Suma Teológica III Qu.80 a.10

ARTíCULO 10 ¿Está permitido recibir diariamente este sacramento?

Objeciones por las que parece que no está permitido recibir diariamente este sacramento.
Objeciones: 1. Este sacramento, lo mismo que el bautismo, representa la pasión del Señor. Pero no está permitido bautizar varias veces, sino solamente una, porque Cristo, como se dice en 1P 3,18, murió por nuestros pecados una sola vez. Luego parece que no está permitido recibir este sacramento diariamente.
2. La verdad debe corresponder a la figura. Pero el cordero pascual, que fue la figura principal de este sacramento, como se dijo ya (III 73,6), no se comía más que una vez al año. Y la Iglesia misma celebra la pasión de Cristo, de la que este sacramento es memorial, una vez al año. Luego parece que no está permitido recibir este sacramento diariamente, sino una vez al año.
3. A este sacramento, en que Cristo está contenido por entero, se le debe la máxima reverencia. Ahora bien, pertenece a la reverencia el que uno se abstenga de este sacramento, por lo que el Centurión es alabado cuando dijo, según Mt 8,8: Señor, no soy digno de que entres en mi casa; e, igualmente, Pedro cuando dijo, según Lc 5,8: Apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador. Luego no es laudable que el hombre reciba este sacramento todos los días.
4. Si fuese cosa laudable recibir frecuentemente este sacramento, cuanto más frecuentemente se reciba, tanto más laudable será. Pero la frecuencia sería mayor si se recibiera varias veces al día. Luego sería de alabar quien comulgase varias veces al día. Pero esto no lo admite la costumbre de la Iglesia. Luego no parece que sea de alabar el que uno reciba diariamente este sacramento.
5. La Iglesia busca con sus leyes la utilidad de los fieles. Pero las leyes de la Iglesia obligan a comulgar una sola vez al año, por lo que se dice en los Cánones, De Poenit. et Remiss.: Todo fiel, de uno y otro sexo, reciba con reverencia el sacramento de la eucaristía por lo menos en Pascua, a no ser que, por consejo del sacerdote o por una causa razonable, se creyera oportuno abstenerse de ella temporalmente. Por tanto, no es laudable recibir este sacramento todos los días.
Contra esto: dice San Agustín en su libro De Verbis Domini: Este es el pan cotidiano, recibe diariamente lo que diariamente te aprovecha.
Respondo: En el uso de este sacramento pueden considerarse dos cosas. Una, por parte del sacramento mismo, cuya virtud es saludable para los hombres, por lo que es útil acercarse a él diariamente para recibir diariamente su fruto. Por eso dice San Ambrosio en su libro De Sacramentis: Si cada vez que se derrama la sangre de Cristo, se derrama para la remisión de los pecados, yo, que peco continuamente, debo recibirla siempre, siempre debo recibir la medicina. Otra, por parte de quien lo recibe, del cual se requiere que se acerque a este sacramento con gran devoción y reverencia. Por lo que si uno se encuentra preparado para recibirle todos los días, es laudable que diariamente lo reciba. Por eso San Agustín, después de decir: Recibe lo que diariamente te aprovecha, añade: Vive de tal suerte que merezcas recibirlo todos los días. Pero, como en muchos hombres se presentan muchos obstáculos para esta devoción en muchas ocasiones, por indisposición del cuerpo o del alma, no es provechoso para todos los hombres acercarse todos los días a este sacramento, sino cuantas veces se encuentre uno preparado para ello. Por eso se dice en el libro De ecclesiasticis dogmatibus: Ni alabo ni vitupero el recibir todos los días la comunión de la eucaristía.
A las objeciones:
Soluciones: 1. Por el sacramento del bautismo el hombre se configura a la muerte de Cristo recibiendo su carácter. Por lo tanto, como Cristo murió una sola vez una sola vez también debe bautizarse el hombre. Pero en este sacramento no se recibe el carácter de Cristo, sino al mismo Cristo, cuyo poder permanece eternamente. Y así se dice en He 10,14: Con una sola oblación ha llevado a la perfección para siempre a los santificados. Y como el hombre tiene necesidad todos los días de la virtud salvífica de Cristo, puede recibir laudablemente este sacramento todos los días.
