EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - CAPITULO IX.


CAPITULO. Mas, supuesto que lo que voy á decir, servirá no poco para su mayor ilustracion, añado brevemente, que quando muchas veces se pintan los Apóstoles acompañando á Christo, se les debe pintar


bien que á San Pedro suelen pintarle constantemente con un mismo semblante, ó ya provenga esto de alguna tradicion, ó bien traiga su origen (á que mas me inclino) de las Imágenes antiguas, de quienes, como hemos advertido, hace mención Eusebio (684). No faltan quienes han dicho, que Santiago, pariente de Christo, á quien por esto llamó el Apostol hermano del Señor, á saber, el que despues fué Obispo de Jerusalen; se parecia en el semblante á Christo Señor nuestro: pero sobre esto tocarémos algo en su propio lugar (685). Mas, por lo que respeta á su edad, no se han de pintar viejos los Apóstoles, sino como varones de edad robusta, y vigorosa; en cuya edad los eligió Jesu-Christo, y así convenia elegir á los que despues (y algunos de ellos por muchos años) habían de sobrevivir en carne mortal á Christo Señor nuestro. Con efecto, S. Juan era mozo, quando fué elegido, como se puede probar por los monumentos ??? de la Historia Eclesiástica; y S. Pedro, que era el mayor de todos ellos, no era (como se le suele pintar) verdaderamente viejo: pues haciendo el cálculo de su edad (conforme lo he intentado en otra parte; bien que no con toda exâctitud) (686), probablemente no tenia mas de quarenta años, quando fué llamado al Apostolado.




CAPITULO X.


Del Bautismo de Christo Señor nuestro, de sus tentaciones en el desierto, y de las Pinturas sobre uno, y otro pasage.

I Ya gracias á Dios, concluí del modo que pude, la Pintura de Christo Señor nuestro, y he dicho lo suficiente por lo que respeta á su forma, y á su trage. Pide ahora el buen orden, que vaya siguiendo los hechos de su Santísima Vida por lo perteneciente á mi intento, lo que procuraré hacer tambien con el debido método. Lo primero, pues, que se ofrece decir, es sobre el Bautismo del Señor, cuya historia, como las demas, que se irán tratando, no es de mi asunto referirlas á la larga. Dos cosas hay en las Pinturas del Bautismo de Christo, que es menester observar, y advertir; y la una de ellas, confieso ingenuamente, que me desagrada en extremo. Esta es, que quando los Pintores representan á Christo, que está recibiendo el Bautismo de manos de su Precursor, no le pintan, como era debido, metido algún tanto profundamente dentro del agua; sino solo el talon, ó lo que mas, hasta la mitad de la espinilla. Es esta una cosa inepta, y casi diría ridícula, aunque vemos, que así la han pintado Artífices peritos en su Arte, y de mucho nombre. Porque en primer lugar, no era tal el rio Jordan, donde ??? recibió, é instituyó Christo Señor nuestro el Bautismo, como es (para explicarme así) el rio Manzanares de Madrid, donde algunas veces apenas corre agua; sino que era tal, y lo es todavía (aunque no muy grande, y caudaloso), que podian meterse los hombres con bastante profundidad, sin apartarse mucho de la orilla. Ademas: porque, segun explican comunmente los Intérpretes, exponiendo aquellas palabras de San Matheo (687): Y él les bautizaba en el Jordan; no de otra manera les bautizaba el Bautista, sino metiéndoles, y tal vez no una, sino dos, ó tres veces en el Jordan, sacándoles despues, y poniéndoles su mano sobre sus cabezas, ó echándoles agua sobre ellas. Es, pues, una cosa ridícula el pintar á Christo Señor nuestro en su Bautismo, llegándole el agua no mas, que hasta el talon, ó lo que mas, hasta la mitad de las espinillas; y no pintarle (como era razon y como lo he visto pintado mejor) metido en el agua hasta el pecho: singularmente, porque habiendo instituido Christo el Sacramento del Bautismo, quando fué bautizado, metiéndose en el rio Jordan (688); de aquí sin duda tuvo su origen, el que antiguamente, tanto en la Iglesia Oriental, como en la Occidental, se confiriese el Bautismo por immersion, como dicen; ya fuese esta trina, ó única, segun la variedad, y costumbre de los lugares, é Iglesias particulares, como ademas de los Autores mas antiguos, lo enseña elegantísimamente S. Gregorio Papa verdaderamente Magno, cuyas palabras, aunque algo largas, llevará á bien el pío, y docto lector, que las ponga aquí: Acerca de la trina immersion, dice este Santo Padre (689), nada se puede responder mejor, que lo que vosotros habeis juzgado: pues no se contradice á la Fé, que es una, el que haya diversas costumbres en la ??? Iglesia. Nosotros en la trina immersion significamos los tres dias de la sepultura de Christo, de suerte que sacando al niño tres veces de las aguas, se exprese la resurreción al cabo de tres dias: Y si alguno piensa acaso que esto se hace en honor de la Santísima Trinidad, tampoco á esto se opone la única immersion: porque habiendo una sola substancia en tres personas; en ningúna manera puede ser reprehensible meter al niño en las aguas tres veces, ó una vez sola: pues en las tres immersiones se significa la trinidad de las personas, y en una sola, se puede significar la singularidad de la naturaleza divina. Pero vamos al asunto: pues el que Christo Señor nuestro en su Bautismo se metiese dentro de las aguas del Jordan, lo afirma clara, y elegantemente S. Gregorio Nacianceno, el qual hablando del Baustismo de Christo, dice (690): Subió Jesus de las aguas, sacando consigo, y elevando al mundo, que en cierto modo estaba sumergido.

2 Ni es contrario á lo dicho, el pintar al Precursor (como se hace freqüentemente) echando agua con una concha sobre la cabeza de Jesu-Christo. Porque S. Juan, como antes advertimos, á los que bautizaba, les ponia suavemente la mano sobre sus cabezas, y les ayudaba á que se metieran totalmente dentro del agua, ó bien les echaba agua sobre sus cabezas con la mano, ó con una concha: lo que, ya se executase de este, ó de otro modo, es evidente que pertenece al Bautismo. De esta manera, pues, que significa mayor reverencia, pintan á S. Juan bautizando á Christo; de que se puede dar tambien otra razon bastante oportuna: á saber, porque así, la pintura que mudamente habla, nos enseña no ser necesaria la immersion para recibir el Bautismo, siendo este igualmente válido, ora se confiera por infusion, ó por aspersion: lo que enseñó con mucha solidez, como siempre, el Doctor Angélico con estas palabras (691): ??? Hase de decir, que el agua en el Sacramento del Bautismo, sirve para la ablución corporal, por la qual se significa la ablución interior de los pecados. Esta ablución puede hacerse no solamente por immersion; sino tambien por aspersion, ó efusion. Por lo que, aunque es mas seguro bautizar por immersion (pues esto es lo que regularmente se acostumbra) (692); sin embargo puede tambien bautizarse por aspersion, ó por efusion, &c. Pero el que quiera instruirse de esto mas á la larga, lea á los Theólogos tratando del Sacramento del Bautismo. Yo confieso haberme alargado algo mas de lo que era razon; pues por lo que toca á mi intento, bastaba haber advertido, que es una bobería el pintar á Christo Señor nuestro en su Baustismo sin llegarle apenas el agua á sus pies, ó no mucho mas de los talones. Mas, el pintar algunos Angeles, que con sus manos están teniendo las vestiduras de Christo, quando desnudo recibió el Bautismo; aunque esto no representa ningúna exâcta narracion, que nos refieran los Evangelistas; es sin embargo una cosa muy pía, y dignísima de imitarse, para significar con esto la profunda reverencia, que tuvieron siempre los Angeles al Verbo Divino encarnado: singularmente, porque, como verémos luego, los mismos Angeles en el desierto sirvieron la mesa á Jesu-Christo.

