EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - CAPITULO X.


CAPITULO XI.


Sobre las Pinturas, é imágenes de la anunciación que hizo el Angel de la concepción de S.

Juan Bautista, ilustre Precursor de Christo Señor nuestro.

I Sería un trabajo inmenso, si quisiera seguir con individualidad las muchas cosas que se ofrecen, y que son muy propias de mi asunto, acerca de las Pinturas, é Imágenes del esclarecido Precursor de Jesu-Christo: por lo que escogeré lo mas oportuno, y principalmente lo que necesita de mas correccion, y enmienda. Con efecto, habiéndose anunciado por revelación la natividad del Bautista á Zachârías su padre; y habiendo visto yo muchas veces la Pintura de este hecho, no tanto me ha parecido vér pintada una narración verdadera de lo acontecido, como delirios de quien está soñando. Es muy cierto, y no admite duda, que la anunciación de S. Juan Bautista la hizo el Arcangel S. Gabriel dentro lo mas sagrado del Templo, al Sacerdote Zachârías que había de ser padre de tan ilustre Héroe, estando el Angel al lado del Altar de los thymiamas, ó del incienso. Esto nadie lo ignora, ni puede ignorarlo, aunque no esté muy instruído: sin embargo nuestros Pintores, para representar, y ponernos á la vista semejante hecho, fingieron, y pintáron (si puedo explicarme así) un cúmulo de errores. Primeramente suelen pintar un Templo; pero no el único que tuvo toda la nación de los Israelítas, como lo demostramos arriba, á saber, el de Jerusalén, que primero lo edificó Salomon (1363), y despues fué restaurado segun lo permitieron los tiempos, conforme diximos allí mismo: no suelen, digo, pintar dicho Templo, sino otro muy ??? distinto, cuyas idéas se figuraron ellos; esto es, un Templo muy parecido á los nuestros, qual es (por usar de un exemplo ilustre) aquel Real, y magnífico, que el poderosísimo, y piadosísimo Rey D. Felipe II. erigió en el Monasterio de S. Lorenzo, poco distante del Lugar del Escorial. Pintan después, ó por mejor decir, figuran en lo mas retirado del Templo la antigua Arca del Testamento medio cubierta con un velo: á sus lados, dos Querubines, y junto á ella á Zachârías en pie, ó arrodillado; y (lo que es muy digno de advertirse) nos lo representan adornado con las vestiduras, é insignias que solo correspondian al Sumo Pontífice, y llevando en su mano el incensario. ¿Pero qué incensario? no el que usaban los antiguos, ó los Sacerdotes de la Ley Antigua, sino como los usamos en nuestros Templos, y con aquellas cadenillas por donde corre la tapa del braserillo en que se ponen las ascuas. Pintan tambien no muy lexos un Altar; pero no qual era el que había antiguamente, y cerca de él á un Angel en pie. En lo restante del Templo, ó no ponen ningún cuidado, ó no tiene ningúna proporción con el antiguo. Y para que se véa quan neciamente fingen todo esto, diré lo mas brevemente que pueda, lo que se ofrece que decir sobre este particular.

2 Aquel Templo consagrado al Dios Omnipotente Criador del Cielo, y de la tierra, que edificó Salomon Rey de Israel, y lo que es muy digno de admiracion, en el espacio de solos siete años; con el qual, si se quieren cotejar todas las maravillas del arte, que ó bien nos cuentan las historias, ó fingieron las fábulas de los Griegos, apenas deben reputarse por casillas de pobres, ó por chozas de Pastores; ora se mire su capacidad, su materia, ó el arte: aquel Templo, digo, quanto lo permite la materia de mi asunto, he hecho vér antes, quan desemejante era á los nuestros. Dicho Templo, pues, ya desde las mismas puertas, se dilataba por ??? una larguísima, y espaciosa capacidad, extendiéndose por atrios, de los quales el primero era el de los Gentiles, ó extrangeros, y el último el que se llamaba de los Israelitas. Cerraban por todas partes estos grandes espacios, unos pórticos sobremanera magníficos: dentro de ellos había muchas salas, y recámaras destinadas para la habitación de los Ministros del Templo, las que eran tantas, y tan varias, que un diligente Escritor apenas puede, no digo, explicarlas perfectamente, pero ni aun referirlas en un tomo entéro, y de mucho volumen. Y en quanto á nuestro asunto (lo que ya notamos arriba) no estaban los atrios cubiertos con algún techo (que esto no podria ser) sino enteramente descubiertos, como era preciso para sacrificar, y quemar en holocausto tantas víctimas de animales, aun de los mayores. Estos atrios del Señor, que hasta los niños saben lo que eran, se trataban, y veneraban con tal respeto, y reverencia, que en el que era propio de los Israelitas, y donde entraban los hombres, y mugeres del Pueblo de Israel, con tal que estuviesen purificados, segun, y como mandaba la Ley; nadie podia estár allí, sino descalzos los pies. En medio de este segundo atrio, que era de una mole, y magnitud extraordinaria, había un Altar de bronce destinado para los sacrificios, y holocaustos; y en él, conforme estaba mandado por la Ley, de dia, y de noche había fuego. Ademas de esto, á su lado estaba colocado aquel vaso, que con razon llamaban mar de bronce, pues que en él cabía una cantidad prodigiosa de agua, lo que nadie apenas podria creér, sino lo refiriera la misma Escritura. Todas estas, y otras muchas cosas que omito de propósito, las saben muy bien, aun aquellos que solo han puesto una mediana diligencia en leér los libros sagrados: pero son enteramente desconocidas á los Pintores, aunque por otra parte sean muy peritos en el Arte de la Pintura, los quales acomodando muchísimas veces las cosas á sus ??? caprichos, y antojos, no tanto refieren los hechos con el pincél, quanto los fingen, y desfiguran.