Y, puesto que el bautismo es principalmente una regeneración espiritual, de la misma manera que el hombre nace carnalmente una sola vez, así también espiritualmente debe renacer con el bautismo una sola vez, tal y como lo dice San Agustín comentando el texto de Jn 3,4: Cómo puede el hombre nacer siendo viejo. Pero este sacramento es una comida espiritual. Por lo que, de la misma manera que se toma el alimento corporal todos los días, así también es laudable recibir este sacramento todos los días. Por eso el Señor nos enseña a pedir en Lc 11,3: Danos hoy nuestro pan de cada día, para lo cual San Agustín, en su libro De Verbis Domini, tiene el siguiente comentario: Si le recibes, o sea, este sacramento, cada día, cada día es para ti hoy, cada día Cristo resucita para ti, pues es hoy cuando Cristo resucita.
2. El cordero pascual fue la figura principal de la eucaristía en cuanto a la pasión de Cristo, representada por este sacramento. Por eso se comía una sola vez al año, porque Cristo ha muerto una sola vez (1P 3,18). Y, por eso, también la Iglesia celebra la memoria de la pasión de Cristo una sola vez al año. Pero en este sacramento se nos da el memorial de la pasión de Cristo en forma de comida, la cual se toma todos los días. Por tanto, en este aspecto está mejor prefigurado por el maná que se daba todos los días al pueblo en el desierto (Ex 16,12).
3. La reverencia hacia este sacramento lleva el temor unido al amor. Por eso el temor reverencial a Dios se llama temor filial, como se dijo en la Segunda Parte. De hecho, del amor nace el deseo de recibirle, mientras que del temor surge la humildad de reverenciarlo. Por consiguiente, ambas cosas pertenecen a la reverencia de este sacramento: el recibirle todos los días y el abstenerse de él alguna vez. Por eso dice San Agustín: Si alguno dice que no hay que recibir diariamente la eucaristía, y otro afirma que se la ha de recibir todos los días, que cada uno obre según lo que su buena fe le aconseje. Porque no litigaron entre sí Zaqueo y el Centurión, recibiendo uno guasamente al Señor, y diciendo el atrojo no soy digno de que entres en mi morada. Uno y otro honraron al Señor, aunque cada cual a su manera. Con todo, el amor y la esperanza, a los cuales nos llama la Escritura, son preferibles al temor. Por eso al decir Pedro: Apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador, Jesús le respondió: No temas.
4. Porque el Señor afirme: Danos hoy nuestro pan de cada día (Lc 11,3), no hay que comulgar varias veces al día. Comulgando una sola vez al día se representa la unidad de la pasión de Cristo.
5. De acuerdo con las diversas situaciones, la Iglesia ha establecido diversas normas. Porque en la Iglesia primitiva, cuando más fuerte era el fervor de la fe cristiana, se estableció que los fieles comulgaran diariamente. Y así dice el papa Anacleto: Realizada la consagración, comulguen todos los que no quieran mantenerse fuera de la Iglesia. Pues así lo establecieron los Apóstoles, y así lo observa la santa Iglesia romana. Pero, mermado con el tiempo el fervor de la fe, el papa Fabián permitió que todos comulgasen, si no tan frecuentemente, al menos tres veces al año, a saber, en Pascua, en Pentecostés y en la Natividad del Señor. El papa Otero dice que también se ha de comulgar en la Cena del Señor, tal y como se dispone en Decretis, De Consecr. Dist. II. Pero después, al crecer cada vez más la iniquidad y enfriarse la candad de la mayoría (Mt 24,12), Inocencio III determinó que los fieles comulgasen una vez al año al menos, o sea, en tiempo de Pascua. Sin embargo, en el libro De ecclesiasticis dogmatibus se aconseja que se comulgue todos los domingos.

