San Pio X, Communium rerum 26

12. Avisos del Santo a reyes y poderosos.

26 Asimismo, parece que son muy oportunos otros avisos del mismo santo dirigidos a los reyes y a los grandes. Asi por ejemplo, escribia a la Reina MATILDE DE INGLATERRA: "Si queréis recta y eficazmente dar gracias a Dios con las mismas obras, tened presente aquella reina que a El plugo elegir como Esposa en este mundo... Tenedla, digo, a ésta, bien presente, engrandecedla, honradla, defendedla, para que podais con ella y en ella agradar a Dios, y vivir juntamente con ella en la eterna bienaventuranza" (36). Pero sobre todo, cuando os encontréis con algun hijo que, envanecido con el poder terreno, vive sin acordarse de su Madre amantisima, o que se revela contra ella, entonces traed a la memoria estas palabras: "Es vuestra obligacion... el sugerir éstas y otras cosas semejantes, con frecuencia, oportuna e importunadamente; y debéis exhortarla a que se muestre, no señor, sino defensor de la Iglesia, no hijastro sino hijo muy querido de ella" (37).

Porque nosotros, sobre todo nosotros, debemos inculcar también aquel otro dicho de ANSELMO tan noble y tan paternal: "Cuando oigo alguna cosa de vosotros que no agrada a Dios ni os es provechosa, si me descuido en avisaros, ni temo a Dios, ni os amo como debo" (38). Y si entendiéremos que "tratais las iglesias que estan en vuestro poder, de una manera diversa a la que a ellas y a vuestra misma alma conviene", entonces, imitando a ANSELMO, debemos nuevamente rogar, aconsejar y avisar "que consideréis con diligencia todas estas cosas, y si vuestra conciencia os manifiesta que debéis corregiros en algo os dispongais a hacerlo" (39). "Porque no debe descuidarse nada que pueda corregirse, porque Dios pide cuenta no solo de las malas obras, sino también de haber omitido corregir aquellos males que podian enmendarse. y cuanto mayor es el poder que tienen para corregirlos, con tanto mayor rigor les exige Dios que según la potestad que misericordiosamente les ha sido comunicada, quieran hacerlo y lo pongan en practica como es debido. Y si podéis hacerlo todo de una vez, no debéis por esto dejar de esforzaros por ir de bien en mejor; porque suele Dios conducir benignamente a la perfección los buenos propositos y los buenos deseos, y retribuirlos con gran generosidad" (40).

36) Cartas, 1, III, c. 57.
37) Ibid., c. 59.
38) Ibid., c. 52.
39) Ibid., c. 142.
40) Cartas. 1, IV, c. 52.


27 Estos y otros avisos semejantes, tan sabios y tan santos, que ANSELMO daba a los señores y a los reyes de la tierra, son también muy oportunos a los Pastores y a los Principes de la Iglesia, a quienes esta principalmente encomendada la defensa de la verdad, de la justicia y de la religion. Es verdad que las dificultades son cada dia mayores, y son tantas las emboscadas que se nos arman que apenas nos queda lugar donde movernos sin algun peligro, Por que mientras se sueltan los frenos al vicio y a la impiedad, se oprime a la Iglesia con fiera obstinacion, y conservando como un sarcasmo el nombre de libertad, se multiplican de mil manera los obstaculos para impedir vuestra acción y la de vuestro clero; de tal manera que no es de admirar si no podia hacer todo aquello que es necesario para apartar a los hombres del error del pecado, para corregir los abusos para inculcar en las almas la nocion: de lo verdadero y de lo bueno, y para aliviar, en fin, a la Iglesia, de los multiples males que la acongojan.



13. Es propio de la Iglesia vivir entre luchas, dificultades y aflicciones.

28 Pero existen razones que deben levantar nuestro espiritu. Porque vive el Señor que hara que "todo se convierta en bien para aquellos que le aman" (Rm 8,28). De estos males El sacara bienes, y tantos obstaculos opuestos a su obra por la perversidad humana, hara brillar con mas esplendor los triunfos de Iglesia. Es éste el consejo admirable de la divina Sabiduria, son éstos, en el orden actual de la Providencia, "misteriosos caminos" (Rm 9,33), -"porque no son mis pensamientos iguales a los vuestros, ni mis caminos son vuestros caminos, dice el Señor" (Is 55,8); de tal manera que la Iglesia de Cristo renueva en si cada vez mas la vida de su divino Fundador, que tanto padecio, de modo que en cierta forma complete "aquello que falta a la pasión de Cristo" (Col 1,24). Por lo cual, su condición de militante en la tierra es la de vivir entre las luchas, las dificultades y las incesantes aflicciones para poder de este modo "entrar en el reino de Dios... por medio muchas tribulaciones" (Ac 14,21), y unirse al fin con la iglesia triunfante del cielo.

