EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - CAPITULO IV.


CAPITULO V.


De las Pinturas de la Huida de Christo á Egipto, y de algunas cosas dignas de enmendarse, y corregirse en esta materia.

I Segun mi juicio, y opinion, es de Fé que la huida de Christo Señor nuestro á Egipto, que refiere San Matheo; sucedió despues de su Presentación en el Templo. De esta proposición pende el conciliar á los dos Evangelistas. Porque, el que temerariamente anticipase la huida antes de la Presentacion, como Christo se ??? quedó en Egipto hasta la muerte de Herodes (519); se vería precisado á afirmar, ó que nunca fué presentado en el Templo, y que no cuidaron sus Padres de presentarlo al Señor, lo que no se puede decir: ó que su Presentación no fué á los quarenta dias de su Nacimiento (520); lo que tiene el mismo inconveniente. Huyeron, pues, á Egipto María, y Joseph con el Divino Niño, despues de haberle presentado en el Templo de Jerusalen, habiendo un Angel avisado antes en sueños á San Joseph, que huyera á Egipto (521). Ni es preciso decir, que este aviso se lo dió el Angel en la Ciudad de Nazareth, que pertenecia al dominio de Galiléa, como pretenden hombres muy sabios (522): basta que sucediera en qualquiera lugar del dominio de Judea, como sienten Autores gravísimos (523), á quienes sigue últimamente un pío, y erudito Escritor (524); ó en la misma Ciudad de Belén, adonde dicen algunos, que volvieron sus Padres despues de la Presentacion. Porque, el decir S. Lucas, que María, y Joseph, despues de la Presentación de Jesus, volvieron á Nazareth, con aquellas palabras (525): Habiendo cumplido todas las cosas segun prescribia la Ley del Señor, se volvieron á Galilea, á su Ciudad de Nazareth: aunque esto dé mucho que discurrir á hombres muy sabios, no hace mucha dificultad; pues esta objeción la han visto, y soltado otros Escritores. S. Lucas dexó de referir la venida de los Magos, y la huida á Egipto; y han acostumbrado, no una sola vez los Evangelistas, quando les ha parecido bien omitir algo de las cosas sucedidas, que entre sí eran realmente separadas; juntarlas, y unirlas, como si no hubiera mediado tanto tiempo. Dió solución á todo esto el Gran Padre S. Agustin, que sobre este particular se ??? debe leer con mucho cuidado, y diligencia; el qual, para conciliar esta aparente contradiccion, dice (526): Hase de advertir aquí una cosa, que podrá despues aplicarse á otras semejantes, para que no nos hagan impresion, ni hagamos alto sobre ellas; esto es, que cada uno de los Evangelistas de tal manera texe la serie de su narracion, que parece un hecho continuado, y no haber omitido cosa alguna. Porque callando lo que no quiere decir, une de tal modo lo que quiere decir, con lo que iba diciendo, que no parece sino un hecho continuado. Pero quando el uno dice lo que el otro calló, el mismo orden bien considerado, indica el lugar en donde pudo omitir las cosas el que las pasó por alto, para que aquello que intentaba decir de tal modo lo uniera á los antecedentes, como si se siguiesen sin haber mediado otros hechos. Por lo que, la vuelta á Galilea, y á la Ciudad de Nazareth, se debe entender, de manera que esta sucediese, no solamente despues del Nacimiento de Jesu-Christo, de la Adoración de los Magos, y de su Presentación en el Templo; sino tambien despues de la vuelta de Egipto, la que enteramente pasó en silencio el Evangelista S. Lucas, como tambien la huida.

2 Advertidas estas cosas para la mayor inteligencia de la Historia; si ahora hiciera yo el oficio de Comentador, deberia advertir otras muchas, acerca de la huida de Christo á Egipto. Pero otro es mi objeto (como he dicho varias veces, y no me cansaré de repetirlo), á saber, el instruir á los Pintores, y Artífices, é imponerles mejor en las descripciones de la historia. No obstante advertiré al Lector, que yo no hago ningúna mención de la mortandad de los Inocentes, que mandó executar Herodes en Belén, y en sus confines, quando vió que le habían engañado los Magos: Los quales avisados en sueños de que no volviesen adonde estaba Herodes, ??? se volvieron por otro camino á su region; á quienes sin embargo les estaba aguardando este Rey, no menos impío, que astuto, para que le dieran noticia del Niño, segun lo que les había mandado, quando les dixo (527): Id, é informaos diligentemente del Niño: y así que le hayais encontrado, dadme noticia de ello, para ir yo tambien á adorarle. Sobre lo qual acaso tendríamos que inquirir otras cosas; pero como estas no pertenecen al Pintor de Imágenes Sagradas, dexo á otros el cuidado de exâminarlas. Por tanto, acerca de este hecho, y cruelísima mortandad, no hay cosa de importancia, que se deba notar, y advertir aquí. El Gran Padre de la Iglesia S. Agustin hizo una descripción de ella tan al vivo, y con palabras tan expresivas, que no parece, sino que se representa delante de los ojos (528); y este mismo hecho lo han figurado otros muchos con admirable variedad, y hermosura, entre los quales exceden Pedro Pablo Rubens, y Jacobo, vulgarmente llamado el Tintoreto. Volvamos ahora á la narracion, que dexamos pendiente, de la huida de Christo Señor nuestro á Egipto, en la qual poco hay, que necesite correccion, y enmienda. Pintan al Niño Jesus en los brazos de su Santísima Madre (trono dignísimo de tan grande magestad, y santidad), y á la Santísima Virgen sentada sobre un jumento, que lleva del cabestro su Santísimo Esposo. Nada de todo esto consta ciertamente del Evangelio. Es verdad: yo lo confieso. Pero qué? ¿Llevarémos por esto á mal, y nos indignarémos al ver pintada una cosa, que aunque no conste con certeza, no tiene argumento alguno contra sí, y ademas está fundada en verísimiles, y probables conjeturas? No por cierto. Porque no se hace creible, que una Virgen tan tierna, como era la Madre de Dios, pudiese andar á pie tanto camino, como hay entre la ??? Palestina, y Egigto. Con razon, pues, la pintan sentada, ya que no sobre un caballo, á lo menos sobre un jumento; particularmente quando la Sagrada Escritura nos da á entender, que era esta una costumbre muy antigua, pues hablando de Moysés, dice (529): Tomó Moysés á su muger, y á sus hijos (que eran muy pequeños), y los puso sobre un jumento, y se volvió á Egipto. La fecundidad de la tierra, y la amenidad de los campos, que figuran muchas veces los Pintores, quando pintan este camino, no es cosa de mucha importancia, aunque consta por otra parte, que los campos, que median entre la Palestina, y Egipto, no son de los mas amenos, ni de los que llevan mas fruto.