ARTíCULO 11 ¿Está permitido abstenerse por completo de la comunión?

Objeciones por las que parece que está permitido abstenerse por completo de la comunión.
Objeciones: 1. El Centurión es alabado por decir, según Mt 8,8: Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa. Y con él se compara a quien cree que debe abstenerse de la comunión, como acabamos de decir (a. 10 ad 3). Ahora bien, como en ninguna parte se lee que Cristo haya entrado en su casa, parece que a uno le pueda estar permitido abstenerse de la comunión durante toda la vida.
2. A cualquiera le está permitido abstenerse de lo que no es necesario para la salvación. Pero este sacramento no es necesario para la salvación, como se dijo (III 73,3). Luego es lícito abstenerse de la comunión de por vida.
3. Los pecadores no están obligados a comulgar, por lo que el papa Fabián, al decir que todos comulguen tres veces al año, añadió: a no ser que uno esté impedido por delitos graves. Luego, si los que no están en pecado tienen la obligación de comulgar, parece que los pecadores se encuentran en condiciones más favorables que los justos, lo cual no es razonable. Por tanto, parece que también a los justos les está permitido dejar de comulgar.
Contra esto: dice el Señor en Jn 6,54: Si no comiereis la carne del Hijo del hombre y no bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros.
Respondo: Como se ha manifestado antes (a. 1), hay dos modos de recibir este sacramento: uno espiritual y otro sacramental. Ahora bien, es claro que todos están obligados a recibirlo al menos espiritualmente, porque esto es incorporarse a Cristo, según las explicaciones dadas (a. 9 ad 3; III 73,3 ad 1). Pero la comunión espiritual incluye el voto o deseo de recibir este sacramento, como se ha dicho ya (a. 1 ad 3; a. 2). Por tanto, sin el deseo de recibirlo no puede salvarse el hombre. Pero un deseo sería vano si no se cumpliese cuando se presenta la oportunidad de ello. Por consiguiente, es claro que hay obligación de recibirlo, no sólo porque lo manda la Iglesia, sino también porque lo manda el Señor cuando dice en Mt 26: Haced esto en conmemoración mía. La ley de la Iglesia no hace más que determinar los tiempos en que se debe cumplir este precepto de Cristo.
A las objeciones:
Soluciones: 1. Es verdadera humildad, comenta San Gregorio en Pastoralz z la que no se obstina en rechazar lo que útilmente está mandado. No puede ser, por tanto, laudable humildad la que se obstina en no comulgar, en contra del precepto de Cristo y de la Iglesia. Porque al Centurión no se le había mandado que recibiese a Cristo en su casa.
2. Se afirma í l ue este sacramento no es necesario, como el bautismo, para los niños, los cuales pueden conseguir la salvación sin este sacramento, pero no sin el bautismo. Pero en lo que se refiere a los adultos son necesarios los dos.
3. Los pecadores sufren un gran daño por el hecho de ser excluidos de este sacramento, por lo que no puede decirse que se encuentren en condiciones más favorables. Y aunque los que persisten en el pecado no queden excusados de incumplir el precepto, quedan eximidos, sin embargo, de él los penitentes que, como dice Inocencio III, se abstienen por consejo del sacerdote.

ARTíCULO 12 ¿Es lícito tomar el cuerpo de Cristo sin la sangre?