29 Asi desarrolla ANSELMO, sobre esta materia, aquel lugar de SAN MATEO: "Jesús obligo a sus discipulos a subir la barca": "Segun la interpretación mistica se describe aqui el estado de la Iglesia desde la venida del Salvador hasta el fin del mundo... La barca pues era batida por las olas en medio del mar mientras Jesús permanecia en la cumbre del monte; porque desde que el Salvador subio al cielo, la Santa Iglesia ha sido sacudida en este mundo con grandes tribulaciones, dispersada con muchas tempestades de persecuciones, vejada de diversas maneras por la perversidad de hombres malvados y tentada de infinitos modos por los vicios. Pues el viento le era contrario, porque el soplo de los espiritus malignos siempre le es adverso para que no pueda llegar al puerto de la salvacion; se esfuerzan por hundirla en las olas de las adversidades del siglo, levantando contra ella todas las dificultades que les son posible" (46).

46) Horn. 3.


30 Estan pues muy equivocados los que creen y esperan para la Iglesia, un estado permanente de plena tranquilidad, de prosperidad universal, y un reconocimiento practico y unanime de su poder, sin contradicción alguna; pero es peor y mas grave el error de aquellos, que se enganan pensando que lograran esta paz efimera, disimulando los derechos y los intereses de la Iglesia, sacrificandolos a los intereses privados, disminuyéndolos injustamente, complaciendo al mundo "en donde domina enteramente el demonio" (1Jn 5,19), con el pretexto de simpatizar con los fautores de la novedad y atraerlos a la Iglesia, como si fuera posible la armonia entre la luz y las tinieblas, entre Cristo y el Demonio. Son éstos, suenos de enfermos, alucinaciones que siempre han ocurrido y ocurriran mientras haya soldados cobardes, que arrojen las armas a la sola presencia del enemigo, o traidores, que pretendan a toda costa hacer las paces con los contrarios, a saber, con el enemigo irreconciliable de Dios y de los hombres.



14. Caridad y no cobarde neutralidad y culpable condescendencia en el gobierno pastoral.

31 A vosotros, Venerables Hermanos, a quienes la divina Providencia ha constituido pastores y guias del pueblo cristiano, incumbe la obligación de procurar resistir con todo empeno a esta funestisima tendencia de la moderna sociedad, de adormecerse en una vergonzosa inercia, mientras recrudece la guerra contra la religion, procurando una cobarde neutralidad e interpretando falsamente los derechos divinos y humanos, por medio de rodeos y convenios, y sin acordarse de aquella categorica sentencia de Cristo: "el que no esta conmigo esta contra mi" (Mt 12,30). No queremos decir que los ministros de Cristo deban hacer caso omiso de la caridad paterna, ya que a ellos se refieren principalmente las palabras del apóstol: "Me he hecho todo a todos, para salvarlos a todos" (1Co 9,22), ni que no convenga a veces ceder algo del propio derecho, en cuanto sea posible y según lo exija la salvación de las almas. Pero a vosotros, que os hallais animados por la caridad de Cristo, nadie podra achacaros esta culpa. Por lo demas, esta justa condescendencia, no implica ninguna falta en el cumplimiento del deber, ni viola en lo mas minimo los inmutables y eternos principios de la verdad y de la justicia.

32 De este modo vemos que ocurrio en la causa de ANSELMO, o mejor dicho, en la causa de Dios y de la Iglesia, por la cual tuvo que sostener él tan largas y tan rudas luchas. Asi pues, luego de haber cesado tan prolongada guerra, Nuestro Predecesor PASCUAL, del que tantas veces ya hemos hecho mencion, le dirigia estas elogiosas palabras: "Creemos que gracias a tu caridad y la insistencia de tus oraciones, se ha logrado que la misericordia divina viniese en auxilio de ese pueblo confiado a tus cuidados". Y respecto a la piadosa condescendencia que uso el mismo Pontifice con los culpables, anadia: "Ten entendido que hemos condescendido tanto, para poder levantar con este afecto y compasión a los que se hallaban caidos. Porque el que esta en pie, si alarga la mano al caido para levantarlo, nunca lograra su intento, si no se inclina también él un poco. Por lo de mas, aunque el inclinarse parezca acercarse a la caida, sin embargo, no es de temer que pierda el equilibrio de la rectitud (50).

