EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - sobre la Pintura del Nombre de Jesus, resplandeciente en medio de los rayos del Sol.


CAPITULO III.


De la Pintura de la Adoración de los Reyes Magos, y lo que en ella se puede aprobar, ó reprehender.

I Aunque San Matheo es el único entre todos los Evangelistas, que nos dice haber adorado los Magos á Christo Señor nuestro; sin embargo, el mencionado Evangelista, á quien se lo reveló el Espíritu Santo, y él lo manifestó despues á la Iglesia, habla tan clara, y distintamente de dicha adoracion, que no cabe mas. Por lo que, se celebra este Misterio con mucha veneracion, y se ha celebrado ya desde los principios de la Iglesia con el nombre de Epiphanía, ó de manifestación del Señor. Mas, sobre si esta Adoración sucedió realmente el mismo dia, en que la celebra la Iglesia, ó en otro; aunque la parte afirmativa está fundada en argumentos gravísimos, y casi inconcusos: con todo no puede decirse, que es de Fé. Solamente advierto, por lo que hace á mi intento, que el que alargase mucho el tiempo de dicha Adoración (esto es, el que dixese, que se hizo despues de la Presentación de Christo en el Templo) se verá precisado á decir, que se hizo, ó fuera de la Judéa en la Ciudad de Nazareth, lugar de Galilea (lo que tengo por falso), ó que absolutamente nunca se pudo hacer, lo que no se puede decir, y sería un error grande contra la Fé. Porque, el que haya dicho S. Epiphanio (435), Autor por otra parte grave, y doctísimo, que los Magos adoraron á Christo despues de dos años de su Nacimiento; en lo que siguió tal vez á Eusebio de Cesaréa (436): por mas que intente probarlo de las mismas palabras del Evangelio, donde hablando de Herodes, se dice, que (437): ??? Viéndose burlado de los Magos, montó en cólera, y envió á matar á todos los muchachos, que había en Belén, y en todas sus cercanías, que fuesen de dos años abaxo, segun el tiempo que había entendido de los Magos: Por mas que, como digo, lo afirme expresamente, con todo está esto tan lleno de dificultades tan graves, y casi insuperables, que con mucha razon, así los Santos Padres, como los Intérpretes, que han escrito despues de San Epiphanio, se han apartado de este modo de pensar: lo que podria yo convencer, y manifestar con argumentos irrefragables, si no fuera esto alejarme demasiado de mi asunto. Y así, siguiendo la mente de la Iglesia, supongo, y afirmo, que dicha Adoración la hicieron los Magos en la misma Ciudad de Belén el mismo dia, en que la Iglesia celebra tan solemnemente esta Festividad. Porque, como sabiamente, segun acostumbra, notó S. Juan Chrisóstomo (438), quiso Jesu-Christo quedarse casi todos los quarenta dias en la Ciudad de Belén, para manifestar á los Judíos la oportunidad, que tenian (si hubiesen querido inquirir la verdad) de conocer el lugar de su Nacimiento: pues ellos, ó por una suma ignorancia, ó por una refinada maldad, que les es familiar, parecia, que negaban esto, ó que lo ponian en duda, pensando, ó esparciendo voces, de que había nacido en Galilea: esto es lo que daban á entender claramente, quando se atrevieron á decir (439): ¿Acaso ha de venir Christo de Galilea? ¿Por ventura no dice la Escritura, que vino Christo de la raza de David, y del Castillo de Belén, de donde era David? En atencion, pues, á la dignidad, y celebridad de un hecho tan grande, quiso Christo quedarse en Belén todo aquel tiempo, y recibir allí el debido obsequio, que le tributaron los Magos, y los Gentiles.

2 Mas, sobre si los Magos adoraron á Christo en ??? el mismo lugar donde había nacido, esto es, en la misma cueva de Belén; no están conformes en este punto los Santos Padres, é Intérpretes. Muchos Padres, singularmente los mas antiguos, dicen claramente, que el lugar de la Adoracion, fué el mismo del Nacimiento. De este parecer es S. Justino Martir (440), cuyas palabras, por ser de un Autor tan docto, y antiguo, no será fuera de propósito el ponerlas aquí á la letra. Dice, pues: Allí (esto es, en la cueva de Belén, de que está hablando) puso María en el pesebre á Christo recien nacido; allí le encontraron los Magos, que venian de la Arabia. La misma sentencia sigue San Gerónimo (441), el qual exâminó diligentemente, y veneró aquellos santos lugares; por lo que, hablando de la cueva de Belén, dice: En este pequeño agujero nació el Criador de los Cielos; aquí fué envuelto en pañales; aquí lo vieron los Pastores; aquí le dió á conocer la estrella; aquí le adoraron los Magos. La misma sigue S. Agustin (442), el Autor Operis imperfecti (443), Euthimio, y otros muchos: de suerte que uno de los mas esclarecidos Intérpretes de los Evangelios (444), no duda afirmar ser esta la sentencia casi comun de los Santos Padres. Mas, como la autoridad del Evangelio (particularmente quando esta se puede defender con razones buenas, y sólidas, y se agrega al mismo tiempo el peso, é interpretación de los Autores) se debe estimar en mas, que otra cosa alguna: por esto pienso yo, que en este particular se ha de discurrir de otra manera.