Objeciones por las que parece que no es lícito tomar el cuerpo de Cristo sin la sangre.
Objeciones: 1. Dice el papa Gelasio, tal y como se contiene en De Consecr. Dist. II: Nos hemos enterado de que algunos, recibida solemnemente la porción del cuerpo sagrado, se abstienen del cáliz de la sangre consagrada. Estos, conducidos, sin duda, por quién sabe qué superstición, deben recibir íntegramente el sacramento o abstenerse enteramente de él. Luego no está permitido recibir el cuerpo de Cristo sin la sangre.
2. Como hemos visto ya (III 73,2), a dar término cumplido a este sacramento concurren el comer el cuerpo y el beber la sangre. Luego si se toma el cuerpo sin la sangre, el sacramento quedará incompleto, lo cual puede considerarse como un sacrilegio. Por eso añade el papa Gelasio en el mismo lugar: Porque la división de un solo y único misterio no puede acontecer sin un enorme sacrilegio.
3. Este sacramento se celebra, como se ha dicho ya, en memoria de la pasión del Señor, y se recibe para la salvación del alma. Pero la pasión de Cristo se representa mejor con la sangre que con el cuerpo, además de que la sangre se ofrece por la salvación del alma, como anteriormente se dijo. Por tanto, habría que abstenerse más bien de tomar el cuerpo que de tomar la sangre. Luego quienes se acercan a este sacramento no deben tomar el cuerpo sin la sangre.
Contra esto: está el uso de muchas Iglesias en las que se da al que comulga el cuerpo de Cristo sin la sangre.
Respondo: Acerca del uso de este sacramento pueden considerarse dos cosas: una, por parte del mismo sacramento; otra, por parte de quienes lo reciben. Por parte del sacramento es conveniente que se reciban los dos elementos, o sea, el cuerpo y la sangre, porque la integridad del sacramento implica el uno y el otro. Y, por eso, porque pertenece al sacerdote consagrar y dar término cumplido a este sacramento, nunca debe éste asumir el cuerpo sin la sangre.
Ahora bien, por parte de quienes lo reciben se requiere una gran reverencia y cautela para que no suceda nada que pueda ultrajar tan gran misterio. Pues bien, esto podría acontecer principalmente en la distribución de la sangre, ya que, si no se toman bien las precauciones, podría fácilmente derramarse. Y, puesto que en el pueblo cristiano hay ancianos, jóvenes y niños, algunos de los cuales no tienen tanta discreción que utilicen siempre las necesarias cautelas al recibir este sacramento, prudentemente en algunas Iglesias se tiene la norma de no dar al pueblo la comunión con la sangre, y la asume solamente el sacerdote.
A las objeciones:
Soluciones: 1. El papa Gelasio habla refiriéndose a los sacerdotes, quienes, de la misma manera que consagran el sacramento por entero, así también deben asumirle por entero. Porque, como se lee en el Concilio de Toledo: ¿Qué clase de sacrificio será aquel en el que ni siquiera el mismo sacríjicadorparticipa?
2. Este sacramento tiene término cumplido no en el uso por parte de los fieles, sino en la consagración de la materia. Por tanto, no queda incompleto por el hecho de que el pueblo tome el cuerpo sin la sangre, con tal de que el sacerdote consagrante asuma uno y otro elemento.
3. La representación de la pasión del Señor se realiza en la misma consagración de este sacramento, en la que no se puede consagrar el cuerpo sin la sangre. El pueblo, sin embargo, puede recibir el cuerpo sin la sangre sin que por ello se derive ningún inconveniente. Porque el sacerdote ofrece y asume la sangre en nombre de todos, además de que, como queda dicho (II-II 76,2), Cristo está por entero bajo una y otra especie.

CUESTIÓN 81 El uso que Cristo hizo de este sacramento en la institución

Nos corresponde tratar ahora del uso que hizo Cristo de este sacramento en la misma institución (q. 80, introd.).
Esta cuestión plantea y exige respuesta a cuatro problemas: 1. ¿Asumió el mismo Cristo su cuerpo y su sangre? 2. ¿Se los dio a Judas? 3. ¿Qué clase de cuerpo asumió o entregó, un cuerpo pasible o impasible? 34. ¿Cómo habría estado Cristo en este sacramento si hubiese sido reservado o consagrado en el triduo de su muerte?

ARTíCULO 1 ¿Asumió Cristo su cuerpo y su sangre?