50) Del libro III de las cartas de San Anselmo, c. 140.


33 Pero al hacer Nuestras estas palabras de Nuestro Predecesor, escritas para consuelo de ANSELMO, no queremos disimular el vivo sentimiento del peligro, que asalta aun a los mejores Pastores de la Iglesia, por temor de sobrepasar los limites debidos en la con descendencia o en la intolerancia. y de estos temores son testimonio las ansias, las dudas, las lagrimas de varones santisimos, que sentian profundamente la terrible gravedad del gobierno de las almas y la gravedad del peligro. Pero sobre todo es testimonio de ello la misma vida de ANSELMO, el cual, llamado de la soledad y de la vida del claustro y de los estudios, para ser elevado a tan alta dignidad, en tiempos tan dificiles, se vio atormentado por las preocupaciones y las mas angustiosas congojas, temiendo principalmente el ser descuidado en trabajar por la salvación de su alma y de su pueblo, y por el honor de Dios y de la Iglesia. Pero en medio de esta angustia y del dolor tan vehemente que le ocasiono la culpable deserción de muchos, aun de sus hermanos en el episcopado, no encontraba otro consuelo mayor que la con fianza en Dios y el recurso a la Sede Apostolica. Asi pues, "en medio de naufragio... y al embravecerse las tempestades, se refugiaba en el seno de su madre la Iglesia", solicitando del Pontifice Romano, "inmediato y piadoso auxilio y consuelo" (51). Quiza permitio Dios que este hombre tan sabio y tan santo se viese oprimido con tantas calamidades, para que fuese para nos otros consuelo y ejemplo en las grandes dificultades y aflicciones de la vida Pastoral, de tal manera que cada uno de nosotros pudiera sentir y desear lo mismo que PABLO: "Con gusto me gloriaré en mis debilidades, para que habite en mi el poder de Cristo...; pues cuando soy débil, entonces soy poderoso" (2Co 12,9-10).

51) Cartas. libro III. c. 37.


15. Unión con la Sede Apostolica y recurso a ella.

34 Y no son tan diferentes a éstos los sentimientos que expresaba ANSELMO escribiendo en esta forma al Papa URBANO II: "Santo Padre, me pesa de ser lo que soy, me pesa de ser lo que fui; me pesa de ser Obispo porque por mis pecados no cumplo con el oficio de Obispo. Mientras me conservaba en mi estado humilde, tenia la impresión de hacer algo, pero colocado en lugar tan alto, oprimido por tan pesada carga, ni hago nada provechoso para mi, ni soy util a los demas. Su cumbo bajo este peso, pues me veo privado mas de lo que se podria creer de las fuerzas, de la virtud, de /a industria y de la ciencia necesarias para tan alto oficio. Deseo abandonar una carga que no puedo sobrellevar, un peso que me oprime, pero al mismo tiempo temo ofender con ello a Dios. El temor de Dios me obligo a aceptarlo, y este mismo temor me obliga a retenerlo... Pe ahora, como se me oculta la voluntad de Dios, no sé qué hacer, y estoy dudoso y angustiado, sin saber qué decisión tomar" (53).

Asi suele Dios hacer sentir, aun a los hombres mas santos, su debilidad, para que se manifieste mejor en ellos la fuerza del poder divino, y para que con el sentimiento humilde y sincero de la propia insuficiencia, se conserve mejor la adhesión a la autoridad de la Iglesia. Esto ocurrio en ANSELMO y en otros obispos que luchaban por la libertad y la doctrina de la Iglesia a las ordenes de la Sede Apostolica; todos los cuales obtuvierón como fruto de su obediencia la victoria en la guerra, con firmando con su ejemplo la sentencia divina de que "el hombre obediente cantara victoria" (
Pr 21,28). La esperanza de premio semejante brilla sobre todo para aquellos que obedecen a Cristo en su Vicario en todas aquellas cosas que se refieren, o al régimen de las almas, o al gobierno de la Iglesia, o que estan en alguna forma relacionadas con ello "puesto que de la autoridad de la Sede Apostolica dependen la dirección y los consejos de los hijos de la Iglesia" (55).