3 Y supuesto que hemos venido á parar aquí, me parece esta ocasion oportuna para tocar algo ahora, aunque de paso, de las imágenes, ó estatuas que colocan freqüentemente los Pintores, no solo en los Palacios de los Reyes de Israel, por exemplo en el de David, y en el de Jerusalén, sino (lo que es peor) en el mismo Templo de Jerusalén, que ciertamente no puede darse cosa mas absurda. Como estuviese, pues, prohibido por Ley Divina á los Hebréos, el que pudiesen fabricar ningún simulacro, ó imagen de hombre, ni de ningún animal, y siendo este el primer capítulo de la Ley que promulgó Dios, como consta de estas palabras (1364): No te harás ningúna estatua, ni figura de cosa que esté arriba en el Cielo, ni abaxo en la tierra, ni en las aguas debaxo de la tierra; y repitiéndose lo mismo en otros muchísimos lugares (1365), los Judíos, que habían padecido la cautividad de Babilonia por haber tenido consigo simulacros, é ídolos, á quienes habían tambien tributado culto, conforme á la propension que tenia aquella Nación á este género de maldad: al volver despues á su patria, se abstuvieron tan religiosa, y si puede decirse, tan supersticiosamente, de qualesquiera imágenes, que no las permitieron en ningúna parte. No es menester detenerme mucho en probar esto: basta alegar á uno de ellos mismos bien instruído en sus patrias costumbres, qual es Josepho. Con efecto, por lo que respeta al Templo, que el mismo Escritor describe con la mayor exâctitud, y diligencia (1366), no solo segun la forma en que Salomon lo había edificado, sí tambien segun estaba en su tiempo, quando otros lo habían restaurado, y principalmente Herodes llamado el Magno (1367): por lo que ??? respeta, digo, al Templo, son muy claras las palabras del mismo Josepho hablando de aquella grande águila de oro, que Herodes había puesto su fachada, para adular, como es creíble, al Imperio de los Romanos que tenian por insignias las águilas, como saben aun los mismos muchachos por aquello de Lucano:

............Infestique obvia signis Signa, pares aquilas...............

pues se explica así (1368): Entre otras cosas había dedicado un don precioso sobre la puerta mayor del Templo: á saber, una águila de oro de mucho peso, sin embargo de prohibir la ley á nuestra gente el poner imágenes, y consagrar efigies de animales. Y en otro lugar (1369): Los quales (habla de los principales entre los Judíos) como hubiesen oído que el Rey se iba consumiendo por la enfermedad, y tristeza, hablaban entre sí..... para que se destruyese lo que se había fabricado contra las leyes patrias: por no ser lícito haber en el Templo imágenes, ni simulacro alguno, de ningún aspecto, ni de ningún animal. Pero lo que todavía hace mas evidente esto mismo, y verdaderamente lo demuestra, es aquel hecho que refiere el mismo Josepho haber sucedido quando se acercaba Poncio Pilatos á Judéa, que por muerte de Archêlao había reducido Tiberio en forma de Provincia: este hecho, aunque Josepho lo describe largamente, quiero ponerlo todo entero, para que echen de vér los que no repáran en ello, quan grande horror les causó á los Judíos el haberse puesto Imágenes, no solo en el Templo, pero aun en la Ciudad; pues dice así (1370): Habiendo Tiberio enviado Pilatos á Judéa, y tomado este el mando de aquella region, á deshora de la noche entró en Jerusalén imágenes del Cesar, que estaban ??? tapadas, lo que al cabo de tres dias movió un grande tumulto entre los Judíos: pues los que estaban presentes quedaron atónitos, y pasmados, como si viesen ya profanadas sus leyes, por no serles permitido colocar ningún simulacro en la Ciudad. A las quexas de los Judíos que había en la Ciudad, concurrió tambien al instante una gran muchedumbre de los que moraban en los campos: é yéndose de allá á Cesaréa hicieron las mayores súplicas á Pilatos, para que mandára quitar las Imágenes de Jerusalén, y se les conserváran sus derechos patrios. Pero no condescendiendo Pilatos á sus súplicas, cayeron postrados en tierra junto á su casa, y permanecieron inmobles cinco dias, y cinco noches continuas. Subiendo despues Pilatos al Tribunal, convocó con mucha diligencia una muchedumbre de Judíos, como que iba á responderles: quando de repente, habiendo hecho señal á los soldados (que así estaba dispuesto) rodearon armados á los Judíos: los quales, como se viesen rodeados por tres esquadrones, estaban llenos de estupor, al vér el inesperado semblante de las cosas. Entonces denunciando Pilatos, que pasaría á todos á cuchillo, si no recibian las Imágenes del Cesar, hizo señal á los soldados que desenvaynaran la espada. Pero los Judíos, como de comun acuerdo, se postraron todos de repente, y presentaron desnudas sus cervices para recibir el golpe, dando todos grandes voces, que mas querian morir, que se profanára la ley. Por lo que admirado Pilatos de vér el afecto del pueblo á su religion, mandó luego quitar las estatuas de Jerusalén.

4 Podria añadir todavía otras cosas mas: principalmente lo que refiere el mismo Historiador haber acontecido durante el Imperio de Cayo Calígula, en cuyo lugar se dice expresamente (1371): Pero alegando ellos (los Judíos) ser esto contra su ley, y patrias costumbres; y que lexos de poder colocar alguna estatua de hombre, ni ??? aun les era lícito poner simulacro alguno de Dios, no solamente en el Templo, pero ni en ningún lugar profano de toda la region, &c. Y siendo esto así ¿dónde, pregunto, tienen los sesos los que pintan estatuas, no solo en la Ciudad de Jerusalén quando la habitaban los Judíos, y en las casas, ó palacios de los Reyes, sino en el mismo Templo? Pero estos son los acostumbrados delirios de los Pintores poco sabios; motivo por el qual me he tomado yo el trabajo de instruirles en este libro. Pero exâminemos ya lo restante del Templo de Jerusalén, quanto lo permite el intento que me he propuesto.