Objeciones por las que parece que Cristo no asumió su cuerpo y su sangre.
Objeciones: 1. Acerca de las cosas que Cristo hizo y dijo no debemos afirmar lo que la autoridad de la Sagrada Escritura no nos transmite. Pero en los Evangelios no se nos dice que Cristo comiese su cuerpo o bebiese su sangre. Luego no se debe afirmar esto de él.
2. Ninguna cosa puede estar en sí misma si no es por razón de las partes, en el sentido de que una de sus partes está en otra, como se dice en IV Physic.. Ahora bien, lo que se come o se bebe está en el que come o bebe. Luego, puesto que Cristo está por entero en cada una de las especies del sacramento, parece imposible que él haya podido tomar este sacramento.
3. hay una doble recepción de este sacramento: espiritual y sacramental. Ahora bien, la espiritual no se adecuaba a Cristo, ya que nada recibió del sacramento. Y, en consecuencia, tampoco la sacramental, que sin la espiritual es imperfecta, como se ha dicho antes (II-II 80,1). Luego de ningún modo recibió Cristo este sacramento.
Contra esto: dice San Jerónimo en A.d Heldíbiam: El Señor, Jesús, es al mismo tiempo comensal y convite, el que come y es comido.
Respondo: Algunos han manifestado que Cristo en la cena dio su cuerpo y su sangre a los discípulos, pero que él no los tomó. Pero esta afirmación no parece plausible. Porque Cristo fue el primero en poner por obra las cosas que instituyó para que las observasen los demás. Por lo que él mismo quiso ser bautizado antes de imponer el bautismo a los demás. Y así se dice en Ac 1,1 que Jesús comentó a hacer y a enseñar. Por tanto, él mismo tomó primero su cuerpo y su sangre, y después se lo dio a comer a los discípulos. Y, en conformidad con esto, comentando aquellas palabras de Rt 3,7: después de comer y beber, dice la Glosa que Cristo comió y bebió en la cena al dar a sus discípulos el sacramento de su cuerpo y de su sangre. Por tanto, puesto que los hijos participaron de la carne y de la sangre, él también participó de ellas (He 2,14).
A las objeciones:
Soluciones: 1. En los Evangelios se lee que Cristo tomó el pan y el cáliz. Ahora bien, esta frase no se ha de entender en el sentido de que los tomó solamente en sus manos, como afirman algunos, sino que los tomó del modo según el cual hizo que los tomaran los demás. Por tanto, cuando dijo a los discípulos: Tomad y comed (Mt 26,26s), y después: Tomad y bebed, ha de entenderse que el mismo Señor, tomándolos, comió y bebió. Por eso algunos escribieron en poesía: El Rey se sienta en la cena I entre su turba duodena, I él se tiene entre sus manos, / él se come mientras se da a sus hermanos.
2. Como se aclaró más arriba (III 76,5), Cristo, en cuanto que está en este sacramento, se relaciona con el lugar no según sus propias dimensiones, sino según las dimensiones de las especies sacramentales, de tal manera que donde quiera que estén las especies, está él. Y, puesto que esas especies pudieron estar en las manos y en la boca de Cristo, él mismo pudo estar por entero en sus manos y en su boca. Pero esto no se hubiese podido realizar si se relacionase con el lugar según sus propias dimensiones.
3. Como se ha afirmado más arriba (III 79,1 ad 2), el efecto de este sacramento es no sólo el aumento de la gracia habitual, sino también el deleite inmediato de una dulzura espiritual. Ahora bien, aunque a Cristo no le fuese aumentada la gracia por recibir este sacramento, tuvo, sin embargo, un cierto placer espiritual al instituir este sacramento. Por lo que él mismo decía en Lc 22,15: ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, palabras que, según Eusebio, se referían al nuevo misterio de este nuevo Testamento que entregaba a sus discípulos. Por tanto, lo tomó espiritualmente y sacramentalmente también, en cuanto que tomó su cuerpo contenido en este sacramento, un sacramento que él quiso e instituyó como sacramento de su cuerpo. De modo distinto, sin embargo, le reciben sacramental y espiritualmente los demás, puesto que éstos reciben aumento de gracia y necesitan los signos sacramentales para entrar en contacto con la verdad.

ARTíCULO 2 ¿Dio Cristo su cuerpo a Judas?