53) Cartas, libro III, c. 37.
55) Cartas, 1, 4, c.1.


35 Como se haya senalado ANSELMO en este género de virtud con qué ardor y fidelidad conservo siempre la unión perfecta con la Sede Apostolica, puédese también deducir de lo que escribia en otra ocasión al mismo Pontifice PASCUAL: "Con cuanto gusto se adhiere mi espiritu, según mis fuerzas, a la reverencia y obediencia a la Sede Apostolica, lo demuestran las muchas y graves tribulaciones, conocidas unicamente por Dios y por mi mismo... Espero que en esto no mereceré ser reprendido por Dios. Por lo cual, en cuanto me fuere posible, quiero someter todos mis actos a la disposición de esta misma autoridad, para que los dirija, y si fuere necesario, los enmiende" (56).

56) Ibid. c. 5. )



16. Su oración por la Iglesia.

36 Igual firmeza de voluntad demuestran sus hechos, sus escritos y especialmente sus cartas, que Nuestro Predecesor PASCUAL decia que "habian sido escritas con la pluma de la caridad" (57). Pero en sus cartas al Pontifice no solamente pide piadosa ayuda y consuelo (58), sino que promete hacer continua oración a Dios. Asi por ejemplo, cuando aun era Abad de Beccense escribia a URBANO II estas afectuosas frases: "No cesamos de rogar continuamente a Dios por causa de vuestra tribulación y la de la Iglesia Romana, que es nuestra tribulación y la de todos los verdaderos fieles, para que os acorte los dias malos, hasta que sea excavada la fosa al pecador. Y estamos seguros que Dios, aunque nos parezca que tarda en venir en nuestro auxilio, no dejara que gobiernen los pecadores sobre la herencia de los justos, que no abandonara su posesion, y que las puertas del infierno no prevaleceran contra ella" (59).

(57) Libro III de las cartas de San Anselmo, c. 74.
58) Ibid. c. 37.
59) Libro II de las cartas de San Anselmo, c. 33.

37 En estas y otras cartas semejantes de ANSELMO encontramos admirable consuelo, no solamente al renovar el recuerdo de un santo tan devoto de esta Sede Apostolica, sino también porque ello Nos trae a la memoria, Venerables Hermanos, vuestras cartas y tantos otros testimonios de vuestra unión con Nosotros en semejantes luchas y aflicciones.



17. Unión actual de obispos y fieles con el Romano Pontifice.

38 Es de admirar ciertamente como la unión de los Obispos y de los fieles con el Pontifice Romano se ha venido estrechando cada vez mas intimamente al recrudecer las tempestades desencadenadas en el correr de los siglos contra el nombre cristiano, llegando en nuestros dias a hacerse tan unanime y cordial, que solo puede explicarse por la intervención divina. Es esta unión Nuestro mayor consuelo, asi como también es una gloria y una poderosa defensa de la Iglesia. Pero cuanto mejor es el beneficio con tanta mayor razón es envidiado por el demonio y odiado por el mundo, el cual no tiene idea de nada semejante en la sociedad terrena, ni puede explicarselo por medio de sus razones politicas y humanas, ni considera que es el cumplimiento de la sublime oración que Cristo hizo en la ultima cena.

39 Es pues necesario, Venerables Hermanos, que nos esforcemos con todo empeno por custodiar y hacer siempre mas intima y cordial esta unión divina entre la cabeza y los miembros, sin atender a consideraciones humanas, sino teniendo presentes los motivos divinos, para que todos seamos una sola cosa en Cristo. Si tendiéremos con todas nuestras fuerzas a la consecución de este fin, cumpliremos mejor nuestra misión sublime, que consiste en ser continuadores y propagadores de la obra de Cristo y de su reino en la tierra. Por eso la Iglesia sigue repitiendo en el correr de los siglos la amorosa plegaria del divino Esposo, que es también el deseo mas ardiente de Nuestro corazon: "Padre Santo, conserva en tu nombre a los que me diste, para que sean una sola cosa como nosotros" (Jn 17,11).

40 Pero es necesario este esfuerzo no solo para oponerse a los asaltos exteriores de aquellos que combaten abiertamente contra la libertad y los derechos de la Iglesia, sino también para obviar los peligros internos, de que antes hicimos mencion, al deplorar que existiese cierta clase de hombres que se esfuerzan con astucia por destruir en sus fundamentos la constitución y la esencia misma de la Iglesia, manchar la pureza de la doctrina y trastornar toda su disciplina. Aun en nuestros dias continua avanzando el veneno, que ya ha logrado infiltrarse en muchos miembros del clero, principalmente en los jóvenes, como habiamos dicho, inficionados con esta atmosfera morbosa, por la desmesurada mania de novedad que los precipita al abismo y los sofoca.