3 Juzgo, pues, que los Magos encontraron á Christo, no ya en el pesebre, ó en la cueva de Belén, sino en otro lugar mas decente, y acomodado: esto es, en alguna de las casas del Lugar, ó si á alguno le pareciere ??? mejor, en el mismo meson desocupado ya de la muchedumbre, y turba de pasageros. Porque, el que la magestad de Jesu-Christo quisiese nacer en una cueva, que servia de quadra, ó de establo, y el que estuviese recostado en el pesebre, era cosa que encerraba misterio, y fué para darnos exemplo: mas, el que despues fuese puesto en un lugar algo mas decente, era cosa, que tocaba á la piedad, y amor de sus Santísimos Padres. Muévome á pensar de este modo, lo primero, por las palabras del Evangelio, que dice (445): Y entrando en la casa, hallaron al Niño con María su Madre: donde se ve, que aquel lugar ya no se llama caverna, ó cueva, sino clara, y distintamente, casa. Lo segundo, por la autoridad de S. Juan Chrisóstomo (446), el qual lo insinúa, y expone con bastante claridad, y todavía mas expresamente Theophylacto (447), el qual sigue abiertamente, como siempre, á S. Juan Chrisóstomo. Y por último me mueve á afirmar esto con menos temor, la autoridad (que para mí es de mucho peso) del Intérprete de los Evangelios, que citamos poco ha (448). Este Autor, despues de haber referido en compendio todo lo que acabamos de decir, añade: Ya se había dado cumplimiento al misterio. Es de creer, que ya había cesado la necesidad; y la piedad de María, y de Joseph nos persuade, que buscaron con la mayor diligencia un lugar mas acomodado. Y respondiendo al argumento, que podria hacerse sobre la autoridad de los Santos Padres, dice: Los Autores, que hemos alegado antes, acaso mas en tono de Sermon, que haciendo el oficio de Intérpretes, dixeron, que los Magos adoraron á Jesus en el pesebre, por quanto esto parecia que aumentaba el misterio, y la admiracion, y fé de los Magos. Y así, viniendo ahora á nuestro asunto, sacamos por conclusion, ??? que hacen bien los Pintores, que pintan la Adoración de los Magos en el pesebre, y que están libres de toda nota de reprehension; y que los que la pintan en alguna casa, ó en otro lugar mas decente, hacen igualmente bien, y acaso mejor, por lo que acabamos de decir. Mas, el que unos, y otros en la Adoración de los Magos pinten enteramente desnudo á Jesus recién nacido, y que en esta forma se le da á adorar su Santísima Madre; es error, ó un juego de una fantasía extravagante, que ya hemos reprehendido antes (449), tratando de la Natividad del Señor.

Por hacerse increible, que la piadosísima Madre, que tenia un amor tan grande á su Hijo; en tiempo de Invierno, y en una region, que no carece de frio, tuviera en sus brazos enteramente desnudo al Niño recien nacido, y que así lo diera á ver, y adorar á los Magos, y á otros: por no decir ahora nada de la modestia de la Virgen recien parida, de su pudor, y circunspeccion, que (por decirlo en una palabra) todo era digno de la Madre Dios. Suelen tambien pintar á la Santísima Virgen en este Misterio, teniendo al Niño en sus brazos, lo que me parece muy bien; pero no, el que alguna vez la pintan en pie: antes quisiera que la pintáran sentada, por ser esto mas conforme á la dignidad de Madre de un tan gran Rey, á quien los Magos, que fueron Reyes (como verémos luego), desde regiones tan remotas, venian á tributarle adoraciones.

4 Hácense muchas preguntas acerca de los Magos, que adoraron á Christo, que no son ciertamente de nuestro asunto, é instituto, por no ser cosas, que se representen, ni puedan representarse en las Pinturas. Por esto solo tocaré lo que se puede, y suele ponerse á la vista. Primeramente se echa de ver bastante, que los Magos fueron muchos; mas no, que fuesen doce, ??? como sintió el Autor Operis imperfecti, movido de una escritura apócrifa, que se intitulaba Seth, la que dice exîstía en su tiempo: pero sin duda, que fueron mas dedos, pues el Evangelista (ó á lo menos la version Griega del Texto del Evangelio, que leemos en la Vulgata) no usa del dual, lo que podia con mucha facilidad, sino del plural. Por lo que la sentencia comun, y recibida, no solo del vulgo, sí tambien de los Santos Padres (450), es que fueron tres; y así no deben pintarse mas, ni menos, que tres. Mas, por lo que mira á otras qualidades del cuerpo, por exemplo, que uno de ellos fuese muy viejo, otro mozo, y el otro enteramente negro, como un Etíope; todas estas son cosas, de que se tiene poca, ó ningúna noticia, y por esto el mismo Cardenal Baronio, no las juzgó dignas de ponerlas en sus doctos, y eruditos Anales. Y así damos de buena gana á los Pintores sobre este punto la licencia, que ellos mismos tan liberalmente se apropian: aunque, para decir lo que siento, esto último de pintar á uno de los Magos enteramente negro, se me hace muy dificil, y me parece demasiado atrevimiento, ya fuese, que ellos viniesen de Persia, como quieren muchos Santos Padres (451), é Intérpretes; ó ya de la Arabia, lo que tengo por mas verisimil, por el peso de muchas razones, y autoridades: pues de este parecer fueron S. Justino Martir (452), Tertuliano (453), S. Cipriano (454), S. Epiphanio (455), y otros: y esto mismo demuestran tambien los dones, que ofrecieron, y algunas otras circunstancias.