Objeciones por las que parece que Cristo no dio su cuerpo a Judas.
Objeciones: 1. Como se lee en Mt 26,29), después de haber dado el Señor su cuerpo y su sangre a los discípulos, les dijo: No beberé ja del fruto de la vid hasta el día en que lo beba de nuevo con vosotros en el Reino de mi Padre. De cuyas palabras se deduce que aquellos a los que había dado su cuerpo y su sangre habían de beber de nuevo con él. Pero Judas no bebió después con él. Luego no recibió con los demás discípulos el cuerpo y la sangre de Cristo.
2. El Señor ponía en práctica lo que mandaba, de acuerdo con las palabras de Ac 1,1 que dicen: Jesús empegó a hacer y a enseñar. Pero él mandó en Mt 7,6: No echéis lo santo a los perros. Luego, puesto que Jesús conocía que Judas era pecador, parece que no puede haberle dado su cuerpo y su sangre.
3. En Jn 13,26) se dice que Cristo dio a Judas personalmente pan mojado. Luego, si le dio su cuerpo, parece que se lo dio con aquel bocado, tanto más cuanto que en Jn 13,27) se lee: y después de aquel bocado entró en él Satanás, a lo que San Agustín hace el siguiente comentario: Aquí se nos advierte de cuánto tenemos que precavernos de recibir mal el bien. Porque si es reprobado quien no "discierne", o sea, quien no distingue el cuerpo del Señor de los otros alimentos, ¿cómo no será condenado quien, fingiéndose amigo, se acerca a su mesa siendo enemigo? Pero resulta que con aquel bocado no recibió el cuerpo de Cristo, porque el mismo San Agustín, comentando el texto de Jn 13,26: Y, mojado el bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote, dice: Y no como opinaron algunos, quienes, leyendo equivocadamente, dicen que entonces Judas, él solo, recibió el cuerpo de Cristo. Luego parece que Judas no recibió el cuerpo de Cristo.
Contra esto: dice San Juan Crisóstomo: Judas, a pesar de participar en los misterios, no se convirtió. Por eso su crimen fue doblemente horrible: porque participó en los misterios animado por un propósito tan malo, y porque, participando en ellos, no se hizp mejor ni por miedo ni por agradecimiento ni por sentido del honor.
Respondo: San Hilario sostuvo en Super Mt. que Cristo no dio a Judas su cuerpo y su sangre. Y esto hubiera sido normal, considerada la malicia de Judas. Pero, puesto que Cristo debió darnos ejemplo de justicia, no se ajustaba a su magisterio separar de la comunión de los demás a Judas, que era un pecador oculto, sin que nadie le acusase y sin pruebas evidentes. Así, no dio ejemplo a los Prelados de la Iglesia para que ellos hagan cosas semejantes, ni ocasión al mismo Judas de pecar más por la exasperación. Por todo ello, hemos de afirmar que Judas recibió con los demás discípulos el cuerpo del Señor, como sostienen Dionisio en su libro De Eccles. Hier. y San Agustín en Super Io..
A las objeciones:
Soluciones: 1. Esa es la razón que da San Hilario para demostrar que Judas no tomó el cuerpo de Cristo. Pero no convence. Porque Cristo habla a los discípulos, de cuya comunidad se separó Judas, pero Cristo no le excluyó. Y, por eso, Cristo, en lo que dependía de él, estaba dispuesto a beber el vino en el Reino también con Judas, pero fue el propio Judas quien refutó este banquete.
2. Cristo conocía la malicia de Judas porque era Dios, pero no la conocía del modo connatural a los hombres. Por tanto, Cristo no excluyó a Judas de la comunión, para enseñarnos con el ejemplo que tales pecadores ocultos no deben ser repulsados por los otros sacerdotes.
3. No hay duda de que Judas con el pan mojado no recibió el cuerpo del Señor, sino simplemente pan. Y, como allí mismo dice San Agustín, ese pan untado significa tal vez la ficción de Judas, y a que se finen ciertas cosas cuando se las quiere camuflar. Pero si la untura significa aquí alguna cosa buena —por ej.: la dulzura de la bondad divina, ya que el pan untado es más sabroso—, no fue injusta la condena por ser ingrato a este bien. Y, por esta ingratitud, lo que de suyo es bueno fue para él malo, como sucede a los que toman indignamente el cuerpo de Cristo.
Y, como allí mismo dice San Agustín, hemos de tener en cuenta que el Señor ya había distribuido antes a los discípulos el sacramento de su cuerpo y de su sangre, con los cuales estaba Judas, como se dice en el evangelio de Lucas (Lc 22,19s). Y después sucedió lo que cuenta San Juan, que el Señor manifestó quién era el traidor entregándole un trozo de pan mojado.

ARTíCULO 3 ¿Asumió y dio a sus discípulos Cristo su cuerpo en estado impasible?