18. La ciencia positiva, el progreso material y el agnosticismo moderno.

41 Ademas, por una deplorable aberracion, sucede que los progresos en las ciencias positivas y en la prosperidad material, buenos por su naturaleza, dan ocasión y pretexto a muchos ingenios débiles, dispuestos al error por las pasiones, p ra levantarse contra la verdad divina con una intolerable soberbia. Estos tales deberian mas bien recordar las multiples equivocaciones y contradicciones frecuentes de los incautos fautores de la novedad, en las cuestiones de orden especulativo y practico que son mas vitales para el hombre, y reconocer en ello el castigo del orgullo humano, que se contradice a si mismo y se hunde miserablemente, antes de llegar a divisar el puerto de la verdad. Pero ellos, no han sabido aprovecharse ni siquiera de la propia experiencia, para humillarse y cambiar de opinión "y abajar, la soberbia que se levanta contra la ciencia de Dios, sujetando su entendimiento en obsequio de Cristo" (2Co 10,4-5).

42 Mas aun, pasarón del uno al ola extremo, de la presunción al despecho, siguiendo aquel método de filosofia que, dudando de todo, lo envuelve todo en las tinieblas. De aqui procedio el agnosticismo contemporaneo junto con otras absurdas doctrinas del mismo género y una infinidad de sistemas contradictorios entre si y con la recta razon. Y con esta diversidad de sentencia: "se perdierón en sus disquisiciones, porque creyéndose sabios, fuerón hechos necios" (Rm 1,21-22). Mientras tanto, sus altisonantes discursos, esta nueva ciencia que proponian como venida del cielo y los modernos sistemas, logra atraer a muchos jóvenes y apartarlos del recto camino, en la misma forma que le ocurrio a AGUSTIN, envuelto por los errores de los maniqueos. Pero acerca de estos funestos maestros de la insensata sabiduria, de sus intenciones, de sus enganos y de sus erroneos y perniciosos sistemas, hablamos extensamente en Nuestra carta Encíclica "Pascendi dominici gregis", del 8 de Septiembre de 1907.


19. Peligros doctrinarios en tiempo de San Anselmo.

Baste hacer notar ahora que si los peligros que entonces recordabamos son mas graves y mas inminentes en nuestros dias, no son sin embargo enteramente distintos de los que amenazaban la doctrina de la Iglesia en los tiempos de ANSELMO. Hemos de procurar además encontrar en la obra del Santo Doctor una ayuda y un consuelo semejantes para la tutela de la verdad, como lo encontramos en su fortaleza apostolica, para la defensa de los derechos.

Para no recordar ahora detalladamente todas las condiciones intelectuales del clero y del pueblo de aquella época, era entonces singularmente peligroso un doble exceso en el solian incurrir los hombres de aquel tiempo.

43 Algunos mas ligeros y vanidosos, imbuidos de una erudición superficial, se gloriaban, mas de lo que puede creerse, de ese cumulo de conocimientos. Estos, seducidos por esta vana especie de filosofia y de dialéctica, a la se daba el nombre de ciencia, despreciaban las autoridades sagradas, "con criminal temeridad se atrevian a disputar contra cualquiera de los dogmas que profesa la fe cristiana, y con como absurdo todo aquello que podian comprender antes que confesar con humilde sabiduria que podian existir muchas cosas que ellos eran incapaces de entender. Porque suelen algunos, apenas han comenzado a engreirse con una ciencia que todo lo presume de si misma, -ignorando que si alguno cree que sabe alggo, no conoce de qué manera lo debe saber-, antes de poseer las alas espirituales mediante la solidez en la fe, levantarse suntuosamente a las cuestiones mas alta de la misma fe, De donde proviene mientras se esfuerzan por subir antes de tiempo y por medio del entendimiento, por el mismo entendimiento ven obligados a descender a toda clase errores" (63). Ejemplos semejantes contemplamos también a cada paso en nuestros dias.

63) S. Anselmo, De fide Trinitatis, cap. 2.


