EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - CAPITULO V.


CAPITULO VI.


De las Imágenes de S. Julian Obispo de Cuenca, y de las de mi esclarecido Padre S. Pedro Nolasco.

I Cierren este primer esquadron, y el primer mes del año, dos Santos, ambos admirables por muchos títulos, y á quienes el autor de esta obra (tal qual ella es) está obligado por varios capítulos, como se verá por lo que dirémos aquí. El primero es S. Julian Obispo, hombre sin duda de Espíritu Apostólico, y por lo que toca á la razon del tiempo, no el primero, sino el segundo Prelado de la Iglesia, y Diócesis de Cuenca; aunque en méritos, y santidad, excede con notables ventajas á quantos Prelados ha habido en aquella Iglesia, sin embargo de haber habido algunos insignes en aquellas virtudes, que deben resplandecer principalmente en un Prelado Christiano. Con efecto, por lo perteneciente á nuestro asunto, ya hace mucho tiempo me dieron motivo de dudar, las palabras, que se refieren en su Rezo, que dicen así: Ennoblecieron su nacimiento esclarecidas señales, que fueron como presagios divinos de su santidad, y de la Dignidad Episcopal que había de tener. Pues nació tan bello y hermoso, que todos mirando su rostro, lo admiraban como bañado en resplandores celestiales. Y añade: Multò magis verò, cum puer grandior palàm super fontem baptismalem tamdiu visus est mitra, et baculo Episcopalibus ??? insignibus ornatus, dum adstantes admonuit, ut infanti Juliani nomen imponerent (1183). Cuyas palabras, á lo menos á primera vista, parece dan á entender, que S. Julian fué bañado en las saludables aguas del Bautismo, siendo ya muchacho algo grande, lo que no es conforme á la costumbre de aquellos tiempos, en que nació este Varon santísimo; pues en el año de Christo M.C.XXVIII. que fué el de su nacimiento, la costumbre que se había observado algún tiempo en la Iglesia de bautizar á los muchachos quando grandecillos, ya de mucho antes estaba enteramente abolida: ni esto lo admite tampoco la fé de los Escritores, pues los Historiadores de la vida, y hechos de este Santo, parece convienen, en que fué bautizado solemnemente el mismo dia en que nació, lo que tambien causa alguna admiracion.

2 Pero este nudo, tal qual es, lo desata facilmente un diligentísimo Escritor de su vida, y amigo mio, quando vivia, el P. Bartholomé Alcazar (1184), el qual refiere aquellas palabras Puer grandior, no al mismo S. Julian recien nacido, en cuyo sentido las han entendido muchos, y algunos anduvieron solícitos dudando sobre la ambigüedad de dicha expresion; sino á un Angel, que se apareció en lo alto sobre la fuente bautismal, adornado con las insignias Episcopales de la mitra, y del báculo. En quanto á representar este hecho, otro Amigo mio, digno de ser nombrado siempre con elogio, D. Antonio Palomino, y Velasco, en la Pintura, que hizo de él, representó al Angel volando por el ayre, y tendido el vestido; sin embargo de que parece mas verisimil (dígolo con su licencia) pintarle en pie sobre un globo de luz, ó alguna nube, y revestido ??? con los demas adornos Sacerdotales. Mas, lo que de éste Prelado tan semejante á los Apóstoles, se canta en su Rezo, que empleó las rentas de su Iglesia en socorrer á los pobres, en restaurar, y adornar los templos, contentándose con una comida muy parca, la que ganaba con el trabajo de sus manos; es digno de que lo admiren en gran manera los amadores de la virtud, piedad, y zelo Apostólico. Lo admiren, digo, y casi diria, lo imiten, á no echar de ver, ser éste un punto de perfección tan elevada, que á todos debe causar admiracion, y pasmo; pero que atendida principalmente la prudencia humana, apenas lo pueden imitar, los que para mayor gloria de Dios, se ocupan en cosas mayores: en las que sin embargo nuestro S. Julian, fué mucho mas vigilante, y excedió á otros muchos, por no decir á todos los que se ocuparon en el oficio del ministerio Apostólico. Qual fuese éste trabajo de manos, con que el Santo Obispo, y su único ministro S. Lesmes, pasaban una vida muy parca, lo saben bastante, segun me persuado, los Españoles; pero no tienen tal vez noticia de ello los extrangeros, á favor de los quales (por si acaso ésta obrilla llegase á sus manos) me parece bien referirlo aquí. Este Santo, pues, superior á toda alabanza, trabajaba con sus puras manos canastillos, ó cestos de juncos, ó de mimbres, y acaso de una, y otra cosa; y con el corto precio, que de ellos sacaba, adquiría lo precisamente necesario para comer, y vestirse él y su santo administrador; de suerte que qual otro Pablo, podia decir con verdad: No he codiciado la plata, el oro, ó el vestido de nadie: vosotros mismos sabeis, que para lo que yo había menester, y el compañero que vivía conmigo, acudieron estas manos. Dan testimonio de esto, además de la comun, y recibida tradición ya desde muchos siglos en toda aquella Provincia de Cuenca, las Imágenes antiguas, de las quales se vé una trabajada con bastante primor, y artificio en el Convento de mi ??? Orden de Huete, que representa al Santo Prelado juntas sus manos ante el pecho, mirando al Cielo, y junto á él, cestos de mimbres, unos acabados ya, y otros empezados. Pero quien quiera saber mas sobre ésta materia, léa al citado Escritor de su Vida, ó Panegirista, é Historiador elegantísimo de los hechos, que nos han quedado de este Santo: cosa, que ningún hombre cuerdo atribuirá á defecto, por ser muy dificil formar un volumen entero, y de justo tamaño, de pocos hechos, aunque por otra parte grandes (1185).