3 Acaso es digno de mas consideracion, lo que diximos en segundo lugar; esto es, que muchas veces, y aun siempre que hemos visto Imágenes de esta clase, vemos pintado á Christo Señor nuestro, como que su Eterno Padre da testimonio de su Hijo, y ademas, que baxa el Espírítu Santo en figura de paloma sobre su cabeza, quando entrando el Señor en las aguas del Jordan, recibió el Bautismo. Pero que esto no fuese así, ??? lo persuade el mismo Evangelio, si se lee con juicio, y reflexîon: pues dice, que el Padre Eterno dió testimonio de que aquel era Jesu-Christo; no en el mismo acto del Bautismo, sino despues de bautizado, y quando había ya salido del rio Jordan. Estas son las palabras de S. Matheo (693): Jesus, despues de bautizado, subió luego del agua: Y hé aquí, que se abrieron los Cielos, y vió al Espíritu de Dios, que baxaba en figura de paloma, &c. Y si alguno desea algún texto mas claro, pongo aquí lo que dice S. Marcos, que parece interpreta, y comenta á S. Matheo (694): Bautizó Juan á Jesus en el Jordan. Y subiendo al instante del agua, vió abiertos los Cielos, y tambien al Espíritu Santo, que baxó en figura de paloma, y estaba sobre él. Y se oyó una voz del Cielo: Tú eres mi amado Hijo, en tí me he complacido. Aquí se echa de ver delineada con la mayor exâctitud la historia, y serie de este hecho: de manera que de dicha narración se percibe con evidencia, que el Espíritu Santo se apareció en figura de paloma sobre la sagrada cabeza de Christo, no antes, sino despues de haber salido el Señor del Jordan; y que entonces fué quando resonó la voz del Padre reconociéndole, y preconizándole por su Hijo: sin embargo nuestros Pintores unen ambas cosas; á saber, á Christo recibiendo actualmente el Bautismo, al Espíritu Santo en figura de paloma puesto sobre su cabeza, y el que abriéndose entonces los Cielos, se oyó claramente la voz del Padre, á quien pintan tambien en este Misterio: cuya voz (aunque era un efecto ad extra, como dicen los Theólogos) no es ahora de mi proposito el manifestar, cómo, y de qué manera pueda, y deba decirse voz de solo el Padre. Con todo, no tengo por dignos de reprehension los Pintores, que antes han pintado así este hecho, ni tampoco los que despues les han seguido: ??? Así por ser esta una cosa, que es ya muy recibida, y á que están ya acostumbrados los ojos; como porque, el que dieran testimonio de Christo el Padre, y el Espíritu Santo, sucedió luego de haber salido Christo de las aguas del Jordan, y recibido el Bautismo de manos de S. Juan: y como dice el comun adagio, lo que poco dista, parece que nada dista. Finalmente, porque si se pintára de otro modo, no entenderían los hombres con tanta facilidad, que aquello sucediese luego despues de haber recibido Christo el Bautismo, y es muy del caso, que lo entiendan: singularmente, porque como recibiendo Christo el Bautismo de S. Juan, se portó á la vista de los hombres (á lo menos en lo exterior, y en la sombra) como pecador, y exhortando á todos con su admirable exemplo á la penitencia; convenia, que su Eterno Padre diera testimonio, de que Christo (como era en realidad) vencía el pecado, y triunfaba de él.

4 ¿Y qué diríamos, si todo el hecho se representára, y pusiera á la vista de otro modo mucho mas cómodo, y oportuno? ¿Pero quál será este? Digo, que el pintar las corrientes del Jordan, y mucha gente al rededor de ellas, al Bautista cubierto con su pellica, á Jesu- Christo vestido con su túnica, humedecidos sus cabellos, orando á Dios, y de rodillas, y sobre su cabeza al Espíritu Santo en figura de paloma, y al Padre Eterno, como que abriéndose los Cielos, se dexa ver resplandeciente. Qué? ¿acaso no se representaría así mas oportunamente todo el hecho? Diráse tal vez ser esta una cosa inaudita, y sin duda nueva: enhorabuena. Pero veamos, si este modo de pintar tiene fundamento, y muy grave en la misma narración del Evangelio (695). Sucedió, dice S. Lucas, que bautizándose todo el pueblo, y despues de bautizado Jesus, y orando él, se abrió el Cielo, y baxó sobre él el Espíritu ??? Santo en figura corporal como de paloma: y oyóse del Cielo una voz: Tú eres mi amado Hijo, en tí me he complacido. He puesto entero todo el lugar, para que se eche de ver mas claro, que la luz del medio dia, el orden, y serie de todo el suceso, y que la testificación de Christo Señor nuestro, ó su clarificación (pues quiero mas usar de esta palabra) sucedió, no en el acto de su Bautismo, sino despues de ser bautizado, ó lo que es lo mismo, Jesu baptizato; y no solo esto, sino orante: de suerte, que no se puede dar cosa mas clara. Pero falta, dirá alguno, que dicho modo de explicar, y declarar este hecho, lo haya adoptado algún grave Intérprete. Lo adoptó con efecto un Intérprete gravísimo, y que en quanto á mí, vale por muchos: de tanto peso es para conmigo la gravedad, y autoridad de este varon (696): Refiere San Lucas (dice Maldonado) que estando orando Christo, se abrieron los Cielos, y que baxo la paloma: y es de creer, que en saliendo el Señor de las aguas á tierra, se arrodillase, para recibir con reverencia el testimonio de su Padre. Pues los hijos bien educados, quando hablan con sus padres, están descubierta la cabeza. Hasta aquí Maldonado. Todo esto lo propongo como cosa muy probable: pues si hubiere algunos, á quienes les agrade mas el modo antiguo de pintar este hecho, y por tanto quieran defender á los Pintores antiguos, no es mi ánimo traerlos como por fuerza á mi dictamen. Baste esto por lo que toca al Bautismo de Christo.

