn 3,22): No vaya ahora a poner su mano en el árbol de la vida y, comiendo de él, viva para siempre.
Más aún. Agustín, en Quaest. Vet. et Nov. Test., dice: El comer del árbol de la vida apartaba la corrupción del cuerpo. Incluso después del pecado hubiera podido ser incorruptible, si se le hubiera permitido volver a comer de él.
Respondo: El árbol de la vida causaba tan sólo la inmortalidad en una cierta manera, no absolutamente. Para demostrarlo hay que tener presente que el hombre tenía dos remedios contra los dos siguientes defectos. El primero, la pérdida de humedad por efecto del calor natural, instrumento del alma. Esto lo remediaba el hombre comiendo de los otros árboles del Paraíso, del mismo modo que ahora nosotros nos alimentamos comiendo.
 El segundo se debe a que, como dice el Filósofo en I De generat., cuando se añade algo extraño a una cosa húmeda, ésta pierde parte de su virtud activa.
 Ejemplo: El agua añadida al vino toma el sabor de éste. Pero si la cantidad aumenta, disminuye la fuerza del vino y acaba por aguarse. Así, pues, vemos que, en un principio, la fuerza activa de la especie es tan vigorosa, que no sólo transforma el alimento necesario para restaurar las fuerzas perdidas, sino también para el crecimiento.
 Después, el alimento sumido sólo da para restaurar las fuerzas perdidas; finalmente, en la vejez, ni siquiera para esto, llegando así la decrepitud y la disolución natural del cuerpo. Contra este defecto se fortalecía el hombre con el árbol de la vida, que robustecía el vigor de la especie contra el desgaste originado por mezcla de cosas extrañas. Por eso, Agustín, en XIV De Civ. Dei, dice: Tenía a mano la comida, para que no tuviese hambre; la bebida, para que no tuviese sed; y el árbol de la vida para que no le aniquilara la vejez. Y en el libro De quaest. Vet. et Nov. Test. dice: El árbol de la vida infundía la incorrupción a los hombres como una medicina.
 Pero esta inmortalidad no era absoluta, pues la virtud que redundaba del alma en el cuerpo no provenía del árbol de la vida, ni éste podía dar al cuerpo una inmortalidad perpetua. La virtud de cualquier cuerpo es finita; por eso, la virtud
del árbol de la vida no podía hacer durar al cuerpo infinitamente en el tiempo,
sino sólo determinado tiempo. Es evidente que, cuanto mayor es la virtud de algo, más perdurable es su efecto. Por lo tanto, si la virtud del árbol de la vida era finita, su gusto preservaba de la corrupción por un cierto tiempo. Acabado este tiempo, o el hombre hubiera sido trasladado a una vida espiritual, o de nuevo hubiese necesitado comer del árbol de la vida.
 A las objeciones: Está incluida en lo dicho, pues de las primeras objeciones se concluye que no causaba la absoluta incorruptibilidad; y de las otras, que la causaba impidiendo la corrupción del modo como acabamos de explicar (sol.).

CUESTIÓN 98 Sobre el estado del primer hombre. La conservación de la especie

 Ahora hay que tratar lo referente a la conservación de la especie. Primero, la misma generación; segundo, la condición de la prole. La cuestión sobre el primer aspecto indicado, plantea y exige respuesta a dos problemas: 1. En el estado de inocencia, ¿habría habido, o no, generación? 2. ¿Habría habido, o no, generación por coito?

ARTíCULO 1 En el estado de inocencia, ¿habría habido, o no, generación?