3 Finalmente, afirmando algunas veces el mencionado Escritor de la Vida de S. Julian, fundado en buenos Autores, que mi Santísimo Padre S. Pedro Nolasco, el qual es constante que anduvo muchas Ciudades de España recogiendo limosna para expenderla en libertar á los Fieles Cautivos; llegó tambien hasta Cuenca, y que visitó, no de paso, ni de corrida á S. Julian, que la sazon era Obispo de aquella Iglesia, quien le recibió con mucha afabilidad, y le afirmó, y confirmó mas en el proyecto, que ya había emprendido del Sagrado Instituto de la Redención de Cautivos: Por ser esto, digo, bastante cierto, y referirlo expresamente éste esclarecido Escritor, puede darse la ocasion de pintar la conversación de estos dos Santos: en cuya Pintura, para no dar ocasion á los imperitos á algún error, se han de advertir principalmente dos, ó tres cosas. La primera: que al Santo Prelado de Cuenca, debe pintársele como hombre respetable por su vejez; al contrario, á S. Pedro, de edad robusta, y juvenil, bien que quebrantado su cuerpo por los muchos, y freqüentes trabajos. La segunda: que no se pinte á S. Pedro con el hábito Religioso, que no lo tomó antes del año de M.CC. XVIII., quando ya hacía diez años, que había muerto S. Julian. La tercera: que aunque pueda pintarse cómodamente á ambos ??? Santos, á saber, á S. Julian en una silla mas elevada, y á Nolasco, en otra mas baxa, ó bien á ambos sentados en un banco, conforme, no solamente á la sencillez de aquellos tiempos, sino mucho mas á la modestia, y humildad de los Santos; sin embargo será lo mejor pintar sentado á S. Julian, y á S. Pedro Nolasco, arrodillado á sus pies, y confesándose con el Santo Prelado, por afirmar expresamente esto último el citado Autor, cuyo parecer abrazo, subscribiendo gustoso á su opinion.

4 Pero incurriría yo sin duda la nota de ingrato, si no hiciera mención aquí de mi santísimo Padre, cuya Fiesta se celébra el dia último de Enero. Lo que, si quisiera hacerlo conforme á lo grande del asunto, me extendería demasiadamente contra mi costumbre. Por lo que, dexando á los Historiadores de su Vida, el referir los esclarecidos hechos de tan Gran Patriarca, dexo tambien á los Pintores (como ya muchos de ellos lo han practicado) el delinear, y representar á la vista sus Imágenes, ó ya, quando vivía en el siglo, donde vivió inocentísimamente, y tocando ya á la cumbre de la perfeccion; ó quando despues de haber fundado su Orden, dió tan sublimes, y excelentes exemplos de caridad, y de otras virtudes: contentándome con advertir solamense algunas cosas, que son propias de mi asunto. I. Que quando se pinta al Santo Padre con el hábito de la Orden, que hoy vestímos sus Hijos, se le pone un Escudo Real, del mismo modo, que hoy lo llevamos tambien. Todo esto es tolerable, y aun laudable, para que nada se encuentre en que tropiece la vista con fastidio: aunque, si esto se exâminára con mas severidad, acaso no debiera practicarse de este modo. Pues consta, aun por las Imágenes antiguas, que los primeros Religiosos de la Orden, acostumbraron llevar éste Escudo bordado en el pecho, y en la capa, ó manto grande: lo que facilmente podría manifestarse haber durado por espacio de algunos años. II. Que poniendo algunos en las manos ??? del Santo Fundador un ramo de olivo, le ponen otros una Cruz Patriarcal; pero, á mi parecer, sería lo mejor, ponerle uno, y otro: la Cruz, como á Fundador, y Patriarca de la Orden, y el ramo de olivo, por ser evidente símbolo de la misericordia, y por consiguiente de la merced; pues con éste nombre se apellidaba entre nosotros la misericordia, y clemencia real, como podría probar, y hacer vér, si pudiese, y quisiese detenerme en ello. III. Finalmente: Que algunos pintaron al Santo Fundador no muy viejo; otros al contrario, le pintaron viejo, y decrépito. Ambas Pinturas propasan sus límites. Yo juzgo, que mi amantísimo Patriarca murió con efecto lleno de dias; pero que estuvo muy lejos de llegar á la edad de octogenario, en la que por lo comun suelen pintarle; porque nació el Santo (segun tengo por mas probable) el año de la Era vulgar de Christo M. C.LXXXII. y murió á media noche la víspera de la Natividad del Señor del año M.CC.LVI. como se lée en su Rezo.




CAPITULO VII.


De las Pinturas de los Santos Mártires S. Ignacio, S. Blas, y Santa Agueda.