5 Parece negocio de mayor monta el determinar, si ??? los Magos fueron Reyes, ó no, y por consiguiente, si deben pintarse con insignias Reales, ó de otro modo. Un Intérprete Herege (456), y por tanto, no solo malo, pero mas hinchado de lo que debiera, hace burla, y se mofa de la Iglesia por creer con Fé Católica (conforme él dice) que los Magos fueron Reyes. Pero se engaña: y miente en primer lugar, por afirmar, que la Iglesia enseña esto, y que lo tiene como cosa cierta, y de Fé; pues no es así. Porque, aunque la Iglesia probablemente se persuada, y se incline á que los Magos fueron Reyes, y en este sentido tome en el rezo de la Epiphanía aquellas palabras del Salmo 7I. Los Reyes de Tharsis, y las Islas ofrecerán dádivas; los Reyes de la Arabia, y de Sabá traerán dones: sin embargo en ningúna parte dice, ni lo ha enseñado nunca, que esto se haya de creer como de Fé: antes dexa al arbitrio de cada qual el juzgar libremente sobre este particular; de cuya libertad, habiéndose valido un Poeta Católico, y verdaderamente pío (por callar ahora lo que han dicho Autores mas severos) cantó en otro tiempo, hablando é los Magos (457): Nec Reges, ut opinor, erant. Ni eran Reyes segun pienso. Ademas, que si quiere este Herege calumniar, y burlarse de la Iglesia, búrlese tambien de la muchedumbre de Santos Padres antiguos, que dicen lo mismo. Pero pasemos adelante: y aunque nos hayamos apartado algún tanto de nuestro principal asunto; sin embargo detengámonos en esto todavía mas, y exâminémoslo mas de espacio; pues así, no solo taparémos la boca á este desvergonzado Herege, sino que lograrémos tal vez, que sientan mejor hombres por otra parte píos, y Católicos, de los quales algunos llaman á este modo de pensar, opinion del vulgo. Es, pues, sentencia muy comun, y ??? plausible de muchos Santos Padres, de los que yo he podido ver, cuyo parecer gustosamente abrazo, de que los Magos, que guiados de la estrella adoraron á Christo, fueron Reyes; no muy opulentos, como los de Persia, los de la India, y de otras naciones, sino que eran unos Régulos, ó Dynastas, y que tenian mando sobre pequeñas regiones. Pues la Arabia, de donde diximos arriba, que vinieron los Magos, está llena ahora, y lo estuvo siempre de semejantes Régulos, y Dynastas, á quienes hoy llaman Señores, ó Emires, principalmente, la que llamaron Feliz: y no solo esta, sino tambien la que llaman Petréa, y la que, por tener sus campos cubiertos de arena, y hallarse tan desnuda, é inculta, la dieron el nombre de Desierta. Y esto, no solamente lo he de probar con testimonios de la Sagrada Escritura, sí que tambien quiero hacerlo patente por las Historias profanas. Estrabon, Coriphéo de los Geógraphos, lo atestigua en varios lugares; y hablando de los Scenitas, gente, que compone parte de la Arabia, ó que á lo menos están juntos á ella, dice (458): Los Régulos, que están á una, y otra parte del rio, como tengan una region poco fertil, y habiten la menos pobre, tienen dominio sobre ella, y exîgen cada uno de ellos su tributo, y este exôrbitante. Y hablando despues mas claramente de los mismos Arabes, que habitan aquel pais, dice (459): Cada una de las Ciudades obedece á su Príncipe: ellas son felices, y tienen templos, y palacios muy bien fabricados; pero las casas son de maderas travadas unas con otras, semejantes á las de Egipto. Lo mismo afirman otros, como lo probarémos luego. Pongamos entre tanto á la vista los testimonios de los Santos Padres, que varias veces atribuyen á los Magos dignidad Real. S. Cipriano, dice (460): ??? Como si no fuera bastante, para darse á conocer Christo á la pérfida Nación de los Judíos, el que los Angeles hablasen á los Pastores, que la estrella se apareciese á los Reyes, y que concordes los Oráculos de los Profetas, todos á una diesen testimonio de Christo, de su Natividad, de su persona, y del lugar. Donde se ve, que los Magos, á quienes se apareció la estrella, expresamente se llaman Reyes. S. Hilario, hablando de los Magos, que adoraron á Christo, dice (461): Traíasele al Señor por el mundo mismo aquello que una impía religion tenia en mayor estima, midiendo los Magos las obras de la virtud de Dios por aquella falsa idea, que tenian formada de las cosas; y así ellos mismos eran los que venian á traer el oro, el incienso, y la myrra, dones buscados para este fin de las regiones de los Etiopes, y de los Sabéos: lo que puntualmente advirtió otro Profeta, quando dixo: En su presencia se postrarán los Etiopes, y sus enemigos lamerán la tierra. Los Reyes de Tharsis le ofrecerán dádivas, los de Arabia, y Sabá le traerán dones, y del oro de Arabia se le hará un presente. Y S. Juan Chrisóstomo (462), reprehendiendo la tibieza, desidia, y dureza de los Judíos, dice: Debieran ellos haber echado de ver al instante la grande dignidad, que se les había añadido con la Natividad de un tan gran Rey, que en su nacimiento glorioso había atraido á sí al Rey de los Persas. Y en el mismo lugar añade poco despues: Era muy consiguiente, que por mas que nada hubiesen sabido de los mas ocultos, y altos misterios, conocieran sin embargo su felicidad por la presente novedad de las cosas, pudiendo decir con razon: Pues si los Persas temen ya á nuestro Rey recien nacido, ¿con quánta mas razon podrán temerle, quando grande, y deberán sujetarse á su imperio? Donde se ha de advertir, que este eloqüente Padre, no pretende que alguno de los Magos ??? fuese Rey de Persia, y solamente da á entender que fueron Régulos, y de los principales Dynastas, que había en el Reyno de los Persas. Esto mismo fué lo que Juvenco Sacerdote Español, el qual fué el primero, así de los Griegos, como de los Latinos, que escribió en verso los Evangelios, y con razon se puede contar entre los Padres de la Iglesia, cantó con gravedad, y elegancia (463).

Gens est Eoi, PhSbo orto, proxima regni Astrorum solers, ortusque obitusque notare: Hujus primores nomen tenuere Magorum.

Hinc lecti, proceres, Solymas per longa viarum Deveniunt, regemque adcunt, orantque doceri. Quæ regio imperio puerum Judæa teneret Progenitum, & sese stellæ fulgentis ab ortu Admonitos venisse viam, quo supplice dextra Exortum terris venerabile numen adorent.

En cuyo pasage se ve clarísimamente, que los Magos eran los principales entre los Orientales, y que fueron elegidos de aquella gente mas distinguida. Podria citar aquí otros muchos testimonios; pero baste el consentimiento unánime de los que he producido.