5 Despues de bautizado el Señor, se fué luego al desierto: y no será fuera de propósito, si este se quiere pintar espantoso por sus rocas ásperas, y escarpadas; pero ademas se debería añadir entre árboles silvestres, y encumbrados, tambien fieras, que van divagando por él, pues de ellas abunda bastante la Palestina, ??? singularmente en los lugares desiertos. Esto dice muy bien con lo que refiere San Marcos (697): Estuvo (dice) en el desierto por quarenta dias, y quarenta noches...... y habitaba con las bestias. Mas: el que acercándose á él el tentador, se pinte á este en figura visible, y humana, es cosa, que la aprueban en gran manera los hombres doctos, y tambien el que se le represente en figura de un hombre, que profesa santidad: pero ni ellos, ni hombre alguno cuerdo han aprobado, ni aprobarán jamas, el que se pinte en trage del todo semejante al que llevan los Religiosos, ya sean de los que llaman Mendicantes, ó Monacales. Pues esto, á mi parecer, huele mas á una sátira, é impiedad herética, que á otra cosa. Sobre lo que, como ya he dicho mucho antes (698), no quiero añadir aquí cosa alguna, juzgando, que basta pintarlo macilento, erizados los cabellos, y cubierto con algún basto pellejo. Pero, el que se le añadan pequeños cuernos en la cabeza, ó uñas de grifos en los pies, no es cosa fuera de propósito. Porque, si bien Christo Señor nuestro no podia ignorar, quien era el que se le acercaba para tentarle: sin embargo, pintándole así, se quita la equivocacion, en que podrian tropezar los que miran: cuya advertencia la dan freqüentemente los peritos en la Theología Ascética; esto es, que el demonio, no solo quando se le aparece á alguno, sino que tambien le habla, apenas puede dexar de dar algunas señales de sí mismo, con que no solamente en lo exterior, pero mucho mas en lo interior, se puedan conocer, y precaver bastante sus engaños, é ilusiones. Esto es por lo que toca á la forma visible del demonio, la primera vez, que tentó á Jesu-Christo. Porque, en quanto á las dos últimas tentaciones (por decir tambien algo sobre esto) no es improbable, antes tiene mucha verisimilitud el decir, que ??? el demonio, qual otro Prothéo, tomó otras formas del todo desemejantes; á saber, en la segunda, la de un Angel luminoso, pues pretendia incitar al Señor á un pecado mas grave y mas enorme; esto es, á vanagloria, á ambicion, y á tentar al mismo Dios: y era sin duda una cosa mas conforme, que un Angel tornase á Christo, y le pusiese en el pináculo del Templo. Finalmente, en la tercera tentacion, en que le prometía poder, riquezas, y todos los Reynos del mundo; es de creer, que tomaria la figura de un magestuoso Emperador, vestido de púrpura, como probabilísimamente lo afirma un Escritor muy docto, y erudito (699).

Todo lo qual, como que son cosas, que se afirman con mucha probabilidad, toca al Pintor, que se precia de erudito, el estár instruido en ellas. Pintan ademas de esto muy á menudo los Pintores al demonio, quando tentó la primera vez á Jesu-Christo, llevando tres, ó quatro piedras en la mano, y enseñándoselas al Señor; por leerse en el Evangelio en boca del demonio (700): Dí, que estas piedras se conviertan en pan. No que yo quiera condenar esto de error: pero advierto, que tampoco lo sería el pintar al demonio señalando, y mostrando piedras, que estuvieran al rededor, ó á los pies de Christo: y esto, insistiendo en la significación Latina del pronombre isti, con que en Latin se significa propiamente, no lo que llevamos con nosotros mismos, y que está con nosotros, ó muy cerca de nosotros, de suerte que lo toquemos, ó podamos tocar; sino que denotamos con mas propiedad, lo que tenemos á la frente, ó delante de nosotros. Mas claro: El pronombre iste, ista, istud, no corresponde al pronombre Castellano este, esta, esto; sino al pronombre Español, ese, esa, eso, como lo podria convencer, y demostrar con muchos exemplos de los mejores Autores, y ??? de mas pura latinidad. Pero no quiero detenerme en estos pelillos de la gramática; singularmente confesando, que en la Escritura, y en los Autores Eclesiásticos se confunden freqüentísimamente los pronombres hic, y iste.

6 Por lo que respeta á la segunda tentacion, hombres doctísimos han tenido por muy dificil, el explicar, y discernir, quál fué el lugar del Templo adonde llevó á Christo el demonio, aconsejándole, que se echára abaxo (701): Púsole sobre el pináculo del Templo, y le dixo: Si eres hijo de Dios, échate abaxo; y por consiguiente son de parecer, que no es fácil de determinar, cómo deberá pintar este hecho el Pintor sabio. Pero yo, dexando á parte las opiniones de los demás, digo, que aquel lugar no fué otro, sino el que llamamos en Castellano balaustre, mas alto, y elevado, que rodeaba todo el techo; y estaba en esta forma, para que si alguno estuviese en el techo, ó se pasease por él, no pudiese resbalar, ni caerse. Pues el techo del Templo, ni tampoco los demas de las casas de Palestina, y de las otras regiones Orientales, no terminaba en punta, como los nuestros de Europa; sino que estaba enteramente llano, de modo que había allí un lugar muy cómodo para pasear, ó conversar. Los Griegos llamaron , el corrredor, balaustre, ó pináculo del templo, por salirse aquello en algún modo del edificio, y hacer á manera de ala, lo que llamamos nosotros volado: ó por decirlo en Castellano, particularmente hablando con Españoles, le puso sobre el corredor, la barandilla, ó el balaustre, de aquella parte del Templo, que era la mas elevada: de suerte que de esta, y no de otra manera, deberá pintar este hecho el Pintor erudito.