 Objeciones por las que parece que en el estado de inocencia no habría habido generación:
£Objeciones: 1£. Se dice en V Physic.: La generación es contraria a la corrupción. Lo contrario lo es sobre lo mismo. En el estado de inocencia no habría habido corrupción. Por lo tanto, tampoco generación.
£2£. La generación está ordenada a conservar en la especie lo que individualmente no puede conservarse. Así, en los seres eternos no hay generación. Pero en el estado de inocencia el hombre hubiese vivido perpetuamente. Por lo tanto, en el estado de inocencia no hacía falta generación.
£3£. Por la generación se multiplican los hombres. Multiplicados los dueños, es necesario dividir las posesiones para distinguir lo que es propio de cada uno. Por lo tanto, habiendo sido constituido el hombre como señor de los animales, una vez multiplicados los hombres, se seguiría la división del dominio. Pero esto parece ir en contra del derecho natural por el que todas las cosas son comunes, como dice Isidoro. Por lo tanto, en el estado de inocencia no habría generación.
Contra esto: está lo que se dice en (Gn 1,28): Creced, multiplicaos, llenad la tierra. Esta multiplicación no puede hacerse más que por generación, supuesto que en un principio sólo fueran creados dos. Por lo tanto, en el primer estado habría generación.
Respondo: En el estado de inocencia habría generación que multiplicase los hombres. De no ser así, el pecado del hombre hubiera sido muy necesario como medio para alcanzar un gran bien. Hay que tener en cuenta que el hombre, por naturaleza, es algo intermedio entre lo corruptible y lo incorruptible, ya que su alma, por naturaleza, es incorruptible, y el cuerpo corruptible. La naturaleza tiende siempre a lo que continuamente es algo esencial a ella. Pero a lo que
sólo tiende durante cierto tiempo no es algo primario en la naturaleza sino subordinado a otro. En caso contrario, su desaparición supondría la desaparición de la intención de la naturaleza. Y porque en los seres corruptibles sólo la especie perdura siempre y continuamente, en éstos el bien de la especie, a cuya conservación se ordena la generación, es el fin principal de la naturaleza. Por el contrario, las sustancias incorruptibles permanecen siempre específica e individualmente. Por lo cual, en ellas, la conservación de los individuos constituye también el fin principal de la naturaleza.
 Así, pues, al hombre le corresponde la generación en su parte corporal, que, en cuanto tal, es corruptible. Por parte del alma, que es incorruptible, corresponde a su naturaleza --o mejor, al Autor de la naturaleza, único creador de las almasel intento de multiplicar los individuos. Así, estableció la generación, incluso en el estado de inocencia, para multiplicar el género humano.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. El cuerpo del hombre en el estado de inocencia era corruptible. El alma lo preservaba de la corrupción. Por lo tanto, al hombre no había por qué quitarle la generación, propia de lo que es corruptible.
£2£. Aun cuando la generación en el estado de inocencia no tuviera por fin la conservación de la especie, tendría la multiplicación del individuo.
£3£. En nuestro estado, al aumentar los dueños se dividen las posesiones, pues la comunidad de posesión origina la discordia, como dice el Filósofo en II Politic.
 Pero en el estado de inocencia estaban de tal modo armonizadas las voluntades de los hombres, que cada uno hubiese tomado del bien común lo que le correspondía sin peligro alguno de discordia. Y esto tam- bién se puede ver ahora entre hombres honestos.

ARTíCULO 2 En el estado de inocencia, ¿habría habido, o no, generación por coito?

 Objeciones por las que parece que en el estado de inocencia no habría habido generación por coito:
£Objeciones: 1£. El Damasceno pinta al primer hombre en el Paraíso como otro ángel. Pero en el estado futuro de la resurrección, cuando los hombres serán semejantes a los ángeles, ni se casarán ni se darán en casamiento, como se dice en (Mt 22,30).
 Por lo tanto, tampoco en el Paraíso habría habido generación por coito.