6 A nadie debe causar dificultad, que el Evangelista no los llame Reyes, ni Régulos, sino solamente Magos. De que parece se siguen dos cosas: la primera, que no vinieron de la Arabia, contra lo que acabamos de establecer, pues el nombre de Magos no es nombre Arabe, sino de Persia: y la segunda, que no fueron Reyes: porque de otro modo no callaría el Evangelista esta circunstancia. Digo, que esto no debe mover á nadie. Porque en primer lugar, que se hayan confiado los mayores imperios á los Magos, y sabios, como eran estos de quienes hablamos (pues baxo el ??? nombre de Magos no se entiende que fueran Mágicos, ó encantadores) lo dice Estrabon con estas palabras (464): Acostumbraron nuestros mayores tributar honores, y confiar los imperios á los Sacerdotes Egipcios, Caldéos, y Magos, que se aventajaban en sabiduría á los demas. Y que hubiese Magos no menos en la Arabia, que en la Persia, lo sabrá qualquiera, que á mas del citado Estrabon, leyere á Plinio (465), el qual expresamente afirma, que no de otro modo se hicieron sabios Pythágoras, y Demócrito, sino por la conversacion, y trato con los Magos de Persia, y de Arabia. Lo mismo afirma Porphyrio citado por S. Cirilo (466). ¿Pero qué mas? Es tan cierto, que la Arabia, principalmente la que llamaron Feliz, abundaba de muchos Magos, que esto fué lo que dió el nombre á un golfo del mar junto á la parte mas Oriental de la Arabia Feliz, como claramente lo indica Ptoleméo (467), y lo dió tambien á cierta isla del mar Eritréo, ó Bermejo, conforme lo atestigua el mismo excelente Geógrafo (468). Con efecto, el Santo Job, de quien refiere la Escritura (469), que fué este varon grande sobre todos los Orientales, era Arabe, segun afirma clara, y categóricamente S. Juan Chrisóstomo (470), ó Iduméo, nacido, y criado en aquellos lugares poco distantes de la Arabia, como nadie puede ignorar por poco que haya saludado las Sagradas Letras. Era Job sin duda Rey, ó Régulo, segun sienten unánimemente los Santos Padres, é Intérpretes, y aun se echa de ver de las mismas palabras del mismo Libro (471). Y sus tres amigos, que la Escritura llama, Eliphaz Temanites, Baldad Suhites, y Sophar Naamathites, eran hombres sabios, que estaban muy instruidos, y versados en el conocimiento de las cosas ??? naturales, en la Ciencia dé la Dialéctica, de la Filosofia natural, y moral, y en la Astronomía, como se dexa ver bastante del contexto de todo aquel libro; de suerte que sería cosa pueril querer alegar aquí algunos lugares para confirmarlo. Sobre que sin embargo, puede verse el sabio, y eruditísmo Intérprete de dicho libro el P. Juan Pineda (472). Y es tan cierto, que estos fueron Reyes, ó á lo menos Régulos, y Dynastas, que consta de la Sagrada Escritura, que los llama Reyes en el Libro de Tobías, donde se lee (473): Porque así como los Reyes insultaban al Santo Job, así, &c. Y así no debe causarnos ningúna admiracion, que los Magos, que adoraron á Christo fuesen Reyes, ó á lo menos Regúlos, pues aunque esto no lo diga expresamente la Escritura, nos ha dado ella misma muchos motivos por donde conjeturarlo. Tales son las conjeturas siguientes: Que habiendo emprendido un camino tan largo, supuesto que viniesen de la Arabia Feliz, que abunda mucho de incienso, y produce muchísimo oro; fueron á Belén á adorar á Christo, lo que no parece ser propio de hombres particulares, ni de Filósofos: Que ellos poseyeron, y abrieron sus tesoros: Que, si los Magos hubieran sido hombres particulares, y no mas, nunca se hubieran atrevido (como lo advirtió S. Juan Chrisóstomo) á confesar abiertamente delante de un tirano, que ya había nacido el legítimo Rey de los Judíos; conjetura, que todavía la confirma mas el mismo Santo: porque así que llegaron á Jerusalen, y dieron noticia á Herodes del motivo de su venida; no los apartó él ignominiosamente de sí, ni los mandó crucificar, lo que ciertamente hubiera executado, si hubiese pensado tratar con unos hombres meramente particulares. Quede, pues, sentado, que aquellos Magos, á quienes su grande Fé les ha hecho tan célebres, si bien ??? no fueron Reyes poderosísimos; sin embargo fueron en cierto modo Reyes, y por tanto, que se han de pintar sin duda con algunas insignias Reales. El Lector erudito disimulará el que fuera de lo que acostumbro, haya hecho yo una disertación algo prolixa.




CAPITULO IV.


De las Pinturas de la Presentación de Christo en el Templo, y de la Purifícación de nuestra Señora; y lo que acerca de ellas se ofrece digno de notarse.

I Es antiguo, y comun axîoma del Derecho (474), que los Príncipes no están sujetos á las leyes: lo que siendo verdad, y estando recibido para con los Príncipes terrenos, tenia sin duda mucho mas lugar en JESUS, y MARIA, Señores del Cielo, y de la Tierra. Pero así como Jesu-Christo, aunque no estaba obligado á la ley de la Circuncision, por ser él, el que antiguamente la había impuesto, y promulgado, quiso no obstante ser circuncidado; así quiso tambien, que María su Madre, aunque no estaba sujeta á la ley de la Purificacion, por ser Virgen del todo pura, é intacta; sin embargo se purificase en el Templo, conforme á la costumbre. Este Misterio, aunque en parte es comun á Jesus, y á María, con todo me ha parecido ponerlo en la clase de los Misterios de Christo, por parecerme, que así lo lo hace, y observa la Iglesia, de suerte que los Griegos lo llaman , ó encuentro del Señor. Acerca de pintar, y representar este Misterio, no es decible quánto se engañan nuestros Pintores; con quienes he de lidiar otra vez, bien que amigablemente: pues solo pretendo, que instruidos por hombres mas sabios, queden mas advertidos en adelante, si alguno de ellos se ??? dignáre leer esta mi obra. Lo que para hacerlo mas perceptible, me ha parecido poner primero á la vista el modo con que Pintores, y Artífices de mucha fama, suelen delinear, y pintar este Misterio. Pintan en primer lugar, como que esto se executa en el Templo; y en esta parte no tiene duda, que obran bien, y con prudencia; pero no, en pintar un Templo enteramente semejante á los nuestros, sostenido con gruesas columnas, cubierto por todas partes, y terminando en cúpula, ó media naranja. Nada digo de colocar en las paredes, ó entre columna, y columna, imágenes, ó estatuas de cuerpo entero, y cosas semejantes, por llamarme la atención otras particularidades. Pintan, pues, el Arca del Testamento cubierta toda de Querubines, y palancas para llevarla; y ademas, no lejos de ella, el Santo Simeon vestido con las vestiduras, y ornamentos del Sumo Sacerdote de la Ley Mosaica, teniendo en sus brazos, y estrechando consigo al Niño Jesus. Finalmente, delante de la mesa, que nos la representan adornada con un rico tapete, pintan arrodillados á la Santísima Virgen, y á S. Joseph; y sobre la misma mesa en un pequeño canastillo, aquel par de tórtolas, ó de palomas, que consta haber ellos ofrecido por la Purificación de María. Esto es lo mas principal, y lo que justamente se debe advertir. Porque, el que se añadan muchachos arrodillados, vestidos con túnicas de grana, y sobre ellas, para mayor adorno, sobrepellices, ó roquetes, de suerte que parecen enteramente semejantes á los que sirven en nuestros Templos; es ligereza, que apenas merece notarse seriamente: saltando á los ojos, aun de los menos sabios, é instruidos, que dichos muchachos, como otras cosas tales, son inauditas, y agenas del culto que en la Ley antigua se tributaba á Dios en el Templo. Confieso que todo esto ha tenido su origen de la piedad, é imaginación de gente devota, pero no bastantemente instruida: ??? por lo que facilmente conocerá el que quiera tomarse el trabajo de exâminarlo con algún cuidado, ser estas por lo comun cosas falsas, y disparatadas.