3 Los Pintores á la verdad, quando no ocurre alguna cosa cierta, adornan sus pinturas con varios juegos nacidos en su fantasía, y que algunas veces son bastante indecentes, y ridículos. Tal es el que reprehendió un sabio Cardenal (530), el qual hace descripción de una Pintura, en que se representa á la Sagrada Virgen, que tomando un vaso en la mano, va sacando agua de un río para dar á beber á su Hijo; y á S. Joseph, que está cogiendo frutas de un árbol, para presentarlas tambien al Divino Niño. Son estas cosas pueriles, burlescas, y casi diría ridículas, en que caen los Pintores, que se dexan arrebatar demasiado de su fantasía, é imaginacion. Ni pretendo con esto, que en nada se derogue la autoridad de varones graves, que, confirman con su testimonio haber acontecido dos cosas en Egipto con la venida del Salvador. La primera, que entrando Christo en Egipto, cayeron los ídolos: y la segunda, que quando iba acercándose el Señor á la Ciudad de Hermópolis, un árbol muy grande, y elevado, como tributándole reverente obsequio, se baxó, é inclinó. Hacen mención de uno, y otro hecho Autores ??? dignos de toda fé. El primero lo refiere Paladio, el qual, ya que no fué testigo del hecho, fué á lo menos testigo ocular del lugar donde sucedió, y de la fama, que todavía duraba. Dice, pues, este Escritor (531): Ví tambien á otro Varon santo en la Thebaida, en los confines de Hermópolis, donde vino el Salvador con María Santísima, y S. Joseph, cumpliendo el vaticinio de Isaías. Y poco despues: Ví tambien allí (dice) un templo, donde, habiendo entrado el Salvador en la Ciudad, cayeron en tierra todos los simulacros. Lo mismo cuentan Sozomeno, Casiano, y Nicéphoro (532): y no sin grande motivo, por haber dado antes luz á todos el vaticinio de Isaías, el qual, como suele, habla con admirable claridad de los hechos de Christo: dice, pues, este Profeta (533): Hé aquí que el Señor subirá sobre una nube ligera, y entrará en Egipto: Y se conmoverán los simulacros de Egipto en su presencia; y se consumirá el corazon de Egipto en su interior: de modo que no es de admirar, si tan graves Padres, y Escritores han convenido en interpretar así, esta como histórica, y literal narracion. Pues así lo han interpretado S. Athanasio (534), S. Gerónimo (535), y aun mas clara, y expresamente Eusebio (536), el qual, citando el pasage de Isaías, dice estas palabras dignas de notarse: Pero, si sobre todo merece fé la misma verdad, que hace patentes las cosas aun á los mas rudos, y que carecen de sentido..... ¿qué nos resta ya sino confesar, que no sucedió todo esto, sino por la entrada del Señor en Egipto? Y poco despues: Sin embargo, habiendo sido llevado tambien el Salvador á Egipto en su mismo cuerpo, quando avisado Joseph por revelacion, se levantó, y tomó al Niño, y llegó á Egipto con su oculta virtud, y poder; es razon, que se ??? conmoviesen en gran manera las potestades malignas, que antes moraban allí, &c. Con la misma elegancia habla tambien S. Ambrosio (537). Y así, se tiene este hecho por tan constante, y son tantos los que lo refieren, que un gravísimo Escritor (538), á quien muchas veces he citado, es de parecer, que se puede poner en la clase de las tradiciones: por lo que, no hay inconveniente en que lo pinten así los Pintores eruditos.

4 La segunda, que es de aquel arbol elevado, el qual como tributando reverente obsequio, se inclinó al entrar Christo en Egipto, la refiere expresamente Sozomeno (539), cuyas palabras por ser tan claras, me ha parecido trasladarlas aquí. Dice pues: Sabemos por tradicion, que habiendo huido Joseph por causa de Herodes, llevando consigo á Christo, y á María Santísima, llegó á Hermópolis; y que al acercarse á la puerta de la Ciudad, aquel arbol, aunque muy grande, conmovido por la venida de Jesu-Christo, se inclinó hasta el suelo, adorando de este modo al Señor. Y así, con razon podrá el Pintor erudito proponer este hecho en sus pinturas. Mas, en quanto á otras narraciones, en que se refieren muchas historietas del Niño Jesus estando en Egipto, no tengo mas que decir, sino poner á la letra las palabras de un juicioso Escritor (540), que dicen así: Juzgo del caso advertir al Lector, que sobre en qué Ciudad de Egipto moró el Señor, y sobre lo que hizo allí; no solo no sea curioso en inquirir, pero que sea tambien cauto en creer, si por ventura encuentra algo sobre esto en algunas historias. Porque veo, que Autores obscuros, y de ningún nombre, refieren muchas cosas acerca de los milagros que obró Jesu-Christo en Egipto, que no sé, si han dimanado del Alcorán de Mahoma, donde leo lo ??? mismo entre otras fábulas; y es muy indecente, que los Christianos quieran aprender los milagros que hizo Jesu- Christo, de un Autor tan impuro, y embustero como Mahoma. Finalmente, poco despues de las palabras que he referido, que son algo mas largas de lo regular, añade: Créase á Sozomeno, que refiere la tradición antigua..... pero no se crea á Mahoma, ni á no sé que libro de la infancia del Salvador, que tantas veces lo ha reprobado S. Gerónimo, y otros Padres. No me parece se podia decir cosa mas juiciosa, ni con mas pulso.