I Nadie ignora las glorias del invicto Athleta de Jesu-Christo, y esclarecido Martir de la Iglesia S. Ignacio Obispo de Antiochîa. Pues todos los que han saludado la Historia Eclesiástica, saben que este Santo fué condenado á las bestias en el Anfiteatro de Roma, y que allí fué mordido, y despedazado por los leones. Este género de suplicio, aunque era el mas vil de quantos había, y que segun lo da á entender el mismo Derecho Romano (1186), solo se castigaba con él á la gente ??? mas baxa, y de mas vil condicion, no solamente se dio con freqüencia á los Christianos, sino que el mismo pueblo furioso levantó muchas veces el grito, para que de este modo se castigára á los Santos: como lo enseñaron expresamente los Escritores antiguos Tertuliano, y S. Cipriano, el qual hablando de sí mismo: Tantas veces (dice) me han pedido para presentarme al leon en el Circo. Y poco despues: El pueblo con sus gritos, nuevamente ha rogado sacarme en el Circo á los leones. La voz del Pueblo era esta por lo comun: Echese un Christiano á los leones; échense Christianos á las bestias. Las que sin embargo, olvidadas, queriéndolo así Dios, de su natural fiereza, se postraban muchas veces á los pies de los Mártires, y se los lamían. Con todo, no deseaba, que sucediese así con él, el invencible ánimo del fervorosísimo Martir Ignacio; pues suyas son estas palabras, sacadas de la Epístola, que escribió él mismo á los Romanos, y que nos refiere un elegantísimo Escritor (1187): Oxalá me goce yo con las bestias, á que estoy destinado, y ruego se dén priesa á ser mi tormento, y á matarme, y que se ceben en comerme: no sea caso, que como á otros Mártires, no se atrevan llegar á mi cuerpo. Si ellas no quisieren venir, yo las haré fuerza, yo me daré priesa para ser devorado. Y que en realidad sucedió así, y que los leones casi totalmente le devoraron, ó irritando, y provocando á las fieras el mismo Santo, ó (lo que es mas de creér) mandándolo, ó permitiéndolo así el mismo Dios, que preparaba una tal, y tan grande corona para tan invicto Martir; lo atestiguan clarísimamente sus Actas, que por un efecto de la singular providencia, y beneficio de Dios, todavía permanecen entéras; y tales nos las ha dado un diligente Escritor de estas materias el Padre Theodorico Ruinart, Monge Benedictino de la Congregación ??? de S. Mauro, en el libro que inscribió: Actas selectas de los Mártires. Así dicen, pues, á la letra: De tal suerte los impíos lo presentaron á las crueles bestias, que al instante se le cumplió al Mártir S. Ignacio su deseo, conforme al qual está escrito: El deseo del justo es aceptable, para no dar trabajo á los hermanos de recoger las reliquias de su cuerpo, segun se había manifestado en su carta deseoso, de que este tormento fuese su gozo. Solos, pues, quedaron de sus santos huesos, los mas recios, y duros, que los llevaron á Antiochîa, y puestos en una caxa, como un tesoro inestimable, los dexaron en aquella Iglesia en honor de este Martir. Pero el citado Ruinart, en las notas sobre estas Actas, advierte lit. C. Así dicen casi todos los Escritores; pero los Latinos, especialmente los mas modernos, cuentan el hecho con alguna diversidad, engañados por un Intérprete antiguo, el qual afirmó, que dos leones habían ahogado á Ignacio, dexando sin embargo intactas sus carnes. El lugar de la Epístola á los Romanos, á que aluden las Actas, y cuyo exemplar pone el mencionado Escritor despues de ellas, dice así: Acariciad antes á las bestias, para que sean mi sepulcro, y no dexen nada de las partes de mi cuerpo, para que no sea gravoso á nadie despues de muerto. Entonces seré verdadero discípulo de Jesu- Christo, quando el mundo, ni aun podrá ver mi cuerpo. Rogad á Christo por mí, para que esta misma organizacion, le sea á Dios un sacrificio. No os mando á vosotros, como mandaban Pedro, ó Pablo: Ellos eran Apóstoles, yo soy un condenado: ellos libres, yo hasta ahora un esclavo. Pero en padeciendo, quedaré Liberto de Jesu-Christo, para resucitar libre. (Y) ahora estando atado, aprendo á no desear nada. Todo lo qual (para que se eche de ver quan conforme es á la verdad del hecho) lo predicó al Pueblo de Antiochîa el mas eloqüente de los Predicadores S. Juan Chrisóstomo, con estas palabras ??? verdaderamente de oro (1188): Roma recibió su sangre, que iba destilando; vosotros habeis recibido sus reliquias. Aquellos se alegraron con su martirio; vosotros os habeis gozado con su Ministerio Episcopal. Aquellos le vieron peleando, venciendo, y coronado; vosotros le poseéis perpetuamente. Dios os lo quitó para poco tiempo, pero os le restituyó con mayor gloria. Luego, de pies á cabeza, como dicen, devoraron las bestias á vista del pueblo el santísimo cuerpo de este Martir, lo que debimos probar respecto á lo que vamos tratando, y para manifestar mas la verdad de los hechos.

2 Con ser esto así, y lo mas probable (por no decir otra cosa mas fuerte) conforme á la fé de la historia, no faltáron quienes añadieron otras cosas, que se convencen ser falsas, ó del todo inciertas, y algunas de ellas pertenecen al intento de los Pintores. Callo, el que en algunas Actas del Santo Martir, se dice, que habiendo sido preguntado ya mucho antes en Antiochîa por Trajano, fué preguntado otra vez, y exâminado por el mismo Emperador: Sin embargo de ser cierto, que al volver Trajano á Roma, despues de la expedición del Oriente, no lo executó, ni pudo executarlo antes de la muerte de S. Ignacio; por haber acontecido el glorioso martirio de este Santo á los nueve años del Imperio de dicho Príncipe, y á los C. VII. de Christo, quando Trajano permanecia aun en Oriente. Callo, digo, todo esto, y paso á otra cosa. Con efecto, el Autor del libro intitulado Leyenda aurea (1189), aunque fué un hombre de boca de hierro, y corazon de plomo (nombres con que le apellída un varon muy erudito, y Theólogo de primera clase) (1190) dice: Léese, que el Bienaventurado Ignacio entre tanta multitud de tormentos nunca cesaba de invocar el nombre de Jesu-Christo.

