EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - CAPITULO II.


CAPITULO III.


Las Imágenes de S. Hilarion Abad: de Santa Ursula, y sus compañeras: de S. Pedro Pasqual Martir: de S. Vicente, Santa Sabina, y Santa Christeta Mártires: de las de los Apóstoles S. Simon, y S. Judas, y de S. Narciso Obispo, y Martir.

I Describió S. Gerónimo (1557) con elegantes palabras, y estilo, la vida de S. Hilarion Ermitaño, y últimamente Abad. Mas, por lo que respeta á su Imagen, baste insinuar, que no solo se le debe pintar viejo, sino con barba, y pelo largo, velloso, y sin ningún aséo, ni curiosidad; quales eran aquellos antiguos Monges, que procuraban en gran manera agradar á los ojos de Dios, y no á los de los hombres, y al siglo. Porque, el que se le deba pintar viejo, infiérese claramente por haber servido á Dios setenta años enteros baxo la profesion de Ermitaño, ó de Monge: y por lo que mira á debérsele representar del modo que hemos dicho, velloso, inculto, y hórrido, lo convencen bien (omitiendo lo que de él escribe S. Gerónimo) las palabras que leémos en su rezo (1558): Jamas lavó, ni se mudó el saco, que vistió una vez, diciendo, que era superfluo buscar aséos en el cilicio.

2 Es muy célebre en la Iglesia la memoria de Santa Ursula, y la de sus compañeras Vírgenes, y Mártires: acerca de cuyos hechos, y martirio, son tantas, y tan varias las cosas que freqüentemente se dicen, y divulgan, que sería muy molesto, y enfadoso querer referirlas todas, aunque de paso: por lo que, dixo muy bien un Escritor versado en estas materias (1559), ??? que hay muchas cosas en las Actas de dichas Santas, que pueden parecer ciertas, y verisímiles; pero que hay otras, inciertas, dudosas, y verdaderamente apócrifas. Afirma este Autor, y supone como cierto, que dichas Vírgenes fueron no menos que once mil, lo que con dificultad conciben otros, los quales no dan mucha fé á las historias que afirman un número tan crecido. Acuérdome haber leído en una obrilla de un Escritor Español (aunque no tengo presente el lugar) intitulada con el especioso nombre de Hiericonosphalmata, librito, que no me ha sido posible volverle mas á vér, que el error nació, de que en los antiguos libros se encontró el título en esta forma: XI. M. VV. el qual debiendo leérse simplemente once Mártires Vírgenes, leyóse, y entendióse once mil Vírgenes. Con efecto, si se juntáran en un mismo lugar los muchos cranios, que se tienen por de las compañeras de Santa Ursula, se contáran ya, no once, sino veinte y dos mil: así como habiéndose mandado juntar en una sola Provincia de Italia, los dientes, que decian ser de Santa Apolonia Martir, facilmente se encontraron tantos, quantos apenas habrian cabido en las bocas de mil personas. Séase de esto lo que se fuere, por lo que mira á la Pintura, es muy graciosa, y chistosa la respuesta de un Pintor, al qual habiéndosele mandado pintar en un quadro las once mil Vírgenes, pintó la puerta de un gran Palacio, ó Ciudad, saliendo de allí algunas doncellas con laureles, y palmas: y preguntándole ¿donde estaban las otras? respondió, que ellas eran muchas, que ya empezaban á salir, y que luego saldrian las demas.

3 S. Pedro Pasqual de Valencia, Obispo de Jaén, lustre, y esclarecido honor de mi Sagrada, Real, y Militar Orden de nuestra Señora de las Mercedes, Redención de Cautivos, llamado el Valenciano, por ser natural de aquella Ciudad, y tambien porque en aquellos tiempos había otro en la Orden del mismo apellido, ??? natural de Cataluña: fué muy célebre, y conocido, no solamente por sus hechos, méritos, y virtudes, y por haber desempeñado con suma alabanza las dignidades que tuvo á su cargo; sino tambien por los elogios que muchos le han dado, entre los quales no hay por que deba rehusar poner yo tambien mi nombre. Pues que habiendo dudado un varon muy docto, ó negado abiertamente en sus escritos, que S. Pedro Pasqual hubiese sido Religioso, movido yo de buen zelo, como pienso, compuse una Apología, y la dí al público con este título: Exámen de la verdad. Demonstración Histórica del Estado Religioso de S. Pedro Pasqual de Valencia, Obispo de Jaén, glorioso Martir de Christo, y Doctor ilustrísimo, que se imprimió en Madrid el año de I72I. con tan feliz suceso, y favoreciéndome tanto la bondad de la causa, que mi buen contrario, como es muy amante, y amigo de la verdad, habiendo leído mi Apología, se dió por convencido, como consta, así de las cartas privadas que me ha escrito despues, llenas de singular amor, y benevolencia, que se guardan auténticas en el Archivo General de este Convento, como también del breve prefacio, que puso al tomo VIII. de su Historia Cronológica.