CAPITULO VI.


De las Pinturas de la Infancia del Salvador, y qué es lo que en ellas debe evitar, ó admitir el Pintor erudito.

I Muchas cosas de las que vamos á tratar en este capítulo, las he tocado ya en algunos lugares, bien que muy de paso, y de corrida: y así me perdonará el pío Lector, si ahora las refiero mas á la larga, particularmente siendo muy dificil en este género de materias dexar de repetir algunas cosas, y como dice el adagio Latino, non eandem crambem recoquere. No hay cosa mas freqüente en las Imágenes Sagradas, que el ver al Niño Jesus pintado de muchas, y varias maneras; pero no siempre, conforme lo exîge la piedad, instruccion, y devoción de los Fieles. Ya he advertido algunas veces, y no dexaré de advertirlo otras muchas, quán poco decente, y decoroso sea, el pintar á Jesus enteramente desnudo, lo que sin embargo hacen los Pintores, pintándole así, no solo en la edad de la infancia, y de pocos meses; sí tambien en la edad pueril, y de algunos años. No dice esto bien con la modestia de nuestro Salvador, ni con el candor, y pureza de aquella Madre castísima, y virginal. No le representaron así los Pintores, y Artífices antiguos, que ??? atendian á la piedad, y á la modestia, aunque en el Arte de dibuxar hayan sido muy inferiores á los modernos, que ha habido en estos últimos tiempos: pero estos, por persuadirse, que el representar los cuerpos enteramente desnudos, es cosa de mas primor, y artificio, han seguido este modo de pintar; olvidándose tal vez de que en todas las Imágenes Sagradas, principalmente en las de Christo, y de su Purísima Madre, se debe hacer mucho mas aprecio, de que en ellas se eche de ver la piedad, y reverencia, que la ingeniosa habilidad en el Arte. Mas, supuesto que de esto hemos tratado ya en general (541), pasemos á otra cosa.

2 Vemos pintado con mucha freqüencia á Christo, como Niño, y aun como muchacho ya grandecillo, divirtiéndose en juegos pueriles: por exemplo, quando le pintan, que está jugando con un paxarillo, teniéndole atado con un hilo, y llevándole en sus manos; ó quando le pintan montado á caballo sobre un cordero, ó de otros modos semejantes. Todo esto, y otras cosas á este tenor son meras necedades, y bagatelas, como ya lo advirtió un grave Autor, y de eminente dignidad (542). No se ocupaba en esto Christo Señor nuestro, aun en la edad pueril: cosas mucho mayores, y mas graves revolvia en su mente santísima, con cuya memoria, á no haber sujetado sus pasiones con su soberano imperio, podia haberse contristado, y entristecido. Tenia ademas perfectísimo uso de razon, no solo desde que nació, sino desde el primer instante en que fué animado, y concebido; en tanto grado, que en aquel mismo instante, tributó á su Eterno Padre la mas reverente obediencia, y sumision. Lo que advirtió muy bien el Apostol S. Pablo, quando ilustrado con celestiales luces, dixo de Christo Señor nuestro, no hablando solamente de quando conversaba en el mundo, sino tambien de ??? su primera entrada en él (543): Por esto entrando (el Hijo de Dios) en el mundo, dice: Sacrificio, y oblación no quisiste, &c. De que concluye divina, y elegantemente, que por esta sumision, y obediencia de Jesu-Christo quando entró en el mundo, fueron santificados los hombres (544). Por lo que, no es razon, que le imaginemos ocupándose en juegos pueriles, y de niños, sino en pensamientos, y meditaciones muy serias. Con efecto, si en la Ley antigua, elogia, y alaba la Escritura á un Varon santo, y muy bien instruido en todas cosas, esto es, á Tobías, porque (545) Siendo el mas mozo entre todos los de la Tribu de Nephtalí, sin embargo no hizo cosa alguna pueril en sus acciones: y si en la Ley de Gracia, que instituyó el mismo Christo, y fué su Legislador, sabemos muy bien, que no solo algunos, sino muchos, á quienes, como dice el Salmista, previno el Señor con bendiciones de dulzura; no solamente desde la puericia, sino casi desde la misma niñez emprendieron el camino de la perfección (cuyos exemplos son tan obvios, y freqüentes en las vidas, y hechos de los Santos, y aun en lo que de ellos leemos en sus Festividades, que tengo por superfluo el poner aquí un largo índice de ellos): ¿Qué deberémos juzgar de Christo, que es la fuente de toda santidad? Por cierto nada podrémos pensar, que sea comun, y diga bien con semejantes juegos, y ridiculeces.