5 En la parte superior del atrio de los Israelitas, estaba aquella estancia mas sagrada, que propiamente llamaban Casa de Dios, la que constaba solo de dos recámaras, ó salas, de las quales, á la primera le daban el nombre de Sancta, y á la segunda la apellidaban con el nombre mas augusto de Sancta Sanctorum. En la primera, no solamente no podian entrar las mugeres, pero nadie del pueblo, sí solo los Sacerdotes, los quales turnando por semanas, iban exerciendo su oficio. En esta pieza había principalmente tres cosas: el candelero de oro, la mesa tambien de oro donde se ponian los panes de la proposicion, y el Altar; pero no el de las víctimas, ó sacrificios, sino el del incienso, ó de los thymiamas. Este Altar era cóncavo, y estaba resguardado con una red, ó enrejado de oro, donde se ponian las ascuas, que con tenazas tambien de oro, las sacaban del grande Altar de los sacrificios, que había en el atrio mayor, para que quemándose allí los sahumerios, y demas cosas odoríferas, cayeran las cenizas en la parte inferior del Altar, las que se quitaban finalmente por ministerio de los Sacerdotes. Entre esta pieza, y la última, y mas retirada, que llamaban Sancta Sanctorum, mediaba un velo trabajado con mucho primor, dentro del qual á nadie se admitia: pues que solamente podia entrar allí el Sumo Sacerdote, y ??? esto sola una vez al año, en la fiesta de la expiacion, que llamaban Purim: y entonces no iba vestido con aquella rica vestidura propia del Sumo Sacerdote, sí solo con una túnica de lino, con el ceñidor, y con el turbante en la cabeza de lino totalmente blanco, y muy limpio. Todo esto podia ilustrarse bastantemente con manifiestos lugares de la Sagrada Escritura, y con clarísimos testimonios de los Doctores Hebréos: mas, como los lugares de la Escritura, ya en parte los pusimos arriba, y qualquiera medianamente instruído en las Sagradas Letras, facilmente los podrá vér; y las observaciones que acerca de esto hicieron los Rabinos, se extienden á cosas mas menudas, y particulares, lo que no es muy necesario respecto de mi asunto, me ha parecido no dilatarme mas, pues de lo dicho se echa de vér quantos errores cometen los Pintores ignorantes en la descripción de la anunciación de la Natividad del Bautista.

6 Porque, el que el Arca de la alianza la pinten en el Templo que había en los tiempos de Christo, y aun despues de la Cautividad de Babilonia; es un error craso, y disparatado; por quanto el Arca, ya de muchos tiempos antes, estaba escondida de la vista de los hombres. Lo que supuesto que ya lo demostré arriba copiosamente (1372), de suerte que no puede quedar aun la menor sombra de duda, por no repetir lo dicho, lo omito. Pero el pintar á Zachârías arrodillado, y orando descubierta la cabeza, es una ignorancia por no decir otra cosa mas fuerte. Pues, aunque algunas veces se lée tambien en la Escritura este género de adoracion, es constante que no era freqüente, y que no lo usaban los Ministros, y Sacerdotes, los quales por lo comun, ó por mejor decir, siempre, exercian su oficio estando en pie, como se convence por algunos lugares de la Escritura, ??? y lo enseña expresamente Maimónides con estas palabras (1373): Estaba en pie el Sacerdote vuelto el semblante hácia el Arca. Y de los Levitas dice el Sagrado Texto, que se elegian para que estuviesen en pie delante de él en su ministerio. Pero ¿para qué son menester tantas pruebas? Aun los que no eran Sacerdotes, ni Levitas, y que por tanto no entraban en el lugar en que se debia celebrár el Sacrificio, acostumbraban orar estando en pie. Por esto leémos en el Evangelio, que el Fariséo, y el Publicano oraron en el Templo no arrodillados, sino de pies (1374): El Fariséo (dice S. Lucas) estando en pie oraba dentro de sí..... y el Publicano estando en pie, y de lejos, no osaba levantar sus ojos al Cielo. En cuyas palabras se demuestra tan claramente el modo como solían orar los Judíos en el Templo, que no puede decirse cosa mas clara.

7 Ni convengo en este particular con la interpretación que dá á este lugar un Autor grave, y á quien nombro muchas veces con elogio (1375). Sigo yo gustoso, y venero con respeto á los hombres grandes: pero no soy tal, que les siga con un obsequio ciego, é irracional; ni me dexo llevar tanto de la autoridad de alguno, que la siga sin consultar la razon. Oraban, pues, regularmente los Israelitas en pie: lo que omitiendo otros muchos lugares que podria producir á mi favor, se convence bastante por un solo lugar de la Escritura, que dice (1376): Los Sacerdotes se aplicaban á sus oficios: y los Levitas tañian los órganos de la música del Señor..... y los Sacerdotes tañian trompetas delante de ellos, y todo Israel estaba en pie. Imitaron despues este modo de orar los primeros Christianos, los quales oraban así en los Templos, y quando se celebraba el Santo Sacrificio de la Misa: y esto es lo que insinúa ??? bastantemente Tertuliano, Autor antiquísimo, el qual despues de haber expresado elegantemente como los Christianos oraban descubierta la cabeza (lo contrario hacían los Gentiles, quando rogaban á sus Dioses, conforme lo advierte el insigne Brisonio) (1377), y levantadas en alto las manos, con estas palabras (1378): Poniendo allí las miras los Christianos, oran extendidas las manos, porque las tienen inocentes, y descubierta la cabeza, porque no nos avergonzamos..... siempre rogamos por todos los Emperadores &c. añade despues con mas elegancia: Estando, pues, nosotros extendidos de este modo, arañen nuestro cuerpo las uñas, téngannos pendientes las cruces, rodéennos las llamas, corten las espadas nuestra garganta, asáltennos las bestias: la misma positura del Christiano que está orando, demuestra estár él dispuesto á todo género de suplicio. De aquí es de creér (pues me parece bien tocar esto aunque de paso) que dicho modo de estár en pie en las oraciones, y preces, pasó á otros hombres píos, y que aun dura hoy en los que asisten á los Divinos Oficios que se celébran con solemnidad, como se vé en el Clero, quando canta sus Horas, ó (lo que es mas) quando celébra el Santo Sacrificio. Del Santo Abad Pacomio, refiere el docto Escritor de su vida (1379): Solía estar en pie en la oracion, y extender las manos, sin recogerlas por unas quantas horas, y persistiendo mucho tiempo en aquella positura, tenía inmoble su cuerpo como si estuviera crucificado. Y Casiano hablando de los Monges de su tiempo, dice: Levantándose luego, y teniendo abiertas las manos, del mismo modo que antes habían orado estando en pie. Muchas mas cosas podia decir que las omito; pues no quiero, ni parece bien querer decir todo lo que hay sobre esta materia. Pasemos adelante. ???