4 Pero, por lo que respeta á sus Pinturas, y efigies, la mas freqüente de todas, es la de pintarle como un viejo anciano (pues pasaba de setenta años quando padeció martirio por la Fé) vestido con las insignias Pontificales, que usan quando están en su casa los Obispos de nuestra Orden nunca bastantemente alabada, y traspasada una espada por su garganta; pues con estas, y otras cosas, que por via de adorno añaden los Pintores, se significa suficientemente el mérito de su sabiduría, y la excelencia de su martirio. Mas, como tambien le pintan muy á menudo conversando con un niño de hermosura divina, y singular, no será fuera del caso exponer el motivo de esta Imagen, y Pintura, ??? que segun refieren los Historiadores de su vida, pasó de este modo. Estando el Santo cautivo entonces en Granada, donde quiso mas quedarse esclavo, que dexar en la vil esclavitud á ciertos muchachos, que corrian riesgo de negar la Fé, ó de perder (lo que causa vergüenza el decirlo) la pureza, y castidad, queria el Santo celebrar un dia el Sacrificio de la Misa, á cuyo fin andaba buscando por todas partes á alguno que se la ayudára, conforme á la costumbre de la Iglesia. Cumpliéronsele al punto sus deseos, porque presentósele delante un muchacho en figura humana, de edad, á lo que parecia, de unos doce años; pero que segun demostraba, resplandecia en él cierta elevada, y augusta magestad, mucho mas que de hombre:

Sic roseis stat forma genis, sic frontis honore Fulget apex, tales accendunt lumina flammæ. Humanum tic crede decus: non pulchrior altos PhSbus agit currus; non unquam sidere tanto Oebalii micuere Dei.........................................

Alegre Pasqual por tan oportuno acontecimiento: ¿Quieres, buen muchacho, le dixo (pues sin duda sabes, segun infiero de tu porte, y hermosura) ayudarme la Misa? La sé ayudar, Padre (respondió el muchacho), y lo haré con mucho gusto. Celebró al instante el Prelado su Misa con tal júbilo, y alegria de su alma, que facilmente se dexaba entender, que por un prodigioso milagro estaba presente la Deidad, que infundia tanta dulzura, y piedad al Prelado que estaba celebrando; y que en aquel lugar, aunque lúgubre, y angosto, resplandecian las estrellas, y olía allí con singular, y mas que natural fragancia:

Quidquid thuriferis spirat Panchaia silvis, Quidquid odoratus longè blanditur Hydaspes, Quidquid ab extremis ales longæva colonis Colligit optati referens exordia secli. ???

Habiendo el Prelado concluído su Misa, y dado gracias, llamó con cariño al muchacho, y le dixo: ¿Tú que sabes ayudar tan bien, y con tanta exâctitud la Misa, sin duda sabrás tambien los dogmas de la Fé, y la Doctrina Christiana? Es así que la sé, respondió él, y si no, puede Vmd. Padre, exâminarme. ¿Pues quántas son las Personas Divinas? díxole el Prelado. Tres son, Padre, respondió el muchacho: el Padre, y el Espíritu Santo. Estas son dos, replicó Pasqual: ¿Dónde está el Hijo? El Hijo (¡pásmense los Cielos, y los hombres!) el Hijo, dixo entonces el muchacho, soy yo mismo, ó Pedro, que por los muchachos, que con menoscabo, y dispendio de tu libertad, has redimido de las manos, y yugo de estos bárbaros, me tienes á mí por cautivo. Y dicho esto, desapareció luego de su vista, dexándole lleno de un amor suavísimo, que no podrá facilmente explicar, quien no esté abrasado en las llamas del Divino amor. Este es un modo bastante freqüente de pintar á S. Pasqual, como lo he visto, y contemplado muchas veces.

5 Nadie pone duda en que los esclarecidos Mártires Vicente, Sabina, y Christeta fuesen Españoles, aunque sobre el lugar de su nacimiento hay entre nosotros muchas, y piadosas disputas. Unos afirman haber nacido en Ebora de Portugal, otros, que nacieron en Talábriga: disension, que se originó tambien sobre el lugar de su sepultura, como insinuarémos despues. Con efecto (viniendo ya á mi asunto) cometería un error contra la fé de la historia, el que pintára flechas, ó espadas por insignias del Martirio de estos Santos; puesto que el martirio que les dieron, fué el hacerles poner sus cabezas sobre una dura piedra, y luego con otra grande se las golpearon, haciendo mil pedazos de ellas, y esparciendo sus sesos en muchísimas partes. Con tal rabia, y crueldad se enfurecian los Gentiles contra los esforzados Athletas de Jesu-Christo, siéndoles permitido ??? á aquellos locos, quanto se les antojaba.