47 Otros, por el contrario, de animo timido y apocado, atemorizados por la caida de muchos que naufragarón en la fe y por el peligro de la ciencia que hincha, pretendian excluir toda filosofia, si no ya toda discusión y estudio razonado sobre la doctrina sagrada.

48 Entre ambos excesos se encuentra en medio el uso de la Iglesia, la cual, asi como detesta la presunción de los primeros que, "hincha como un odre por el espiritu de vanidad..." (asi lo reprendio GREGORIO IX en época posterior), porque "pretenden mas de lo justo fundar la fe sobre razones naturales, adulterando la palabra de Dios con las fantasias de los filosofos" (64); asi también reprueba la negligencia de los segundos, demasiado ajenos a los estudios racionales y que no se preocupan "de aprovechar, por medio de la fe, en su inteligencia" (65), principalmente cuando deben, por la obligación de su oficio, defender la fe católica contra los errores que se levantan por todas partes.

64) Greg. IX. Carta Tacli dolore cordis a los teologos de Paris, 7 de Julio de 1228
65) Libro II de las cartas de San Anselmo, c. 41. hhh


20. Lumbrera de ciencia sagrada. Sus enseñanzas.

49 Puede decirse que para llevar a cabo esta defensa fue pro movido ANSELMO por Dios, el cual con el ejemplo, con la palabra y con los escritos, mostrase el camino seguro, abriese, para provecho de todos, las fuentes de la sabiduria cristiana, y fuese el guia y la norma de aquellos maestros católicos que después de él "ensenarón las sagradas letras según el método escolastica" (66). Por eso no sin razón se lo ha estimado y tenido siempre como su precursor.

66) Brev. Rm, dia 21 de Abril.


50 No pretendemos afirmar con esto que el santo DOCTOR DE AOSTA haya llegado desde el primer momento a lo mas elevado de la especulación teologica o filosofica, ni que haya obtenido una fama igual a la de los dos eximios maestros, SANTO TOMAS y SAN BUENAVENTURA. Los frutos que luego se siguierón de la sabiduria de éstos ultimos, no madurarón sino con el tiempo, y mediante el concurso y el trabajo de muchos doctores. El mismo ANSELMO, tan modesto, como es propio de los verdaderos sabios, al mismo tiempo que docto y de agudo ingenio, no publico ninguno de sus escritos a no ser que se ofreciese la ocasion, o se viese obligado a ello por la superior autoridad. Por lo demas, declara en ellos "que si ha escrito algo que deba ser corregido, no se opone a que se efectue la enmienda" (67); mas aun, cuando se trata de una cuestión controvertida y que no pertenece al deposito de la fe, no quiere que el discipulo "se adhiera a ella de tal manera que a toda costa la defien da, si es que alguno pudiere probar la falsedad de esas opiniones y establecer las contrarias con argumentos mejores; lo cual, si ocurriere, dice, no negaras que ello nos ayudo por lo menos para el ejercicio de la discusion" (68).

67) Cur Deus Homo. libro II, c. 23.
68) "De Grammatico", c. 21, al final. kkk


51 Sin embargo ANSELMO logro mucho mas de lo que él mismo u otros habrian esperado de si. Fue tanto lo que adelanto, que la gloria de los doctores que luego vinieron, y aun la del mismo TOMAS DE AQUINO, no oscurecio la fama de su precursor, aunque el angélico doctor no haya aceptado muchas de las conclusiones de aquél, o bien las haya refundido enteramente y con mas precision. Pero ANSELMO tiene el mérito de haber abierto el camino a la especulacion, de haber disipado los temores de los que vacilaban, de haber apartado los peligros de los incautos y los danos que provenian de los que cavilaban exageradamente, que son justamente llamados por él: "aquellos dialécticos de nuestros dias, mejor dicho, los que son herejes por la dialéctica" (69), en los cuales la razón era esclava de la imaginación y de la vanidad.

69) De fide Trinitatis, c. 2.

52 Contra estos ultimos hace notar que "aunque se debe exhortar a todos que entren con grandisimo cuidado en las cuestiones de la Sagrada Escritura, es tos dialéctico de nuestros dias... deben ser alejados por completo de la discusión de los asuntos espirituales". Y la razón que luego añade es muy oportuna para los que hoy dia los imitan, repitiendo los mismos errores: "Porque en sus almas, la razon, que debe ser la reina y el juez de todas las cosas que hay en el hombre, se encuentra de tal manera enredada por las imagenes materiales que no puede verse libre de ellas, ni es capaz de distinguir entre éstas, aquellas cosas que solamente ella debe contemplar" (70).