7 En quanto á la última tentacion, con que el demonio ??? quiso tentar á Jesu-Christo, y que el Evangelio la refiere con estas palabras (702): Tomó el demonio otra vez al Señor, y lo llevó á un monte muy empinado, y le manifestó todos los Reynos del mundo, y la gloria de ellos, &c. siendo mas que cierto, que aun de la cumbre del monte mas elevado, no se pueden ver, ni señalar todos los Reynos del mundo, se fatigan no poco los Intérpretes sobre la inteligencia, y explicación de este lugar. Pero yo, por lo que es de mi asunto, y por si acaso conviniere alguna vez pintar este hecho, juzgo que basta decir, que el demonio con su arte verdaderamente Mágica, representó, y manifestó á Christo en la parte del ayre, que estaba á su vista (como de algún modo suele hacerse en una excelente prespectiva) un grande aparato de todas aquellas cosas, por las que suspira el mundo, y que anhelan en gran manera los hombres mundanos. Tales son á la verdad, los palacios excelsos, y magníficos, alhajas de oro, y plata, piedras preciosas, grandes montones de dinero, vestidos de púrpura, y de seda, tronos de oro, ostentación de un triunfo, carros triunfales, y otras cosas de esta clase: A que atendiendo el demonio, añadió: Todo esto te daré, si postrándote me adoras: sabiendo muy bien quántos, y quántos se afanan, y suspiran por estas cosas, y por otras no tan preciosas; y que solo con enseñárselas, y prometerles, que las gozarán, logra, que vil, é indignamente le rindan adoraciones. Acerca de ambas tentaciones, se pregunta tambien, como cosa dificil, ¿si el demonio con sus propias fuerzas, llevó á Christo por el ayre, del desierto al templo, y del templo al monte? ó si no fué así; sino que andando á pie, se adelantára, y le conduxera allá como por la mano? Ni una, ni otra cosa, en quanto me acuerdo, la he visto pintada. Conviene sin embargo, que sepan ??? los Pintores, como esto sucedió. Muchos Autores gravísimos, como S. Gerónimo, S. Gregorio, Estrabón, y el Autor Operis imperfecti, dicen haber acontecido del primer modo, esto es, que el demonio arrebató á Christo, y lo llevó volando por el ayre. Otros, como Orígenes, Euthimio, y los que siguen á estos, piensan haber sucedido del segundo, cuyo dictamen seguiria yo gustoso, si no me hicieran fuerza la autoridad, y razon, en que se fundan los Padres muy graves, que llevan lo contrario. Digo, pues, que el demonio arrebató á Christo, y lo llevó como volando por el ayre: moviéndome á sentir así la razon, y autoridad de tan grandes Padres. En primer lugar, su autoridad: porque sin duda son Padres gravísimos S. Gerónimo (703), San Juan Chrisóstomo, S. Gregorio, y Santo Thomas (704), cuya autoridad no se ha de poner en el último lugar; dexando ahora á parte á Beda, al Abulense (705), y á otros muchos, que son del mismo parecer. Ademas de esto, la razon; pues en el mismo texto del Evangelio, se dice, que tomó el demonio al Señor, Assumpsit eum; y en Griego . Lo que, si bien algunas veces significa lo mismo que duxit, y en Griego, y de este modo se explicó tambien S. Lucas: sin embargo es mas expresiva, y todo lo abraza la palabra assumpsit; esto es, lo llevó consigo, ó lo arrebató. A que se añade: que si el Señor, siguiendo al demonio, que iba delante, hubiera ido á pie del desierto al Templo, y luego del Templo al monte; acaso se hubieran gastado en esto algunos dias; lo que, á mi parecer, no es muy conforme al texto, ni á la mente del Evangelio. Finalmente, lo que convence mas, es lo que leemos en el mismo Evangelio: Y le colocó sobre el pináculo del ??? Templo. Porque, si Christo no hubiera hecho mas, que seguir al demonio, yendo este delante; antes debiera decirse, que el mismo Christo se puso en aquel lugar, donde con dificultad se podia entrar, y no que allí le colocase el demonio, como dice el Evangelio. Ni hacen mucha fuerza las razones que se alegan, ó pueden alegarse en contra. La primera, que no parece verisimil, que Christo diera al demonio tanto poder para consigo; que se dexase llevar de él, que son las formales palabras de un gravísimo Intérprete (706); y la segunda: que tampoco parece creible, que Christo se dexára llevar del demonio por el ayre, de suerte que todos le vieran, conforme había de suceder, si de esta manera lo hubiera trasportado el demonio. Digo, que esto no hace ningúna fuerza. Porque en quanto á lo primero, es innegable, que respondió gallardamente San Gregorio, quando dixo (707): Ciertamente el demonio es la cabeza de todos los malos, todos los quales son miembros de esta cabeza, ¿Por ventura no fué miembro del demonio, Pilatos? ¿Por ventura no fueron tambien miembros suyos los Judíos, que perseguian á Christo, y los soldados, que le crucificaron? ¿Pues qué mucho, permitiese el Señor ser llevado al monte por el demonio, habiendo permitido, que los que eran sus miembros, le crucificasen? Y en quanto á lo segundo, respondió igualmente bien el Doctor Angélico con estas palabras (708): A lo séptimo, se ha de decir, que conforme dice S. Juan Chrisóstomo, de tal manera el demonio llevaba á Christo al pináculo del Templo, que todos le veían; y el mismo Christo, sabiéndolo el demonio, se portaba de modo, que no era visto de nadie. Y así, por lo que es de mi intento, si conviniere pintar este hecho, como no se puede representar, que el demonio arrebatase á Christo ??? invisiblemente; se le deberá pintar llevado en manos, ó sobre los hombros del demonio, como de algunos lo refiere Santo Thomas (709). Con efecto, quanto á expresar el hecho, parece que no se ha pensado sin fundamento. Esto es lo que acerca del título, que puse en el capítulo, me ha parecido mas digno de notar, y advertir.




CAPITULO XI.


Otras observaciones mas dignas de que las tenga presentes el Pintor, acerca de otros hechos de Jesu-Christo, que se refieren en los Evangelios.

I Sería una cosa muy larga, y no solamente larga, pero tambien molestísima, por tener que inculcar muchas veces unas mismas cosas; el que para instruir al Pintor Christiano, quisiese yo referir cada uno de por sí, los hechos de Jesu-Christo. Por lo que, á imitación de los Geógrafos, que no representan á la vista todos los lugares de las regiones, que describen, sino aquellos mas principales, cuyo conocimento les importa mas; solo iré notando lo mas principal, segun lo pidiere la historia, y la verdad de los hechos. Y para aclarar mas con exemplos lo mismo que vamos tratando, propondré algunos de paso, y otros con mayor extension, segun lo fuere pidiendo la materia.

2 En las bodas, que se celebraron en Caná de Galiléa, donde fueron convidados Christo, y su Santísima Madre, vemos pintados en gran número los discípulos del Señor, lo que no es muy conforme á la verdad del hecho. Pues, aunque no se puede probar, que fueron pocos; sin embargo es cierto, por la que nos consta del Evangelio, que entonces no eran admitidos para ??? discípulos de Jesu-Christo mas de tres, de los que despues fueron promovidos al Apostolado; á saber, Pedro, Andres, y Felipe, y á estos se añadió Natanaél, á quien el mismo Felipe llevó antes al Señor. Consta esto tan claramente del Evangelio de S. Juan (710), que se puede hacer ver, y demostrar con mucha facilidad. Y así será lo mas acertado, pintar en corto número los que junto con Christo, y su Santísima Madre, fueron convidados á aquellas bodas, como consta expresamente de aquellas palabras (711): Fué llamado Jesus, y sus discípulos á las bodas. Ni obsta, el que se diga despues en el mismo capítulo (712), que por haber obrado el Señor aquel milagro, sus discípulos creyeron en él:

pues para verificarse esto, hasta que hubiera algunos de sus discípulos, y de los que despues fueron elegidos para Apóstoles, aunque entonces no fuesen mas; porque los que habían asistido á las bodas, divulgaron, y dieron noticia á los demas, del milagro, que allí había obrado Jesu-Christo. Del mismo modo se dice tambien, que el Señor con aquel milagro, manifestó su gloria, sin embargo de que eran muy pocos (como observaron muy bien Theophilacto, y Euthimio) los que como testigos mas calificados podian dar testimonio de dicho milagro, esto es, los que servian á la mesa. El Sagrado Evangelio dice así (713): Probó el Maestresala el agua convertida en vino, y no sabía de dónde había venido; pero sí lo sabian los ministros, que habían sacado el agua. Responden los mismos (son palabras de un Autor gravísimo (714)), que de ellos, á saber, de los ministros, lo oyeron los demas; y que así se divulgó el milagro, y hoy lo divulga S. Juan: hace respecto de nosotros la Escritura el mismo oficio, que para ellos hacía la historia, conforme dice S. Ambrosio. Ciertamente en los ??? demas hechos, y viages, que despues hizo Jesu- Christo, como había ya crecido su nombre, y se había divulgado su fama, y autoridad, no hay inconveniente en pintar muchos discípulos en su compañía: pues sabemos, que estos no solo fueron muchos, sino tambien en gran número; de suerte que en un lugar se llama turba á los discípulos del Señor, como se echa de ver por lo que dice S. Lucas (715): Y la turba de sus discípulos. Pero en el hecho de que estamos hablando, como fué el primero de los milagros, y señales, que dieron testimonio de su mision, y ministerio; y habiendo este sucedido casi entre solos los parientes: es mas conforme á razon (como decia antes) pintar en este caso pocos discípulos.