6 Por lo que mira á sus Pinturas, es muy del caso advertir aquí, lo que se refiere por una casi constante tradición en la Ciudad de Avila, donde ciertamente se cree que padecieron martirio. Como los Gentiles hubiesen dexado sin enterrar los cuerpos de dichos Santos, para que las aves, ó fieras los despedazáran; providenció Dios, que quedasen íntegros, é incorruptos: lo que dicen haber pasado de este modo. Estaba escondida cerca de la misma Ciudad en sus escondrijos una feróz serpiente, qual la describe el Poeta Latino, el qual, despues de haber dicho varias cosas sobre esto mismo, dice (1560):

Postquam exhausta palus, terræque ardore dehiscunt, Exilit in siccum, & flammantia lumina torquens, Sævit agris, asperque siti, atque exterritus æstu.

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Arduus ad solem, & linguis micat ore trisulcis.

Este guardian dió Dios á los cuerpos de los Santos Mártires; el qual cumplió fielmente su encargo, de suerte que apenas osó nadie arrimarse á los cuerpos de los muertos, fuera de un hombre rico, y opulento, Judío de secta, y de profesion, el qual habiéndose acercado á vér los sagrados cuerpos, con ánimo, ó poco medroso, ó aun ilusorio (no por desgracia suya, como pensó él entonces; sino por su gran bien, por lo que despues le sucedió): experimentó finalmente, que Dios tenia cuidado de los cadáveres de los Mártires. Porque aquel dragon, como que tenia muy bien presente su oficio, al Judío, que nada pensaba menos (1561), Corripuit, spirisque ligat heu! ingentibus: & jam Bis medium amplexus, bis collo squamea circum Terga dabat, superat capite, & cervicibus altis. ???

¿Qué haria entonces el miserable, viéndose en tales angustias, y apreturas? ¡Pero dichosa resolucion! ayudado de la gracia de Dios, vínole á la memoria el piadoso, y saludable pensamiento de hacer voto, como en efecto lo hizo, de recibir el Bautismo, si Dios le libraba de un tan mortal peligro: y ademas, que enterraría en lugar decente los cuerpos de los Santos Mártires. No bien había hecho su voto, quando viéndose ya libre de un peligro tan manifiesto, no difirió un punto poner en execución lo que había prometido: y recibiendo luego el Bautismo, edificó á expensas suyas una capilla, ó templo, que los moradores, y ciudadanos de Avila, afirman constantemente ser el mismo que hoy subsiste. Baxo este fundamento se crée por lo comun, que las reliquias de estos Santos no están en otro lugar (aunque se controvierte por ambas partes), sino en la misma Ciudad de Avila. Todo este suceso presta un espacioso campo, en que puede dilatarse qualquier Pintor erudito.

7 Como siempre es, y ha sido grande el amor, y deseo insaciable que tienen los hombres, no solamente de saber, sino tambien de divulgar lo que nunca ha podido saberse con bastante certeza; así ha acontecido en muchos hechos, y particularmente en los de los Santos Apóstoles. Con efecto, los primeros Escritores Christianos tuvieron muy poca noticia de los hechos de los Santos Apóstoles S. Simon, y S. Judas. Pero vino en estos últimos tiempos un Escritor desconocido á los antiguos, llamado Abdías de Babilonia, que salió á luz, no sin aplauso de hombres de comun, ó vulgar erudicion. Aunque ya, gracias á Dios, que habiéndose conocido la mala fé de este Historiador, el Papa Paulo IV. declaró por apócrifo dicho libro, y aun lo prohibió, como lo dice Sixto Senense Autor de la Biblioteca. Sobre que, si no me engaño, he tocado algo arriba. Resta, pues, que las Imágenes de estos Apóstoles se pinten ??? con arreglo á las leyes comunes; esto es, que los representen junto con los demás Apóstoles, como martirizados, y á cada uno de ellos con su libro: no solo por habernos dado todos los Apóstoles reglas de Fé, y para vivir bien; sino tambien, porque S. Judas Tadéo escribió una Epístola, que es de las Canónicas, y que ha recibido la Iglesia Universal en el Santo Concilio de Trento; sin que sea ningún obstáculo el que el Santo Apostol en dicha Epístola refiera una narración tomada del libro de Henoc, que es verdaderamente apócrifo. De que se echa de vér, que concuerda muy bien, el que con ser apócrifo algún libro, contenga sin embargo alguna verdad.

8 S. Narciso Obispo de Gerona, es el último de los Santos que se celébran en el mes de Octubre. Sabida eS su historia, y el valor con que predicó en Ausburgo, atrayendo á muchos en la misma Ciudad á la Fé Católica, y particularmente á los que fueron despues esclarecidos Mártires de Christo: entre los quales es muy célebre aquella muger llamada Afra, que habiendo sido antes una ramera prostituta, dió despues ilustre testimonto de la Fé de Jesu-Christo, á quien amó con intensísimo amor; lo que en tanto es verdad, que un diligentísimo Escritor de estas materias (1562), pone las Actas de este Santo, entre los hechos mas ciertos de los Mártires. Por lo que respeta á sus Imágenes, débesele pintar con las tres heridas que recibió, una cerca de los hombros, otra junto á su garganta, y la tercera finalmente en la pierna hácia el talón. Murió este Santo en el ímpetu de un tumulto, quando estaba celebrando el Sacrificio de la Misa. Esto basta quanto al Pintor. Porque en quanto al enxambre de moscas vengadoras, que saliendo del sepulcro del Santo Mártir, causaron gran mortandad en el exército de Felipe ??? Rey de Francia, aunque muchos Escritores afirman grave, y seriamente haber sucedido así: sin embargo, por ser este un hecho de que dudan no pocos; acasoserá mejor pasarlo en silencio.