??? Y preguntándole los verdugos, ¿porque repetia tantas veces este nombre? dixo: Este nombre lo tengo escrito en mi corazon, y así no puedo dexar de pronunciarlo. Lo mismo dicen tambien otros Autores, pero que no merecen mas fé. De estos parece, que lo han tomado otros, á quienes no debo nombrar ahora. Vés aquí, Lector mio, al Beatísimo Martir Ignacio atormentado, y maltratado con crueles, y varios suplicios, lo que no se lée, ni en S. Juan Chrisóstomo, ni en otro Autor de los antiguos. Y que esto no sucedió en Antiochîa, donde le prendió, y le preguntó Trajano, lo confiesan aun los mismos Escritores, que por otra parte son de mucho nombre. Y que no sucedió tampoco en Roma, donde le envió Trajano, condenándole á las bestias, para que sirviera de espectáculo al Pueblo en aquellos juegos, que los Gentiles llamaron Saturnalia; lo convencen dos cosas en especial. La primera, que, como he insinuado, ninguno de los antiguos, que escribieron los hechos de este ilustre Martir, hizo mención de ello. La segunda, que las Actas de este Martir, que todos los eruditos tienen por mas genuínas, y verdaderas, dicen expresamente, que S. Ignacio llegó al puerto de Roma á mediados, y mas, del mes de Diciembre, quando se acercaba ya el tiempo de concluirse aquellos juegos. Por cuya causa le avisaron los que le custodiaban, que era menester apresurar, y adelantar el paso, para poder llegar á Roma, antes de acabarse dichos juegos, y espectáculos. Estas son las palabras de sus Actas (1191): Los soldados instaban á Christophoro (pues con este nombre, y tambien con el de Theophoro, esto es, seguidor de Christo, ó de Dios, llamaban freqüentemente á S. Ignacio, y él mismo se llamó así, delante de Trajano, confesando la Fé de Jesu-Christo) que se diera priesa para acercarse ??? á los públicos espectáculos de la gran Roma: á saber, para que siendo entregado á las bestias feroces, á vista del Pueblo Romano, consiguiese la corona del combate. No padeció, pues, en Roma aquel género de tormentos, que algunos afirman, sino que estando totalmente entéro, así que llegó á Roma, guardaron, y entregaron al santísimo viejo á los leones; los quales (como él mismo había deseado) de tal modo le despedazaron, y devoraron, que para reliquias del triunfo christiano, solamente restaron los huesos mas fuertes, como el cranio, y los de los muslos, y canillas, los quales, conforme escriben Eusebio, y S. Gerónimo, se guardaron, ó enterraron despues en Antiochîa fuera de la puerta de Daphnis. Y así, la Pintura, que representa á S. Ignacio padeciendo otros tormentos, fuera del de los leones, es enteramente incierta, y no se conforma con la fé de la historia. Vió esto mismo un Varon de mucha dignidad, y erudicion, bien que solo lo toca por alto, y de corrida.

3 Pero no paró aquí el mencionado Autor de la Leyenda Aurea: Despues de su muerte (añade) como los que estaban presentes, quisiesen hacer la prueba de lo que el Santo había dicho, arrancaron el corazon de su cuerpo, y partiéndolo por medio, encontraron que todo él tenia escrito con letras de oro este nombre Jesu-Christo. Motivo, por el qual creyeron muchos. Hasta aquí el citado Autor, lo que ciertamente no se halla en ninguno de los Autores antiguos, ni aun en aquellos mas modernos, á quienes callando sus nombres, aunque con respeto, y reverencia, citamos arriba. Por lo que, muchos Historiadores Eclesiásticos sospechan ser estos hechos espurios, supositicios, é introducidos por Escritores obscuros. A lo menos es cierto, por lo que dice S. Chrisóstomo (1192), que los leones de tal modo ??? desquartizaron, despedazaron, consumieron, y devoraron el cuerpo de S. Ignacio (segun el Santo lo había deseado) que en ningúna manera pudo haber lugar á que se sacase el corazon del cuerpo del gloriosísimo Martir, muerto ya, y despedazado. Mas oigamos, no á alguno de aquellos, á quienes suelen temer (aunque sin razon) los que estan imbuídos en semejantes narraciones, sino á un pío, grave, y serio Theólogo muy versado, y exercitado en las materias de mi asunto, el qual dice (1193): Yo pienso, que esta sentencia no es sólida, y lo infiero de esta manera. Los Antiguos, que han citado con la mayor diligencia aquellas palabras de Ignacio: Soy trigo de Jesu-Christo, seré molído por dientes de bestias, si hubiesen tenido noticia de esto, no hubieran callado todos unánimemente un hecho tan memorable, como es, el que dicen los mencionados, de tener escrito en su corazon el nombre de Jesu-Christo. Pero como esto les fué incógnito, es lo mas verisimil decir, que dicha noticia es supuesta por algún Escritor obscuro. A mí me parece, que dió motivo al error el renombre del Santo; pues los títulos de sus epístolas, dicen: Ignacio, el mismo, que Theophoro: y Simeon Metaphrastes refiere haberle dicho Trajano: ¿Eres tú por ventura el que te llamas Deifero? ¿y qué quiere decir Deifero? A que respondió el Martir: Aquel que lleva á Christo dentro de su alma. Díxole entonces el Emperador: ¿Segun esto, pues, tú llevas á Christo en tí mismo? Es así, respondió el Santo; porque escrito está: Yo habitaré, y me pasearé en ellos. Pero yo estoy en la inteligencia, que á Ignacio le llamaron Theophoro, no por ser este su nombre propio, sino apelativo. Por cuyo motivo él mismo llama á S. Timotheo, Christóphoro, ó Timotheo Christíphero. Asimismo Cirilo Jerosolimitano dice: Serémos Christóphoros, esto es, llevaremos á Christo, quando recibiéremos ??? en nuestros miembros su cuerpo, y su sangre: de este modo, como dice el Bienaventurado S. Pedro, participamos de la naturaleza divina. Hasta aquí el mencionado Escritor, lo que he querido trasladar á la letra con todo cuidado, para que solo por este lugar aprendan algunos, no ser cosa nueva en las historias de los Santos, el que Escritores ignorantes propongan ciertas paradoxas, y se atrevan á inventar cosas nuevas.