8 Aunque el hacer oración á Dios descubierta la cabeza, á nosotros que estamos acostumbrados á hacerlo así, nos parece un obsequio religioso, y reverente; sin embargo en ningún modo lo acostumbraron los Hebréos, ni tampoco los Gentiles, y en especial los Romanos, como largamente lo prueba el citado Brisonio (1380). Los Hebréos, digo, no acostumbraron orar, ó rogar á Dios, descubierta la cabeza; pues entre ellos, solo se permitía esto en los duelos á los Sacerdotes particulares: pero al Sumo Sacerdote le estaba siempre prohibido conforme consta del Levítico (1381): No descubrirá su cabeza, ni romperá sus vestidos. He dicho, que esto solo era lícito á los Sacerdotes particulares, y aun solamente en sus casas, y fuera de las funciones de su ministerio; pues el hacer semejante demostración quando exercian estas funciones, no decia bien con la gravedad que exîgía el respeto con que debian desempeñar su oficio. Uno de los adornos de que usaban en el templo los Sacerdotes, y tambien el Sumo, era siempre el Turbante, ó mitra (1382), que de tal suerte la ataban á su cabeza, que nunca pudiese venir el caso de que se les cayera en el acto de sacrificar: lo que advirtió expresamente Josepho, diligentísimo observador de estas materias (1383). Ni puede convencerse lo contrario por ningún monumento, ó autoridad, ya sea hablando generalmente, ó en particular del caso de que tratamos.

9 Pero quiero explicarlo todavía un poco mas, sin embargo de que omitiré muchas cosas. ¿Cómo es posible, pregunto, pintar al Sacerdote Zachârías delante del Arca (que entonces ciertamente no estaba allí) y no delante del Altar de los thymiamas, ó del incienso? Quando es constante por el mismo Evangelio, que para exercer Zachârías este ministerio, había entrado en aquel lugar ??? que llamaban Sancta: óigase el mismo Evangelio: Sucedió que exerciendo (Zachârías) delante de Dios su oficio de sacerdote por turno, segun la costumbre del sacerdocio, salió por suerte á poner incienso: á que se agregan aquellas otras palabras: Apareciósele el Angel del Señor, que estaba á la derecha del altar del incienso. Porque, el que le pinten con un incensario de la misma forma que hoy los usamos, y como los hemos explicado antes; esto dimana del poco conocimiento, y de la ignorancia de las cosas. Pues los incensarios (si así pueden llamarse) de que usaban los Sacerdotes Hebréos, eran un género de vasos, ó navecillas algo anchas, que solo servían para llevar dentro del altar del incienso las ascuas, que sacaban del grande altar que había en el atrio. Sobre dichas ascuas puestas sobre unas rejillas de oro de este altar, echaban gran cantidad de sahumerios, y materias odoríferas, de que se formaba un humo suavísimo, que á la manera de nube ocupaba todo aquel lugar. Este género de vasos (pues no quiero omitirlo) eran de oro puro, y en tan grande número, que apenas se les hará creíble á los que no están versados en estas materias: Los vasos de oro (dice Josepho) (1384), en que se llevaba el fuego del altar grande al pequeño, que estaba dentro del templo (esto es, dentro de aquel lugar que llamaban Sancta) eran cincuenta mil: para que de aquí eche qualquiera de vér, con quanta dignidad, y magnificencia se trataba lo que pertenecia al culto de Dios, aun despues de los tiempos opulentos de Salomon.

I0 Pero, lo que en este lugar es mas digno de reparo, pende de la solución de aquella qüestion ¿Si Zachârías padre del Bautista, fué, ó no, Sacerdote Sumo? Pues por ahí se verá, si hacen bien los Pintores, quando le pintan dentro lo mas sagrado, esto es, dentro del Sancta Sanctorum, ??? vestido con aquellos adornos magníficos, que tan diligentemente nos refiere la Sagrada Escritura. Confieso que muchos de los SS. Padres, que acaso fueron menos solícitos en investigar con exâctitud esta materia, sintieron que Zachârías fué en su tiempo Sumo Sacerdote de los Hebréos (1385): pero como este punto lo han exâminado despues con mucho mas cuidado, y diligencia los Intérpretes que han sucedido á los antiguos, será muy del caso poner esta materia mas en claro, para que no suceda, que con ocasion de las Pinturas se engañen los imperitos, ó que por ignorancia de los hechos, tomen ocasion de pintarlo mal Artífices por otra parte excelentes; pero que ignoran lo mismo que están pintando. Para conseguirlo, es menester tomar el agua de mas arriba, y subir hasta la misma fuente.

II La narración del Evangelista, que debemos tener siempre presente, dice así (1386): Hubo en los dias de Herodes Rey de Judéa un Sacerdote llamado Zachârías de la clase de Abías, y su muger del linage de las hijas de Aarón, y se llamaba Isabel. Y despues de haber dicho algunas cosas, que por ahora no hacen á mi intento, añade: Sucedió que exerciendo (Zachârías) delante de Dios su oficio de sacerdote en el orden de su familia, segun la costumbre del sacerdocio, salió por suerte á poner incienso, entrando en el templo del Señor: y toda la muchedumbre del pueblo estaba orando afuera en la hora del incienso. Apareciósele el Angel del Señor, que estaba á la derecha del altar del incienso. Y al verle, turbóse Zachârías, y el temor se apoderó de él, &c. Cuyas palabras, si se exâminan con reflexîon, y teniendo noticia de aquellas cosas, que están bastante claras por la misma lección de la Escritura, manifiestan el hecho con la mayor claridad (1387). Consta, pues, por las Sagradas Letras, haberse ??? encontrado en tiempo del Rey David treinta y ocho mil Sacerdotes Hebréos: de los quales se separaron veinte y quatro mil, que se distribuyeron en veinte y quatro clases, ó familias. La octava de estas era la de Abías, como es constante por la desnuda lección de la Escritura (1388), la que, si bien en este lugar nos dice brevemente, y en compendio, en que consistian los ministerios de dichos Sacerdotes, con estas palabras (1389): Estos eran sus turnos segun sus ministerios, á fin de que cada qual pudiese entrar en la casa del Señor, segun su rito debaxo de la mano de Aarón su padre, conforme lo había mandado el Señor Dios de Israel; en otra parte se explican mas por extenso (1390). Y por lo que hace á nuestro asunto, en cada semana, esto es, de un Sábado á otro, habitaban dentro del mismo templo aquellos á quienes por suerte les había tocado exercer su ministerio aquella semana: de los quales se elegia tambien por suerte el que cada dia, segun lo determinaba la suerte, llevaba en los vasos, ó navecillas al lugar que llamaban Sancta, las ascuas que habían tomado del grande altar de los Sacrificios, y poniéndolas sobre el ara de los thymiamas, echaba allí incienso, y materias aromáticas: lo que hacia dos veces al dia, esto es, una vez por la mañana, y otra por la tarde. De aquí entenderá el Lector que esté medianamente atento, aquellas palabras del Evangelio: Sucedió que exerciendo (Zachârías) el oficio de Sacerdote en el orden de su familia (esto es en aquella semana, en que su familia exercia el ministerio) segun la costumbre del Sacerdocio, salió por suerte á poner incienso, &c. Dícese aquí entrando en el Templo del Señor; no, porque no se tuviera tambien por Templo del Señor, el atrio donde estaba el altar de los holocaustos, y sacrificios: sino que aquí por Templo se entiende principalmente aquella parte, recámara, ??? ó sala, que se llamaba Sancta, donde estaba el altar de los thymiamas, el candelero, y la mesa de los panes: y dicha sala precedia á aquella otra mas interior, y retirada, que llamaban Sancta Sanctorum, la que solo por el velo se distinguia de la otra pieza, como diremos despues mas largamente, y lo hemos dicho ya tratando de la descripción del Templo.