CAPITULO IV.


Las Pinturas, é Imágenes de Todos los Santos, conforme suelen pintarlos comunmente en una misma tabla, ó lienzo: las de S. Carlos Borroméo, de S. Martin Obispo de Tours, y la de S. Diego de Alcalá.

I Quando se representa á la vista la Pintura de Todos los Santos de la Corte Celestial, mucho se me ofrecería que notar, y que advertir, á no tener siempre presente el objeto que me propuse en esta obra. Porque, podria tratarse en este lugar, lo que no sería enteramente fuera del caso, de aquel famoso Templo, fabricado en tiempo de Octaviano Augusto, que por haberlo erigido, y dedicado en honor de todos los Dioses, no Domiciano, en que se equivocó el V. Beda (1563), lino Marco Agripa en su tercer Consulado; le llamaron Pantheón: podria tambien tocarse algo aquí de la Fiesta de todos los Santos, que instituyó el Papa Bonifacio IV. y muchos otros puntos, que cómoda, y oportunamente tratan otros sobre esta materia; pero estas, y otras cosas semejantes las dexo para los demas Escritores, ciñéndome solo á lo que es de mi intento.

2 Pintan freqüentemente á los Santos en la Corte Celestial, de suerte que de un golpe de vista se vean distribuídos en sus clases, los esquadrones de Patriarcas, Profetas, Apóstoles, Mártires, Confesores, y Vírgenes, todos baxo el elevado trono de la Santísima Trinidad, junto al qual representan con muchísima razon ??? á la Purísima, é Inmaculada Virgen. Lo que por haberse ya introducido felizmente entre los Pintores, no hay para que deba yo detenerme en hacer una descripción mas exâcta de semejante Pintura. Tal es, aquella excelente, y proporcionada como la que mas, de aquel peritísimo Artífice, á quien por ser de Luca, noble Ciudad, y República de Italia, llamaron comunmente Luqueto. Representa dicha Pintura la gloria de los Santos, en el Real, y magnífico Coro del Convento de S. Lorenzo del Escorial, con tal variedad, y hermosura, que apenas se puede figurar cosa mas excelente. Refiérense algunos dichos de los que la han visto, que si quisiera ponerlos aquí, acaso se deleytaría el Lector: pero no es mi ánimo escribir cosas jocosas, ó donayres, sino solamente cosas graves, y serias.

3 Quán grande haya sido el Príncipe S. Carlos Borroméo, Cardenal de la Santa Iglesia Romana, y Arzobispo de Milán, ya por la nobleza de su linage, ya por el zelo de la Disciplina Eclesiástica, y singularmente por la santidad de su vida; lo han tratado otros largamente, á quienes remito gustoso al Lector de esta mi obrilla. Mas, por lo que respeta á sus Imágenes, hay muy poco que advertir. Porque, quanto á los adornos Cardenalicios, y Pontificales, los mismos son hoy, que eran en su tiempo: singularmente restándonos aun en el dia retratos muy propios de este Santo. Una sola cosa advertiré brevemente, y es, que no se le debe pintar, ni muy joven, como lo he observado algunas veces, ni tampoco muy viejo, por haber muerto el año de I584. quando apenas había cumplido los 46. años de su edad: aunque tenia tan extenuado el semblante por los ayunos, y mortificaciones, que á muchos les parecería, que no tenia sangre en sus venas. De aquí es, que teniendo este Varon santísimo algo mas larga la nariz de lo que correspondia á su rostro, algunos Pintores se la han alargado demasiado, y en extremo: de suerte ??? que me vienen á la memoria aquellas sales, y dichos graciosos, que con aplauso de los eruditos compuso un ingenioso Español, contra uno que tenia la nariz muy larga, y levantada (1564).

4 Si quisiera decir algo, aunque en suma, de los insignes hechos de S. Martin Obispo de Tours, exemplar (si me es lícito hablar así) de Obispos Santos, sin duda me extendería mas allá de lo que permite esta obra: y así me ceñiré solo á lo que es de mi asunto. Si se pinta á este Santo en la edad en que murió, no tiene duda, que se le debe pintar enteramente viejo; pues murió á los ochenta y seis años de su edad, como prueba muy bien el Cardenal Baronio (1565), fundado en el testimonio de Severo Sulpicio, que en este particular debe ser preferido á todos los demas, por haber sido compañero del mismo Santo: lo que me ha parecido advertir aquí oportunamente, por quanto algunos, fundados en otras suputaciones no tan verdaderas, no exâminaron esta materia con tanta exâctitud, y conforme á los cálculos de la Cronología.