4 De aquí se echa de vér, que si hay Pinturas, é Imágenes de este Santo, como en efecto se hallan algunas, en que se representen semejantes hechos, son falsas, y fingidas, si se exâminan, como debe hacerse, conforme á la verdad de la historia: Sin embargo, deben tolerarse algunas de ellas, que pueden referirse muy bien á la clase de Pinturas, ó Imágenes místicas, figurativas, ó simbólicas. Tal es, la que el citado Autor afirma haber visto él mismo en Meclinia, en la qual se representa al Santo teniendo en la mano su corazon, donde se vé gravado con letras de oro el nombre de Jesus. Y yo me acuerdo haber visto otra en Toledo en la Iglesia de Religiosas Carmelitas, en la qual mientras los leones están despedazando al Martír, se representa, á causa de una herida, abierto, y patente su corazon, donde se vé esculpido aquel santisímo nombre, tambien con letras de oro. Pues, por medio de estas Imágenes todo hombre cuerdo puede entender facilmente, y sin ningún absurdo, quan penetrado estaba el corazon de Ignacio del amor de Jesu-Christo; lo que consta clarísimamente por sus mismas palabras, en que dice: Vengan sobre mí, el fuego, la cruz, las bestias, el rompimiento de huesos, la separación de miembros, hágase pedazos todo mi cuerpo, y vengan sobre mí todos los tormentos del demonio, con tal que yo goce de Christo. Por la misma idéa, suele tambien pintarse á S. Agustin, llevando su corazon en la mano, por haber dicho él mismo hablando ??? con Christo (1194): Tú habías herido con flechas mi corazon por medio de tu caridad: y yo llevaba traspasadas tus palabras en mis entrañas. Baste esto por lo que mira á las Pinturas de S. Ignacio.

5 Mas, por lo que toca á la Pintura de otro Obispo, y Martir S. Blas, cuya fiesta se celébra el dia cinco de Marzo, con mucha concurrencia del pueblo en los Templos, que le están dedicados (que son no pocos en España); acaso tendria mucho, que advertir: pero no es mi ánimo querer decirlo todo con sobrada escrupulosidad; porque callo, el que como notó un Escritor, á quien he citado muchas veces (1195), se le representa por lo comun sin ningúna herida, por el motivo de que nunca, ó rarísima vez le pintan sufriendo los tormentos, que padeció. Callo tambien, el que, quando le pintan (lo que es mas freqüente) obrando aquel milagro, de que se hace mención en su Rezo, donde se lée: Curó á muchos enfermos, que le traían movidos de la fama de su santidad. Uno de estos fué un muchacho, que estando desauciado de los médicos por tener atravesada una espina en la garganta, se estaba muriendo. Quando le pintan, digo, obrando este milagro, representan al Santo Obispo, y Martir, adornado con todas las vestiduras Pontificales; y lo que es mas de extrañar, no con otras, sino con las que freqüentemente usan hoy los Obispos en nuestras regiones; esto es, con la mitra, el báculo, los guantes, y las demas. Callo, vuelvo á decir, todo esto, de que me acuerdo haber tocado algo arriba (1196): pues nos vemos precisados á tolerarlo, por mas que ofenda algún tanto á los eruditos, y á los hombres de mas juiciosa crítica. Pero, lo que acaso no debe pasarse de ningún modo en silencio, es, lo que yo he visto alguna vez, que quando ??? se describe este caso, se representa al Santo en una sala sostenida con columnas, y muy bien aderezada: sin embargo de ser cierto, que quando este Santo, ó Dios por sus méritos, é intercesion, obró dicho milagro, estaba ya el Santo Obispo preso en la carcel, la que estando destinada para malvados, y malhechores, es de creér, que carecería de semejantes adornos: y si no, léase con atención su mismo Rezo, que ya hemos citado, donde se dice: Habiéndole cogido los soldados del Presidente Agricolao, que iban cazando, y llevádole á su presencia, por su mandado, le metieron en la carcél, donde curó á muchos enfermos, con lo demas que llevamos dicho. ¿Por ventura la cárcel, donde estaba preso el Santo Prelado, y Mártir de Jesu-Christo, es lugar á propósito para representarle adornado con vestiduras Pontificales, ó para que allí se echáran de ver los adornos, y muebles de un palacio? Pero los Pintores, no haciendo reflexîon sobre estas, y otras cosas mas graves, usan muchas veces, ó abusan de la facultad, que les han dado de poder atreverse á todo.

6 Tal es tambien lo que en la Pintura de la Virgen Santa Agueda he visto yo mismo alguna vez, no sin conmoción del ánimo. Pues leyéndose en sus Actas, que por orden de Quinciano Presidente de Sicilia, le cortaron uno de sus pechos, lo que por ser ella tan buena (que esto suena el nombre de Agueda, no lo que disparatadamente fingen algunos: de Diosa sin tierra) como constante, y fuerte, se lo echó en cara, diciéndole: Impío, cruel, y feroz tirano ¿cómo no te confundes de cortar á una muger, lo que tú mismo has mamado en tu madre? Leyéndose, digo, el mencionado hecho en sus Actas, los Pintores, no contentándose con describir el caso sencillamente, como suena, han querido exâgerarlo algún tanto. He visto yo mismo la Imagen de la Virgen, y Martir Santa Agueda, atada en aquella cruel máquina, que llamaron Eculeo los Antiguos ??? (sobre que dice muchas cosas un buen Autor) (1197), donde el verdugo, no le corta sencillamente el pecho con una espada, ó cuchillo, lo que parece mas verisimil; sino que se lo agarra, y arranca con gruesas tenazas, al modo que si había de arrancar un grande clavo. Estas sin embargo parecerán cosas muy ligeras, bien que son muy dignas de notarse aquí, aunque de paso.




CAPITULO VIII.


De las Imágenes de S. Romualdo, de Santa Apolonia, Santa Eulalia, S. Simeon Obispo, y Martir, y de la Pintura de S. Matías Apostol.

I Hemos dicho arriba no fuera de propósito, que en las Pinturas de los Santos debe el Pintor erudito atender á su edad, pues por lo comun debe representarlos en la que murieron. Sobre lo qual, acaso tendrémos mucha ocasion de hablar, aunque no dudo, que los Pintores mas doctos habrán reparado en ello; pero no los poco eruditos, y del vulgo: bien que en la Pintura, de que vamos á hablar, de S. Romualdo, Padre de los insignes Anacoretas, y Cenobitas Camaldulenses (pues unen admirablemente ambas cosas); aun los mas eruditos tuvieron ocasion de alejarse algún tanto de la verdad, por creerse vulgarmente lo que de él se refiere en su Rezo, á saber, que vivió ciento y veinte años: motivo por el qual le pintan enteramente decrépito, y ya casi cadavérico. Pero, como esto no tiene otro apoyo, sino el del Cardenal S. Pedro Damiano, el qual ciertamente pudo engañarse en no calcular exâctamente la razon, y cronología de los tiempos, y en efecto Varones doctísimos (1198) de nuestra ??? edad, afirman haber sucedido realmente así; no parece conveniente el pintar á este Santo de edad que represente ciento y veinte años, aunque sí debe pintársele viejo, y muy anciano.