3 A lo mismo puede reducirse tambien, el pintar freqüentísimamente al Niño Jesus jugueteando con su Primo, segun la carne, el Santo Precursor Bautista. A lo mismo, digo: sino que esto, ademas de ser una ligereza ridícula, envuelve tambien un error bastante manifiesto, que con ocasion de dichas Pinturas, aprenden los Fieles desde muchachos: ¡y oxalá que solo fueran estos los hombres rudos, y que no tienen letras; y que no ??? debieran tambien contarse en este número los que son tenidos por doctos, y entendidos! Y así, no será fuera de propósto para instruir á unos, y á otros, declarar brevemente este error. Es cierto, que ni del Evangelio, ni de ningúna historia, que merezca entera fé, se puede probar, ó colegir, que Christo, y su Precursor S. Juan Bautista concurriesen quando niños en algún lugar, ó que se viesen mutuamente. No niego absolutamente, que esto pudiese suceder por razon del tiempo, ó edad (pues el Bautista no excedia á Christo en edad, sino solo seis meses): á saber, si Jesus hubiera ido á aquella Ciudad de Judá, que muchos creen ser Hebrón, ó si hubiera ido el Bautista á Nazareth de Galiléa, que dista unas tres jornadas de Hebrón. Sino que por no haber sucedido así realmente, y de hecho, nos engañaríamos mucho, á no ser que clara, y casi diría evidentemente, constase del Evangelio. Porque recien nacido el Precursor, estando todavía Christo en el vientre purísimo de la Virgen, se volvió la Soberana Señora á su casa de Nazareth. Consta esto de lo que dice el Evangelio (546): Se quedó María con ella (esto es, con su Prima Santa Isabel) como unos tres meses; y se volvió á su casa. La misma Virgen, con ocasion del edicto, que había expedido el Emperador, se fué á Belén, donde parió al Salvador: le presentó en el Templo de Jerusalen, pasados quarenta dias solamente, y luego despues de pocos dias, tuvo necesidad de partirse á Egipto, no de espacio, sino con alguna aceleracion, como consta de S. Matheo, el qual hablando de S. Joseph, dice (547): Y levantándose, tomó de noche al Niño, y á su Madre, y se retiró á Egipto, donde permaneció todo el tiempo que vivió Herodes: pues que dice el mismo Evangelista, que se estaba allí hasta la muerte de Herodes. No estuvieron, pues, juntos ??? alguna vez Christo, y su Precursor, quando niños, por lo menos antes de irse á Egipto el Salvador, ni tampoco antes de la vuelta á la tierra de Israel. Solo resta hacer ver ahora, que tampoco lo estuvieron despues de la vuelta de Egipto, lo que pediría acaso una disertacion, y disputa algo mas larga, para reducir á un cálculo exâcto de Cronología los años, que estuvo Christo en Egipto. Pero yo, que no quiero meter, ni enredar á mis Lectores en las espinosas qüestiones de Cronología, espero que lo he de probar con mas facilidad. Es sentencia de gravísimos Autores (548), que Christo se detuvo en Egipto, á lo menos quatro años: opinion, que no quiero yo, ni puedo rebatir sin pruebas manifiestas. Tenia, pues, el Precursor, quando Christo con la Virgen volvió de Egipto á Nazareth, cerca de cinco años, los que cumplió luego. Véamos ahora, y exâminemos atentamente lo que del Bautista en esta edad observó el Evangelista, el qual dice (549): Crecía el niño, y era confortado del espíritu, y moraba en los desiertos, hasta el tiempo, en que se había de manifestar á Israel. Vemos, pues, que el glorioso Precursor de Christo, para hacerse mas puro, y digno del ministerio tan grande, que iba á exercer, por inspiración del Espíritu Santo se retiró al desierto; no, siendo ya de algunos años, sino casi desde la misma niñez, para pasar allí una vida austéra, separado enteramente del bullicio de las Ciudades, y de la sociedad de los hombres, disponiéndolo así Dios por su alta providencia: Porque convenia (dice Euthimio)

(550) que el Bautista desde la mas tierna edad se exercitára en la virtud, para reprehender despues libremente, y ser testigo fiel de Christo, cuya venida anunciaba. Lo mismo dicen Theophilacto, Tito Bostrense, y otros muchos; ??? y esta misma sentencia abrazó Pablo, Diácono de la Iglesia Romana, que fué el Autor del elegante Hymno, que se canta en la Fiesta del Precursor (551), y dice así:

Antra deserti teneris sub annis, Civium turmas fugiens, petisti, Ne levi posses maculare vitam Crimine linguæ.