£2£. Los primeros padres fueron creados en edad adulta. Así, pues, si la generación antes del pecado hubiera sido por coito, hubiesen estado unidos carnalmente en el Paraíso. Esto es falso, por la misma Escritura (Gn 4,1).
£3£. Debido al alto grado de placer que hay en este acto, el hombre es comparado a los animales; por eso se alaba la continencia. Pero el hombre es comparado a los animales por el pecado, según aquello del (Ps 48,21): El hombre, aun puesto en suma dignidad, no entiende. Es semejante a los animales. Por lo tanto, antes del pecado no habría habido unión carnal del hombre y la mujer.
£4£. En el estado de inocencia no había corrupción. Por el coito se corrompe la integridad virginal. Por lo tanto, el coito no habría existido en el estado de inocencia.
Contra esto: está el hecho de que Dios antes del pecado hizo al hombre y a la mujer, como se dice en (Gn 1,27 Gn 2,22). Dios no hace nada en vano. Por lo tan- to, si el hombre no hubiese pecado, también habría habido coito al que se ordena la diferencia de sexos, Más aún. En (Gn 2,18-20) se dice que la mujer ha sido creada para ayuda del varón, Y no podría serlo más que para la generación, porque para cualquier otra cosa le sería más útil la ayuda de un hombre que la de la mujer. Por lo tanto, también en el estado de inocencia hubo generación por coito.
Respondo: Algunos antiguos doctores, atendiendo a la fealdad de concupiscencia que conlleva este acto en la vida terrena, dijeron que en el estado de inocencia no habría generación por coito. Por eso Gregorio de Nisa, en el libro titulado De Homine, dice que en el Paraíso el género humano se hubiese multiplicado sin unión carnal, como los ángeles se multiplicaron por obra del poder divino. Añade que Dios creó macho y hembra en el primer estado previendo el modo de generación que habría de darse después del pecado.
 Pero esto no es razonable. Lo que es natural en el hombre ni se le añade ni se le retira por el pecado. Como dijimos anteriormente (q.97 a.3), es evidente que el engendrar por coito es propio de la naturaleza animal del hombre, como lo es de los demás animales perfectos. Esto lo dejan al descubierto los miembros naturales destinados para tal efecto, que no hay por qué afirmar que no tuviesen su función propia antes del pecado, como la tenían los demás miembros.
 En el coito en el estado actual terreno hay dos aspectos. 1) Uno, propio, que es la unión del hombre y de la mujer para engendrar. En toda generación se requiere un principio activo y otro pasivo. Ya que en todos los seres con distinción de sexos el principio activo está en el macho y el pasivo en la hembra, la misma naturaleza exige la unión de ambos para engendrar. 2) El otro aspecto que se puede considerar es la deformidad de una concupiscencia desenfrenada, que no existiría en el estado de inocencia, por estar allí sometidas, las facultades inferiores a las superiores. Por eso Agustín, en XIV De Civ. Dei, dice: Lejos de nosotros sospechar que no pudieran engendrar sus hijos sin intervención libidinosa. Pero esos miembros, como los demás, se movían sometidos en todo a la voluntad: sin ardor, sin provocación, con el espíritu sosegado, con el cuerpo relajado.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. El hombre en el Paraíso se asemejaba a los ángeles en su inteligencia espiritual, pero tenía además un cuerpo material con vida animal. Sólo después de la resurrección el hombre será semejante al ángel en alma y en cuerpo. Por lo tanto, no hay paridad.
£2£. Como dice Agustín en IX Super Gn. ad litt., los primeros padres en el Paraíso no tuvieron unión sexual, porque después de ser formada la mujer fueron arrojados del Paraíso por su pecado; o también porque esperaban la fijación del tiempo para la unión, cuyo mandato general ya tenían.
£3£. Los animales carecen de razón. Y el hombre en el coito se compara a los animales en que no puede moderar el deleite del acto ni el impulso de la concupiscencia. Pero en el estado de inocencia no habría nada que no estuviese moderado según la recta razón, lo cual no quiere decir, como afirman algunos, que no hubiese deleite sensible, pues la intensidad de éste es tanto mayor cuanto lo es la condición natural y la sensibilidad corporal; sino que el apetito no produciría de un modo tan desordenado el deleite. Esto estaría regulado por la razón, la cual no lo disminuye, pero sí impide que el deleite esté sólo a merced de un inmoderado apetito. Entiendo por inmoderado lo que se escapa al control de la razón. Ejemplo: El sobrio no percibe un deleite menor que el goloso al comer moderadamente; pero su concupiscencia no se detiene en este deleite. Esto es lo que indican las palabras de Agustín, quien no excluye los placeres en el estado de inocencia, pero sí el ardor de la sensualidad y el desasosiego de ánimo. Por eso la continencia en el estado de inocencia no sería virtud, pues, si ahora se la alaba, no es como abstinencia, sino como liberación de una libido desordenada. Pero entonces la fecundación se hacía sin libido.
£4£. Dice Agustín en XIV De Civ. Dei: En aquel estado, la unión sexual no corrompería la integridad corporal. La introducción del semen en el útero podría hacerse sin romper el himen de la mujer, como tambien ahora la mujer, durante la menstruación, echa sangre sin corromper su integridad genital. Así, el parto no iría acompañado de gemidos dolorosos, sino por una relajación de las visceras femeninas. Tampoco impulsaría a concebir el apetito libidinoso, sino el uso voluntario de unir ambas naturalezas.

CUESTIÓN 99 Sobre la condición de la prole. El cuerpo

 Ahora hay que tratar lo referente a la condición de la prole. 1) El cuerpo; 2) la justicia; 3) la ciencia.
La cuestión referente al cuerpo plantea y exige respuesta a dos problemas: 1. En el estado de inocencia, los niños, nada más ser engendrados, ¿tenían o no tenían toda la perfección corporal en uso? 2. Todos los nacidos, ¿eran o no eran varones?

ARTíCULO 1 En el estado de inocencia, los niños, al nacer, ¿tenían o no tenían toda la perfección corporal en uso?