2 Comenzando, pues, desde el principio, advierto desde luego á los Pintores (lo que no advertiría, si antes no me lo hubiera hecho reparar la extremada ignorancia de algunos) que en toda la Nación de los Judíos, y en todos aquellos pueblos, que durante la Ley antigua, adoraban al verdadero Dios, solamente había un Templo, donde se le tributaba el debido culto; esto es, aquel célebre Templo, que primero edificó Salomon (475), el qual de algún modo fué despues restaurado por Zorobabél (476), y que baxo el imperio de Judas Machâbeo (477) se vió libre de las abominaciones de los Gentiles; y finalmente lo edificó de nuevo, aunque en el mismo lugar, con singular, y Real magnificencia, aquel Rey Herodes, en cuyo reynado, bien que ilegítimo, nació Jesu-Christo (478): Herodes, digo, que aunque extrangero, concluyó á grandes expensas, en el espacio de no pocos años, aquella grande obra, que solo cedía al Templo de Salomon. En ningúna otra parte tenia Templo la Nación de los Israelitas, ni les permitia la ley, que lo tuviesen. Pues en esta se mandaba, y se les intimó á los Israelitas, aun quando habitaban en el desierto (479): No hareis así vosotros con el Señor vuestro Dios; sino que vendreis al lugar que eligiere el Señor vuestro Dios de todas vuestras tribus, para poner allí su nombre, y habitar en él: y en aquel lugar ofrecereis vuestros holocaustos, y víctimas, &c. Y un poco mas abaxo (480): En el lugar que eligiere el Señor vuestro Dios, para poner allí su nombre; allí traereis todo lo que os mando, los holocaustos, y hostias, &c. lo que todavía se dice despues mas expresamente (481): ??? Cuidado no ofrezcas tus holocaustos en qualquiera lugar que se te presentáre: sino en el que eligiere el Señor en una de tus tribus, allí ofrecerás hostias, y allí harás todo lo que te mando. Todos los Israelitas estaban obligados por la Ley á comparecer en el Templo en las tres mayores solemnidades, que se celebraban todos los años; á saber, en la Pasqua, Pentecostés, y en la Fiesta de los Tabernáculos. Consta esto mismo de varios lugares de la Escritura, donde se dice (482): Tres veces al año parecerá todo varon tuyo delante del Señor tu Dios. Y ademas (483): En tres temporadas del año parecerá todo varon tuyo delante del Señor Omnipotente Dios de Israel. Y en otro lugar: Tres veces al año parecerá todo varon tuyo ante el Señor tu Dios, en el lugar que hubiere elegido: en la solemnidad de los Azymos, en la solemnidad de las Hebdómadas, y en la de los Tabernáculos. Lo que se repite tambien en otra parte (484). Pues nada digo aquí, que no conste expresamente de la misma lección de la Sagrada Escritura, con tal que no se lea inadvertidamente, y sin poner atencion: y esto, que por sí mismo es tan claro, y manifiesto, todavía se confirma mas de otros textos. De esta manera: habiéndose apartado primero Jeroboam de Salomon, ó mas bien, de su hijo Roboam; temiendo astutamente, que si el Pueblo, segun mandaba la Ley, iba tres veces cada año á Jerusalen, vendria poco á poco en obedecer á Roboam, y se entregaría á su mando: tuvo el pensamiento sacrílego de hacer (y de hecho lo hizo) becerros de oro, de que tanto se habla en la Sagrada Escritura, la qual por lo que toca á nuestro asunto, dice así (485): Y dixo Jeroboam en su corazon: Ahora volverá el reyno á la casa de David, si subiere este pueblo á sacrificar en la casa del Señor en Jerusalen: y ??? tomará el partido de Roboam su Señor Rey de Judá: y me matarán á mí, y se volverán á él. Lo que, como lo hubiese premeditado, hizo dos becerros de oro, y les dixo: No subais mas á Jerusalen, &c. Por cuya razon elogia mucho la Escritura la piedad, y religion del viejo Tobías, quando dice de él (486): Finalmente, como fuesen todos á los becerros de oro, que había fabricado Jeroboam Rey de Israel, este era el que solamente huia las juntas de todos, y se iba á Jerusalen al Templo del Señor, y allí adoraba al Señor Dios de Israel.