4 Pero para estrechar mas este punto, vamos á averiguar, en qué año de su inocentísima edad se retiró el Precursor al desierto. Los que mas alargan este tiempo (pues otros muchos se persuaden, que fué antes) (552), dicen, que quando apenas había cumplido los cinco años de su edad (553). Es, pues, consiguiente, que por este tiempo, en el qual, y no antes, volvió Christo á Nazareth, se acercase el Precursor á la misma Ciudad, no para juguetear, ni para hablar, ó ver al Salvador: que era lo que se debia probar para manifestar claramente, que Jesus, siendo niño de dos, tres, ó lo mas, quatro años (pues de esta edad le pintan), nunca jugueteó con el niño Precursor; y aun, que nunca estuvieron juntos en aquella edad pueril. Pero todo esto (lo que advierto, para que los Críticos mas severos no se persuadan, que por ignorarlo, he querido pasarlo en silencio, ó disimularlo): Todo esto, vuelvo á decir, lo he dicho, arreglándome á la Epoca vulgar, y comun. Pues no ignoro, que si por otra via, tal vez mas exâcta, se hace el cálculo, y cómputo del tiempo en que nació Jesu-Christo, segun el qual, la verdadera Epoca, y cómputo del año del Nacimiento del Salvador, fué dos años antes de lo que dice nuestra ??? Vulgata, lo que afirman hombres muy sabios, y versadísimos en estas materias, cuyo caudillo puede considerase con razon el esclarecido Escritor de Doctrina temporum, el Padre Dionisio Petavio (554); ó segun otros, que precedió quatro años antes, cuya sentencia parece llevó primero un pío, y docto Escritor de la misma Religion (555): No tiene duda, que segun estos modos de calcular, y computar, pudo suceder de diversa manera de la que hemos explicado. Pero estas, y semejantes investigaciones de Cronología, que rara vez, ó casi nunca las toco por no hacer á mi propósito, espontaneamente dexo á otros el cuidado de averiguarlas. Ademas: que no porque de algún modo pudiese suceder así; debemos facilmente persuadirnos á que así sucedió: y por tanto, no lo deberá pintar de este modo el Pintor cuerdo, y e4rudito, siquiera, por evitar esta ligereza, cuya mancha solo puede quitarla una grave autoridad, y de mucho peso. En lo que, como en otras muchas cosas, si hubieran reparado los Pintores, ó hubieran procurado instruirse; no pintarian con la freqüencia que lo hacen, contra la verdad de los hechos, y de las historias. Pero ellos (lo diré con su licencia) poco cuidado ponen en esto, mientras que acostumbrados á cosas semejantes, sueltan las riendas á su capricho, y fantasía. Ni por esto quiera objetarme alguno un poco airado, y enfadado conmigo: ¿Cómo te atreves á decir una cosa tal? Nosotros seguimos las huellas de nuestros Antepasados: así pintaron Artífices habilísimos, respetados por tales en todas las Naciones: Así pintó un Miguel Angelo, así un Ticiano, un Rafael Urbino, un Rubens; y así han pintado casi todos, cuyas obras son freqüentemente aplaudidas. No quieran, ??? digo, objetarme esto los Pintores, porque les daré una respuesta no menos verdadera, que facil. ¿Qué se sigue de ahí? Es verdad, no lo niego, así lo han pintado: pero yo no pretendo referir lo que ellos hicieron, sino lo que debieran haber hecho, si hubieran procurado atender á la verdad de los hechos. Yo hago mucho aprecio, y respeto con rendida sumision á los famosos, y peritos Artífices: pero no les alabo por haber pintado esto, ó lo otro, quando hubiera sido mejor pintarlo de otro modo. Asimismo, ¿quién habrá, que no alabe á sus sucesores por haberse propuesto á tan grandes, y sabios modelos por lo que toca á la pericia del Arte? Mas, el que en sus Pinturas tropiecen en los mismos errores, en que cayeron estos hombres grandes, no es cosa que se pueda alabar, ni disimular: aunque es preciso confesar, que estos últimos son dignos de mas disculpa; pues naturalmente, ó mas bien por falta de conocimiento, nos dexamos llevar de una ciega imitacion: por lo que dixo muy bien Séneca (556): Una de las principales causas de nuestros males, es, que vivimos segun lo que vemos, y no arreglamos nuestra vida á lo que nos dicta la razon: y así ciegamente seguimos la costumbre. Volvamos ahora al punto, de que nos habíamos desviado algún tanto.

5 Es intolerable abuso, como lo notamos arriba (557), y á mi parecer, quedó bastantemente refutado, el pintar al Niño Jesus teniendo un libro en las manos, y que la Virgen Santísima le está enseñando á deletrear. No faltarán hombres demasiadamente simples, ó por decirlo mejor, ridículos en extremo, á quienes parecerá esto cosa muy pía: como si el Verbo encarnado, aun en quanto hombre (por explicarme con términos escolásticos) hubiera aprendido, ó podido aprender algo de los hombres, ni de los Angeles; teniendo aun en ??? quanto hombre, no sola ciencia beatífica, sino tambien infusa, y mas perfecta, que la que tenian todas las demas criaturas. Con efecto, si de la purísima, y prudentísima Virgen hubiera podido aprender los primeros rudimentos de las letras, no habria tampoco inconveniente en decir, que de la misma Señora aprendió tambien otras cosas mas graves, y elevadas, que (por no decir nada de las Theológicas, y divinas) pertenecen al conocimiento de la Filosofia, así Natural, como Moral; y aun á la inteligencia de la ciencia de las Matemáticas: pues en todo esto sobrepujó Christo á los hombres, como lo enseñan, no solamente los Theólogos, si no el mismo Christo en aquellas palabras, que son bastante claras (558): Y hé aquí el que es mas que Salomon. Por lo qual este modo de pintar, se ha de poner, no solo en la clase de necedades; sino tambien en la de aquellos errores, que pueden ser muy peligrosos. Mas, el que se pinte al mismo Christo en su Infancia, ó á lo menos en edad muy pueril, manejando la sierra, ó el barreno, ayudando en su oficio á su Padre putativo S. Joseph, no me atrevo á condenarlo de error, pero sí de una simpleza pueril, y poco creible. No le tuvieron en tan poco sus Santos Padres, que le mandáran, ó permitieran hacer esto en aquella tierna edad. Ni nos hemos de persuadir, que Christo se ocupase en cosas, que no eran propias de dicha edad; y que las fuerzas de su cuerpo no le permitian las manejase entonces seriamente, sino por juego. Pero que se deba pintar de este modo, no en su puericia, sino en la edad robusta, y varonil, lo explicarémos despues (559).