 Objeciones por las que parece que en el estado de inocencia los niños nada más nacer disponían ya del uso de todos sus miembros:
£Objeciones: 1£. Dice Agustín en el libro De Bapt. Parvul.: La debilidad corporal que vemos en los niños, es fiel reflejo de su debilidad mental. Pero en el estado de inocencia no habría debilidad mental. Por lo tanto, tampoco habría debilidad corporal en los niños.
£2£. Algunos animales, desde el momento que nacen, tienen el perfecto uso de sus miembros. Siendo el hombre superior a los animales, con mayor razón debe tener este dominio de sus miembros desde que nace. El no ser así parece consecuencia del pecado.
£3£. La imposibilidad de lograr algo que uno desea, aflige. Si los niños no tuvieran el poder de mover los miembros, con frecuencia se encontrarían en tal situación. No pudiendo existir la aflicción antes del pecado, se sigue que entonces los niños moverían los miembros a su voluntad.
£4£. Hay proporción entre los defectos de la vejez y los de la niñez. Como en el estado de inocencia no existían los defectos de la vejez, tampoco los de la niñez.
Contra esto: está el hecho de que todo lo engendrado, antes de perfeccionarse, es imperfecto. Como los niños en el estado de inocencia venían a la existencia por generación, se sigue que comenzaban siendo imperfectos en la talla y en fuerzas.
Respondo: Lo que sobrepasa la naturaleza sólo la fe lo alcanza; lo que creemos, a la autoridad lo debemos. Por eso, en todas nuestras afirmaciones debemos atender a la naturaleza de las cosas, menos en lo que ha sido
transmitido por autoridad divina, que es lo que sobrepasa la naturaleza.
 Evidentemente, es natural, por radicar en los principios de la naturaleza humana, que los niños al nacer no tengan pleno dominio de sus miembros, pues los hombres tienen un cerebro mayor que los demás animales, proporcionado a su cuerpo. Por eso es natural que, debido a la alta humedad del cerebro infantil, los nervios, instrumentos del movimiento, no muevan con flexibilidad los miembros. Por otra parte, ningún católico duda de que Dios puede hacer que los niños desde su nacimiento tengan pleno dominio de sus miembros. Pero consta
por la autoridad de la Escritura (Qo 7,30) que Dios hizo al hombre recto. Esta rectitud consiste, como dice Agustín, en la perfecta sujeción del cuerpo al alma.
 Por lo tanto, así como en el primer estado no podría haber en los miembros del hombre algo que fuera incompatible con la voluntad del hombre, tampoco de sus miembros podían venir impedimentos a la voluntad. La voluntad es ordenada cuando tiende a actos proporcionados a ella, que van cambiando según la edad. Por lo tanto, los niños al nacer no tenían poder para toda clase de movimientos, sino sólo para los proporcionados a su edad, como el mamar.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Agustín habla de la debilidad actual de los niños, incluso en lo que se refiere a actos proporcionados a su edad, como se ve por las palabras que antepone: Aun delante del pecho de la madre les es más fácil llorar que mamar.
£2£. El que ciertos animales desde el momento que nacen dominen sus miembros, no se debe a su dignidad, pues animales más perfectos no tienen esto; sino que se debe a la sequedad de su cerebro o a que sus actos son tan imperfectos que les basta con una pequeña virtualidad,
£3£. Resulta evidente por lo dicho sobre el cuerpo. También puede decirse que no desearían nada que no fuera conforme a su estado.
£4£. El hombre en el estado de inocencia nacería, pero no moriría. Y así, en aquel estado podrían darse las imperfecciones anejas a la generación, pero no las de la vejez, que acercan a la muerte.

ARTíCULO 2 En el primer estado, ¿hubo o no hubo mujeres?