3 No ignoro, que en tiempo de otros Reyes, que sucedieron á Salomon, había algunos lugares en las cumbres de los montes, que segun la mente de muchos Santos Padres, é Intérpretes (487), estaban consagrados al Dios verdadero, y aunque no todos; pero sí lo estaban muchos, á los quales por razon de la situación los llamaban Excelsa, lugares elevados, ó altos. Pero esto no era lo que Dios queria, bien que sin embargo no parecia que lo llevase muy á mal. Por esto, de algunos Reyes á quienes alaba la Sagrada Escritura, se dice de ellos, como cosa reprehensible, el que no hubiesen quitado esos Altos. Así vemos, que despues de haber dicho la Escritura de Asa Rey de Judá, que (488): Obró Asa rectamente ante el Señor, como David su padre: añade luego: pero no quitó los Altos. Así tambien de su hijo Josaphat, á quien se le dan las mismas alabanzas, se dice (489): Sin embargo no quitó los Altos, pues aun ofrecia el pueblo sacrificios, é inciensos en los Altos. Finalmente, lo mismo leemos de Joas, que á los principios de su reynado fué digno de alabanza (490): de suerte, que de Ezechîas, que fué un Rey singularmente bueno, por colmo de ??? sus elogios, dice la Escritura: El fué el que destruyó los Altos. Lo que mas abaxo se repite tambien de Josías, que fué el Rey mas religioso de quantos reynaron despues de David (491). He querido advertir todo esto mas largamente, para que conste, que ni á los Judios, ni aun (lo que comprehende mas) á todos los Israelitas, les fué permitido tener mas de un solo Templo, como ya advertí tambien tratando de la Circuncision del Señor; por temer (y lo temo todavía) que algunos Artífices menos instruidos, acostumbrados á ver, aun en las mas pequeñas de nuestras Ciudades, templos consagrados á Dios, y algunos de ellos magníficos, pensasen acaso, que esto pudo suceder tambien en la Ciudad de Belén, y que por esto se executase la Circuncision de Christo en el Templo, aunque confiesen, que quando fué circuncidado el Señor, no salió fuera de los límites, y muros de la misma Ciudad. Y si bien en los tiempos posteriores los habitantes de Samaria dedicaron de algún modo un templo á Dios en el monte Garizim (492), esto nada prueba; por haber sido aquel templo sacrílego, y cismático, donde se había erigido altar contra altar, lo que no era lícito: de suerte que solamente en Jerusalen estaba el templo donde queria Dios ser adorado, á que aludió la Samaritana, quando hablando con Christo, le dixo (493): Nuestros Padres adoraron á Dios en este monte; y vosotros decís, que en Jerusalen está el lugar, donde conviene adorar al Señor.

4 Esto presupuesto, que no me parece fuera del caso, ni enteramente inutil, digo, que segun la Fé del Evangelio, y la verdad del hecho, se pinta muy bien como executada en el Templo la Purificación de María, y la Presentación del Salvador: pero no es bien hecho pintarla en un Templo distinto enteramente del de Jerusalen, ??? y parecido del todo á los que hoy tenemos. Porque aquel antiguo Templo, en que se sacrificaban, y degollaban tantos millares de víctimas, y de animales, era tan desemejante á los nuestros (donde, como dice S. Leon Papa (494), la sola oblación incruenta del Cuerpo, y Sangre de Jesu-Christo, es de mas valor, que tantos sacrificios cruentos de víctimas), que no se puede dar cosa mas diversa. No me permite la cortedad del tiempo describir á la larga, como lo merecia la dignidad de la materia, qual era la estructura de un Templo tan grande, y magnífico: pues lo que de Roma dixo un insigne Geógrafo (495), que si se había de describir conforme á lo grande, y elevado del asunto, sería esta otra obra igualmente perfecta, ó superior; lo mismo con razon puedo yo decir del Templo de Jerusalen: aunque tal vez tocaré algo sobre este punto en otra parte (496). Pero entre tanto, por lo que nos hace al caso, es menester advertir á los Pintores, que aquel Templo constaba principalmente de tres partes: la primera del Santuario con un hermoso vestíbulo, donde solamente podian entrar los Sacerdotes, como mas largamente lo explicarémos despues: la segunda, de grandes atrios, así para los Israelitas, como para los Extrangeros, y Gentiles. (En el mayor, y mas principal de dichos atrios, era donde se celebraban los sacrificios, y holocaustos): la tercera, de pórticos de una, y otra parte, con muchas recámaras, ya baxas, y ya altas, salas, y habitaciones, segun el diverso uso de los ministros, y ministerios. De estas tres partes, solamente los lugares que llamaban Sancta, ó Sanctasanctorum, estaban cubiertos con techo; los atrios estaban enteramente descubiertos, y expuestos al Sol, y á la lluvia, y remataban en lo que nosotros llamaríamos galerías. Pero ??? nadie negará, que es muy dificil poner, y representar esto á la vista con solas palabras, sin el auxîlio de láminas, ó pinturas, que lo hacen mas perceptible. Por esto advierto á los que quieran tener una noticia mas exâcta de lo dicho, como les corresponde, que exâminen con mucha atención la descripción del Templo, que propone Benedicto Arias Montano, y la que hicieron despues los sabios Padres Prado, y Villalpando (497): pues de este modo lo percibirán mejor, que si yo quisiese explicarlo ahora con mucho rodeo de palabras.