2 Lo contrario sucede en las Pinturas de Santa Apolonia Virgen, y Martir, de las quales he visto muchas. Pues en ellas se representa á la Santa, como de edad de diez y seis años, ó poco mas; sin embargo de constar, que quando padeció martirio, y dió nobilísimo testimonio de la Fé de Jesu-Christo, era ya grande, y de avanzada edad; lo que consta, no solamente por lo que se dice en su Rezo, sí tambien por haber dicho esto mismo los Autores antiguos, Dionisio Alexandrino, Eusebio, Nicéforo (1199), y otros: pero acaso parecerá esto tolerable, y digno de excusa, por no perder tan facilmente las doncellas por la edad (como lo acredita la experiencia) su gracia, y hermosura. Lo que por ventura puede hacer alguna impresion, es, que á la misma Virgen le arrancaron sus perseguidores uno á uno sus dientes, lo que no parece dice bien con una edad ya avanzada, y cercana á la vejez. Pero esto facilmente se deshace. Porque, ademas de constar por la Sagrada Escritura, que habiendo cumplido Moysés ciento y veinte años, murió tan fresco, y robusto, como si tuviera poco mas de treinta; pues leémos en el Deuteronomio (1200): Moysés tenia ciento y veinte años, quando murió: sus ojos nunca se obscurecieron, ni su dentadura perdió su vigor: Ademas de esto, digo, vemos no rara vez muchos, y muchas, que han tenido, y tienen la misma firmeza, y robustez en los dientes quando viejos, que en su mocedad; cuyos exemplos, si quisiera yo ponerlos aquí, haría lo que es propio de un hombre mas desocupado, y del que quisiera abusar ??? del ocio de los demas. Como si, tomando ocasion de las palabras de la Escritura, que acabo de alegar, quisiera disputar ahora, quién las escribió? por referirse en ellas la muerte de Moysés, y si por ventura (como falsamente pensaron algunos) no fué Moysés el que escribió todo el Pentateuco. Esto es propio de los que se deleytan con semejantes divagaciones, ó rodéos, y forman de esta manera libros de mucho tomo, y muy abultados, tratando cosas de poca importancia. Vea quien gustase (por lo menos en la edición Latina) á un hombre muy erudito, que trata excelentemente esta materia (1201).

3 Acaso no parecería tan temeraria la sospecha, si alguno pretendiese, que las dos Eulalias, ambas Españolas, ambas Vírgenes, y ambas Mártires, la una de Mérida, cuya fiesta se celébra el dia I0. de Diciembre, y la otra de Barcelona, á quien se le tributan solemnes cultos el dia I2. de Febrero; no fueron dos, sino una misma. Tanto como eso convienen sus Actas entre sí, y tan semejantes son, como lo verá el que se tome el trabajo de confrontar unas con otras. Y aun, sin hacer una confrontación muy exâcta de dichas Actas, es constante: Que ambas fueron Vírgenes de muy tierna edad: Que ambas vivieron en una casa de campo de su Padre, á cortas millas de la Ciudad: Que ambas padecieron martirio siendo Presidente Daciano: Que ambas sufrieron tormentos muy semejantes, si no fueron los mismos: Que salió de ambas, á vista de todo el pueblo, su purísima alma en figura de paloma, y otras cosas de esta clase, que no es mi ánimo referirlas con tanta individualidad. Pero, aunque de todo esto podría moverse algo para pensar, que fué una sola, y la misma, ya fuese la de Mérida, ó la de Barcelona, la que padeció tan insigne martirio; sin embargo es mejor decir, que fueron ??? dos, lo que yo afirmo: así por ser esta la mente de las Iglesias de España, cuyo argumento es de mucho peso; como, porque la Iglesia Romana (lo que añade mas fuerza) parece ser del mismo parecer, distinguiendo diligentemente la una de la otra. Y finalmente (lo que parece quita del todo la controversia, si la hay) porque la de Mérida (cuyos esclarecidos hechos describió con mucha elegancia el Poeta Prudencio en todo un Himno) consumó su martirio, y agonía en el eculeo, y la de Barcelona en la Cruz. Cuyo género de martirio, si acaso se pintáre, particularmente en una muger, y Virgen, es menester usar de mucha cautela, y circunspeccion, y aun de pudor, y honestidad; para que no suceda, lo que de paso notamos arriba sobre éste particular (1202), y que se horroriza mi ánimo de repetirlo aquí: por no exponer otra vez á la flaqueza de los débiles, lo que debe taparse con un velo.

4 Mucho tendría, que decir tratando de los Santos, á quienes venéra la Iglesia en todo el mes de Febrero, si por ostentar un poco de erudicion, me moviéra á describir sus vidas, lo que han hecho otros cumplidamente, y lo están haciendo sin cesar: solo quiero notar lo que se ofrezca que decir particularmente sobre sus Imágenes; y aun, no de las de todos los Santos, que se celébran en este mes, sí solamente de aquellos, de quienes se reza en el Oficio Eclesiástico, y cuyos hechos se contienen en el Breviario. Porque el salirse de los términos, y límites de su asunto, olvidándose de su objeto, aunque es cosa que muchos hacen, para que salgan de sus manos libros mas abultados, pero no mejores, ni mas selectos; es una bobería (por no decir otra cosa mas grave) acaso la mayor, que suelen cometer los hombres de letras.