Objeciones por las que parece que Cristo asumió y dio a los discípulos su cuerpo en estado de impasibilidad.
Objeciones: 1. Comentando las palabras de Mt 17,2: Se transfiguró ante ellos, dice una Glosa: Dio en la cena a los discípulos el cuerpo que tenía por naturaleza, y no el mortal y pasible. Y, comentando las palabras del Lv 2,5: Si tu ofrenda es una oblación preparada en sartén, dice la Glosa: La cruz más fuerte que todas las cosas, hizo que la carne de Cristo, que no parecía apta para ser comida antes de la pasión, fuese comestible después. Pero Cristo dio su cuerpo como apto para ser comido. Por lo tanto, lo dio tal y como lo tuvo después de la pasión, impasible e inmortal.
2. Todo cuerpo pasible sufre cuando se le somete a presión y es masticado. Luego si el cuerpo de Cristo era pasible, hubiese sufrido al ser oprimido y masticado por los discípulos.
3. Las palabras sacramentales, pronunciadas ahora por el sacerdote in persona Christi, no producen mayor eficacia que cuando fueron pronunciadas por el mismo Cristo. Pero ahora, en virtud de las palabras sacramentales, se consagra en el altar el cuerpo de Cristo en estado impasible e inmortal. Luego entonces mucho más.
Contra esto: como dice Inocencio III, entregó a los discípulos su cuerpo taly como entonces le tenía. Ahora bien, entonces poseía un cuerpo pasible y mortal. Luego les dio a los discípulos un cuerpo pasible y mortal.
Respondo: Hugo de San Víctor mantuvo la opinión de que Cristo, en ocasiones diversas, antes de la pasión, asumió las cuatro dotes del cuerpo resucitado, a saber: la sutileza en el nacimiento, al salir del claustro materno de la Virgen; la agilidad, cuando caminó a pie enjuto por el mar; la claridad, en la transfiguración; la impasibilidad, en la cena, cuando dio a comer su cuerpo a los discípulos. Y, según esto, habría dado a los discípulos su propio cuerpo en estado impasible e inmortal.
Pero, sea lo que fuere de las demás dotes, de las que ya hemos hablado anteriormente, es imposible lo que dice de la impasibilidad. Porque es claro que era el mismo cuerpo el que entonces veían los discípulos en su estado natural y el que asumían en estado sacramental. Ahora bien, no era impasible en el estado natural en que ellos le veían. Más aún, estaba ya dispuesto para sufrir la pasión. Por tanto, tampoco era impasible el cuerpo que a ellos se les daba en estado sacramental.
Sin embargo, ese cuerpo, que en sí mismo era pasible, se encontraba de modo impasible bajo las especies sacramentales, de la misma manera que ya se les daba de modo invisible, aunque en sí mismo era visible. De hecho, como la visión requiere el contacto del cuerpo que se ve con el medio circunstante, así la pasión requiere el contacto del cuerpo que sufre con las cosas que actúan sobre él. Ahora bien, el cuerpo de Cristo, según el modo en que está presente en el sacramento, como se ha dicho ya (a. 1 ad 2; III 76,5), no se relaciona con el medio circunstante a través de sus propias dimensiones, con las que los cuerpos se tocan entre sí, sino a través de las dimensiones de las especies del pan y del vino. Por tanto, son estas especies las que se ven y padecen, y no el cuerpo de Cristo.
A las objeciones:
Soluciones: 1. Se afirma que Cristo no dio en la cena su cuerpo mortal y pasible porque no lo dio de modo corporal y pasible. Y la cruz hizo que la carne de Cristo fuese apta para ser comida porque este sacramento representa la pasión de Cristo.
2. Esa razón sería válida si el cuerpo de Cristo, que entonces era pasible, estuviese en el sacramento también de modo pasible.
3. Como hemos mostrado más arriba (III 76,4), los accidentes del cuerpo de Cristo están en este sacramento por natural concomitancia, y no en virtud del sacramento, por la cual se hace presente en él la sustancia del cuerpo de Cristo. Por tanto, la virtud de las palabras sacramentales alcanza hasta hacer presente en este sacramento el cuerpo, por supuesto, de Cristo con todos los accidentes que existan en él.

ARTíCULO 4 Si este sacramento hubiese sido reservado o consagrado por un apóstol en los días en que Cristo estuvo muerto, ¿habría estado muerto Cristo en él?