5 Mas, como ya de mucho tiempo á esta parte, se ha introducido el pintar con mas freqüencia á S. Martin, en el estado en que aun mozo, y catecúmeno, partía su capa para cubrir á un hombre muy pobre que estaba medio desnudo; no me opongo á que esta Pintura se prefiera á las demas: con todo no puedo menos de advertir algo sobre esta materia. Lo primero, que siempre le pintan á caballo, de que Sulpicio en su vida, no hace ningúna mencion, no obstante de haber procurado investigar diligentemente todas las cosas de S. Martin. Lo segundo, que le pintan demasiadamente mozo, y casi muchacho; sin embargo de que sabemos por el mismo Escritor, que tenia diez y ??? ocho años, quando servía aun baxo las banderas del Emperador Juliano. No ignoro que hay hombres eruditísimos, que han puesto mucho cuidado, y diligencia en describir las razones de Cronología de la vida del glorioso S. Martin, y que han hablado con mucho pulso sobre esta materia.

6 Y que sea muy justo creér, que este obsequio de su siervo fué muy agradable á Jesu- Christo, aun quando no había entrado S. Martin en la Iglesia, lo celébra ella misma con palabras tomadas del mencionado Escritor, que me ha parecido transcribirlas, y dicen así (1566): Habiéndose dormido la noche siguiente, vió á Christo vestido con la parte de la capa con que había cubierto al pobre. Mándanle que mire con mucho cuidado al Señor, y reconozca el vestido que él había dado; y luego oye á Jesus, que rodeado de una multitud de Angeles, dice con voz clara: Martin siendo catecúmeno, me ha cubierto con este vestido. Hasta aquí Sulpicio. Por donde puede entenderse facilmente el sentido de aquellas palabras que se léen tambien en su rezo, que no quadrarian tan bien, si se entendiesen como dichas por Christo á S. Martin: sin embargo de no haberlas dirigido el Señor al mismo Santo, sino á los Angeles, que en aquella vision le acompañaban, y le tributaban reverente obsequio.

7 Por lo comun, y aun vulgarmente le pintan vestido con cogulla Monacal, propia de Monges Benitos. Pero si esto se toma en rigor, es yerro, y equivocacion. Porque, sobre no hallarse nada de esto en Sulpicio, Escritor diligente de los hechos de San Martin, puede desecharse, y contradecirse por otro capítulo. Pues dicha manera de cogulla, no se usó antes de la Regla del Gran Padre S. Benito, como facilmente puede convencerse: y ademas es cierto en toda verdadera ??? Cronología, que murió S. Martin mucho antes de nacer S. Benito. Y así, no usó, ni pudo usar el Santo un género de Hábito, que aun no se había admitido, ni introducido en su tiempo. Porque, pensar que S. Martin siguió el Instituto de S. Benito (como yo mismo lo he oído á hombres de quienes no podía sospechar un tal anacronismo) es manifiesto error, y crasísima ignorancia.

8 S. Diego, á quien con ser Andaluz, le llaman de Alcalá, por haber vivido allí mucho tiempo, y haber tenido allí su sepultura; apenas (por lo que mira á mi propósito) debiera haber entrado en esta mi obra. Es bien sabido, que en todo el tiempo de su vida, vivió en el humilde estado de Lego de la Orden del Seráfico P. S. Francisco. Por lo que, así, y no de otro modo se le debe pintar; sin que nadie deba extrañar esto, por haber sido este Varon humildísimo, Prepósito, ó Guardian de un Convento en una de las Islas de Canarias, de donde yo soy; porque la santidad, y prudencia no necesita de otros admíniculos de dignidad: ni aun al mismo Patriarca de los Menores S. Francisco, aunque por tantos títulos era hábil, y á propósito para el Sacerdocio, pudieron jamás obligarle, ó persuadirle á que recibiera este Orden. Puede tambien, y debe pintarse á S. Diego abrazando una Cruz de madera, tosca, y bastante grande; pues que estando para morir la abrazó con ambas manos, saludándola con muy tiernos afectos, y valiéndose de aquellas palabras: Dulce lignum, dulces clavos, dulcia ferens pondera, &c. palabras, que pronunciadas por su boca, causaron no poca admiración á los circunstantes, que nunca habían oído proferir palabra alguna Latina á este humildísimo Lego. Murió este Santo, no enteramente viejo, aunque como tenia su cuerpo quebrantado por los muchos ayunos, y peregrinaciones, representaba mas vejez. ???




CAPITULO V.


Las pinturas, é Imágenes de los Santos Acisclo, y Victoria, de Santa Isabél Viuda, de Santa Cecilia Virgen, y Martir, de San Clemente Papa, y Martir, de Santa Catalina Virgen, y Martir, y de S. Andrés Apostol.