5 El dia I8. de Febrero, se celébra la memoria del ??? ilustre anciano, y esclarecido Obispo, y Martir S. Simeon, que, como dicen Autores muy sabios, fué pariente del mismo Jesu-Christo. Este Santo Obispo, que fué Prelado de la Iglesia de Jerusalén despues del Bienaventurado Apostol Santiago, habiendo sido maltratado con muchos, y varios géneros de suplicios en la persecución de Trajano, imitó finalmente al Señor, siendo clavado en la Cruz, donde agonizando mucho tiempo, murió Martir el año décimo del Imperio de Trajano. La pasion, é ilustres hechos de este Santo, que ya varios habían observado antes, nos los refirió Eusebio, Príncipe de la Historia Eclesiástica, á quien, como es razon, han seguido despues otros unánimemente. Será cosa muy rara el ver alguna Imagen de este Santo Martir: pero como ello puede suceder, y yo mismo la he visto en el libro de las Imágenes de los Mártires crucificados; es menester advertir aquí, que es error en la historia el pintarle de edad varonil, y aun el describirlo, y representarlo algún tanto viejo, y no mas, siendo mas que cierto, que el beatísimo viejo, despues de otros muchos tormentos, y heridas, fué puesto en cruz, quando ya anciano, y en edad casi decrépita: lo que, á mas de otros, que presenciaron, y vieron con sus propios ojos aquel espectáculo, no pudo menos de admirarlo en gran manera el Juez Atico Varon Consular. Fué maltratado con varios tormentos (son palabras del Martirologio Romano) (1203), y al cabo con glorioso martirio dió su vida, con extraña admiración de los circunstantes, y del mismo Juez, de ver como un viejo de ciento, y veinte años, con tanta fortaleza, y constancia sufría morir en una cruz. Y cediendo todo esto en grande alabanza del Santo Martir, ó por mejor decir, en grande gloria de Dios, y de su gracia, el qual puede, y suele dar tan gran vigor á las fuerzas de los viejos cansadas ya, y gastadas, ??? no deben omitirse en esta descripción las señales de una vejez tan respetable.

6 Digamos por último de las Imágenes del esclarecido Apostol S. Mathías, cuyas Pinturas vemos á menudo. A este Santo le pintan entre los demas Apóstoles, y armado con su hacha, para dar á entender, que consumó su martirio á un golpe de éste instrumento. Con efecto son cosas pías estas, y otras semejantes, pero que deberían reflexîonarse con mas diligente exámen, para poderse afirmar con toda seguridad. Lo cierto es, que en Juan Bolando (1204), Escritor de no poca fama, se hallan unas Actas de la Vida, y Martirio de S. Mathías, sacadas, segun dicen, de un libro, que por el siglo XII. trasladó del Hebréo al Latino cierto Monge de la Abadía de S. Mathías en la Ciudad de Tréveris. Pero dicho libro, segun el parecer de este erudito Escritor, contiene una historia, y doctrina enteramente falsa, ó á lo menos, sospechosa. Por lo que, el Lector docto, y erudito, no puede, ni debe dar fé á semejante libro. Y así, ni la narración de haber sido apedreado S. Mathías, ni el que le cortáran la cabeza, conforme acostumbraban los Romanos, ni lo demas, que contiene dicho libro, no merece mas fé, que lo que escribió Abdias de Babylonia; cuya historia desechó con razon el Pontífice Gelasio en el Concilio Romano (1205). De este mismo parecer es un Escritor no despreciable (1206), ademas de otros muchos, que defienden lo mismo. Mas, el que á S. Mathías se le pinte con algún instrumento de su pasion, sea este, ú otro, debemos juzgar ser esta una de aquellas cosas que pertenecen al arbitrio del Pintor.

7 Pero el pintar con un libro al mencionado Apostol, esto le es comun con los demas de su gerarquía, y dignidad, y no se ha de referir á que el Santo escribiera ??? alguna cosa, que la Iglesia Católica haya recibido despues. Es bien sabido, que corrió antiguamente un Evangelio con el nombre de S. Mathías: escrito, que nunca ha recibido la Iglesia, antes expresamente lo ha desechado (1207). Y por no detenernos mucho en esto, el Papa Inocencio I. condena generalmente todos los escritos atribuídos á S. Mathías: por lo que, no hay para que perder tiempo en rechazar otros escritos de esta clase, que los Hereges, ó impostores atribuyeron á este Apostol. Sin embargo dice bien el que á este Santo, como á los demas Apóstoles, se le pinte teniendo, ó revolviendo un libro, por la dignidad del Apostolado, y de la doctrina pura, y Católica, que de comun acuerdo enseñaron á toda la Iglesia. Pero sería error, aunque no tal, que perteneciese mucho á la Religion, el representar á dicho Apostol de cuerpo muy pequeño, por no haber faltado, quienes juzgaron, que nuestro S. Mathías, no es otro, que aquel Zachêo, á quien convirtió Jesu-Christo, y de quien expresamente se dice, que era pequeño de estatura (1208). Y que algunos fueron antiguamente de este dictamen, lo dice Clemente Alexandrino (1209), Autor antiguo, y de mucho nombre: no obstante puede esto convencerse facilmente de falsedad, bien que no es error, que se oponga á la Fé, ni á las buenas costumbres. Pues por el consentimiento de los antiguos (1210) es constante, que S. Mathías fué uno de los setenta, y dos Discípulos, que siguieron al Señor desde el principio de su predicacion; pero Zachêo, que antes era Publicano, y aun Príncipe de los publicanos, es evidente por la misma serie de los Evangelios, que se convirtió casi al mismo tiempo de la Pasion de Christo, ó al tercer año de su predicacion.