70) Ibid.

21. La Razón y la Fe. Estudios filosoficos y teologicos.

53 Ni son menos oportunas en nuestros tiempos a que .c palabras con que critica a esos f filosofos, "los cuales, como no pueden, entender aquello que creen, disputan contra la verdad de la misma fe confirmada por los Santos Padres; como si los murciélagos y los buhos, que unicamente ven el cielo por la noche, disputasen de los rayos del sol del medio dia, con las aguilas que lo miran de hito hito" (71). Por lo tanto, condena aqui y lo mismo en otro lugar (72), la perversa opinión de aquellos, que exagerando campo de la filosofia, le atribuian derecho de invadir los dominios de la teologia. El egregio doctor, oponiéndose a esta insensatez, senala muy bien los limites propios de cada una de estas ciencias, e insinua suficientemente cual debe ser el oficio de la razón respecto de las cosas de la fe: "Nuestra fe, se ha de defender por medio de la razón contra los impios. Pero, ¿en forma y hasta donde? Nos lo dicen palabras que se siguen: "Hay que mostrarles a éstos, por medio de razón como nos desprecian contra razon (73). Por tanto, el principal de la filosofia es demostrar cuan forme a la razón es nuestra fe, y lo que a ello se sigue, a saber, el creer a la autoridad divina que nos propone misterios profundisimos, los cuales, debido a los multiples indicios de credibilidad "són enteramente dignos de fe".

Muy diverso es el fin peculiar de la teologia cristiana, la cual se funda sobre el hecho de la revelación divina y confirma en la fe a aquellos que confiesan gozarse con el nombre de cristianos; es decir, "que ningun cristiano debe poner en duda lo que la Iglesia católica cree con el corazón y confiesa de palabra, sino que conservando sino siempre firmisimamente la misma fe, amandola y viviendo según ella, debe con humildad procurar, en cuanto le fuere posible, investigar las razones de lo que cree. Si puede entenderlo, dé gracias Dios; de lo contrario, no ataque lo que no comprende, sino abaje humildemen cabeza" (74).

Por tanto, cuando los teologos indagan o los fieles buscan razones respecto de la fe, ello no es para basar en ellas la fe, la cual tiene por fundamento la autoridad de Dios que lo ha revelado; a saber, como dice SAN ANSELMO: "asi como el recto orden exige que creamos en los altisimos misterios de la fe cristiana, antes de pretender discutirlos con nuestra razon: asi también, parece que es falta, si luego de haber sido confirmados en la fe, no nos esforzamos por comprender aquello que creemos" (75). Se refiere aqui ANSELMO a aquella inteligencia de que habla el CONCILIO VATICANO (76); pero como el mismo santo dice en otro lugar: "Aunque después de los Apostoles, muchos nuestros Santos Padres y Doctores, dicen tantas y tan grandes cosas de la razón de nuestra fe... no han podido, sin embargo decir todo lo que habrian dicho, si hubiesen vivido durante mas tiempo; y por otra parte, la razón de la verdad es tan amplia y tan profunda, que no puede ser agotada por los mortales, y además, el Señor no cesa de partir los dones de su gracia en su Iglesia, con la cual ha prometido estar hasta el fin de los siglos. Y omitiendo ahora otros lugares donde la Sagrada Escritura nos invita a investigar la razon, aquél en donde nos dice: "si no creyereis, no comprenderéis", nos indica claramente su intención de hacer extensivo este asunto a la inteligencia, ya que nos ensena la manera de progresar en ella". Ni ha de hacerse caso omiso de la razón que añade en ultimo término, a saber, "que entre la fe y la vision, se encuentra en medio la inteligencia que podemos tener en esta vida de los misterios, y por tanto, cuanto mas adelantar e alguno en ésta, tanto mas se acercara a aquélla, que todos anhelamos" (77).

71) nnnIbid.
72) Libro II de las cartas de S. Anselmo, c. 4.
73) Libro II de las cartas de S. i\nse.lrno (73) Ibid
74) De fide Trinitatis, c. 2.
75) Cur Deus Homo. 1. I, c. 2.
76) Constit. Dei Filius, c. 4
77) De fide Trinitatis. Prologo.