I Con razon venéra España, singularmente la Iglesia de Córdoba, á los Santos Hermanos Acisclo, y Victoria, como á pimpollos de su suelo patrio; pues refieren haber padecido en Córdoba, aun en tiempo de la Gentilidad: bien que las Actas de estos Santos que hoy nos restan, y se léen, tienen resabios sí, de una piedad fervorosa, pero poco instruída, y acendrada; por cuya causa mezclaron, y aumentaron estas Vidas, y Actas con otras cosas, de que no se tenia bastante noticia, y conocimiento. Dicen las Actas: Baxo de los Príncipes Romanos, presidiendo Dión en Córdoba. Hé aquí el primer tropiezo contra la verdad de la Historia: ni es esta cosa nueva, ó que deba causarnos admiracion: por haber sido costumbre en aquellos tiempos, que quando no se sabía el nombre del Prefecto, Presidente, ó Proconsul, fingia el Escritor el que se le antojaba, subrogando tal vez nombres Griegos en lugar de Romanos; cosa, que nunca acostumbraron los Romanos, como nadie ignora: y aun (lo que es mas de extrañar) en lugar de nombres Griegos, subrogaron otros mas extraños. Tal es el nombre de Paschasius en las Actas de Santa Lucía Virgen, y Martir: pues dicho nombre, no es Latino, ni Griego; aunque puede numerarse de algún modo entre los Griegos, por derivarse de aquel nombre Pascha, en que mudaron los Griegos la voz Hebréa Pesach, ó Phase, como quieren otros. Pero pasemos adelante. Este pues, sea quien se fuere, como hubiese buscado, y encontrado ??? facilmente á los hermanos Acisclo, y Victoria, quiso obligarles, á que renunciando la Religion Christiana, venerasen á sus Dioses; pero detestando generosamente dichos Santos un tal hecho, determinó atormentarles con exquisitos suplicios, de que saliendo siempre vencedores, acabaron su vida con glorioso martirio. Es muy extraño lo que refieren de las ruedas, por cuyo medio, metiendo fuego debaxo, revolvian los cuerpos de los Santos hermanos, habiéndoles antes untado con aceyte, y manteca. Con todo, no será fuera de propósito pintar á dichos Santos Mártires, y píos hermanos, como que están padeciendo este acerbísimo tormento; aunque es verdad, que Acisclo acabó su vida atravesándole una espada por la garganta, y Victoria, verdaderamente vencedora, atravesado su cuerpo con flechas: fuera de esto no me queda mas que advertir.

2 Santa Isabél, hija de Andrés Rey de Hungría, dió insignes señales de penitencia christiana, y de fervorosa caridad, dexándonos admirables exemplos que imitar, en los tres estados de su vida, de virgen, de casada, y de viuda. Con efecto esta Santa, deseando seguir una senda de vida mas pura, y estrecha, nunca hubiera consentido en casarse; pero rindiéndose humildemente á la voluntad de sus padres, la casaron con Luis Príncipe de Hesse, y de Thuringia, ó como le llaman los Alemanes, Landgrave, hombre Christiano, y pío, el qual habiendo muerto al cabo de pocos años, abrazó Isabél la vida de una viuda santa, qual la describe el Apostol; de suerte que con razon se puede decir de ella lo que canta la Iglesia de las Santas Viudas: Muchas mugeres juntaron riquezas: mas tú las sobrepujaste á todas. Quanto á sus Imágenes, no hay para que pasémos de ellas mucho cuidado, por afirmar constantemente los Escritores de la Orden de San Francisco, que muerto su marido, vistió el Hábito de las penitentes de la Orden Tercera, que es de color ??? pardo, y tira á negro. Por lo que, si se la pinta con este Hábito, y ademas con velo en la cabeza, no trabajará en vano el Pintor sensato, y erudito.

3 Representan los Pintores á la célebre Virgen, y Martir Santa Cecilia, sentada, y tañendo con sus manos aquella sonora máquina, que por constar de flautas de varia magnitud, llenas de ayre, casi por antonomasia llamamos Organo. El motivo de esto, parece ser, el que en el rezo de esta Santa, se dice expresamente: Tañendo los órganos, Cecilia cantaba al Señor, &c. Sé muy bien, que no han faltado algunos, á quienes no les ha gustado semejante modo de pintar, pensando, que el órgano es invención mas moderna, y que no es adaptable á los tiempos en que vivió esta Santa. Pero engáñanse; porque los órganos, ya sean hidráulicos, ó ya pneumáticos, son mucho mas antiguos, no solo que los tiempos en que floreció Santa Cecilia, sí también que otros mas remotos: pues de ellos se hace expresa mención (omitiendo á otros) en Vitrubio, y Athenéo. Vea quien gustase á Guidon Pancirolo (1567), y allí mismo á Enrique Salmuth: por lo que no es de extrañar, que de los Organos, particularmente de los hidráulicos, haga elegante mención Claudiano en aquellos versos, que tienen bastante cadencia, y armonía (1568):

Et qui magna levi detrudens murmura tactu, Innumeras voces segetis moderatur abenæ. Intonat erranti digito, penitusque trabali Veste, laborantes in carmina concitat undas.