I2 Esto sentado, y teniéndolo presente, tengo yo por cosa fuera de toda duda, y por una sentencia certísima, que Zachârías padre de S. Juan Bautista, no fué Sumo Sacerdote de los Hebréos, sino uno de los muchos, que por su orden, y turno exercian su ministerio. Pero antes de citar los Autores que defienden esta sentencia, quiero poner aquí los sólidos fundamentos en que se funda. El primero es, que el Evangelista llamó á Zachârías un cierto Sacerdote, y sin duda le hubiera llamado Pontífice, ó Sumo Sacerdote, si hubiese sido Sacerdote Sumo, ó Pontífice. Porque no es creíble (son palabras de un esclarecido Intérprete, y segun mi parecer, de un Intérprete sobresaliente entre muchos) (1391) que si hubiese sido Sacerdote Sumo, lo hubiese pasado en silencio el Evangelista, quando vemos que con tanto cuidado procura elogiar con todo género de alabanza los padres de Juan. Y no es dudable, que era una grande alabanza para Juan, el que su padre, no solo fuese Sacerdote, sí tambien Sacerdote Sumo. A que se agrega, aunque se reduce á lo mismo, el que el Evangelista llama sencillamente á Zachârías , Sacerdote, y no ; Pontífice, ó Príncipe de los Sacerdotes; de cuyo nombre, si no me engaño, han usado los Evangelistas siempre que han querido expresar al Pontífice, ó Príncipe de los Sacerdotes, sin que pueda alegarse en contrario, ni un solo lugar. Mas: si Zachârías hubiese sido Sacerdote Sumo, ??? y hubiese visto al Angel despues de haber entrado en el Sancta Sanctorum (como confiesan los que llevan la sentencia contraria) no hubiera dicho el Evangelista, que había entrado para poner incienso; sino para poner allí la sangre, concluído ya el sacrificio, que era el oficio propio del Sumo Sacerdote, y esto sola una vez al año, como nos lo dice la Escritura en varias partes (1392): Y orará Aarón sobre sus extremidades una vez al año, derramando la sangre que se ha ofrecido por el pecado, y esta expiación continuará siempre entre vosotros de generación en generacion. Este será un culto mas santo que tributaréis al Señor. Y en otro lugar (1393): Dí á Aarón tu hermano, que no en todos tiempos se atreva á entrár en el Santuario, á la parte de adentro del velo que está delante del propiciatorio, y cubre el arca, para que no muera. Todo lo describió el Apostol tan claramente, que quien no lo véa, es menester que esté ciego. Estas son sus palabras (1394): Los Sacerdotes entraban á la verdad en todos tiempos en el primer Tabernáculo, durante el exercicio de sus funciones Sacerdotales: pero solamente el Sumo Pontífice entraba en el segundo, y esto una vez al año, y no sin llevar sangre, que ofrecia por sus propias ignorancias, y por las del pueblo. ¡Argumento por cierto de mucho peso! pero otros restan, que no son de menor fuerza, y valor.

I3 Pues afirmando expresamente el Evangelio, que se apareció á Zachârías el Angel estando á la derecha del altar del incienso, se convence clarísimamente, que Zachârías, ni fué Sacerdote Sumo, ni entró tampoco en aquel lugar, que llaman Sancta Sanctorum. Por quanto el poner thymiamas, ó aromas, no era oficio del Pontífice Sumo, sino de los Sacerdotes ordinarios, que por turno iban sirviendo al altar. A esto se añade, lo que todavía hace mas fuerza, que el altar de los thymiamas ??? no estaba dentro, sino fuera del velo, esto es, en el lugar, que llamaban Sancta: y ademas, el decir el Evangelista, que Zachârías fué Sacerdote de la clase de Abías, que segun hemos visto, era la octava de las familias Sacerdotales. Pero el Sumo Sacerdote, no se elegia de alguna clase, ó familia determinada, sino de qualquiera, con tal que fuese de linage Sacerdotal. Mas: el Evangelio nos dice de Zachârías, que por suerte salió á poner incienso: Es así que no hablaría de este modo, si hubiese sido Sumo Pontífice; pues el Pontífice, y Sacerdote Sumo, no se elegia por suerte para exercer su ministerio, sino que, ó bien lo exercia durante su vida (como se observó antiguamente, no solo quando aún permanecia el Templo de Salomon, sí tambien despues de su nueva restauracion, que hizo Zorobabél, como consta del libro de los Machâbéos, donde se habla de Onías Sacerdote Sumo) ó á lo menos duraba su oficio un año entero: lo que nadie ignora haberse hecho despues así, por ambición de los mismos Judíos, y por el abuso del poder, y tiranía de los Romanos. De aquí infiere oportunamente un grave, y eminentísimo Autor (1395), que Zachârías fué con efecto Sacerdote, pero no Sacerdote Sumo, ó Pontífice del Pueblo. Hé aquí sus palabras: Esta suerte, prueba que Zachârías no fué Sumo Sacerdote, el qual como no fuese entonces mas de uno, no se elegia por suerte, y aquí se habla de aquel incienso, y thymiama, que los Sacerdotes quemaban cada dia, como diximos en el texto. Esto dice el citado Eminentísimo, y doctísimo Escritor. Y supuesto que hablamos del ministerio que por suertes exercian los Sacerdotes, no será fuera de propósito poner aquí las palabras, y observaciones, que hizo un esclarecido Intérprete, el qual dice (1396): Repara, que ??? los Sacerdotes de qualquiera clase, familia, ó semana, que servían en el Templo, acostumbraron repartir por suertes entre sí las funciones sagradas. A uno por suerte le tocaba la oblación de los thymiamas, al otro componer, y encender las lámparas; á este el ofrecer un género de sacrificio, y otro á aquel. Y así se entienden con claridad aquellas palabras de S. Lucas: Sucedió, que exerciendo Zachârías el oficio de Sacerdote en el orden de su familia, segun la costumbre del Sacerdocio, salió por suerte á poner incienso, &c. Pues por suerte le cupo á Zachârías la oblación del incienso, esto es, del thymiama. Lo mismo se ha de decir de los demas Sacerdotes, por haber en todos ellos la misma razon. Léase al Abulense I. Paralip. 24. q. 26. Hasta aquí este Escritor crítico, y erudito.