3 Qué cosa fuesen las hydrias que había allí, y que llenaron de agua los ministros, la que luego por mandado, é imperio del Señor, se convirtió en vino de excelente calidad; me consta no haberlo ignorado los Pintores, aun los menos instruidos. Pero para aclarar mas todo esto, digo, que dichas hydrias, ó tinajas, en quanto se puede conjeturar, eran unas cubas pequeñas, fabricadas de piedra de alabastro, sin asas, sin ningúna moldura, y lisas: conforme es, segun dicen, la única, que hoy se conserva, y se enseña en el Real Monasterio de S. Lorenzo del Escorial. Pero no es tan sabido, lo que se significa por aquella palabra Architriclinus. Oí una vez de un sugeto, por otra parte docto, que este era el nombre propio de un hombre; lo que sin duda es mas digno de risa, que de refutacion. Pensaron otros, no sin algún fundamento, que Architriclino era el que estaba recostado á la mesa en el lugar mas distinguido; esto es, el mas digno entre los concurrentes, y convidados. Digo, el que estaba recostado: porque (como ya notamos antes, y despues lo explicarémos ??? mas)

los antiguos, y tambien los Judíos, no se ponian á la mesa sentados en sillas, ó bancos; sino recostado el cuerpo en camas, que se sostenian sobre sus pies, á la manera de los que están echados. Pero, aunque esto no se haya dicho, ó pensado sin alguna verisimilitud, sin embargo no asegura enteramente la verdad; la que sin duda alcanzará el que con Severo Antiochêno, in Græcorum catena (716), y con S. Juan Chrisóstomo (717), y Theophilacto, dixere, que el Architriclino no era otro, sino el que presidia en el convite: no como que fuera él el dueño de la casa, sino como Mayordomo, que iba ordenando, y disponiendo todo lo necesario para el convite. A este era, á quien le tocaba principalmente el cuidar del vino, distribuyendo á cada uno su porcion, y procurando que á nadie le faltase cosa alguna: no se recostaba á la mesa, sino que estaba en pie en el convite, y como de centinela, mandando á los servidores lo que era menester. El mismo probaba el vino antes de presentarlo á los convidados, advirtiendo el que convenia darse á cada uno. En una palabra:

él era el que mandaba en el convite; y á él únicamente atendió el Autor del libro del Eclesiástico, quando dixo (718): Te pusieron para regir (el banquete) no te ensoberbezcas (sobre los otros), mas sé como uno de ellos. Tén cuidado de ellos, y así ponte á la mesa. Finalmente, el que tenia este encargo, no solía recostarse sino despues que, acabado el convite, había cumplido con su oficio: lo que explicó el mismo texto citado con las siguientes palabras: Y despues de haber cumplido con todas tus obligaciones, recuéstate á la mesa: para alegrarte por razon de ellos, y para ser honrado por su agradecimiento, y alcanzar corona, y la dignidad de ser rogado de todos. En cuyas últimas palabras, se contienen otras cosas, que como ??? las precedentes, las explica con mas extension de la que suele, el docto Intérprete de los Evangelios (719), á quien tantas veces he citado con elogio, del qual he trasladado aquí muchas palabras, tambien contra mi costumbre, por juzgar que interesaba el Pintor erudito en saber con alguna distincion, y exâctitud, qué es lo que se significa por esta palabra Architriclinus.

4 Poco despues de haber referido el Evangelista este hecho, refiere inmediatamente otro; á saber, que Christo Señor nuestro, haciendo como un azote de cuerdas, echó del Templo á los que vendian ganado, y palomas. Las palabras del Evangelio son estas (720):Y encontró en el Templo á hombres que vendian bueyes, ovejas, y palomas, y á los numularios que estaban sentados. Y habiendo hecho como un azote de cuerdas, los echó á todos del templo, y tambien á las ovejas, y bueyes, y derramó el dinero de los numularios, y echó por tierra sus mesas. Quiénes eran los numularios (pues es preciso advertirlo) nos lo diria muy bien S. Gerónimo (721), el qual no solo lo explica, sino que lo ilustra muy por extenso. Mas, como toca otras cosas, que no son del asunto, que vamos tratando, dirélo yo mas brevemente. Eran ellos, los que permutaban la moneda de otras naciones, con la que corria en Judéa, y en Jerusalén. Pues, como por causa de la solemnidad de la Pasqua, muchos, así de los Judíos, como de los de otros paises, particularmente del Egipto, de Babilonia, y de otras religiones, que estaban á la otra parte del rio Eufrátes, se juntaban en el Templo de Jerusalén; como á ninguno de ellos se le permitia adorar á Dios, sin ofrecer algún don; y por otra parte, el dinero, que llevaban consigo para comprar víctimas, les era inutil, tomaban dinero prestado, y á ganancias para comprarlas cada ??? uno segun sus facultades; de suerte que ni aun los pobres dexaban de ofrecer sus víctimas, aunque de menos valor, como eran tórtolas, y palomas. Esta costumbre de permutar dinero es freqüentísima en las mayores Ciudades de Europa, como en Nápoles, en Venecia, y en otras partes; lo que no se hace sin alguna ganancia, ó lucro, aunque moderado, de los que prestan, ó permutan. Estos eran, los que el Evangelista llama numularios.

5 Mas, quando se representa este hecho, no se debe pintar de modo que estas ventas, y compras se hicieran en alguna parte interior del Templo. No eran los Judíos tan negligentes en lo tocante al culto, que se debe á Dios, que permitieran una cosa tal, aun en el atrio de los Israelitas: sino que se hacian estos contratos dentro del Templo sí; pero en el atrio, que se llamaba de los Gentiles, que era el lugar solo donde estos podian entrar, aunque adorasen á Dios: de suerte que só pena de la vida, no podian pasar mas adelante. Ya advertimos arriba, que el Templo de Jerusalén constaba de atrios descubiertos: uno que llamaban de los Gentiles, y otro que era propio de los Israelitas: porque de otro modo, no podian completarse los sacrificios, y mactación de tantas víctimas. Dichos atrios estaban cercados de magníficos pórticos bastante elevados; pero los techos eran planos, segun la costumbre de la region, y remataban en galerías. Debaxo de estos pórticos, que cercaban el atrio de los Gentiles, se trataban los negocios, que describe brevemente el Evangelista, y que Jesu-Christo, lleno de la gloria de su Padre, y de zelo por su casa, en ningúna manera permitió, que se hicieran: por lo que, revestido de un admirable imperio, y magestad, armado con un solo azote, les echó á todos del Templo, diciendo (722): Quitad ??? esto de aquí, y no hagais la casa de mi Padre, casa de mercado. ¡Hecho verdaderamente grande! podemos exclamar aquí, y uno de los mas admirables entre tantos, y tan señalados, que obró el Señor: en tanto grado, que S. Gerónimo, hombre de muy severo juicio, no duda anteponerlo á los mayores, y mas distinguidos hechos, que obró Jesu-Christo. No puedo menos de poner aquí sus mismas palabras, que ilustran mucho lo que he dicho arriba (723): A mí (dice S. Gerónimo) entre todos los milagros que obró el Señor, el que me parece mas admirable es, el que un hombre solo, y entonces despreciable, y en tanto grado vil, que despues le crucificaron, pudiese á golpes de un solo azote, echar del Templo tan gran muchedumbre de gentes, derribar sus mesas, destrozar sus cátedras, y hacer muchas otras cosas, que no hubiera hecho el mas numeroso exército, por mas que los Escribas, y Fariséos se embravecian contra él, y veían que iban por tierra sus ganancias. Las últimas palabras con que concluye el Santo este pasage, en que da la razon de todo este hecho, son muy dignas de que las note el lector erudito, pues ilustran en gran manera lo que hemos dicho arriba (724), tratando de la magestad, y dignidad del semblante de Christo. Porque (dice) salian como resplandores, y centellas de sus ojos, y la magestad de la divinidad resplandecia en su semblante. Hasta aquí S. Gerónimo.