6 Resta ahora hablar de otras Imágenes de la Infancia, y puericia de Jesu-Christo, que no tanto pertenecen á la historia, quanto son objeto de piadosas ??? meditaciones. Tales son: el que le pintan durmiendo sobre la Cruz, poniéndole por almohada el cranio, ó calavera de un hombre: Que abiertas las manos está recibiendo la Cruz, que le traen, y ofrecen los Angeles: Que está llevando en sus manos, y hombros los instrumentos de la Pasion; y otras de esta clase. Cuyas Imágenes ningún hombre prudente las llevará á mal; pues todas ellas, aunque no tengan fundamento en algún hecho determinado; lo tienen, y no ligero, en que Christo Señor nuestro desde el primer instante de su concepcion, aceptó espontaneamente la muerte, y acerbísima Pasion, que le impuso su Eterno Padre, viviendo siempre aparejado para ella, y pensando en ella muchas veces: sabiendo muy bien, que con su muerte vencería á la misma muerte, y al demonio. Con razon, pues, se podrán admitir todas estas Imágenes, con tal que no se falte á las reglas, que hemos prescripto antes; como sería una demasiada desnudez de su tierno cuerpo, ú otra ligereza, que fuera un grave absurdo en cosas de tanta monta. He dicho esto último por quanto, si no estoy trascordado, he visto, y observado alguna vez pintado de rodillas al Niño Jesus ante la Cruz, y adorándola. Pero que esto no deba pintarse así, se echa de ver; porque la Cruz por sí misma respecto de Christo, no era materia de adoracion, la que abrazó sin embargo con un amor ardentísimo, y con rendidísima obediencia á su Padre: y esta misma Cruz recibió despues de los miembros de Christo, el decoro, hermosura, y el título de adoracion, que justísimamente le tributamos. Por lo que, es mucho mejor pintarle como que está orando á su Eterno Padre, abrazando la Cruz, ó arrodillado sobre ella, como le pintan muchas veces. Esto es lo que me ha parecido decir de las Imágenes de Christo Señor nuestro en su niñez, y en la edad pueril. Pasemos ahora á otras cosas mas claras. ???




CAPITULO VII.


De las Pinturas de Christo Señor nuestro quando fué hallado en el Templo sentado en medio de los Doctores.

I Nada hay mas comun entre los hombres, ni á que estos estén mas inclinados, que á medir las cosas por sus pensamientos, y afectos, aunque sean ellas muy diversas en sí, de lo que les representa su imaginacion. Que esto sea así, se conocerá claramente por lo que vamos á decir de las Pinturas de Christo Señor nuestro hallado en el Templo en medio de los Doctores. Refiere el Sagrado Evangelio, que siendo Jesus de edad de doce años, habiendo ido con sus Padres á Jerusalen, se quedó allí sin que ellos lo advirtieran: Y sucedió (que es lo que hace para nuestro caso) (560) que al cabo de tres dias le encontraron en el Templo sentado en medio de los Doctores, oyéndolos, y preguntándoles. Algunos Pintores Christianos, á la verdad devotos, y que sienten justa, y debidamente de la magestad, y dignidad de Christo, aunque por lo tocante á los hechos que nos ponen á la vista, son mas ignorantes de lo que debieran los Profesores de esta Arte; describen dicha narración del Evangelio de este modo: Pintan, y representan al Niño Jesus sentado en un trono mas elevado, que los de los demas; y á los Doctores de la Ley en bancos muy inferiores: á la manera que suelen, ó pueden pintar al Presidente de alguna Academia, ó al Catedrático, en el mismo acto, que está enseñando á sus discípulos. No tiene duda, que este modo de pintar está muy recibido, y que es antiguo. Recibido, digo: pues, por no ir muy lejos, así se describe en la misma Sagrada Biblia, de que usamos; ??? y en muchas otras partes se representa del mismo modo. Es tambien antiguo: pues Antonio Bossio, Varon muy docto, en su insigne obra de Roma subterranea, que despues ha ilustrado mucho Juan de San Severino, Presbítero Romano del Oratorio, nos advierte, que en el Cimenterio de Calixto en la via Apia, y Ardeatina, se halla en su primera estancia representada en marmol, segun parece, dicha narracion, del mismo modo, que acabo de referirla (561), aunque por otra parte da á entender bastantemente la ignorancia, y rudeza de aquellos tiempos en que se labró. Esto es puntualmente lo que yo decia poco há, á saber, que los Pintores Christianos llenos de reverencia, y de tiernos afectos para con Christo, medían los hechos por su imaginacion, y fantasía.

2 Pero, que este modo de concebir, y pintar sea enteramente disparatado, y falso, lo hubieran conocido con la mayor facilidad todos los Pintores antiguos, y modernos, con tal que hubieran hecho sólida reflexîon sobre las mismas palabras del Evangelio, el qual expresamente, y con una claridad, y perspicuidad, que no cabe mas, dice, que hallaron al Niño Jesus, no instruyendo, y enseñando á los Doctores de la Ley; y por tanto, no sentado en una cátedra mas elevada, lo que es propio de Doctor, y de Maestro; sino oyéndolos, y preguntándoles, que es el oficio propio de discípulo; y por tanto colocado en el lugar mas humilde: y aun sentado en los bancos, ó gradas, que estaban á los pies de los Doctores, como veremos luego. Vió este desatino, y lo advirtió un Escritor de acérrimo juicio (562), á quien nunca puedo nombrar sin alabarle: No se significa (dice), segun mi parecer, que estuviese sentado en el lugar de los Doctores, como algunos lo entienden. ??? Porque no da á entender el Evangelista, que estuviese sentado como Doctor, sino como discípulo, quando dice de él, que estaba oyendo, y preguntando, que son las partes de un discípulo. Y poco despues: Dícese, que estaba sentado en medio de los Doctores: porque es creible, que los Doctores estuviesen sentados en círculo junto á las paredes en un lugar mas eminente, y los oyentes en medio, sentados en bancos mas humildes, conforme vemos que hoy se practica en muchas partes. Ni este Varon insigne inventó de su propio juicio (aunque lo tenía grande) tal interpretacion: antes siguió, como acostumbra, y tuvo por guías, y maestros á los Santos Padres, los quales dan á entender esto mismo en muchos lugares. Yo solamente referiré los mas selectos. Orígenes dice (563): Como era pequeñito, le encuentran en medio; no enseñando á los Doctores, sino preguntándolos, lo que era conforme á su edad. Y añade en el mismo lugar: Nos enseñó con su exemplo, que los discípulos, antes deben oir, que enseñar á sus maestros, y que no deben engreirse vanamente. Pero aun lo dice mas clara, y elegantemente S. Gregorio con estas palabras (564): Hase de considerar muy atentamente, que quando se dice de Jesus, que siendo de doce años estaba sentado en medio de los Doctores, se le encuentra, no que está enseñando, sino preguntando: con cuyo exemplo se nos manifiesta, que el que no tiene fuerzas para ello, no se atreva á enseñar; pues aquel Niño, que por su divinidad dió á entender á los mismos Doctores el verbo de la sabiduría, quiso ser enseñado, preguntando. Lo mismo dicen Beda (565), y los demas. Solamente he de advertir aquí, que quando dice S. Gregorio, que Jesus quiso ser enseñado, se ha de entender en un sentido proporcionado: no porque verdadera, y propiamente sucediese así; sino segun el concepto ??? de los hombres, y lo que exteriormente aparecia, condescendiendo Christo en esto, y conformándose con los de su edad, y con lo que entonces se suele practicar. Porque por otra parte se infiere del Evangelista, que de tal manera hacia Christo el oficio de discípulo, que con sus respuestas enseñaba á los mismos, que le preguntaban, conforme lo indica claramente el Evangelio con las palabras, que pone despues (566): Todos los que le oian, quedaban pasmados de su doctrina, y respuestas.