I4 Confirmase aun mas nuestra principal conclusion. Pues leémos de Zachârías, que habiendo cumplido su ministerio por espacio de una semana, en cuyo tiempo (como insinuamos arriba) no les era lícito á los Sacerdotes salirse del Templo, se volvió á su casa. He aquí las palabras del Evangelio (1397): Cumplidos los dias de su oficio, se volvió á su casa. ¿Pero dónde estaba, pregunto yo, la casa de este Sacerdote Zachârías? No es menester Intérprete para saberlo, pues nos lo dice el mismo Sagrado Evangelio, el qual hablando de la Sacratísima Virgen, despues de la Anunciación que le había hecho el Angel, de que concibiría en sus entrañas al Verbo Divino, añade (1398): Saliendo entonces María..... se partió á la montaña con priesa á una Ciudad de Judá: y entró en la casa de Zachârías, y saludó á Isabel. La casa, pues, de Zachârías, no estaba en Jerusalén, como falsamente se lo persuadió Theophilacto, que no exâminó bien esta materia, sino en otra Ciudad; bien que no es propio de este lugar inquirir aquí ??? qual era. Luego, no era Zachârías Sacerdote Sumo, ó Pontífice. ¡Ilacion, á mi entender, muy legítima! Porque al Sumo Sacerdote no le era permitido tener fuera de Jerusalén la casa donde habitase, como enseñan unánimemente los Doctores Hebréos; y aun puedo citar á mi favor á un Autor (1399), que dice haber tenido muchas veces el Sacerdote Sumo dentro del mismo Templo su habitacion, que llamaban Cónclave del Pontífice. Bien que es innegable, que los Pontífices en la misma Ciudad de Jerusalén tuvieron casas, y bastante grandes, como consta por la narración de los Evangelistas, y por la Historia de la Pasion de Christo. Finalmente, omitiendo otras muchas razones (pues no puedo irlo siguiendo todo con la mayor individualidad) el Pontificado de los Judíos no era una dignidad de tan poco aprecio, que no se hayan formado índices, y catálogos exâctísimos de quienes la obtuvieron, en los quales no se halla el nombre de Zachârías; y Josepho, diligente investigador de estas materias, afirma expresamente, que en el tiempo de la Natividad de Christo, esto es, quando Cyrino Presidente de Syria hizo la descripción (que viene á ser casi el mismo tiempo, en que el Angel anunció la natividad del Bautista; pues esto solo aconteció seis meses antes de la Natividad del Señor) era entonces Pontífice Joazár, como consta por las mismas palabras de Josepho (1400): Pero ellos (esto es, los Judíos) aunque á los principios llevaban á mal el que se hiciera mención de la descripcion, sin embargo no se opusieron pertinazmente, obedeciendo á la autoridad del Pontífice Joazár, que era hijo de Boetho. Luego no fué Zachârías, Pontífice, ó Sumo Sacerdote, que es lo que intentaba probar.

I5 Ni me detendré en citar Autores que no he podido vér; sin embargo el P. Juan Maldonado (1401), Escritor ??? de acendrado juicio, hace mención de ellos sin nombrarlos: no me detendré, digo, en citar á semejantes Autores, los quales, convencidos por una parte con los argumentos que hemos puesto, y movidos por otra de la autoridad de los Santos Padres, osaron afirmar una cosa que carece de todo fundamento; esto es, que despues del orden de servir al altar que antiguamente había establecido David, no hubo ningún Sacerdote Sumo que fuese perpetuo, sino que aquel á quien por suerte le hubiese tocado exercer su oficio en la fiesta de la expiación (que era el único dia, en que entraba el Sumo Sacerdote en el Sancta Sanctorum) hizo por todo aquel año las veces de Sacerdote Sumo. O bien dixeron, que no hubo Sumo Sacerdote, que determinadamente lo fuese; sino que aquel que en su semana servia en el Templo, fué en aquella semana Sumo Sacerdote. No creyera yo facilmente, que hubiese algunos que pensasen tan absurdamente sobre un punto gravísimo, á no decírmelo un Autor tan grave, y circunspecto, como es el que he citado; bien que no los nombra. Con efecto, lo que se afirma sin ningún fundamento, se disuelve con facilidad, ó queda destruído por sí mismo. Tales son las opiniones, ó delirios que acabo de referir, pues se dicen, ó fingen, sin ningún testimonio de la Sagrada Escritura, sin ningúna historia que las confirme, y lo que es mas, contra la fé de la misma historia, y Sagrada Escritura. Quede, pues, sentado, que la dignidad del Sumo Pontificado, fué por lo menos annual en el Pueblo Hebréo (lo que diximos haber sucedido por la tiranía de los Romanos), y que esta en ningún modo la obtuvo Zachârías padre de S. Juan Bautista.