8 Finalmente, con ser una cosa clarísima, que S. ??? Mathías fué elegido por suerte para el ministerio Apostólico; no es muy fácil de pintar, como sucediese este hecho. Yo mismo he visto pintada sobre este particular, una historia, y á lo que parecía, por un pincel bastante habil: la Pintura estaba en esta forma. Junto con los Apóstoles, se veían pintados otros; los que nadie podrá dudar, que fuesen muchos en número, por advertirlo el sagrado texto, diciendo, que había una turba de hombres (ó de nombres, como se lée en los exemplares Griegos (1211), lo que quiero de paso advertir aquí) como unos ciento, y veinte que estaban juntos. Había en medio una mesa, donde estaba de rodillas la Santísima Virgen resplandeciente con muchos resplandores, teniendo en sus manos, y leyendo un papel. Pero todo esto es una cosa arbitraria, y fingida, y no muy conforme al mismo texto, que dice haberse puesto las suertes en manos de los dos, que estaban señalados, con estas palabras (1212): Y pusiéronles suertes (esto es en manos de Joseph, ó Barsabas, que es lo mismo, y en las de Mathías) y cayó la suerte sobre Mathías. De que se colige claramente, que se repartieron las suertes de otro modo del que pensó el Pintor, y que cayó la suerte sobre S. Mathías. Mas acerca de esto, por ser una cosa tan obscura, dexo á otros que juzguen sobre ello. Resta sin embargo decir con ocasion de esta Imagen, lo que pertenece mucho á mi asunto: pues que en el principio de esta obrilla, advertimos comprehenderse tambien en nuestro sentido, baxo el nombre de Imágenes Sagradas, las que son de hombres muy malvados, y lo que es mas, las de los mismos condenados, y demonios.

9 Nadie ignora, que el glorioso Apostol S. Mathías, fué subrogado al Apostolado en vez del traidor Judas, como largamente se refiere en los Hechos Apostólicos, en el lugar citado arriba: donde el Príncipe de los Apóstoles ??? S. Pedro, exerciendo ya en esta parte el derecho, que tenia como Primado de toda la Iglesia; propuso á la turba de los Fieles (1213), el que en vez del malvado traidor, se eligiese, y substituyese otro en su lugar, lo que conforme nos refiere allí mismo la Sagrada Historia, se puso al instante en execucion. Mas, de las palabras que en aquella junta dixo S. Pedro á los Discípulos, tomaron algunos ocasion de pintar, y describir de tal modo el éxîto verdaderamente infelíz, y deplorable de Judas, que á no constarme haber sido esto del gusto de graves Autores, é Intérpretes; pensaría ser una pura fábula, y mentira, inventada por aquellos, que aplican toda la fuerza de su ingenio para disminuir la fé de la Version Vulgata de la Biblia, y para destruir, quanto está de su parte, la autoridad de la misma Iglesia Católica, Apostólica, Romana. Pero, se me dirá, ¿á que viene todo esto? Dirélo en breve.

I0 En la Sagrada Biblia, que salió en Amsterdam el año de M.DCC. con sus Imágenes, y estampas esculpidas con mucho primor, observé pintada, no sin admiracion, la miserable ruína, é infausta muerte del traidor Judas; pero no del modo, que estamos acostumbrados á pensar los que sencillamente, como es debido, damos fé á los Evangelios. Veíase pintado el pérfido traidor, no apretada su garganta con un lazo, y colgado; sino despeñándose desde una roca muy elevada: sin embargo de enseñarnos lo contrario el Evangelio de S. Mathéo (1214), con estas palabras: Y habiendo arrojado el dinero en el templo, partióse, fué, y ahorcóse. Y así, procurando yo averiguar con cuidado, qual podria ser la causa de ello, ví, que habían dado ocasion á esto las palabras, que dixo S. Pedro en aquel sermon que hizo á los fieles, los quales eran entonces en corto número, y decian así: Este, pues (Judas) ??? adquirió el campo del precio de la iniquidad, y habiéndose ahorcado se reventó por medio, y se derramaron todos sus intestinos. Mas en todos los exemplares Griegos, que yo sepa, esta misma sentencia se expresa así:, que suena á la letra: Y habiéndose precipitado reventó por medio. De aquí tomaron ocasion estos hombres delicados, y demasiadamente perspicaces, posponiendo la fé del Evangelio, que dice expresamente, se strangulavit, se ahorcó, conforme lo vierte, no un hombre de la ínfirna plebe, é imperito en las lenguas, sino el doctísimo Arias Montano, para introducir un modo totalmente inaudíto de pintar esta historia.

II Pero esto, dirá alguno, se hace con razon. Pues hay muchos graves, y buenos Autores, que piensan haber sucedido el caso de esta suerte, é interprétan así dicho lugar, cuyas sentencias pueden verse explicadas á la larga en Maldonado (1215), á quien nombro siempre con respeto. Yo siento con el mismo Autor, que sucedieron ambas cosas sin ningúna contradiccion: de suerte que Judas se colgó de un arbol elevado, y que de allí mismo se precipitó. Y si no, dígaseme ¿qué inconveniente hay, en que un hombre, desde un arbol alto, ó de una viga, pasándose un lazo por la garganta, se precipitara desde allí, para que con el mismo peso del cuerpo se ahogára mas presto? ¿Y que, ademas de esto, hinchándosele mucho el vientre (como freqüentemente suele suceder á los ahorcados) se sintiese ruído, hasta arrojar los intestinos del pecho? Con efecto, que así sucedió con el traidor Judas, lo convencen ambos lugares, si se exâminan con madura, y exâcta reflexîon:

á que yo aplico gustoso, y en buen sentido, segun á mí me parece, aquellos dos versos del Poeta Latino, en que refiriendo el infeliz exîto de ??? la muger del Rey de los Latinos, dice, que atándose un lazo á la garganta, se precipitó medio desnuda desde una alta viga. Estas son sus palabras (1216):

Purpureos moritura manu discindit amictus, Et nondum informis lethi trabe nectit ab alta.

Pero sobre esto hemos dicho ya demasiado. De que sin embargo se echa de ver, que no hay cosa alguna, que pueda convencernos, para pintar la muerte del infame traidor, de otro modo que el que se ha acostumbrado.




EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - CAPITULO V.