3 Y así, viniendo ya á lo que es mas propio de nuestro propósito, no debe pintarse á Christo en este hecho sentado en asiento mas elevado, y á los Doctores de la Ley en bancos inferiores, y mas humildes; sino al contrario, pintando á Christo en uno de estos asientos, ó en las gradas, y á los Doctores en las cátedras, ó puestos mas elevados pegados á la pared. Lo qual para ilustrarlo, y hacerlo mas patente, como deseo, hemos de empezar desde sus principios, ó tomar, como dicen, el agua desde la fuente. En el Templo de Jerusalen, de que diximos algo arriba, y tal vez lo tratarémos mas por extenso, quando lo pida la ocasion, había salas, y habitaciones en los mismos pórticos, y aun junto á las puertas de él, para varios usos, y ministerios. Allí (por no hablar nada por ahora del lugar del Tribunal supremo, que llaman los Hebreos Sanhedrin hagadolah, donde asistian setenta y dos Jueces, y se trataban las causas de mayor importancia, pertenecientes á la religíon, ó al gobierno político; en cuyo lugar en ningún modo les era permitido entrar á las mugeres, por estár en la parte interior del Templo, y segun yo pienso, en la mas alta, ó elevada); por no hablar, digo, nada de esto por ahora, había ademas otros dos lugares, ó salas: la una cerca de la ??? puerta Occidental del Templo, que se llamaba Susan: la otra, junto á la puerta del atrio de los Israelitas, que la llamaban Nicanor. Todo esto, y otras cosas, que diré luego, podrian ilustrarse, y convencerse por las doctrinas, y tradiciones Rabbínicas, que se leen en Autores de mucha nota; pero el que quiera instruirse de todo con mas individualidad, lea al eruditísimo Arias Montano, que lo trata docta, y copiosísimamente (567). Y que aquellas salas estuviesen colocadas junto á las mismas puertas de los pórticos, es muy consiguiente á las costumbres que tenian los Israelitas: pues dichas salas, eran como unas escuelas, donde se enseñaba á los que querian instruirse en la inteligencia, y ceremonias de la Ley. Pero había á mas de esto Tribunales para decidir las causas, así civiles, como criminales, aunque siempre se podia apelar al Consejo supremo. Y que los Tribunales de los Hebreos, aun los que tenian en sus Ciudades, y Lugares, estuvieran antiguamente en las mismas puertas de las Ciudades, apenas podrá haber quien lo ignore: á este modo, pues, estaban tambien estas salas de justicia, y de enseñanza, dentro del mismo Templo. Muchas cosas podria traer en confirmación de lo dicho; pero baste por ahora uno, ú otro exemplo. Tal es aquello del Salmo (568): No se confundirá quando habláre con sus enemigos en la puerta. Tal es tambien aquello de los Proverbios (569): Su marido es conocido en las puertas, quando se asienta con los ancianos de la tierra; y otros muchos, que basta haber tocado por encima por lo perteneciente al lugar donde estaban estas salas, en una de las quales fué hallado Jesus de edad de doce años, oyendo, y preguntando á los Doctores, y Maestros. En cada uno de estos Tribunales había no menos de veinte y tres Doctores Hebreos, los quales estaban sentados en forma de semicírculo ??? en sillas mas elevadas, que estaban juntas, y pegadas á las paredes: los jóvenes, que deseaban instruirse, se ponian en los bancos inferiores, ó sobre las gradas, que había debaxo de las sillas; de suerte que los Doctores, y Maestros los tenian sentados á sus pies; y los demas del vulgo, que por curiosidad, ó por algún fin honesto iban á oir, se sentaban en el suelo, que estaba cubierto con alfombras, cruzando sus piernas, como todavía lo acostumbran hoy las Naciones del Oriente. Todo esto, como hemos dicho, podíamos tomarlo de otra parte; pero baste por ahora citar al que regularmente es tenido por el Autor de los Comentarios sobre las Epístolas de S. Pablo, que comunmente se atribuyen á S. Ambrosio: ya sea este, Hilario, Diácono bastante célebre de la Iglesia Romana; ó ya sea otro, como no sin fundamento conjeturan algunos (570): pero sea lo que se fuere, no tiene duda, que es Autor antiguo, y sabio. Este, pues, sobre la primera carta á los de Corinto, dice (571): Es tradición de la Sinagoga, que (el Apostol) quiere, que nosotros sigamos tambien, pues lo dice escribiendo á los Christianos, que se habían convertido de entre los Gentiles, y no de entre los Judíos; el que se disputen las cosas estando sentados: con esta diferencia, que los mayores en dignidad estén sentados en sus cátedras, los otros en bancos, y la demas turba sentados en el suelo sobre mattas: esto es, sobre tapetes, alfombras, cubiertas, ó esteras trabajadas con algún primor de hojas de arbol, ó de juncos (572); á saber (segun podemos conjeturar) sobre aquellas esteras finas, de que usan entre nosotros en tiempo de Verano las mugeres mas nobles, y ricas. ???