No que por esto sean reprehensibles otros Pintores, que pintan á Santa Cecilia tocando con los dedos otro instrumento ??? músico, ya sea el que vulgarmente llamamos Laúd, ya el que en Castellano llamamos Harpa, instrumento que tocan con mucho primor nuestros Españoles: pues todo esto concuerda muy bien con el nombre comun de Organo, ó de instrumento músico, como advertirá qualquiera, sin que tenga necesidad para ello de leér á ningún Autor.

4 La Imagen de S. Clemente Papa, y Martir parecerá muy bien, si junto á él se le pinta una áncora, con que dicen haberle echado al mar. Porque, si bien algunos dudan mucho de las Actas de este Santo, ó de la sinceridad de ellas; sería yo muy necio, si me detuviera en referirlas, como si fuera una cosa que conduxera mucho para lo que mira principalmente á mi asunto.

5 Los hechos, é historia de la celebérrima Virgen, y Martir Santa Catalina, es una de las cosas mas obscuras en las narraciones Eclesiásticas. Pero no por eso, se ha de omitir el modo de pintar, ó de esculpir su Imagen, debiéndose observar en primer lugar, el pintarla con aquella rueda, ó máquina armada con pequeñas navajas, para despedazar cruelmente el cuerpo de la Santa Virgen; porque si no, apenas habria quien conociese ser esta la Imagen de Santa Catalina, y no pensase que era la de otra Santa. Es también cosa muy comun, y recibida el representar echada á sus pies la cabeza de su mismo padre: no que por esto se signifique Maxencio Emperador Romano, como observó muy bien un diligente Escritor de estas materias; sino, ó ya su propio padre, ó bien Maxîmino, ó qualquier otro tirano.

6 La efigie, con que todos los Fieles representan regularmente al ilustre Apostol S. Andrés (pues quanto á sus hechos, y Actas, mas quiero no decir nada, que hablar algo determinadamente sobre ellas) es la de pintarle con una Cruz, que por ambas partes forma ángulos, parte agudos, y parte obtusos. Y así, segun mi ??? dictamen, siempre deberá pintarse de este modo, por mas que Molano, á quien tantas veces he citado, note, y afirme (1569), que la Cruz de S. Andrés en la Iglesia de S Victor de Marsella, tuvo la misma figura que la de Christo, representando un palo clavado sobre otro, de suerte que de su intersección resulten ángulos rectos.




CAPITULO VI.


Las Imágenes, y Pinturas de S. Francisco Xavier, de Santa Bárbara Virgen, y Martir, de San Nicolás Obispo, y de S. Ambrosio tambien Obispo.

I La Imagen de S. Francisco Xavier, á quien sus trabajos Apostólicos le dieron el renombre de Apostol de las Indias, es bastante freqüente, y recibida en el Orbe Christiano: acerca de la qual, apenas se ofrece nada que advertir, por haber tratado este punto con tal cuidado, y diligencia los Padres de la Compañía (debiéndose tener por cosa cierta, que fué miembro, y gran lumbrera suya, por mas que digan, y parlen otros con imprudencia, ó desvergüenza), que sería un trabajo superfluo detenerse en este particular. Solo advertiré una cosa ligera, y es, que mas comunmente se le pinta con estola, y ademas con aquel adorno que usan los Predicadores en muchas partes de la Europa, lo que, si bien no está en uso en nuestra España, sin embargo no debemos apartarnos de este acostumbrado, y recibido modo de pintarle.

2 La Historia de Santa Bárbara Virgen, y Martir contiene muchas cosas, que necesitarian de exâmen entre los Críticos. Con todo deberá pintarse como regularmente se acostumbra, esto es, con la torre, y demas adornos, que por lo comun suelen añadirle. ???