6 Pero, el que á Christo Señor nuestro, hablando con la Samaritana, le pinten sentado sobre aquella parte del pozo (ora fuese esta redonda, ó quadrada), que cierra la boca del mismo pozo, y sirve de resguardo para no caer en él los hombres, ó las bestias; la que llamamos en Castellano el brocal del pozo: le pinten, digo, de este modo, por haber leido en el Evangelio (725): Sedebat sic supra fontem, cuyas palabras ??? han dado no poco que discurrir á Autores graves, como lo atestigua un esclarecido Intérprete (726): digo, ser esta una cosa indecorosa, y (segun á mí me parece) casi ridícula, como menos conveniente á la dignidad, y gravedad de Jesu-Christo. Mejor, á mi entender, le pintan otros sentado en alguna piedra cerca del pozo, las que para varios usos de los que sacan agua, suele haber por lo comun al rededor, particularmente de los grandes pozos: en especial siendo la fuerza de la dicción supra fontem, como si dixera juxta fontem, junto á la fuente: casi del mismo modo, que se dice en el Salmo: Sobre los rios de Babylonia, allí estuvimos sentados, y lloramos (727): esto es, en sus riberas, ó junto al rio. Mas, lo que algunos añaden en la representación de este hecho, pintándonos á Jesu-Christo, como que está descansando algún tanto su cabeza, afianzado su codo en el mismo brocal del pozo; es cosa muy decente, y conforme á las mismas palabras del Evangelio, que dice: Cansado del camino. Lo demas, que en este mismo capítulo refiere el Evangelista, aunque necesita de explicacion; pero no es de mi asunto. Y así, advertiré solamente á los que quieran pintar este hecho, que no muy lejos del pozo, cerca del qual habló Christo á la Samaritana, pinten la Ciudad de Sichên, que no distaba mucho de él: y que será tambien muy del caso pintar en otra distancia no muy separada, el famosísimo monte Garizim, al que sin duda significó, y demostró con el dedo la misma Samaritana, quando dixo á Christo: Nuestros padres adoraron á Dios en este monte: pues dicho monte distaba tambien poco de la Ciudad de Samaria.

7 Lo que puede causar alguna dificultad al Pintor erudito, es lo que refieren los Evangelistas (728) acerca ??? de la curación de aquel paralytico, de quien leemos segun la historia, y narración que nos hace S. Lucas de este hecho, que no hallando por donde le pudiesen meter, por la muchedumbre de gente que había, subieron encima de la casa, y por el tejado lo baxaron con su cama, y lo pusieron en medio delante de Jesus: porque esto parece oponerse á lo que antes hemos dicho (729), de que las casas de los Judíos tuvieron tejados sí, pero no que rematáran en punta, como los nuestros, sino que eran llanos; de suerte que algunas veces servian para pasearse, y otras para cenar allí á cielo descubierto. Lo que no parece se conforma con lo que acabamos de referir de la historia de S. Lucas: y por consiguiente, que no se sabe de qué manera se ha de pintar semejante hecho. Pero todo lo dicho no hace mucha fuerza, ni parece muy dificil de explicarlo; pues digo, que los tejados de aquellas regiones fueron en efecto llanos, como dixe arriba; á saber, que los terrados eran firmes, y travados con mucho artificio; pero que los cubrian con tierra, cal, ó bien con otra materia, por si acaso venian fuertes lluvias: cuya cobertura llamó tejas el Intérprete, acomodándose á la palabra mas usada, y comun. Y como no fuese posible, que por la escalera por donde se sube regularmente al tejado, fuera llevado el que estaba echado en la cama, y á quien le llevaban quatro, como dice San Marcos; ó que por la misma, le baxaran al suelo inferior de la casa: pudo tanto la lealtad, y amor de aquellos para con el pobre paralytico, que para poder hacer esto cómodamente, mandaron abrir parte del techo, quanto era menester, para de esa manera atar despues con quatro cuerdas la cama donde estaba tendido el paralytico, y baxarle de este modo poco á poco hasta el suelo inferior, y ponerle delante de Jesu-Christo. Lo que entendido bien, nada nos precisa á decir, contra lo que hemos dicho ??? antes, que los tejados de aquellas regiones terminasen en punta, y que fuesen enteramente semejantes á los nuestros de la Europa.

8 Sería error el que en la resurrección de la hija del Archisinagogo, baxo cuyo nombre no se significa otra cosa, sino el que tenia el principal lugar en la Sinagoga, el qual, como notó S. Marcos (730), se llamaba Jairo; sería error, digo, si en la representación de este hecho, esto es, quando Christo obró aquel admirable prodigio, que solo al imperio de su voz resucitó la muchacha, que estaba difunta, se pintáran mas personas, que las que refiere S. Lucas haber sido admitidas para ver un hecho tan maravilloso (731). Y habiendo entrado (el Señor) en la casa (dice San Lucas) no permitió, que entráran consigo sino Pedro, Diego, y Juan, y los padres de la muchacha. Todo esto es bien sabido: pero hay Pintores, que no se persuaden poderse pintar á Christo con la dignidad correspondiente, si no se le pinta acompañado de muchos discípulos. En este mismo hecho, los tibicines, ó tañedores de flauta, de que hace mención S. Matheo (732), eran aquellos que alquilaban los padres, ó parientes del difunto para ir á los funerales, particularmente de los poderosos, y ricos. Pues nadie ignora, que los Gentiles tuvieron la costumbre, no solo de acompañar sus entierros con mugeres, que iban llorando, y lamentándose, las que alquilaban á este fin, y llamaban præficæ (que nosotros entendemos plañideras) é iban cantando canciones tristes, á que dieron el nombre de nænias; sino que los acompañaban tambien con cantores, que tocaban la flauta. Por esto Ovidio hace mención de las flautas, y canciones, que había en los entierros, como de cosa muy usada en la antigüedad, quando dixo (733):

Cantabat mSstis tibia funeribus. ???

Esta costumbre, como otras muchas, había pasado de los Gentiles á los Hebreos: lo que á mí, por razon de mi asunto, me ha parecido notar aquí. Mas, el pintar en el mismo caso á Christo Señor nuestro tomando con su sacratísima mano la de la difunta; sobre que esto sería siempre una accion, que no podria menos de parecer bien, es muy conforme á la verdad de la historia, pués refiere S. Marcos esta notable circunstancia (734): Y teniendo la mano de la muchacha, le dixo, &c.