5 De aquí se colige, quán absurdamente hacen los Pintores en pintar á la Santísima Virgen dentro lo mas santo, y recóndito del Templo, donde no entraban, no solo las mugeres, pero ni aun los hombres, que no fuesen Sacerdotes; y siempre con esta notable diferencia: que en el lugar, que se llamaba Sancta, entraban los Sacerdotes, que exercian su ministerio turnando por semanas, como dirémos mas largamente en otra parte (498): pero en aquel lugar, que por la profundísima reverencia que le tenian, se llamaba el Sanctasanctorum, donde estuvo colocada el Arca (mientras permaneció en el Templo), y donde se adoraba la Magestad del Señor sentado sobre los Querubines; á nadie le era permitido entrar, sino solamente al Sumo Sacerdote, y esto no todos los dias, ni aun todos los meses, sino sola una vez al año. Consta expresamente todo lo dicho de las mismas palabras de la Ley, que dice (499): Orará Aarón sobre sus extremidades una vez al año, derramando la sangre de la víctima, que se ha ofrecido por el pecado, y esta expiación continuará siempre entre vosotros de generación en generacion. Este será el culto mas santo que tributareis al Señor; y en otro lugar dice ??? Dios á Moysés (500): Dí á tu hermano Aarón, que no en todos tiempos se atreva á entrar en el Santuario á la parte de adentro del velo, que está delante del propiciatorio, y cubre el Arca, para que no muera. Lo que declarándolo mas, dice la Escritura (501): Y observareis esto perpetuamente de orar una vez al año por los hijos de Israel, y por todos sus pecados. Y el Apostol S. Pablo, como instruidísimo que estaba en el conocimiento de estas cosas, lo ilustró sabiamente quando dixo (502): Al primer tabernáculo entraban siempre los Sacerdotes quando consumaban los sacrificios; pero al segundo, solamente una vez al año el Sumo Pontífice, ofreciendo sangre por su propia ignorancia, y por la del pueblo. Y queriendo manifestar el mismo Apostol, que esto en un sentido mas elevado conviene propia, y aptísimamente á Jesu-Christo, añade (503): Christo haciendo de Pontífice de los bienes futuros, por un tabernáculo mucho mas excelente, y mas perfecto, no fabricado por manos de hombres, esto es, que no era de esta creacion; ni mediante la sangre de machos de cabrío, ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez en el Santuario, habiéndonos redimido para siempre. Pero todavía disuena mas, lo que acaso repararán pocos, el que los Pintores representen allí el Arca del Testamento: siendo cierto, que despues de la cautividad de Babilonia no estuvo mas en el Templo; y constando, que quando se iba acercando dicha cautividad, la escondió el Profeta Jeremías, como nos lo enseña la Sagrada Escritura, que dice (504): Y viniendo Jeremías, encontró una cueva, y allí metió el tabernáculo, el arca, y el altar del incienso, y cerró la puerta. En esto mismo convienen, no solo Josepho Hebreo (el qual afirma expresamente (505), que en su tiempo nada se encontraba ??? en el lugar que se llamaba Sanctasanctorum), y los demas Doctores Hebreos; sino tambien generalmente los Santos Padres, é Intérpretes Católicos: ni hombre alguno ha sabido jamás, donde se colocó despues, ni donde está ahora, lo que coligen de las palabras que inmediatamente se siguen (506): Y se le acercaron al mismo tiempo algunos que le seguian, para advertir el lugar, y no lo pudieron hallar. Así que lo conoció Jeremías, reprehendiéndoles, les dixo: que aquel lugar estaría desconocido, hasta que Dios congregase todo el pueblo, y le fuese propicio. Esta perfecta congregacion, dicen los Intérpretes, que se ha de hacer en el fin del mundo, y de aquí infieren que entonces el Arca de la alianza se manifestará á todos en el Cielo; lo que prueban de aquello del Apocalipsis (507): Se abrió el Templo de Dios en el Cielo; y se vió el arca de su testamento en su templo. Y mas expresamente lo dicen otros, entre los quales (por omitir ahora á muchos, que podria citar) puede verse el laborioso, y pío Escritor el Padre Francisco de Mendoza (508). Pero sea lo que fuere de esto último, todos tienen por cosa cierta, y fuera de duda, que el Arca de la alianza en tiempo de Christo, no estaba ya en el Templo de Jerusalen: y así sería un grande disparate pintarla en el Templo.

6 Mas, por lo que toca á pintar al Santo Simeon teniendo á Jesus en sus manos, y vestido con las vestiduras, y adornos de Sumo Sacerdote; es un error, y ridiculez, por no decir alguna cosa peor. Era ciertamente propio del Sacerdote, el recibir la oblacion, que segun la Ley debia hacer la muger recien parida, y orar al mismo tiempo por ella, para que quedára limpia, conforme á aquello del Levítico (509): Cumplidos los dias de su purgación por hijo, ó por hija, traerá un ??? cordero de un año en holocausto....... á la puerta del tabernáculo del testimonio, y lo entregará al Sacerdote, el qual lo ofrecerá al Señor, y rogará por ella, y así quedará purificada. Pero este no era oficio del Pontífice, ó Sumo Sacerdote, el qual no estaba, ni podia ser el único, que estuviese dedicado, y ocupado en unas cosas, que tan freqüente, y continuamente acontecian: ni se encontrará una cosa tal en toda la Escritura. Y si por especial providencia de Dios el Sumo Sacerdote hubiese recibido en sus manos al Niño Jesus; no pasaría en silencio el Evangelista una circunstancia tan singular, y de tanto peso. El justo, pues, y Santo Simeon, no era Sumo Sacerdote; y añado, que ni aun era Sacerdote, entre tantos millares como había destinados para el empleo, y oficio Sacerdotal. No ignoro, que ha habido Padres, que pensaron haberlo sido (510); pero yo me mantengo en mi opinon. Ni por esto piensen algunos (que acaso no están tan enterados sobre este punto, como debieran) que quiera yo proponerles cosas extraordinarias, movido de novedades de los Modernos. Oigan, les pido, al Intérprete, á quien tanto he citado, y citaré en adelante, el qual discurre siempre con mucho pulso, y juicio (511): Algunos creen (dice este gravísimo Escritor) que Simeon fué Sacerdote, como S. Cirilo Jerosolimitano, y S. Epiphanio. Lo contrario dicen Theophilacto, y Euthimio, y á mi parecer con mejores fundamentos. Porque, si hubiese sido Sacerdote, no lo hubiera callado el Evangelista, que queria hacer una descripción exâcta de este hombre. Esto dice Maldonado. Pero yo, ademas de la razon tomada del silencio del Evangelista, que aquí es de mucho peso, quiero añadir otras, que (á mi entender) no son de menor gravedad. Porque hablando el Evangelista de Simeon, ??? despues de haber dicho de él, que era hombre justo, y timorato, añade (512): Y vino por Espíritu al Templo. Esto es, movido, y llevado del Espíritu Santo (conforme lo interpretan Theophilacto, y Euthimio, que citamos poco há), ó bien advirtiéndole, é ilustrándole el Espíritu Santo, y haciéndole saber, que hallaría en el Templo á aquel cuya venida esperaba, como lo explicó elegantemente Juvenco Poeta Español, cuyos versos no puedo dexar de poner aquí: dicen así (513):

Sic ubi curvato defessus corpore, templum Jam gravior penetrat, monuit quod Spiritus auctor, Ecce simul parvum gremio Genitricis Jesum Ad templum sensit venisse.