Objeciones por las que parece que, si este sacramento hubiese sido reservado o consagrado por un apóstol en los días en que Cristo estuvo muerto, no habría estado muerto en él.
Objeciones: 1. La muerte de Cristo tuvo lugar a través de la pasión. Pero, aun entonces, estaba en este sacramento de modo impasible. Luego no podía morir en este sacramento.
2. En la muerte de Cristo su sangre fue separada de su cuerpo. Pero en este sacramento están juntamente su cuerpo y su sangre. Luego Cristo no estaría muerto en este sacramento.
3. La muerte acontece por la separación del alma y del cuerpo. Pero este sacramento contiene tanto el alma como el cuerpo. Luego Cristo no podía morir en este sacramento.
Contra esto: el mismo Cristo que estaba en la cruz estaría en el sacramento. Pero Cristo moría en la cruz. Luego también moriría reservado en el sacramento.
Respondo: Tanto en este sacramento como en su propia naturaleza, el cuerpo de Cristo es idéntico en la sustancia, pero no es idéntico en el modo. Porque en su propia naturaleza estaba en contacto con los cuerpos circunstantes a través de sus propias dimensiones, lo cual no sucede así en este sacramento, como ya se dijo (a. 3). Por consiguiente, todo lo que pertenece sustancialmente a Cristo se le puede atribuir tanto en su propia naturaleza como en este sacramento, como vivir, morir, dolerse, estar animado e inanimado. Pero lo que le compete por relación a los cuerpos externos puede atribuírsele sólo existiendo en su propia naturaleza, pero no tal y como se encuentra en este sacramento, como ser burlado, escupido, crucificado, flagelado y cosas semejantes. Por eso algunos poéticamente dijeron: Asocia el dolor al cuerpo que en el cáliz se conserva, pero no intentes dolería desde fuera.
A las objeciones:
Soluciones: 1. Como acabamos de manifestar, la pasión implica, en el cuerpo que padece, el acto de un agente externo. Por lo que Cristo, tal y como está en este sacramento, no puede padecer. Puede, sin embargo, morir.
2. Como se ha demostrado más arriba (III 76,2), bajo los elementos del pan está el cuerpo de Cristo en virtud de la consagración, y bajo los del vino está la sangre. Pero ahora, puesto que la sangre de Cristo no está separada de su cuerpo, la sangre de Cristo está también bajo los elementos del pan por natural concomitancia juntamente con su cuerpo, de la misma manera que el cuerpo está también bajo los elementos del vino juntamente con la sangre. Pero si en los días en que estuvo muerto Cristo, cuando la sangre había sido separada del cuerpo, se hubiese consagrado este sacramento, bajo los elementos del pan habría estado solamente el cuerpo, y bajo los elementos del vino, solamente la sangre.
3. Como se ha afirmado ya (III 76,1 ad 1), el alma de Cristo está en este sacramento por natural concomitancia, porque no está separada del cuerpo, pero no se hace presente en virtud de la consagración. Por eso, si se hubiese consagrado o reservado este sacramento cuando el alma estaba realmente separada del cuerpo, el alma de Cristo no hubiera estado en este sacramento, y no por falta de eficacia de las palabras, sino por la diversa situación de la realidad.

CUESTIÓN 82 El ministro de este sacramento

Nos corresponde estudiar ahora lo referente al ministro de este sacramento (cf. III 73,0, introd.).
Esta cuestión plantea y exige respuesta a diez problemas: 1. ¿Es propio del sacerdote consagrar este sacramento? 2. ¿Pueden varios sacerdotes consagrar al mismo tiempo la misma hostia? 3. ¿Corresponde solamente al sacerdote la administración de este sacramento?- 4. ¿Es licito al sacerdote que consagra abstenerse de comulgar? 5. ¿Es licito que el sacerdote se abstenga completamente de celebrar? 6. ¿Puede un sacerdote pecador realizar este sacramento? 7. ¿Vale menos la misa de un sacerdote malo que la de uno bueno? 8. ¿Pueden realizar este sacramento los herejes, los cismáticos y los excomulgados? 9. ¿Pueden realizarlo los que han sido degradados? 10. ¿Pecan quienes reciben la comunión de todas estas personas?


Suma Teológica III Qu.80 a.10