9 Parecerá acaso cosa de mas importancia, aun por lo tocante á la Pintura, que al Centurion (el qual por el mérito de una viva fé, alcanzó de Christo la salud para su siervo paralytico); se le pinte postrado á los pies del Señor, pidiéndole, y suplicándole, que sanára á su siervo. Porque, si bien San Matheo dice absolutamente, que el hecho aconteció de suerte que el mismo Centurion lo pidió á Jesu-Christo, y que concediéndoselo el Señor, y diciéndole (735): Yo iré, y le sanaré, respondió entonces aquellas palabras verdaderamente admirables: Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, &c. sin embargo S. Lucas refiere el caso de muy diversa manera (736): Como hubiese oido el Centurion (dice este Evangelista) lo que se decia de Jesus, le envió un recado por los Judíos ancianos, rogándole que fuera á su casa, y sanára á su siervo. Y un poco mas abaxo: Y no estando ya (Jesus) muy lejos de la casa, le envió el Centurion á sus amigos, que le dixeran: Señor, no querais cansaros: porque no soy digno de que entreis en mi casa. Y todavía lo dice mas expresamente en las palabras, que luego añade: Por lo mismo no me he tenido yo por digno de ir á tí, pero dilo solo de palabra, y sanará mi siervo. De que parece se infiere claramente, que el Centurion, no por soberbia, sino llevado de una suma reverencia, y sumision, que tenia ??? á Christo, nunca habló con el Señor para alcanzar de su Magestad la salud de su siervo; sino que se lo suplicó, no él mismo, sino por tercera persona, esto es, por los Judíos ancianos, quando primero los puso por intercesores; y por medio de sus particulares amigos, quando rogó al Señor, que no tomára el trabajo de ir en persona á su casa, teniéndose por indigno de tal favor, y de que usára Christo con él de tanta condescendencia. Ni á esto se opone la narracion, que de este hecho nos hace S. Mathéo, quando dice, que el mismo Centurion hizo la súplica á Christo por la salud de su siervo, y que él por sí mismo, le propuso su propia indignidad, para que el Señor no entrase en su casa. Porque, como despues de S. Agustin (737), y de otros muchos, advirtió muy bien un famoso Intérprete (738): No solamente se dice, que vá uno á casa de otro, si vá por sí mismo, sino tambien, si vá por medio de otros: como decimos, que comparece ante el Juez, no solo el que comparece en persona; sí tambien, el que comparece por su apoderado. Y á la manera que se dice ir á la casa de otro, el que va á ella mediante alguno; así se dice. que responde, el que responde mediante otro. He dicho todo esto solo con el fin de hacer patente quál sea la probabilidad, ó mayor verisimilitud de este hecho; no con ánimo de condenar de error, si alguna vez se viere pintado al Centurion pidiendo él por sí mismo la salud de su siervo: antes digo, que esto, no solo se puede pintar, sino que puede afirmarse con sólidas razones: ya, porque, como dexamos notado, refiere absolutamente S. Mathéo haber sucedido así; ya tambien, porque Autores gravísimos (739) defienden haber sucedido uno, y otro; esto es, que el Centurion envió ??? primero á Christo á los ancianos de los Judíos, y luego á sus amigos, y al fin, que agravándose mas la enfermedad, fué él mismo en persona, como lo declaró S. Mathéo.

I0 No mucho despues obró Christo aquel celebérrimo milagro de resucitar al hijo de aquella viuda, que puesto ya en el féretro, le llevaban á enterrar. Acerca de la Pintura de este hecho (pues solo quiero tocar lo que es propio de mi asunto) es preciso advertir, que obran muy mal, y aun erroneamente los Pintores, en pintarlo como sucedido en medio de alguna Ciudad: principalmente, porque este modo de pintar, se opone claramente á las palabras del Evangelista, que dice (740): Sucedió, que despues iba (Jesus) á la Ciudad, que se llama Naim: é iban con él sus Discípulos, y una gran turba. Y al acercarse á las puertas de la Ciudad, hé aquí que llevaban á enterrar á un difunto, que era hijo único de su madre, y esta era viuda: y gran muchedumbre de la Ciudad la acompañaba. Donde se echa de ver con la mayor claridad, que este caso sucedió, no en la Ciudad, sino fuera de ella, y que fuera de ella, llevaban á enterrar al difunto, á quien Christo resucitó al acercarse á las puertas de la Ciudad. Digo, que hacen mal los Pintores en representar este hecho, como que iban á enterrar al difunto dentro de la Ciudad: porque ¿quién hay que ignore la costumbre antiquísima, y confirmada por las mismas leyes, de que no se enterráran los cadáveres en la Ciudad? Es cosa esta tan sabida, que me persuado no la ignora aun la gente mas vulgar, é ignorante. Por esto en las antiguas Leyes de las XII. Tablas, se hallaba esta: Hominem mortum in urbe ne sepelito, neve urito. Ningún cadaver sea enterrado, ni quemado dentro de la Ciudad. Sobre cuya exposicion, dixo cosas tan grandes, y admirables ??? Antonio Clario Sylvio, Abogado de Paris (741), que si yo quisiera ahora exponer esto á la larga, no haría mas que ridiculizarme, y valerme con poca vergüenza (en que muchos no ponen reparo) de los trabajos, y sudores agenos. Solo quiero añadir (para los que ignoran estas cosas, aunque tan comunes) que por lo mismo se colocaban freqüentemente los sepulcros fuera de la Ciudad, y cerca de los caminos públicos. De donde tuvo origen el que los Epitafios habláran con los pasageros: ó ya en boca de los mismos difuntos, por la figura, que los Retóricos llaman Prosopopeya; ó ya en boca de algún otro: y por la misma razon significó Juvenal á los muertos en una elegante períphrasis, quando dixo (742):

........Experiar quid concedatur in illos, Quorum Flaminia tegitur cinis, atque Latina.

Esto es, los que yacen muertos junto á las puertas Flaminia, y Latina. Y esto es en quanto á los Gentiles, que por lo que toca á los Judíos, todos saben, aun los principiantes en las Sagradas Letras, que así los que eran nobles, como los plebeyos, acostumbraron colocar sus sepulcros fuera de la Ciudad, en los huertos, ó en los campos. De aquí es, que el mismo Jacob enterró á su amada Rachêl junto á Belén; y que Samuel hablando á Saul, le dixo (743): Quando hoy te apartáres de mí, encontrarás dos varones junto al sepulcro de Rachêl en el término de Benjamin. Y del Rey Josías, se dice (744): E hizo sacar el ídolo del bosque fuera de la casa del Señor, y de Jerusalen, al arroyo de Cedrón, y allí lo quemó, y lo reduxo á cenizas, y lo arrojó sobre los sepulcros del pueblo. ¿Pero para qué me canso en ??? traer tantas pruebas? El mismo sepulcro de Christo Señor nuestro, que el Profeta había vaticinado, que sería glorioso, fué colocado, no en la Ciudad, sino en un huerto junto al lugar donde fué crucificado, como exâctamente lo refiere el Evangelio, quando dice (745): Había en el lugar donde crucificaron á Christo, un huerto, y en él un sepulcro, donde todavía no habían puesto á nadie. Allí pues, &c. Hasta aquí el Sagrado Evangelista: de suerte que no es menester ir á otra parte á mendigar testimonios en confirmación de lo dicho.

II Es muy célebre, y mas admirable de lo que pueda encarecerse con palabras, aquel milagro, que obró Jesu-Christo, quando con solos cinco panes, y dos peces, dió de comer con abundancia á cinco mil hombres, sin contar las mugeres, y los párvulos. Pero este hecho, no debe pintarse de modo que solamente se represente una confusa muchedumbre de gente, y sin ningún orden, como freqüentemente lo vemos pintado. Pues no fué así; sino que se sentaron los concurrentes, como notó muy bien S. Marcos, con el debido orden, el que gusta Dios se observe en todo (746): Y (Jesus) les mandó (á sus Discípulos) que hicieran sentar á todos por divisiones sobre el heno verde. Y se sentaron por divisiones de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta. De aquí se echa de ver, como quiso el Señor, que se observára en el convite, el orden, y serie, que con admirable propiedad, y elegancia, describió el mismo Evangelista, que dixo secundum contubernia: lo que he querido advertir aquí, para que de este lugar se conozca mejor la exâctísima propiedad con que se explica la Vulgata. Pues la palabra latina contubernium, como lo atestiguan Festo, y Vegecio (747), es palabra militar, ó castrense, que significa diez Soldados, que vivían debaxo de un mismo pavellon, ó tienda de campaña, ??? á los quales presidía un decano, ó decurion, que era la cabeza del contubernio. De ahí es, el haberse transferido esta voz para significar el comercio, y la sociedad; y en este sentido dixo Ciceron (748): Donde está aquel contubernio de la milicia mugeril en aquella delicadísima playa. Lo que propiamente llamamos ahora los Españoles, y lo llaman tambien así los mismos Soldados, que hoy usan de este modo de vivir, el rancho. Y lo que añade S. Marcos, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta, es término tambien propio de la milicia: lo que, si bien en gran parte se hizo por la comodidad de los Apóstoles, que servian á los convidados; sin embargo, nadie negará, que en esto se da tambien á entender la benignidad, y providencia, que Christo usa con los suyos, el qual como excelente Emperador, proveía de víveres con tanta abundancia á los que le seguían, y militaban debaxo de sus estandartes.