Ahora pues (para conceder alguna cosa al genio de la Escuela) arguyo así: Si Simeon hubiese sido Sacerdote, no hubiera dicho el Evangelista, que en aquella circunstancia, y ocasion había ido al Templo, movido, é ilustrado del Espíritu Santo. Porque los Sacerdotes, conforme pedía su oficio, iban al Templo, y perseveraban, y habitaban en él por su turno una semana entera, no por algún instinto, ó inspiración del Espíritu Santo; sino por razon de su empleo, y oficio: Luego afirmando tan expresamente el Evangelista, que Simeon había ido por Espíritu al Templo, da á entender, y aun lo supone clarísimamente, que no fué Sacerdote, sino uno del pueblo, aunque pío, y justo. Lo que se convence tambien, por quanto yendo él al Templo, movido, é inspirado del Espíritu Santo, recibió en sus brazos al Divino Niño: no que estuviese ya Jesus en el lugar que correspondia, sino (para hablar con las mismas palabras del Evangelista) cum inducerent eum parentes ejus. De lo qual arguyo así: Si Simeon hubiera ??? sido Sacerdote, no podia exercer su oficio antes de lavarse, y mudarse el vestido, segun estaba prescripto por la Ley (514): El Evangelista no pone, que mediase algún tiempo entre la venida del Santo Viejo, y el de recibir en sus brazos al Niño Jesus: Luego no era Sacerdote, ó no exercia algún oficio en el Templo, á lo menos en aquellos dias.

7 Pero apretémos mas el caso. Doy que fuese Sacerdote: Sin embargo, por lo que toca á nuestro asunto, digo, que no se le debe pintar adornado con vestiduras Sacerdotales, y mucho menos con las de Sumo Sacerdote. Pues consta por lo que acabamos de decir, que así que llegó al Templo, ó muy poco despues, recibió á Jesus en sus brazos: Luego no estaba vestido con ornamentos Sacerdotales, de que no usaban los Sacerdotes, sino solo quando exercian sus ministerios, como consta claramente de la Escritura: donde haciéndose brevemente mención de las vestiduras Sacerdotales, así de las del Sumo Sacerdote, como tambien de las de los demas, se añade luego (515): Y usarán de ellas Aarón, y sus hijos quando entraren en el tabernáculo del testimonio, ó quando se acercaren al altar, para exercer su ministerio en el Santuario; porque no mueran como reos de pecado. Lo mismo dice mas expresamente un testigo ocular, hombre experimentado, y en quien no puede caber sospecha en esta materia; el qual, hablando de aquellos Sacerdotes, que por algún impedimento (el que no obstante, no arguía impureza, ó inmundicia) no exercian su oficio, y sin embargo eran admitidos dentro del Templo, y dentro de aquel lugar, que era propio de los Sacerdotes; afirma constantemente, que no se vestian con vestiduras Sacerdotales, sino con las vulgares, y comunes. Estas son sus palabras (516): ??? Los que descendian del linage Sacerdotal, y por causa de ceguera no podian exercer su ministerio, estaban dentro del lugar destinado para los Sacerdotes con los que estaban sanos, y se les daba la porción que les correspondia por su linage: pero solamente (atiéndase á estas palabras) usaban de vestidos comunes: pues solo se vestia con los Sacerdotales, el que estaba exerciendo su ministerio. Ahora pues, fuese Sacerdote, ó no, el viejo Simeon; es error, no solo el pintarle estrechando con sus brazos al Niño Jesus, vestido con adornos Pontificales (que sería el mayor disparate); pero ni aun con insignias Sacerdotales propias de los Sacerdotes comunes. De lo qual, como hemos dicho, hablarémos mas largamente en otra parte. Y así, atendiendo principalmente á lo que intenta describir el Evangelista, sería lo mejor, y mas acertado pintar este Misterio, representando en la misma entrada del atrio á un grave, y venerable viejo, teniendo en sus brazos al Niño Jesus, no estando lejos su Santísima Madre, y su casto Esposo S. Joseph; y que el mismo viejo, como arrebatado de una grande alegría, fixos los ojos en el Cielo, está pronunciando aquellas palabras llenas de gozo, y de placer, que refiere el Evangelio. Porque, aunque no conste claramente quién fuese aquel Simeon, sobre que discurren con mucha variedad los Intérpretes, por muchas razones, que no es de mi intento aprobarlas ahora, ni reprobarlas; consta bastantemente del Evangelio, que era viejo, y de avanzada edad: como lo dan á entender aquellas palabras (517): Esperando el consuelo de Israel, y las que se siguen: Habíale respondido el Espíritu Santo, que no moriría antes de ver al Christo del Señor. Pero sería sin duda acabada, y perfectísima la representación de este Misterio, si se añadiera como estando no muy lejos de allí, aquella vieja digna de ??? mucha veneracion, llamada Ana, de la que el mismo Evangelista hace tan gloriosa mencion: pues esta, llena de dias, y de méritos, como hubiese ido al Templo en aquella misma hora, por revelación sin duda del Espíritu Santo, que le manifestaría la magestad, y divinidad, que estaba escondida debaxo de aquel cuerpecito humano; manifestaba su gozo, y daba dignas, é inmortales gracias á Dios. Todo lo qual puede facilmente colegirse de la descripcion, que hace el mismo Evangelista (518). Dixe de propósito, atendiendo principalmente á lo que intenta describir el Evangelista: porque no hay inconveniente en representar tambien otras cosas concernientes á la verdad de la historia, por exemplo á un Sacerdote vestido con su túnica, ó cubierta su cabeza con la tiara (de que tratarémos en otro lugar mas oportuno) el qual esté esperando la oblación de la Virgen, y tambien á un muchacho que lleva, ó un par de tórtolas (pues no consta con certeza lo que ofreció María Santísima), ó bien un par de pichones: y otras cosas, que parezcan del caso al Pintor sabio, y erudito.




EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - sobre la Pintura del Nombre de Jesus, resplandeciente en medio de los rayos del Sol.