San Pio X, Communium rerum 56

23. Exhortación final.

57 Por lo tanto, si estos hombres inquietos continuan obstinados en esparcir los motivos de disensiones y de errores, en disipar el patrimonio de la doctrina sagrada de la Iglesia, en impugnar la disciplina, en despreciar las costumbres mas venerables, "siendo una especie de herejia pretender destruirlas" (84), y en abatir desde sus fundamentos la misma constitución divina de la Iglesia; con tanto mayor cuidado debemos nosotros, Venerables Hermanos, vigilar y alejar de nuestra grey, sobre todo de su parte mas delicada, que es la juventud, una peste tan perniciosa. Esta gracia pedimos incesantemente a Dios, interponiendo el valioso patrocinio de su Augusta Madre, y la intercesión de los bienaventurados habitantes de la Iglesia triunfante, especialmente de SAN ANSELMO, astro resplandeciente de cristiana sabiduria, guardian incorrupto y valiente defensor de todos los sagrados derechos de la Iglesia. Al mismo queremos dirigirnos con las palabras, que cuando aun vivia en la tierra, le escribio Nuestro Santo Predecesor GREGORIO VII: "Como quiera que el olor tus buenas obras ha llegado hasta nosotros, damos gracias a Dios y te abrazamos de corazón en el amor de Cristo, teniendo por cierto que merced a tus ejemplos ha progresado la Iglesia Dios, y que por tus oraciones y las de los que son semejantes a ti, podra ser también librada de los peligros que la amenazan viniendo en su ayuda la misericordia de Cristo. Asimismo, pedimos a tu caridad que ruegues asiduamente a Dios a fin de que aunque salve a su Iglesia, y a Nosotros, que aunque indignos la gobernamos, de los inminentes ataques de herejes, y para que a éstos, abandonando sus errores, los conduzca al camino de la verdad" (85).

84) San Anselmo, De nuptiis consanguineorum cap. 1 111
85) Libro II de las cartas de San Anselmo, c. 31. 222)


58 Sostenidos con estos auxilios y confiados en vuestra correspondencia, a todos vosotros, Venerables Hermanos, al clero y al pueblo entregado a cada de vosotros, os impartimos con todo afecto en el Señor Nuestra bendición apostolica como prenda de la gracia divina y testimonio de Nuestra especial benevolencia.

Dado en Roma, junto a San Pedro, en la festividad de SAN ANSELMO, dia 21 de abril de 1909, en el ano sexto de Nuestro Pontificado.






San Pio X, Communium rerum 56