I6 Por lo que, movidos de la fuerza de nuestros argumentos, abrazaron esta última sentencia (que es mucho mas verisimil, y aun mejor diré, verdadera) Autores no muy antiguos á la verdad; pero gravísimos, ??? y que exâminaron con mucho cuidado todo aquello, á que debe atender en nuestro caso qualquiera Escritor. Tales son el Grande Abulense (1402), Nicolao de Lira, honor, y lustre de la Religion Seráfica, el Cardenal Francisco Toledo, Juan Maldonado, Sebastian de Barradas, y otros, que no son, ni pocos, ni de poco nombre. A estos se agrega el P. Cornelio Alápide (1403), Comentador bastante esclarecido, y que en el conocimiento de las cosas pertenecientes á la Sagrada Escritura, pocos hay que se le puedan igualar. De los demas Escritores, no he citado mas que algunas palabras, pero de este quiero trasladarlas todas, el qual despues de otras cosas dignísimas de leérse, dice así: Por lo que Zachârías no fué Pontífice (que esto no lo hubiera callado aquí el Evangelista) sino un Sacerdote particular, conforme lo enseñan Lira, Toledo, Maldonado, Baronio, Salmerón, el Abulense, Jansenio, Cartusiano, Cayetano, y Suarez. Y ya que Alápide cita aquí al P. Francisco Suarez, Theólogo de mucho nombre, y como freqüentemente le llaman, Doctor Exîmio, no puedo dexar de poner tambien aquí sus palabras, en que dice (1404): Sin embargo es lo mas verdadero, que Zachârías no fué Sumo Sacerdote; pues S. Lucas no le llama Príncipe de los Sacerdotes, ó Sacerdote Sumo, sino simplemente Sacerdote, que tenia otros iguales, y del mismo orden. Y poco despues: Uno de estos Sacerdotes era Zachârías, y por esto no entró en el Sancta Sanctorum, donde solamente entraba una vez al año el Sumo Sacerdote; sino en otra parte del Templo, que se llamaba el primer Tabernáculo, ó Sancta ad Heb. 9. que estaba despues del primer velo, y en él había el altar del thymiama, y los panes de la proposicion: y en ??? dicho lugar no entraban sino solos los Sacerdotes en el tiempo de su ministerio. Véa, pues, y exâmine seriamente el Lector docto, y erudito, si nuestra sentencia está apoyada con mucho peso de razones, y autoridad.

I7 ¿Pero qué dirémos á tantos, y tan grandes Autores, que son de contrario parecer, como son los Santos Padres, y principalmente S. Ambrosio, y lo que á todos debe hacernos mucha fuerza, el Gran Padre S. Agustin? Responderé lo que realmente es, pero con la reverencia, y veneración que les es muy debida: Que no por eso pierden nada de su dignidad, y autoridad los Santos Padres, ni tampoco S. Agustin, por decir, que á causa de no haber exâminado con mas cuidado, y diligencia esta materia, erraron en alguna cosa particular, que no mira á ningún dogma, sino que es un hecho que pende de un conocimiento mas exquisito del Templo de Jerusalén, y de una observación mas exâcta sobre las ceremonias, y ritos Hebréos. Pensaron, pues, dichos Santos Padres, que el lugar donde entró Zachârías padre del Bautista, y donde estaba el altar de los thymiamas, era el mismo que solamente se distinguia por el velo, donde antiguamente se guardaba el Arca, y que se llamaba, no como quiera Sancta, sino Sancta Sanctorum, en cuyo lugar solo podia entrar el Sumo Pontífice, y esto una vez al año. Pero que esto no fué así, sino que fueron diversos lugares, aunque seguidos, y únicamente separados, y distinguidos por aquel velo grande, y magnífico, lo hemos explicado antes con tanta claridad, segun me persuado, que á mi parecer, sería abusar del tiempo, y ocio de los Lectores el querer repetirlo otra vez. Así entienden, y explican á estos Santos Padres, los esclarecidos Intérpretes que citamos arriba.

I8 Finalmente, son de muy poco peso (por no dexar esto sin tocar) los argumentos que hace Burgense, aunque Autor sabio, y erudito, para probar, ??? que Zachârías fué Sumo Sacerdote, ó Pontífice. El primero lo toma de aquellas palabras (1405): Y toda la muchedumbre del pueblo estaba orando afuera en la hora del incienso. Porque, á no ser Zachârías Sumo Sacerdote (dice este Autor) y á no haber entrado en el Sancta Sanctorum el dia de la expiacion, en el qual solamente le era lícito al Sumo Sacerdote entrar en aquel lugar, no se diría que una muchedumbre de pueblo estuvo orando afuera en la hora del incienso; por no parecer verisimil, que dos veces al dia, esto es, á la mañana, y por la noche, acostumbrase juntarse la multitud del pueblo, é ir al Templo: Luego hemos de decir, que era aquel el celebérrimo dia de la expiacion, y que Zachârías fué Sumo Sacerdote, el qual, segun su oficio, entró el mismo dia en el Sancta Sanctorum. Ligero argumento: pues antes parece verisimil (á mí por cierto me lo parece mas) el que cada dia á la hora del incienso, así por la mañana, como por la noche, soliese concurrir al Templo el pueblo, aunque no todo, pero sí muchos, particularmente los que eran mas religiosos, y devotos en el cumplimiento de las cosas divinas, que es lo suficiente para que se diga con verdad, que había una multitud de gente que estaba orando afuera. El segundo argumento es, que parece haber sido Zachârías Sumo Sacerdote, por haber entrado en el Sancta Sanctorum, por quanto estaba solo quando se le apareció el Angel: Es así, que el Sacerdote Sumo era el que entrando en el Sancta Sanctorum, exercia su oficio, solo, y sin ningún otro compañero, ó ministro, y que de los demas Sacerdotes, ó del mismo Pontífice, no estaba mandado, ni por Ley, ni por costumbre, el que estuviesen solos, y sin ningún compañero: Luego Zachârías era Sumo Sacerdote. Pero ni este argumento es de mucho mayor peso. Es constante, ??? que á nadie del pueblo, sino á los Sacerdotes, les era lícito pasar el átrio, ó vestíbulo, ni entrar en el lugar, aun el que llamaban Sancta. Y aunque qualquiera Sacerdote podia entrar allá, no nos consta, ni por alguna razon, ni por testimonio alguno, que hubiese entrado algún otro, quando el Angel se apareció á Zachârías, ni era menester que entrasen siempre, y á qualquiera hora: con efecto, parecia esta una cosa superflua para encender, y quemar los thymiamas sobre el altar de los inciensos; pues en un ministerio tan facil, no necesitaba el Sacerdote de compañero, ó de ministro. El tercer argumento no quiero proponerlo, por no tener sólido fundamento, y porque tiene su origen en las invenciones, y fábulas Rabbínicas, y tambien (que es lo que hace mas fuerza) porque aun quando se conceda todo lo que pretenden los contrarios, en ningúna manera se infiere, que, ó Zachârías fuese Sumo Sacerdote, ó que entrase donde solo podia entrar el Sacerdote Sumo, como lo observó muy bien un Autor, á quien hemos citado repetidas veces (1406).