4 S. Nicolás Obispo, es uno de aquellos Santos, á quien Dios, singularmente despues de muerto, ha querido ilustrar, y engrandecer con muchos, y esclarecidos milagros: cosa, que celébra la Iglesia, como un grande elogio de este Santo con las siguientes palabras: O Dios, que honraste con innumerables milagros al Bienaventurado Obispo Nicolás, &c. lo que debe tenerse presente para la pericia, y recta inteligencia de las Imágenes de tan insigne Prelado, por fundarse muchas de ellas, y tambien sus adornos, ea algunos de sus ilustres hechos. Tal es, el pintar muchas veces junto á su Imagen un hermoso muchacho de diez, ó doce años, llevando en una mano un jarro de oro, ó dorado, y en la otra una palancana para lavar las manos: lo que nadie duda haberse originado de aquel milagro, con que quiso Dios ilustrar á este grande Varon: el caso pasó así. Como hubiese sido llevado cautivo un muchacho, el qual por ser hermoso, y de buen parecer, paró en servir al Rey, ó al gran Señor de aquellas regiones; advirtió este un dia (que era aquel en que se celebraba la Fiesta de S. Nicolás) que su page estaba mas melancólico, y postrado de tristeza que lo regular. Preguntó la causa de ello al muchacho, el qual, no lo extrañes, Señor, (le dixo) porque hoy se celébra entre los mios la Fiesta de un Santo grande amigo de Dios, y de quien se nos refiere haber obrado muchos milagros, y yo sin embargo tengo que estarme aquí esclavo. Díxo1e entonces el Rey, ó aquel Dinasta: Pues si este Santo es tan poderoso, como dices, veamos á vér si podrá librarte de mis manos, y de la esclavitud. Esto dixo, quando el muchacho estaba teniendo el jarro lleno de agua con que el Rey debia lavarse las manos. Pero no quedó sin castigo la jactancia del bárbaro: pues desapareciéndosele luego de su vista, compareció casi en el mismo instante entre los suyos, llevando en sus manos el jarro, y la palancana. Por lo que, con muchísima ??? razon se añade este adorno á la Imagen de S. Nicolás. Muchas otras cosas de esta clase podian advertirse aquí: pero no debo ir siguiendo por menor, quanto sobre ello podria decirse, no fuera caso, que alguno me objetára lo que Apeles echaba menos en Protógenes, esto es, que no sabía levantar la mano de sus Pinturas, como que queria recorrerlo, y apurarlo todo en ellas.

5 Pintan á S. Nicolás de color muy obscuro, y casi negro, lo que creeré haber dimanado, no de que en Lycia, donde el Santo pasó la mayor parte de su vida, nazcan los hombres, ó sean negros, sino de que los Orientales representan freqüentemente sus Imágenes de un color, ó enteramente negro, ó que tira á negro: lo que no solo se echa de vér en las Imágenes de los Santos, sino tambien en las del mismo Christo, y en las de su Santísima Madre, como aun se vé en el dia de hoy.

6 En quanto á sus adornos, es ya costumbre muy recibida el pintarle con aquella vestidura Sacerdotal, que sin impropiedad llamaríamos en Latin Colobium, y que vulgarmente llamamos Casulla; por ser esta vestidura muy propia de los Sacerdotes, ya sean Obispos, ó no lo sean. Pero no me acuerdo haberle visto pintado nunca con Mitra, y con razon: por quanto este adorno fué totalmente desconocido en los tiempos antiguos, y solo se introduxo, y lo recibieron los Latinos, ó Occidentales muchos siglos despues de S. Nicolás. Lo que conocerá facilmente qualquiera que esté medianamente instruído en la Historia, y Disciplina Eclesiástica. Esto es lo que me ha parecido advertir de paso acerca de las Imágenes, y Pinturas del esclarecido Prelado S. Nicolás.

7 Por lo que respeta á las Imágenes de S. Ambrosio, es necesario advertir, que le pintan con una colmena; lo que sin duda se ha tomado de lo que la Iglesia refiere de él en su rezo, colmo muy digno de observacion, ??? con estas palabras: En la boca de este niño, dicen haberse puesto un enxambre de abejas, lo que daba á entender su divina eloqüencia. Pero no quisiera que esto se entendiese, de suerte que sospechase alguno, que S. Ambrosio solamente fué suave, y melifluo, y en ningúna manera acre, y fuerte; lo que manifestó bastante, no solo con hechos, sí tambien con palabras, siempre que lo pidió la ocasion. Porque en su tiempo (omitiendo otras cosas) Simaco Romano, hombre eloqüente, escribió una larga Apología á favor del Altar de la Victoria, pretendiendo que debia colocársela en el lugar donde antes estaba, y venerarse conforme antes se hacía: á que respondió S. Ambrosio con tanto nervio, y elegancia, que se llevó tras sí las aclamaciones de los eruditos, como lo dan bastante á entender aquellos versos:

Dicendi palmam Victoria tollit amico:

Transit ad Ambrosium: plus favet ira Deæ.

8 Juan Molano, Autor siempre digno de alabanza, afirma constantemente, ó lo supone, que en algunas partes suelen pintar á S. Ambrosio con un azote en la mano (1570), de que dá varias razones el mismo Autor. La primera, por su ingenua libertad en hablar, con que ni aun perdonó al Emperador Theodosio: la otra, por haber desterrado enteramente de la Italia á los Arrianos; á la manera que Jesu-Christo había echado antiguamente del Templo á los que compraban, y vendian. Y la tercera, que acaso es la mas verisimil, en memoria del beneficio que hizo el Santo á los Milaneses, por la victoria que consiguieron el año de I338. Pero todo esto no está generalmente recibido: y así no es menester detenernos mucho en confirmarlo. Esto es lo que me ha parecido digno de alguna nota, quanto á la Imágen de ??? S. Ambrosio. Por lo que respeta á la Pintura de la Concepción de la Santísima Virgen, hemos tratado ya de ella arriba, en el lib. 4. cap. 2.




EL PINTOR CHRISTIANO Y ERUDITO-Juan Interián de Ayala - CAPITULO II.