I2 Ademas de esto, es bien sabido aquel admirable prodigio, que obró el Señor, quando se paseó largo trecho sobre las olas del mar, como si anduviera sobre un suelo firme, y sólido. Pues por lo menos consta haber andado sobre el mar, veinte y cinco estadios, ó lo que diríamos nosotros, el espacio de legua, y media, que es lo mismo. Estas son las palabras de San Juan (749): Como hubiesen navegado (los Apóstoles) uno veinte y cinco, ó treinta estadios, vieron á Jesus, que se estaba paseando sobre el mar, &c. Dos errores se pueden cometer en pintar este hecho, ó por lo menos, si no estoy trascordado, los han cometido alguna vez Pintores bastante inteligentes. El primero es, el pintar á Jesus andando sobre las aguas, pero poco distante de la orilla; lo que no es muy conforme á las palabras, que acabo de alegar. El segundo, el representar este ??? prodigio, como acontecido al anochecer, ó poco despues de puesto el Sol, lo que es contrario al Evangelio, pues nos dice S. Juan, que ya todo estaba obscuro, y Jesus todavía no había venido á ellos. Y S. Mathéo dice expresamente, que Jesu-Christo vino á sus Discípulos en la quarta vigilia de la noche;

esto es, tres horas enteras, y aun mas, despues de media noche. Estas son las palabras del Evangelista (750): En la quarta vigilia de la noche vino á ellos caminando sobre el mar. Y viéndole (sus Discípulos) que se paseaba por el mar, se turbaron, diciendo: alguna fantasma es. Y así, para representar este hecho segun la verdad de la historia, conviene pintarlo de tal modo (lo que saben hacer muy bien los Pintores mas peritos en el Arte) que se represente, como acontecido en la noche, y estando obscurecido el Cielo con muchas nubes, conforme á la narracion, que de este hecho nos hacen los Evangelistas, pues S. Mathéo dice, que la navecilla era combatida de las olas en medio del mar: porque el viento les era contrario. Y S. Juan, que se levantaban muchas olas por la gran furia del viento.

I3 Mas, acerca de la narracion, en que se refiere haber libertado Jesu-Christo á un endemoniado, que por imperio del Señor, vomitó una legion entera de demonios, permitiéndoles él mismo, á instancias suyas, el que se pudiesen entrar en unos puercos (751); se ha de observar con mucho cuidado, no solo el que se pinten estos entrándose por el mar aceleradamente, y como llevados de una furia horrible, y portentosa; sino tambien, atónitos los porqueros, y huyendo hácia la Ciudad; lo que notó S. Marcos con estas palabras (752): Y los que los guardaban, huyeron, y dieron aviso en la Ciudad, y en los campos. Esto es, por lo que hace á ??? nuestro intento. Porque, lo que dió que entender á algunos Intérpretes (omitiendo á otros, que no parece han tratado esta materia con la debida diligencia) á saber, cómo un ganado tan numeroso de puercos podia pertenecer á los Judíos, los quales, no solamente no comian de esta carne, sino que, segun atestigua Porphirio, la aborrecian en tanto grado, que ni aun se atrevian á nombrar dichos animales (753); ciertamente no es cosa, que toque al Arte de la Pintura: pero sin embargo, por dar gusto á los que desean tener de ello alguna noticia mas exâcta, no quiero dexar de dar solución á esta dificultad. Digo, pues, que aquel ganado de puercos (y no sintieron bien algunos, que han dicho lo contrario) no fué cosa, que perteneciese á los bienes, y posesiones de los Judíos, sino de los Gentiles: por haber obrado Christo Señor nuestro este milagro, quando estaba en la región de los Gerasenos, ó Gadarenos (que es lo mismo) como se dice en el texto Griego de S. Lucas, de que no es tiempo ahora de disputar. Esta region, que en sí contenia la Ciudad de Gadara, que era una, y la capital de otras nueve, que juntas componian la region, que se llamó Decapolis; la habitaban los Gentiles Syro-Macedones, los que no es de extrañar, que tuvieran, y alimentáran ganados de puercos. A que no se opone, el que Christo Señor nuestro, que había dicho de sí mismo, que él había venido para recoger las ovejas, que habían perecido de la casa de Israel, predicase á aquella gente: porque los habitantes de dichas Ciudades, no eran puramente Gentiles, sino que vivian mezclados con los Judíos, con quienes los mencionados Gentiles, y Syro-Macedones, exercian, y manifestaban freqüentemente mucha humanidad, y cortesía, conforme refiere Josepho (754). Lo ??? que hace bastante probable, el que mereciesen de algún modo, que se compadeciera de ellos el Señor, libertando de tantos demonios á aquel pobre endemoniado, que había llenado de terror, y espanto, todos los alrededores de aquella region; pues segun refiere San Marcos (755): tenia su habitación en los sepulcros, y ya ninguno, ni aun con cadenas le podia atar: por quanto atado muchas veces con ellas, y con grillos, había roto las cadenas, y hecho pedazos los grillos, de suerte que nadie podia sujetarle, &c. Pero esto, como hemos advertido, ya pasa mas allá de lo perteneciente á la Pintura. Y así estas, como otras muchas cosas, las dexo espontaneamente para que las traten los doctos Intérpretes de los Evangelios. En esto viene á resumirse, lo que en estas narraciones del Evangelio, con las breves, y cortas observaciones, que he hecho, puede conducir para la instrucción del Pintor erudito. Pues otras cosas, aunque dignísimas por otra parte de largas descripciones, y comentarios, ó de ningúna manera pertenecen al asunto, que me he propuesto; ó piden una explicación mas dilatada. Mucho habria que notar por lo que toca á las Parábolas, por cuyo medio Jesu-Christo, que es eterna verdad, enseñó varias veces su celestial doctrina á los pueblos, que le seguian; y por este mismo medio la enseñó tambien otras muchas á los Fariséos, que eran enemigos suyos declarados. Y así, dexo ya esta materia, advirtiendo solamente á los Pintores cuerdos, que si alguna vez se les ofreciere pintar lo que se refiere en estas Parábolas, particularmente en las mas célebres, como son la del Pasagero, que cayó en manos de ladrones (756), la del Hijo Pródigo (757), la del Rico avariento (758), y otras muchas, no lo hagan sin consultar antes la narración del Evangelio, ??? si entienden el Latin; y si no, que vayan á verlo en los libros de la Vida de Christo, de los muchos que hay en lengua vulgar. Vamos, pues, á otra cosa.




EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - CAPITULO IX.