 Objeciones por las que parece que en el primer estado no hubo mujeres:
£Objeciones: 1£. El Filósofo, en II De Generat. Animal. dice: La mujer es un varón frustrado, como indicando que su aparición se debe a un defecto de la naturaleza. Pero en aquel estado nada antinatural habría en la generación del hombre. Por lo tanto, no habrían nacido mujeres.
£2£. Todo agente engendra algo semejante a sí mismo a no ser que esté impedido por falta de capacidad, o por indisposición en la materia. Ejemplo: Una pequeña llama no hace arder madera verde. En la generación, la virtud activa es del varón. Así, pues, como en estado de inocencia no cabía imperfección en la
virtud activa del varón ni indisposición de la materia femenina, parece que siempre nacerían varones.
£3£. En el estado de inocencia, la generación era para multiplicar los hombres.
 Pero para esta multiplicación bastaban los primeros padres, que no habían de morir. Por lo tanto, no fue necesario que hubiera mujeres.
Contra esto: está el hecho de que la naturaleza engendraría del modo como la había creado Dios. Pero Dios instituyó en la naturaleza humana al hombre y a la mujer, como se dice en (Gn 1,27 Gn 2,22). Por lo tanto, también así habrían sido engendrados los nuevos seres.
Respondo: Nada de lo que se refiere a la perfección humana faltaba en aquel estado de inocencia. Así, como a la perfección del universo contribuyen los diversos grados de cosas, así también la diversidad de sexos acrecienta la perfección de la naturaleza humana. Por lo tanto, en el estado de inocencia nacerían ambos sexos.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. La mujer es varón frustrado porque no está dentro del proyecto de la naturaleza particular, pero sí de la universal, como dijimos anteriormente (q.92 a.1 ad 1).
£2£. La generación de la mujer no proviene sólo del defecto de capacidad activa ni de indisposición de la materia, como se objeta. Sino también de algo extrínseco.
 Pues, como dice el Filósofo en el libro De animalibus: El viento septentrional favorece la generación masculina y el austral la femenina. A veces también por los pensamientos del alma, a los que fácilmente se adapta el cuerpo. Esto tenía gran probabilidad de ser así en el estado de inocencia, en el que el cuerpo estaba más sometido al alma; esto es, el sexo en la prole lo establecería la voluntad del genitor.
£3£. La prole sería engendrada con vida animal y por consiguiente, con posibilidad de alimentarse y de engendrar. Por eso convenía que todos engendrasen y no sólo los primeros padres. Para ello parece que fueron engendrados tantos hombres como mujeres.

CUESTIÓN 100 Sobre la condición de la prole. La justicia

 Ahora hay que tratar lo referente a la prole en lo que respecta a la justicia. Esta cuestión plantea y exige respuesta a dos problemas: 1. Los hombres, ¿nacieron o no nacieron justos? 2. ¿Iban o no iban a nacer confirmados en justicia?

ARTíCULO 1 Los hombres, ¿nacieron o no nacieron justos?

 Objeciones por las que parece que los hombres no nacieron justos:
£Objeciones: 1£. Dice Hugo de San Víctor: El primer hombre, antes del pecado, engendraría hijos libres de pecado, pero no herederos de la justicia paterna.
£2£. Más aún. La justicia lo es por la gracia, como dice el Apóstol en (Rm 5,16).21.
 Pero la gracia no se traspasa, porque sería natural; sino que es infundida sólo por Dios. Por lo tanto, los niños no habrían nacido en justicia.
£3£. La justicia está en el alma. Pero el alma no se traspasa. Por lo tanto, tampoco la justicia pasó de los padres a los hijos.
Contra esto: está lo que dice Anselmo en el libro De Conceptu Virg.: Si el hombre no pecara, junto con el alma racional sus hijos recibirían la justicia.
Respondo: Por naturaleza, el hombre engendra un ser semejante según la especie. Por lo tanto, todos los accidentes derivan de la naturaleza de la especie, y, así, los hijos se asemejan a los padres, a no ser que haya defecto en la acción natural, defecto que no se dio en aquel estado de inocencia. Sólo en los accidentes individuales no es necesario que los hijos se asemejen a los padres. La justicia original, en la que fue creado el primer hombre, era un accidente de la naturaleza de la especie, no causado por los principios de la especie, sino por un don infundido por Dios a toda la naturaleza. Esto es evidente, porque las cosas opuestas están en un mismo género, y se dice que el pecado original, como opuesto a la justicia original, es un pecado de naturaleza.
 Por eso pasa de padres a hijos. Por lo mismo, también se transmitiría la justicia original.
 A las objeciones:
£Soluciones: 1£. Lo dicho por Hugo hay que entenderlo no en cuanto referido al hábito de la justicia, sino a la acción.
£2£. Algunos sostienen que los niños no habrían nacido con la justicia gratuita, que es principio del mérito, sino con la original. Como la raíz de la justicia original en la que fue creado el hombre consiste en el sometimiento sobrenatural de la razón a Dios, que se tiene por la gracia santificante, hay que decir: Los niños habrían nacido en justicia y en gracia igual a la del primer hombre, que, como dijimos (q.95 a.1), fue creado en gracia. Sin embargo, no puede deducirse que la gracia fuese natural, ya que no era producida por la generación, sino infundida al hombre junto con el alma racional. Al igual que, cuando el cuerpo está dispuesto, por creación Dios infunde directamente el alma.
£3£. Está incluida, en lo dicho.

Suma Teológica I Qu.97