22. Solidez en los estudios y males que se pueden seguir de la falta de ésta.

55 Con estos y semejantes principios establecio ANSELMO los fundamentos solidos de los estudios filosoficos y teologicos; los mismos fuerón por él pro puestos como régimen de los estudios para el futuro, los cuales después otros sapientisimos varones, principes de la escolastica, y en primer término SANTO TOMAS DE AQUINO, acrecentaron, ilustrarón y perfeccionarón para gran glo ria y defensa de la Iglesia.

Gustosamente hemos hecho mención de este mérito de ANSELMO, Venerables Hermanos, porque nos dierón la ocasión que deseabamos de exhortaros a que procuréis conducir nuevamente a la juventud, sobre todo del clero, a las salubérrimas fuentes de la sabiduria cristiana, abiertas primero por el doctor de Aosta, y enriquecidas luego sobremanera por SANTO TOMAS DE AQUINO. Sobre lo cual deseamos que no se echen en olvido las instrucciones de N uestro Predecesor LEON XIII, de feliz memoria (78), y las Nuestras, sobre las cuales hemos insistido tantas veces, y principalmente en la ya mencionada Encíclica "Pascendi dominici gregis" del dia 8 de septiembre de 1907. Con demasiada claridad se confirma cada dia mas por la triste experiencia el dano y la ruina ocasionados por el descuido de estos estudios, o por haberlos realizado sin un método fijo y seguro, como quiera que no pocos, aun entre el clero, antes de haber obtenido la suficiente idoneidad y preparación para ello, se arrogarón el derecho de discutir "las mas altas cuestiones de la fe" (79). Deplorando esto junto con ANSELMO que remos repetir sus serias recomendaciones: "Nadie pues, se entregue temerariamente a las intrincadas cuestiones de las cosas divinas si no ha adquirido primero, con la solidez de la fe, la estabilidad en sus costumbres y en la cien cia, no sea que discurriendo con incauta ligereza por los multiples desvios de los sofismas, se vea enredado en errores de los cuales le sea luego muy difícil librarse" (80). Si a esta ligereza se anaden luego los incentivos de las pasiones, como suele acontecer, siguese entonces la ruina total de los estudios serios y de la integridad de la doctrina. Porque hinchados con esa necia soberbia que lamenta SAN ANSELMO en los dialécticos herejes de su tiempo, desprecian la autoridad de la Sagrada Escritura y de los Santos Padres y Doctores, respecto de los cuales por el contrario, un talen to mas modesto repetiria las respetuosas palabras de ANSELMO: "Ni en nuestros tiempos, ni en el futuro, esperamos ver otros semejantes a ellos en la contemplación de la verdad" (81).

78) Encíclica Aeterni Patri, 4 de Agosto de 1879.
79) De fide Trinitatis, c. 2
80) Ibid.
81) Ibid. Pronogo

56 Ni hacen mayor aprecio de la autoridad de la Iglesia y del Sumo Pontifice que se esfuerzan por volverlos al buen camino, a pesar de que en sus palabras se muestran muy generosos en declarar su sujeción a ellos, porque esperan que defendiéndose en esta forma obtendran crédito y proteccion. Apenas pueden entreverse fundadas esperanzas de que éstos vuelvan al recto camino ya que niegan la obediencia a aquel a quien "la divina Providencia ha entregado... como a señor y padre de toda la Iglesia que peregrina en la tierra, la custodia de la vida y de la fe cristianas y el gobierno de la Iglesia, y por tanto, donde quiera que surja en la Iglesia algo en contra de la fe católica, a nadie pertenece con mas justicia el enmendarlo, que a su autoridad; ni nadie con mas seguridad puede corregir el error, como su prudencia" (82). y ojala que estos pobres extraviados que tienen siempre prontas las hermosas palabras de sinceridad, de conciencia, de experiencia religiosa, de fe sentida y vivida, comprendiesen los sabios consejos de ANSELMO y procediesen según su ejemplo y doctrina, y sobre todo, ojala que grabasen profundamente en sus corazones estas palabras: "En primer lugar debe purificarse el corazón por medio de la fe... y se han de iluminar los ojos mediante la observancia de los preceptos del Señor... y con humilde obediencia a los testimonios de Dios debemos hacemos pequenos para conseguir la sabiduria... Quitadas la fe y la obediencia a los mandamientos divinos, no solo se ve impedida la inteligencia de llegar a comprender las verdades mas elevadas, sino que aun pierde a veces el talento concedido, y hasta la misma fe, si se descuida la buena conciencia" (83).

82) Ibid.
83) Ibid. zzz



San Pio X, Communium rerum 26