4 Para todo esto da grande luz, lo que el mismo Apostol, y Doctor de las Gentes, dixo de sí mismo en un Sermon, que predicó al Pueblo en Jerusalen (573): Yo soy (dice) Judío de Nacion, que nací en Tarso de Cilicia, fuí educado en esta Ciudad á los pies de Gamaliel, é instruido segun la verdad de la ley, que profesaron nuestros padres. Donde se manifiesta con la mayor claridad, la costumbre que había entre los Hebreos, de enseñar á los muchachos, y jóvenes, estando estos sentados en bancos, ó asientos inferiores. Hace mención de dicha costumbre con la elegancia que suele, Philon Judío, y lo confirma con bastante claridad el Evangelio, quando hablando de María Magdalena, discípula de Christo, dice (574): Esta (habla de Marta) tenia una hermana llamada María, la que estando sentada á los pies del Señor, oía su palabra; de suerte que no nos puede quedar razon alguna de dudar acerca de este punto. Por lo qual, para representar sin ningún error este hecho, que con tanta exâctitud nos refiere el Evangelio, conviene pintar una hermosa sala, bastante capaz, delante de la qual se pinten en forma de semicírculo asientos con distinción el uno del otro, ó bien un lugar seguido para sentarse, donde puedan caber veinte y tres Jueces; y en las gradas, que están á sus pies, se deben representar sentados á los muchachos, y jóvenes: y entre estos, á Christo Señor nuestro con un semblante resplandeciente para distinguirlo de los demas, y como que actualmente está respondiendo á los Doctores. Se han de pintar tambien en el mismo suelo sobre los tapetes, ó esteras finas, á muchos, que están sentados, cruzadas las piernas: y finalmente, en la misma entrada del Templo entre otros muchos, que están allí, á la Sagrada Virgen, y á San Joseph llenos de indecible gozo, por haber hallado en ??? el Templo á su amantísimo Jesus, á quien por espacio de tres dias habían buscado.

5 Mas, ya que vamos á salir del Templo, me parece advertir algo sobre lo que contiene lo restante del capítulo. Nos dice S. Lucas (575): Y baxó con ellos (á saber con la Virgen Santísima, y S. Joseph), y vino á Nazareth, y estaba sujeto á ellos. Los Santos Padres, é Intérpretes han escrito mucho acerca de esta admirable sujecion, y obediencia de Christo á sus Santos Padres, lo qual todo es muy util, y muy del caso para la interpretación de este lugar, y para instruirnos en las costumbres: lo que sin embargo no es del asunto que ahora estoy tratando; pero eslo sí (lo que ya tocamos arriba) el que á Christo en esta edad, y en la siguiente de la juventud, y adolescencia, cómoda y sabiamente se le puede pintar (pues no solo es lícito, sino muy conveniente) ayudando en el oficio, al que se dignó de tener por padre putativo: y por tanto se le puede pintar, ó exerciendo con S. Joseph, ó bien solo, el oficio de Carpintero, acepillando, ó puliendo la madera, cortando con la sierra, y haciendo otras cosas propias de Carpinteros; pues este, y no otro fué el oficio, que probablemente tuvo S. Joseph, como dirémos en su lugar. Consta esto bastantemente, no solo de las palabras del Evangelio, en que se lee, que estaba sujeto á ellos, lo que ciertamente denota haber exercido este oficio, el qual sobre ser trabajoso, y propio de un hombre pobre, y que parece que decia mucho con aquel, de quien proféticamente estaba escrito (576): Yo soy pobre, y criado en trabajos desde mi juventud; era muy apto, y á propósito para adquirir lo necesario para el preciso sustento, y demas necesidades de esta vida: sino tambien de que los habitantes de la Ciudad de Nazareth, oyéndole disputar en las Sinagogas sobre asuntos ??? elevados, no solo decian, y notaban ser hijo de un Artífice, ó menestral, en Griego ; sino que á él mismo le daban tambien este nombre, como consta de aquellas palabras (577): Nonne hic est fabri filius? Nonne mater ejus dicitur Maria? &c. ¿No es este el hijo de un Carpintero? ¿No es este aquel, cuya madre se llama María? &c. Todo lo qual es una prueba mas clara, que la luz del medio dia. Christo, pues, siendo Señor, y Criador de todo el mundo, se exercitó en el oficio de Carpintero, y mucho mas, como lo debemos creer, en tratar el negocio de nuestra salvacion, y en orar á su Eterno Padre con fervorosas súplicas, estando desconocido á los ojos de los hombres, y del mundo, hasta llegar el tiempo señalado para el cumplimiento de su mandato, y ministerio. Y así, esto mismo le será tambien lícito pintarlo al pío, y erudito Artífice; no quedando apenas otra cosa que pueda pintarse con sólido fundamento, sino lo que referirémos mas oportunamente en su propio lugar.

El pintor christiano, y erudito, ó Tratado de los errores que suelen cometerse freqüentemente en pintar, y esculpir las Imágenes Sagradas.

dividido en ocho libros con un apéndice ... ; escrita en latín por ... Juan Interián de Ayala ... ; y traducida en castellano por D. Luis de Durán y de Bastéro Marc legal El pintor christiano, y erudito, ó Tratado de los errores que suelen cometerse freqüentemente en pintar, y esculpir las Imágenes Sagradas. dividido en ocho libros con un apéndice ... ; escrita en latín por ...Juan Interián de Ayala ... ; y traducida en castellano por D. Luis de Durán y de Bastéro


EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - CAPITULO IV.