I9 Y para que los Pintores no se opongan en adelante, y cesen de porfiar, si acaso hay algunos entre ellos, á quienes les parezca que saben mas que los demas; concedámosles espontaneamente lo que hasta aquí hemos disputado, y establecido con tanto nervio. Finjamos que Zachârías fué Sumo Sacerdote, lo que con tanta liberalidad le conceden, y atribuyen los Pintores: Admitámosles, que entrase en el Sancta Sanctorum: démosles esto de barato, por mas que sea falso. ¿Qué? ¿Pensarán acaso, que con esto se les ha concedido ya, ó se les ha de conceder, el pintar á Zachârías vestido con aquellas insignias que con tanta individualidad nos refiere la Sagrada Escritura? No por cierto: pues ella misma nos enseña (por no decir nada ??? de los Doctores Hebréos) que el Sumo Sacerdote en el dia de la expiacion, en que solamente podia entrar en el Sancta Sanctorum; no solía, ni le era lícito entrar allí con aquel magnífico aparato, que constaba de tantos adornos, sino con otro mucho mas sencillo que describe la Escritura quando habla de la entrada del Sumo Sacerdote en el Sancta Sanctorum el dia de la expiacion, conforme lo echará de vér facilmente el Lector, aunque no esté muy atento, leyendo las siguientes palabras del Levítico (1407): Vestirá una túnica de lino, y sobre su carne tendrá pañetes de lino: se ceñirá con un cinto de lino: se pondrá en su cabeza una mitra de lino: que son las santas vestiduras: y se vestirá de todas ellas despues de haberse lavado. Y así, aun concediendo lieberalmente á los Pintores (lo que es muy digno de advertirse) que Zachârías padre del Bautista, no fué un Sacerdote ordinario, sino el Sumo; véan ellos mismos quan bien hacen en pintarle adornado con todas aquellas vestiduras, quando se le apareció el Angel. Yo por cierto, para que á lo menos ellos no errasen, lo he exâminado quanto me ha sido posible, con el mayor cuidado, y diligencia.

20 Por lo que, á fin de concluír esta materia, solo resta, que ya que hemos rechazado lo falso, establezcamos aquí brevemente lo verdadero, y digamos de qué manera deba representarse á Zachârías en esta descripcion, y conforme debe pintarse toda esta historia. Con efecto, si alguno quisiese expresar este suceso como pasó realmente, nadie podria describirlo con el pincel, por haberse executado en aquella grandísima sala, que llamaban Sancta, y por lo que hace al caso, entre los dos velos: pues efectivamente había dos; uno, que ocultaba dicha sala de los ojos, y aspecto del pueblo: otro, que separaba la misma pieza de la otra mas interior, y sagrada, que llamaban Santa Sanctorum. ??? De estos dos velos hacen expresa mención los Escritores Hebréos, y entre ellos Philon, y Josepho, que andan en manos de todos: pero no los hemos menester, pues tenemos un testimonio de mayor autoridad, como es S. Pablo, que lo dice con estas palabras (1408): Porque el Tabernáculo se hizo así: en lo primero estaban las lámparas, la mesa, y los panes de la proposicion, y á esto llamaban Sancto: despues del segundo velo (exâmínense con reflexîon estas palabras) estaba el Tabernáculo, que se llamaba Sancta Sanctorum (lugar santísimo). Y ya que suponemos que se pinta este hecho, y aun, que debe pintarse; conviene que se represente quitado el velo de la primera puerta, para así poderse vér el Angel, y Zachârías. Quanto al Angel, no cabe duda alguna, que debe pintarse en figura de un muchacho ya grande, hermoso, y con alas, como diximos quando tratamos de los Angeles. Debe tambien representársenos, como nos lo enseña la misma Sagrada Historia, no en otra postura, sino estando en pie á la derecha del altar del incienso, el qual tenia de alto cinco pies geométricos, y algo mas, ó tres codos, que es lo mismo, como consta tambien por la Escritura (1409). Y por este mismo lugar se echa de vér (por notar esto de paso, aunque muy propio del asunto) que Zachârías, no puede, ni debe pintarse sino en pie: pues de otra suerte no podian los Sacerdotes poner los thymiamas sobre las ascuas de dicho altar, ó de otro de igual altura. Debe ademas estár adornado Zachârías con una cobertura blanca en la cabeza, y esta, quanto sea posible, debe representarse de lino, de una mas que mediana anchura por todas partes, y en la misma forma que las llevan los Turcos, y que comunmente llamamos Turbantes. Debe representarse tambien vestido de una túnica blanca de lino, y con manga, la qual baxe desde el cuello ??? hasta los pies (que deberán pintarse enteramente desnudos, pues no podian de otro modo entrar en aquel lugar, aun los mismos Sacerdotes, ni aun el Sumo) y ademas, debe estár ceñido con una faxa también de lino, bien que hermoseada con algunos colores, cuyas extremidades llegaban hasta casi los pies. En la mano izquierda, se le pintará teniendo aquel vaso de oro (de que hicimos antes mencion) donde se ponian las ascuas que se quitaban de los sacrificios, y sobre las quales se echaban aquellos preciosos thymiamas, como exâctamente lo describimos tambien arriba. Este será el modo mas oportuno de pintar á Zachârías padre del Santo Precursor, quando el Angel le anunció, que Isabel su muger concebiría, y pariría un hijo de un mérito tan grande, y tan singular, como fué el Bautista. Finalmente, será conveniente, que el Pintor erudito esté advertido, de pintar de uno, y otro lado del altar, el candelero de oro, y la mesa de los panes de la proposicion, lo que será facil verlo pintado en alguna de las mas exâctas ediciones de la Biblia.




EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - CAPITULO X.